Los jóvenes pueden construir entornos de paz

El Instituto Costarricense de Masculinidad (Instituto WEM), su programa WEM JOVEN y la Red de Masculinidades Juveniles (MAES), ante los recientes hechos de violencia entre personas adolescentes que han circulado en videos a través de las redes sociales y medios de comunicación, manifestamos lo siguiente: 

  1. Por respeto a las personas implicadas en los hechos presentados en los videos no vamos a referirnos a casos particulares, por su condición de personas menores de edad y porque las situaciones están en tutela del Patronato Nacional de la Infancia, única instancia autorizada para referirse a los casos mencionados.
  2. Más allá de los casos presentados en los videos y de los lugares donde se dieron, en nuestro país estamos en presencia de situaciones de diversos tipos de violaciones de derechos humanos y de violencia, desde el bullying hasta la violencia física, emocional y sexual, en contextos que la toleran, la promueven y hasta la normalizan y homologan como “bromas”, con la complicidad y silencio de las personas que observan y hasta directa o indirectamente participan. Esta situación se da en todos los contextos socioculturales, en la calle, en las familias, en el mundo de la política y, por ende, en los contextos educativos y en el mundo de las personas adolescentes, que no están aisladas de la sociedad ya que reproducen las conductas, íconos y formas de interacción que les han enseñado el mundo adulto. Por tal razón, creemos que lo presentado en los videos son tan solo un ejemplo de las muchas situaciones de violencia que en nuestro país viven a diario las mujeres, las personas menores de edad, las personas con discapacidad, las personas adultas mayores y otros hombres. En ese sentido, las acciones de violencia entre las personas adolescentes no deben ser vistas como conductas propias de ese grupo etario. Sería injusto y un error proyectar sobre este grupo toda la violencia que se vive en la sociedad ya que lo que hacen es un reflejo de lo que observan a diario en las noticias, en los medios de comunicación, en sus familias y comunidades.
  3. Sin que sea la única explicación de lo sucedido, en estas situaciones está presente un modelo de masculinidad machista, en el cual los jóvenes deben demostrar su hombría y ser reconocidos como “muy hombres”, o como “muy cool” – en lenguaje adolescente- ante su grupo de pares, y para ellos realizan en público actos de violencia hacia otras personas, ganando así popularidad, lo que les acarrea una cuota de poder entre su grupo.
  4. Estos hechos suscitan diversas reacciones y emociones en la población, desde la decepción, impotencia, tristeza, hasta la ira y deseos de venganza. Sin embargo, en medio de este tejido de emociones y pensamientos, el Instituto WEM y su programa WEM JOVEN desea realizar humildemente los siguientes aportes para el manejo y prevención de hechos como los ocurridos:

a) Se requieren acciones entrelazadas que articulen la sanción a las conductas cometidas con procesos educativos, de prevención, terapia y rehabilitación de las personas implicadas y sus familias. Y acá es necesario generar procesos restaurativos que involucren la reflexión, la acción, la reparación y el cambio, en donde las personas asuman su responsabilidad, reparen la acción y realicen compromisos de no repetición e inicien la sanación de la experiencia vivida.

b) Es necesario trabajar en los contextos educativos, comunitarios y familiares en donde ocurren estas situaciones, para evitar la complicidad, los comentarios y conductas que revictimizan a las personas que sufrieron los agravios y las acciones de “venganza” hacia las personas que las perpetraron.

c) Deben realizarse campañas de prevención en los centros educativos y en las comunidades dirigidas a las personas adolescentes de diversos géneros, para informar sobre las violencias y sus consecuencias y promocionar formas positivas de relación, en contextos sociales donde los valores de la sana convivencia puedan construirse, tales como empatía, respeto a las diferencias, diálogo, negociación, cuido y auto cuido.

d) Deben realizarse además campañas educativas en las instituciones, empezando por la familia, el centro educativo, las iglesias, grupos culturales y deportivos, en donde se promuevan los valores de una sana convivencia y se brinden herramientas concretas para trabajar con las personas adolescentes; herramientas que deben aprender las personas adultas para aplicar en su vida personal para ser ejemplo a seguir.

WEM JOVEN ofrece sus servicios de talleres y grupos de reflexión en torno al programa y campaña “Soy un joven no machista”, el cual promueve que los jóvenes construyan formas alternativas de relacionamiento con las demás personas y consigo mismos, bajo las consignas “Los jóvenes podemos construir una cultura de paz”. Instamos a las instituciones públicas, a las organizaciones de la sociedad civil, a las familias, las comunidades y especialmente a la población adolescente del país a detener la violencia y promover modelos positivos de relacionamiento entre todas las personas.

 

Compartido con SURCOS por Esteban Umaña Picado.