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Etiqueta: congreso salud planetaria

UCR: Siete millones de muertes ocurren cada año en el planeta por aire contaminado, calcula la OMS

¡El planeta dice basta!

Del 22 al 23 de marzo se efectuará el I Congreso Latinoamericano de Salud Planetaria que pondrá sobre la mesa temas urgentes relacionados con el ambiente, epidemias, nutrición y salud

Fotografía de Mark Thiessen, National Geographic.

En el 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) divulgó de forma oficial que cerca de siete millones de muertes ocurren cada año en el planeta por aire contaminado.

En febrero de 2021, la Universidad de Harvard también dio a conocer una cifra que aún no se ha oficializado, pero que evidencia un ascenso en el número de fallecimientos a ocho millones de personas (un millón más que el cálculo de la OMS).

Los motivos del porqué el aire que respiramos es cada vez más nocivo son varios, desde la contaminación generada a partir de los combustibles fósiles, hasta los desechos y la deforestación, por mencionar algunos.

Pero, si se ve de cerca, en su gran mayoría hay un común denominador: la acción humana. Tal vez uno de los ejemplos más mediáticos en los últimos dos años está en los incendios forestales y, junto con ellos, también se enciende una pregunta que hoy inquieta a las y los ambientalistas: ¿será la decadencia en la salud de las personas el verdadero precio a pagar por el daño ocasionado?

Incendio en el estado de California en el 2020. Fotografía de Picture-alliance/AP Photo/M. Sanchez.

Una tierra que arde

Cuando se habla sobre calidad del aire, muchos aspectos intervienen. No obstante, los que han ocupado los principales titulares en los medios internacionales de comunicación sin duda son los incendios forestales, y con justa razón.

Basta con mirar las cifras de algunos de los más devastadores durante los últimos años. Empecemos con el de Amazonia en el 2019.

El Proyecto de Monitoreo del Amazonas Andino (MAAP) reveló que en ese año al menos 125 000 hectáreas de la Amazonia brasileña (el equivalente a 172 000 campos de fútbol) fueron talados y otros quemados, con su cúspide más alta en agosto del 2019.

El mundo conocería ese mes bajo dos frases muy fuertes: “el pulmón del mundo arde en llamas” y el hashtag #PrayForAmazon o, en su versión en español, #RecenPorElAmazonas, que predominó en varias redes sociales.

Después de la investigación, el MAAP halló que los bosques afectados en la Amazonia fueron talados y luego quemados a propósito, muy probablemente, para enriquecer los suelos bajo un esquema de agricultura de «tala y quema».

Un año después, en el 2020, los incendios de California también hicieron su aparición. En esta ocasión aproximadamente 1.62 millones de hectáreas resultaron quemadas.

Lo anterior desencadenaría otro evento pocas veces visto para la población estadounidense. Los gases provocados por la quema hicieron que el cielo de California se tiñera de un color naranja.

A inicios de 2020 Australia fue otra víctima del fuego, el cual afectó a casi 10.6 millones de hectáreas. Esta área es más grande que el estado de Virginia (Estados Unidos), comunicó la World Wild Life (WWF).

Si bien lo anterior puede verse como situaciones geográficas distantes, lo cierto es que Costa Rica no es la excepción. El Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) divulgó que en el 2020 se registró la mayor cantidad de incendios forestales en las últimas dos décadas.

Aunque esos incendios fueron catalogados como “pequeños”, lo que sorprendió al Sinac fue que estos se realizaron, incluso, en medio de la pandemia del COVID-19.

Quizá, ya en este momento usted se pregunta lo mismo que inquieta a las y los ambientalistas: ¿cuál es el precio a pagar? Y no, no es solo en términos económicos.

Todo ese impacto ya está empezado a regresar al mismo ser humano y en uno de sus puntos más vulnerables: la salud.

Así lo hace ver el Dr. Carlos Faerron, director asociado de la Alianza de la Salud Planetaria (PHA) de la Universidad de Harvard y profesor de la Universidad de Maryland quien, junto con la Escuela de Medicina de la Universidad de Costa Rica (UCR), es el coordinador principal del I Congreso Latinoamericano de Salud Planetaria a desarrollarse del 22 al 23 de marzo mediante la modalidad virtual.

“En el 2015 hubo grandes incendios en Indonesia y en la isla de Sumatra. Se estima que esos incendios generaron (de manera indirecta) 100 000 muertes debido a que la calidad del aire bajó. Las personas estaban muriendo en los hospitales con crisis de asma y neumonía por la pobre calidad de aire. En personas mayores, esas partículas les generó una muerte acelerada”, ahondó el Dr. Faerron.

Se proyecta que las personas que están por debajo de la línea de pobreza son las que se verían más perjudicadas. Foto: Anel Kenjekeeva.

Los más vulnerables

Aunque ya el precio por superar los límites ambientales está regresando a las personas, no a todas les afecta por igual. La población más vulnerable, o con las situaciones económicas y sociales de mayor desventaja, suele ser la más afectada.

“Las personas que viven por debajo de la línea de pobreza, escasez de agua y salud, la tienen más difícil y es probable que lleven un impacto mayor. Desde la salud planetaria, el tema de la equidad es clave”, indicó Faerron.

Lo anterior se refleja de mejor manera con el recurso marino. Cristiana Paşca Palmer, secretaria ejecutiva de la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, menciona en un artículo de las Naciones Unidas (ONU) que los ecosistemas de los manglares son una importante fuente de alimento para más de 210 millones de personas, especialmente, para las familias de bajos ingresos.

¿No lo cree así? Analice la provincia de Puntarenas. Los datos del INEC (2017) señalan que esta provincia tiene uno de los mayores índices de pobreza en el país con un 29.9% y un 9.8% de pobreza extrema.

En este sector, justamente, la actividad productiva más importante es la pesca, del cual depende casi 4 000 personas. Este dato deriva del último reporte sobre Empleo rural decente en el sector de pesca artesanal y de pesca semiindustrial en Costa Rica, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) del 2016.

La investigación de la FAO indica que la mayoría de los trabajadores del sector pesquero artesanal en Costa Rica realizan su labor al margen de la ley. Muchos de ellos no cuentan con opciones que les permitan crecer tanto a nivel económico como social.

“Ya hay conflictos debido a sequías y a patrones irregulares de nuestro sistema climático global; entre ellas, la pérdida de poblaciones pesqueras. Imagínese lo que significaría para una población de Puntarenas perder el recurso marino. ¿Qué pasaría con esas personas? Veamos este fenómeno multiplicado por mil, pues eso mismo podría pasar con diversas zonas costeras del mundo”, amplió el Dr. Faerron.

El recurso marino se agota entre la sobrepesca y el desperdicio. De los peces recolectados, el 35 % nunca llega a un plato. Foto: Anel Kenjekeeva.

Consumo irracional

Si se necesitara una palabra para describir la principal raíz del problema ambiental, esta palabra es el consumo.

Pero no cualquier consumo, sino el excesivo e innecesario. ¿Un ejemplo? Vuelva a ver al recurso marino, la superficie forestal y los combustibles fósiles.

La Organización Internacional OneSea señala que el recurso marino mundial se agota entre la sobrepesca y el desperdicio. De los peces recolectados, el 35 % nunca llega a un plato.

Pero no solo eso. El incremento de las poblaciones costeras han llevado a que el consumo aumente tan exponencialmente que ya impacta la capacidad de las poblaciones marinas de reproducirse para tener una cantidad óptima de individuos.

Por otro lado, el Global Carbon Project publicó en el 2019 que, a partir de 1990, se estima que el consumo de combustibles fósiles ha aumentado sus emisiones hasta en un 60 %.

En cuanto a la superficie forestal mundial, este ronda en la actualidad el 68 % de los niveles preindustriales estimados. Es decir, el 32 % los bosques de la era preindustrial han desaparecido y, con ellos, sus especies, acorde al Informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES).

A lo anterior no escapa el tema del acceso de recursos como el agua, que cada vez es más restringido en el mundo.

“La mayoría de los recursos no son reutilizables, mucha agua se pierde y no es renovable. Hay varios datos que caben en la sombrilla de la gran aceleración, que es esa tendencia al hiperconsumo de materiales como los combustibles fósiles, la madera, los elementos del suelo y el recurso marino. Hay un tema que no hemos logrado entender como sociedad y son los temas ambientales del hiperconsumo. De hecho, está ese pensamiento de que entre más cosas tengo, mejor me va. Eso nos está llevando a la decadencia”, amplió el Dr. Faerron.

Para el Dr. Faerron, ese consumo irracional, acompañado del crecimiento poblacional, exacerba las tendencias de consumo que no pagan, verdaderamente, las consecuencias ambientales.

“Si yo compro algo tan barato a 400 colones, probablemente ese costo esté enmascarando los costos ambientales del producto. Yo siempre digo que cuando algo es tan barato, alguien lo está pagando, ya sea en el ambiento o nuestra propia salud”, amplió el joven médico.

La Revista Cell muestra que aproximadamente un 25% menos de especies de abejas se encontraron entre el 2006 y el 2015. Foto: Karla Richmond.

¡No más!

El planeta ya revela las primeras señales de que el ser humano está tocando los techos ecológicos; es decir, la normalidad en la cual el sistema natural puede funcionar a favor a la salud humana.

Las abejas lo ponen en evidencia. Estos animales de 1.4 centímetros son uno de los principales insectos polinizadores que permiten sostener el esquema de alimentación actual. No obstante, su población ha disminuido de manera importante.

Información de Greenpeace pone sobre la mesa que un tercio de toda la comida que se consume en el mundo depende de los polinizadores como las abejas. Si esta población disminuye, ¿de qué manera el planeta podría dar abasto?

“Cuando reducimos drásticamente la cantidad de especies que existen, ya sea por el uso de agroquímicos o que se ven afectadas por la deforestación o degradación de los suelos, se pueden perder esos servicios ecosistémicos y poner en peligro la salud humana. ¿Cómo? Con una mayor malnutrición. Las abejas es solo uno de los ejemplos de cómo la biodiversidad se liga a la salud humana”, mencionó Faerron.

Ya esa malnutrición está pasando. No solo por el descenso de la población de abejas, sino también por el aumento del dióxido de carbono en el ambiente que convierte a los granos básicos en elementos menos nutricionales y lo cual abre la puerta a enfermedades oportunistas. Este dato lo divulgó un estudio publicado por la Universidad de Harvard en el 2018.

“Cuando pasamos un límite, que aún no está del todo claro cuál es, las consecuencias en salud pueden ser muy alarmantes. Si usted le preguntaba a alguien si el dióxido de carbono (CO2) estaba relacionado con la calidad micronutricional de un grano básico, eso no lo sabía la gente. Es la ciencia de la salud planetaria que trae a la luz estos fenómenos, para hacer estrategias de mitigación al entender el fenómeno y darle solución”, enfatizó Faerron.

Una esperanza

Sí. El mundo se mueve hacia menos especies, incendios forestales más frecuentes, huracanes en categoría cinco cada vez más comunes por el aumento de la temperatura en los mares y granos básicos menos nutricionales.

Pero así como las acciones humanas llevaron a esto, pueden cambiar el rumbo. En dicho contexto, la Salud Planetaria como ciencia tiene un papel vital para entender cómo el ser humano ha cambiado los sistemas naturales, el impacto en la salud de las personas y qué tipo de soluciones pueden proponerse.

“La salud planetaria busca entender las conexiones que existen entre los cambios antropogénicos (causados por los seres humanos) a los sistemas naturales y cómo esos cambios afectan la salud de las personas. Aquí podemos hablar sobre cómo la pérdida de la biodiversidad está afectando la salud humana, muchas de estas conexiones no las entendemos o apenas las estamos empezando a dilucidar. Los sistemas naturales nos tienen muchas sorpresas”, expuso el Dr. Faerron.

El congreso será efectuado en su totalidad de manera virtual. Si desea inscribirse puede acceder al siguiente sitio web: http://emedic.ucr.ac.cr/CLSA2021/.

 

Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista, Oficina de Divulgación e Información

El proyecto que impulsa el turismo en Curubandé nació en la UCR

Suplemento C+T

El plan de desarrollo posiciona al turismo rural como un complemento para quienes visitan el Parque Nacional Rincón de la Vieja

El Produs-UCR analizó el ordenamiento territorial en la zona y recomendó que en el Plan Regulador de Liberia se efectuara una zonificación acorde con el desarrollo turístico sostenible. En la foto, el río Blanco en Curubandé. Foto: cortesía del Produs-UCR.

Las familias que habitan en las comunidades del distrito de Curubandé, en el cantón de Liberia, Guanacaste, cuentan con un proyecto ideado con la intención de abrir múltiples oportunidades de emprendimiento en el sector turístico.

Se trata del Plan de Turismo Sostenible de Curubandé, elaborado en el 2016 por el Programa de Investigación en Desarrollo Urbano Sostenible (Produs), de la Universidad de Costa Rica (UCR). Esta iniciativa le fue adjudicada a la UCR, mediante un concurso público, por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación de Costa Rica (Sinac) del Ministerio del Ambiente.

El trabajo se realizó con la cooperación de la Asociación de Desarrollo Integral de Curubandé, la Municipalidad de Liberia y el Sinac, además de la participación de vecinos del distrito, empresarios locales e instituciones públicas presentes en dicha zona.

Oportunidades de desarrollo

El distrito de Curubandé tiene una posición estratégica que se puede aprovechar para activar el desarrollo turístico rural, ya que colinda con una de las entradas principales del Parque Nacional Rincón de la Vieja.

“Con esta iniciativa se promueven los encadenamientos productivos, la creación de fuentes de empleo local y el desarrollo de poblaciones ubicadas en sectores estratégicos colindantes con áreas silvestres protegidas. Este es un nuevo aporte de la UCR para la generación de proyectos que brinden soluciones a problemas nacionales y apoyen el desarrollo sostenible en las comunidades rurales”, declaró el M. Sc. Félix Zumbado Morales, investigador del Produs-UCR y coordinador del Plan.

En este caso, la meta es que Curubandé se transforme en una comunidad modelo para el resto del país e, inclusive, en el ámbito internacional, para impulsar el desarrollo turístico en áreas que tengan características de ubicación similares.

“Durante tres períodos de gestión de la Asociación se dio continuidad a este tema y se le propuso al Instituto de Desarrollo Rural (Inder) generar los fondos para ejecutar la primera fase del Plan. El proyecto debió pasar por los controles establecidos para asegurar que cumplía con los requisitos que establece la ley, además de aprobar los criterios técnicos que se generan internamente”, detalló Danubio Quirós, presidente de la Asociación de Desarrollo de Curubandé.

A inicios del presente año, el Inder anunció oficialmente que procederá a financiar tanto la compra del terreno, como la construcción de un centro cultural. Tal infraestructura está incluida dentro del Plan de Turismo Sostenible elaborado por el Produs-UCR.

Las obras propuestas por el Plan de Turismo Sostenible de Curubandé, en Liberia, Guanacaste. Imagen: cortesía del Produs-UCR.

Dicha obra comprende un museo comunitario, donde se protegerá y divulgará el legado que dejaron las antiguas culturas precolombinas en la zona. Además, va a funcionar como un espacio para promover la educación ambiental.

Se suma también la construcción de un taller artesanal que albergue exhibiciones y venta de objetos, así como un área para la oferta de comidas tradicionales locales y presentaciones artísticas.

“El objetivo del centro cultural es que los visitantes del Parque Nacional Rincón de la Vieja cuenten con un espacio complementario al ecoturismo. En el lugar, podrán recibir información sobre temas ambientales y culturales, comprar artesanías, degustar recetas locales, entre otras acciones”, agregó Zumbado.

La segunda etapa del Plan alberga la construcción de una ciclovía turística, puentes, miradores y una torre de observación dirigida hacia el proyecto geotérmico Las Pailas, que desarrolla el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) en la zona, entre otras más.

“La idea es que quienes viven cerca de algún área protegida se involucren dentro de este tipo de propuestas, con el fin de generar actividades económicas seguras y disminuyan la cacería, la tala de árboles y la contaminación ambiental”, indicó José Aguilar Calvo, encargado del proyecto por parte del Sinac.

Componentes de la investigación

Esta propuesta es fruto del trabajo de un equipo interdisciplinario del Produs-UCR, que incluyó a especialistas en ecoturismo, ingeniería civil, arquitectura, antropología, sistemas de información geográfica y derecho, así como estudiantes.

Las variables de investigación en las que se basó el Plan de Turismo Sostenible de Curubandé abarcaron el desarrollo de un diagnóstico social, histórico y cultural de la comunidad. Por ejemplo, se tomaron en cuenta los petrograbados (grabados hechos en rocas) presentes en la zona, la gastronomía local y el fortalecimiento del patrimonio intangible oral.

Con los datos obtenidos se gestó una propuesta para implementar una marca regional. Esta labor dio como resultado la producción de logos para el mercadeo turístico, a cargo de la Asociación de Desarrollo.

La sinergia entre la investigación y la acción social permite que surjan iniciativas que contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas, en este caso de los habitantes de Curubandé. Foto: cortesía del Produs-UCR.

Zumbado explicó que la zona en donde se ubica Curubandé pertenece a la región conocida como Gran Nicoya, que se extiende sobre una parte del territorio costarricense y nicaragüense.

En Curubandé se reportan petroglifos o petrograbados correspondientes al período Tempisque (50 a. C. – 300 d. C.) y período Bagaces (300 d. C. – 800 d. C.), los cuales han sido investigados por estudiantes y expertos de la UCR, como la arqueóloga María Gabriela Zeledón Angulo, quien elaboró una tesis al respecto en el 2011.

“El patrimonio oral intangible se refiere a las leyendas, cuentos tradicionales e historias que se han transmitido de generación en generación en la comunidad. Algunas de ellas son de origen indígena”, detalló el investigador.

Asimismo, se llevó a cabo un estudio sobre la capacidad turística de la comunidad. Tal análisis sirvió para identificar el potencial del encadenamiento de la comunidad con otros actores, como la Municipalidad de Liberia y el Parque Nacional Rincón de la Vieja.

“La metodología incluyó entrevistas, observación participante, registro fotográfico, grupos focales, análisis FODA, árbol de problemas, uso del marco lógico, uso de sistemas de información geográfica, entre otros”, indicó Zumbado.

Esteban Maietta Alvarado, exvicepresidente de la Asociación de Desarrollo de Curubandé, dijo que, gracias a la variable de actividades comerciales incluida en el diagnóstico del Plan, se conoció que aproximadamente el 60 % de los puestos de trabajo en esta comunidad guanacasteca se dedicaban al turismo. Además, se descubrió que había nueve empresas de dicho sector registradas formalmente y que la mayoría de las construcciones entre el 2001 y el 2010 se destinaron al comercio.

“El Plan de Turismo Sostenible sentó las bases para la creación del mercado artesanal (centro cultural) y, gracias al financiamiento del Inder, ya se cumplió con la primera etapa que era comprar el terreno. Ahora, sigue la construcción de la infraestructura necesaria para desarrollar las actividades comerciales dirigidas al turismo, el cual funciona como dinamizador de la economía debido a los encadenamientos productivos que genera”, subrayó Maietta.

 

Otto Salas Murillo
Periodista, Oficina de Divulgación e Información