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Etiqueta: pragmatismo

Chomsky, el político

Por Arnoldo Mora

En el polifacético y volátil panorama de la política mundial actual hay un hecho que no ha sido destacado ni dentro ni fuera de su país, pero que reviste gran importancia y cuya trascendencia podría ser capital en un futuro no lejano en los derroteros que recorra la política mundial. Me refiero al (re)surgimiento de la izquierda en la política doméstica de los Estados Unidos. Considerada y con sobrada razón como, no sólo la gran potencia occidental del mundo luego de la II Guerra Mundial, y el país donde mejor y más sólidamente se ha realizado en la historia universal el sueño o utopía del capitalismo en su versión más ortodoxa, como es la de tradición calvinista anglosajona, puede parecer paradójico, por no decir insólito y contradictorio, el hecho de que se esté dando una corriente de características “revolucionarias” en el seno mismo, no sólo de la sociedad civil yanqui, sino en las organizaciones y partidos políticos y que ya tienen una no desdeñable representación en las dos cámaras del Capitolio. Al hablar de “revolucionario” implico su doble condición de antimperialista y de anticapitalista, es decir, militante; lo cual implica definir la acción política como un compromiso “revolucionario” tal como se entiende en nuestro continente, a saber, como una lucha frontal dondequiera que el activista o militante se encuentre. No se trata tan sólo de una doctrina, ni menos de una simple retórica; hablamos de un programa de acción que no admite titubeos. Esta posición política tiene sus grados y matices, según sean las personas de que se trata; es más explícita y desafiante en un grupo de “representantes” (diputados) de la Cámara Baja, especialmente mujeres, pero más ideológica en quienes no militan en un partido o movimiento político, como es el caso del célebre intelectual Noam Chomsky. La figura que más alto ha llegado en el escalafón político del país y que suele ser considerado como el portavoz más calificado de esa corriente, es el longevo senador por el Estado de Vermont, Sanders. Todos pertenecen al Partido Demócrata, con lo que representan una corriente que ya alcanza cifras nada despreciables, pues se habla de que al menos 17% de la militancia de ese partido adhiere a posiciones de izquierda.

Lo señalado no tiene nada de insólito o novedoso, dado que ese partido se nutrió del movimiento obrero y del pensamiento de izquierda ya en los últimos decenios del siglo XIX. En el siglo XX llegaron al poder gracias a una alianza entre el líder máximo del Partido Demócrata, el presidente Franklin Delano Roosevelt, cuyo vicepresidente Wallace, surgió de los “trade unions” (sindicatos); en la práctica se convirtió en una alianza estratégica entre los socialdemócratas del Partido Demócrata y la izquierda sindical, alianza que hizo posible la superación de la crisis financiera producto del colapso de la bolsa de valores de 1929, y de la hecatombe que hubiera representado un triunfo de las Potencias del Eje en la II Guerra Mundial. Fue con el inicio de la Guerra Fría que se dio la persecución y el casi exterminio de la izquierda norteamericana en el nefasto período del macartismo, que se convirtió en la versión fascista de la derecha norteamericana. No será sino con el siglo XXI, que trajo aparejada la crisis del capitalismo en el año 2008, que se muestra una mayor presencia y beligerancia de la izquierda norteamericana, hasta el punto de que hoy representa un fenómeno novedoso y creciente en la escena política de ese país. Su ideólogo más representativo y de mayor prestigio intelectual es el connotado filósofo Noam Chomsky, cuya larga trayectoria y universal prestigio le han permitido gozar de una resonancia mundial. La aparición de su libro LA (DES)EDUCACIÓN (Austral, Barcelona, 2024, duodécima impresión) constituye el compendio más acabado de su pensamiento y de su acción política. Esa obra es una colección de ensayos y entrevistas hechos en diversas circunstancias pero que refleja de la manera más acabada de su pensamiento y el testimonio más calificado de su compromiso político. En concreto, no se trata sólo de teorías o de una exposición ideológica, sino también de denuncias y señalamientos críticos contra los gestores de las políticas reaccionaras y antidemocráticas de esa nación. Lo único que se presta a confusiones es el título, pues sólo se refiere al primero de los ensayos. Pero todos tienen en común la denuncia, no sólo de las agrupaciones o figuras políticas de la ultraderecha norteamericana, sino igualmente de los agentes de la sociedad civil, de lo que solemos llamar los “poderes fácticos”, el sistema educativo en primer lugar, la gran prensa y, por supuesto, el gran capital financiero, todos denunciados con alusiones directas y nombres concretos.

Merece destacarse que el propio Chomsky señala con gran claridad las fuentes ideológicas de que se nutre su pensamiento; lo cual es de suma importancia para calibrar el alcance de su implacable crítica y los principios doctrinales en que se basa su pensamiento. Aunque parezca paradójico, Chomsky no se inspira en fuentes marxistas, sino en la rancia tradición del pensamiento crítico liberal de su país. Explícitamente reconoce ser el continuador del pensamiento y de la acción política de quien considera ser uno de los más grandes filósofos de su país, John Dewey. Ideólogo detrás del presidente Roosevelt, Dewey fue el último gran representante de la corriente filosófica original de los Estados Unidos, el pragmatismo. Proveniente del pensamiento más representativo de la filosofía inglesa, como es el empirismo, el pragmatismo sostiene una posición epistemológica propia, pues afirma que la verdad no se logra mediante la constatación de los hechos, al igual que el empirismo inglés, sino en los resultados a tenor de los fines que la acción se propone; lo cual hace que el pragmatismo norteamericano sea más cercano del utilitarismo de Bentham y no del empirismo de Bacon. Sin embargo, Chomsky reconoce que igualmente se inspira en el racionalismo francés más ortodoxo, concretamente del cartesianismo. Esta “heterodoxia” del pensamiento de Chomsky nos permite entender su impresionante originalidad y, con ello, establecer la originalidad de las condiciones históricas y personales que lo caracteriza. Las estructuras e instituciones de la sociedad civil se dan en el ámbito de las acciones humanas; se explican no sólo por causa de los procesos físicoquímicos de la Naturaleza, sino también por la especificidad de la condición humana; lo cual se refleja en la complejidad de las ciencias sociales que explica el retraso que las mismas acusan respecto de la ciencias duras o naturales. Todo lo cual obliga a un mayor compromiso ético de parte los científicos cualquiera sea su especialidad. La otra fuente de la que se nutre nuestro autor es Bertrand Russell, cuyo liberalismo radical hace que la aplicación de los derechos humanos sea la razón de ser de su compromiso político. Este compromiso es crítico e inclaudicable; por lo que ambos consideran que la denuncia de la violación de los derechos humanos va más allá de toda consideración ideológica o geopolítica, hasta el punto de que la ven como la razón de ser de su lucha. El respeto irrestricto a los derechos humanos es lo que define qué se entiende por democracia.

De mi parte, no podría concluir estas breves líneas sin dejar de expresar mi posición personal un tanto crítica, entendiendo por tal lo que Kant definía como “razón crítica”; lo cual equivale a la dilucidación al mismo tiempo de los alcances y de los límites de las posiciones ideológicas de Chomsky. Nada de lo cual disminuye mi admiración en lo que se refiere a los méritos y valores de este genial intelectual y admirable ser humano que es Noam Chomsky, dado que siempre ha dado muestras de su lucidez y valentía en su denuncia del imperialismo en las entrañas del mismo, como diría Martí. Hay que enfatizar que esta denuncia se refiere no sólo a la política exterior de su país, sino también a la manipulación de los principios básicos de lo que debemos entender por “democracia”. Nuestra crítica a las posiciones ideológicas de Chomsky se refiere a su concepción filosófica de la ciencia de inspiración empirista, que hace del método científico experimental un sistema metafísico en desmedro de su condición epistemológica propia de un método de análisis científico racionalmente fundado, que explique la originalidad de la acción humana. La acción humana goza de una dimensión imaginaria que le permite explicar no sólo el pasado y dar lucidez a las acciones del presente, sino que excogita lo que debe ser el porvenir. Dado que la acción humana es formadora de la persona, por lo que la inspiración o motivación que hace posible los sueños y esperanzas en vistas a la construcción de un futuro digno de nuestra condición humana es parte constitutiva de la misma. Eso es lo que en filosofía política se llama “utopía”, la cual hace posible valorar y regir la acción del presente y, con ello, nos posibilita fundamentar científicamente el análisis de los hechos del pasado. Esa dimensión de la condición del ser humano es puesta en relieve por la concepción marxista del socialismo, que no se ve reflejada en visión teórica que asume nuestro autor.

Para concluir, séame permitido enfatizar que el libro que he comentado de Noam Chomsky es de lectura obligatoria para todo aquel que aspire a nutrirse de lo mejor e inspirador del pensamiento político actual. Sus opiniones y, sobre todo, su acción, son un rayo de luz y un clamor de esperanza en medio de un mundo donde sobran motivos para nutrir el pesimismo.

Valdrack Ludwing Jaentschke Whitaker: Un hombre de las entrañas de la dictadura

Juan Carlos Cruz Barrientos

El nuevo encargado de negocios y relaciones consulares de Nicaragua en Costa Rica, Valdrack Ludwing Jaentschke Whitaker, tiene un largo historial de servidumbre a Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Originario de Bluefields, ha trabajado en relaciones exteriores desde el regreso de Daniel al gobierno, ocupándose entre otros cargos de las relaciones con los países del Caribe, desempeñándose como embajador plenipotenciario ante Surinam, un país señalado como paraíso fiscal y campo de operaciones del narcotráfico. Fue vicecanciller de la República desde 2007 hasta 2020.
Su trayectoria se caracteriza por tener altos y bajos pasando de preferido a desterrado; pero siempre dispuesto a cumplir cualquier tarea para Daniel y Rosario. En los últimos tiempos no se oía hablar de él, pero siempre ha estado en las esferas de poder como «asesor» de relaciones exteriores, también ha representado a Nicaragua en organismos internacionales como la OEA y la ONU. Quisieron ponerlo de embajador en EEUU pero no obtuvo el beneplácito de la administración Obama.
Antes de la victoria de Ortega en 2007, tenía una ONG que trabajaba con financiamiento de USAID, en el tema de la gobernabilidad y la participación ciudadana con sociedad civil, cuyo monto fue de $10 millones, pero no logró completar el período para el que fue contratado por presuntos malos manejos y parcialidad en la distribución de fondos a favor del FSLN. Luego se volvió un enemigo acérrimo de las ONG.
En la década de los 80 fue parte de la Dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior. En ese carácter, estuvo en la embajada de Nicaragua en Honduras, mientras se dieron diversos ataques a opositores al FSLN que provocaron sus muertes. Su actuación siempre ha sido de total sumisión a los deseos del régimen, con énfasis en acciones turbias, de inteligencia e incluso violentas con efectos nefastos para los opositores.
Fuentes opositoras aseguran que su nombramiento busca, por una parte, aprovechar el pragmatismo del mandatario costarricense basado en las oportunidades de negocios y el bajo perfil del tema de los derechos humanos que ha manifestado y, por otra parte, desarrollar acciones de inteligencia en las filas de la oposición.

 

Foto: https://www.oncenoticias.hn/

El Pragmatismo de “Hacer lo que se Tenga que Hacer”

Marlin Ávila

Marlin Ávila
Marlin Ávila.

 

El «pragmatismo» le ha fallado al Partido Nacional hondureño (PN). Se prepararon desde un año antes, mientras gobernaban con la corriente del ex presidente Porfirio Lobo Sosa, para lograr propósitos propios de una camarilla de políticos sumamente lujuriosos. Desde el Congreso Nacional (CN) legislaron para concentrar el poder en el Ejecutivo, trasladando atribuciones del CN al Consejo de Ministros. Utilizando su control en el Ejecutivo y el CN durante el período de gobierno anterior, trasladaron recursos económicos de las instituciones del Estado a su Partido Nacional a manera de montar una campaña mediática superior a cualquier otro partido durante las elecciones, además de poder comprar hasta la más cara conciencia hondureña y pagar el más caro asesoramiento internacional electoral. Utilizaron el caso de Colombia como el más cercano ejemplo de país para concentrar las mayores fuerzas político militar y las alianzas de ultraderecha internacional latinas, lideradas por Álvaro Uribe Vélez, ex presidente de Colombia.

Por ese llamado pragmatismo político, dicen que ellos ven hacia el norte como hacia el sur, aun cuando por sus hechos sabemos que su vista hacia el Sur es más para los gobiernos de su mayor simpatía como Colombia, Chile y Panamá. Hacia el norte está desde luego atado con el Tea Party y la gusanera miamense. Con el gobierno de México y Guatemala definitivamente se han aliado utilizando el dolor humano de quienes escapan de las atrocidades que vivimos en el Sur. Hacia Europa, mantiene sus estrechas relaciones con el gobierno español e inglés, un tanto con Alemania e Italia, solamente que estos gobiernos son muy inteligentes y no fáciles de engañar. Con los países de Europa Oriental está más ligado con los gobiernos de ultra derecha, al igual que en Asia.

Los planteamientos económicos neoliberales son muy apetecidos por los nacionalistas, desde luego, puesto que son sumamente liberales e individualistas, lo que conviene a los intereses de la cúpula gobernante nacional. Por esto, han actuado de manera muy libre, irrespetando cualquier ley del país, si no es que la logran reformar. Han estado gobernando por mandato y no por consenso alguno. Así que de nacionalistas no les encaja ni el nombre, dado que venden cualquier cosa de la nación que sea transable.

Su incapacidad administrativa republicana y sus ambiciones de enriquecimiento rápido les llevaron a poner las riquezas nacionales en venta e hipotecan mediante la Alianza Público Privado zonas y regiones completas del país. Concesionan cualquier posible recurso que les posibilite generación de ingresos inmediatos, sin dar información a la ciudadanía de sus gestiones y compromisos, menos de los ingresos que generan sus negocios. Reiteran cada dos horas el uso de la palabra “transparencia” y ante la última coyuntura nacional de protesta contra la corrupción, su eslogan es “caiga quien caiga por la corrupción”, siempre que no le toquen a sus principales cuadros, desde luego.

El problema que tienen ahora es que se ha pasado de un alto nivel de incredulidad a la institucionalidad del Estado, a la confirmación de una muy elevada e infame corrupción que incluye el crimen de lesa humanidad a más de 2,800 personas. Su respuesta es buscar dispersar la atención al afirmar que los demás partidos han sido corruptos de igual manera, lo que la ciudadanía no ignora pero ve de manera diferente. De los demás partidos, solamente el Partido Liberal ha estado en el poder, y el Partido Demócrata Cristiano que ha servido a ambos, PN y PL, como uno de los más oportunistas en compartir alguna cuota de tal poder desde hace varias décadas. Los otros partidos con más de 10 años de existencia son el PINU, ahora en oposición con una sola honorable diputada, y el Partido de Unificación Democrática (UD) con otro diputado que actúa a conveniencia propia, más un asesor presidencial en igual circunstancia. Desde las últimas elecciones, el Congreso Nacional cuenta con mayoría de diputados en la oposición de los nuevos partidos: Partido Anti- Corrupción (PAC) y LIBRE. Este último está coordinado por el Ex Presidente Manuel Zelaya, ex miembro relevante del Partido Liberal y su líder es la Señora Xiomara Castro de Zelaya, partido que surge a raíz del golpe de Estado del 2009.

En su pragmatismo político y uso de cualquier medio para lograr sus propósitos, el PN firma un convenio con el organismo dependiente del Banco Mundial, como es Transparencia Internacional (TI), de quien se tiene dudas sobre su imparcialidad a nivel internacional y ahora, con más razón con lo acontecido en Honduras.

Otras de sus acciones pragmáticas son:

A manera de hacer borrón y cuenta nueva, aceleran la privatización del sistema nacional de salud. Así la ciudadanía se olvida del latrocinio existente dentro del mismo.

Se monta un ejército pretoriano que atemorice a la ciudadanía organizada, de manera que se siembra el miedo a las protestas.

Se monta un carísimo sistema mediático que resalte el personalismo del Presidente de la república para su proyección a futuras elecciones.

Se capitaliza y utiliza en beneficio propio la persecución del gobierno norteamericano a los carteles de la droga en todo el continente. No obstante, se devela el trasfondo de las extradiciones de capos.

Para desprestigiar las primeras protestas contra la corrupción los líderes del PN aseguran públicamente que éstas son patrocinadas por el crimen organizado. Lógicamente esto más molesta a la ciudadanía.

En una acción de disminuir y detener las presiones sociales y políticas por el latrocinio evidente al IHSS, nombran la Comisión Multipartidista dentro del CN. Sus resultados son lo contrario a lo esperado por los del PN. Fue un engendro que nació con el Síndrome con Inmune Deficiencia Adquirido (SIDA), el cual amplió la indignación popular.

La indignación e inteligencia civil está exigiendo la intervención de las Naciones Unidas para evaluar la alta corrupción existente, a lo que se ha negado el gobierno, arguyendo que eso desprestigia al país, sin embargo, ayer viernes, casi 40 mil personas le presentaron la solicitud a la representante de UN.

Ante estos y otros hechos del pragmatismo nacionalista, la duda es si no solamente hay incapacidad administrativa para manejar un gobierno al servicio del pueblo, pero una significativa incapacidad política para gobernar una nación con creciente indignación por los abusos y usos equivocados del poder que el Soberano Pueblo le da a algunos ciudadanos y ciudadanas a través de sus partidos políticos.

 

Enviado a SURCOS Digital por el autor.

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