Nos constituiremos en fiscales del proceso electoral

En el Frente de Acción Unitaria (F.A.U.) no estamos satisfechos con la actual campaña electoral; mas esta no es una insatisfacción gratuita: es porque ningún partido ha planteado los cambios necesarios para transformar las obsoletas estructuras institucionales y políticas vigentes en nuestro país. Nos referimos a los tres Poderes del Estado, a instituciones tales como la Contraloría General de la República, el Servicio Civil y otras instituciones autónomas, así como el urgente cambio en diversas leyes que, como el Código Electoral, están entorpeciendo el ejercicio democrático e impiden la existencia de verdaderos procesos de renovación estructural e ideológica en los propios partidos políticos.

Los cambios en esas estructuras estatales y políticas son requisito necesario para la creación de condiciones políticas suficientes para hacer frente a los grandes y graves problemas nacionales, tales como la persistencia de la pobreza, la creciente desigualdad, la ineficiencia en la prestación de los servicios públicos, la baja productividad del sector privado, las relaciones internacionales sesgadas, los abusos contra la Caja Costarricense del Seguro Social, la pérdida de pertinencia y calidad de la educación, los tremendos rezagos en la infraestructura y el transporte públicos, los problemas en el suministro y calidad del agua, el costo de la energía, la escuálida investigación científica y tecnológica y, sobre todo, el claro recortamiento de nuestra Democracia. En general, estos cambios son necesarios para rectificar el rumbo del país.

Comprendemos que esos cambios no pueden hacerse de la noche a la mañana. Pero, para empezar por algún lado, hay que proponer la necesidad de cambiarlas y la posibilidad de realizarlo, y así animar el debate. Los partidos, por su parte, eluden el tema, ya sea porque no lo piensan o porque consideran que no les daría réditos electorales. De esta manera, la campaña actual, como las anteriores, degrada el nivel político de nuestra sociedad y se convierte en una rebatiña de puestos a ser llenados por personas que, en su mayoría, no saben a lo que van, pocas estarán dispuestas a trabajar para el pueblo, algunas lo hacen solo para satisfacer sus egos y la mayoría piensa solo en sus intereses particulares de diversa índole.

Las nuevas estructuras políticas que proponemos como necesarias deben, fundamentalmente, hacer realidad el artículo nueve constitucional, que establece como calidad fundamental del gobierno la participación ciudadana, no como un acto cosmético sino absolutamente protagónico y decisorio. Este mandato obliga a buscar métodos que permitan a la ciudadanía tener acceso a la información, a promover el debate y a definir criterios en torno a las decisiones nacionales. También implica, por ejemplo, que el plan nacional de desarrollo debe dejar de ser un oscuro documento que pocas personas conocen y nadie aplica; que las diferentes regiones del país deben contar con mecanismos para hacer valer sus opiniones y demandas concretas; que “cuatro” burócratas no puedan definir el futuro de instituciones primordiales como la CCSS; que los partidos deben dejar de ser tramos electorales estacionales y  aspiradoras del poder ciudadano.

Pensadas las cosas desde una perspectiva que rompa la inercia y derrote la indolencia mental es necesario revisar, entre otras situaciones, si es conveniente que el Poder Ejecutivo siga recayendo sobre una sola persona, o que la Contraloría y el Ministerio Público no sean colegiados, así como que las instituciones hayan renunciado prácticamente a la autonomía en materia de administración, o que el Servicio Civil siga dependiendo de la Presidencia de la República.

Al discutir estos temas lo que estaríamos decidiendo es si, a diferencia de la realidad de hoy, queremos costarricenses más libres, si queremos construir una ciudadanía con capacidad para entender los graves peligros que la acechan y las buenas cosas que juntos podríamos construir. En pocas palabras, estaríamos discutiendo si queremos que la Gente VIVA CON DIGNIDAD o sigan cayendo en las aguas cenagosas de las destrucción personal, la agresión a la naturaleza y la pérdida de la identidad nacional.

Es lamentable, pero en esta campaña nada de lo anterior se discute, por eso podemos afirmar que, con independencia de los resultados, nada diferente a lo que se ha venido imponiendo en las últimas décadas saldrá para nuestro pueblo de las próximas elecciones. Esto será así salvo que este mismo pueblo empiece a reflexionar y a demandar, con una nueva conciencia y voluntad política, el país que quiere.

Por consiguiente, si bien el FAU no se pondrá al margen del proceso electoral como lo atestigua el presente editorial, tampoco asumirá un compromiso con partido alguno. Desde luego que esta posición estará atenta al desarrollo de los acontecimientos y si estos lo ameritan será revisada. Nuestro trabajo seguirá concentrado en generar una nueva conciencia social para transformar la cultura socio- política prevaleciente en Costa Rica.

 

Información enviada a SURCOS por Juan Félix Montero.