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Etiqueta: partidos políticos

El objetivo político más importante de la campaña electoral será cómo integrar la Asamblea Legislativa

Vladimir de la Cruz

Los fuegos electorales ya iniciaron. El Tribunal Supremo de Elecciones ya dio el banderazo de salida. Todos los partidos políticos interesados en participar en el proceso electoral nacional hacia las elecciones del primer domingo de febrero del 2026 deben estar en proceso de inscripción este mes. Ahí se cierra la lista.

En algunos partidos políticos suenan precandidatos presidenciales. En el Partido Liberación Nacional estos candidatos tienen plazo de inscripción a pocos días para ser admitidos y poder participar en una convención abierta para escoger el candidato presidencial. Aquí hay tres bien definidos y una silueta adicional que está tratando de meterse. Ramos, Taylor y la diputada que pareciera la candidata del presidente Chaves en ese partido son los más sonados. En el Partido Unidad Social Cristiano, que está partido, que no es unitario, que tampoco es social y menos cristiano, tiene dos candidatos visibles. Uno de ellos claramente identificado con la Casa Presidencial, el diputado Bojorges, que pareciera ser el candidato del presidente Chaves en ese partido. El otro, Juan Carlos Hidalgo, el presidente del Partido que ha sido obligado a renunciar a su presidencia partidaria para poder aspirar a la candidatura presidencial. Su renuncia es un absurdo político. En ninguna parte del mundo se le exige eso a un alto dirigente de un partido político. Al contrario, cuando un partido político escoge su candidato presidencial lógico es que también dirija el partido durante el período de la campaña electoral, como lo ha hecho siempre Liberación Nacional, o al menos que forme parte del núcleo director del partido. Pero, si es presidente del Partido no tiene por qué renunciar o suspender su responsabilidad partidaria, de dirigente del partido. Es tan solo una maniobra politiquera del grupo de Bojorges, contra Juan Carlos, orientada a restarle algo de poder y de supuesta influencia que podría tener como presidente del Partido en el proceso de la convención para escoger el candidato presidencial. Es como si al diputado Bojorges, se le obligara a renunciar a su condición de diputado para evitar que, desde ese puesto, y por la visión pública que le da, pudiera influir en su campaña para la candidatura. No hay nada más estúpido en la política partidaria de la Unidad Social Cristiana y del país esto que está ocurriendo en este partido. Es una falta enorme de visión política, de sensibilidad política y una gran falta de inteligencia emocional política.

Es claro que los diputados Eli Feinzaig y Fabricio Alvarado serán candidatos presidenciales de sus partidos políticos.

En las otras tiendas políticas conocidas no hay a la vista otros candidatos ni precandidatos presidenciales, por ahora posibles. Una discreta publicidad de datos curriculares de Sofía Guillén pareciera está orientando una tendencia para que en el Frente Amplio se le valore como eventual candidata presidencial.

En la Guarida del Jaguar sí hay movimiento político y electoral. El presidente no descansa de intervenir en asuntos políticos electorales. No tiene medida de su beligerancia política, que la tiene prohibida constitucionalmente, pero poco le vale esa restricción porque sabe que no hay posibilidad real de someterlo a acusaciones por este motivo. Por el contrario, sabe que cualquier crítica y acción que se haga en su contra es mera propaganda a su favor, es mayor imagen pública para sus intereses electorales.

La beligerancia política electoral que tiene el presidente no es, por ahora, a favor de algún partido en particular, porque no tiene todavía un partido con el que se identifique plenamente para la próxima campaña electoral. Eso debilita las acciones en su contra.

La beligerancia política del Presidente es directa, fuerte, intimidante, contra todos los partidos políticos en general, especialmente contra Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana, a los que acusó, junto al partido Acción Ciudadana, de haber gobernado el país, desde 1953 hasta su llegada al gobierno, en el 2022, de una forma dictatorial y tiránica, al servicio de camarillas empresariales de esos partidos y de los gobiernos que ellos ejercieron, siempre gobernando contra el pueblo y los intereses populares.

La beligerancia política presidencial es abierta contra los partidos Liberación Nacional y Unidad Social Cristiana, como principales partidos que han gobernado, que tienen sus propias bases partidarias y de seguidores.

La beligerancia político electoral del presidente es para descalificar, ante la opinión pública y el electorado, a los diputados que integran la Asamblea Legislativa, exceptuando a los ocho que le son fieles. Para él, en toda la Asamblea Legislativa está mal representada la voluntad popular, la soberanía popular. Para él ninguno de los diputados sirve. Por ello, su beligerancia política se orienta en sus diatribas a llamar a votar por nuevos diputados, por diputados que cambien toda esa representación partidaria allí expresada en la Asamblea Legislativa, para que los partidos tradicionales y los que han tenido diputados electos no vuelvan a elegir diputados.

Su beligerancia política es por su intervención política llamando a votar por nuevos diputados de nuevos partidos, que estén dispuestos a cambiar la Constitución Política, para agilizar trámites administrativos, para eliminar controles institucionales de la gestión directa del Poder Ejecutivo, para poderle dar continuidad a las políticas que su gobierno ha impulsado y materializado. Su beligerancia política es creando la imagen de que se debe continuar con las políticas de su gobierno, para lo cual hay que dominar todo el espectro político, de los tres poderes de la República, lo que ya está diciendo con vehemencia.

La beligerancia política electoral del presidente es para descalificar y hacer perder la fe y la confianza en las instituciones políticas como son la Asamblea Legislativa, el Poder Judicial, el Tribunal Supremo de Elecciones, la Contraloría General de la República, las Defensorías ciudadanas. Por eso reta cuando puede, con cualquier pretexto, a los presidentes de la Asamblea Legislativa y de la Corte Suprema de Justicia.

Recientemente fue muy claro y directo en su discurso. Para él se necesita una Asamblea Legislativa que pueda nombrar nuevos Magistrados, para que la Asamblea Legislativa junto con la Corte Suprema de Justicia puedan armonizar mejor la acción estatal y gubernativa. Para el presidente no hay división de poderes públicos, hay acciones conjuntas que deben ser dirigidas desde el Poder Ejecutivo. Así de claro lo dijo. Bukelización, Orteguización o Maduración del país le faltó decir. Hay que reconocer que de estos tres países El Salvador, Nicaragua y Venezuela, el que más le apasiona y le tiene enamorado es El Salvador.

Con El Salvador, se dice públicamente, firmó un Pacto Confidencial. En lo que ha corrido en noticias es un pacto de gobernabilidad centroamericana, donde Bukele impulsa un nuevo proyecto unionista, sintiéndose un Morazán moderno, del Siglo XXI y Chaves se siente su segundo al mando. Pero, es también un pacto de gobernabilidad policial, para establecer en Costa Rica un sistema policial carcelario y militar como el existente en El Salvador. Es un pacto para impulsar, como en El Salvador, procesos constantes de estados de excepción, donde se suspenden las garantías, derechos y libertades por lapsos de tres meses. En El Salvador han hecho ya 32 estados de excepción de este tipo, lo que le permite al gobernante actuar prácticamente sin ningún control sobre toda la población y sobre toda la actividad política, económica y social del país.

Lo más peligroso del Pacto confidencial es lo que no se ha dicho sobre el tráfico de droga en Centroamérica, siendo Costa Rica la principal bodega prácticamente de todo el continente y de esta región. Pareciera que se buscan nuevas rutas internacionales para el narco comercio, debido a que en Europa tienen bien controlada la llegada de la droga que se exporta, con bastante tolerancia oficial, desde el Caribe costarricense, que carece de controles importantes, y desde las costas pacíficas del país, donde el Ministerio de Seguridad ha desmantelado y descuidado intencionalmente, los controles que habían, debilitando, y casi desapareciendo, los cuerpos de seguridad y de lucha contra las drogas que estaban altamente especializados en esas zonas costeras.

En el campo político electoral el Pacto de Confidencialidad abarcó el apoyo y la presencia del bukelismo en las próximas elecciones nacionales, con dos partidos políticos aparentemente en proceso de inscripción con miembros de la familia Bukele, que pueden participar en las elecciones nacionales costarricenses. Con ello posiblemente se habló del financiamiento de esos partidos y de lo se le pueda ayudar al presidente Chaves si decide lanzarse a diputado en agosto, porque la campaña a diputado va a requerir más dinero que la campaña para un candidato presidencial, debido a que para Chaves hay que hacer girar la campaña no sobre los candidatos a presidente sino sobre los candidatos a diputados, siendo él candidato.

Esto de ser correcto va a ser un reto mucho mayor para todos los partidos políticos que quedarán obligados a presentar candidatos de altos calibres políticos y profesionales.

El objetivo político para Chaves no es quien continúe en el gobierno del 2026, si seguidor suyo o no. El objetivo político más importante de esta campaña electoral probablemente será cómo integrar la Asamblea Legislativa. La lucha es por el control de la Asamblea Legislativa, desde donde se puede marcar la pauta de gobierno si se tiene una mayoría legislativa fuerte, altamente beligerante e inteligente.

Queda en deuda la posibilidad de construir una gran coalición política electoral. En 1958 contra Liberación Nacional se logró una coalición de fuerzas políticas que impulsó la candidatura de Mario Echandi Jiménez. En 1966 contra Liberación Nacional se logró una coalición de fuerzas políticas que impulsó la candidatura de José Joaquín Trejos Fernández. En 1978 contra Liberación Nacional se logró una coalición de partidos políticos y fuerzas políticas que impulsó la candidatura de Rodrigo Carazo Odio. Las tres coaliciones ganaron las elecciones. Mario Echandi Jiménez, José Joaquín Trejos Fernández y Rodrigo Carazo Odio fueron nombrados presidentes de la República.

Hoy el tema no es desplazar a Liberación Nacional o a la Unidad Social Cristiana de ganar la elección. El tema es desplazar y eliminar de la institucionalidad pública lo que el presidente Chaves es, significa y puede proyectar a un nuevo gobierno, e impedir que sus afanes destructivos puedan continuar.

¿Habrá capacidad para realizar una coalición política, de la manera más amplia posible, en esta dirección? Yo lo veo difícil cuando los partidos Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana ya están con sus propias candidaturas, y cuando en el seno de ambos partidos hay fuerzas que son como agua y aceite, que se rechazan unas a otras. Solo recuerdo el esfuerzo nacional de 1943 cuando a Iglesia Católica, encabezada por Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez, el Partido Republicano Nacional, encabezado por el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia y el Partido Comunista, encabezado por Manuel Mora Valverde, los tres hoy Beneméritos de la Patria, para impulsar las Garantías Sociales y el Código de Trabajo, las grandes Reformas Sociales de esos años, y cómo para las elecciones de 1944, se creó la Coalición del Bloque de la Victoria, del Partido Republicano y del Partido Comunista, ya llamado Vanguardia Popular, apoyada la coalición por la misma Iglesia Católica, para darle continuidad a las Reformas Sociales. Repito la pregunta: ¿Habrá capacidad para realizar una coalición política, de la manera más amplia posible, en esta dirección?

 

Compartido con SURCOS por el autor.

El chavismo tico: síntoma de una democracia en agonía

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

Mauricio Ramírez Núñez.

Desde hace ya mucho tiempo los partidos políticos en Costa Rica, y no exagero si nos referimos a occidente en general, enfrentan una profunda crisis de identidad o decadencia extendida. Representan a minorías económicas o culturales, pero han dejado de ser vehículos de representación para las grandes mayorías. Estas mayorías, que soportan las desigualdades y exclusiones de un modelo económico intacto desde hace décadas, han sido abandonadas por la clase política tradicional. En este vacío de representatividad, surgió el chavismo tico, no como un proyecto ideológico sólido, sino como un síntoma de una democracia que agoniza.

El reciente Informe del Estado de la Nación 2024 arroja luz sobre esta problemática. Según el informe, la democratización, lejos de ser un escudo, no logró evitar el colapso de los partidos políticos. La crisis de representación y el desalineamiento político de la ciudadanía son síntomas claros de un sistema político desconectado de las necesidades del pueblo y con una entropía institucional que le impide adaptarse para responder con certeza a las nuevas demandas ciudadanas. Este desalineamiento, reflejado en una ciudadanía que ya no se identifica con las ofertas partidarias tradicionales, evidencia la profundidad de la desconexión entre los partidos y las mayorías.

Cuando los partidos se enfocan únicamente en defender intereses específicos, del tipo que sean, se convierten en partidos minoritarios. Olvidan que, en una democracia real, aunque las minorías deben ser protegidas, reconocidas y respetadas, el objetivo final siempre debe ser el bienestar de las mayorías. Sin embargo, Occidente en los últimos años ha invertido esta lógica, misma en la que Costa Rica ha caído al seguir los pasos de forma acrítica de quienes ha considerado históricamente como el ejemplo a seguir. En lugar de demos-cratos, el poder del pueblo, estamos viviendo una democracia capturada por pequeñas élites o grupos que se desconectan de las necesidades colectivas.

No en vano, en las últimas elecciones llevadas a cabo en Estados Unidos de América, el senador Bernie Sanders al referirse a la derrota de los demócratas dijo que “no debería ser una gran sorpresa que un partido demócrata que ha abandonado a la gente de la clase trabajadora descubra que la clase trabajadora le ha abandonado”. Saquemos conclusiones nada más sobre la situación histórica de algunos partidos en Costa Rica, que en algún momento sí representaron no solo a la clase trabajadora, sino a la mayoría de la sociedad, y que hoy ésta le da la espalda.

El Informe del Estado de la Nación 2024 también señala que esta crisis de representación es una amenaza para nuestra ya débil estabilidad democrática. Las grandes mayorías, excluidas y desilusionadas, se convierten en terreno fértil para proyectos políticos que se alimentan de su frustración, llenando los oídos del pueblo con discursos de odio y promesas vacías que solo hacen crecer la espiral de desesperanza y violencia social. El chavismo tico es un ejemplo de cómo el descontento puede ser canalizado a través de liderazgos que explotan los sentimientos de abandono y desconfianza hacia el sistema. No se trata de una fuerza política que ofrece soluciones reales o de largo plazo, sino de un fenómeno que se alimenta del resentimiento acumulado contra una clase política cooptada por minorías de todo tipo, incapaz de responder a las necesidades básicas de la población.

La falta de representatividad no solo alimenta proyectos populistas, sino que también erosiona la esencia misma de la democracia. Cuando las mayorías sienten que el sistema no les responde, la legitimidad de las instituciones se derrumba como un castillo de naipes. En este contexto, el crecimiento del chavismo tico no es una anomalía; es una consecuencia lógica de un sistema político que ha fallado. La infiltración de este movimiento en diversos campos de la sociedad, desde la prensa hasta las instituciones públicas, es predecible y responde a su naturaleza: un proyecto político que, al nutrirse del descontento popular, busca inevitablemente el control total de los aspectos fundamentales de la vida nacional. Este afán hegemónico no solo intensifica la crisis democrática, sino que amenaza con perpetuar un ciclo donde la representatividad real sigue siendo la gran ausente. En otras palabras, no resuelve nada, solo agrava la crisis.

Reinventar la representación

El desafío que enfrentan los partidos políticos costarricenses es colosal. Según el Estado de la Nación, su desconexión con las mayorías no es un fenómeno reciente, sino el resultado de décadas de desalineamiento político y exclusión. Si Costa Rica quiere evitar caer en una espiral de polarización y populismo destructivo como hemos visto en otros países, sus partidos deben abandonar la complacencia y reconstruir los puentes con las mayorías y sus necesidades, además de hacer una limpia interna a nivel de estructuras. No hay de otra. De lo contrario, serán también responsables de lo que venga. Todo esto implica reconocer las falencias del modelo económico actual con el cual todos quienes han gobernado han colaborado, hacer una mea culpa, y abandonar el discurso elitista que desprecia las preocupaciones de la población común.

Costa Rica enfrenta una prueba crucial en las próximas elecciones de 2026. El colapso de los partidos políticos, reflejado en el informe, es una advertencia de todo lo que está en juego. O los partidos retoman su papel como representantes del demos, del pueblo, o seguirán allanando el camino para que liderazgos como el chavismo tico se consoliden, poniendo en peligro el equilibrio político y social que tanto costó construir. El tiempo para corregir el rumbo se agota. Reconstruir la confianza de las mayorías no es solo una cuestión de sobrevivencia política u oportunismo electoral, sino un imperativo para salvar la democracia tica, o lo que dejen de ella.

¿Qué hace a Rodrigo Chaves el hombre y el político más fuerte del país?

Vladimir de la Cruz

La situación de debilidad política, organizativa y movilizadora de los partidos tradicionales y de las organizaciones civiles, sociales y sindicales nacionales, es quizá la razón del matonismo institucional del Jaguar de Zapote.

El Jaguar sabe rugir, como animal político salvaje, el zoon politikón que todos llevamos dentro, ropaje con que se auto presenta, que se expresa en la doble dimensión aristotélica, en lo social y en lo político. En lo social, auto presentándose como el líder, el “mesías salvador”, el “Moisés” como alguna vez se presentó, de las masas populares a quien dice representar y conducir, a las que quiere resolverle sus problemas, alegando que no lo dejan.

En lo político, destruyendo en todo lo que puede el andamiaje político institucional del país, debilitando el Estado de Derecho. Con ello provocando desconfianza en el sistema democrático institucional que tenemos, especialmente en sus poderes públicos, el Legislativo y el Judicial, en las instituciones controladoras de la legalidad como la Sala Constitucional y la Contraloría General de la República, de seguido en los partidos políticos que han gobernado, que los ha pintado como las estructuras de los dictadores y tiranos que han ejercido la presidencia de la República desde 1949 hasta su gobierno.

En lo político, también, aniquilando el Estado Social de Derecho, debilitando y disminuyendo hasta donde pueda, los beneficios sociales históricos que se han logrado para los trabajadores y todos los costarricenses, congelando y reduciendo salarios e ingresos de los trabajadores y pensionados, elevando el costo de la vida, empobreciendo por esa vía a los ciudadanos y a los diferentes sectores asalariados del país.

En lo política, además, aniquilando hasta donde pueda a los líderes que hasta ahora han sido las cabezas de los partidos políticos, procurando improvisar líderes débiles, sin valores ni ideologías políticas, que actúen más instintivamente, situación que ha penetrado al interior de los grandes partidos en los conflictos que ha logrado provocar entre facciones contra quienes han dirigido o dirigen esos partidos.

Como jaguar sabe gruñir mostrando siempre su disgusto y repugnancia, murmurando entre sus dientes, refunfuñando, emitiendo voces confusas, a veces contradictorias, ininteligibles, amenazando, intimidando, acusando de manera directa personas, con nombres y apellidos, cuyo efecto colateral es el de inhibir a las personas que pueden opinar en su contra o críticamente, para que no lo hagan, porque en paralelo les echa la maquinaria estatal, y la organización policial personal, que tiene para que los investiguen en todo lo que puedan.

El animal político sociable aristotélico, en el caso del inquilino de su guarida en Zapote, es el menos sociable. Es confrontativo, peleador callejero, se comporta como el gritón del barrio, como un pachuco desbocado, sin control ni ligamen de su lengua con su cerebro.

El animal político aristotélico lo manifiesta en las decisiones que toma en ejercicio de su gobierno y mandato, más en contra de la comunidad que debe representar que a favor de ella. Su idea más maquiavélica se orienta a ser mejor temido que amado.

Frente a su poderío hegemónico del ejercicio del poder, en la forma autoritaria como lo lleva a cabo, opaca a cualquier “dirigente” político de todos los partidos políticos existentes en el país. No hay uno solo activo que lo iguale, menos que lo supere. No hay dirigentes políticos partidarios que destaquen por sí mismos en el escenario nacional. Eso es lo que lo tiene de punta en las encuestas, a punta de su demagogia, sus insultos y bravuconadas. La sociedad nacional en esto refleja una violencia y un irrespeto como no se había visto antes. Refleja una sociedad altamente machista, de matones de barrio, de peleadores callejeros, a quienes Chaves les dirige sus mensajes que los acogen con aplausos y gritería, con ánimo de enfrentamientos, de peleas, de agresiones, como se ve en algunos de sus seguidores, pagados o no, que moviliza el Presidente hacia las instituciones públicas cuando quiere amedrentar a sus miembros.

Me atrevo a afirmar que “nadie”, en términos generales, conoce a los miembros de los directorios políticos de los partidos porque no tienen vida propia, ni como dirigentes de sus partidos ante el país, ni de sus personas porque no hablan, no opinan, no se pronuncian sobre los problemas políticos nacionales, ni sobre nada. Lo único que atienden, de vez en cuando, es responder a los improperios del presidente, y provocar algunas gestiones de acusación ante la Fiscalía General de la República, ante el Poder Judicial o ante el Tribunal Supremo de Elecciones, para que lo investiguen sobre algún punto en particular, sin seguirle el paso a la denuncia o acusación.

En este momento hay dos gestiones ante el Tribunal Supremo de Elecciones acusándolo de beligerancia política. Una acusación fue hecha por el presidente del partido Liberación Nacional, motivo por el cual se le menciona en un periódico. Si no fuera por eso, sería un desconocido ciudadano, con lo cual se demuestra que él como presidente de ese partido, y ese partido, está a la cola de lo que hace el presidente. La iniciativa política, si así se puede llamar, de lo que sucede en el país, la pone y la tiene el presidente. Antes la ponían los partidos políticos. Cuando los partidos abandonaron esa iniciativa lo hizo la prensa costarricense por medio de sus editoriales o grandes temas de discusión que trataban, lo que hizo también que la prensa asumiera el papel de control político que los partidos políticos habían abandonado o perdido, motivo por el cual también gobernantes como el Jaguar de Zapote enfrentó a la prensa, a la prensa llamada por él “canalla”, equivalente a mezquina, sinvergüenza, miserable, agregándole que no le deja gobernar.

En el ambiente nacional no hay una agenda política de temas que se debatan. En las páginas de opinión de los medios de prensa hay diversidad de opiniones, pero dispersas, que no provocan debates entre los colaboradores de esos medios. Los comentarios de esas opiniones hoy se cargan más con los troles a favor del gobierno, llenos de insultos e improperios, sin ideas, contenidos ni razonamientos en contra de los artículos que cuestionan, donde atacan a los mensajeros y no entienden ni comentan a fondo los mensajes.

Desde el gobierno solo hay actos distractores de las acciones de gobierno, y actos distractores de la agenda parlamentaria, de manera que toda la información política gira alrededor del presidente y de sus intervenciones vacías y provocadoras de los miércoles, y de su principal diputada experta en mentir, lo que hace que los diputados giren alrededor de ellas, y de casualidad, como este caso, ante el Tribunal Supremo de Elecciones, un presidente de un partido político accione para tener alguna publicidad y presencia en algún medio de comunicación.

Los partidos políticos nacionales han desaparecido en la práctica política nacional. No sirven para nada. Se han enquistado únicamente en ver cómo realizan sus asambleas cantonales, provinciales y nacionales para cumplir con los requisitos de la inscripción electoral para las próximas elecciones, o para actualizarlas de conformidad a las exigencias legales. En los cantones, en los ciudadanos y habitantes de las municipalidades, no se siente ninguna actividad de los partidos políticos que en ellas se representan. En ningún cantón ni cabecera municipal hay locales abiertos de los partidos que están representados en la Municipalidad.

El presidente por su parte, sin tener partido político propio, con el cual él se identifique, todos los días realiza pronunciamientos, hace intervenciones, opina sobre los partidos existentes, especialmente los que cotidianamente ataca de la oposición, reclamándoles lo que sea, pidiéndole a la gente que vea en el próximo proceso electoral quienes dañan al país, insinuando que son esos partidos criticados por él, con lo cual interviene en la política nacional electoral. El presidente llama a votar en las próximas elecciones por una fracción política parlamentaria que sea mayoritaria, que domine la Asamblea Legislativa para poder hacer los cambios que cree se deben impulsar en el país. La sanción extrema para el presidente que se le compruebe beligerancia es la destitución del cargo o una inhabilitación política de dos años. ¿Alguien sensato cree que esto pueda proceder en este momento, a 13 meses de la próxima elección nacional? ¡Pura bulla!

Para los que hayan llegado hasta aquí, en esta lectura, les digo que no me preocupa que el presidente opine sobre temas partidarios, políticos o electorales. Desde la legalidad existente el delibera, él se mete en la política, y en temas electorales, lo que le está vedado. Por supuesto, que me pueden decir que si la ley le impide opinar, no debe hacerlo. ¿Por qué tenerle miedo a la discusión política? ¿Por qué limitarle al presidente deliberar? ¡Qué lo haga! Estoy seguro qué, si se le permitiera, la política nacional se enriquecería en atención, en compromiso ciudadano y en la reducción del abstencionismo electoral.

Soy de la tesis de que esa restricción no debe existir. Todo lo que hace el presidente es político. Tiene todo el derecho a defenderlo. Igualmente, todas las fuerzas políticas nacionales tienen, en esa dimensión, la posibilidad de combatirlo, confrontarlo, criticarlo, debatirlo. Si el presidente opina, más derecho tienen los ciudadanos de hacerlo. Pero, además es hipócrita que se le impida al presidente actuar en la política nacional con actuación directa, defendiendo sus acciones gubernativas, defendiendo las posiciones políticas de su partido y de sus diputados.

En todas partes del mundo los presidentes y gobernantes tienen plena participación política sobre todo lo que rodea su gobierno, su ejercicio presidencial, sobre el ejercicio y la práctica política de los demás partidos.

En la vida nacional, antes de 1948, los presidentes y mandatarios eran activos dirigentes políticos. Eran grandes polemistas sobre el acontecer político en los temas nacionales que se discutían, y de manera fuerte, con las razones, con el análisis y las tesis políticas que se sustentaban.

La carencia de liderazgos políticos nacionales, la carencia de liderazgos políticos en los partidos, la ausencia de importantes líderes parlamentarios, la ausencia de debates nacionales sobre los temas más significativos del país, los ataques constantes del presidente a todos los dirigentes de los partidos que han gobernado, y a todos los partidos que han tenido la responsabilidad de conducir el país por cuatro años, en cada período presidencial desde 1949, la estigmatización que se ha hecho de algunos de esos presidentes y dirigentes políticos, ha provocado un gran vacío político nacional, donde el presidente, por su condición, por sus montadas conferencias de prensa, ha hecho que el presidente Rodrigo Chaves se muestre, por él mismo, como el hombre y el político más fuerte del país, como el único en posibilidad y capacidad de conducir el país hacia un nuevo derrotero nacional, como el lo solicita y demanda.

Si los partidos políticos, y los sectores políticos en sus diversos partidos políticos, en marcha hacia las elecciones nacionales, en los próximos 13 meses, no se ponen las pilas, si no surgen buenos y reales liderazgos partidarios y nacionales, nos van a llevar al carajo o nos va a llevar la trampa… vamos a continuar engañados y con presidente en el 2026 que puede ser peor que lo que tenemos.

Compartido con SURCOS por el autor.

¿Seguiremos con posibilidades electorales confusas?

Vladimir de la Cruz

Los partidos políticos que llamamos tradicionales en Costa Rica, que son a la vez los históricos, Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana, los que han dominado el escenario nacional, ganando las campañas electorales presidenciales, y dominando la mayoría parlamentaria de diputados hasta el 2014, cuando emergió otro partido con carácter gobernante, Acción Ciudadana, al haber abandonado sus banderas sociales y sus banderas alrededor de la construcción de un Estado benefactor, asistencialista, protector y desarrollador de las clases medias urbanas y rurales, entre otros aspectos y haberse plegado a las políticas neoliberales, lenta y rápidamente, desde la década de los 80s y 90s, sin estar estos partidos con voz opositora política, ni controladora política, son los que han contribuido, en medio de las crisis internacionales de este período, a no perfilar el futuro del país, a no darle rumbo certero y a crear los sustentos fundamentales que han dado origen a las tendencias populistas que están emergiendo desde el 2014 en Costa Rica.

Todavía no se ha hecho un buen balance político de los ocho años del gobierno del Partido Acción Ciudadana, PAC, especialmente del segundo de sus gobiernos, el de Carlos Alvarado, que fue el que precipitó el ascenso del actual presidente y de crearle la base legislativa e institucional de sus políticas, y de quedarse Acción Ciudadana sin representación parlamentaria, después de haber gobernado y dirigido el país en dos gobiernos seguidos.

Recientemente, los dirigentes del Partido Acción Ciudadana, Elizabeth Fonseca y Eduardo Trejos, como editores, han publicado un libro, “Partido Acción Ciudadana: 20 años de Historia”, que recoge una historia política de este partido, en 21 puntos de vista de sus principales dirigentes y activistas públicos del PAC. Es un gran esfuerzo, bien escrito, cuidadoso, bien concebido en la temática que aborda para ver la trayectoria del partido y de sus gobiernos, sin que se haga una revisión crítica a fondo de su organización partidaria ni de los factores que impidieron su desarrollo para mantenerse como la tercera opción política alternativa al PLN y al PUSC, y haber ellos tres marcado los derroteros futuros del país, que parecen estar hoy en manos de fuerzas populistas de nuevo tipo, encabezadas por el presidente Chaves, aunque él carezca de partido político propio, aunque no tenga organización política territorial, ni sea por ahora el principal líder político nacional, salvo que lo que hace como Presidente en ejercicio, lo coloca en ese nivel principal no por su liderazgo conductor político y visionario del país, sino por su arrogancia, desplantes, enfrentamientos destructivos hacia los poderes e instituciones públicas, ocurrencias deslegitimadoras y por sus fracasos gubernativos en la gestación de las leyes que le son propias.

El libro de la Historia del PAC termina con un apartado sobre el III Congreso Ciudadano que convocaron el 30 de julio del 2023, que llevó el nombre de una querida amiga mía y familiar, de muchos años, desde las luchas estudiantiles en la década de 1970, Olga Marta Sánchez Oviedo. Sería interesante que el esfuerzo de este Congreso se concretara en la publicación de sus actas, ponencias y discusiones si existen recogidas, para mejor valorar al PAC y sus eventuales posibilidades próximas, frente a la crisis que tienen Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana, que hoy carecen justamente de esta elaboración de pensamiento político, tan necesario para motivar más pensamiento político, más conocimiento del pensamiento y planteamientos políticos de los partidos existentes, de cara a las elecciones próximas.

Sin estas elaboraciones partidarias, y otras que pudieran gestar otros partidos, al menos los que tienen representación parlamentaria, que seguramente todos ellos irán tras las elecciones del 2026, el electorado costarricense, los ciudadanos, el pueblo electoral está ayuno de visiones políticas sobre el futuro del país, y estará más a las puertas de caer en las visiones esperanzadoras, de humo, que puedan llamar la atención de los votantes, con nuevos candidatos populistas peores que el actual gobernante, algunos de ellos haciéndose abanderados del continuismo presidencial actual y otros quizá, enfrentando al actual gobernante y su errado gobierno, levanten banderas más peligrosas y explosivas para el proceso democrático nacional y el futuro de la democracia costarricense.

Estos nuevos populistas ya están sonando cornetas y clarines, siguen siendo los llamados outsiders, los que están o vienen de afuera de las fuerzas políticas conocidas y tradicionales, que no trabajan bajo consensos políticos, ni con compromisos porque se montan en sus mensajes personales exacerbando las bajas pasiones, las frustraciones ciudadanas y populares, impulsando tensiones, como las que realiza cotidianamente el presidente Chaves, convocando a los ciudadanos para que le den el poder, de forma autoritaria, que dice le niegan para poder resolver los problemas de las gentes, del pueblo.

Todavía el animal de Zapote, el Jaguar, no ha dicho que quiere fundar una nueva República, la Tercera. No plantea la refundación de la Nación costarricense. Tal vez masculla, hablando entre dientes, gruñendo, mascando mal, rezongando, que la única Nación en posibilidad de “refundarla” es un periódico homónimo, lo que se verá en los siguientes meses electorales, de su éxito en ese sentido después de doblegar algunos brazos de sus accionistas e intereses publicitarios. En corrillos se dice que está feliz por los cambios en ese periódico.

Los nuevos candidatos populistas que se avecinan probablemente se montarán en este discurso, de nuevo gobierno, nueva república, nueva Costa Rica, con lo cual estarán enfrentando al inquilino de Zapote, salvo que el Jaguar logre llevar su jaguarcito político bien envuelto para continuar la destrucción y desmantelamiento del Estado Social de Derecho y del Estado de Derecho costarricense, como la está realizando.

La campaña electoral próxima tiene, por ahora, como escenario enfrentar al Jaguar, sus jaguarcitos, sus tendencias populistas extremas, su autoritarismo y sus pretensiones militaristas de la sociedad costarricense.

A la vista, los partidos Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana no están figurando como las principales fuerzas electorales hacia las elecciones del 2026. Participarán en las elecciones luchando por mantener en primer lugar el número de diputados que ya tienen, y, en segundo lugar, tratar de aumentar sus diputados. Por ahora no le veo más perspectivas que éstas. Esos diputados dependerán de lo que lleven en propuestas de candidatos.

Lamentablemente estos partidos han caído en las redes de las 84 tribus cantonales que los han invadido sin liderazgos nacionales, algunas de esas tribus actuando como verdaderas mafias políticas, de manera oportunista buscando y medrando poder en las estructuras partidarias, anulando y devaluando las dirigencias nacionales e históricas de esos partidos, enredándose en sus propios mecates.

Es triste el panorama que se nos avecina. En ausencia de fuerzas políticas en capacidad de actuar unitariamente, de alianzas reales y efectivas, con una plataforma común, con la certeza de que quienes la suscriban se atenderán a ella, sin rechazar los orígenes partidarios o ideológicos de quienes puedan compactarse, las posibilidades electorales, para la mayoría nacional, es confuso. En esta confusión caótica el discurso populista continuador del gobierno o neopopulista, alterno y confrontativo al gobierno, serán los ejes de la campaña.

No estamos atravesando una época tranquila ni sencilla. Es compleja. A nivel internacional, para América Latina, la llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos y del senador Marco Rubio, como su jefe de política exterior, va a ser de tiempos difíciles. Los populistas, tipo Rodrigo Chaves, y sus congéneres, empatarán más con las directrices del Departamento de Estado. Ya Chaves se ha alineado dócilmente, alejándose de la Soberanía nacional, con relación a lo que Washington dicta respecto a las relaciones económicas con China. Políticamente no está muy alejado tampoco.

Estados Unidos, en sus estertores de potencia en declive, puede arrastrarnos a una guerra mundial de carácter nuclear de baja intensidad, con sus guerras regionales en Ucrania y en el encendido Medio Oriente, con eje en la situación de palanca que tiene Israel en la proyección de sus conflictos con Hamas y la aniquilación e intento de desaparición de Palestina, y sus ataques en Siria e Irán. El Mar de la China, Mar de Japón, Taiwán, Coreas, son escenarios que atender en este panorama.

El populismo y el neopopulismo en la Comunidad Europea y el péndulo populista en América Latina son igualmente preocupantes. En Centroamérica el eje Bukele-Chaves se articula hacia un nuevo proyecto de centroamericanización autoritarista. El triángulo norte, Guatemala, el Salvador y Honduras sigue funcionando en sus aspectos migratorios y económico comerciales.

En la visión de Bukele hay una nueva visión morazánica como él la ve. Chaves, falderillo de Bukele, no tiene idea de lo que es esto. No casualmente se han desarrollado partidos, en procesos de inscripción electoral en el país, que tienen vínculos con Bukele o el bukelismo. No sería nada raro que el mismo Chaves se aproveche de una estas opciones para sus aspiraciones electorales en el 2026. No hay que negar ni ocultar, ni engañarse, de que el presidente Chaves está en campaña electoral permanente, para quienes él llegue a apoyar o para impulsar su propia candidatura y las de los diputados que él quiere llevar a la Asamblea Legislativa de manera mayoritaria.

Igual que en la época de Morazán las contradicciones internas en cada país centroamericano impiden la realización de un proyecto regional. Bukele, sin embargo, cultiva esa posibilidad viéndose él como el líder regional.

Los organismos regionales como el Parlamento Centroamericano y la Corte Centroamericana no funcionan, ni tienen carácter vinculante importante. Solo gastos a sus países les generan. El Sistema de Integración Centroamericano, SICA, y el Banco Centroamericano de Integración Económica, sí funcionan en el campo de apoyos económicos para todos los países miembros. El gobierno de Chaves ha sacado provecho de esa pertenencia.

Honduras con debilidad política y Guatemala con graves contradicciones que pueden tumbar, si se agudizan, al gobierno de Bernardo Arévalo. La no aceptación del candidato de Nicaragua a la dirección del SICA es una contradicción importante, de todos los demás países centroamericanos, con el gobierno de la dinastía dictatorial que se ha establecido en Nicaragua, dando margen para que trascurra el breve período que falta sin ese nombramiento para que en su lugar lo asuma Costa Rica, como corresponde en el trámite protocolario que existe.

Nicaragua y Venezuela se mueven en la afirmación de dictaduras no deseadas en el continente, sin que se pueda actuar, por ahora, diplomáticamente con ellas. Lo de Venezuela sigue pendiente hasta el 10 de enero, cuando Maduro tenga que asumir su ilegítima presidencia.

Brasil con Luiz Inácio Lula, Colombia con Gustavo Petro y México con la presidente Claudia Sheinbaum se perfilan como el eje más democrático y progresista del continente. Uruguay con su reciente electo presidente, Yamandú Orsi, se sumará a este trío. En Bolivia hay una situación confusa. El presidente de Paraguay Santiago Peña, de paso el más joven presidente del continente y el presidente de Panamá José Raül Mulino, calzan entre los neoliberales y populistas del continente.

Así se visualiza el término del 2024 y el inicio del 2025. Pero, no pierdo la esperanza.

Las tendencias populistas pueden ser explosivas

Vladimir de la Cruz

Las tendencias populistas que empiezan a aflorar en el país, con el actual presidente, el Jaguar de Zapote, pueden llegar a ser explosivas, volcánicas. Llegó por elecciones, pero cuestiona la institucionalidad electoral. Quiere quedarse en el poder por elecciones. Si se puede, lo hará. Si no se puede, lo intentará.

Se evidencia en su comportamiento su tendencia autoritaria y casi totalitaria. La democracia electoral multipartidista fue su fuente de llegada. Hoy quiere acabar con ese multipartidismo. Prefiere controles para que no haya dobles candidaturas, a la presidencia y a diputado por parte de aspirantes a la elección popular. Desea menos partidos políticos participando sin entender que el proceso electoral abre la posibilidad para que los ciudadanos, en toda su magnitud, puedan organizarse al margen de los partidos políticos tradicionales o aquellos que han participado en elecciones. El Jaguar olvida que él mismo participó con un partido que por primera vez acudía a las elecciones enfrentando a todos los existentes, viejos y nuevos partidos.

Quienes piensan que el desgaste electoral y del abstencionismo crecen por la cantidad de partidos existentes en los procesos electorales no aprecian bien el panorama. El desgaste de los electores, la desconfianza de los ciudadanos en los partidos políticos no está en la cantidad de ellos. Está justamente en los pocos partidos que han gobernado y en los pocos que tienen representación parlamentaria. De estos, los ciudadanos no han visto resultados inmediatos, no han tenido promesas electorales cumplidas. No tienen a los partidos como organizaciones que sean hoy un referente de militancia política, de tenerlos como su hogar político, y de tener a sus miembros como una familia política.

El actual presidente empieza a sufrir esta situación. A pesar de que tuvo, por primera vez, en el 2022, al asumir la presidencia, la oportunidad de impulsar desde el 8 de mayo de ese año, la oportunidad de darle a la Asamblea Legislativa un paquete de proyectos de ley, de iniciativas legislativas para cumplir con lo que decía en la campaña electoral, no lo hizo, porque no estaba preparado para asumir el gobierno. Ni por iniciativa de la Casa Presidencial ni por la de sus propios diputados pudieron hacerlo, porque no tenían ningún proyecto de ley preparado relacionado con lo que habían dicho en la campaña electoral o con lo que habían ofrecido a los electores. Varios días en mayo del 2022 la Asamblea Legislativa se paralizó, porque en las sesiones extraordinarias legislativas que inician en mayo solo el Poder Ejecutivo puede presentar proyectos de ley a trámite de conocimiento y aprobación legislativa.

Pero, desde el 8 de mayo del 2022, el actual gobierno y su Jaguar al frente, no han hecho más que rugir contra la institucionalidad pública, contra los poderes públicos, contra la misma Asamblea Legislativa y sus diputados, contra la Corte Suprema de Justicia y su Sala Constitucional, contra la Contraloría General de la República, contra medios de comunicación social, contra la Fiscalía General de la República, contra críticos y analistas del quehacer político nacional, aduciendo que no los dejan gobernar.

No es que no les dejan gobernar. Es que no tiene nada concreto que ofrecer a sus electores, a la ciudadanía como obra propia, como proyectos propios relacionados con el discurso de la campaña electoral que lo llevó a Zapote. ¿Por qué? Porque el discurso era vacío. Simplemente, ataques a toda la institucionalidad política electoral, a los partidos políticos y a sus dirigentes tradicionales, haciendo ver que ellos no habían resuelto problemas de los ciudadanos. En este sentido su discurso tenía contenido real, lo que los ciudadanos resentían de esos partidos y políticos.

Hoy, al finalizar el 2024, a un año de las próximas elecciones nacionales, en las encuestas recientes el presidente tiene altos índices de reconocimiento personal, asociados especialmente a la labor que se ha hecho y a su presencia publicitaria para atender la situación de las catástrofes climáticas que asolaron al país, y en cierta forma por la visita del presidente salvadoreño Bukele. Los índices son altos en lo personal. Pero, han caído en la imagen presidencial propiamente dicha porque la gente, los ciudadanos, siguen sin ver resultados reales de su gestión, que les lleguen a ellos.

Los resultados positivos del populismo descansan para llegar al poder en que los ciudadanos o los trabajadores no se sienten bien representados en el Poder Ejecutivo o en la Asamblea Legislativa. De alguna manera, los ciudadanos se sienten maltratados por la realidad de su situación socioeconómica o porque no hay reales políticas sociales en educación, salud, vivienda, créditos, pensiones e ingresos salariales. Salarios de hecho están congelados desde hace casi cinco años y proyectados a continuar congelados por los próximos tres, salvo que los aumenten sustantivamente en el 2025 por ser año electoral. Salarios suben en escalera. Los precios de los artículos de la canasta básica, de consumo y los de los servicios públicos suben en ascensor.

Las formas populistas que han germinado y han brotado en el país no tienen los rasgos nacionalistas, patrióticos o anti imperialistas que los movimientos populistas en América Latina han tenido en estos últimos 25 años. Aquí, el populismo en la forma que se presenta carece de un contenido nacionalista, inspirador para las mayorías sociales. Ni siquiera se arropa de patriotismo. Nacionalismo, Patriotismo o Antiimperialismo no son parte de las agendas ni de los discursos populistas en Costa Rica, al menos hasta hoy.

El discurso populista y autoritario sigue siendo contra las élites que han gobernado y sus partidos políticos, contra los gobiernos y políticos que han hundido el país o que han provocado las crisis de la ingobernabilidad. Las soluciones a ello siguen siendo en el esquema tradicional: acudir a los organismos internacionales, tratar de acabar con las altas inflaciones, abrir más la economía o privatizar instituciones públicas como se han vuelto a lanzar estas iniciativas, como es el caso de la venta del Banco de Costa Rica o de la Fábrica Nacional de Licores, que se han puesto a sonar, que les han puesto música y maquillaje.

No hay fuerzas políticas que defiendan el Estado fuerte, intervencionista. Al contrario, se trata de desmantelar ese Estado en toda la dimensión que se pueda hacer.

En las corrientes populistas del pasado las masas populares se movían o movilizaban con sus dirigentes identificados con ellas por su nacionalismo, patriotismo o anti imperialismo, por sus discursos relacionados con sus problemas sociales a resolver. Hoy las corrientes populistas se mueven por la esperanza que se deposita en los líderes o los gobernantes, sin movilizaciones, ni contenidos nacionalistas, patrióticos o anti imperialistas y sin agendas sociales.

El actual presidente en su accionar trata de movilizar sectores sociales alrededor suyo, en sus giras por los cantones, hasta ahora sin éxito. Los movilizados son desclasados, sectores marginales y discriminados, resentidos sociales, algunos desempleados, sin conciencia política y muchas veces sin conciencia real de su movilización, porque ésta descansa en un pago que se les hace, para llevarlos en buses, y en un suministro alimentario que los moviliza.

Las tendencias populistas en el continente han sido de izquierda y de derecha. En Costa Rica las tendencias populistas gravitan del lado de la derecha, del centro derecha de manera más tenue o disfrazada.

Las corrientes populistas que giran alrededor de la presidencia de la República y sus seguidores son más hacia el autoritarismo, sin identificación ideológica, aunque de vez en cuando al presidente se le mete en su lengua asusta con el comunismo, hoy totalmente desfasado en el plano histórico, o de enfrentamientos de tipo homofóbicos. No hay en este sentido ninguna amenaza real comunista, ni en el plano nacional ni en el internacional. La República Popular China no es una amenaza comunista, como casi la presenta el presidente. Puede serlo en el plano económico y comercial con los intereses de otras potencias y países hegemónicos que presionan a gobiernos débiles, como el de aquí, para bloquear la presencia comercial china, como lo está haciendo. La República Popular China se proyecta como el puntero más importante en esos terrenos, comercial y económico, a partir de la década del 2030. ¿Dónde tenemos que ubicarnos?

El autoritarismo impulsado por Zapote tiende a sustituir el bloque político económico tradicional por otro que el Jaguar de Zapote representa, de una nueva burguesía y nueva aristocracia política, de muy altos ingresos, con menos partidos políticos competitivos aparentando un régimen pluralista, que desplace a las alianzas políticas tradicionales, que desplace a la oposición a la marginalidad electoral e inhabilite las disputas políticas. El autoritarismo en marcha va contra la disidencia y la oposición política hacia la dictadura, el gobierno autocrático militarista y despótico. Su traje de gala es el narco estado y el narco gobierno.

El populismo impulsado desde Zapote se orienta a minar el sistema representativo democrático. Carisma, confianza y esperanza todavía rodean al Jaguar. Sus desplantes populistas y demagógicos requieren masas sociales, seguidores especialmente salidos de las tiendas políticas tradicionales. Todavía no las tiene de esa forma.

En este ambiente hacia las elecciones del 2026 los partidos tradicionales, Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana, como los principales del escenario, en sus luchas internas han perdido la capacidad de representación popular que tuvieron en el pasado. Mientras el populismo es personalista en estos partidos sus nuevos clanes y tribus políticas conducen sus derroteros a eliminar los personalismos políticos que los fundaron, los guiaron, los llevaron a las alturas políticas que disfrutaron, y avanzan por destruir sus liderazgos históricos, por impersonalizar sus estructuras políticos partidarias, lo que les puede resultar fatal, porque los líderes no se improvisan, se hacen en los propios partidos políticos y en sus estructuras partidarias, más que parlamentarias.

Las asambleas nacionales recién celebradas por ambos partidos, me parece, agudizaron los niveles de sus propias representaciones políticas, de sus liderazgos que casi los decapitaron, obligando a algunos dirigentes a descansar, en sarcófagos, debidamente embalsamados. No surgieron de esas asambleas planteamientos visibles para esos partidos de presentarse como facilitadores e intermediarios de los sectores populares y de la ciudadanía en general ante los graves e importantes problemas que el pueblo y el país tienen.

Si el populismo continúa en el país será tan solo la evidencia de que no hemos podido resolver los problemas fundamentales que preocupan a la ciudadanía y el pueblo en general.

Compartido con SURCOS por el autor.

Entrevista a Vladimir de la Cruz: la historia de la institucionalidad costarricense, segunda parte

El pasado 22 de octubre del 2024 se llevó a cabo la segunda parte de una entrevista, llevada a cabo por el programa Prisma Latinoamérica al historiador y analista político Vladimir de la Cruz, el cual habló sobre la institucionalidad costarricense. La conversación fue conducida por el sociólogo Miguel Sobrado.

En esta segunda parte, se habla sobre cómo se podría lograr que la riqueza del país se comparta entre todos, y que no sea el narco el que marque el camino del desarrollo. Enfatiza que hay un factor clave, y es la educación, y como esta debe ser modernizada, para acoplarse a un nuevo contexto, con nueva tecnología, y nuevos conocimientos. 

También, se recalca la gravedad de la situación del cambio climático, como las nuevas generaciones se enfrentan a problemas graves del ambiente, los suelos por su degradación, los mares por su contaminación, al igual que el aire contaminado. 

Vladimir de la Cruz habla sobre cómo los nuevos gobernantes buscan debilitar la institucionalidad pública, especialmente desde la educación, al negar el 8% constitucional a las universidades e instituciones educativas públicas, y reforzar la educación privada, con sistemas de becas.

Finalmente, se menciona como eso afecta a todos los niños y colegiales que les han quitado los subsidios de becas, los comedores, el transporte, y al trasladar estos fondos a la educación privada, se está abriendo una mayor brecha, haciendo que, junto con los programas de jornadas 4:3, y otros movimientos de este corte, se esté creando un marco para que personas que crecen sin oportunidades en educación, con cada vez más baja escolaridad, trabajen más, y sean más susceptibles a la manipulación social.

De nuevo extendemos una invitación a ver la entrevista completa, para aquellas personas que quieran saber más sobre la historia de Costa Rica y su institucionalidad a lo largo de los años.

Reflexiones acerca del ensayo Grupos de Presión en Costa Rica, tesis de grado (1967) del Dr. Oscar Arias Sánchez y la Costa Rica del Siglo XXI (2025)

MBA Lic. Luis Gilberto Martínez Sandoval, UTN.

Luis Gilberto Martínez Sandoval MBA Lic. Bach.
Académico Universitario Titular
Carreras Comercio Exterior, Administración Aduanera
Sede Central UTN www.utn.ac.cr
Especialista en Relaciones Económicas y Políticas Internacionales,
MBA Administrador de Empresas énfasis Mercados Globales y
Negocios Internacionales.
Exfuncionario Banco Mundial IFC – Ecuador- y, América Latina,
Escritor, Directivo JD SSN ANEP UTN, Científico Social
Contácteme: luis.martinez.sandoval@gmail.com
Cel. 506 62 76 41 33

Otto Arroyo Quesada

Otto Arroyo Quesada
Posgraduado en Marketing Harvard Busines School. Maestria en Alta Gerencia
Licenciado en Gestión de Empresas, Docencia y Pedagogía
Cerficado de Formación de Emprendedores e Innovación
Académico, Gestor de Tecnología y Emprendimientos,
Empresario Agroindustrial Ganadero
Amplia experiencia en gerencia con empresas transnacionales
dentro y fuera de Costa Rica
Contácteme: otto.arroyo66@gmail.com
Cel. 506 88239924

Fue la Tesis de grado de don Oscar Arias para optar por titulo de licenciado en Derecho, Universidad de Costa Rica. Estamos en la Costa Rica de setiembre de 1967 (hace 57 años). Un ensayo que se recomienda para publicar como libro en la Editorial Costa Rica en 1971. Con un preámbulo de Don Alberto Cañas que consideró un aporte valioso al estudio de la vida costarricense y de sus características.

Este valioso ensayo expone la inevitabilidad de los grupos de presión en el juego democrático, la aceptación y la generalización en Costa Rica en 1967. Se fundamenta la distinción entre grupo de presión y grupo de interés asi también los partidos políticos. “El partido pretende la conquista del gobierno y el grupo de presión los intereses específicos.” Con anterioridad a 1844 no existieron grupos de presión en Costa Rica. La producción y exportación de café generó el primer grupo de presión. Plantea el autor la primera premisa: “es indispensable,(…) reforzar la autoridad gubernamental, un Poder Ejecutivo vigoroso, una Asamblea Legislativa independiente y un un sistema de partidos fuertes y eficientes, constituyen la mejor garantía contra el peligro desintegrador que encierra el grupo de presión” Solo ello permitió a los legisladores, sustraerse a las presiones de las minorías organizadas. De alli, “ la necesidad de un adecuado liderazgo nacional de partidos que nos permita abandonar el personalismo característico de nuestra historia.”

La diferencia entre grupos de presión y los partidos políticos – sugiere el autor- que en nuestra realidad deben ser algo más “que simples clientelas agrupadas alrededor de un personaje influyente”. De allí que “no concebimos nuestra democracia sino en función de una fuerte competencia de partidos”.

En ese sentido, se pregunta (1967) el autor: “¿Qué es un partido político? El partido es, ante todo, un intento organizado de alcanzar el poder, su finalidad es gobernar. Y un grupo de presión se transforma en partido político cuando decide presentar candidatos a las elecciones con miras a la obtención de la función de tomar decisiones. Es posible pertenecer a más de un grupo, pero no a más de un partido político. La diferencia entre grupos de presión y partidos políticos, es muy clara en los regímenes bipartidistas pero pierde su sentido donde existe múltiples partidos.”

Para el autor, hay una proliferación de grupos de presión e interés. De allí la pregunta: ¿desde cuándo existen los grupos de interés en nuestro medio? Y entra de lleno a realizar un breve análisis de la historia costarricense abordando la raíz histórica de grupo de presión en Costa Rica que no se desarrolló sino hasta 1808 cuando el gobernador don Tomás de Acosta introdujo el café en Costa Rica. Surgiendo el grupo cafetalero y sus familias exportadores y comerciantes importadores y con ello el advenimiento del grupo cafetalero al poder convirtiéndose en el primer grupo de presión de Costa Rica. Antes de 1844 ningún sector de la población pudo acumular riqueza suficiente para la capitalización que los llevo a consolidar su posición económica a través de prerrogativas, monopolios, leyes proteccionistas, precios altos, salarios bajos. Incluyendo el derrocamiento de Juan Rafael Mora Porras y Alfredo González Flores.

Ha habido – nos dice el autor- una expansión de la administración pública costarricense y la creación de un Estado empleador que generó una enorme burocracia, nuevo fértil campo donde se ejerce influencia y donde hay una gran trabazón cada vez más compleja de intereses por parte de los grupos de presión e interés.

En ese escenario (1967) se preguntaba el autor: ¿Qué prefiere Costa Rica? Nosotros – él como representante en esa época del poder cafetalero y azucarero- “nos inclinamos por un sistema de partidos fuertes y disciplinados. Consideramos más democrático un país regido por partidos que uno regido por grupos.” “¿Y acaso no es el partido político un grupo? – se pregunta el autor- y responde: Advirtámoslo una vez más: preferimos una democracia de partidos políticos a una democracia de grupos de presión. Estos tienen derecho a ser oídos, pero no a gobernar.”

En cuanto a los grupos de presión y la opinión pública. Nos aclara: “la opinión pública no es más que la opinión privada de aquellos que tienen poder para difundirlo” por ello sugiere el autro “un régimen político de partidos fuertes en el cual los grupos cumplen únicamente una función complementaria.”

Finaliza el ensayo exponiendo la inevitabilidad de nuestros grupos de presión como un movimiento de reacción natural pero que esta en deuda con el campesino que desconoce la organización. Y nos da un dato fundamental: nuestros grupos de presión (1967) no reúnen sino a un porcentaje muy reducido de la masa total de interesados. Por ello, reitera es necesario un Poder Ejecutivo vigoroso, una Asamblea Legislativa independiente y un sistema de partidos políticos fuertes y eficientes para enfrentar a los grupos de presión o de interés. los partidos políticos son un poder de equilibrio y contrapeso que evita la anarquía caso contrario iríamos hacia un neofeudalismo de grupos de interés todopoderosos. “El personalismo político que por tanto años nos ha caracterizado, es producto directo del marcado individualismo que define el costarricense. Al pueblo le seducen los caudillos y tras de ellos ha ido desde la Independencia. En ese sentido preferimos- nos dice- una lucha de ideas a una pugna de personalidades.

Existe desde 1967 una inevitabilidad de los grupos de presión en el juego democrático y su aceptación en Costa Rica al amparo de nuestra idea de libertad. La democracia de hoy (1967) es una democracia de grupos. Es el grupo y no el individuo, el que posee ahora virtualidad suficiente para ser sujeto político. En nuestros días (1967) la política es una gran feria en que el grupo más fuerte y hábil compra mayor cantidad de mercancías: leyes, decretos, reglamentos etc. Hemos llegado a un grado de complejidad en que los grupos se hacen invisibles e imposibles de determinar. El poder en Costa Rica si puede ser localizado y medido. La democracia de hoy (1967) la llenan los PARTIDOS y los GRUPOS DE PRESIÓN. Y el dialogo ya no es de individuos si no de grupos y partidos. Y ello profundizó la democracia en Costa Rica.

Continuando con éste análisis permítasenos hacer una extrapolación. De 1967 a 2024 han pasado 57 años. Costa Rica construyo el Estado Benefactor (1948 – 1980) y del Modelo de Sustitución de Importaciones viramos hacia el Modelo Orientado a la Exportación con Régimen de Zonas Francas, TLC, Apertura Comercial y Desregulación Arancelaria (1980 a la fecha) Se da un marcado agotamiento del sistema político tradicional – bipartidismo tradicional-, el impulso al modelo neo liberal y el ascenso del multipartidismo con la llegada del PAC.

Releyendo el texto del Dr. Oscar Arias Sánchez en nuestros días podemos argumentar algunas ideas. La Generación del 48 se extingue con la muerte de don Pepe, don Daniel Oduber, don Luis Alberto Monge, entre otros que fueron socios fundadores del Partido Liberación Nacional con fecha 12 de octubre de 1951 en la finca “ La Paz” , de San Ramón. Fue en el mes de octubre 1975, cuando don Daniel Oduber nombra al joven Ministro de Planificación Nacional y Política Económica de Costa Rica al Dr. Oscar Arias Sánchez, doctarado en la Escuela de Economía de Londres – que no era parte de la Generación del 48–

Recordemos que don Daniel Oduber pierde las elecciones 1966 – 1970. Precisamente por los grupos de interés y de presión en una campaña guiada por la táctica de la Gran Mentira, la irresponsabilidad de las afirmaciones y la lentitud de mecanismos para restablecer la verdad conducida por el partido político Unificación Nacional y el periódico – grupo de presión e interés- La Nación liderada por los gemelos hermanos Vargas Gené y el radioperiódico La Palabra de Costa Rica. Como también los principales señores del capital costarricense que se decantaron por don Mario Echandi afín a sus intereses. La propaganda antiliberacionistas fue brutal contra Liberación Nacional y don Daniel Oduber. Fue una técnica de intoxicación.Con información falsa. Algo similar ocurre en nuestros días de la internet y redes sociales.

Costa Rica desde 1951 es en parte guiada por la hegemonía del Partido Liberación Nacional – partido fuerte, disciplinado y vigoroso- hasta 1990 – Primer Gobierno del Dr. Oscar Arias Sánchez-. Y a partir de este último gobierno empieza el debilitamiento orgánico del Partido Liberación Nacional que llega con el Segundo Gobierno del Dr. Oscar Arias Sánchez, luego Laura Chinchilla y cierra con el hijo del caudillo: José María Figueres Olsen. La oposición sigue un mismo camino, primero Unificación Nacional, luego Coalición Unidad, posteriormente Partido Unidad Social Cristiana que se hunde con el hijo del otro caudilllo Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia: Lic. Rafael Ángel Calderón Fournier -– que no era parte de la Generación del 48-.

¿Qué tenemos hoy 2024 – 2026?

PRIMERO Un debilitamiento de los partidos políticos ideológicos, fuertes y eficientes dentro del anterior marco del Bipartidismo: Liberación Nacional y Unidad Social Cristiana. Nuestros partidos tradicionales van rumbo a la disolución, desintegración o destrucción. Un nuevo multipartidismo en crisis generado por la emergencia del Partido Acción Ciudadana, PAC, que esta en profunda crisis, estado de coma y posible disolución orgánica. Tenemos partidos testimoniales con candidaturas testimoniales que solo llegan como diputados a la Asamblea Legislativa y su aporte es nada significativo.

SEGUNDO Aquí esta el problema sustancial de nuestra democracia costarricense del año 2024 rumbo a elecciones 2026. Nos referimos al auge y ascenso ante el vacío de poder que están tomando los grupos de presión e interés en nuestros días, altamente peligroso para el juego democrático representativo de partidos políticos que tienen el monopolio de la representación electoral.

Bien lo expuso en 1967 el Dr. Oscar Arias Sánchez: “es indispensable,(…) reforzar la autoridad gubernamental, un poder ejecutivo vigoroso, una asamblea legislativa independiente y un un sistema de partidos fuertes y eficientes, constituyen la mejor garantía contra el peligro desintegrador que encierra el grupo de presión” De allí, “ la necesidad de un adecuado liderazgo nacional de partidos que nos permita abandonar el personalismo característico de nuestra historia.” “Los grupos de presión deben tener límites.” De allí que “no concebimos nuestra democracia sino en función de una fuerte competencia de partidos”. Y, “eso frena que un grupo de presión se transforme en partido político cuando decide presentar candidatos a las elecciones con miras a la obtención de la función de tomar decisiones”. En nuestros días asistimos al nacimiento de grupos de presión o interés que se están transformado en PARTIDO POLÍTICO UBER – Con un Socio Conductor – llamémosle Financista- que se encuentra cerca de ti, acepta tu solicitud de viaje y te lleva a donde quieras ir, de forma fácil, cómoda y segura.- En sustancia no son verdaderos partidos políticos con trayectoria sino un vehículo para asaltar el poder político y solo irían por un fin único el del grupo de presión o interés.

Se estiman 47 partidos inscritos o en proceso de inscripción en el TSE CR para las elecciones del 2026. Nos preguntamos: ¿Son grupos de presión o de interés buscando camuflarse como partidos políticos para tomar el poder? O ¿Son nuevos partidos políticos del tipo UBER descrito supra?. El Tribunal Supremo de Elecciones debería intervenir para estabilizar el sistema político electoral de cara 2026. Hay que cambiar el Código Electoral de Costa Rica.

TERCERO En el actual escenario (2024) nos preguntamos: ¿Qué prefiere Costa Rica? Nosotros nos inclinamos – igual que lo expuesto (1967) por el Dr. Oscar Arias Sánchez- por un sistema de partidos políticos por que consideramos más democrático un país regido por partidos políticos que uno regido por grupos. En ese sentido, Costa Rica requiere con urgencia dos grandes bloques de partidos políticos que estabilicen el sistema político electoral costarricense. Preferimos una democracia de partidos políticos a una democracia de grupos de presión para evitar la ANARQUÍA hacia un neofeudalismo de grupos de interés todopoderosos que destruirán nuestra democracia social que ha costado siglos de construcción. No debemos dejar de lado que los sistemas políticos pasan por tres fases: estables, inestables y caóticos.

El debilitamiento de los partidos tradicionales y emergentes: PLN, PUSC, PAC a generado un vacío de poder que nos esta llevando hacia CAOS, CONVULSIÓN, CRISIS Y NUEVA GUERRA CIVIL EN COSTA RICA. Estamos a un paso de guerra civil en un nuevo escenario de economía digital virtual guiada por el poder de las redes sociales y el individuo no partidario dado el deterioro de la base institucional costarricense o en las amenazas al sustrato democrático del sistema político: los partidos políticos. Es por ello que se hace necesario un conglomerado – clúster político partidario– donde estén el PLN, PAC, FA, los centros izquierdas o izquierda modera o extrema y otro conglomerado – clúster político partidario – donde se integren los centros derechas, derecha, derecha extrema o bien ultraderecha. Dos grandes clúster políticos partidarios para sostener la estabilidad del sistema político, cultural, económico y social de Costa Rica en el Siglo XXI. Tienen la palabra los distintos líderes de esas agrupaciones políticas citadas.

CUARTO Con la llegada al planeta en los 90s de World Wide Web (WWW), y en nuestros días las redes sociales asistimos a la muerte de las democracias y las dictaduras. Estamos en la era del final de la democracia. Son tiempos apocalípticos para las democracias. Para todos los partidos politicos tradicionales son una amenaza y un debilitamiento de sus estructuras. La inestabilidad y caos es el nombre del juego junto a liderazgos caudillistas, personalistas, populistas que llevaran a desaparecer a nuestra democracia. Agreguemos que el objetivo a cuestionar por los grupos de presión e interés es la separación de poderes, entonces estamos a un paso del abismo dado que nuestra democracia apostado históricamente por la separación de poderes. Lo anterior, esta en la agenda de los GRUPOS DE PRESIÓN E INTERÉS en Costa Rica.Hay premeditación de parte de estos grupos. Esto esta siendo conducido. Recordemos la campaña la GRAN MENTIRA que le aplicaron a don Daniel Oduber en su primera candidatura. Algo similar pero más profundo dado el uso de las redes sociales esta sucediendo en el lado oscuro de Costa Rica.

La manera de hacer política ha cambiado. Las redes sociales reúnen a la gente y la concentran en grupos de presión e interés: Facebook, Tik Tok, WhastApp, Twiteer. Y allí todo es verdad y nadie puede estar en oposición o desacuerdo. El ‘Me gusta’ o los “Likes” es más importante que el análisis científico, los datos y los hechos concretos. Informar ya no interesa. Hoy se “trata de enganchar a la gente”. Todo es manipulable. Y quienes buscan destruir nuestra democracia usan sin asco las redes sociales generando polarización política, cultural , económica y social. Las generaciones Z – nacidos en los 90s- que no vienen de la Generación del 48, ni que vivieron el Bipartidismo, quizás una cola del multipardismo en Costa Rica son mas propensas a la manipulación dado su aislamiento tecnológico del mundo exterior. Ningún Directorio Político o Comité Ejecutivo del PLN, PUSC, PAC, FA otros la vio venir. Encerrados en su torre de marfil, su arca de la alianza, su santo grial, su atalaya, y dada su actitud de dioses y diosas del Olimpo no percibieron que la realidad concreta dio un giro de 360 grados de 1990 a la fecha.

A MODO DE CONCLUSIÓN

La Costa Rica del Siglo XXI, específicamente la sociedad actual va rumbo al caos, convulsión, crisis y una nueva guerra civil (2025-2026) muy diferente a la Guerra Civil de 1948 – que en sustancia se dio por el respeto al sufragio electoral-. Y, esto no lo para ninguna Asamblea Nacional Constituyente – organismo colegiado que tiene como función reformar o redactar la Constitución.- Sería altísimamente peligroso convocarla dado que la infiltración de grupos de presión e interés – partidos políticos UBER- serían las personas o representantes del pueblo que tendrían a su cargo dictar la ley fundamental de organización de un Estado o modificar la existente». Sin partidos políticos no se puede convocar a ninguna Asamblea Nacional Constituyente.

Como bien lo dejó por escrito el Dr. Oscar Arias Sánchez, en su tesis de grado 1967 y vigente para la Costa Rica del 2025: “Necesitamos un sistema de partidos políticos fuertes y eficientes para enfrentar a los grupos de presión o de interés. los partidos políticos son un poder de equilibrio y contrapeso que evita la anarquía caso contrario iríamos hacia un neofeudalismo de grupos de interés todopoderosos.”

De los cimientos a los desafíos: la historia de la institucionalidad costarricense

Prisma Latinoamericana presenta: Raíces de la institucionalidad costarricense y los peligros que enfrenta hoy: entrevista al señor Vladimir de la Cruz, Parte I.

En este video, el historiador Vladimir de la Cruz nos ofrece una mirada profunda sobre cómo se formó la institucionalidad costarricense y cómo los privilegios democráticos que disfrutamos hoy fueron producto de un largo proceso histórico. De la Cruz, en conversación con el sociólogo Miguel Sobrado, explica los momentos clave en la construcción de la República Social de Costa Rica, desde los movimientos políticos y sociales hasta las reformas que dieron forma a un sistema que hoy consideramos uno de los más estables en América Latina.

Además, se analiza cómo la herencia colonial y los movimientos ideológicos influyeron en la creación del sistema democrático y las reformas que dieron forma a Costa Rica tal como la conocemos hoy. Uno de los temas destacados es cómo los jóvenes de la década de 1940 se involucraron activamente en los asuntos políticos del país, con la creación del Centro de Estudios para los Problemas Nacionales, que dio origen a la influyente revista SURCO. 

Si te interesa saber más y entender cómo se forjó el país que conocemos hoy y los desafíos que enfrenta en este siglo, esta entrevista es imperdible. ¿Cómo se construyó nuestra democracia? ¿Qué papel jugaron los partidos políticos, las reformas sociales y los movimientos ideológicos en este proceso? Le invitamos a ver el video:

Óscar Aguilar Bulgarelli llama a “desprenderse de diferencias que hoy no valen la pena” para tener una opción electoral democrática y digna

A un año para que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) convoque a las elecciones presidenciales en Costa Rica, programadas para el 1 de febrero de 2026, Óscar Aguilar Bulgarelli hace un llamado a la ciudadanía y a los actores políticos para que se unan en la construcción de una alternativa democrática que saque al país de la actual crisis. Son 365 días para que las fuerzas democráticas se organicen, porque actualmente no se cuentan con bases de nada, no hay participación, no hay movimientos hacía esas elecciones, ni hay posturas firmes. 

Se destaca a su vez la falta de liderazgo tanto en los partidos políticos como en otros movimientos, junto los mismos ciudadanos, advirtiendo del actual rumbo gubernamental, en donde ese camino se está dando bajo el odio y el conflicto. Siendo este  un momento crucial para dejar de lado las diferencias y los intereses personales, con el fin de garantizar una opción política que promueva la libertad, la institucionalidad y la paz civil en el país. 

El mensaje también incluyó una crítica hacia la actual situación de confrontación, en donde lejos de resolver problemas estructurales como las pensiones de la CCSS, las rutas de arroz, el narcotráfico o el sicariato, está generando un ambiente de agresividad y división que amenaza con desmoronar las instituciones costarricenses.

Finalmente, hace un llamado a todos los sectores a aportar desde sus respectivas trincheras, en un esfuerzo común por retomar el camino de la democracia y el respeto civil. 

¡Solo quedan 365 días!

Le invitamos a escuchar la exposición:

Supuestos e Hipótesis sobre la Cultura Política y el Origen y Desarrollo de la Democracia Costarricense

Roberto Salom-Echeverría, sociólogo y académico expuso ante estudiantes de la UCR una serie de reflexiones sobre la evolución histórica y estructural del sistema político costarricense, abordando desde los cimientos coloniales hasta la crisis de los partidos políticos actuales.

En la penúltima clase del curso de Ciencias Políticas impartido por la profesora Violeta Otero en la Universidad de Costa Rica (UCR), el académico Roberto Salom-Echeverría fue invitado a compartir sus conocimientos sobre la cultura política costarricense y su relación con el desarrollo democrático del país. Su exposición, basada en el documento titulado «Supuestos e Hipótesis Sobre la Cultura Política y el Origen y Desarrollo de la Democracia Costarricense,» expone un análisis sobre algunos de los elementos históricos que han permeado el sistema democrático del país a través del tiempo, en esta nota detallamos algunos de los más destacados:

La importancia del Enfoque Histórico-Estructural

Salom-Echeverría detalla la importancia de utilizar el análisis histórico-estructural para ofrecer una mirada a la configuración sociocultural y política de Costa Rica. Según el académico, esta metodología permite describir la dinámica entre lo económico-social y lo jurídico-política y cultural, destacando cómo la primera influye de manera determinante en la segunda.

Del bipartidismo a la fragmentación política

Según señala, una de las dinámicas más relevantes fue la transición del sistema político costarricense desde un bipartidismo estable hacia una fragmentación cada vez mayor. Salom-Echeverría detalló cómo el debilitamiento del bipartidismo a finales del siglo XX y principios del XXI ha dado lugar a la aparición de nuevas fuerzas políticas, siendo el Partido Acción Ciudadana (PAC) un claro ejemplo de esta tendencia.

Un panorama político en transición

La intervención concluye con una reflexión sobre la crisis actual del sistema de partidos del país, por su dinamismo, anomia política y el abstencionismo de la ciudadanía.  Este contexto, según Salom-Echeverría, existe mayor vulnerabilidad al populismo, así como la necesidad de la presencia de nuevos actores políticos, lo que podría redefinir el panorama político costarricense en los próximos años.

La presentación de Salom-Echeverría no sólo ofreció una revisión histórica crítica, sino que también invitó a los estudiantes a reflexionar sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta la democracia costarricense en la actualidad. Su análisis subraya la necesidad de entender el pasado para abordar las complejidades del presente y futuro político del país.

Para ver con detalle los enunciados expuestos por el académico compartimos el PDF que se adjunta en la nota.