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Etiqueta: patinaje

Lidia Skoblikova: seis oros olímpicos para el patinaje soviético

Gabe Abrahams

La patinadora soviética Lidia Skoblikova ganó seis medallas de oro olímpicas con la URSS y fue la primera deportista en alcanzar esa cifra en unos Juegos Olímpicos de Invierno. Tras mi artículo sobre el patinador soviético Yevgeny Grishin, le toca el turno a ella. Esta es su historia.

Lidia Skoblikova nació el 8 de marzo de 1939 en Zlatoúst, una ciudad situada en el sur de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), en el seno de una familia de trabajadores y tuvo tres hermanas y un hermano.

Tras pasar todo tipo de penurias durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Skoblikova empezó a practicar atletismo y, gracias a eso, consiguió sus primeros logros en el mundo del deporte. Con 14 años, ganó la prueba de los 800 metros de los campeonatos de atletismo de Zlatoúst y de la región de Cheliábinsk.

Después de ese primer éxito, Skoblikova se decantó por el patinaje y, en 1959, con solo 19 años, fue incluida en el equipo de la URSS que acudió al Campeonato Mundial de Patinaje de Velocidad sobre Hielo disputado en Sverdlovsk (URSS).

La joven Skoblikova ocupó una meritoria tercera plaza por detrás de sus compatriotas Tamara Rylova y Valentina Stenina, resultando el dominio de las patinadoras soviéticas absolutamente avasallador.

Un año después de su primera gesta mundialista, en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1960, llevados a cabo en Squaw Valley (Estados Unidos), Lidia Skoblikova confirmó todas las expectativas que se habían depositado en ella y alcanzó la gloria. Se proclamó campeona olímpica en las distancias de los 1.500 y 3.000 metros. Por si fuera poco, en la primera distancia, consiguió la plusmarca mundial y, en la segunda, el récord olímpico. La URSS dominó por completo el medallero.

En ese mismo año de 1960, Skoblikova, además, todavía tuvo fuerzas para ganar la medalla de bronce en el Campeonato Mundial de Patinaje de Velocidad sobre Hielo, disputado en Östersund (Suecia).

En los años siguientes a la olimpiada, Skoblikova tuvo que pelear duramente contra otras patinadoras soviéticas para conseguir nuevas medallas en los campeonatos del mundo que se fueron disputando. Se colgó una medalla de bronce en el mundial de 1961, una de plata en el de 1962 y dos de oro en los de 1963 y 1964. En 1961 y 1962, quedó detrás de sus compatriotas Valentina Stenina, Albina Tuzova e Inga Voronina. En ese periodo, Skoblikova de nuevo batió plusmarcas mundiales.

Ya en los Juegos Olímpicos de Invierno de Innsbruck 1964 (Austria), Lidia Skoblikova ratificó su condición de mejor patinadora del mundo, ganando la medalla de oro en las cuatro pruebas en las que participó. Y eso le supuso ser la primera deportista con cuatro medallas de oro en una misma competición olímpica de invierno y la primera deportista con seis medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Invierno.

En resumen, la patinadora soviética se adjudicó en los Juegos de Innsbruck la medalla de oro en las pruebas de 500 metros, 1.000 metros, 1.500 metros y 3.000 metros. Poco más se puede decir, ante un dominio tan implacable. La URSS la imitó en el medallero.

Como premio a sus hazañas olímpicas y mundialistas, el presidente soviético Nikita Jrushchov le comunicó a Skoblikova tras los Juegos su afiliación al PCUS, el partido comunista de la URSS.

Lidia Skoblikova estuvo retirada del patinaje durante dos años, periodo en el que nació su hijo Georgy, fruto de su matrimonio con el marchador atlético Aleksandr Polozkov. Pero, en 1967, regresó a la competición y consiguió su enésima plusmarca mundial, en esta ocasión en la distancia de los 3.000 metros. Fue su último momento estelar.

Al año siguiente, la gran patinadora soviética acudió a los Juegos Olímpicos de México y solo pudo ser sexta en la prueba de los 3.000 metros, retirándose en 1969 de la competición con sus seis medallas de oro olímpicas y sus dos oros mundialistas.

Tras su adiós, Skoblikova se trasladó a Moscú para trabajar como entrenadora en diversas escuelas deportivas. Educada en la Facultad de Educación Física del Instituto Pedagógico de Cheliábinsk, se había licenciado en esa materia.

En 1982, Skoblikova escribió una destacada tesis sobre la educación ideológica y moral de los deportistas soviéticos. Y, en 1983, recibió la Orden Olímpica de plata, una condecoración más entre las varias que ya tenía. Años después, fue presidenta de la Federación Rusa de Patinaje y entrenadora de su equipo.

Con el cambio de siglo, Skoblikova recibió cada vez más reconocimientos. Por ejemplo, el 7 de febrero de 2014, fue una de las seis personas que sostuvieron la bandera olímpica en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi (Rusia). Ella misma había sido nombrada embajadora oficial de esos Juegos. No merecía menos.

A sus 86 años, la extraordinaria ex patinadora soviética permanece con vida y sigue entre nosotros. Mantiene una buena salud y su gusto por el patinaje. Es una de las últimas viejas glorias del deporte soviético que continúan vivas. En definitiva, uno de los últimos testimonios importantes de lo que llegó a ser el deporte de la URSS.

Grishin: el patinador soviético de los cuatro oros olímpicos

Gabe Abrahams

El patinador soviético Grishin consiguió cuatro medallas de oro olímpicas para la URSS, una hazaña impresionante. Esta es su biografía.

Yevgeny Grishin (o Yevgueny Grishin) nació el 23 de marzo de 1931 en Tula, una ciudad de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), situada a una distancia de 165 kilómetros de Moscú.

Al principio, el deportista se decantó por entrenar y competir en ciclismo durante todo el año y patinar en invierno solo en sus entrenamientos. Pero, transcurrido un tiempo, optó por entrenar y competir tanto en ciclismo como en patinaje plenamente.

Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), así pues, Grishin compaginó el ciclismo y el patinaje. Y, de esta forma, consiguió ganar un campeonato juvenil de patinaje de velocidad, alcanzar una plusmarca nacional juvenil en esa especialidad y ser incluido en el equipo de ciclismo de la URSS que acudió a los Juegos Olímpicos de Helsinki de 1952, aunque al final no compitió.

Los Juegos de Helsinki de 1952 marcaron un antes y un después en la carrera de Grishin, ya que, a partir de estos, dejó atrás el ciclismo y se centró en el patinaje por completo. Una decisión acertada que le condujo a ganar cuatro medallas de oro olímpicas en los años siguientes. Y es que cuando uno tiene que darlo todo en una disciplina deportiva, es preferible no desdoblarse en dos. El cuerpo y la mente dan para lo que dan.

En los Juegos Olímpicos de Invierno de 1956, disputados en Cortina d’Ampezzo (Italia), Grishin recogió los primeros frutos de su acierto y se proclamó Campeón Olímpico en las pruebas de 500 y 1.500 metros de patinaje, encabezando la URSS el medallero de los Juegos con 17 medallas. Fue su primer gran momento olímpico.

Cuatro años después, en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1960, llevados a cabo en Squaw Valley (Estados Unidos), el doble campeón olímpico soviético volvió a triunfar en las mismas dos pruebas en las que lo había hecho en los Juegos de Cortina d’Ampezzo y se proclamó otra vez doble campeón olímpico. La URSS, de nuevo, encabezó el medallero con 21 medallas.

Arribados los Juegos Olímpicos de Invierno de Innsbruck 1964 (Austria), a pesar de ser ya veterano, el incansable Grishin una vez más estuvo a la altura de lo que de él se esperaba y logró ganar su quinta medalla olímpica, en esta ocasión de plata, en la prueba de 500 metros, cerrando su ciclo de medallas olímpicas. Fue su último momento estelar en unos Juegos Olímpicos. Como venía siendo habitual, la URSS volvió a encabezar el medallero de los Juegos con un total de 25 medallas.

La última participación olímpica de Yevgeny Grishin se produjo en los Juegos Olímpicos de Invierno de Grenoble 1968 (Francia), donde a pesar de ser muy veterano aún pudo quedar cuarto en la prueba de los 500 metros.

A sus grandes gestas olímpicas, el incansable patinador añadió una medalla de oro en el Campeonato de Europa de 1956 y dos medallas de bronce en los mundiales de los años 1954 y 1958, así como una larga lista de plusmarcas conseguidas entre 1956 y 1963. Sus años de gloria.

En 1966, Yevgeny Grishin se convirtió en entrenador y realizó una buena tarea al frente de la preparación de ciclistas y patinadores de la URSS, retirándose de esa actividad a finales de los años setenta.

En 1959, además, Grishin se casó con la patinadora Marina Granatkina, con la que tuvo una hija: Elena. En 1962, se afilió al PCUS, el Partido Comunista de la Unión Soviética. Y, tras sus gestas, recibió condecoraciones como la Orden de Lenin o la distinción de Honorable Maestro de Deportes de la URSS.

Grishin falleció finalmente el 9 de julio de 2005 en Dédovsk, una pequeña ciudad de los alrededores de Moscú, tras pasar sus últimos años de vida con problemas de salud. Y fue enterrado en el cementerio moscovita Troyekúrovskoye, a escasos metros de algunos ex responsables del PCUS, es decir de su partido, y del KGB (servicio de inteligencia de la URSS) como Vladímir Semichastny o Víktor Chébrikov.

La noticia de su muerte causó sorpresa y a algunos les costó asimilar que el extraordinario patinador que ayudó a encumbrar a la Unión Soviética en el patinaje y el olimpismo se había ido. Lo había hecho en silencio, sin hacer demasiado ruido, un tanto apartado del mundo. Y, por eso, hubo quien se sorprendió con la noticia.

Desde su fallecimiento, Grishin no ha sido olvidado y, frecuentemente, recibe reconocimientos y homenajes, sobretodo en su país. Suele aparecer en sellos de correos, en monedas conmemorativas o en reportajes que lo recuerdan. Y es que el paso del tiempo ha permitido apreciar mejor su trayectoria, valorar más sus éxitos y tomar conciencia de la verdadera dimensión de todo lo que consiguió. El campeón está aquí, con nosotros. Eterno Grishin.