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Etiqueta: agroquímicos

Se lanza la revista latinoamericana Ciencia Digna

La Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza de América Latina lanza su publicación buscando promover “una reflexión crítica sobre la naturaleza de los procesos sociales de construcción de la ciencia y la tecnología, sus productos y sus impactos”.

El 16 de junio se celebró el Día de la Ciencia Digna a instancias de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza de América Latina (UCCSNAL), una “articulación de académicas/os e investigadores/as de distintas áreas”. Ese día, que homenajea al investigador argentino Andrés Carrasco, quien demostró los efectos del glifosato en el desarrollo embrionario, tendrá un aditivo especial este año, el quinto desde la existencia de la organización: el festejo coincide con el lanzamiento de su propia revista.

Con la expansión del agronegocio como telón de fondo, que impone el modelo de producción con transgénicos asociados a paquetes de agroquímicos, la unión propone que su revista “sea una herramienta útil para alimentar los debates sobre ciencia y tecnología propiciando un diálogo de saberes con la mayor participación pública posible”.

El consejo editorial de la revista Ciencia Digna está integrado por investigadores e investigadoras de Argentina, México, Ecuador, Costa Rica, Brasil, Paraguay, Perú, y los uruguayos Pablo Galeano, Santiago Mirande y Claudio Martínez. Este último, integrante del Departamento de Biología Celular y Molecular de la Facultad de Ciencias y del Colectivo TÁ de la Universidad de la República (Udelar), que se dedica a estudiar los impactos de los transgénicos y plaguicidas, así como de la construcción de alternativas, conversó con la diaria sobre el lanzamiento de la publicación.

Ciencia independiente versus ciencia interesada

“Tomé contacto con este grupo por intermedio de Andrés Carrasco, el timonel en toda esta manera de ver la ‘ciencia digna’ frente a lo que los colegas argentinos llaman ‘ciencia mercenaria’”, dice Martínez. “Carrasco me introdujo al mundo de la mirada crítica acerca de los transgénicos y su modo de producción asociado. Cuando estaba cursando mi tesis de doctorado, hace unos 15 años, hice dos cursos con él sobre su área de investigación, que era el análisis molecular de la biología del desarrollo enfocado a embriones. Utilizando ese modelo Carrasco descubrió los efectos teratogénicos del glifosato, de malformaciones fetales”.

Como para no marcar un camino. “Glyphosate-Based Herbicides Produce Teratogenic Effects on Vertebrates by Impairing Retinoic Acid Signaling” fue publicado en la revista Chemical Research in Toxicology en agosto de 2010 por Alejandra Paganelli, Victoria Gnazzo, Helena Acosta, Silvia López y Andrés Carrasco. Allí, los investigadores, tras aportar minuciosas pruebas, afirmaban cosas como que “el efecto directo del glifosato sobre los mecanismos tempranos de morfogénesis en embriones de vertebrados abre la preocupación sobre los hallazgos clínicos en descendencia humana en poblaciones expuestas a herbicidas basados en glifosato en campos agrícolas”. De cierta manera, trazaban una línea entre el laboratorio y las comunidades que sufrían la aplicación de las tecnologías del modelo sojero.

“Mi inserción formal en la UCCSNAL fue en 2017, en un encuentro que organizan en Rosario”, dice. Desde entonces el contacto formal lo llevó a formar parte del Consejo Editorial de la revista. “Esta es una iniciativa que surge para que científicos con cierto perfil, a los que nos cuesta publicar ciertos contenidos, sobre todo en español, podamos publicar”, explica. “Claramente tenemos una visión crítica del sistema científico, que va desde las agendas hasta las narrativas, las financiaciones y los objetivos”, agrega.

Leyendo el primer número, uno puede apreciar que la revista apunta a pensar la ciencia. “Pensar la ciencia es también hacer ciencia”, dice, con razón, Martínez, quien también argumenta que “no es una revista a priori pensada para publicar resultados originales. Es, en cierta medida, una revista para pensar la ciencia y la tecnología, los discursos y las narrativas que están asociadas a ellas”.

La oposición entre una ciencia digna y una ciencia mercenaria puede resultar un poco chocante, porque implica la idea de que el mundo se divide en dos bandos: uno claramente identificado con el bien y el otro con el mal. Martínez dice que no hay que pensar que la ciencia la hacen sólo los científicos, sino todo un sistema: “Hace tanta ciencia un científico como un burócrata de una agencia que está definiendo qué es lo que se hace o no”.

En Uruguay 80% de la investigación se hace en la Udelar. Le digo al entrevistado que no sé si es que he tenido suerte –es un caso de sesgo de cherry picking, de extraer las cerezas más apetecibles y pensar que todas son igual de sensacionales–, pero los investigadores e investigadoras con los que he hablado no me parecen muy mercenarios, y le confieso que esa división parece estar más orientada a una ciencia producida en otros países, que son justamente los que luego nos venden sus tecnologías.

“Es cierto lo que decís respecto de Uruguay, hasta en eso somos una isla”, reconoce. “La enorme mayoría de los científicos uruguayos son independientes y hacen una ciencia independiente. A lo que el grupo llama ‘científicos mercenarios’ es cuando hay conflictos de intereses que no han sido declarados. El término viene de Argentina, donde sí hay casos bastante evidentes de conflictos de intereses, puertas rotatorias, e incluso hay periodistas que hablan de corrupción y colusión. En Argentina y en Brasil hay casos documentados de esto”, agrega.

“En el caso de Uruguay no voy a decir que no los haya, pero son un caso muy mínimo”, sostiene Martínez, quien dice que tal vez cuando se jubile tendrá la libertad suficiente para hablar de estas cosas. “Sé de conflictos de intereses que no se han declarado”, afirma, y uno no puede evitar pensar en lo que está pasando en Uruguay con la ley de etiquetado frontal de alimentos. Los octógonos negros de exceso de azúcares, sal y grasas implicaron investigación científica de calidad que avala la medida. Sin embargo, una unidad de la Facultad de Química, con ayuda de una agencia de comunicación, salió a hacer fuerza para que la medida no se implementara, recurriendo a argumentos ya esgrimidos con anterioridad por la industria. Hoy los octógonos negros están en un impasse que nada tiene que ver con la ciencia y mucho con intereses económicos.

“Ahí donde hay conflictos de intereses no declarados surgen los problemas. Porque si el científico que escribe un artículo explicita que trabaja para Bayer, uno sabe quién está firmando el paper y sabe de dónde viene”, dice Martínez, recordando el reciente escándalo del estudio sobre los efectos de la hidroxicloroquina como terapia para la covid-19, que debió ser retirado por la prestigiosa publicación The Lancet.

“El término ‘mercenario’ me resulta muy fuerte, pero cuando voy a Argentina y veo la realidad de los pueblos fumigados, cuando voy a Rosario y están quemando las islas para plantar soja, y está toda la ciudad cubierta de humo, veo que están atravesando una realidad, a nivel ambiental y a nivel de salud, mucho más grave que la nuestra. Mi filosofía es más de sumar y construir algo nuevo que de meter más el dedo en la grieta, pero son modus operandi. Capaz que hay más momentos en los que no hay más remedio que separar las aguas, y otros en los que hay que tratar de ser lo más político posible”, reflexiona. Pone de ejemplo el Plan Nacional de Agroecología en el que ha estado trabajando con el colectivo TÁ. “Allí coexisten sectores que uno a priori diría que no son compatibles. Pero hoy la prioridad es sacar adelante el plan” argumenta. “Más que de ciencia digna o mercenaria, prefiero hablar de ciencia independiente y ciencia vinculada a intereses. Ese sería mi matiz personal”.

Enviado por Jaime García.

UCCAEP actúa irresponsablemente, advierten expertos en legislación ambiental

– Perderíamos avances que podrían violentar derechos fundamentales que tenemos en el país.
– Es falso que exista un acoso de parte de las normas ambientales.
– Cualquier persona paga dos mil veces más por el agua que lo que pagan las grandes empresas, la solicitud de UCCAEP sobre el agua es indignante.

(FECON, 16-06-2020) Según expertos en legislación ambiental, llamar “acoso” a la normativa ambiental en el país es inaceptable por parte de la Unión Costarricense de Cámaras Empresariales y Asociaciones de Sector Privado (UCCAEP). Un documento titulado “Pacto por el empleo” contiene una serie de exigencias antojadizas que según dicen buscan la reactivación económica, pero en realidad obedecen a caprichos sin fundamento técnico ni legal que atentan la protección al ambiente.

Para Álvaro Sagot Rodríguez, abogado y docente de la Universidad de Costa Rica, es falso que exista un acoso de parte de las normas ambientales. A los grandes empresarios se le deben de exigir requisitos, no para limitarlos a ellos, sino para pensar en las siguientes generaciones.

El abogado ambiental recordó que existe en la legislación ambiental el principio de no regresión y el principio de progresividad que exige al país a entonar todo el ordenamiento jurídico hacia la protección de los derechos humanos fundamentales.

Para el abogado Isaac Rojas, de COECOCEIBA, Amigos de la Tierra Costa Rica, las solicitudes de UCCAEP son una clara regresión en lo que el país ha avanzado. Por lo tanto esto podría violentar derechos fundamentales que tenemos todas las personas que habitamos en el país.

“En materia ambiental no podemos retroceder. Siempre hay que ir adelante porque estamos hablando de derechos humanos, que tienen que ver con el lugar que habitamos, que tienen que ver son nuestra salud y que tienen que ver también con la salud de los ecosistemas con que nos relacionamos.” Dijo Rojas que además es el Coordinador Internacional del Programa de Bosque y Biodiversidad de Amigos de la Tierra Internacional.

Rojas señaló que “la flexibilización de la legislación que hace UCCAEP es inaceptable. Así también es inaceptable la solicitud de abrir nuevos negocios, la solicitud de abrir la generación eléctrica que ha demostrado impactos graves en comunidades y ríos de nuestro país.”

Hay que recordar gracias a criterios técnicos y científicos muchas comunidades han logrado echar para atrás varios de estos negocios que iban a seguir atentando contra los ríos, y lo han hecho tanto en sede judicial como ante el Poder Ejecutivo. Tal es el caso del “enjambre hidroeléctrico” que planteaba desarrollar más de 17 represas en la Zona Sur y que gracias a la organización comunitaria y al trabajo de colectivos como Ríos Vivos fueron frenadas.

Además Rojas alertó que “la UCCAEP también está pidiendo la apertura del negocio de los agroquímicos. Cuando se ha comprobado de que el país tiene el deshonroso puesto de ser uno de los países donde se consumen más pesticidas en el mundo, con esto la UCCAEP quiere llevarnos a ser el número uno impactando la salud nuestra y de la naturaleza.”

La UCCAEP también están pidiendo profundizar un modelo anticuado cuando dicen que quieren la apertura del mercado de exploración y explotación de mercado de gas natural. Tristemente estas peticiones en materia ambiental solamente nos enseñan que empresarios como UCCAEP actúan irresponsablemente en una crisis.

A esto Isaac Rojas dijo que: “los empresarios ven la crisis como una oportunidad para profundizar su agenda, para profundizar sus beneficios a expensas de toda la sociedad.”

A propósito del agua

La UCCAEP solicitó en este documento: “Instruir al SENARA para que dicha institución no aumente las tarifas de riego por parte en el Distrito de Riego Arenal – Tempisque.”

Para Oscar Alpízar, abogado ambiental, integrante de Confraternidad Guanacasteca: “no se entiende como la UCCAEP solicita tratos preferenciales en el costo de las tarifas del agua para el sector agroindustrial.”

Alpízar acotó que: “En la actualidad ya estas tarifas son ínfimas e indignantes. Las grandes extensiones agrícolas pagan 0,2 colones por metro cúbico de agua, mientras que el ciudadano paga en promedio 400 colones por metro cúbico. Es decir, cualquier persona paga dos mil veces más por el agua que lo que pagan las grandes empresas.”

https://feconcr.com/uncategorized/expertos-en-legislacion-ambiental-advierten-uccaep-actua-irresponsablemente/

El 65% de los alimentos frescos consumidos en Costa Rica contiene residuos de agroquímicos

  • Un 19,5% de los vegetales frescos producidos en el país tienen niveles de contaminación de residuos de plaguicidas por encima de lo permitido.
  • Poder Ejecutivo sin iniciativa para remediar la situación.

(11/06/2020) Un informe publicado el 10 de junio, la Unidad de Control de Residuos del Departamento de Plaguicidas del Sistema Fitosanitario del Estado, reporta solamente un 35% de los alimentos analizados está libre de residuos de plaguicidas, mientras que el 65% contienen restos de algún agroquímico.

Además el informe reveló que el 19,5% tiene restos de plaguicidas por encima de la normativa establecida a nivel nacional en el Reglamento Técnico de Límites Máximos de Residuos de Plaguicidas en Vegetales y el uso de plaguicidas prohibidos (Decreto No 35301-MAG-MEIC-S).

En este informe se analizaron 5.186 muestras de vegetales, frutas y verduras durante el año 2019. De estas 3.482 muestras eran productos con intención de importación (muestras tomadas en aduanas) y 1.704 vegetales producidos en Costa Rica.

Una situación grave es la presencia de moléculas prohibidas en el país encontradas en los vegetales frescos. Por ejemplo el Carbofurán y el Ometoato prohibidos según el Decreto Ejecutivo N° 38713-MAG-S-MINAE-MTSS. El Carbofurán es un insecticida altamente tóxico que genera lesiones en órganos genitales (testículos y útero).

Otro hallazgo preocupante es la presencia de Fipronil, Clopirifos Metamidofós (nombre comercial Tamarón y prohibido en el país) y Cipermetrina en el chile dulce, lo que lo hace junto al culantro y el apio como los vegetales frescos con mayor contenido de residuos.

Algunos de estos agroquímicos han sido cuestionados a nivel global por causar daños en el desarrollo cognitivo de los niños y niñas. Es el caso del Clorpirifos, que se ha reportado que tiene efectos en la capacidad de aprendizaje de las personas menores de edad y se encuentra prohibido en varios países del mundo por este motivo.

Además cada vez se reportan más daños causados por el Fipronil, el agroquímico responsable de la intoxicación de 2 millones de abejas en Esparza hace pocas semanas.

Costa Rica importó en 2018 la cifra récord de 18,6 millones de toneladas de ingredientes activos de agroquímicos. Una parte se reexporta hacía Centroamérica, pero la gran mayoría se comercializa en Costa Rica, haciéndonos ganar la fama de país que consume más agrotóxicos por hectárea cultivada.

Las personas agricultoras enfrentan una profunda crisis económica, una de los principales flagelos ha sido en endeudamiento para la compra de insumos agropecuarios. Los cuales según el Ministerio de Economía Industria y Comercio enfrenta serias distorsiones y sobreprecios en la venta minorista de agroquímicos. El MEIC reporta que muchos de estos plaguicidas tienen sobreprecios de hasta un 50% del valor de importación. Es decir, que a los agricultores le cobran precios de usura por los agroquímicos.

Pese a esto no existe iniciativa por parte del Poder Ejecutivo ni para bajar los niveles de contaminación con residuos de plaguicida en la comida, pero tampoco para controlar el distorsionado mercado de los plaguicidas.

Enviado a SURCOS por Henry Picado Cerdas

Miembro de la Red de Coordinación en Biodiversidad y de la Federación Ecologista (FECON)

Los polinizadores son imprescindibles para la reactivación económica después del COVID19

Henry Picado Cerdas*

En las últimas semanas las cámaras empresariales, el INCAE y ministro de Agricultura y Ganadería presionan de manera irresponsable que Costa Rica debe permitir el uso de más agroquímicos sin su evaluación toxicológica para superar la crisis sanitaria. Premisa falsa que sólo protege los bolsillos de los importadores de venenos.

Esta temeraria exigencia pone en riesgo diversos sectores de la economía que no soportan más contaminación de plaguicidas. Hablo de escolares fumigados diariamente, agua captadas para uso humano contaminado con agrotóxicos cancerígenos, miles de personas enfermas por la exposición a plaguicidas, trabajadores sin indemnizaciones de parte de las empresas responsables por la pérdida de salud, 90% de los alimentos que consumimos a diario contaminados con plaguicidas. Estos son algunos de los muchos impactos de los agrovenenos importados diariamente al país. Pero ahora quiero que pensemos en los unos seres diminutos que tienen un aporte indiscutible a la economía de un país dedicado a la agricultura, las abejas.

Según la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) el aporte de los polinizadores como las abejas equivale a 20 veces del valor de la miel que producen. Para un país como Costa Rica que cuenta con unas 40 mil colmenas, las cuales produce unas 1.200 toneladas métricas de miel, lo que equivale a unos ¢6.000 millones por su valor en el mercado. Si hacemos la multiplicación que siguiere la FAO encontraremos que las abejas melíferas proporcionan en servicios de polinización al menos ¢120.000 millones (unos USD$210 millones) la economía nacional todos los años. Pero claramente el valor económico no es lo más importante en este tema, pero al parecer este el único lenguaje que comprende el gobierno.

Este aporte poco contabilizado en la lógica del Banco Central, nos dará luces para entender sobre la importancia en la economía de la defensa de las abejas contra el abuso de los plaguicidas y de sus vendedores. Se calcula que Costa Rica importa USD$160 millones en agrovenenos. Estas empresas importadoras de plaguicidas incorporadas en la UCCAEP, reciben al menos USD$30 millones en exenciones fiscales anualmente según el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC).

Es importante decir que el registro plaguicidas está siendo revisado por la Sala Constitucional desde el año 2019, debido a que distintas organizaciones ambientales como la Federación Ecologista (FECON) y del Movimiento para la Agricultura Orgánica Costarricense (MAOCO) han acudido al tribunal constitucional para denunciar el abuso en la incorporación de los plaguicidas sin análisis técnico, piden su revisión bajo la ciencia y la técnica. Además, existe un Recurso de Amparo apoyado por cientos de apicultores nucleados en la Cámara Nacional de Fomento a la Apicultura (CNFA) contra los Neonicotiniodes (agrovenenos con nefastos contra las abejas). Por lo que pedir más agrotóxicos atenta contra el accionar del mismo Poder Judicial.

Hoy toca decidir para dónde quiere el país encaminarse: hacía la agri-cultura-economía de la vida o una de la muerte. Pero Casa Presidencial al parecer solo tiene oídos para quienes proponen toxicidad y explotación laboral.

Es urgente proteger a los polinizadores, la apicultura y así a la economía costarricense y no hacerles caso a los vendedores de venenos.

* Miembro de la Red de Coordinación en Biodiversidad, la Federación Costarricense para la Conservación de la Naturaleza (FECON) y parte de la Alianza Biodiversidad y el Comité editorial de la Revista Biodiversidad Sustento y Culturas.

 

Foto: Quique Vega
Apicultura aporta anualmente más de ¢120.000 millones en servicios de polarización.

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A planear conscientemente el futuro

Cristóbal Pérez-Jerez

De la vida espontánea hacia la planificación

Cada día que pasa nos trae incertidumbre, temor y aislamiento social escandaloso. Los humanos estamos sufriendo una resaca de casi 50 años de crecimiento acelerado y consumo siniestro de los recursos de la Tierra. El auge de la medicina, las telecomunicaciones, la productividad económica, las políticas sociales y los modernos transportes nos convirtieron en amos y señores del universo. Nuestro consumo y la búsqueda de propiedad es infinita. Hace 12 mil años éramos un millón de humanos, en 1800 éramos ya una muchedumbre de 107 millones, en 1900 133 millones; y hoy la increíble suma de 7,790 millones. Un crecimiento que implica exterminar los recursos de la tierra, eliminar todas las otras especies y contaminar atmósfera, ríos, lagos, mares y bosques.

Nuestra mayor esperanza es que el ser humano recupere su capacidad de ser consciente. Que en lugar de producir masiva, alegre e intensivamente bienes y servicios innecesarios, reconstruya la sociedad basándose en un ser humano que recupere su ser natural, que produzca para sobrevivir, respetando el derecho de animales, plantas y recursos a vivir libremente, sin presiones del humano, en por lo menos la mitad del planeta.

Las alternativas, sí el coronavirus es derrotado, serán una sociedad planificada para generar la existencia en el planeta de unos 4 mil millones de humanos, viviendo en paz, cooperación y respeto a la naturaleza; o continuar nuestra vida espontánea de crecimiento económico, poblacional y tecnológico que nos acerque siempre a nuevas pandemias, que naturalmente, eliminen a los humanos sobrantes.

Todos los países debieran de generar una estrategia conjunta, que permita la unidad regional y mundial, para enfrentar los siete problemas capitales mencionados:

Uno, el gran peligro de destruir la vida en los océanos, lo que sería el inicio del fin de nuestra vida, de lo cual es un triste ejemplo el mar de basura en las costas de Honduras y Guatemala.

Dos, el deterioro del agua disponible en el planeta, ya en todos los países de la región no existen ríos sin contaminación.

Tres, los conflictos por el agua, que empezarán a ser continuos y cada vez más peligrosos sí no avanzamos una propuesta de negociación y estrategia regional.

Cuatro, la degradación de los suelos, que ya no soportan cultivos intensivos, ni efectos de agroquímicos.

Cinco, la deforestación, los bosques húmedos tropicales, una delicia del alma de cualquier centroamericano en la época en que eran abundantes.

Seis, el consumo desquiciado de energías de todo tipo.

Siete, lo más triste, la pérdida de la biodiversidad, la aniquilación del resto de seres vivos de la creación.

Queda poco tiempo para actuar. Salvar la naturaleza mide el valor de una nación.

Una propuesta de solución imposible

Engels nos motiva a proponer una solución inalcanzable. Inalcanzable pues el humano es producto de sus instintos no de su inteligencia científica. Nuestro instinto sigue las leyes del desarrollo o evolución planteadas certeramente por Darwin y Smith. El humano es egoísta y en búsqueda de su propio placer no tiene límites para depredar todos los sistemas de vida y de recursos naturales.

Diría el filósofo Engels: “Si nos preguntamos… qué son, en realidad, el pensamiento y la conciencia y de dónde proceden, nos encontraremos con que son productos del cerebro humano y con que el mismo hombre no es más que un producto de la naturaleza que se ha formado y desarrollado en su ambiente y con ella.”  Podríamos interpretar que al ser el humano y su organización social productos de la naturaleza, tienen que seguir una lógica similar a cualquier otro ser de la naturaleza, es decir, los humanos tendríamos que comprender que nuestra sociedad y existencia nacieron en determinado momento, se han desarrollado y tienen que morir.

El asunto anterior es un problema de consciencia. El ser humano al comprender que tiene que desaparecer, en un momento dado, de la Tierra lo puede hacer de una manera benigna y cariñosa con el medio que le dio la vida, es decir podríamos construir sociedades con menor cantidad de humanos, con menor consumo y con espacios libres para que el resto de seres vivos puedan continuar su existencia. O, de acuerdo a las leyes de la evolución podríamos acelerar la muerte del humano y su sociedad, provocando el sufrimiento y desaparición del resto de seres vivos. Esa es nuestra disyuntiva.

La solución inalcanzable es:

  1. Detener el crecimiento de la población humana, determinando un porcentaje de humanos por cantidad de espacio en todo el planeta.
  2. Establecer que en la mitad del territorio de todos los países del mundo quede prohibido el acceso de seres humanos, para permitir la libertad, felicidad y vida del resto de especies que comparten el planeta con el depredador.
  3. Establecer la racionalidad en el consumo y la expectativa de vida del ser humano

Imagen: https://www.lavanguardia.com/natural/20190730/463772770926/consumo-cambio-climatico-sobreexplotacion-recursos-planeta.html

El fracaso del agronegocio: el momento de expandir la agroecología

BLOQUE VERDE

Durante los últimos treinta años una cúpula empresarial-política-académica ha orientado a la agricultura bajo la tiranía de la agroexportación, modelo que obliga a importar entre el 70 y el 80% de la comida de un país como Costa Rica. Hoy el agronegocio comienza a estar en crisis, debido al cierre de las fronteras dónde la mayoría de los productos vinculados al comercio exterior no puedan ser llevados a su destino final, al mismo tiempo, que los países del norte están reteniendo sus cosechas de los granos básicos previendo desabastos.

El fracaso del modelo de la agroexportación en un contexto de crisis sanitaria se resume en las declaraciones de la Cámara de Exportadores, la cual asegura que: “No podemos dejar que el pequeño agricultor no produzca, en tres meses la comida escaseará, vamos a tener escasez de alimento en todo el mundo”.

Hoy son estos mismos empresarios quienes dicen que debemos sembrar alimentos para el autoconsumo para disponer en el corto plazo. Son justamente los dueños del agronegocio los que siempre se ha beneficiado del dinero público para impulsar sus negocios privados, por encima del pequeño agricultor. Son los piñeros, bananeros y en general agroexportadores los que han acaparado el agua, arrinconado a las comunidades campesinas, esclavizado a los peones, contaminado el campo con agrotóxicos y sobretodo han mamado del dinero público. Por eso, ahora es ridículo que estén repartiendo por las calles piñas y melones rancios desechados de la agroexportación y haciéndose fotos para que la prensa les haga reportajes.

Recordemos que el sector agroexportador está muy concentrado en pocas manos. De casi cuatro mil empresas autorizadas para exportar, 76 acaparan el 66,5% de las ganancias. Para el sector agrícola es más dramático porque solo 10 empresas concentran más del 51% de los ingresos por la venta de productos frescos fuera de Costa Rica, y la mayoría son corporaciones trasnacionales.

El modelo del agronegocio ha fracasado y ha puesto en peligro la soberanía alimentaria (el derecho a tener alimentos en cantidades y calidades necesarias). Hoy son los mismos exponentes del agronegocio los que admiten su fracaso.

Pese a esto, el Gobierno de Carlos Alvarado parece seguir ciegamente sus indicaciones y aceptando sus abusos. La propuesta de UCCAEP es ridículamente suicida. Certificar y patentar semillas e importar más agroquímicos es más de lo mismo que nos ha traído hasta acá, a la inseguridad alimentaria. A tal punto de estar a tres meses de no conseguir alimento y no podamos estar fuertes en medio de una emergencia sanitaria, cuando es más urgente gozar de buena alimentación.

Es urgente y determinante que el país genere las condiciones para una revolución agroecológica. La calve para el futuro es justamente no repetir los errores del pasado. La producción agrícola descentralizada, pero articulada y comercialización a nivel local, fuera de los circuitos de distribución de las grandes cadenas de supermercados especuladores.

Es clave potenciar la agricultura urbana, sustituir los agrotóxicos por prácticas agroecológicas. Es necesario dotar de tierras a campesinos, sobre todo a personas jóvenes sin tierra. Es importante que el Estado deje de engordar los privilegios de la agroexportación de mercancías y apoye la producción de alimentos. La agricultura a pequeña escala puede alimentar al mundo, se reporta que campesinos y campesinas de todo el planeta producen el 70% de la comida con tan solo el 25% de la tierra cultivable (ETC, 2017). Por lo tanto, es un hecho comprobado que la justicia en el campo nos llevaría a ser un pueblo más resistente a eventos extremos como pandemias y la crisis climática.

Enviado a SURCOS por BLOQUE VERDE.

UCR, Conozca el flameo: una alternativa para reducir el uso de herbicidas en zonas agrícolas y urbanas

Las malezas cambian su ADN y crean resistencia a los químicos. Por esta razón, los investigadores de la UCR experimentan con técnicas alternativas para controlarlas

Si el meristema de la planta no se ve dañado por el calor del flameo, la planta puede volver a brotar. Foto: Robin Gómez.

Los grandes sistemas de producción agrícola dependen de los herbicidas para controlar las amenazas de los cultivos. El uso constante de herbicidas provoca resistencia por parte de las malezas, esto conlleva el aumento en la cantidad de químicos que se aplican a las plantaciones y los riesgos a nivel ambiental y de salud pública también.

Para buscar soluciones a los efectos negativos de los herbicidas los científicos de la UCR experimentan con el uso de fuego mediante de la técnica del flameo. Se trata de una técnica dentro del manejo integrado de malezas que se utiliza comúnmente en agricultura orgánica, pero también puede aplicarse en zonas urbanas como parques recreativos y jardines.

En el 2018 el doctor Robin Gómez acompañado por un grupo de investigación, inicia el análisis del flameo para el control de malezas en la Estación Experimental Agrícola Fabio Baudrit M. El estudio busca generar información para que personas productoras posean más opciones para el manejo de malezas que afectan sus cultivos, asimismo reducir los efectos perjudiciales de los químicos en el ambiente y la salud humana.

Gómez explica que la estrategia de manejo integrado de malezas utiliza múltiples técnicas con el fin de brindar otras opciones a la aplicación de herbicidas. La estrategia incluye métodos culturales, mecánicos, biológicos, genéticos y químicos para crear un equilibrio entre la economía y el rendimiento de los cultivos. El investigador además subraya que si bien estos métodos no controlan por completo las malezas, son un avance en el desarrollo de tecnologías agrícolas que buscan la reducción de químicos.

Esta técnica no compite contra los herbicidas, pero es una herramienta más que nos permite reducir la cantidad de químicos en cultivos y en zonas verdes.

¿Cómo funciona el flameo?

El flameo funciona exponiendo la maleza al calor por medio de una llama producida con gas propano, de esta forma las células vegetales se rompen y la planta muere. Su efecto es similar a los herbicidas considerados de contacto, los cuales se aplican directo en la planta y el efecto es inmediato.

Para aplicar este método se utilizan equipos especiales que no se venden en el país, pero se pueden importar. Consisten básicamente en una mochila con un tanque de gas propano que una persona carga en su espalda y una antorcha regulable encargada de producir la llama para su aplicación.

El efecto del flameo en las plantas está influenciado por múltiples factores, entre ellos temperatura, tiempo de exposición, y tipo de energía. Sin embargo, es importante aclarar que no es lo mismo que la quema de plantas, ya que al exponer los tejidos de las plantas al calor, las células vegetales se rompen y la planta muere.

“Flameo no es una quema como las que se hacen pastos y en praderas donde se prende fuego. El flameo es un estrés térmico que cuando pasa sobre los cultivos, se afecta solo la planta donde se aplicó ese calor”, indicó el especialista Robin Gómez.

También suele suceder que cuando la maleza muere, sus semillas caen en el suelo y vuelven a crecer, con el flameo se puede disminuir la cantidad de semillas que llegan a la tierra.

Décadas después de la revolución industrial, se descubre que la aplicación constante de herbicidas y otros productos químicos traen consecuencias graves al medio ambiente, a la salud de las personas e incluso a las malezas, las cuales cambian su ADN y crean resistencia a los químicos.

¿Qué dice la investigación?

Para la investigación se utilizaron 16 especies de malezas en varios estados de desarrollo y se les aplicó una llama generada con distintas dosis de gas propano. Se estudió también el efecto del método en tres tipos de arroz, sembrados a dos distancias diferentes y en dos etapas de desarrollo. Se realizaron 9 experimentos en total.

La principal conclusión de la investigación es que las malezas se deben flamear en estados de desarrollo tempranos y en caso de que vuelvan a crecer, deben flamearse por segunda vez cuando estén pequeñas para lograr un control definitivo.

El estudio demuestra que los cultivos se verán afectados gravemente solo si una gran cantidad de calor cae en el meristema, punto donde crece una planta.

El equipo que se utiliza comúnmente en la técnica del flameo consiste en una mochila con un tanque de gas propano y una antorcha regulable la cual produce la llama. Foto: Robin Gómez.

Sin embargo, hay plantas que tardan más en volver a crecer que otras, así como hay malezas que no mueren tan fácilmente. Mediante la investigación, Gómez busca conocer cuáles plantas se ven más afectadas por el flameo al igual que identificar las malezas que son más resistentes a esta técnica.

Los experimentos permitieron también encontrar información importante sobre técnicas de aplicación, equipo, momento de aplicación, efecto en diferentes especies de malezas, y efecto en diferentes variedades de arroz. No obstante, es fundamental estudiar el efecto del flameo en otras especies de malezas. Otro dato importante es que el estudio no ha llegado a campos de cultivos amplios. El equipo que se utilizó en la investigación es un equipo de mochila con un tanque y una antorcha, ideal para un campo de pequeña escala.

Rentabilidad

Las personas agricultoras son conscientes del daño ambiental y en la salud pública que causan los plaguicidas y se encuentran en la búsqueda de opciones, asegura Gómez. Sin embargo, lo más difícil de esta técnica es hacerla rentable en comparación con los agroquímicos, reconoce el investigador.

Un ejemplo de rentabilidad son las pruebas que realizaron con el mismo equipo en cultivos de café en conjunto con el Instituto Nacional de Café (ICAFE). El estudio comparó el flameo con 3 herbicidas. Como resultado se concluyó que el efecto del flameo es similar al herbicida paraquat, el cual está cerca de salir del mercado por sus efectos negativos.

En este caso no resultó ser rentable, ya que al ser la hileras entre las siembras del café tan amplias, se debe pasar muy despacio para cubrir toda la hilera y el proceso se vuelve lento. La sustitución del paraquat por el flameo dependería de la rentabilidad y de la aceptación que tome el comercio sobre aplicar técnicas orgánicas. Gómez comenta la posibilidad del mercado de reconocer la eliminación de compuestos químicos y así pagar más por estos productos.

Para aumentar la rentabilidad, el investigador sugiere realizar más estudios para comprobar la efectividad de la técnica, la cantidad de gas y la velocidad con la que se debe aplicar, y con esa información diseñar un equipo especial para este cultivo que permita utilizar esta técnica de manera eficaz.

Asimismo, pueden adaptarse equipos preexistentes con una función similar, como es el caso de un productor de café, quién utilizó un equipo para desinfectar granjas agrícolas que funciona con tanque de gas y una antorcha, para flamear las malezas de un un espacio donde no puede usar herbicidas porque corre una fuente de agua.

El flameo no busca eliminar los herbicidas por completo, sino minimizar su uso.

El flameo no es una solución total, pero sí una herramienta

El flameo no compite contra los herbicidas, pero es una herramienta más que nos permite reducir la cantidad de químicos en cultivos y en zonas verdes. En el caso de sistemas productivos donde los herbicidas están prohibidos, el flameo es una buena opción.

Gómez realiza la comparación con una caja de herramientas llena de posibilidades:

“Una caja de herramientas como la de un carpintero que según el trabajo que tenga saca un martillo o un mazo (…) Esa caja de herramientas representa todas las estrategias que podemos usar para el manejo de las malezas. Metamos en esa caja no solo herbicidas, metamos control con flameo, control con implementos acoplados a los tractores, control biológico y según lo que se necesite se va usando, de manera que en un cultivo no se va a usar una técnica sino múltiples”.

El uso de flameo se da principalmente en la agricultura orgánica y en los cultivos que se encuentran cerca de cuerpos de agua como quebradas y nacientes, ya que en ambos casos los químicos están prohibidos. A nivel industrial su uso es complicado debido a las grandes extensiones que se deben cubrir, sin embargo existen equipos grandes como tractores que son utilizados en Estados Unidos para el cultivo de maíz.

Otra de las aplicaciones del flameo es mediante el manejo específico de sitio, es decir, cada espacio cultivado se trata de forma distinta según sus condiciones. Por ejemplo, en grandes cultivos de arrozales, una sola técnica de manejo de malezas no va a funcionar en todas las hectáreas sembradas porque se debe tomar en cuenta qué especies de malezas están presentes, el tipo de suelo, y otros aspectos.

En la Estación Experimental Agrícola Fabio Baudrit M. también se investiga otras técnicas de manejo integrado que buscan un equilibrio entre lo ambiental y lo económico acercando lo mayor posible lo convencional (uso de químicos) a lo orgánico. Por ejemplo, el uso de coberturas vivas como plantas de la familia del frijol o pastos, así como el uso de sensores aerotransportados que se utilizan para el monitoreo de las malezas y para la toma decisiones.

 

Katzy O`neal Coto

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

María Laura Molina Cordero

Asistente de Prensa Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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Sala IV ordena estudios sobre impacto de agroquímicos en abejas

El doctor Jaime García, integrante de la Red de Coordinación en Biodiversidad informó a SURCOS que la Sala Constitucional ordena realizar estudios sobre impacto de agroquímicos en abejas, esto, en defensa de la biodiversidad. La resolución procura proteger la salud pública y la seguridad alimentaria, según el comunicado.

La nota publicada de la Sala Constitucional indica:

“La Sala Constitucional, en garantía de un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, ordena al Ministerio de Agricultura realizar un estudio científico sobre los efectos en la salud, el ambiente y las abejas productoras de miel (especie clave para la biodiversidad) del uso de agroquímicos que contengan el insecticida neonicotinoides.

Por medio de la sentencia N° 2019-024513, votada por unanimidad el viernes 6 de setiembre, la Sala procura que se mejoren las prácticas agrícolas, así como resguardar la seguridad alimentaria de la población.

El estudio científico deberá hacerse en el plazo de un año –a partir de la notificación de la sentencia– y en coordinación con el Servicio Fitosanitario del Estado, el Laboratorio de Fitopatología y Biocontroladores de la Escuela de Agronomía del Instituto Tecnológico de Costa Rica y la Facultad de Ciencias Agroalimentarias de la Universidad de Costa Rica

La resolución señala que “de encontrarse (en el estudio) riesgos o daños graves en la salud, la biodiversidad o el ambiente, incluidas las poblaciones de abejas melíferas, el Ministerio deberá adoptar las medidas correspondientes para resguardar esos bienes constitucionales”.

El Tribunal advierte en el fallo que en la protección de los recursos naturales debe existir una actitud preventiva y precautoria para minimizar la degradación y el deterioro.

“Este Tribunal ha reconocido el riesgo que puede entrañar el uso de los plaguicidas y la trascendencia de adoptar medidas idóneas para regular su empleo. En el ordenamiento jurídico costarricense existe diversa normativa legal y reglamentaria de la que se deriva que la actividad de importación, fabricación, comercialización y empleo de los plaguicidas está fuertemente sometida a la potestad de policía del Estado, en aras de garantizar el derecho a la salud y al medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado”, dice la resolución.

La sentencia se origina en un recurso de amparo planteado por el diputado José María Villalta, quien acudió al Tribunal garante de derechos y libertades luego de que el Ministerio de Agricultura le rechazara las gestiones formuladas contra el uso de neonicotinoides en los agroquímicos”.

 

Imagen ilustrativa.

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Cabildo ecologista ante piñera en Térraba-Sierpe

Personas campesinas, operadores turísticos, indígenas, todas posibles afectadas, así como ecologistas, universitarios, grupos de mujeres, estudiantes, cooperativas campesinas y otras fuerzas vivas invitan al cabildo ciudadanos en el Parque de San Pedro de Montes de Oca mañana viernes 22 de noviembre a las 5 p.m. para definir acciones de lucha contra la resucitación de SETENA del proyecto piñero en Osa.

Amparada en meros tecnicismos legales la SETENA revive dicho expediente dando la viabilidad ambiental y será ahora el ministro del MINAE que tendrá que definir el futuro formal del Proyecto Finca Palmar Sur de la multinacional piñera Del Monte – Pindeco.

Recordemos en mayo del 2017 la SETENA le dio viabilidad ambiental en menos de 20 días y recibió un trato semejante al que sigue cualquier familia costarricense cuando decide construir una casa. El monocultivo se desarrollaría a menos de 500 metros de la plaza de Palmar Sur, lo cual pone en riesgo la salud de la población por los niveles de tóxicos y agroquímicos que se utilizarían en este tipo de cultivo.

La Finca de Palmar se encuentra a menos de 5 kilómetros del núcleo del Humedal Térraba-Sierpe (HNTS) lo representa amenaza de contaminación por agroquímicos. Esta preocupación se fundamenta en un estudio de la UCR (2013-2016) que demostró la presencia en el Humedal de residuos de bromacil y ametrina, que se usan en la producción de piña y caña de azúcar. Lo que debe llamar la atención es que en los alrededores del Humedal no se siembra piña ni caña de azúcar, los investigadores concluyeron que las trazas de ambos herbicidas son transportadas muchos kilómetros arriba por los sedimentos y el agua del río Térraba desde Buenos Aires y Pérez Zeledón.

Además, dentro del área de la finca a sembrar hay 9 sitios arqueológicos y al menos uno considerado de importancia patrimonial. Esta área no puede ser evaluada independientemente de todo el conjunto del patrimonio del Delta del Diquís. El Estado costarricense desde 1995 sometió a protección esta zona como Sitio Ramsar, específicamente el Delta del Diquís, conocido como el Humedal Térraba – Sierpe. En junio del 2014, la declaratoria de esta área como Sitio Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), esto significa que cualquier actividad que se desarrolle cerca del sitio debe considerar el amortiguamiento de actividades productivas en zonas aledañas al humedal, a los sitios arqueológicos y al paisaje para las futuras generaciones de costarricenses y la Humanidad.

Este año el Informe Estado de la Nación se denuncia la existencia de 3.824 hectáreas sembradas con piña “dentro del Corredor Fronterizo Norte, Refugios de Vida Silvestre Maquenque y Barra del Colorado”, además que las piñeras han invadido 16.324 hectáreas de humedales protegidos.“Estos espacios de vida, señalaron, son claves para la conservación de la naturaleza y para evitar situaciones de emergencia como pueden ser inundaciones” en épocas de fuertes precipitaciones.

Enviado a SURCOS por Fabián Pacheco (BloqueVerde), Mauricio Álvarez Mora (Kioscos Ambientales), Carlos León y Henry Picado (FECON).

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Red de Mujeres Rurales presenta contencioso administrativo contra el Gobierno

El miércoles 30 de octubre inició la jornada; Mujeres en lucha por semillas libres y comunidades sin fumigaciones convocada por la Red de Mujeres Rurales de Costa Rica, la Asociación Tinamaste y el Proyecto Interuniversitario Mujeres del Campo, Derechos, Cuerpo-Territorio.

Esta jornada se convocó en un contexto donde las mujeres campesinas e indígenas de Costa Rica se encuentran amenazadas ante el despojo de uno de los bienes más preciados para ellas y sus territorios, ya que las semillas actualmente se encuentran amenazadas por un proyecto de ley y un decreto presidencial que pretende controlar, privatizar e impedir la libre circulación de la semilla campesina. Además, dentro de su pronunciamiento para esta jornada las mujeres del campo de distintas regiones del país denuncian el incremento de contaminación ambiental en sus territorios debido a los agroquímicos ocasionando graves consecuencias en la vida comunitaria con escuelas afectadas por intoxicaciones y pueblos y personas enfermas por el uso indiscriminado de agro-tóxico.

Fotografía: Allison Quintanilla Hernández.

Cecilia Núñez de la comunidad Las Colinas de la provincia de Limón comentó que: ‘’Estamos defendiendo nuestro derecho como mujeres campesinas e indígenas, porque nos quieren privatizar las semillas. Hay una ley que nos quiere privatizar y las semillas son nuestra vida, si nosotras permitimos que nos privaticen las semillas, eso sería el fin de nosotras, realmente a veces los gobiernos no piensan en eso, de que nosotras como campesinas tenemos que estar reproduciendo nuestras semillas’’.

La jornada inició en horas de la mañana en el bulevar frente a la Asamblea Legislativa con un intercambio de semillas y consignas de denuncia contra el decreto presidencial y la contaminación de agroquímicos en sus territorios. En horas de la tarde la Red de Mujeres Rurales presentó en los tribunales un contencioso administrativo que demanda al Gobierno de Costa Rica por el decreto ejecutivo que limita el uso libre y comercio de semillas tradicionales, locales y criollas, mismas que se encuentran protegidas por la Ley de Biodiversidad, la Ley de Agricultura Orgánica, además de tratados internacionales de los cuales somos parte como país.

Fotografía: Allison Quintanilla Hernández.

Para Fanny Reyes integrante de la Red de Mujeres Rurales, «(…) el contencioso administrativo se presentó en contra del decreto firmado por la presidencia del Gobierno pasado, además se viene impulsando un proyecto de ley que quiere patentizar las semillas, que quiere exigir un registro para las semillas, y las comunidades indígenas, comunidades campesinas hemos estado ausentes de la discusión, se está aprobando un decreto pero las personas que estamos produciendo las semillas no somos tomadas en cuenta. (…) Porque en las manos de las mujeres, en las manos de las comunidades es donde está la semilla criolla, donde está la semilla tradicional, y exigimos también que se cumplan los convenios y las leyes’’.

La afectación de este decreto no solo obliga a que las semillas deban inscribirse en un registro de previo a legalizar su comercialización, además es una acción desde el Estado que violenta directamente la autonomía de territorios ancestrales y la soberanía alimentaria de muchas personas campesinas en sus comunidades.

Por ello la Red de Mujeres Rurales en Costa Rica, desde distintas acciones como las que se han desarrollado durante esta jornada, busca visibilizar la agenda de las personas del campo y sus realidades, las cuales cada vez se disocian de las políticas públicas violentando el ambiente y la vida digna de las personas.

 

Nota por Allison Quintanilla Hernández.

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