La Danza del Toro y la Mula es una antigua tradición que se celebra en la comunidad indígena de Térraba de Buenos Aires, del 24 al 02 de enero.
Su origen data de fechas inmemoriales y a pesar de los embates propios de la modernidad es una tradición que se fortalece, encarnándose en las actuales generaciones que levantan su voz para resaltar su orgullo ancestral.
Su realización es un espacio que construye la comunidad para reafirmar el compromiso colectivo con su identidad cultural, la defensa de sus valores, territorialidad y visión cosmogónica. Es una manera de revitalizar su identidad de pueblo que comparte una cultura en común.
De acuerdo a Elides Rivera, líder femenina de la comunidad indígena de Térraba, “esta tradición es muy importante porque permite transmitir la esencia de la cultura, a través de la espiritualidad y cosmogonía de los mayores para la preservación de la humanidad y la vida, manteniendo el vínculo entre el hombre y la naturaleza”, resaltó Rivera.
Esta tradición inicia este 24 de diciembre y se extiende hasta el 02 de enero del año nuevo, con la particularidad que solo se juega en horas de la noche.
Según Asdrúbal Rivera, miembro de la Comisión Organizadora, “los broranes danzan para el deleite de los grandes espíritus, para sanar el pueblo, para limpiar sus cuerpos, danzan con gente o sin gente y danzan de noche para los grandes espíritus”.
La Danza del Toro y la Mula, que en idioma local se llama Sögra Cuomgrá, es una tradición anual que busca revitalizar los valores culturales de la cultura brorán, honrando en la praxis la memoria de sus antepasados.
De acuerdo a sus organizadores, es una actividad que toma con rigurosidad los lineamientos y protocolos establecidos por el Ministerio de Salud, para evitar concentraciones masivas y conductas que pudiesen facilitar el contagio del Covid-19, por lo que reiteran su llamado a ser consciente con los compromisos de cuidar sobre todas las cosas, la salud de la comunidad en general.
El poblado de Térraba se ubica 20 km al Norte de Buenos Aires de Puntarenas.
Para más detalles queda a su disposición el 8419 0156.
El Juego de los Diablitos es una tradición indígena de origen ancestral que se realiza en las comunidades de Boruca y Rey Curré, ambos territorios ubicados en el Sur de Costa Rica.
Esta tradición, que rememora la lucha que tuvieron sus antepasados en la época de conquista, es un legado que posee una serie de manifestaciones culturales los cuales representan la identidad colectiva indígena boruca.
Sus preparativos implican una serie de logísticas que pocos pueblos podrían hacerlo, debido a la unidad comunitaria, pasión y simbolismo con que asumen dicho compromiso.
El juego tiene una serie de fases, cada cual con profundas connotaciones, difíciles de interpretar a primera vista. También aglomera otras expresiones que en ningún otro momento podrías ver tan manifiesto, como sucede durante los tres días que dura el juego.
Múltiples personajes, pícaros y pintorescos, hacen de esta antigua tradición una extraordinaria lectura que podrás disfrutar en las páginas del nuevo libro llamado «Juego de los Diablitos en Curré», escrito por el antropólogo José Luis Amador en homenaje a las comunidades de Boruca y Rey Curré.
El libro contiene una descripción fresca y agradable así como un análisis interpretativo del juego.
Fue publicado por la Editorial UNED y está bellamente ilustrado con imágenes producto del trabajo de excelentes fotógrafos que visitan anualmente esta fiesta, el cual fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de Costa Rica.
Los interesados pueden adquirirlo directamente con la Editorial, en sus tiendas en Sabanilla de Montes de Oca o por vías electrónicas, que son las más usadas en estos días de pandemia.
Los libros se enviarían por correo o bien a las sedes de la UNED en todo el país.
Para sus consultas y pedidos utilice los siguientes contactos:
rmurillo@uned.ac.cr o al teléfono 2527-2434. EL LIBRO CUESTA 5.500 colones.
Durante estos días y hasta el 6 de diciembre hay descuentos por la FERIA DEL LIBRO.
No es un libro endiablado pero sí representa de manera armoniosa, la magia cautivadora de una tradición indígena ancestral que resiste, desafiando a los cambios vertiginosos de todos los tiempos.
Unidad de Comunicación Vicerrectoría de Acción Social, UCR
En el 2016 se elaboraron enciclopedias sobre alimentación en malecu, bribri y térraba, se documentó sobre plantas, vegetales, frutas, animales que se consumían y los utensilios empleados en la cocina y se categorizaron según culturas, para ser transformados a recetarios. Estos materiales ya fueron socializados con las comunidades. Foto cortesía de Nathalia Valerín Vargas.
El proyecto “Diversidad lingüística de Costa Rica” (EC-408) tiene como objetivo elaborar enciclopedias temáticas e ilustradas acerca de la agricultura tradicional y el manejo de alimentos en las lenguas bribri, malecu y el idioma de Brorán (Térraba), para la revitalización, visibilización y revaloración de las lenguas indocostarricenses.
Este es un proyecto que se desarrolla con Fondos Concursables de la Vicerrectoría de Acción Social (VAS) de la Universidad de Costa Rica (UCR). Estos fondos de financiamiento buscan motivar la creación de iniciativas nuevas de acción social por parte de las unidades académicas, que aporten a la búsqueda de soluciones a problemas de atención prioritaria en el país.
Según el Censo del 2011 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la población indígena de Costa Rica creció en 39% en relación al Censo del 2000. Para el año 2011, había 104.143 personas indígenas, lo que representa un 2,4% de la población total del país. Del total de población indígena sólo un 30,4% de la población habla una lengua indígena, lo que evidencia el proceso de desplazamiento que están sufriendo las lenguas indocostarricenses.
Recreación visual de la forma de cultivo en la comunidad malecu. Foto cortesía del EC-408.
Este proyecto pretende romper con el esquema tradicional de documentar solo la lengua, y busca entender el idioma y la cultura como patrimonio, por medio de enciclopedias temáticas, en este caso sobre la agricultura tradicional indígena. La participación de las comunidades ha sido fundamental en el desarrollo de esta iniciativa.
“El hecho de ver documentos escritos como estos, es muy importante, hace que nosotros sintamos que tenemos posibilidades de decir las cosas, tengo posibilidad de tener voz, de decir yo existo, tengo posibilidad de decir yo puedo hacer esto, eso me pone un poco más orgulloso de alguna forma, entonces la gente empieza a escribir en su lengua. Estos son aportes reales diría yo, como bribri, reales a nuestra identidad, nuestra cultura y lengua” señaló Alí García Segura, miembro de la comunidad bribri.
Las herramientas para el trabajo de la tierra y el uso correcto de estas son aspectos claves que se consideraron a la hora de elaborar las ilustraciones. Foto cortesía del EC-408.
Se consideró para el desarrollo de los contenidos no solo la manera en que se trabaja la tierra, sino también las semillas que se utilizan, los instrumentos de cultivo, los productos que se siembran. Además de detalles como la forma en que se agarran las herramientas de trabajo y las formas en que se siembra, que pueden variar de una comunidad a otra.
El proceso inició con visitas a las tres comunidades para realizar entrevistas, y visitas al campo de cultivo para recrear visualmente la memoria. Paralelo a esto se desarrolló la fase de ilustración, a partir de la documentación fotográfica realizada y se envió el material ilustrado a las personas de la comunidad para su corrección y posterior aprobación.
“El proceso de diseño es muy complejo, porque se está diseñando para una cosmovisión que es totalmente ajena a la que uno tiene. Uno tiene que tomar en cuenta que está haciendo diseño social, que es muy distinto a hacer diseño publicitario o diseño gráfico, en este caso estamos trabajando para una comunidad y hay que tomar en cuenta el respeto a su cultura, su tradición y a su conocimiento ancestral. Se trata de un proceso de aprender junto con ellos” explicó Nathalia Valerín Vargas, asistente de diseño del proyecto.
Trabajo en campo con la comunidad. Foto cortesía del EC-408.
Una vez se cuente con la aprobación de las ilustraciones, se comenzará la fase de encajar la imagen con la lengua y se elaborarán enunciados cortos en la lengua de cada una de las comunidades, para acompañar la ilustración. El objetivo a futuro es convertir este material en unidades didácticas que involucren a todas las personas de la comunidad.
El D.r. Carlos Sánchez Avendaño, coordinador del proyecto, señala que “lo más rico del proyecto es en realidad el aprendizaje que hay por los dos lados, es un constante enfrentamiento entre lo que yo doy por sentado según mi experiencia de vida y la de las comunidades. Por ejemplo, yo no estoy acostumbrado a sembrar, para mi el alimento se compra y se cocina, mientras que para ellos primero se siembra, se cultiva, se mantiene y se cocina”.
Se destaca de este proyecto que surge por iniciativa de las comunidades, las cuales manejan la agenda temática y escogen a los miembros de la comunidad que por su experiencia pueden contribuir en el trabajo del proyecto. De esta forma, las comunidades indígenas asumen el proyecto como propio y no como imposición.
Comidas indígenas, olla de carne y rice and beans serán parte del menú académico que podrá degustar del 5 al 9 de junio en la Facultad de Letras
Katzy O`neal Coto,
Periodista Oficina de Divulgación e Información, UCR
«Un acercamiento a la cocina del costarricense y su riqueza en vocabulario utilizado en el contexto festivo popular: el turno» es el tema que abordará la Dr. Patricia Sedó el miércoles 7 a las 2:00 p.m. – foto Laura Rodríguez Rodríguez.
¿Qué se comía y bebía en Costa Rica a inicios del siglo XX? ¿Cuáles son las comidas típicas de los pueblos indígenas costarricenses? ¿Qué se come y cómo se habla en los turnos? ¿Y por qué algunos poblados llevan el nombre de alimentos? Las respuestas a todas estas curiosas preguntas se revelarán en la cuarta Semana de la Diversidad Lingüística que se realizará en la Facultad de Letras de la UCR del 5 al 9 de junio.
Esta semana promete poner en acción un acercamiento inter y multidisciplinario al tema del lenguaje y la gastronomía de Costa Rica “va a haber especialistas de diferentes áreas dialogando en torno a un mismo tema visto desde la lingüística, la antropología y del patrimonio cultural, eso lo van a ver en acción”, explicó el organizador Dr. Carlos Sánchez Avendaño.
Quienes asistan además podrán escuchar a los lingüistas examinar la cultura que está detrás de la lengua, van a ver cómo la lingüística está vinculada con la sociedad, la cultura y la historia. También tendrán oportunidad de degustar platillos tradicionales de los pueblos indígenas y de la cultura hispano costarricense.
Este encuentro estará dedicado a la M.L. Flor Garita Hernández, destacada lingüista de la Universidad de Costa Rica y especialista en la toponimia costarricense.Garita dedicó más de 25 años de investigación a revelar el origen y significado de los nombres de cada pueblo, río, calle y poblado de Costa Rica y llegó a completar el mapeo toponímico de todo el país, resaltó el Dr. Sánchez.
El especialista en lexicografía y presidente de la Academia Costarricense de la Lengua Dr. Victor Sánchez Corrales disertará sobre “El léxico y la cultura del tamal» el martes 6 de junio a las 2:00 p.m”.
La M.L. Flor Garita compartirá sus conocimientos sobre toponimia y gastronomía en Costa Rica el lunes 5 de junio a las 5:00 p. m., durante la conferencia inaugural titulada “Gallo Pinto, Olla de Carne o Mondongo: ¿qué prefiere?
El martes 6 a partir de las 2:00 p. m., el especialista en lexicografía, Dr. Víctor Sánchez Corrales, y la Dra. Carla Jara Murillo ofrecerán conferecias enfocadas en el léxico y su relación con la comida, y a partir de las 4:00 p. m. la Dra. Marielos Murillo Rojas y Dr. Jorge Murillo Medrano hablarán sobre el vocabulario gastronómico infantil y la cortesía verbal en la mesa, respectivamente.
El miércoles 7 se presentarán trabajos que analizan el lenguaje y la gastronomía desde la antropología, la nutrición y el patrimonio cultural iniciando desde las 3:00 p. m. El jueves 8 será el turno del lenguaje y la gastronomía afrocostarricense y de los pueblos indígenas costarricenses.
Mujeres Ngäbe cocinando un picadillo elaborado a base de hojas en la comunidad La Casona en San Vito de Coto Brus, Puntarenas.
Para finalizar la jornada, el viernes 9 a partir de las 4:00 p. m. se llevará a cabo la presentación de los diccionarios-recetarios de la alimentación malecu, bribri y broranso (térraba) elaborados en el TCU Lenguas y Tradiciones orales de Costa Rica en colaboración con hablantes de los pueblos indígenas. La actividad contará con la presencia de coautores de estos pueblos, seguida por el acto de clausura y una degustación de platillos tradicionales.
Todas las conferencias de la Semana de la Diversidad Lingüística se llevarán a cabo en la Sala Joaquín Gutiérrez Mangel en el cuarto piso de la Facultad de Letras.Esta actividad académica es organizada por el Instituto de Investigaciones Lingüísticas de la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura. Participan los proyectos EC-408 Diversidad Lingüística de Costa Rica, TC-625 Lenguas y tradiciones orales de Costa Rica y EC-436 Tradiciones alimentarias y cocina patrimonial de Costa Rica.
Al ritmo mágico del caracol, y entre coloridas máscaras, comidas a base de maíz y danzas; el pueblo indígena Boruca celebra cada fin de año, el juego de los diablitos, una tradición que rememora la lucha que este pueblo emprendió en contra de los españoles, durante la época colonial.
Cuentan las narraciones que a la llegada de los españoles, los indígenas los enfrentaron en defensa de sus territorios y posesiones, y combatieron enérgicamente contra ellos, vestidos con hojas de plátano y máscaras.
Este fue el origen del Juego de los Diablitos, que realiza desde el 31 de diciembre al 2 de enero, en la comunidad Boruca, ubicada en Buenos Aires de Puntarenas.
Haga click en el siguiente enlace para ver el video:
El juego de los Diablitos inicia el 31 de diciembre, cuando el Diablo Mayor, Diablos acompañantes, Diablitos, Arreadores y los miembros de la Comisión del festejo suben al cerro sagrado antes de la medianoche para realizar la Nacencia (foto: Denis Castro Incera).
A la mañana siguiente el Diablo Mayor suena el caracol para reunir a los diablos y empezar el enfrentamiento con el toro, animal que representa al invasor español (foto Denis Castro Incera).
Durante los tres días de la festividad, el Diablo Mayor junto con los Diablitos acompañantes, Arreadores y Carniceros realizan recorridos por toda la comunidad (foto Denis Castro Incera).
Los Diablitos: este es el grupo más numeroso de participantes del juego y representan a los valientes guerreros Bruncas. Cada diablito tiene una o dos máscaras que los identifican (Denis Castro Incera).
Algunos de los pobladores encarnan la figura del toro. Generalmente son doce toreros, son fuertes debido a que la estructura del toro ya armada puede pesar unos 70 kilos (foto: Denis Castro Incera).
Durante el juego el toro arremete contra los diablitos ya que estos lo provocan continuamente (foto: Denis Castro Incera).
En el juego también participan los arreadores, estos personajes son fundamentales para el buen desarrollo del juego, ya son los encargados de mantener el orden (foto: Denis Castro Incera).
Las máscaras resguardan la identidad del indígena, protege su rostro del invasor, le confiere furia y un aspecto sobrenatural (foto: Denis Castro Incera).
El Juego de los Diablitos es una manifestación cultural que evoca en el observador el espíritu indomable del indígena frente al invasor que desea dominar y exterminar su cultura (foto: Denis Castro Incera).
El último día del juego, a media tarde se da la Tumbazón, acto en el que el toro mata a todos los diablitos y huye hasta las montañas (foto: Denis Castro Incera).
Luego de la tumbazón, el Diablo Mayor suena su cambute y resucita a todos los diablitos, estos con la ayuda del perro persiguen al toro y lo capturan (foto: Denis Castro Incera).
El juego finaliza con una fogata, en la cual, se sacrifica al toro, es un momento de gran emotividad, se realiza una danza del fuego, los diablitos y la comunidad festejan en medio de gritos, brincos y cantos (foto: Denis Castro Incera).