El Dr. Javier Tapia Balladares recibió el galardón por la obra literaria que recopila más de 15 años de investigación y cuyos resultados podrían nutrir el desarrollo de políticas públicas en el país
El director del Instituto de Investigaciones Psicológicas, Dr. Javier Tapia Balladares, se ha especializado en el desarrollo personal, el desempeño cognitivo y la socialización de las poblaciones jóvenes en el país durante más de 20 años. Foto: Karla Richmond.
La etapa adolescente es fundamental al construir la identidad personal. La forma en que los adolescentes se relacionan con su entorno, sus experiencias personales y sus procesos de diálogo, además de la sensación de incertidumbre ante el futuro, interactúan constantemente durante esta etapa del desarrollo.
Lo anterior quedó demostrado por el trabajo del Doctor Javier Tapia Balladares, actual director del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de la Universidad de Costa Rica (UCR) que fue galardonado con el Premio Nacional Luis Ferrero Acosta de Investigación Cultural 2019.
Este reconocimiento, que entrega el Gobierno de la República por medio del Ministerio de Cultura, reconoció el valor de la obra de Tapia que recopila más de 15 años de investigación en torno a la construcción identitaria de la población joven en Costa Rica.
Tras acercarse a la temática en su tesis de doctorado y por medio de 20 publicaciones académicas, el catedrático e investigador de la UCR ha estudiado la forma en que la religión y los diversos vínculos personales influyen pero no terminan el desarrollo psicológico de las personas jóvenes.
El libro premiado, “Biopoética de la adolescencia. Identidades, creencias, vínculos”, brinda conclusiones que pueden ayudar a entender los aspectos que impactan en diferente forma y medida el desarrollo de estos procesos individuales de la población en estudio.
De acuerdo con el investigador premiado, entender este fenómeno sociocultural podría enriquecer el trabajo en las diversas instancias y personas vinculadas a la atención de los adolescentes.
“Un ejemplo es el sistema educativo, donde en muchas ocasiones nos preocupamos más por el desempeño cognoscitivo de los jóvenes y dejamos de lado cómo los vínculos socioafectivos primarios inciden directamente sobre el rendimiento académico”, afirmó el catedrático.
Entender las características de la identidad de los jóvenes contribuye a la convivencia y a construir una sociedad más inclusiva para todos los sectores de la población, de acuerdo con el investigador.
Identidad adolescente: Un proceso continuo y cambiante
De acuerdo con la investigación, los adolescentes no forman por completo su identidad a partir de los esquemas morales-religiosos y las costumbres familiares, sino que interactúan con estos entornos de diferente manera y se apropian de algunos de estos elementos.
El análisis determinar que el desarrollo de la identidad individual es un proceso permanente y cambiante que está influenciado por los contextos socioculturales de cada individuo, quienes además, se adaptan de forma distinta a la evolución de su entorno social.
La evolución permanente de esta campo de análisis, evidenciado por el trabajo de Tapia, motivó en el IIP el desarrollo otras investigaciones que desde la psicología del desarrollo, que convierten a esta unidad académica en un espacio pionero en el país en el abordaje de esta temáticas.
Para el director del instituto, este premio reconoce el trabajo que realiza la UCR en el campo socio científico, el cual, puede resultar clave como sustento para entender la cultura nacional y favorecer la convivencia social.
“El reconocimiento confirma el aporte de los estudios académicos para el país, por eso el campo socio científico debe ser fortalecido y dotado de recursos para dar continuidad al trabajo que realiza”, aseguró el investigador.
Tapia enfatizó los aportes que ofrece la generación de conocimiento desde estos estudios para el fortalecer el sistema educativo y el trabajo de las instituciones del país, así como dar fundamento a la creación de políticas públicas.
Jose Adelio Murillo Montero
Asistente de Prensa Oficina de Divulgación e Información
Premio Nacional de Literatura Aquileo J. Echeverría reconoce el valor de Mercurio en Primavera, una novela que sacude los cimientos de la sociedad costarricense
Atraído por el erotismo, la sexualidad y por un afán de retratar el mundo cotidiano, el joven Byron Salas escribió una obra que sacude los cimientos de la sociedad costarricense conservadora y hoy le ha hecho merecedor del Premio Nacional de Cultura Premio Aquileo J. Echeverría 2017 en la categoría de Novela.
En su obra Mercurio en Primavera, situada en su pueblo natal de Atenas, aborda el tema de la homosexualidad y del incesto entre dos hermanos, la figura de la viuda que no acaba su vida sexual cuando su marido desaparece, y la figura de una madre que está en una constante lucha contra la monstruosidad de sus hijos.
«Lo único que he tratado de mantener en todo lo que escribo y que está muy presente en Mercurio en Primavera, es la cuestión del erotismo y la sexualidad, porque de pronto yo quisiera describir un mundo donde todo tienda al erotismo, pero no de una manera tan genitalizada como uno está acostumbrado a verlo», asegura el autor.
El joven de 24 años, Byron Salas, oriundo de Atenas y estudiante de la carrera de Filosofía de la Universidad de Costa Rica (UCR) también cursó parte de la carerra de Filología Española y actualmente trabaja en la Librería Andante. – foto Anel Kenjekeeva, UCR.
El escritor y estudiante de Filosofía de la Universidad de Costa Rica (UCR) explica que aún sin proponérselo, el libro tiene un fuerte contenido político porque toca estos temas tabú que siempre han estado presentes en el lugar donde creció. También es un libro que puede leerse como un manifiesto para la visualización de minorías.
Así lo consideró el jurado de los premios nacionales al destacar que, «tan valiente como rotunda, la obra adentra en una temática de enorme significación social que hasta el presente ha sido poco explorada por la narrativa costarricense: la opresión, escarnio -y exclusión, en definitiva- de la diversidad sexual, ante la inequidad de género y los tabúes del patriarcado y la religiosidad predominantes en el país».
Byron asegura que el premio le empuja a ir un paso más allá en la técnica literaria y dinamitar por completo la forma de novela que todavía tiene este libro. El camino a seguir para él, será volver al gesto de las vanguardias del siglo pasado para hacer literatura desde su propio frente dialogando con las autoras neobarrocas que admira.
«Pienso en el mundo de Marosa di Giorgio que es uruguaya y en el mundo de Marosa las plantas tienen su sexo, los insectos, los animales y esto se relaciona con niñas, con mujeres, con hombres, es un mundo que está en una conexión enorme que se expande siempre, y yo creo que es algo así lo que me gustaría hacer, situarme en ese tipo de literatura que sea casi un cuento fantástico que nunca acaba», comentó Byron Salas. – foto Anel Kenjekeeva, UCR.
Para hacer literatura el joven escritor se inspira en multiples fuentes bibliográficas, especialmente de la literatura neobarroca de autoras latinoamericanas como Clarisse Lispector, Marosa di Giorgio, Armonía Somers, Blanca Varela, Silvina Ocampo y Elena Garro, que a su juicio crearon literatura superior a los autores masculinos de su tiempo.
Además, el estudio de la filosofía es uno de sus principales aliados para la creación literaria, ya que la filosofía se hace las preguntas fundamentales que también la literatura aborda. «Hacer literatura es hacer filosofía y viceversa», asegura el filósofo y escritor quien además es un ávido lector.
Los Premios Nacionales de Cultura 2017 fueron anunciados el 31 de enero y la ceremonia de entrega se realizará el 23 de abril de 2018, en el Teatro Nacional de Costa Rica.
Mercurio en Primavera es la ópera prima de Byron Salas, calificada por la crítica como una prosa exquisita. La obra fue publicada en marzo del 2017 por la Editorial Lanzallamas y está a la venta en la Librería Andante en San Pedro, Montes de Oca, y en Libros Duluoz en San José centro. – foto Anel Kenjekeeva, UCR.
Le entregarán galardón por sus aportes a la disciplina histórica
«La desaparición de la ´clase media´ es un lugar común que encontré en medios de comunicación de distintos países desde fines del siglo XIX. Es una angustia estructural en esas clases, que posiblemente solo cedió durante las décadas de predominio de las políticas económicas socialdemócratas del siglo pasado», afirmó el profesor George García Quesada, quien recibirá el Premio Nacional en Historia en mayo próximo. (foto cortesía Álvaro Zúñiga).
Por su rigurosidad, la originalidad temática y sus aportes a la Historia costarricense el profesor George García Quesada recibirá el próximo 13 de mayo, en el Teatro Nacional, el Premio Aquileo J. Echeverría en Historia por la publicación de su libro Formación de la clase media en Costa Rica. Economía, sociabilidades y discursos políticos (1890-1950).
Dicha publicación surgió de su proyecto final de graduación de la Maestría Académica en Historia, presentada en el año 2011, y que tres años después apareció en las librerías bajo el sello Editorial Arlekín.
Según su autor, el libro analizó las clases medias como “proceso de diferenciación social desde tres puntos de vista: el de las condiciones estructurales económicas y socio-ocupacionales, el de las sociabilidades y el de los discursos e ideologías donde esas clases sociales se diferencian y cumplen un papel relevante en la nación costarricense”.
Actualmente, el profesor Quesada realiza estudios de doctorado en Filosofía en la Universidad de Kingston, Reino Unido. En dicha institución investiga sobre los aspectos epistemológicos y ontológicos de las categorías de espacio y tiempo en filosofía de la historia, a partir de la obra de Karl Marx.
El magister Quesada recibirá una estatuilla con la figura de Aquileo J. Echeverría y un reconocimiento económico. A propósito de este galardón el profesor Quesada compartió las motivaciones de su trabajo y ahondó en algunos de los temas fundamentales de su investigación.
¿Cuál fue su motivación para esta investigación?
Según George García, el crecimiento económico de las décadas recientes ha dejado de lado los costos sociales y ecológicos. Hoy se evidencian las fracturas «suturadas» bajo el mito de la clase media.- foto Archivo ODI con fines ilustrativos.
Mi interés venía en dos sentidos: por una parte, aclarar el tema de las clases medias a nivel teórico-conceptual desde una teoría de la conflictividad social. Por eso, considero que el aporte de mi estudio no es solamente empírico, sino teórico. En segundo lugar, a nivel propiamente historiográfico, quería polemizar contra la idea de que la “clase media” fue hecha “desde arriba”, como producto de las reformas políticas de los años cincuenta.
¿Por qué usted habla de “clases medias” en plural?
El libro desarrolla la relación entre “clases medias”, ya que varían según sus distintas características geográficas, modos de vida, e intereses, de frente a la idea de una “clase media” que apareció tardíamente para ocultar el desarrollo desigual del país. Aunque esta identidad ha sido muy importante en Costa Rica, en el libro sostengo que este fenómeno sólo puede entenderse propiamente si se le contrasta con las condiciones estructurales desde las que surge.
¿La “construcción” de la idea de clase media fue la respuesta para confrontar las propuestas del Partido Comunista?
Mi investigación ha mostrado que fueron las agrupaciones que hoy llamaríamos “de izquierda” las que pusieron a la “clase media” en la opinión pública. El Partido Comunista y el Partido Socialista la colocaron junto a campesinos y obreros en contra del capital. Pero, durante los años cuarentas los jóvenes socialdemócratas más bien divulgaron la idea de la “clase media” como un punto de equilibrio entre clases, y con eso pretendían que se resolvería cualquier conflicto entre ellas. Esta última fue la versión que terminó por prevalecer en Costa Rica después de la guerra civil.
En su libro afirmó que Rodrigo Facio y Carlos Monge retomaron el mito del pasado igualitario y sentaron las bases para “reinterpretarnos” como un país de clase media. ¿Es la universidad pública parte de esa reinterpretación? ¿Marcó ese ideario la educación superior?
Los movimientos sociales deben seguir denunciando la existencia de conflictos sociales profundos que no han sido resueltos por el status quo, asegura el profesor George García Quesada.- foto Archivo ODI.
Aunque la universidad fue refundada antes de que Facio y Monge tuvieran puestos de autoridad en el Estado, la movilidad social promovida por la educación superior fue un elemento esencial de su proyecto político. Además, ellos tenían muy presente la idea de que debía ser una “meritocracia” la que gobernara el país. La universidad era para ellos fundamental por ser el semillero de una clase media educada a la cual le correspondía la gestión del Estado. La universidad tenía un carácter abiertamente utópico.
Si las clases medias fueron el componente de contención de conflictos sociales. ¿Se tambalea actualmente dicho mecanismo?
El agotamiento del modelo socialdemócrata, con la crisis de los setentas, marcó el fin de las posibilidades reales de ese modelo en la contención de conflictos. Las razones estructurales tienen que ver con las contradicciones del desarrollo de la economía mundial de posguerra, y con las reformas neoliberales de los setentas y ochentas. La promesa de la movilidad social ya no convence, y está bien documentado que en Costa Rica desde los años noventa el nivel de pobreza no baja de poco más del 20%. En los mismos discursos neoliberales se elogia al “pulseador”, el que sobrevive por su trabajo duro, pero que no por eso asciende socialmente.
Al final de su texto asegura que la identidad costarricense se fundamenta en el mito de la clase media. ¿Cómo ha sobrevivido ese mito hasta nuestros días?
El mito de la Costa Rica de clase media parece ser hoy más fuerte que hace un par de décadas, precisamente porque nos hemos acostumbrado a creer que ese país existió alguna vez, y a verlo como el reverso de todos los problemas que trajo el neoliberalismo. Pero esa Costa Rica de los setentas es por supuesto una idealización. Hay ahora un relato que incluso circula entre alguna parte de las izquierdas políticas de Costa Rica, según el cual la utopía está en volver a la sociedad de los años setentas. Es un mito muy tentador, porque reafirma la idea de una nacionalidad excepcional en medio de las guerras y dictaduras latinoamericanas; y según la cual los costarricenses resuelven sus problemas de un modo armónico. Durante el referéndum sobre el CAFTA ese mito circulaba a través de la idea de una “centroamericanización” de Costa Rica si se aprobaba ese tratado.
Me parece que la sobrevivencia del mito de la clase media, como en general los que se refieren a la nacionalidad, tiene que ver con las dificultades que como colectivo tenemos para enfrentar los conflictos sociales que nos han producido como sujetos. No es fácil asumir nuestros conflictos profundos, ni individual ni colectivamente: es más alentador creer en justificaciones ideológicas, aunque los problemas de fondo se vayan haciendo más complicados.
En otras palabras, la sociedad costarricense debe enfrentarse precisamente a aquella fractura social que de algún modo fue ocultada o “suturada” por la idea de la clase media. Al Estado le correspondería responder a este problema.
Asiduo investigador
George García Quesada es filósofo y docente de la UCR desde el año 2000. Es profesor asociado de las escuelas de Estudios Generales y de Filosofía, donde ha fungido como subdirector e investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas (INIF-UCR). Entre sus publicaciones están Las sombras de la modernidad. La crítica de Henri Lefebvre a la cotidianidad moderna (2001, premio Jorge Volio de Ensayo en Filosofía); La producción de la vida diaria. Temas y teorías de lo cotidiano en Marx y Husserl (2005); La posmodernidad y sus modernidades: una introducción (2006). En 2013 editó Asincronías: naturaleza, sociedad y cultura. Ensayos sobre el tiempo. Al concluir sus estudios de doctorado se reincorporará al cuerpo docente en el año 2017.