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Etiqueta: partidos políticos

¿Qué hacer? Una reflexión sobre la izquierda política hoy

Vladimir de la Cruz

Considerando a la izquierda política como aquellos movimientos sociales, o partidos políticos, que de una u otra manera se autoproclaman representantes de los sectores populares, frente a los sectores oligárquicos o políticamente dominantes, en el contexto de una sociedad política, y económicamente dividida en clases sociales, se puede afirmar que la izquierda costarricense surgió a finales del siglo XIX, al calor también de la influencia que empezó a tener la información sobre los movimientos anarquistas, socialistas y comunistas que estaban surgiendo internacionalmente, de lo que se tenía noticia, así como de las luchas sociales y populares del movimiento obrero y sindical organizado, que también empezó a repercutir en el país.

La clave de la definición de la izquierda fue la lucha por el poder popular, por el poder político en manos de la clase obrera, en su versión más clásica, y la instauración de un sistema político superior al capitalismo, llamado socialismo, como antesala al comunismo o la sociedad comunista. Para lograr este objetivo todo espacio político era aprovechable, especialmente la lucha organizada de la clase trabajadora y los espacios parlamentarios que se pudieran obtener.

La izquierda costarricense históricamente así la podemos representar, en distintas etapas o momentos históricos, y desde distintos ángulos de análisis.

Así, durante el período liberal, finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la izquierda se puede representar, en el plano político, en la figura de Félix Arcadio Montero, el último Rector de la Universidad de Santo Tomás, que hacia 1886, frente al movimiento liberal, que hacía que sus miembros se identificaran con el “partido liberal”, cuando aún no habían surgido los partidos políticos, impulsó un partido de obreros, trabajadores y artesanos, distinguiendo de esa manera los dos grandes grupos sociales, y políticos, de la sociedad costarricense, al tiempo en que ya se habían desarrollado, desde 1874, las Sociedades de Artesanos, Sociedades de Trabajadores y Sociedades de Obreros, que eran claramente clasistas en las cuales solo podían organizarse Artesanos, Trabajadores y Obreros, período en el que empezó a surgir con una intensa prensa social una clara “conciencia social de clase”.

A partir de 1890 cuando surgieron los partidos políticos, tal y como los conocemos hoy, y mediante los cuales solo por medio de ellos se podía aspirar a puestos de elección popular, Félix Arcadio Montero organizó el Partido Independiente Demócrata, con una definición más clasista, convocando a sus filas a los chaquetas, descamisados y descalzos, obligando a que los partidos oligárquicos de esos años crearan, bajo sus banderas, Clubes de Obreros, Clubes de Artesanos y Clubes de Trabajadores, con el propósito de atraer sus filas a los trabajadores, obreros y artesanos.

En ese final de siglo los trabajadores eligieron diputados que se identificaban con ellos en general. Así fueron electos Félix Arcadio Montero, Faustino Montes de Oca, ambos por el Partido Independiente Demócrata y Víctor Gólcher, por uno de los partidos liberales.

Su planteamiento político descansaba en que desde el Congreso se podían hacer leyes que beneficiaran a los trabajadores en general. No había una clara concepción de la toma del poder para la clase trabajadora. Su preocupación fue elegir diputados.

Esta tesis se conoce como la lucha política parlamentarista, donde se concentra toda la atención en el papel de los discursos parlamentarios promoviendo leyes o enfrentando posiciones, sin vincular esa acción legislativa a la lucha por el poder político para la clase o clases trabajadoras.

A principios del siglo XX surgieron las ligas de obreros y los sindicatos, tal y como los conocemos hoy. Huelgas se dieron en el siglo XIX y desde principios del siglo XX.

En la década de 1910 hubo diputados representantes de los trabajadores como Aristides Montero Segura, hijo de Félix Arcadio Montero. En 1905 se fundó la primera Federación de Trabajadores y, en 1913, la primera Confederación General de Trabajadores, impulsando niveles más altos de organización y de lucha. El Centro de Estudios Germinal, impulsado por Omar Dengo, Joaquín García Monge, Carmen Lyra, José María Zeledón Brenes fue clave en este fortalecimiento del movimiento obrero, que ese mismo año, 1913, empezó a celebrar el Día Internacional de los Trabajadores, el 1 de mayo, a la par de la celebración de la rendición de William Walker, que originaba el día feriado.

La sociedad costarricense se había transformado. Había un desarrollo urbano pujante y un desarrollo industrial que marcaba el inicio del capitalismo en el país, a la par de un capitalismo agrario en marcha con las inversiones extranjeras en banano especialmente. Era el inicio de la época del imperialismo y de la política del Gran Garrote de los Estados Unidos.

Para las elecciones de 1913 participaron tres partidos obreros, el partido Obrero en Limón, el partido Obrero en Grecia y el partido Obrero en San José. Estas tres ciudades concentraban importantes grupos de obreros y trabajadores, agrícolas e industriales.

Las ideas anarquistas, socialistas y comunistas habían llegado a Costa Rica desde finales del siglo XIX. Las socialcristianas también con la Encíclica Rerum Novarum. Hasta aquí no había un planteamiento local de la toma del poder para la clase trabajadora.

Fue el Dr. Aniceto Montero, quien había estudiado en Europa y se había ligado a la Asociación Internacional de Trabajadores, la II Internacional, y al movimiento político de los bolcheviques dirigido por Lenin, quien a partir de 1917 intenta fundar un partido Socialista leninista, impulsor de la lucha de clases sosteniendo que la clase obrera debía gobernar y dirigir el país, y propiciando como modelo de nueva democracia y más amplia la Dictadura del Proletariado. Aniceto fue el antecedente político más importante al Partido Comunista, que se funda en 1931.

En el período legislativo 1920-1924 uno de los fundadores del Centro Germinal, José María Zeledón fue diputado.

Durante esos años hasta la muerte de Lenin en 1924, impulsó las ideas comunistas y la idea de la Dictadura del Proletariado como un concepto de una democracia superior a la existente, en tanto representaba más ampliamente a la sociedad costarricense en todos sus trabajadores, mientras para él los gobiernos hasta entonces existentes era de grupos oligárquicos.

En esos días Farabundo Martí, que había pasado por Costa Rica, en 1919, funda el partido Comunista de Centro América, en 1920. La Revolución Rusa provocaba en Europa levantamientos populares en distintos países y regiones.

Frente al movimiento Socialista del Dr. Aniceto Montero surgió el Partido Reformista de Jorge Volio, que lo eligió diputado, junto a Julio Padilla, en la década de 1920 y con ellos se logró materializar la lucha de la Ley de Accidentes de Trabajo en 1925, que se venía luchando desde 1908. En 1922 Vicente Sáenz fundó un Partido llamado Progresista, y en 1935 el Partido Socialista Costarricense. Otras expresiones partidarias a finales de la década de 1920 fueron la sección costarricense del APRA, “Alianza Popular Revolucionarias Americana”, de Víctor Raúl Haya de la Torre. Igualmente importantes fueron la Confederación Obrera Centroamericana desde 1914, la Confederación Obrera Panamericana, en cuya fundación en 1919 estuvo Joaquín García Monge, representando al movimiento obrero costarricense. Se intentó fundar el Partido de Unión de Centro y Sur América y las Antillas, en 1927. En ese período había fuertes movimiento unionistas centroamericanos.

En el segundo lustro de la década de 1920, en los años de 1925 a 1930, se dieron diversos grupos y movimientos políticos de izquierda que no participaron en elecciones, hasta que en las elecciones de medio período, de 1930, se inscribió el Partido Alianza de Obreros, Campesinos e Intelectuales que impulsó sin éxito electoral la candidatura a diputado de Joaquín García Monge, la de Ricardo Moreno Cañas y la de Alejandro Montero Segura, hijo de Félix Arcadio, entre otras candidaturas.

En junio de 1931, en medio de la crisis de la gran depresión se fundó el Partido Comunista de Costa Rica que, a partir de ese año hasta 1948, pasó a representar a la clase trabajadora nacional y a hacerse abanderado de la lucha por el socialismo y comunismo en el país, con gran sentido de la realidad, entendiendo que eso no era posible hasta que en la mayoría de los países del mundo y en las sociedades avanzadas, como la de Estados Unidos, ese proceso no estuviera en marcha, lo que se ha llamado el “comunismo a la tica”, que impulsó el Partido Comunista de Costa Rica, con su principal líder Manuel Mora Valverde.

Su preocupación política fundamental, desde entonces fue, al igual que los partidos políticos que levantaron la representación popular, fue meramente parlamentarista, es decir llegar con diputados al Congreso o a la Asamblea Legislativa, para desde allí impulsar o contribuir a impulsar legislación social, y reformas sociales y políticas avanzadas para el Estado y a sociedad costarricense. Ir avanzando en un fuerte conciencia social y política. No hubo en términos reales una propuesta de toma del poder para la clase trabajadora, ni siquiera como lucha política, más allá de así declararlo en determinados documentos políticos.

El Partido Comunista se hizo heredero directo de las luchas obreras y sus organizaciones sociales, especialmente de la Unión General de Trabajadores, que le sirvió de base de crecimiento en el período de la Gran Depresión, 1931-1934 y hasta 1938.

A partir de 1934 hasta 1948 el Partido Comunista eligió sus diputados. En la elección de 1939 se constituyó en la segunda fuerza política electoral, con un 9% de votación a su favor. El éxito de su crecimiento, entre otros elementos estaba que alrededor de las luchas parlamentarias movilizaban sectores populares en su apoyo. Los años duros de la II Guerra Mundial facilitaron la alianza en el gobierno del Dr. Rafael Angel Calderón Guardia, del gobierno, la Iglesia Católica encabezada por Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez y el Partido Comunista, dirigido por Manuel Mora Valverde, alianza que condujo al cambio de nombre del Partido Comunista por Partido Vanguardia Popular y a la Coalición política Bloque de la Victoria, para las elecciones de 1944 entre estas fuerzas postulando a Teodoro Picado Michalski a la Presidencia de la República, sin que Vanguardia Popular tuviera un solo ministerio en su gabinete.

La izquierda socialista, así puesto, no ha tenido experiencia de ejercer gobierno. Ha tenido la experiencia de participar en procesos electorales, especialmente desde 1934 hasta 1948 y partir de 1970.

En el período de la Segunda República hasta 1975 el Partido Comunista, o Vanguardia Popular, estuvo formalmente ilegalizado, sin posibilidad de participar directamente en elecciones. En 1962 apoyó al Partido Acción Democrática Popular que eligió a Julio Suñol Leal. A partir de 1970 eligió a Manuel Mora Valverde y a Marcial Aguiluz Orellana, momento a partir del cual se crearon las condiciones para eliminar las restricciones constitucionales y legales que existían sobre su participación electoral. Para este momento, habían surgido en el país otras fuerzas políticas de izquierda, el Partido Revolucionario Auténtico, el Movimiento Revolucionario del Pueblo y el Partido Socialista Costarricense, que empezaron a participar en elecciones. En 1974 el Partido Socialista lanzó su consigna “¡El pueblo al poder! ¡Tiemblen ricos! Ese año bajo el liderazgo de Rodolfo Cerdas Cruz, un excomunista, se fundó el Frente Popular que lo llevó a la Asamblea Legislativa. Y en 1978 estas fuerzas se coaligaron con Vanguardia Popular en Pueblo Unido, llegando a elegir en 1982 a cuatro diputados. Pueblo Unido fue un esfuerzo muy importante de unidad política, que quiso ampliarse a sectores progresistas e independientes de la social democracia y el socialcristianismo.

Las elecciones, como mecanismo de participación popular, solo conducen a la toma del gobierno y a la representación parlamentaria y municipal. No estrictamente a la toma del poder político como palanca del poder estatal.

Ni siquiera en la alianza política de 1943 para impulsar y aprobar la Reforma Social de la Garantías Sociales y del Código de Trabajo, se logró que el Partido Comunista, ya llamado Vanguardia Popular, como resultado de esa alianza, obtuviera un Ministerio, en el final del gobierno de Calderón Guardia, 1943-1944, o en el de Teodoro Picado, 1944-1948, que resultó de la coalición Bloque de la Victoria, en 1944, ni siquiera para dirigir la Secretaría de Trabajo.

Cuando ha habido ministros de izquierda o de tradición comunista en el período posterior de 1948, como fue el Dr. Arnoldo Mora Rodríguez, quien había sido militante del Partido Socialista Costarricense, Ministro de Cultura del Gobierno de José María Figueres, 1994-1998, o de Patricia Mora Castellanos, militante de Vanguardia Popular, de Fuerza Democrática y del Frente Amplio, que fue Ministra de la Mujer, en el gobierno de Carlos Alvarado Quesada, 2018-2022, ninguno de ellos resultó de una alianza política de sus Partidos con los partidos gobernantes, Liberación Nacional o Acción Ciudadana. Fueron escogidos literalmente a dedo, por méritos personales o reconocimientos políticos pero no por pactos o alianzas estratégicas de los partidos políticos. Fueron circunstancias particulares que los llevaron a esas alturas del poder políticos expresado en el Gobierno. Arnoldo Mora fue ministro los cuatro años de gobierno. Patricia Mora ministra casi tres años de gobierno porque renunció al mismo con motivo de las reformas retrógradas que impulsaba el gobierno de Carlos Alvarado, con las cuales no estaba de acuerdo.

Los partidos de izquierda, el Socialista Costarricense había sufrido una crisis divisoria a finales de la década de 1970 que se agudizó a inicios de la década de 1980, provocando su desaparición. El Movimiento Revolucionario del Pueblo igualmente desapareció en esta década. El Partido Vanguardia Popular tuvo su dramática crisis divisoria a mediados de la década de 1980, divisiones que afectaron a todos los movimientos sociales y sindicales del país, provocando en mucho su debilitamiento actual.

Las grandes luchas populares de 1970, contra la ALCOA, contra el Combo del ICE en el año 2000 o contra el TLC, en el 2006 y 2007 tuvieron otros resortes, que contribuyeron a las grandes movilizaciones, que a su alrededor se realizaron. En las tres luchas había diputados activos que se convertían en los elementos aglutinadores de las movilizaciones populares que se hacían a favor de las luchas que ellos daban en la Asamblea Legislativa. Ese fue un factor determinante. Había movimientos estudiantiles activos, que se movilizaban políticamente desde la izquierda. Había sindicatos con importante influencia de la izquierda que también se movilizaron. Hoy, por ejemplo, los sindicatos del ICE, de la CCSS, del INS, del BPDC, del sector bancario y de las instituciones públicas casi no se sienten frente a las amenazas que existen contra esas instituciones y contra sus sectores laborales, por los despidos que se están realizando. Los sindicatos magisteriales han perdido mucho su capacidad de combate, ni siquiera en defensa de su sistema de pensiones. Los sindicatos no se sienten frente al congelamiento de salarios de casi cinco años que existe proyectado para los próximos cuatro años. Ninguna lucha social, después de TLC, se ha realizado apoyando gestión legislativa alguna.

Electoralmente ha habido un ciclo de subibajas parlamentarias, especialmente con la participación del Frente Amplio desde el 2006, sin que alrededor de sus diputados igualmente se haya hecho alguna movilización popular trascendente. El Partido Acción Ciudadana tampoco sirvió para fortalecer parlamentariamente luchas o movilizaciones. Su segundo gobierno fue un retroceso institucional en el país. Los diputados de estos partidos en estos años poca memoria afirmaron en el colectivo social. Los actuales diputados del Frente Amplio se distinguen como parlamentarios, pero sin arraigo fuera del recinto parlamentario. Con simpatías políticas sobre su ejercicio parlamentario, pero sin luchas alrededor de las cuales se les aglutinen sectores movilizados. Los grupos de orientación trotskista se mantienen activos, pero alejados de la organización y las luchas populares, con un visión de poder político sin ningún planteamiento real y posible de alianzas con otros grupos.

Frente a la elecciones próximas, las de febrero del próximo año, la militancia histórica de lo que fue la izquierda carece de una alternativa política real y posible. Hay discusiones de exmilitantes de aquellos partidos en que se plantean la posibilidad, que ya no existe, de formar un partido político. El escenario electoral ya está marcado. No hay posibilidad alguna de impulsar la inscripción de otro partido. Todavía no se ha señalado por el Tribunal Supremo de Elecciones cuáles son en definitiva los partidos inscritos. Parte de esta izquierda, sin militancia partidaria, discute si votar por el Frente Amplio o por el esfuerzo que está haciendo Acción Ciudadana de lanzar candidata presidencial. Con grandes dudas se realiza este debate y sin precisión de candidatos.

¿Frente a las elecciones próximas qué es lo que se está jugando? Esta es la pregunta principal. ¿La posibilidad de que el gobierno de Rodrigo Chaves Robles continúe con otro candidato y otro partido político? Este es el principal reto político nacional que existe. Esta es la realidad que no se está apreciando bien por esta izquierda política.

Frente a este peligro real el escenario que se está levantado es con los candidatos Álvaro Ramos de Liberación Nacional, de Claudio Alpízar de Esperanza Nacional, de Juan Carlos Hidalgo de la Unidad Social Cristiana, de Eli Feinzaig del Liberal Progresista, de Fabricio Alvarado de Nueva República. Por ahora no hay otros candidatos ni otras alternativas políticas, que permitan ir viendo hacia dónde van las procesiones de febrero.

Frente a las elecciones de febrero se juega la democracia política, la democracia institucional, el Estado de Derecho y la división de poderes, el Estado Social de Derecho, las Garantías Sociales a las que les quieren aplicar la guillotina, la jornada de trabajo 4-3, los sistemas de pensiones, el aumento de la edad de retiro para pensionarse, el traslado del pago del ROP hasta la edad de 115 años lo cual es un absurdo y un sin sentido, el debilitamiento mayor de la educación y salud pública, el aumento del desempleo, del trabajo informal, de los bajos salarios, el mayor incremento de la criminalidad, del narco estado y del narco gobierno de continuar el actual. Se juega la Soberanía Nacional, la Independencia Nacional y el régimen de libertades y derechos de los costarricenses. Esta es la realidad.

Frente a las elecciones de febrero próximo ya no hay posibilidad de realizar coaliciones políticas electorales. Todos los partidos van por la libre. Todos los ciudadanos “al garete”, a la deriva, sin control ni orientación política, lo que conduce a fortalecer el caos y desorden de la proyección posible del actual gobierno.

Recordemos que en Costa Rica no se puede reelegir un presidente. El presidente Chaves no se puede reelegir. Pero sí se puede reelegir un partido político. Se han reelecto los partidos Liberación Nacional, la Unidad Social Cristiana y Acción Ciudadana. En el ambiente político actual bien puede elegirse el candidato al que el presidente Rodrigo Chaves le dé el visto bueno y lo apoye para su elección. Esta es una realidad. No hay que engañarse, ni hacer la del avestruz.

Rodrigo Chaves, que había quedado de segundo en las elecciones de febrero del 2022, ganó porque electorado no votó por Liberación Nacional y especialmente por José María Figueres. Apostaron a una nueva cara y a un discurso que se ha afirmado más en la gestión de gobierno de Rodrigo Chaves, que es el discurso antisistema, anti todos los partidos políticos, anti todos los políticos, anti todos los que ha gobernado, anti todos los diputados actuales exceptuando a los que apoyan el presidente Chaves, el discurso de hacerse ver como el presidente de todos los costarricenses, de todos los trabajadores, de todos los excluidos y marginados socialmente, que todas esas fuerzas no lo dejan gobernar. Este discurso en Chaves sigue siendo válido. Lo recoge en cierta forma la simpatía y reconocimiento que tiene en las encuestas, que sus opositores, líderes y partidos no quieren ver bien ni analizar correctamente.

¿Y si como puede suceder Rodrigo Chaves se lanza a diputado en agosto? El escenario político va a cambiar. La lucha por las diputaciones va a ser lo más importante. Rodrigo Chaves candidato a diputado va a tener su propia fuerza. El partido que lo postule va a sacar sus diputados, no los 40 que Chaves dice que deben nombrarse nuevos, pero sí una importante mayoría. El partido que postule a Chaves tendrá igualmente mayor posibilidad de ir a finales en caso de una segunda ronda.

La izquierda debe recordar que en determinados escenarios hay que tomar decisiones importantes. Sin alternativa electoral, el partido Vanguardia Popular, en 1958 llamó a votar por Mario Echandi, bajo el concepto de “la oposición triunfará”, y en 1966 llamó a votar por Daniel Oduber de Liberación Nacional, que los había puesto fuera de la Ley y que en el gobierno de Francisco Orlich ilegalizó el Semanario Adelante.

El gobierno de José Joaquín Trejos Fernández, apoyado por Liberación Nacional y José Figueres, nombraron a Manuel Mora Agente Comercial de Costa Rica para vender café y azúcar en los países socialistas, ante la crisis que tenía el país, lo que facilitó a pesar de la ilegalidad electoral al Bloque de Obreros en 1969, de la participación electoral del Partido Acción Socialista en 1970 que eligió a Manuel Mora y a Marcial Aguiluz, y la apertura de relaciones diplomáticas en el gobierno de Figueres, 1970-1974, con los países socialistas. Esta es la realidad política.

El partido Liberación Nacional especialmente tenía en su seno “sectores” de izquierda, progresistas y democráticos. También los había en otros partidos, así como había “independientes” de izquierda. Hoy estos “sectores” de izquierda no se tienen con claridad en esos partidos. ¿Pero los hay todavía democráticos? Esa es una lucha que no se da abiertamente en esos partidos. Pareciera que predominan los sectores conservadores y de la derecha política, alineados con la situación internacional dominante. La “izquierda” hoy es más variada y poco definida.

Para mí, la lucha electoral del 2026, de los próximos diez meses, estará centrada en la necesidad de preservar el desarrollo democrático nacional e institucional y los derechos sociales y laborales. Esta es la clave para definir el rumbo para ir a votar.

¿Un buen partido o un buen candidato?

Foto: Gerardo Iglesias

Justicia social: una necesidad urgente y tangible

Frank Ulloa Royo*

Por una sociedad justa, primero los olvidados”. Este es el principio que nos recuerda que una sociedad no puede prosperar mientras existan sectores marginados, excluidos de los derechos y oportunidades que deberían ser universales. Por ello requerimos partidos que luchen por la justicia social.

En Costa Rica, pionero en la construcción de un Estado social en la región, la lucha por la justicia social debe renovarse con fuerza, especialmente en un contexto donde las desigualdades persisten y nuevas amenazas emergen.

Pero, ¿acaso podemos encontrar un partido político verdaderamente comprometido con la justicia social? Si lo hiciéramos, ojalá fuese más que una estructura electoral; ojalá fuera un partido capaz de convertirse en un amplificador para las voces de los excluidos.

Las ruedas de la historia

Los movimientos sociales, que históricamente han sido el motor de las grandes transformaciones, deben ocupar un lugar central en ese proyecto. Desde los sindicatos que en 1942 lucharon por las garantías sociales, hasta las organizaciones comunitarias que hoy defienden el acceso a la salud, la educación y el medio ambiente, estas voces representan hoy la esencia de la justicia social.

Incorporarlas no es solo un acto de inclusión, sino una estrategia para construir políticas públicas que respondan a las necesidades reales de la población.

En el próximo proceso electoral es imperativo que estas voces olvidadas tengan un espacio propio, esto es, un partido en el cual la justicia social ocupe un lugar central en sus propuestas, que sea el puente entre los movimientos sociales y el poder político, articulando demandas históricas y contemporáneas.

La seguridad social, la educación gratuita y de calidad, el trabajo digno y la convivencia pacífica no son solo derechos, sino ejes fundamentales para construir una sociedad más equitativa.

Además, ese partido debería señalar nuevas demandas como la equidad de género, la sostenibilidad ambiental y la inclusión de comunidades históricamente marginadas, como los pueblos indígenas y las personas migrantes.

La justicia social no es un destino, sino un camino

Es una búsqueda constante que requiere organización, compromiso y valentía. “Por una sociedad justa, primero los olvidados” no es solo un lema, es un llamado a la acción, es una invitación a construir un país donde nadie quede atrás, donde cada persona tenga la oportunidad de vivir con dignidad y donde la solidaridad sea el principio rector de nuestras decisiones colectivas.

La lucha continúa, y es nuestra responsabilidad mantenerla viva. No perdamos la esperanza a pesar de los nubarrones de este verano.

Para enfrentar la nueva demagogia no basta un buen candidato o una persona decente, se requiere de un movimiento social transformador que impulse la justicia social en una nueva alianza nacional por la vida.

*Fuente: Rel UITA.

Politólogo alajuelense aspira a la Vicepresidencia Nacional de Juventudes por el PUSC

Ihann Paniagua Porras, politólogo alajuelense graduado de la Universidad de Costa Rica y asesor legislativo, lanzó oficialmente su candidatura a la Vicepresidencia Nacional de Juventudes del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), de cara a las elecciones internas del próximo 27 de abril.

Durante su discurso, Paniagua centró su mensaje en los retos que enfrenta la juventud costarricense, entre ellos el desempleo, la falta de acceso a la educación superior y la desconexión entre el sistema educativo y las necesidades del mercado laboral.

“Hablar de juventud en Costa Rica es hablar de potencial, de talento, de ganas de salir adelante, pero también es hablar de desafíos”, afirmó. “Muchos jóvenes sienten que el sistema no los escucha, que la educación no está conectada con el mundo actual, y que conseguir una oportunidad digna se vuelve cada vez más difícil”.

Con una visión renovadora desde lo que denomina la nueva unidad, Paniagua propone impulsar una agenda política que coloque a los jóvenes en el centro del desarrollo del país, promoviendo políticas públicas que faciliten el acceso a la educación técnica y universitaria, apoyen el emprendimiento juvenil y garanticen un primer empleo digno.

“Proponemos una Costa Rica donde la educación esté alineada con el presente y el futuro. Donde el primer empleo deje de ser un privilegio para convertirse en un derecho accesible. Queremos oportunidades, sí, pero también queremos confianza”.

Paniagua destacó además el papel que el PUSC debe jugar en la construcción de una alternativa sólida de gobierno para las elecciones nacionales de 2026, asegurando que su generación está lista para asumir responsabilidades con seriedad y liderazgo.

“Sabemos que gobernar no es improvisar: es escuchar, planificar y actuar con valentía. Nosotros sí tenemos la experiencia y la visión para transformar”, aseguró.

Finalmente, hizo un llamado a la militancia socialcristiana a respaldar su papeleta este 27 de abril, marcada con el número 10, reiterando su compromiso con una juventud que no solo exige ser escuchada, sino que está preparada para liderar.

Entre la fuerza del Ejecutivo y la debilidad del sistema

José Rafael Quesada J.
Movimiento Humanista

La política de nuestro país atraviesa un momento definitorio y pareciera crucial. Los partidos políticos, que fueron pilares de un sistema democrático que parece cansado, lucen hoy fragmentados, sin liderazgo claro, ni capacidad de conexión con una ciudadanía cada vez más desencantada. En este medio vacío, ha emergido con fuerza un gobernante que no solo goza de apoyo popular sólido, sino que ha hecho de la confrontación con las estructuras e instituciones tradicionales, su bandera principal.

Este presidente y su escudería, cuya figura divide, pero no deja indiferente a la gente de todos los niveles, ha logrado interpretar de alguna forma el hartazgo con las instituciones que, en teoría deberían proteger y servir a los destinatarios de sus servicios, pero que en la práctica responden a intereses muy opacos, burocracias inamovibles y una élite política que juega a la democracia sin consecuencias reales para su ineficiencia y corrupción.

La oposición está lejos de construir una alternativa programática o ética y ha optado por tácticas usadas en otras naciones, como buscar en el Poder Judicial y en el Ministerio Público las herramientas para frenar el liderazgo duro del Ejecutivo. No utiliza el ejercicio saludable del contrapeso sino una lógica de resistencia partidista contra todo tipo de cambios y muy a menudo sin legitimidad ni transparencia. Las acusaciones cruzadas, las filtraciones en los medios a la medida, las investigaciones selectivas (olvidando las muy graves del pasado cercano), y los fallos judiciales con aroma político, no han hecho sino aumentar la desconfianza de la ciudadanía en las instituciones.

Los choques entre poderes no son nuevos, pero sí adquiere en esta época un carácter o cariz particulares: no se trata solo de una disputa por el poder, sino por la dirección misma del Estado Nacional. El Ejecutivo y los nuevos medios parecen cuestionar el “status quo”, no solo en quehacer político, sino en lo administrativo, lo cultural y en lo institucional. Los nuevos liderazgos y cabezas de las instituciones del Ejecutivo, interrogan a un sistema de salud que no cura o no llega a tiempo, un sistema educativo que ya no educa y a las estructuras de seguridad que tampoco protegen.

¿Para qué sirve un Estado que no funciona para los ciudadanos comunes, sino para sus propios funcionarios o sectores con poder real?

Esta crítica conecta en lo profundo con sectores amplios de la población que, aún sin compartir todos los métodos del presidente, sí sienten -y lo expresan- que alguien por fin dice lo que muchos piensan. La pregunta entonces no es si el gobernante tiene razón en sus diagnósticos (porque muchas veces parece tenerla), sino qué tipo de soluciones plantea al conjunto social: ¿más concentración de poder?, ¿más personalismo?, ¿menos controles?

Al mismo tiempo, la crisis de esta democracia “participativa” y nada de Democracia Real, con partidos totalmente aislados de la base social, parece una anécdota política de país pequeño; donde tenemos graves síntomas de una democracia que perdió sus canales naturales de debate, propuestas, renovación y aceptación de los cambios mundiales. Si los partidos no lograr reformarse, recuperar el diálogo con la sociedad y ofrecer opciones creíbles, están condenados a la irrelevancia. Y en ese vacío, surge la tentación de líderes fuertes o de mesianismos partidarios (todos salvadores), con discursos con poco pensamiento, se vuelve muy atractiva para la ciudadanía común.

Estamos, en suma, ante una encrucijada. Ni el inmovilismo de las instituciones ni el autoritarismo de los líderes institucionales ni de los controles, son viables a largo plazo. Se requiere una reconstrucción de profundidad o la creación de un nuevo contrato social, una nueva forma de entender la política, que ponga en el centro de la política pública a las personas reales, con sus problemas y necesidades concretas y su legítima expectativa de vivir con dignidad mínima

La fuerza del presidente puede ser un motor de cambio, pero también un riesgo si no se equilibra con instituciones legítimas y funcionales. La debilidad de los partidos es una oportunidad para refundar, pero también una amenaza por este clima político de bajo nivel opositor con características obstructivas, que aumenta su volumen con muchas acciones para judicializar la política. La ciudadanía observa, exige y- cada vez más- decide fuera de los moldes tradicionales y antiguos. Ojalá los actores políticos busquen y se ubiquen a la altura del momento histórico.

Para todo esto, un Enfoque humanista: el ser humano como centro y razón de ser.

No habrá oposición creíble, ni sociedad movilizada, ni instituciones legítimas, si el sistema sigue ignorando una verdad elemental: el ser humano debe ser el valor central, por encima del Estado, de la religión, del dinero o de cualquier interés particular. Las instituciones —sean partidos, sindicatos, iglesias o el propio gobierno— pierden sentido cuando se convierten en maquinarias de poder autorreferenciales, sordas al dolor concreto de la gente.

¿De qué sirve un Ministerio de Educación si los niños no aprenden? ¿Para qué existe un sistema de salud si las familias se endeudan para curarse? ¿Qué legitimidad tiene un sindicato que defiende privilegios de unos pocos mientras los trabajadores precarios sobreviven al día?

El Estado no es una abstracción: somos todos, hombres y mujeres de hoy y del futuro, con necesidades urgentes, sueños aplazados y promesas incumplidas. Cuando las estructuras fallan, no es solo un problema técnico, sino una traición al pacto social. La política, en su esencia, debería ser el arte de construir caminos para que la vida sea más digna, no un juego de egos entre élites desconectadas. Si las instituciones no recuperan esa brújula ética —si no recuerdan que existen para servir, no para servirse—, ninguna reforma será suficiente. La verdadera resistencia no vendrá de un partido o un discurso, sino de ciudadanos que, cansados de ser espectadores, exijan que cada decisión, cada ley, cada peso invertido, tenga un rostro humano.

Álvaro Ramos Chaves, ¿el relevo generacional de Liberación Nacional?, a la conquista del corazón y la mente de los costarricenses

Vladimir de la Cruz

El Partido Liberación Nacional realizó su proceso interno de selección de su candidato presidencial, para las elecciones de febrero del 2026.

Ese proceso fue por la vía de una convención electoral abierta, mediante la cual los ciudadanos, en primer lugar, los miembros, militantes y simpatizantes del Partido Liberación Nacional y, en segundo lugar, los que, quisieran pronunciarse sobre esos candidatos, podían acudir a las urnas y votar por alguno de ellos. El proceso en sí mismo era una validación del ejercicio del sufragio y de la democracia electoral costarricense.

Para ello programaron debates, con los cuatro candidatos que tenían, en colaboración con medios de comunicación radiales y televisivos.

Los candidatos que disputaron la candidatura presidencial fueron los diputados Gilberth Jiménez Siles y Carolina Delgado Ramírez, ambos de larga trayectoria militante en Liberación Nacional, con lo cual se les puede calificar de candidatos tradicionales, que han vivido de ese partido, se han amamantado de sus leches, de las buenas y malas épocas que ha tenido, han disfrutado de las mieles que esa pertenencia les ha dado para ocupar puestos políticos y públicos, a nombre de ese partido, para lo cual en sus momentos contaron con el apoyo de los dirigentes históricos y políticos, y de las estructuras organizativas de Liberación Nacional. Participaron también Marvin Taylor Dormond y Álvaro Ramos Chaves.

Marvin Taylor con igual compromiso que los diputados dentro de Liberación Nacional que le permitió desempeñar puestos públicos en el pasado, pero con menor presencia pública, y el más desconocido de ellos, Álvaro Ramos Chaves, sin una fuerte militancia política en Liberación Nacional, con buena experiencia en la función pública en los últimos diez años, con poca a casi ninguna militancia destacada en ese partido, pero con apoyo principalmente de sus sectores juveniles. En esencia todos los precandidatos eran caras bastante desconocidas, pero más desconocidos fueron los diputados, que evidenciaron su desconocimiento público por su mal papel parlamentario.

Liberación Nacional, como el partido más viejo de los procesos electorales de la Segunda República, 1953-2025, fundado en 1953, ha ejercido la presidencia de la República en nueve ocasiones, 1953, 1962, 1970, 1974, 1982, 1986, 1994, 2006 y 2010.

Los otros partidos que gobernaron el país, los podemos agrupar en los anti liberacionistas de los gobiernos de Mario Echandi, 1958-1962, de José Joaquín Trejos Fernández, 1966-1970 y de Rodrigo Carazo, 1978-1982, y los de la Unidad Social Cristiana, 1990, 1998, 2002. A estos se suman los dos gobiernos del partido Acción Ciudadana, 2014 y 2018, y el actual gobierno de Rodrigo Chaves Robles, que llegó a la presidencia por el partido Progreso Social Democrático.

Lo bueno y lo malo de todo el desarrollo político institucional y democrático, alcanzado en el país, desde 1953 hasta hoy, se les debe proporcionalmente al ejercicio de gobierno de estos partidos y de sus presidentes, con sus ministros y miembros de las juntas directivas que dirigen las instituciones del Estado y del Gobierno. Esa es la realidad nos guste o no. Podemos estar de acuerdo, o no, con el ejercicio de esos gobiernos, pero es lo que tenemos.

En el ejercicio de esos gobiernos ha habido presidentes, vicepresidentes, diputados y miembros de los Concejos Municipales que han constituido todo el andamiaje y entramado político nacional, de todos los partidos que han tenido oportunidad de tener esas representaciones políticas, con los ciudadanos que han representado a esos partidos, en esas instancias, dentro del engranaje del desenvolvimiento del Estado y el modelo de la economía nacional, contribuyendo con ello a su afirmación y consolidación. Representantes populares, oficialistas o no, todos contribuyen con su presencia y participación en el ejercicio de sus cargos, con el desarrollo democrático nacional y con el desarrollo económico que se impulsa, que es como una autopista de la cual pareciera no nos podemos salir.

Cuando acudimos a un proceso electoral es porque queremos elegir a un presidente y sus vicepresidentes, y a diputados, como será la elección de febrero del 2026, para que continúen las obras de gobierno pendientes, con sus contenidos presupuestarios, y hagan avanzar el país por nuevos derroteros, de conformidad a lo que esos gobernantes y sus partidos ofrecen a los ciudadanos en el proceso electoral buscando su apoyo. Hacia el 2026, podemos esperar que se recupere lo que se ha venido destruyendo del bienestar social, laboral e institucional, y no se afecten derechos sociales y humanos.

Con la elección del candidato de Liberación Nacional avanzamos en conocer, poco a poco, a los restantes candidatos que disputarán la conducción del país desde 2026 hasta 2030. Por ahora, los candidatos conocidos son Álvaro Ramos de Liberación Nacional, Juan Carlos Hidalgo de la Unidad Social Cristiana, Claudio Alpízar Otoya de Esperanza Nacional, Fernando Zamora de Nueva Generación, Eli Feinzaig del partido Liberal Progresista y Fabricio Alvarado de Nueva República.

El partido Unidad Social Cristiana iba a realizar un proceso de convención cerrada que no se materializó por la renuncia de uno de sus precandidatos. Los partidos Acción Ciudadana y Frente Amplio han anunciado procesos de convención cerrados para la escogencia de sus candidatos. Los demás partidos lo harán por la vía de los acuerdos de sus Asambleas Nacionales, que es lo que se establece en los estatutos de esos partidos.

Cuando analistas y personas han opinado de la convención de Liberación Nacional se han detenido en el bajo número de votantes o participantes, lo que no es relevante considerando que es el único partido que consultó, en todo el país, a los ciudadanos por sus candidatos, logrando un resultado para este momento, mientras los otros partidos NO tendrán una consulta similar, o sus candidatos serán escogidos por 70 personas que son las que constituyen la Asamblea Nacional de los partidos políticos.

Cuando se compara la convención de Liberación Nacional con sus anteriores convenciones, tampoco es relevante. Lo que de esta convención es relevante es que Liberación Nacional sigue siendo el mayor de los partidos políticos existentes, y que la convención le ha dado oportunidad de valorar sus regiones más fuertes y las más débiles. La convención le ha permitido organizar a sus principales activistas, afiliados y simpatizantes y “aceitarlos” y organizarlos hacia el proceso electoral del 2026.

La Convención en el tratamiento que le dieron en los debates organizados no fue bien tratada. La Convención era para escoger el candidato presidencial, no para discutir los problemas internos de Liberación Nacional.

Los conductores de los programas y dos de los precandidatos, Carolina y Gilberth, se dedicaron a cómo podían, a atacar a su propio partido y a sus dirigentes históricos que les dieron de mamar, y bastante. Parecían más enemigos internos de sus propios partidos, y de sus padres putativos políticos, que contrincantes del gobierno al que hay que sustituir.

Con todo respeto lo digo: Carolina Delgado parecía la Yegua de Troya y Gilberth Jiménez el Burro de Troya, ambos despedazando su propio partido ante el público que esperaba perspectivas y acciones políticas hacia el futuro gobierno que podían ellos representar. El pleito que se tenían era contra dirigentes actuales y pasados de Liberación Nacional y criticando a Álvaro Ramos por los dirigentes que le apoyaban. Carolina se dejó decir que, con ella, si ganaba, Liberación Nacional desaparecería. El discurso de Rodrigo Chaves Robles contra Liberación Nacional y sus principales dirigentes históricos cobraba forma en estas gargantas profundas del gobierno chavista en las entrañas de Liberación Nacional. Se desnudaban en cámara como chavistas o representantes del discurso chavista anti liberacionista en el seno mismo de Liberación Nacional.

Desde el punto de vista democrático electoral y nacional no se discute la escogencia de candidatos por la vía de una convención o una asamblea nacional de partido. Son iguales formalmente en la papeleta que se le presenta a los electores.

Al interior de Liberación Nacional son iguales todos los militantes de Liberación Nacional, los viejos y nuevos militantes. Los dirigentes históricos de Liberación Nacional ya fallecieron. Viejos dirigentes que emergieron en la vida de ese partido a partir de la década de 1970 todavía existen y tienen su valor. Nadie sensato, políticamente, podría negar que Oscar Arias Sánchez salvó a Liberación Nacional en las elecciones del 2006, dándole vida y proyectando el partido al gobierno de Laura Chinchilla en el 2010.

La crisis de la dirigencia y la derrota de los candidatos de Liberación Nacional en las elecciones del 2014, 2018 y 2022, es un tema que no se ha analizado todavía correctamente. Perdieron en mucho por sus pugnas internas.

El haber ido a segundas rondas electorales, en este siglo, tampoco se ha abordado correctamente por los partidos políticos, que se han despreocupado de los electores, y de los gobiernos que se han alejado de los ciudadanos.

El desencanto producido solo ha favorecido ascensos electorales peligrosos, para la segunda ronda, como el de Fabricio Alvarado en el 2018, e improvisaciones políticas, como la del actual gobierno de Rodrigo Chaves en el 2022. Este desencanto ha favorecido las candidaturas personalistas más que las partidarias. Este peligro continúa hacia el 2026.

Con la escogencia de Álvaro Ramos se recupera la candidatura partidaria, que se combina en este caso con la candidatura personal. Los primeros pasos dados, en estos dos días, por Álvaro Ramos hacen sentir el peso del triunfo de su candidatura al interior de Liberación Nacional. La reunión con los precandidatos, con los diputados, haber logrado la unidad de la fracción, hasta hoy, alrededor de la candidatura a la Presidencia de la Asamblea Legislativa de Rodrigo Arias, es parte de estos nuevos pasos que se sienten por venir.

Mi impresión es que Álvaro Ramos como candidato va a “encantar” una buena parte del electorado. Es joven, inteligente, un guerrero en su vida personal de superación y auto superación. Es exitoso, es un ganador, con buen discurso, claro en sus ideas y pensamientos, preciso y concreto a la hora de expresar sus ideas y de contestar sus interrogatorios, representa un cambio generacional, es respetuoso con sus adversarios, sin odios, es decente, produce confianza. Su preocupación es unir y sumar alrededor de su candidatura. Abierto a lograr alianzas posibles electorales que se sumen a su candidatura, no bajo la forma de una coalición, que ya no hay tiempo de aprobar, con base a planteamientos programáticos básicos y políticas de gobierno a impulsar.

Con Álvaro Ramos pareciera iniciarse una nueva etapa de nuevos liderazgos en Liberación Nacional. Tiene que lidiar todavía en el interior del partido Liberación Nacional con quienes tenderán a “atraparlo”, a “imponérsele” desde las estructuras donde operan. Tiene que diseñar una nueva imaginación política nacional.

Su presencia en las encuestas empezará a lucir a partir de ahora. Los troles del gobierno ya lo están atacando lo que es una buena bandera a su favor. La única y verdadera encuesta, la que va a valer, es la del primer domingo de febrero del 2026. Álvaro Ramos ha señalado que ese es su reto, no el primer domingo de abril. Luchará por ganar, no por ser un finalista para la segunda ronda. Este es su propósito más firme. Para ello debe tener su partido a su favor. Sin Caballos, ni Burros, ni Yeguas de Troya bajándole el piso internamente. Con las instancias de dirección partidarias trabajando con él, por él y por su triunfo, unificando alrededor suyo a los alcaldes y regidores electos en todos los cantones, especialmente en los 30 que tienen gobernados. Esta es también la única y posible oportunidad de hacer surgir de nuevo a Liberación Nacional.

En los debates este tema era preocupación del interrogatorio que se le hacía a los candidatos. La convención estaba dirigida no a mejorar al partido. Era para buscar el candidato a la Presidencia. Si la Presidencia de la República resulta buena, el partido gobernante se recupera. Así es.

El reto es enfrentar la imagen de mal país que tenemos. Es dar respuestas posibles a los graves problemas que tenemos como comunidad nacional. Es pensar en el futuro de Costa Rica.

El resultado de la convención a favor de Álvaro Ramos le da insumos a favor de su candidatura. Los últimos cinco gobernantes, Oscar Arias, Laura Chinchilla, Luis Guillermo Solís, Carlos Alvarado, Rodrigo Chaves no resultaron de convenciones de sus partidos. Por ahora con la Convención electoral de Liberación Nacional, independientemente del número de votantes, Álvaro Ramos se levanta como el candidato más fuerte en el escenario político, el que tratará de ganarse el corazón y la mente de los costarricenses, el que propone la reconquista de la esperanza democrática.

Las campañas electorales hoy descansan más en las personas. Álvaro Ramos presenta cualidades para resaltar su persona. Hay que saberlo hacer sin mezquindades políticas.

El gobierno del animal de Zapote, del jaguar, está sin candidato conocido. Entre sus posibles ya se están bajando el piso entre ellos mismos. Al Jaguar mayor, su guarida se la pueden pasar al Barrio González Lahmann en cualquier momento. No deja de ser un animal peligroso, gruñón y matón como lo demostró ofendiendo a un comensal, y a su familia, en un restaurante donde llegó amenazante, ofensivo, prepotente y provocador, sintiéndose fuerte por los guardianes que le acompañaban, expertos para el pleito y la camorra. Aun así, no hay que desestimar los esfuerzos electorales que surjan y se apoyen desde la guarida de Zapote.

Cada proceso político tiene su particularidad y especificidad. El del próximo año tiene el reto de enfrentar el continuismo del actual gobierno o de cambiar de rumbo, para recuperar la democracia social que se está perdiendo.

Internamente Liberación Nacional eligió autoridades partidarias en sus estructuras organizativas, las que también tienen que sumarse alrededor de la candidatura de Álvaro Ramos, sin responder a los caciques regionales o nacionales que les apoyaron, si quieren avanzar como partido hacia las elecciones.

Álvaro Ramos en su condición de candidato presidencial tendrá peso en el partido durante este período hasta la elección de febrero. Sin embargo, no tiene peso suficiente para decidir internamente las candidaturas a diputados. Solo le da una candidatura que él puede disponer. El sindicato cantonal que se desarrolló en el interior de Liberación Nacional para escoger diputados pesa mucho para la decisión de las futuras candidaturas. Esto también le sucede a la Unidad Social Cristiana. Mucho del éxito que pueda llegar a tener Álvaro Ramos dependerá también de las candidaturas a diputados que impulse Liberación Nacional.

La campaña electoral del 2026 todavía no se ha definido en su totalidad. Puede ser que gire principalmente alrededor de las candidaturas a diputados. Si el Jaguar zapoteño se lanza de diputado así puede suceder.

Compartido con SURCOS por el autor.

Convención en solitario, de gran trascendencia

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

Fue una convención muy particular, esta del PLN, sujeta a interpretaciones. En ella, ninguno de los cuatro candidatos, tenía alguna experiencia electoral a nivel nacional, a diferencia de las dos anteriores, realizadas en el 2017 y el 2021, en que se enfrentaron personajes, que, despertaban pasiones y movían electores, en un contexto totalmente diferente al actual, donde Álvaro Ramos no tenía contrincante, ni siquiera entre los dos, muy desconocidos diputados, que, se supone, alguna experiencia política habrían de tener.

La candidatura del novel político, aún antes de oficializarse, fue percibida como muy fuerte, pues, muchos la percibimos como la respuesta, a una interrogante que demandaba una respuesta que trajera consigo, cierta esperanza. “¿Con quién podríamos enfrentar al chavismo y sus peligros, en las elecciones del año entrante?”, cavilábamos. Sentimiento que crecía, como levadura, sin hacer ruido, pero sostenidamente, por lo que se le veía entrar en la contienda democrática, como ganador inobjetable, tal y como efectivamente, sucediera.

Quienes afirman que esta convención presagia una derrota en las elecciones nacionales del 2026, pues en el pasado, fueron mucho más, los ciudadanos que acudieron a las convenciones del mismo partido, respetuosamente, les recordamos, que, en años anteriores, la situación era muy diferente a la actual. ¡Había combate! Para el año 2017, los políticos eran muy conocidas figuras relevantes, y cada voto se consideraba vital. Así, vimos enfrentarse a Álvarez Desanti con Figueres Olsen, dos toros bien bravos, acompañados por Rolando González y Sigifredo Aíza, también curtidos en procesos electorales.

Cuatro años después, en el 2021, el escenario fue similar. Esa vez, José María y Rolando Araya, también nada dóciles, midieron sus fuerzas, mientras Roberto Thompson, Carlos Ricardo Benavides y Claudio Alpízar, igualmente lograron movilizar a sectores significativos dentro del Partido Liberación Nacional.

En esas muy reñidas convenciones, los eventuales ganadores, Álvarez Desanti y Figueres Olsen, alcanzaron, con mucho esfuerzo invertido, el 45 % y el 36 % de los votos, respectivamente, evidencia de que sendas convenciones habían sido muy disputadas.

Recordadas esas circunstancias, es comprensible que el PLN atrajera, más de 400 mil partidarios, en cada una de ellas. Eran los equivalentes a clásicos del fútbol entre los equipos de La Agonía y el de Tibás, siempre a estadios llenos. A Álvaro Ramos le falló ese ingrediente; su juego fue como el de un equipo grande en afición, frente al pequeño Jicaral, casi sin aficionados.

Dadas esas circunstancias, el hecho de que ~140.000 ciudadanos, acudieran a votar en la convención del 6 de abril, es, sin duda, una cifra altamente significativa, pues la lucha fue muy desigual, además de que, la mayoría de los partidos políticos, los formales y los alquilados para la ocasión, poco a poco han ido perdiendo parte de “esa afición”, acostumbrada a glorias del pasado, que ahora está desmotivada.

El hecho relevante, de que Álvaro Ramos, joven y brillante profesional, nuevo en el escenario electoral nacional, obtuviera el porcentaje más alto jamás alcanzado, por un candidato en una convención liberacionista (¡81 %!) no solo reafirma que estuvo prácticamente solo, sino que también, la percepción generalizada de que sería el ganador, desde el momento en que se conoció su postulación, era la correcta. Aunque, también es cierto, pocos habrían apostado, que la contundencia de su triunfo sería tan amplia.

Frente a los negros nubarrones que oscurecen el cielo patrio, compatriotas preocupados por el país que se heredaría a las futuras generaciones, al fin vemos una luz al final del túnel. En Álvaro Ramos, vemos a un compatriota, virtuoso, demócrata, respetuoso, dispuesto a dar la lucha contra los que pretenden, acabar con la institucionalidad democrática, que ilustres próceres, han contribuido a forjar a través de la historia. Hacía falta un líder, y, confiamos en que, ese papel de liderazgo, con todos los méritos, lo sabrá ejercer, por medio del diálogo constante y el trato civilizado, el joven que se ha venido ganando el aprecio y el respeto, de buena parte de los costarricenses.

Conocedores de cómo se mueve la política en estos tiempos tan convulsos, escuchamos a un dirigente liberacionista, vaticinar, que seguramente la convención atraería, al menos, a 100.000 votantes. Pues, se superaron esas expectativas, y ello, está muy bien, para la gran tarea que está en juego.

¡Claro que era importante ganar, y hacerlo contundentemente!, tal y como lo logró, el candidato Ramos, pues, casi siempre el primer paso, marca el camino. Ahora, después de continuar con la organización partidaria, por medio de la realización de asambleas sectoriales y territoriales, viene la labor de consolidar la alternativa al chavismo irrespetuoso, que ha estado en constante campaña política electoral, con recursos del Estado. Campaña espuria, con el único objetivo de desprestigiar, injustamente, al Poder Judicial, al Poder Legislativo, al Tribunal Supremo de Elecciones, a la Contraloría General de la República, al Instituto Costarricense de Electricidad, a la Defensoría de los Habitantes, a los funcionarios de la Caja Costarricense del Seguro Social, a los actores culturales, a las universidades públicas, al Sistema Bancario Nacional, a los medios de prensa que no se rinden ante sus desmanes, etcétera. O sea, campaña con el único objetivo de destruir, para profundizar el caos, que sustenta el discurso populista del presidente de la República.

En la acera de enfrente, don Álvaro ha dicho tener claro que ahora viene una etapa fundamental, no solo para él como persona, sino para la Patria que le vio nacer, que se puede sintetizar, en una palabra: diálogo.

Sabe, que su consolidación como candidato, fue también producto del merecido apoyo que le dieran distinguidos ciudadanos, no liberacionistas, preocupados por ese proceso destructivo que se ha profundizado en Costa Rica, en los tres años anteriores.

Se ha de dialogar, con los compatriotas que ven, con desesperanza, como los persigue la pobreza, en casi todas las actividades. Ejemplo, la actividad agropecuaria, en desventaja con los favorecidos empresarios importadores, premiados con menores tasas impositivas. Otro sector, además del agropecuario, también castigado por el antojadizo, alto valor del colón con respecto al dólar es el de los miles de pequeños empresarios turísticos, que parecen encaminarse hacia la ruina, y que, obligados a aumentar sus tarifas, están viendo como hay sectores de turistas, que están muy incómodos por los altos costos de turistear en Costa Rica, mientras el Ministerio de Hacienda, mira hacia el otro lado.

Asimismo, las madres cabezas de hogar, urgen que se les escuche su clamor, para recuperar la asistencia que recibían sus pequeños hijos, en las Redes de Cuido que se están desmantelando, imposibilitándolas de laborar. A esos, en general, despreciados en miseria extrema, que ¡podrían llenar unas 13 veces el Estadio Nacional!, hay que asistirlos sin demora. Tareas, en fin, que habrá que complementar, con el diálogo con grupos organizados, dedicados a la atención de, los cada vez más necesitados, adultos mayores, con pensiones con cara de limosnas, que sufren hambre y abandono, y los ocupados y preocupados, por el abandono de la tarea educativa, en escuelas y colegios, que está condenando a la miseria, y a la delincuencia, a los jóvenes sin educación ni oficio, que hoy son atrapados en las garras del narcotráfico, culpable de una ola de criminalidad, nunca antes vista en el país. ¡Y ni qué decir!, del desempleo y el “empleo informal”, eufemismo que solo sirve para disimular la creciente desocupación que sufren los sin estudio, a los que se niega el principio constitucional del derecho humano a la atención sanitaria, que afecta directamente a los que se ven obligados a conseguir coloncitos, vendiendo cachivaches, para dar de comer a sus familias.

Como don Álvaro conoce, la tarea de reconstrucción es monumental, y para ella, a partir de consensos, comunidad de ideas, esfuerzos comunes, en los ámbitos políticos y sociales, se ha de forjar ese movimiento que ahora él ha de liderar, como guía, escogido como tal, gracias a sus virtudes e independencia.

Finalmente, sentimos que el hecho de haber lucido una camisa blanca, sin siquiera el color verde que algunos esperaban, no fue casual. Y lo interpretamos así, porque el ahora candidato presidencial, sabe que ha de atraer, para un diálogo franco, a personas no liberacionistas, que lo valoran como el que, con las alianzas imprescindibles, podría constituirse en el líder de una lucha vital, a favor de la democracia, del respeto a las instituciones del Estado, de la nobleza en la política, y fundamentalmente, del que, junto a costarricenses de bien, enfrentará exitosamente a los que amenazan con destruir, muchos de los logros históricos, que exhibe el Estado democrático, que tanto valoramos.

Y es que, mientras por un lado reconocemos las imperfecciones y desigualdades, que se viven y nos quieren doblegar, por otro lado, la amenaza que nos acecha, de parte de los que conspiran desde el Poder Ejecutivo, para levantar una dictadura en Costa Rica, nos impone, como un gran movimiento social y político, el deber de evitarlo, haciendo uso de las armas preferidas de los ticos de bien, como son el diálogo, el apretón de manos, los compromisos genuinos, el abrazo solidario, la reflexión, la firmeza del estadista.

7.4.2025

La Marcha sobre Roma y la Marcha sobre la Fiscalía General de la República

Vladimir de la Cruz

Benito Mussolini y Rodrigo Chaves, un paralelismo histórico.

Benito Mussolini, fue uno de los más distinguidos dirigentes políticos de Italia, y de la Europa entre guerras mundiales, 1919-1945. Llegando al poder se impuso como dictador ejerciendo autoritariamente su gobierno, como dirigente del Partido Nacional Fascista, al que se le hacen himnos, exaltaciones, y discursos personalizados hacia su figura y su conducción política.

Mussolini se desarrolló a partir de 1919 impulsando un movimiento político que lo hacía descansar en organizaciones o comités populares llamados fascios, lo que hizo que a su movimiento se le llamara fascista.

Mussolini levantó su imagen política atacando violentamente a los socialistas y comunistas italianos y europeos. Acababa de triunfar la Revolución Rusa o Bolchevique en 1917, que culminó con la constitución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, en 1922.

El impacto de la Revolución Rusa, a partir de 1917, y la constitución de la URSS, en 1922, hizo que Europa se sacudiera en levantamientos populares, y movimientos revolucionarios, tratando de implantar gobiernos populares, semejantes al Poder Soviético, bajo la forma de Comunas y movimientos revolucionarios entre 1917 y 1923.

En el interior de lo que se constituyó como la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se dieron las revoluciones que condujeron a las declaraciones de la Repúblicas Soviéticas de Ucrania en 1918-1919, de Lituania y Bielorrusia, en 1918-1919, de Letonia, en 1918-1920, el establecimiento de la Comuna del Pueblo Trabajador de Estonia, en 1918-1920 y la República Socialista de los Trabajadores de Finlandia, en 1918.

Como ola revolucionaria se dieron también el Biennio Rosso en Italia, el alzamiento de Pascua en Irlanda, el republicanismo radical en Grecia, con la batalla de Dumlupinar, que hizo que el rey Constantino I abdicara, aboliéndose la monarquía y estableciéndose la República Helénica en 1924.

También en Francia se impuso la Tercera República Francesa. España, por su parte, se sacudía en huelgas, entre 1916 y 1922 lo que condujo a la dictadura de Miguel Primo de Rivera hasta el establecimiento de la República Española en 1931.

En Egipto y Sudán se sacudían, en 1919, de la ocupación británica, independizándose Egipto en 1922. En Irak hubo, en 1920, movimientos contra la ocupación inglesa.

También se dieron los movimientos políticos que condujeron a la República Socialista Soviética de Persia, 1920-1921, la Semana Roja en los Países Bajos, en 1918.

Alemania fue sacudida por las Repúblicas Soviéticas de Baviera, 1918-1919, de Sajonia, 1918-1919, de Bremen, 1919, el levantamiento del Ruhr en 1920, el Levantamiento de Hamburgo en 1923. En Hungría se dio la Revolución Húngara que impuso la República Soviética Húngara en 1919 y la Eslovaca en 1919. En Georgia se dio un golpe de Estado en 1920 y en Polonia se impuso un Comité Revolucionario Polaco Provisional, en 1920.

De la misma manera, hubo una serie de movimientos insurreccionales y contrarrevolucionarios contra la URSS, entre 1917 y 1924, en Ucrania, el Cáucaso, Georgia, Polonia.

En Italia, el Biennio Rosso fue el periodo de las luchas populares que se dieron en el norte de Italia, en Turín, Liguria y otras ciudades y regiones, por los Consejos de Fábricas, bajo la dirección de anarquistas, anarcosindicalistas, del Partido Socialista de Italia, entre 1919 y 1920, y el Partido Comunista italiano a partir de 1921, que hizo que la clase obrera planteara su “asalto al cielo”, que era proponer el “poder obrero” en las fábricas, unido a sectores campesinos.

El movimiento sindical italiano era poderoso con su Federación Italiana de Trabajadores del Metal, la Unión Sindical Italiana, la Confederación General del Trabajo, donde se distinguieron grandes dirigentes como Errico Malatesta, Palmiro Togliatti, Antonio Gramsci, lo que explica en parte sus años de prisión en la Italia fascista.

Los Consejos de Fábrica surgieron como una alternativa democrática ante el Parlamento para impulsar un “Nuevo Orden”.

En Rusia, Lenin impulsaba la III Internacional como una organización para impulsar la creación de partidos comunistas y sindicatos y uniera sus luchas en el plano internacional.

Frente a toda esta situación, que rodeaba y afectaba a Italia, Mussolini impulsó su proyecto político, que le resultó exitoso. Parte de él fue la organización de la llamada Marcha sobre Roma que se llevó a cabo entre los días 27 y 29 de octubre de 1922.

La marcha fue contra el Parlamento italiano, con “escuadras de acción” encargadas de atacar y amedrentar violentamente a sus opositores en los espacios públicos en que los encontraran. Apedreamientos, pleitos callejeros, incendios eran prácticas que realizaban. ¿Fue el incendio del bosque de Santa Ana un aviso de estas actuaciones “chavistas”, cuasi fascistas, cuando se actúa contra decisiones del gobierno y de los diputados “oficialistas” que impulsan la eliminación de ese bosque con la intención de eliminar la protección natural que tiene y que se le dio por herencia? ¿Hubo mano criminal en ese incendio, que tenga vínculo con los intereses que se mueven en el gobierno, en la Asamblea Legislativa por medio de la diputada chavista Pilar Cisneros, y empresarios con el uso de esa área boscosa?

La lucha social en Italia llevó a Mussolini al Parlamento en 1921. Chaves es el presidente, pero para mantenerse como activista político necesita seguir a la fuerza en el gobierno, o por la vía de ir a la Asamblea Legislativa en el 2026, para lo cual tendría que renunciar el 31 de julio a la presidencia y postularse como diputado, de alguno de los partidos que impulsa, bajo el pin del jaguar.

Una élite menor empresarial, financiera y productiva acompaña al presidente. Por ahora bastante oculta, con un “apoyo” popular y político expresado en encuestas que trata de exhibir en actos como la marcha contra el Fiscal de la República, del pasado 18 de marzo.

Seguirán otras movilizaciones y marchas como parte de su lucha electoral, mientras los otros partidos no están en ese terreno. Mussolini lanzó, con una orden, a sus seguidores, en octubre de 1922, a las carreteras y a las vías ferroviarias para dirigirse a Roma a tomar el poder para su líder. Rodrigo Chaves llamó a tomar San José para provocar la caída, por destitución o renuncia, del fiscal general de la República, pensando o provocando, quizá, en tomar el edificio de la Fiscalía, con la marcha triunfal que anunciaban y realizaron, la que no les dio más fuerza de acción que la de su presencia de algunas centenas de personas ante el edificio.

Chaves como Mussolini realizan sus marchas en sus giras presidenciales. Allí las está impulsando en los cantones o ciudades que visita, movilizando gentes en su gira, aprovechando todas las veces para atacar los diputados, a funcionarios o regidores locales.

Mussolini en sus movilizaciones atizó la idea de la guerra civil si las autoridades le imposibilitaban su camino. Chaves atiza la idea de que, desde la Asamblea Legislativa, el Poder Judicial, la Fiscalía General de la República y la Contraloría General de la República, aliados a la prensa canalla, no lo dejan gobernar advirtiendo que quieren darle un golpe de Estado en lo que incluye al Tribunal Supremo de Elecciones señalando que no quieren dejar participar a sus partidos en las elecciones.

La Marcha sobre Roma de Mussolini fue para sitiar al gobierno. La marcha del 18 de marzo fue para sitiar a la Fiscalía, para exigir la destitución y renuncia del fiscal general, porque es un funcionario que él no nombra y que tiene en su manos más de 50 procesos judiciales contra el presidente en sus manos.

Después de la Marcha sobre Roma, el 30 de octubre Mussolini logró formar gobierno. Rodrigo Chaves no logró su propósito de destituir al Fiscal, pero se lanzó a la yugular de los diputados advirtiéndoles que no nombraran a Rodrigo Arias Sánchez como presidente legislativo.

Mussolini pudo nombrar un nuevo gabinete italiano. El presidente Chaves espera que el primero de mayo se integre un nuevo Gabinete Legislativo sin Rodrigo Chaves, a su medida, a su vestido, que siga servilmente los mandatos que le haga el Poder Ejecutivo Nacional.

Mussolini no pudo montar su dictadura inmediatamente a las jornadas de las movilizaciones de octubre de 1922 y de la Marcha sobre Roma, pero dejó las bases montadas. El presidente Chaves trabaja igual con ese propósito…impulsar varios partidos políticos con el propósito de que ganen por lo menos 40 diputados, y dejar su títere en el próximo gobierno tratando de ejercer y asegurar el control político de todas las instituciones de gobierno y de control administrativo público, así como dominar a los Poderes públicos, desde sus altas jerarquías de dirección institucional. Busca asegurar la continuidad de su autoritarismo y despotismo poco ilustrado, de características tiránicas y fascistas.

Para la Marcha sobre Roma, Mussolini tenía la consigna “o nos dan el gobierno o iremos a Roma a Tomarlo”. Para Chaves su consigna es: “o se someten a mi gobierno completo o mi dominio lo impondremos a la fuerza”.

Mussolini fundó el periódico “El Pueblo de Italia”. El presidente Chaves ha establecido una cadena de medios de comunicación y de prensa bajo su influencia económica, la del gobierno, que son como sus voces oficiales, y una política de desprestigio y aniquilación de los medios que se le oponen o critican.

Chaves quiere como Mussolini asumir los poderes políticos del Estado de manera completa y única.

Rodrigo Chaves Robles emergió de pronto a la vida política costarricense, sin ningún arraigo nacional, cuando fue nombrado por un breve plazo ministro de Hacienda del gobierno del Partido Acción Ciudadana, bajo la presidencia de Carlos Alvarado Quesada.

Rodrigo Chaves no tenía historia partidaria, no partido político propio. Salido del gobierno, buscó asilo en un partido político, encontrando eco, en uno nuevo para las elecciones del 2022, el Partido Progreso Social Democrático, sin ningún planteamiento político o ideológico conocido. Su planteamiento fue directo contra las instituciones pública, contra quienes habían gobernado anteriormente, pintándolos como las mafias corruptas entronizadas en todas las instituciones públicas y en el andamiaje del Estado.

Rodrigo Chaves no ha tenido una crisis como la europea, ni amenazas al sistema político venidas de la izquierda, de los socialistas o comunistas costarricenses, ni del movimiento popular organizado y del semi organizado que existe.

Esto le ha facilitado atacar la estructura política que ha encontrado, por lo que ha acusado a todos los presidentes de Costa Rica, del período de la II República, especialmente de 1953-2022, como dictadores y tiranos que gobernaron solo para enriquecer grupos de poder económico, financiero y empresarial que gravitaban alrededor de ellos y sus partidos, enfatizando que no gobernaron a favor del pueblo, cuya gobernanza la realizaron a base de la corrupción, aprovechando el Estado y los gobiernos, y montando en las estructuras de los poderes públicos redes de dominio institucional, con personajes y engranajes, que a él no le permiten gobernar, lo que ha llamado los mandos medios institucionales.

Rodrigo Chaves encuentra un movimiento sindical muy dividido, debilitado, con poquísima influencia en el sector privado de la producción y la economía, golpeado por las medidas que se han venido impulsando en los últimos gobiernos contra las instituciones laborales y sociales, contra la legislación laboral en el campo de las huelgas y las convenciones colectivas de trabajo, afectando jornadas de trabajo y salarios a la mínima.

En el sector público el presidente Chaves encuentra sindicatos importantes en la esfera del gobierno, en la educación pública y universitaria, en la salud, con alguna presencia en sector agrícola. sindicatos débiles hoy en el ICE, los bancos y otras instituciones públicas.

A ventaja del presidente Chaves los sindicatos hoy son débiles y para muchos efectos son casi inexistentes, de pocas luchas y sin movilizaciones, con casi ninguna resistencia al gobierno, con poca capacidad contestaria, de responder a los datos y cifras oficiales con visión política, sin raíces y vínculos políticos o ideológicos, como los que había antes de 1991. Las luchas populares y grandes movilizaciones tienen otras banderas, alejadas de las luchas de los partidos políticos.

Los sindicatos están golpeados indirectamente por el lenguaje político del presidente Chaves, que alude constantemente a la imagen de la guerra fría, de la lucha contra el comunismo, que no está en el orden del día pero que aún pesa en el inconsciente ciudadano, con sus ataques intimidantes contra personas y a autoridades de gobierno a las que pinta como si fueran delincuentes, así como por las medidas represivas de tipo institucional que ejerce contra funcionarios públicos y actores empresariales, debilitándoles en su resistencia, y obligándoles casi a una obediencia y sometimiento a base del terror reverencial que representa la figura del propio Chaves, que ha llevado con sus gritos, su soez y vulgar lenguaje, sus insultos, las degradaciones morales que hace de sus adversarios, a la convocatoria de ciudadanos para que vayan a la instituciones, que él ataca, a manifestar su apoyo a él, como lo ha hecho contra la Sala IV, contra la Asamblea Legislativa, contra la Corte Suprema de Justica y recientemente con la convocatoria que hizo, el 18 de marzo de movilizarse, contra el Fiscal General de la República, pidiendo su renuncia o su destitución.

No ha pedido la destitución del presidente de la Asamblea Legislativa porque sabe que tiene que ser nombrado en la sesión del primero de mayo próximo. Lo que ha hecho es pedir públicamente que no lo reelijan como presidente, y de amenazar a los diputados, lo que nunca ha hecho ningún presidente en los 200 años de existencia del Estado y la Republica de Costa Rica, de que si lo reeligen él, Rodrigo Chaves, no nombrará Ministro de la Presidencia, porque no tiene nada que ir a negociar con el presidente legislativo.

La lucha y ataque constante del presidente Chaves contra los partidos políticos, especialmente contra los que tienen asiento en la Asamblea Legislativa, y de manera más precisa contra los que han ejercido el gobierno, Liberación Nacional, la Unidad Social Cristiana, y por razones ideológicas contra el Frente Amplio. Su ataque y su lucha es de palabra contra la corrupción pública que la concentra en las imágenes de los presidentes de la Asamblea Legislativa, de la Corte Suprema de Justicia, de la Contraloría General de la República, de la Fiscalía General de la República, y de la prensa y medios de comunicación que critican su gobierno o exhiben su ineptitud y su falta de políticas reales de gobierno orientadas a resolver problemas nacionales.

Rodrigo Chaves no ha impulsado un partido propio. No lo tiene. No puede hacerlo porque constitucionalmente tiene prohibición de actuar en política de esa manera.

Su forma de actuar en política beligerantemente es atacando cotidianamente a todos los partidos políticos que han gobernado, a sus principales dirigentes políticos. Concentra su atención en el ataque a los dirigentes históricos del partido Liberación Nacional porque, guste o no, es la principal organización partidaria del país.

Rodrigo Chaves ha tratado de impulsar partidos políticos que se identifiquen con él como persona, como presidente, como líder político. No ha tenido éxito importante todavía. Los partidos políticos, que fueron varios, para participar en las elecciones municipales, todos fueron rechazados por incumplir formalidades de inscripción. En esa elección mostró ser la tercera fuerza en presentación de candidatos a puestos municipales.

Para las elecciones del 2026 tiene en proceso de inscripción media docena de partidos que se identifican con él y con su movimiento “jaguar”. Dos de estos partidos están en proceso de ser eliminados si no se ajustan completamente a las formalidades de inscripción, lo que pareciera que no han aprendido después de las elecciones municipales. Curiosamente, en este caso, les están llamando la atención porque en las provincias periféricas, Puntarenas, Limón y Guanacaste, no han cumplido esos requisitos, donde se supone que tienen más apoyo popular, lo que indica por ahora que es un apoyo de papel.

Un partido no se forma solo con convocatorias de manifestaciones, o con asistencia a la presencia de actos a los que llega el presidente, movilizando personas de la región como relleno publicitario pagándoles una cifra de dinero y dándoles una comida por asistir.

Los partidos se organizan por voluntad propia, por convencimiento e identificación con el candidato o las ideas del partido. Los líderes enamoran a sus seguidores. Rodrigo Chaves solo provoca los resentimientos de sectores que se identifican con su palabreja política, sin contenido alguno, llena de improperios.

Las personas movilizadas por el chavismo cuando las interrogan los periodistas sobre las razones y objetivos por las que participan, no saben decir o expresar por qué lo hacen, o señalan un interlocutor que lo haga por ellas. Eso no le da votos a quien así cree que los va a obtener.

Como no tiene partido ha impulsado a modo de movimiento de masas lo que llama el movimiento de los jaguares. Si Mussolini desarrolló “fascios”, al presidente Chaves le falta desarrollar sus “guaridas” de jaguares donde se concentren sus seguidores y activistas, como los partidos políticos tradicionales organizaban, u organizan, sus células o comités de partidos, para sus respectivas reuniones de capacitación y de vida partidaria, que deben tener vida propia.

La vida de los partidos es diaria. La vida del chavismo y de los “jaguares” es semanal por medio del montaje que tiene el presidente de sus alharacas que presenta como Mesas de Prensa, Conferencias de Prensa.

En las convocatorias contra las instituciones o funcionarios que convoca el presidente Chaves, o que estimula para que se hagan, han habido actos de amedrantamiento, agresión y violencia contra personas. Cuando fueron a la Sala IV hubo uno de los manifestantes y dirigentes del pequeño grupo que allí estuvo gritó para que al presidente de la Sala IV se le matara.

En las próximas semanas del cauce electoral probablemente el presidente chaves buscará otros pretextos de movilización popular a su favor, para dar la imagen de su futuro apoyo electoral en su candidatura a diputado, si así se decide, al 31 de julio, o para apoyar a sus jaguares.

Lo que está claro para mí es que el presidente Chaves todavía no tiene su candidato presidencial. Los que tiró al ruedo en enero, de su gabinete, tan solo son distractores del que presentará o surgirá, como un as bajo la manga del grupo poderoso que lo rodea y le da las personas importantes que debe nombrar. La caída de Mauricio Batalla le embarrialó la cancha. Igualó al caído con el superior en las acusaciones que se le han hecho. Ha mostrado la red de cuido del presidente para sus leales colaboradores.

Quedan pendientes de caer las manos criminales del incendio de Santa Ana, que seguramente están muy ligadas a los intereses del gobierno y de la diputada Cisneros. Ese es el camino de la violencia que desarrolló Mussolini y pareciera que bajo el chavismo se está gestando.

Aquí, en Costa Rica no habrá golpe de Estado contra el presidente. El pueblo le tiene los días contados. Terminará por la fuerza popular el 8 de mayo del 2026, o el 31 de julio por su propia voluntad.

¡Se le acaba la fiesta al Jaguar de Zapote!

Vladimir de la Cruz

El Jaguar Mayor, el padre ideológico, mental, del movimiento de los jaguares, que es la forma como el presidente Rodrigo Chaves Robles, se identifica y se siente vivir en el pellejo de ese animal, con el que impulsa a los costarricenses a que lo sigan “gruñendo”, cuando no maullando como gatitos.

El movimiento de los jaguares que todos los miércoles impulsa, en sus diatribas de media semana, lo presenta como si fueran esporas reproduciéndose, gestándose, multiplicándose.

Para él todos los miércoles crece y crece ese movimiento. Reconozco que puede ser cierto su crecimiento. Está claro que lo ha concebido, como incipientes partidos políticos, aunque no hayan nacido totalmente, aunque todavía no tengamos una buena ecografía de sus figuras políticas, en el vientre zapoteño, que permita ver sus imágenes para determinar que están en buena formación y con buena calidad política.

Esta reproducción política de las esporas del movimiento de los jaguares es, a las luces públicas, una reproducción asexual, aunque también puede reproducirse sexualmente. Si es asexual, esta reproducción de los jaguares es por mitosis, por partición de la célula madre, que en este caso debe ser la del Jaguar Mayor, para que sean genéticamente iguales, para que de esa manera las esporas políticas puedan reproducirse o convertirse en nuevos individuos políticos sin haber sido fertilizados. Así es la naturaleza política zapoteña.

Las esporas se dispersan por el viento, por el agua y por los animales. Algunas esporas son “disparadas”, desde lejos, por “cañones” que tiene el organismo padre. Esos cañones parecieran ser las sesiones públicas de los miércoles.

Para el caso de la germinación de las esporas debe haber ambientes favorables. El ambiente y el entorno favorable el Jaguar Mayor lo fabrica todos los miércoles, y cada vez que tiene un micrófono o una cámara, cuando el Jaguar publica, agita y denuncia constantemente situaciones que le son corruptas, contra los partidos políticos, contra los diputados, contra opositores de todo tipo, contra las instituciones del Estado que ejercen controles administrativos, constitucionales y legales, que el Jaguar quiere eliminar, y llama a sus jaguares a movilizarse contra ellos.

Así, los hongos políticos resultado de estas esporas pueden adaptarse, colonizar y propagarse con cierta rapidez. Esta propagación no se está observando por quienes deben evitar que se reproduzca esta plaga política.

Como al Jaguar, que habita Zapote, en su guarida política por excelencia, no se le conoce una jaguara, haciendo excepción de la que habita en Cuesta de Moras, hay que entender, entonces, que este Jaguar se reproduce solo, lo que se conoce como partenogénesis, pareciéndose el Jaguar al Dragón de Komodo que es de los pocos vertebrados que pueden tener “partos virginales”, que es parte de la forma como públicamente los miércoles anuncia el nacimiento o reproducción de sus crías de jaguares.

Como el Jaguar de Zapote no tiene hembra conocida, jaguara política, en capacidad de concebir, gestar, parir y amamantar políticamente, para el caso de la biología y zoología política costarricense, el Jaguar macho es el que engendra, fecunda y por partenogénesis hace surgir sus jaguarcitos. Este es el fenómeno político más interesante que tenemos actualmente en el país y en Zapote.

El Jaguar Mayor todos los miércoles hace alarde de sus crías, al menos de éstas, de su movimiento de jaguares en gestación. Incluso ha elaborado “pines”, con la figura del jaguar, para pegar o colgar en las solapas, camisas o vestidos. Para que no le investiguen si han sido pagados con fondos públicos, el Jaguar Mayor ha dicho que él los paga de su propio peculio.

No importa si son decenas, centenas o miles de pines. Estos pines serán los símbolos de identificación de los seguidores del Jaguar de Zapote en los partidos políticos que logre inscribir para participar en las próximas elecciones de febrero próximo.

¿Cuántos partidos “jaguar” se inscribirán? No sabemos con certeza todavía cuántos. Pero, ya hay algunos que son los partidos llamados “Movimiento Tierra de Valientes (MOTIVA)”, “Partido Creemos”, “Partido Pueblo Soberano”, “Partido Aquí Costa Rica Manda”. Algunos analistas incluyen como parte de estos “jaguares” al partido Progreso Social Democrático, con el que se eligió al Jaguar presidente, otros consideran al Partido Unidos Podemos, como parte de este movimiento para las próximas elecciones.

¿Cuál es la táctica y la estrategia de tantos partidos políticos del movimiento de los jaguares? Tener una oferta variada, amplia, que permita “elegir diputados”, con posibilidad de llegar a tener los 40 diputados que el Jaguar Mayor ha venido solicitando elegir en febrero para controlar el Poder Legislativo. Obvio, que de todos los partidos políticos que participen solo uno puede ganar la elección presidencial, pero varios partidos pueden elegir diputados.

De todas las elecciones que ha habido, de los 18 procesos electorales desde 1953 hasta el 2022, ningún partido que ha ganado la Presidencia de la República ha logrado tener dos terceras partes de los diputados por sí solo, que equivale a tener 38 diputados.

En las elecciones de 1953 Liberación Nacional obtuvo 30, en las de 1962 y 1966 obtuvo 29, en las de 1970 obtuvo 32, en la de 1974 obtuvo 27, en la de 1982 obtuvo 33, el máximo logrado en todo este periodo electoral por un solo partido, en 1986 y 1990 obtuvo 29, en 1994 obtuvo 28, en 1998 obtuvo 23, en el 2002 obtuvo 17, en el 2006 obtuvo 25, en el 2010 obtuvo 24, en el 2014 obtuvo 18, en el 2018 obtuvo 17 y en el 2022 obtuvo 19, siendo el Partido que ha dominado la mayoría parlamentaria desde 1953. De allí también la campaña del Jaguar Mayor contra este parrido político, porque es su principal objetivo, a derrotar parlamentariamente, a reducirlo a su mínima expresión.

Otros partidos con buena cantidad de diputados han sido el Republicano, que en las elecciones de 1958 obtuvo 11, en las elecciones de 1962 obtuvo 18; la Unificación Nacional, en las elecciones de 1966 que obtuvo 26, en las de 1970 obtuvo 22, en la de 1974 obtuvo 16; la Coalición Unidad en 1978 obtuvo 27 y en la de 1982 obtuvo 18; la Unidad Social Cristiana en las elecciones de 1986 obtuvo 25, en las de 1990 obtuvo 29, en las de 1994 obtuvo 25, en las de 1998 obtuvo 27 y en las del 2002 obtuvo 19. El partido Acción Ciudadana, como partido que ganó las elecciones en el 2014 obtuvo 13 y en 2018 que volvió a ganar las elecciones obtuvo 10, sin que sacara nada en el 2022, después de haber ejercido dos veces seguidas la Presidencia de la Republica. En las elecciones del 2022 el partido Progreso Social Democrática que ganó las elecciones con Rodrigo Chaves sacó 10 diputados.

Los anteriores datos sirven para destacar que NO ES FACIL sacar los dos tercios de diputados, 38 diputados, para ejercer el control más importante de la Asamblea Legislativa.

¿Por qué Rodrigo Chaves Robles, que no tiene partido propio, que no puede lanzarse como candidato presidencial en el 2026, va a sacar 40 diputados como anda solicitando elegir en la próxima elección? ¿Por qué los partidos jaguares que promueve el Jaguar de Zapote van a elegir 40 diputados, si todavía nadie conoce sus candidatos a la presidencia y a las diputaciones?

Pero, si Rodrigo Chaves se lanza a la candidatura a diputado, como puede suceder, a partir de agosto, él si puede generar un movimiento político alrededor de su persona, que le puede permitir sacar una buena cantidad de diputados. Ya eligió 10 en el 2022. Con él como candidato, con el apoyo que tiene en encuestas, con el discurso antisistema, antidemocrático y anti todo, que se maneja, puede promover que de todos los partidos “jaguares” puedan elegir una buena tajada parlamentaria. Esto es posible.

La insignia del “jaguar” ya se puso en el “Partido Movimiento Tierra de Valientes (MOTIVA)”. No hay impedimento legal alguno que impida que otros partidos usen el “jaguar” como distintivo, salvo que el primero que inscriba ese símbolo en el Tribunal Supremo de Elecciones, cuestione su uso por parte de otros partidos. Algo parecido sucede con el uso de los colores de las banderas que son muy iguales en algunos partidos.

Lo que sí es claro, a partir de ahora, que ya existe ese símbolo en un partido inscrito en el Tribunal Supremo de Elecciones, es que el presidente Rodrigo Chaves Robles, no puede usar el pin con el símbolo o la cabeza del jaguar, ni hablar promocionando los partidos del movimiento de los jaguares, porque eso sí sería clara beligerancia política.

Tampoco puede él estar obsequiando y colocando ese pin y símbolo en sus invitados a las sesiones psicodélicas políticas de los miércoles.

Tampoco sus ministros y altos funcionarios de la institucionalidad pública, de nombramiento oficial, pueden usar ese pin de manera pública.

Se le acabó la fiesta de los regalos de pines con la cabeza del Jaguar.

La fiesta de los partidos jaguares tal vez esté iniciando, pero pierden sustento de apoyo zapoteño públicamente a partir de ahora.

¿Se le ha puesto un bozal al Jaguar Mayor, que dejará de promover a sus crías jaguares? No sabemos hasta dónde el Jaguar zapoteño respetará su obligada neutralidad político electoral.

Tal vez seguirá “rugiendo”, ya casi maullando, porque de continuar con sus rugidos se estaría manifestando su personalidad animalezca, más que la política, que es lo que podría argüirse a favor de sus rugidos.

De ser y continuar así, como Johnny Weissmüller, terminará imitando a Tarzán, sintiéndose el Rey de la selva de los jaguares…y de los monos políticos que le rindan pleitesía.

¿Cuál es el partido político del presidente Rodrigo Chaves?

Vladimir de la Cruz

En la vida política del país cuando hablamos de elecciones y de gobiernos, generalmente decimos que el gobierno es el del partido político que ganó las elecciones presidenciales.

Así, hemos tenido los gobiernos ganados por el partido Liberación Nacional, en 1953, 1962, 1970, 1974, 1982, 1986, 1994, 2006, 2010, los gobiernos ganados por los partidos opositores a Liberación Nacional, como fue el partido Unión Nacional en 1958, la Coalición Unificación Nacional, en 1966, constituida por los partidos Republicano y Unión Nacional, el gobierno de la Coalición UNIDAD, en 1978, constituida por los partidos Renovación Democrática, Unión Popular, Republicano Calderonista y Demócrata Cristiano, los gobiernos de 1990, 1998 y 2002 ganados por el Partido Unidad Social Cristiana, los gobiernos del partido Acción Ciudadana, en el 2014 y 2018 y finalmente el gobierno del 2022 al 2026, ganado por el partido Progreso Social Democrático, que llevó a la Presidencia de la República a Rodrigo Chaves Robles, y eligió también un grupo de 10 diputados, entre ellos la fundadora de este partido, Luz Mary Alpízar Loaiza.

Cuando afirmamos que el gobierno es el del partido que ganó las elecciones lo hacemos sobre la base de que ese partido es una organización, que tiene una historia en sus dirigentes, que de ese partido se nombran los ministros de gobierno y otros altos funcionarios de las instituciones públicas, que son nombrados por el Poder Ejecutivo, al mismo tiempo que proyecta ese partido candidatos hacia el siguiente proceso electoral. Esto ha sido válido para todos los partidos que ganaron antes del 2022.

En las elecciones pasadas, del 2022, el partido Progreso Social Democrático tan solo fue una organización recién creada, para esas elecciones, que le sirvió únicamente para presentarse como candidato a Rodrigo Chaves Robles, quien no tenía tradición política nacional, de líder político en ese partido ni en ningún otro. Había regresado a Costa Rica, echado del Banco Mundial donde había trabajado muchos años, donde fue invitado a formar parte del gobierno de Carlos Alvarado Quesada, como ministro de Hacienda, por unos pocos meses, donde saboreó las mieles del gobierno, sin ser miembro del partido Acción Ciudadana y sin mantenerse en ese partido cuando salió del gobierno.

Ante las elecciones del 2022 buscó partidos políticos, grupos políticos, y posibles coaliciones que le apoyaran en su candidatura, lo que no le resultó más que con el partido Progreso Social Democrático, que le sirvió, finalmente, como un taxi alquilado, para participar como candidato presidencial, que le permitió sobresalir, como candidato para terminar de segundo en la primera ronda electoral y como triunfador en la segunda ronda de abril del 2022.

Así, el electo presidente no tenía partido político propio, ni ese partido pudo nombrar ningún ministro, miembro del partido Progreso Social Democrático, por lo que no se puede decir ni afirmar que el partido Progreso Social Democrático es el que haya gobernado Costa Rica en estos últimos tres años. Hemos tenido, en la realidad, de esta manera, un gobierno sin un partido gobernante. Como presidente, Rodrigo Chaves es el único que puede nombrar sus ministros y lo ha hecho improvisando personas. Como partido ganador de las elecciones el partido Progreso Social Democrático no ha nombrado ministros ni se puede afirmar que ha gobernado. Ni siquiera se puede decir que ha cogobernado con el presidente.

De hecho, Rodrigo Chaves ha sido como un “pizote solo”, frase popular que se usa en Costa Rica y en Nicaragua para destacar a este animal, cuando los machos al llegar a la adultez se separan del grupo, o su manada, para buscar pareja y seguir el camino solos.

El pizote, como animal, es un plantígrado, de larga cola delgada, como su cuerpo, que generalmente la lleva erguida. Tiene un hocico estrecho flexible, que se extiende más allá de su mandíbula inferior, con nariz muy saliente y puntiaguda, de orejas cortas y redondeadas, que alcanza a vivir hasta 17 años en áreas boscosas donde fácilmente se adapta a la presencia humana. Desarrolla, el pizote, gran capacidad para enfrentarse a diferentes ambientes. En este sentido Rodrigo Chaves más se parece al “pizote solo” que a un jaguar, animal con el que le gusta identificarse. Sigue siendo solo, un “pizote solo”, en su madriguera, con enormes deseos de seguir en esa madriguera y en la selva política nacional.

No tiene partido propio. No puede decir que con él gobierna el partido Progreso Social Democrático. El gobierna solo, como vive el pizote y como vive también el jaguar, que es otro animal que vive solo en su territorio. Jaguares y pizotes son animales que viven solos, con territorios exclusivos, que aunque se apareen y críen cachorros viven en solitario.

Ante el nuevo proceso electoral, de las crías del pizote o el “jaguar solo” de Zapote se han separado algunas, con la intención de participar en las elecciones nacionales. De las importantes separaciones, a nivel de ministros, que se le salieron, hasta ahora ninguno tiene partido político propio, ni ajeno conocido. Rumores son los que hay de varios partidos que se identifican con el “pizote solo” o con el Jaguar de Zapote, sin que todavía tengan cara de los ministros que dejaron de serlo.

El partido Progreso Social Democrático según los rumores políticos se encuentra igualmente sin candidato presidencial. La diputada Luz Mary Alpízar Loaiza, que podría ser candidata presidencial, anda ofertando su partido, como un nuevo taxi electoral, en busca de ese candidato. El que fuera ministro del MOPT, Luis Amador, es quien le hace señas a este taxi político

El presidente Rodrigo Chaves por su parte, a lo que se dedica es a impulsar un movimiento político de jaguares. Con esta imagen promueve “partidos” políticos que, identificados con ese animal, puedan elegir diputados y eventualmente un presidente que continúe su labor. Ha impulsado un “pin” con la imagen del jaguar que se la cuelga a quien pueda. Si alguno de sus partidos en proceso de inscripción electoral usa esa imagen del jaguar, el presidente, sus ministros y altos funcionarios de gobierno, obligados, a usar el pin del jaguar, tendrán que quitárselo, porque no pueden identificarse con ningún partido político, ni el gobierno, o mejor dicho el presidente podría estar aludiendo a los jaguares porque en ese caso sí podría ser acusado de beligerancia política.

Su actual beligerancia política se expresa en atacar a todos los partidos políticos, a todos los políticos, a todos los diputados excepto a los que lo apoyan, y a los poderes públicos. La forma de hacer política electoral es destruyendo, desvalorizando, debilitando a todos los que se le opongan políticamente o cuestionen su gestión gubernativa.

Desde el punto de vista parlamentario o legislativo el partido Progreso Social Democrático es el que se representa por la diputada Luz Mary Alpízar Loaiza.

Los otros diputados que ese partido eligió, que se salieron del partido Progreso Social Democrático, hablan en nombre del gobierno de Rodrigo Chaves, se identifican como la fracción oficialista, que es el nombre que se usa para identificar a los diputados con el partido de gobierno en la figura de su presidente. Por eso, se les debe identificar fuera del partido Progreso Social Democrático.

Parlamentariamente no se han salido de ese partido porque su pertenencia dentro de la Asamblea Legislativa les da privilegios, que no quieren perder. De hecho, ese grupo de diputados identificados con el jaguar o el “pizote solo”, son diputados independientes, y así se les debe tratar en el discurso político, en el análisis político, en la información política de los medios de comunicación.

Si esto, así se hiciera, se haría un mejor enfoque del activismo político de Rodrigo Chaves y de sus crías políticas que están en el proceso electoral tratando de sobresalir. Se podría precisar mejor su beligerancia y se les reduciría el espacio político a sus jaguares o pizotes.

Si Chaves, como tal, no tiene partido de gobierno, tampoco tiene partido en las actuales venideras elecciones. Al menos hasta hoy no tiene partido. Apoya a “jaguares” anónimos.

Por ahora, el partido político del presidente Chaves es él mismo, sin descendencia política conocida, a diez meses de las próximas elecciones.

Compartido con SURCOS por el autor.

Los cambios en el gabinete presidencial y la visita del Procónsul Marco Rubio son la expresión del fracaso gubernativo

Vladimir de la Cruz

Hasta el viernes pasado, 31 de enero, había tiempo para que los ministros que quisieran integrarse a la política electoral activa, especialmente en el campo de aspirantes presidenciales, o en la papeleta presidencial, tenían tiempo de renunciar a sus puestos, quedando a la vez liberados de su inmunidad política, quedando como cualquier ciudadano expuesto a trámites de persecución judicial.

Finalmente, el jueves 30, el presidente en una ceremonia, a la cual convocó a todo su gabinete y todos los presidentes de instituciones por él nombrados, anunció la salida de cinco ministros y la sustitución de cuatro de ellos.

Son ministros, que hoy, no han anunciado ninguna adherencia a partido político existente. Todos los renunciantes no negaron ni afirmaron que participarán en la política electoral nacional del 2026. Ahora les toca buscar partido político para poder correr hacia la presidencia de la República en los próximos once meses.

De ellos se rumora que van a una plana integral de presidenta, vicepresidenta y vicepresidente, y de candidatos a diputados.

Lo más curioso de esta situación, que ha vivido Costa Rida desde el 8 de mayo del 2022, es que los miembros del gobierno, que acompañan a la fuerza, todos los miércoles, al presidente en su perorata pública semanal, prefabricada, no tienen partido político conocido. Sin embargo, el presidente ha levantado la idea, la imagen, de los partidos Jaguar, que tienen incluso una imagen publicitaria, que se tradujo en un pin para colocar en la solapa del saco o en la camisa o parte superior del vestido o la ropa. A quienes forman parte del gobierno los tienen con el pin del Jaguar. A los que entraron como nuevos ministros les pusieron los dos pines, el de ministro y el de Jaguar. En los dos meses la ministra saliente Laura Fernández hablaba de varios jaguares. Esa es la idea, varios partidos Jaguar con su respectiva insignia, igual para todos ellos en ese pin, con la intención de posibilitar la mayor oportunidad de elección de diputados que se identifiquen con el gobierno, con el presidente Chaves y con su imagen de Jaguar.

Este es un gobierno que no lo dirige un partido político, que no representa a un partido político, aunque el presidente haya sido resultado de una elección en que participó en una lista electoral de un partido político. Es un gobierno que ha andado al garete, que se percibe débil, sin rumbo, sin brújula, ni sextante, ni astrolabio, sin timón ni velas. Es un gobierno, que en ausencia de un partido político que lo identifique, tiende por sus hechos a identificarse con el presidente, con su figura lideresa y autoritaria.

Entre los partidos políticos que al 31 de enero quedaron en la posible lista de juego electoral, para las elecciones del 2026, se inscribieron dos que se asocian a la familia del presidente Bukele de El Salvador, por participar familiares de él de manera directa en esos partidos. ¿Participarán los ministros renunciantes y salientes en esos partidos? También se rumora que el esposo de la diputada Pilar Cisneros, el periodista Edgar Espinoza, irá encabezando un partido político a la presidencia de la República, en cuyas filas irá de candidato a diputado el propio presidente Rodrigo Chaves, a partir de agosto.

El gabinete que se formó para dirigir el país, en el 2022, con el presidente fue al azar. Se dijo que se contrató una empresa que presentaba perfiles de candidatos a los puestos del gabinete, de manera improvisada, lo que explica los malabares políticos que lo guían, que explica también la ausencia de una hoja de ruta nacional; que explica las improvisaciones que se hacen desde Zapote para las distintas carteras institucionales; que explica las pifias legales y constitucionales de sus proyectos de ley, con el escaso control de elaboración formal de sus escasos y poco importantes proyectos de ley, que explica los oscuros nexos existentes del trasiego de droga que se hace desde nuestro país hacia Europa y otras regiones, dándole fama al país de ser la bodega más importante de coca de la región, y de la calificación que ya se gana el país de ser un narco Estado, lo que supone un narco gobierno que lo dirige.

En esta dinámica el presidente, apodado así mismo, como el Jaguar, en su jungla, en su guarida, no se ha podido perfilar como el estadista, como el gran político, como el gran conductor político nacional, como el gran educador cívico que su investidura impone. Ha logrado convertirse en un gran distractor nacional de la atención política de los principales problemas económicas y sociales del país. Sus mesas de prensa de los miércoles así funcionan, como distractor de esos problemas.

Desde su guarida lo único en que se ha destacado es en tratar de hacer explotar toda la institucionalidad política, en debilitar el Estado de Derecho, en falsear la imagen, la confianza y la fe de los costarricenses en la Asamblea Legislativa, la Corte Suprema de Justicia, en los órganos constitucionales vigilantes de la administración y gestión pública, en los partidos políticos como instrumentos cívicos de la vida democrática. Lo que se destaca en su esfuerzo es su intención de debilitar y acabar, si le fuera posible, con todo el Estado Social de Derecho que se ha construido en el país al calor de la Reforma Social de 1943 y las reformas de la Junta de Gobierno de 1948-1949 y la institucionalidad que le siguió. Claramente ha asumido una identificación con las políticas conservadoras y neoconservadoras que propician ese debilitamiento institucional.

Sus exabruptos políticos se orientan, desde hace meses, a destruir la imagen pública de todos los partidos políticos, de todos sus dirigentes políticos, de todos sus representantes populares. Esa es su forma de hacer política activa y de meterse en la política electoral, de actuar beligerantemente en este campo, para abrirle espacio a sus posibles candidatos y eventuales partidos políticos, que le interesa impulsar y apoyar hacia las elecciones presidenciales y de diputados del 2026. Eso es lo que activamente estamos viendo.

El pasado miércoles, en su jolgorio comunicacional, arremetió contra las políticas de educación sexual y afectivas que se han venido impulsando en el país, que exitosamente han contribuido a la prevención de los embarazos en adolescentes y menores de edad, para tratar de impulsar un nuevo programa que llamó para la Paz y la Convivencia, con el que intentará sacar “la perversión” de las aulas, como si realizara un exorcismo educativo, de las fuerzas y espíritus malignos que hay que exterminar, para lo que se hizo acompañar de algunos activistas religiosos no católicos, que parecían más estampas pegadas en una cartelera que lideres religiosos nacionales reconocidos, lo que no les resta importancia, por el control social espiritual que tienen de algunas comunidades y personas. Fue un banderazo de salida electoral del presidente haciéndose acompañar de estos “líderes” espirituales, frente a los tradicionales que se representan en el Partido Nueva República de Fabricio Alvarado. Fue una advertencia a Fabricio y su grupo de que sus banderas se las está quitando el gobiernos y los partidos políticos conservadores Jaguar que desde el gobierno se impulsen.

La no participación de los representantes católicos, de los Obispos Católicos, provocó una protesta por parte de la Conferencia Episcopal, que generó una amenaza del presidente cuando dijo “que no se puede luchar a medias, o le entramos con sangre, sudor, lagrimas, pasión, esfuerzo y claridad, o no vamos a poder rescatar a Costa Rica”. Sangre, sudor, lágrimas, pasión, son las banderas enarboladas por el Jaguar, para rescatar a Costa Rica. ¿Rescatarla de quién? ¿Estamos advertidos del clima de violencia que fomentará el Jaguar?

Con ello quedó claro que la conferencia de prensa del miércoles fue la presentación política, de la afinidad del presidente, hacia los partidos políticos Jaguar y hacia las organizaciones cristianas no católicas, como inicio de su velada y clara participación electoral.

Es cada vez más nítido que esta es su orientación electoral hacia febrero del 2026. El Jaguar, y los partidos jaguar que impulse, junto con los partidos de orientación cristiana no católica que logren inscribirse, paralelos a Nueva República, serán sus caballos de combate, sus caballos de Troya para tratar de alcanzar la mayoría parlamentaria en la Asamblea Legislativa del 2026, como es su objetivo político claramente definido. Las renuncias de miembros de su Gabinete señalarán los partidos con los cuales se identifica el Jaguar.

Por la agenda publicitaria de ese miércoles la campaña electoral puede tomar los visos similares a la del 2018, cuando de trasfondo se pusieron los Derechos Humanos, con una población y una juventud hoy no tan combativa, como lo fue en esa campaña que llevó a Carlos Alvarado a la Presidencia de la República. Aun cuando se rumora que la esposa de Carlos Alvarado puede ser la candidata electoral del partido Acción Ciudadana, no significa que ella podría ser el valladar de esa arremetida conservadora que viene, sobre todo porque el partido Acción Ciudadana y el gobierno de Carlos Alvarado fueron los ejes más importantes del debilitamiento de las leyes sociales y laborales, resultado de las grandes reformas de 1943.

Que haya cambios en un gabinete, como se anunciaron y establecieron, es normal en un gobierno. Que haya cambios a pocos meses de que un gobierno sucumba al cambio constitucional, como es el de su Rodrigo Chaves, puede ser una grave manifestación de su errada política y de su fracaso gubernativo, que se tratará de ocultar, de forma distractora, con la discusión que está provocando alrededor de las políticas educativas y conservadoras que anunció el miércoles. Si esas son las grandes reformas que anunciaron como la Gran Ruta de la Educación que se harían este año, son un verdadero y lamentable fracaso político nacional.

¿Los cambios en el gabinete serán resultado de que el gobierno se está hundiendo, por más festiva que fuera la forma de presentación de esos cambios? Supondrían estas sustituciones que se debe hacer un informe nacional ante la Asamblea Legislativa de ellas y de las políticas logradas y por desarrollar para los próximos meses. ¿Se hará eso en los informes anuales que los ministros tienen que entregar a la Asamblea Legislativa en la primera quincena de mayo?

Todo esto conduce a colocar al presidente Rodrigo Chaves Robles también en las tesis conservadoras políticas nacionales e internacionales, que hoy tienen de gran motor al presidente de los Estados Unidos, con quien el Jaguar está totalmente identificado, perdiendo en esa identificación y adherencia emocional, todo su rubor personal, comprometiendo el aura del gobernante soberano que debe tener.

El presidente está totalmente alineado en la Internacional Conservadora, Populista y Autoritaria, que se levanta en el continente y en algunos países europeos. Él mismo se ha colocado en el furgón de cola del mandatario norteamericano en sus políticas continentales, lo que se materializará con la agenda abierta y oculta que trae Marco Rubio a imponerle al minino de Zapote y no al Jaguar nacional que dice ser, de aceptar y avalar las políticas agresivas de Trump contra Panamá, por el Canal, contra México y el continente por el cambio de nombre del Golfo de México, ya establecido para los Estados Unidos, como Golfo de América, en la plataforma de Google Maps, que ya aceptó la denominación hecha por Trump.

Descaradamente, las delegaciones norteamericanas que ya han llegado, preparando la del Procónsul Marco Rubio, ya le han señalado al gobierno que hay que debilitar la relación comercial con la República Popular China, junto con el fortalecimiento de las acciones que el gobierno ya ha tomado frente a esa presencia. La agenda de seguridad asociada a la expulsión de indocumentados y de migrantes “indeseables” para Trump también está en marcha abriendo la posibilidad de que Costa Rica se convierta en una gran base de expatriación de esos expulsados de los Estados Unidos, que es lo que se va a venir a tratar de imponer en Costa Rica, que es parte de la negociación que Rubio trae.