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Etiqueta: tolerancia

Caída y ascenso del movimiento fundamentalista cristiano

Marcos Chinchilla Montes

 

Me conmovió de sobremanera leer sobre todas aquellas personas que hicieron el esfuerzo por regresar a Costa Rica, casi que con el fin exclusivo de votar y alzar su derecho a favor de una sociedad que continúe acogiendo un orden democrático que aunque imperfecto, brinda garantías de una institucionalidad y convivencia social orientada a la tolerancia, la justicia social, la integración y el respeto del derecho.

Si bien desde el gobierno de Monge (1982-1986) esas condiciones se han venido deteriorando con la intromisión del neoliberalismo, lo cierto es que la sociedad costarricense no ha claudicado en su anhelo y esfuerzo por alcanzar una sociedad donde todas las personas quepamos en condiciones de justicia, igualdad y equidad en la distribución de riqueza, y en los años recientes, con mayor nivel de armonía con la naturaleza.

Las últimas semanas, y particularmente con la presentación del Plan de Gobierno 2.0 del Partido Restauración Nacional, dejó en evidencia la odiosa confluencia de los intereses económicos de la burguesía nacional que parecieron tener muy buena sintonía con un discurso moralizante, evangelizador y discriminatorio de todo aquello que se aparta de la moral fundamentalista cristiana. Doloroso tener que reconocer como el odio, la intolerancia, la persecución, el fundamentalismo religioso y la violencia se visibilizaron y posicionaron con simpleza en nuestra sociedad; estábamos o estamos a un paso de que se instalara el pensamiento nazista que otrora acabó con la vida de millones de negros, judíos, gays y gitanos

Dichosamente, hoy le asistimos un duro golpe a esa visión de mundo que pensaba retrotraernos 2000 o 2500 años hacia atrás, heredándonos incluso tradiciones e instituciones del oscurantismo medieval y de la inquisición católica.

Muchas pueden ser las razones por las cuales la sociedad costarricense se volcó contra la propuesta del sequito de Fabricio y los neoliberales que posteriormente se le adhirieron; sin embargo, me voy a concentrar brevemente en las siguientes:

La ampliada indignación nacional que borró las fronteras de la pertenencia partidaria y que reconoció el riesgo de violentar un orden societal basado en la defensa, promoción, respeto, exigibilidad y disfrute de los derechos humanos.

Indiscutibles falencias intelectuales, profesionales y personales de Fabricio Alvarado que quedaron ampliamente demostradas en los pocos debates en que participó. Participar en política no es lo mismo que hablar en lenguas en un culto.

Incomprensión e irrespeto aberrante hacia la normativa internacional con la que el país se ha comprometido durante varias décadas, y que a su vez son garante de la promoción de los derechos humanos y las normas de convivencia internacional.

La relación personal y espiritual entre Fabricio y Rony Chávez (este último su padre espiritual) se tornó en un elemento de conflicto en la campaña en la medida que Chávez argumenta que la Virgen de los Ángeles es un espíritu demoniaco que debe ser combatido y desterrado. Este es un tema muy sensible para millones de católicos en el país y Fabricio nunca fue capaz de aclararlo o procuro desviar la discusión.

Un plan de gobierno que en sus diferentes versiones no demostró ni coherencia, ni una direccionalidad política nacional, y que más bien dejó la sensación de ser el plan de una iglesia que quería expandirse a nivel nacional e imponerse como orden moralizante.

Choque frontal y un cuestionamiento continuo hacia la institucionalidad electoral costarricense.

Adhesión oportunista de una serie de figuras ampliamente cuestionadas y mohosas del Partido Liberación Nacional, entre ellas Antonio Álvarez Desanti -candidato perdedor; lo que permitió dejar en claro que el Partido Renovación Nacional es sumamente poroso, que eso de las manos limpias es solo un eslogan de campaña, y que para hacer negocios, se lo hace desde cualquier partido político. A esto hay que sumarle la adhesión de Otto Guevara y otros candidatos presidenciales perdedores que más bien resultaron inconvenientes.

La sospechosa relación entre la campaña de Fabricio Alvarado, el diario digital el Mundo y OPol Consultores que generalmente le favorecía en las encuestas y que solía distanciarse con creces a las encuestas del CIEP de la Universidad de Costa Rica. Los resultados electorales dejan en amplio descredito a OPol y las personas que estaban detrás de esa empresa.

La indignación nacional se expresó no solo en el voto, sino en una sostenida campaña de memes, videos, comentarios, noticias y reflexiones en las redes sociales y en Whatsapp, las mismas debe asumirse como formas de participación social y de educación que permitieron conocer los riesgos que implicaba un posible ascenso de Fabricio Alvarado a la presidencia del país.

La derrota de Fabricio es a su vez una derrota para los hermanos Arias pues sus intereses económicos y políticos se posicionaron rápidamente detrás de éste; es una doble derrota para un deslucido Álvarez Desanti, sus seguidores y el sector más rancio del PLN; y es una humillación para la Iglesia Católica costarricense que le cedió espacio al fundamentalismo evangélico, perdiendo credibilidad social.

Sin embargo, deseo llamar la atención sobre el siguiente aspecto. En este round Fabricio resultó perdedor; no obstante, desde hace varios años el fundamentalismo cristiano aprendió a degustar las mieles del poder, y van por éste. Desde mi lectura, el fundamentalismo cristiano es ya un movimiento social (eso sí, de derecha), y han venido demostrando que tienen músculo político y que tienen capacidad para movilizarse y hacer temblar la institucionalidad costarricense; sino, recuérdese la cantidad de diputaciones que ganaron para la próxima Asamblea Legislativa, situación que avizora una situación especialmente delicada para el gobierno de Carlos Alvarado.

Finalmente, tenemos cuatro retos muy importantes y que no se deben de descuidar, a saber:

Carlos Alvarado debe hacer un excelente gobierno en términos de justicia social, distribución de riqueza, desarrollo de infraestructura, protección del medio ambiente y defensa de los derechos humanos; de no hacerlo, puede que no resistamos un nuevo embate del movimiento fundamentalista cristiano y su asociación con el pensamiento neoliberal.

El Tribunal Supremo de Elecciones debe revisar y modificar su normativa. Resulta inverosímil que ante tanta violación a la norma electoral, el tribunal se quede casi de brazos cruzados.

La vivencia espiritual debe complementarse con un pensamiento científico que permita enfrentar el pensamiento mecánico-mágico-religioso que está en la base del fundamentalismo cristiano. El desarrollo de una política cultural, educativa y participativa podría incidir en que recuperemos lo mejor de pensamiento de la ilustración, sin descuidar una relación constructiva y respetuosa con el medio ambiente.

La capacidad de reacción y acción social que asumió una buena parte de la sociedad costarricense contra la intolerancia debe mantenerse y fortalecerse. Como lo externé líneas atrás, el fundamentalismo cristiano es ya un movimiento social, con músculo y presencia en la Asamblea Legislativa; vendrán días aciagos en los que intentaran imponer su visión moral y excluyente de lo que es el ser humano, y debemos tener capacidad para cuestionarlos y enfrentarlos.

Dichosamente ganó la sensatez, el respeto a lo socialmente diverso, una agenda que garantiza los derechos humanos, y especialmente, la institucionalidad republicana que con sus evidentes limitaciones, aún permite la convivencia y la inclusión y existencia de la diferencia. Por el momento, con buen tino enterramos la intolerancia.

 

*Imagen tomada de https://semanariouniversidad.com/pais/fabricio-alvarado-presenta-su-plan-de-gobierno-2-0/

Enviado por el autor.

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UNIVERSALIS por una República Bicentenaria Incluyente

En compromiso con nuestros valores humanistas y en coherencia con lo establecido en el artículo 114 b del Estatuto orgánico de la Universidad de Costa Rica, y el Reglamento de la Escuela de Estudios Generales en su artículo 2, los aquí presentes docentes de la Escuela de Estudios Generales hacemos un llamado vehemente a reflexionar y votar en esta segunda ronda contra toda acción, expresión, o manifestación de intolerancia o exclusión a la diversidad y riqueza que conforma el género humano en sus diversas posibilidades de existencia (1).

Hacemos una llamada de atención al Tribunal Supremo de Elecciones para que, en su función de interpretar las disposiciones constitucionales y legales en material electoral e investigar las denuncias sobre el irrespeto al artículo 28 de la Constitución Política y al artículo 136 del Código Electoral —en los cuales se prohíbe explícitamente hacer propaganda electoral valiéndose de motivos religiosos o invocando creencias religiosas para promover la adhesión a un partido político—, hagan valer los derechos y garantías individuales establecidos en la Constitución Política de Costa Rica.

Es por lo anterior, que la autonomía universitaria y la institucionalidad del país deben mantenerse incólumes sobre todo ante la amenaza de una supuesta restauración de valores o principios alineados con sectores específicos de un movimiento religioso neo-pentecostal de corte teocrático. Ante esto, la educación humanista en la Universidad de Costa Rica necesariamente tiene que defender los logros alcanzados a lo largo de la historia social del conocimiento. El aporte de nuestra institución es invaluable para el ejercicio democrático y la defensa a la pluralidad en nuestro país.

Asimismo, quienes acá firmamos hacemos un llamado vehemente a toda la ciudadanía y demás habitantes de la República de Costa Rica a ser partícipes responsables de su presente. A lo largo de casi 200 años hemos podido conformar, con sus alcances y limitaciones, una de las democracias mejor equilibradas en la región latinoamericana. Esto gracias, a que en este tiempo se lograron grandes avances en el estado de derecho, los derechos humanos, la legalidad, la universalización del voto, la universalización de la educación, la universalización de la salud, la abolición del ejército y otras formas de violencia; estas son conquistas que nos han permitido forjar un destino propio, en el cual la inclusión y la paz para todos los habitantes del territorio han sido uno de los triunfos más destacables. Convocamos a la sociedad costarricense a ejercer su derecho al voto, no solamente un voto informado, sino un voto educado, un voto con amor al prójimo, incluso con amor hacia los que defienden, sin percatarse de ello, este movimiento religioso liderado por un candidato a la Presidencia de la República. A ellos les manifestamos nuestra cordial bienvenida al mundo de la política, a debatir y a pensar en el futuro de Costa Rica; pero no en esos términos, no enturbiando la política con la religión, no confundiendo al predicador con el candidato. Nuestra democracia bicentenaria no debe convertirse en una competencia por el dominio, sino en un ejercicio democrático de los deberes y derechos del ciudadano.

Sería lamentable y peligrosa la sola posibilidad de que el destino de la nación sea dirigido por un gobierno que no respete los derechos humanos, la libertad de información ni la transparencia —y que además realice alianzas con sectores económicamente poderosos, hechos que atentan contra los sectores más empobrecidos del país, sobre los cuales cae con mayor fuerza el peso de la manipulación política.

Desaprobamos las acciones contra el derecho internacional y aquellas prácticas que adversen la constitución política de nuestra República. El gran progreso de las Repúblicas democráticas del siglo XXI ha sido la comprensión de la condición diversa y universal de todos los habitantes del planeta.

Finalmente reafirmamos nuestro compromiso por una Costa Rica en la que todos podamos conmemorar dos siglos de un gran esfuerzo por sostener el modelo democrático; con la mirada puesta en el horizonte de un futuro incluyente, instamos al voto por un país debidamente incorporado en el mundo del siglo XXI, que pueda continuar siendo ejemplo de tolerancia y tenacidad contra las fórmulas políticas antidemocráticas o inconstitucionales.

 

Guiselle Marín Araya, Asdrúbal Marín Murillo, Ricardo Soto Espinoza, Diana Martínez Alpízar, Jerry Espinoza Rivera, Flor Eug. Solano Montenegro, Pablo Rodríguez Solano, Liliana Ureña Cascante, Ricardo Vargas Durán, Esteban Sánchez Solano, Melvin Campos Ocampo, Teresa Fallas Arias, Jorge Barrientos Valverde, Ileana D´alolio Sánchez, Jairol Núñez Moya, Abileny Soto Arguedas, Oscar Alvarado Vega, Jorge Arturo Montoya, Carlos Rojas Artavia, Esteban Rodríguez-Dobles, Marisol Gutiérrez Rojas, Leda Rodríguez Jiménez, Luis Adrián Mora Rodríguez, Minor Calderón Salas, Gabriel Rivel Pizarro, Mauricio Menjívar Ochoa, Maritza Marín Herrera, Lina Pochet Rodríguez, Ana Lucía Fonseca Ramírez, Carlos Cortés Zúñiga, Elvia Amador Rojas, Mario Salas Muñoz, Amadeo Cordero Hidalgo, Oscar Mario Molina Molina, Diana Senior Angulo, Arnaldo Moya Gutiérrez, Eduardo Madrigal Muñoz, Karen Poe Lang, Anacristina Rossi, José Miguel Arias Angulo, Ángela Ramírez Guerrero, Álvaro Carvajal Villaplana, Aysha Morales López, Patricia Fumero Vargas, William Elizondo Calderón, Juan Pablo Morales Trigueros, Mónica Perea Anda, Fabrizio Fallas-Vargas, José Daniel Jiménez Bolaños, Sindy Mora Solano

San José, Costa Rica. Viernes 23 de marzo de 2018

 

1 (Aprobado en sesión 2684-03, 05/05/1980) ARTÍCULO 2. Los fines de la Escuela corresponden a los propuestos para el Sistema de Educación General, a saber: a) Inspirar y desarrollar en el estudiante universitario interés permanente por la cultura general y humanística. b) Crear una conciencia crítica responsable sobre la problemática preferentemente latinoamericana, siempre dentro de una visión universal y humanística del mundo. c) Incorporar lucidamente al joven a la realidad costarricense y a su problemática concreta.

 

*Foto tomada de http://orientacion.ucr.ac.cr/case/case-estudios-generales/

Enviado a SURCOS por Esteban Rodríguez Dobles.

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