Estudiantes apoyan a productores comunales y rurales de la región Brunca
Catalina Salas Durán,
Docente de Economía Agrícola
La comunidad gnäbe utiliza el caballo como medio de transporte. El correcto cepillado es una rutina indispensable antes del ensillado. ( Foto Catalina Salas).
El pasado 6 y 7 de agosto, estudiantes del proyecto de Trabajo Comunal Universitario TC-634-Economía Agrícola realizaron talleres con el fin de mejorar la calidad de vida de los equinos de trabajo de las zonas indígenas ngäbes, quienes habitan en el sur del país.
Las familias indígenas usan los caballos como medio de transporte y en labores agrícolas. Estos requieren de cuidados especiales para mantenerlos en buena condición, tanto por ser animales sintientes como por la fuerza laboral que representan para estas comunidades. La sintiencia animal es la capacidad de estos seres vivos de sentirse afectado por las experiencias positivas y negativas a las que son sometidos.
Desde el proyecto universitario se pretende contribuir con organizaciones de productores comunales y rurales de la región Brunca en la gestión sostenible de sus proyectos mediante la asesoría y la capacitación. Su aporte en la mejora directa en el bienestar de estos animales también impacta sobre la calidad de vida de la comunidad, ya que las personas están en contacto directo con ellos. No brindarles los cuidados adecuados podría convertirlos en vectores de enfermedades o provocar que mueran.
Estudiantes del TC-634 preparan recetas a base de miel de abeja y otros ingredientes naturales para la curación de los caballos. (Foto Catalina Salas).
Durante estos talleres se capacitó sobre la manera adecuada de usar los bozales y del cepillado antes de ensillarlos, se realizaron curaciones de heridas y quemaduras de sol con remedios naturales. Estos últimos son de bajo costo y pueden ser aplicados fácilmente por las familias propietarias. Además, se tomaron medidas de peso y del cuerpo, así como el recorte de cascos por personal entrenado.
El grupo de estudiantes que participó de los talleres comentó que la experiencia fue muy completa y enriquecedora; les ayudó a crecer tanto personal como profesionalmente. Expresaron que durante las giras tuvieron la oportunidad de conocer el estilo de vida de los habitantes y su deseo por progresar, impartieron charlas y talleres en donde compartieron conocimientos para que, día a día, logren tener prácticas de bienestar animal y así vivir en condiciones más favorables. A la vez, aprendieron de la profesora encargada, del personal involucrado en el proyecto y de la comunidad indígena.
El peso y medidas adecuadas son signos de la buena salud en los equinos (foto Catalina Salas).
Estos espacios de educación no formal para el bienestar animal en equinos se desarrollan en conjunto con la organización no gubernamental Costa Rican Horse Welfare (CREW). Talleres similares se han realizado en las comunidades de Progreso, Alto Comte, Altamira, Santa Rosa y las Vegas, todas en el territorio indígena, producto de la vinculación sostenida desde 2014 con CREW; la cual capacita a miembros de la comunidad en la elaboración de bozales y cinchas, sobre todo a mujeres para generar fuentes de ingreso, en el entrenamiento en recorte de cascos, el uso adecuado de monturas, capacitación con niños/as en aspectos de bienestar animal, entre otras cosas; a la vez que el TC-634-Economía Agrícola aporta conocimientos en agronomía, pastos y forrajes, nutrición, sanidad, manejo y bienestar animal.
El Trabajo Comunal Universitario es una modalidad en el que la UCR contribuye con las transformaciones en las comunidades costarricenses mediante iniciativas inscritas en la Vicerrectoría de Acción Social. Esta se plantea un proceso académico interdisciplinario en el que estudiantes y docentes universitarios se vinculan de forma dinámica y crítica con grupos sociales, potenciando oportunidades e incidiendo en la solución de problemas.
Suero antiofídico neutraliza el veneno de las tres especies de serpientes más venenosas en Sri Lanka
El Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR) enviará 2 500 frascos de antiveneno
Jenniffer Jiménez Córdoba, Periodista, Oficina de Divulgación e Información
Lidiette Guerrero Portilla, Periodista Oficina de Divulgación e Información
Con las uniones a nivel internacional, el ICP proyecta su potencial académico y entra en una red global que les permite participar del saber científico a nivel internacional (foto Jenniffer Jiménez Córdoba).
Los conocimientos científicos y la experiencia tecnológica por más de 40 años del Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR) se unieron una vez más. En esta ocasión, fue para enfrentar el reto de generar un suero antiofídico que neutralice los venenos de las tres especies de serpientes más venenosas de Sri Lanka en un solo antídoto.
El reto fue superado, y ahora es posible la exportación de 2 500 frascos de antiveneno en polvo (liofilizado) desarrollado por investigadores del ICP-UCR para ser probado en pacientes afectados por mordeduras de serpiente.
Sri Lanka, antigua Ceilán, es una isla de 65.6 Km2 y más de 20 millones de habitantes, ubicada en el océano Índico, al suroeste de la Bahía de Bengala y al sudeste del Mar de Omán, muy cerca de la India.
Ese país enfrenta en promedio entre 30 a 40 mil casos por año de accidentes por mordeduras de serpientes, pero no cuentan con un antiveneno propio. Por tal motivo, emplea un producto de la India que no neutraliza del todo las actividades tóxicas de ciertos venenos y genera reacciones adversas en los pacientes.
La colaboración con Sri Lanka supera la visión mercantilista de venta de antivenenos, a una contribución social que favorece el bien común y aporta a la salud pública mundial (foto Jenniffer Jiménez Córdoba).
El nuevo antiveneno polivalente para Sri Lanka neutraliza el veneno de tres especies de serpientes clínicamente más importantes de este país: Daboia russelli,Echis carinatus e Hypnale hypnale.
El lote total de producción es de tres mil frascos. De estos, 2 500 serán enviados a Sri Lanka y los 500 restantes serán utilizados en el ICP-UCR para efectuar diversos estudios pre-clínicos sobre la capacidad neutralizante del antiveneno en ratones, así como pruebas adicionales de control de calidad.
Aporte social
El desarrollo de este antiveneno pone el saber científico de Costa Rica al servicio de zonas vulnerables a los accidentes ofídicos a nivel internacional como África, Asia y América Latina, con el fin de mejorar el problema de salud pública por envenenamiento de serpientes y la calidad de vida de las personas afectadas.
Este es el suero antiofídico que se enviará a Sri Lanka, producido en el ICP-UCR, con la ventaja de inhibir el veneno de las tres serpientes más venenosas de ese país (foto Jenniffer Jiménez Córdoba).
De acuerdo con el investigador a cargo, el Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez, la colaboración con Sri Lanka supera la visión mercantilista de venta de antivenenos, a una contribución social que favorece el bien común y aporta a la salud pública mundial.
“El principal beneficio para la UCR es cumplir uno de los mandatos de su Estatuto Orgánico, el cual es poner el desarrollo académico al servicio de la equidad y la búsqueda del bien común, en este caso, en un país lejano. Los envenenamientos por mordeduras de serpientes son un problema de salud que genera un gran impacto en términos de sufrimiento individual y social. Con este proyecto, la UCR pone su desarrollo científico endógeno al servicio de personas de Sri Lanka afectadas por este problema, y al servicio de la salud pública de dicho país” afirma Gutiérrez.
A través de este aporte internacional, la UCR amplía su conocimiento científico, al realizar investigaciones con venenos de especies de otros sectores geográficos, así como el desarrollo de experiencias en procesos de transferencia de conocimiento.
“La ciencia es universal y no se afinca a un determinado país. El conocimiento de las propiedades y acciones de venenos de serpientes de otras latitudes, contribuye al acervo mundial del conocimiento de los venenos, y permite relacionar las propiedades de los venenos de Sri Lanka con las de venenos de Costa Rica y de otras regiones del mundo”, señala Gutiérrez.
El Dr. Gutiérrez afirma que se requiere 150 mil a 200 mil frascos al año para atender los casos de mordeduras de serpiente. Este volumen de producción no puede ser manejado en el ICP-UCR, por lo que se efectuará una transferencia de conocimiento (Jenniffer Jiménez Córdoba).
El Dr. Daniel Keyler, miembro de la Animal Venom Research International (AVRI), indica que esta colaboración internacional es significativa a nivel humano, pues por primera vez a nivel mundial se crea un suero antiofídico con cobertura contra la Hypnale hypnale.
“La UCR ha cumplido con cada compromiso que hicieron en este proyecto, además del espíritu humanitario de su personal y su genuino sentimiento de ayudar a los menos afortunados en otra región. La UCR, en especial el personal del Instituto Clodomiro Picado, debe ser presentado como un modelo de liderazgo en proyectos internacionales” señaló Keyler.
Transferencia de conocimiento
El ICP-UCR efectuará una transferencia tecnológica, con el fin que Sri Lanka tenga los conocimientos necesarios para crear un laboratorio con la capacidad de fabricar el antiveneno en su país.
La transferencia de conocimiento se ejecutará por etapas. Primero, el antiveneno piloto exportado por el ICP deberá pasar el ensayo clínico en Sri Lanka que demuestre su seguridad y eficacia. Posteriormente, el ICP-UCR empezará el proceso de capacitación de personal, el asesoramiento en la construcción de las instalaciones, así como la compra de equipo y la puesta en marcha del proceso productivo.
El Dr. Keyler indica que la AVRI espera que la transferencia de conocimiento, que empezará este 2016, permita salvar vidas de una manera efectiva, económica y rentable en Sri Lanka, además de fortalecer la salud pública a largo plazo de una manera sustentable.
Colaboración internacional e institucional
Doctores participantes: Alberto Alape Girón, Guillermo León Montero y la biotecnóloga Mauren Villalta Arrieta, así como todo el personal de la sección de Desarrollo Tecnológico y de la División Industrial del ICP.
Colaboración institucional: Vicerrectoría de Investigación de la UCR con la asesoría de la Unidad de Gestión y Transferencia del Conocimiento para la Innovación (PROINNOVA), para negociar la forma sobre cómo se realizará la transferencia tecnológica.
Colaboración internacional: Convenio de cooperación entre los académicos de la Universidad de Peradeniya (PDN), Sri Lanka, y la ONG Animal Venom Research International (AVRI) de los Estados Unidos de América.
Con esta colaboración conjunta, la AVRI y la PDN crearon un serpentario en Sri Lanka, para recolectar los venenos de las serpientes venenosas más importantes desde el punto de vista clínico. Los venenos extraídos fueron enviados a Costa Rica y el ICP inmunizó caballos para preparar el lote antiveneno.
Iniciativas estudiantiles mejoran relación de los vecinos
Luis Jafeth Mora Rojas,
Periodista Vicerrectoría de Acción Social
Quienes dan color a todo el trabajo que se desarrolla en Caño Negro son los niños y las niñas. Los vecinos de la zona rescataron la importancia del rancho como espacio de encuentro y de generación de nuevos proyectos, pero sobre todo como una escuela para los más pequeños.
A la 1:35 de la tarde comenzó a llover, el olor a tierra mojada perfumó la tarde y nos recordó que estábamos lejos del San José en las comunidades de Los Sitios y las Flores, en Caño Negro de Los Chiles, ubicado en la Zona Norte de nuestro país, a 150 kilómetros de la capital.
Aquí llegaron hace dos años estudiantes de Construcción Organizativa Socio-Ambiental (COSA), un proyecto deIniciativas Estudiantilesde Acción Social de la Universidad de Costa Rica, que desde entonces visitan periódicamente la comunidad para incentivar la unión, inicialmente mediante un rancho comunitario que fue construido de manera colectiva. Este fue el inicio de una nueva historia en estos dos pueblos, pues anteriormente estaban muy separados.
En esta una nueva visita algunos miembros de la comunidad comentaron sus experiencias y aprendizajes.
Erlinda Marbelis Leiva, vecina de la zona, relató que iniciativa llegó a apoyarlos en todo el proceso de construcción del proyecto inicial “Lo primero fue el rancho, ahí fue cuando nosotros aprendimos de ellos y ellos aprendieron de nosotros lo continuamos haciendo así, pero también ese fue el momento en que se acabaron las fronteras entre los vecinos”, destacó.
Uno de los objetivos de los próximos procesos del proyecto COSA, es poner a funcionar el Horno Comunitario, para que la comunidad empiece a hornear sus propios alimentos.
Jafet Vargas Sequeira, joven de 18 años, residente de El Sitio en Caño Negro, comentó que siente un mejoramiento de la comunicación entre ambos pueblos, cuando recuerda lo difícil que era antes la interacción entre los vecinos.
“Desde que se inició el proyecto, hemos comenzado a vivir unidos como un sólo pueblo” dijo Jafet quien además compartió que su mayor aprendizaje ha sido estar en comunión con los otros miembros de la comunidad, aprovechar el tiempo y divertirse sanamente.
“Juntos construimos nuevas cosas, como este rancho en el que hoy bailamos, ahora nos apoyamos entre sí. La verdad es que esta experiencia yo la voy a llevar en el corazón toda la vida”, manifestó el joven.
La madre de Jafet, doña Rosalba Sequeira Duarte, de 37 años, considera que la mayor enseñanza que le ha dejado el proyecto consiste en aprender a vivir.
Andrés Castellón Altamirano y Yaritza Amador destacaron también el valor que tiene todo este proyecto para sus hijos y para todos los niños y niñas de la comunidad, como un espacio de aprendizajes y para valorar la comunidad en la que viven.
“Independientemente si somos de diversa raza, color, etnia, si somos ricos o pobres o de diversa nacionalidad, no existen las diferencias, todos somos seres humanos, todos valemos lo mismo y tenemos los mismos derechos y las mismas situaciones, problemas y limitaciones y apoyarnos unos a otros es la clave para estar mejor”.
Otra de las experiencias la compartieron Yaritza Amador y Andrés Castellón Altamirano. don Andrés, desde aprender a construir un rancho, hasta observar cómo se trabaja el bambú o cómo construir un horno.
“Lo que más valoro es la unión que hay ahora, pero sobre todo la idea de trabajar juntos, unidos por objetivos de todos, que traerán mejor futuro para los niños y las niñas” expresó.
Por su parte, doña Yaritza contó que antes “los vecinos con la mirada le decían que no se arrimara, ahora la gente se conoce, se apoya, se sembró amor en la comunidad”.
El trabajo desarrollado el proyecto de iniciativas estudiantiles Construcción Organizativa Socio-Ambiental su curso en estas comunidades, pretenden motivar a las comunidades a poner a trabajar todo lo que se ha construido: el rancho, la huerta y el horno comunitarios.
Taller con niños de Los Pinos del Proyecto IE-51”Contando sobre los Pinos” (foto Carol Fernández Herrera).
Fortalecer la identidad campesina de las fincas de Palmar Sur y crear un libro con cuentos fotos y dibujos infantiles de una comunidad urbano marginal, de la mano con los niños que han crecido en este espacio, son dos de los proyectos que realizan un grupo de estudiantes de la Universidad de Costa Rica que lideran el proyecto de Iniciativas estudiantiles.
Se trata de las comunidades de Los Pinos de Tejarcillos, Alajuelita y las fincas Chánguina, 3 y 7 de Palmar Sur, Osa en donde los jovenes universitarios desarrollan los proyectos IE-51 “Contando sobre los Pinos” (Sede Rodrigo Facio) e IE-54 “Echando raíces juntos y juntas” (Sede de Occidente).
Reunión en la empacadora de banano. Proyecto IE-54 «Echando raíces juntos y juntas» (foto Beatriz Talavera).
Ambos proyectos cuentan con el apoyo de la Vicerrectoría de Acción Social e iniciaron con un diagnóstico participativo en las comunidades, donde los y las estudiantes identificaron necesidades e intereses presentes. Con la información obtenida formularon sus proyectos y actualmente facilitan las actividades necesarias para alcanzar los objetivos de sus proyectos.
La estudiante de la carrera de Antropología, Carol Fernández Herrera, eligió este 2016, el acompañamiento a la comunidad de Los Pinos, donde se brinda oportunidad a niños y niñas de comunicarse y opinar sobre el lugar en el que viven a través de actividades lúdicas y recreativas. Al finalizar su proyecto desea realizar un producto conjunto con los niños y niñas, “lo que se ha pensado es que sea un libro que recopile cuentos, fotografías y dibujos creados por los infantes durante el proceso” En el libro podrán plasmar con textos y en forma gráfica las realidades a las que están expuestos los menores y la manera en que interpretan espacio en el que habitan, comentó la antropóloga.
Pancarta campesina, realizada con las vecinas y los vecinos de Chánguina (foto Beatriz Talavera).
Un estilo de organización comunitaria distinto, es el planteado por los estudiantes Esteban Barquero Salazar, Javier Carvajal Monterrey, Yesika Alfaro Araya, Jorge Chaves Aguilar y Mariana Garro Fallas, de las carreras de Derecho y Trabajo Social. El objetivo principal de su proyecto es fortalecer la identidad campesina por medio de la acción participativa. Esteban Barquero comentó que además de la identidad y el género están realizando una labor en parcelas de trabajo colectivo, intercambios de conocimientos y saberes, mapeos comunitarios, movimiento y expresión corporal.
Desde la perspectiva de la M.Sc. Mariana Buzó Garay, coordinadora de Iniciativas Estudiantiles de Acción Social, éstas “se caracterizan por facilitar los proyectos sociales desde una metodología participativa y horizontal que permiten generar un intercambio de saberes entre los y las estudiantes y las personas que forman parte del proyecto”.
En la UCR hay un total de 23 Iniciativas Estudiantiles que se dividen en los ejes de: organización comunitaria, salud y educación, ambiente, arte y tradiciones, y se encuentran trabajando en distintas comunidades del país. En el 2016, 77 estudiantes de diferentes carreras, son responsables de proyectos de Acción Social “con esto se visibiliza el compromiso, apertura, iniciativa propia de ellos y ellas, que de manera creativa y diversa apuestan a espacios de diálogo y construcción de saberes que aportan al quehacer y vínculo entre Universidad Pública y Sociedad” explicó Buzó.
Reunión en la empacadora de banano. Proyecto IE-54 «Echando raíces juntos y juntas». Foto por: Beatriz Talavera Vargas.
Los Pinos de Tejarcillos, Alajuelita y las fincas Chánguina, 3 y 7 de Palmar Sur, Osa son las comunidades donde se desarrollan los proyectos de organización comunitaria IE-51 “Contando sobre los Pinos” (Sede Rodrigo Facio) e IE-54 “Echando raíces juntos y juntas” (Sede de Occidente), liderados por estudiantes de la Universidad de Costa Rica (UCR), con apoyo de la Vicerrectoría de Acción Social.
Ambos proyectos que son parte de las Iniciativas Estudiantilesde Acción Social, iniciaron con un diagnóstico participativoen las comunidades, donde los y las estudiantes identificaron necesidades e intereses presentes. Con la información obtenida formularon sus proyectos y actualmente facilitan las actividades necesarias para alcanzar los objetivos de sus proyectos.
Taller con niños de Los Pinos. Proyecto IE-51”Contando sobre los Pinos”. Foto por: Carol Fernández Herrera.
La estudiante de la carrera de Antropología, Carol Fernández Herrera, eligió este 2016, el acompañamiento a la comunidad de Los Pinos, donde se brinda oportunidad a niños y niñas de comunicarse y opinar sobre el lugar en el que viven a través de actividades lúdicas y recreativas. Al finalizar su proyecto desea realizar un producto conjunto con los niños y niñas, “lo que se ha pensado es que sea un libro que recopile cuentos, fotografías y dibujos creados por los infantes durante el proceso (…) que sirva para dar cuenta de las realidades a las que están expuestos los menores de edad y además las formas como hablan del espacio en el que habitan” comenta Carol.
Un estilo de organización comunitaria distinto, es el planteado por los estudiantes Esteban Barquero Salazar, Javier Carvajal Monterrey, Yesika Alfaro Araya, Jorge Chaves Aguilar y Mariana Garro Fallas, de las carreras de Derecho y Trabajo Social. El objetivo principal de su proyecto es fortalecer la identidad campesina por medio de la acción participativa.“Estamos trabajando en el fortalecimiento de identidad campesina y género, también parcelas de trabajo colectivo, intercambios de conocimientos y saberes, mapeos comunitarios, movimiento y expresión corporal” indica Esteban Barquero.
Pancarta campesina, realizada con las vecinas y los vecinos del lugar. Foto por: Beatriz Talavera Vargas.
Desde la perspectiva de la M.Sc. Mariana Buzó Garay, coordinadora de Iniciativas Estudiantiles de Acción Social, éstas “se caracterizan por facilitar los proyectos sociales desde una metodología participativa y horizontal que permiten generar un intercambio de saberes entre los y las estudiantes y las personas que forman parte del proyecto”, ahondando en las palabras de Paulo Freire, educador brasileño, que explica que “la participación comunitaria como un proceso que une a individuos y grupos de una comunidad para que alcancen su desarrollo integral por medio del intercambio de sus experiencias sobre la realidad que viven”.
Un total de 23 Iniciativas Estudiantiles que se dividen en los ejes de: organización comunitaria, salud y educación, ambiente, arte y tradiciones, se encuentran trabajando en distintas comunidades del país. En el 2016, 77 estudiantes de diferentes carreras, son responsables de proyectos de Acción Social “con esto se visibiliza el compromiso, apertura, iniciativa propia de ellos y ellas, que de manera creativa y diversa apuestan a espacios de diálogo y construcción de saberes que aportan al quehacer y vínculo entre Universidad Pública y Sociedad” indicó Buzó.
Información tomada para SURCOS Digital del Portal de Acción Social, UCR.
El Consejo de Área de Sedes Regionales publicó en el Semanario Universidad una declaración en la cual denuncia los ataques contra la universidad estatal.
El documento, -que puede leerse también en la página 20 de la edición de esta semana del medio informativo universitario-, señala que esos ataques son organizados por ciertos espacios de difusión con el apoyo de “intereses espurios”. El escrito detalla las circunstancias nacionales e internacionales que motivan los ataques.
El siguiente es el documento publicado por el Consejo de Área de Sedes Regionales de la Universidad de Costa Rica y que fue enviado a SURCOS:
El Consejo de Área de Sedes Regionales: frente a los ataques contra la universidad estatal costarricense
MANIFIESTA:
Ante la sistemática campaña de ataque contra de la universidad estatal costarricense, y en especial, contra la Universidad de Costa Rica, organizada por ciertos medios de comunicación colectiva y apoyada desde intereses espurios, es importante que las y los costarricenses, hagamos uso de las herramientas del análisis crítico y de aquellas acciones, encaminadas a romper con la desinformación y las intenciones que implementan dichos medios.
Es necesario destacar que esta situación, antes que un hecho aislado, responde a un interés estratégico geopolítico, tendiente al debilitamiento del Estado y de sus más importantes instituciones. Esto es común en diversos países de América Latina, donde las universidades estatales han sufrido el embate de los medios de información, en algunos casos, distorsionando hechos y, en otros, difamando el quehacer de estas casas de estudio, afectándolas negativamente y, consecuentemente, deteriorando el desarrollo científico y profesional de las sociedades.
Costa Rica no es excepción, la campaña organizada contra la universidad estatal forma parte de esta estrategia de carácter internacional. Obviamente en nuestro país, existen personas pertenecientes a los grupos dominantes minoritarios, que actúan de esa forma “disconformes” con la labor que realizan las universidades estatales en el marco de un quehacer académico solidario y de transformación social democrático, en un accionar comprometido con el bienestar de la mayoría de los y las costarricenses, en el caso de nuestra Alma mater, a través de sus tres actividades sustantivas: la docencia, la investigación y la acción social, y con la atención humanística e integral concretada para con la población estudiantil.
Estas personas “disconformes”, en confabulación con los medios de comunicación y utilizando los poderosos recursos con que cuentan, tienen como objetivo, convencer a la opinión ciudadana de que la educación superior no es un bien público, que se debe de condicionar el actuar de las universidades y reducir el presupuesto, violentando la autonomía de las mismas. Tales medidas van encaminadas a negar a miles de jóvenes el ingreso a la universidad y expulsar a muchos otros que se encuentran en ella, por su origen económico, cultural, regional. Si permitimos que esta situación se dé, se destruiría el principio de equidad, sostén de una educación democrática, inclusiva y no discriminadora socialmente.
La Universidad de Costa Rica en cumplimiento con observando el mandato de su Estatuto Orgánico, cumple con el propósito de fomentar la conciencia crítica de la ciudadanía costarricense y pone en alerta a la población en relación con los diversos problemas que afectan la justicia social, económica, cultural y ecológica de las mayorías de este país. La condición dialógica y la misión crítica de nuestra universidad, son elementos imprescindibles para formar profesionales de conciencia lúcida, solidarios y seres humanos integrales.
Para algunos intereses, este tipo de educación es un privilegio e incluso un peligro y no debería ser un derecho. Al parecer más convendrían masas de ciudadanos sin nivel crítico y sin formación integral.
Si consideramos seriamente lo anterior, la campaña mediática que hace uso del amarillismo periodístico, ya no es una sorpresa y pierde sus efectos, pues la distorsión, la hiperbolización y la descontextualización de la información sobre situaciones de la vida interna de las universidades, quedan al desvelo por sus pretensiones nefastas y profundas. En todo caso, tampoco se debe pecar de ingenuidad y hay que tener la claridad suficiente para comprender las aristas de esta situación, entre ellas, el hecho que esta campaña se realiza en la coyuntura de la negociación presupuestaria del FEES.
Debe recordarse que el financiamiento de la universidad estatal costarricense, es un mandato constitucional, cuyo porcentaje aun no se cumple, y que corroer la imagen universitaria, para justificar simultáneamente una reducción del presupuesto, no debe ser aceptado desde ninguna perspectiva. Si ello sucediera, se pone particularmente en peligro la regionalización, con lo que se debilitaría el más importante programa democratizador.
El desfinanciamiento de las universidades estatales, afectaría sensiblemente el crecimiento y desarrollo de la regionalización y su labor de ampliación de la oferta académica, en respuesta a las necesidades de cada zona y el país en general.
Ante tan detestable contexto, corresponde a todos los universitarios defender al unísono y sin escatimar esfuerzo a nuestra “Casa de Estudios”, así como su autonomía y su hacienda, y los principios más auténticos de la universidad estatal costarricense. Es por ello, que el Consejo de Área de Sedes Regionales, conformado por Directores y Directoras de Sedes Regionales, manifiesta su preocupación y condena cualquier acción que, desde dentro de la propia institución, se preste a maniobras que ponen entredicho la autonomía universitaria y dañen la imagen del Alma mater, confabulándose con los intereses externos.
Reafirmar los derechos de nuestra ciudadanía implica en este contexto, defender un pilar fundamental de nuestra democracia: la universidad estatal costarricense; baluarte de la formación democratizadora, equitativa, humanística, creativa y transformadora, por lo que hacemos un llamado, a la comunidad universitaria y a la ciudadanía costarricense, a sumarse sin tregua en esta lucha y participar en el movimiento por la defensa universitaria.
Licda. Roxana Salazar Bonilla, Directora Sede de Occidente
Dr. Razziel Acevedo Álvarez, Director Sede de Guanacaste
Dr. Alex Murillo Fernández, Director Sede del Atlántico
Lic. Ricardo Wing Argüello, Director Sede del Caribe
Lic. Miguel Alvarado Arias, Director Sede del Pacífico
Mag. Georgina Morera Quesada, Directora Recinto de Golfito
Entre las buenas prácticas para la aplicación de plaguicidas se recomienda el uso de los implementos de seguridad para proteger la salud del agricultor (foto Archivo ODI).
Investigadores del Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA) y estudiantes de la UCR capacitaron a productores de cebolla de Tierra Blanca de Cartagocon el fin de mejorar sus prácticas agrícolas y reducir la contaminación ambiental.
Este proceso forma parte de un proyecto de investigación que inició en el 2011 con el objetivo de determinar el nivel de residuos de plaguicidas presentes en las cebollas de esta localidad, los suelos donde se producen y las fuentes de agua cercanas de Tierra Blanca.
Según informó el coordinador del proyecto, M.Sc. Juan Salvador Chin Pampillo, en los análisis se encontraron residuos de plaguicidas en los sedimentos y el agua de los ríos.
También se identificaron otras variables alteradas como contenidos altos de materia orgánica, coliformes fecales y e-coli, relacionadas con el mal manejo de las aguas residuales y aguas negras.
Iniciativa
Uno de los factores que afecta la calidad ambiental en la zona son las prácticas inadecuadas en la aplicación de insecticidas nematicidas, productos my tóxicos, que se utilizan como parte del control químico de plagas en el cultivo de la cebolla.
Tierra Blanca de Cartago se caracteriza por ser una zona agrícola en la que destaca el cultivo de la cebolla (foto Archivo ODI).
Según detalló Juan Salavador Chin, una de las prácticas comunes es que no se utiliza el equipo de seguridad para aplicar los químicos y en algunas ocasiones se aplican plaguicidas que no están registrados para los cultivos.
Por eso, el Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA) desarrolló durante el 2014 capacitaciones para contribuir con la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) en el cultivo de cebolla en la zona norte de Cartago.
Los investigadores ofrecieron las capacitaciones en conjunto con estudiantes carreras como Economía Agrícola, Trabajo Social e Historia inscritos en el Trabajo Comunal Universitario 573 de la Escuela de Trabajo Social.
De esta forma incentivaron a los agricultores para que programen las aplicaciones de una manera adecuada, que respeten los periodos de carencia, que utilicen los equipos de seguridad y la dosis correcta de los productos químicos y hagan una disposición final adecuada de los desechos.
Una de las recomendaciones para los agricultores es realizar el triple lavado con agua a los envases vacíos de plaguicidas, una técnica que ha probado ser efectiva para eliminar los residuos en los envases y así poder desecharlos de forma segura.
Los hermanos Joaquín y José Manuel Brenes Ramírez visitaron la Universidad de Costa Rica para continuar capacitándose en Buenas Prácticas Agrícolas (foto Archivo ODI).
Beneficiados
Los hermanos Joaquín y José Manuel Brenes Ramírez forman parte del grupo de agricultores de Tierra Blanca de Cartago que se ha visto beneficiado desde el 2009 por el proyecto que desarrolla el Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA).
Allí los pequeños y medianos agricultores como ellos, aprovechan al máximo las tierras que tienen para producir durante todo el año: “en estos momentos como la demanda es tan fuerte si un terreno puede producir los 365 días al año, la gente los pone a producir” señaló Joaquín.
No obstante, Joaquín es consciente del deterioro que los agricultores han causado a los suelos debido a esta sobrexplotación y abuso de químicos.
Para José Manuel, hace un tiempo atrás la palabra BPA (buenas prácticas agrícolas) no era conocida pero poco a poco se han ido formando al respecto; “Ya cuando la Universidad llegó a Tierra Blanca se fue fortaleciendo más y por lo menos los que estamos metidos en este proyecto con la Universidad pues se ha visto un cambio de formación e información”.
Además de la capacitación, los investigadores del CICA propusieron el diseño de sistemas para darle un destino final adecuado a los desechos químicos mediante sistemas de biopurificación o camas biológicas.
Este proyecto además abarcó otras áreas de trabajo con la comunidad como información sobre la calidad de los ríos de Tierra Blanca, investigación histórica de la comunidad, capacitación en temas como incidencia política, estudio de la política agrícola del país, exportación y tratados de libre comercio.
Cerca de 25 niños y niñas de la Comunidad formaron parte del taller impartido por la MSc. Adriana Ospina Vélez. En la foto, se encuentran en el «nido comunitario» ensayando una obra de teatro escrita por ellos mismos. La obra reflexiona sobre la metáfora de los pájaros, representados por los niños y niñas y en donde estar unidos, a pesar de las diferencias es esencial para vivir mejor.
Una nueva experiencia de trabajo comunitario se vivió el pasado sábado 28 de mayo, en las comunidades de Los Sitios y Las Flores en Caño Negro donde grandes y chicos se unieron bajo un objetivo en común: aprender, disfrutar, construir y vivir la riqueza del ser comunidad.
Eran las 10:30 am y los niños y niñas se comenzaron a acercar al Rancho Comunitario, una estructura de madera y de bambú construida con el objetivo de empoderar a las comunidades por medio del fortalecimiento de la unión de las personas a través de una estrategia colectiva organizada, además de generar espacios de organización e intervención a través del rancho para desarrollar Acción Social mediante la metodología Construcción Organizativa Socio Ambiental (COSA), uno de los proyectos de Iniciativas Estudiantiles de Acción Social.
Este es el árbol comunitario, uno de los principales símbolos que construyó el taller y en donde se retratan las raíces, que son los adultos, el tallo correspondiente a los jóvenes y los frutos pintados y representados por manos de los niños y niñas.
Al lado del rancho, una cancha con piso de tierra y dos marcos con malla color verde, son el primer lugar donde se agruparon los jóvenes del proyecto COSA, junto con la MSc. Adriana Ospina Vélez, psicóloga comunitaria y el personal de las Iniciativas Estudiantiles de Acción Social, con un grupo de rostros sonrientes deseosos de aprender y jugar, pero sobre todo disfrutar de la riqueza natural que poseen, por ejemplo, los pájaros.
Caminar hacia el río fue el primer paso de la agenda, descubrir los pájaros que rodean todo su mundo natural, mencionando una por una las especies, con sus características alimenticias, colores y tamaño. En este espacio, los niños y niñas se lucieron dando un repaso de las aves que más admiran.
El Rancho Comunitario es un punto de encuentro de los miembros de las comunidades. Acá se baila, se canta, se ríe, se pinta, se conversa y también se cocina, pues al lado está el fogón donde se preparan los alimentos cuando se desarrollan actividades como este taller. Es un lugar mágico, es el corazón de la comunidad.
Se plasmó todo este conocimiento en una metáfora de comunidad, por medio de la construcción de un árbol comunitario, que reunió el aporte de los niños y niñas, de los jóvenes y de los adultos. Se aprendió del árbol lo valioso que son las raíces, que representan los adultos, el tallo que representa a los jóvenes y los frutos, que son los niños, todos miembros indispensables del árbol como símbolo de comunidad.
“Luego se llevó esto a una representación teatral donde se creaba una metáfora entre la comunidad de los pájaros y su comunidad, con la creación de un cuento, se montó una pequeña representación en donde los niños crearon trajes de sus pájaros favoritos y se disfrazaron de ellos durante la obra”, relató Ospina.
La MSc. Adriana Ospina Vélez, rescató la gran labor desarrollada, pero sobre todo, el inmenso aprendizaje y experiencia construido con los niños y niñas que impregnan de alegría el ambiente y recargan la esperanza cada día. Ospina recordó la importancia del trabajo comunitario y de nunca llegar a enseñar nada, sino llegar aprender de los habitantes de las comunidades.
Este cuento relata la historia de una comunidad de pájaros, de diversas especies y lugares de origen, que a pesar de sus diferencias, colores y formas de vida, se apoyan como comunidad para seguir adelante, al protegerse y cuidarse juntos.
“Claramente, los tiempos de las comunidades son otros y es parte del aprendizaje. Cada comunidad tiene su ritmo, su forma, su manera de trabajar, cada una es un mundo que hay que comprender y respetar” destacó la MSc. Mariana Buzó Garay, coordinadora de Iniciativas Estudiantiles de Acción Social.
Marianeth Castro Zavala, pinta un tucán, el pájaro que escogió como parte del taller. Ellas nos comentó que lo que más le gusta de esta ave es su pico y la forma de cantar.
Ospina también destacó la importancia de desarrollar procesos, “hay que evitar eso de entrar y salir de las comunidades ya, que todos los proyectos que se hagan sean procesos donde las comunidades no sienta que estamos entrando solamente para observarlos y nada más, sino que haya un seguimiento y una presencia, incluso plantear la posibilidad de que al estudiante se le dé más flexibilidad, para que pueda estar mucho más tiempo en las comunidades y así poder sentir el ritmo comunitario y dimensionar cuales otras necesidades más prioritarias se pueden atender y trabajar”.
En enero del 2015, el proyecto COSA comenzó a trabajar con las comunidades de Los Sitios y las Flores en Caño Negro, hoy, por medio del trabajo colectivo, la comunidad construyó el Rancho Comunitario que los catapulta a seguir trabajando en este momento en el fortalecimiento de la organización comunitaria y en la apropiación de sus espacios.
Tomado para SURCOS Digital del Portal de Acción Social de la Universidad de Costa Rica.
Foto colectiva afinando detalles del Rancho Comunitario en Caño Negro. Foto: Semillas
El pasado jueves 19 de mayo en el auditorio de Educación Continua de la Universidad de Costa Rica (UCR), se desarrolló el conversatorio “¿Qué implica el trabajo comunitario en el contexto sociopolítico centroamericano actual?”, organizado por el colectivo Construcción Organizativa Socio Ambiental (C.O.S.A), proveniente del proyecto de Iniciativas Estudiantiles de Acción Social llamado “Generando espacios de organización e intervención a través del Rancho Comunitario” (IE-50).
Los protagonistas de este conversatorio conversaron y compartieron sus experiencias y vivencias en materia de trabajo comunitario.
Los protagonistas del conversatorio, el estudiante Daniel Espinoza, miembro de la Caravana, Ana María Rojas Chacón, miembro del proyecto C.O.S.A y moderadora del conversatorio, la M.Sc Adriana María Ospina Vélez, invitada internacional y el Dr. Ignacio Dobles Oropeza, especialista en trabajo comunitario. Foto: César Noguera.
La primera en intervenir fue la M.S.c Adriana Ospina Vélez, quien comentó su trabajo en El Salvador con la recuperación de memorias colectivas en mujeres sobrevivientes de masacres durante la operación militar denominada “Guindas de mayo”. En 1982, el ejército asesinó en Chalatenango a 600 personas que no tenían armas, ni con que defenderse, además 53 niños fueron alejados de sus familias. En este caso las memorias colectivas fueron construidas en y desde las mujeres.
“Las memorias se acurrucan allí donde no corren riesgo, pero con las mujeres ese riesgo se deja de lado por el maternaje. Ellas se transforman en cuidadoras de la vida, tienen un relato colectivo, en su lucha por tener a los suyos del lado de la vida. En el análisis de las comunidades actuales, las mujeres deben ser protagonistas”, expresó Ospina.
El Dr. Ignacio Dobles Oropeza, psicólogo social y catedrático de la UCR, explicó el gran reto de construir poder en comunidades desde abajo, lo que él llama “empoderamiento popular”. Además, Dobles propuso desarrollar un Encuentro Nacional de Prácticas Comunitarias, con el objetivo de generar retroalimentación.
Rancho Comunitario finalizado. Un verdadero lugar de encuentro entre personas que aun cuando vivían a escasos metros, nunca se relacionaban. Ahora es bajo las estrellas que se escuchan sus conversaciones, sus festejos y sus vivencias. Foto: Semillas.
Carlos Eduardo Núñez, del colectivo Semillas añadió que la clave está en identificar comunidades con deseo de cambio y no llegar a imponer nada. Ser humildes y sinceros con las comunidades desde el principio sin prometer lo imposible.
Según Daniel Espinoza, de la Caravana Mesoamericana del Buen Vivir para Pueblos en Resistencia, no se trata exclusivamente de construir comunidad, sino de vivir esa comunidad para comprenderla y luego comenzar a dar consejos o ideas.
El Horno Comunitario, una iniciativa que nadie sabía cómo construirla pero que al final, por medio de las ideas de la comunidad junta con la de los jóvenes de colectivos, se convirtió en un gran horno de productos locales. Foto: Caravana del Buen Vivir.
Dentro de las participaciones del conversatorio, el gran protagonista fue el Rancho Comunitario en Caño Negro, un proyecto del colectivo C.O.S.A, quién unió en campo de trabajo al Colectivo Semillas, Colectivo Pausa Urbana y Caravana Mesoamericana del Buen Vivir para Pueblos en Resistencia.
Vivencias colectivas
Poco a poco los representantes de los colectivos fueron mostrando sus experiencias, en la fotografía se observa a Mario Villalta quien comentó la experiencia de Pausa Urbana, no sólo en Caño Negro sino en otras comunidades de Latinoamérica. Foto: César Noguera.
En el trabajo conjunto, de parte del Colectivo Semillas, la labor se focalizó en construir con la comunidad los elementos estructurales del Rancho Comunitario por medio de la arquitectura social comunitaria.
En el caso de Pausa Urbana, Mario Villalta explicó la importancia del rancho comunitario como espacio público donde se construye comunidad. “Todos tenemos derecho a espacios públicos donde se desarrolle una convivencia sana e integral. No se puede hablar de espacios públicos sin la gente que lo habita”, explicó.
La Caravana Mesoamericana del Buen Vivir de los pueblos en Resistencia, es otro de los colectivos que se unió al equipo de trabajo en Caño Negro en su paso por Costa Rica, allíaprendieron con la comunidad a construir un Horno Comunitario. “Nadie sabía en un principio como hacer un horno, simplemente se fue construyendo. Cualquiera puede aprender y cualquier puede enseñar cuando se trata de compartir con comunidades”, expresó Daniel Espinoza.
Todas estas historias son ejemplo claro de jóvenes universitarios que quieren dejar huella.
Estudiantes han realizado más de 28 mil procedimientos odontológicos gratuitos
El proyecto Campos de Trabajo Odontológicos dona atención oral a comunidades que carecen de acceso a servicios de salud bucodental
Jenniffer Jiménez Córdoba,
Periodista, Oficina de Divulgación e Información
Estudiantes de odontología brindan atención a pacientes indígenas Ngöbe ubicados en la zona de Coto Brus.- foto Tony Conde.
Más de 100 giras realizadas, 8 mil pacientes atendidos y 28 mil procedimientos odontológicos con un valor superior a los 300 millones de colones, ha sido el aporte brindado en la última década a poblaciones vulnerables del país por medio del proyecto «Campos de Trabajo Odontológicos» de la Facultad de Odontología de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Esta contribución social que realiza la Facultad de Odontología, tiene como objetivo promover la salud bucodental, orientar en la prevención de enfermedades e intervenir a nivel clínico en comunidades que, por diferentes motivos, no cuentan con la posibilidad de acceder a servicios de atención en salud oral.
El proyecto Campos de Trabajo Odontológicos empezó hace 60 años de manera voluntaria y sin ánimo de lucro. Para el 2003 se crea el Departamento de Odontología Social para formalizar la ejecución de las giras a comunidades y, en el 2011, esta iniciativa pasa a estar inscrita en la Vicerrectoría de Acción Social como proyecto de extensión docente.
De acuerdo con el Dr. Jorge Soto Montero, coordinador del proyecto, desde el 2004 se han realizado más de 100 giras. Del 2006 al 2015 se atendieron 8 046 pacientes y se aplicaron de manera gratuita más de 28 mil procedimientos odontológicos y actividades informativas que, de haber sido cobrados, superarían los 360 millones de colones según la tabla de tarifas mínimas del Colegio de Cirujanos Dentistas de Costa Rica.
“Los Campos de Trabajo Odontológicos han contribuido de manera general a poblaciones urbanas y rurales. Se busca llevar atención odontológica a poblaciones de distintos orígenes que presenten como característica común, una dificultad marcada de acceso a los servicios de atención en salud oral, ya sea por inexistencia o saturación del mismo, o por la presencia de barreras físicas, geográficas o de cualquier tipo que impidan a las personas recibir la atención que requieren” indicó Soto.
Desde el 2011 hasta el 2013, los costos operativos del proyecto, los gastos en los que incurre una actividad para ser realizada, han sido de 17 millones de colones. Esto implica un gasto bajo y con un importante impacto social gracias al aporte voluntario de los participantes, afirmó el Dr. Soto.
La Facultad de Odontología ha trabajado con población indígena Ngöbe, Cabécar y Huetar ubicados en distintas zonas del país.- foto Tony Conde.
La duración total de cada gira varía entre las 24 y las 96 horas, y en ella participan de forma voluntaria 2 o 3 docentes de la Facultad de Odontología, 5 estudiantes de licenciatura en odontología y 3 técnicos especializados en asistencia dental.
Las zonas indígenas han sido favorecidas con este proyecto de acción social. Se ha trabajado con población indígena Ngöbe en las zonas de Coto Brus y San Marcos de Tarrazú, así como con población Cabécar en el área de Grano de Oro y alrededores en Turrialba. De igual manera, se ha trabajado con la población Huetar en Zapatón de Puriscal.
Al servicio de la comunidad
El coordinador comentó que este proyecto de acción social devuelve a la sociedad costarricense el apoyo brindado, pues llega a comunidades alrededor del país que presentan carencias y desigualdades económicas, sociales, geográficas o físicas, y que como consecuencia han generado necesidades acumuladas en el área de la salud oral.
Para atender dicho problema, la Facultad de Odontología realiza giras una vez al mes con una duración entre 3 a 5 días. Las actividades de atención oral se suelen llevar a cabo en escuelas, colegios, salones comunales o Ebais, según sea el espacio que la comunidad proporcione.
Los pacientes que se benefician de estos servicios universitarios tienen acceso a procedimientos como: sellantes de fosas y fisuras, restauraciones en resina y amalgama, aplicaciones tópicas de flúor, instrucciones de fisioterapia oral, raspados, exodoncias, prótesis inmediatas y restauraciones provisionales, según la necesidad de la persona y de la capacidad de respuesta del equipo de trabajo.
De igual manera, los estudiantes universitarios se encargan de realizar actividades de promoción de la salud por medio de charlas, proyección de videos u obras de teatro para niños, donde se informa sobre técnicas de cepillado, hilado dental, enfermedades orales y temas de interés específicos de la comunidad.
Soto afirma que la frecuencia con la que se regresa a una comunidad depende de las condiciones del lugar para instalar el equipo médico, el buen uso del tiempo y el interés de organizaciones o líderes comunales para continuar con los servicios de atención.
Datos proporcionados por la Facultad de Odontología de la Universidad de Costa Rica. Sistematización de datos: Jenniffer Jiménez. Diseño: Rafael Espinoza.
“Se pretende que en cada comunidad visitada exista un grupo de personas que se empoderen como corresponsables de la salud de la comunidad y ayuden a planificar, organizar y ejecutar las giras. Es vital que los líderes comunales se involucren y actúen para recibir la atención odontológica que ofrece el proyecto, y para dar a conocer ante las instancias gubernamentales respectivas las necesidades propias de la comunidad” mencionó Soto.
Sensibilización social
A nivel académico y profesional, estas giras permiten a la Facultad de Odontología maximizar el talento humano y generar un espacio donde se ejerza la docencia de la mano con la acción social y la investigación.
Los Campos de Trabajo Odontológicos permiten a los estudiantes ser capaces de complementar su formación, pues deben poner en práctica sus conocimientos para solucionar situaciones reales de manera inmediata.
Así mismo, al visitar las comunidades, los estudiantes logran entrar en contacto con el entorno y manejar diferentes situaciones económicas de los pacientes. Para el coordinador del proyecto, es necesario que los estudiantes sean sensibles y activos socialmente, con el fin de conocer y entender distintos aspectos culturales que pueden influir en los tratamientos que van a realizar.
Andrés Vega Fernández, estudiante de Odontología, indica que participar en esta iniciativa le ha aportado en el desarrollo de una perspectiva humana, así como la capacidad de trabajar rápido y eficiente.
“En lo personal me gustaría seguir trabajando en esto, más que todo por la proyección social. El hecho de saber que la labor que estoy realizando está beneficiando a alguien más, que por alguna razón de localización geográfica o económica no tiene acceso a este servicio y, que yo como profesional en el área salud tengo la oportunidad de dárselo y ayudarlo, me llena de mucha satisfacción. Eso me ha impulsado hasta ahora y creo que me impulsará a seguirlo haciendo más adelante” afirmó Vega.
La estudiante Inés Arce Acuña también pasó por los campos odontológicos. Para ella, aplicar procedimientos a personas que de otra manera no podrían acceder a tratamientos orales, le ha permitido reforzar sus conocimientos y su papel como profesional al servicio de los demás.
“La experiencia que se vive no se compara con nada de lo que uno hace en la universidad. En la carrera se siente una gran presión, en cambio, en los Campos Odontológicos no. Uno hace las cosas por la comunidad, no solo la parte de trabajar en odontología, sino también la parte social. Te permite aprender y uno ama la odontología de verdad. Uno no puede salir de la universidad sin pasar por esa experiencia” expresó Arce.
La última comunidad visitada fue la de Los Cocos, en Limón, con una gira que empezó el 12 de mayo y terminó este sábado 14. La atención se dio en las instalaciones de la Aldea Infantil SOS de la zona. En esta ocasión, se brindó el servicio a niños y niñas que han sufrido abandono, maltrato físico o verbal de sus padres biológicos o familiares.
La travesía empieza desde temprano. Los estudiantes de odontología primero deben superar las dificultades de acceso para llegar al sitio donde brindarán la atención.La travesía empieza desde temprano. Los estudiantes de odontología primero deben superar las dificultades de acceso para llegar al sitio donde brindarán la atención.La travesía empieza desde temprano. Los estudiantes de odontología primero deben superar las dificultades de acceso para llegar al sitio donde brindarán la atención.Los estudiantes de odontología llegan al sitio donde brindarán la atención.Los estudiantes de odontología llegan al sitio donde brindarán la atención.Al llegar al sitio, los estudiantes de odontología preparan los equipos que utilizarán para atender a sus pacientes.