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Los Cuatro Brotes y las Raíces Confucianas del socialismo con peculiaridades chinas

Mauricio Ramírez Núñez

Mauricio Ramírez

Basado en el pensamiento de Confucio, el filósofo Mencio formuló una visión profundamente humanista de la naturaleza humana. Este fue uno de los más influyentes discípulos de la tradición confuciana posterior a Confucio. Vivió en el siglo IV a. C. durante la dinastía Zhou, y se encargó de sistematizar, desarrollar y difundir las enseñanzas del Maestro, convirtiéndose en una figura clave para su transmisión y consolidación. A diferencia de otros pensadores de su tiempo, Mencio defendió con fuerza la idea de que la naturaleza humana es inherentemente buena, lo que marcó una evolución en la filosofía confuciana original.

Sostenía que todos los seres humanos nacen con una inclinación natural hacia el bien, visible a través de lo que llamó los Cuatro Brotes: compasión, sentido de vergüenza moral, deferencia respetuosa y juicio moral. Estos brotes representan las raíces de las principales virtudes: benevolencia, rectitud, ritual y sabiduría, respectivamente.

Aunque este pensamiento nació hace más de dos milenios, sus ecos resuenan poderosamente en la narrativa política contemporánea de China, especialmente bajo el liderazgo del presidente Xi Jinping y el proyecto del socialismo con peculiaridades chinas para la nueva era. En el contexto del objetivo de construir una sociedad modestamente acomodada, estos principios han sido traducidos en políticas sociales, éticas y geoestratégicas que articulan una visión de desarrollo con raíces profundamente culturales que rescatan la tradición frente a la homogeneización del mundo moderno.

El primer brote, la compasión, es para Mencio la raíz de la benevolencia. En el siglo XXI, este principio ha sido traducido en políticas públicas concretas, como el programa de las Tres Garantías (vivienda segura, atención médica y educación) y las Dos Seguridades (alimentación y vestido), pilares de una ambiciosa campaña nacional para erradicar la pobreza. Esta visión ética, heredera del pensamiento confuciano, alcanzó un hito histórico cuando en 2021 el presidente Xi anunció que más de 770 millones de chinos habían sido sacados de la pobreza y que el país había logrado erradicar la pobreza extrema, un logro sin precedentes en la historia del desarrollo humano.

Cinco métodos fundamentales —el desarrollo industrial, la reubicación de comunidades, la compensación ecológica, la educación gratuita y la asistencia social— fueron puestos en marcha para garantizar el bienestar material del pueblo, partiendo del principio de que el ser humano merece vivir con dignidad. Particular énfasis se puso en las minorías étnicas y las mujeres, integrando así la compasión confuciana a una visión inclusiva de desarrollo que compagina a cabalidad con la visión científica del marxismo por la que se rige también el Partido Comunista Chino. Este esfuerzo estatal es una manifestación moderna del ideal confuciano de un gobierno virtuoso que cultiva la benevolencia a través del servicio al pueblo.

El segundo brote, la vergüenza moral, es la base de la virtud de la rectitud, que implica rechazar las conductas indignas y actuar con integridad. Esta raíz ética es claramente visible en la prolongada y profunda campaña anticorrupción liderada por Xi Jinping desde 2012. A lo largo de la última década, se han investigado y sancionado a cientos de miles de funcionarios, incluyendo figuras de alto rango. En 2024, 58 altos cargos fueron investigados, y más de 433.000 funcionarios de base fueron sancionados.

Este combate no solo busca limpiar el aparato estatal, sino también restaurar la moral pública y la confianza del pueblo en su gobierno, en un acto de revolución permanente, como el mismo presidente lo ha dicho, reafirmando que la administración pública debe estar guiada por estándares éticos y no por intereses personales o de mercado disfrazados de legalidad. Es importante comprender este brote no como una especie de castigo social, sino como un mecanismo moral interior que busca restaurar el equilibrio entre el deber y el deseo.

En el tercer brote nos encontramos la deferencia respetuosa, la cual constituye la raíz de los rituales sociales, entendidos no como ceremonias vacías, sino como estructuras de respeto que permiten la armonía entre los seres humanos y entre los pueblos. En la China contemporánea, este principio se refleja en la promoción de la armonía doméstica y en la construcción de relaciones internacionales basadas en la cooperación y la reciprocidad.

La propuesta del presidente Xi de construir una comunidad de destino compartido para la humanidad, junto con sus cinco grandes iniciativas globales —la Franja y la Ruta, la Iniciativa para el Desarrollo Global, la Iniciativa para la Seguridad Global, la Iniciativa para la Civilización Global y la propuesta sobre la Gobernanza de la Inteligencia Artificial—, expresa una voluntad de diálogo estructurado, ético y multipolar con el mundo. Estas iniciativas proyectan una diplomacia estratégica que evita la confrontación y promueve el entendimiento mutuo, rescatando además la antigua visión de Tianxia (todo bajo el cielo), según la cual el orden global debe emanar de la armonía, la justicia y la coexistencia pacífica entre las naciones.

Por último, tenemos el brote del juicio moral, el cual es la raíz de la sabiduría, que en el pensamiento de Confucio y su discípulo Mencio es indispensable para el buen gobierno. Esta idea se ha transformado en la noción moderna de gobernanza científica y ética, guiada por el pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con peculiaridades chinas para la nueva era.

En el ámbito de la investigación y la tecnología, el gobierno chino ha puesto énfasis en que la innovación debe ser responsable y guiada por valores éticos sólidos. La ética científica y tecnológica no es solo una guía profesional, sino un principio político que garantiza que los avances sirvan al bien común y no se desvíen hacia fines perjudiciales. En este contexto, el liderazgo político se construye como un proyecto moral y sapiencial, en el que el Partido Comunista se concibe como la encarnación de un juicio colectivo orientado al bienestar del pueblo.

Lejos de ser considerado como historia del pensamiento tradicional chino, el pensamiento de Mencio ha sido reinterpretado y revitalizado en la China comunista del siglo XXI como base cultural profunda del modelo socialista con peculiaridades chinas. Los cuatro brotes se han convertido en fundamentos éticos que guían no solo el comportamiento individual, sino también el diseño de políticas públicas y la proyección internacional del país.

Así, China no solo busca el desarrollo económico, sino también una civilización basada en la armonía, la virtud y la justicia, fusionando sus tradiciones filosóficas con los desafíos del presente. La sabiduría milenaria de Confucio y Mencio sigue viva, no como simple herencia, sino como instrumento activo de transformación política y social.

X Simposio Internacional «Utopías en Marcha» se realizará el 9 de mayo de 2025

El Centro Mundial de Estudios Humanistas llevará a cabo el X Simposio Internacional «Utopías en Marcha» el viernes 9 de mayo de 2025, un evento que tiene como interés develar la estructura de la crisis personal y social que atraviesa el actual momento histórico.

Según los organizadores, el simposio busca abordar en profundidad la comprensión estructural y de proceso histórico de la crisis terminal del sistema imperante, además de ser un catalizador para la presentación de nuevos caminos humanistas para su superación.

El programa de la sede presencial en la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, México, comenzará a las 09:00 horas con palabras de bienvenida a cargo de la magistra Carmen Casas, directora de la ENTS.

A las 09:30 horas, el doctor Francisco Calzada Lemus presentará la ponencia «La ideación suicida en mujeres universitarias».

Posteriormente, a las 10:30 horas, se realizará una mesa redonda titulada «Curso de Formación Integral para Docentes de Lengua: una utopía en marcha desde la UNAM», con la participación de Leonardo Herrera, Lourdes Cuéllar y Haydeé Venosa.

El programa continuará a las 12:00 horas con la ponencia «Imagen: veracidad, congruencia y profundidad en la representación social» del doctor Juan Porras Pulido, y simultáneamente se realizará un taller de gráfica por el Colectivo Redes Universitarias.

A las 13:00 horas, las magistras Erika Anselín Ávila y Edith Barrera Chavira presentarán «Problemas operativos en escuelas de EMS ante la violencia sexual».

La jornada concluirá a las 14:00 horas con la ponencia «Una escuela para la integración social justa, humana y ciudadana» a cargo del doctor Salvador Alvarado Garibaldi y el doctor Humberto Isaac Chávez Gutiérrez.

El evento tendrá modalidades presencial y en línea, con más de 100 ponencias provenientes de más de 20 países y 15 sedes presenciales.

Para mayor información, las personas interesadas pueden consultar el sitio 2025.worldsymposium.org o www.trabajosocial.unam.mx.

Europa se prepara para la guerra: ¿Alguna alternativa mejor?

Gilberto Lopes

San José, 21 abril 2025

El ejército alemán debe estar listo para una guerra con Rusia antes del 2030, dijo su inspector general, Carsten Breuer, en una entrevista publicada el 13 de marzo pasado en el diario conservador Welt. En 2029 Rusia «sería capaz de un ataque convencional a gran escala, incluso en territorio de la OTAN», agregó.

Nadie le pidió a Breuer una mayor elaboración, pese a lo polémico de su afirmación. Ya en octubre del año pasado, el presidente del Servicio Federal de Inteligencia alemán (BND), Bruno Kahl, había insistido en la idea de que Rusia estaría lista para atacar los países de la OTAN a finales de esta década.

Desde 2022, la OTAN considera Rusia la mayor amenaza inmediata para la seguridad de Europa. Una victoria de Rusia en el conflicto de Ucrania “sería una tragedia”, en opinión del entonces Secretario General de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg.

Tampoco la prensa europea le pidió mayor elaboración sobre una afirmación de esta envergadura. Hace ya un tiempo que la mayor parte de la gran prensa europea repite un mismo relato y ha dejado de hacer este tipo de preguntas.

Una guerra en Europa ya no es impensable”, diría el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, cuando todavía el gobierno estaba en manos de los socialdemócratas, encabezados por Olaf Sholz. Pero Pistorius, un belicista, seguirá al frente de la cartera en el nuevo gobierno encabezado por los socialcristianos de Friedrich Merz, que ya ha propuesto suministrar a Ucrania los misiles Taurus para atacar el puente de Crimea.

En noviembre del 2023, Pistorius anunció el despliegue de dos batallones de tanques en Lituania, mientras Scholz aumentaba del gasto militar, para transformar Alemania en la columna vertebral de la defensa europea.

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha rechazado reiteradamente la idea de que su país pretenda atacar a los da la OTAN. Eso es un “disparate”, afirmó, considerando que una guerra contra la OTAN no sería otra cosa que una guerra nuclear.

Hacer lo impensable

Si en Europa se oyen pocas voces reflexionando sobre un discurso que ha ido ocupando los espacios oficiales, no ocurre lo mismo en todo el mundo. ¿Es Rusia realmente la principal amenaza para Europa?, se preguntó el diplomático y académico singapurense, Kishore Mahbubani, en un artículo publicado, en febrero pasado, en Foreign Policy.

Los europeos –dice Mahbubani– no ven la evidente contradicción entre destacar la incapacidad de Rusia para derrotar a Ucrania, un país de 38 millones de habitantes y un PIB que, el año pasado, fue de unos 189 mil millones de dólares, y declarar que Rusia es una verdadera amenaza para Europa, que tiene 744 millones de habitantes y un PIB de 27 billones de dólares.

Para Mahbubani, “es tiempo de que Europa haga lo impensable”. Bruselas “ha seguido servilmente a Washington durante demasiado tiempo y ha olvidado cómo promover sus propios intereses geopolíticos”.

En su opinión, la única manera de restaurar la posición geopolítica de Europa es considerar tres opciones, hasta ahora impensables. La primera es que Europa anuncie su voluntad de abandonar la OTAN. Obligada a gastar el 5% de su PIB en defensa, “Europa no necesita de Estados Unidos”. El 5% del PIB de la UE y del Reino Unido representó, en 2024, 1,1 billones de dólares, más que los 824 mil millones del gasto en defensa de Estados Unidos.

Su segunda propuesta es que Europa elabore “un nuevo gran acuerdo estratégico con Rusia, en el que cada parte se adapte a los intereses fundamentales de la otra”. Es una vieja opción, que pareció posible en algún momento después de la Guerra Fría. Se hablaba de una Europa unida, desde Lisboa a los Urales, un escenario muy distinto al de una Europa enfrentada a Rusia, considerada su amenaza fundamental.

Mahbubani hace referencia a tres destacados militares, diplomáticos y líderes políticos europeos para ilustrar su punto de vista. Si Metternich (el hábil canciller austríaco de la primera mitad del siglo XIX, que articuló la resistencia de su país a Napoleón), Talleyrand (su contemporáneo francés, destacado político que sobrevivió a diversas alternativas políticas en el período de la Revolución Francesa), o el general Charles de Gaulle (que encabezó la resistencia francesa a los nazis y después, cambiando de posición, abrió una vía para poner fin a la guerra colonial de Argelia) vivieran hoy, recomendarían ese acuerdo estratégico con Rusia, asegura.

Esto lo lleva a reflexionar sobre una tercera opción. “Los europeos creyeron tontamente que una lealtad servil a las prioridades geopolíticas estadounidenses les reportaría ricos dividendos. En lugar de ello, han recibido una patada en la cara”.

Es China la que –en su opinión– puede ayudar a la UE a hacer frente “a su verdadera pesadilla geopolítica a largo plazo: la explosión demográfica en África”. En 1950 –nos recuerda– la población de Europa era el doble que la de África. Hoy, la población africana duplica a la europea, que enfrenta el desafío de una migración que parece, a ratos, incontrolable.

Los acuerdos de Minsk, la geopolítica de la paz

Ninguna de estas sugerencias está en la agenda de hoy. En su Libro Blanco, publicado el ms pasado, Europa renunció a toda iniciativa política. Optó por la estrategia de una guerra inimaginable, a menos que se esté dispuesto a acabar con la vida humana en la Tierra.

Una Europa que parece, además, olvidar las consecuencias del rearme alemán en el siglo pasado, o los objetivos de la OTAN, definidos en 1949 por su primer Secretario General, el general británico Hastings Ismay, de origen hindú: “mantener a los rusos afuera, a los norteamericanos adentro y a los alemanes abajo”. Objetivos de los que la OTAN parece más alejada que nunca.

Una paz duradera requiere una comprensión adecuada del origen del problema. No es una tarea sencilla porque cualquier análisis tiene, en este caso, derivaciones políticas. En todo caso, nos parecen útiles los puntos de vista de dos destacados académicos norteamericanos: el economista Jeffrey D. Sachs, director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia, y John Mearsheimer, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Chicago y reconocido analista internacional.

Sachs cuenta una experiencia personal, después de las protestas en la plaza de Maidan, promovidas por Occidente en 2014 y que llevaron al derrocamiento de Víktor Yanukóvich. Elegido presidente de Ucrania en 2010, Yanukóvich estaba a favor de la neutralidad de Ucrania y se oponía a la ampliación de la OTAN.

El nuevo gobierno me pidió que fuera a Kiev. Me llevaron a Maidan y aprendí muchas cosas de primera mano”, dijo Sachs en un artículo –The geopolitics of peace– publicado en Consortiumnews en febrero pasado.

La ampliación de la OTAN había comenzado en 1999 con la incorporación de tres países: Polonia, Hungría y República Checa. En la siguiente ronda, en 2004, se sumaron siete países más: los tres bálticos, Rumanía, Bulgaria, Eslovenia y Eslovaquia. La idea de Washington era que Ucrania, Rumania, Bulgaria, Turquía y Georgia estuvieran todos en la OTAN. Neutralizarían así a Rusia, controlando su acceso al mar Negro, transformándola en poco más que una potencia local.

Sachs recuerda que no hubo demanda territorial alguna por parte de Rusia antes del golpe de 2014 en Ucrania. Derrocado Yanukóvich, Moscú respondió rápidamente, retomando Crimea y evitando que su base naval en Sebastopol cayera en manos de la OTAN, algo inaceptable para los rusos.

Para Putin, con el derrocamiento de Yanukóvich “había llegado el momento de actuar contra Ucrania y Occidente”. Se movió para disuadir el nuevo gobierno de Kiev de alinearse con Occidente contra Moscú, proporcionando asesores, armas y apoyo diplomático a los separatistas rusos del este de Ucrania. Se negociaba la autonomía política de Donetsk y Luhansk, en medio de una virtual guerra civil que, ya en mayo del 2015, había dejado unos siete mil muertos.

Siguieron las fracasadas negociaciones de Minsk, en 2014 y 2015, que buscaban establecer un estatus especial para esas Repúblicas. Más tarde se supo, por declaraciones de la excanciller alemana Angela Merkel (que, con el presidente francés, François Hollande, debía ser una de las garantes de los acuerdos), que nunca negociaron con intención de cumplirlos. El objetivo era ganar tiempo para fortalecer militarmente a Ucrania.

La tensión siguió agravándose. El 15 de diciembre de 2021, Putin presentó sus últimas propuestas, dice Sachs: un proyecto de acuerdo con Estados Unidos y Europa. El objetivo de Rusia –afirmó– era mantener a Estados Unidos lejos de su frontera. No tuvo respuesta.

Después de eso –agregó–, “tuve una llamada de una hora con el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, rogándole: –Jake, evita la guerra”. Sullivan le dijo a Sachs que estuviera tranquilo, que no habría guerra. Menos de dos meses después quedaba en evidencia que las garantías dadas a Sachs por Jack Sullivan, no tenían fundamento.

Un trágico error

El artículo de Mearsheimer al que hicimos referencia fue publicado en agosto del 2014. Seis meses después del derrocamiento de Yanukóvich y cinco después de la anexión de Crimea por Rusia.

Según la opinión predominante en Occidente –afirmó Mearsheimer– “la crisis ucraniana puede achacarse casi exclusivamente a una agresión rusa. El presidente ruso Vladimir Putin, según este argumento, se anexionó Crimea por su antiguo deseo de resucitar el imperio soviético”. “Pero esta versión es errónea”, aseguró. “Estados Unidos y sus aliados europeos comparten la mayor parte de la responsabilidad de la crisis. La raíz del problema es la ampliación de la OTAN”. Lo intentaron, pese a las advertencias rusas sobre lo peligroso de ese camino. Un punto de vista que comparte Sachs.

Mearsheimer acude a las declaraciones de un viejo y destacado diplomático norteamericano, George Kennan, sobre el tema. En una entrevista publicada en 1998, poco después de que el Senado de Estados Unidos aprobara la primera ronda de ampliación de la OTAN, Kennan afirmó: “Creo que los rusos reaccionarán gradualmente de forma bastante adversa y esto afectará sus políticas”. «Creo que es un trágico error. No había razón alguna para ello”.

Su voz es ahora un poco frágil, diría Thomas Friedman, en una columna en el NYT, en mayo del 98, refiriéndose a Kennan. “Pero su mente, incluso a los 94 años, sigue tan aguda como siempre. Así que cuando me puse en contacto telefónico para conocer su reacción ante la ratificación, por parte del Senado, de la ampliación de la OTAN, no me sorprendió que el hombre, que fue el arquitecto de la exitosa contención de la Unión Soviética y uno de los grandes estadistas norteamericanos del siglo XX, tuviera preparada una respuesta”.

Creo que es el comienzo de una nueva guerra fría», dijo Kennan desde su casa de Princeton.

Relaciones EEUU-Rusia, una larga historia

En abril de 1951, ya en plena Guerra Fría, Kennan escribía en Foreign Affairs sobre el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. Especulaba sobre el tipo de sociedad en que podía transformarse.

No se trataba solo de los cambios que debían ocurrir en Rusia, sino también del comportamiento de los Estados Unidos. Podemos pedir que se levante el grotesco sistema conocido como Telón de Acero, decía, “y que el pueblo ruso, que tiene tanto que dar y tanto que recibir como miembro maduro de la comunidad mundial, deje de ser insultado por una política que lo trata como a un niño, demasiado inmaduro para tener un contacto normal con el mundo adulto”.

Kennan no dejó nunca de analizar esas relaciones, ni el escenario internacional. Su obra me parece de particular relevancia para analizar, pensar en alternativas, buscar hoy soluciones políticas al conflicto de Occidente con Rusia.

No hay mucho riesgo en decir que ningún diplomático norteamericano (probablemente tampoco ningún académico o político), pensó tan profundamente las relaciones entre los dos países a lo largo de casi 60 años. Ninguno tenía tampoco el conocimiento y la pasión que ese tema despertaba en Kennan, un hombre que hablaba ruso, que vivió en Rusia y que admiraba el pueblo ruso con la misma pasión con la que condenaba el gobierno de Stalin.

El mismo que escribió uno de los artículos de mayor repercusión en la política internacional de su época. El artículo –«The Sources of Soviet Conduct»­– firmado de forma anónima por “X”, apareció en la edición de julio de 1947 de Foreign Affairs. Fue fundamento de la política de contención, uno de los pilares de la Guerra Fría.

40 años después, en 1987, en la edición de primavera de la misma revista, Kennan volvió a analizar la naturaleza de esas relaciones en un artículo titulado “Containment Then and Now”.

Then” (en 1947), la Unión Soviética, exhausta después de una guerra que le había costado cerca de 20 millones de muertos, no era una amenaza militar, sino una amenaza política. Esa era la visión de Kennan.

Now” (40 años después, en 1987), la situación, desde su punto de vista, era exactamente la contraria. Moscú ya no era una amenaza ideológica o política. En cambio, el aspecto militar era entonces de “primordial importancia”.

Pero aclaró: “Cuando digo que este factor militar es ahora de primordial importancia, no es porque vea a la Unión Soviética amenazando a Estados Unidos o a sus aliados con la fuerza armada. Para mí está totalmente claro que los dirigentes soviéticos no quieren una guerra con nosotros y no planean iniciarla. En particular, nunca he creído que les interese invadir militarmente Europa Occidental”.

De lo que se trata, lo “que hay que contener, en mi opinión, no es tanto la Unión Soviética como la propia carrera armamentista”.

Ya entonces exploraba las perspectivas de las relaciones de Rusia con sus vecinos étnicamente no rusos, con los que mantenía estrechas relaciones económicas. Entre ellos los países bálticos, hoy particularmente rusófobos.

Todos estamos de acuerdo en que los países bálticos no deben verse obligados, nunca más, en contra de los sentimientos más íntimos de sus pueblos, a establecer relación alguna con el Estado ruso. Pero ellos mismos serían insensatos si rechazaran acuerdos de cooperación con una Rusia tolerante y no imperialista, que deseara realmente superar los infaustos recuerdos del pasado”, decía Kennan.

El lugar por donde pasa la frontera

Ucrania merece “pleno reconocimiento, por el genio y las capacidades peculiares de su pueblo”. Pero Ucrania –agregaba, ya en 1951– “es económicamente tan parte de Rusia como Pennsylvania lo es de los Estados Unidos”. Y se preguntaba:”¿quién puede decir cuál debe ser el estatus final de Ucrania si no conoce el carácter de la Rusia a la que habrá que adaptarse?”

Hay cosas más importantes que el lugar por donde pasa la frontera –agregó– y la primera de ellas es que, a ambos lados, debe haber tolerancia y madurez, humildad ante los sufrimientos del pasado y los problemas del futuro”. “Ninguno de los problemas importantes del futuro, para ninguno de los pueblos de Europa, se va a resolver enteramente, ni siquiera principalmente, dentro de las fronteras nacionales del país”.

El odio hacia lo ruso

Kennan murió en marzo de 2005, a los 101 años. No vio, por lo tanto, el desenlace de un problema que ya percibía hace 75 años y que se desarrolla hoy ante nuestros ojos.

Para el canciller ruso, Sergei Lavrov, “es inaceptable hablar con Rusia en el lenguaje de la superioridad, como intenta hacer la Unión Europea, refiriéndose a la aspiración de varios países europeos a enviar sus tropas a Ucrania”. Ya antes, en otra entrevista, había señalado que “Rusia no está peleando por territorio. Estamos peleando por los derechos de la gente que vive en esos territorios”.

Rusia se anexó la península de Crimea en marzo del 2014, un mes después del derrocamiento del gobierno ucraniano y las protestas de Maidan. Y después de la invasión de Ucrania en 2022, lo hizo con las provincias de Khersón, Zaporiyia, Donetsk y Luhansk, fronterizas y mayoritariamente de población de origen ruso, escenarios, desde 2014, de un conflicto armado con las autoridades de Kiev.

Cuándo Zelensky reivindica las viejas fronteras de Ucrania, ¿eso implica que pretende echar de ahí a la población de origen ruso?, se preguntó Lavrov, en una entrevista publicada el 14 de abril en el diario ruso Kommersant. “¿Pretenden restaurar allí las viejas normas nazis, obligándolos a olvidar su idioma, su cultura e historia y todo lo que Rusia ha hecho en esos territorios?”.

Desde una perspectiva legal, de acuerdo con las leyes ucranianas de hoy, adoptadas antes de la operación militar rusa, “todo lo ruso está cancelado” en Ucrania, agregó.

Zelensky afirmó, en una reciente entrevista al diario francés Le Figaro, que, en su lucha, lo motiva el odio hacia los rusos. De modo que ningún acuerdo parece posible para resolver el conflicto antes de que se clarifique el escenario militar; que alguna de las fuerzas enfrentadas establezca una superioridad que obligue el enemigo a ceder en sus pretensiones.

No es el caso todavía y el fracaso de la iniciativa norteamericana para lograr un alto al fuego y un acuerdo negociado lo muestra. En cambio, lo que vemos es un renovado esfuerzo, tanto de la Unión Europea (hoy en manos de las más beligerantes fuerzas rusófobas), como de Francia e Inglaterra para coordinar un creciente apoyo económico y militar a Kiev.

Los líderes de Francia, Alemania y el Reino Unido, con sus consignas abiertamente belicosas y amenazas contra Rusia, quieren aferrarse al poder», dijo Lavrov. Si esta coalición de voluntarios está dirigida por algún líder sano, “deberían darse cuenta de que esta no es la manera de hablar con Rusia. De lo contrario, seguirán en pie de guerra sin ninguna ambigüedad. Esa es su elección».

Las miradas se orientan ahora hacia Alemania, donde el 6 de mayo debe asumir un nuevo gobierno, aún más a la derecha, encabezado por el demócrata cristiano Friedrich Merz.

Merz ha expresado su deseo de facilitar a Kiev los misiles Taurus, con un alcance de 500 km, capaces de alcanzar objetivos profundos en territorio ruso. Su antecesor, el socialdemócrata Olaf Scholz, nunca quiso entregar esos misiles, que deben ser operados por militares alemanes, conociendo las consecuencias que eso puede tener. “Asumo que no queremos una escalada del conflicto, ni ser parte de esa guerra”, dijo Matthias Miersch, líder socialdemócrata, que será ahora socio minoritario del gobierno.

Para Merz, sin embargo, Alemania debe asumir nuevamente “su responsabilidad en Europa y en el mundo.” ¿Nuevamente? ¿A cuál período histórico se refiere Merz?, preguntó la portavoz de la cancillería rusa, Maria Zakharova.

La idea de Merz es que Ucrania tome la iniciativa en el campo de batalla, en vez de permanecer a la defensiva. Un objetivo, que Kiev considera de la mayor importancia política, sería el puente de Kerch, que une la península de Crimea con el territorio ruso.

Como el disparo de esos misiles es imposible sin la asistencia directa del ejército alemán, un ataque a cualquier instalación rusa o infraestructura crítica de transporte será considerada como una participación directa en las operaciones militares”, dijo Zakharova.

Alemania es, nuevamente, un peligro para el mundo, advirtió.

FIN

Crezcamos al 8% anual con el liderazgo del sector agropecuario

Francisco Esquivel V.
Economista

Hace unos días asistí a una actividad del Grupo de liderazgo del sector agrícola, constituido por la Corporación Hortícola Nacional, la UPANACIONAL, la Unión Nacional de Productores Agropecuarios Costarricense (UNAG) y la Unión de Productores Independientes y Actividades Varias (UPIAV). El propósito de mi asistencia era responder dos preguntas. ¿El sector agropecuario es relevante todavía? ¿Puede la actividad agropecuaria aportarle al crecimiento del país? Los agricultores están muy decepcionados de las políticas públicas de los últimos tiempos porque han generado un proceso de destrucción del sector agropecuario. Así que responder a esas preguntas es fundamental para el momento que vive el país. La respuesta que di a las dos preguntas fue un rotundo SI.

En las últimas cuatro décadas el pais ha experimentado la aplicación de una estrategia productiva que favorece la exportación, basada en las zonas francas, y deprime la participación del sector agropecuario. Se ha desarrollado un modelo económico dual: por un lado, crece la producción para la exportación de bienes y servicios, instalada en zonas francas; y por otro, la producción para el mercado nacional se mantiene estancada. Los promotores del modelo argumentan que es más barato comprar productos agropecuarios importados, por lo que no tiene sentido producir esos productos a nivel local. De esta manera, se ha abierto el mercado nacional a los productos agropecuarios importados, disminuyendo los impuestos de importación. Simultáneamente, se va destruyendo todo el apoyo estatal a los productores agropecuarios, lo que genera una desprotección total de los pequeños y medianos empresarios del campo. Como resultado, el sector agropecuario pierde participación en el total de la producción nacional. Y, frecuentemente, no se cumple la promesa de tener productos importados más baratos.

En los últimos años, a la baja de aranceles de importación de los productos agropecuarios se une la caída del tipo de cambio, lo que genera un abaratamiento del costo de importación, beneficiando a los grandes empresarios importadores agropecuarios. Con esto aumenta la ganancia de tales empresarios (si no bajan los precios al consumidor) o genera presión sobre el productor nacional (si bajan el precio del producto en colones). De esta manera, el pequeño y mediano productor no se beneficia de la baja del tipo de cambio, quedando rezagado en la competencia con los grandes importadores.

La nueva estructura productiva

Como resultado de este proceso, el tamaño del sector agropecuario ha bajado en las últimas décadas. En el gráfico 1 se observa que la actividad productiva de este sector apenas llega al 12% del total de la producción generada en el país. La mitad de lo generado por el sector se destina al mercado interno (lo que se representa mediante un cilindro naranja). La otra mitad va hacia el exterior (dibujado con un cilindro gris). Aunque reducido, respecto a lo que era hace cuatro décadas, el gráfico revela que el sector puede darle dinamismo a la economía, tanto en el mercado interno como en el externo.

La pérdida de importancia del sector agrícola se corresponde con la aparición de la producción de ensamblaje. El gráfico muestra que esta nueva actividad absorbe un poco menos del 14% de la producción nacional. La producción de ensamblaje, que existía antes de la aplicación del nuevo modelo de apertura, es el cilindro naranja que equivale al 2,5% de la producción total del país. Es la vieja industria del modelo anterior, que surgió amparada al Mercado Común Centroamericano, a partir de la década del 50, y que ahora tiene un peso marginal por las políticas de apertura.

La nueva producción de ensamblaje, dibujada mediante un cilindro gris, genera el 11% de la producción nacional y está completamente orientada al exterior. Se le define como una actividad de ensamblaje porque su proceso productivo se limita a procesar materias primas e insumos producidos en el exterior. Es decir, en el país se elabora la parte final del proceso productivo. En pocas palabras, es un ensamblaje. Tal segmento de la producción no existía hace 40 años. Ahora aparece en el gráfico como la muestra más clara del impacto del nuevo modelo de apertura en la estructura productiva. Los ejemplos más llamativos de este tipo de ensamblaje son la producción de equipo médico, los componentes para computadoras de INTEL y el área de servicios de exportación como los procesos administrativos – contables, las asesorías legales, las asesorías de ingeniería y otras similares. Esto último es la parte de más crecimiento en los años recientes. Podría definirse como una especie de maquila intelectual, porque lo que se realiza aquí son segmentos de un proceso global que se desarrolla en otras partes del mundo. Tanto la producción de bienes ensamblados como los servicios de exportación son de alta tecnología, elaborados por trabajadores costarricenses con un alto nivel de preparación profesional o técnica. Por eso, el espacio de desarrollo del área de ensamblaje está focalizado en el centro del país. No puede extenderse al resto del país, en particular a las zonas de menor desarrollo ubicadas en las regiones costeras y en el Norte y en el Sur. De ahí que su aporte al crecimiento es limitado. Con sólo el ensamblaje de zona franca, el país no puede aspirar a crecer más que las tasas mediocres de los últimos años, que no superan el rango del 3% – 4% anual.

Además de lo anterior, hay dos sectores de producción que son importantes para la economía del país: el turismo y la construcción. El turismo, de acuerdo al gráfico, aporta producción al mercado interno (un 3,8% del total producido) y al mercado externo (un 3,6% del total nacional). La construcción es una actividad orientada al mercado interno, por su naturaleza, generando un 9% del total de la producción. Ambos sectores podrían aportar más al crecimiento del país, pero las políticas públicas no los han estimulado adecuadamente. Con políticas claras estos sectores generarían mayor aporte al crecimiento del pais.

Los cuatro sectores mencionados, que se ubican a la izquierda en el gráfico, son los motores del crecimiento nacional. Sin embargo, en la estructura productiva absorben la mitad de la producción generada en el país. ¿Qué pasa con el resto? A la derecha del gráfico está la otra mitad. Se trata de actividades que, en sí mismas, no son motores de crecimiento, pero son necesarias para el funcionamiento de la economía. Ambas están orientadas a satisfacer necesidades del mercado interno (obsérvese los cilindros naranjas). En el segmento de apoyo tenemos el comercio, el transporte, las finanzas y otras activades similares. En la parte de servicios básicos se cuenta, entre otros, con la educación, la salud y los servicios gubernamentales (del nivel central y del nivel regional). Estas actividades, las de apoyo y los servicios básicos, se mueven en función de los cuatros motores de crecimiento, y aquí está la clave de la capacidad de aporte al crecimiento de tales motores.

Los encadenamientos como clave del crecimiento

El dinamismo y el empleo que generan los motores de crecimiento no se explica sólo por su nivel de producción directo. Más importante es la capacidad que tengan de vincularse entre sí, y, sobre todo, de arrastrar a los sectores de apoyo y a los servicios básicos. En una economía como la costarricense, por ejemplo, el comercio y el transporte no lideran el crecimiento; por el contrario, su expansión depende del estímulo que generen los motores de crecimiento. De esta forma, los motores de crecimiento funcionan como una especie de locomotora que acarrea al resto de carros del tren. Pero, y éste es el detalle fundamental, el largo del tren no es el mismo en el sector agropecuario que en el sector de ensamblaje. Figurativamente, podríamos decir que la actividad agropecuaria tiene una locomotora que mueve un tren con seis vagones, el ensamblaje mueve un tren con un solo vagón. Por lo tanto, aparece el análisis de los encadenamientos. El encadenamiento de cada sector se refiere a su capacidad para generar compras entre las empresas del sector y compras afuera del sector, principalmente en los sectores de apoyo y en los servicios básicos. Conforme más compras produce un sector, mayor será la magnitud de los encadenamientos.

El gráfico 2 muestra un indicador de encadenamiento productivo que se llama multiplicador. Dicho indicador mide la cantidad de colones que se producen en el resto de la economía por cada 100 colones que produce el sector. Las actividades agropecuarias tienen la mayor capacidad de multiplicación de la economía nacional. El café, por ejemplo, tiene un multiplicador de 116. Es decir, por cada 100 colones que se generan en la actividad cafetalera, el resto de la economía produce 116. Algo similar sucede con otras actividades del sector. El arroz tiene un multiplicador de 83, la producción de lácteos muestra un multiplicador de 80. La producción de frijol multiplica 74 y la papa 67. Por el contrario, las activades de ensamblaje, de zona franca, generan los menores encadenamientos de la economía. La producción de equipo médico tiene un multiplicador de 27, mientras la producción de componentes para computadoras reporta un multiplicador de 21. Si comparamos los extremos de ese gráfico, tenemos que la producción cafetalera es seis veces más potente que la elaboración de productos para computadoras. El café produce muchísimo más crecimiento que las zonas francas. Los encadenamientos del sector agropecuario son muy superiores a los del ensamblaje.

¿Por qué se producen esas diferencias en los encadenamientos? La producción de ensamblaje trae del exterior la mayor parte de las materias primas y de los insumos. Además, tal producción la realizan empresas transnacionales que remiten una parte, o la totalidad, de las utilidades a su casa matriz. Queda en el país solo la parte de remuneración a los trabajadores y algo de compras de materias primas e insumos. Un ejemplo revelador es la producción de equipo médico. Del valor producido por estas empresas, el 40% corresponde a materia prima importada. Las remuneraciones a los trabajadores locales y las pequeñas compras de materias primas e insumos locales absorben el 25% del valor de producción. Las utilidades generadas llegan al 35% del valor producido. Debe recordarse que no pagan impuesto sobre la renta. Por lo tanto, en el país sólo queda el 25% del valor producido. En estas condiciones el encadenamiento es muy limitado. En consecuencia, sin negar su importancia en términos de empleo calificado y generación de dólares, el aporte del ensamblaje a la estructura productiva del país es bastante limitado. Esta información es una elaboración propia con datos oficiales del Banco Central de Costa Rica. Esto se aclara porque algunas entidades encargadas de la promoción de las zonas francas hacen malabarismos numéricos, con datos oscuros, para tapar esta realidad.

El caso opuesto es la producción agropecuaria, que compra su materia prima en el país y la mayor parte de las utilidades queda aquí porque los empresarios, grandes o pequeños, están radicados en el país. Tales utilidades pagan impuesto sobre la renta. Por ejemplo, cuando se compra una caja de leche, un paquete de queso, o un helado, estamos ante una larga cadena productiva que va desde el ganadero, grande o pequeño, que entrega su leche al camión cisterna que llega al portón de su finca, pasando por la elaboración industrial de los productos, hasta que se colocan en los comercios encargados de su distribución al público. De esta manera, el encadenamiento se expande por todo el tejido productivo del país.

Sin embargo, la joya de la corona para la estrategia de apertura ha sido el ensamblaje. Se ha despreciado el aporte de la actividad agropecuaria, quitándole toda importancia en la estrategia productiva y desmantelando los diferentes mecanismos de apoyo estatal. Al respecto, lo que se privilegia es la importación de los productos competitivos a los que produce el sector agropecuario. Se abandona la producción para rendirse a los pies de la importación.

¿Por qué la economía no pasa de las raquíticas tasas de crecimiento del rango de 3% – 4% anual? Porque le están apostando a un motor de crecimiento pobre. El ensamblaje genera empleo calificado y cierta cantidad de dólares en regiones específicas del centro del país. Esto no se niega. Pero es absolutamente insuficiente para darle un crecimiento sólido al resto de la economía. No genera encadenamientos suficientes y sus condiciones de operación sólo se pueden dar en el centro del país, sobre todo por la mano de obra calificada que necesita. Para lograr tasas de crecimiento importantes, al menos en el rango de 6% – 8% anual, es necesario incorporar al sector agropecuario, que opera en todo el país, y que tiene gran capacidad de encadenamientos. Estamos en un país de vocación agrícola, desde hace más de dos siglos, aunque el dogmatismo neoliberal haya querido tapar esa realidad. Para alcanzar niveles importantes de ingreso por habitante, similares a los de países muy avanzados, como las naciones nórdicas, nuestra economía debe crecer a tasas en el rango de 8% – 10%, durante 25 ó 30 años. El desnutrido crecimiento del 3% – 4% de hoy nos mantendrá como economía de tercera o cuarta categoría.

Así que mi respuesta a los dirigentes del Grupo de liderazgo de las organizaciones agrícolas fue: sigan luchando, la verdad está de su lado, preparen una propuesta de política sectorial sólida, con la esperanza de que pronto su voz sea escuchada en las instancias de la toma de decisiones gubernamentales. El sector agropecuario sigue siendo relevante y es un sector con gran capacidad de darle crecimiento importante al país, junto al turismo y la construcción. El ensamblaje puede jugar un papel en el crecimiento futuro, pero de menor importancia, no será el actor principal del dinamismo de la economía, como lo ha pregonado la fantasía neoliberal.

Ucrania-Rusia: Las “tierras raras” y el fin del conflicto

Félix Madariaga Leiva
Periodista

Desde hace meses se comenta, a través de la prensa, columnistas y comentaristas internacionales, el posible fin del conflicto entre Ucrania y Rusia, el que vería a Estados Unidos como garante. De hecho, se han realizado varias reuniones en busca de acuerdos, incluso en la Casa Blanca, donde el otrora incondicional aliado Donald Trump recibió no muy amablemente a Volodímir Zelenski, acusándolo de hacer “un trabajo horrible” y “permitir” el inicio de la guerra.

Las preguntas surgen rápidamente, ¿qué está buscando Estados Unidos con este cambio de posición? En medio de deportaciones extrajudiciales, cierre de oficinas públicas de ayuda internacional, congelación de fondos a universidades estatales, es difícil creer que el país del norte busque simplemente la paz entre las dos naciones, sin peros ni condiciones. No somos ilusos, detrás de sus acciones se va dibujando un escenario favorable para Estados Unidos.

Así lo confirman, por ejemplo, las declaraciones del Canciller de Ucrania Andrii Sybiha, quien señala que Ucrania está decidida a firmar un acuerdo «que satisfaga mutuamente los intereses nacionales tanto de EE.UU. como de América«. Nos queda claro que Estados Unidos de América es el actor principal.

A estas declaraciones, le sumamos las que recientemente hizo la primer viceministra y ministra de Economía de Ucrania, Yulia Svyrydenko, cuando anunció que “Nos complace anunciar la firma, con nuestros socios estadounidenses, de un Memorándum de Intenciones, que allana el camino para un Acuerdo de Asociación Económica y el establecimiento del Fondo de Inversiones para la Reconstrucción de Ucrania”. Y agregó “Es muy importante que el documento recoja el deseo del pueblo estadounidense de invertir junto con el pueblo ucraniano en una Ucrania libre, soberana y segura”.

¿Cuánto le costará a Ucrania el fin de la guerra?

Para poner más presión a la firma del acuerdo que permitirá a Estados Unidos acceder a los minerales raros de Ucrania*, el secretario de Estado norteamericano Marco Rubio afirmó que “Si no es posible poner fin a la guerra en Ucrania, debemos avanzar”, añadiendo que “Tenemos que determinar rápidamente ahora, y estoy hablando de una cuestión de días, si esto es factible o no en las próximas semanas”.

Desde una perspectiva geopolítica, el acuerdo es una jugada maestra de Washington. Ofrece a Ucrania ayuda para su reconstrucción a cambio de acceso a minerales estratégicos, permitiéndole reducir su dependencia de China y fortalecer su industria local de baterías y tecnología avanzada.

Se estima que Ucrania posee alrededor de 2,5 millones de toneladas de carbonato de litio equivalente, con una ley superior al 1% de óxido de litio, lo que lo convierte en un recurso altamente atractivo. Estados Unidos sabe que el futuro de su industria depende de estos minerales y que no puede depender de China con quien ha iniciado una guerra arancelaria.

Algo que debería preocupar a Chile, ya que, si estos depósitos comienzan a explotarse con el respaldo de Norteamérica, afectará claramente a nuestra economía futura. Un nuevo actor, con el respaldo financiero y tecnológico de Estados Unidos logrará consolidar una cadena de suministro de minerales provenientes desde Ucrania y reducirá sustancialmente la competencia.

¿Qué podría pasar entonces? Si Estados Unidos consolida estos acuerdos, primero, podría mantener y fortalecer una hegemonía financiera mundial desplazando a China, lo que ha sido un objetivo para ellos desde hace muchos años. Controlar la economía mundial a través de sus aranceles.

Desde el punto de vista de la guerra podría instalar bases militares propias en Ucrania, con el objetivo de mantener sus intereses económicos protegidos de cualquier enemigo externo.

El pueblo ucraniano seguirá pagando los costos y podría convertirse en un satélite más dentro de la órbita mundial de influencia de Estados Unidos y ahí sí, comenzará la verdadera guerra, una que no tendrá fin, una guerra guiada por los intereses de la potencia que se disfraza de protector.

Si el acuerdo con Estados Unidos se firma, será muy tarde para Ucrania dar marcha atrás, como ejemplo, basta recordar el caso de Chile, cuando en los años ‘70 Salvador Allende nacionalizó el cobre, la respuesta fue clara y contundente, financiar el golpe de Estado de 1973, asesinando, torturando y desapareciendo chilenos y chilenas. Han pasado 52 años y aún no han pedido perdón, aún vivimos con las heridas abiertas, los abrazos robados y el silencio cómplice que no nos ha dado justicia y verdad.

*Término colectivo para 17 elementos químicamente similares que se utilizan en tecnología y la industria modernas. Son cruciales para la fabricación de teléfonos inteligentes, computadoras y equipos médicos, entre otros. Se trata del escandio (Sc), el itrio (Y), el lantano (La), el cerio (Ce), el praseodimio (Pr), el neodimio (Nd), el prometio (Pm), el samario (Sm), el europio (Eu), el gadolinio (Gd), el terbio (Tb), el disprosio (Dy), el holmio (Ho), el erbio (Er), el tulio (Tm), el iterbio (Yb) y el lutecio (Lu).

Fuentes:

https://www.eltiempo.com/mundo/europa/acuerdo-de-minerales-entre-ucrania-y-ee-uu-kiev-se-retracta-y-anuncia-dialogos-para-un-nuevo-documento-3440343

https://x.com/Svyrydenko_Y/status/1912969519326241043?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1912969519326241043%7Ctwgr%5E78b161217a0d53661f5788b0faa13cbc0b11d61e%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.france24.com%2Fes%2Feuropa%2F20250417-ee-uu-y-ucrania-firman-un-memorando-que-allana-la-vC3ADa-para-un-acuerdo-sobre-minerales

https://www.france24.com/es/programas/invitad-del-d%C3%ADa/20250227-acuerdo-de-tierras-raras-el-%C3%BAltimo-recurso-de-zelenski-para-atraer-el-apoyo-de-trump

https://www.bbc.com/mundo/articles/ce8vj79e238o

https://www.eltiempo.com/mundo/europa/acuerdo-de-minerales-entre-ucrania-y-ee-uu-kiev-se-retracta-y-anuncia-dialogos-para-un-nuevo-documento-3440343

Aranceles: rebote hacia EEUU

Mg. José A. Amesty Rivera

Ante la guerra comercial y arancelaria desatada por la administración Trump hacia Occidente, y principalmente hacia China, deseamos, aunque no somos economistas, plantear la premisa que esta guerra de impuestos, violatoria de las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y afectando gravemente la estabilidad del orden económico internacional, pueda estar perjudicando a la misma EEUU. En este sentido, nos ayudarán las ideas del economista argentino Claudio Katz, en su artículo: «Un desmadre programado que desborda a Trump«.

Veamos algunos elementos que nos puedan ayudar a entender que es esto de los aranceles. Un arancel no es más que un impuesto, que se le aplica a cualquier bien o servicio que sea importado por un país, a su vez, la importación es la compra de bienes o servicios, que se producen en otro país para utilizarlos en el propio. También podríamos acotar que, los derechos de aduana, aplicados a las importaciones de mercancías, se denominan aranceles.

Existen, en general, tres tipos de aranceles:

  1.  Los derechos ad valorem: son los que aplican un porcentaje sobre el valor del producto. Es la forma impositiva más común. Ejemplo: un 10% sobre el valor de la mercancía.
  2.  Los derechos específicos: son los que aplican una cantidad sobre la unidad independientemente de su valor. Ejemplo: 200 dólares, por cada tonelada de trigo.
  3. Los derechos mixtos: se trata de un arancel, que combina ambas modalidades, es la suma de ambos derechos.

Ahora, en general, ¿cuáles son los efectos inmediatos de los aranceles? En el caso específico de EEUU, en el peor de los casos, los aranceles podrían avivar la inflación y socavar las perspectivas de crecimiento en los países en la mira de Trump, así como en Estados Unidos, causando un impacto económico.

Pero también, en algunos casos afectaría a las industrias ligadas a la alimentación, los bienes de equipo como: maquinarias, equipos de fábrica, robots industriales, máquinas herramienta; herramientas y equipos, herramientas de construcción; vehículos utilizados para fines comerciales: camiones, barcos, aviones; edificios y fábricas; Infraestructura, como: carreteras, puentes, centrales eléctricas; equipos de oficina; equipos médicos.

y las manufacturas de consumo, como: electrodomésticos, ropa, electrónica, coches, teléfonos móviles, ordenadores, televisores, entre otros.

Según, Gregor Hirt experto economista, director Global de Inversiones (CIO) de Multiactivos y director general de Allianz Global Investors, «los aranceles son, en efecto, impuestos a las importaciones que aumentan el costo que las empresas y los consumidores pagan por los bienes y servicios. Los aranceles incrementan el monto que las empresas pueden tener que pagar por las importaciones utilizadas para producir bienes finales. Dependiendo de la elasticidad de la demanda del consumidor, las empresas generalmente trasladan los costos más altos a los consumidores a través de precios más altos, lo que aviva las presiones inflacionarias. Dado que los aranceles encarecen y complican el comercio transfronterizo entre EEUU y los países afectados, el comercio podría caer, lo que podría socavar el crecimiento económico». Aunque según el experto, hay también consecuencias de impacto para las inversiones, e impacto geopolítico, entre otras.

Ahora, los aranceles pueden afectar a EEUU y convertirse en un efecto búmeran. Primero, veamos que en la actual guerra económica de Trump, se plantean tres objetivos en el plano económico: restaurar la hegemonía del dólar, reducir el déficit comercial, e incentivar la repatriación de las grandes empresas. Aunque hay un objetivo mayor y es el retroceso frente a China en términos económicos, al cual nos referiremos en su momento.

Dentro de esta dinámica, los aranceles es una estrategia para reducir el déficit externo del país norteamericano. Así, hemos visto como Trump introduce y modifica cotidianamente los aranceles, tratando con cada país y penalizando a cada uno de ellos.

La estrategia arancelaria de EEUU radicaliza la tendencia proteccionista, que fue inaugurada desde el 2008, ante la crisis financiera en el país norteamericano, y se aplicaron 59.000 medidas arancelarias.

Estas medidas, según la mayoría de los economistas y especialistas, las posibilidades de éxito son muy reducidas, ya que las importaciones y exportaciones de EEUU, ya no actúan con fuerza en el comercio mundial, como era antes. Es decir, «Trump reintroduce el proteccionismo a destiempo histórico. Los aranceles eran un instrumento efectivo para Estados Unidos en el pasado, pero no cumplen esa misma función en la actualidad».

Además, la guerra comercial arancelaria, no tiene un poder disuasivo en sí misma. Estas exportaciones e importaciones, «cayeron desde el 14% en 1990 al 10,35% actual, y en ese período, por ejemplo, tan solo los BRICS, saltaron del 1,8% al 17,5%».

Por otro lado, el mayor problema de la guerra comercial de aranceles es el riesgo de una escalada incontrolable.

Un elemento importante en esta ecuación de guerra comercial arancelaria es que, la motivación, el epicentro, quizás principal, de Trump es, el retroceso económico, financiero, entre otros, que ha tenido EEUU en relación con China.

Recordemos que, según el economista Katz, «toda la política de Trump es un desesperado intento por frenar el avance chino. Esa expansión tan solo despuntaba a comienzo del milenio, cuando la primera potencia dejó de receptar transferencias de ingresos a su favor del socio asiático. Allí comenzó un intercambio desfavorable, que actualmente alcanzó un pico difícil de revertir». «Fue el principal destino de los aranceles que desataron la vertiginosa escalada mutua. El 34% inicial de Washington fue retrucado con el mismo porcentual por Beijing y la pulseada saltó rápidamente al 84%-104% y al 145%-125%. A esos niveles el comercio entre los dos países tiende a quedar anulado. «La centralidad de China en la ofensiva de Trump fue adicionalmente corroborada por su decisión de mantener las penalidades para ese país, luego de ser pausadas para el resto del mundo. Los elevadísimos aranceles a Vietnam, Camboya y Laos forman parte de la misma confrontación, porque China comanda las cadenas de suministro de esos vecinos y reexporta desde allí sus mercancías».

Ahora, veamos otros elementos rebote hacia el interior de EEUU. El ataque comercial arancelario, entraña un efecto inflacionario (ya indicado) como la amenaza más inmediata, ya que se encarecerán las mercancías (alimentos) porque se introduce un costo adicional a los productos importados.

Todos los analistas concuerdan en señalar, el efecto recesivo del giro proteccionista arancelario, que podría provocar una contracción de 1,5 o 2 puntos porcentuales del PBI.

En fin, los incontables conflictos que afronta Trump superan ampliamente el número de los que puede resolver, y aquí solamente estamos hablando de aprietos económico-financieros.

Para concluir, presentamos un ejemplo concreto, simple, de cómo funcionan los aranceles al interior de EEUU y como los aranceles afectan a empresas y consumidores norteamericanos.

Imaginemos un escenario con un fabricante extranjero ficticio de zapatos llamados X.

  1. El fabricante extranjero produce bienes para vender en EEUU. X, produce variedad de zapatos, de vestir, deportivos, sandalias, entre otros, fuera de EEUU.
  2. Los zapatos se envían a EEUU, donde enfrentan un arancel del 20%.
  3. Las empresas con sede en EEUU, pagan el arancel al Tesoro de EEUU.
  4. Z, otra empresa estadounidense que compra a X, paga el costo total de los zapatos importados más el arancel. Entonces, un par de zapatos que costaba 100 dólares, ahora le cuesta a Z, 120 dólares.
  5. Ahora, la empresa estadounidense tiene varias opciones para compensar este aumento de costo: a) La empresa Z, absorbe el costo del arancel. Es decir, Z decide mantener el mismo precio que cobra por sus zapatos. Así, la empresa obtiene menos ganancias y tiene menos dinero para pagar a sus trabajadores o invertir en su expansión. b) La empresa transfiere parte del costo del arancel al comprador. Por lo que Z, aumenta el precio de los zapatos en 10 dólares, cubriendo la mitad del costo del arancel de 20 dólares. c) La empresa Z, transfiere todo el costo del arancel al comprador, En este caso, Z aumenta el precio de los zapatos en 20 dólares, para compensar lo que pago por el arancel.

En fin, en las dos últimas opciones o casos, el comprador estadounidense paga un precio más alto. En las tiendas, los zapatos cuestan hasta 20 dólares más que antes de que se implementara el arancel.

También, a mayor el costo del arancel, menos posibilidades tienen las empresas de maniobrarlo, menos opciones posibles de ganancia.

Y es que, durante años, Trump ha afirmado erróneamente que los países extranjeros pagan los aranceles, pero en realidad, el arancel lo paga la empresa con sede en Estados Unidos que importa el producto. Así, según un estudio de la bipartidista Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos del gobierno federal, ha concluido que los estadounidenses han soportado casi todo el costo de los aranceles de Trump a los productos chinos.

En conclusión, Trump no es un desorbitado, ¿o si lo es?, «provoca adrede una crisis para intentar la restauración hegemónica del dólar. Su proteccionismo arancelario es tan ineficaz, como su pretensión de relocalizar empresas que solo son rentables en el exterior. Y la confrontación directa con China llega tarde y con visibles desventajas».

Nota de última hora: Los consumidores americanos han empezado a sentir el golpe de la guerra de aranceles. Los precios de los alimentos se han disparado. Los mariscos han sufrido un aumento del 40%, mientras que algunas verduras ya han duplicado su valor. Los tomates enfrentan un incremento del 20%. El arroz importado del 30%. Un sólo aguacate está llegando a costar 4 dólares. El departamento de agricultura emitió una lista de alimentos para abastecerse antes de que aumenten los precios. Hablamos por ejemplo de mantequilla de Irlanda, así como cordero de Nueva Zelanda, salmón canadiense y vino de Francia. Aquí también se encuentran las frutas enlatadas provenientes de Perú, granos de Brasil, así como el café traído desde Colombia.

¿Qué hacer? Una reflexión sobre la izquierda política hoy

Vladimir de la Cruz

Considerando a la izquierda política como aquellos movimientos sociales, o partidos políticos, que de una u otra manera se autoproclaman representantes de los sectores populares, frente a los sectores oligárquicos o políticamente dominantes, en el contexto de una sociedad política, y económicamente dividida en clases sociales, se puede afirmar que la izquierda costarricense surgió a finales del siglo XIX, al calor también de la influencia que empezó a tener la información sobre los movimientos anarquistas, socialistas y comunistas que estaban surgiendo internacionalmente, de lo que se tenía noticia, así como de las luchas sociales y populares del movimiento obrero y sindical organizado, que también empezó a repercutir en el país.

La clave de la definición de la izquierda fue la lucha por el poder popular, por el poder político en manos de la clase obrera, en su versión más clásica, y la instauración de un sistema político superior al capitalismo, llamado socialismo, como antesala al comunismo o la sociedad comunista. Para lograr este objetivo todo espacio político era aprovechable, especialmente la lucha organizada de la clase trabajadora y los espacios parlamentarios que se pudieran obtener.

La izquierda costarricense históricamente así la podemos representar, en distintas etapas o momentos históricos, y desde distintos ángulos de análisis.

Así, durante el período liberal, finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la izquierda se puede representar, en el plano político, en la figura de Félix Arcadio Montero, el último Rector de la Universidad de Santo Tomás, que hacia 1886, frente al movimiento liberal, que hacía que sus miembros se identificaran con el “partido liberal”, cuando aún no habían surgido los partidos políticos, impulsó un partido de obreros, trabajadores y artesanos, distinguiendo de esa manera los dos grandes grupos sociales, y políticos, de la sociedad costarricense, al tiempo en que ya se habían desarrollado, desde 1874, las Sociedades de Artesanos, Sociedades de Trabajadores y Sociedades de Obreros, que eran claramente clasistas en las cuales solo podían organizarse Artesanos, Trabajadores y Obreros, período en el que empezó a surgir con una intensa prensa social una clara “conciencia social de clase”.

A partir de 1890 cuando surgieron los partidos políticos, tal y como los conocemos hoy, y mediante los cuales solo por medio de ellos se podía aspirar a puestos de elección popular, Félix Arcadio Montero organizó el Partido Independiente Demócrata, con una definición más clasista, convocando a sus filas a los chaquetas, descamisados y descalzos, obligando a que los partidos oligárquicos de esos años crearan, bajo sus banderas, Clubes de Obreros, Clubes de Artesanos y Clubes de Trabajadores, con el propósito de atraer sus filas a los trabajadores, obreros y artesanos.

En ese final de siglo los trabajadores eligieron diputados que se identificaban con ellos en general. Así fueron electos Félix Arcadio Montero, Faustino Montes de Oca, ambos por el Partido Independiente Demócrata y Víctor Gólcher, por uno de los partidos liberales.

Su planteamiento político descansaba en que desde el Congreso se podían hacer leyes que beneficiaran a los trabajadores en general. No había una clara concepción de la toma del poder para la clase trabajadora. Su preocupación fue elegir diputados.

Esta tesis se conoce como la lucha política parlamentarista, donde se concentra toda la atención en el papel de los discursos parlamentarios promoviendo leyes o enfrentando posiciones, sin vincular esa acción legislativa a la lucha por el poder político para la clase o clases trabajadoras.

A principios del siglo XX surgieron las ligas de obreros y los sindicatos, tal y como los conocemos hoy. Huelgas se dieron en el siglo XIX y desde principios del siglo XX.

En la década de 1910 hubo diputados representantes de los trabajadores como Aristides Montero Segura, hijo de Félix Arcadio Montero. En 1905 se fundó la primera Federación de Trabajadores y, en 1913, la primera Confederación General de Trabajadores, impulsando niveles más altos de organización y de lucha. El Centro de Estudios Germinal, impulsado por Omar Dengo, Joaquín García Monge, Carmen Lyra, José María Zeledón Brenes fue clave en este fortalecimiento del movimiento obrero, que ese mismo año, 1913, empezó a celebrar el Día Internacional de los Trabajadores, el 1 de mayo, a la par de la celebración de la rendición de William Walker, que originaba el día feriado.

La sociedad costarricense se había transformado. Había un desarrollo urbano pujante y un desarrollo industrial que marcaba el inicio del capitalismo en el país, a la par de un capitalismo agrario en marcha con las inversiones extranjeras en banano especialmente. Era el inicio de la época del imperialismo y de la política del Gran Garrote de los Estados Unidos.

Para las elecciones de 1913 participaron tres partidos obreros, el partido Obrero en Limón, el partido Obrero en Grecia y el partido Obrero en San José. Estas tres ciudades concentraban importantes grupos de obreros y trabajadores, agrícolas e industriales.

Las ideas anarquistas, socialistas y comunistas habían llegado a Costa Rica desde finales del siglo XIX. Las socialcristianas también con la Encíclica Rerum Novarum. Hasta aquí no había un planteamiento local de la toma del poder para la clase trabajadora.

Fue el Dr. Aniceto Montero, quien había estudiado en Europa y se había ligado a la Asociación Internacional de Trabajadores, la II Internacional, y al movimiento político de los bolcheviques dirigido por Lenin, quien a partir de 1917 intenta fundar un partido Socialista leninista, impulsor de la lucha de clases sosteniendo que la clase obrera debía gobernar y dirigir el país, y propiciando como modelo de nueva democracia y más amplia la Dictadura del Proletariado. Aniceto fue el antecedente político más importante al Partido Comunista, que se funda en 1931.

En el período legislativo 1920-1924 uno de los fundadores del Centro Germinal, José María Zeledón fue diputado.

Durante esos años hasta la muerte de Lenin en 1924, impulsó las ideas comunistas y la idea de la Dictadura del Proletariado como un concepto de una democracia superior a la existente, en tanto representaba más ampliamente a la sociedad costarricense en todos sus trabajadores, mientras para él los gobiernos hasta entonces existentes era de grupos oligárquicos.

En esos días Farabundo Martí, que había pasado por Costa Rica, en 1919, funda el partido Comunista de Centro América, en 1920. La Revolución Rusa provocaba en Europa levantamientos populares en distintos países y regiones.

Frente al movimiento Socialista del Dr. Aniceto Montero surgió el Partido Reformista de Jorge Volio, que lo eligió diputado, junto a Julio Padilla, en la década de 1920 y con ellos se logró materializar la lucha de la Ley de Accidentes de Trabajo en 1925, que se venía luchando desde 1908. En 1922 Vicente Sáenz fundó un Partido llamado Progresista, y en 1935 el Partido Socialista Costarricense. Otras expresiones partidarias a finales de la década de 1920 fueron la sección costarricense del APRA, “Alianza Popular Revolucionarias Americana”, de Víctor Raúl Haya de la Torre. Igualmente importantes fueron la Confederación Obrera Centroamericana desde 1914, la Confederación Obrera Panamericana, en cuya fundación en 1919 estuvo Joaquín García Monge, representando al movimiento obrero costarricense. Se intentó fundar el Partido de Unión de Centro y Sur América y las Antillas, en 1927. En ese período había fuertes movimiento unionistas centroamericanos.

En el segundo lustro de la década de 1920, en los años de 1925 a 1930, se dieron diversos grupos y movimientos políticos de izquierda que no participaron en elecciones, hasta que en las elecciones de medio período, de 1930, se inscribió el Partido Alianza de Obreros, Campesinos e Intelectuales que impulsó sin éxito electoral la candidatura a diputado de Joaquín García Monge, la de Ricardo Moreno Cañas y la de Alejandro Montero Segura, hijo de Félix Arcadio, entre otras candidaturas.

En junio de 1931, en medio de la crisis de la gran depresión se fundó el Partido Comunista de Costa Rica que, a partir de ese año hasta 1948, pasó a representar a la clase trabajadora nacional y a hacerse abanderado de la lucha por el socialismo y comunismo en el país, con gran sentido de la realidad, entendiendo que eso no era posible hasta que en la mayoría de los países del mundo y en las sociedades avanzadas, como la de Estados Unidos, ese proceso no estuviera en marcha, lo que se ha llamado el “comunismo a la tica”, que impulsó el Partido Comunista de Costa Rica, con su principal líder Manuel Mora Valverde.

Su preocupación política fundamental, desde entonces fue, al igual que los partidos políticos que levantaron la representación popular, fue meramente parlamentarista, es decir llegar con diputados al Congreso o a la Asamblea Legislativa, para desde allí impulsar o contribuir a impulsar legislación social, y reformas sociales y políticas avanzadas para el Estado y a sociedad costarricense. Ir avanzando en un fuerte conciencia social y política. No hubo en términos reales una propuesta de toma del poder para la clase trabajadora, ni siquiera como lucha política, más allá de así declararlo en determinados documentos políticos.

El Partido Comunista se hizo heredero directo de las luchas obreras y sus organizaciones sociales, especialmente de la Unión General de Trabajadores, que le sirvió de base de crecimiento en el período de la Gran Depresión, 1931-1934 y hasta 1938.

A partir de 1934 hasta 1948 el Partido Comunista eligió sus diputados. En la elección de 1939 se constituyó en la segunda fuerza política electoral, con un 9% de votación a su favor. El éxito de su crecimiento, entre otros elementos estaba que alrededor de las luchas parlamentarias movilizaban sectores populares en su apoyo. Los años duros de la II Guerra Mundial facilitaron la alianza en el gobierno del Dr. Rafael Angel Calderón Guardia, del gobierno, la Iglesia Católica encabezada por Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez y el Partido Comunista, dirigido por Manuel Mora Valverde, alianza que condujo al cambio de nombre del Partido Comunista por Partido Vanguardia Popular y a la Coalición política Bloque de la Victoria, para las elecciones de 1944 entre estas fuerzas postulando a Teodoro Picado Michalski a la Presidencia de la República, sin que Vanguardia Popular tuviera un solo ministerio en su gabinete.

La izquierda socialista, así puesto, no ha tenido experiencia de ejercer gobierno. Ha tenido la experiencia de participar en procesos electorales, especialmente desde 1934 hasta 1948 y partir de 1970.

En el período de la Segunda República hasta 1975 el Partido Comunista, o Vanguardia Popular, estuvo formalmente ilegalizado, sin posibilidad de participar directamente en elecciones. En 1962 apoyó al Partido Acción Democrática Popular que eligió a Julio Suñol Leal. A partir de 1970 eligió a Manuel Mora Valverde y a Marcial Aguiluz Orellana, momento a partir del cual se crearon las condiciones para eliminar las restricciones constitucionales y legales que existían sobre su participación electoral. Para este momento, habían surgido en el país otras fuerzas políticas de izquierda, el Partido Revolucionario Auténtico, el Movimiento Revolucionario del Pueblo y el Partido Socialista Costarricense, que empezaron a participar en elecciones. En 1974 el Partido Socialista lanzó su consigna “¡El pueblo al poder! ¡Tiemblen ricos! Ese año bajo el liderazgo de Rodolfo Cerdas Cruz, un excomunista, se fundó el Frente Popular que lo llevó a la Asamblea Legislativa. Y en 1978 estas fuerzas se coaligaron con Vanguardia Popular en Pueblo Unido, llegando a elegir en 1982 a cuatro diputados. Pueblo Unido fue un esfuerzo muy importante de unidad política, que quiso ampliarse a sectores progresistas e independientes de la social democracia y el socialcristianismo.

Las elecciones, como mecanismo de participación popular, solo conducen a la toma del gobierno y a la representación parlamentaria y municipal. No estrictamente a la toma del poder político como palanca del poder estatal.

Ni siquiera en la alianza política de 1943 para impulsar y aprobar la Reforma Social de la Garantías Sociales y del Código de Trabajo, se logró que el Partido Comunista, ya llamado Vanguardia Popular, como resultado de esa alianza, obtuviera un Ministerio, en el final del gobierno de Calderón Guardia, 1943-1944, o en el de Teodoro Picado, 1944-1948, que resultó de la coalición Bloque de la Victoria, en 1944, ni siquiera para dirigir la Secretaría de Trabajo.

Cuando ha habido ministros de izquierda o de tradición comunista en el período posterior de 1948, como fue el Dr. Arnoldo Mora Rodríguez, quien había sido militante del Partido Socialista Costarricense, Ministro de Cultura del Gobierno de José María Figueres, 1994-1998, o de Patricia Mora Castellanos, militante de Vanguardia Popular, de Fuerza Democrática y del Frente Amplio, que fue Ministra de la Mujer, en el gobierno de Carlos Alvarado Quesada, 2018-2022, ninguno de ellos resultó de una alianza política de sus Partidos con los partidos gobernantes, Liberación Nacional o Acción Ciudadana. Fueron escogidos literalmente a dedo, por méritos personales o reconocimientos políticos pero no por pactos o alianzas estratégicas de los partidos políticos. Fueron circunstancias particulares que los llevaron a esas alturas del poder políticos expresado en el Gobierno. Arnoldo Mora fue ministro los cuatro años de gobierno. Patricia Mora ministra casi tres años de gobierno porque renunció al mismo con motivo de las reformas retrógradas que impulsaba el gobierno de Carlos Alvarado, con las cuales no estaba de acuerdo.

Los partidos de izquierda, el Socialista Costarricense había sufrido una crisis divisoria a finales de la década de 1970 que se agudizó a inicios de la década de 1980, provocando su desaparición. El Movimiento Revolucionario del Pueblo igualmente desapareció en esta década. El Partido Vanguardia Popular tuvo su dramática crisis divisoria a mediados de la década de 1980, divisiones que afectaron a todos los movimientos sociales y sindicales del país, provocando en mucho su debilitamiento actual.

Las grandes luchas populares de 1970, contra la ALCOA, contra el Combo del ICE en el año 2000 o contra el TLC, en el 2006 y 2007 tuvieron otros resortes, que contribuyeron a las grandes movilizaciones, que a su alrededor se realizaron. En las tres luchas había diputados activos que se convertían en los elementos aglutinadores de las movilizaciones populares que se hacían a favor de las luchas que ellos daban en la Asamblea Legislativa. Ese fue un factor determinante. Había movimientos estudiantiles activos, que se movilizaban políticamente desde la izquierda. Había sindicatos con importante influencia de la izquierda que también se movilizaron. Hoy, por ejemplo, los sindicatos del ICE, de la CCSS, del INS, del BPDC, del sector bancario y de las instituciones públicas casi no se sienten frente a las amenazas que existen contra esas instituciones y contra sus sectores laborales, por los despidos que se están realizando. Los sindicatos magisteriales han perdido mucho su capacidad de combate, ni siquiera en defensa de su sistema de pensiones. Los sindicatos no se sienten frente al congelamiento de salarios de casi cinco años que existe proyectado para los próximos cuatro años. Ninguna lucha social, después de TLC, se ha realizado apoyando gestión legislativa alguna.

Electoralmente ha habido un ciclo de subibajas parlamentarias, especialmente con la participación del Frente Amplio desde el 2006, sin que alrededor de sus diputados igualmente se haya hecho alguna movilización popular trascendente. El Partido Acción Ciudadana tampoco sirvió para fortalecer parlamentariamente luchas o movilizaciones. Su segundo gobierno fue un retroceso institucional en el país. Los diputados de estos partidos en estos años poca memoria afirmaron en el colectivo social. Los actuales diputados del Frente Amplio se distinguen como parlamentarios, pero sin arraigo fuera del recinto parlamentario. Con simpatías políticas sobre su ejercicio parlamentario, pero sin luchas alrededor de las cuales se les aglutinen sectores movilizados. Los grupos de orientación trotskista se mantienen activos, pero alejados de la organización y las luchas populares, con un visión de poder político sin ningún planteamiento real y posible de alianzas con otros grupos.

Frente a la elecciones próximas, las de febrero del próximo año, la militancia histórica de lo que fue la izquierda carece de una alternativa política real y posible. Hay discusiones de exmilitantes de aquellos partidos en que se plantean la posibilidad, que ya no existe, de formar un partido político. El escenario electoral ya está marcado. No hay posibilidad alguna de impulsar la inscripción de otro partido. Todavía no se ha señalado por el Tribunal Supremo de Elecciones cuáles son en definitiva los partidos inscritos. Parte de esta izquierda, sin militancia partidaria, discute si votar por el Frente Amplio o por el esfuerzo que está haciendo Acción Ciudadana de lanzar candidata presidencial. Con grandes dudas se realiza este debate y sin precisión de candidatos.

¿Frente a las elecciones próximas qué es lo que se está jugando? Esta es la pregunta principal. ¿La posibilidad de que el gobierno de Rodrigo Chaves Robles continúe con otro candidato y otro partido político? Este es el principal reto político nacional que existe. Esta es la realidad que no se está apreciando bien por esta izquierda política.

Frente a este peligro real el escenario que se está levantado es con los candidatos Álvaro Ramos de Liberación Nacional, de Claudio Alpízar de Esperanza Nacional, de Juan Carlos Hidalgo de la Unidad Social Cristiana, de Eli Feinzaig del Liberal Progresista, de Fabricio Alvarado de Nueva República. Por ahora no hay otros candidatos ni otras alternativas políticas, que permitan ir viendo hacia dónde van las procesiones de febrero.

Frente a las elecciones de febrero se juega la democracia política, la democracia institucional, el Estado de Derecho y la división de poderes, el Estado Social de Derecho, las Garantías Sociales a las que les quieren aplicar la guillotina, la jornada de trabajo 4-3, los sistemas de pensiones, el aumento de la edad de retiro para pensionarse, el traslado del pago del ROP hasta la edad de 115 años lo cual es un absurdo y un sin sentido, el debilitamiento mayor de la educación y salud pública, el aumento del desempleo, del trabajo informal, de los bajos salarios, el mayor incremento de la criminalidad, del narco estado y del narco gobierno de continuar el actual. Se juega la Soberanía Nacional, la Independencia Nacional y el régimen de libertades y derechos de los costarricenses. Esta es la realidad.

Frente a las elecciones de febrero próximo ya no hay posibilidad de realizar coaliciones políticas electorales. Todos los partidos van por la libre. Todos los ciudadanos “al garete”, a la deriva, sin control ni orientación política, lo que conduce a fortalecer el caos y desorden de la proyección posible del actual gobierno.

Recordemos que en Costa Rica no se puede reelegir un presidente. El presidente Chaves no se puede reelegir. Pero sí se puede reelegir un partido político. Se han reelecto los partidos Liberación Nacional, la Unidad Social Cristiana y Acción Ciudadana. En el ambiente político actual bien puede elegirse el candidato al que el presidente Rodrigo Chaves le dé el visto bueno y lo apoye para su elección. Esta es una realidad. No hay que engañarse, ni hacer la del avestruz.

Rodrigo Chaves, que había quedado de segundo en las elecciones de febrero del 2022, ganó porque electorado no votó por Liberación Nacional y especialmente por José María Figueres. Apostaron a una nueva cara y a un discurso que se ha afirmado más en la gestión de gobierno de Rodrigo Chaves, que es el discurso antisistema, anti todos los partidos políticos, anti todos los políticos, anti todos los que ha gobernado, anti todos los diputados actuales exceptuando a los que apoyan el presidente Chaves, el discurso de hacerse ver como el presidente de todos los costarricenses, de todos los trabajadores, de todos los excluidos y marginados socialmente, que todas esas fuerzas no lo dejan gobernar. Este discurso en Chaves sigue siendo válido. Lo recoge en cierta forma la simpatía y reconocimiento que tiene en las encuestas, que sus opositores, líderes y partidos no quieren ver bien ni analizar correctamente.

¿Y si como puede suceder Rodrigo Chaves se lanza a diputado en agosto? El escenario político va a cambiar. La lucha por las diputaciones va a ser lo más importante. Rodrigo Chaves candidato a diputado va a tener su propia fuerza. El partido que lo postule va a sacar sus diputados, no los 40 que Chaves dice que deben nombrarse nuevos, pero sí una importante mayoría. El partido que postule a Chaves tendrá igualmente mayor posibilidad de ir a finales en caso de una segunda ronda.

La izquierda debe recordar que en determinados escenarios hay que tomar decisiones importantes. Sin alternativa electoral, el partido Vanguardia Popular, en 1958 llamó a votar por Mario Echandi, bajo el concepto de “la oposición triunfará”, y en 1966 llamó a votar por Daniel Oduber de Liberación Nacional, que los había puesto fuera de la Ley y que en el gobierno de Francisco Orlich ilegalizó el Semanario Adelante.

El gobierno de José Joaquín Trejos Fernández, apoyado por Liberación Nacional y José Figueres, nombraron a Manuel Mora Agente Comercial de Costa Rica para vender café y azúcar en los países socialistas, ante la crisis que tenía el país, lo que facilitó a pesar de la ilegalidad electoral al Bloque de Obreros en 1969, de la participación electoral del Partido Acción Socialista en 1970 que eligió a Manuel Mora y a Marcial Aguiluz, y la apertura de relaciones diplomáticas en el gobierno de Figueres, 1970-1974, con los países socialistas. Esta es la realidad política.

El partido Liberación Nacional especialmente tenía en su seno “sectores” de izquierda, progresistas y democráticos. También los había en otros partidos, así como había “independientes” de izquierda. Hoy estos “sectores” de izquierda no se tienen con claridad en esos partidos. ¿Pero los hay todavía democráticos? Esa es una lucha que no se da abiertamente en esos partidos. Pareciera que predominan los sectores conservadores y de la derecha política, alineados con la situación internacional dominante. La “izquierda” hoy es más variada y poco definida.

Para mí, la lucha electoral del 2026, de los próximos diez meses, estará centrada en la necesidad de preservar el desarrollo democrático nacional e institucional y los derechos sociales y laborales. Esta es la clave para definir el rumbo para ir a votar.

Fascismo, una definición

Por Frédéric Lordon, abril de 2025*

Ascenso de la extrema derecha

Debería empezar a estar bastante claro, cuando las milicias desfilan por París al grito de “París es nazi” y apuñalan a militantes de izquierda, que hacia lo que nos dirigimos es el fascismo. Está claro y, al mismo tiempo, todavía no está tan claro. La alusión histórica directa durante el episodio en cuestión no está sujeta a muchas interpretaciones. El drama es que hagan falta manifestaciones tan claramente reconocibles para que los comentaristas acepten hablar de “fascismo”. Probablemente harán falta esvásticas en el frontón de los edificios públicos para que La Nuance admita el peligro de una deriva fascista (por el momento, hemos de contentarnos con “iliberal”, y eso solo los días de gran embriaguez política). Es cierto que, ochenta años después, algunos siguen negando, frente a la colaboración y las redadas, que existiera nada parecido al fascismo francés.

Lamentablemente, esa evitación no se limita a la prensa burguesa. Por razones basadas en supuestas exigencias de rigor histórico y motivaciones políticas menos confesables, muchos sectores de la izquierda crítica no quieren decir simplemente “fascismo”; porque el “pánico fascista” es mal consejero, da lugar a estampidas electorales y a frentes republicanos improvisados, en definitiva, a masas errabundas.

Eso por lo que respecta a las motivaciones políticas. En cuanto a las exigencias de rigor, se esconden detrás de Poulantzas, Marx o Gramsci.

Y se dice “Estado autoritario”, “bonapartismo” o “cesarismo”. Pero en ningún caso “fascismo”.

Sin embargo, salimos del “bonapartismo” o “cesarismo” cuando el Estado autoritario se vincula al elemento racista más allá de cierto umbral. Porque “vinculado” lo está casi constitutivamente, en tanto Estado del capital y, por consiguiente, Estado racial (1), desde las depredaciones de la acumulación primitiva hasta el tratamiento contemporáneo de los pueblos surgidos de la colonización o la esclavitud. Sin embargo, hay trasposiciones de umbral que marcan diferencias cualitativas, como cuando el racismo sistémico de Estado comienza a manifestarse en la modalidad sistemática de la deportación.

La modalidad es ahora explícita en los Estados Unidos de Trump, pero no tardará en serlo en la Francia de Le Pen-Retailleau. En ambos casos, la alianza del chárter y la motosierra tiene mucho futuro por delante; secundariamente, veremos cuánto tiempo más finge el Partido Socialista francés no darse cuenta de nada.

Ni siquiera está claro que esta evolución, por indiscutible que sea, baste para vencer las reticencias mientras toda la parafernalia fascista – uniformes, brazaletes y oriflamas– no vuelva a verse en las calles (aunque ya comienza a verse…). Es cierto que la fijación en los signos exteriores catalogados por la historia y bien identificados sigue siendo el principal obstáculo para reconocer lo mismo cuando se presenta bajo otro aspecto. Aunque no previó la variante “inmobiliaria” del trumpismo, Orwell advirtió del peligro de las reapariciones irreconocibles: el fascismo de “bombín y paraguas plegado” –o con una gorra roja “MAGA”–. Eso era lo esencial y, como no se le escuchó, el fascismo se quedó en su condición de hápax, inadecuado para pensar la política contemporánea. Solo hay un remedio para esa fijación en imágenes (particulares): el concepto, que es general y por lo tanto susceptible de aplicarse a diferentes configuraciones históricas, incluidas aquellas que aún no conocemos. Mientras no se proponga una definición, el fascismo seguirá siendo una alusión histórica imposible de trasponer. Es verdad que una definición no indica ni las causas ni las salidas de emergencia. Pero nos interesa definir adecuadamente para identificar las unas y las otras. Por otro lado, hasta una simple definición tiene consecuencias.

Este es generalmente el momento en que se menciona a Umberto Eco y sus “14 señales para identificar el fascismo” (2). Esa es la dirección que debemos seguir. Pero no con catorce criterios. Catorce criterios no alumbran un concepto o definición: hacen una descripción. E incluso una calcomanía de la primera coyuntura histórica, que precisamente nunca se reproducirá de manera idéntica y, por tanto, no sirve para reflexionar sobre actualizaciones originales.

Una definición: algo nada fácil. Lo primero es intentarlo. He aquí un intento: por fascismo debemos entender la combinación de tres elementos.

1) Un Estado autoritario. Un Estado, por un lado, embarcado en la uniformización institucional de todos los sectores de la producción de ideas: educación, investigación, cultura, medios de comunicación –la purga antiwoke de las instituciones públicas estadounidenses está sin duda destinada a convertirse en un modelo del género–. Un Estado, por el otro, reforzado en su aparato represor, una policía-justicia alineada ideológicamente, sin duda también armada, utilizable con fines policiales; aparato formal con extensiones informales: grupúsculos satélites y milicias callejeras espoleadas por milicias digitales en una voladura de todas las reglas de la violencia política. Entre las “señales” (y no los elementos de definición) estarán sin duda los asesinatos políticos. Por desgracia, podemos pronosticar que están a la vuelta de la esquina. En cualquier caso, con el fascismo la única regla en lo que a violencia política se refiere es que hay que esperar cualquier cosa.

2) Una instrumentalización sistemática de las angustias identificativas y las pasiones últimas, esto es, llevar a una mayoría de dominados, objetivamente maltratados por el orden socioeconómico y simbólicamente degradados, a recomponerse volviéndose, no contra los dominantes, sino contra aquellos más dominados que ellos, más exactamente contra algún segmento de la sociedad presentado como infame y construido simbólicamente para ese fin excretor.

3) Una doctrina civilizacional-jerárquica de horizontes apocalípticos, repletos de amenazas “existenciales”. ¿Queremos signos del resurgir fascista? La proliferación de la palabra “existencial” es una de las señales por excelencia. Es el concentrado paranoico del fascismo. Y la clave de su autorización de la violencia: porque si hay una “amenaza existencial”, entonces es cuestión de “vida o muerte”, y en esas condiciones de “peligro vital” todo está permitido. Disparar con ametralladoras sobre lanchas de migrantes estará permitido, ya que el “Gran Reemplazo” supone nuestra aniquilación. El genocidio de los gazatíes y la limpieza étnica de los supervivientes está permitido, ya que la propia Palestina es una “amenaza existencial” para Israel. Como lo será Rusia para nosotros si hay que plantearse una guerra exterior para que la gente se olvide de los problemas internos.

Entre el concepto y la realidad: ¿dónde estamos? Todo se está poniendo en práctica. La burguesía del poder, política y también mediática, ha elegido el racismo antiárabe como su nuevo valor directriz; del caso Benlazar a los destinos comparados de Bétharram y el instituto Averroès (3), la actualidad reciente sigue confirmando lo que la ha precedido. Todas las derechas se están fusionando en un bloque ideológicamente homogéneo de extrema derecha, incluido el macronismo, obviamente, que tan bien habrá preparado el terreno durante ocho años. Los medios de comunicación dominantes ahora tienen una sola agenda: hacer de muro de contención. Pero frente a la izquierda. Francia Insumisa es antisemita, Reagrupamiento Nacional es republicano. En Estados Unidos todo lo que está a la izquierda de Trump es “comunista”. El presidente bis hace un saludo fascista, los editorialistas creen ver una efusión un tanto torpe. Incluso cuando la imagen histórica está ante nuestros ojos, sigue siendo posible no verla.

De hecho, una emisora pública francesa examina el potencial de una Riviera de Gaza. El proceso sigue su trayectoria nominal.

(1) Según la tesis de David Goldberg, retomada y desarrollada por Houria Bouteldja. Véase David Theo Golberg, The Racial State, Wiley-Blackwell, Boston, 2001; y Houria Bouteldja, Patanes y bárbaros. La apuesta del nosotros, Akal, Madrid, 2023.
(2) Umberto Eco, Contra el fascismo, Lumen, Madrid, 2018.
(3) NdlR: El humorista Merwane Benlazar fue duramente atacado por su apariencia, considerada salafista, en el polémico programa de televisión “C à vous”, y tras la divulgación de antiguos comentarios en X. Más de 170 antiguos alumnos del colegio Notre-Dame de Bétharram, un prestigioso internado católico en Bearne, cerca de Pau, han denunciado violencia física, agresiones sexuales y violaciones cometidas en el centro. Las denuncias abarcan varias décadas de violencia contra los menores, sin embargo, hasta ahora había sido una institución intocable y de gran reputación, muchos de cuyos alumnos procedían de buenas familias del sur de Francia. En Lille, el liceo Averroès, el mayor instituto musulmán de Francia, dejó de recibir dinero público tras la decisión del exprefecto Georges-François Leclerc, quien acusaba al centro de “atentar contra los valores de la República”. Esta decisión está recurrida en los tribunales y el inicio del juicio está previsto para este abril. El magistrado instructor del tribunal administrativo de Lille ha solicitado la anulación de la decisión del exprefecto y el restablecimiento del contrato con el Estado francés.

Frédéric Lordon
Filósofo y economista, autor de Figures du communisme, La Fabrique, 2021, París.

Fuente: Le Monde Diplomatique, edición digital en español de abril de 2025
https://mondiplo.com/fascismo-una-definicion

Médico Jorge Roldán agradece a Roberto Salom apoyo de la UCR para la prevención del suicidio en Los Santos

El médico Jorge Roldán Villalobos expresó su agradecimiento a Roberto Salom Echeverría, ex vicerrector de Acción Social de la Universidad de Costa Rica (UCR), por el apoyo brindado para desarrollar herramientas que han contribuido a reducir la incidencia del suicidio en la zona de Los Santos.

Según compartió Roldán, en 2013 tuvo la oportunidad de reunirse con altos funcionarios de la UCR para manifestar su preocupación por la falta de estudios sobre el suicidio en la región. A partir de ese encuentro, la universidad destinó recursos para investigar esta problemática y capacitar a liderazgos comunales.

«El agradecido a nombre de una comunidad, un cantón y de toda la zona de Los Santos soy yo», manifestó el doctor Roldán. «Recuerdo mi terrible angustia cuando busqué estudios que me ayudaran a encontrar soluciones ante tan preocupante índice de suicidio».

El médico relató que realizó una llamada directamente a la oficina del rector, cuya respuesta describió como «ver la luz al final del túnel». Para abordar esta problemática, convocó al párroco y al entonces alcalde Eduardo Chacón, quien falleció durante la pandemia después de que juntos lograran que su cantón fuera el último en registrar casos de COVID-19.

Roldán destacó que, tras el apoyo de la UCR, ha observado una significativa reducción en los casos de suicidio, lo que considera «un resultado espectacular de una institución que no solo forma profesionales, sino que además aporta muchas buenas cosas al país».

El encuentro entre Roldán y Salom Echeverría, quien es Magister Scientiae en Sociología, catedrático jubilado de la UCR y ex vicerrector de Acción Social, ocurrió recientemente durante una visita de este último a la zona de Los Santos.

Imagen: Roberto Salom Echeverría junto al médico Jorge Roldán Villalobos.

Una universidad al servicio de la vida – La visión transformadora de Ignacio Ellacuría

Observatorio de Bienes Comunes, UCR

En un contexto de creciente desconexión entre las universidades y la realidad social —acentuado por los cuestionamientos a la Universidad de Costa Rica (UCR) y la creciente deslegitimación de sus autoridades—, el Observatorio de Bienes Comunes: Agua y Tierra publica el documento de trabajo titulado «La universidad como fuerza transformadora – La visión de Ignacio Ellacuría» (abril 2025), en el que se reivindica una educación comprometida con la justicia, los derechos humanos y los bienes comunes.

A partir del legado del filósofo y teólogo jesuita Ignacio Ellacuría, la publicación lanza una interpelación directa a las universidades públicas: ¿están cumpliendo su misión histórica o simplemente replican estructuras de poder y privilegio? Lejos de quedarse en la crítica, el documento propone una alternativa concreta: una universidad viva, crítica, popular y solidaria, capaz de «ponerse en lugar del pobre» y de convertirse en conciencia crítica del país.

Uno de los ejes centrales del texto es la defensa de la educación como bien común social, no como mercancía. Inspirado en la “filosofía de la realidad histórica” de Ellacuría, se plantea que el conocimiento debe ser producido y compartido en función de las mayorías, como herramienta para la transformación social. Desde esa lógica, se recupera el ejemplo de los mártires de la UCA como símbolo de una autoridad universitaria distinta: ética, cercana al pueblo, dispuesta a incomodar al poder y a encarnar el saber con valentía.

El documento invita a repensar profundamente los fines y métodos de la educación superior, y deja abiertas preguntas clave: ¿qué universidad necesitamos? ¿Puede la educación convertirse en un instrumento colectivo de liberación? ¿Cómo recuperamos el valor público del conocimiento?

Documento completo disponible aquí

Les compartimos este video realizado por la Universidad Iberoamericana de Puebla para conocer algunos datos biográficos y del pensamiento de Ignacio Ellacuría

Fuente: https://bienescomunes.fcs.ucr.ac.cr/una-universidad-al-servicio-de-la-vida-la-vision-transformadora-de-ignacio-ellacuria