Recordamos a Monseñor Óscar Arnulfo Romero

Monseñor Óscar Arnulfo Romero / 40 Aniversario de su martirio

¿Qué nos inspira a hacer hoy Monseñor Romero?

“No nos cansemos de obrar el bien,

que a su debido tiempo podremos cosechar,

si no desfallecemos”

Gal 6:9

La memoria de la Iglesia y de los pueblos empobrecidos de Nuestramérica hoy recuerda un año más del vil asesinato de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, santificado por el pueblo desde hace muchos años.

El 24 de marzo de 1980, en plena celebración eucarística, fue cruelmente mancillado el profeta del pueblo salvadoreño, quien desde el púlpito y pastoral hizo realidad el mensaje del evangelio: vida en abundancia para todas las personas. Mensaje que era contravenido por el ejército salvadoreño y otros grupos de poder que, al igual que hoy en día, superponen su interés individual sobre el bienestar colectivo.

La memoria de Romero sigue viva en el legado de las Comunidades Eclesiales de Base y muchas otras iglesias que hoy apuestan por la fidelidad al Evangelio de Jesús de Nazaret.

Desde el DEI, al que Romero visitó en los años 70, reafirmamos nuestra opción por ese evangelio liberador, con opción preferencial por las personas empobrecidas y todas aquellas poblaciones históricamente violentadas, discriminadas y excluidas.

Nos unimos a la voz de Romero que todavía clama «¡Cese la represión!», en solidaridad con todos los pueblos que todavía sufren el yugo imperialista, que es la expresión estructural del pecado.

Hoy ¿cómo nos inspira la vida de Monseñor Romero? ¿Qué fuerza tiene su legado en el trabajo que realiza el DEI?

Aprendemos de Monseñor la radicalidad en la opción por las personas empobrecidas. Una opción que nos desafía. Siempre que vamos a tomar una decisión, es necesario ponernos en el lugar de las personas empobrecidas que tienen rostros de mujeres, de indígenas, afrodescendientes, trabajadores y trabajadoras, campesinas y campesinos, de personas diversas LGBTIQ+

Seguir caminando con Romero es asumir el compromiso pastoral y político de estar y hablar desde ese lugar, compromiso de acompañamiento, solidaridad junto a quienes más lo necesitan.

Monseñor Romero nos inspira en la radicalidad para con la verdad.

En un mundo que teme algunas verdades, donde los grupos de poder juegan con la gente y se deslizan imponiendo sus intereses a cualquier precio, hay que volver hablar de la verdad o de las verdades que los poderosos no quieren escuchar.

Con Monseñor Romero aprendemos el compromiso de la religión, del cristianismo con la justicia, con la solidaridad, con la dignidad de nuestros pueblos. En un momento de la historia en que utilizan el nombre de Dios para atemorizar, para engañar, para discriminar y excluir… evocamos y aprendemos de Monseñor Romero para que nos ayude a mantenernos en la fidelidad al Evangelio de Jesús, con amor, solidaridad y profetismo.

Repasando algunas fotos de Monseñor Romero, llama la atención verle rodeado siempre de la gente más sencilla. Y él aparece feliz, conversando, conviviendo, escuchando, amando… ese es un desafío para el DEI, para las comunidades, las iglesias y organizaciones… estar con la gente, aprender unos de los otros, de las otras y sentirse feliz en estar en comunidad.

Este 40 aniversario del martirio de Monseñor Romero encuentra a la humanidad en una crisis profunda, que nos enseña que estamos en un mismo barco, en un mismo mundo, en un mismo planeta.

Recordamos las palabras de Monseñor cuando dijo, parafraseando: «mi posición de pastor me obliga a ser solidario con todo el que sufre y a acuerpar todo esfuerzo por la libertad y la dignidad de las personas».

Una solidaridad que no se limita a una actitud paternalista, aunque en ese momento necesitamos cuidar unos de los otros en necesidades concretas… pero también toca ir más allá, somos desafiados a asumir, como Romero, una solidaridad que se manifiesta como una fuerza ética y profética que interpela a las estructuras injustas e inhumanas.

Que la actitud solidaria, de cariño y de entrega de Romero nos inspire al cuidado de las y los pequeños y al cuidado de la Tierra para que vuelva a ser una casa para todas y todos.

Nuestro querido San Romero decía “Ningún cristiano debe sentirse solo en su caminar, ninguna familia tiene que sentirse desamparada, ningún pueblo debe ser pesimista, aún en medio de las crisis que parecen insolubles, como la de nuestro país (y nosotros, nosotras decimos «como la que estamos viviendo»). Dios está en medio de nosotros, nosotras, nosotres. (16 de diciembre de 1979)

Silvia Regina de Lima Silva

Equipo de trabajo del DEI

Monseñor Romero.

 

Enviado por DEI Departamento Ecuménico de Investigaciones.

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