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Etiqueta: reformas electorales

No hay tiempo para grandes reformas electorales

Vladimir de la Cruz

¿Necesitamos más o menos diputados? ¿Cómo elegir de otra manera los diputados? ¿Hay tiempo para hacer los cambios constitucionales o legales para implementar hacia las próximas elecciones del 2022? ¿Es caro aumentar el número de los diputados?

Estas y otras preguntas son frecuentes cuando se habla de estos cambios posibles y ¿necesarios?

La Asamblea Legislativa, como se le llama al Poder Legislativo, desde 1949, es dentro de conjunto de los Poderes Públicos, el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial, con su Corte Suprema de Justicia y el Poder Electoral, con el Tribunal Supremo de Elecciones, el más importante, en su rango, por la representatividad popular que en ella se expresa y por la función legislativa que tiene, de hacer las leyes, y porque en ella descansa, por ese motivo, la Soberanía Popular.

Por los orígenes históricos y fundamentos políticos filosóficos que justificaron la existencia de estos Poderes, en oposición a las ideas teocráticas que justificaban el poder de las monarquías, que hacían descansar su origen en una decisión divina, de Dios, son poderes totalmente laicos.

La integración de sus miembros, en el caso del Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo, es por elección popular, donde los ciudadanos depositan su poder, por delegación de su voluntad, en el gobernante y en los diputados.

En la teoría política clásica esta delegación de poder debe guardar armonía entre gobernante y gobernados, con capacidad de los gobernados para destituir al gobernante que se aparte de esa armonía convirtiéndose en un dictador, en un déspota, en un tirano o haga de su gobierno un ejercicio autoritario, opresivo, conculcador de libertades y derechos, en perjuicio de los ciudadanos.

Frente al próximo proceso electoral se han venido impulsando iniciativas, de distinto orden y escenarios, entre ellos la misma Asamblea Legislativa, con proyectos de ley para tratar de modificar la integración del número de diputados, aumentándolos.

Para avanzar en esa dirección hay que hacer cambios constitucionales y legales, para los cuales ya no hay tiempo para impulsarlos y aprobarlos de modo que empiecen a funcionar en el próximo proceso electoral, al menos en la forma que se quieren introducir.

La esencia de la discusión es si debe aumentarse el número de diputados. ¿Cuántos diputados debemos tener hoy? Antes de 1949 el Congreso tenía 47 diputados, número que se mantuvo hasta 1956, cuando los diputados aumentaron a 57, como funciona hoy la Asamblea Legislativa. Al hacerse esa reforma no se previó haberla hecho de manera que periódicamente, con base a estudios censales de crecimiento de la población, se hubiera ido aumentando el número de diputados de conformidad a ese crecimiento poblacional.

Así, antes de 1949, con una población que andaba alrededor de los 700.000 ciudadanos, los 47 diputados representaban, cada uno de ellos, a 15.000 habitantes. Cuando se elevó el número de diputados, a partir de 1956, a 57, con una población de un millón de habitantes, cada uno de los diputados representó, en ese momento a 17.500 habitantes. Hoy tenemos cinco millones de habitantes con los mismos 57 diputados, de forma tal que un diputado hoy representa a 87.800 ciudadanos.

Es lógico entender que un diputado. debe representar a un número de habitantes. Así se hace hoy para distribuir el número de diputados a elegir por las diferentes provincias. Por eso unas provincias eligen más diputados que otras, lo que puede alterarse cada diez años por el análisis censal de población, para determinar dónde debe aumentarse un diputado en una provincia y cual otra provincia lo pierde si ha reducido su población inscrita registralmente.

De este modo, si guardamos la relación de 1957 entre población y número de diputados la Asamblea Legislativa debería tener 285 diputados. Esta estrecha relación puede resultar válida para un mejor control directo de los diputados por parte de los ciudadanos. En una escala de más de 100 países con una población similar a la nuestra los países tienen parlamentos o Asambleas Legislativas que oscilan entre 180 y 220 diputados.

El nuevo edificio de la Asamblea Legislativa fue planeado para tener más de 100 diputados, debidamente instalados. Esto ha sido un acierto en perspectiva de hacia dónde debemos avanzar.

La otra discusión vinculada es cómo elegir. Aquí hay diferentes tesis. Una es aumentar el número de diputados al menos en una treintena más, hasta 87, que podrían elegirse de la forma como se hace ahora proporcionalmente por provincias. Otra es que esa treintena de diputados se elija en lista nacional paralela a las listas provinciales. En la Asamblea Legislativa hay un proyecto de ley para crear 40 distritos electorales, que elegirían un diputado cada uno y otro número de diputados que se elegiría por lista nacional hasta un número superior a los 80 diputados.

Ninguna de estas propuestas es válida para empezar a funcionar en las elecciones del 2022, porque requieren reformas constitucionales que hay tiempo de hacerlas. Esto quedaría para el 2026, siempre y cuando estas reformas se hagan entre el 2022 y el 2023.

Me parece que el Tribunal Supremo de Elecciones, en uso de sus facultades constitucionales y electorales, sí podría hacer una reforma electoral que produciría mejores efectos de distribución y de elección de diputados, sin alterar el número total de 57 diputados que hoy tenemos, y sin modificar el número de diputados que le corresponde a cada provincia.

El Tribunal Supremo de Elecciones bien podría dividir cada provincia en regiones internas, atendiendo número de habitantes y regiones para que el número de diputados de cada provincia se elija por micro regiones, sin hacer listas separadas de la lista provincial. Tan solo se determina que los primeros puestos son electos por una de estas micro regiones, y así sucesivamente con las regiones que se establezcan. De esta manera las provincias tendrían en la Asamblea Legislativa una mejor representación regional y de sus poblaciones. A modo de ejemplo, una Provincia como Guanacaste podría dividirse a este efecto en la región de los cantones de altura y los de bajura, la Provincia de San José en la parte central, en Pérez Zeledón con algunos otros cantones, y en la zona de los cantones de los Santos, la Provincia de Alajuela igual haría con los cantones de la zona económica del norte, los de la parte central de la Provincia y con los cantones del oeste.

Si el primero de enero, como debe estar programado por Tribunal Supremo de Elecciones, se anuncia y publica el calendario electoral desde esa fecha hasta los días que siguen al primer domingo de abril del 2022, en caso de que hubiere segunda ronda electoral, ya es muy difícil hacer reformas electorales profundas, que requieran modificaciones constitucionales.

Por eso la anterior propuesta puede ser válida. No requiere reforma constitucional alguna al mantener el número nacional de diputados y el número de diputados por provincia. Y, sin lugar a dudas mejoraría la representación provincial de diputados.

¿Hay interés político de desplazar al Partido Acción Ciudadana del Gobierno?

Vladimir de la Cruz

Hace unos días participé, por voluntad propia, de convidado de piedra, en una conversación, un chat, que tenían un grupo de estimables personas, preocupadas por el devenir político del país.

La discusión se centraba, en la parte que me interesó, en el futuro político electoral del país. Las discusiones giraron alrededor de posibles reformas electorales que debían hacerse para mejorar la calidad de los diputados y el modo de escogerlos.

En esta perspectiva algunas opiniones se produjeron sobre fórmulas que hay para escoger y nombrar diputados, y algunas propuestas que se han hecho en los últimos tiempos en el país, así como las que se han llevado directamente al seno de la Asamblea Legislativa, entre ellas, ampliar el número de diputados, con lista nacional, la de hacer distritos electorales y que por ese medio se escoja un diputado por distrito, que participen con candidatos grupos organizados que no sean partidos políticos y otras propuestas, todas válidas para la discusión.

Lo que me sorprendió de ese intercambio de opiniones, con personas curtidas en procesos electorales, con personas que han participado abiertamente y con intensidad en partidos políticos y en procesos electorales, es que parecía que hablaban de otro mundo.

Ninguno de los que oí señaló que el proceso electoral está en marcha, que el primero de enero próximo, estamos a 7 semanas de eso, el Tribunal Supremo de Elecciones publicará el Calendario Electoral de las próximas elecciones, que parte desde el primero de enero del 2021 hasta el primer domingo de febrero del 2022, faltan 14 meses, y al primer domingo de abril, si hubiera segunda ronda, por lo que ya no hay tiempo de hacer cambios en el modo de escoger candidatos a diputados, que requieran cambios constitucionales, como lo que discutían en ese chat.

En este momento todos los partidos tienen que someterse al actual régimen legal, establecido por el Código Electoral y los Estatutos de los partidos políticos, para definir la escogencia y el modo de nombrarlos.

Lo que los partidos políticos sí pueden hacer, todavía en tiempo, es modificar sus Estatutos sobre el método de elección, si por Convención Nacional, por Asambleas Provinciales, Cantonales o la Nacional, que siempre tiene el trámite de aprobación de lo que resuelvan las asambleas inferiores, como ya lo están haciendo unos partidos políticos.

Pero, tampoco les queda mucho tiempo. El tiempo corre, y puede suceder que cualquier acuerdo de Asambleas partidarias pueda ser impugnado legalmente y puede ir a conocimiento del Tribunal Supremo de Elecciones, y si corresponde, a la Sala IV, y esto es un problema que puede causar atrasos en la determinación de candidaturas, y de riesgo de inscripción a las mismas.

En este sentido lo más prudente para todos los partidos políticos es que los procesos de asambleas nacionales o provinciales, que tengan que hacerse, las realicen antes del mes de mayo próximo, por si tienen que repetirlas, de manera que al mes de julio, a más tardar agosto, todo lo de candidaturas esté resuelto. De esta forma, el segundo semestre del próximo año el panorama electoral estará bastante claro para todos los electores.

El otro aspecto que se ha hablado, de parte de algunos miembros y líderes, especialmente parlamentarios, de los partidos, es la posibilidad de una Coalición Política, unión de varios partidos para ir de esa manera a enfrentar el proceso electoral.

En este escenario se habla de dos dimensiones, la Coalición en toda la línea, cuando los partidos se unen para nombrar con una sola plancha presidencial y con unas únicas planchas diputadiles por provincia, a todos sus candidatos, y la otra opción, que he oído, es una Coalición presidencial pero con planchas independientes de los partidos coaligados para sus propios diputados. A mi modo de ver esto les enreda los escenarios porque los partidos tienen que hacer campaña para la coalición presidencial y para la lista propia de diputados, es un doble esfuerzo en propaganda, en gastos, en imágenes, en organización, en atención política.

El caso de las coaliciones tiene un proceso complejo. No es suficiente estar de acuerdo en unirse. Los partidos que se van a coaligar tienen que hacer un acuerdo de Asamblea Nacional, o Provincial, si es del caso, indicando que están de acuerdo en la Coalición, en el nombre de la coalición, sus estatutos, sus candidatos.

Todos los partidos que se van a coaligar tienen que aprobar en sus Asambleas los documentos del Partido que surge de la coalición, sus órganos directores, tiene que aprobar los candidatos, de los distintos partidos, donde además deben guardar las disposiciones generales de alternabilidad de género de forma vertical, por cada provincia, como horizontal, de manera que en al menos tres provincias vayan encabezando mujeres.

Sinceramente, me parece que algunas personas, quizá muchas, no tienen claro cómo funciona el proceso electoral nacional y lo peor es que esperan hasta última hora para impulsar los cambios y alianza.

A pocas semanas de iniciar el proceso electoral del 2021-2022 es necesario empezar a discutir más ampliamente sobre ese escenario que viene.

¿Hay interés político de desplazar al Partido Acción Ciudadana del Gobierno? ¿Tiene posibilidades el Partido Acción Ciudadana de tener un tercer período de gobierno consecutivo? ¿Si la gente está decepcionada del Partido Acción Ciudadana, volverá los ojos hacia los partidos tradicionales que han gobernado? ¿Qué nuevas opciones hay hoy en el escenario electoral, existentes y posibles? De estos temas seguiremos hablando las próximas semanas.