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Etiqueta: Corporación Hortícola Nacional

Crezcamos al 8% anual con el liderazgo del sector agropecuario

Francisco Esquivel V.
Economista

Hace unos días asistí a una actividad del Grupo de liderazgo del sector agrícola, constituido por la Corporación Hortícola Nacional, la UPANACIONAL, la Unión Nacional de Productores Agropecuarios Costarricense (UNAG) y la Unión de Productores Independientes y Actividades Varias (UPIAV). El propósito de mi asistencia era responder dos preguntas. ¿El sector agropecuario es relevante todavía? ¿Puede la actividad agropecuaria aportarle al crecimiento del país? Los agricultores están muy decepcionados de las políticas públicas de los últimos tiempos porque han generado un proceso de destrucción del sector agropecuario. Así que responder a esas preguntas es fundamental para el momento que vive el país. La respuesta que di a las dos preguntas fue un rotundo SI.

En las últimas cuatro décadas el pais ha experimentado la aplicación de una estrategia productiva que favorece la exportación, basada en las zonas francas, y deprime la participación del sector agropecuario. Se ha desarrollado un modelo económico dual: por un lado, crece la producción para la exportación de bienes y servicios, instalada en zonas francas; y por otro, la producción para el mercado nacional se mantiene estancada. Los promotores del modelo argumentan que es más barato comprar productos agropecuarios importados, por lo que no tiene sentido producir esos productos a nivel local. De esta manera, se ha abierto el mercado nacional a los productos agropecuarios importados, disminuyendo los impuestos de importación. Simultáneamente, se va destruyendo todo el apoyo estatal a los productores agropecuarios, lo que genera una desprotección total de los pequeños y medianos empresarios del campo. Como resultado, el sector agropecuario pierde participación en el total de la producción nacional. Y, frecuentemente, no se cumple la promesa de tener productos importados más baratos.

En los últimos años, a la baja de aranceles de importación de los productos agropecuarios se une la caída del tipo de cambio, lo que genera un abaratamiento del costo de importación, beneficiando a los grandes empresarios importadores agropecuarios. Con esto aumenta la ganancia de tales empresarios (si no bajan los precios al consumidor) o genera presión sobre el productor nacional (si bajan el precio del producto en colones). De esta manera, el pequeño y mediano productor no se beneficia de la baja del tipo de cambio, quedando rezagado en la competencia con los grandes importadores.

La nueva estructura productiva

Como resultado de este proceso, el tamaño del sector agropecuario ha bajado en las últimas décadas. En el gráfico 1 se observa que la actividad productiva de este sector apenas llega al 12% del total de la producción generada en el país. La mitad de lo generado por el sector se destina al mercado interno (lo que se representa mediante un cilindro naranja). La otra mitad va hacia el exterior (dibujado con un cilindro gris). Aunque reducido, respecto a lo que era hace cuatro décadas, el gráfico revela que el sector puede darle dinamismo a la economía, tanto en el mercado interno como en el externo.

La pérdida de importancia del sector agrícola se corresponde con la aparición de la producción de ensamblaje. El gráfico muestra que esta nueva actividad absorbe un poco menos del 14% de la producción nacional. La producción de ensamblaje, que existía antes de la aplicación del nuevo modelo de apertura, es el cilindro naranja que equivale al 2,5% de la producción total del país. Es la vieja industria del modelo anterior, que surgió amparada al Mercado Común Centroamericano, a partir de la década del 50, y que ahora tiene un peso marginal por las políticas de apertura.

La nueva producción de ensamblaje, dibujada mediante un cilindro gris, genera el 11% de la producción nacional y está completamente orientada al exterior. Se le define como una actividad de ensamblaje porque su proceso productivo se limita a procesar materias primas e insumos producidos en el exterior. Es decir, en el país se elabora la parte final del proceso productivo. En pocas palabras, es un ensamblaje. Tal segmento de la producción no existía hace 40 años. Ahora aparece en el gráfico como la muestra más clara del impacto del nuevo modelo de apertura en la estructura productiva. Los ejemplos más llamativos de este tipo de ensamblaje son la producción de equipo médico, los componentes para computadoras de INTEL y el área de servicios de exportación como los procesos administrativos – contables, las asesorías legales, las asesorías de ingeniería y otras similares. Esto último es la parte de más crecimiento en los años recientes. Podría definirse como una especie de maquila intelectual, porque lo que se realiza aquí son segmentos de un proceso global que se desarrolla en otras partes del mundo. Tanto la producción de bienes ensamblados como los servicios de exportación son de alta tecnología, elaborados por trabajadores costarricenses con un alto nivel de preparación profesional o técnica. Por eso, el espacio de desarrollo del área de ensamblaje está focalizado en el centro del país. No puede extenderse al resto del país, en particular a las zonas de menor desarrollo ubicadas en las regiones costeras y en el Norte y en el Sur. De ahí que su aporte al crecimiento es limitado. Con sólo el ensamblaje de zona franca, el país no puede aspirar a crecer más que las tasas mediocres de los últimos años, que no superan el rango del 3% – 4% anual.

Además de lo anterior, hay dos sectores de producción que son importantes para la economía del país: el turismo y la construcción. El turismo, de acuerdo al gráfico, aporta producción al mercado interno (un 3,8% del total producido) y al mercado externo (un 3,6% del total nacional). La construcción es una actividad orientada al mercado interno, por su naturaleza, generando un 9% del total de la producción. Ambos sectores podrían aportar más al crecimiento del país, pero las políticas públicas no los han estimulado adecuadamente. Con políticas claras estos sectores generarían mayor aporte al crecimiento del pais.

Los cuatro sectores mencionados, que se ubican a la izquierda en el gráfico, son los motores del crecimiento nacional. Sin embargo, en la estructura productiva absorben la mitad de la producción generada en el país. ¿Qué pasa con el resto? A la derecha del gráfico está la otra mitad. Se trata de actividades que, en sí mismas, no son motores de crecimiento, pero son necesarias para el funcionamiento de la economía. Ambas están orientadas a satisfacer necesidades del mercado interno (obsérvese los cilindros naranjas). En el segmento de apoyo tenemos el comercio, el transporte, las finanzas y otras activades similares. En la parte de servicios básicos se cuenta, entre otros, con la educación, la salud y los servicios gubernamentales (del nivel central y del nivel regional). Estas actividades, las de apoyo y los servicios básicos, se mueven en función de los cuatros motores de crecimiento, y aquí está la clave de la capacidad de aporte al crecimiento de tales motores.

Los encadenamientos como clave del crecimiento

El dinamismo y el empleo que generan los motores de crecimiento no se explica sólo por su nivel de producción directo. Más importante es la capacidad que tengan de vincularse entre sí, y, sobre todo, de arrastrar a los sectores de apoyo y a los servicios básicos. En una economía como la costarricense, por ejemplo, el comercio y el transporte no lideran el crecimiento; por el contrario, su expansión depende del estímulo que generen los motores de crecimiento. De esta forma, los motores de crecimiento funcionan como una especie de locomotora que acarrea al resto de carros del tren. Pero, y éste es el detalle fundamental, el largo del tren no es el mismo en el sector agropecuario que en el sector de ensamblaje. Figurativamente, podríamos decir que la actividad agropecuaria tiene una locomotora que mueve un tren con seis vagones, el ensamblaje mueve un tren con un solo vagón. Por lo tanto, aparece el análisis de los encadenamientos. El encadenamiento de cada sector se refiere a su capacidad para generar compras entre las empresas del sector y compras afuera del sector, principalmente en los sectores de apoyo y en los servicios básicos. Conforme más compras produce un sector, mayor será la magnitud de los encadenamientos.

El gráfico 2 muestra un indicador de encadenamiento productivo que se llama multiplicador. Dicho indicador mide la cantidad de colones que se producen en el resto de la economía por cada 100 colones que produce el sector. Las actividades agropecuarias tienen la mayor capacidad de multiplicación de la economía nacional. El café, por ejemplo, tiene un multiplicador de 116. Es decir, por cada 100 colones que se generan en la actividad cafetalera, el resto de la economía produce 116. Algo similar sucede con otras actividades del sector. El arroz tiene un multiplicador de 83, la producción de lácteos muestra un multiplicador de 80. La producción de frijol multiplica 74 y la papa 67. Por el contrario, las activades de ensamblaje, de zona franca, generan los menores encadenamientos de la economía. La producción de equipo médico tiene un multiplicador de 27, mientras la producción de componentes para computadoras reporta un multiplicador de 21. Si comparamos los extremos de ese gráfico, tenemos que la producción cafetalera es seis veces más potente que la elaboración de productos para computadoras. El café produce muchísimo más crecimiento que las zonas francas. Los encadenamientos del sector agropecuario son muy superiores a los del ensamblaje.

¿Por qué se producen esas diferencias en los encadenamientos? La producción de ensamblaje trae del exterior la mayor parte de las materias primas y de los insumos. Además, tal producción la realizan empresas transnacionales que remiten una parte, o la totalidad, de las utilidades a su casa matriz. Queda en el país solo la parte de remuneración a los trabajadores y algo de compras de materias primas e insumos. Un ejemplo revelador es la producción de equipo médico. Del valor producido por estas empresas, el 40% corresponde a materia prima importada. Las remuneraciones a los trabajadores locales y las pequeñas compras de materias primas e insumos locales absorben el 25% del valor de producción. Las utilidades generadas llegan al 35% del valor producido. Debe recordarse que no pagan impuesto sobre la renta. Por lo tanto, en el país sólo queda el 25% del valor producido. En estas condiciones el encadenamiento es muy limitado. En consecuencia, sin negar su importancia en términos de empleo calificado y generación de dólares, el aporte del ensamblaje a la estructura productiva del país es bastante limitado. Esta información es una elaboración propia con datos oficiales del Banco Central de Costa Rica. Esto se aclara porque algunas entidades encargadas de la promoción de las zonas francas hacen malabarismos numéricos, con datos oscuros, para tapar esta realidad.

El caso opuesto es la producción agropecuaria, que compra su materia prima en el país y la mayor parte de las utilidades queda aquí porque los empresarios, grandes o pequeños, están radicados en el país. Tales utilidades pagan impuesto sobre la renta. Por ejemplo, cuando se compra una caja de leche, un paquete de queso, o un helado, estamos ante una larga cadena productiva que va desde el ganadero, grande o pequeño, que entrega su leche al camión cisterna que llega al portón de su finca, pasando por la elaboración industrial de los productos, hasta que se colocan en los comercios encargados de su distribución al público. De esta manera, el encadenamiento se expande por todo el tejido productivo del país.

Sin embargo, la joya de la corona para la estrategia de apertura ha sido el ensamblaje. Se ha despreciado el aporte de la actividad agropecuaria, quitándole toda importancia en la estrategia productiva y desmantelando los diferentes mecanismos de apoyo estatal. Al respecto, lo que se privilegia es la importación de los productos competitivos a los que produce el sector agropecuario. Se abandona la producción para rendirse a los pies de la importación.

¿Por qué la economía no pasa de las raquíticas tasas de crecimiento del rango de 3% – 4% anual? Porque le están apostando a un motor de crecimiento pobre. El ensamblaje genera empleo calificado y cierta cantidad de dólares en regiones específicas del centro del país. Esto no se niega. Pero es absolutamente insuficiente para darle un crecimiento sólido al resto de la economía. No genera encadenamientos suficientes y sus condiciones de operación sólo se pueden dar en el centro del país, sobre todo por la mano de obra calificada que necesita. Para lograr tasas de crecimiento importantes, al menos en el rango de 6% – 8% anual, es necesario incorporar al sector agropecuario, que opera en todo el país, y que tiene gran capacidad de encadenamientos. Estamos en un país de vocación agrícola, desde hace más de dos siglos, aunque el dogmatismo neoliberal haya querido tapar esa realidad. Para alcanzar niveles importantes de ingreso por habitante, similares a los de países muy avanzados, como las naciones nórdicas, nuestra economía debe crecer a tasas en el rango de 8% – 10%, durante 25 ó 30 años. El desnutrido crecimiento del 3% – 4% de hoy nos mantendrá como economía de tercera o cuarta categoría.

Así que mi respuesta a los dirigentes del Grupo de liderazgo de las organizaciones agrícolas fue: sigan luchando, la verdad está de su lado, preparen una propuesta de política sectorial sólida, con la esperanza de que pronto su voz sea escuchada en las instancias de la toma de decisiones gubernamentales. El sector agropecuario sigue siendo relevante y es un sector con gran capacidad de darle crecimiento importante al país, junto al turismo y la construcción. El ensamblaje puede jugar un papel en el crecimiento futuro, pero de menor importancia, no será el actor principal del dinamismo de la economía, como lo ha pregonado la fantasía neoliberal.

La Corporación Hortícola Nacional impulsa exportación de cebolla para mejorar precios locales

En respuesta a la reciente caída en los precios de la cebolla costarricense, afectada por la alta importación desde países como Perú, la Corporación Hortícola Nacional (CHN) ha lanzado una iniciativa clave. En colaboración con la empresa privada, la CHN está promoviendo la exportación de cebolla al mercado centroamericano. Este esfuerzo busca aprovechar oportunidades comerciales que permitan a los agricultores obtener mejores precios por su cosecha, cubriendo así costos de producción y gastos operativos.

Además, esta estrategia tiene como objetivo estabilizar el mercado local, donde se distribuye la mayor parte de la cebolla producida en el país. Esto no solo beneficia a los productores, sino que también garantiza un suministro constante para la alimentación de los costarricenses.

“La producción local es fundamental para el tejido social y la economía rural, por lo que debe ser prioritaria frente a los productos importados”, señaló la CHN.

La corporación agradeció a los agricultores que han apoyado esta iniciativa, destacando que su compromiso ha sido clave para mejorar las condiciones del mercado en beneficio de todo el sector cebollero. Asimismo, reafirmó su compromiso de seguir promoviendo acciones que fortalezcan la seguridad alimentaria y respalden al sector agropecuario nacional.

Para más información, la CHN invita a los interesados a comunicarse al teléfono 2537-3969 o al correo electrónico mercado@chn.cr. Su sede está ubicada en La Lima de Cartago, junto a Radio Rumbo.

Mirando hacia el futuro 2025-2050 – sector agro

La fecha para esta reunión de liderazgos para el Sector Agropecuario se modificó. En cuanto las organizaciones confirmen la nueva fecha SURCOS la comunicará.

Se ha propuesto la siguiente agenda:

  • 10 am: Conferencia de Prensa
  • Manifiesto según la revisión de la Política Sectorial 2.0.
  • 11 am: Validación de equipo técnico que desarrolla la política integral de apoyo al sector agropecuario 2025-2050.
  • Revisión de la Agenda Legislativa 2024-2026 vis a vis Sector Agropecuario.
  • 1 pm: Almuerzo.

Dicha actividad es convocada por:

  • Corporación Hortícola Nacional.
  • UPA Nacional.
  • UNAG.
  • UPIAV

¿Qué tiene que ver la educación con la seguridad alimentaria?

La seguridad alimentaria de las personas del país requiere que haya alimentos saludables disponibles y que la gente pueda acceder a ellos.

La disponibilidad de alimentos nutritivos y saludables depende principalmente de la producción local, con la importación de alimentos como medida complementaria, y no al revés, pues depender de importaciones supone una gran vulnerabilidad alimentaria. Por su parte, el acceso a los alimentos depende de su precio y la capacidad económica de quien los adquiere.

En nuestro país los alimentos son caros porque el mayor componente del precio final es la intermediación: el agricultor recibe precios ruinosos y el consumidor paga precios abusivos. Lo anterior se agrava cuando se importan alimentos baratos producidos bajo estándares laborales o ambientales inferiores a los nuestros, o apoyados por abundantes subsidios, sin que esto se refleje en el precio al consumidor.

Para garantizar la seguridad alimentaria en tiempos de cambio climático, la agricultura debe fundamentarse en conocimiento a todo nivel, lo cual es posible gracias a la educación.

A las personas productoras, la educación les facilita el acceso a las mejores prácticas productivas, incluyendo la implementación de la tecnología más moderna para el apoyo a la producción.

También facilita acceder a información para la toma de decisiones, como clima y mercados. Finalmente, un sistema de educación primaria y secundaria de calidad prepara el acceso a la educación superior, la cual también es importante para la seguridad alimentaria.

Se necesitan profesionales de múltiples disciplinas como agronomía, economía, nutrición, sociología y otras, que entiendan las necesidades del sector productor y consumidor en lo técnico y más allá.

Y finalmente, el conocimiento de los agricultores se beneficia de la investigación y de la acción social que realizan las instituciones de educación superior. Por lo anterior, la seguridad alimentaria se beneficia de un sistema educativo robusto, desde el nivel preescolar al universitario, desde la formación técnica a la educación para la vida.

Corporación Hortícola Nacional y la producción de semilla de papa

Bryan Víquez, agrónomo de la Corporación Hortícola Nacional, es parte del proceso de producción de semilla de la finca. En la producción visual de la Corporación Hortícola Nacional comenta que “nuestro trabajo es reproducir semillas, lo más nuevas y libres de virus y con mayor vigor posible. La idea es proveer a los agricultores de semillas de buena calidad y a un buen precio justo.” 

Bryan Víquez señala cómo es el proceso, el cual inicia en los laboratorios de la Universidad de Costa Rica y se tienen varias opciones de suplencia, uno de ellos es el INTA del MAG y la otra es la UCR; también hay colaboración de otros laboratorios como en el Tecnológico de Costa Rica.

Se comienza en el laboratorio y ellos venden plantas para propagación, esas plantas se trasladan al invernadero y se inicia el proceso en la finca. Allí se saca una primera cosecha, a la que llaman “semilla nueva prebásica” y esa semilla pasa a la finca en donde se produce la “semilla básica” que se le vende a los agricultores. 

Con esto se espera prevenir la afectación de plagas y otros virus, que podrían ser motivos por los cuales las producciones de papa pierden vigor. Como parte de este proceso se pasa a la bodega donde se preselecciona la semilla; se separa por tamaño y se excluye la semilla que sea físicamente viable por su color, su tamaño, su formación, reventaduras y cualquier otra lesión que dé indicios de afectación de plagas.

A continuación compartimos el video completo.

Conversatorio: Perspectivas y amenazas al sector agropecuario de Costa Rica

Compartimos la convocatoria al Conversatorio: Perspectivas y amenazas al sector agropecuario de Costa Rica.

Día:  Miércoles 08 de mayo 2024

Hora: 10:00 am

Lugar: Centro Agrícola Cantonal de Escazú. https://waze.com/ul/hd1u0mm7h8

Por favor confirmar asistencia al numero 8400 3435 o al correo mesa.nacionaldedialogo@gmail.com

Tendremos como invitado especial al señor Luis Felipe Arauz Cavallini. 

Este es un evento patrocinado por UPA Nacional, UNAG, UPIAV, La Corporación Hortícola Nacional y la Mesa Nacional de Diálogo Social y Productivo.