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Etiqueta: Washington

Declaración de la Asociación de Cubanos Residentes en Costa Rica

Comunicado

La Asociación Cultural de Cubanos Residentes en Costa Rica Antonio Maceo, denuncia ante la opinión pública mundial el acto terrorista cometido contra la sede diplomática de Cuba en Washington en horas de la noche de este 23 de septiembre 2023 por un ciudadano no identificado aún, donde sólo causó daños materiales, pero poniendo en peligro la vida de los funcionarios cubanos que ahí laboran.

Nos pronunciamos conjuntamente con el pueblo de Cuba ante el Gobierno de los Estados Unidos, para que tome las medidas correspondientes e investigue lo ocurrido y no quede impune este acto de violencia y odio contra nuestro Pueblo y den a conocer las causas y los responsables de tan repudiado acto.

En estos momentos donde el mundo vive una crisis humanitaria desastrosa hay quien sigue alimentando el odio y el genocidio contra nuestra Patria.

Una vez más la ASOCULCRCR Antonio Maceo levanta su voz y se une al reclamo de Pueblo Cubano y su Gobierno Revolucionario y exigimos se esclarezcan los hechos y caiga el peso de la ley al causante de este acto terrorista.

Exigimos respeto y no permitiremos se atente contra la dignidad y la soberanía de nuestro PATRIA.

Cuba es y será un bastión inexpugnable.

ASOCULCRCR ANTONIO MACEO

Enlace a un video en el cual se ve la acción contra la sede diplomática de Cuba en Washington.

De la Marcha sobre Roma a la Marcha sobre Washington

Vladimir de la Cruz

Los sucesos del 6 de enero en Washington me hicieron recordar la Marcha sobre Roma que organizó Mussolini en Italia, en 1922, momento de su ascenso al poder, comparable con la intención de Trump de hacerse por la fuerza del Gobierno y la Presidencia que perdió en elecciones.

El fascismo italiano se había desarrollado al finalizar la I Guerra Mundial, en 1919, con la complacencia del Rey Víctor Manuel III, y se mantuvo como régimen o sistema político hasta 1945, al finalizar la II Guerra Mundial. Benito Mussolini se había destacado como el principal líder dentro del Partido Nacional Fascista.

En 1922 Mussolini organizó una Marcha sobre Roma, la que se llevó a cabo, en su movilización, entre el 22 y 29 de octubre de 1922.

El resultado político de la Marcha fue que Mussolini se hizo con el poder, acabó con el sistema parlamentario imperante en Italia y más tarde acabó con los partidos de la oposición política prohibiéndolos, imponiéndose como un dictador, un gobernante autoritario.

El discurso de Mussolini era contra los socialistas y comunistas, exaltaba la violencia y las movilizaciones de sus simpatizantes, organizados como brigadas de choque social contra opositores, con grupos armados inclusive. Hacía un discurso violento desde cualquier espacio público que se le facilitara.

En 1921 Mussolini había sido electo diputado desde donde empezó a combatir a todo el sistema político imperante en Italia.

Mussolini atacó al liberalismo y a la democracia desde sus posiciones populistas, que eran muy atractivas para los grupos sociales desplazados por las consecuencias de la I Guerra Mundial, afectados por la crisis social generada por ellas y por la “amenaza” que sentían del surgimiento de la Revolución Rusa, y sus impactos en Italia como en el resto de Europa, especialmente durante los años 1919-1921, y de que pudieran llegar al poder.

En octubre de 1922 Mussolini impulsó convocatorias para que se realizaran concentraciones públicas en toda Italia. Así prepararon su Gran Marcha sobre Roma, llegando a Roma en tren, en autos, o a pie, para forzar o presionar la renuncia de las autoridades políticas, especialmente en las regiones donde había autoridades socialistas, que dominaban principalmente el norte de Italia. El objetivo de la Marcha era tomar el poder para Mussolini. Desde el 22 de octubre de 1922 empezaron a llegar a Roma, amenazando de hecho con la guerra civil si les impedían la llegada. Trump ha creado condiciones para un enfrentamiento civil en la sociedad norteamericana, desde las acciones policial represivas contra negros y afrodescendientes hasta la de enfrentamientos de sus seguidores con otros ciudadanos.

La situación llegó a ser tan tensa que el entonces Primer Ministro italiano, Luigi Facta, impuso un estado de sitio, para la ciudad de Roma, acto que el Rey, Víctor Manuel III, lo suspendió, facilitando que el 31 de octubre se realizará la gran concentración convocada, permitiendo que Mussolini al día siguiente se hiciera con el poder, impusiera su Gobierno e iniciara su dictadura, la que fue estructurando poco a poco, pero de manera acelerada.

Características del fascismo fue su nacionalismo, su totalitarismo, su antiliberalismo, su antimarxismo, su antisocialismo, su anticomunismo, el culto a la personalidad de Mussolini procurando, con ello, un control y la subordinación de todas las autoridades y líderes políticos, el control del Partido Nacional Fascista, convirtiéndose Mussolini en el líder de masas más importante de ese momento en Italia. El culto a la “personalidad” individualista de Trump es parte de su arraigo en una gran masa de ciudadanos y votantes.

Como gobernante Mussolini impulsó una serie de leyes y acciones administrativas de actos de gobierno contra personas y grupos sociales, con un profundo carácter racial, en ese momento contra judíos, exceptuando a los “judíos convertidos en arios”, o que prestaban ciertos servicios al Estado. Estableció leyes que impedían matrimonios con judíos, que emplearan judíos, que impedían el ingreso de judíos a Italia, de retiro de la ciudadanía italiana, que impedían inscribir niños judíos en escuelas públicas.

Estas leyes se impulsaron por la influencia de Hitler en Italia, y por el acercamiento político de Mussolini y de Hitler.

Mussolini exhortó a que los italianos se declararan racistas. Hasta llegaron a elaborar el “Manifiesto de la raza”, con apoyo de una gran cantidad de intelectuales y personajes de la cultura. Allí se hablaba de la existencia de razas humanas, razas grandes y pequeñas, de la raza como concepto biológico, de la pura “raza italiana”, de distinguir entre mediterráneos de Europa, de los orientales y los africanos, excluyendo categóricamente a los judíos de la raza italiana, entre otros conceptos.

En 1922 en Italia había una crisis del sistema político, un vacío de poder. La Marcha sobre Roma fue un movimiento político, una acción política para imponer un gobierno de derecha y autoritario. La base social de Mussolini era el sindicalismo con la Confederación Italiana de los Sindicatos Económicos y la Confederación Nacional de Corporaciones Sindicales, particularmente. La base social de Trump también es de sectores laborales y sindicales, de campesinos y de habitantes de zonas rurales.

El 27 de octubre de 1922 el gobierno italiano, del Primer Ministro Facta, dimitió mientras los fascistas iban controlando el escenario político. La izquierda italiana, incluido el Partido Comunista, nada pudo hacer contra la Marcha. Los otros líderes políticos trataban de llegar a un acuerdo político con Mussolini, que impuso el 30 de octubre un Gobierno de Coalición, controlado por Mussolini, de nacionalistas, de los grupos llamados populares, de los democrático sociales nittianos, giolittianos, salandrinos e independientes filofascistas, mientras la Marcha avanzaba sobre Roma.

La llegada de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos fue intempestuosa. Tradicionalmente no era un cuadro político, un líder político, ni siquiera de larga tradición y vínculo con el Partido Republicano, hasta había apoyado en el pasado a líderes y candidatos del Partido Demócrata. No era en sentido estricto un militante político. Nunca ejerció un cargo de elección popular. Era un intruso en ese Partido Republicano y en la política tradicional norteamericana, donde logró imponerse en las elecciones internas de ese partido, en las llamadas elecciones primarias.

Su campo principal de acción estaba en los negocios e inversiones. En el campo político desplazó líderes tradicionales e históricos dentro del Partido Republicano, haciendo uso social, especialmente, de las redes sociales digitales, que en las elecciones norteamericanas empezaron a desempeñar un gran papel desde las elecciones del 2008, en ese momento usándolas Barak Obama.

Las redes sociales sustituyeron espacios tradicionales de comunicación de líderes, candidatos y partidos políticos, sin que los desplazaren del todo, con la ventaja de que son mecanismos al instante, más baratos, directos a los públicos que están destinadas, fáciles de conexión, con cantidades masivas de participantes o de “seguidores”.

Donald Trump, quienes le han estudiado, afirman, que se vinculó a estas redes desde el 2009, con sus actividades profesionales y empresariales, logrando gran alcance de masas.

A la cuenta de Twitter, su medio favorito de comunicación, se vinculó desde ese mismo año, 2009. Así hizo su campaña del 2016 y así la repitió en el 2020. Pero no solo hizo campañas electorales de esa forma. Todo su gobierno, 2016-2020, lo manejó y comunicó principalmente en sus acciones constantes, al instante, mediante su Twitter, con más de 40.000 twitts, según lo han estudiado, durante todo este período. También utilizó hashtags, retuis, las plataformas digitales como Instagram, Facebook y otras.

La imagen proyectada de Trump es la del Héroe, la del superhéroe capaz de hacer grande a los Estados Unidos y de volverlo a hacer, como planteó para esta campaña electoral.

Para Trump los Estados Unidos estaba primero, había que recuperar su economía, sus espacios económicos, de manera que sus relaciones económicas no fueran deficitarias, de allí el ataque y la rediscusión de los tratados de libre comercio con Canadá, México y su disputa con China. El retorno de empresas a Estados Unidos para revitalizar su economía fue clave, la recuperación de empleos en sus primeros años de gobierno le dieron fuerza, la crítica a la infraestructura vial y de comunicaciones que hacía le depararon seguidores, su preocupación por el empleo fue determinante antes de la Pandemia.

Para Trump el papel de los Estados Unidos se había debilitado internacionalmente, de allí que cuestionara el proceso globalizador del que formaba parte, rompiendo alianzas estratégicas militares, económicas y políticas, saliéndose de algunos compromisos internacionales, impactando los escenarios geopolíticos y geoestratégicos.

En lo interior arremetió contra el Partido Demócrata al que constantemente atacaba de socialista y de querer introducir el comunismo en Estados Unidos, sabiendo que en Estados Unidos el Partido Comunista existe desde 1919. Esta lucha contra el socialismo la quiso llevar, sin éxito, y sin investigaciones del Congreso, casi hasta los niveles de la época macartista de la década del 50, a pura publicidad y ataques mediáticos.

Hizo del Partido Demócrata su principal enemigo político y le convirtió en su principal adversario a derrotar por el bien de los Estados Unidos y del pueblo norteamericano, porque los males internos de los Estados Unidos se los achacaba a este partido y a las estructuras políticas e institucionales dominantes en ese país.

Poca atención prestó a los problemas sociales de los negros, de los afroamericanos, de los latinos. Su discurso contra los mexicanos y puertorriqueños, desde el inicio de Gobierno, lo era contra todos los latinos, contra todos los migrantes, contra los mexicanos, con su lucha por el muro fronterizo, casi una obsesión, logró detener bastante los procesos migratorios terrestres hacia los Estados Unidos, estableciendo una alianza estratégica con el con Gobierno de México el que puso casi 30.000 efectivos militares a resguardar la frontera para contener a los migrantes.

Su principal atención eran los ciudadanos norteamericanos y no los que habían llegado, como migrantes, o ilegalmente, a Estados Unidos. Sus políticas antimigratorias dividió familias, separó niños de sus padres, se acentuaron cotidianamente.

Ley y Orden, consignas fundamentales, que autoritariamente blandía para recordar la mano dura de su gobierno.

Cuando Trump se enfrentó a Hillary Clinton, en el 2016, la presentó como la representante de las estructuras de poder, que él cuestionaba. Cuando se enfrentó a Joe Biden, en el 2020, lo presentó como el parásito de la política, que tenía 46 años de estar en política, que nunca había trabajado, decía.

A Hillary como a Biden los presentó como lo más negativo siendo Trump el factor positivo, el salvador de los Estados Unidos, presentándose, en muchas ocasiones como la víctima de los medios de comunicación, a pesar de que tenía los propios que lo defendían y exaltaban. Este campo para Trump era un campo minado contra la corrupción imperante.

El discurso de Trump fue vulgar, ofensivo, insultante, siempre negativo hacia sus contrincantes, siempre combatiendo todo lo que se le oponía o creía que se le enfrentaba. Atacó instituciones, medios de comunicación, personas, líderes de todo tipo.

En las elecciones que acaban de pasar, el 3 de noviembre, Trump enfrentó su peor crisis de gobierno, de sus políticas y acciones Ejecutivas, especialmente por el impacto del surgimiento de la Pandemia del Coronavirus Covid-19, y su imponente desarrollo en los Estados Unidos, que también paralizó el mundo en sus relaciones económicas internacionales, que bloqueó las redes de intercambios productivos, de comercio, de transportes internacionales y locales, de turismo, de millones de contagiados y de muertos.

En el caso del gobierno de Trump despreciando el papel de los científicos en esta lucha, contra el COVID-19, estimulando con su actitud la expansión de la pandemia en los Estados Unidos, como un elemento de limpieza “étnica”, entendiendo que los afectados con este virus son principalmente sectores y poblaciones pobres, de migrantes, de negros y afroamericanos, de latinos, poblaciones marginales. Quizá su desinterés estaba asociado a la eliminación de votantes, por la pandemia, más del Partido Demócrata que del Republicano.

Irresponsablemente convocando a manifestaciones en el período electoral, de carácter masivo o presencial, facilitando de esa manera los contagios.

Frente a las elecciones últimas, sabiendo de la situación de la pandemia, de las dificultades de las concentraciones humanas, del resultado preliminar de las encuestas desfavorables a él, empezó a cuestionar todo el proceso electoral, presentándose como una víctima del mismo y de los mecanismos de fraude que podían hacerse mediante los sistemas de emisión de votos que hay en Estados Unidos, debilitando la institución federal de correos en este campo, incitando a la población que le sigue fanaticamente a que se estaba fraguando un fraude en su contra, apoyándose en bases sociales incultas, de poca educación, de los grupos fascistas, nacionalistas, racistas, supremacistas, anti migracionistas, misóginos, conservadores en general, en los miembros de la Asociación del Rifle Norteamericana, en la población de tradición religiosa pentecostal, especialmente de la población de los Estados centrales y rurales de los Estados Unidos. Mientras Mussolini combatió y persiguió a los pentecostales, en una sociedad italiana muy católica, Trump los apoyó y los hizo sus aliados estratégicos, en una sociedad no tan católica.

Nadie como Trump había cuestionado el proceso y el sistema electoral de los Estados Unidos, que se tenía como un modelo democrático casi ideal, de larguísima tradición histórica, confiable en todos sus extremos, donde la posibilidad de hacer fraude electrónico es de 0.009 %. Con este cuestionamiento quebró la credibilidad de la misma población norteamericana en su propia estructura democrática. Siempre habló de que las elecciones y su triunfo se la habían robado. Este fue parte del argumento que utilizó para la Marcha sobre Washington, impedir el robo de su elección y triunfo.

Cuestionó el mismo sistema electoral de votos populares donde fue ampliamente derrotado, así como el de los electores del Colegio Electoral, que surgen de esos votos populares, donde también sufrió una amplia y contundente derrota, que son los que en definitiva definen el ganador.

De acuerdo al sistema electoral de los Estados Unidos, cada uno de los 50 Estados, más el Distrito Capital, tienen sus propios sistemas de votación y de conteo de votos. De hecho, son 50 procesos electorales, cuyos resultados tienen que tenerse el 14 de diciembre, habiendo sido las elecciones el 3 de noviembre. Certificados estos procesos electorales de los Estados su informe de resultados se pasa al Congreso el 6 de enero, lo que sucedió, para sobre las certificaciones de votación declarar el candidato ganador de las elecciones para que asuma, formalmente, el 20 de enero la Presidencia de los Estados Unidos.

No satisfecho Trump con los resultados empezó a cuestionar, bajo el pretexto de fraude hecho de distintas maneras, resultados electorales de aquellos Estados que más Electores dan al Colegio Electoral con la finalidad de cambiar el resultado final. Impugnó casi en 60 localidades, de los distintos Estados, la emisión de votos, sin resultado favorable a sus pretensiones, así fallados en su contra por Cortes Federales.

No satisfecho con esto desde el mismo día 14 de diciembre empezó a preparar el ambiente contra lo resuelto que tenía que conocerse el pasado 6 de enero en el Congreso.

Su objetivo, al estilo de la Marcha sobre Roma de Mussolini, una gran Marcha sobre Washington el 6 de enero cuando el Congreso debía conocer los resultados, para detener allí el robo electoral que se le había hecho, sitio en el que todavía se podían impugnar resultados conforme se fueran dando los informes de las certificaciones electorales de los resultados de las votaciones, y tratar de anularlos con el propósito de que, en situación extrema, el resultado pasara a la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, donde tiene una amplia y holgada mayoría de Jueces nombrados por el Partido Republicano, y por su propio Gobierno, todos de características conservadoras en su formación profesional.

La Marcha sobre Washington no solo para presionar con la multitud, sino para actuar, como lo hicieron, sobre los Congresistas reunidos, e impedir de esa manera la proclamación y reconocimiento de la Presidencia para Joe Biden. La Marcha sobre Washington, fue debidamente planeada, hasta en el asalto al Congreso, para cambiar los resultados electorales por la presión de los manifestantes. La Marcha sobre Washington no fue una movilización de desobediencia civil, fue una acción debidamente impulsado de desacato, de desconocimiento, de no aceptación del resultado de la elección del 3 de noviembre, ni fue un simple asalto al Congreso como inicialmente lo pintaron. Fue una acción contra los congresistas, su institucionalidad y contra la misma Constitución Política de los Estados Unidos.

Los movilizados iban con la intención de tomar el Congreso, de asaltarlo, de impedir que sesionara. Minutos antes los convocados a Washington, que llegaron de distintas partes de los Estados Unidos, se habían reunido en la Casa Blanca, donde fueron alentados por miembros de la Familia Trump a actuar violentamente contra los congresistas. De la Casa Blanca fueron invitados a marchar sobre el Congreso, al edificio del Capitolio, para tomarlo. Así se movilizaron las hordas trumpistas.

De hecho, Trump esperaba una imposición de la multitud sobre los congresistas, del “pueblo” sobre sus “representantes”. Estaba a las puertas de un Golpe de Estado, de una situación de sedición popular, que alentó constantemente desde que cuestionó el resultado electoral aún días antes de que se produjera la votación.

Llamaba a que se reconociera que él debía seguir gobernando, que debía mantenerse en la Presidencia, que desconociera a Joe Biden. De hecho, proponía un golpe de Estado institucionalmente ejecutado en su favor.

Las elecciones para Trump habían sido un éxito, aun en su derrota electoral. Había llegado casi a los 75 millones de votantes en su favor, lo que lo convertía en un líder popular, populista, como no tiene el Partido Republicano, como tampoco lo hay en Estados Unidos en el campo político. Trump como fenómeno político había irrumpido como el principal dirigente político de masas en los Estados Unidos. Había desplazado a todos los dirigentes de la estructura organizativa del Partido Republicano y no había casi ninguna duda de que sería el candidato de las elecciones del 2024, a las que ya había anunciado que volvería a participar.

Las elecciones para el Partido Republicano también fueron exitosas a nivel del Congreso, donde aumentó el número de diputados. Perdió el Senado, por la derrota del 5 de enero de los senadores de Georgia, que en parte ya había perdido desde el 3 de noviembre. La actitud de Trump contra el proceso electoral en general, de fraude en su contra, se ha señalado como una causa adicional para que el 5 de enero estos dos senadores republicanos perdieran, dándole un triunfo apretado al Partido Demócrata del Senado, y del Congreso, lo que obligará al Presidente Biden a un gran proceso de negociaciones políticas constantes, en lo que tiene gran experiencia.

La derrota de Trump no ha acabado con la derrota del fascismo en Estados Unidos. Con Trump se ha alimentado esta tendencia política, que en Estados Unidos tiene más de 1000 distintas organizaciones fascistas y filofascistas de diferentes tipos, que agrupan todo tipo de ciudadanos, lo que explica parcialmente también por qué Trump tiene seguidores latinos, afroamericanos, entre otros grupos. Trump puede convertirse en su líder más importante aun cuando lo llegaren a marginar de procesos político-electorales. Trump puede seguir siendo el emblema del fascismo actual en los Estados Unidos y el agitador político más importante de oposición al nuevo gobierno que inicia el 20 de enero. Podría llegar a convertirse en un mártir político si se le llega a apresar con motivo de los juicios y acusaciones que le seguirán.

Con esta tendencia populista de Trump quizás entramos a una nueva etapa de liderazgos políticos en los Estados Unidos, liderazgos de masas, de populismos políticos…

Los sucesos de asalto al Capitolio, que se señalan de terroristas, que le imputan a Trump su responsabilidad, lo que ha abierto es un juicio político contra él, ya aprobado en el Congreso, ahora en manos del Senado, juicio que puede concluir, ya no en su destitución, sino en una sanción político-jurídica que lo inhabilite para participar en futuros procesos electorales y a puestos de elección pública. Este es el resultado óptimo que esto puede tener.

Si de algo no va a escapar Trump es de la persecución judicial a la que será sometido por una serie de acusaciones que ya le tienen montadas, de las que difícilmente saldrá triunfante de todas ellas.

La Marcha sobre Washington sigue latente para el próximo 20 de enero, con posibilidades de altos grados de violencia, y hasta de actos terroristas contra su realización, y de posibles atentados contra Biden y las nuevas autoridades públicas norteamericanas. Lo que tradicionalmente ha sido una actividad de traspaso de poder festiva, popular, y tranquila, la del 20 de enero es un traspaso de poder que se realizará con un público altamente militarizado, con uniformes militares, con medidas extremas de seguridad y posiblemente sin caminata del Congreso a la Casa Blanca…con protestas republicanas y pro trumpistas en diferentes partes de los Estados Unidos. Será, por todo esto, más una ceremonia virtual que física presencial. Estos son los nuevos Estados ¿Unidos?

Con los Guarimberos en Cuba: No se Dialoga, se les Combate y Neutraliza

Lic. José A. Amesty R.

Justo en el contexto, en que se desarrollaba en la barriada habanera de San Isidro, una supuesta huelga de hambre, por una decena de personas, algunas con vínculos probados con agencias y representantes de Washington, el Departamento de Estado Norteamericano, anunció que destinará hasta un millón de dólares para programas (un millón por cada proyecto) que estén vinculados con “los derechos civiles, políticos, religiosos y laborales en Cuba”.

Más específicamente, dinero ilícito e impúdico, para agresión e injerencia en asuntos internos de Cuba, para subversión que justifiquen políticas norteamericanas como las del bloqueo, y a la campaña mentirosa contra la situación de los Derechos Humanos en la isla. Se anuncia que luego de los hechos en San Isidro, aun se sigue fomentando el caos y la violencia en Cuba.

Promoviendo igualmente, su agenda injerencista en naciones latinoamericanas como Nicaragua y Venezuela entre otros, de acuerdo con numerosas denuncias realizadas por esos Gobiernos. Desde el triunfo de la Revolución cubana, Washington financia a grupos subversivos, como el denominado “Movimiento San Isidro”, con el fin de que impulsen acciones desestabilizadoras dentro de Cuba.

¿Qué es la Intentona Golpista Suave/Blanda (malinche) de San Isidro?

  1. Expertos y analistas alertan que Cuba, es diana en estos momentos de una guerra mediática, desarrollada principalmente en las redes sociales y como parte del conocido “golpe blando”. Así se le denomina al mecanismo de intervención extranjera indirecta, creado por la Agencia Central de Inteligencia norteamericana, para el cambio de sistema social en países con algún objetivo estratégico para Estados Unidos. Aunque el manual de golpes blandos, habla de una guerra basada en la protesta pacífica, los hechos siempre terminan en escenarios violentos.
  2. La farsa de San Isidro, de pésima factura, ha sido el intento de Estados Unidos para echar a andar un golpe de Estado blando en Cuba. No se puede ver de otra manera. ¿Qué pasó allí entonces?

Inicialmente digamos que, el “Movimiento San Isidro” (conocido también por su sigla MSI) es un movimiento artístico y social de corte político cubano, creado por un grupo de artistas e intelectuales que forman parte de la denominada disidencia cubana, la oposición al Partido Comunista de Cuba, con sede en La Habana, la capital cubana, combinan sus actividades de activismo político con intervenciones artísticas.

Luego añadamos que, el Movimiento Golpista, agitó la vida política de Cuba en las últimas semanas de noviembre 2020 e inicios de diciembre, con su desafío al Gobierno de La Habana. Este grupo de artistas, creado en el 2018, inició una huelga de hambre, para pedir la liberación del rapero Denis Solís, condenado a ocho meses de prisión por desacato. La aplicación de la justicia a Denis Solís sirvió como pretexto a los golpistas. El grupo exigió dos cuestiones: la primera, la liberación de Denis Solís González, presentado como un joven artista censurado, quien según alegaban estaba desaparecido después de ser detenido por la Policía.

El segundo pretexto que inventaron, para ganar popularidad con su provocación, es la eliminación de las tiendas en MLC, (La apertura de la red de tiendas en MLC, se hizo con el propósito de dar respuesta a la demanda solvente de un segmento del mercado, y así captar las divisas que salían del país y reorientarlas hacia el desarrollo de la economía), medida necesaria para enfrentar el recrudecimiento del cerco económico implantado por la administración de Donald Trump, y  agravado por la crisis generada por la COVID-19.

Para ello se acantonaron durante poco más de siete días, en un local de la Habana Vieja, ubicado en Damas 955, entre San Isidro y Avenida del Puerto. El devenir de la semana en la que se desarrolló esta puesta en escena demostró de qué se trataba el espectáculo.

La protesta fue interrumpida el 26 de noviembre, cuando un grupo de agentes gubernamentales entró en el edificio donde estaban los huelguistas, los detuvo y los trasladó a un hospital, por romper el protocolo contra el covid-19.

  1. Hay un elemento nuevo, en el contexto de este alzamiento, y es el papel de las nuevas tecnologías, es preocupante que estos “movimientos”, sean apoyados por poderosas armas tecnológicas a través de la CIA: internet, teléfonos (algunos satelitales), como señala el escritor venezolano, Luis Brito García: “sus cañones son los medios de comunicación de masas; sus proyectiles, las ideologías”. Son estructuras de comunicaciones, y acceso a internet en los países o regiones objetivo de la agresión. Su esencia es subordinar los hechos, a las habilidades emocionales del manipulador, a su capacidad de actuar, de dramatizar la mentira.

A su vez, el Estado cubano debe atender la proliferación de pequeños blog, medios y espacios de comunicación, que se prestan a los Golpes de Estado.

  1. Detrás de este nuevo show anticubano, se encuentra el gobierno de Donald Trump y la extrema derecha cubano americana, quienes estimulan, apoyan y financian estas acciones para que conduzcan a la inestabilidad política en Cuba.

Plataformas vinculadas a la subversión y la contrarrevolución, que continúan convocando a sectores de la sociedad cubana, en particular artistas, a mantener las presiones sobre las autoridades cubanas y no se desmovilicen, aseguran que este es el momento de salir a las calles.

A estos esfuerzos, han sumado a los centros de subversión político ideológico, a instituciones y ONG, involucradas en el entramado subversivo norteamericano, y a sectores de la derecha latinoamericana y europea, de conocidas posiciones anticubanas, en función de aprovechar estos incidentes, para reforzar las campañas en materia de Derechos Humanos y respaldar a los promotores de estos sucesos, con el propósito que persistan en sus acciones.

A toda esta parafernalia negativa, el presidente de la Republica Socialista de Cuba, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, puntualizó: el Gobierno tiene espacio de diálogo, pero si es para “lo que sea por el socialismo y para todo lo que sea por la Revolución”.

Haciendo un extenso resumen, señalamos:

  • El llamado “movimiento San Isidro”, es un instrumento más de la estrategia norteamericana, para subvertir el orden interior en Cuba.
  • La provocación que montaron, con esta farsa de San isidro, ha sido un nuevo intento de EEUU, para echar a andar un Golpe de Estado blando/suave en Cuba.
  • No se trata de un hecho inédito, tiene antecedentes en otras acciones similares, organizadas, financiadas y ejecutadas por EEUU y la extrema derecha cubano americana, en su afán de destruir la Revolución Cubana.
  • El show montado sigue el mismo patrón de otras provocaciones anteriores, como la ridícula y falsa huelga de hambre, que protagonizó la contrarrevolucionaria Martha Beatriz Roque Cabello, la cual fue sorprendida cuando le suministraban alimentos, incluidos aguacates, por lo que pasó a ser conocida como la “Huelga del Aguacate”.
  • Los integrantes del grupúsculo de San Isidro son seudoartistas, sin obras reconocidas, de baja catadura moral, utilizando el falso ropaje de opositores, para acceder a financiamiento procedente de EEUU, y ganar credenciales para la salida del país.
  • En los reality shows que acostumbran realizar, se pueden apreciar la degradación existencial y cultural, cometiendo acciones humillantes contra menores de edad, manipulándolos para espectáculos groseros y provocadores.
  • Su cabecilla Luis Manuel Otero Alcántara, tiene amplio historial de provocaciones contra las autoridades cubanas, incluido el ultraje a la bandera cubana. Recibió en todo momento el apoyo de Mara Tekach, cuando fungía como encargada de negocios en la embajada de EEUU en la Habana-Cuba, y en la actualidad coordinadora de asuntos cubanos en el Departamento de Estado gringo.
  • Tanto Otero Alcántara, como el resto de los integrantes del grupúsculo golpista, profesan admiración por Donald Trump y todos los demás que han impulsado el recrudecimiento genocida del bloqueo en contra del pueblo cubano.
  • Estos elementos marginales, son utilizados como parte de las estrategias norteamericanas, del golpe blando/suave, con la pretensión de promover el caos, alimentar la narrativa de la violencia y la represión, para de inmediato propagarla a través, de una financiada y bien articulada red de medios al servicio de los intereses de EEUU.
  • Como indicamos, el pretexto para montar la farsa San Isidro, fue la sanción por desacato al integrante del grupúsculo y rapero desconocido, Denis Solís González, quien ofendió y amenazó a una autoridad policial en el ejercicio de sus funciones. Si llegara a insultar de la manera cómo lo hizo, a un policía norteamericano en EEUU, lo más probable es que hubiera terminado asfixiado por una rodilla en su cuello, o muerto a balazos. El video filmado por el propio Solís González, es más que suficiente para probar de manera fehaciente, el delito de desacato y demostrar la mentira de quienes intentan presentarlo como un preso de conciencia. Por el delito de desacato, se le sancionó a ocho meses de privación de libertad, sin llegar a aplicársele la máxima pena de un año. No presentó el recurso de apelación contra la sanción. El afirma en el video, que su presidente es Donald Trump, negando su propia identidad cubana. En otro video que circula en las redes sociales, Solís González reconoció tener vínculos con una persona que ha sido financiado para llevar a cabo actos violentos contra Cuba, como lo es Jorge Luis Fernandez Figueras, acusado por la justicia cubana por pertenecer a un grupo terrorista, radicado en Miami, quien le prometió a Solís González, el envío de 200 dólares, si cumplía sus instrucciones. Ello muestra claramente que estamos ante un mercenario.
  • No podía faltar el impresentable de Almagro y la desprestigiada OEA, quien se pronunció en apoyo a esta maniobra desestabilizadora y golpista.
  • Cuba ha denunciado a grupos y personas radicadas en territorio estadounidense, conectados con elementos terroristas en Cuba, que promueven abiertamente, la realización de actos de sabotaje, violencia y desacato a la ley.
  • El gobierno de Donald Trump y sus organismos de seguridad conocen y toleran el ofrecimiento de pagos en las redes sociales por realizar acciones terroristas contra Cuba.

Finalmente, hacemos un llamado a la Solidaridad Latinoamericana para dar a conocer, apoyar y exponer, la arremetida gringa contra Cuba solidaria, en estos momentos aciagos, donde además, está asediada por la pandemia del Covid-19.

 

Imagen tomada de: https://kaosenlared.net/

El aguinaldo de Castro y Obama

Armando Vargas Araya*

Armando Vargas Araya2
Armando Vargas Araya

Una ola de alegría recorre las Américas y despierta esperanzas de tiempos mejores para la comprensión y la cooperación entre los pueblos del Nuevo Mundo. La reanudación de las relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington merece ser festejada como un avance sustantivo en la reconstrucción del equilibrio entre las naciones de Abraham Lincoln y Antonio Maceo, prohombres que encarnaron las virtudes de la justicia, la libertad, la solidaridad y las ansias de participación democrática.

El presidente Raúl Castro y el presidente Barack Obama han desafiado poderosas élites radicales al interior de sus respectivos sistemas políticos, al adoptar la valiente decisión de replantear los términos de interrelación entre ambas sociedades vecinas. Alentados por el papa Francisco y la mediación del premier canadiense Stephen Harper, Castro y Obama acordaron superar el inexcusable distanciamiento arrastrado desde la Guerra Fría. El derribamiento de los obstáculos que separan a las dos repúblicas –el bloqueo o embargo en primer lugar– llevará tiempo y trabajo, pero la travesía ha comenzado.

La realidad cambió desde que Cuba pretendía exportar la revolución armada y Estados Unidos intentaba sitiar la Isla hasta su consunción. La Unión Soviética implosionó. Washington normalizó relaciones con la China Popular y el Vietnam por lo que su obstinación ante La Habana resultaba más insensata cada día. El pragmatismo reemplazó al ideologismo en la conducción de la política internacional. Hasta la conservadora Costa Rica, al cabo de 48 años, llegó a restablecer relaciones diplomáticas en el 2009 con la mayor de las Antillas. Latinoamérica exigió unánime que Cuba asistiera por derecho propio a la próxima Cumbre de las Américas en Panamá. Y en esa coyuntura se insertó el influjo positivo del pontífice romano.

“La suya es una voz que el mundo debe escuchar”, comentó Obama en marzo último, luego de conversar con el papa Francisco en El Vaticano. El papa escribió a Castro y a Obama instándolos a entablar el diálogo constructivo y los lazos diplomáticos. Sigilosamente, reunió en Roma a delegaciones de La Habana y Washington, junto con el cardenal cubano Jaime Ortega, pláticas que prosiguieron en Canadá. Nadie se enteró de la exitosa gestión papal antes de que los mandatarios agradecieran, casi en simultáneo, sus buenos oficios. Es el mayor éxito diplomático logrado por la Santa Sede en muchas décadas.

La razón acaba por imponerse en el complejo proceso de reestructuración de los balances entre los pueblos de las Américas, por la correlación de las fuerzas que en ellos actúan. Aunque muchos costarricenses tengan dificultad en aceptarlo, la influencia del ALBA, CARICOM y UNASUR ha sido determinante en este reacomodo. Los primeros pasos de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC) constituyen factor esencial en la reconfiguración del equilibrio geopolítico. Como expresó el presidente Castro, “debemos aprender el arte de convivir, de forma civilizada, con nuestras diferencias”. Y el presidente Obama dijo: “Conversaremos de frente sobre nuestras diferencias. Promoveremos nuestros valores a través del intercambio sostenido”.

Si el contexto mundial y continental evidencia cambios profundos, ciertamente el rol de Castro y de Obama debe ser valorado en todo su significado. Gracias a las peculiaridades singulares de su carácter, los gobernantes pueden influir considerablemente en los destinos de la sociedad. La oportuna gestión del papa Francisco ha cristalizado condiciones reales y voluntades dispuestas. El talento de los tres actores, junto con el premier Harper, los ha enaltecido de políticos a estadistas, en bien del porvenir de las Américas. ¿No es esto lo que enseñaba Gueorgui V. Plejánov en “El papel del individuo en la historia”?

Es temprano aún para valorar las repercusiones prácticas engendradas por la restaurada relación de Cuba y Estados Unidos en el Espacio Circuncaribe y en Sudamérica. “Todos somos americanos”, dijo en español el presidente Obama. ¿Cómo será el reacomodo de los factores en esa reorganizada ecuación política?

Costa Rica, sin embargo, ha de replantear sus objetivos de política exterior con miras a una elevación cualitativa de sus vínculos con la Isla. Desde el desembarco de Cristóbal Colón nunca fueron mejores las relaciones diplomáticas entre ambos países. ¿Disminuirán los flujos turísticos norteamericanos aquí al reabrirse el mercado de la Perla de las Antillas? ¿Cabrá en la mentalidad de Comex la exploración del mercado cubano para la producción exportable del país?  ¿Recuperará el Estado las “quintas libertades” entregadas a compañías extranjeras para restablecer vuelos directos a La Habana? En fin, las oportunidades pueden ser abundantes si los buenos propósitos se logran traducir en acciones eficaces.

Hay un motivo más de celebración en las fiestas de este venturoso Fin de Año.

 

*Miembro correspondiente de la Academia de la Historia de Cuba

 

Enviado a SURCOS Digital por el autor.

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