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Etiqueta: poder

Voto joven en defensa del progresismo

Sebastián Bermúdez Morúa

La palabra “progre” se ha desvirtuado en los últimos 8 años, en parte gracias a un gobierno que ha demostrado ser uno que utiliza el poder para servir a ciertos intereses particulares y que olvida o ignora en la práctica la verdadera interpretación del progresismo. No solo con las propuestas absolutamente inconstitucionales y regresivas que promueve, como el Plan Fiscal y la ley anti-huelgas, sino también colocando a personas cuestionables en su gabinete, como André Garnier y Rodrigo Chaves. También desoyendo a los sectores que a gritos piden auxilio; líderes indígenas asesinados, cada vez más mujeres víctimas de violencia de género, etc. Este gobierno particularmente ha sido nefasto y regresivo en lo que concierne a la institucionalidad costarricense, sin embargo, se hacen llamar progresistas, y orgullosamente ponen una vez al año la bandera LGBTIQ+ en Casa Presidencial.

El “progresismo” que se ha acuñado en el país en los últimos 8 años es un progresismo burgués, y no de clase. No representa en muchas medida una propuesta disruptiva al sistema imperante, al contrario, se acomoda con los grandes intereses de quienes dirigen al país, dueños de una que otra empresa, y de uno que otro medio de comunicación.

Los últimos 2 gobiernos han evidenciado el decaimiento de un proyecto alternativo (para la derecha), en el cual se ha ido desenmascarando quienes manejan los hilos del poder, las mismas personas que lo tomaron hace más o menos 40 años, por allá del primer gobierno de Oscar Arias. Como persona joven creo en la institucionalidad de este país, estoy convencido de que hay que defenderla y que es rescatable. Es por lo anterior que en las siguientes líneas expreso algunas opiniones e ideas que pienso ayudar a defender un progresismo real, que tan desvirtuado y desfigurado ha quedado luego de la carnicería con que ha hecho en PAC con ese término por 8 dolorosos años para este país.

Creo que es importante trascender la discusión del posicionamiento ideológico, que es a veces trasnochada, al igual que los resentimientos, bien fundados o no, que restan a la discusión del por quién votar este 6 de febrero. Con respecto a esa discusión trasnochada, el Frente Amplio no es un partido comunista y no pienso que deba haber discusión al respecto, ya que es algo muy evidente. Sin embargo, considero que el FA representa en gran medida un progresismo disruptivo contra el conservadurismo moralista que ejerce una violencia leonina, no solo sobre la juventud, sino también sobre las personas sexualmente diversas y las mujeres. La imposición de una clase sobre otra, de quienes tienen derecho y quienes no tienen tanto o no tienen ninguno siempre es violenta. Encontrar un espacio que unifique las luchas de quienes no tienen derecho, con una agenda que a su vez sea progresista y realista es un reto grande en estas elecciones. Hay muchos (25) que dicen tener la respuesta, analizando no sólo las principales propuestas, sino también la historia reciente de esas 25 figuras y lo que han aportado (o no) al país, es muy evidente que el FA destaca como una opción que en sus inicios estaba al frente de las demandas justas de la mayoría y en defensa de la institucionalidad. Conforme ha crecido ese partido y ha perdido claridad ideológica se ha separado, si bien no de todas esas luchas, de quienes hacen esas demandas, de la gente. Hoy en FA se presenta como una opción moderada de centro izquierda en lo económico, más a la derecha que cuando inició, pero con la bandera del progresismo como norte fijo.

Pienso que el “progresismo” puede estar jugando el mismo papel que jugó la socialdemocracia en el desmantelamiento de la propuesta socialista durante la Guerra Fría, un amortiguador que encauce dentro del sistema capitalista burgués las necesidades de quienes a él protestan. Sin embargo, existe en el progresismo una fuerza disruptiva contra el moralismo y el conservadurismo imperante, lo cual es indiscutible, al menos en un verdadero progresismo. Esta última idea me da cuerda para la siguiente, un partido de izquierda no es necesariamente progresista, y el progresismo no es necesariamente de izquierda cuando se lleva junto con una agenda compartida con un modelo económico que atenta contra el derecho, y los derechos, de la mayoría. La frase mal usada de “vivimos en un Estado social de derecho” pierde su significado cuando en la práctica sólo algunas personas tienen derecho, y estas viven en el mismo territorio, pero en un Estado sin derecho.

Como persona joven, resulta muy seductora la idea del progresismo como oposición a ese conservadurismo moralista, o incluso la marginalidad de la izquierda “tradicional” y sus luchas del siglo pasado, las cuales fueron y son justas. Al mismo fin se puede llegar por varios medios, sin embargo, no todos son los correctos, es por esto que considero importante preguntarse si es efectivamente el progresismo una propuesta alternativa al modelo neoliberal.

Hace algún tiempo me preguntaron políticamente cómo me identifico, no supe dar una respuesta clara en el momento. Quisiera encontrar la respuesta a esa pregunta en una frase de José Martí que escuché en una reunión familiar y luego leí en un libro de sus poemas: “con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar…”. Efectivamente, el progresismo real debe buscar devolverle los derechos a quienes los han perdido, y a quienes nunca los han tenido en el contexto del modelo explotador que ha reinado en Costa Rica desde hace 40 años. Paradójicamente el progresismo debe reconquistar las luchas que se dieron en otro tiempo y adaptarlas a los tiempos actuales, además claro, de ser la vanguardia en los nuevos espacios de lucha que abran. Cada derrota abre un nuevo espacio de lucha.

Una izquierda progresista debe necesariamente entender que existe una realidad en la cual no es justo equiparar los “problemas” pequeños burgueses con las contradicciones de clase. Ejemplifico, darles una vida digna a las mascotas otorgándoles derechos es una excelente propuesta, muy bonita, y a la cual es imposible oponerse, no obstante, se vuelve intrascendente cuando se compara con que hay realidades de personas que tienen una vida precaria, niños que no pueden comer más de una vez al día por ejemplo. Una agenda realmente progresista entiende que, el que existan perros callejeros pierde relevancia cuando se equipara con que hay niños en condición de calle, sin acceso a educación y comiendo una vez al día. A la hora de asignar recursos a una problemática, es claro que no debe haber discusión, ahora, proponer dar una vida digna a todas las personas del país suena comunista, legislar sobre los derechos de los animales suena progresista. Ambas propuestas están en el Plan de Gobierno del FA, son dos de los 25 ejes de trabajo que se desarrollan.

Los problemas que atiende una agenda realmente progresista son angulares en el juego de fuerzas que debe existir en el sano desarrollo de la democracia de un país. El Frente Amplio ha sido en la primera década de este siglo quien ha defendido, al menos en la AL, esta agenda realmente progresista. Si pensamos en la historia reciente de Costa Rica, y en las grandes luchas y conquistas sociales, quien ha llevado la batuta de ser una fuerza antagónica a los intereses de la oligarquía nacional (y lobby extranjero), en pro de las grandes masas ha sido el Partido Comunista. Un verdadero salvavidas en el mar de los intereses personales y transnacionales que amenazan con ahogar al país, como ha ocurrido en otras latitudes. Tan trascendental fue el Partido Comunista que luego de la firma de La Paz, se ilegalizó por 25 años la existencia de una formación electoral comunista, y se ordenó la ejecución de cualquier dirigente comunista que se postule en cualquier puesto de elección, obligando a muchos a esconderse por la persecución y a otros, como María Isabel Carvajal (Carmen Lyra) y Manuel Mora V. a vivir en el exilio. El autor de tan deshonorable y sangrienta traición es hoy conmemorado como un “héroe de la paz”. Tan hondo ha calado la herida a la democracia sobre la que se constituyó la Segunda República que todavía hoy, 47 años después de que se le permitirá a los comunistas inscribirse otra vez en las elecciones, hay una campaña de acoso permanente a cualquier agrupación que se haga llamar de izquierda. En el 2014 fue tan masiva esa campaña que se logró desplazar del primer lugar en las encuestas a José M. Villalta al tercero, llegando a una segunda ronda entre un falso progresismo y un fanático religioso, cuya única propuesta era limitar aún mas los derechos de las personas homosexuales.

Quienes financian estas campañas anticomunistas, de partidos que no son comunistas como el FA, son los mismos que desarrollaron el referéndum del miedo en el TLC, que propusieron y aprobaron el COMBO ICE y que en esta administración aprobaron el inconstitucional y desastroso COMBO Fiscal, si no las mismas personas, al menos los mismos intereses. El Frente Amplio resalta en el radar de esos grupos de poder, y se ven amenazados hasta el punto en el cual se ven obligados a desplegar sus artilugios mediáticos y comenzar con el bombardeo de desinformación que los caracteriza. Cuba y Venezuela es lo que siempre suena rimbombante, comunistas y vividores del Estado también dicen. FA rechaza verse ligado a cualquier país de izquierda y se aleja de ser llamados comunistas, más allá de una traición a los principios de la izquierda tradicional, de los cuales los jóvenes no estamos tan anuentes, esta parece ser una estrategia electorera. En el contexto de las elecciones esto puede ser entendible, hasta que no se puede tomar una postura clara en ciertos temas, como por ejemplo el desarrollo hotelero en Guanacaste, donde al menos para mí, defender una postura correcta y concreta, por más incómoda que parezca, es lo esperable. Aun cuando no se hace, llueven los ataques por todos frentes, y se extienden el tiempo que el dinero pueda comprar.

Trascendiendo esa discusión, que más que incómoda es cansada, el FA tiene sin lugar a dudas un plan de gobierno más completo y realmente progresista. Esto demuestra seriedad y capacidad, al menos discursiva, para gobernar y legislar. Es esperable de una agrupación que se auto percibe de izquierda, que realice un trabajo de acompañamiento permanente a quienes encuentra en esa agrupación un espacio para atrincherarse contra quienes hace 4 décadas pretenden hacer del Estado y de la institucionalidad una piedra en el zapato del “desarrollo”. El FA ha perdido gran parte de esa vocación, y es justo esperar que la retomen y la fortalezcan en los próximos meses y años.

En el contexto electoral en el que estamos, pienso que las personas jóvenes debemos apostarle a un proyecto verdaderamente progresista, y no dejarnos seducir por falsos progresismos ni idealismos. El FA se ha alejado mucho de las comunidades, y eso es percibible de lejos, quisiera achacar esto a la falta de experiencia, y no de voluntad o de lectura dialéctica. Espero que la curva de aprendizaje que han tenido como partido les permita volver a acercarse a esas sensibilidades que su fundador, José Merino, supo leer muy bien. Yo personalmente encuentro en el Frente Amplio un espacio con una gran capacidad de mejora, con personas muy capaces y muy bien intencionadas, lo cual se evidencia en el trabajo de único legislador y en las propuestas plasmadas en su plan de gobierno. Del FA es esperable que le haga honor a su nombre y se constituya como un verdadero Frente que tenga la amplitud para aglutinar a diferentes sectores y sensibilidades, con un progresismo real no como único norte, sino también una lectura dialéctica de la realidad y la lucha permanente de clase, que no sea una continuación del engaño PAC, sino una verdadera alternativa disruptiva al modelo neoliberal despojador de derechos.

Se dice que la fuerza hace el derecho, sin embargo, considero que en el tema del progresismo real, es prudente darle la vuelta a esta afirmación y decir que el derecho debe hacer la fuerza. En esta última premisa se condensa muy bien el tipo de progresismo que la izquierda debe promulgar y defender.

Mi esperanza, y espero que también la de una juventud analítica y crítica, cansada de los políticos tradicionales y de los discursos camuflados de progresismo falso, está en que alguna fuerza social atienda los intereses de quienes viven en este Estado sin derecho. También pongo mi esperanza en que de nuevo, una agrupación política pueda frenar las embestidas que tanto han desangrado al movimiento social y a quienes lo integran, personas trabajadoras. En un progresismo que sea congruente con las luchas de clase, y que esté de lado de quienes menos tienen. Espero que pronto exista de nuevo una agrupación sensible no solo cada 4 años, sino permanentemente todos los días del año y a todas las luchas justas.

Votar por Figueres Olsen tapándose la nariz

José Manuel Arroyo Gutiérrez

         Algunas personas están considerando votar por el candidato Figueres Olsen del PLN. Hasta aquí todo legítimo y válido. Lo que no puede ser admisible es que agreguen: “aunque sabemos que ese partido y ese candidato están tomados por la corrupción…” Las consecuencias jurídicas, éticas y políticas de este razonamiento son devastadoras. Dicen de un ciudadano totalmente confundido y extraviado, dispuesto a normalizar las peores prácticas en el manejo de la cosa pública con tal de aprovechar, según ellos, un poco de experiencia y competencia.

         Es cierto que en estas elecciones se juega mucho más que la escogencia de nuevos representantes populares. La gran mayoría de candidatas y candidatos, los malos y los peores, siguen la ruta del telele neoliberal, abjurando de la mejor herencia política costarricense, el estado social de derecho y las aspiraciones de un modelo de convivencia democrático, con bienestar para las mayorías, sin grandes inequidades y con oportunidades para todas y todos.

         El significado jurídico, en sentido metafórico, de una decisión como la señalada líneas arriba, convierte a quienes así están pensando en cómplices y coautores de un daño social gravísimo. Desde el punto de vista ético asumen la destrucción de valores fundamentales para la convivencia como son la honradez, la responsabilidad en el destino compartido y la confianza en quienes han de liderar el mundo que entregaremos a las futuras generaciones.

         La cuestión cultural, en sentido amplio y referida a la cultura democrática, nos desnuda una sociedad y una clase política incapaces de definir y escoger una nueva etapa histórica. Mientras sigamos debatiéndonos entre calderones y figueres no habremos superado el mundo que construyeron con más méritos que deméritos los padres y abuelos. Es patético que todavía nos debatamos en esas alternativas. Quizá en este punto radica la indecisión de la mitad del electorado y sobre todo la apatía de los más jóvenes.

         El punto de inflexión estuvo en la década de los años noventa del siglo pasado. Un pacto implícito entre los hijos de los caudillos se repartió las áreas de influencia de lo más jugoso del andamiaje institucional de la patria. No hay casualidad ninguna en que esta manera de hacer política, manejando lo público como si fuera hacienda privada, culminara con los escandalosos casos CAJA-FISCHEL e ICE-ALCATEL. Esa es la herencia que nos han dejado los herederos de los caudillos.

         Pero es que además, votar por Figueres Olsen tapándose la nariz, supone olvidar que este político ya tuvo su oportunidad, que aún hoy muchos sectores padecen las consecuencias de su gestión y que, en definitiva, fue un período con mucha pena y poca gloria. Supone también echar en el olvido que no hizo frente a los hechos derivados de “una asesoría” a la empresa que estaba negociando con el estado costarricense una compra multimillonaria en el sector de telecomunicaciones, el legado de papá. ¿Hay alguien capaz de defender que es lo mismo que un ex presidente “asesore” este tipo de negociados, a que lo haga cualquier hijo de vecino? Más allá de si hubo o no delitos o fiscales que los persiguieran, ¿este tipo de movidas, para beneficio propio y de los más cercanos, es el modelo de político y política que queremos?

         Lo peor del argumento expresado por este sector de votantes es que no advierten lo que está pasando precisamente en estos días. Parte de lo que pasa con la “experiencia” es que entre más se ejerce el poder, más riesgo hay de caer en vicios y corruptelas. Lo que ha sucedido con los alcaldes liberacionistas en el tema de la concesión de obra pública; lo que ha pasado con las cercanías del alcalde liberacionista en la zona sur con sujetos vinculados al narcotráfico; lo que ha pasado en la Asamblea Legislativa con la comisión de no-investigación de la influencia del narcotráfico en los partidos políticos, incluido el PLN, suponen un grado de contaminación y descaro que no se pueden permitir.

         Expreso estas opiniones sin mucha esperanza. Sólo para que no se diga que no fueron advertidas.

La democracia en peligro

Dr. Juan Jaramillo Antillón

Hace 2.500 años, el filósofo griego Platón señalaba: “El Estado es lo que es porque sus ciudadanos son lo que son. Por lo tanto, ni esperemos siquiera tener mejores Estados, mientras no tengamos mejores hombres”. “Un problema de la democracia es que no existe igualdad perfecta de oportunidades en ella “. “Además, es muy difícil lograr en una población la suficiente educación en la mayoría de las gentes para desempeñar adecuadamente cargos públicos, y por ello solo aquellos que habían demostrado tener sabiduría, capacidad y honestidad en su labor diaria deberían ser elegidos para gobernar”. Por supuesto Platón sabía que eso era solo un sueño.

La utopía de un gobierno perfecto no se ha logrado y creo que no es realizable con excepción de lo logrado en algunos países nórdicos, a la cabeza en ese sentido. La razón de esto es, la característica propia del ser humano por ser imperfecto en muchos aspectos tanto físico como mentalmente, a lo que se suma el hecho de si a los niños en el hogar, sus padres no les enseñan las diferencias entre el bien y el mal, y si le agregamos que el niño pequeño asimila mucho lo que ve (ejemplos), y si estos no son buenos, ahí se inicia la deformación en la formación de su carácter y futura conducta.

Hemos aprendido que, así como la democracia nos depara libertad y supuestamente igualdad de oportunidades debido a nuestra preparación, sin embargo, también nos muestra sus fallas, entre ellas permitir “la incompetencia e irresponsabilidad” en la función pública algo bastante generalizado. Además, hay otro aspecto que debilita la imagen de la democracia, como es la “corrupción”, la cual se da por avaricia y deshonestidad de muchos gobernantes, que, al tener el poder, creen tener el derecho a usufructuar las ventajas en su beneficio y no en las del pueblo que lo eligió.

La responsabilidad de actuar bien, de parte del empleado público, desde el más alto puesto como es la presidencia, al más simple trabajador estatal, es un “sine qua non” para que la democracia funcione. El problema es que grupos de empresarios privados de todo nivel, buscan cómo lograr beneficios económicos ilegítimos y logran esto con ayuda del corrupto empleado público; los ejemplos que la prensa nos muestra de los alcaldes y de lo sucedido en la Caja Costarricense de Seguro Social son pequeños ejemplos de lo que nos está pasando y sucede en todo el mundo, agregado a esto el narcotráfico cuya influencia y poder están destruyendo a los gobiernos de cualquier ideología.

Una de las más grandes ventajas de la democracia es la libertad de opinión y el derecho que tenemos todos de expresar nuestro malestar o disgusto ante hechos que nos parecen incorrectos en todas las actividades de la vida. Para que esto se dé se requiere la existencia en el país de una prensa libre independiente y honesta. La libertad de opinar y sobre todo la de actuar, no puede ser irrestricta, ya que sabemos que nuestros derechos acaban donde comienzan los de los demás; o para decirlo mejor, la seguridad de la sociedad vale más que el individuo, aunque con esto el individualismo del liberalismo, deba ceder paso al socialismo democrático.

Esa libertad es a la vez una debilidad y también, una forma de autocorrección que no existe en otro tipo de gobierno como son las dictaduras de izquierda o derecha cuando llegan al poder. La debilidad se genera cuando, al existir un hecho doloso en el gobierno, la prensa en libertad para informar, con razón lo muestra a la población; como las fallas son constantes y a todo nivel, así va creciendo la desilusión de los ciudadanos sobre si la democracia es un gobierno adecuado para avanzar hacia un mejor desarrollo social y económico.

Las deficiencias generan desconfianza y pérdida de la credibilidad en los partidos políticos tradicionales y en sus candidatos, entonces el ciudadano comienza a preguntarse y hasta aceptar la idea de “una mano fuerte para gobernar”. Así es como las democracias ceden paso al totalitarismo.

El problema es que, no puede existir una sociedad democrática sin el derecho a un cuestionamiento cívico de los sucesos de su gobierno. En el momento que se pierda la libertad de opinar abiertamente, la democracia comienza a sucumbir. Los ciudadanos deben aceptar que la democracia más que una meta, es en realidad un largo camino, que se va perfeccionando con los años y las correcciones que le hagamos. En ciencias a eso se le llama “la prueba y el error” y es así como esta avanza, aunque no le agrade a más de uno, pero es con este tipo de ciencia que hemos logrado los progresos y avances de la sociedad.

Aceptamos que, al no haber seres perfectos, debemos elegir para gobernarnos a personas honestas, que ofrezcan programas realizables para los recursos que poseemos, y sobre todo que tengan una clara visión de nuestras limitaciones y de los valores que se deben proteger.

TODOS somos responsables en menor o mayor grado por la elección de las personas a puestos políticos, y por ello, hay que tener el máximo cuidado al elegir al que consideremos el mejor posible si es que lo hay, y si no, aunque cueste decirlo, al menos malo. Esto último sucede, porque precisamente el pueblo (hombres y mujeres) mayores de edad, honestos y trabajadores no suelen participar en la formación de los partidos, en las campañas políticas e incluso en ocupar cargos públicos, dejando entonces que, el oportunista político sea al final elegido, aunque esté lleno de defectos.

Aristóteles decía: “el hombre no actúa movido por ideales éticos, es preciso coaccionar su voluntad por medio de la ley para que haga lo correcto”. “Con la ley, el hombre es el ser más perfecto, sin ella es el más salvaje. Por eso precisa de una buena organización social, el Estado, el cuál mediante leyes, lo obliga a obrar rectamente”.

La democracia a pesar de su imperfección contribuye a que el Estado creado dentro de ese sistema, sea el mejor posible para los ciudadanos. Por eso debemos contribuir a mejorarla no a destruirla.

La fauna electoral costarricense en el zoo político electoral. Sus colores, fobias y filias

Vladimir de la Cruz

El zoológico y la fauna política electoral costarricense corresponde, aristotélicamente, al animal político de la polis nacional, de la urbis política moderna, al conjunto de animales cívicos, que en este ambiente electoral se relacionan de muchas maneras políticas, que por su naturaleza social tratan de vivir en comunidad, organizada al efecto, contrario a las bestias o dioses que viven salvajemente o no necesitan la sociedad para su existencia, y que luchan por dirigir su organización política e institucional, tomando decisiones, en este caso electorales.

Esto sin evitar lo que otro filósofo, Tomas Hobbes, popularizó de que el hombre es el lobo del hombre, que hace sobresaltar, como se practica en este proceso electoral, para asegurar su subsistencia o sobrevivencia, el uso de malas artes, el egoísmo y las bajas pasiones para descalificar a los contrincantes. Son los hombres políticos, en sus campañas electorales, comiéndose entre sí, algunos sin indigestarse, como buenos antropófagos que son, y no por estar acostumbrados a la comida basura de la campaña electoral, a la carroña electoral…de la cual algunos pueden vivir.

Para los antiguos griegos la Política era el arte del buen Gobierno, de asegurar el buen vivir, de lograr la mayor prosperidad, bienestar y felicidad posible. ¿Acaso no es esto lo que está en el trasfondo del proceso electoral? Pero, existe el peligro de que a este Gobierno del buen vivir lleguen arrogantes, atorrantes, politiqueros, hambrientos de fortunas, inescrupulosos que quieran aprovecharse de las arcas públicas, de diamantes, de plagas como la cochinilla y otras especies. ¿Está esto en juego en el actual proceso electoral?

Como especie humana en el reino animal somos peligrosos, dignos de temer, sobre todo por las armas y métodos que somos capaces de emplear para acabar con los contrincantes, con la capacidad, que nos daña a todos, hasta acabar con nuestro natural hábitat político, cuando disminuimos el valor de sus instituciones, de sus líderes, de la vida política misma, cuando descalificamos o debilitamos la naturaleza democrática de la existencia del sistema de vida, cuando contaminamos el ambiente político, cuando lo sobrexplotamos irracionalmente, cuando tratamos, actuando como especie invasora, de acabar con el resto de las especies de este hábitat político, cuando creamos desconfianza en el modo de vida que tenemos.

En la industria de la política se pueden emplear soldados, mercenarios, generadores de opinión, rumores, noticias falsas, descalificadores sociales y políticos, usando todos los medios de comunicación posibles, y existentes, se puede tratar de hacer limpieza étnica de los contrincantes, y hasta genocidios contra los seguidores de otros líderes y partidos políticos encasillándolos con adjetivos negativos y odiosos a todos, así como métodos terroristas para causar miedo sobre los adversarios, miedos como el de populismo, populismo de izquierda o populismo de derecha, izquierdismo, derechismo, nacionalismo, socialismo, comunismo y otros similares, para sacarlos del Poder o para evitar que lleguen al Gobierno. Los más impactantes en el uso son los conceptos de corrupción y corruptos, de forma generalizada, como depravación moral y política, real, existente y tangible, más que simbólica, o concreta y precisa en determinadas personas e instituciones afectadas con escándalos de corrupción.

De igual modo, desde el Poder también se ejecutan acciones, abiertas o encubiertas, terrorismo de Estado, con iguales propósitos, para quedarse en el Poder, para asegurar a sus continuadores y para debilitar y acabar a sus contrincantes.

En esta selva política se actúa con activistas, con militantes, con simpatizantes y con clientelas políticas y electorales. Los activistas, los que se mueven organizadamente. Los militantes, los pertenecientes religiosamente a sus partidos, que no son actualmente grupos muy sólidos, a las guaridas de los líderes de las manadas políticas que representan o con las que se identifican, defienden y promueven. Los simpatizantes, los seguidores de los líderes y los partidos. Las clientelas donde se agrupan los que necesitan amparo y protección que de manera sumisa se someten a los líderes y sus partidos, a cambio de promesas reales o imaginarias de servicios esperados. Los militantes y activistas son más activos, mientras los simpatizantes y las clientelas son más pasivos en el actuar político.

En esta selva política nacional los animales políticos se comportan como el resto de los animales en sus manadas, ¿en sus partidos políticos?, en las que están juntos, con las que se desplazan o mueven juntos, conviven juntos, y se identifican entre ellos.

Las manadas políticas pueden ser de animales salvajes o de animales domesticados. José Figueres, tres veces Presidente de Costa Rica, lo afirmó, el pueblo costarricense está domesticado. No es un término que comparto ni me gusta. Los animales se domestican. A los seres humanos se les educa, se les enseña, se les instruye. Pero, desde esa vez que Figueres se refirió así a los costarricenses los hábitos de comportamiento político electoral, si no social también, de los animales salvajes costarricenses, parecieran manifestarse como el de los domesticados, el de la nación de borregos, término que usó William Lederer para referirse, hace algunos años, al pueblo de Estados Unidos, como un pueblo sumiso, ignorante y aletargado, por los medios de comunicación, el de los sometidos, el de que los obligaron a convivir con el resto de las personas, dentro de la manada nacional, con sus distintos líderes alfas o betas, disputando obviamente su liderazgo.

En el reino animal, la manada responde más a los animales en estado salvaje, pero en Costa Rica, a veces no hay mucha diferencia en el comportamiento de los animales políticos, con los que están domesticados, pues se actúa como si todos fueran salvajes.

En la manada hay comportamientos colectivos e individuales.

En el mundo de la selva real los animales se distribuyen más ampliamente, a pesar de los daños que hacemos sobre la naturaleza. En el mundo de la selva política el espacio es más reducido en términos reales, y también de concentración poblacional. Casi el 70% de la población de los animales políticos del país se concentra en el Gran Área Metropolitana, la selva política más importante, y menos de quince cantones tienen la mayor concentración de electores nacionales, donde actúan fieramente las manadas políticas tras sus líderes alfas, betas, gammas y omegas. En la naturaleza la reducción de espacios provoca el peligro de la extinción de animales. ¿Y, en la naturaleza social, política y urbano rural que tenemos, acaso no se pone en peligro la extinción de ciertos animales políticos, y de sus manadas?

De una campaña política electoral a otra desaparecen manadas con sus líderes, partidos con sus dirigentes. El dos veces Presidente de Costa Rica, Oscar Arias, ha afirmó, en el 2018, que de no ganar Liberación Nacional en febrero próximo este partido probablemente desaparecerá. ¿La polis moderna pone en peligro de existencia a los animales que la habitan? Para las elecciones próximas Liberación Nacional está en su más decisiva encrucijada, tres derrotas seguidas lo pueden llevar a su casi desaparición. ¿La lucha política electoral es una forma de luchar por la sobrevivencia de unos animales políticos sobre otros?

En la vida natural cuidamos de las especies creando reservas para asegurar su existencia, pero en la vida político social no creamos ninguna reserva en este sentido para asegurar la vida política de nuestra especie, ni la de los líderes políticos que salen heridos, mortalmente heridos o maltrechos de una contienda electoral. Los partidos políticos grandes, históricos, creaban esas reservas con escuelas de capacitación, que las han eliminado.

Desde la campaña electoral de 1990 a ninguno de los candidatos electorales de los grandes partidos, o manadas políticas, exceptuando a Rodolfo Piza, se le ha dado oportunidad de repetir candidatura, en el 2014 y en el 2018, porque han muerto en esas lides electorales, o han tenido que emigrar en busca de otras manadas políticas…que los acepten como líderes, o a formar sus propias nuevas manadas. El mismo Rodolfo Piza en este momento aspira por otro partido político a la Presidencia de la República.

En la vida política la única especie que asegura su reserva de existencia es la que gana, la que triunfa, la que domina el espacio de la naturaleza política que habitamos, por el uso del poder por cuatro años de gobierno.

Para la vida de los animales hemos creado categorías de existencia grupal por sus especies. Así, la de caballos caballada o yeguada, la de la cabra y borregos, el rebaño, las de los burros se le llama manada, las de las vacas hatos o rebaños, la de los cerdos, piara, la de los perros, jauría, la de las mulas, recua.

Manada también se le llama al conjunto de lobos y de leones. En el caso de los leones solo uno es dominante. Lobos y Leones son animales carnívoros que se alimentan del resto de los animales, independientemente de su tamaño. En el caso de los tigres son oportunistas.

Hace poco más de 50 años William Lederer analizando la sociedad norteamericana escribió su libro “Una nación de borregos”. Con la última elección de Trump valdría la pena hacer una nueva relectura de este libro. Lo tengo, pero por ahora perdido transitoriamente en la selva de mi Biblioteca y Centro de Documentación. Si hay segunda vuelta electoral espero haberlo leído por ver el movimiento de los medios de comunicación en esa orientación hacia los electores, como ciudadanos o como borregos.

En las manadas de animales generalmente hay una pareja dominante, que se les llama alfa, una pareja que ocupa el segundo lugar, que se le llama beta, que generalmente, ésta puede sustituir a la alfa en cuanto a su importancia, y están los individuos restantes de las manadas que tienen menores rangos, hasta los omegas, los últimos de la lista.

En pocas especies el dominio lo ejercen las hembras, las mujeres, como las abejas con su Reina. Igual en el caso de los Bonobos, los chimpancés, los primates más parecidos a nosotros los humanos, con un 99% de secuencias del ADN iguales, por lo que pareciera que por ello nuestras sociedades son muy matriarcales, donde la Madre, la Mujer, juega un papel muy significativo y determinante en la vida social y cultural, aspecto que no se destaca en la contienda política, en su propaganda, en sus signos externos. Ninguna de las mujeres candidata destacan su particularidad femenina, con un electorado mayoritariamente femenino. A lo más que se llega es a la foto del macho alfa con su mujer beta, y en algunos casos con su mujer también alfa. La sociedad costarricense en muchos aspectos padece de mamitis, dependencia de la madre, la abuela, la esposa o una mujer dominante de la familia, sin que sea negativo decirlo así porque así es.

Con las orcas, los elefantes, las hienas, los leones sucede igual, en sus manadas dominan las hembras a pesar de la existencia del macho alfa dominante, más para la reproducción que para otra cosa, como es igual en sinnúmero de familias de nuestras manadas políticas, y de los líderes de estas manadas.

Animales y seres humanos vivimos socialmente para asegurar la existencia. En la organización grupal que desarrollamos hay grupos sencillos y complejos, pequeños y grandes, muy organizados y poco organizados, en algunos los individuos son más solitarios que en otros, para la cacería unos ayudan a otros y coordinan las acciones de la caza, en manada, mientras otros cazan en solitario.

Los animales como los humanos desarrollan jerarquías de mando, según la especie, el más viejo, el más grande, el más fuerte. En las manadas políticas, además, el más inteligente, el mejor formado para dirigir y gobernar, el que tiene más dinero, o el joven que se abre paso. La jerarquía se establece por peleas, como las electorales, para definir quién manda o gobierna, y por las luchas internas en los partidos políticos, en las manadas de los alfas o de los betas.

Las abejas y las hormigas tienen una estructura social y jerárquica muy bien definida. Maurice Maeterlinck nos ilustró y emocionó, desde adolescentes, con sus libros sobre estas colectividades de animales. Y, Desmond Morris nos puso en el espejo de los monos.

Las manadas en el mundo político son las muchedumbres, los ejércitos, el estudiantado, los gremios en todas sus formas, el episcopado con todos sus obispos y jerarcas eclesiásticos, la grey de creyentes, las sociedades, las cooperativas, los partidos políticos, los sindicatos, los distintos grupos sociales según los queramos ver, analizar o comprender. La autoridad entre estas manadas se establece generalmente por peleas entre sus miembros, de lo que resulta la seguridad, la paz, el orden y la jerarquía de mando dentro de la manada.

En general, en la naturaleza como en la vida de la ciudad, de la polis, o la urbis, la vida se realiza disfrutando en colectivo, en grupos, en parejas, en familia. Pero hay individuos de las especies que prefieren la soledad, la individualidad casi al extremo, donde su tranquilidad se expresa en su soledad, en el goce de la compañía de sí mismos, sin que por ello se depriman, se entristezcan o sean infelices, y buscan la compañía tan solo para su reproducción, natural o política.

Así actúan también algunos líderes políticos. Los políticos se reúnen en forma parecida para cortejar a la hembra política, a la ciudadanía, para copularla, para comprometerla con sus cortejos de enamoramiento, en este caso, político. Por eso es que muchos políticos, con sus partidos, y manadas, solo aparecen para los períodos de copulación política, cuando están los procesos electorales. Es el momento para muchos de ellos de exudar sus feromonas políticas, de lanzar sus cantos de sirena, esos discursos políticos, que suenan agradables, convincentes y llamativos, a los oídos de los miembros de las manadas, pero que en su canto seductor tan solo tienen engaños y truculencias.

En este momento pareciera que ninguno de los candidatos exuda feromonas de ningún tipo, menos las políticas tan necesarias a un mes de la votación. Por eso también algunos Presidentes se aíslan de la manada, que también los llega a repudiar, después de haber copulado con ella en el proceso electoral.

Como en la Odisea algunas sirenas del zoológico costarricense hacer enloquecer a quienes las oyen. Lamentablemente en este mundo político nacional falta Circe, la diosa hechicera, que no instruye ni aconseja, como lo hizo con Ulises, de cómo saber taparse los oídos frente a esos cantos de sirenas que se oyen por todo el panorama nacional y cómo enseñar cuál es la ruta de salida frente a esos cantos de sirena. Pero, ¡cuidado con Circe también! Le gustaba convertir a los humanos en lobos, leones y cerdos, aunque podían recuperar su condición de humanos.

En Costa Rica muchos se convierten en animales rastreros, actuando despreciable e innoblemente, humillándose si es del caso, con el propósito de obtener algún beneficio político, alguna plaga de cochinilla o una mina de diamantes…

Algunos de los animales individualistas del zoológico real de la naturaleza son los rinocerontes, los zorrillos, los leopardos, los topos, los koalas y los perezosos, que no por individualista lo han nombrado Símbolo Nacional recientemente, entre otros.

Estos animales de vida preferentemente solitarios son de poca paciencia para tolerar a otros de su misma especie, como en la selva política nacional que algunos tienen poca paciencia para oír o aceptar críticas y cuestionamientos y hasta echan el tufillo del alejamiento.

Como en la manada la lucha es por el espacio, el agua y el alimento, en la lucha electoral es por el Gobierno y el maná bendito que de él mana… y si no hay mucha comida ni agua que repartir la lucha puede ser muy feroz y brutal. ¿Será así la campaña electoral en enero?

En el reino animal cuando a un macho lo echan de una manada puede llegar a ser jefe de otra. En el zoológico político nacional vemos como machos alfa de una manada terminan siendo líderes alfas o betas de otras. En esta campaña electoral hay algunos candidatos que así están actuando.

Igual que en el zoológico real, donde hay un real cautiverio de animales, en el zoológico político los animales pueden “sentirse” en cautiverio en sus estructuras de poder, por lo que les cuesta aceptarse en ese cautiverio y les cuesta establecer las jerarquías de poder que de él emanan, porque el cautiverio político les establece comportamientos.

En las manadas de animales hay animales más sociales que otros, igual en el mundo político, hay líderes más sociales y sociables que otros.

A los líderes en las manadas de animales se les llama macho alfa, y a su pareja hembra beta. A partir de aquí jerarquías hacia abajo hasta la del macho omega, que se ha estudiado en manadas de lobos. Igualmente existen jerarquías para machos y para hembras. ¿Por eso se ha igualado al animal político masculino y femenino a plenitud, en el mundo zoológico y la jungla costarricense? Es de reconocer que en la manada todos tienen trabajos, funciones y papeles que ejecutar.

Los animales en las manadas se comunican, con formas verbales de sonidos, que se tratan de estudiar como lenguajes, con el cuerpo, el lenguaje corporal, con bailes y danzas, con los colores que tienen, que también los distinguen en muchas ocasiones, especialmente a los machos y a las hembras. En las manadas políticas también se usan lenguajes, signos, ademanes, vestidos, uniformes, colores, banderines y banderas, fotografías de los machos alfas, de las hembras betas, de los machos betas y hasta de los machos y hembras omegas.

Ante el Poder y la posibilidad de Gobierno, igual que en la manada, el macho es joven, o, sin leer a Maquiavelo, trata de aparentarlo. No casualmente todos los candidatos electorales tratan de identificarse con el grupo electoral de más baja edad, entre los 18 y 40 años, aun cuando solo representen el 40% de toda la manada. Nadie, ningún candidato quiere identificarse con los más viejos, los mayores de 40, aunque representen el 60% del electorado.

Pero, en el Poder y durante el Poder, o el ejercicio de gobierno, el macho alfa que gana, envejece, como también su manada. Basta ver un Presidente entrante y al mismo ya saliente. Su cara, su gesto, su pelo, sus arrugas, sus ojos, sus cachetes, y su fisonomía, su aspecto físico cambia, y a veces mucho. Por eso en muchas casas presidenciales no hay espejos, y cuando hay cristales, “casas de vidrio”, no permiten reflejar las imágenes del desgaste.

Para ser el macho alfa de la manada también se requiere gozar de buena salud, de fortaleza física, de salud mental, de no padecer de enfermedades crónicas, mucho menos terminales, no padecer de estrés, ni de fobias, que son esas aversiones a cosas, a personas, son esos sentimientos de temores, de irracionalidades convulsivas, que puedan invalidar o limitar la acción y presencia del macho alfa gobernante.

Los machos alfas de la jungla costarricense obviamente no pueden ser claustrofóbicos, que les dé pavor estar encerrados, agarofóbicos, que les de miedo exponerse en espacios públicos o tenerle temor a las multitudes, ya que todos desean esas multitudes aunque aún no lleguen al 40% de la manada nacional, no pueden ser acluofóbicos, que le tengan temor a la oscuridad, tienen que estar presentes a toda hora, incluidas las noches o en espacios oscuros. No pueden ser acrofóbicos, pues ninguno le tiene temor a la altura, todos quieren estar en el nivel más alto de las encuestas y del Gobierno, tampoco son aerofóbicos pues a todos les gusta volar, aunque en la campaña propongan que reducirán los vuelos oficiales y que viajarán en clase económica. Ninguno es agliofóbico, ya que todos sienten dolor por el pueblo, todos sufren por los que menos tienen.

Ninguno de los machos alfas que disputan la jefatura de la manada es agrizoofabo, ya que ninguno siente aversión por los animales salvajes, si todos se comportan como tales. En el espectro zoológico nacional los hay aladoxafóbicos que no les gusta dar opiniones y evaden periodistas o sus entrevistas, sin entender que todos los espacios periodísticos tienen sus propios nichos de seguidores, y que en elecciones todo suma.

Hay que esperar a ver a cuál de los machos alfa no le de amnesofilia, propensión por perder la memoria. Algunos son homófobos, andrófobos, arrenófobos, no por tener miedo a los hombres, ni por no querer salir del clóset, sino más por pose política, filosófica o religiosa, porque entre los religiosos, y los que lo aparentan ser, hay muchos homofílicos, androfílicos, arrenofílicos, que no han salido del closet del confesionario. Algunos son antropofílicos, y les encanta la gente.

Todos tienen anuptafobia, que es la aversión a quedarse solos. Probablemente todos en su interior son apeirofílicos, desean quedarse gobernando hasta el infinito. Todos son aritmofóbicos con temor a solo estar en el orden de los números menores de 40%. Todos son ataxofóbicos, le tienen miedo al desorden del gobierno, a la ingobernabilidad que van a encontrar. Igualmente, todos son atiquifóbicos, tienen miedo de fracasar. Los candidatos calvos obviamente les pueden tener miedo a los candidatos peludos, melenudos y bigotudos. Pareciera que ninguno de los candidatos tiene caliginefobia, miedo a las mujeres guapas. Todos quisieran estar rodeados de ellas para sus campañas. Todos son catagelofóbicos, tienen temor de hacer el ridículo.

Hay quienes son ciberfílicos, y los están demostrando, quienes tienen gran dominio de los medios electrónicos. Ninguno tiene coitofobia, al contrario todos quieren estar copulando al máximo con todos los electores sin distingo de sexo, terreno en que no les importa el género, con todos, con unos y con otras, con cualquiera, y en la forma que se quiera o se demande.

Curiosamente algunos son muy cromofóbicos, odian, tienen aversión a los colores de sus partidos, de las banderas de sus partidos, exceptuado a quienes sí alardean con los colores de su bandera.

Algunos machos alfa han mostrado su decidofobia, temor a tomar decisiones, y muestran una defecaloesiofilia, el placer sadomasoquista del dolor de tripas que escándalos les pueda ocasionar.

No hay en esta campaña electoral, hasta hoy, demonofóbicos, quienes ven a todos sus contrincantes como los demonios nacionales y la expresión de toda la corrupción, excepto él. Igualmente, por la crítica y el odio que algunos parecen tenerle a los Tribunales parecieran tener diquefobia.

Todos los candidatos, excepto unos cuatro o cinco, parecieran ser eclesiofílicos, que buscan el amparo de la Iglesia Católica, y las otras, que son los clubes políticos religiosos que participan con sus partidos electorales, que en esta campaña no han golpeado la mesa nacional y…hasta la presidencial, como lo hicieron en el 2018.

Ninguno de los machos alfa políticos electorales es ergasiofóbico, todos prometen trabajar más de 24 horas diarias…Ninguno es filemáfobo, todos andan dando besitos, con bozal o sin bozal, si pueden darlos…a pesar de las restricciones de la pandemia. Ninguno es gamófobo, todos son casados y algunos varias veces…Evidentemente todos son oicofóbicos, todos quieren irse de su propia casa a la Casa Presidencial, y todos son politicofílicos, les encantan los políticos.

La manada política costarricense tiene grupos de la misma especie, cada uno con su líder alfa, y sus líderes beta y los que les siguen en jerarquía. No importa cuantos machos pueda haber, con sus grupos. Lo que es real es que solo uno puede ser el dominante, el macho alfa, el que termina marcando el terreno, con su orina política, definiendo el territorio.

En la manada de leones el macho trata de atraer con sus rugidos, y los rebuznos en el mundo de los políticos con los programas, los planteamientos de gobiernos, con los gritos y formas gestuales de carácter oral que se imponen sobre los otros machos. Algunos animales políticos olvidan la fórmula: a un grito, grito y medio. Otros hacen buen uso de esta fórmula.

El proceso electoral es como el cortejo en la manada, es un ritual. Los líderes se comportan de determinadas maneras, los seguidores de otras formas. Gritos, aplausos, abrazos, apretones, gemidos, rugidos, ladridos, maullidos, llantos…de todo se puede oír.

Como nuestros machos políticos no tienen plumas de colores ni colores propios, muestran sus colores partidarios. Algunos hasta hoy ni siquiera los sacan a relucir, otros los esconden vergonzosamente. Se les olvida a los líderes de las manadas nacionales que la lista de diputados solo va visible con las banderas, con los colores de la insignia de cada partido.

Este cortejo electoral es la ceremonia de reconocimiento del macho alfa dominante, del enamoramiento que la ciudadanía, al menos el 40% de ella, debe realizar, de la copulación política que con ella hace. En este cortejo político se acepta la poliandria, la poliginia o poligamia y la moniginia como actuación política de los miembros de la manada, sin importar el linaje, la clase social o la casta, si se es rico, de la clase media o pobre, si se es intelectual o ignorante.

Lo que el cortejo electoral no puede ser es ser cortejo funerario, o no puede convertirse en un cortejo fúnebre, en el que a la gente, a los electores, los disponen para su entierro. La elección por si no es la culminación del cortejo funerario, donde ese día, 6 de febrero, se asiste al entierro de 21 machos alfas y 4 hembras alfa, o de una parte de la ciudadanía que siente que murió. Puede haber el 6 de febrero próximo plañideras, detrás de algunos machos y hembras alfa, que bajo contrato, o porque lo sienten, derramen sus lágrimas a borbotones.

El 6 de febrero no habrá coches fúnebres, ni cureñas, ni coches tirados por caballos, como se hacía antes muy elegantemente. Algunos de los que mueren políticamente ese día, seguramente, los embalsaman, para adoración de los seguidores de sus manadas, y los asoleen de vez en cuando hasta una nueva lucha en la jungla electoral, si pueden de nuevo disputar ser el macho alfa de la manada. Lo peor sería que con el triunfo de un macho alfa se produzca una muerte nacional de la ciudadanía, de la vida política, de toda la manada.

Los partidos políticos perdedores muchas veces actúan como las funerarias, produciendo los servicios de velatorio de los fallecidos, embalsamados especialmente, por si hay necesidad de volverlos a sacar, en algunos casos con servicios de cremación y en otros de entierro para hacerlos desaparecer físicamente. Y los partidos, los clubes, se mantienen, en ocasiones como las capillas ardientes del funeral hasta que se decida enterrar o cremar al fallecido, o hasta cuando se decida sacarlo del sarcófago en que se les guarda debidamente embalsamado, y con nuevos perfumes, con algunos arreglos como un nuevo Frankenstein, como nuevo Prometeo político. Estos entierros son de conformidad a los deseos de los miembros de la manada. No puede ser de otra manera.

Como los colores que se usan para los entierros son el negro y el azul pocos partidos tienen el color azul en pleno, aunque Fabricio Alvarado es el que más exhibe su celeste, ninguno hay con color negro, esperemos que no nos esté anticipando un entierro, un cortejo fúnebre nacional, con sus cantos de sirena…a toda la manada a la cual le pide vestirse de azul celeste.

En el cortejo amoroso los colores cuentan. Los colores se dirigen hacia la percepción y el comportamiento humano, y tienen distintos significados. Los colores denotan emociones y provocan sensaciones, y muestran formas de ser y de atracción. Si a los colores pudieran ponerle olores lo harían con feromonas de distintos sabores, para ¡todos! los sexos, hasta de licor o champagne.

Curiosamente en la campaña electoral poco énfasis se está haciendo en los colores de las banderas de los partidos políticos. De la sicología del color se dice lo siguiente.

El color blanco se usa para dar una imagen de bondad, pureza, inocencia, paz, humildad, amor, confort. Se asocia al bien, a los espíritus, y a la organización.

El color rojo representa la vida, el peligro, la atracción, el dinamismo, la calidez, la agresividad, la fatiga. Representa todas las pasiones, del amor al odio, el movimiento y la vitalidad. También se asocia a destrucción, la rabia y el enojo.

El color verde representa la abundancia y la calma, la fertilidad y la esperanza, la vida. Se le considera el color de la lealtad y la franqueza. Simboliza equilibrio. El Dr. Mariano Coronado, Profesor de la Universidad de Costa Rica, hace 60 años, recomendaba “ver verde”, ir al campo, para descansar. Se asocia a crecimiento, renovación y compañía.

El morado se usa para destacar la lealtad, el bienestar, el éxito, la sabiduría. Es el color usado en la magia, la teología y el feminismo, y también en ciertos entierros o ceremonias mortuorias.

El naranja se usa para destacar el entusiasmo, la emoción, la calidez y la precaución, es exótico y llamativo, es para socializar.

El amarillo es contradictorio. Representa la energía, la alegría, la iluminación, el optimismo y la diversión, pero también se usa para significar la envidia, los celos, la incertidumbre, la inquietud, la traición, las bajas pasiones o impulsos. Es el color preferido de los individualistas y arrogantes.

El azul representa la armonía, la simpatía, la fidelidad, el relajamiento. Es un color asociado a virtudes espirituales, a quienes buscan la paz interior y la verdad absoluta. Es el más aceptado de los colores. ¿Representará esto Fabricio Alvarado? ¿Por esto está siendo aceptado y en crecimiento?

El color gris denota aburrimiento, antigüedad y crueldad. Ninguno de los partidos tiene la bandera de color gris.

El color negro es el del poder, la violencia, la muerte y el pecado, es el color de la negación, pero también de la elegancia. Ninguno de los partidos tiene esta bandera.

El elector puede analizar la papeleta electoral, con la mezcla de colores de las banderas, para tratar de dilucidar sus significados y tomar una mejor decisión.

En la jungla electoral costarricense hay algunos pastores que crían, cuidan y guían sus ganados o rebaños de creyentes.

Finalmente, la manada de electores costarricenses, ¿cuántos machos y hembras alfa distingue electoralmente? Hay veinticinco que se disputan esta condición.

Por ahora, a mi modo de percibir el ambiente electoral, el bosque selvático y la jungla costarricense, no muestra con precisión más que unos cinco que empiezan a sobresalir, o los que ya han escogido para que destaquen más. Los machos Alfa los veo, por ahora, como en una subibaja. A un extremo Jose María Figueres, al centro Fabricio Alvarado, y al otro extremo Lineth Saborío. En esta subibaja, donde se puede cambiar de lugar, unos suben y otros bajan, según las encuestas. Si la subibaja se quiebra indudablemente el centro se impone. O sube otro, todavía no visible…

El macho alfa que va imponiéndose, poco a poco, al día de hoy es el que pinta en posibilidad de, al menos, asegurar ir a una segunda ronda, si la llega a haber…si no gana en la primera.

No hay, en este momento, en el escenario electoral de la jungla, candidatos con lenguaje dirigido a los miembros de las manadas irracionales, a quienes convencer con su verbo, con su palabra, con su mensaje directo, con simple arenga política. Las banderillas que se lanzan son la lucha contra la corrupción en el país, contra la de los partidos que se enfrentan y contra la corrupción de los Poderes Públicos, atizando sobre el desencanto de los miembros de la manada…por vivir en la manada.

No hay que engañarse. En los 25 candidatos hay grandes candidatos…entre ellos, casi el macho alfa de los animales políticos costarricenses. Tampoco hay que subestimar que aparentemente un macho alfa de estos no se sienta que no tenga partido, ni equipo para gobernar. El actual gobierno ya lo demostró. No se necesita. ¿Lo necesita exhibir?

Ninguno de los machos alfa, beta, gammas, deltas u omegas que se adversan tampoco exhiben sus equipos de gobierno o de colaboradores. No se acostumbra anunciar equipos de gobierno antes de las elecciones. Don Pepe Figueres me parece que lo hizo en 1970. Lo están haciendo a cuentagotas José María Figueres y Lineth Saborío. Como en toda manada, en el período electoral, de la cópula electoral, todos los machos alfa tienen sus colaboradores, sus zánganos que no dejan de zumbar y algunos tienen hasta sus reinas.

De este escenario del zoológico y la jungla electoral costarricense, ¿qué es lo más conveniente para la manada de electores nacionales? ¿Qué puede convenirle más al país? ¿Le conviene al país y a la manada nacional que esto se resuelva el 6 de febrero, en la primera vuelta? ¿O le es más conveniente a la manada prepararse para la segunda vuelta con los siguientes escenarios?

José María Figueres-Lineth Saborío, José María Figueres-Fabricio Alvarado, José María Figueres-Rodolfo Piza, José María Figueres contra Eli Feinzaig, José María Figueres contra José María Villalta, José María Figueres contra cualquier otro, Fabricio Alvarado-Welmer Ramos, repitiendo el escenario del 2018…

No hay que despreciar que Welmer Ramos pueda meterse, sorpresivamente, en este escenario final, desplazando a alguno de estos machos alfas. Es el candidato del Gobierno. Carlos Alvarado a pesar del cementazo del gobierno de Luis Guillermo Solís, no siendo un macho Omega, no estaba de último, era el candidato del Gobierno.

El alfabeto griego tan solo me da 24 letras y tenemos 25 candidatos. Uno de ellos carece de todo reconocimiento posible en la calificación de machos que se hace con este alfabeto. De los 25 candidatos el primer grupo de principales en enero se definirá entre los machos Alpha, Beta, Gamma y Delta. El segundo entre los candidatos Epsilon, Zeta, Eta y Theta. ¿Cómo los acomodaremos? En enero lo veremos.

DIGO

José Manuel Arroyo Gutiérrez

         Digo –con permiso del sublime Debravo-, que esta justicia no es ciega para todos. Si lo fuera, tendría mejor calibrada su balanza y sentiría, con mayor precisión, los pesos en sus platillos. También acertaría más al momento de asestar sus golpes con la espada.

         Pero digo que no son así las cosas; que hay puño de hierro para los desheredados de la tierra y guante de seda para los poderosos; que las cárceles están atestadas de hombres jóvenes (entre 15 y 35 años), de baja o nula escolaridad, sin oficio y en un 80% por delitos contra la propiedad. ¿Nos dice esto algo sobre la distribución de la riqueza y de las oportunidades en la sociedad en que vivimos? También abundan, cada vez más, las mujeres reclutadas por el narcotráfico, las del menudeo, las mujeres-camello, las madres-burro; las que han sido empujadas a la ilegalidad por el hambre de sus hijos. Para estos ciudadanos de segunda hay defensa pública, por suerte en nuestro país, un servicio para todo el que lo necesite, todavía de calidad, al que por cierto algunos le llevan ganas.

         Digo que ni la balanza ni la espada de esta justicia alcanzan al corrupto que recibe una pena irrisoria, casi una condecoración; el poderoso al que se le anula la prueba clave y sale ileso; al presunto que sale huyendo y regresa cuando todo está prescrito; al abusador para el que se desempolvan las penas alternativas y las conciliaciones.

         Digo que aquí hay un serio problema ético cuando el abogado termina siendo parte del engranaje mafioso o corrupto. Y digo que los contratos de honorarios “ley entre partes” o de “cuota litis” por muy legales que sean, siguen siendo inmorales; que no es correcto que el abogado termine pagándose con los dineros mal habidos o con las propiedades y bienes del sujeto desesperado por la amenaza de cárcel. Digo que el Colegio de Abogados, ante esta cruda realidad, no puede seguir viendo para otro lado.

         Digo también que en efecto, esta justicia opera, en la práctica, con ciudadanos de primera, de segunda y hasta de quinta categoría. Desde Rousseau y Beccaria el delincuente es una especie de enemigo al que hay que expulsar, por haber roto el contrato social que lo obliga a respetar los derechos de sus congéneres. Nada muy nuevo ni original tiene esto del “derecho penal del enemigo”.

         Pero los enemigos han sido siempre “los miserables” de Víctor Hugo. Nunca quienes desde sus privilegios cometen todo tipo de tropelías impunes o abusan del derecho. El sistema punitivo ha sido siempre selectivo y discriminatorio en contra de los más débiles; opera con eficiencia sólo contra la delincuencia común, los marginados, los extranjeros, los emigrantes, los jóvenes rebeldes y por supuesto los pobres, siempre los pobres. En cambio, la maquinita se traba cuando, casi por casualidad, logra captar a individuos perseguidos por delitos no convencionales, los del crimen organizado, los perpetrados al amparo del poder político, económico, religioso, o de cualquier otro tipo de influencia social, incluida cierta prensa y hasta organizaciones deportivas y del espectáculo. Éstos son los verdaderos privilegiados del sistema, los ciudadanos clase “A”, los que cuentan con todo tipo de apoyos y recursos, con los “mejores” abogados (¿o sólo “los más caros”?), con fiscales negligentes y con jueces temerosos o ambiciosos. Éstos son los que se defienden atacando, los que alegan persecución política, los que se enferman para escapar de la prisión; en fin, los que, si pueden, terminan sentando en el banquillo a policías, fiscales y jueces honrados y cumplidos.

         Y digo por fin, a contrario del poeta, que esta justicia sí que tiene bien ganado su sitio en el infierno.

La neolengua y el final del pensamiento libre

COLUMNA LIBERTARIOS Y LIBERTICIDAS (15).
Tercera época.

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense.

Entre los rasgos, o manifestaciones de la vida social y cultural que se han venido poniendo cada vez más en evidencia, en medio de este cambio de siglo, un tiempo histórico en el que todos los significados y significantes parecen haber sido trastrocados, se destaca una marcada tendencia a limitar los recursos, posibilidades y significaciones del lenguaje, esa poderosa herramienta de que disponemos los seres humanos desde tiempos ya muy lejanos. A la manera de aquel universo totalitario, y cada vez más encerrado en su sí mismo en el que transcurre la existencia de los personajes del Londres de la novela “1984”, una sombría y alarmante distopía de George Orwell (1903-1950), donde la newspeak o neolengua que tiende a prevalecer, no viene a ser otra cosa que una reducción de la capacidad de las palabras para producir significados y sobre todo, lo más peligroso, pensamiento que podría resultar subversivo para la omnipresente maquinaria del poder, cuyos engranajes están diseñados para obtener un control total de los seres humanos, para convertirlos en meras piezas de esa maquinaria, de ello se encarga la policía del pensamiento encargada de castigar las desviaciones del pensamiento, especialmente el llamado crimental. Todo ello, en medio una sociedad donde la historia, incluso la reciente, está siendo reescrita todo el tiempo, de acuerdo con los intereses del poder del Gran Hermano, ese que siempre te vigila (Big Brother is watching you, don´t forget), para ello el lenguaje tendrá que ser reducido cada vez en los posibilidades, tal y como dice uno de los personajes del relato: “La undécima edición (del diccionario de la nueva lengua) será la definitiva –dijo-. Estamos dándole a la lengua su forma final, la forma que tendrá cuando nadie hable otra cosa. Cuando terminemos, la gente como tú tendrá que aprenderlo todo de nuevo. Seguro que crees que nuestro trabajo consiste en inventar palabras nuevas ¡Pues no! Lo que hacemos es destruirlas, decenas, cientos de palabras al día. Estamos podando el idioma. Ni una sola de las palabras en la undécima edición quedará anticuada antes de 2050” (George Orwell, 1984 DEBOLSILLO Barcelona 2014, p.p. 59-60).

En un período histórico como el nuestro, en el que algunas gentes se sienten ofendidas por el solo uso de determinadas palabras a las que atribuyen un significado unívoco, cerrándose a la posibilidad de cualquier diálogo al respecto, llegando incluso a exigir que determinados documentos históricos-no importa si son recientes- sean modificados o incluso, dado el caso, tal vez para mejor, ser eliminados so pena para el emisor de un texto de recibir toda clase de calificativos. Todo en el mejor estilo de los usos propios de aquel Londres que el novelista inglés imaginó para la octava década del siglo pasado.

Dadas las circunstancias convendría seguir examinando lo que en la novela mencionada se exterioriza como la loable tarea de eliminar gran cantidad de palabras: “-La destrucción de palabras es muy hermosa. Por supuesto, lo que más sobra son verbos y adjetivos, pero hay cientos de sustantivos de los que se puede prescindir. Y no sólo por los sinónimos, sino también por los antónimos. Al fin y al cabo. ¿qué justificación tiene una palabra que no es más que lo contrario de otra? Cualquier palabra incluye a su contraria. Fíjate, por ejemplo, en la palabra “bueno”. Si tenemos esa palabra, ¿de qué nos sirve “malo”? ”Nobueno” es igual…incluso mejor porque es exactamente lo contrario mientras que la otra no lo es. O, si lo quieres es reforzar la palabra bueno, ¿para qué queremos toda una serie de palabras vagas e inútiles como “excelente”, “espléndido” y otras parecidas? “Masbueno ya significa eso, o “doblemasbueno”, si quieres aún algo más claro. Por supuesto que ya usamos todas esas formas, pero en la versión final de la la nuevalengua serán las únicas. Al final todo el concepto de la bondad se limitará a seis palabras-en realidad una sola-. ¿No ves lo hermoso que es, Winston? (el principal personaje de la novela) La idea original fue del H.M (El Hermano mayor y por supuesto infalible líder), claro-añadió pensativo.” (opus cit pág 60).

La importancia de la neolengua en el manejo de la población, de las gentes del común podríamos decir, es tal que el interlocutor le habla del futuro a Winston en los términos de que: “Alguna vez te has parado a pensar que, en el año 2050, como muy tarde, no quedará con vida una sola persona capaz de entender una conversación como la que estamos teniendo ahora?” (opus cit pág. 61).

No hemos llegado al 2050 aún, pero estamos mucho más cerca de esa fecha imaginaria que proyectó el autor setenta años hacia atrás, sumergidos en medio de un universo cultural que no sólo acentúa, en medio de la más feliz inconsciencia, estas tendencias totalitarias y otras que nos conducen a la mayor de las estulticias, ahora la ignorancia y hasta la grosería se han convertido en sendas virtudes, aunque no nos hayamos percatado de ello.

El antiguo combatiente en las filas revolucionarias del POUM, en el Frente de Aragón, durante algunos meses, poco después del inicio de la Guerra Civil Española, sobreviviendo a las asechanzas del fascismo y del estalinismo, un episodio del que nos dejó su testimonial HOMENAJE A CATALUÑA, esboza en su 1984, ese mítico año de 2050, en términos de los alcances que tendría para entonces la neolengua para el conjunto social, veamos “En 2050, probablemente antes, la viejalengua habrá desaparecido. Toda la literatura del pasado habrá sido destruida. Chaucer, Shakespeare, Milton, Byron…existirán únicamente en versiones en nuevalengua, no solo convertidas en algo diferente sino transformadas en algo opuesto a lo que eran antes. Incluso la literatura del Partido cambiará. Y los eslóganes. ¿cómo vas a decir “La libertad es la esclavitud” si el concepto de libertad ha dejado de existir? El pensamiento será totalmente distinto, De hecho, no existirá pensamiento tal como lo entendemos hoy. La ortodoxia equivale a no pensar, a no tener necesidad de pensar. La ortodoxia es la inconsciencia. “(opus cit. p.p. 61 62).

La vieja y la nueva derecha en la Torre de Babel

COLUMNA LIBERTARIOS Y LIBERTICIDAS (14).
Tercera época.

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense.

La descomposición absoluta que muestra el sistema político y social imperante en este cambio de siglo, tanto como la inopia y la estulticia reinantes en materia de pensamiento y acción alcanzan también a la llamada derecha, o las derechas más diversas de nuestros países latinoamericanos, pues sucede que mientras sus pensadores y líderes más destacados han abandonado el escenario histórico sin que aparezca, por ningún lado, una generación de relevo que esté a la altura de los nuevos desafíos históricos, de suyo muy complejos.

Por otra parte, las derechas de raíz oligárquica, tan propias de esta parte del mundo sólo mostraron, a lo largo del siglo anterior, una vocación democrática de la boca para afuera, dado que consideran que sólo cuando ganan ellos no hay fraude electoral, por lo que han acudido a los golpes militares para desplazar a la izquierda y a la centroizquierda del poder, especialmente en los casos de los odiados peronismo argentino y varguismo brasileño (el de Getulio Vargas y sus seguidores Juscelino Kubitschek y Joao Goulart, que gobernaron después de su dramático deceso, ocurrido en 1954), más recientemente han acudido a los golpes parlamentarios y a los juicios políticos fraudulentos como cuando desplazaron del gobierno a la presidenta brasileña, Djilma Roussef, a mediados de 2016, acudiendo para ello a un montaje típicamente mafioso.

También en ese sector, de tendencia conservadora, y defensor en apariencia de un statu quo tan poco transparente e inescrutable, tanto que quienes lo componen no logran siquiera definirlo, dada su desesperación por liquidar el “estado social de derecho”, surgido al concluir la Segunda Guerra Mundial y preconizado por los Figueres Ferrer, Perón, Getulio Vargas, Árbenz, Batle y otros, dentro de un período que encarnó una disminución  importante de la pobreza, la miseria extrema y abrió enormes oportunidades de ascenso social a una población que hace un siglo carecía de ellas en países como Costa Rica, Uruguay, Argentina y Chile, acudiendo al fomento de la inversión pública y la redistribución del ingreso, por la vía de unas políticas que fomentaban los salarios crecientes y fortalecimiento del mercado interno, a la manera keynesiana-rooseveltiana.

Se puede decir que hoy nos encontramos con que el despliegue de una cierta dimensión sociológica, como aquella de la que nos hablaba don Alberto Cañas Escalante (1920-2014), hace ya algún tiempo, la que cobra plena vigencia en estos primeros años de la tercera década del nuevo siglo: la gradería de sol asaltó la cancha y una ruidosa chusma invadió la conducción política, especialmente en el campo de las llamadas derechas, en especial las de los falsos liberales y los falsos cristianos.

En vez de nutrir sus filas con lo que podríamos calificar como una intelectualidad propia del “antiguo régimen” han acudido a los remanentes de una vieja oligarquía, formados por gentes cada vez más incultas y obsesionadas con visiones meramente tecnocráticas de la realidad, en un extraño panorama que se vino desplegando una vez concluida la guerra fría entre los bloques encabezados por los Estados Unidos y la Unión Soviética, un hecho que para ciertos intelectuales de Washington marcaría el fin de la historia (Fukuyama, dixit) con la derrota del socialismo-comunismo no sólo en su versión soviética, china o trotskistizante, sino incluso en cuanto al fin paulatino de la socialdemocracia, cuyos partidos más representativos tanto en Europa como en América Latina se fueron corriendo hacia la derecha, con lo que dejaron abandonado a su suerte el estado social de derecho o welfare state, del que renegaron para adoptar los dogmas de un novísimo neoliberalismo, que como sabemos de liberal tiene muy poco. Los herederos de la socialdemocracia regional (PLN de Costa Rica incluido) perdieron su esencia aunque no quieren soltar la etiqueta, o franquicia electoral a la que han quedado reducidos, los beneficios que obtienen de ella les resultan muy apetecibles.

Más bien, en medio de ese arrebato neoliberal del cambio de siglo nos hemos encontrado con una chusma como la del fujimorismo en el caso del Perú, o la masa de falsos cristianos (neopentecostales) seguidores de Jair Bolsonaro en Brasil, hoy dedicado a acabar con los bosques de la Amazonía y las conquistas sociales de los trabajadores, campesinos e indígenas, pues esas son unas gentes que han empobrecido hasta límites insospechados y hasta ensombrecido los  escasos debates parlamentarios que todavía suelen darse en esos otros países. Es un populismo (en el mal sentido del término) inculto y vociferante que ha terminado por darle un marcado tono plebeyo a las filas de una ultraderecha emergente, desconcertada ante de los desafíos de sus contrapartes de una izquierda muy diversa. Tanto el fujimorismo como los restos del aprismo (el APRA un viejo partido histórico peruano que marcó la pauta de las aspiraciones de una izquierda democrática, durante la primera parte de los años treinta, pero que topó con una brutal oligarquía que les respondió fusilando a seis mil de los suyos en las ruinas de Chan Chan en el norte peruano, cuando se había consagrado a la organización reivindicativa de los trabajadores azucareros del departamento de La Libertad, es un partido que desde entonces ha venido girando, cada vez más hacia la derecha y hacia las prácticas gangsteriles) se han convertido en un puñado de grupos violentos, vociferantes que amenazan a un tímido intento de transformación social, como el emprendido por el profesor Pedro Castillo Terrones para revertir treinta años de saqueo de la economía nacional por parte de una mafia neoliberal.

Algunas damas de esa plebe derechista y reaccionaria, tales como cierta Patricia Chirinos, hija de un militante aprista y ligada a las prácticas mafiosas en el puerto de El Callao, contiguo a la metrópoli limeña y entrada desde el Pacífico, no sólo se han dedicado a satanizar y denostar a los políticos serranos de izquierda como Vladimir Cerrón, Guido Bellido y Pedro Castillo que le ganaron las elecciones generales del mes de junio pasado a las élites limeñas, encabezadas por la hija del dictador Alberto Fujimori, sino que ahora dicha señora pide el derrocamiento o vacancia del presidente Pedro Castillo…resultaba intolerable para esta gente, tan rancia como inculta, en el sentido más amplio del término, el sólo hecho de que el hijo de una mujer quechua, que sólo habla esa lengua ancestral de los Andes como Guido Bellido, se desempeñara como Primer Ministro y diera un mensaje en ese idioma tan importante en el Parlamento, o que un profesor primario de Cajamarca, cuya madre habla un castellano con ingredientes de la sintaxis del quechua de esa región, diciendo por ejemplo: “Yo soy su mamá de Pedro Castillo” los ha puesto a delirar, pues para la estrecha y autista visión de las élites (plebe fujimorista incluida) de la capital peruana esto es imposible de aceptar, ni siquiera en términos abstractos. Así están las cosas en estos países que formaron parte del imperio colonial español o del portugués (para el caso de Brasil) durante tres siglos. La derecha tampoco ha tomado nota de los desafíos del presente cambio de siglo.

¿La reforma a la reelección de autoridades políticas resolverá el problema?

Vladimir de la Cruz

Cuando se dispuso separar la elección de Alcaldes de la elección nacional, y le siguió la elección de los miembros de los Consejos Municipales y Distritales, en la misma dirección, primero la de Alcaldes en el 2002 y luego los otros puestos concejales, a partir del 2006, haciéndolas el mismo año electoral, pero a finales, en diciembre, luego de la nacional, que se hacía en febrero, hasta que se llegó a separar totalmente el proceso en el 2014, que de manera excepcional, se prolongaron sus mandatos por seis años, hasta el 2020, para regularizar a partir de ese año 2020, períodos nuevamente de cuatro año, acordes con los períodos presidenciales y legislativos, fue para darle mayor importancia a las Municipalidades y sus respectivos cantones. Así cada dos años habrían elecciones, unas nacionales y otras municipales, cada uno de estos procesos electorales para elegir autoridades con mandatos de cuatro años, las municipales con posibilidad de reelección consecutiva. En el 2002, 2006 y en el 2010 el impacto de las elecciones nacionales quedó grabado en los resultados de las elecciones municipales que le siguieron cuando los partidos gobernantes, Unidad Social Cristiana en el 2002, el 2006 y el 2010 obtuvieran la mayoría bastante amplia, sobre los otros partidos, de los alcaldes electos. Empezó a cambiar esta situación en el 2016, cuando el Partido Acción Ciudadana, ganador en el 2014, no tuvo el músculo político de la elección de febrero de ese año, y tuvo que enfrentar las elecciones municipales en el 2016, con dos años de gobierno en marcha, cuyo resultado municipal no se le reflejó positivamente, sin obtener mayoría política de las municipalidades, que seguían mayoritariamente en manos de los partidos Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana.

Con ello, con estas elecciones separadas, a los pueblos, conjunto de personas, de cada cantón, habitantes y electores, se pensaba en rematar en el fortalecimiento de la democracia representativa y electoral, para la mejor escogencia de sus autoridades políticas, separada su elección de la nacional presidencial y de diputados. Era para que los ciudadanos de los cantones pudieran concentrarse en sus propias autoridades, en su propio gobierno, para hacerlo más democrático, más directo, para participativo, y quizá también más efectivo. Eso sigue siendo válido.

El Código Municipal, antes que el Electoral nacional, establecía como figuras importantes la reelección consecutiva, el Referéndum, el Plebiscito y la Revocatoria de Mandato. Estas figuras poco se han practicado en el país. Los partidos políticos nacionales, que “mandan” teóricamente a los cantonales, de la misma bandera, no les ha interesado fortalecer estas figuras de movilización, de discusión y de poder ciudadano, ni a nivel local y mucho menos a nivel nacional. Algo parecido sucede a nivel nacional, con el Referéndum y el Plebiscito que son tan solo letra muerta en la Constitución Política, por esa abulia política que tienen los partidos y sus dirigentes políticos, y porque no les interesa empoderar o darle poder a los ciudadanos.

En ese sentido, en las municipalidades, se arrastraba la experiencia, la tradición y la legalidad de que las autoridades municipales podían elegirse continuamente, mientras sus electores así lo hicieran y quisieran en reconocimiento a obras de trabajo municipal y de buen ejercicio, sano, honrado y honesto, de gobierno local. Era al mismo tiempo una mejor escuela para la formación futura de dirigentes políticos nacionales, de donde podían ir saliendo hacia la Asamblea Legislativa, las instituciones del Estado, y los mismos Ministerios, con posibilidad de que algunos de estos dirigentes pudieran formarse con aspiraciones presidenciales, como resultado de una larga carrera política y administrativa, como hemos visto recientemente que han aspirado a luchas esas candidaturas nacionales. Al interior de algunos partidos importantes y nacionales, como Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana, de hecho los dirigentes municipales han acaparado la toma de decisiones importantes y se han impuesto hasta las Asambleas Nacionales quitándoles poder de nombramientos municipales y restringiendo, incluso, potestades, de los que salían candidatos presidenciales de esos partidos. Ese ha sido, como hemos venido viendo un camino a la muerte de la democracia interna de esos partidos, al autoritarismo municipal que les ha surgido, y a los cacicazgos locales, a veces con dudosos apoyos financieros municipales, y de sus campañas electorales, asociados a grupos tenebrosos de las narco mafias locales, lo que devienen en los liderazgos apadrinados por ellos originando la narco política y los dirigentes políticos sostenidos por estas redes de poder mafioso, y por la macabras y tenebrosas redes de los negocios que ellos mismos fraguan.

Los escándalos de corrupción que sacuden a algunas autoridades, personajes, municipales, nacionales y empresariales, por la telaraña que han construido con el tiempo, de favorecimientos mutuos, con perjuicio al interés público, nacional y municipal, a las obras, que resultaban mal hechas, a propósito, porque el negocio estaba también en la reparación constante de ellas, y no solo en la adjudicación de los carteles para sus construcciones, y por el daño resultante a la imagen pública de la democracia política, de los políticos, de las autoridades políticas, de los partidos políticos, a los cuales están ligados estos personajes, la confianza y fe pública en los procesos administrativos, a la seguridad jurídica que se supone debe haber en igualdad de trato para todos los ciudadanos, y para los mismos empresarios, que también algunos de ellos salieron afectados por este matrimonio y concubinato empresarial discreto, casi secreto, que habían establecido, hoy evidencia que la profundidad de este daño y de esta presencia en prácticamente en todo el país, en todas las municipalidades, especialmente donde estas empresas cuestionadas han actuado, y que deben investigarse a fondo, y con la mayor amplitud posible, si de verdad se desea acabar con esa hidra y con esos tentáculos. Recuerdo hace pocos meses en el Cantón de Santa Cruz, como la municipalidad cerró una calle pública, a Playa Mantas por favorecer intereses hoteleros locales, y la mantiene cerrada sin posibilidad para ningún costarricense, de hecho de poder llegar a esa playa por el camino existente, sobre el cual volcaron árboles para impedir el tránsito de vehículos. En este caso hasta la policía local está comprometida en este mafioso negocio, porque la misma policía impide el paso, aspecto que también debe ser investigado, como debe suceder en otros sitios.

Es igual que los negocios de las grandes construcciones, cuyos alcaldes, tiene capacidad de exonerar de ciertos pagos, que pueden ser multimillonarios según la inversión, a empresas constructoras, especialmente de condominios, y de torres condominiales, aspecto que también se puede investigar, seguro que dará positivos resultados, mientras a pequeños constructores, o a personas esas mismas autoridades municipales les ponen todas la trabas posibles para sus posibles proyectos habitacionales o de construcción. Conozco casos.

El punto en debate que se quiere introducir, casi como un distractor de la corrupción, es el de la reelección de alcaldes y de autoridades municipales, porque el de las autoridades nacionales no tiene discusión porque ya hay impedimentos de reelección consecutiva. ¿Por qué no se discute el caso de la reelección de partidos políticos, que son los que nombran y escogen a esas personas que salen malas personas? El que es pillo es pillo, el que roba poco termina robando mucho. El que tiene ocho o más años para ver que roba, tratará de robar en cuatro, si eso es lo que le ofrecen en posibilidad. Son las personas, son los candidatos los que hay que escoger, que sean buenos, correctos, honestos, honrados. ¿Pueden escogerse en un partido políticos buenos y honestos candidatos? Con limitarles el plazo de gobierno no les van a limitar su ansiedad por enriquecerse si el puesto se los permite. Con más avidez, gula y glotonería política irán. Y si están apoyados por grupos mafiosos, de cualquier naturaleza que sea, con más rapidez tratarán de actuar, hasta para dejar “herederos” del puesto, para hacer que la correa de trasmisión siga funcionando. Con limitar el plazo de gobierno de una autoridad a un solo período no van a acabar con la corrupción si no es la corrupción la que debe atacarse, si no es a los corruptos a los que se debe castigar y de manera ejemplar ante la sociedad nacional. Que el que se meta en ese camino sepa que de ser agarrado va a sufrir las máximas penas posibles.

Lo que hay en trámite legislativa son cantos de sirena contra autoridades políticas futuras pero fantasmas, suponiendo de previo que en ese futuro, que se regulará por esos cambios que se desean introducir todos los futuros alcaldes, y miembros de los consejos municipales y distritales son desde ahora concebidos de manera corrupta, salvo de que de previo demuestren lo contrario, lo cual es difícil. La corrupción se da en acto, por quien es corrupto, no de naturaleza, sino porque ha desarrollado una conducta, una moral y un ética de la corrupción, que le permite justificar lo que hace.

Con los límites al ejercicio del poder no se le está metiendo ningún límite a la corrupción ya existente. Ya lo veremos. Lo único que están haciendo algunos diputados con esa discusión es tratando de lavar su conciencia política, la de sus partidos, la de saber que ha hecho malas escogencias. Hay que dejar de hacer esas malas escogencias. ¿Pueden hacer esto los partidos? Para estas elecciones ya no lo hicieron. Veremos los malos frutos si sembraron malas semillas. Para las elecciones del 2022, de alcaldes y de consejos municipales, estaremos pendientes de por dónde va la comparsa política.

Los que están interesados en golpear partidos políticos, en esta lucha, de pronto alimentarán, con sus posiciones las tendencias autoritarias, despóticas y populistas, de cualquier tipo, quizá más peligrosas que lo que se quiere combatir hoy. La improvisación de dirigentes políticos, en todos los niveles de la vida y organización democrática, va a ser una de las variantes más peligrosas.

Reflexiones en torno a la corrupción que nos carcome

Vladimir de la Cruz

Que la corrupción sea un fenómeno mundial, que se da en todos los continentes y países, con participación de grandes empresas y personajes, que se expresa en modelos políticos de distinto tipo como capitalistas, socialistas, republicanos, monárquicos, monárquico constitucionales, democráticos, tiránicos, despóticos, militaristas, autoritarios, de signos políticos liberales, socialdemócratas, socialcristianos, marxistas en cualquiera de sus variedades, de orientaciones religiosas islámicas, cristianas, católicas, budistas o las que sean, que se da en el seno de organizaciones políticas, económicas y sociales, particularmente, en partidos políticos, de todos las corrientes políticas o ideológicas, según se quieran ver, que se manifiesta especialmente en el ámbito de la administración pública, en todas sus instituciones y poderes públicos, y en el ejercicio de gobiernos nacionales, municipales o regionales, no significa que tenga que justificarse si se da en un país como Costa Rica.

Habrá quienes digan y sostengan que la corrupción es propia de esos sistemas y modelos de desarrollo económico, social y político, y consecuentemente con ello, en otros sistemas y modelos de desarrollo económico, social y político no existe, o al menos no debería existir.

Decir, como he oído decir recientemente, que es propio de la sociedad capitalista costarricense no es suficiente. Es obvio que esa es la sociedad que tenemos, pero no por ello podemos apartarnos de la lucha contra la corrupción en cualquier forma y en cualquier parte del mundo que haya que combatirla. Cuando se defienden gobiernos corruptos no costarricenses se mandan señales perversas de que, quienes así actúan, si gobernaran lo harían de la misma forma corrupta con que se defiende a esos gobiernos criticados.

La corrupción es un modo de vida y de comportamiento humano, que se da en todos los niveles de vida de cualquier sociedad, en todas las clases y estamentos sociales. Es una práctica social, que para algunas personas, los corruptos, puede ser hasta una costumbre. Pero, es un modo de vida de personas, no de las instituciones, sean gobiernos, poderes públicos, partidos políticos, iglesias, asociaciones, clubes.

Son las personas las corruptas, las sinvergüenzas, las que actúan delincuencialmente, individual o colectivamente. Son personas, para decirlo de esta manera, que se han echado a perder, que están en un estado de pudrición y de perversión permanente.

Corrupto es quien actúa con el propósito de sacar provecho en beneficio propio de manera indebida, ilegítima, alterando procedimientos, reglamentos, actos administrativos, haciendo que no se cumplan en su formalidad o provocando licitaciones y concesiones amañadas, amarradas, o hechas de tal manera que solo a una persona, o empresa de esa persona, o a dos empresas y dos grupos de personas o familias, se les beneficie, obligando a sacar de la competencia a otras empresas y personas, ofreciendo pagos a esas otras empresas para que no participen en licitaciones o concesiones, como se ha venido evidenciando en los escándalos de los casos que se están investigando.

El espejo del corrupto es el funcionario que aprovechando el poder, abusando del poder institucional, o del cargo que tiene, por la confianza pública que se le deposita, por las oportunidades de actuación, públicas y privadas, que puede ejecutar, lleva a cabo actos de los cuales, y por los cuales, se puede aprovechar quien procura un beneficio indebido o ilegítimo, aunque en la forma tenga el disfraz y el traje de legitimidad y de legalidad, de trámites de procedimientos y mecanismos aparentemente transparentes, aprovechando a la vez la debilidad de reglamentos, de marcos legales, de tipificación de figuras delictivas, de sanciones institucionales y legales en actos de corrupción, y que, hasta hoy, no hay en el país una buena Ley Anticorrupción.

Para que haya un funcionario corrupto se necesita un agente externo igualmente corrupto, el corruptor. Uno que ofrece la posibilidad del acto corrupto a realizarse, y el otro que acepta la realización de ese acto corrupto, por el que recibe a cambio un beneficio personal, dinero en efectivo, invitaciones y pagos de comidas en restaurantes, compra de comidas para la casa o el hogar, pagos de vacaciones en sitios caros, pago de hoteles de playa o viajes al exterior, pagos de cuentas, compra de casas o apartamentos, pago en servicios sexuales exclusivos, que implica una organización en este sentido que opera en la institucionalidad pública, por brindarles hombres o mujeres, según los gustos del agente corruptible, y satisfacción plena de las actitudes consumistas del agente corruptible, entre otros rubros que se cubren y se pagan de esa manera.

El agente corruptor parte de que todas las personas tienen un precio, y que tienen necesidades que satisfacer, y el corruptible tiene a la vez su propia dimensión de su propio valor, por el que cobra, y de las necesidades que debe satisfacer, propias y de familia, que queda involucrada en su actuación.

Otras formas de corrupción son las que legalmente se permiten de evasión y elusión de impuestos y cargas tributarias, de pagos obligados por ley, como los de la CCSS, que son las formas que han sido hechas, desde la Asamblea Legislativa, con apoyos de Poderes Ejecutivos, de acuerdo a las necesidades de ciertos grupos, y veces de ciertos personajes, de fuerte influencia política parlamentaria, cuando no de grupos de presión de esa naturaleza, que buscan beneficios y amparos de actuación indebida desde la legalidad misma. Los no cobros institucionales por esos motivos hacia ciertos personajes o empresas, el no envío de los inspectores institucionales, o de negociar la llegada de inspectores de trabajo, o de la CCSS, para la supervisión respectiva, generalmente acompañados de los Jefes de Personal, o de empleados de esas empresas, que cumplen esas funciones administrativas, para influir de esa manera en los informes respectivos, o de no tener el número necesarios de inspectores para todo el país es parte de esa corrupción pro beneficio de esos evasores o no cumplidores de las obligaciones legales.

Con la corrupción se depravan, se echan a perder, se dañan actos administrativos, procedimientos administrativos. Se echa a perder la imagen de las figuras públicas, depositarias muchas veces de la confianza y la voluntad popular, o que resultan electas por ella, se afecta la imagen pública de la Política, de la Administración Pública como conjunto, de los partidos políticos como instituciones de organización y de representación política, de las personas que se desempeñan como Políticos en general, de la democracia como sistema y organización de vida, orientando salidas hacia formas autoritarias de gobiernos pensando que ellas acaban con esos vicios de la corrupción.

La corrupción como se manifiesta, y en la forma escandalosa que se hace, también afecta la imagen democrática de la sociedad. No se valora, sin embargo, que democráticamente se actúa contra esta corrupción por los actos que realiza el Organismo de Investigación Judicial y la Fiscalía General, por la independencia institucional que tienen.

No hay una ética de la corrupción, que justifique el comportamiento humano del corrupto, salvo la propia autovaloración que de sí mismo tiene el corrupto, que ve, probablemente como moralmente válido lo que hace en su beneficio. El comportamiento moral del corrupto es su inmoralidad, es su actuación contra el comportamiento humano moralmente establecido y aceptado, al margen de los valores del bien, del deber, del bienestar común, de la feliz convivencia social, de actuar como se debe ante los deberes, los derechos y las obligaciones, y ante la justicia misma.

Los actos de corrupción que se investigan atentan contra la Justicia Social, contra la convivencia social de los costarricenses. ¿Acaso esto no es penable? Se pone en entredicho el sistema democrático y de seguridad jurídica de los costarricenses. La corrupción estimula la actuación del más fuerte, la ley de la selva en la sociedad económica e institucional, se actúa contra la convivencia pacífica y la seguridad jurídica, en cierta forma contra el mismo Estado de Derecho.

La educación en general, la educación ciudadana y la educación cívica se orientan a formar ciudadanos responsables con el Estado, con la Sociedad, con la Convivencia armónica, lo que queda en el suelo, y en el canasto de la basura, cuando se estimulan los actos y comportamientos corruptos, o se dejan sin castigar, sobre todo sin sancionar ejemplarmente, con la fuerza institucional y jurídica con que se puede hacer penar, pero también con la fuerza política para someter a los responsables y corresponsables de esas personas corruptas y sus corruptores.

En los casos que se vienen anunciando, e investigando, se han evidenciado personas, colectivos de personas, e instituciones, actuando criminalmente, vinculadas, organizadas, respondiendo a una planificación para la actuación y para sacar provecho de esas actuaciones inmorales e ilícitas, como se están comprobando en los expedientes judiciales, según se ha dicho. Son verdaderas cuadrillas criminales.

Si hablamos de ética pública esta recae en los funcionarios que se desempeñan en la función pública, desempeño que debería ser ejemplar y de profundo respeto por las normas de vida institucional y de la convivencia pública. Cuando se viola esta ética pública se trasluce que el actuar del funcionario no es el bien común, es su interés personal y personalísimo desde el puesto que tiene.

Los funcionarios públicos, y los corruptores que los han involucrado en esos actos, han afirmado a Maquiavelo, que parafraseado, recomendaba actuar de manera aparentemente moral a sabiendas que no lo eran, o solo de aparentar actuar moralmente.

Recuerdo a mi abuelita materna Ofelia, que pasaba diciéndonos, a sus nietos, “el que roba un cinco, roba pesos”, “el que roba poco, roba mucho”, machacando constantemente normas de conducta de honradez, honestidad, respeto, de actuación ante la vida, y de relaciones sociales.

Era una escuela formativa para formar valores de responsabilidad social y de rectitud moral, de actuación, que permitiera rechazar todo provecho o ventaja personal que se pudiera sacar del ejercicio del cargo o del puesto, de actuar con rectitud, honradez, honestidad, rechazando provechos que se puedan obtener de por sí, o por interpósita mano. Se inculcaba y enseñaba que el trabajo era el principal y más honesto modo de ganarse la vida, de ganar dinero.

Con una ética pública sólida se le enseña a la ciudadanía una ética social de comportamiento, donde todos realicemos el buen comportamiento, la buena conducta, ante el servicio público que tenemos y desempeñemos desde los distingos puestos de trabajo, que produzca la mayor confianza posible en el buen ejercicio del Gobierno y de la Administración Pública en general.

Aquí funciona la probidad, la actuación con integridad, con rectitud, con honradez, con la imparcialidad en el proceder institucional, con la objetividad en el trato para darle a cada quien lo que corresponde en su derecho y en su razón, para producir una igualdad real de las personas en condiciones iguales, sin atender preferencias, privilegios, sin recibir premios o dádivas a cambio del trabajo prestado y rechazando la influencia indebida de quienes presionan por obtener ventajas.

En todos estos escándalos e investigaciones, que se están haciendo, lo que está al margen totalmente es la Procuraduría de la Ética Pública. Supuestamente existe, por su función legal, como la Oficina contra la corrupción en la función pública. Existe, además, para promover la ética en la gestión pública.

La Procuraduría de la Ética Pública debe realizar acciones, que no se sienten ni se ven, para prevenir, detectar y erradicar la corrupción, debe recibir y tramitar denuncias administrativas por actos de corrupción, de falta de ética y transparencia en el ejercicio de la función pública y debe denunciar y acusar penalmente de los actos que conozca.

¿Dónde está la Procuraduría de la Ética Pública? ¿Existe? ¿Qué ha hecho en este sentido? Valdría la pena que en estas investigaciones que lleva a cabo el Organismo de Investigación Judicial y la Fiscalía General de la República le toque la puerta a su silencio cómplice, a su ceguera institucional y a su sordera pública, cuando en este país, Costa Rica, a gritos todo el mundo habla de corrupción. ¿Cobija la Procuraduría de la Ética estos actos a todas luces públicos? ¿O, cobija a los corruptores y corruptos públicos conocidos?

En el año 1996 la Licda. Marina Ramírez Altamirano, publicó con auspicio del AID y de la Asamblea Legislativa, el libro “Ética en la función pública. Una aproximación al tema”, que debería ser de estudio de los diputados, de los que van a llegar a integrar la próxima Asamblea Legislativa y de los funcionarios que ocuparán cargos en la Administración Pública.

Es un libro que a pesar de los años de su publicación sigue teniendo validez y vigencia, y que puede permitir su lectura una buena revisión y actualización, a la luz de todos los escándalos habidos en estos últimos 25 años, desde su publicación, porque la corrupción ha existido en estos años.

Ahora bien, en todo este escándalo, especialmente el de los alcaldes, la lucha la han enfocado contra la reelección de alcaldes. ¿Es eso correcto? Yo creo sinceramente que no es en la reelección de alcaldes ni de funcionarios públicos donde está el mal. La raíz está en la formación individual de esos funcionarios, en sus bases morales y éticas, en su educación familiar y social, en el entorno que les ha tocado vivir.

Los alcaldes no son maná del cielo. Son electos por los partidos políticos para ser presentados a los electores, quienes depositan su confianza electoral en ellos, garantizando de esa manera el acto supremo de la soberanía popular. Si los alcaldes resultan malos son malos los partidos que los han escogido, y son los partidos, con sus dirigentes, con sus asambleas partidarias, los responsables directos de sus nombramientos y de su elección popular. Son los partidos que se inhiben, o no pueden actuar, porque estatutariamente tienen los candados para expulsar a las personas involucradas en este tipo de actos, más aún cuando se desempeñan en cargos públicos de elección popular y forman parte, también, de los organismos políticos internos, de mayor jerarquía de esos partidos. Y los Comités de Ética de esos partidos son más Comités de Estética partidaria que de ética pública. Su quehacer se orienta a lavar la cara de los partidos más que a establecer sanciones ejemplares contra esos dirigentes políticos.

Se quiere prohibir la reelección de alcaldes como si allí descansara la fuente del mal de la corrupción. Los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia se pueden elegir indefinidamente por períodos de ocho años, los de Tribunal Supremo de Elecciones por períodos de seis años, los miembros de ciertas Juntas Directivas, de distintos tipos de instituciones y sociedades del sector público y del privado se pueden elegir por varios períodos y por muchos años. Los alcaldes y miembros de los Consejos Municipales también se pueden elegir indefinidamente, hasta que los electores no voten por ellos ni por sus partidos políticos. Los partidos políticos se pueden elegir consecutivamente en las municipalidades, en la Asamblea Legislativa con sus diputados y en el Gobierno mientras los electores voten por ellos.

¿Qué diferencia hay en reelegir a un partido político en el Gobierno, en la Asamblea Legislativa o en las Municipalidades, aun cuando cambia de candidatos, si es ese partido el responsable de nombrar honrados o sinvergüenzas ciudadanos?

Si se trata de prohibir la reelección de personas debería tratarse la posibilidad de no permitir la participación de partidos políticos que tienen historia de nombramientos de estos funcionarios corruptos. Si se trata de limpiar la cancha de candidatos, o de personas, hay que limpiar la cancha de equipos que podrían ser también la maquinaria institucionalizada de la corrupción y de ciertos corruptos que reptan en sus entrañas a veces de manera camaleónica.

Llevar el asunto a la no reelección de alcaldes, y a lo no reelección en general, o a facilitarla una sola vez, es distraer la atención de las fuentes de la corrupción. No hay que dejarse engañar con cantos de sirena.

Hay que atacar la corrupción con toda la fuerza institucional que se permita. Hay que castigar ejemplarmente a los corruptos y corruptores con el mayor peso posible que permita la legislación. Hay que mejorar la legislación, actualizarla a las nuevas modalidades de actos de corrupción.

Hay que fortalecer la educación pública, desde los primeros niveles, al menos, en los valores cívicos y ciudadanos, en valores morales sólidos, en el valor de la responsabilidad social, la honestidad, la honradez, y de la función del servicio público.

LA IRA DE MAIGRET

José Manuel Arroyo Gutiérrez

Bajo este título, el famoso escritor de novelas policíacas Georges Simenon, nos relata un interesante caso más de su saga, con la particular anécdota de que su personaje estrella, el inteligente y sagaz comisario Maigret, descubre que un exitoso abogado está exigiendo a sus clientes que deben pagar, además de sus honorarios, la supuesta mordida correspondiente al susodicho agente de policía. Con estas maniobras, el pillastre se asegura dos cosas: impresionar a sus clientes por el poder y las influencias que dice tener y, de paso, sacarles más dinero. La reacción del inocente Maigret, que se sabe íntegro y honrado, además de leal y sacrificado funcionario público, resulta en un enojo tan virulento como justificado, tanto, que termina dando título a la obra.

Literatura aparte, el tema es tan antiguo como la criminalidad misma. El mafioso sabe que una de las estrategias clave en su “trabajo”, es asegurarse de que la gente termine creyendo que todo y todos están tan podridos como él. Alardea de sus influencias, reales o imaginarias; procura infundir “respeto” –que más bien es miedo- dejándole claro a cualquiera que puede manipular los más grandes poderes y obtener –para bien o para mal- lo que se proponga. Es capaz de decir que es el amante de la jefa, que fue a la escuela con el jefe, que ya habló con el de más arriba, que ya compró a los que deciden, que el jerarca almorzó con él la semana pasada y que todo está arreglado… en fin, es capaz de desplegar la estrategia de la mentira y la difamación para conseguir sus viles objetivos.

He vivido en carne propia este tipo de experiencias. Hace ya muchos años, integrando el Tribunal Superior Penal de San José, nos notificaron desde la administración penitenciaria, que un preso aseguraba que pronto saldría en libertad porque ya su abogado había pagado a cada juez la suma de cincuenta mil colones. La indignación que este tipo de rumores provoca es inmensa, sobre todo en personas cuyo único capital ha sido el trabajo honrado. También me tocó ser testigo, a lo interno del mundillo judicial, de la auto-promoción de alguna o alguno que presumía de tener cercanía -a veces íntima- con algún importante jerarca. De nuevo se evidenciaba la manía de impresionar, causar temeroso respeto, procurar blindajes, más allá de la verdad o falsedad de aquellas afirmaciones.

Por eso, la mínima prudencia aconseja tener claro que no basta la palabra, el mero dicho del fanfarrón, del bombeta, o del mafioso, así se trate de afirmaciones capturadas en investigaciones policiales formales. Nada nos puede asegurar que, sabiendo que lo escuchan, el sujeto investigado despliegue sus tácticas difamatorias. Cualquiera de estas cuestiones tiene que estar apoyada, entonces, al menos por otros elementos de juicio que puedan respaldar, corroborar o remitir a fuentes alternas que den sustento a los dichos del interesado.

Particularmente importante es tener en cuenta todo esto en un clima de alarma o conmoción social por el destape de hechos delictivos graves. Vale tanto para el homicidio o la violación, como para la corrupción público/privada.

Es vital para la sanidad del orden democrático y de derecho que los medios de comunicación y las redes sociales conserven un mínimo de recato para no incendiar la pradera. No se vale aprovechar la indignación popular para cobrar facturas viejas o distintas. Desgraciadamente, la responsabilidad no parece estar guiando la conducta de quienes más prudencia debieran exhibir. No deja de llamar la atención que se filtren y trasciendan detalles secundarios de las investigaciones, que aluden a personas completamente ajenas, cuando las autoridades y el público deberían estar atentos a los hechos ilícitos centrales.

Antes de salir en turba, antorchas en mano, y encender las modernas hogueras, deberíamos respirar hondo, contar hasta diez y depositar en las instituciones la aclaración y definición de cualquier evento traumático.