Día Internacional de las Personas Cuidadoras

José Luis Pacheco Murillo

El 5 de noviembre se rinde un merecido homenaje a aquellas personas que se dedican al cuidado de personas mayores o en situación de dependencia. Se celebra el Día Internacional de las Personas Cuidadoras. Esta efeméride se creó en el año 2014, para reconocer la labor ejercida por cuidadores profesionales y familiares que dan lo mejor de sí mismas en la atención y cuidados a personas para el mejoramiento de su calidad de vida, bien sea por enfermedad, discapacidad o por edades avanzadas.

Una persona cuidadora es aquella que brinda el apoyo requerido para el cuidado de otra persona que se encuentra en situación de dependencia, ya sea de manera transitoria o definitiva, para satisfacer sus necesidades básicas y contribuir a la mejora de su calidad de vida.

Estas personas en muchas ocasiones son verdaderos ángeles que se dedican a atender a quienes lo necesitan y son de suma importancia para que la calidad de vida de las personas que atienden sea de lo mejor.

En muchas ocasiones la situación de cuido de personas se torna muy difícil ya que no son solo los requerimientos de medicinas o alimentación, sino que tiene que lidiar con el carácter de la persona a la que cuidan e incluso con los familiares de estas personas.

Es muy importante que tomemos conciencia sobre la labor o servicio tan importante que llevan a cabo las personas cuidadoras. Muchas veces el cuidado de las personas requiere de entrega, dedicación y disposición que no todos están dispuestos a dar incluso los mismos familiares, por eso, precisamente contratan a estas personas cuidadoras que se convierten en tabla de salvación para la persona que cuidan y para sus familiares.

Todos estamos con posibilidades de llegar a necesitar de alguien que nos cuide y por ello el respetar y admirar a quienes realizan esa labor y servicio tan especial e importante.

Que Dios bendiga a las personas cuidadoras y les dé la fortaleza física y emocional para que continúen prestando ese servicio, que, aunque a veces se paga, la verdad es que no tiene precio para quienes reciben su atención, a veces con un cariño y esmero que los mismos familiares no dan.