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Danza, ciencia e historia acercan a la UCR con el continente africano

El bailarín y coreógrafo keniano Fernando Anuang’a compartió con Danza Universitaria dos semanas de talleres y actividades en el marco del Festival [ ] Paréntesis. Además de transmitir resultados de su propia investigación dancística, compartió características de la danza tradicional masái: saltos potentes, movimiento de ondulación de todo el cuerpo y el protagonismo de la respiración. CRÉDITO: Anel Kenjekeeva / ODI

A unos 13 500 kilómetros de nuestra capital, entre Kenia y Tanzania, y tras cientos de años de historia, el pueblo masái conserva su actividad ganadera, el respeto a sus guerreros y su danza tradicional.

Este conjunto de conocimientos originarios, combinados con la danza contemporánea, fueron transmitidos a integrantes de Danza Universitaria por el bailarín y coreógrafo keniano Fernando Anuang’a, en una reciente visita a la Universidad de Costa Rica (UCR). Este colectivo le dedicó el Festival [ ] Paréntesis 2019 – un espacio para democratizar la danza y homenajear a quienes hayan contribuido a su desarrollo alrededor del mundo – por su labor en preservar la danza tradicional de su pueblo masái y fusionarla con la danza moderna.

“Fernando fue invitado porque es el único artista en su país haciendo un trabajo de hibridación entre las danzas masái y contemporánea; su trabajo nos recuerda la riqueza de la danza en todas sus formas y a su vez la complejidad y la técnica presente en todas ellas”, explicó Hazel González, directora de Danza Universitaria, quien añadió que su visita representa un importante aporte al conocimiento artístico nacional.

En sus palabras, las danzas africanas han aportado muchísimo al baile popular de nuestro país, y la danza afrolimonense es un resultado de ello. Éstas, a su vez, han enriquecido los ritmos y formas de bailar en América Latina.

“Estos intercambios son muy importantes, en cualquier arte o en cualquier actividad humana. Cuando lo hacemos, nos permitimos aceptar otras culturas de manera que podamos entendernos entre nosotros, y esto facilita la apertura. Se trata de encontrar una comunión para trabajar en conjunto”, comentó Anuang’a. El artista agregó que, tras los talleres y actividades realizadas en la universidad, espera haber transmitido a los bailarines nacionales la importancia de la tradición, sin considerarla un obstáculo para el desarrollo sino una base para su formación y enriquecimiento.

Aunque los lazos que la UCR ha ido tendiendo con el continente africano no son nuevos, esta reciente visita marca la pauta de un interés cada vez mayor de la academia por fortalecer estos acercamientos.

“África es un continente de oportunidades para identificar intereses comunes, e incluso para establecer procesos de cooperación. La reciente apertura de una embajada costarricense en Nairobi (Kenia) es una señal de que el país empieza a reconocer esta importancia, y que podríamos tener puentes más sólidos entre las instituciones de educación superior de ese continente y nuestra universidad, que ya se han ido moldeando”, indicó Leonora de Lemos, jefa de la Oficina de Asuntos Internacionales y Cooperación Externa (OAICE).

De Lemos se refiere, principalmente, a las experiencias de cooperación científica del Instituto Clodomiro Picado (ICP), y a los esfuerzos de la Cátedra de Estudios de África y el Caribe (CEAC) para el reconocimiento de los aportes de la población afrodescendiente al país.

José María Gutiérrez, investigador y coordinador de cooperación internacional del ICP, comentó que la principal relación de este instituto ha sido con Nigeria, país con el cual inició el ambicioso proyecto para producir antivenenos para África, hace más de una década. Asimismo, el ICP ha desarrollado cooperación en Swazilandia, y sus antivenenos se distribuyen también en los ministerios de salud de Burkina Faso y Mali.

“La colaboración con estos países africanos ha enriquecido enormemente la labor académica y social del ICP, pues nos ha permitido investigar y estudiar venenos de serpientes de África, que son diferentes a los de América Latina, y por lo tanto desarrollar antivenenos y sustancias inhibidoras novedosas como posibles terapias. Además, este desarrollo significa un salto cualitativo en la proyección internacional del ICP y en el cumplimiento de su misión social, pues este continente tiene una severa crisis de abastecimiento de antivenenos”, aseguró el investigador.

Rina Cáceres, coordinadora de la CEAC, expresó que la misión principal de esta cátedra ha sido encontrar nichos de oportunidad para compartir experiencias comunes, transversales a América Latina, el Caribe y África. “Reconocer la presencia y aportes de la población afrodescendiente en nuestro proceso histórico es una dimensión necesaria para, en paralelo, afianzar espacios comunes en la superación de retos de nuestras sociedades contemporáneas”, expresó. En sus palabras, desde esta cátedra, pronto se podrían tejer alianzas concretas con Sudáfrica, en áreas como migraciones y salud.

“La diversidad y riqueza que encontramos en cada país es inmensa y, por ello, la Universidad de Costa Rica apuesta por crear lazos académicos y culturales con aquellas naciones con las que históricamente ha tenido menos intercambios. África representa un espacio para generar alianzas en múltiples disciplinas, y manifestamos nuestro interés por tener más acercamientos que propicien investigación y la movilidad”, acotó el rector Henning Jensen.

 

Caterina Elizondo Lucci

Periodista, Rectoría

Información generada desde la Vicerrectoría UCR.

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