Alianza por una Vida Digna le invita este sábado 31 de octubre al foro: Deuda pública en Costa Rica: ¿necesitamos la austeridad y el préstamo del FMI?
Se transmitirá por medio del Facebook Live de SURCOS DIGITAL, 1 de la tarde Costa Rica, 4 de la tarde Buenos Aires, 8 de la noche Madrid.
Expositores:
Agustín Mario, docente e investigador de la Universidad de Moreno y de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Stuart Medina, economista, consultor y fundador de la Red MMT de España
Comentarista:
Olga Marta Sánchez Oviedo, socióloga, exministra de Planificación Nacional de Costa Rica.
La Alianza por una Vida Digna invitó a reflexionar en torno a las vías para lograr solidaridad-social y equidad. Participaron: Esteban Arias Chavarría, politólogo con una maestría en Sociología; Sofía Cortés Sequeira, máster en Historia por la Universidad de Costa Rica; Flora Fernández Amón, empresaria comprometida con la justicia social; y Fernando Rodríguez Garro, integrante del Grupo de Economía Pluralista, académico de la Universidad Nacional, ex viceministro de Hacienda.
La Alianza por una Vida Digna le invita por este medio a dar la lucha cultural, «lucha que es de todas y todos quienes opten por una sociedad basada en la conjunción de valores como la solidaridad, la equidad, la justicia, el respeto a los derechos humanos». Por ello, se le invita a compartir en sus redes y medios este video.
La Alianza por una Vida Digna es un espacio de lucha cultural que busca contribuir con la generación de pensamiento y de propuestas alternativas a los modelos de desarrollo dominantes, las cuales surjan de amplios procesos de base social en Costa Rica. Procura aportar para que nuestro país se enrumbe por senderos de equidad, solidaridad, respeto a la diversidad y el cuidado y defensa del ambiente, en fin, por senderos de bien común.
La Alianza busca crear un espacio y un clima en el cual los sectores subalternos y que están en lucha por defensa de sus derechos se empoderen, al sentir que sus vivencias y anhelos son compartidos por otros sectores en el país, y que sus afanes a nivel local se enlazan con procesos similares en otros territorios y espacios. Ese clima fortalece la convicción de que, en medio de las dificultades y las crisis actual y pasadas, otro mundo es posible. Al hacerlo, se crean condiciones subjetivas para la organización y la articulación. La ausencia de esa lucha cultural, por el contrario, transmite el mensaje de que no hay alternativas a las visiones dominantes, limitando la esperanza.
Como se ha mostrado en muchas ocasiones, la lucha cultural es la llave de procesos sociales emancipatorios de diversa índole. La misma, sin embargo, debe ajustarse a los contextos y particularidades de territorios y sectores. Los problemas que convocan a la organización han variado y los sectores de la sociedad que muestran mayor dinamismo en lo organizativo también han cambiado. Además de sectores comunitarios, campesinos y sindicales, hoy asumen un papel protagónico la juventud, las mujeres, la población sexualmente diversa, los pueblos indígenas, los sectores ambientalistas y defensores del patrimonio biológico y cultural, y los grupos de intelectuales comprometidos, entre otros.
Este enorme dinamismo que se mueve en las bases de nuestra sociedad genera continuamente planteamientos, propuestas, críticas y soluciones, con una enorme creatividad. Se hace indispensable, en la coyuntura actual y en los tiempos por venir, estrechar lazos y buscar unidad en medio de esta rica diversidad. Se debe buscar la confluencia y comprender que, en medio de las particularidades, hay espacios comunes que le darían una gran fortaleza a estos procesos. La lucha cultural procura generar esos ámbitos de encuentro y articulación.
Hay en marcha una disputa por las ideas. A las visiones dominantes, que han mostrado su decadencia e incapacidad para generar bienestar en esta crisis del COVID-19, se debe anteponer la frescura de visiones de mundo que alimenten la justicia, la equidad y la solidaridad. La Alianza por una Vida Digna procura abrir espacios para que esas visiones alternativas tengan voz, se potencien, se encuentren y se enriquezcan. Esa voz y ese accionar colectivo contribuirán, sin duda, a gestar una sociedad más justa y digna.
Comentario del Encuentro de Confluencia Popular celebrado el 9 de mayo del 2020
José María Gutiérrez, profesor emérito Universidad de Costa Rica
Las enormes deficiencias e injusticias que caracterizan a los modelos de desarrollo prevalecientes han quedado una vez más al descubierto con la crisis generada por la pandemia COVID-19. Desde la década de 1980 se nos impone una propuesta centrada en el deterioro de las instituciones base del estado social de derecho, la privatización y depredación del ambiente, el reinado del mercado como la fuerza que dirige las sociedades, el predominio del individualismo y la mezquindad sobre la solidaridad y el bien común, y la exclusión y violencia estructural hacia sectores vulnerables de diverso tipo en nuestro país. Si bien ya venía siendo evidente, la incapacidad de este modelo para promover el bienestar y la equidad ha quedado al desnudo en esta crisis que es, a la vez que sanitaria, social, económica, ecológica y cultural. En el mundo entero se debate sobre lo que vendrá después.
Las propuestas para afrontar esta crisis por parte de los grupos de poder económico nacionales no pueden ser más decepcionantes. Han sido incapaces de mostrar una dosis de solidaridad, al no considerar ceder parte de sus enormes ganancias, mediante un impuesto transitorio, para apoyar a los sectores más golpeados en estos momentos acuciantes. Y también han sido incapaces de mostrar imaginación, para abrir espacios a opciones creativas y dignas; simplemente proponen más de lo mismo.
Pero en la sociedad costarricense se mueven procesos e iniciativas centrados en otras frecuencias. Las instituciones públicas de salud y las universidades públicas han estado a la altura. Acciones esperanzadoras se han dado en la misma base social comunitaria, desde abajo. En el contexto de la crisis del COVID-19, ha quedado clara la importancia de la organización de base centrada en la solidaridad y la reciprocidad, la defensa del ambiente y de los territorios, la institucionalidad pública al servicio del bien común, la soberanía alimentaria frente a las grandes cadenas agroindustriales globales, y la base científico-tecnológica endógena centrada en las universidades públicas; en fin, de esfuerzos centrados en el bienestar colectivo, el respeto a la diversidad y el paradigma del cuidado. Son estos procesos de base los que ofrecen las mejores salidas a la crisis del COVID-19.
El mundo y nuestra sociedad no serán iguales en la etapa post-COVID-19. La interrogante es cómo serán y hacia dónde nos dirigimos. Esa realidad se debe ir construyendo desde ahora, en medio de la crisis. Más allá de los rasgos específicos, tenemos el desafío de salir de esta etapa con una visión diferente de lo que son el desarrollo y el bienestar. Debemos abrir espacios para formas de relación entre las personas y entre estas y el ambiente centradas en otros paradigmas, de mayor hermandad y de un cuido más esmerado que procure el bienestar de todas y todos. Esto nos obliga a acercarnos más, a dialogar entre nosotros y nosotras, a ver los temas comunes que vinculan nuestras luchas y esperanzas, para construir colectivamente senderos de mayor bienestar y justicia.
En esta compleja coyuntura, la Alianza por una Vida Digna organizó el pasado 9 de mayo un Encuentro de Confluencia Popular, en el cual participaron seis personas representantes de organizaciones y procesos de base popular del país, provenientes de regiones distintas. El evento permitió evidenciar el efecto de la violencia estructural y la exclusión sistemática que sufren sectores sociales y comunidades en varias regiones del país. Así mismo, fue muy esperanzador escuchar a personas de orígenes muy diversos compartiendo sus visiones, angustias, propuestas y esperanzas. Las presentaciones de estas compañeras y compañeros dejaron ver, en medio de las particularidades de los escenarios en los que viven y luchan, un espacio común de intereses y propuestas. Quedó clara la existencia de un hilo conductor que une estos movimientos y estas realidades. Fortalecer ese hilo conductor para generar acciones de mayor impacto es una tarea de gran importancia.
El evento mostró, y así lo hicieron ver las y los participantes, que es indispensable tender puentes de confluencia entre sectores y territorios, para promover formas de vida y de organización social y económica más acordes con una visión centrada en la equidad y la solidaridad, y en la procura del bienestar colectivo. La búsqueda de la unidad en medio de la diversidad debe caracterizar el momento actual de los procesos populares. Se debe ir estructurando, sobre la base de la práctica social y la organización, un conjunto de propuestas que permitan buscar ese bien común. Propuestas que incluyan la protección del ambiente en los territorios, la gestación de formas de economía social solidaria en las comunidades, la soberanía alimentaria, la defensa de las instituciones públicas, y el fortalecimiento del tejido social comunitario.
El encuentro del 9 de mayo mostró que debemos encontrarnos más, para generar espacios de reflexión colectiva y compartir experiencias que están surgiendo en la cotidianeidad de las comunidades y territorios, aprendiendo entre todas y todos. No es la separación y el aislamiento lo que nos ofrecerá un mejor futuro, sino la búsqueda de puntos de encuentro y confluencia.
Frente a la mezquindad y falta de imaginación de quienes ofrecen salidas que profundizan la inequidad y la injusticia, ese conglomerado de sectores, procesos y fuerzas que se desenvuelven con energía y creatividad en la base social de nuestro país está llamado a buscar salidas a la crisis actual, y a las crisis que nuestro país estaba enfrentando antes del COVID-19. Esperemos que nuevos encuentros de confluencia popular contribuyan a transitar colectivamente hacia esas metas.
Imagen ilustrativa: Encuentro de Confluencia Popular, Dominical, marzo del 2011.
La Alianza por una Vida Digna organizó un Encuentro de Confluencia Popular, el cual se realizó este sábado 9 de mayo.
La actividad se inició con la siguiente pregunta generadora ¿Cómo se vive la lucha social por la justicia y la participación ciudadana desde las regiones? Prioridades / procesos / acciones
La lucha de las regiones fue expuesta por Mariana Delgado Morales de la Región Brunca (el tema fue la lucha de los pueblos indígenas y la realidad de las mujeres de estas comunidades); Antonieta Fernández Quirós, por la Región Central (ella es la coordinadora del Frente Nacional por la Seguridad Social (FRENASS); Luis Fernando Barrantes Cortés, de la Región Chorotega, expuso la experiencia del movimiento Territorios Seguros.
Por la Región Huetar Atlántica estuvo María Miranda Cortés, secretaria de Finanzas del Sindicato de Trabajado res de JAPDEVA y Afines Portuarios (SINTRAJAP), Francisca Inés Wilson Santana, de la Red de Mujeres Rurales de Costa Rica hizo su aporte por la Región Huetar Norte, y Francis Cordero Mojica, de la Región Pacífico Central, dio a conocer la lucha de las comunidades del Norte de Puntarenas que se agrupan en la Alianza por la Defensa del Agua – Puntarenas.
Puede ver lo expuesto en este Encuentro de Confluencia Popular en este video:
Entre las personas que siguieron el Encuentro por el Facebook Live de SURCOS estuvo Patricia Salgado Muñoz, quien propuso el tema ¿Cómo hacer para lograr una cobertura universal de los servicios de internet? Esto, por cuanto en este periodo no tener internet es un factor de exclusión. Según el Programa del Estado de la Nación, el 40% de las viviendas en el país no tiene acceso a internet.
Mario Cabrera comentó: “Desde las Asambleas Patrióticas Populares (APP, en San Ramón de Occidente), -que ya estuvimos en el conversatorio anterior con nuestra coordinadora general Dayana Ureña-, estamos avanzando con tres grandes ejes luego de la lucha contra el combo fiscal: 1) La Defensa de la Caja y la Seguridad Social (pleno apoyo al trabajo coordinado desde el FRENASS). 2) La lucha por una Política de Justicia Tributaria para el Desarrollo Social y Solidario, y 3) La Alfabetización Constitucional sobre todos nuestros derechos como Poder Soberano. Felicitaciones a SURCOS por estos espacios de hermanamiento de nuestras luchas populares”.
Karolina Rojas saludó desde Tibás y expuso que los sindicatos en la empresa privada fueron sustituidos por asociaciones solidaristas, por ello el sindicalismo no existe en el sector privado.
Ana Lorena Cartín Leiva saludo a las y los exponentes desde Montes de Oca y felicito a las personas de cada región “por su gran trabajo”.
Margarita Torres saludó y felicitó estas iniciativas del movimiento social.
Rafael Eduardo López Alfaro comentó desde Heredia: “Un gran saludo a las personas de las regiones que hoy nos comparten sus experiencias organizativas”.
Caro Somarribas expresó desde San José: “Que bueno compartir con ustedes en este Encuentro. Un gran saludo a todas las personas”.
Ivannia Lazzaro escribió: “Saludos desde Esparza”.
Dylanna Muñoz manifestó: “Saludos a todas y todos, que alegre escuchar las voces de las comunidades. Nos seguimos encontrando”.
Mario Cabrera desde San Ramón de Alajuela agregó: “Aprender ese tipo de habilidades comunicacionales es de vital importancia para continuar con el trabajo de organización, reflexión y articulaciones de base comunitaria y popular. Que el Soberano no pierda su protagonismo debido al confinamiento”.
Desde la Zona Sur, Buenos Aires de Osa llegó el saludo de Ricardo, quien no dio su apellido.
Pablo Gch: “Importante encuentro de voces alternas. ¡Excelente!”
Lidia Orias: “Gracias por los aportes tan significativos. El análisis crítico es muy necesario en este momento. Gracias”.
El sábado 2 de mayo se realizó el conversatorio movimientos sociales y vida después de la crisis, organizado por la Alianza por una Vida Digna.
La interrogante que animó el encuentro fue ¿Qué sienten, hacen y proponen las personas de movimientos sociales ante la crisis acentuada por el COVID-19?
La actividad se realizó en una plataforma virtual y se compartió por el Facebook Live de SURCOS.
Participaron Mario Devandas Brenes, de la lucha en defensa de la CCSS; Eva Carazo Vargas, de los movimientos de la ecología social, la agroecología y la economía social solidaria; Dayana Ureña Solís, de los movimientos comunitarios y las Asambleas Patrióticas Populares; y Héctor Ferlini-Salazar, de la Alianza por una Vida Digna.
Le invitamos a ver, compartir y comentar:
Imagen de cabecera con fines ilustrativos. Reunión en Cañas, Guanacaste, tema: derecho a la educación de calidad.
¿Cómo se van reorganizando y generando propuestas desde el movimiento social costarricense para hacer frente a la crisis estructural que ha evidenciado la alerta de pandemia por cornoavirus?
La comunicadora Valeria Morales Núñez desde la Asociación Voces Nuestras nos trae el reporte con entrevistas a representantes de la Alianza por una Vida Digna y de la FECON -Federación Ecologista-.
Reciban un cordial saludo por parte de Radio Andante, un colectivo de mujeres positivas y propositivas en la provincia de Puntarenas y del Centro Demostrativo de Sostenibilidad en Guacimal.
Dicen que cuando falta el dinero el amor sale volando por la ventana… quizás las cosas no son exactamente así, pero en verdad cuando en una familia no hay para las cosas esenciales, no hay calidad de vida. Y por ello, las personas se apuntan a una esclavitud que eufemísticamente llamamos “trabajo” en las piñeras o bananeras, donde trabajan hasta que se les calcinan los riñones agachados largas horas al pleno sol, inhalando los agrovenenos que luego les causan problemas de salud graves.
Existen muchas cosas que hay que enderezar en el mundo. Y en los cimientos de todo arreglo, yacen las personas. Si las personas están mal, el medio ambiente, los animales, los alimentos…todo está mal.
Entonces, a todos los que queremos mejorar cualquier cosa, nos incumbe el atender la necesidad de cada ser humano de tener una ocupación digna, o sea saludable, justamente remunerada y que fomente no solo la supervivencia, sino el bienestar.
A través de ocupaciones dignas, podemos resolver la mayoría del resto de los problemas. Somos parte de un todo. No somos algo separado. Lo que le ocurre al ambiente, nos ocurre a nosotros. Continuando con el ejemplo de las piñeras, sabemos que las piñeras dañan todo: la gente, los animales, el ambiente, la economía nacional. Si nos organizamos para crear trabajos dignos, nadie trabajaría para una piñera. Sería el principio del fin de las piñeras en Costa Rica, el principio del fin de todos los problemas que han causado.
Cómo lograr este objetivo es algo que nos puede ocupar a todas y todos…trabajando en conjunto, creando la nueva humanidad. Somos seres creadores… podemos usar la memoria y creatividad colectivas. Si hubiera una receta, no obtendríamos el beneficio de aprender a través de solucionar, colectivamente, un problema colectivo …no solamente desde la academia, ni desde unos cuantos gobernantes. No sentiríamos ese empoderamiento que solo llega a través de los logros de lo imposible.
Hemos descubierto que el tema del desempleo es central y urgente. La base de los cambios somos las personas, cada individuo. El cambio no vendrá de los políticos ni los gobernantes. Vendrá de la gente. Y tampoco sirve “empujar” a alguien a actuar o involucrarse. Porque estamos frente a algo que requiere un cambio de conciencia… o sea de adentro hacia afuera, de abajo hacia arriba. La Alianza por una Vida Digna está haciendo un trabajo inspirador. Y creemos que tiene la capacidad de entrelazar el empleo digno y usarlo como un hilo conductor y guía hacia la nueva humanidad.
Los políticos saben que, si prometen trabajos, la gente se apunta. Ellos lo usan como un truco… no tienen intención de cumplir. Pero nosotros que estamos involucrados en hacer un cambio para una Vida Digna, debemos comprender que las masas apoyarán el movimiento si primero nosotros nos damos a la tarea de reconocer y atender este grave problema que acecha como un lobo a tanta gente…es algo terrible vivir así… casi que eso no se puede llamar vivir, sino solamente sobrevivir. En Guacimal fuimos a hacer una encuesta sobre calidad de agua y de lo que la gente quería hablar era de su necesidad de empleo… y uno la ve.
Proponemos como un siguiente paso, hacer una evaluación de la economía del país, post-reforma fiscal y tomar el pulso de lo que se está sintiendo y viviendo. Al mismo tiempo evaluar los programas para el fomento de trabajo que existen y lo que el gobierno aporta en términos de exoneraciones para los grandes empresarios transnacionales que se llevan toda la plata al extranjero vs los pequeños emprendimientos en los pueblos rurales. Eso nos dará herramientas para empezar a armar una propuesta que detalle desde donde vendría el presupuesto para financiarla, hasta cómo se ejecutaría.
A menudo les pregunto a la gente joven, ¿qué comían los perros y gatos antes de que se creara el concentrado? ¿Qué comían los chanchos y las gallinas? A menudo se me quedan viendo como que les pregunté si el mundo es plano. Y es que no hace más de 50 años que conocemos los concentrados… ahora dependemos de ellos. Regalamos nuestra independencia en nombre de algo mejor o algo más fácil. Pero las consecuencias de esto repetido una multitud de veces en muchos ámbitos, ha creado una manera de pensar que nos tiene atados de mente.
¿Qué pasaría si empezáramos a practicar diferentes maneras de economía? ¿Y al mismo tiempo si tuviéramos programas de capacitación para “gestores socioeconómicos comunitarios”? ¿Y si empezaran los niños en las escuelas a producir al menos parte de lo que se comen en el almuerzo? ¿Y si separáramos los desperdicios para composte o para los animales? ¿Qué pasaría si dejáramos que cada niño, que cada persona desarrollara sus talentos y trabajara en lo que le gusta en lugar de meterles en la cabeza que tienen que estudiar esto o aquello para buscarse un buen trabajo? ¿Y si expandiéramos la definición de lo que es un buen trabajo, para que no solo incluya un buen sueldo que después se usa para curarse la neurosis y la úlcera? ¿Si se incluyera las palabras bienestar y felicidad? ¿Y por qué es que pensamos que alguien nos debe de proveer algo que nosotros mismos podemos proveernos?
Los gestores socioeconómicos comunitarios podrían ayudar a los miembros de las comunidades a hacerse estas preguntas, organizarse y captar y generar fondos para promover sus propios trabajos dignos. Todo esto ya está pasando en alguna medida en muchos lugares de Costa Rica y del mundo. Algunas personas reciclan, algunas practican los trueques, algunas hacen varias cosas a la vez. ¿Qué pasaría si nos damos a la tarea de organizarlo todo para que funcione como una máquina perfectamente equilibrada?
Por ejemplo, cada municipalidad podría dedicar fondos para ello. Las personas que han demostrado su amor y capacidad de gestión para sus comunidades podrían ser remuneradas y apoyadas para que continúen haciéndolo y para que enseñen a otros a hacerlo. Hay fondos internacionales para ello también que podrían ser captados. Hay mucha buena voluntad en el mundo… no estamos empezando desde cero. Hay mucha necesidad de hacerlo y la gente motivada puede lograr mucho.
Y el gobierno mismo podría dejar de esconder el problema de falta de empleo detrás de una cortina de humo y enfrentar el reto de tasar las grandes empresas y utilizar este dinero para estos programas.
Si seguimos haciendo lo mismo, obtendremos los mismos resultados. Para elevar la conciencia, debemos primero elevar los ánimos de las personas. No podemos pedir a alguien que tiene la mente preocupada y el estómago de sus hijos vacío, que piense en lo que se discute en la Asamblea Legislativa, por más que esa discusión le afecte e incumba.
Al atender el tema del desempleo, se limita la desigualdad, hay oportunidades de introducir la educación, y parar muchos de los abusos. Por ejemplo, se pueden crear miles de empleos reforestando, produciendo lo que se come en el país, utilizando materias primas para hacer otros productos de alta calidad, construyendo infraestructuras, educando, limpiando …
Desde Radio Andante y el Centro Demostrativo de Sostenibilidad, hacemos un llamado a la Alianza por un Vida Digna para que se incorpore este tema y que se forme un grupo de trabajo para investigar qué existe ya en el país, qué falta, qué ha funcionado en otros lados, etc. para empezar a avanzar.
Sinceramente,
Verónica Sheehan, Radio Andante.
Comunidades del Norte de Puntarenas en una reunión para encontrar
soluciones colectivas a sus necesidades y metas.
Para iniciar con este pequeño análisis sobre la importancia de la Huelga, es significativo cuestionarse por qué en los últimos años los gobiernos que ganaron las elecciones, entre los que destacan el Partido Acción Ciudadana (PAC), el Partido Liberación Nacional (PLN) y sus demás aliados políticos como grupos conservadores, corporaciones mediáticas, socialcristianos y liberales-económicos, han atacado en reiteradas ocasiones el significado de la Huelga para el pueblo de este país.
Sin duda tiene un solo propósito y es el de terminar de desmantelar todos los procesos reivindicatorios a favor del pueblo, entre los que podemos destacar: la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), la educación pública y el derecho mismo a la huelga.
Para analizar las principales Huelgas en la historia de este país, regresaremos en el tiempo-espacio a finales del siglo 19, cuando se realizó la primera Huelga obrera (**), específicamente en el año 1888, donde los obreros italianos que fueron contratados para construir el ferrocarril al Caribe, se declararon en Huelga para conseguir mejoras laborales básicas. Este fue un ejemplo trascendental para que los trabajadores se despertaran del letargo y comenzaran a luchar por sus derechos.
Como lo expone Manuel Rojas Bolaños, las primeras relaciones capitalistas que surgieron en Costa Rica fueron mediante la producción cafetalera, esto se debió a que el área industrial no se había desarrollado completamente, por lo que el número de obreros no era el que predominaba y los que tomaban una importancia política más alta eran los artesanos y jornaleros. Durante las primeras décadas del siglo 20, intelectuales como Carmen Lyra y Omar Dengo realizaron grupos de trabajo intelectual a favor de la clase trabajadora y ya para el año de 1913 se creó la Confederación General de Trabajadores.
Hay que señalar que la inestabilidad que se vivió en el país tras el golpe de Estado que recibió Alfredo González Flores por Federico Tinoco, aunado al crecimiento de la industria y por consiguiente de la cantidad de obreros, generó la creación de gremios en contra de la explotación laboral. Un hecho importante a nivel mundial es la Revolución Rusa, la cual provocó una inspiración en las clases más bajas para conquistar un mundo mejor.
En 1920 se da la Huelga General, la cual logra paralizar la producción del país y generar las siguientes victorias para la clase trabajadora:
“La ley N°100 del 9 de diciembre de ese año legalizó lo que los obreros habían alcanzado en una lucha abierta contra los patrones: la jornada de trabajo de ocho horas para jornaleros, artesanos y demás trabajadores de fincas, talleres y empresas similares, y diez horas para los empleados de comercio. Además, se reglamentó todo lo referente a la jornada extraordinaria”
Esta conquista de esas personas, nuestros ancestros, es sin duda un paso en firme hacia la justicia social que necesitaba el país, sin embargo es válido preguntar actualmente ¿a través de “desfiles” y “parades” se hubieran logrado estas conquistas? ¿Por voluntad caritativa y solidaria hubiera la oligarquía y la burguesía emergente, otorgado los derechos que el pueblo merece? Sostenemos que la respuesta a las interrogantes previas es negativa, y el mecanismo legítimo, de presión y lucha para las personas oprimidas por el sistema económico es la Huelga.
Los movimientos sociales en Costa Rica después de la Guerra Civil de 1948 no presentaron mayor determinación e influencia en el quehacer social del país por un periodo de alrededor de 25 años, consideramos que esto tuvo como principal motivo la ilegalización de Vanguardia Popular y los sindicatos obreros no alineados con la Rerum Novarum, la criminalización de distintos grupos sociales, así como la cooptación clientelar desarrollada en función de institucionalizar los descontentos sociales, ejemplos claros de esto fueron la creación de instituciones como el ITCO (hoy en día el INDER) o DINADECO (Direccional Nacional de Desarrollo de la Comunidad). Los grupos sociales volverían a presentar un auge a partir de la década de 1960 a consecuencia de diversos elementos nacionales e internacionales
El historiador Cerdas Albertazzi, después de revisar una amplia bibliografía menciona que “Luego de 1970, buena parte de la movilización se orientó desde diversidad de posiciones y organizaciones político-ideológicas de izquierda, los cuales surgieron o se fortalecieron como consecuencia de condiciones nacionales más favorables, pero gracias también al movimiento de lucha con la Aluminium Company of America (ALCOA) y a sus particulares desenlaces”.
Los años 70 representan un momento crucial para la historia de las luchas en nuestro país primero porque es la vuela a la legalidad de las fuerzas de izquierda a la vida político-electoral, lo cual se ve reflejado en la presencia dentro del parlamento de dichas fuerzas, además del aumento de las manifestaciones en el sector bananero con el objetivo de consolidar derechos fundamentales como la firma de las convenciones colectivas, aumento de salarios y el respeto a las garantías sindicales.
Los años 80 representan un periodo de crisis planetaria, donde hay una reconfiguración de la división internacional del trabajo acelerada por la tercera revolución industrial, un giro importante a nivel económico guiado por la tecnocracia neoliberal instaurada desde los países hegemónicos; a nivel nacional todos estos aspectos tuvieron efectos notorios y conllevo a la movilización social del pueblo costarricense a las calles, lo cual obligó a los diferentes gobiernos a sentarse con la ciudadanía y negociar, casos claros de esto pueden ser la Huelga de pagos de los servicios eléctricos con el objetivo de poder reducir los aumentos que se pretendieron imponer; las movilizaciones campesinas contra los Programas de Ajuste Estructural fueron esenciales para lograr sentar a tres diferentes ministros de agricultura; y la diversas movilizaciones por la vivienda digna desarrolladas en la GAM.
Ya para los años 90 con la implosión del campo socialista los movimientos sociales vivieron una situación compleja y desde los países hegemónicos se declaraba “el fin de la historia”, sin embargo en nuestro país el movimiento ecologista logra vencer a otra empresa transnacional contra la explotación de madera en la zona sur del país, la Ston Forestal. Además la ofensiva neoliberal choca con fuertes manifestaciones por las reformas al sistema de pensiones del Magisterio, ambos hechos son importantes ya que demuestran como la movilización contiene y frena a los grupos de poder en sus ideas y proyectos de clase.
El siglo 21 está marcado por la consolidación del modelo neoliberal en nuestro país, sin embargo las luchas contra el combo del ICE, el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y las conquistas ecológicas para la moratorio de la minería y la explotación petrolera, son claros ejemplos de que existe en el pueblo costarricense esa movilización permanente para hacerle frente a las imposiciones que desde arriba plantean los grupos de poder.
Sostenemos que es necesario hacer memoria de las conquistas de nuestro pueblo y reconocer que hoy es necesario repensar nuestros métodos, sin dejar de entender que la huelga es un método de lucha y presión fundamental, ya que el paro de funciones representa un alto a la generación de ganancias, un paro de funciones representa también una suspensión -total o parcial- de las acciones sustantivas de la institución o la empresa en la que se está, y el objetivo es claro, priorizar las reivindicaciones que son fundamentales para poder continuar trabajando con dignidad.
* Este artículo forma parte de una triada de artículos que pretendemos publicar sobre diversos elementos de la huelga como método
** Se apunta que las huelgas y manifestaciones existieron en este territorio a lo largo de todo el periodo de conquista, expresado principalmente desde los grupos indígenas que manifestaron resistencia a todo el proceso de colonización impuesto por el reino español