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Etiqueta: TCU

UCR: Trabajo comunal de la Facultad de Educación apoya a estudiantes rezagados de secundaria

27 años de compromiso

Una vez más la Facultad de Educación mediante las iniciativas de sus unidades académicas ofrece sus recursos y esfuerzos para acercarse a la realidad educativa actual. Además, por medio de esas iniciativas genera también un impacto positivo en la comunidad y en los futuros profesionales que aporta a la sociedad esta casa de estudios.

El trabajo comunal universitario Servicios Educativos Complementarios, de la Escuela de Formación Docente de la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica, ofrece desde hace 27 años diferentes apoyos a la población estudiantil de secundaria y bachillerato de los centros educativos públicos. Este TCU hace esfuerzos diversos a nivel didáctico y humanístico para propiciar la superación de dificultades académicas de la comunidad educativa de la enseñanza secundaria pública y de educación abierta del Gran Área Metropolitana.

Actualmente participan como tutores estudiantes de las carreras de Enseñanza del Castellano y Literatura, Ciencias Naturales, Matemáticas, Estudios Sociales y Educación Cívica, Inglés y Francés; estudiantes de las carreras de Ingeniería Mecánica, Eléctrica, Civil y Química y estudiantes de las carreras de Inglés, Francés, Química, Derecho, Administración Pública y Medicina. Todos ellos han recibido capacitación previa y acompañamiento de sus pares especialistas en pedagogía para ampliar sus estrategias y metodologías de enseñanza.

Gracias al compromiso y trabajo de muchos estudiantes universitarios se ha logrado apoyar a unas 400 estudiantes por año para que puedan salir adelante con sus pruebas de convocatoria o bachillerato. Un elemento distintivo de esta iniciativa de la UCR ha sido la atención individualizada e integral a la población estudiantil, mediante actividades interdisciplinarias que van más allá de los contenidos disciplinarios y académicos, por ejemplo talleres de carácter artístico y de formación en aspectos como el emocional, la autoestima, entre otros temas.

Simultáneamente, este TCU también se ha traducido en un espacio complementario de formación académica para el estudiantado universitario que participa. Por su medio pueden adquirir o ampliar su experiencia profesional, así como fortalecer o desarrollar habilidades esenciales para desenvolverse y comprender la realidad del sistema educativo y su futura labor docente. Reciben talleres para reforzar algunos componentes de sus clases, como es el caso de elaboración de materiales didácticos, uso de medios tecnológicos y recursos audiovisuales, manejo del estrés y LESCO, entre otros.

La población beneficiaria del proyecto se compone de 3 grupos: el primero corresponde a las personas que se encuentran dentro del sistema educativo público o subvencionado, que requieren apoyo para prepararse para sus pruebas de convocatoria; el segundo grupo conformado por las personas que van a realizar pruebas de bachillerato y, finalmente, el tercer grupo está compuesto por personas que necesitan prepararse para presentar las pruebas de bachillerato y noveno año por suficiencia.

Estudiantes de diferentes centros educativos interactúan y aportan para lograr el mejor entendimiento de las materias con base en la metodología desarrollada por los tutores.

Innovar para responder a las necesidades emergentes

La innovación y exploración constantes a nivel didáctico es otro de los diferenciadores de este TCU al facilitar espacios personalizados a estudiantes que lo requieran, así como alternativas educativas para el aprendizaje significativo. Desde juegos, espacios personalizados, grupos pequeños, variedad de material de apoyo y diversas dinámicas, se busca siempre facilitar la comprensión y superar dificultades.

Tras la experiencia acumulada a lo largo de los años se ha detectado la necesidad de desarrollar espacios de educación integral, para reforzar componentes de los ejes transversales del sistema educativo. Desde esa visión se ofrecen diversos talleres enfocados en temáticas como baile, música, psicología y artes plásticas.

Otra innovación o alternativa ofrecida por el TCU se puso en práctica desde hace dos años, debido a la gran demanda presentada en el verano del 2018 (más de 900 personas) y consiste en realizar las acciones del proyecto en dos momentos del año: uno en verano (usual) y el otro en el segundo semestre en los meses de setiembre y octubre, este último exclusivamente para personas que harán bachillerato por primera vez. Esta medida ha mejorado el alcance e impacto porque ha centralizado los esfuerzos según necesidades de la población beneficiaria.

Más allá de la preparación y refuerzo en las materias académicas, este TCU abarca también otros aspectos individuales y colectivos que también pueden tener injerencia en el rendimiento del estudiante, por ello los tutores provienen también de áreas que no son de la Facultad de Educación.

Amplia cobertura regional

La población que se atiende proviene de diferentes zonas del país, principalmente del Gran Área Metropolitana, y según datos del propio TCU en el año 2019 recibieron clases 104 estudiantes, de ellos 86 para prepararse por pruebas de convocatoria de secundaria y 21 para bachillerato. En el caso de bachillerato se presentó una reducción significativa respecto a otros años ya que estas pruebas ha experimentado muchos cambios, por ejemplo los exámenes de idiomas fueron sustituidas por pruebas de certificación de idioma explicó el asistente del trabajo comunal. En total se ocuparon 167 cupos, cuya distribución se puede observar en el gráfico respectivo.

En el año 2019, por ejemplo, se atendió estudiantes de 4 provincias y 20 cantones, entre ellos: Cartago, Aserrí, Pavas, Orotina, San Pedro de Montes de Oca, Turrialba, La Unión, Heredia, Santo Domingo, Curridabat, Goicochea, Tibás, Moravia, San José, Escazú, Alajuelita y Desamparados. Para los encargados del trabajo comunal, este alcance es muy significativo porque equivale al 57% del territorio nacional al nivel provincial y alrededor del 25% al nivel cantonal.

Y los porcentajes se amplían si se toman en cuenta los años anteriores; porque se ha cubierto 5 de las 7 provincias y se ha alcanzado más de 33 cantones. En promedio anualmente participan 400 jóvenes, e incluso alcanzado un pico máximo de 900 hace 2 años.

Para hacer posible la atención de la población en la Sede Rodrigo Facio de la Universidad de Costa Rica, se cuenta con la colaboración de varias facultades, principalmente en el uso de espacios físicos y equipo de apoyo, se utilizan los espacios de la Facultad de Educación, más el apoyo administrativo de la Facultad de Ciencias Sociales, la Facultad de Ingeniería y la Escuela de Química, que han puesto a disposición espacio físico para llevar a cabo el proyecto.

 

María Encarnación Peña Bonilla

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Karol Ríos Cortés

Comunicadora Facultad de Educación UCR

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: ¿Conoce a alguien que no sabe leer y escribir?

Como parte del Trabajo Universitario de la UCR se estarán impartiendo clases gratuitas para aprender a leer y escribir a partir de este sábado 19 de octubre de 10 a.m. a 2 p.m. en Csa Rincón Maleza, San José Centro, cercanías del Parque de las Garantías Sociales.

Para más información con Eduardo Bolaños: 8616 3583.

Más detalles en el siguiente afiche.

 

Imagen de portada ilustrativa tomada de la UCR.

Compartido por Vania Solano.

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UCR: Estudiantes de la Sede de Occidente ofrecen apoyo a organizaciones comunales

El Sol Brilla para Todos, que atiende a adultos con discapacidad, es una de las organizaciones beneficiadas con este TCU. Foto Grettel Rojas Vásquez.

El TCU Apoyo a Entidades Comunales de la Sede de Occidente permite que los estudiantes pongan sus conocimientos al servicio de organizaciones no lucrativas y que trabajen de la mano con diferentes poblaciones.

Según la profesora Jeannette Morales, encargada del proyecto, actualmente se está colaborando con organizaciones sociales como “El sol brilla para todos” (para personas adultas con discapacidad) y “Hogar diurno coraje y esperanza” en San Ramón, con la “Asociación de cuidados paliativos de Palmares”, y con el hogar de ancianos y la biblioteca pública de Atenas.

Morales explicó que este proyecto ofrece en primera instancia apoyo administrativo “estas organizaciones en general carecen de recurso humano, muchas veces solo están las juntas directivas y no tienen el sustento administrativo para poder ordenarse”.

Señaló que los estudiantes inscritos colaboran con la definición de planes estratégicos, reglamentos, procedimientos, ofrecen asesoría legal y les ayudan a conseguir recursos. En el área de informática se colabora con sistemas de información y con sistemas para llevar el control de activos fijos, ya que estas organizaciones reciben donaciones y ayudas pero no cuentan con los sistemas adecuados para registrarlos.

El proyecto también ofrece capacitaciones a funcionarios y a la población atendida y sus familias. Por ejemplo, los estudiantes ofrecerán talleres sobre la ley 7600 a funcionarios de “El sol brilla para todos” y a los beneficiarios y sus familias.

Karen Rojas Rojas, Directora del El Sol Brilla para todos, calificó de “gigantesco” el aporte que ofrecen los estudiantes por medio del trabajo comunal.

Ahorita nos están ayudando con la promoción de la institución, con una página web y con talleres de psicología, son apoyos muy importantes porque son herramientas que nosotros no tenemos y es una forma de aprovechar el recurso”.

Los estudiantes inscritos también tienen la oportunidad de participar en actividades recreativas, lo que les permite interactuar con los beneficiarios.

Frida Xirinachs, estudiante de Informática Empresarial, está inscrita en este de TCU. Ella señala que su proyecto principal lo desarrolla con el “Hogar diurno coraje y esperanza”, organización con la que trabaja en la elaboración de una base de datos que permitirá registrar la cantidad de adultos mayores que tiene el distrito de San Juan de San Ramón, dicha base es un requisito solicitado por el IMAS a estas organizaciones para subir de categoría.

Además, Frida colabora con actividades recreativas que se realizan en diferentes organizaciones. “Me gusta mucho el TCU, me permite relacionarme con las personas beneficiadas y con los compañeros. Con el TCU he aprendido a mejorar la comunicación para trabajar con diferentes tipos de poblaciones”.

Frida considera que este tipo de proyectos le ayudan a tener un conocimiento integral de la sociedad, ya que muchas veces los estudiantes de Informática Empresarial trabajan en proyectos que requieren poca interacción social.

Grettel Rojas Vásquez

Periodista, Sede de Occidente

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: Feria de Empleo para personas privadas de libertad

El próximo 22 y 23 de noviembre se realizará una feria empleo en el Centro de Atención Institucional Ofelia Vincenzi del Complejo Penitenciario La Reforma, que contempla la realización de talleres para la búsqueda de empleo e intercambios entre personas privadas de libertad y empleadores.

Esta actividad estará organizada por el Trabajo Comunal Universitario 707 «Salir del Canazo» de la de Costa Rica.

En esta Feria de Empleo participarán personas privadas de libertad con edades entre los 18 y 25 años, con pronto egreso del sistema penitenciario.

También asistirán pequeñas, medianas y grandes empresas que están interesadas en la contratación de un perfil laboral como los que se encuentran en el CAI Ofelia Vincenzi.

El proyecto apunta a contribuir al diseño e implementación de un protocolo de acompañamiento de egreso de población penal juvenil, que permita detectar necesidades y aportar respuestas en torno a casos específicos, con el fin de fortalecer las condiciones personales y sociales de cara a la desinstitucionalización penitenciaria y a la incorporación a la vida familiar y comunitaria.

Para mayor información puede contactarse con Sergio Salazar, coordinador del proyecto, al correo sersalazar@gmail.com

 

Enviado por Sebastián Barquero-Zúñiga.

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Estudiantes de la UCR aportan más de un millón de horas anuales a comunidades de todo el país

UCR Presente

Trabajo comunal universitario en zonas indígenas del Alto de Comte, Progreso. Foto: Denis Castro.

Cada año, alrededor de 5 000 estudiantes de la Universidad de Costa Rica (UCR) aportan más de un millón de horas, en forma gratuita, a decenas de comunidades en todo el país, gracias al Trabajo Comunal Universitario (TCU), el cual deben realizar como parte de su plan de estudios.

Para la UCR, esta es una forma de retribuir a la sociedad la inversión que realiza en la educación superior pública y tiene el objetivo principal de generar las transformaciones sociales que nuestra sociedad necesita.

Estas actividades permiten una vinculación dinámica y crítica entre estudiantes y docentes universitarios con grupos sociales y comunidades vulnerables.

Al momento se encuentran inscritos 174 proyectos en diversas áreas como el fortalecimiento educativo, salud, desarrollo ambiental sostenible, socioproductividad, derechos humanos, desarrollo comunitario y arte.

El TCU deben realizarlo todos los estudiantes de la Institución como requisito para graduarse, e implica que deben cumplir con 300 horas de trabajo comunal para quienes estudien carreras de Bachillerato y Licenciatura. Mientras que aquellos que cursen diplomados o profesorados tendrán que cumplir con 150 horas.

Acción social

Los TCU tienen como objetivo desarrollar un proceso académico multidisciplinario e interdisciplinario que integre las actividades sustantivas de la Universidad. También, se busca promover una conciencia crítica con respecto a la realidad nacional, a partir de reflexiones éticas, sociales y políticas, según lo define el Programa de Trabajo Comunal Universitario.

Otro aspecto que se busca es contribuir con las transformaciones que la sociedad necesita para el buen vivir, al potenciar las capacidades de los grupos con los que se trabaja y al incidir en la solución de problemas.

Precisamente, Minor Cordero Jiménez, asesor general de trabajo en la comunidad, comentó que con los TCU realmente se da un aporte muy importante en términos académicos.

La labor que se desarrolla va más allá de llegar a las comunidades, pues se constituye en un aula abierta donde no solo se aporta conocimiento, sino que también se rescata.

Para los estudiantes tiene una gran importancia en términos de la sensibilización que obtienen de las diferentes comunidades ya que aprenden a trabajar para resolver situaciones.

Uno de los principales aspectos que destaca Cordero es el abordaje de las necesidades de distintas comunidades, con un enfoque interdisciplinario, pues algunos TCU incluyen la participación de hasta 10 o 11 disciplinas.

En todo el país

Los trabajos comunales universitarios se desarrollan en los 82 cantones del país y llega a las poblaciones con más necesidades.

La mayoría se han creado en la sede central, Rodrigo Facio, en San José, y de ahí se movilizan a cientos de comunidades donde atienden distintas situaciones que enfrentan para mejorar su calidad de vida. También, hay otros TCU que se desarrollan desde las sedes y recintos de la Institución.

En ese sentido, la Sede de Occidente tiene inscritos 16 proyectos; las del Pacífico, Guanacaste y el Caribe, seis cada una; el Recinto de Golfito, dos; la Sede del Atlántico, cinco, y los Recintos de Guápiles y Paraíso dos cada uno.

Como ejemplo del aporte de los trabajos comunales a la sociedad, están los que se realizan con poblaciones indígenas, hay uno que atiende necesidades de los malecus y de los bribris, así como los del Térraba, donde se está recuperando en enciclopedias y diccionarios todos los aspectos de la cultura de este pueblo.

Además, hay otro también sobre pueblos y territorios indígenas mediante el cual se le brinda tutorías y acompañamiento académico a los niños de comunidades como Alto Comte, Amubri, Telire, Ujarrás, Térraba y Rey Curré, entre otros pueblos. Igualmente, se brinda apoyo a los indígenas ngöbe y cabécar en Casona (Coto Brus) y Fila de Carbón (Talamanca). En algunos de estos lugares incluso hay que desplazarse varios días en vehículo y a pie por la dificultad de los caminos.

De esta manera, la Universidad de Costa Rica se proyecta a las comunidades con mayores necesidades en el país. El objetivo es brindarles conocimiento y acompañamiento en el desarrollo de proyectos que mejoren su calidad de vida, en una gran cantidad de áreas como salud, educación, psicología, legal, cultural y artística, entre muchas más.

 

Nidia Burgos Quirós

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: TCU en Paraíso busca mejorar la salud integral

  • El proyecto vincula a estudiantes universitarios y a personas adultas mayores

TCU en Paraiso busca mejorar la salud integral
Con juegos de competición se estimula la actividad física de los adultos mayores. Foto: Daniela Muñoz.

Una mañana de martes, en un salón, varias decenas de personas adultas mayores se ejercitan siguiendo las instrucciones de una joven universitaria. Unas en parejas, otras apoyadas en un bastón o en una andadera, todas siguen la clase adaptada de zumba. “Arriba la rodilla, usted puede”, “el brazo así, lo hala con el otro”, dice la estudiante. Uno de los adultos comenta al grupo: “yo cuando tenía 20 no salía de los salones, ahora tengo 80 y todavía bailo”. Las carcajadas suenan desde la entrada.

Al baile le sigue el refrigerio y luego el karaoke, las manualidades, las competencias de bolos y el futbolito. Así de movidas son las mañanas de martes para los adultos mayores que asisten al Centro Diurno de Paraíso, desde que reciben a los estudiantes universitarios del proyecto TC-577 “Promoción de la salud física, mental y bucodental, a través de los estilos de vida saludable” del Recinto de Paraíso de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Según Cynthia Rojas, odontóloga y docente a cargo del proyecto, este nació en la Sede del Atlántico como una iniciativa para ofrecer atención bucodental, pero con el tiempo se convirtió en un proyecto del recinto y se adaptó a las necesidades de las comunidades y a los recursos disponibles, por ello hoy es un proyecto de promoción de la salud integral.

“En los últimos años ha crecido mucho el trabajo con los centros diurnos, donde apoyamos con actividades para prevenir el deterioro físico y cognitivo. La idea es que los estudiantes vayan y se enamoren de lo que van a hacer, no solo que cumplan las horas de TCU, y les ha gustado mucho, pues son actividades sencillas que generan mucho impacto en las vidas de los adultos mayores”, cuenta.

Josseline Sánchez, la estudiante de Informática Empresarial que dirige la clase de zumba y anima las sesiones de karaoke, confirma que ya hace semanas completó las 300 horas de trabajo comunal universitario (TCU), que la Universidad le exige como requisito de graduación, pero no quiere despedirse. “Ya yo vengo por amor, he aprendido mucho de ellos y la paso muy bien, es como estar en una familia grande”.

Su compañera, Cynthia Quesada, viaja desde la zona de Los Santos hasta Paraíso para cumplir no solamente su responsabilidad con el TCU, sino con las personas con las que se ha vinculado en el Centro. “A veces tenemos semanas súper cansadas en la U, y llegamos acá y ellos nos renuevan, al sentir ese cariño. Además, ahora si no venimos nos reclaman y se preocupan, siempre están pendientes”.

Héctor Bonilla Solano, vecino de Palomo de Orosi, comenta que su vida cambió cuando empezó a asistir al Centro, pues antes estaba solo en casa. Por eso, viaja a diario los 7 km que separan su vivienda del centro de Paraíso. “El tiempo que han venido los estudiantes ha sido muy lindo y muy importante. Nos han dado de todo, atención psicológica, actividades, nos ponen a hacer ejercicios. Se preocupan por nosotros, nos cambian el humor, a mí me llena mucho”, dice.

Alicia Sánchez Mata se emociona cuando piensa en el día que tenga que despedirse de las jóvenes universitarias. “Yo en mi casa estaba sola y pasaba acostada, mi hijo me trajo un día y me gustó. Ahora comparto con otros adultos mayores y también con esta gente joven tan linda. Son muy buenos y hemos aprendido mucho, hacemos manualidades, tarjetas, ejercicios, cosas de salud, actividades de arte. Lo malo va a ser cuando se vayan”.

“Pero es que aun cuando terminamos las horas seguimos viniendo”, asegura Josseline, pues el proyecto no solamente les ha permitido aportar al mejoramiento de las vidas de estos adultos, sino que ha resultado en un vínculo emocional y aprendizaje para la vida.

“Yo he aprendido mucho, es como la otra cara de la moneda de la carrera, porque en Informática aprendemos a trabajar con computadoras y con empresas, pero el TCU nos enseñó a trabajar con gente y eso se lo lleva una para la vida”, concluye Cynthia Obando.

 

Daniela Muñoz Solano

Periodista, Vicerrectoría de Acción Social

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: La agricultura orgánica fomenta la seguridad alimentaria

  • En el 2050 será necesario producir un 60 % más de alimentos

UCR La agricultura organica fomenta la seguridad alimentaria
En algunos centros educativos se han incorporado actividades lúdicas que contribuyen al proceso de aprendizaje sobre la agricultura orgánica. Foto cortesía del Trabajo Comunal Universitario “Agricultura Orgánica Urbana”.

La agricultura orgánica no solo nos ofrece alimentos sanos y seguridad alimentaria, sino que, además, representa un medio sostenible económica y socialmente, que no perjudica al medio ambiente. Estas fueron las razones que la ingeniera Pamela Portuguez García, investigadora del Centro de Investigaciones Agronómicas (CIA-UCR), destacó sobre la importancia de establecer una cultura de siembra en la población.

El Trabajo Comunal Universitario (TCU) “Agricultura Orgánica Urbana” (TC-468) de la Universidad de Costa Rica trabaja desde hace más de 15 años en contribuir a la promoción del desarrollo de esta práctica y ha buscado transmitir a las comunidades las acciones que se generan desde el Programa de Agricultura Orgánica de la UCR.

El M. Sc. Oscar Acuña Navarro, coordinador del proyecto, afirma que la agricultura orgánica consiste en “la producción en espacios familiares o comunales de hortalizas de una forma orgánica, que garantice, por un lado, la seguridad alimentaria y, por otro, una alimentación sana”. Se estima que en el año 2050 habrá más de 9 000 millones de seres humanos en el planeta y será necesario producir un 60 % más de alimentos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Esta entidad establece que el fortalecimiento de las actividades agrícolas sostenibles y el uso responsable de los recursos naturales es fundamental para la seguridad alimentaria y nutricional.

Por ello, Acuña afirma que es imprescindible dirigir la alimentación propia a espacios urbanos, en los cuales no necesariamente se tiene una gran cantidad de tierra para cultivar, y que esto esté orientado a una seguridad alimentaria, sin perjuicio del medio ambiente por la contaminación de agroquímicos. “Nosotros debemos producir nuestros propios alimentos a futuro, porque no vamos a tener garantía de obtenerlos por otros medios”, afirmó.

Es por esta razón que desde el TCU se ha buscado impulsar el aspecto urbano de la agricultura orgánica, en donde los espacios son reducidos. En este proceso se utilizan técnicas que permiten construir unidades de producción orgánica en cajones o botellas, se construyen huertas aéreas y se adaptan las condiciones.

Vínculos con centros educativos y para personas adultas mayores

La población con la que se ha involucrado el proyecto es principalmente centros educativos públicos, centros para personas adultas mayores y comunidades locales pequeñas. El TCU opera a partir de las solicitudes que estos sectores realizan y trabaja una estrategia y cronograma diferente en función de las necesidades de cada grupo. Además se ha desarrollado una metodología constructiva, en donde los estudiantes del TCU aportan el conocimiento sobre las técnicas y herramientas. Por su parte, el desarrollo de las huertas se realiza de manera colectiva entre las personas de los centros o comunidades.

En las actividades del proyecto se ha tratado de impulsar no solo la producción, sino también el uso de los productos cultivados, por ejemplo, en los comedores estudiantiles o en las cocinas de los centros de cuido. “Lo importante es recuperar las raíces que tenemos y brindar estos espacios que son una forma de aprendizaje distinta, donde la transformación más importante es establecer una cultura de siembra”, afirmó Pamela Portuguez.

De forma paralela al trabajo sobre la agricultura, se ha buscado impulsar talleres, charlas y producción de materiales visuales que aborden las temáticas de alimentación saludable y seguridad alimentaria.

Luis Navarro Zamora, estudiante de Zootecnia, desarrolló su trabajo comunal en el Centro de Adultos Mayores de Santa Ana. Para él, “la ventaja que tiene este TCU es que también el momento de sembrar y cosechar es muy relajante, trae mucha paz, entonces sirve como una terapia para los adultos mayores. Hay una interacción muy bonita y un intercambio del conocimiento.”

Por año, el TCU incorpora aproximadamente a 45 estudiantes. Actualmente se encuentra trabajando en el Gran Área Metropolitana, en tres escuelas públicas, dos centros para adultos mayores y un centro de educación especial.

 

Los 5 principios de la agricultura sostenible según la FAO
  1. Mejorar la eficacia en el uso de los recursos es crucial para la sostenibilidad de la agricultura.
  2. La sostenibilidad requiere actividades directas para conservar, proteger y mejorar los recursos naturales.
  3. La agricultura que no proteja los medios de subsistencia rurales y mejora la equidad y el bienestar rural es insostenible.
  4. La agricultura sostenible debe aumentar la resiliencia de las personas, las comunidades y los sistemas.
  5. Una alimentación y una agricultura sostenibles necesitan mecanismos de gobernanza responsables y eficaces.

Laura Camila Suárez Rodríguez

Unidad de Comunicación, Vicerrectoría de Acción Social

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: Comunidades de Osa se aferran al Humedal Térraba – Sierpe

  • Trabajo comunal apoya en capacitación y promueve una cultura de sostenibilidad

UCR Comunidades de Osa se aferran al Humedal Terraba Sierpe
Grupo de mujeres piangüeras en el Humedal Térraba – Sierpe. Foto: archivo ODI.

En el Humedal Térraba-Sierpe se desarrolla la mayor actividad de extracción de piangua del país, estos moluscos usualmente se encuentran adheridos a las partes más bajas de las raíces de árboles de mangle y para alcanzarlos hay que hurgar de manera profunda entre lodo y ramas hasta dar con ellos.

Este es el trabajo de Rufina Gómez Zapata, piangüera y presidenta de la Asociación de Pescadores Artesanales de Ciudad Cortés (Asopescar). Como ella, muchos piangüeros y pescadores del cantón de Osa dependen del humedal para llevar sustento a sus familias. No obstante, la falta de planes de manejo y adversas condiciones climáticas amenaza con cambiar este oficio tal y como lo conoce la población.

“La mayoría de gente que trabaja son piangüeros y pescadores, […] hay días que las mareas son muy grandes entonces la gente esos días paran de pescar, o sea se dedican a las dos cosas”, explica Gómez.

El estado permanente informal de estos grupos afecta diversos procesos administrativos con instituciones estatales, desde la pesca hasta la certificación de guías turísticos y la organización de asociaciones comunales; todas estas iniciativas se vienen abajo por la falta de requerimientos y permisos necesarios.

Este es el escenario que describe Daisy Arroyo Mora, docente e investigadora de la Universidad de Costa Rica (UCR) que ha dedicado más de 10 años a la capacitación de estas comunidades costeras y al fomento de la coordinación interinstitucional con las mismas.

La mayoría de estas capacitaciones se han gestionado por medio del proyecto de Trabajo Comunal Universitario (TCU) Capacitación a pobladores de las zonas costeras en manejo y protección de los recursos marinos y costeros (TC-581), iniciativa que se vincula con líderes comunales como Rufina en materia de gestión de riesgo, sostenibilidad ambiental, tramitología, computación y aprendizaje del inglés.

TCU capacita y acompaña

El proyecto de TCU pretende promover una cultura de sostenibilidad entre los pescadores y la comunidad, así como el buen funcionamiento de las asociaciones de la región. A la fecha, el proyecto ha colaborado con las ASADAS de Sierpe, Caña Blancal y Olla Cero, la Escuela I.D.A. Caña Blancal, Asopescar, la Asociación de pescadores de Coronado, el Centro de Adultos Mayores de Ojo de Agua y la Asociación de Desarrollo Integral de Cortés.

UCR Comunidades de Osa se aferran al Humedal Terraba Sierpe2
Integrantes del TCU reunidos con representantes de la asociación de ASADAS. Foto: Facebook TCU Humedal Térraba Sierpe-581.

La investigadora y actual coordinadora del TCU, Margarita Silva Benavides, afirma que el trabajo con las comunidades nunca concluye, pues la formación de nuevas generaciones y el acompañamiento frente a dinámicas laborales cambiantes mantienen al TCU relevante en la zona.

De acuerdo con Silva, especialista en ecología en manglares y microalgas, la protección del humedal y la estabilidad laboral de los pescadores van de la mano. “Ellos protegen el manglar porque saben que si el manglar se muere, se muere la piangua, los peces, los camarones, entonces ellos más bien lo cuidan”, afirma la investigadora.

El estudiante de Antropología, Tony Urbina Vallejos, uno de los ocho estudiantes matriculados en el proyecto, ha trabajado junto con las escuelas de la zona en talleres ambientales, planes de gestión de residuos, de salud ocupacional y de gestión de riesgo. Además, ha colaborado junto con las ASADAS de la región en la elaboración de mapas de referencia y en la capacitación de personal.

Entre las prácticas positivas que se fomentan en los talleres ambientales se encuentran: el respetar las vedas de pesca, no extraer moluscos que se pasen del tamaño estipulado por ley, no verter el combustible de los botes cerca del humedal y no pescar en zonas de poca afluencia de piangua.

Aunque la preservación y fomento de una pesca sostenible siguen siendo puntos importantes para el TCU, la profesora Arroyo, comenta que el proyecto se tuvo que acoplar a las necesidades de los pobladores, incluyendo temas como la enseñanza del inglés, recursos humanos, computación y el ecoturismo.

Yen Picado Mora, presidente de la Asociación de Pescadores de Coronado de Osa, ha sido uno de los interesados en recibir capacitaciones sobre turismo rural y ecológico por parte del TCU. De acuerdo con el pescador, estas nuevas prácticas se están volviendo cada vez más necesarias puesto que muchos de sus colegas no pueden practicar la pesca de manera legítima y se arriesgan a diferentes tipos de agresiones.

Desde el TCU, docentes y estudiantes han abogado por el óptimo desarrollo de estas organizaciones y su relación el estado. Gracias a este trabajo se ha logrado concretar eventos como el Festival de los Manglares, la aprobación de planes de manejo de pesca y la creación de nuevas asociaciones piangüeras como la de Ajuntaderas de Sierpe.

 

Esteban Hidalgo Pena

Unidad de Comunicación Vicerrectoría de Acción Social

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: Proyecto universitario promueve el aprendizaje a través de música en acción

Esteban Hidalgo Pena

Unidad de Comunicación Vicerrectoría de Acción Social

UCR Proyecto universitario promueve el aprendizaje a traves de musica en accion
El trabajo comunal de Artes Musicales ha visto el paso de más de 450 estudiantes. Entre estos, Paula Segura, estudiante y pianista, ensayando con su compañero de ensamble, Douglas Castillo. Foto: Margoth Montero.

Música en Acción (TC-685), es un proyecto de Trabajo Comunal Universitario (TCU) de la Universidad de Costa Rica (UCR), una propuesta músico-educativa a través de la cual se desarrollan conciertos didácticos, para una diversidad de audiencias y contextos.

Gracias a un esfuerzo integral y colaborativo, este año el proyecto celebra una década de labor continua. Durante ese recorrido, más de 450 estudiantes han formado parte de la iniciativa, a la cual se le han ido haciendo ajustes para extender su alcance.

En sus inicios, el proyecto se planteó de la mano de la entonces directora de Artes Musicales, María Clara Vargas Cullell, como una forma de brindar terapia artística a pacientes en cuidado paliativo; sin embargo, al paso de los años, logró ampliar su audiencia y establecerse como una plataforma para el desarrollo de habilidades en niños, niñas y adolescentes con discapacidad.

Miembros de Música en Acción siendo dirigidos por la profesora Karla Abarca en la comunidad de Oreamuno de Cartago. Foto: Margoth Montero.
Miembros de Música en Acción siendo dirigidos por la profesora Karla Abarca en la comunidad de Oreamuno de Cartago. Foto: Margoth Montero.

Actualmente, las y los estudiantes matriculados en el TCU deben crear ensambles de música de cámara; pequeñas producciones de no más de 6 miembros, pensadas con un enfoque didáctico y atractivo.

Los integrantes también son responsables de la escenografía, selección, musical y vestuario; más que una forma de completar horas, la docente y coordinadora del proyecto, Karla Abarca, ve la iniciativa como una oportunidad de formación, dónde se mezclan experiencias de campo y trabajo en equipo para desarrollar un verdadero compromiso social.

“He tenido estudiantes que terminan y se quedan un año más, me dicen ‘profesora sígame contando las horas’ y tal vez llegan a 400 horas o más y ellos quieren quedarse ahí porque les gusta, les parece interesante”, comenta la profesora y clarinetista.

Presentación de la puesta en escena De la magia de este mundo, a las estrellas con Star Wars en la comunidad de Oreamuno de Cartago. Foto: Margoth Montero.
Presentación de la puesta en escena De la magia de este mundo, a las estrellas con Star Wars en la comunidad de Oreamuno de Cartago. Foto: Margoth Montero.

En las clases de Abarca, todo sirve y nada se desecha; la participación de estudiantes de diferentes áreas genera un espacio inter y transdisciplinario, donde el principal objetivo es hallar el aporte y relación de cada una de las carreras involucradas con los montajes musicales.

Su última puesta en escena, De la magia de este mundo, a las estrellas con Star Wars, se llevó a cabo en el auditorio de Artes Musicales e involucró, además del ensamble musical basado en la banda sonora, una presentación de baile.

Tanto para Abarca como para Vargas, el contacto con diferentes comunidades es una parte fundamental del proyecto. Para las educadoras, sacar las presentaciones del ámbito universitario puede incentivar proyectos artísticos propios de las regiones, así como formar un proceso de retroalimentación entre los grupos.

Los integrantes del TCU Música en Acción junto con su profesora Karla Abarca. Foto: Esteban Hidalgo Pena.
Los integrantes del TCU Música en Acción junto con su profesora Karla Abarca. Foto: Esteban Hidalgo Pena.

“De nada nos sirve ser muy académicos si no llegamos a las comunidades, de nada nos sirve adquirir mucho conocimiento y producir mucho conocimiento aquí, si no podemos llegar a las comunidades”, agrega Abarca.

Música en Acción siempre ha realizado giras con la mayoría de sus producciones. Entre febrero y marzo de este año, el grupo visitó Orotina, San Ramón de Alajuela, Oreamuno de Cartago y la Unión de Tres Ríos.

En San Ramón, Abarca y sus estudiantes cuentan con el apoyo de Leda Chavarría, coordinadora de gestión cultural del Centro José Figuerres Ferrer. La funcionaria señala la labor del TCU como innovadora y necesaria. De la misma manera, destaca la importancia de mantener relaciones con propuestas como éstas para el bien de la comunidad.

También retoma la conexión que tuvieron adultos y niños con presentaciones como Mundo de la Boca, en donde se les enseñó a estudiantes de la comunidad sobre higiene bucal por medio de canciones, las cuales, siguieron repitiendo por meses. “Hay mucha agrupación artística, pero no todas tienen ese enfoque educativo, no todos los músicos están dispuestos a explicar, no es un recurso tan abundante”, concluye Chavarría.

Para Karla Abarca, quien ha llevado el mando del TCU por los últimos 10 años, el proyecto no solo desarrolla competencias para la vida, sino que también posiciona a los estudiantes frente a realidades distintas y retos nuevos. La docente ve la experiencia como algo que trasciende lo pedagógico y se relaciona directamente con el bienestar humano y comunitario.

Para la ex directora de la escuela y actual decana de la Facultad de Bellas Artes, María Clara Vargas Cullell, al incorporar las artes con la Acción Social se logra imprimir características únicas de la disciplina.

“Los TCU son fundamentales porque permiten cumplir con facetas que normalmente a las artes a veces se nos olvida, muchas veces dejamos a las artes como un espacio de entretenimiento, pero las artes también permiten la reflexión e inciden en la crítica de la sociedad”, destacó.

Miembros de Música en Acción siendo dirigidos por la profesora Karla Abarca en la comunidad de San Ramón de Alajuela. Foto: Margoth Montero.
Miembros de Música en Acción siendo dirigidos por la profesora Karla Abarca en la comunidad de San Ramón de Alajuela. Foto: Margoth Montero.

 

Información generada desde la Vicerrectoría de Acción Social de la UCR.

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UCR: Ocho saxofones tocan en Drake, una comunidad acostumbrada a tomar agua sucia

  • El Trabajo Comunal Universitario sobre Salud Comunitaria para la Península de Osa zambulle a 60 estudiantes en las problemáticas de la región

UCR Ocho saxofones tocan en Drake una comunidad acostumbrada a tomar agua sucia
Concierto del Ensamble de Saxonones A de Música Abierta de la Universidad de Costa Rica en playa Las Caletas, Drake. – foto Anel Kenjekeeva, UCR.

El pasado 18 de febrero a las 7:00 p. m., a más de 380 kilómetros de San José, sonó en vivo el pasodoble “El Gato Montés”, una adaptación para el Ensamble de Saxofones A de la Universidad de Costa Rica elaborado por su directora Sandra Herrera Bermúdez.

El concierto apenas iluminado por un único bombillo, tenía de fondo el sonido muy cercano de las olas que caen sobre la playa Las Caletas, en Drake. Los ocho músicos que ad honorem tocan en la agrupación, esta vez enmarcados por un escenario natural y a cielo abierto, ofrecieron un repertorio de 14 piezas a la orillita del mar, el primer concierto de música en vivo para la comunidad. El hecho quedará en la historia del pueblo y en la memoria del público de esa noche.

Las Caletas, Rincón, Progreso, Agujitas y Los Planes, han sido las comunidades en las que el Trabajo Comunal Universitario: Taller de Investigación en Salud Comunitaria para la Península de Osa, inscrito por la Escuela de Estadística, ha sembrado el trabajo de un grupo de más de 60 estudiantes de varias carreras.

El trabajo, que es liderado por la profesora de la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica, Milena Castro Mora, inició su planificación en el 2015 y de momento tiene una conclusión clara: loshabitantes de la zona toman agua sucia.

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En la Municipalidad de Osa señalaron que no se tienen datos del número de personas que viven en los cinco poblados atendidos por el Trabajo Comunal Universitario (TCU), además indicaron que los datos del censo no están desagregados para Drake, dando muestra de lo muy lejos que están.

El trabajo elaborado, entre otros, por estudiantes de microbiología, ingeniería química y eléctrica demuestra que, en varias zonas la acidez del agua baja a 5, un dato fuera del rango normal (que debe ser entre 6 y 8), solo ese hecho indica que el agua no es apta para el consumo humano, y sin embargo lo es.

José Alfredo Jiménez Carrillo es un vecino de Agujitas y comentó que no fue hasta que los chicos de TCU llegaron, que él, su familia y la comunidad, se enteraron de que estaban tomando agua sucia.

“Ahora, nos están dando consejos, conocemos de los filtros, verificamos la naciente y lo de la desinfección, los muchachos hacen un trabajo muy bueno aquí, antes nadie hacía estas cosas, hace unos meses atrás nadie sabía”.

Libro resumen de calidad del agua por cada comunidad (PH y turbidez)

Una vez se encontró un mono muerto en el tanque de recaudación de agua que alimenta a estas poblaciones, en otra ocasión los parásitos enfermaron a algunos ciudadanos y continuamente hay riesgo de que la problemática afecte al turismo, la principal actividad económica de la zona.

El problema se agrava porque salir de estos poblados hasta Sierpe, para poder recibir atención médica especializada, es una apuesta que supera el bolsillo de la mayoría. El viaje, de más de una hora, tiene un costo cercano a los ¢140.000 y los botes tienen una capacidad máxima de 25 personas.

“Por eso es que la gente nos agradece mucho que hagamos actividades en sus zonas, porque salir cuesta mucho y ahora llevar música en vivo es toda una hazaña, hay que ir por mar, también estamos organizados por tierra pero la música sonará en la playa”, dice orgullosa la coordinadora del TCU, Milena Castro.

Un horno de barro para hacer pan y comercializarlo, huertas de hidroponía en las cercas de varias casas, talleres exploratorios y de formación para niños y adultos, – un detalle al tono de los tiempos es que piden que se aborden temas de sexualidad–, y datos específicos sobre la calidad del agua y la cantidad de pobladores son aportes del TCU. Además, 60 pares de oídos atentos y manos serviciales se suman a la lista de los tributos del TCU a esta población, que ahora sí se sabe que es de 1100 vecinos.

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Los estudiantes Luis César Rivera Montero, a la izquiera; Marcel Jiménez Fallas, al centro y Moisés Rodríguez Fallas son parte del proyecto del TCU que busca generar un prototipo eficiente de filtro que le sirva a la comunidad para mejorar la calidad del líquido destinado al consumo humano. Un filtro de prueba se instaló en una residencia en Caletas, Drake. – foto Anel Kenjekeeva, UCR.

El trabajo de contar a las personas que serían impactadas por la acción social de la UCR fue uno de los primeros proyectos, el dato resultó acorde con las proyecciones distritales que hace el Centro Centroamericano de Población (CCP-UCR).

El día anterior en Agujitas

El 16 de febrero hubo dos conciertos en Agujitas, los ocho saxofones convocaron a la comunidad en el Centro Comunal que a la vez funciona de colegio, las sillas se coparon de niños bien arreglados y dispuestos a escuchar por primera un ensamble de saxofones.

Sandra dirigió a sus músicos y entre pieza y pieza, les explicó a las distintas voces de los instrumentos, el Saxo Soprano, el Saxo Alto, el Saxo Tenor, y el Saxo Barítono, aplausos para cada uno de los dorados metales y sus peculiares sonidos. Ante las miradas curiosas, también explicó por qué movía sus manos al dirigir.

El concierto continúa, mientras afuera del salón, algunos de los estudiantes universitarios recogen los materiales del taller de robótica que acaban de impartir. Escucho comentar “una niña me dijo que qué lindo lo que hacíamos, que quiere llegar a la Universidad para hacer lo mismo (…) me quedo con eso, todo valió la pena”.

En esta gira, la primera del 2018, acompañan a la coordinadora Milena Castro un grupo de 40 estudiantes y 10 músicos, el grupo multidisciplinario incluye a estudiantes de arquitectura, educación, varias ingenierías, microbiología y medicina. Todos con el objetivo de investigar y aportar desde sus áreas de conocimiento a la salud pública de Drake.

Los grupos van cumpliendo 300 horas de trabajo, pero ya son insuficientes, pese a la voluntad de algunos de extenderlo a 600. El interés es inscribir un proyecto de investigación que les permita continuar formalmente con la elaboración de soluciones viables para potabilizar el agua.

De momento, se ha construido un filtro de prueba, el mismo se ubica en la casa del biólogo Pablo xxx y lleva allí unos meses, el mismo pretende ser una opción de ayuda, que tal vez un día se pueda reproducir para toda la comunidad. Aunque apenas se trata de un prototipo inicial, el filtro es símbolo de un compromiso real de los estudiantes con Drake.

LEA TAMBIÉN: Proyecto de Acción Social de la UCR ofrecerá una nueva forma de ver el agua

El día de la coronación

“¡Somos de los mismos!” me dice Van Van (cuyo nombre completo es Enrique Vangeninden Vanden Bleeke), que pese a tener dos apellidos extranjeros, es el único dueño costarricense de las tierras costeras cercanas al Parque Nacional Corcovado, él nació allí.

Tres enormes árboles de mango de su terreno protegen de la selva al campamento con las 10 tiendas de campaña que han albergado a los estudiantes por cuatro noches.Van Van goza de los chicos del TCU afirmando que todo se vuelve feliz cuando ellos están allí. La noche del concierto en Las Caletas fue un regalo para él, conmovido solo dijo “¡Me encantó!”.

El 18 de febrero, al filo del medio día, el campamento que albergó a los 40 estudiantes estaba recogido, decenas de bultos y silenciosos muchachos arrecostados en lo largo de la playa esperan a las embarcaciones que los llevarían a Sierpe. Todos menos tres estudiantes que con equipos, hilera y hielo corrían a la casa del biólogo Pablo Riva Hernández a sacar la muestra de agua de su filtro, la muestra no puede sumar más de 24 horas, antes de ser analizada y para que llegue al laboratorio aun quedan siete horas de viaje y la noche entera del domingo.

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Ensamble A de Saxos de Música Abierta UCR

Cubiertos de plástico, una batería completa y ocho saxofones embarcaron y desembarcaron en las distintas playas de Drake, donde no hay muelles. En dos días ofrecieron cuatro conciertos.

Este grupo de músicos tiene la particularidad de estar compuesto por profesionales de muy distintas áreas, quienes además son egresados del programa de Música Abierta de la Escuela de Música de la UCR.

Tras completar las 10 etapas de formación, querían seguir tocando, por lo que la voluntad de su maestra y directora, Sandra Herrera, logró crear en el 2002 el «Ensamble de Saxo A» un grupo de apasionados que cada semana montan un repertorio para ir a repartirlo a donde se les necesite.

Directora: Sandra Herrera.

Sax soprano: Adrián Elizondo, Juan Diego Araya.

Sax Alto 2: Schneider Solano y Kimberly Hernández.

Sax Alto 3: María Fernanda Arias.

Sax Tenor: Sofía Rodriguez, Francisco Castillo y Jose Manuel Alvarado.

Sax Barítono: Federico Castro y Eduardo León.

Percusión: Roberto Solís y Manfred Soto.

Para contactar con el Ensamble A de Saxofones de la UCR puede llamar al teléfono de Música Abierta 2511-8549.

El lunes a primera hora, Luis César Rivera Montero, estudiante avanzado de Microbiología, llevará las muestras al Laboratorio de Aguas y Alimentos de su en la UCR, luego de haber logrado que durante todo el trayecto la misma se mantuviera a temperatura de hielo, –un objetivo complejo cuando se está a más de 30 grados Celsius–, por eso entre el taxi lancha, la carga y descarga y las corridas para conseguir hielo, en los buses y a lo largo del camino hasta San José, brillaba como oro, sobre todo el escenario y la enorme logística, la hielera con la muestra.

Antes de la partida, en agradecimiento Van Van elabora una corona de hojas frescas, la misma se coloca en la poza que hace el río antes de llegar a su desembocadura, y bajo el murmullo calmo de una catarata en verano. Suelta varias frases cargadas de muchas horas de reflexión en el paraíso y concluye “El peor pecado es querer aparentar lo que no se es”.

Como parte de las actividades de Acción Social de la UCR, el Trabajo Comunal Universitario: Taller de Investigación para la Salud Comunitaria de la Península de Osa, se ofrecieron cuatro conciertos en la zona en febrero del 2018.

GALERIA: Pulse en la imagen para agrandarla.

 

Los instrumentos se desembarcan en playas sin muelle, en Drake.
Los Manglares de Sierpe son parte de una zona catalogada como de alta biodiversidad, similar a la que se puede encontrar en Ecuador.
La directora del Ensamble de Saxofones A de la UCR y parte de su agrupación durante el viaje de siete horas hacia Drake.
Una casa de habitación en Las Caletas, Drake, usa desde hace unos meses un filtro de agua de prueba, que tiene el objetivo de mejorar la calidad del agua de consumo humano en la bahía. En la fotografía, los estudiantes de TCU sacan una muestra de agua para realizar el análisis microbiano.
El grupo de 50 personas vinculadas al TCU, en foto grupal en playa Las Caletas, Drake, el 18 de febrero de 2018.
Concierto del Ensamble de Saxofones A de la UCR en playa Las Caletas en la Península de Osa, el 17 de febrero de 2018.
Estudiantes de ingeniería de la UCR ofrecen talleres a estudiantes de Drake. Los chicos exploran mientras sus padres participan de actividades con las que el Trabajo Comunal Universitario busca lograr un mayor impacto en la salud integral de los poblados.
Durante el fin de semana del 16 y 17 de febrero, la comunidad aprovechó la visita del Ensamble de Saxofones A de la UCR para realizar una feria que titularon Feria del Buen Vivir, en la que ofrecieron sus productos a la venta. Agujitas, Drake, Península de Osa.
Durante el fin de semana del 16 y 17 de febrero, la comunidad aprovechó la visita del Ensamble de Saxofones A de la UCR para realizar una feria que titularon Feria del Buen Vivir, en la que ofrecieron sus productos a la venta. Salon Comunal y Colegio de Agujitas, Drake, Península de Osa.
Durante el fin de semana del 16 y 17 de febrero, la comunidad aprovechó la visita del Ensamble de Saxofones A de la UCR para realizar una feria que titularon Feria del Buen Vivir, en la que ofrecieron sus productos a la venta. Agujitas, Drake, Península de Osa.
Primer concierto del Ensamble de Saxofones A de la UCR en Agujitas, Drake.
Parte de la audiencia durante el primer concierto de música en vivo en Drake, ofrecido por el Ensamble de Saxofones A de la UCR, el 17 de febrero de 2018.
Parte del grupo de 40 estudiantes matriculados en el Trabajo Comunal Universitario: Taller de Investigación para la Salud Comunitaria de la Península de Osa, durante la gira a la zona del 13 al 18 de febrero de 2018.
Se levanta el campamento. Domingo 18 de febrero, 2018.
La coordinadora del TCU: Taller de Investigación sobre Salud Comunitaria de la Península de Osa, Milena Castro Mora.

Gabriela Mayorga López

Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR.

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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