El Rock como Pandemia de justa rebeldía latinoamericana: «Rompan todo» (2020)

Jiddu Rojas Jiménez

Creada por Nicolás Entel y dirigida por Picky Talarico. Producida por los mismos, más Iván Entel (debe ser familia), y desde luego, el capo argentino y radicado en México… Gustavo Santaolalla.

Santaolalla es un personaje talentoso, polémico y contradictorio, y políticamente discutible. Millonario, músico y «empresaurio» progre. Y tiene un defecto, sale hasta en la sopa de Mafalda.

Y es necesario citarlo acá también y no por el talento fusión del grupo «Bajo Fondo».

Visualizó y organizó a la Contracultura, y la hizo potable y comercial, la hizo sostenible y la desarmó sin querer hasta gastarla. Desde Monterrey hasta Argentina.

Ni modo, es un tema bifronte, complejo, no resuelto. Nos queda la nostalgia frente al Capitalismo Global, la exclusión creciente, la polarización, y el Reguetón.

A propósito del documental, hay que decir que la influencia de Gustavo Santaollaya es más que notoria. Es insoportable.

De Argentina a México y de México a Argentina y ya…con paradas en Perú, Colombia, Uruguay y Chile. Brasil, un subcontinente cultural, se menciona sólo para hablar del exilio argentino tolerado durante la «Dicta-blanda» brasileña.

De ahí sus aciertos y carencias…

Desde mi óptica, me dejó severos efectos colaterales… Es como una especie de diarrea mental de intensos recuerdos y vivencias sobre el Rock, de mi juventud y en mi caso, de la resistencia cultural y política. Para mí todo iba de la mano…

Somos la generación de izquierda que puso Rock en las Manifestaciones.

Ese es mi Rock Latinoamericano, el que nos acompañó durante décadas de resistencia.

Y ya no sé si existe en términos puristas el Rock Latinoamericano exactamente, en términos puros no lo sé, tal y como sí se sé que existe una Filosofía latinoamericana.

Como tampoco sé, si existe una historia del Rock Latinoamericano.

Pues como objeto de estudio histórico es cuestionable su amplia delimitación en tiempo y espacio, e incluso la delimitación del objeto mismo de estudio. ¿Qué putas es Rock? (¿Y el RAP y el Soul y la Música del Mundo?)

¿Una actitud? No me jodás.

Las carencias obvias del Documental obedecen a la biografía y óptica del todopoderoso Gustavo Santaollaya, genio y figura y poderoso productor asociado con el también argentino Óscar López.

¿Nunca mencionar a Centroamérica? Eso ya es insultante. Ni siquiera a Alux Nahual. Menos a Costa Rica, que está sobrada en Rock. ¿Habrá que invitarlo a hacer negocios a Costa Rica a Gustavo Santaolalla?

¿Pero explicar a Sumo y Luca Prodan en Argentina, sin mencionar a la Polla Records y a su cantante Evaristo, gallego criado como Vasco? ¿O explicar Vicentico y Los Cadillacs sin su exilio a España? ¿O a Andrés Calamaro sin «Los Rodríguez» también en su exilio ibérico?

¿Le perdonamos a Enrique Guzmán en México y a Palito Ortega colaborar con el enemigo? Léase con sendas Dictaduras. ¿Nos hacemos los locos?

Mientras Gieco después de ser perseguido, pasa a cantar para los soldados argentinos de Las Malvinas, en plena Dictadura.

Y mientras, Federico Moura, el más comercial New Wave, junto a los Punks de «Los Violadores» y Pil- Trafa, se negaban a hacerlo.

Cosas veredes… Gieco, honesto, se disculpará luego en público.

Pero Moura, el verdadero héroe, ya había muerto de SIDA en 1988: sus hermanos años más tarde, – también músicos-, lo desentierran, y lo creman y arrojan sus cenizas en el Río de la Plata, para que se encuentren con las de su hermano Jorge, militante del ERP, torturado, asesinado y desaparecido durante la última Dictadura militar.

Luca Prodan (1987), Miguel Abuelo (1988) y Federico Moura (1988) despiden la época hedonista, casi frívola, de los 80s del Rock Argentino. ¿Se supo esto siquiera en Centroamérica que venía de sus propios genocidios y guerras civiles? El genocidio argentino es un picnic a la par del de Guatemala, El Salvador o Nicaragua con Somoza y la Contra.

Un documental del Rock en Centroamérica debería llamarse: ¡Qué se rinda tu Madre!, con el poeta guerrillero Leonel Rugama (Pero fue asesinado en combate por la Guardia de Somoza en 1970).

¿Volviendo a la Argentina, se podría explicar a Soda Stereo sin Virus y Moura? ¿O a su éxito comercial sin el apoyo transnacional de Sony Music? ¿Hay un Rock argentino como en la gran literatura argentina, tipo Boedo versus Florida? ¿Y si fuese así qué tan relevante sería en términos de la Contracultura?

¿Hay pues un Rock para River Plate y otro para Boca Juniors? ¿Es esto válido para el resto de América latina? Son elementos estéticos y sociológicos válidos, pero complejos y dialécticos.

¿Hablar del Rock Mexicano sin hablar del Rock Progresivo de México, y sin mencionar a «Cabezas de Cera»? ¿Son demasiado universitarios acaso?

¿Hablar de «Los Jaivas» o del gran Víctor Jara de Chile, pero no de Silvio Rodríguez y de la Nueva Trova o de la música rock y fusión de Cuba?

¿Hay un Rock latinoamericano o hay más bien, un Rock Iberoamericano que incluye al Estado Español? ¿Si hablamos de Luca Prodan no debemos mencionar a Italia al menos?

O al revés: Del gran circuito comercial y cosmopolita global del Rock y su gran industria cultural de masas (Adorno/Benjamin) tenemos a un genio como Vangelis, – colaborador del clásico cantante británico de Rock Progresivo Jon Anderson vocalista de Yes-, pero… ¿podríamos explicarlo sin la voz comercial y pop e insoportable, de quien lo catapultó, – uno de los favoritos de mi Mamá-, de Demis Roussos, su primo, también griego, nacido en… Egipto (sic), y quien solía cantar en Español o Italiano?

¿Se puede explicar el genio de Vangelis Papathannasiou joven millonario griego, sin el sonido progresivo previo de «Aphrodite’s Child» con su primo Demis Roussos gran cantante pop comercial tratando de huir de la Dictadura militar en Grecia de 1967?

Tengo una lista de mensajes de mi Generación X y más jóvenes quejándose del Documental. Claro tiene carencias graves…

Por ejemplo, del tipo, ¿cuándo empezará a tributar Netflix?

Al fin y al cabo estamos viéndolo y disfrutándolo parcialmente.

En fin, sin duda, cumple cierta función social y cultural y hasta política de introducción general al tema. Es la verdad práctica.

Me quedan imágenes importantes que rescato del Documental:

Más que al TRI a la Contracultura post- Tlatelolco 1968, y al Festival de Avándaro de 1971 en México sobrevivir hasta Saul Hernández y Caifanes, o Rita Guerrero (1964 – 2011) de Santa Sabina… Cercana al EZLN y muerta de Cáncer de Seno y casi olvidada, así como su denuncia pública por la tardanza y el mal tratamiento recibido, en el Seguro Social de México.

Me gustó como siempre, oír al Flaco, al gran Luis Alberto Spinetta desde Almendra hasta su partida, o a Fito pontificando, y a la locura iluminada, sagrada, de Charly cerrando con «Say No More».

Me recordó y emocionó hasta el llanto, cuando conocí personalmente a Charly en unos breves segundos y minutos, en el Cuartel de la Boca del Monte.

O como cuando Spinetta vino a Costa Rica en el Melico, después de años de nunca nunca venir, y ante el escándalo histérico, el estruendo delirante, nos pidió silencio, y al no darse ninguna calma paró y gritó enojado: «¡Cállense! Parecen argentinos.»

Spinetta, genio y figura.

Volviendo al Documental… Me emocionó escuchar a Jorge González de Los Prisioneros de Chile, hablando de las manos cortadas de Víctor Jara. Y verlo abrir aquel Concierto de Derechos Humanos en Argentina en democracia, porque en Chile fue prohibido el evento. Yo lo viví en Costa Rica en cambio. El mejor Concierto de mi vida en 1988.

De esas imágenes grabadas clásicas, de las que el Documental no es dueño por ser universales, me conmovió, y me conmueve, porque me mueve, escuchar al Indio Solari y de los Redonditos de Ricota, con su perfil underground argentino, consecuente a lo Jerry García y Grateful Dead gringos. (Aquí abajo una otra versión energética del veterano Solari, desde Argentina.)

Hay que decirlo: El Indio Solari, cantante de los mentados «Redonditos de Ricota», además es un poeta:

«En este film velado en blanca noche /
el hijo tenaz de tu enemigo/
el muy verdugo cena distinguido / una noche de cristal que se hace añicos /
No lo soñé…/
(Se enderezó y brindó a tu suerte)
No lo soñé…/
y se ofreció mejor que nunca/
¡No mires por favor!/
y no prendás la luz…/
la imagen te desfiguró/
Este film da una imagen exquisita/
esos chicos son como bombas pequeñitas/
(… )
No lo soñé…
ibas corriendo a la deriva
No lo soñé…
Los ojos ciegos bien abiertos
¡No mires por favor! /
la imagen te desfiguró/
(…) «
(Canción «Jijiji» en Concierto, Indio Solari).

Imagen tomada del Facebook de Jiddu Rojas Jiménez.

Enviado a SURCOS por el autor.