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Etiqueta: Colombia

Solidaridad con Colombia

Desde el pasado 28 de abril el pueblo colombiano salió a las calles a protestar contra una reforma tributaria que el presidente Iván Duque pretendía imponer, asimismo han alzado la voz en contra de dicho gobierno, ante las multitudinarias movilizaciones el gobierno ha respondido con violencia, costando la vida de muchas personas y dejando a miles de heridos/as.

Ante estos hechos de violencia miles de organizaciones han realizado un llamado de solidaridad con esta lucha, pidiendo un alto a la represión, y enviando mensajes de fuerza a todo/as los/as luchadores/as.  Desde la organización buen vivir Costa Rica se envía un mensaje de solidaridad a toto el pueblo colombiano, el cantautor Oscar Espinoza, Ileana Sagot comparten de su arte en solidaridad con la lucha del pueblo colombiano.

Compartimos el video.

 

Compartido con SURCOS por Movimiento Buen Vivir.

¡La hora de Colombia!

Hermanas y hermanos de todos los países y pueblos del mundo:

Nos emocionan los gritos fatales de nuestros hermanos que a diario caen desde el 28A con la palabra dignidad resonando entre sus bocas;

Nos conmueven las torrenciales voces de coraje de mujeres y hombres que se expresan en medio de las balas asesinas de policías, militares y paramilitares inicuo régimen colombiano. Nos inspiran las miradas limpias de los jóvenes que han tomado la llama de la transformación entre sus brazos.

Pero esta no es una lucha nueva. Es la misma, remozada, de las abuelas y los bisabuelos indígenas, campesinos, mestizos y africanos, visibilizada en tiempo real por las redes sociales.

Según cifras del Departamento Nacional de Estadística en Colombia existen 7,47 millones de personas en pobreza extrema, que sobreviven con 1,29 dólares al día; 21 millones viven por debajo de la línea de pobreza con un ingreso menor a 3.2 dólares diarios per cápita, con lo que no pueden consumir las calorías requeridas para buenas condiciones de salud.

Pero hay más factores que han propiciado y sostenido el estallido social: racismo, el colonialismo y el patriarcado, que a la fecha lleva un saldo de 51 asesinatos de jóvenes por la fuerza púbica al 9 de mayo de 2021 en Colombia, a 13 días de iniciado el Paro Nacional el 28A de 2021; 35 asesinatos de ellos acaecidos en Cali;

Además cerca de 600 desparecidos en el país, 120 ocurridos en Cali. En este breve contexto nace la Unión de Resistencias Cali (URC) -Primera Línea Somos Todos- como proceso de articulación asamblearia de puntos de resistencia pacífica en la primera ciudad del suroccidente de Colombia que cuenta con 2,7 millones de habitantes.

En las conversaciones exploratorias iniciadas el sábado 22 de mayo con el gobierno local, regional y nacional, los jóvenes entregaron un pliego Humanitario mínimo, que les garantice su vida y su libertad como requisito para instalar una Mesa de Diálogo y Concertación.

Si bien existe acompañamiento de la Oficina del Alto Comisionado para los Ddhh de Onu y la Mapp OEA, su rol se reduce a la observación. Por lo que el rol que puede jugar la comunidad internacional a través de sus legaciones diplomáticas acreditadas en Colombia, así como las organizaciones a las que va dirigida esta nota, sería brindar legitimidad política y acompañamiento físico y material a los manifestantes en los puntos de resistencia de la ciudad con el fin de que se les garantice la vida y el dialogo en el marco de movilizaciones pacíficas.

Así mismo, la presencia de las embajadas de sus respectivos países en los puntos de resistencia daría pie para que escuchen no el estruendo de refriegas, sino las razones y las justas reclamaciones condensadas en unas aspiraciones validas y necesarias en el marco de la democracia y el Estado Social de Derecho. Esperamos que esta nota sea el punto de partida de un acercamiento con los jóvenes de la URC y la comunidad internacional para conocer su proceso y sus aspiraciones. Cordialmente,

ALEXANDER MONTAÑA NARVAEZ
Equipo Jurídico y Humanitario 21N
Teléfono 3186235540
Asesor de la URC alexandermontana@hotmail.com
Email URC: unionderesistenciascali.urc@gmail.com

La génesis y debacle por el Paro Político Nacional (PPN)

Por Carlos Meneses Reyes

La génesis de la debacle político-social por la que atraviesa Colombia se debe al desgobierno y mal gobierno. Para el administrado o ciudadano común y corriente, esto se refleja en desconcierto, desidia, dejadez, negligencia. Solo ubicando a este gobierno como culpable primario de los hechos acaecidos por tan prolongado Paro (Cívico) Nacional y por ende de todos los efectos que se suceden; se puede explorar en la explicación del fenómeno transitado y en la concepción de una interpretación tendiente a la búsqueda de una salida, que puede confluir o no, en un Nuevo Pacto Social o Contrato Social. Esto por cuanto se trata de la búsqueda incansable de una sociedad que no renuncia a su libertad, busca el logro de acuerdos y aplica en la vigencia de un Estado de Derecho. De tal manera que nos proponemos sustentar que el único culpable del Paro Político Nacional Indefinido es el gobierno títere de turno y que los efectos dañinos no los está soportando el pueblo, como subliminalmente lo quieren presentar. No. Lo sufren y padecen los grupos económicos de presión, las oligarquías centrales y regionales, los usufructuarios del narco para militarismo en el poder. Lo soportan los mismos aliados del Establecimiento, que viven y amamantan de él. El pueblo lo único que pierde son sus cadenas de opresión y miseria, parodiando el mensaje del Manifiesto Comunista y que tanto espantajo le causa a la derecha troglodita militarista clasista, en el poder.

Apreciaciones en consideración

Lo que comenzó como un Paro Cívico Nacional, transformase, por la incidencia de los hechos, sucesos y erradas asimilaciones gubernamentales, en un Paro Político Nacional (PPN). De espaldas a las previsiones contempladas en la Carta Constitucional, el gobierno de turno no ha demostrado capacidad, sindéresis, para mediante una observación cuidadosa, prevenir los desenlaces y “efectos dominó” que la cadena de sucesos lo han colocado en situaciones o puntos de no retornar. No porque se tratare de volver a una situación ideal, como la de continuidad de una inercia, sumando cantidades de elementos perturbadores, que a la larga confluyeron en el estallido social.

Es de entender que en tratándose del conflicto social por el que atraviesa Colombia, este no termina y se multiplica en sucedáneos; pero la negligencia gubernamental conllevó a la torpeza de anunciar una aplicación de gravámenes tributarios, a espaldas de la población y la clase media, en el momento menos indicado, cuando los efectos del pandemónium del COVID-19, asolan todo el escenario de la economía colombiana.

Mal, asimilando el desconocimiento de las protestas y paros del año 2.019. La bofetada dada al movimiento popular, activo y en las calles en multitudinarias manifestaciones, al imponer el corrupto congreso y cámara la reforma tributaria de 2.019, redundó en la concesión de adiciones y exenciones de nueve mil millones de pesos al sistema financiero; dando elementos para considerar la carencia de una capacidad natural de dirigir a un país, tanto del gobernante de turno, calificado como de títere y sub presidente, por la implacable critica opositora en su contra; como por la ineficacia de una Secta- que no Partido, que se dice de gobierno.

Esa miopía e incapacidad gubernamental, trajo la sumatoria de los demás conflictos que afectan al país, como lo son el conflicto político, económico, ecológico; como también el armado interno; destacando de este, que su actor principal, como vanguardia armada del movimiento popular y expresión de la lucha de clases en Colombia, esta como en una especie de letargo, en espera, condescendencia o respeto, al desarrollo del accionar de las masas y su movilización, como rectora de las luchas populares en Colombia.

Pero la transformación de un Paro Cívico Nacional, en un Paro Político Nacional (PPN), desafortunada mente no se ha dado como resultado dialéctico de la cualificación de la lucha reivindicatoria, gremial y su salto a la lucha de objetivos políticos. Esto se da cuando la dirección de la protesta de masas la asume el movimiento político. Existe un Comité de Paro Nacional al que nutre una Asamblea Nacional de Miles de Delegados de organizaciones sindicales, sociales, populares, comunales, políticas, gremiales, estudiantiles, profesionales, campesinos, servidores públicos, de minorías étnicas(indígenas, afro descendientes, de género, LGTB, etc.), de amplio espectro, en el que caben todos; pero que en la práctica no ha sido así y paralelo al desarrollo del Paro Nacional, han surgido movimientos de transportadores, de la juventud, barriales y de comunas, productores del agro, comerciantes, prestadores de servicios, formales e informales, que han diversificado el abanico y lluvia de reclamaciones, superando, en la práctica, el ámbito de acción del Comité Nacional de Paro. Consecuencia de esta multiplicidad de actores, se ha visto limitado el control de las confederaciones obreras y de representatividad del trabajo sindical y organizado y la capacidad de actuar en nombre del sinnúmero de congregados y colectivos emergentes. Esto lo supliría la dirección política del movimiento; siendo un limitador que pesa en el análisis concreto de la situación concreta abordada, como lo es, el Paro Nacional, su suerte y/o camino a seguir.

Pero un Paro Indefinido y una Huelga de contenido político (revolucionaria) torna a caracteres subversivos. Resulta que la expresión subversivo ha sido satanizada, como algo perverso. Colombia ha sido escenario de luchas, con tenacidad y resistencia, por más de tres semanas. Ese teatro o espacio de tan variados e impactantes pasajes conllevan a analizar- dentro de su contexto- no un estadio masivo insurreccional; como sí, por el contrario, una avanzada de subversión social, contra unas situaciones de hecho, injustas e impuestas. Al así plantearlo, ha de abordarse el tema desde el punto de vista de un pensar individual y desde el del comportamiento social—colectivo.

Lo subversivo como pensar

Se puede catalogar como el resultado del razonar práctico ante la importancia de una necesidad, por una situación crítica, mayoritariamente planteada.

Se trata de la manifestación del pensar individualmente considerado que termina por concluir que, ante un estado de cosas planteado, denigrante, injusto, alienante, surge la necesidad de cambiar, de transformar de raíz, esa anacrónica situación. El individuo se arma (en el sentido menos militarista y no utilizo el término “se blinda”, por ser esencialmente militarista) en su interior. Es decir, se consolida ideológicamente en lo que considera que es auténtico, valioso y cosmogónicamente necesario para cambiar. Digamos que opera en él (o ella) una especie de revolución interna, por el cambio, por lo Nuevo. “La subversión humanizadora aparece breve en el tiempo, como un soplo de vida nueva”, enseña la Teología de la Liberación.

Lo subversivo como práctica

Existe una dualidad conceptual en el pensamiento subversivo. Se bifurca, se divide en dos: Uno, el analizado, imbuido de una fuerte conciencia interna de la necesidad de un cambio. Bulle en una lucha de contrarios interna, por la supresión de un orden de “valores”; por la creación de un nuevo orden moral; por superar la opresión; por cambiar lo que se vive; por la imposición de un nuevo futuro. Por aquello que irrumpe en lo consecuencial, ya convencido que se encuentra encerrado en un status quo asfixiante y alienante, imponiéndose lo categórico de un cambio radical. Otro, ese impulso interno, se transforma así en una consigna y practica consecuencial de un accionar social, real, expresado en una movilización de fuerza social y colectiva.

En eso radica la eficacia del pensar original subversivo: en su proyección de movilización como fuerza social; como fuerza de la colectividad. Es el paso a lo transformador. De allí la importancia de la subversión, planteada en la consecuencia lógica de una nueva institucionalidad; en la consecución de un orden alternativo

De las organizaciones de base populares

Han transcurrido 22 días desde el inicio (28 de abril) de la gesta histórica del Paro Nacional 2.021, en Colombia. Pero un sinnúmero de organizaciones sociales, populares, a nivel de barrios, de artistas, lúdicos, folclóricos, de activistas sociales y políticos; organizados en calles, comunas, veredas, municipios, en grupos de resistencia y de protesta, que buscan objetivos comunes de hacerse valer, oír, escuchar; no están organizados en el Comité Nacional o no hacen parte de el, independientemente se sientan, o no, representados en los del Comité. Esto hace que el control de la protesta y el encauzamiento hacia objetivos, tangibles, concretos, se haga difícil, resaltando, que en modo alguno, representa una debilidad del movimiento popular y de masas, puesto que todo cuanto exprese accionar contra la pasividad, el miedo infundado y atreverse a luchar es de inconmensurable valor político. Se trata de pueblo en ejercicio de su soberanía que busca cambiar de fondo las relaciones de poder en Colombia. No se puede perder de vista que así se forjan las mayorías en Colombia y explica el caudal multitudinario de las manifestaciones realizadas.

La manifestación publica y el uso violento de la fuerza pública

Asistimos a la constante de una protesta popular prolongada. No de cualquier protesta sino de una propia que brota del contorno o derredor de poder popular. Fuerza y poder del pueblo, así expresada. El Establecimiento le teme porque la dejó crecer, avanzar. Al no utilizar los correctivos, por carencia de un timonel estadista, las aspiraciones desconocidas, no alcanzadas, se van plasmando en el Paro. EL PARO es un cese de movimiento, de actividad y refleja en lo económico el cese de una actividad, como en la no prestación de servicios. Es una forma de protesta. El que sea o no pacifica, es un factor de apreciación, de calificación, de interpretación. Depende. Como tal, el Paro va circunscrito a la HUELGA. Esta se traduce en la interrupción colectiva de la actividad laboral, por parte de los trabajadores. Tiene por finalidad la exigencia a satisfacer reivindicaciones concretas; pero cuando la huelga trasciende y responde a propósitos de subversión política, pasando de reivindicaciones de carácter económico o social, toma tintes de prolongación en el tiempo, respondiendo a esa intención o finalidad. Una Huelga, no está circunscrita a la factoría o sede de trabajo. Es precisamente suspensión de actividades y de producción. El Paro, la Huelga se constituyen en formas o manifestaciones de protesta alimentadas en el contexto del conflicto social, alterando el funcionamiento de un orden vigente o impuesto y es propio de su naturaleza la alteración de ese “orden”. Las Marchas o Manifestaciones, constituyen el instrumento de aplicación para alteración de la “normalidad”. El BLOQUEO es la acción de impedir la comunicación, el fluido funcionamiento o el paso de algo. Se bloquea el tránsito, como se bloquea la información. Es resultado de ese accionar. Marchar, Bloquear, Parar, Huelga, etc., se subsumen, se incluyen en un mismo componente de clasificación abarcadora. Lo de “pacifica” corresponde desentrañar lo en la sabiduría del constituyente; puesto que de por sí obstruir, impedir, cerrar, atrancar, se dan como resultado del accionar activo o pasivo de marchar, manifestarse. Si desde la sede de su casa de habitación se decide no operar transacciones financieras, por ejemplo, pues es una forma de bloqueo. Lo primordial es la comprensión que el bloqueo logra afectar, como medida de protesta. En cuanto al SABOTEO, este ya es la acción encaminada a dañar, deteriorar o destruir algo; por lo general maquinarias, instalaciones, bienes. Es también un medio de lucha o de presión, aunque con otras característicos y consecuencias, situado más que todo en un accionar militar, como atentado. El SAQUEO. Ya corresponde a un accionar de robar, de depredar y en ello asiste la violencia, el destrozo, arrasando con cuanto haya en el lugar. El saqueador se apodera violentamente de lo que hay encuentra o asalta, para sí. Desvalija, pilla, daña, con intención dolosa. Es incomprensible, inaceptable y vituperable en el ejercicio de la protesta.

Valga el presente ejercicio para explicar que lo más desacertado es la denominación de Vándalos. La imprimió el imperio romano para referirse a los pueblos de origen germánico oriental, procedentes de Escandinavia, Quien no era romano era bárbaro y salvaje, era vándalo. Tristemente en Colombia la mediática dictatorial denomina vándalos a los manifestantes por el solo hecho de protestar…Es producto y resultado mismo de la judicialización de la protesta y a los manifestantes.

Colombia, organizar es la tarea – video de charla

SURCOS comparte la siguiente información

La charla: «Colombia, organizar es la tarea», organizada por huellas de la historia, busca que personas en Costa Rica puedan acercarse a lo que es la compleja realidad colombiana.

Pronunciamiento de SERPAJ-AL ante situación actual de Colombia

Barranquilla, Colombia – mayo 2021

Pronunciamiento Oficial Del Servicio Paz Y Justicia En América Latina, SERPAJ-AL

Secretariado Colombiano

Ante los acontecimientos acaecidos en el territorio nacional, la Coordinación Latinoamericano (CLA), y la coordinación en Colombia del SERPAJ-AL, en conjunto con los secretariados de México, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Ecuador, Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile nos permitimos manifestar, que:

  1. Las manifestaciones constituyen un derecho humano fundamental, constitucionalmente contemplado en la Constitución Política colombiana.
  2. El gobierno y el Congreso se han empeñado en adelantar reformas de leyes concernientes a la tributación y a la salud, aún en medio de la pandemia que aqueja al universo entero.
  3. De espaldas a la realidad nacional, el gobierno pretende gravar aún más la canasta familiar y hasta los servicios públicos y los servicios funerarios, lo que realmente es un exabrupto.
  4. Con argucias de toda naturaleza, el gobierno pretendió minimizar el río humano que salió a las calles de las ciudades capitales de la gran mayoría de departamentos del país.
  5. De manera ligera, una magistrada del Tribunal Superior de Cundinamarca profirió una decisión a todas luces en contravía de la Constitución y la ley, el día anterior a una marcha, es decir, sin el cumplimiento de los requisitos legales de traslado de la decisión a las partes interesadas, sin los protocolos adecuados y sin darle cumplimiento a las normas procedimentales respectivas, pretendiendo desconocer EL RANGO CONSTITUCIONAL QUE TIENE EL DERECHO A MANIFESTARSE QUE TIENE LA CIUDADANÍA EN COLOMBIA, garantía respaldada por convenios internacionales, ratificados por el gobierno colombiano.

Por lo anteriormente expuesto, solicitamos:

  1. De las organizaciones internacionales de Derechos Humanos su presencia y apoyo con tal de evidenciar, registrar y documentar lo indicado y lograr salvaguardar la vida de los que han sido ilegalmente privados de la libertad y obtener la libertad inmediata de los mismos.
  2. Del gobierno colombiano: El retiro de una vez por todas de los proyectos de reforma tributaria y de la salud, sin intentos de continuar en tamaña pretensión, aún en medio de la pandemia. Así mismo, la instauración de la RENTA BÁSICA que beneficie a la mayoría de la población colombiana, garantizándole el sustento diario de las familias más afectadas por todo cuanto sucede con la pandemia, al estar confinados obligatoriamente, sin salir a buscar el sustento de los suyos.
  3. De los Ministros de Hacienda y Protección Social la renuncia de sus cargos.
  4. De la Defensoría del Pueblo, que se pronuncie ante los hechos de violaciones de Derechos Humanos, evidenciados ante el concierto nacional e internacional, por parte de la fuerza pública.
  5. Del gobierno y el Ministro de Defensa, esperamos el cese de hostilidades y la detención inmediata del derramamiento de sangre, lamentable e injustificado que se ha dado en todo el país, en especial en la ciudad de Cali, capital del departamento de Valle del Cauca.
  6. Que cesen todo tipo de violencias, vinieren de donde vinieren.
  7. Crear una comisión de investigación sobre los hechos de violencia contra el pueblo colombiano.

Con la esperanza puesta en los organismos internacionales, repudiamos y condenamos la represión del gobierno contra el pueblo que reclama sus derechos, exigimos Juicio y castigo a los responsables de la violencia esperando que el gobierno nacional de un giro de 180º y retire de verdad los proyectos de ley de reforma tributaria y de la salud, con lo que evite mayores desmanes de lado y lado, nos suscribimos:

BLAS GARCÍA NORIEGA                        FABIO MONROY MARTÍNEZ

Coordinación Latinoamericana     Coordinación Colombia.

Apoyan:

ADOLFO PEREZ ESQUIVEL – Premio Nobel de la Paz
SERPAJ MEXICO
SERPAJ COSTA RICA
SERPAJ EL SALVADOR
SERPAJ NICARAGUA
SERPAJ PÁNAMA
SERPAJ ECUADOR
SERPAJ BRASIL
SERPAJ ARGENTINA
SERPAJ URUGUAY
SERPAJ PARAGUAY
SERPAJ CHILE

 

Imagen principal: Semanario Universidad.

Colombia en llamas: el fin del neoliberalismo será violento

Boaventura de Sousa Santos

Colombia está en llamas. Actualmente es uno de los países con más número de muertos por covid-19, ocupando el cuarto lugar en la región después de Estados Unidos, Brasil y México, teniendo hasta la fecha tan solo el 3.5% de la población totalmente vacunada y siendo parte de los países que se niegan a apoyar la solicitud de liberación de las patentes de las vacunas. Es también el país que en 2020 contó con el 42,5% de su población en condición de pobreza monetaria y con el 15,1% de la misma en condición de pobreza monetaria extrema. A estos datos mínimos pero dicientes le podemos sumar que, tras la firma del acuerdo de paz de 2016, se han asesinado entre 700 y 1.100 personas defensores y defensoras de derechos humanos (las cifras varían entre las ONG y las instituciones gubernamentales). Las zonas que antiguamente fueron de dominio de las FARCEP hoy están en disputa por parte de distintos grupos armados ilegales, los cuales no solo buscan intereses económicos (narcotráfico, minería ilegal) sino que también traen consigo un horrible y sangriento interés por el control sobre la población civil, afectando gravemente el tejido social, dando como resultado que esto es sólo la punta del iceberg del nuevo panorama que atraviesa el país.

Es en este contexto, y tras casi 3 años bajo el gobierno de una derecha opositora al acuerdo de paz que, en medio de una pandemia que ha matado a miles de personas, el pueblo trabajador ha salido a las calles a levantar su voz en contra de una anunciada reforma tributaria que buscó, bajo la lógica del gobierno, recaudar 23 billones de pesos (algo cercano a 6.300 millones de dólares) para mejorar las finanzas públicas y financiar los programas de asistencia social. Si bien es cierto que el país necesita mejorar su sistema tributario, esta reforma planteaba aumentar el número de personas declarando y pagando impuestos sobre la renta con el aval, la visión y el marco conceptual del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Plantear la idea de que más personas sean las encargadas de tributar y financiar los gastos del Estado, en teoría, no suena descabellado, es más, llevaría a pensar que serían las personas de altos ingresos quienes más pagarían impuestos teniendo en cuenta los principios de progresividad, equidad y eficiencia tributaria consagrados en la Constitución Política de Colombia. Pero, según los datos del Banco Mundial, Colombia es uno de los países más desiguales de América Latina (el índice GINI es de 51,3), reflejando una política fiscal inadecuada y regresiva que posibilita una alta concentración del ingreso y la riqueza, ocasionado por ello un menor desarrollo, teniendo en cuenta que los ingresos y la riqueza se quedan en manos de un porcentaje muy pequeño de la población. La reforma planteada, se uniría al largo y complejo sistema tributario del país que no refleja una verdadera política progresiva y que está lleno de beneficios tributarios dirigidos a las personas con mayores ingresos.

Podríamos afirmar que a partir de 2016 el pueblo trabajador ha inundado las calles y plazas de Colombia exigiendo la defensa de la paz y el cumplimiento de los acuerdos, la protección de los líderes sociales y la solidaridad con quienes han sido asesinados, así como el rechazo a propuestas de modificación de los regímenes pensionales, laborales y tributarios. Así, en los últimos 5 años Colombia ha visto sus calles recorridas por jóvenes, mujeres, indígenas, afros, docentes, pensionados y estudiantes que han generado hechos insólitos como presenciar una de las mayores manifestaciones en el país desde la década de 1970 como lo fue la llevada a cabo el 21 de noviembre de 2019 (21N). Gracias a este empoderamiento popular, y a pesar de la pandemia del covid-19, Colombia volvió a marchar del 09 al 21 de septiembre de 2020 para protestar en contra del abuso policial, del mal manejo del Gobierno ante la crisis económica y social provocada por la pandemia y para sentar una voz que dijera basta ya a las masacres en el país, las cuales no tuvieron tregua a pesar de las medidas de confinamiento. En especial hay que subrayar la Minga del Suroccidente Colombiano ocurrida en octubre de 2020 liderada por las organizaciones indígenas que emocionó por sus consignas y valentía y que logró movilizar a una gran parte de la sociedad en torno a sus exigencias tras su recorrido por el país, logrando la opinión favorable de millones de personas que los recibieron calurosamente en cada ciudad durante su viaje hasta la capital.

Bajo este panorama el pueblo decidió a partir del 28 de abril (28A) de 2021 marchar en contra de la reforma tributaria y del gobierno indolente. La represión de las fuerzas policiales es brutal. El malestar ciudadano ha sido objeto de estigmatización y represión por parte de la fuerza pública, lo que ha llevado a que distintas organizaciones de derechos humanos registren entre el 28 de abril y el 05 de mayo un total de 1708 casos de violencia policial, 381 víctimas de violencia física por parte de la policía, 31 muertes (en proceso de verificación), 1180 detenciones arbitrarias en contra de los manifestantes, 239 intervenciones violentas por parte de la fuerza pública, 31 víctimas de agresión en sus ojos, 110 casos de disparos de armas de fuego por parte de la policía y 10 víctimas de violencia sexual por parte de fuerza pública. . De igual manera, la Defensoría del Pueblo (la figura del ombudsman en Colombia) señaló que se registraron 87 quejas por presuntas desapariciones durante las protestas del Paro Nacional del 28A.

Lo que empezó como una fuerte oposición a una reforma impopular y a un ministro de hacienda que desconocía el valor de una docena de huevos (y en general de toda la canasta familiar), ha escalado al punto de no solo lograr que se retire dicha reforma en el congreso y que dicho ministro renuncie, sino que el presidente de la república Iván Duque Márquez ha propuesto un espacio de dialogo con distintos sectores de la sociedad civil, dialogo que hasta el momento parece ser solo entre las élites del país, desde arriba, y nunca desde abajo. Las organizaciones sociales saben por experiencia que de este gobierno nada bueno hay que esperar, pero como siempre lo han hecho no se rehúsan al dialogo. La primera victoria del movimiento ciudadano en las calles sobre el retiro de la reforma no llegó pacífica o gratuitamente. Además de las cifras antes mencionadas y recolectadas por las ONG del país, el Presidente Duque anunció la militarización del país antes de ceder al clamor social. A partir del 01 de mayo, las redes sociales y las calles colombianas han visto el horror de un despliegue militar típico de un estado de excepción dictatorial con la policía disparando en contra de manifestantes pacíficos y desarmados. Esta ha sido quizás la respuesta más violentamente represiva en tiempos de pandemia a nivel mundial.

Particularmente en Cali las protestas tuvieron una intensidad muy especial debido a la movilización de las organizaciones indígenas después del cruel asesinato de Sandra Liliana Peña, gobernadora indígena de apenas 35 años quien proponía la recuperación de los conocimientos tradicionales y rechazaba la presencia de todos los actores armados en su territorio. Esta ciudad es el segundo centro urbano más negro de América del Sur, llena de contradicciones y luchas, y que ha visto como reprimen a su pueblo de la forma más aberrante posible. La situación es tal que, en medio de una reunión pacífica y transmitida en directo por las redes sociales, se puede observar al escuadrón antidisturbios haciendo presencia para dispersar la manifestación, causando la muerte de un joven frente a más de 1.000 espectadores que observaban a través de internet. Desde Siloé, una comuna (favela) en Cali, se denunció también que durante la noche del 04 de mayo no se pudo acceder al servicio de internet en la zona.

La débil respuesta a la violencia policial por parte de las instituciones colombianas (tanto administrativas como judiciales) ha dado lugar para que civiles armados amenacen (y en ocasiones disparen) a los manifestantes bajo la idea de que son “vándalos” y “terroristas”. En Cali, los estudiantes hicieron circular el siguiente “diálogo”: “Tenemos 25.000 armas”, gritaba un hombre vestido de blanco desde su costosa camioneta parqueada frente a la Universidad del Valle (Univalle). “Nosotros tenemos una de las mejores bibliotecas del país”, le contestó un estudiante. En Pereira, el alcalde promovía un “frente común” que incluyera a miembros de la seguridad privada, al ejército y a la policía para “recuperar el orden y la seguridad ciudadana”, dando lugar a que un joven resultara herido con ocho balas y esté agonizando en un hospital de dicha ciudad.

¿Para dónde va Colombia?

Esta pregunta es importante para Colombia, pero más allá de Colombia me parece ver en los recientes acontecimientos en Colombia el embrión de mucho de lo que pasará en el continente y en el mundo en las próximas décadas. Claro que cada país tiene una especificidad propia, pero lo que pasa en Colombia parece anunciar el peor de los escenarios que identifiqué en mi reciente libro sobre el periodo postpandemia (El Futuro Comienza ahora: de la pandemia a la utopía. Madrid: Akal. 2021). Este escenario consiste en la negación de la gravedad de la pandemia, la política de sobreponer la economía a la protección de la vida, y la obsesión ideológico-política de volver a la normalidad aun cuando la normalidad es el infierno para la gran mayoría de la población. Las consecuencias de la pandemia no pueden ser mágicamente frenadas por la ideología de los gobiernos conservadores, la crisis social y económica pospandemica será gravísima sobre todo porque se acumula con las crisis que preexistían a la pandemia. Será por eso mucho más grave. Las políticas de ayuda de emergencia por deficientes que sean combinadas con el ablandamiento económico causado por la pandemia van a causar un enorme endeudamiento del Estado y el agravamiento de la deuda será una causa adicional para más y más austeridad. Los gobiernos conservadores no conocen otro medio de lidiar con las protestas pacíficas del pueblo trabajador en contra de la injusticia social que no sea la violencia represiva. Así van a responder y el mensaje va a incluir la militarización creciente de la vida cotidiana. Lo que implica el uso de fuerza letal que fue diseñada para enemigos externos. La degradación de la democracia ya bastante evidente se profundizará todavía más. ¿Hasta qué punto el mínimo democrático que todavía existe colapsará dando lugar a nuevos regímenes dictatoriales?

Este escenario no es especulación irrealista. Un reciente informe del FMI hace la misma previsión. Dicen los autores Philip Barrett y Sophia Chen1 que las pandemias pueden tener dos tipos de efectos sobre la agitación social: un efecto atenuante, suprimiendo la posibilidad de causar disturbios al interferir en las actividades sociales, así como un efecto contrario que aumente la probabilidad de malestar social y por consiguiente se generen disturbios o protestas en la medida en que la pandemia se desvanezca. Lo que no dicen es que las protestas serán motivadas por las mismas políticas que el FMI y las agencias financieras promueven en todo el mundo. Es tanta la hipocresía del mundo en el que vivimos que el FMI ignora u oculta las consecuencias de sus lineamientos. El pueblo colombiano merece y necesita de toda la solidaridad internacional. No estoy seguro si la tendrán abiertamente de las agencias internacionales que dicen promover los derechos humanos a pesar de que estos estén siendo violado tan gravemente en Colombia. Imaginemos por un momento que lo que está pasando en Colombia estuviese ocurriendo en Caracas, Rusia o cualquier otra parte del mundo declarado como no amigo de los EUA. Seguramente la OEA, el alto comisariado de la ONU, y el gobierno norte americano ya estarían en campo para denunciar los abusos y proponiendo sanciones a los gobiernos infractores. ¿Por qué la suavidad en los comunicados emitidos hasta la fecha? No se le puede escapar a nadie que Colombia es el mejor aliado de los EUA en América Latina, siendo el país que se ofreció para instalar siete bases militares de los EUA en su territorio (situación que afortunadamente no ocurrió por intervención de la Corte Constitucional). Las relaciones internacionales en el presente viven el momento más escandaloso de hipocresía y parcialidad: solamente los enemigos de los intereses norteamericanos cometen violaciones de los derechos humanos. No es nuevo, pero ahora es más chocante. Las agencias multilaterales se rinden a esta hipocresía y parcialidad sin ningún tipo de vergüenza. Los colombianos, eso sí, pueden esperar la solidaridad de todos los demócratas del mundo. En su valentía y en nuestra solidaridad reside la esperanza. El neoliberalismo no muere sin matar, pero cuanto más mata más muere. Lo que está pasando en Colombia no es un problema colombiano, es un problema nuestro, de las y los demócratas del mundo.

Por el momento, las manifestaciones en Colombia no se ven próximas a finalizar y pese a que solo ha pasado una semana desde el inicio de las mismas debemos insistir en superar el miedo que ronda las calles del país e insistir en la esperanza de un futuro prometedor, más justo y en paz, para un país que ha querido terminar un conflicto de más de 50 años a través de un Acuerdo que agoniza bajo las garras del capitalismo abisal.

 

Imagen tomada de Semanario Universidad.

Carta abierta en solidaridad con el pueblo colombiano

SURCOS recibe la siguiente información:

Lunes 10 de mayo de 2021. Ante los últimos acontecimientos de violencia, represión y abuso de poder, de los que han sido víctimas los manifestantes del Paro Nacional Colombiano, declaramos enérgicamente:

Nuestro apoyo al pueblo colombiano que se opone a la reforma tributaria, así como a otras políticas neoliberales a favor de las grandes empresas, lo que continúa aumentando las desigualdades entre clases y a su vez, disminuyendo a los que menos tienen, la posibilidad de acceso a la atención en salud y a una educación de calidad.

Sumamos a nuestra indignación el pedido de que sean investigados y enjuiciados los responsables de cualquier forma de violencia policial que se use contra los manifestantes, que, en su merecido derecho de expresión, protestan pacíficamente.

No existe motivo alguno, para que se justifique la represión de la protesta popular, y menos utilizando fuerzas armadas entrenadas militarmente, como lo es el investigado ¨Escuadrón móvil antidisturbios¨, que tiene causas abiertas por aparentes homicidios, desapariciones y violaciones a la población civil.

Exhortamos a los organismos internacionales de Derechos Humanos, a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a la Organización de Estados Americanos (OEA) y muy especialmente a la reactivación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), quien había declarado desde el 2014 a la región, como zona de paz, para que interpongan sus buenos oficios e intercedan ante el gobierno colombiano, entendiendo que la paz que promueven, no es solamente la paz entre sus estados miembros, sino que también debe existir de su parte el compromiso de fomentar dentro de cada país el derecho humano a la paz, el derecho a la protesta, la libertad de expresión y la reducción de la militarización de la policía, con el fin de aumentar el bienestar social, la calidad de vida y la justicia social.

Así mismo instamos a los países garantes y acompañantes del acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia; Cuba, Noruega, Venezuela y Chile, como también a las Cortes Internacionales de Justicia, para que le soliciten al Presidente Iván Duque, que implemente el acuerdo de paz que firmó el gobierno de Juan Manuel Santos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en el 2016.

Que detenga la impunidad que se mantiene ante los múltiples asesinatos de líderes sociales dándose a la tarea de gestionar la investigación y el debido proceso judicial a los responsables y para que se abstenga de decretar el estado de conmoción interior, el cual no se justifica ya que no se han agotado las vías del diálogo, y con lo cual se generaría mayores violaciones a los derechos humanos, ya que dicho recurso se podría utilizar para legalizar acciones autoritaritas pro guerreristas por parte del gobierno, como lo sería, el restringir el acceso a las telecomunicaciones, limitar la libre circulación tanto de información como de personas y el imponer arbitrariamente autoridades y contribuciones fiscales.

Nos unimos con el pueblo colombiano que reclama justicia social e iguales oportunidades y derechos para todes con libertad de expresión sin represión y pedimos para que no caigan en la provocación ni se dejen incitar, manteniendo una táctica de protesta no violenta, recordando las

palabras de Gandhi “La no violencia es la mayor fuerza a disposición de la humanidad”. Así mismo apelamos al corazón de los militares para que antes de acatar una orden, recuerden que es su hermano a quien agreden.

Los que están en el poder, pueden tener a su disposición los medios de comunicación, los aparatos militares y el poder económico, pero nunca tendrán nuestras conciencias, nuestra fe en un futuro mejor, nuestro espíritu de lucha y nuestra unión como pueblo latinoamericano.

Firmamos las siguientes organizaciones y personas:

Nombre de la Organización /Persona física

País

 

Equipo de Coordinación de Mundial de Mundo sin guerras y sin violencia

Global Mundial

Equipo de Coordinación General de las Marchas Mundiales por la Paz y la Noviolencia

Global Mundial

Equipo de Coordinación General de la Marcha Latinoamericana Multiétnica y Pluricultural por la Noviolencia 2021

Regional Latinoamericana

Mundo sin guerras y sin violencia Argentina

Argentina

Feministas Humanistas de Argentina

Argentina

Asociación Mutual Única Estudiantil de Argentina

 Argentina

Nahuel Tejada

Chaco, Argentina

Organización Colectivo Nacional

Chaco, Argentina

Antonia Palmira Sotelo

Chaco, Argentina

Norma López

Chaco, Argentina

Omar L. Rolón

Chaco, Argentina

Gabriel Luis Vignoli

Chaco, Argentina

Irma Isabel Romera

Córdoba, Argentina

María Cristina Vergara

Córdoba, Argentina

Verónica Álvarez

Córdoba, Argentina

Violeta Quintana

Córdoba, Argentina

Carlos Homer

Córdoba, Argentina

Emma Leticia Ignazi

Córdoba, Argentina

Edgard Nicolás Pérez

Córdoba, Argentina

Liliana D’ Roll

Córdoba, Argentina

Ana María Ferreira Paya

Córdoba, Argentina

Gisela Etcheverry

Córdoba, Argentina

Liliana Moyano Caballero

Córdoba, Argentina

Kornelia Henrichmann

Córdoba, Argentina

Celia del Carmen Santamaría

Córdoba, Argentina

María Rosa Luque

Córdoba, Argentina

Liliana Sosa

Córdoba, Argentina

José Guillermo Guzmán

Córdoba, Argentina

Marcelo Fabro

Córdoba, Argentina

Pablo Carracedo

Córdoba, Argentina

César Osvaldo Almada

Córdoba, Argentina

Magdalena Giménez

Córdoba, Argentina

Hugo Alberto Cammarata

Córdoba, Argentina

Agustín Altamira

Córdoba, Argentina

UNI.D.HOS (Unión por los Derechos Humanos) Córdoba

Córdoba, Argentina

Alba Yolanda Romera

Córdoba, Argentina

Claudia Inés Casas

Córdoba, Argentina

Viviana Salgado

Córdoba, Argentina

Victoria Reusa

Córdoba, Argentina

Ruth Noemí Pomponio

Córdoba, Argentina

Agrupación “Cosas de Mujeres”

Córdoba, Argentina

Alba Ponce

Córdoba, Argentina

Liliana Arnao

Córdoba, Argentina

Comunidad Indígena Territorial Comechingón Sanavirón “Tulián” de Córdoba

Córdoba, Argentina

Mariela Tulián

Córdoba, Argentina

Fernando Adrián Schule- Secretario General del Partido Humanista de Córdoba

Córdoba, Argentina

Asociación AMAPADEA (Madres y padres por el derecho a la familia)

Salta, Argentina

Ernesto Halusch

Salta, Argentina

Yolanda Agüero

Salta, Argentina

Carlos Herrando – Partido Humanista de Salta

Salta, Argentina

Mariángela Massa

Tucumán, Argentina

Alcira Melgarejo

Tucumán, Argentina

Germán Gabriel Rivarola

Tucumán, Argentina

María Belén López Iglesias

Tucumán, Argentina

Javier Walter Cacieccio

Tucumán Argentina

Comunidad para el Desarrollo Humano Bolivia

Bolivia

Centros de Estudios Humanistas Chakana

Bolivia

Feministas Humanistas de Bolivia

Bolivia

Mundo sin guerras y sin violencia de Colombia

Colombia

Andrés Salazar

Colombia

Henry Guevara

Bogotá, Colombia

Nuevo Humanismo de Bogotá

Bogotá, Colombia

Cecilia Umaña Cruz

Colombia

José Eduardo Virgüez Mora

Colombia

Mundo sin guerras y sin violencia Costa Rica

Costa Rica

José Rafael Quesada Jiménez, Vice Alcalde Municipalidad de Montes de Oca, San José Costa Rica

Costa Rica

Giovanny Blanco Mata

Costa Rica

Victoria Borbón Pineda

Costa Rica

Carolina Abarca Calderón

Costa Rica

Laura Arias Cabrera

Costa Rica

Roxana Lourdes Cedeño Sequeira

Costa Rica

Mauricio Zeledón Leal

Costa Rica

Rafael López Alfaro

Costa Rica

Ignacio Navarrete Gutiérrez

Costa Rica

La Comunidad para el Desarrollo Humano de Costa Rica

Costa Rica

Centro de las Culturas de Costa Rica

Costa Rica

Emilia Sibaja Álvarez

Costa Rica

Centro de Estudios Humanistas de Costa Rica

Costa Rica

Mundo sin guerras y sin violencia de Chile

Chile

Centro de Estudios Humanistas Athelehia

Chile

Cecilia Flores Avaria

Chile

Juan Gómez Valdebenito

Chile

Juan Guillermo Ossa Lagarrigue

Chile

Paulina Hunt Precht

Chile

Centro cultural y Deportivo Sin Fronteras

Villarrica, Chile

Casa naranja Villarrica Centro Cultural

Villarrica, Chile

Mundo sin guerras y sin violencia Ecuador

Ecuador

Sonia Venegas Paz

Ecuador

Nadiezhda Díaz Maldonado

Ecuador

Pedro Ríos Guayasamín

Ecuador

Stalin Patricio Jaramillo Peña, Coordinador de la Ruta de la Paz de Ecuador (Peace Road)

Ecuador

Esperanza Fernández Martínez

Barcelona, España

Abolicionistas Barcelona

Barcelona, España

Marea Blanca Cataluña

Cataluña, España

Francisco Javier Becerra Dorca

España

Medita Barcelona

España

Mundo sin guerras y sin violencia Guatemala

Guatemala

Jurgen Wilson

Guyana

Iris Dumont Frans

Guyana

Jean felix Lucien

Haití

Abraham_cherenfant Augustin

Haití

Dupuy Pierre

Haití

Alex Petit

Haití

Joseph bruno Metelus

Haití

MORESECILB

Haití

Paul Arrold

Haití-Chile

Mundo sin guerras y sin violencia Honduras

Honduras

Ingeniero Leonel Ayala

Honduras

Ángel Andrés Chiessa

San Pedro Sula, Honduras

Mundo sin guerras y sin violencia Biodiversity Nonviolence Milán Brescia

Italia

Mundo sin guerras y sin violencia Trieste

Italia

Mundo sin guerras y sin violencia Genova

Italia

Mundo sin guerras y sin violencia Gli argonauti della pace

Milán, Italia

Tiziana Volta Cormio

Italia

Mundo sin guerras y sin violencia Mediterráneo Mar de la Paz

Italia

Víctor Manuel Sánchez Sánchez

México

lldefonso Palemón Hernández Silva

México

Red de Educación Superior e Interculturalidad en la Frontera Sur Sureste de México

México

Mundo sin guerras y sin violencia de Panamá

Panamá

Mundo sin guerras y sin violencia de Perú

Perú

César Bejarano Pérez

Perú

Colectivo Ciudadano Magdalena Creativa

Perú

Fernando Silva Rivero de Los Verdes Perú

Perú

Stefano Colonna de Leonardis

Perú

Jaqueline Mera Alegría

Perú

Mary Ellen Reategui Reyes

Perú

Luis Mora

Perú

Madeleine Jhon Pozzi-Scott

Perú

Miguel Lozada

Perú

La Comunidad para el Desarrollo de Perú

Perú

Corriente Pedagógica Humanista de Perú (COPEHU)

Perú

Centro de Estudios Humanistas Nueva Civilización

Perú

Erika Fabiola Vicente Meléndez

Perú

Marco Antonio Montenegro Pino

Perú

Doris Pilar Balvin Díaz

Perú

Cesar Bejarano Pérez

Perú

Colectivo Ciudadano Magdalenas Creativa

Perú

Rocío Vila Pihue

Perú

Luis Guillermo Mora Rojas

Perú

Mariela Lerzundi Escudero de Correa

Perú

Luis Miguel Lozada Martínez

Perú

Red Humanista de Ecología Social Economía y cambio Climático

Perú

José Manuel Correa Lorain

Perú

Jorge Andreu Moreno

Perú

Diana Andreu Reategui

Perú

Fundación Pangea de Perú

Perú

Carlos Dregegori

Perú

Orlando Van Der Kooye

Suriname

Rosa Ivonne Papantonakis

Montevideo, Uruguay

Red Latinoamericanxs Caminando por la Paz y la Noviolencia

Internacional

Red de Pueblos Originarios del 5to. Foro Humanista Latinoamericano Abya Yala

Región Latinoamericana

Shiraigo Silvia Lanche de la Red Pueblos Originarios

Región Latinoamericana

Red Espiritual: Sentido de La Vida

Región Latinoamericana

 

Compartido con SURCOS por Giovanny Blanco Mata y Rafael López Alfaro.

Iglesia Colombiana Metodista emite Carta Pastoral y Profética

SURCOS recibió el siguiente documento:

Iglesia Colombiana Metodista
Personería Jurídica Especial 0854 del 9 de abril de 2007
NIT 900.147 516 -5

“sí están unidos a Jesucristo, todos son iguales” (Gálatas 3: 28)
Carta pastoral y profética

“La justicia producirá paz, tranquilidad y confianza para siempre” (Is. 32:17)

A la opinión pública, a nuestros hermanos y hermanas en la fe, al gobierno de la república de Colombia, a todas las instancias gubernamentales e instancias del Estado, hermanas y hermanos de nuestras iglesias y a todos los hombres y mujeres de nuestra sociedad: Gracias, Justicia, Paz y Amor en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Nosotros, como Iglesia Colombiana Metodista, quienes a través de los distintos ministerios, siendo parte del pueblo que habita en las diversas comunas de nuestras ciudades, veredas, barrios, territorios indígenas, debido a que por Gracia de Dios, somos campesinas y campesinos, obreras y obreros, estudiantes, hombres y mujeres trabajadores y guardianes de nuestros hogares, mujeres lideresas, líderes y lideresas afrocolombianos, población LGBTIQ, docentes, profesionales de las distintas áreas del saber, pequeños empresarios, defensores de los Derechos Humanos, participantes en diversos grupos sociales, médicos, enfermeras y de más trabajadores de la salud, informales, desempleados, desplazados, transportistas etc.; quienes en nuestras comunidades ministramos el Evangelio entre nuestras familias, constatamos con profunda preocupación la peligrosa y degradante situación de crisis socio-económica, agravada por el virus del Covid-19, la cual sufre, sobre todo, la población más vulnerable y pobre de nuestro querido país, deseamos manifestar pastoral y proféticamente lo siguiente:

Queremos testimoniar, porque si callamos las piedras hablarán (Lc.19:39-40), que constatamos con escandaloso asombro y dolor propio y el de nuestros prójimos, que las medidas económicas anunciadas por el gobierno, las cuales, según los expertos, profundizan la desigualdad e injusticia (Reforma tributaria, reforma laboral y reforma de la salud), persisten en mantener las brechas de inequidad, empobrecimiento y desconocimiento de la realidad que vivimos en nuestros territorios día a día. Porque esas medidas favorecen a los acaudalados en deterioro de los estratos medios y bajos; nos alarma igualmente, el incumplimiento y la desatención para con el consagrado personal de salud.

Se añade, el silencio cómplice por las masacres y el asesinato reiterativo de hombres y mujeres que lideran diversos procesos de producción y organizaciones sociales, defensores de los Derechos Humanos, organizaciones juveniles; el incumplimiento de acuerdos anteriores con los diversos resguardos indígenas; se suma la oposición oficial y desidia que llevan a un desmonte y deslegitimación sistemático de los esperanzadores Acuerdos de Paz entre el gobierno anterior y las FARC-EP y por tanto, el interés por eliminar la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

Constatamos también, que la degradación del país se confirma en las vergonzosas cifras y actos de corrupción de los mismos entes del Estado, ejemplificado con los inescrupulosos y descomunales salarios y dietas para los más altos funcionarios, despilfarrando así, los recursos que el pueblo en general paga como impuestos. Esto sin duda se ha convertido en un acto opresor que ha abierto y profundizado las heridas en los sentimientos y en la conciencia de la población, produciendo igualmente una pérdida generalizada de confianza en los gobernantes.

Constatamos igualmente, la ineficaz, ineptitud y equivocada respuesta del gobierno a tan profunda crisis; lo cual nos puede empujar a un laberinto sin salida, propicio para desencadenar un estallido de violencia destrucción y muerte, habiendo ya peligrosas muestras de ese riesgo en los últimos días. Por ello advertimos con temor y temblor, que este riesgo es eminente, debido a que el gobierno hace oídos sordos, de cara a la crítica realidad del país. Al ignorar esta realidad, el gobierno asume posiciones arrogantes y lanza cortinas de humo, posiblemente guiado por la ideología u obedeciendo órdenes de los grupos de poder nacionales e internacionales del confeso neoliberalismo; por ello responde militarizando las ciudades y carreteras, reprimiendo y asesinando nuestros hermanos y hermanas colombianas.

Por otro lado, concebimos casi que como propio el desgarrador grito de las multitudes que claman justicia en las marchas pacíficas de protesta callejera, en las redes sociales, en los medios de comunicación independientes, entre los diferentes sectores y actores sociales, quienes desde una conciencia de cambio justo para todas y todos alzan su voz para dar a conocer una ausencia de los derechos no solo en existencia, sino en calidad; personas que sufren desempleo e informalidad, desplazados y familiares de los falsos positivos, quienes gimen sin ser asistidos por el Estado. Este desgarrador grito es un gemido que llega a Dios tal como sucedió en la liberación de Egipto (“…Bien he visto la aflicción de mi pueblo…y he oído su clamor a causa de sus exactores, pues he conocido sus angustias; y he descendido para liberarlos” Ex. 3:7ss). La espiritualidad y fe del pueblo confía en que “El pobre clamó, y le oyó el Señor y lo libró de todas sus angustias (Sal. 34:6).

Nosotros como pastores y ovejas del redil del Señor Jesucristo, hacemos un llamado al poder Ejecutivo, al Congreso de la República, al Poder Judicial, a los empresarios de grandes capitales, al sector financiero y sus bancos, a la fuerza pública, a los partidos políticos, a los medios de comunicación masivos, a las iglesias para que depongamos la actitud ideológica y materialista de ignorar los gritos, gemidos, clamores, cacerolazos, marchas, manifestaciones de arte, analistas críticos y consignas porque en esas manifestaciones hay un alentador mensaje de protesta que abriga siempre una aspiración y esperanza de cambio hacia el bien común.

De igual manera nos oponemos radicalmente a los actos vandálicos de minúsculos grupos de sospechosos infiltrados, con el propósito de degenerar las marchas de protesta con el fin malévolo de confundir la opinión pública, estigmatizar las legítimas marchas y así preparar el ambiente para la intervención de las fuerzas represivas del Estado y reprimir inescrupulosamente la población.

Finalmente, queremos decirles a esas multitudes de personas que salen a marchar en paz, que ustedes tienen todo el derecho constitucional para hacerlo y que, además, el Señor Está con la justicia, y que con ustedes y entre ustedes predicamos El Evangelio por las mismas razones que ustedes han convocado estas marchas de protesta para clamar justicia. Porque Dios escuchará esa súplica (Sal. 66:19).

Reiteramos nuestro compromiso y nuestro llamado al diálogo entre iguales entre el gobierno nacional y las diversas fuerzas vivas que se movilizan en las protestas, pedimos encarecidamente prudencia, sabiduría de las dos partes, desechar el uso de la fuerza y abandonar con humildad la arrogancia y la intervención de fuerzas financieras, ideológicas y políticas extranjeras. Se trata de un diálogo auténtico entre compatriotas, entre servidores (as) públicos y resto de la población en actitud legítima de protesta. Esa será la actitud sabía que nos llevará a la reconciliación, unidad y la justicia, y entonces la paz: “La sabiduría pregona por las calles, en las plazas alza su voz, grita por encima del tumulto… ¿Hasta cuándo inexpertos, amareis la inexperiencia, y vosotros arrogantes…odiareis el saber?” (Prov. 1:20-22).

Por la Iglesia Colombiana Metodista, su membresía, sus diferentes ministerios de mujeres, niñez, jóvenes, salud, etc., su Junta nacional y demás estamentos:

Rev. Luis Andrés Caicedo Guayara
Obispo ICM/ Represéntate Legal.
Copias Compañeros en Misión
Iglesia Unidad de Canadá.
Iglesia Metodista de Gran Bretaña.
Iglesia Metodista Unida de Estados Unidos.
Obispos Metodistas de América Latina y el Caribe.

Carta abierta a la Comunidad Nacional e Internacional – Universidad de Caldas

SURCOS recibió el siguiente documento:

Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales Departamento de Desarrollo Humano – Universidad de Caldas

1056
H3.6-TD-007
Manizales, 6 de mayo de 2021

La larga noche no cesa en nuestro país y nosotros como profesores y profesoras de la Universidad de Caldas del Departamento de Desarrollo Humano, el Programa de Trabajo Social, el CEDAT y la Maestría en Justicia Social y Construcción de Paz, no nos podemos silenciar, por eso queremos manifestarnos conscientes de nuestra responsabilidad ética y política que asumimos no sólo con la formación de nuestros estudiantes, sino con realidad social en la que habitamos.

Expresamos nuestro respaldo a la movilización social y la protesta popular en defensa de los derechos humanos y el reclamo de justicia social. Sabemos y sentimos que nuestro país está cansado de las múltiples situaciones de inequidad, reformas injustas, corrupción al más alto nivel, asesinatos de líderes y lideresas sociales, políticas ajenas a la realidad, irrespeto a los acuerdos de paz, ampliación de brechas sociales y un gasto público centrado en la guerra y no en la salud y educación como derechos fundamentales.

Escribimos en medio de acontecimientos dolorosos que han sido vividos en las calles de Colombia: asesinatos, desapariciones, personas heridas, mutiladas y violentadas de distintas formas en el marco del Paro Nacional, muchos de ellos y ellas jóvenes, estudiantes incómodos e indignados por la realidad del país. En nuestro país se ha militarizado la vida, nuestras ciudades se han convertido en campos de combate, donde los jóvenes, la comunidad civil se ha visto afectados directamente por la fuerza pública, y se generan enfrentamientos donde la vida se pone en juego. Lamentamos profundamente que los manifestantes que han decidido salir a las calles para exigir un país diferente no tengan asegurada la vida y la integridad para ejercer un derecho constitucional.

Como docentes de la Universidad de Caldas no podemos permanecer indiferentes ante los complejos problemas sociales y políticos que se viven en la actualidad, rechazamos la estigmatización de la protesta social y la dura represión que se ha ejercido sobre ella. Reconocemos y apoyamos los motivos que movilizan la lucha y la necesidad de preservar la democracia y la humanidad en tiempos difíciles. La violencia no puede quebrantar las voluntades de quienes soñamos con un país diferente.

Rechazamos los actos de violencia, la represión policial, las extralimitaciones de la fuerza pública y la vulneración del derecho a la protesta, que en los últimos días ha cobrado más de 20 vidas, 107 desapariciones, y un gran número de heridos. Exigimos la defensa de la vida, el derecho a la movilización social y la escucha del pueblo colombiano desde sus exigencias.

Hacemos un llamado a nivel nacional e internacional que orienten sus miradas, sus corazones, sus propuestas al pueblo colombiano, a que se reconozca las políticas avasallantes del modelo neoliberal que prioriza la propiedad privada, el gasto público para la guerra. Llamamos a la solidaridad a través de la difusión y de la comunicación de la grave situación de riesgo y vulneración de los derechos humanos que está viviendo la ciudadanía colombiana en estos momentos.

¡Por el respeto por la vida y dignas garantías para la protesta social en Colombia!

Departamento de Desarrollo Humano – Programa de Trabajo Social – Maestría en Justicia Social y Construcción de paz – Centro de Estudios sobre Conflicto, Violencia y Convivencia social- CEDAT
Universidad de Caldas

 

Imagen tomada de Semanario Universidad.

Cali-Colombia Resiste

Lic. José A. Amesty R.

13-mayo-2021

La resistencia (manifestaciones, bloqueos y barricadas) del pueblo colombiano, ante la arremetida del Estado narco y cuasi militar, parece estar focalizada (epicentro) un tanto en la ciudad de Cali. Esto debido a que el esbirro Álvaro Uribe, está llevando a cabo una especie de venganza, contra la ciudad de Cali, motivada a la tenacidad de esta contra las políticas de Uribe.

En este sentido, deseamos hacer unos señalamientos en torno a lo que está sucediendo en Cali-Colombia. Cali, oficialmente Distrito Especial, Deportivo, Cultural, Turístico, Empresarial y de Servicios de Santiago de Cali, es un distrito colombiano, capital del departamento de Valle del Cauca y la tercera ciudad más poblada de Colombia.

Es la única gran ciudad de Colombia que posee un acceso rápido al Océano Pacífico, dista 114 km de Buenaventura, principal puerto del país. La ciudad forma parte del Área metropolitana de Cali, junto con los municipios contiguos a esta.

La ciudad es uno de los principales centros económicos e industriales de Colombia, además de ser el principal centro urbano, cultural, económico, industrial y agrario del suroccidente del país y el tercero a nivel nacional después de Bogotá y Medellín. Es a su vez conocida como “la capital mundial de la salsa” y “la sucursal del cielo”.

Dentro de la ciudad de Cali, la burguesía convive en el oeste, donde existen urbanizaciones cerradas, complejos residenciales y también edificios con apartamentos para la clase media; y la clase más popular en el este, lo contrario de muchas capitales latinoamericanas.

Es una burguesía caleña narco, es una clase media narco. Esta burguesía caleña se hace llamar “gente de bien”, pero es la misma derecha de Latinoamérica, que se viste de blanco y ostenta grandes camionetas, de alto costo.

En el territorio de Cali y sus municipios contiguos, igualmente hacen vida los indígenas del Cauca, los paeces, descendientes de los calimas, llamada la cultura calima, de allí el nombre de Cali, quienes han luchado por siglos por el respeto de sus territorios ancestrales, principalmente su líder de los años setenta, Quintin Lame, quien lucho por la recuperación de los Resguardos indígenas en el Cauca.

Los resguardos son una institución legal y sociopolítica de carácter especial, conformada por una o más comunidades indígenas, que con un título de propiedad colectiva que goza de las garantías de la propiedad privada, poseen su territorio y se rigen para el manejo de éste y su vida interna.

En la actualidad en Colombia, existen 710 resguardos ubicados, en 27 departamentos y en 228 municipios, que ocupan una extensión aproximada de 34 millones de hectáreas, el equivalente al 30 por ciento del territorio nacional.

El movimiento indígena se ha organizado y aglutinado en el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), quien a su vez pertenece a la Organización Nacional Indígena de Colombia ONIC, los primeros han llevado a cabo la llamada minga (caravana indígena, un término de los pueblos originarios de Colombia, que significa encuentro o protesta colectiva) y que se trasladan en buses (chivas).

Recientemente, Daniela Soto, una joven lideresa indígena fue herida en un ataque armado a la minga en Cali, de allí los enfrentamientos entre la Guardia indígena, conformada por los indígenas ya mencionados, contra grupos armados paramilitares o paracos.

La guardia indígena, estaba buscando proteger a Soto, quien ingresó en urgencias del hospital Valle del Lili, por herida de bala en el abdomen. Finalmente se recuperó del balazo.

¿Pero Qué es la Guardia Indígena?

Recordemos primero que las guardias nacionales, fueron un invento estadounidense, impuestas en nuestros territorios, para reprimir y controlar los pueblos en América Latina. Las ultimas guardias nacionales que existen o existieron estuvieron en Panamá, Nicaragua y Venezuela, pero fueron desapareciendo por ser obsoletas.

La Guardia Indígena del Cauca, es una guardia territorial. Son guardas del territorio ancestral indígena. Es una guardia del Estado Comunal Indígena. Es una guardia comunal.

Es la guardia del Estado Plurinacional del Cauca. Además de proteger el territorio indígena, protege a los voceros, en este caso y momento, en la toma de Cali y contra el cerco de Cali por parte de Iván Duque.

Últimamente hemos visto un video, donde la Guardia Indígena, entrega a los ciudadanos/as de Cali, bolsas con alimentos de su producción. Son bolsas de alimentos, tipo bolsas CLAP de Venezuela. Que buscan mitigar el desabastecimiento inducido por parte del Estado colombiano, para hacer morir de hambre a Cali, por ser la abanderada del paro nacional y las protestas contra las políticas de Duque y Uribe.

Señalamos, además, que los indígenas del Cauca, son gente no violenta, que solo se defiende con palos y piedras ancestralmente. Son gente que más bien son dados a la palabra, a la búsqueda de la conciliación por medio del dialogo. Son una especie de palabreros, como los arawacos de Santa Marta en la Sierra Nevada colombiana, y los guajiros del territorio fronterizo colombo venezolano.

También hemos visto videos, donde hay enfrentamientos entre los paracos, ricos del barrio el Jardín de Cali y la guardia indígena, donde los primeros quieren desalojar a los segundos de Cali.

Estos son los sucesos de Cali-Colombia recientemente, que seguramente seguirán suscitándose, y en otros lugares de Colombia, producto del cansancio del pueblo colombiano ante tanta barbarie, muertes, asesinatos, violencia y malas políticas del Estado colombiano.