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Etiqueta: agresividad

El impacto de la prensa deportiva en el fútbol: de la pasión a la violencia

Juan Arguedas Chaverri

Juan Arguedas Chaverri

La prensa deportiva en Costa Rica ha jugado un papel fundamental en el crecimiento y la popularización del fútbol, siendo un vehículo de información clave para miles de aficionados. Sin embargo, en lugar de contribuir a una cultura de respeto y competencia sana, muchos de los programas deportivos han promovido una narrativa que alimenta las rivalidades extremas, el fanatismo y, en ocasiones, la violencia en los estadios.

Recientemente, hemos sido testigos de varios incidentes violentos en estadios como el Ricardo Saprissa y el Alejandro Morera Soto, donde la pasión desbordada de algunos aficionados ha dado paso a enfrentamientos físicos y agresiones. Estos hechos no son un reflejo aislado de una afición «descontrolada», sino que son la consecuencia de una atmósfera tóxica creada en parte por la prensa deportiva.

Al enfocarse en el sensacionalismo, en lugar de en el análisis serio y profesional del deporte, la prensa deportiva ha alimentado durante años una cultura de polarización y confrontación. Los programas, más interesados en generar espectáculo que en fomentar el respeto, han incentivado una rivalidad destructiva, donde los aficionados se sienten llamados a apoyar a su equipo no solo con pasión, sino con hostilidad hacia el rival.

Lo más preocupante es que, tras estos episodios de violencia, la misma prensa que alimentó las tensiones se rasga las vestiduras condenando lo sucedido, sin hacer una autocrítica sobre su responsabilidad en la creación de este clima de odio y agresividad. La violencia nunca es justificable, pero es fundamental reconocer que, al igual que los aficionados tienen su parte de responsabilidad, los medios también deben asumir la suya.

¿Qué deben hacer los medios deportivos?

Es necesario un cambio de enfoque en la prensa deportiva. Si bien es innegable que el fútbol genera pasiones, los medios deben utilizar su influencia para promover una cultura de respeto, tanto entre los jugadores, juntas directivas, como entre los aficionados. A continuación, algunas recomendaciones clave para que los medios dejen de alimentar el fanatismo y contribuyan a una cultura deportiva más sana:

  1. Fomentar el profesionalismo y la objetividad

Los programas deportivos deben centrarse en el análisis serio del fútbol, dejando de lado los chismes y el sensacionalismo. Es importante ofrecer un periodismo que valore el rendimiento de los equipos, las estrategias y el talento de los jugadores, sin caer en la exageración de rivalidades.

  1. Promover el respeto y el juego limpio

El fútbol debe ser un espacio para la unidad, no para la división. Los medios deben centrarse en resaltar los valores del respeto, la deportividad y la convivencia entre equipos y aficiones. Las rivalidades son parte del espectáculo, pero nunca deben promoverse como un motivo de hostilidad y enfrentamiento.

  1. Educar sobre los peligros del fanatismo y la violencia

La prensa deportiva tiene la capacidad de educar a los aficionados sobre los efectos negativos del fanatismo y la violencia. En lugar de glorificar las tensiones entre hinchas, los medios deben utilizar su poder para promover el fútbol como una herramienta de convivencia y no como un campo de batalla.

  1. Involucrar a jugadores y expertos en la conversación

Los jugadores, entrenadores y expertos en fútbol son los principales referentes del deporte. Los medios deben darles un espacio para compartir su perspectiva sobre la importancia del comportamiento dentro y fuera del campo, transmitiendo un mensaje claro de respeto y juego limpio.

  1. Resaltar los aspectos positivos del fútbol

En lugar de centrarse solo en las rivalidades, los medios deben dedicar más tiempo a resaltar historias de unidad, cooperación y superación personal dentro del fútbol. Esto contribuirá a crear una visión más inclusiva del deporte y a alejarlo de la polarización.

  1. Evitar el sensacionalismo.

La búsqueda de audiencia no debe justificar la creación de un clima de confrontación. Los medios deben evitar caer en el sensacionalismo, que distorsiona la realidad y alimenta la agresividad. Un periodismo reflexivo y equilibrado puede tener un impacto mucho más positivo en los aficionados.

  1. Colaborar con autoridades y clubes para prevenir la violencia

La lucha contra la violencia en los estadios no puede ser solo tarea de las autoridades o los clubes. La prensa deportiva debe colaborar con ellos, difundiendo mensajes en contra de la violencia y promoviendo un comportamiento ejemplar entre los aficionados.

  1. Facilitar el debate respetuoso

Los programas deportivos deben ser un espacio donde los aficionados puedan discutir sobre fútbol de manera civilizada y constructiva. La crítica debe centrarse en el juego y la estrategia, evitando los ataques personales y la incitación a la violencia.

Conclusión: Es hora de un cambio en la prensa deportiva

El fútbol es, sin lugar a dudas, una de las mayores fuentes de emoción y pasión en Costa Rica. Sin embargo, esta pasión no debe traducirse en violencia ni en un ambiente hostil. Los medios deportivos tienen una responsabilidad enorme en la creación de la cultura futbolística en el país. Si bien es natural que existan rivalidades, estas deben mantenerse dentro de un marco de respeto y sana competencia.

Es hora de que la prensa deportiva asuma un papel más responsable, promoviendo el respeto, el juego limpio y la convivencia. Solo así el fútbol podrá recuperar su verdadero propósito: ser una fuente de unión y alegría para los costarricenses. Si los medios se comprometen a cambiar el enfoque y promover valores positivos, contribuirán a un fútbol nacional más saludable, donde la pasión por el deporte no se vea empañada por la violencia ni el fanatismo.

Pronunciamiento: La violencia social constituye una de las principales condiciones que deterioran la salud mental y el bienestar integral de las personas

Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica

Ante la creciente ola de violencia que, en sus diversas manifestaciones, viene sufriendo la población costarricense, retomando la inquietud de una cantidad significativa de sus integrantes acerca del particular y al tenor de la responsabilidad y el compromiso ético de nuestro Colegio, la Junta Directiva del CPPCR, da a conocer públicamente las siguientes consideraciones y propuestas.

Partiendo de que:

  1. Todos los indicadores de violencia muestran una curva de crecimiento a lo largo de los últimos años, con un nivel de generalización que abarca prácticamente cualquiera de sus formas de manifestación.
  2. La violencia social constituye una de las principales condiciones que deterioran la salud mental y el bienestar integral de las personas.
  3. La violencia social se manifiesta de diversas formas, con diferentes actores y escenarios. Sin perjuicio de ello, esa violencia debe ser asumida de manera integral, tanto en sus consecuencias como en sus múltiples orígenes.
  4. Al tener diversas y complejas manifestaciones, resulta contraproducente y peligroso reducir estos grandes fenómenos a una visión “psicologista” de la realidad. Es decir, si bien algunas situaciones pueden y deben ser explicadas y afrontadas con individuos concretos, con sus propias vicisitudes y su “mundo interno”, ello no puede ser desprovisto de su contexto socio histórico que le da sentido. La explicación y abordaje de la violencia incluye una dimensión subjetiva, pero no se agota ahí, debe incluir las condiciones objetivas que la determinan y la explican. Por lo tanto, es imprescindible acudir a una perspectiva social más amplia, que involucra a otras disciplinas y saberes.
  5. La generalización de esta violencia necesita considerar el deterioro de la calidad de vida del grueso de la población. Desde la década de los noventa, todos los indicadores apuntan a un alarmante aumento de la brecha social y un sistemático deterioro de la calidad de vida de la mayoría de la población. Pasamos de ser un país con amplios sectores medios y baja inseguridad, a ocupar actualmente uno de los peores lugares en América Latina y entre los países de la OCDE. Factores íntimamente asociados a este creciente deterioro son el sistemático recorte de los programas sociales y la concentración de políticas dirigidas a favorecer a pequeños sectores orientados por el clientelismo político, así como el favorecimiento de crecientes procesos de corrupción.
  6. Es evidente que el sistema le ha fallado a amplios sectores de la población, por lo que es evidente un creciente cansancio en la gente, que lleva al resentimiento, al enojo, a la desesperanza y a su escalamiento al no ver resueltas sus necesidades más básicas y al sentirse engañados por la clase política del país. Estos sentimientos son un perfecto caldo de cultivo para el desarrollo de una cultura de violencia.
  7. Al mismo tiempo, la decepción, el desencanto y el enojo favorecen a su vez alternativas políticas de tipo autoritario, aderezadas con el creciente y alarmante papel del narcotráfico en nuestros países, en los que montan su negocio y reclutan a personas, sobre todo jóvenes. Estas circunstancias han acelerado el proceso de normalización de la violencia y ayudan a legitimarla como forma de interacción social habitual.
  8. Dentro de esta dinámica de creciente violencia, se comprueba el redireccionamiento de las emociones negativas hacia grupos determinados que reciben con más énfasis la carga afectiva y los procesos de exclusión, dirigidos principalmente contra la niñez y la adolescencia, contra personas con discapacidades, contra personas migrantes, contra las mujeres, contra personas LGBTIQ+ y contra personas adultas mayores, entre otras. A este respecto, es sobrecogedora y en niveles de agresividad. Las acciones dirigidas a individuos particulares deben ser entendidas en ese contexto sociocultural más amplio.
  9. A todo lo anterior se abona la actual dinámica de las redes sociales, en las que fácilmente se acusa, se juzga y se sanciona a cualquiera, con derivaciones tan serias como, por ejemplo, el suicidio en personas adolescentes. Del mismo modo, debe contemplarse el aparato mercadológico cada vez más sofisticado y orientado a generar y reforzar patrones compulsivos de consumo, mediante el reforzamiento sistemático de hábitos, actitudes y comportamientos contrarios a una cultura de paz.

Dado lo anterior:

  1. Esta JD se compromete a fomentar, con carácter de urgencia, una amplia participación del conjunto de colegas en unas jornadas de reflexión que permitan, en un diálogo abierto, un análisis profundo de toda esta situación y en la construcción de las mejores alternativas de enfrentamiento. También se compromete a incorporar y gestionar las recomendaciones que se deriven de este proceso de análisis.
  2. Esta JD hace una excitativa general a sus integrantes para que, en sus actividades profesionales tomen como tarea urgente la reflexión y la toma de las medidas que sean posibles en aras de fomentar relaciones humanas más empáticas y solidarias. Esto como un imperativo ético y de responsabilidad de nuestro quehacer.
  3. Hacemos una alerta máxima ante la violencia de género, dadas las características y la dinámica de ensañamiento que está tomando. Las medidas por tomar tendrán que abarcar las de corto, mediano y largo plazo, ampliando o rectificando lo hecho hasta el momento.
  4. Instamos a la prensa y a la población que accede a las diferentes plataformas a tener el mayor cuidado en el momento de publicar y exponer escenas de agresiones, mutilaciones y asesinatos. La exposición a estos materiales puede conducir a exacerbar procesos de modelaje de ciertas conductas y a aumentar la sensación de inseguridad. Así mismo, exhortamos a las personas colegiadas que sean entrevistadas en medios, para que no repliquen visiones cortoplacistas, simplificadas o hiper individualistas de este doloroso y complejo fenómeno.
  5. Exhortamos a toda la población a que procure desarrollar una cultura de paz y la resolución pacífica y dialogada de los conflictos. El Colegio tiene a disposición el Centro Integral de Resolución de Conflictos (CIREC) que, a cargo de profesionales con capacitación y amplia experiencia, puede colaborar para ese propósito.
  6. En nuestro criterio, debe haber una mayor inversión en los ámbitos de la educación, la salud, la seguridad y los organismos de investigación. Por lo tanto, hacemos un respetuoso, pero vehemente, llamado al gobierno para que modifique sus políticas sociales. También hacemos una clara advertencia acerca de las consecuencias al corto, mediano y largo plazo de no rectificar la línea que está imponiendo. De no modificarse la orientación actual, pronosticamos un empeoramiento de la situación en dimensiones y consecuencias insospechadas.

Comisión AD-Hoc para el abordaje de la Violencia Social en Costa Rica del CPPCR.

Fuente: https://psicologiacr.com/pronunciamiento-la-violencia-social-constituye-una-de-las-principales-condiciones-que-deterioran-la-salud-mental-y-el-bienestar-integral-de-las-personas/

Compartido con SURCOS por Marco Vinicio Fournier.