La Revista de Geología Aplicada a la Ingeniería y al Ambiente realizó la publicación del trabajo realizado por: Sergio Mora Castro de ARX Consultores, Guillermo Santana de la Universidad de Costa Rica, María Laporte Pirie de Geofortis S.A., y Pio Miranda Jenkins de Sismo Consultores S.A.
Este artículo permite visualizar que el riesgo sísmico en Costa Rica es constante debido a su ubicación en una región tectónica activa. La sismicidad frecuente y su impacto social y económico afectan el desarrollo del país. Además, el riesgo depende de la magnitud del terremoto y de la vulnerabilidad de las personas, infraestructuras y economía.
Las medidas como los códigos de diseño sismorresistente y la prohibición del adobe han sido eficaces para reducir la vulnerabilidad. Ante los inevitables momentos de eventos sísmicos, los pronósticos inciertos y las alarmas excesivas pueden generar estrés y confusión, afectando la actividad económica.
Los autores indican que las alarmas sísmicas, con tiempos de reacción limitados, no resuelven el riesgo y pueden disminuir la credibilidad de las medidas de prevención, por lo que no deberían priorizarse frente a otras necesidades urgentes de gestión del riesgo.
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Investigación fortalecerá preparación del país ante la amenaza sísmica
El proyecto se trabaja de cerca con la Comisión Permanente de Código Sísmico de Costa Rica, con el fin de nutrir la actualización de las normas que procuran la prevención de los desastres provocados por los sismos de gran magnitud.
Profesionales de la Universidad de Costa Rica (UCR) investigan el comportamiento de los movimientos telúricos en el territorio nacional con el fin de aportar en la actualización del código sísmico, el cual aporta lineamientos constructivos para disminuir el impacto de los temblores en el país.
La investigación involucra el estudio de las fuentes sísmicas, la aceleración y movimientos fuertes provocados por la actividad telúrica, al tiempo que calcula las consecuencias de los sismos sin dejar de lado el abordaje social que requieren estos fenómenos naturales.
Estudiar estos factores permite que el país se prepare para mitigar el impacto de terremotos y temblores fuertes, dado que los resultados de la investigación generarán aportes indispensables para la creación de normas y políticas públicas que permitan diseñar y construir estructuras antisísmicas.
En la iniciativa colaboran más de 15 investigadores de diversos campos del conocimiento, quienes se han dedicado a analizar el comportamiento geológico de más de 80 mil sismos desde la década de 1970 hasta la actualidad, así como su impacto sobre las edificaciones y estructuras.
Para el director del proyecto e investigador del instituto de Investigaciones en Ingeniería, Diego Hidalgo, la investigación también conseguirá comprender cómo se preparan las comunidades ante posibles sismos y cómo estos les afectan.
“La investigación brindará una base que favorezca la educación de la ciudadanía ante la amenaza sísmica y la implementación de políticas públicas locales. La amenaza sísmica puede afectar el día a día y la toma de alguna decisiones importantes, como la construcción de las viviendas”, agregó el ingeniero.
Investigación estudia la afectación social que generan los sismos
En la investigación también participa la Brigada de Atención Psicosocial de la UCR, un proyecto de acción social conformado por estudiantes y profesionales de diversas carreras como psicología y trabajo social.
De acuerdo con el coordinador de la Brigada, Marco Carranza, este proyecto permitirá que las municipalidades y comités cantonales de emergencia puedan estar preparados en caso de ocurrir sismos fuertes y así atender apropiadamente a sus comunidades.
“El proyecto permite abordar no solamente la ansiedad o el temor de cada persona ante un riesgo sísmico, sino también entender las realidades de cada comunidad para que sus habitantes participen en prepararse ante el riesgo de un sismo”, agregó Carranza.
De acuerdo con la coordinadora de Trabajo Social en la investigación, Laura Cerdas, el proyecto se desarrolla de manera inicial en el cantón de Corredores, Puntarenas, dado que existe ahí una temor colectivo a que pueda suceder un sismo de gran magnitud, tal y como lo sucedió en Nicoya, en Guanacaste en el año 2012.
Una vez terminada la investigación, la información obtenida permitirá obtener datos útiles para capacitar a la ciudadanía y articular el trabajo de gobiernos locales y agrupaciones a fin mejorar la preparación ante un sismo en otras localidades del país.
“El abordaje psicosocial planteado pretende descubrir la forma en que el conocimiento pueda ser transmitido apropiadamente a la comunidad para fortalecer la prevención del riesgo y el manejo de desastres”, afirmó Cerdas.
La iniciativa es financiada por el Espacio Universitario de Estudios Avanzados (UCREA), un incubador de ideas que surgió en el año 2014 y que promueve la creación de investigaciones interdisciplinarias de alto nivel que aporten conocimiento académico al país.
La investigación ha articulado el trabajo distintas instancias universitarias, específicamente la Red Sismológica Nacional (RSN), el Laboratorio de Ingeniería Sísmica (LIS), el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (LANAMME) y la Brigada de Atención Psicosocial de la UCR.
Se suman además esfuerzos del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), el Colegio de Geólogos de Costa Rica y el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos de Costa Rica (CFIA), quienes nutren la labor realizada por la Comisión Permanente del Código Sísmico de nuestro país.
Jose Adelio Murillo Montero Asistente de Prensa Oficina de Divulgación e Información Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/
Un enjambre sísmico se presentó en los alrededores del volcán a partir del 9 de enero, donde se localizaron 505 eventos
Hasta la fecha, no se tienen registros históricos sobre una posible actividad del Volcán Tenorio en los últimos miles de años. En la fotografía se observa una laguna en uno de los cráteres del Volcán. (foto Paulo Hidalgo, UCR).
Tras el enjambre sísmico ocurrido en los alrededores del Volcán Tenorio en Guanacaste, en enero del presente año, la pregunta que los científicos se plantean es si esta actividad sísmica está relacionada con un despertar del volcán Tenorio.
Hasta la fecha, no se tienen registros históricos científicos sobre una posible actividad del Tenorio en los últimos miles de años, pero por las características del Volcán, se asume que permanece dormido.
Los vulcanólogos y sismólogos de la Red Sismológica Nacional (RSN: UCR-ICE) mantienen un registro de actividad sísmica desde el año 2002 en el edificio volcánico del Tenorio y más recientemente, en enero del presente año, se produjo un enjambre sísmico, que inició el 9 de dicho mes.
En esta ocasión, se localizaron 505 eventos de variada magnitud, donde destacan cinco sismos principales cuyas magnitudes varían entre los 4,5 y los 5,0 grados gracias a una red de estaciones sismológicas instaladas en los alrededores.
El día de mayor actividad sísmica fue el 11 de enero, donde se reportaron los tres eventos de mayor magnitud de la secuencia: 5,0 grados.
Al tratarse de un volcán dormido, una de las preguntas es si ese movimiento sísmico responde a la presencia de magma.
El vulcanólogo de la Red Sismológica Nacional (UCR-ICE), Guillermo Alvarado Induni, señala que al menos 6 fallas tectónicas pasan por el Volcán Tenorio y debido a que es un volcán dormido, se convierte en un laboratorio de investigación, ya que en cualquier momento podría mostrar signos de un posible despertar.
Los puntos anaranjados y rojos representan los 505 sismos localizados en enero pasado, en los alrededores del Volcán Tenorio, gracias a una amplia red de estaciones sismológicas instaladas por la RSN (UCR-ICE). – foto Jorge Carvajal Aguirre, UCR.
Sin embargo, para determinar si estamos ante el despertar del Volcán Tenorio, según Alvarado, se requiere más investigación, ya que hasta el momento, sólo se cuenta con algunos estudios geológicos del volcán pero es importante ahondar en estudios vulcanológicos que determinen qué características ha mostrado el volcán en los últimos miles de años. Desde el año pasado, se dio inicio con los estudios del Volcán Tenorio para tratar de responder a estas preguntas.
Durante el reciente monitoreo del volcán por parte de los vulcanólogos de la RSN, se determinó la presencia de tremor (ruido o vibración), pero eso no significa que haya movimiento de magma dentro del volcán ya que puede estar relacionado con flujos geotérmicos, puntualiza Alvarado.
Es necesario, según el especialista, continuar estudiando su comportamiento ya que, en teoría, debería mostrar una serie de signos antes de entrar en actividad, como fue, en su momento, el caso del Volcán Turrialba, pese a que cada volcán tiene su propia dinámica.
Como parte de las acciones, se cuenta con una red sismológica local de ocho estaciones alrededor del volcán y recientemente, se instalaron nueve estaciones temporales para mejorar el control del monitoreo tectónico y la evolución del enjambre sísmico.
Para los especialistas, una de las ventajas, ante una posible activación del Volcán, es que el coloso se ubica dentro de un parque nacional y las comunidades más cercanas se mantienen a una distancia relativamente prudencial, como por ejemplo, Aguacaliente, Río Naranjo, Río Chiquito y Bijagua de Upala. Sin embargo, se reconoce la importancia de prevenir eventuales cambios así como contar con planes de emergencia y de evacuación.
Durante el mes de enero, la RSN contabilizó un total de 290 sismos a lo largo del territorio nacional, de los cuales 44 fueron percibidos por la población. Dicha cantidad representa la sismicidad más alta sentida en un mes desde setiembre del 2012, cuando ocurrió el terremoto de Sámara, en la provincia de Guanacaste.
Los especialistas destacan la importancia de que las comunidades se mantengan vigilantes y reporten a través del 9-1-1 cualquier cambio, como por ejemplo, sonidos similares a retumbos o presencia de olores o gases.
La Rectoría de la Universidad Nacional y el Programa Encuentro TV-UNA invitan este sábado 21 de octubre a las 7:30 p.m. al conversatorio sobre el tema “Del trópico a la Antártida: sismos, ciencia y paz”, con el Científico del Ovsicori-UNA, Marino Protti Quesada y con el Rector de la UNA, Dr. Alberto Salom, Echeverría.
Enviado por MSc Efraín Cavallini Acuña, Asesor Comunicación, Rectoría UNA.
En la última semana se han reportado más de 800 incidentes en 56 cantones del país
Sismos y huracanes que han afectado México, el Caribe y Estados Unidos en las últimas semanas han cobrado la vida de más de 400 personas
La Universidad de Costa Rica (UCR) se solidariza con las poblaciones afectadas por los efectos climáticos que en los últimos días han provocado inundaciones y deslizamientos en distintas partes del país, particularmente en Cartago y Guadalupe.
Según reportes del Instituto Meteorológico Nacional y la Comisión Nacional de Emergencias, las intensas lluvias se han dado por el paso de la onda tropical Nº42 y la inestabilidad que genera la Zona de Convergencia Intertropical ubicada sobre Costa Rica, con la consiguiente declaración de Alerta Amarilla para las zonas del Pacífico Central, Pacífico Norte, Pacífico Sur, Huetar Norte y Valle Central.
Hacemos eco de las recomendaciones oficiales para solicitar la mayor precaución en áreas vulnerables a inundaciones por saturación de alcantarillado, ante el incremento del caudal en ríos y quebradas, así como en sectores propensos a deslizamientos de las zonas ya afectadas por las lluvias recientes. También apelamos a la precaución de los conductores ante condiciones adversas en carreteras y por bancos de neblina.
Por otra parte, México, el Caribe y Estados Unidos también se han visto afectados por desastres naturales en las últimas semanas, con la lamentable pérdida de cientos de vidas humanas y la secuela de miles de personas damnificadas.
El paso de los huracanes Irma y María por las Antillas y la costa de Florida, así como los fuertes terremotos que sacudieron diversos estados en México, han puesto los ojos de nuestros países sobre la vulnerabilidad de millones de personas en nuestra región.
Ante estos catastróficos eventos, nos solidarizamos también con los miembros de nuestra comunidad universitaria provenientes de dichos países, en espera que sus familias se encuentren a salvo. Especialmente nos unimos a las universidades y centros aliados de la Universidad de Costa Rica en la región, a quienes enviamos nuestra más sincera muestra de apoyo.
Asimismo, informamos que los estudiantes y docentes de nuestra institución que se encontraban en México en el momento de los sismos fueron debidamente localizados pocas horas después de los eventos, y corroboramos su seguridad.
Exhortamos a la comunidad universitaria a unirse con responsabilidad al llamado nacional e internacional de ayuda para las poblaciones afectadas, tanto en Costa Rica como en la región, mediante su respaldo en las campañas oficiales o actividades simbólicas que promuevan la reflexión y la colaboración hacia las víctimas de estos desastres naturales.
Asimismo, instamos a jefes, colegas y compañeros de quienes hayan sufrido consecuencias por estas calamidades, a apoyarles en estos momentos de zozobra. Seamos una comunidad universitaria unida.
Los sismos en Centroamérica son muy frecuentes, y por tanto son un fenómeno conocido por la población. Los tsunamis, afortunadamente, han sido menos frecuentes en esta región del planeta, aunque Centroamérica tiene varios registros de tsunamis originados en sus costas y también fuera de la región.
El 2 de setiembre de 1992 en horas de la tarde, un sismo de magnitud momento Mw 7.6 afectó a Nicaragua, con epicentro localizado afuera de su costa Pacífica. Ese año se cumplían veinte años del sismo de magnitud Mw 7.2 que había dejado gran destrucción en Managua en 1972. El sismo de 1992 fue percibido con menor intensidad por la población nicaragüense en comparación del evento de 1972, debido en parte a la mayor distancia del epicentro. Sin embargo, el tsunami que causó el sismo de 1992 afectó minutos después la costa convirtiéndose en el tsunami más grande que ha golpeado a Centroamérica.
El tsunami de 1992 tuvo hasta casi 10 m de altura o runup, lo que se considera algo anómalo para el tamaño del sismo que lo causó. Masachapa fue la región que sufrió los mayores efectos de este tsunami que dejó un saldo de más de 300 víctimas y destrucción a lo largo de la costa nicaragüense. Sus efectos también se sintieron en la costa costarricense: el tsunami tuvo alturas de 4.5 m en Playas del Coco y 3.6 m en Playa Hermosa y dañó embarcaciones en la entonces Marina Flamingo, en Bahía Potrero. Afortunadamente en Costa Rica no dejó víctimas humanas.
Previo al tsunami de 1992 era difícil creer que un sismo de una magnitud moderada como este pudiera causar alturas de tsunami de casi 10 m. Este evento reveló a la ciencia un fenómeno poco conocido, además de hacer un llamado entorno al manejo de riesgo por este tipo particular de tsunami. Actualmente entendemos que los sismos moderados pueden generar tsunamis grandes, y el porqué de sus posibles causas.
Una de las razones por las que este tsunami tuvo alturas tan grandes y causó tantas víctimas se ha relacionado a las características del sismo, considerado como un sismo lento. El tsunami de Nicaragua de 1992 fue el primer tsunami generado por un sismo lento que fue registrado por estaciones sísmicas. Estos tsunamis también son conocidos como «tsunami earthquake», y en Centroamérica volvió a ocurrir otro de menor magnitud en el año 2012 frente a las costas de El Salvador, que afortunadamente afectó áreas despobladas o poco pobladas, pero que tuvo una altura de inundación máxima de 6 m. Las causas de estos eventos han sido motivo de estudio durante varias décadas, y su entendimiento ha contribuido a cambiar paradigmas sobre los procesos físicos y la caracterización de la zona de subducción, así como la incorporación de nuevas tecnologías en los sistemas de alertas tempranas que consideren estos eventos.
En Costa Rica desde el 2014 contamos con el Sistema Nacional de Monitoreo de Tsunamis (SINAMOT) una iniciativa del Programa Red de Observación del Nivel del Mar en Costa Rica (RONMAC) de la Universidad Nacional (UNA) y el Laboratorio IMARES de la Universidad de Costa Rica. SINAMOT le ofrece asesoría a la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE) en el tema de alerta de tsunamis. Esto implica que cuando hay un sismo que podría ocasionar un tsunami, SINAMOT analiza la información técnico-científica y brinda un reporte a la CNE para que ésta tome decisiones. Sin embargo, debemos recordar que si estamos en la costa y sentimos un sismo fuerte debemos dirigirnos inmediatamente a zonas altas, que superan al menos los 10 m de altura sobre el nivel del mar, ya que un tsunami local podría afectar la costa en pocos minutos.
El mejor escudo contra los tsunamis es una población preparada para reaccionar correctamente y con la rapidez suficiente. Esta preparación es una tarea conjunta entre el sector científico, los manejadores de emergencias y la población. En Costa Rica, el Programa RONMAC en coordinación con la CNE, se encuentra elaborando mapas de evacuación por tsunami como parte de un proyecto que en su primera etapa cubre 20 comunidades del Pacífico Norte y Central de nuestro país. En una segunda etapa a iniciar en el 2019 se cubrirá el Pacífico Sur y el Caribe. Los mapas de evacuación por tsunami contienen información importante como el área que se debe evacuar, las rutas que se deben utilizar y los sitios donde se debe reunir la población. Sin embargo, es imperativo elaborar planes de evacuación por tsunami para que las comunidades estén mejor preparadas ante estos eventos. Estos planes deben incluir quién y cómo recibe la información de una alerta (en caso de que se trate de un tsunami lejano). Es fundamental crear protocolos de diseminación de la información de la alerta entre la población, y designar a los responsables para brindar apoyo a personas vulnerables de la comunidad, como por ejemplo personas adultas mayores, niños pequeños, personas con discapacidad, entre otros.
La Comisión Oceanográfica Internacional de la UNESCO (IOC/UNESCO) en coordinación con los sistemas de alerta de tsunamis del Pacífico y del Caribe ofrece un reconocimiento a las comunidades que cumplan ciertos requisitos de preparación ante tsunamis como los mencionados anteriormente. Este reconocimiento está pensado para funcionar de forma similar a la Bandera Azul, y al igual que ésta debe renovarse periódicamente. Aunque el programa de reconocimientoTsunami Ready está recién iniciándose en la cuenca Pacífica, ya lleva varios años en la cuenca Caribe, y se espera que pronto se convierta en algo ampliamente reconocido y que motive a los turistas a escoger las localidades que lo posean. Centroamérica cuenta con las dos primeras comunidades Tsunami Ready de toda la cuenca del Pacífico: Cedeño en Honduras y Ostional en Costa Rica. En la costa Caribeña centroamericana actualmente la comunidad de Omoa en Honduras y Corn Island en Nicaragua están tramitando el reconocimiento, que ya poseen los territorios caribeños de los Estados Unidos de América, el Reino Unido y las Islas de San Kitts y Nevis.
Entender los fenómenos naturales es necesario para responder ante ellos y salvar vidas, pero debe ir acompañado de un proceso de educación y concientización. Gradualmente se está logrando que la población reconozca que es necesario estar preparados para enfrentar los tsunamis. Sin embargo, no podemos olvidar que es un trabajo de todos y que cada uno de nosotros está a cargo de su propia seguridad y de la de su familia.
*FunTropos Costa Rica y Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN), Chile.
** Programa RONMAC y SINAMOT de la Universidad Nacional (UNA), Costa Rica.
***Más detalles: Oficina de Comunicación. Tel 2237-5929 / 2277-3067***
La ciudad de Puntarenas fue escogida para la realización de un ejercicio de simulación de tsunami, con la participación de instituciones públicas y organizaciones locales (foto Laura Rodríguez).
La ciudad de Puntarenas fue escogida para realizar un ejercicio de simulación de un tsunami, el que demostró la necesidad de una mayor articulación y organización de las instituciones públicas, las organizaciones comunales y la academia.
El ejercicio fue organizado por la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE), y contó con la participación de especialistas del Programa de Información Científica y Tecnológica para Prevenir y Mitigar Desastres (Preventec) y del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Asimismo, la actividad contó con el apoyo del Sistema Nacional de Monitoreo de Tsunamis (Sinamot) de la Universidad Nacional (UNA).
Durante el encuentro, los representantes de 16 instituciones pusieron a prueba sus protocolos y mecanismos operativos, recibieron charlas de capacitación e identificaron medidas para mejorar su preparación y capacidad de respuesta ante un evento de esta naturaleza. Analizaron un escenario simulado que se originó frente a las costas de Ecuador y que tardaría unas dos horas para llegar a territorio costarricense.
Hubo coincidencia entre los presentes que la ciudad de Puntarenas representa un reto en términos de evacuación, debido a las características geográficas del lugar y a la ausencia de refugios ante una eventual inundación.
Por esa razón, el Dr. Mario Fernández Arce, de Preventec, insistió en su exposición que la solución es la preparación y educación de la población, junto a la organización comunal. “Se debe fortalecer la educación comunal. Eso implica planificar acciones a futuro, ver si se cuenta con refugios y con sistemas de alerta”, dijo.
El ejercicio internacional se realiza cada dos años con el fin de capacitar y concienciar a los funcionarios y funcionarias de instituciones del país sobre la necesidad de prepararse ante un tsunami (foto Laura Rodríguez).
Por su parte, el Ing. Rolando Castillo Barahona, de Lanamme, desarrolló el tema los refugios para la evacuación vertical, que consiste en la identificación y construcción de edificaciones adecuadas desde el punto de vista estructural que resistan sismos y la fuerza del agua, para que puedan funcionar como albergues para la población puntarenense.
Según el experto, esta es una “estrategia de refugio muy eficaz en casos de inundación, como ocurriría en Puntarenas, en donde no habría tiempo de salir de la ciudad”.
Especialistas de la Universidad de Costa Rica participaron en una simulación de tsunami realizada en la ciudad de Puntarenas, en la que representantes de instituciones públicas y comunales recibieron capacitación, pusieron a prueba sus protocolos y analizaron formas de articulación para enfrentar una emergencia de esta naturaleza. Para ver el video de la preparación ante un tsunami, ingrese en el siguiente vínculo: