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Etiqueta: consumismo

Educación Popular en tiempos de COVID-19

Oscar Jara H.- Presidente de CEAAL

El Contexto Latinoamericano y Caribeño desde antes de la crisis producida por la pandemia del COVID 19, estaba atravesado por una ofensiva neoliberal en distintas dimensiones (política, económica, socioambiental, cultural) que se había extendido por toda nuestra región con una fuerza inusitada en los últimos dos años: el golpe de Estado de Bolivia, el viraje del gobierno en Ecuador, la agresividad del gobierno Brasileño, el creciente bloqueo a Cuba y Venezuela y el resultado de las recientes elecciones en Uruguay reflejan las dinámicas de polarización que se gestan en este marco junto con las crisis abiertas y movilizaciones populares en Haití, Ecuador, Chile y Colombia, la caravana de migrantes centroamericanos, o la derrota del partido Cambiemos en Argentina. Estos y otros factores como el creciente número de dirigentes sociales y ambientales asesinados especialmente en Colombia, aunque también en otros países como Costa Rica, visibilizan la magnitud de esta ofensiva y la polarización que ella produce con respecto a propuestas y movimientos progresistas.

En estas circunstancias, llega la crisis producida por la pandemia del Corona-virus, actualmente en proceso de crecimiento con consecuencias imprevisibles para nuestra región y para nuestro planeta. El análisis de su impacto en las relaciones económicas, políticas, sociales, ambientales y culturales de nuestras sociedades deberá ser un eje central de nuestra acción en los meses venideros.

Por eso, en este contexto se ha hecho aún más necesario disputar desde la Educación Popular el modelo de sociedad al que aspiramos desde una ética del cuidado de la vida y en políticas en beneficio de las mayorías. Retomar, resignificar y recrear la dimensión profunda del sentido de nuestras prácticas y procesos organizativos en función de otro modelo civilizatorio que reemplace al actual modelo cuya crisis se agudiza con esta pandemia. Ante este contexto y las circunstancias que vivimos actualmente en el inicio del año 2020, podemos identificar algunos desafíos presentes para nuestros procesos:

  • Comprender el impacto que tiene y tendrá la pandemia Covid-19 en todo el marco de relaciones de nuestras sociedades, identificando cómo las políticas de privatización (en especial de los servicios de salud) afectan las capacidades de respuesta a una emergencia sanitaria de esta magnitud, así como la necesidad de repensar y redefinir otras relaciones económicas, sociales, ambientales y culturales basadas en otra ética, en otro sentido de la vida (pensar en nuestras sociedades post coronavirus y actuar para conseguirlas).
  • Comprender críticamente al neoliberalismo, desnudado por la pandemia, en su dimensión simbólica y cultural como productor de subjetividades y en su capacidad colonizadora de sentidos a partir de una racionalidad individualista, competitiva y consumista, para construir otra visión del mundo, otra ética y otras subjetividades desde propuestas políticas y acciones solidarias y colectivas centradas en el bien común.
  • Analizar críticamente los modelos de intervención ante la pandemia, utilizados por los distintos regímenes latinoamericanos y sus resultados. Identificar el papel de las políticas públicas ante estas situaciones de vulnerabilidad, así como los impactos diferenciados que esta situación provoca y las estrategias que pueden evitar una profundización de la desigualdad que ya afecta de manera más grave a sectores como las mujeres, personas trans, pueblos indígenas y comunidades campesinas, personas migrantes, iniciativas productivas desde la economía informal, etc.
  • Identificar, promover, sistematizar y visibilizar prácticas alternativas de solidaridad, intercambio desinteresado, ayuda mutua y participación social generadas durante esta crisis, para poder proyectarlas como prácticas democráticas y democratizadoras que se llevan a cabo desde otros paradigmas que el actualmente hegemónico basado en el mercado, las salidas individuales y el lucro.
  • Caracterizar las distintas formas de ejercicio de poder que se enfrentan a las lógicas del neoliberalismo y del autoritarismo que utiliza formalidades democráticas, reflexionando sobre las nuevas formas de construcción de procesos organizativos, de resistencia y de re-existencia con la participación de nuevos actores sociales y políticos.
  • Impulsar acciones y propuestas de descolonización y despatriarcalización de las formas de concebir y organizar las relaciones sociales y económicas, generando otros espacios y criterios de acción basados en la lógica del Buen Vivir, la Economía Social y Solidaria, y el cuidado mutuo y de la naturaleza de la que formamos parte.

Estamos viviendo un cambio de época que puede constituir una oportunidad para que –desde los procesos de educación y participación popular- impulsemos con mayor fuerza el desmonte de las lógicas y patrones culturales capitalistas, patriarcales, extractivistas, individualistas, racistas y coloniales y que desde las prácticas solidarias podamos construir espacios, propuestas, proyectos, programas que protagonizados por los sectores populares se constituyan en los nuevos referentes de otra manera de vivir. El CEAAL asume este desafío de ser movimiento transformador con decisión y compromiso, pero también con humildad, sabiendo que sólo será posible si ampliamos nuestro campo de alianzas, articulaciones y vínculos con otros movimientos, organizaciones y sectores sociales, siendo parte activa de un movimiento mucho más amplio y convergente de transformación.

(Editorial de La Carta del CEAAL # 613, 8 abril 2020: http://ceaal.org/v3/carta613/)

Coranovirus: hacia un nuevo modelo de globalización

En realidad debemos de adquirir conocimiento para elegir el bien, pero ningún conocimiento nos ayudará si hemos perdido la capacidad de conmovernos con la desgracia de otro ser humano, con la mirada amistosa de otra persona, con el canto de un pájaro, con el verdor del césped. Si el hombre se hace indiferente a la vida no hay ninguna esperanza de que pueda elegir el bien.
Eric Fromm

Álvaro Vega Sánchez. Sociólogo

La pandemia del coronavirus, al igual que las catástrofes producidas por la crisis climática, ha puesto en evidencia, una vez más, la vulnerabilidad y fragilidad de nuestra “aldea global”.

Esta pequeña aldea ha sido impactada por un virus cuya onda expansiva es de alcance global, y, por lo contagioso, su crecimiento es exponencial si no se toman las medidas adecuadas de prevención, contención y curación. Los virus son globales, no tienen nacionalidad aún y cuando su origen sea local. Este llamado de atención de los epidemiólogos es fundamental para contener el avance de los impulsos xenófobos y racistas discriminatorios, así como para contribuir a transitar de la conciencia planetaria a la convivencia planetaria.

Para acometer estos desafíos globales, tenemos que enfrentar un virus mayor: el síndrome de Faraón, es decir, la arrogancia de resistirnos a nuestra vulnerabilidad, sintiéndonos dioses, por más plagas que nos azoten. De manera irresponsable y prepotente, la tripulación de esta pequeña nave planetaria, especialmente las élites geopolíticas y económicas dominantes, nos están conduciendo a un viaje sin retorno.

 La realidad nos está forzando a intensificar los esfuerzos contraculturales para proyectar otro modelo de globalización, cimentado, al menos, en dos pilares fundamentales: una ética de la economía para la solidaridad y una convivencia humana que potencie la afectividad. Apostar por nuevos enfoques socio-económicos que impulsen una economía solidaria, para la reproducción de la vida digna. Asimismo, recuperar la importancia de las emociones, sentimientos y afectos; saber administrarlos y potenciarlos para construir una cultura de paz entre los pueblos y con la naturaleza biodiversa, es decir, para una convivencia inclusiva bioecosistémica.

El psicólogo Yago Franco asocia la destrucción del afecto –“accidente afectivo”– a la concepción del tiempo predominante en el capitalismo: “…la aceleración ilimitada que del mismo hizo el ser humano (el antropos capitalista) se lo arrebató a sí mismo, con él su intimidad y con esto, su propia subjetividad. Si la verdad de un acontecimiento lo destruye (Paul Virilio) la inmediatez, la fuga acelerada hacia ningún lugar que ocurre por el ansia de consumo (de objetos, información, placeres, diversión, vínculos, etc.) y también por la angustia de adquirir o mantener un lugar en la sociedad, tienen como consecuencia dañar la subjetividad humana, de la mano del empobrecimiento del mundo representacional y afectivo” (http://www.elpsicoanalitico.com.ar/num3/clinica-franco-destruccion-afecto). Por su parte, José Mujica, expresidente uruguayo, nos invita a reconquistar el tiempo que es el garante de nuestra libertad; y a no malgastarlo en el consumo superfluo, sacrificando la riqueza de la vida afectiva que nos hace felices (https://youtu.be/WOROWBXXXw10).

Efectivamente, dada la prevalencia del homo consumus la afectividad se ha visto devaluada cualitativamente, y hoy tenemos que emprender su reconquista para reconstruir el tejido socioemocional global. Se trata de impulsar una nueva unidad de cultura donde se ejercite la afectividad y la gratuidad; donde el compartir solidario, la equidad y la convivencia respetuosa entre los seres humanos y armónica con la naturaleza sean los cimientos de una nueva humanidad.

En esta dirección, también tenemos que prepararnos para saber administrar el avance de la inteligencia artificial (IA), como advierte Yuval Noah Harari, en su reciente libro 21 lecciones para el siglo XXI. Destaca este autor que se requiere prestar especial atención a la investigación sobre la mente humana, para ejercer contrapeso, desde la inteligencia emocional, a las amenazas que la IA pueda representar para la libertad y la igualdad: “…de la misma manera que los algoritmos de macrodatos podrían acabar con la libertad, podrían al mismo tiempo crear las sociedades más desiguales que jamás hayan existido. Toda la riqueza y todo el poder podrían estar concentrados en manos de una élite minúscula, mientras que la mayoría de la gente sufriría no la explotación, sino algo mucho peor: la irrelevancia” (página 95).

La dignidad y la relevancia de los seres humanos, así como la salvaguarda de su casa común no es negociable. Es el mensaje contundente que hay que enviar a los poderes fácticos globales que pretenden sostener un modelo globalizador, ecológica y humanamente inviable por lo depredador, insolidario e insensible; es decir, carente de una afectividad que apueste por defender y promover el derecho a la vida digna del ser humano y la naturaleza.

La pandemia del coronavirus ha vuelto a encender el semáforo para detenernos a repensar nuestro “ser en el cosmos”; especialmente para ejercitarnos para el bien como corporalidad sensible y diversa, corresponsables del destino de la humanidad y del planeta. Es decir, para propiciar un modelo de globalización alternativo, que asuma con decisión la promoción y defensa de los derechos humanos y de la naturaleza, así como que restituya el papel de los Estados Sociales de Derecho, para garantizar seguridad y bienestar social universales.

Imagen ilustrativa: https://www.ucn.edu.co/