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Etiqueta: Puesta al Fuego

15 años impulsando el talento de jóvenes creadores

El objetivo del concurso es entrelazar un ejercicio de producción con ejes formativos donde los estudiantes se involucren desde la concepción y la dirección del montaje, hasta la actuación y los aspectos de diseño y producción.

La Escuela de Arte Escénico de la Universidad Nacional (EAE-UNA), celebra el 15 aniversario del concurso-proyecto Puesta al Fuego, el cual nació en el 2010 con el objetivo de proporcionar a los estudiantes un espacio para la creación teatral centrado en la dirección escénica.

29 estudiantes avanzados y egresados, tuvieron la oportunidad de combinar la producción con la formación integral, no solo asumen la dirección del montaje, sino que también se involucran en la actuación, el diseño y la producción, lo que permite una experiencia completa del proceso creativo.

“Variaciones del teatro y la muerte”, “Dulce tentación”, “Mil almas para la Segua”, “Días felices”, “Hacer el amor bailando” y “Limones dulces”, son algunas de las obras que tomaron vida en manos estudiantiles. Esta última, escrita por Reinaldo Amien y dirigida por Dennis Víquez en la edición de 2017, recorrió varios festivales artísticos a nivel internacional. Asimismo, la propuesta del Melvin Parrales “La visita al exilio”, se presentó en festival colombiano en el 2022.

Puesta al Fuego, gestionado en sus inicios por el académico Isaac Talavera con el apoyo en la producción de la académica jubilada Vera Ramírez, sigue mostrando su apoyo al talento joven, y a los espacios de experimentación y expresión artística en la comunidad escénica.

En la actualidad el concurso es organizado por el académico Reinaldo Amien, coordinador de Teatro en el Campus, junto con Andrea Charod como coordinadora técnica, y Adriana Cuéllar en la producción. 

La edición de los 15 años presenta una programación especial con las puestas en escena de Sonia Suárez “Saladas aguas dulces” y Fabián Arguedas “Este mundo merece tu paz”.

La primera de ellas tiene como objetivo trasladar al público a un viaje fantasma en la búsqueda de la felicidad, y para ello explorará nuevas posibilidades expresivas de la plástica escénica y la acusmática. 

La obra narra la historia a bordo de un gran barco, donde los marineros están reunidos en el salón de las fiestas para asistir a un evento organizado por el capitán. El contramaestre presenta a los tripulantes un juego que se llevará en espera de la celebración del hallazgo de un tesoro que tienen que conseguir por medio de un mapa. 

Según Suárez, el barco es como el “holandés errante”, donde cuenta la leyenda, el protagonista es un barco fantasma  que no pudo volver a puerto, condenado a vagar a la deriva en el océano alrededor del mundo. En esta propuesta, los animadores son el capitán, el contramaestre y un músico, mientras que el público protagoniza a los marineros.  El barco finalmente encontrará el tesoro, ¿será lo que esperan?

“Con esto pretendo construir la metáfora de la utopía de “la búsqueda del tesoro”, el objeto del deseo que todos exploramos en la sociedad contemporánea; una búsqueda de la felicidad donde lo importante no es el destino sino el viaje”, citó la directora.

Suárez quisiera contar más a través de las imágenes que del texto. “Esto incluye no solo los colores, las texturas y el diseño del paisaje sonoro”.

El paisaje visual, explicó, “lo entenderemos  como un tipo particular de puesta en escena donde tanto el cuerpo del intérprete, como la escenografía y demás elementos plásticos y visuales no se diferencian. Tanto que se puede hablar de una visión unitaria y equilibrada donde las partes se resignifican entre sí en su conjunto. En este sentido la obra presentaría un planteamiento diferente de las características convencionales de este género, en donde el trabajo del intérprete prima sobre la imagen plástica tanto escenográfica como lumínica o del vestuario, por el contrario, en esta propuesta es considerada como un todo plástico que abarca el cuerpo y la voz, el espacio escénico y la imagen global”.

Sonia no es ajena al mundo de los escenarios, su experiencia laboral transita entre la producción, el diseño de la plástica escénica y la gestión cultural. Su debut como directora lo hizo en el 2022 en el Teatro 1887, sin embargo, asegura que todavía está en la búsqueda de su sello propio.

Viaje de introspección

Por su parte, “Este mundo merece tu paz” es el resultado de un proceso creativo que unifica la escritura dramática y la dirección escénica, donde se brinda a cada intérprete la oportunidad de colaborar con el director en la creación y elaboración de cada escena.

Para Arguedas, esta metodología implica una estrecha colaboración entre el elenco y el director, para convertir cada sesión de trabajo en un espacio de exploración y experimentación.

Este método surge de una investigación hecha por Arguedas en una pasantía que desarrolló gracias a la Escuela de Arte Escénico en la Universidad de Cuenca, Ecuador, donde tuvo la oportunidad de dirigir el Festival Estrafalaria. 

La obra se enfoca en el viaje de descubrimiento y autoconocimiento a través de los desafíos y las adversidades que enfrenta un individuo. Utilizando metáforas, se exploran temas como la vida, la luz, el amor y la esperanza, que sirven como temas para contar la historia de transformación personal y sus múltiples significados.

La música de la banda argentina El Plan de la Mariposa actúa como punto de partida enriqueciendo la experiencia teatral. Cada canción elegida desempeña un papel clave en la narrativa, llevando al público a un viaje emocional y reflexivo.

A lo largo de la obra, los espectadores presencian la evolución interna de los personajes, quienes enfrentan momentos oscuros y desafiantes para finalmente encontrar la luz. Este viaje simbólico invita a los espectadores a reflexionar sobre sus propias experiencias y encontrar significado en los desafíos de la vida.

La propuesta escénica integra música, danza, metáfora visual y narrativa para ofrecer una experiencia teatral que profundiza en la exploración de la escritura dramática y la dirección escénica.

Ambas obras se presentarán del 30 de agosto al 1 de setiembre y del 6 al 8 de setiembre en el Teatro Atahualpa del Cioppo de la UNA.  viernes y sábado a las 7 p.m. y domingo a las 5 p.m. Reservaciones: https://forms.gle/VxaGZhHq4jmm5AQQ7

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Debut detrás del escenario

Obras ganadoras del concurso Puesta al Fuego debutan del 28 de setiembre al 8 de octubre en el Teatro Atahualpa del Cioppo.

La inteligencia artificial y la esencia del ser humano, así como la relación de una protagonista con la comida, son las temáticas centrales de las obras ganadoras de la XIV edición del concurso UNA puesta al fuego, organizado por la Escuela de Arte Escénico de la Universidad Nacional, con el apoyo del proyecto Teatro en el Campus.

Esta iniciativa, tiene como objetivo el impulsar la profesionalización de jóvenes directores al fomentar su desarrollo creativo, artístico y profesional, al brindar condiciones favorables para aquellos estudiantes avanzados con habilidades para la dirección escénica, donde puedan investigar, profundizar y fortalecer sus destrezas en el ejercicio de la puesta en escena.

Del 28 al 30 de setiembre y del 1 al 8 de octubre el Teatro Atahualpa del Cioppo será testigo del debut de las obras: Choco chocolate y Ana y las galletas de arroz, dirigidas por Felipe Garzón y Manuela Segovia respectivamente.

Con la interpretación de Paola Cabrera, Choco chocolate es el nombre de la obra que tiene una connotación metafórica en relación a la esencia humana y la vida. El chocolate desde el punto de vista del director es toda una experiencia: puede ser amargo y dulce pero es chocolate.

“Chocolate se encuentra en una profunda búsqueda sobre los elementos genuinos del ser humano, su objetivo principal trasciende cuando este se da cuenta de sus limitaciones como inteligencia artificial”, cita el comunicado.

Esta obra aborda temas que tratan sobre la existencia, la esencia humana, la inteligencia artificial y el mundo espiritual para materializarlos y ponerlos en escena a nivel estético y narrativo. De igual forma, contiene elementos performativos que pone en juego la participación del público. Venga y conozca a Chocolate, un robot que le llevará por un viaje hacia una búsqueda de identidad desde diferentes capas, donde también se cuestionará lo que podría generar la inteligencia artificial desde una perspectiva emocional y filosófica.

La producción y escenografía es de Jordan Fajardo, mientras que el diseño sonoro pertenece a Kevin Esquivel y el gráfico a José Pablo Sánchez, el videomapping estará a cargo de Melvin Parrales.

Galletas galletas

La segunda propuesta explora la relación de Ana, la protagonista, con la comida. Las galletas de arroz son una de las pocas cosas que Ana se permite comer, y de hecho, son la base de su dieta. A nivel estético, Ana y las Galletas de Arroz pretende manejar una estética limpia, ordenada, mayoritariamente en colores blancos y pasteles. Esto responde a diversas necesidades discursivas y narrativas del texto dramático en el que estaría basada su puesta en escena; particularmente al deseo de aparentar orden, perfección, y belleza. Este deseo, que maneja cada aspecto de la vida de Ana, la lleva a construir un espacio mental donde nada está fuera de lugar. Pero, tal y como una casa de cartas, hace falta muy poco para que este espacio se desmorone, y revele el caos y el sufrimiento que existe detrás.

¿Cuántas galletas de arroz debo comer para no desmayarme? ¿Cuántos kilos debo perder para dejar de temerle a la balanza? ¿Cuándo será el día que dejaré de sentir tanta hambre? Estas son las preguntas que atormentan constantemente a Ana, una joven mujer aquejada por varios desórdenes alimenticios. En el mundo de Ana, las calorías son una enemiga invencible. La silueta, un miedo insuperable. La balanza y la cinta de medir, diosas y señoras indiscutidas. Entre cálculos, culpas, y consejos sombríos, Ana nos revelará sus miedos más profundos, y la historia detrás de ellos. En la obra participan Nanny Arias en la actuación, Paola Céspedes como asistente de producción, y Parrales con el videomapping, la música y los paisajes sonoros están a cargo de Octavio Segovia.

Las obras se presentarán de jueves a sábado a las 7 p.m. y domingos a las 5 p.m. La entrada tiene un valor de 5 mil colones general y 3500 estudiantes y ciudadanos de oro.

Fotografías Reinaldo Amién.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica