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Etiqueta: resignación

Alas de indignación

Juan Arguedas Chaverri

En la cafetería el Chifrijo, ubicada en Zapote, un grupo de amigos se reunió para discutir lo que pasa en su país. El aire estaba cargado de indignación, pero también de una extraña magia que parecía flotar entre ellos.

—¿Han visto lo que hace el que votaste? —dijo Amelia, moviendo la cabeza como si pudiera deshacerse de un hechizo—. Usa nuestros impuestos para protegerse a sí mismo y a sus cómplices. ¡Es una locura!

—Totalmente —respondió Javier, con una sonrisa irónica—. El mismo tipo que prometió justicia y prosperidad y combate a la corrupción, como si pensara que estamos ciegos. O quizás, simplemente le vale un pepino.

En ese instante, una mariposa Morfo de un azul intenso y brillante entró volando, haciendo que todos la miraran con asombro. Sus alas reflejaban la luz del sol, llenando el lugar de un brillo casi mágico.

—Mientras él vive en el olimpo, nosotros luchamos por llegar a fin de mes. —Wendy cruzó los brazos, furiosa—. La gente no se da cuenta de que nos están estafando.

—Es un juego de sombras —dijo Rigo, observando la mariposa que danzaba en el aire—. Él se rodea de privilegios mientras nosotros enfrentamos la dura realidad. ¡Qué irónico!

La Morfo se posó en la mesa, revoloteando con gracia mientras Amelia se inclinaba hacia adelante.

—Y lo peor es que tiene decenas de denuncias penales, y aun así sigue ahí. ¿Quién necesita justicia cuando puedes simplemente comprarla?

El grupo sonrió, sintiendo que la mariposa les daba un toque de esperanza. Era como si el mundo natural se uniera a su causa.

—Exacto. Pero, ¿qué podemos hacer? —Rigo suspiró—. La verdad es que el pueblo está desorganizado. La mayoría parece resignada.

—Eso es lo frustrante. —Elena miró por la ventana, donde las nubes formaban figuras de protestas—. Necesitamos unirnos, pero la gente está tan desilusionada que no sabe por dónde empezar.

—Quizás deberíamos hablar con otros, armar un grupo. —Pablo se animó, mientras el viento suave hacía que la mariposa revoloteara—. Si al menos juntamos a algunos amigos, tal vez eso motive a más gente.

—Es un buen punto. —Amelia asintió—. Pero necesitamos más que solo hablar. Hay que hacer que la gente sienta que no estamos solos en esto.

—Sí, no podemos quedarnos de brazos cruzados. —Rigo levantó el puño, y en ese instante, la luz del sol iluminó sus rostros como si el universo les diera la señal—. Si no actuamos ahora, seguiremos pagando por sus caprichos.

El grupo se miró, sintiendo que la lucha por un cambio no sería fácil, pero comprendiendo que la unidad era su única esperanza. Así, entre risas y la magia de la mariposa Morfo, decidieron que era hora de empezar a organizarse y luchar por el futuro que deseaban, dejando que la belleza de la naturaleza fuera un símbolo de su determinación.