Marjorie Hernández Delgado
UN GRITO EN EL SILENCIO
Escucho un grito en el silencio,
grito de los marginados, los excluidos e ignorados.
Escucho un grito en el desierto,
grito de los abandonados y los explotados.
Es un clamor que emerge desde las entrañas de la tierra,
Que gime y llora en el desierto desolado.
La voz que grita: se acabó la paz, ¡es tiempo de guerra!,
¡Marchad, marchad como valientes soldados!
Viene a mi mente un recuerdo del pasado:
Dejé mi sangre y mi piel en la batalla,
Mi corazón quedó destrozado.
Tras la voz de alerta el pueblo callaba,
¡Qué impotencia! ¿Todo había acabado?
¿Qué se hizo la Suiza Centroamericana?,
¿Dónde quedaron los Derechos Humanos?,
¿Qué se hicieron los cantos y las risas de la sabana?
¡Maltrataron mi dignidad humana!
Desde lo más profundo de mi alma surge un clamor:
¿QUIÉN HA USURPADO LO QUE POR DERECHO ME PERTENECE?
Un silencio ensordecedor me aterra,
¿Es que acaso no hay esperanza?
Busco en el sonido del viento, en la madre tierra.
Le imploro al Creador: ¡Oh, Padre Celestial devuélveme la confianza!
Como oasis en el desierto recibo una señal:
“No todo está perdido, mi niña” ¡Aún hay esperanza!
Comprendí, que ya nada era igual,
Hallé libertad, conocimiento, poder, recuperé la confianza.
Soy la voz en el silencio que se reconoce como ciudadana.
¡Nunca más seré marginada, excluida, ignorada!
Ahora comprendo por qué nunca estuve ni estaré alineada:
YO SOY REINA, HIJA DEL GRAN REY
Y todo lo que me ha sido quitado, me será devuelto con creces Y POR LEY.
LIBERTAD
Que los temores no me impidan volar,
que mis pensamientos no me encarcelen,
que nadie se atreva a decirme “no puedes”,
porque basta la voluntad para avanzar.
Que mis alas nadie las llegue a cortar,
ni pretendan mis derechos coartar,
los sueños y la libertad no se pueden canjear,
sólo tengo que mover mis alas y volar, volar.
El Universo me pertenece,
la imaginación no tiene límites,
de mi interior surge la fuerza,
y de repente una luz aparece.
Físico es el encierro,
mi alma no la pueden aprisionar,
esto no es un yerro,
es mi amada libertad!