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Etiqueta: chavismo

Chavismo y corrupción

Dr. Oscar Aguilar Bulgarelli

Durante la campaña política del 2022, Rodrigo Chaves Robles como candidato presidencial recorrió el país y clamó a los cuatro vientos a través de los medios de comunicación y las redes sociales, que lucharía contra la corrupción y los corruptos que, según él, se habían robado este país; tema que ha mantenido vigente en sus discursos presidenciales.

Por eso es importante que empecemos transcribiendo el primer párrafo que encontramos en la página 6 de su “Plan de Gobierno”, que tiene como flamante título: Freno a la Corrupción. Dice así:

– “La desenfrenada corrupción nacional nos empobrece a todos, nos roba a todos, nos reduce en cantidad y calidad los servicios públicos. Nuestra propuesta empieza por poner jerarcas honestos, los mejores hombres y mujeres para los puestos y no los mejores puestos para los amigos…” (El destacado no son del original, pero quisimos resaltar el párrafo)

Llevaba razón el candidato, la corrupción carcome las instituciones públicas en contra del ciudadano; pero como presidente de la República se olvidó de aquella afirmación y, por el contrario, se ha reído del pueblo de Costa Rica y, en especial, de aquellos que obnubilados siguen creyendo en sus discursos altisonantes, irrespetuosos y palabrotas de albañal y no se dan cuenta, o se niegan a aceptar su grave error, cuando eligieron al gobernante y equipo de gobierno más corrupto e incompetente de la Historia de Costa Rica. Veamos por qué lo digo.

Nunca un presidente de la República, a ocho meses de terminar su mandato, ha acumulado 120 acusaciones penales en la fiscalía general de la República, dos solicitudes de levantamiento de inmunidad ante la Corte Suprema de Justicia y otra a punto de ser votada en la Asamblea Legislativa. No se trata de perseguir a nadie, sino de hacer respetar la ley, esa que tanto le estorba y pone en evidencia su permanente accionar corrupto; porque corrupción no es solo apropiarse indebidamente del dinero, sino mentir y tergiversar la verdad e incumplir la ley y las promesas hechas ante el pueblo.

Al listado acusatorio contra el presidente en la fiscalía, se unen los de sus excolaboradores, supuestos “jerarcas honestos, los mejores hombres y mujeres” que ofreció en campaña, citemos algunos de esos ex…que hoy aspiran a ser diputados para ampararse en cuatro años de inmunidad y oprobiosa impunidad, que han sido dados a conocer por diversos medios de comunicación: Nogui Acosta (Hacienda) 11 causas penales pendientes, Marta Esquivel (CCSS y Planificación) 14 causas pendientes, Ana K. Müller (Educación) 8 causas pendientes, Stephan Brunner (Vicepresidencia) 5 causas pendientes; Royner Mora (Deportes) y Robert Barrantes (Influencer en planilla de la Presidencia) 2 cada uno, Esmeralda Britton (Junta de Protección), Nayuribe Guadamuz (Cultura y Juventud), José Ml. Quesada (Recope y Acueductos y Alcantarillado), Raül Zamora Trejos (Asesor y Financista Campaña) María Isabel Camareno (CCSS), Osvaldo Artavia Vastillo (INDER) todos con una causa penal en la fiscalía y, por último, el abogado del presidente José Miguel Villalobos, con una causa en fiscalía y tres suspensiones profesionales en el Colegio de Abogados. Y no citamos otros nombres de ministros como André Tinoco o el depredador ambiental Franz Tattenbach que también están acusados ante la fiscalía, por no ser aspirantes a diputados.

Nunca, óigase bien, nunca se ha visto en la Historia de Costa Rica el que, aún sin terminar un gobierno o después, haya una lista tan extensa de posibles encarpetados en los juzgados penales, nunca se ha visto semejante colección de posibles hechos corruptos en un gobierno. Donde quedó la oferta de campaña que citamos al inicio de este artículo, donde la lucha contra los actos corruptos que, por el contrario, se convirtieron en una costumbre abierta e insultante en este gobierno. Entre el presidente y sus “honestos” colaboradores suman más de 160 expedientes abiertos en la fiscalía general de la República, un verdadero festín de coyotes… ¡habrase visto vergüenza mayor!

Pues sí, la encontramos en las papeletas a diputados del eso que llaman partido Pueblo Soberano, que no es más que someter a este pueblo al hecho inaudito de votar por estos encartados en la fiscalía y que encabezan las papeletas de todas las provincias del país. Con ello, el chavismo lanza un manto protector a sus corruptos, la impunidad se convierte en coraza y los votantes en cómplices de esa corrupción contra la cual creen, engañados por desinformados o indiferentes, que están votando. Y usted ciudadano, ¿va a seguir engañado para ser cómplice de este desafuero, o por fin va a despertar en defensa de nuestra democracia?

Si, estos desvergonzados en vez de presentarse a los tribunales penales como será su destino corren a inscribirse como candidatos a diputados para refugiarse en una inmunidad impúdica, como parte de la pandilla de los 40 que pide Chaves para robarnos la institucionalidad, al estilo de Ali Babá.

El chavismo, un discurso sin patria y sin historia

José Luis Amador.

Por José Luis Amador MSc.

Una de las características del discurso chavista es la negación y tergiversación de la historia y los valores patrios. Proclamar que el país es una dictadura y convencer a la ciudadanía de que nada existe y hay que empezar de cero, es apenas un ejemplo. Esto le permite atacar las instituciones y debilitar los poderes de la República que le estorban en sus pretensiones autocráticas.

Para ello tiene a su haber la desinformación histórica que campea en gran parte de la población y especialmente en algunos sectores de su base social. Cosechamos el resultado de años de ausencia de educación cívica de la ciudadanía y un vacío enorme en el fortalecimiento de memoria histórica.

Súmese a ello que los partidos políticos tradicionales habían venido haciendo una utilización abusiva y superficial de la historia y la tradición, cuando no era que habían echado por la borda los valores de patria y solidaridad, a cambio de una visión economicista y utilitarista del país. “Mi partido y mi patria son mis amigos y mis negocios”.

No menos impactante fue el trabajo de erosión interna, generado desde ciertos sectores académicos, que, en nombre de la crítica científica, terminaron socavando la figura de héroes nacionales como Juan Santamaría o Juanito Mora. Esa visión fue interpretada por el pueblo como una negación de la existencia misma de estos héroes.

Así, el edificio ideológico que sostiene la identidad nacional quedó descuadrado, y el terreno abonado, abriendo espacio para un discurso chavista, a-histórico, carente de luces ciertamente, pero con un poder mediático descomunal, capaz de atacar viralmente la base de nuestra identidad y cohesión social.

En el espacio político, ya teníamos antes una derecha apátrida, que optó por los negocios y convirtió los partidos en maquinarias electorales, pero que se valía del discurso patrio para ganar adeptos, ahora tenemos una derecha ignorante, ayuna de todo interés real en nuestra historia y nuestra ancestralidad.

Nos toca ahora retomar las tareas de re-construcción de la nación y la identidad. Son las viejas tareas de Omar Dengo, Carmen Lyra, García Monge y tantos otros, “para recordarles a los que vienen que no son hijos de las peñas, que tienen precursores abnegados e ilustres y una tradición estimable que conocer, respetar y proseguir” (García Monge al pie del Monumento Nacional. 15 de setiembre, 1921).

En este momento, son pocos y quizá demasiado dispersos los actores sociales, (políticos, artistas, académicos, religiosos, periódicos, formadores de opinión) que alimentan un discurso de revitalización de los elementos de identidad patria y procuran enfrentar y neutralizar el discurso de negación histórica de la arremetida chavista.

Es urgente que los sectores humanistas del arte, la política y la intelectualidad, unan esfuerzos para enfrentar esta visión negacionista de la historia y la cultura, a efecto de trabajar juntos en la reconstrucción del edificio ideológico y espiritual de la patria, fundamentados en la solidaridad humana y no en otra cosa

Cabe señalar que este es casualmente, el talón de Aquiles del discurso chavista: No tiene concepto de Patria, no tiene sentido de solidaridad, no conoce la costarriqueñidad, es un discurso improvisado desde la ideología de un funcionario de tercera del Banco Mundial, que solo sabe servir a sus financistas y a unos cuantos empresarios.

El supuesto líder chavista no tiene las luces para generar un concepto de patria, mucho menos esa Tercera República, de la que habla. No tiene la consistencia ideológica y espiritual que eso requiere y esperamos, no la obtenga jamás.

El discurso chavista pretende haber abolido la historia, pero cuidemos que no nos robe nunca la misión sagrada y permanente de construir la patria, el futuro y la esperanza.

El filibustero William Walker huye ante la acción de las Repúblicas Centroamericanas lideradas por Costa Rica. Ilustra un momento heroico y luminoso de nuestra historia, pero hay muchos, la mayoría de ellos, anónimos.

¡Ahora sí!

Vladimir de la Cruz

Ahora sí se cuadró el chavismo y su principal partido jaguar, el Partido Pueblo Soberano, PPSO, con su nómina presidencial y con la lista de sus principales candidatos a diputados. Una buena lección para todos los demás partidos políticos.

¿Temprano para anunciar los diputados? A mí me parece que no. De hecho la campaña electoral el presidente de la República la había iniciado hace muchas semanas con su movimiento de jaguares,¡ con su beligerancia política atacando a todos los partidos políticos, especialmente a los que tienen actualmente representación parlamentaria, y llamando a la población para que en las próximas elecciones la Asamblea Legislativa tenga una nueva integración, de por lo menos 38 diputados, totalmente nuevos, que no pertenezcan a ninguno de los partidos actuales ni de los que tengan representación parlamentaria, para poder cambiar el andamiaje institucional del país.

Las renuncias que del gabinete presidencial se dieron en enero y en julio no todas van encabezando las listas de diputados de Pueblo Soberano. Algo falló, porque se suponía que ellos serían las locomotoras que moverían el movimiento de los jaguares en Pueblo Soberano. Y, no se ven todos, ni todos los que resaltaron, cuentan con el apoyo de los miembros de la asamblea nacional de ese partido. Ya empezaron a saltar protestas y acciones legales, recursos de amparo, y de nulidad de lo actuado, porque se violaron las formas y procedimientos de elección interna.

Por otro lado, están los jaguares menores, los otros partidos políticos que el presidente impulsó, que se identifican con él, que lograron inscribirse, que no agarraron ni una cuecha, lo que los deja con muy mal predicado. Estos partidos no alcanzan, por ahora, a tener ninguna presencia pública, política nim electoral. Nadie conoce a sus principales organizadores y miembros de las estructuras que se inscribieron ante el Tribunal Supremo de Elecciones. Por otro lado, no tienen ya la posibilidad de ser usados para una coalición política y dar la sensación de un gran movimiento.

En la naturaleza los jaguares no viven ni actúan en manadas. En la naturaleza política costarricense tampoco. Alcanzarán quizá para depredarse entre ellos.

La principal vocera de los jaguares desde la Asamblea Legislativa ha dicho que ninguno de esos partidos le gusta, que se va a apartar de cualquier militancia con ellos. Incluso no se ha expresado bien de Pueblo Soberano, hasta tanto el presidente no le dé alguna instrucción de que su apoyo a Laura Fernández y a sus candidatos puede ser muy importante.

El tema para la principal jaguaresa parlamentaria es que algunos de los candidatos de Pueblo Soberano no tienen un historial limpio políticamente. Algunos de ellos han participado como en una escala musical en distintos partidos desde finales del siglo pasado, sin buen recaudo político, actuando como buenos escaladores políticos y en ocasiones como turecas de partidos principales. Otros burlando el pago de obligaciones institucionales o sangrando instituciones con su falta de pagos supermillonarios, que le adeudan.

Debería haber en la legislación electoral nacional una prohibición para que personas que le adeudan al Estado, a sus instituciones, a la Tributación directa, no pudieran participar como candidatos a puestos de elección popular, o que se encuentran en trámites de denuncias por estafas a instituciones o a personas, a ciudadanos.

Así como existe el registro de delincuentes, debería haber el registro de este tipo de personajes para evitar que tales sujetos puedan incrustarse en estructuras que les den amparos de inmunidades legales para poder ser perseguidos administrativa o judicialmente. Y otra norma legislativa que debería aprobarse es que las deudas contra el Estado no prescriban.

La enseñanza de Pueblo Soberano hacia los otros partidos es que ya están organizados plenamente, aunque tengan sus apelaciones electorales, que hacen movilizaciones de ciudadanos, por pequeñas que sean, que se mueven por todo el país, que ya están dando a conocer a sus principales candidatos para alrededor de ellos empezar a organizar y movilizar electores.

No tiene ninguna importancia nacional que candidatos a diputados que ha propuesto Pueblo Soberano por una provincia no sean habitantes de esa provincia. Esto es posible porque los diputados se consideran “diputados por la Nación costarricense”, lo que permite que cualquier ciudadano pueda postularse en cualquiera de las provincias. El problema que ello produce es al interior de los partidos, cuando miembros de esos partidos, de las provincias relinchan porque les imponen candidatos de esa manera, y desplazan a quienes en esas provincia venían o estaban organizando el partido, venían movilizando a favor del partido y des candidatos presidenciales. Esta situación si les está causando problemas a los jaguares en las provincias.

La lista que se dio a conocer para candidatos a diputados, que se supone debe ser muy atractiva para poder lograr la enigmática suma de 38 nuevos y diferentes diputados, no alcanza siquiera para elegir 21, tres por cada provincia, lo que se verá hasta el primer domingo de febrero, porque mientras no haya elecciones no hay resultados.

La lista de candidatos jaguares y jaguaresas obliga a que los otros partidos propongan buenos candidatos, y candidatas, y que lo hagan prontamente. En política no hay espacios vacíos. Las personas que se van identificando con los candidatos difícilmente cambian una vez que toman la decisión de su compromiso.

La ventaja que tiene la audiencia nacional es que por puesta la lista de candidatos estos pueden someterse al mayor y exhaustivo escrutinio ciudadano, a la mayor investigación de atestados personales, profesionales y curriculares en general, para tener de ellos una mejor idea de lo que son y de la leche qué pueden dar.

Ahora sí, los partidos políticos, sus dirigentes, tienen al frente el espejo de los jaguares principales. Las candidaturas de los jaguares y jaguaresas parecía ser lo que se esperaba. Ya están, ya existen, son de carne y hueso.

Veamos que nos ofrecerán de candidatos a diputados los restantes partidos políticos. Ya sus candidatos presidenciales son conocidos a anunciados, sin que se hayan aprobado oficialmente.

Esta es la curva principal del tobogán electoral que ya tenemos a la vista.

Hay que estar más y muy atentos a cómo se desarrollan estas ofertas electorales.

Compartido con SURCOS por el autor.

La estafa chavista: poder y manipulación bajo la bandera de los valores

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

Mauricio Ramírez

Uno de los pilares discursivos más sólidos del actual gobierno ante un sector importante del electorado es su supuesto apego a los “valores tradicionales” de la familia, la moral cristiana y la defensa de la vida. Este relato ha sido hábilmente explotado como herramienta de movilización política, en especial en temas como el aborto, la educación sexual y la política exterior presentada como defensa de la democracia. No es un recurso nuevo: partidos como Nueva República, entre otros, han recurrido a la misma estrategia para cazar votos apelando a la sensibilidad religiosa y moral de la población. Sin embargo, la coherencia entre lo que se predica y lo que realmente se cree y practica en las altas esferas del poder resulta frágil, cuando no abiertamente inexistente.

Las declaraciones que días atrás ofreció a un medio de comunicación la diputada oficialista Pilar Cisneros, afirmando abiertamente que es atea y que “no le pueden demostrar que Dios existe”, ponen en evidencia, de forma directa, la contradicción central del discurso gubernamental. No se trata de cuestionar su derecho a la libertad de conciencia o de creencias, un principio y derecho fundamental de toda democracia, sino de señalar la incoherencia política: ¿cómo puede un gobierno que se presenta como paladín de los valores cristianos más conservadores tener como figura clave a alguien que, por convicción, no comparte el núcleo religioso sobre el que supuestamente se asienta toda su narrativa moral?

En cualquier sociedad democrática, la pluralidad de creencias es legítima y bienvenida. Pero cuando un gobierno basa buena parte de su capital político en agitar banderas morales y religiosas para ganar votos, el asunto deja de ser una cuestión de diversidad y se convierte en un caso de manipulación consciente y mal intencionada. Es el viejo truco del poder: decir lo que el pueblo quiere oír para conquistar su voluntad, mientras en la práctica se defienden otros intereses y se opera bajo una lógica de conveniencia ideológica. Esto es más de lo mismo, la vieja política disfrazada de cambio.

Lo mismo ocurre con el tema del aborto: el oficialismo se presenta como una fuerza implacablemente “provida”, pero la integridad de esa postura se desmorona cuando se evidencia que el compromiso no es con principios inmutables, sino con la estrategia política del momento. El discurso se activa o se silencia según convenga para mantener la base electoral, y no porque exista una convicción moral auténtica y uniforme en la cúpula.

La contradicción se vuelve aún más evidente cuando observamos cómo los diputados oficialistas dicen representar un partido en el Congreso para mantener sus privilegios parlamentarios, pero de hecho responden a otro, a Pueblo Soberano. ¿Qué es este nivel de coherencia? Este doble juego parlamentario es el mismo mecanismo que en otros contextos se ha identificado como una de las prácticas del chavismo: crear lealtades por conveniencia, camuflar agendas y manipular el lenguaje para ocultar la verdadera naturaleza de su proyecto político. Mientras tanto, sus seguidores aplauden ciegamente, sin percatarse de la realidad.

Lo que se presenta como la defensa inquebrantable de los valores de la familia y la moral cristiana no es más que una fachada propagandística. Las declaraciones de Pilar Cisneros no son el problema en sí mismas; son, más bien, el síntoma visible, la prueba inequívoca de una maquinaria política que opera con una lógica de engaño calculado y mentiras. Es la gran estafa moral y política de este gobierno: usar la fe y los valores del pueblo, que es lo más sagrado que puede tener la nación, como instrumento de poder, mientras se traiciona su esencia desde adentro.

La credibilidad cuesta años construirla, pero basta un instante para perderla. Doña Pilar pasó de ser el pilar, en nombre y en imagen, de la confianza, a convertirse en el centro de la desconfianza de un movimiento político que le creyó a ciegas, seducido por palabras bonitas que hoy se revelan vacías.

¡Cuidado, con los cantos de sirena! ¡Mucho cuidado!

Mainier Barboza

Mainier Barboza Soto

Recordando la Odisea y la protección que recibe Odiseo de la Hechicera Circe, donde ella le recomienda que tape los oídos de sus hombres con cera y él, Odiseo, se amarra al mástil y así puede soportar los cantos de las sirenas y pasar con su barco y no perece.

Bueno, hoy las sirenas o una buena imitación de éstas, aparece en el escenario político de América Latina y en especial en este segundo decenio del siglo XXI. Ahora, ¿a qué viene la comparación? Las míticas sirenas, criaturas de la mitología griega, atraían a los marinos con su dulce y bello canto, que promete paz, belleza, conocimiento, por demás muy propio de la cultura helénica. Solo que la seducción de las susodichas conduce a la muerte.

Nuestra América tiene, desde el país del Norte imperial con Trump, en Argentina con Milei, Boluarte en Perú, Noboa en Ecuador, Mouliño en Panamá, Bukele en El Salvador, Chaves en Costa Rica, un canto que endulza, atrae, pero sabemos que ese discurso es falso y al igual que las sirenas sino no nos tapamos los oídos con cera y los Odiseos patriotas, no nos amarramos al mástil, del barco patrio, con su bandera blanco, azul y rojo, su escudo, su himno, con sus cuerdas para amarrarnos a la Constitución Política, los tres poderes del Estado, las instituciones icónicas de nuestro país, (La CCSS, el ICE, la Banca Nacionalizada, Las Universidades Públicas, El ICAA, CNP, RECOPE, FANAL, entre otras…), los días de la democracia en Costa Rica están contados.

El pueblo debería preguntarse, en especial los adultos, ¿cómo es posible, que un outsider, o en lenguaje castizo, un advenedizo, una persona que, en menos de 3 años, le haya borrado la memoria a mucha gente, que ha vivido aquí toda la vida, que ha disfrutado del Estado de bienestar, de las instituciones públicas, que ha sido la fuente de sus ingresos por años, que ha formado sus familias, que hoy muchas de ellas disfrutan de pensión; muchos han incluso, han ostentado puestos públicos en los tres poderes y dentro del régimen municipal, algunas personas aún los mantienen.

Tampoco nos engañemos, el señor presidente Rodrigo Chaves es parte de toda esa oligarquía y plutocracia que ha mantenido el poder por decenios de decenios, de modo que ese “distanciamiento” de los grupos de poder, representados en Liberación Nacional-dicho sea de paso-único partido que “ataca” de mentiras”; el ataque ideológico es al Frente Amplio, por su postura patriótica y digna en defensa de la democracia y el Estado Social de Derecho y de los Servicios Públicos., la clase trabajadora y el ambiente. El ataque a Liberación Nacional es manipulado como táctica política, para reacomodar las diversas, tres por lo menos, tendencias que se disputan el poder, entre otros los sectores del Capital Financiero y bancario, el sector productivo nacional, sector productivo y financiero, ligado a las transnacionales, como las Zonas Francas, empresas de alimentos, APM terminals, las de alta tecnología…Aunque aquí se habla de alta burguesía, mediano empresariado, y clases intermedias, (profesionales, técnicos y otros), también tenemos gran parte de población, situada en los niveles de la pobreza y de la pobreza extrema.

Es hora de que toda la población costarricense se manifieste, nos están desmantelando ya no solo las instituciones públicas, autónomas, sino, la Asamblea Legislativa, La Contraloría, la Fiscalía General, el Poder Judicial, el Tribunal Supremo de Elecciones, en síntesis, los tres poderes del Estado Social de Derecho, y con el cuento de la prensa canalla, ya le puso un “bozal” a esa prensa y, a la que lo apoya, que tiene manipulada, sigue agitando la campaña política del chavismo, y utiliza el típico discurso falso del autoritarismo, “ es que no me dejan gobernar, y preguntamos los proyectos presentados, literalmente contra el pueblo y los sectores más deprimidos de la población. Así es muy fácil gobernar, sin hacer nada, solo bla, bla, bla; con el peligro de que “esos cantos de sirena” están dañando la memoria histórica, la patria, nuestros ancestros, la democracia, la estabilidad social, la seguridad alimentaria, física y humana.

La bola electoral está en el aire

Gerardo Hernández Naranjo

La bola está en el aire … ¡y bien alta!

A pocos meses de las elecciones del 2026, 87% de las personas no tiene simpatía partidaria y 71% no saben aún por quién votar (indecisas) según la última encuesta del CIEP de abril del 2025.

En intención de voto, un 13% indicaron que votarían en blanco o nulo y el partido con mayor voto potencial apenas logra un 7% (PLN). Con todo y la propaganda en redes, marchas y visibilidad pública, Laura Fernández, una de las posibles candidatas oficialistas, apenas alcanza un 2%.

El cuento de que el “arroz está cocinado”, que arrasarán en primera ronda y que lograrán 40 escaños en la Asamblea Legislativa, al día de hoy, no es más que un espejismo del chavismo. Ciertamente es un espejismo riesgoso porque esa ha sido su especialidad desde la campaña anterior y en lo que llevamos de este gobierno, generando una valoración positiva de la gestión de presidente por parte de la mitad de las personas encuestadas, según el mismo CIEP.

Pero valoración positiva del presidente y de la gestión son cosas distintas a intención de voto y comportamiento electoral. Es decir, aunque puede ser un factor favorable, la valoración de la gestión no se traduce automáticamente, ni mucho menos simétricamente, a caudal electoral del mismo partido oficialista ni a la candidatura correspondiente (cualesquiera que lleguen a ser).

Las elecciones todavía son una competencia. No una carrera en solitario del oficialismo, como parecieran soñar para un mediano plazo. De modo que el resultado final dependerá de las tácticas y estrategias de competición de todos los jugadores y sabemos ya que serán muchos.

Pero, sobre todo, dependerá del comportamiento de un electorado que, además de estar mayoritariamente indeciso al día de hoy, se ha venido mostrando sumamente volátil en los últimos procesos electorales hasta el propio día de las elecciones. Es decir, un electorado cambiante, difícil de predecir, que puede dar sorpresas y ojalá las de a favor de las verdades, no de los espejismos (como el de la carretera a San Carlos y tantos otros).

La bola está en al aire, no se repartan nada.

La paradójica popularidad de Rodrigo Chaves (Parte 2)

Henry Mora Jiménez

En nuestro anterior artículo en SURCOS Digital (La paradójica popularidad de Rodrigo Chaves. Parte I), arribamos a dos conclusiones. La primera, que la frustración, el hartazgo y el resentimiento con los partidos políticos tradicionales fueron hábilmente usados y manipulados por el chavismo para ganar por abrumadora mayoría la segunda ronda electoral en abril de 2022.

Lo que no es tan sencillo de explicar es cómo el apoyo a Chaves se mantiene en un 50 – 55% dos años y medio después de su elección; en medio de la peor crisis de inseguridad en muchas décadas, de un marcado deterioro de la educación pública (más allá incluso del “apagón educativo”), de una profunda crisis de gestión en la Caja con lamentables consecuencias para los asegurados, de una política explícita de reducción de la inversión social y de escasos logros que mostrar al país en otras áreas (y cuando los hay, son muchas veces herencia de gobiernos anteriores).

Además, Chaves no sólo ha mantenido su popular discurso “anti casta” frente a los partidos políticos tradicionales (a lo Milei), sino que, jugando en el filo de la navaja, también lo ha extendido hacia las instituciones básicas de la democracia liberal costarricense: la Asamblea Legislativa (lo que no es nada difícil), el Poder Judicial (incluida la Fiscalía, la Corte Plena y la Sala IV) y la Contraloría General de la República. Durante este tiempo lo hemos visto convertirse en un pretendido representante antisistema que sin disimulo clama por un poder absoluto para “cambiarlo todo”, incluida la Constitución Política (a lo Bukele); aspirando a unificar los distintos poderes del Estado bajo su égida, es decir, la puerta al autoritarismo.

Una explicación usual para este fenómeno es que Chaves es un populista que ha sabido manipular muy bien a población con cantos de sirena (porque lo hechos no se ven). Pero esta respuesta deberíamos afinarla.

La otra conclusión de nuestro texto anterior es que también Chaves usa y manipula un síndrome social que nos aqueja. Lo llamamos (siguiendo al psicólogo estadounidense L. Festinger) “síndrome de disonancia cognitiva”. ¿En qué consiste?

La disonancia cognitiva (o simplemente desarmonía mental) es un término en psicología que describe la tensión interna, el malestar y el dolor (incluso físico) que una persona siente cuando enfrenta una discrepancia entre sus creencias más arraigadas y sus experiencias reales. En este caso, entre sus simpatías hacia Chaves y la observación de que “las cosas no van tan bien”. Pero lo más importante para tener en cuenta, es cómo usualmente se intenta solucionar esa discrepancia (disonancia) y cómo Chaves sabe alimentar esa salida para mantener popularidad entre la mitad de la población.

Por ejemplo, si alguien cree firmemente en la importancia de cuidar el medio ambiente, pero usa productos que dañan el entorno, esa persona puede experimentar disonancia cognitiva. Esta tensión puede llevar a i) que la persona cambie sus creencias sobre la importancia de proteger el ambiente, ii) que justifique sus acciones con autoengaños, iii) que modifique su comportamiento para hacerlo congruente con sus creencias. El problema es que muy a menudo nos inclinamos por la opción ii), esto es, tendemos a justificar nuestras acciones, al grado de autoengañarnos de manera sistemática.

Y si esa disonancia (desarmonía entre lo que creo y lo que veo) es colectiva, el grupo de seguidores seguramente actuará al unísono reforzando colectivamente la forma elegida de enfrentar la tensión (por la negación o el autoengaño).

Pues bien, para alargar y consolidar su romance con la mitad de los costarricenses (aunque en este grupo hay al menos dos segmentos por diferenciar), el chavismo está intentando que esta mitad de la población auto justifique las disonancias entre, por un lado, el comportamiento estridente del presidente, sus escasos logros, sus pésimos resultados en educación, seguridad y salud, los casos recientes de presunta corrupción y, por otro, sus arraigadas creencias en “la democracia, el trabajo y la paz”.

¿Cómo está logrando Chaves estimular este fenómeno masivo de auto engaño? Muy sencillo: haciendo creer a la población que lo respalda de que él es el mejor presidente en muchos años. En el artículo anterior ya habíamos repasado algunos métodos para lograr este resultado: los males acumulados son de varias décadas, sus intenciones son las mejores, su lucha contra la corrupción y los privilegios es sincera, su valentía es notoria, pero, “no lo están dejando trabajar”. Festinger llama a estos métodos “pensamientos consonantes”. Pero también Chaves recurre constantemente a artilugios como i) trivializar o reducir la importancia de sus incoherencias (en el campo de la corrupción, por ejemplo), ii) ignorar, eliminar o deslegitimar toda información disonante que ponga en entredicho o debilite su gestión y popularidad (“prensa canalla”, “¿cuál es el problema, si se están matando entre ellos?”), iii) hacer de cada visita a las comunidades una “plaza pública”.

Esta forma de actuar del presidente, de su diputada estrella, de sus simpatizantes más “duros” y de su pequeño pero bullicioso ejército de troles se irá acentuando conforme pierdan el protagonismo mediático y, por tanto, el poder de manipular la “agenda “nacional”. El caso de la “póliza para delinquir” parece estar marcando un punto de inflexión.

¿Qué hacer? Poner insistentemente el dedo en la llaga. Por la boca muere el pez

La respuesta a esta pregunta crucial debe partir de diferenciar el núcleo duro de apoyo a Chaves (cerca de un 20% y frente al cual es poco lo que por ahora puede hacerse) y ese 30%-35% de personas que sienten atracción por su estilo grosero y vulgar (seguramente lo ven como “franco”) y confrontativo (seguramente lo ven como “valiente”), y al cual hay que dirigirse prioritariamente, pues ya están empezando a dudar de la bondad de sus políticas y francamente también tienen pocas esperanzas en soluciones prontas. La “tierra prometida” (su nuevo delirio de grandeza al compararse con el Moisés bíblico) se está desvaneciendo con rapidez, como lo demuestra la reacción negativa de la gran mayoría de las intervenciones en redes sobre la “infeliz y nefasta póliza”.

La crítica a Chaves y al chavismo, que no debe cesar y que hay que afinar, debe poseer al menos tres atributos.

  1. i) Debe ser respetuosa con el sector de población que Chaves ha engañado vilmente,
  2. ii) Debe confrontar constantemente sus alardes y sus promesas con la contundente y necia realidad, siempre que esta indique lo contario (no dejar de poner el dedo en la llaga),

iii) No debemos repetir “Chaves dijo …”, sino ponerlo a hablar a él y a su diputada estrella, para acto seguido mostrar la mentira, la incoherencia, la soberbia, la vulgaridad, la desfachatez, etc. (por la boca muere el pez).

Chaves levantó su popularidad con promesas de lucha contra la corrupción, contra la hipocresía, contra la doble moral, contra los privilegios, contra la impunidad, contra el alto costo de la vida, contra la mala administración de los recursos públicos … A favor de la señora de Purral, de los sectores más vulnerables, de una gestión estatal eficiente y transparente ….

No es para nada difícil comparar estas y otras de sus promesas con sus actos y sus acciones de gobierno, y veremos como en la mayoría queda debiendo. Hay que hacerlo una y otra vez, con “malicia indígena” y con inteligencia.

Pero con los sectores más abiertos al diálogo y al veredicto de los hechos, podemos y debemos ir más lejos. Hay que mostrarles que:

– La crisis de la Caja no es sólo impericia, es estrategia. Corresponde a una visión de la salud como “medicina mixta” (a lo Chile), en la cual la empresa privada asume un rol fundamental.

– La crisis en la educación no es sólo impericia, es estrategia. Corresponde a una visión en la cual la educación básica debe ser simple instrucción, la educación superior debe ser autofinanciada en su mayor parte y toda la educación debe estar conforme con el mercado.

– La crisis abierta con los otros poderes del Estado no es impericia, es estrategia. Busca desacreditar al máximo las instituciones democráticas (que ciertamente están debiendo) y aparecer él, nuevamente, como el Moisés de Costa Rica.

– La terrible crisis de inseguridad no es sólo impericia. ¿Es estrategia? Lamentablemente hay algunos indicios en esta dirección.

Sigamos poniendo insistentemente el dedo en la llaga y evitemos las distracciones que tanto favorecen a Chaves (para eso las crea).

La paradójica popularidad de Rodrigo Chaves: ¿Perdió la mitad de Costa Rica su olfato político? (Parte I)

Henry Mora Jiménez

En un artículo anterior (La peligrosa trampa de los liderazgos mesiánicos y autocráticos) concluíamos que los liderazgos autocráticos sirven de incubadora para los regímenes autoritarios. También sugeríamos, entre otras, cinco medidas urgentes para contrarrestar este indeseable escenario: i) revertir la creciente desigualdad económica y social, ii) fortalecer las instituciones democráticas, iii) ampliar y fortalecer la libertad de expresión, iv) conformar una ciudadanía crítica y participativa, v) forjar procesos sociales y políticos de unidad en la diversidad (incluso al nivel electoral). Ahora queremos matizar estos puntos y agregar otros.

¿Existe una vacuna contra la consolidación del chavismo?

Por “consolidación del chavismo” me refiero a un triunfo electoral en 2026 de algún partido o alianza afín a Chaves y, en el peor escenario, con 25 – 30 diputaciones, como él y Pilar Cisneros sueñan. Esta posibilidad no es improbable, pero lo cierto es que (por suerte), Chaves no cuenta con un delfín que lo equipare en popularidad (Cisneros no puede ser candidata presidencial, ya que no es costarricense de nacimiento).

Sin embargo, las últimas encuestas de opinión muestran una fisura en la fidelidad a Chaves: si bien su popularidad personal se mantiene alta; crecen, hasta ser mayoría, las voces de incredulidad sobre la capacidad del actual gobierno de resolver aunque sea uno de los grandes problemas del país (inseguridad, narcotráfico, deterioro de la educación pública, corrupción, listas de espera en la Caja, precarización laboral, etc.).  

En una encuesta anterior, el CIEP de la UCR proponía la hipótesis de que la popularidad de Chaves se basa en un apoyo personalista a su figura, no a un partido ni a un movimiento de masas (¿tiene partido?). Esta idea merece ser analizada.

En efecto, Chaves es el típico outsider que con más retórica que propuestas se hace con la presidencia de un país. Lo poderosamente llamativo en el caso costarricense es que su popularidad se mantenga alta después de dos años y medio de un gobierno que no puede presentar ningún logro significativo propio, pero si, muchos frentes de conflicto que ya deberían haber mermado considerablemente su popularidad entre la población.

Se han propuesto distintas explicaciones para este fenómeno: i) a mucha gente le agrada su estilo confrontativo y su pachuquismo, ii) a otros ha logrado convencer de que la oposición, la Contraloría y la Sala IV no lo dejan gobernar, iii) su figura se agranda porque no hay líderes alternativos a la vista que lo contrarresten, iv) el resentimiento con los políticos tradicionales es mucho, v) la gente no se informa o es ignorante, vi) la prensa que lo critica no convence porque representa los intereses de los poderosos, vii) es un hábil político populista, viii) al contar con una fracción legislativa de sólo ocho diputaciones sus proyectos no logran avanzar, etc., etc.

Hay en efecto casos extremos:

  • El joven estudiante que pierde su beca y sigue apoyando a Chaves.
  • El padre de familia que deja de recibir apoyo para la educación de sus hijos (comedores escolares, transporte estudiantil), pero sigue apoyando a Chaves.
  • La madre que espera meses o años por una cita con un especialista y sigue apoyando a Chaves.
  • El vecino que presencia un asesinato múltiple del narcotráfico y sigue apoyando a Chaves.
  • El profesional que reconoce la ausencia de logros del gobierno pero sigue apoyando a Chaves.
  • El trabajador independiente que espera una reducción en sus impuesto, que el gobierno veta, y sigue apoyando a Chaves.
  • El trabajador empobrecido a quien su salario apenas le permite sobrevivir pero sigue apoyando a Chaves.
  • El pequeño agricultor que como nunca se siente amenazado, pero sigue apoyando a Chaves.
  • El maestro o profesor que reconoce la deriva retrógrada de la educación pública pero sigue apoyando a Chaves.

Todo un caso para analizar, sin duda.

Frustración más resentimiento

Al inicio mencionamos cinco áreas en las que se debe trabajar con urgencia para vacunarnos contra líderes autoritarios. Todo un coctel de medidas, la mayoría de las cuales no pueden tener efectos inmediatos; pero falta un ingrediente de enorme importancia. Me explico…

Desde la irrupción del PAC en las elecciones del 2002 quedó claro que la frustración crecía entre las y los costarricense, y que se anhelaba un cambio profundo. Dibujemos esta frustración tal como la perciben muchos compatriotas: i) desilusión tras desilusión con los últimos cinco gobiernos (por lo menos), ii) pérdida de toda esperanza con los políticos tradicionales, iii) incrédulos de que la democracia funcione para todos, iv) desinfladas expectativas de un cambio verdadero, v) insatisfacción con el partido por el que votaron 15, 20 o 40 años, vi) cansados de tanto cálculo electorero en las decisiones políticas, vii) horrorizados de tantos casos de corrupción.

Entonces aparece Chaves como alguien diferente (eso aparentaba), por el que valía la pena apostar, aunque fuese un perfecto desconocido. Y como no es improbable que muchas de las personas que lo apoyaron en la pasada elección hayan recibido en el pasado alguna negativa, algún maltrato, alguna injusticia, algún desprecio en cualesquiera de las instituciones públicas, a la frustración se agregó el resentimiento.

Y poco importó que su salida del Banco Mundial se diera en medio de fuertes acusaciones de acoso sexual, o su breve paso, con más pena que gloria por el Ministerio de Hacienda, o sus treinta años fuera del país. Caló más su “verbo aguerrido”, su estilo retador y su faceta de tecnócrata con experiencia internacional. Mucha gente apostó por Chaves, una apuesta arriesgada, quizás precipitada, pero, “no había de otra”. Así logró arrasar en la segunda ronda en 2022.

Por eso, quienes vemos en Chaves un grave peligro para la democracia y el Estado social, lo primero que debemos tener es humildad. Humildad para reconocer que quienes hemos tenido algún puesto de responsabilidad en los últimos gobiernos no hemos sabido responder a las esperanzas surgidas. Humildad para reconocer que los innegables logros del Estado Social no cubren a todos o no en la misma medida. Humildad para admitir que nos ha faltado solidaridad frente a los menos favorecidos. Humildad para aceptar que nos faltó decisión para actuar contra la corrupción y los odiosos privilegios. Y Chaves y su legión de troles han sabido aprovechar toda esa frustración, aunque ciertamente, la pandemia por la Covid-19 agravó la situación de desesperanza para muchos, muchísimos costarricenses. Desde luego, también ha sabido manipular a una población en que en mayoría participa en redes sociales no para informarse, sino para entretenerse y, muy propio del ser humano, chismorrear.

Pero después de dos años y medio de un gobierno con escasos logros y muchos frentes de conflicto abiertos, ¿cómo explicar que su popularidad se mantenga superior al 50 por ciento?

Más allá de la frustración y el resentimiento, pareciera que entre un tercio y la mitad de la población enfrenta el síndrome que los neurocientíficos y psicólogos llaman “disonancia cognitiva”, pero en este caso, esta se manifiesta de forma colectiva. ¿En qué consiste? Bueno, todos aborrecemos no tener la razón y a todos nos cuesta muchísimo reconocer que estamos equivocados. Cuando caemos en esta condición, no hay información ni dato que nos haga cambiar de opinión, ya que es nuestra cosmovisión la que se siente amenazada, e inventamos todo tipo de “explicaciones” para autoengañarnos. Repasemos algunas muy usuales: i) no lo dejan gobernar, ii) el estado en el que encontró el país no se corrige en pocos años, iii) lo prioritario ahora es el equilibrio fiscal, iv) la prensa mal informa, v) el Fiscal persigue al gobierno, vi) la burocracia estatal es incompetente, vii) necesitamos un “hombre fuerte”, viii) no obtuvo los diputados que requería, ix) hay que dar tiempo a sus promesas, etc., etc. Mientras tanto, su estrategia de “polarizar” y su estilo de liderazgo hacen lo propio.

Y después de tantas desilusiones no es para nada extraño que este síndrome adquiera proporciones de masas.

Muchas veces tuvimos esperanza, pero la decepción fue mayúscula. A Chaves se le está dando el “derecho a la duda” por demasiado tiempo, y él sabe manipular muy bien esta circunstancia.

Pero entonces, ¿qué podemos hacer? Este artículo ya se ha extendido demasiado, así que abordaremos esta pregunta en un texto posterior.

¿Hacia dónde vamos?

Óscar Madrigal

Oscar Madrigal

Me pregunto a dónde irá a parar todo el desbarajuste que vive el país en el campo político, social o cultural. La situación nacional es más caótica que de crisis, porque el desorden es monumental en todos los campos del país. Es caótica porque no hay un horizonte o una perspectiva más o menos clara en nuestro futuro.

El chavismo ha producido un desorden tal en el tablero del juego nacional, que no parece haber fuerzas para enmendarlo en poco tiempo, ni el sujeto político capaz de enfrentarlo.

Los partidos de la oposición navegan en un mar de incertidumbre, dando palos de ciego, sin poder articular una oposición seria, donde se vea una alternativa real para recuperar las instituciones y enrumbar el país por otros senderos.

El futuro no está en Liberación Nacional que no encaja ningún cambio al estado chavista y que cada vez se aleja más de poder ser opción de triunfo; aunque solo podrían jugar a que Chaves es más malo que cualquiera. Un gobierno de Liberación sería tan nefasto para el pueblo como uno de la Unidad.

Las políticas del gobierno de Chaves son, objetivamente, las de un incapaz, arropadas en un mensaje pachuco, que lo que pretenden es desmantelar el estado del bienestar y acabar con lo que queda del país de las reformas sociales.

El desmadre de la oposición es tal que lo único que puede impedir una repetición del chavismo reaccionario, sea su propia incapacidad para unirse.

Resulta que el caos, el desmadre, es lo que le beneficia a Chaves porque no tiene alternativas serias para enfrentar los problemas nacionales. Chaves vive del caos.

Por otro lado, el Frente Amplio por sí solo, no tiene la fuerza o el músculo, tanto política como ideológicamente, para presentarse como la alternativa de gobierno ante el chavismo reaccionario. Sin embargo, es la única fuerza organizada que puede coadyuvar a crear una opción política para las elecciones del 2026.

¿Qué esperan? Que convoquen los que pueden convocar, que promuevan el diálogo para un programa, que se unan todos aquellos que deseen derrotar al chavismo reaccionario sin volver al pasado nefasto del ayer.

¡Es la propia historia costarricense la que desmiente la narrativa neofascista del chavismo!

Marielos Aguilar Hernández
Historiadora

Circulan en las redes sociales de estos días algunos mensajes del chavismo que nos dejan sensaciones muy encontradas: desánimo, incredulidad, preocupación y repugnancia por la fingida ignorancia de las particularidades del desarrollo social, político e ideológico de nuestra Costa Rica.

Algunos historiadores e historiadoras hemos dedicado buena parte de nuestros esfuerzos, tratando de comprender las razones más profundas de la especificidad del sistema político costarricense.

Con diferentes prismas ideológicos y desde diferentes ámbitos de interés, la gran mayoría hemos coincidido en que los sufrimientos y dilemas nacionales experimentados durante los años cuarenta del siglo anterior, fueron parte del doloroso pero positivo parto del Estado de Bienestar Costarricense. En ese parto contribuyeron sectores anarquistas, reformistas, marxistas leninistas, socialcristianos y socialdemócratas, todos ellos enfrentados a la creciente amenaza fascista que hundía al viejo continente en la Segunda Guerra Mundial, con las indeseables consecuencias que ese conflicto trajo para toda la humanidad.

Pero los cimientos que entonces se construyeron para modernizar al Estado costarricense no llegaron a una solución definitiva, no podía serlo, porque la historia de los pueblos siempre está en permanente construcción.

El anticomunismo de la Guerra Fría fue una sombra nefasta para que aquel joven Estado reformista llegara a ser verdaderamente inclusivo. Más de un cuarto de siglo debieron esperar las izquierdas costarricenses para regresar a las urnas después de su proscripción en la Constitución de 1949. Pero se pudo recuperar ese valioso espacio y fortalecer un país más diverso y respetuoso de las distintas opciones ideológicas y visiones de mundo.

Los graves retos del neoliberalismo desde los años 80 y las pugnas ideológicas que ello significó, han podido enfrentarse con serias discrepancias entre intereses dicotómicos, pero en un ambiente de relativa armonía social.

No obstante, hoy el chavismo pretende borrar completamente estas páginas de nuestra historia con mensajes vacíos, manipuladores e inmorales, en aras de sustraerle a la Asamblea Legislativa su condición legítima como primer poder de la república y de eliminar los contrapesos que le han dado estabilidad a nuestro sistema político.

Cada día es más claro el cerco que los neofascistas quieren imponerle a las democracias latinoamericanas. A la par de Bukele en El Salvador y Miley en Argentina, Rodrigo Chaves quiere arrastrar a nuestro país a una polarización con medias verdades y lecturas falaces de nuestro proceso histórico. Peor aún, muchos costarricenses podrían estar leyendo las redes de casa presidencial sin meditar en la gravedad de tanta falacia, porque la mentira institucionalizada es la peor arma que se construye hoy desde Zapote contra nuestro país.

Me permito hacer un llamado a todos los educadores y educadoras para que asuman la tarea prioritaria de rescatar la verdad de los procesos históricos de este país en las aulas. Que nuestra niñez y nuestra juventud puedan descifrar claramente las odiosas falacias de Zapote.