El campeonato mundial

El campeonato mundial

Álvaro Montero Mejía

 

Todos los costarricenses nos sentimos orgullosos y satisfechos por el desempeño de nuestros jóvenes futbolistas durante el pasado Campeonato Mundial en Brasil. De igual modo, es imposible pasar por alto la dirección técnica, estratégica y táctica del profesor Jorge Luis Pinto. Su admirable trabajo demostró el papel que desempeña ese componente que hemos denominado «el factor dirección», aplicable a múltiples actividades sociales, incluida la política.

Agregamos que son perfectamente explicables las muestras de entusiasmo y de legítimo orgullo que estos muchachos insuflaron en amplios sectores de la ciudadanía. Pero aun satisfechos y orgullosos, Costa Rica no es un mejor país por la habilidad, el pundonor o la fortaleza de ese grupo de jóvenes deportistas, por admirables y brillantes que hayan sido sus demostraciones en el campo de juego.

Los pueblos son siempre el resultado del prolongado empeño de sus mejores hombres y mujeres: científicos, artistas, pensadores, estadistas y conductores sociales y espirituales, en estrecha vinculación con el esfuerzo creador del conjunto mayoritario de los trabajadores manuales e intelectuales. A esa labor multitudinaria hay que agregarle las luchas históricas emprendidas por nuestro pueblo, desde las grandes batallas por la Independencia en Santa Rosa y Rivas, la defensa social y sindical de los derechos conculcados, las luchas por las Garantías Sociales y el Código de Trabajo o por el derecho a la educación, junto a las grandes reformas institucionales como la Nacionalización Bancaria, la creación del ICE o la fundación de las Universidades Públicas.

Aun así, la calidad y el éxito de los pueblos no dependen únicamente de sus momentos heroicos sino del trabajo diario, de esa suma de riqueza que se acumula día tras día, convertida en trabajo sólido,o sea,en objetos materiales tales como alimentos,casas o escuelas, zapatos y ropa, junto a esos mismos valores espirituales incorporados en el trabajo: respeto mutuo, amor por los semejantes, solidaridad. Esa es precisamente la riqueza que los pueblos crean con el sudor de su frente.

Esa es la Patria que debemos exaltar y defender, la que debemos mejorar, de modo que toda la riqueza creada se reparta mejor, que se eleve la conciencia cívica de las amplias mayorías, que aprendamos a respetar a los que luchan en cualquier lugar del mundo por construir sociedades fraternas y justas y que nos sintamos orgullosos, primero que nada, por lo que alcancemos nosotros en ese empeño, por la alegría de nuestros niños y el bienestar de los más humildes.

De este modo, los éxitos en el futbol deben ser ubicados en su justo lugar y ser conscientes de que el triunfo de “la Sele”, es solo una pequeñísima muestra de lo que se puede lograr con disciplina, trabajo en equipo y un claro sentimiento de orgullo nacional.

Pero no debemos exagerar el entusiasmo, porque ahora viene lo más difícil: enderezar el rumbo torcido en que nos colocó el proyecto neoliberal y entender que, como dijera un experimentado comentarista deportivo, “once pares de tacos no son la Patria”.

 

Enviado a SURCOS por el autor.