Manda a decir el Jaguar…

Isabel Ducca D.

Que no le gusta para nada que lo utilicen como una marca, más si es para embaucar a la gente ingenua sobre una ley nefasta para el pueblo.

Que cuándo lo han visto a él con corruptelas y componendas.

Que, por favor, respeten su hábitat y su forma de ser, porque eso de imitar su rugido más parece de un circo barato.

Que aprendan de las culturas originarias, pues era y es un símbolo espiritual.

Que eso de rugir en vez de argumentar da mucha vergüenza ajena.

Que si no saben argumentar, para eso hay cursos excelentes en las universidades públicas.

Que jamás la mala imitación de sus rugidos va a sustituir el arte de la retórica; que, desde la antigüedad griega y romana, saber expresarse es la base de la vida política.

Que si ruge tan feo porque tiene problemas de lenguaje, que no tenga pena, porque, ahora, en las facultades de educación de las universidades públicas, hay brillantes especialistas en la materia.

Que si ruge tan feo por problemas de personalidad, que tampoco le dé temor o vergüenza, porque en las universidades públicas hay maravillosas personas que lo ayudarían a superar esos trastornos de personalidad.

Que deje de hacerles caso a Bukele y a Milei, que esos sí están trastornados de verdad y que ya están fichados para la historia universal como violadores de los Derechos Humanos y excelentes discípulos de Hitler.

Y ya no transmito más los mandados del Jaguar, pues el resto fue una serie de advertencias pasadas de tono; mejor me las reservo.