Los conversos religiosos y sus espejismos

Rogelio Cedeño Castro

 

Los conversos religiosos de cualquier tipo resultan ser los más fanáticos, especialmente en cuanto a la observancia del nuevo credo que adoptan, claro que esto no sólo sucede con quienes asumen como propias nuevas o viejas versiones de las antiguas religiones reveladas tales como el judaísmo, el islam, el hinduismo y el cristianismo, con sus múltiples rostros.

La legión de los conversos a nuevas versiones religiosas secularizadas también se vuelve la de unos fieles observantes, incluso en un grado mayor que los viejos acólitos, de una serie de dogmas sobre la magia del mercado y su mano invisible, de los axiomas o lugares comunes de la escuela económica neoclásica, y de la necesidad de dejar que el orden natural se encargue de regular la actividad económica, según el parecer de los viejos y los nuevos maestros de esta religión del pensamiento único neoliberal/neoconservador.

Durante estos meses, hemos visto a una multitud de viejos y nuevos progres, los que no hace mucho tiempo decían luchar por una transformación de la sociedad en beneficio de las mayorías populares, no sólo rasgarse las vestiduras, sino también denostar en los peores términos, a quienes no estaban convencidos de las bondades de un supuesto plan fiscal, el que en la práctica resultó un mecanismo más para perpetuar la evasión en materia impositiva y la herramienta para una violenta reestructuración de las condiciones laborales de los trabajadores del sector público, las que habrán de repercutir, de manera negativa, con el paso del tiempo sobre todo el conjunto de la clase trabajadora asalariada, tanto en materia de empleo como de ingreso.

Muchos prefirieron tomar distancia de su pasado, presuntamente marxista o anarquista, para abrazar el credo neoliberal/conservador llegando incluso a calificar de terroristas o miserables morales a quienes dudaron de la nueva fe que adoptaron. Lo peor de todo es que, por algunos momentos, pretenden confundirnos con la vieja jerga progre, cuando ya hemos visto (hasta la saciedad) de cuál lado del presente conflicto se alinean y la manera agresiva e intolerante, proclive al neofascismo, con lo que la lo han venido haciendo.

En cambio algunos integristas religiosos, dentro de las viejas tradiciones cristianas, terminaron por adoptar posturas críticas con respecto a los nuevos conversos a los dogmas de las religiones secularizadas. De repente se encontraron en su labor política dudando del mercado, y de sus mágicas bondades, oponiéndose a ciertas medidas del paquete neoliberal, lo que les valió una severa descalificación, por parte de algunos de los que, hasta hace muy poco tiempo, se autodefinían como progres y hasta de izquierda, un lado del espectro político que parece haberse borrado del mapa, o sigue estando representado por gentes que viven en un mar de confusiones, oscilando entre formar parte de un gobierno cada día más autoritario y proclive a la derecha o apostando por revoluciones que no existen, en ciertos países vecinos ¿ será que a la larga resulta más fácil dialogar con quienes profesan viejas tradiciones religiosas que con los conversos al mercado y a las bondades del capitalismo, en sus expresiones más destructivas y salvajes?

 

Compartido con SURCOS por Juan Carlos Cruz Barrientos.

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