Skip to main content

Etiqueta: ruido

De la sociedad del ruido a la sociedad de la armonía. Tras cuatro años de aprendizaje en producción musical

Carlos Manuel Muñoz Jiménez

Por vibración se puede determinar que existía ruido donde se quebró algo, en las cosas mal acomodadas que se caen, y desde luego en la sociedad de la sobreproducción planetaria donde día a día se producen altos niveles de decibles mayores a 70dB – 75dB (rango de audición que ya empieza a ser peligroso para el oído humano), estas son características del ambiente humano ruidoso.

Existen una escala del volumen muy importante que todos debemos de saber en relación al sonido ambiente (tomado de ALLPE-Acústica):

De 0 a 10 dB (5 decibelios).

Niveles de ruido muy bajos, casi imperceptibles y tenues.

De 10 a 20 dB (15 decibelios).

Son niveles de ruido muy bajos, susurros, pisadas.

De 20 dB a 30 dB (25 decibelios).

El nivel de ruido es bajo. El ruido existente en una biblioteca o cualquier recinto con gente en silencio, el ruido de las hojas con viento en el campo.

De 30 dB a 40 dB (35 decibelios).

El nivel de ruido es moderado. Una conversación normal, un día tranquilo en el campo, el ruido de un oleaje moderado en el mar.

De 40 dB a 50 dB (45 decibelios).

El nivel de ruido es normal. Una sala con gente, una oficina, el ruido que hace un electrodoméstico poco silencioso.

De 50 dB a 60 dB (55 decibelios).

El nivel de ruido es un poco elevado. Algunos electrodomésticos como aspiradoras o batidoras no muy ruidosos, tráfico de una calle transitada.

De 60 dB a 70 dB (65 decibelios).

El nivel de ruido es elevado. Grupo de gente conversando con voz muy alta, un restaurante abarrotado, un teléfono sonando cerca del oído.

De 70 dB a 80 dB (75 decibelios).

El nivel de ruido es muy elevado. A partir de los 75 decibelios el ruido comienza a causar daños. Tráfico de una ciudad, una moto ruidosa a poca distancia.

De 80 dB a 90 dB (85 decibelios).

El ruido es dañino en exposiciones prolongadas. Maquinaria de fábrica, las sirenas de los bomberos.

De 90 dB a 100 dB (95 decibelios).

Es un nivel de ruido que causa molestias y resulta dañino de forma continuada. Una presa con los cláxones de los vehículos.

De 100 dB a 120 decibelios.

Es un nivel de riesgo. Una discoteca, eventos masivos, una carrera de fórmula uno.

De 120 dB a 140 dB.

Se percibe dolor y existe el riesgo de perder la audición. El ruido del despegue de un avión a menos de 25 metros, o una explosión intensa.

140 decibelios. Umbral del dolor.

180 decibelios. Pérdida de la audición inmediata, explosión de un volcán.

Aprendizaje de producción musical

En estos años el aprendizaje de producción musical, además de que me rescató de perder mis cualidades auditivas a través de un deterioro gradual poco perceptible, debido a mi desempeño como músico, me ha enseñado algunos principios básicos de la limpieza y armonía sonora, mismos que pienso que se pueden aplicar en la vida.

La constante visión del equalizador digital, el conocimiento de la subdivisión de frecuencias de un sonido más detalladamente: bajos, medios-bajos, medios-altos y altos, y una especie de cualidad personal de observación y de asociación, me han dirigido a la creencia, que deberé someter a mayor rigurosidad científica, de que cada forma de este universo representa un sonido.

Asociado a las explicaciones de Tesla acerca de la vibración y el sonido, pareciera que sí se puede confirmar.

Todo sonido tiene una raíz, un cuerpo y un desenlace (Ataque, Decaimiento, Sostenimiento, Liberación), casualmente la forma de una hoja es la representación típica de una banda de frecuencias, el cuerpo humano también.

Los estudios en cimática (ciencia del sonido) del último siglo demuestran que las partículas se organizan en formas ordenadas y simétricas particulares como resultado de la exposición a una frecuencia específica, por ejemplo: la frecuencia de 432 hz, forma círculos concéntricos. Por otra parte, la exposición a ruidos produce formas desordenadas.

De lo anterior, y en base a otras referencias científicas y musicales, creo que somos sonido (somos vibración) y, por lo tanto, como parte de una agrupación ordenada de sonidos, podemos ser canción.

¿Pero qué pasa si en vez de armonía y música construimos ruidos, según la práctica de la producción musical?

Sencillo, el ruido en una canción debe de eliminarse, a menos que provenga de más bien una distorsión armónica como las que se produce en las grabadoras de cinta analógicas usadas en los 60s, 70s, 80s y 90s, esta distorsión produce calidez musical. Algunos efectos sonoros que emulan algún tipo de ruido mecánico o ambiental ya sea en la música o en el cine, están filtrados y procesados a estándares audibles.

La audición humana

El rango de audición humana va desde los 20 hz hasta los 20.000 hz, con algunos rangos que realmente en el día a día no se perciben que están entre los 20 hz – 50 hz y los 17.000 hz – 20.000 hz, se necesita de mucha atención, un oído entrenado o algún tipo de apoyo técnico-auditivo.

La audición humana experimenta una disminución progresiva de la escucha como parte del envejecimiento natural de las células del oído, la escala general de audición humana por edades es según algunas referencias:

Niños y bebés: 20.000 hz

Hasta 24 años: 18.000 hz

Hasta 30 años: 16.000 hz

Hasta 40 años: 15.000 hz

Adultos mayores 12.000 hz o menos.

La percepción del oído humano es única para cada persona, estos números pueden variar de persona a persona, existiendo jóvenes que escuchan hasta 13.000 o 14.000 hz, por ejemplo.

Un buen cuidado del oído puede disminuir el envejecimiento de las células. Escuchar música en altavoces de buena calidad o audífonos, dar espacio al silencio, beneficia la percepción de las frecuencias cálidas por parte del oído, revitalizándolo y suprimiendo las frecuencias chillonas que producen daño, un ejemplo de frecuencias no beneficiosas las encontramos en el parlante del celular, pues estas suprimen las frecuencias graves y medias-bajas, produciendo solamente sonidos más agudos, que con el uso frecuente puede deteriorar la capacidad auditiva.

Las frecuencias graves y medias graves son las que nos permiten apreciar el sonido con calidez, con ritmo, con balance y nos protegen de las frecuencias agudas que sin estas otras serían filos en los canales sonoros.

El hecho es que en la sociedad del ruido, a partir de los 40 años, según los datos, se han encontrado deterioros altos en la capacidad auditiva que eliminan las frecuencias armónicas de los 15.000 hz, perdiendo lugares realmente detallados y fantásticos de la vida sonora.

Los artesanos lo saben muy bien, los retoques finales producen una artesanía única: brillo, textura, etc., son los que las convierten obras de arte. Esta atenuación de frecuencias que sucede en la sociedad del ruido, atenúa el disfrute de nuestra vida auditiva, le quita brillo y texturas, y disminuye la alegría.

La sociedad del ruido nos enferma

Tomando como base lo anterior, una sociedad ruidosa es lo contrario a una sociedad armónica, por lo tanto: suena mal.

Las enfermedades como la ansiedad y la depresión se relacionan con los altos niveles de estrés y cansancio mental, no es casualidad que en lugares concurridos y ruidosos como los centros de ciudades existan problemas de relaciones humanas y ambientales, pues día a día conviven un exceso de frecuencias que deberían de filtrarse: sonidos de motores, cláxones histéricos, música a muy alto volumen, personas que gritan, etc.; tales cosas no podrían sonar dentro de una canción con estándares mínimos de producción. Y todo es sonido, y somos canción.

En la música hay frecuencias que cuando resuenan producen los efectos del sonido de huevos fritos (en las altas) ó que emborronan (en las bajas), según lo aprecia el español José Fernando Tercero, productor musical, ambos efectos impiden la claridad del audio, se suelen filtrar y así limpiar el audio y manipularlo con claridad. Toda producción musical exitosa que hemos escuchado ha sido limpiada de esta forma.

El deterioro auditivo produce que los ruidos sociales no se aprecien y que más bien tienda a aumentar el volumen, convirtiéndose en problemas, se habla más fuerte para poderse escuchar, el estrés produce irritación, molestia y hasta odio, ese odio que atestiguamos día con día en las redes sociales de nuestro país, es resultado del ruido también.

Por otro lado, acostumbrarnos y adaptarnos al ruido de una ciudad, por ejemplo, podría resultar dañino y significar, o ser el resultado, de cierto grado de deterioro auditivo, lo normal es percibir algún grado de molestia o afectación, contar con espacios para aislarse del ruido,

Salud auditiva

Actividades como la meditación, la escucha placentera de la música, un diálogo con amigos, actividades deportivas, conciertos con buena calidad de sonido, caminar, estar en espacios naturales abiertos, actividades de esparcimiento, actividades culturales, disfrutar con nuestras mascotas, dar espacio al silencio, entre otros, equilibran el oído, el espíritu, el cuerpo y la mente, eliminando los efectos del ruido. Deberíamos de comprometernos en practicarlas más seguido.

La importancia crucial de la salud auditiva es que de la atenuación o deterioro de esta se derivan enfermedades que hoy por hoy están en primera plana como: la ansiedad, la depresión, la pérdida del auto-control, etc., además de problemas con el equilibrio físico.

Así como las frecuencias sin limpiar ensucian una canción, así como nos molestamos cuando nos interrumpen al escuchar la música que nos gusta, la constante participación de la irritación, la fatiga, los compromisos del trabajo, el no cumplimiento de nuestros objetivos, nos interrumpen negativamente, y hacen que no podamos disfrutar a gusto de nuestra música, de nuestra vida.

El ruido en otros lugares

Algunos países como Suiza poseen estrictas normas contra el ruido, por ejemplo, una de ellas es que no se puede hacer ruido excesivo desde el sábado a las 6:00 p.m. hasta el lunes a las 6:00 a.m.

En muchos países se aplican medidas y normativas para enfrentar la contaminación acústica que es la que supera los 75 dB.

Algunas consecuencias de la contaminación acústica:

  • Psicológicas: el ruido puede ocasionar estrés, ansiedad.

  • Físicas: como pérdida de audición o algunas personas escuchan pitidos muy molestos (Tinnitus). Los ruidos constantes y fuertes en algunas personas pueden ocasionar dolor de cabeza, aceleración del pulso, hasta infartos en casos más extremos.

  • Sueño: muchas personas sufren insomnio al estar expuestos a ruidos estridentes. La OMS aconseja no pasar los 30 dB, si se sobrepasa puede perjudicar nuestro descanso.

  • La contaminación acústica también puede provocar déficit de concentración, y una bajada del rendimiento. Por tanto, en el trabajo no se debería de superar los 60 dB.

  • Los animales pueden sufrir miedo, estrés, incluso alterar sus ciclos naturales si están expuestos a ciertos sonidos.

(Tomado de: https://unade.edu.mx/como-evitar-la-contaminacion-acustica/)

La sociedad de la armonía

Otros usos científicos del sonido son más que evidentes, en los campos de la medicina, la geología, la oceanografía, la astronomía, por decir algunos. Sociedades antiguas también lo utilizaban.

El oído evolutivamente está relacionado con la capacidad de percepción y en otra dimensión, con la espiritualidad.

Algunas teorías evolutivas afirman que primero se desarrolló el sentido del oído después el de la vista, es decir hay algo más qué entender en cuanto al oído, al sonido y a la música. La próxima evolución humana quizás sea la del sonido, la de la música.

Saber esto no nos evitará tener que participar de la sociedad del ruido para sobrevivir, pero sí nos mostrará una luz para dedicar más tiempo a otro tipo de sociedades como la de la armonía o la de la calma.

Alajuela, mayo de 2025.

Imagen: https://unade.edu.mx/como-evitar-la-contaminacion-acustica/