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Etiqueta: cambio climático

Comunidades, sindicatos y grupos sociales, exigen decreto de emergencia hídrica y ambiental en más de 20 cantones del país

El pasado sábado 4 de mayo organizaciones sociales, sindicatos y grupos organizados de comunidades participaron del Foro por el Agua y Acciones, llevado a cabo por las Centrales Sindicales CGT, CUT, CCTD, dicha actividad contó con panelistas de importante conocimiento sobre el AyA, el agua, las comunidades y la contaminación, problemáticas que está viviendo con emergencia el país. Entre los y las panelistas estuvieron: la diputada Sofía Guillén, el biólogo Freddy Pacheco, Guido Barrientos del Programa Estado de la Nación y Mario Rodríguez del sindicato del AyA.

En esta actividad se destacó información relevante sobre los proyectos de AyA, como la poca o nula acción para proteger zonas de captación de agua, la problemática del cambio climático y las no acciones para resolver la crisis de abastecimiento de comunidades como: Zapote, Desamparados, Goicoechea, Coronado, Carpio, Hatillo, Paso Ancho, San Sebastián, San Pedro Montes de Oca, Alajuelita, Moravia, Pavas y en las provincias y cantones de la periferia como el cantón de San Vito de Coto Brus, cantón de San Ramón, cantón Central de Alajuela, la Guácima, y contaminación de zonas de captación de la Zona Norte, faldas del Volcán Irazú, cantones de Siquirres, Guápiles y Cariari.

Asimismo, criticaron las declaraciones del presidente ejecutivo de AyA Juan Manuel Quesada al decir que «No es posible dar agua a las comunidades» incumpliendo así su función como funcionario público, mismo que gana casi los 4 millones de colones al mes. 

Al problema del agua se le suma el posible tráfico de influencias y presiones por tener nuevos servicios, afirmación denunciada por el sindicato del AyA. En esto se dice que está involucrado un ex presidente ejecutivo de AyA que participa abiertamente en las solicitudes para servicios de agua del Condominio Terra Verbena en Alajuelita y Diamante Verde en Montes de Oca. 

Todos los presentes reconocieron la urgencia de brindar agua e infraestructura a las comunidades. También reconocieron las pocas acciones realizadas por el Gobierno en la búsqueda de soluciones reales para brindar agua y resguardar las zonas donde se capta el líquido vital para la población.

Tras la realización de este foro se creó un documento solicitando el decreto de emergencia hídrica y ambiental al Presidente de la República, el Sr. Rodrigo Chaves Robles. Este decreto se basó en una serie de argumentos, 9 en total, entre ellos los siguientes:

  1. Que el Informe del Estado de la Nación 2023 indica que “las razones que explican los problemas de disponibilidad de agua varían según el sistema y la zona geográfica. Sin embargo, en términos generales, varios factores los originan, tales como la variabilidad y el cambio climáticos, el estado de la infraestructura hídrica, la contaminación antropogénica y natural, la poca planificación urbana, el crecimiento de la población, así como la baja inversión que realizan algunos acueductos —principalmente comunales— en temas de protección de fuentes y control de fugas” (PEN 2023, Pág. 39). Este informe también señala que, en 2022, del total de agua extraída por el AyA, “el 57% se perdió por fugas, rebalses de tanques, errores de micromedición, entre otros.” (PEN: 2023, Pág.27).
  2. Que la Contraloría General de la República indica que “la gestión del portafolio de proyectos de inversión para el abastecimiento de agua potable y saneamiento de aguas residuales del AyA, no ha sido eficaz en incidir en las poblaciones en condición de vulnerabilidad, ya que únicamente el 1,6% de los distritos con mayor condición de vulnerabilidad del país, según el Índice de Desarrollo Social de 2023, tienen inversiones programadas en saneamiento y solo el 16,7% en agua potable; asimismo, solo el 41,6% de los distritos identificados como más vulnerables según el Índice de Vulnerabilidad Comunitaria al Agua Potable del AyA de 2021, tienen inversión programada.” (Informe DFOE-SOS-IAD-00003-2024, Pág.32). 
  3. Que el crecimiento territorial desordenado y la gentrificación de algunos territorios pone en riesgo la protección de las zonas de recarga acuífera y la distribución equitativa y sostenible del recurso hídrico. Al respecto, el Informe del Estado de la Nación 2023 detalla que “se debe reiterar la ausencia de regulación local en gran parte del país (Sánchez, 2021; Pérez et al., 2022; PEN, 2022) (…) En la actualidad, once cantones de la GAM carecen de PRC [Plan Regulador Cantonal]. (…) La mayoría de los cantones de Heredia y el cantón de Poás, carentes de PRC, incluyen las zonas de recarga de los acuíferos más importantes del país. (…) De forma adicional, los instrumentos de ordenamiento territorial existente muestran problemas de actualización: de veinte cantones con PRC vigentes, solo seis los han actualizado (o implementado por primera vez) durante la última década (Pérez, 2023).” (PEN 2023, Págs. 212-213).
  4. Que la gran cantidad de vecinos de diversos sectores del país, cantones como Alajuela, San Vito de Coto Brus, Alajuelita, Desamparados, Goicoechea, Moravia, Coronado y Cantón Central de San José (incluido Hatillo, San Sebastián, Pavas y La Carpio) han realizado manifestaciones públicas solicitando soluciones prontas y cumplidas que en pocas ocasiones se han materializado. A la fecha de emisión de este documento, muchas de estas comunidades siguen reportando disminución o ausencia total del servicio de agua potable lo que afecta la salud de las familias, dificulta el cuido de adultos mayores, niños y personas enfermas, ralentiza el comercio e impide inclusive la asistencia a centros educativos, vulnerando así no solo el derecho humano al agua potable sino al trabajo y a la educación. 
  5. Que el Artículo 50 de nuestra Constitución Política establece que “toda persona tiene el derecho humano, básico e irrenunciable de acceso al agua potable, como bien esencial para la vida. El agua es un bien de la nación, indispensable para proteger tal derecho humano. Su uso, protección, sostenibilidad, conservación y explotación se regirá por lo que establezca la ley que se creará para estos efectos y tendrá prioridad el abastecimiento de agua potable para consumo de las personas y las poblaciones.” El acceso al agua potable es, por tanto, un servicio necesario para la vida y la salud de la población. En donde, el derecho a la vida y a la salud de las personas es un derecho fundamental, los cuales se tornan en bienes jurídicos de interés público y ante ello, el Estado tiene la obligación inexorable de velar por su tutela. 
  6. Que el Artículo 140 de nuestra Constitución política faculta al Poder Ejecutivo a adoptar y generar medidas de salvaguarda inmediatas cuando tales bienes jurídicos, como la vida y la salud, están en amenaza o peligro. Y que de ahí se deriva la facultad contenida en el Artículo 29 de la Ley N°8488 Ley Nacional de Emergencias y Prevención del Riesgo. 

Para mayor información sobre esta temática puede dirigirse a los documentos adjuntos.

22 de abril, Día Mundial de la Madre Tierra

Alberto Salom Echeverría

Todos los días son Madre Tierra

No creo que exista un solo día en el que nos podamos desentender de nuestro afán por rescatar al Planeta en que habitamos del calentamiento global que padece. La afectación derivada del cambio climático nos concierne a todos; no solo porque como especie somos responsables de haber instaurado el modelo industrialista consumista, que ha resultado tan depredador de la naturaleza, y por lo tanto “insostenible en producción y consumo”, sino porque cada uno de los 8.000 millones de personas que habitamos este “Planeta azul y verde”, sufrimos de una u otra manera el impacto del calentamiento de la Tierra, en particular el agotamiento de los recursos naturales y la rápida degradación ambiental que estamos experimentando en todo el orbe.

Es cierto que hay una jerarquía de responsabilidades humanas en el daño provocado al medioambiente. No obstante, estoy convencido que, sin la participación organizada de todos o de la mayor parte de los seres humanos, no conseguiremos detener la producción de gases de efecto invernadero, tampoco podremos lidiar con el creciente amontonamiento de todo tipo de desechos, en especial, con el vertedero de objetos plásticos que fruto de la inacción humana ha quedado acumulado en las cuencas de los ríos, cuyo curso indefectible son los océanos, mares y lagos. Sin el concurso consciente de las comunidades en todo el orbe, no será posible cambiar ese estilo de vida frívolo que se nos ha enquistado en nuestro comportamiento, indiferente a las calamidades ajenas; no seremos capaces de modificar la cultura del desperdicio, del consumo y descarte, ni la voracidad con la que estamos destruyendo los océanos, e igualmente hemos arremetido contra el bosque y la selva, donde con frecuencia lo único que queda es tierra arrasada; si no nos unimos con el propósito de salvar al planeta sucumbiremos en nuestro deber de rescatar los ecosistemas y salvar la vida en todo el orbe. Por todo ello, todos los días son Madre Tierra, todos los días han de ser 22 de abril.

Con ese afán, para enfrentar el calentamiento climático debemos promover políticas públicas que impulsen los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) a diversos niveles:

En el nivel del hogar y de la interacción social más íntima e inmediata, se trata de alcanzar un comportamiento individual consciente y protector de la familia y de la naturaleza, así como también debemos encontrar una nueva manera de conducirnos hacia los demás, colocando el respeto a la dignidad de todos los seres humanos como guía, descartando la violencia y otras conductas inapropiadas frente a nuestros congéneres. La educación para formar seres conscientes, capaces de incorporar una nueva forma de conducta humanista, conducente a adquirir valores de solidaridad, del respeto a la vida en todas sus expresiones, debe comenzar desde la más tierna infancia, tanto en el hogar como en la educación formal. La ONU nos impele a ahorrar energía en casa, reduciendo al máximo posible, el uso de la calefacción y los aires acondicionados, sustituyendo los onerosos gastos en electricidad por bombillas “led”, usando electrodomésticos de bajo consumo, reemplazando el uso de la secadora de ropa por el tendido de esta para aprovechar el sol y el viento. En el lavado hay que usar el agua fría. En breve, nos recomienda la ONU en los ODS, debemos inspirar a las personas a adquirir “hábitos sustentables, reducir la huella de carbono y llevar adelante acciones individuales y colectivas para el cuidado del medioambiente. Nuestra misión -prosigue la imploración- es despertar al explorador que todos llevamos dentro, porque creemos que cuanto más nos relacionamos con la naturaleza y el planeta, más entendemos la importancia de preservarlo.” (Cfr. “Día de la Tierra” nationalgeographicla.com, publicación actualizada el 8 de abril del 2024).

Un segundo nivel es el comunitario, fuertemente entrelazado con el anterior. Las comunidades deben propender hacia la eco sustentabilidad (comunidades eco sustentables o comunidades ecológicas). Ello implica mejorar el clima de relaciones de los seres humanos que habitan una comunidad consigo mismos y con su entorno. Muchas de nuestras comunidades se han convertido en lugares donde concurrimos a dormir exclusivamente. En las grandes zonas urbanas, las comunidades se han visto fagocitadas, devoradas por las ciudades, perdiendo el sentido de ser para sí mismas. Se descuidan las áreas deportivas y culturales, se ha perdido el sentido estético de los barrios y ya casi no se trabaja por lograr que la naturaleza se conserve y prospere en el entorno urbano; en muchas partes se ha abandonado el cuido de los parques, mucho menos existe una preocupación por el paisaje urbano de común acuerdo con las municipalidades y, menos todavía se vela por crear buenos hábitos de convivencia entre los jóvenes y fomentar en ellos y en la misma población adulta el sentido de pertenencia a la comunidad. De ahí que, la niñez crece prácticamente a la deriva, a expensas de sí misma. Puesto que la energía es el sector que más contribuye a contaminar el ambiente con gases de efecto invernadero, es indispensable consolidar un riguroso programa de políticas públicas que impulse el uso de medios de transporte colectivos sustentables, las investigaciones para usar la locomoción por medio de hidrógeno están abriendo una amplia perspectiva que se debe continuar explorando. Es necesario insistir en la construcción del tren eléctrico metropolitano, para obviar tanta contaminación con diésel y gasolina. La población debe ser consciente de los desplazamientos que producen más contaminación para sustituirlos; por ello se debe, volar menos, hacer un mayor uso del tren eléctrico, y, donde se pueda, usar la bicicleta, e inclusive caminar. Es recomendable reemplazar, lo más posible, las reuniones presenciales por virtuales.

En las comunidades rurales se ha abandonado casi por completo el interés por rescatar, mantener, o recrear su sentido etnocultural, su origen, sus lenguas originarias, o sus costumbres ancestrales. Esto es de vital importancia para fomentar entre ellas el sentido de la identidad como descendientes de los pueblos originarios que, es lo que da fuerza y permite una relación más fecunda con otras comunidades aledañas, e inclusive con el conjunto de la sociedad nacional. Se debe fomentar entre las comunidades rurales el cuido de la naturaleza y en particular de las cuencas hidrográficas, no solamente las de su entorno inmediato, sino las del territorio más extenso; lo anterior implica una simbiosis, o una más intensa relación con su vecindario, o pueblos hermanos, tanto los que se alojan aguas arriba de la cuenca como en la parte baja, a fin de preservar, merced a su unidad, la salud de las aguas que los abastecen y de las que se sirven para todos los demás menesteres de la existencia. La unidad también favorecerá la capacidad de las comunidades para poder reforestar conjuntamente las cuencas y defenderse de la amenaza por parte de todos aquellos forasteros y ladinos que los invaden para arrebatarles las tierras que han sido suyas por tanto tiempo. En el ámbito del consumo sustentable, urge fomentar las dietas de origen vegetal, como frutas, verduras y legumbres. Se debe reemplazar el uso de la ganadería extensiva que roba terreno a los bosques y además, en el caso de la ganadería es productora de gas metano de efecto invernadero.

El tercer nivel es también concéntrico con los dos anteriores. Entre más progreso en el sentido de un desarrollo sostenible y sustentable con la naturaleza en los tres niveles, más fecunda será la relación entre ellos y mayor sentido se forjará para crear al fin, una nacionalidad con identidad propia y sentido de pertenencia a la Madre Tierra; ella cobijará y auspiciará en su seno, una multiplicidad de culturas que han pervivido a lo largo de los años dentro de un mismo territorio. La posibilidad de sentar bases sólidas para continuar prohijando una sociedad pluricultural, regida por una convivencia civilizada, con justicia social y equidad, pasa por afianzar entre todas las comunidades que cohabitan un mismo territorio, el respeto por la Naturaleza. Solo así se fortalecerá una consciencia plena acerca del imperativo de adoptar un desarrollo sostenible u sustentable que contribuya a mitigar los efectos perniciosos del calentamiento de la atmósfera y el cambio climático. En este nivel, es insoslayable avanzar en la sustitución de energía basada en el uso de combustibles fósiles por energías limpias. Insisto, como lo he explicitado en otros artículos, el período de transición debe querer decir que, el país gana terreno encaminándose hacia la neutralidad en carbono. En tal virtud, no resulta para nada conveniente invertir en la exploración y explotación de fuentes de producción basadas en hidrocarburos, en el caso de que las hubiere.

Conclusión

El mundo está atravesando por un período crítico en muchos aspectos. Desde luego que es deseable acabar con el mundo regido por la unipolaridad, basada en el dominio de una sola gran potencia, como ha sido el actual, donde los Estados Unidos ha sido esa potencia preponderante, que impera en solitario, al menos desde la caída de la Unión Soviética. Es mucho más ventajoso enrumbarnos hacia la multipolaridad; no obstante, estamos pagando un precio muy caro por la obstinada resistencia de los Estados Unidos y demás países de la OTAN a ceder en ese terreno.

En el mundo hay entre 720 y 811 millones de personas con hambre. Al mismo tiempo, hay un desperdicio de 1.100 millones de toneladas de alimentos vegetales al año, equivalentes a un 19% de la producción total de alimentos vegetales. Por otra parte, se desperdician 175 millones de toneladas al año de alimentos de origen animal.

Son intolerables las guerras y la tensión que vive la humanidad merced a la amenaza de que otros conflictos de la envergadura de los de Ucrania y Gaza, puedan estallar en un futuro cercano. Mientras tanto, las naciones del mundo no están logrando cumplir con las metas de los acuerdos de París del 2015 en materia de cambio climático, ni tampoco con las de la COP 28 más reciente de Dubái.

Un país pequeño como Costa Rica, pero grande en sus tradiciones civilistas, puede y debe seguir dando el ejemplo, en cuanto a la reducción de carbono, tal como se obtuvo en el 2019, en el gobierno de Carlos Alvarado, cuando se le otorgó al país por parte de la ONU, el premio de “Campeones de la Tierra”. De la misma manera, debemos seguir manteniendo una adhesión irrestricta al principio de resolución pacífica de los conflictos en la arena internacional. Nuestro país no debe perder esa ruta, que nos ha dotado de tanto prestigio a nivel mundial. Hay que persistir en ese camino, lo mismo que en cuanto a nuestro apego a cambios sociales sin violencia para obtener la justicia y la equidad. Es la mejor manera de celebrar el día mundial de la Madre Tierra.

Deforestar no es indicio de desarrollo y progreso…

Bernardo Archer Moore

Por Bernardo Archer Moore

Es una coartada para el rápido enriquecimiento de unos pocos a expensas del sufrimiento de los demás.

La deforestación, el desarrollo y el progreso son conceptos muy diferentes. 

Por su parte, la deforestación conlleva impactos negativos en el medio ambiente, como la sequía, pérdida de biodiversidad y el cambio climático (cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos: Como huracanes, inundaciones, incendios forestales, etc.). Lo anterior,  contrario a lo establecido en la Agenda 2030.

Por otro lado, y congruente con la Agenda 2030 citada supra, el desarrollo se refiere al crecimiento económico y social de una sociedad, mientras que el progreso implica avances positivos en diferentes aspectos de la vida cotidiana de los habitantes.

Siendo los  tres elementos  necesarios, es importante encontrar un equilibrio entre el desarrollo y la conservación del medio ambiente para lograr un progreso sostenible.

Sin ello, las familias de menores recursos económicos estarán condenadas a el hambre, la miseria y al desarraigo continuo, en busca de una mejor calidad de vida.

Así las cosas, lo que tenemos entre manos no es un desacuerdo, sino, un desequilibrio entre la  protección ambiental y el derecho humano a progresar en su propia tierra que lo vio nacer.

La urgente necesidad de proteger el medio ambiente en beneficio de la humanidad  y los recursos financieros e institucionales que respaldan tales esfuerzos, han generado un frenesí de defensores del medio ambiente en todas partes; eclipsando así, las pocas voces a favor del derecho humano al libre uso y usufructo de su posesión de tierra.

La causa fundamental de tal desigualdad no es culpa de las organizaciones ambientalistas, sino, la falta de un mayor número cuantitativo y cualitativo de defensores de los derechos humanos; y por el otro lado, el uso inapropiado por parte del Estado de los recursos económicos generados por la conservación de Bosques y Recursos Naturales.  Así como su ineficacia en velar por el cumplimiento de los compromisos de protección.

Por ello, previo a la adquisición de esos compromisos, es crucial considerar el impacto que las medidas de conservación pueden tener en las comunidades locales que dependen de estos recursos para su desarrollo humano, e incluso subsistencia.

Desde esta óptica, es imperativo el proporcionar un desarrollo social, económico y humano diferenciado a los Distritos como Cahuita, Colorado, Tortuguero,  Matina y Limón, con altos índices de conservación de bosques, humedales  y otros recursos naturales.  

Lo anterior ayudaría a equilibrar la protección del medio ambiente con el bienestar de las personas que viven en esas áreas.

Por esta razón, los ingresos que está conservación genera para el país deben destinarse a promover una estrategia de desarrollo a través de Planes Reguladores, que proteja a las comunidades locales de ser perjudicadas por medidas que limiten el uso de sus tierras. En lugar de la monstruosidad burocrática creada en las últimas décadas.

Sin ello, jamás se encontrará un equilibrio entre la conservación ambiental y el desarrollo humano, donde se asegure que las políticas y acciones implementadas sean inclusivas y sostenibles a largo plazo.

Derecho al clima: podcast sobre emergencia climática

#DerechoAlClima: un podcast sobre la relación entre la emergencia climática y los derechos humanos

CEJIL

Es evidente que el cambio climático tiene consecuencias enormes para el planeta. Muchos sectores se están preguntando qué se puede hacer para enfrentar esta crisis y conseguir soluciones urgentes para mitigar estos acontecimientos. Los Estados también se cuestionan hasta dónde llegan sus obligaciones en la protección y garantía de los derechos humanos ante los impactos de la emergencia climática en sus comunidades.

Ante los desafíos que representa la emergencia climática, desde el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional – CEJIL quisimos crear un espacio en donde la ciencia y el derecho tengan un lugar de conversación, poniendo de relieve los temas de la Opinión Consultiva sobre emergencia climática y derechos humanos presentada por Chile y Colombia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Así nació Derecho al Clima, un podcast dónde personas expertas y defensoras de Derechos Humanos nos cuentan cómo desde las normas internacionales y la cooperación es posible contribuir a soluciones oportunas, igualitarias, sostenibles y justas ante los nuevos escenarios que nos impone el calentamiento global. 

No te pierdas esta serie.

Síguenos en las redes con el hashtag #DerechoAlClima y encuentra más información sobre nuestro trabajo en  https://cejil.org/clima/

Comparte con SURCOS, Nadia Ferrari, CEJIL.

Información actualizada acerca de la emergencia climática. El derecho de todos a saber qué es lo que pasa

Carlos Manuel Muñoz Jiménez

Cambios en el clima impactan nuestro país

Tanto en el clima nacional como en el mundial se registran variaciones importantes que resultan ser un comportamiento diferente al que estamos acostumbrados, las condiciones climáticas extremas en nuestros país como la subida de la temperatura, la sequía o las intensas lluvias, son en palabras de científicos que continuamente estudian la afectación mundial del fenómeno, los primeros resultados del cambio de fase en el que ya se encuentra nuestro planeta “nos hemos mudado a otro planeta sin cambiarnos del mismo”, resume Antonio Turiel, investigador científico del Instituto de las Ciencias del Mar en España.

Tales comportamientos extremos afectan áreas centrales de la sociedad y Costa Rica no es la excepción.

En cuanto a la disposición del agua (que a su vez ocasiona problemas sociales), tenemos como el ejemplo más sobresaliente de este verano lo sucedido en Hatillo, así, lamentablemente, se ven los primeros atisbos de lo que podría pasar en otras comunidades con vulnerabilidad hídrica, conforme se agrave la afectación climática año con año.

En relación con los impactos en el ambiente este año, según reportó el Benemérito Cuerpo de Bomberos de Costa Rica, el país ha roto el record nacional de incendios forestales con casi un centenar en el inicio del mismo y más de 17.000 hectáreas afectadas, como consecuencia de la intensa sequía principalmente en Puntarenas y Guanacaste.

La investigadora, Kerlyn Suárez, del Programa Sectores Productivos y Desarrollo (SEPRODES) de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA), realizó en el año 2022 un análisis de la relación del cambio climático con la economía del país y determinó áreas económicas de afectación “debido a que Costa Rica es un país que depende del clima para la realización de actividades económicas” (¿Tiene efectos el cambio climático en la economía costarricense?, UNA Comunica, 2022).

Siendo las implicaciones del sector turístico las relacionadas con los impactos sobre la biodiversidad y en el campo agropecuario las dificultades generadas por la presencia de plagas, nuevas enfermedades y cosechas anticipadas, poco previsibles, que implica aumentar la probabilidad de pérdidas.

Los altos niveles de precipitación, indicó Suárez, pueden también implicar cierres de carreteras y desbordamiento de cuerpos de agua, que impactan el comercio de bienes, el transporte de carga transfronterizo y la movilidad de las personas.

Otro aspecto que se podría ver afectado es la suspensión de servicios públicos en comunidades, que afectaría la comunicación y a microempresas.

Finalmente, el estudio hizo ver que en cuanto a sectores públicos también serían impactados el educativo y en salud por aumento de virus y enfermedades como el dengue.  En este sentido, este año el Instituto Meteorológico Nacional pronostica fuertes y cuantiosas lluvias que traerá La Niña.

Los 9 límites planetarios

En la más reciente actualización del estudio que lleva a cabo el Stockholm Resilience Centre de Suecia, hecha el pasado año 2023, indica que la humanidad como resultado del sistema de vida capitalista de consumo y producción sin límites, ya ha superado 6 de los 9 límites planetarios, el mismo estudio ha dejado en claro que la superación de cualquiera de estos pone en riesgo la supervivencia de la especie humana en este planeta.

Los nueve procesos críticos que definen los límites planetarios, en orden de importancia de afectación son: 

  1. Incorporación de nuevas entidades (sustancias químicas que se envían al ambiente) 
  2. Integridad de la biósfera (Biodiversidad)
  3. Flujos biogeoquímicos (Ciclo de fósforo y nitrógeno)
  4. Cambio climático 
  5. Cambios en el agua dulce
  6. Cambios del uso del suelo.
  7. Acidificación del océano
  8. Carga de aerosoles atmosféricos
  9. Reducción del ozono estratosférico

Los primeros 6 límites ya están sobrepasados. Estos fueron propuestos por primera vez en 2009 por un grupo de 28 reconocidos científicos liderados por el sueco Johan Rockström.

Colapso de la corriente AMOC

La corriente AMOC, es una corriente submarina de agua que recorre la Tierra, que especialmente en el norte de Europa hace posible la vida gracias a que proporciona calidez.

Para entender mejor, el norte de Europa se encuentra en la misma latitud de Canadá, sin el calor que proporciona esta corriente, esta parte del orbe se convertiría en una región tan fría como el suelo canadiense.

Muy especialmente a causa del deshielo del Ártico, esta banda de calor submarino ha venido perdiendo temperatura como efecto de la disminución de la concentración de la salinidad dentro del océano.

En julio de 2023 los científicos Susanne Ditlevsen y Peter Ditlevsen, llevaron a cabo una investigación para el Instituto Niels Bohr de la Universidad de Copenhague, que fue presentado en la reconocida revista Science Advances, donde alertaron que la AMOC podría estarse acercando al colapso gracias a las consecuencias climáticas, en algún momento de los años 2025 a 2095, poniendo como un punto muy probable el año 2057.

En otra investigación llevada a cabo por la Universidad de Utrecht, Países Bajos, presentada recientemente en febrero, publicada también por Science Advances, liderada por René M. van Westen, postdoctorado en ciencias marinas y atmosféricas, se logró determinar que existe una alta probabilidad de colapso de la corriente en los próximos 50 años, pero se desconoce con certeza si la corriente ya entró en transición.

Una importante parte de la comunidad científica está dando seguimiento a estos inquietantes estudios, no obstante, la incertidumbre de los científicos sobre el momento del colapso de la AMOC no debe tomarse como una excusa para no reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para intentar evitarlo, dijo Hali Kilbourne, profesora asociada de investigación para el proyecto de la Universidad de Copenhague, en el Centro de Ciencias Ambientales de la Universidad de Maryland. (New York Times, 2023)

Para visualizar una idea de las consecuencias del colapso de la corriente AMOC, países como Francia quedarían sepultados 50 metros bajo la nieve, y en nuestras latitudes aumentaría dramáticamente el calor, con impactos catastróficos como la pérdida del Amazonas (Antonio Turiel).

Al lado de lo mencionado anteriormente, como estrategia para enfrentar la emergencia climática, existe un despliegue muy grande de inversión y trabajo por parte de países del norte de Europa especialmente los países nórdicos, Países Bajos, Reino Unido y Alemania, con el fin de implementar tecnologías de absorción del CO2 e impulsar la conversión de la energía hacia fuentes renovables como por ejemplo grandes parques de paneles solares y eólicos (DW, Cambio Climático), aun así, esto no es suficiente.

No hay tiempo para perder el tiempo

Con las condiciones anteriores, y la prueba científica, muchos expertos proponen que no hay tiempo para perder el tiempo, y que la sociedad tanto globalmente como localmente, debe de tomar de manera inmediata decisiones que puedan hacer frente a este desafío, entre otras cosas y fundamentado en la información suministrada por el ´Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC por sus siglas en inglés), es necesaria una desaceleración del uso de los combustibles fósiles rápida, lo que nos permitiría no superar los 1,5 grados centígrados antes del 2030, que es la meta global fijada por el Panel Intergubernamental, aunque hay científicos como el Dr. James D. Hansen, director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, prestigioso científico del clima cuyo testimonio ante el Senado estadounidense en 1988 atrajo por primera vez la atención mundial sobre el cambio climático, que explican que esto no será posible pues todo apunta a que incluso superaremos los 2 grados centígrados antes de ese mismo año, por la negación de los grandes países industriales en disminuir la emisión de carbono hacia la atmósfera. (El planeta se calienta más rápido de lo previsto, dice el científico que alertó sobre el cambio climático en la década de 1980, CNN, 2023)

En la pasada COP 28 llevada a cabo en Dubai en diciembre de 2023, los países participantes, -dentro de estos el grupo de la OPEP-, llegaron al acuerdo de abandonar los combustibles fósiles, lo que proclamaron como el inicio del fin de la era los combustibles fósiles. Para limitar el calentamiento global a 1,5ºC, el acuerdo establece que se deben reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero un 43% hasta 2030 y un 60% hasta 2035 en relación con los niveles de 2019, y alcanzar las emisiones netas de dióxido de carbono cero para 2050.

No obstante, esta decisión es reprochada por quienes indican que el compromiso firmado no es coherente entre las palabras y los hechos, pues 2023 fue el año con mayor cantidad de emisiones de CO2 en la historia con 37,4 Gt (Gigatoneladas), según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), donde estos países productores y el mundo industrial son los principales responsables, además, apuntan, que se comprometieron a abandonar los combustibles fósiles, pero no a disminuir sus ventas hasta el año 2030.

El derecho de todos a conocer del problema, proponer soluciones y tomar decisiones locales y globales

La vida de la especie humana en este planeta, no depende únicamente de las grandes decisiones políticas ni de los grupos de empresarios que poseen exorbitantes cantidades de riqueza y repercuten en las políticas económicas mundiales, hoy por hoy, ante todo lo anterior, existe un derecho que lo posee cada ser humano que respira, niñas, niños, jóvenes, mujeres, adultos mayores, personas con discapacidad, indígenas, etc., este es: el derecho de la supervivencia, dotado inalienablemente por el simple hecho de vivir.

De tal modo, es una obligación que esta información de lo que sucede en el planeta a causa de la emergencia climática se difunda y se comunique con toda la amplitud necesaria, en vista de que, estamos a las puertas de lo que los científicos están declarando como nuestra posible extinción como especie.

Reconociendo, por otro lado, que aún existe una esperanza de que podamos salir adelante con este desafío humano, es necesario que todos y todas tengamos la oportunidad de conocer, opinar, proponer y llevar a cabo acciones decisivas, es decir, es el derecho de todos de velar por nuestra continuidad en la existencia, y, al final, el derecho de cada uno de hacer lo que pueda, de aportar desde sus posibilidades su grano de arena.

Por lo tanto, también, es fundamental el estudio individual y colectivo de la temática con el fin de generar y comprobar nuestro propio conocimiento y afirmar certezas.

Compartir el mensaje

La trampa es el desconocimiento, la gran mayoría desconoce lo que sucede, y está concentrada diariamente en trabajar para sobrevivir, lo cual está bien, no obstante, nos dirigimos hacia una encrucijada donde en vista de la no reacción inmediata de la sociedad, no vamos a poder actuar a tiempo.

El problema fundamental es el consumo, relacionado con los combustibles fósiles (se consumen diariamente 100 millones de barriles de petróleo), la sociedad no toma acciones decisivas como otras alternativas u otras decisiones más radicales para impedir más consumo de CO2  y dejar de afectar los límites planetarios, que también se relaciona directamente con el consumismo, modelo económico vigente, pues cada mercadería producida y consumida en este mundo industrial necesita el uso de combustibles fósiles (gasolina, diesel, gas, carbón, etc.), en una menor medida lo requieren productos artesanales, locales, ambientales o alternativos.

Para vencer la trampa debemos de compartir el mensaje de lo que está sucediendo y así lograr que la información llegue a oídos de todos o de una buena mayoría, que podrá tomar decisiones y acciones para superar el problema más importante que debemos de enfrentar como raza humana.

Rosario de Naranjo, 8 de abril de 2024.

Urge aprobar el proyecto anti petrolero

Freddy Pacheco León

El proyecto de «Ley para declarar Costa Rica como país libre de exploración y explotación de petróleo y gas» (expediente N° 23.579), demanda ser aprobado urgentemente, para cortar de raíz la grave amenaza que hoy se cierne sobre nuestra Patria.

Y es que no es cuento, el peligro está latente, mientras se puedan otorgar PERMISOS y CONCESIONES, para que el mismo Estado (vía permisos) o empresas privadas, presumiblemente extranjeras, con o sin testaferros (vía concesiones), pudiesen lanzarse a diestra y siniestra, a buscar hidrocarburos en el subsuelo costarricense. Cabe resaltar el detallazo de prohibir el otorgamiento de «permisos», pues con ello se evita que el Poder Ejecutivo, con el impulso de un ministro cualquiera de Obras Públicas y Transportes, o de Ambiente, ¡como sucediera con ambos!, se impusieran como tarea medular, la tan destructiva tarea de buscar yacimientos, con la ocurrencia de hacerlo por medio del ICE que se encargaría de las perforaciones, como lo propuso el presidente ejecutivo de Recope, ahora a cargo del abastecimiento eficiente del agua potable. Cuando se prohibió la explotación minera a cielo abierto, solo se incluyó la prohibición de otorgar concesiones (obviamente a privados), pero no el otorgamiento de permisos, por lo que el Estado no tiene impedimento legal para, por ejemplo, explotar el oro de la mina en Crucitas, para aprovecharlo en el marco de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Gracias a esa redacción, tenemos la feliz oportunidad de dedicar más de US$120 millones anuales, para la atención médica de la creciente población de adultos mayores, en lo que hemos propuesto, sería un hermoso sistema hospitalario que hemos denominado “Hospital del Oro”. Pero bueno, volvamos al petróleo.

Reconocemos, que, algunas personas, gobernantes o no, después de estar escuchando por años a ciertos personajes, afirmar sin sonrojarse siquiera, que nuestro país esconde en el subsuelo gigantescas reservas de petróleo y gas metano, que nos permitirían saltar al grupo selecto de riquísimas naciones petroleras, se han creído ese cuento. Y ha sido así, pues, se han atrevido incluso, a dar cifras en centenares de miles de millones de dólares, que como no se podrían invertir sino en muchos años, se podrían ofrecer en Wall Street… por lo que no faltan quiénes se han frotado las manos, viéndose como ciudadanos del país más rico del continente.

Todo ello, sobra decir, sin poder mostrar ni un barril lleno de ese supuesto petróleo, que haría ricos a los promotores nacionales, gracias a las jugosas comisiones que, ellos esperan, pagarían los consorcios extranjeros, a los que, brindando “asesorías”, logren eliminar de la legislación tica, los conocidos impedimentos, que al lograrlo gracias a sus “contactos” a los más altos niveles gubernamentales y empresariales, les pudieren abrir, de par en par, las puertas que les permitan formalizar con el Estado costarricense, los respectivos contratos de exploración y contratación, sin tener que hacer sustanciosas inversiones financieras. Y todo bajo la sombrilla de una entreguista Ley de Hidrocarburos, que determina beneficios económicos extraordinarios a favor de las petroleras extranjeras.

Los que han venido pujando desde Zapote, unos pocos gremios de profesionales, organizaciones empresariales y algunos individuos «dispuestos a sacrificarse», ocultan que, detrás de esas iniciativas se esconde algo realmente tenebroso para Costa Rica, al enfrentarnos al dilema de escoger, entre un desarrollo turístico sustentado en nuestra riqueza ambiental, o entre un amenazante e imprevisible, «desarrollo» a partir de un supuesto «oro negro», que, reiteramos, NADIE podría afirmar con certeza, existe en nuestro pequeño y vulnerable país. Y es que hay que tener presente, que, pese a la «tecnología de última generación«, que siempre ofrecen sería utilizada, múltiples ejemplos tenemos de desastres ambientales, intrínsecos a la industria petrolera.

Por ello, el solo anuncio de esa posibilidad, acabaría inmediatamente, con potenciales inversiones en infraestructura turística, y provocaría comprensible desazón, entre los que hoy luchan por sacar adelante sus, mayoritariamente, pequeños proyectos hoteleros. La degradación instantánea del prestigio ambiental de Costa Rica, además de la vergüenza que nos provocaría como Estado, no es algo menor. Asimismo, los compromisos adquiridos formalmente, ante la comunidad de las naciones, en pro de mitigar los efectos del cambio climático, comprometiéndonos con los principios del desarrollo sostenible, se irían al carajo.  Y todo para que, como es muy posible, sean vanos los intentos, por encontrar cantidades comerciales de petróleo de calidad, que pudiesen llenar las expectativas, de los amantes de los hidrocarburos causantes del desastre climático que ya el planeta está sufriendo.

Finalmente, invitamos a reflexionar a los amigos lectores, sobre lo que piensan sería el modelo de desarrollo de la Costa Rica actual, si en los años 80, durante el gobierno de don Luis Alberto Monge, se hubiese aprobado y construido un gigantesco oleoducto interoceánico, desde Limón a Guanacaste. Resulta que la terminal en la costa del Pacífico, infraestructura para la recepción de inmensos petroleros, con su correspondientes muelles y gigantescos tanques de almacenamiento, para bombear 1.200.000 barriles de petróleo diarios de costa a costa, se habría ubicado donde hoy, en tierras del Estado, se levanta el proyecto turístico Golfo de Papagayo, motor indiscutible del desarrollo turístico de Costa Rica, o sea, en la península de Nacascolo y sus magníficas playas, en playa Panamá y en bahía Culebra. ¿Se habría constituido el turismo en la principal fuente de empleo y divisas extranjeras, de haberse levantado ese complejo petrolero en ese vital centro de turismo? ¿Cuánto habríamos perdido, como nación, si tal fuente constante de contaminación hubiera evitado el empuje turístico que hoy conocemos?

Pues amigos, es conveniente que esa lucha realizada hace 40 años, fuertemente criticada entonces por los que soñaban con falsos beneficios económicos, sirva de ejemplo para reflexionar, repetimos, acerca de la trascendencia del proyecto de ley que hoy apoyamos con entusiasmo, pues, sin duda, es de significativa importancia para la Patria.

17.3.2024

El mundo en el llamado “período de transición”

Alberto Salom Echeverría

Introducción.

La “transición” de la que se habla hoy, tanto en ciencias sociales como en las ciencias de la naturaleza, apunta a un cambio de sistema desde una producción sin restricciones de los recursos que nos provee la naturaleza, a otro en el que se imponen limitaciones a todas aquellas prácticas que no contribuyen a dar paso a una producción sostenible y sustentable con la Naturaleza y, además, que no conduzcan a una justicia social en la que, el sistema socio-económico y político abra paso a un mayor bienestar para toda la población. Desde mi óptica, se trata de consolidar prácticas distributivas de la riqueza, de modo que se produzca con mayor equidad, disminuyendo toda clase de brechas entre los segmentos más ricos en el mundo y en cada nación, frente a los más pobres y vulnerables.

Si esta es la premisa alrededor de la cual parece haberse generado un consenso, sería menester considerar seriamente cómo disminuir progresivamente la producción de contaminantes (los hidrocarburos, petróleo, gas, carbón mineral, gas metano en particular, y todo lo que de ellos se deriva), para potenciar las energías limpias llamadas a reemplazar todo aquello que coadyuva a provocar el calentamiento de la atmósfera de la Tierra y el cambio climático concurrente. Aquí hay, claro está, una frase clave, “disminución progresiva”. Significa entonces que, a la humanidad le sería poco razonable y hasta desastroso seguramente, pretender acabar ´de un solo tajo’ con la industria energética de los hidrocarburos, sobre la que está asentada la maquinaria productiva, desde el momento en el que arrancó el período de la industrialización, a mediados del siglo XIX hasta nuestros días. Esto lo ha entendido así, la inmensa mayoría del cónclave planetario de naciones que se ha reunido en “las Conferencias de las Partes” (o COP), convocadas por las Naciones Unidas para enfrentar el “cambio climático”.

No obstante, como ya no queda mucho tiempo en todo el Planeta, para reducir la producción de las industrias contaminantes (los hidrocarburos esencialmente), y para frenar las prácticas productivas consiguientes devastadoras de los mares, los bosques, los manglares, etc., las COP han adoptado un conjunto de resoluciones acompañadas de indicadores, para medir cómo ir reemplazando esta producción que acarrea gases de efecto invernadero, así como las mismas prácticas salvajes mencionadas que deterioran la naturaleza, y canalizar más bien recursos para “investigación y desarrollo” por medio de lo cual se generen otras formas de producción sostenibles y sustentables con la naturaleza, que llamamos “energías limpias”. Aquí es donde, se encuentra el “desiderátum” de nuestra época, ya que hemos continuado traspasando los umbrales establecidos científicamente en las COP.

¿De cuánto tiempo disponemos para lograr el cambio requerido?

Ciertamente, no nos es dable desmontar la maquinaria productiva que se ha creado a lo largo de decenios ya, valga decir, por decreto; pero está visto que tampoco es pertinente postergar por más tiempo la inversión en innovación para crear una industria basada en “energías limpias”. Lo escribo entre comillas, porque siempre habrá algo de contaminación, puesto que, vamos dejando a nuestro paso, necesariamente, un sedimento, una huella ecológica que, no hace más que poner en evidencia el nacimiento de la humanidad, o de cada individuo viviente en su trajinar por la tierra. Hay pues, siempre, una huella ecológica que dejamos, por lo que se trata entonces, de que la ecuación entre la contaminación producida por el ser humano y su entorno sea inferior a la capacidad de la atmósfera para regenerarse y ofrecernos un ambiente saludable o vivible, o sea, favorable al medio ambiente. Dicho en otras palabras, es menester generar una cantidad de CO2 inferior o apenas igual, pero nunca superior, que aquel que el planeta requiere consumir con el objeto de que pueda continuar así el ciclo de la vida (el umbral, como veremos está establecido por el panel de científicos). Cuando las emanaciones de anhidrido carbónico son superiores a su capacidad para regenerarse, estamos en problemas. No otra cosa es lo que está ocurriendo en nuestros días, provocado esencialmente por la actividad productiva desproporcionada del ser humano, en medio de un modelo productivo de “neoextractivismo”, llamado así, para diferenciarlo del modelo productivo que imperó durante el período colonial e inclusive neocolonial, en esta época de industrialismo desenfrenado. Este es el tema, hemos desatado un “industrialismo voraz” para sostener sociedades consumistas, en las que, dicho sea de paso, una minoría consume en exceso, y los más, no llegan a consumir lo indispensable.

El panel de científicos anexo a las COP ha constatado que como humanidad continuamos traspasando las metas autoimpuestas. Al hacerlo, nos arriesgamos a provocar mayor calentamiento en la atmósfera, merced al efecto invernadero, que el umbral establecido por los científicos, insisto, de 1,5° grados centígrados al 2050; o sea, una temperatura que llegaría a estar, en esa medida, por encima de la era preindustrial (la que existía aproximadamente antes de1850). Todavía no hemos llegado ahí, pero nos encontramos peligrosamente acercándonos a dicho limen.

Antes de demostrar con datos que nos abocamos a una situación de crisis indeseable que, dejará por fuera de la vida a un alto porcentaje de los más desvalidos de la tierra, creo indispensable citar al sociólogo portugués, Boaventura de Sousa Santos hablando acerca de la crisis de la democracia, nos dice que: “El modelo de capitalismo que hoy domina es cada vez más incompatible con la democracia, incluso con la democracia de baja intensidad en la que vivimos, una democracia centrada en democratizar las relaciones políticas y dejar que sigan imperando los despotismos en las relaciones económicas sociales y raciales, etnoculturales y de género. Me refiero -añade de Sousa- a la prioridad de los mercados sobre los estados en la regulación económica y social; la mercantilización de todo lo que pueda generar ganancias, incluidos nuestros cuerpos y mentes, nuestras emociones y sentimientos, nuestras amistades y nuestros gustos; relaciones internacionales dominadas por el capital financiero y los super ricos.” Es preciso aclarar además que, para Boaventura De Sousa, en los modelos de desarrollo industrial, hubo dos versiones históricas, la generada por el “capitalismo” y la del “socialismo soviético”, las cuales, desde la óptica de su relación con la naturaleza, fueron muy similares. (Cfr. Sousa Santos, Boaventura. “Las Transiciones del mundo: dónde y hacia dónde”. Revista digital La Razón. https:/www.la-razon.com/político/2022/08/28/las-transiciones-del-mundo-donde-y-hacia-donde/ La Paz, Bolivia.)

De Sousa luego, cita a su coterráneo, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, quien ante la situación que nos encontramos y que nos angustia proclamó: “O acción colectiva, o suicidio colectivo”. De Sousa enseguida destacó que las regiones del mundo que a causa del modelo productivo “neoextractivista” que impera, padecen más intensamente la crisis ecológica, son: África, algunas islas del Pacífico y algunos países del sur de Asia, Bangladesh entre ellos, donde una cuarta parte de cuyo territorio se encuentra inundado, afectando a unos cuatro millones de personas. Asimismo, expresa que, en el 2020, el hielo glacial en el círculo polar Ártico, experimentó la mayor reducción jamás registrada en solo un mes. Por otra parte, se está conformando un “nuevo continente” -lo llamó así- el de los plásticos en el océano Pacífico, que se extiende desde California hasta el archipiélago de Hawái. Finalmente subraya que, de continuar el actual ritmo de calentamiento global, dado que la mayor parte de la población mundial habita en las regiones tropicales y templadas de la Tierra, en la parte del sudeste de Asia, entre 1.000 y 3.000 millones de personas quedarán, durante 50 años fuera del “nicho climático” en el que se pueda sobrevivir. Estamos, por ende, en una situación límite, en la que no hay prácticamente tiempo de holgura.

Es importante saber que, cerca del 40% del dióxido de carbono emitido a la atmósfera por los seres humanos, desde 1850 permanece en ella durante miles de años. Las estadísticas oficiales lamentablemente confirman que las emisiones de CO2 no han bajado durante los últimos años, con excepción de los meses de confinamiento -debidos principalmente a la pandemia de la COVID 19-. Los países que más han logrado reducir sus emisiones de dióxido de carbono son en su orden: Alemania, México, Francia, España, Italia y Arabia Saudita. En cambio. Los países más contaminantes como son: China y Los Estados Unidos continuaban aumentando sus emisiones de CO2 hasta el 2023. Por otra parte, solamente dos países hasta esa fecha habían alcanzado la carbono neutralidad, es decir, carbono cero o neutralidad climática, estos fueron El Vaticano y Bután. Para lograr dicha neutralidad en las emisiones de dióxido de carbono, hay que seguir uno de dos caminos: a. utilizar energías renovables, que no producen dióxido o son muy bajas en esas emisiones, se habla en este caso de economía descarbonizada. b. El segundo camino es pagar a otros para capturar y almacenar el 100% de las emisiones de carbono a la atmósfera (por ejemplo, plantar árboles. También se obtiene al financiar proyectos de carbono que previenen futuras emisiones o comprando créditos de carbono. (Cfr. Durán, Rafael -18 de julio 2022. “Las empresas dejan su huella en los bosques” citado en es.m.wilkipedia.org).

Ideología antes que ciencia, negocio por encima de la Patria.

Al analizar el caso de Costa Rica con relación a la exploración y eventual explotación de petróleo y gas, quedan en evidencia dos circunstancias cruciales: 1. la primera es que, una gran parte de los que buscan apuntalar esta aspiración están envueltos en una trama ideológica antes que en un intento por acercarse a una visión científica de la cuestión junto con sus soluciones. Quienes parten de esta premisa solamente quieren ver, obsesivamente, como opción y, como dos caras de una misma moneda, al productivismo y su correlato el consumismo. En ambos casos, como dice de nuevo De Sousa, suponen que el crecimiento económico es infinito, y esto, en la circunstancia costarricense significa que, tienen por seguro que la exploración encaminada a encontrar petróleo y gas en el subsuelo culminará en un final feliz: suponen otra vez que, la mencionada exploración y la explotación del petróleo y el gas, nos sacarán de los apuros económicos que padecemos, y además fantasean con que ello ocurrirá en el cortísimo plazo. Desdeñan en cambio, el hecho de que las élites económicas y los Estados que amparan tales circunstancias andan sin cesar tras la intermediación de la explotación de los hidrocarburos, como una de las principales fuentes de su poder económico, antes que resolver la situación económica de los más vulnerables. Para esto último es imprescindible la transición del modelo neoextractivista a otro que sea económicamente sostenible y sustentable. O sea, un modelo del “Buen Vivir”.

En cambio, para las élites económicas y políticas, la priorización de esa fuente de poder convierte por arte de birlibirloque, valga decir, por arte de magia, la transición en una frase vacua, carente de contenido, que, por lo consiguiente no quiere decir nada. 2. La segunda circunstancia, nos remite a otro hecho igualmente significativo; consiste en el hallazgo de la investigación periodística de un caso muy revelador, el del exministro Dobles Arias, ya que, según lo ha revelado el diario La Nación, el exministro mantuvo una relación con “…empresas petroleras interesadas en extraer hidrocarburos en suelo nacional, desde hace más de dos décadas.” O sea, desde antes inclusive de ocupar el cargo de ministro de Ambiente en la segunda administración de Oscar Arias, del 2006 al 2010. En forma concomitante con la denuncia periodística, la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (UCCAEP), ha procedido a separar a Dobles Arias de su comité de energía. Mientras se aclaran las dudas levantadas por la investigación, afirmamos que, de resultar ciertas las denuncias entrañaría un posible conflicto de interés de parte del exministro Dobles, tras haber firmado un convenio en el 2010 con la Black Hills Corporation, empresa dueña de Mallon Oíl. En efecto, de acuerdo con un documento en poder del diario La Nación -nos relata el periodista Diego Bosque- Dobles habría pactado “…millonarias regalías con Black Hills, a cambio de impulsar la exploración y explotación de petróleo en varios bloques terrestres de la zona norte.” (Cfr. Diario La Nación. “UCCAEP separa a exministro Dobles de Comité de Energía” por el comunicador Diego Bosque, 10.03.2024. Pp.3). Por ello, Dobles habría recibido de acuerdo con el contrato la suma de $4.000 por mes (equivalentes a 2.1 millones de colones, aproximadamente). Además, el acuerdo contempla gastos de representación por cenas, hoteles, gasolina, transporte y otros. Adicionalmente, se contempló en el convenio que, al entrar en vigor la explotación de petróleo y gas natural, Roberto Dobles recibiría entre el 2.5% y el 3% de las utilidades por año a lo largo de todo el período de la extracción, lo que se definiría de acuerdo con el valor promedio anual del petróleo. Se contempla adicionalmente en el convenio, porcentajes idénticos por la eventual extracción del gas natural. (Ibidem.)

Hay pues, suficiente evidencia cuya veracidad se deberá comprobar en la investigación periodística, o en eventuales acusaciones de la fiscalía, toda vez que las denuncias dan lugar a pensar que podría haber en el caso de marras, de probarse las mismas, cuando menos un conflicto de interés, puesto que el exministro promovió gestiones en favor de la empresa petrolera, cuando todavía se desempeñaba como jerarca del ramo.

Por lo consiguiente, en el caso costarricense es valedera la hipótesis según la cual una parte de los que buscan apuntalar la exploración y explotación de petróleo y gas natural, están indisolublemente involucrados con intereses de grandes corporaciones petroleras, que buscan darle cima al modelo neoextractivista, invalidando o nulificando por tanto, un curso hacia una transición energética que abra cauce a un modelo económicamente sostenible y sustentable, que se compagine con la carbono neutralidad.

Campaña de limpieza en San Francisco de Goicoechea

¡Acompáñenos a nuestra primera jornada de limpieza urbana del 2024 en San Francisco de Goicoechea! 

Fecha: 21 enero 2024

Hora: 8:30 a.m.

Punto de encuentro: Parqueo de la Iglesia de Ladrillo. 

¿Qué llevar?

  • Hidratación en botella reutilizable.  
  • Gorra o sombrero. 
  • Guantes reutilizables. 
  • Zapatos cerrados. 
  • Bloqueador solar. 

La inscripción se realizará mediante el siguiente enlace: https://forms.gle/Q9kXggZfBkN5pSQcA

Además recuerde que puede llevar sus tapitas plásticas para apoyar nuestra campaña de recolección.

¡Le esperamos para juntos darle una mano al medio ambiente! 

¿Sombras nada más?

Por Memo Acuña. Sociólogo y escritor costarricense.

En la transición entre el 2023 y este recién estrenado 2024, algunos medios de comunicación internacionales y especializados colocaron en la agenda la discusión sobre un nuevo término para definir el impacto de las acciones humanas sobre el planeta.

Al parecer ya la fatiga del término “huella de carbono” ha hecho de las suyas y no es útil para abordar la complejidad de las acciones humanas sobre su entorno.

Ahora la propuesta resulta un tanto más integral: “sombra climática”, que implica una visión más holistica (según los propios medios) y recupera la sumatoria de las decisiones individuales (y colectivas) sobre el ambiente.

Este concepto, por interesante y novedoso, asume por ejemplo que las decisiones como votar o tener conciencia sobre el cambio climático, son aspectos que van dejando tras de sí una estela, una especie de sombra que afectará de forma individual y luego colectiva, la vida en este mundo.

Me resulta evocador y provocador este término. No solo porque la evidencia de que algo con este clima veraniego está pasando y tiene que ver de forma irrefutable con nuestras acciones sobre la misma naturaleza, sino porque ya empieza uno a entender que los impactos de las formas como estamos eligiendo van más allá de entregarle la gerencia del país a personas sin expertiz, o lo que peor, con oscuras intenciones.

Este 2024, en todo caso, inicia con claroscuros a nivel político. Lo ocurrido en Guatemala en la toma de posesión del nuevo presidente, Bernardo Arévalo, solo confirma que las decisiones en el pasado se expresarán en el presente e impactarán definitivamente nuestro camino. En Costa Rica y a la vuelta de la esquina decidiremos en pocos días el destino del ámbito local en las elecciones municipales. No es menor lo que se juega. Por ejemplo, el desarrollo de localidades realmente deterioradas, su cohesión social.

No son sombras nada más las que se ciernen sobre nosotros cuando actuamos como actuamos al tomar decisiones políticas. Son huellas que se quedarán definitivamente y para siempre reflejadas en nuestra vida y nuestro entorno colectivo. Ya estamos pagando estas consecuencias en la sociedad costarricense con el finiquito de lo que alguna vez fue excepcional.

Disipemos esas sombras. Construyamos algo distinto.

Costa Rica en la COP 28: el concepto de transición ecológica

Alberto Salom Echeverría

“El Concepto de transición ecológica abarca, el conjunto de medidas y

estrategias adoptadas en la esfera política, económica y social para la

lucha contra la contaminación y el cambio climático y para la protección de

la biodiversidad y de los recursos naturales.”

Costa Rica, nuestro “pequeño-gran país” había conquistado un gran prestigio en el contexto mundial de naciones, por haber apostado a un desarrollo verde, ambientalmente sostenible en gran parte de su pequeño territorio. El sexto informe del Estado de la Nación constata con datos fehacientes que, más del 50% del territorio costarricense está cubierto de ecosistemas naturales y adicionalmente un 26% de éste lo constituyen agroecosistemas arbolados y forestales. Con escasas excepciones, todos los gobiernos anteriores al actual del presidente Chaves, han permanecido adheridos a esta determinación sin alterarla en lo medular, aunque ha habido doblez, como cuando se ha permitido a particulares incursionar en los territorios indígenas, o se ha vuelto la vista al lado para disimular la tala de árboles en parques nacionales para robar madera.

En febrero del 2020, el gobierno costarricense del presidente Carlos Alvarado Quesada, dio un paso trascendental adelante al dar a conocer el “Plan Nacional de Descarbonización para el 2050”; una estrategia orientada a demostrar como dijera el presidente Alvarado que: “El plan de descarbonización consiste en mantener el crecimiento económico en una curva ascendente y al mismo tiempo generar una curva descendente en el uso de combustibles fósiles, para dejar de contaminar.”

En su momento esta estrategia recibe el apoyo de los más amplios sectores sociales y políticos costarricenses, independientemente de las diferencias que hubiesen tenido unos y otros con el gobierno. Se trata de uno de esos vértices cruciales del alma costarricense que refleja nuestros sueños e identidad única. Es uno de esos objetivos de largo aliento que distinguen una nacionalidad, cuyos antecedentes son la declaratoria de la gratuidad de la enseñanza pública, las garantías sociales y el código del trabajo, la justicia social, la garantía de la libertad en general y de la libertad electoral en particular, la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer, la no discriminación a los derechos de las minorías y, ¡cómo no!, la abolición del ejército para consagrar la vocación de paz y la civilidad.

Fue por eso, por la apuesta a un desarrollo sostenible y sustentable, por lo que, nuestro país recibió ese año el premio “Campeones de la Tierra” del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Un reconocimiento singular que dio pábulo a los esfuerzos de Costa Rica por convertirse en un colíder, junto a Chile, de la conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 25) que se llevó a cabo en Santiago de Chile, en diciembre del 2020.

Sin embargo, desoyendo la resonancia planetaria del decantado consenso nacional alrededor de la sostenibilidad eco ambiental, del estilo de desarrollo sustentable que se estableció a lo largo de décadas de esfuerzos previsores, el actual gobierno del señor Chaves Robles y su equipo de trabajo, se separaron abruptamente de esta tradición, al optar por la pretensión de recorrer el pedregoso y desprestigiado camino de la exploración y explotación del petróleo y del gas natural. No solo quiebra una tradición, de acometer esa ruta, también rompe con las enormes posibilidades que poseemos como nación de desplegar un desarrollo sostenible y sustentable para alcanzar la carbono neutralidad en el 2050, tal como se estableció en el mencionado Plan Nacional de Descarbonización al 2050. Un aporte de ejemplo valeroso de una pequeña nación como la nuestra, ante las tribulaciones que padecemos como humanidad por el calentamiento global y el cambio climático.

¿Podemos prescindir de las energías fósiles en este momento? Está claro que se trata de una transición ecológica, por lo consiguiente no podemos desprendernos por completo de estas energías contaminantes súbitamente. Pero la estrategia en la transición debe implicar el objetivo de potenciar las energías limpias -como en gran parte lo había venido haciendo Costa Rica- y al mismo tiempo disminuir nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Si no es ese el objetivo cardinal de esta época de transición, entonces no quiere decir nada. Se trata de continuar moviéndonos hacia una nueva política económica y social, así como una nueva cultura con la vista puesta en un desarrollo limpio, verde, sostenible y sustentable que, también ha demostrado ser rentable.

La nueva política en la transición conducente a la descarbonización debe implicar como se señala en el Plan de Descarbonización, una reforma ambiental para crear nuevas instituciones modernas, digitales y flexibles para gestionar la transformación en el estilo del desarrollo. Ha de implicar una reforma al sistema de transporte público reitero, basado en energías limpias; el plan también dejó establecido el propósito de crear mecanismos eficientes para la recolección, separación, reutilización y eliminación de residuos; deberá producirse un incremento de la cobertura forestal a un 60%; en la política fiscal se estableció la meta de aumentar los impuestos a aquellas actividades económicas que continúen utilizando combustibles fósiles y también a aquellas otras que produzcan contaminación ambiental. Antes de la COP 25, de diciembre 2020, Costa Rica propuso al cónclave mundial tres prioridades: “ciudades y movilidad sostenibles, soluciones basadas en la naturaleza, y economía azul.”

¿Cuánto de estos propósitos y metas loables que se habían formulado se han programado por parte del gobierno actual? Todo indica que fueron echadas por la borda, cuando revisamos la actuación silenciosa de los representantes del actual gobierno en la reciente COP 28 de Dubái. Tampoco se promovió la participación de Organizaciones No Gubernamentales, como lo venía haciendo Costa Rica en las anteriores conferencias dedicadas a buscar acuerdos estratégicos para combatir el cambio climático. Y luego, se produce el gazapo conducente al descrédito de nuestro país, en que se incurrió tras haber anunciado la intención de encaminarse a la exploración y explotación del petróleo y del gas. Todo indica que el gobierno actual acometerá un camino errático, que asombró al mundo, ya que, entre otras cosas, se abstuvo de firmar la declaración de los países agrupados bajo las siglas de BOGA, (Beyond OIL & GAS Alliance, por sus siglas en inglés), una alianza de la que formaba parte nuestro país, encaminada a abandonar progresivamente la explotación de los hidrocarburos, del petróleo y gas; algo exactamente opuesto a las nefastas pretensiones señaladas por el Gobierno de Chaves más recientemente.

A este gobierno, o desgobierno lo llamo yo, carente de planes, excepto este desafortunado, sin políticas claras para la transición ecológica, le restan unos dos años y medio; un largo trayecto todavía, que amerita una seria atención por parte de los sectores democráticos que tengan la mira puesta en el progreso y en el desarrollo sostenible y sustentable con la ecología, con la Naturaleza en su conjunto y con la vida. Se impone una gran alianza para impedir un daño a nuestro país como el que se produciría si se le permite actuar en la dirección indicada por Chaves y sus acólitos. No podemos mantener una actitud pasiva o expectante. El futuro para una economía limpia, de colores verdes y azules, está en las manos de los amplios sectores sociales y políticos que se identifiquen con este vértice que significa el desarrollo ambientalmente sostenible y sustentable.

Compartido con SURCOS por el autor.