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Etiqueta: COVID-19

Foro Virtual: Impacto del COVID-19 en poblaciones vulnerables: El reto para no dejar a nadie atrás

SURCOS comparte la siguiente invitación:

Carlos Tamez

Expositora: Cecilia Maurente Beherns, asesora de Asuntos Intergubernamentales y de la CIPD. Oficina Regional de América Latina y el Caribe, Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA.

Coordina: Rev. Carlos Tamez L., Coordinador General de la Plataforma Regional de Redes de OBF en alianza con el UNFPA.

Día: 15 mayo del 2021

Hora: 03:00 p. m. hora de Panamá

Haga clic en el enlace a continuación para unirse al seminario web: https://us02web.zoom.us/j/89575791827

Excepcionalidad en crisis

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

En agosto de 2018 se desarrolló en Costa Rica una de las manifestaciones contemporáneas de odio y nacionalismo más dramáticas que se recuerde. Se trató de una marcha convocada por redes sociales y mensajes de texto que buscaba dirigirse hacia el Parque Braulio Carrillo (conocido como Parque de La merced), ubicado en en centro de la capital. Este espacio es un emblemático lugar de encuentro y socialización de la comunidad nicaragüense radicada en el país.

Según se conoció, el objetivo de la acción consistía en demostrar que, ante el aumento de la presencia de población nicaragüense como consecuencia del conflicto sociopolítico suscitado en su país desde abril de 2018, los espacios públicos como parques, aceras y calles constituían reductos defendibles y reservados exclusivamente para los nacionales.

La apelación a la defensa del país, la utilización de signos como camisetas y banderas de Costa Rica, así como consignas en contra de las personas extranjeras, derivaron en un ambiente tenso que rápidamente fue disuelto por las autoridades costarricenses.

El evento no fue para nada aislado y debe ser entendido en el marco de una escalada en el descontento generalizado con las medidas económicas, el desempleo y la pobreza imperante en el país. Eran los momentos previos a la coyuntura sanitaria, donde esas dimensiones se afectaron ampliamente.

Para algunos sectores de la población costarricense, su molestia con el sistema político y económico imperante ha encontrado su caldo de cultivo en dos escenarios concretos: el desinterés por la política electoral, que ha sido notable en el abstencionismo producido en los últimos procesos electorales y la identificación de chivos expiatorios en las personas extranjeras, principalmente de origen nicaragüense, como responsables de la crisis y más recientemente, del aumento de los casos positivos de COVID 19.

De hecho, las acciones discursivas contrarias a la población migrante han continuado repitiéndose en tiempos de pandemia. En días recientes una campaña lanzada en redes sociales sobre la universalidad de la vacuna a todos los sectores de población, considerando las poblaciones migrantes, encontró niveles discursivos donde una vez más la defensa nacionalista («primero los de casa)» y el desconocimiento del aporte socioeconómico que las poblaciones migrantes brindan al país (“si no pagan no deberían ser vacunados») afloraron de forma intensa. La campaña impulsada por Amnistía Internacional tenía como objetivo denotar el derecho a la salud de todas las poblaciones, en condiciones de excepcionalidad. Sin embargo, las actitudes de rechazo hacia las poblaciones extranjeras fueron evidentes.

Estas no son las únicas tensiones socioculturales presentadas por la sociedad costarricense, ya que en los últimos años la defensa por el derecho a la tierra por parte de los pueblos originarios y la usurpación y ocupación de personas no indígenas ha generado acciones violentas, generalmente en contra de las comunidades indígenas.

Justamente el día 13 de mayo la coordinadora sur sur ha denunciado públicamente la organización de dos manifestaciones de personas no indígenas dirigdas hacia algunos territorios y cabeceras de ciudad, como una actitud de amedrentamiento contra las recuperaciones que poblaciones indígenas han venido desarrollando.

Esta acción no puede ser vista independientemente de una continua conducta de racismo y discriminación que histórcamente han experimentado estas poblaciones y que se ha acrecentado de forma alarmante en los últimos tiempos.

Al inicio de la pandemia, ese recurrente discurso de excepcionalidad costarricense basado en una robustez institucional, las condiciones de acceso y la calidad de los servicios, blindó las consideraciones respecto a la crisis que luego, meses después, habría de llegar con el aumento de casos, la determinación de la economía sobre la salud y el relajamiento en la conducta social de cuido por buena parte de la población costarricense.

Sin embargo, lo que denotan las percepciones y acciones sociales contra estos grupos es justamente una conducta aprendida sobre una supuesta superioridad biológica que está tras el resguardo de esa pretendida excepcionalidad que le ha hecho tanto daño a una sociedad tan necesitada de materializar la solidaridad, tolerancia y respeto como pollticas para restablecer, de nuevo, la convivencia en todos los niveles.

Lo que verdaderamente está en crisis y debemos verbalizarlo, es la forma como Costa Rica construyó su especificidad respecto a otros países de la región. Ya ese discurso se agotó. Debe ser sustituído rápidamente por otro en el que la integración y el reconocimiento sean los valores orientadores de esa nueva experiencia comunitaria que debe emerger de todo esto. Confiemos en que así sea.

Médico Carlos Eduardo Morera Mesén hace recomendaciones ante la pandemia

SURCOS comparte un conjunto de reflexiones y recomendaciones que envió a nuestro correo el médico Carlos Eduardo Morera Mesén, especialista en pediatría y neonatología y ex funcionario de la CCSS.

  1. Se compran 3000 bolsas para cadáveres.

La justificación que da la CCSS y el Ministerio de Salud es que no podemos prever si la situación de Covid-19 puede empeorar y necesitamos estar preparados para esa situación de posibilidad de crisis mayor y no improvisar en ese caso eventual de empeoramiento.

  1. Se están comprando más Ventiladores Pulmonares para el el manejo de pacientes que requieran Ventilación Pulmonar, claro está bajo la misma justificación: estar preparado y NO IMPROVISAR en caso de que aumente el número de casos graves, que requieran tratamiento de Cuidado Intensivo por complicación pulmonar severa (SDRD).
  2. Ahora, Me Pregunto:

Quienes van a manejar eventualmente ese número aumentado de pacientes en las Unidades de Cuidado Intensivo y ese número aumentado de Pacientes Graves?

  1. Tiene claramente inventariado, la CCSS y el Ministerio de Salud, el Recurso Humano Especializado (con experiencia en Ventilación Pulmonar), para el manejo – en el transcurso del tiempo que dure la crisis-?
  2. No sería recomendable tener desde ahora claramente definidos el número de recursos humanos especializados (y de apoyo) para estas situaciones en un NÚMERO IGUAL, Y Bajo Una Justificación Igual, al que se está aplicando para Justificar el Número de Ventiladores a comprar y de bolsas para cadáveres a comprar.
  3. No convendría -YA-, estar enlistando y tener listas por Recursos Humanos de la CCSS los recursos de personal EXPERIMENTADO: RECURSO HUMANO de Médicos Especialistas: Internistas, intensivistas, neumólogos,neonatologos, terapistas respiratorios, enfermeras (os) , que estando JUBILADOS y con experiencia en cuidados intensivos -RESERVA DE ESPECIALISTAS- que sin tener otros factores de riesgo aparte de su edad, estén dispuestos a incorporarse a laborar en las Unidades de Cuidado Intensivo en caso de ser requeridos para el uso de los -“cienes” de – ventiladores adicionales que se están comprando y así tratar de evitar el uso de las 3000 bolsas de cadáveres que se están comprando?
  4. ¿Están listas las condiciones laborales de los contratos de REINGRESO (y las condiciones en que laborarían) estos profesionales que reingresarían luego de estar jubilados?
  5. No convendría que estemos previendo los ventiladores, las bolsas para los cadáveres y que olvidemos prever el RECURSO MÁS IMPORTANTE, el RECURSO HUMANO?

Sólo espero que la CCSS no esté haciendo números ECONOMICISTAS en omitir esta previsión de recurso humano, y espero que prive el criterio de que: “ la salud no es gasto, es inversión”.

  1. Pensemos que se requerirán cubrir tres turnos de trabajo con este tipo de especialistas con experiencia en Cuidado Intensivo ( las 24 horas) y que no todos los profesionales estarán dispuestos a volver luego de jubilados. Otros no lo harían por tener otros factores de riesgo. Conviene tener listas garantías laborales que les den garantía laboral y estabilidad laboral adecuada a estos profesionales.
  2. Una alternativa podría ser que algunos de estos profesionales jubilados estén en los espacios laborales de menor riesgo relativo ( al fin y al cabo tienen el riego de su edad), por ejemplo valorando la modalidad ventilatoria(no invasiva o invasiva) que requiere el paciente, valorando gráficas de ventiladores y monitores, decidiendo cambios de parámetros del ventilador ( de acuerdo con el protocolo de manejo preestablecido), cambio de modalidad ventilatoria, usos y suspensiones de vasopresores, pronaciones, sedoanalgesia, musculorrelajacion, suspensión de ventilación, etc, etc. Y dejar los procedimientos de más cercanía con el paciente a los especialistas con menor riesgo.
  3. Igual podrían estos especialistas jubilados, reincorporarse a labores fuera de las Covid- 19 en la atención de las otras labores de Cuidado Intensivo de otras enfermedades, y así liberar para la atención de Covid-19 el personal especializado de menor riesgo.

Por los caminos tenebrosos de Trump y Bolsonaro

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

No faltaba más que nuestro gobierno emulara los tenebrosos caminos elegidos por Donald Trump y Jair Bolsonaro para encarar la pandemia. Es decir, impulsar medidas tímidas que subestiman la crítica situación actual, cuando los contagios cobran cada día más víctimas, especialmente entre jóvenes, los hospitales están saturados y los trabajadores de la salud y la educación se exponen cada vez más a contagios y muertes.

Un paciente de 27 años con 102 días conectado a un respirador artificial y otros 11 en condiciones similares, un destacado y querido periodista de mediana edad fallecido recientemente y 20 muertos por día en promedio por semana, al parecer, no son razones suficientes para una declaratoria de alerta roja. Estamos frente a un gobierno que da las espaldas a la realidad y a las demandas de un cuerpo médico que sí tiene sensibilidad para sopesar las dimensiones de la crisis por la que atraviesa el país. Tampoco atiende al llamado de los educadores, que se parten la espalda para atender a sus estudiantes desde la casa y con sus recursos (computadora, pago de internet, electricidad y muchas horas extras no pagadas).

 Se pregunta uno, cuáles son los cálculos políticos o económicos detrás de estas medidas paliativas que se resisten a “tomar el toro por los cuernos”, y dar un mazazo que nos ponga en cintura. Continúa este gobierno poniendo la carreta delante de los bueyes. Es decir, protegiendo la economía de los pocos que no se han visto afectados por la pandemia: las grandes cadenas de supermercados, los exportadores y el sistema bancario que continúa con sus arcas llenas, mientras los pequeños y medianos comerciante y emprendedores regatean las migajas que caen de la mesa.

No hay voluntad para tomar medidas más restrictivas porque no se quiere tocar el bolsillo de quienes sí pueden aportar para que haya un salario universal digno para desempleados y subempleados, al menos mientras se supera esta etapa crítica y se abren mejores horizontes para una reactivación social y económica.

Este país se siente huérfano con un gobierno que no le escucha, y más bien se enclaustra en su palacio; incluso no da la cara en los momentos más álgidos, cuando los médicos se enfrentan a la disyuntiva de a quién dejar vivir y a quién exponer a la muerte por falta de camas.

El expresidente Donald Trump dijo: “siempre quise minimizarlo. Todavía prefiero minimizarlo, porque no quiero crear pánico”. Por su parte, ya sabemos de los desplantes de Bolsonaro calificando de “gripiña” a la enfermedad producida por el Covid 19.

No hemos escuchado esos exabruptos de don Calos Alvarado, pero ¿acaso la actitud y el comportamiento, rayano en la resistencia a tomar medidas restrictivas adecuadas, no dice lo mismo o más que esas palabras?

Docentes contra el Covid – Afiche

SURCOS comparte la siguiente información:

Un grupo de docentes se unieron para solicitar apoyo a raíz de las muertes de docentes y personal administrativo de escuelas y colegios víctimas del COVID19, por lanzarles el gobierno a trabajar presencialmente en la crisis más aguda de la pandemia en Costa Rica.

Han elaborado los siguientes afiches expresando la situación que afrontan.

Retorno a la virtualidad en contexto de mayor emergencia de pandemia en Costa Rica

SURCOS comparte la siguiente información:

ASOCIACIÓN COSTARRICENSE DE DERECHOS HUMANOS
ASOCIACIÓN NACIONAL DE EDUCADORES Y EDUCADORAS

Señor Carlos Alvarado
Presidente de la República
Sr. Daniel Salas
Ministro de Salud
Sra. Guiselle Cruz
Ministra de Educación

APOYAMOS EL RETORNO A LA VIRTUALIDAD EN LOS CENTROS EDUCATIVOS DEL PAÍS
San José, 11 de mayo, 2021

Estimadas autoridades del gobierno:

La Asociación Costarricense de Derechos Humanos (ACODEHU) y la Asociación Nacional de Educadoras y Educadores (ANDE) les saluda y manifiesta lo siguiente:

Bajo la disposición del Ministerio de Educación Pública, a partir del inicio del curso lectivo 2021, el gobierno establece la modalidad combinada para todo el sistema educativo, en la segunda quincena de abril Costa Rica comenzó a registrarse números de contagios que superó la cifra de 1.000 casos por día, hasta alcanzar picos superiores a 2.434 personas en las últimas dos semanas del presente mes, la cifra más alta desde que inició la pandemia. Las repercusiones de lo anteriormente señalado, tan solo a 9 días de lo que va del mes de mayo, llevan a la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) y a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) a manifestar públicamente la posibilidad de decretar una Alerta Roja, atendiendo al ordenamiento sanitario y jurídico, ante la saturación de las unidades de cuidados intensivos, incluyendo las del Hospital Nacional de Niños donde no existe espacio para atender a niñas, niños y jóvenes infectados/as.

No obstante, las clases presenciales en los centros de estudio de la educación primaria y secundaria, se mantienen pese a las fuertes restricciones anunciadas por el gobierno en este escenario tan grave. El MEP y el Ministerio de Salud bajo una premisa falsa, insisten en que los centros educativos no son focos de contagio y que cuando se dan casos en alguno de esos lugares educativos, son muy dispersos, incluso no representan ni el 6% de los 5 mil centros educativos del país. Afirmación que deslegitima el dolor y angustia que viven todas las familias del Sector de Educación, expuestas diariamente al contagio, cada día que regresa la persona funcionaria a su hogar.

El proceso de vacunación avanza de manera lenta. Por lo que el Sector de Educación labora sin esa cobertura y garantía a ese derecho. Hasta la presente fecha la COVID-19 ha provocado el fallecimiento de trabajadoras y trabajadores del Sector de Educación, de familiares contagiadas/os, así como comunidades educativas.

Al respecto, la Ministra de Educación Guiselle Cruz hace mención a protocolos institucionales para la prevención y atención de casos; sin embargo, un alto porcentaje de docentes del país se han visto obligados a cubrir los costos por concepto de artículos e implementos que se requieren en esta emergencia nacional.

Pese a los indicadores y alza de casos de COVID-19 en el país y a la decisión de la Administración de Carlos Alvarado Quesada para que el sector público trabaje de manera remota; lo cierto es que docentes y estudiantes se mantienen en lecciones presenciales. Así, vemos con suma preocupación estas y otras inconsistencias tan graves, donde el gobierno mantiene en firme su posición, lanzando diariamente al contagio COVID-19 a cada niña, cada niño, joven y sus familias, a docentes y personal administrativo, trasgrediendo sus Derechos Humanos en materia laboral, de educación pública, salud mental y la vida.

La ACODEHU reconoce algunos centros educativos que han hecho significativos esfuerzos por cerrar sus instituciones, siguiendo las normativas sanitarias y administrativas amparadas en el respeto a los Derechos Humanos de sus comunidades educativas. A la vez, manifestamos nuestro respaldo a diferentes acciones en favor de proteger la vida del estudiantado, sus familias y el personal docente y administrativo de los centros educativos, por parte de la Asociación Nacional de Educadores y Educadoras (ANDE), la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE), el Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores de la Educación Costarricense (SEC), la Unión Médica Nacional, la Defensoría de los Habitantes, organizaciones magisteriales, sindicales y sociales que exigen al gobierno suspender las clases presenciales.

EN HOMENAJE A TODAS LAS VÍCTIMAS DEL SECTOR DE EDUCACIÓN, HASTA EL DÍA DE HOY 50 EDUCADORES HAN MUERTO POR EL COVID-19 (Diario Extra, 11 de mayo 2021, P.15), ADEMÁS DE UN NÚMERO CONSIDERABLE DE CONTAGIADAS. A CADA ESTUDIANTE Y SUS FAMILIAS EXPUESTAS DIARIAMENTE A CONTRAER EL VIRUS, A CADA FUNCIONARIA Y FUNCIONARIO DE LOS CENTROS EDUCATIVOS QUE EL GOBIERNO ESTÁ OBLIGANDO A MANTENER ABIERTOS, EXHORTAMOS A LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA, AL MINISTERIO DE SALUD, Y AL MINISTERIO DE EDUCACIÓN PARA QUE ASUMAN, COMO TAREAS INMEDIATAS, LAS SIGUIENTES ACCIONES:

  • Atender las exigencias del movimiento social y sindical ante la urgencia de la suspensión de las clases presenciales y retornar a la modalidad virtual y a distancia en la educación pública, por el periodo que sea necesario.
  • Incluir al sector magisterial como población en alto riesgo, para que obtengan el derecho a la vacunación, de manera inmediata.
  • Impulsar nuevas medidas sanitarias a fin de contrarrestar los efectos de la pandemia de la COVID-19.
  • Respetar la normativa nacional e internacional sobre la información, para que la ciudadanía y organizaciones sindicales y sociales se mantengan actualizadas en el manejo de los datos precisos sobre el comportamiento del COVID-19 a nivel nacional. Asimismo, solicitamos al Estado costarricense todas las condiciones para que la población adscrita a la educación RECIBA CLASES VIRTUALES; aunque llamamos la atención en que el primer deber es preservar la vida del estudiantado, del profesorado y sus familias.

Asociación Costarricense de Derechos Humanos- ACODEHU
Asociación Nacional de Educadores Y Educadoras – ANDE
www.acodehu-ddhh.org
derechos.humanos@acodehu-ddhh.org

Imagen tomada de https://tn.com.ar

Se recoge lo que se siembra

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

Se flexibilizaron las medidas para evitar los contagios del Covid 19 en Semana Santa, sin establecer los controles adecuados. Se pretendía un objetivo loable como era reactivar el turismo pero, debido al exceso de permisividad, lo que se reactivaron fueron los contagios que hoy tienen al sistema hospitalario colapsado, una tendencia creciente de contagios en la población joven y un país con una imagen que no favorece el turismo extranjero.

Y ahora, como quien no quiere aprender de sus errores, el gobierno insiste en mantener las clases presenciales aduciendo que los datos no confirman que los centros escolares sean focos fundamentales de contagio.

La misma lógica podría haber inducido a la apertura descontrolada para incentivar la actividad turística, toda vez que los hoteles y en general los negocios dedicados a esta actividad, al cumplir rigurosamente con las medidas higiénicas y de aforo, no constituían focos de contagio.

Sin embargo, esa lógica incurre en el error de considerar que se trata simplemente de garantizar el cumplimiento riguroso de medidas en los lugares de destino, sean hoteles o escuelas y colegios, sin considerar que con una flexibilización descontrolada se crean condiciones que favorecen la ampliación e intensificación de los contactos interpersonales e intergrupales, principales fuentes de proliferación del virus.

En ambos casos, la falta de aplicar medidas más rigurosas de control induce a transgredir las normas y hábitos recomendados: distanciamiento, uso de mascarilla y no romper las burbujas. Debido al enclaustramiento por tiempos prolongados, al relajar medidas, en un país donde se combina la “cultura del guaro” con la del “me importa a mí”, no se puede esperar sino un ambiente de fiesta y jolgorio, que sí son focos de contagio.

Estamos ante el fenómeno que el sociólogo Tomás Merton calificaba como las consecuencias no intencionadas o no previstas de la acción social, es decir aquellas situaciones que no son inducidas de manera intencional, pero que se dan, algunas veces sorpresivamente. Y en las condiciones actuales, se trata de consecuencias indeseables que tienen un efecto sanitaria y socialmente lesivo.

Así las cosas, no se trata de justificar con datos que la presencialidad en el aula no es la causa fundamental de contagios, sino de valorar en su justa proporción esos comportamientos indeseables que se desatan, contribuyendo a intensificar los contagios. Además, no sólo estamos ante un problema cultural del comportamiento anómalo de los estudiantes sino también limitaciones importantes de la infraestructura escolar y colegial y falta de suficientes recursos y personal preparado para garantizar mejores condiciones higiénicas, así como para la supervisión de la población estudiantil. También, se requiere personal en salud ocupacional que garantice las mejores condiciones de trabajo saludable para el personal docente y administrativo de las instituciones educativas. Todo ello implica prestar atención a una mayor y mejor inversión en educación, siendo que es el factor decisivo para el desarrollo y bienestar del país.

En este aspecto, cabe señalar la falta de inversión por parte del Estado en las actuales condiciones de crisis económica y social provocada por la pandemia. Como se ha informado, el país está en último lugar, en este tipo de inversión, entre los países miembros de la OCDE.

Para encarar la crítica situación que enfrentamos se requieren medidas extraordinarias como las que se dan en un estado de guerra o posguerra. Es razonable y debería acogerse sugerencias como las formuladas por los investigadores y profesores de la Universidad Estatal a Distancia, por ejemplo, entre otras, aplicar una deducción a todos los salarios del sector público y privado a partir del monto que devenga un catedrático universitario. También a las grandes empresas, instituciones financieras y grandes patrimonios. Quizá, un impuesto similar al 10% que decretó la Junta de Gobierno de posguerra civil para atender a la reconstrucción social y económica del país. El Estado debe garantizar el bien común, y la Constitución lo faculta para tomar esas y otras medidas.

El gobierno también debe acoger, sin dilación, la iniciativa privada de contribuir a acelerar el proceso de vacunación aportando recursos humanos y de infraestructura y ofreciendo las vacunas a precio de costo. Es un gesto solidario en tiempos donde es antiético utilizar la pandemia para obtener dividendos políticos o económicos. No hay que escatimar esfuerzos y recursos para vacunar cuanto antes a toda la población. El dinero no debe ser la excusa, y hay que recurrir a vacunas disponibles más allá de las farmacéuticas que han sido contratadas.

La apuesta por el préstamo del FMI, como el milagro que va a salvar al país, tiene paralizado al gobierno para tomar acciones y medidas urgentes, como las mencionadas. Llegó la hora de que nos despertemos y comprometamos solidariamente para reactivar social y económicamente al país.

Por otra parte, aunque pudiéramos estar a las puertas de ver la “luz al final del túnel”, en estos momentos la oscuridad avasalla, y el gobierno no debería seguir sembrando vientos para recoger tempestades. Los datos son útiles, cuando su interpretación no es mecánica, como si se bastaran a sí mismos. Hay que ver más allá del dato: la realidad.

 

Foto: SINART.

Covid-19: sindemia más que pandemia. Factores socioculturales y económicos detrás de la crisis sanitaria – CICDE-UNED

El Covid-19 es mucho más que un asunto biológico o médico. Es, sobre todo, una problemática sociocultural, sicosocial y socioeconómica. Por ello más que una pandemia, es una sindemia: porque son las condiciones de inequidad, pobreza, desigualdad y violencia, las que le proporcionan el combustible que lo convierte en un arrasador tsunami. Y, sin embargo, esas condiciones atinentes a nuestra compleja problemática social han estado casi completamente ausentes en el abordaje oficial. Desde el CICDE-UNED, por medio de esta carta y este documento, formulamos un respetuoso llamado al presidente Alvarado y a las autoridades de salud, sobre ese particular.

Un llamado público al presidente Carlos Alvarado y a las autoridades de salud

Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICDE)
Universidad Estatal a Distancia (UNED)
Mayo 2021

Le invitamos a descargar, leer y compartir este documento del CICDE recibido en SURCOS. Los contenidos principales son los siguientes:

  • La problemática social detrás del Covid-19
  • Algunos factores socioculturales y psicosociales asociados al agravamiento del problema
  • Propuestas frente a la crisis sanitaria del Covid-19

Puede descargar el documento en este enlace:

Foto UCR

Moción proposición del SINDEU y del Señor Edgar Gutiérrez Cordero, secretario General de la FENTRAP-UTG

El Sindicato de Empleados(as) de la Universidad de Costa Rica, con apoyo de la FENTRAP-UTG, se reunieron para conversar y buscar soluciones ante el grave impacto de la pandemia del COVID-19 en la población costarricense y a nivel mundial.

Según las organizaciones las diferentes instancias gubernamentales, como el Ministro de Salud, han reconocido el ascenso de una cuarta ola provocada por la pandemia.

Por lo tanto, la moción pretende contribuir con las campañas de prevención, los protocolos de salud y apoyando las medidas restrictivas del distanciamiento físico, uso de alcohol y lavado de manos.

En esta reunión se acuerda:

  • Acudir a los sindicatos relacionados con la salud para que, en conjunto o por separado, se solicite ante la embajada de Cuba -como intermediaria- la presencia de la brigada de médicos cubanos para atender, paliar e incidir en la detención de la pandemia del COVID-19.
  • Solicitar al gobierno de Cuba, que haga una donación considerable de las vacunas, denominadas Soberna 2, por la efectividad que dicha vacuna ha demostrado en la aplicación de otros países y ha obtenido el visto bueno de reconocimiento por los organismos internacionales de la ONU.
  • Elevar la propuesta a la Asamblea Legislativa o mediante decreto presidencial para que la solicitud de colaboración tenga respaldo gubernamental.

Costa Rica requiere de un gran consenso nacional y de una gran voluntad política para abrir la posibilidad de que esta medida de solicitud de apoyo a la brigada médica cubana, se lleve a cabo en un plazo perentorio y urgente.

Puede observarse el avance de la pandemia con estos gráficos:

 

Coronavirus. Imagen de uso libre facilitada por The Associated Press (AP).

Información compartida a SURCOS por Trino Barrantes.

La vacuna un derecho humano

Vicente Cherneh

En estos momentos, cubiertos por la sombra mortal de la pandemia del Covid19, me viene a la memoria el Artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, después de otra pandemia tan terrible como la actual, la 2da Guerra Mundial. Este Artículo 1 dice así: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Por supuesto, todos somos iguales, tan solo que hay unos más iguales que otros. Por ejemplo, yo mismo, puesto que no soy tan igual a los costarricenses porque, entre otras cosas, no me puedo vacunar contra el coronavirus debido a mi condición de extranjero, adulto mayor y con salud vulnerable. Me quedé atrapado en el país como turista y ahora estoy en el lento proceso del trámite de solicitud de residencia temporal como dependiente, mientras tanto no tengo derecho a vacunarme.

Me pongo como ejemplo porque conozco mi caso, pero este problema no es un asunto personal, sino es una complicación general de un amplio sector de la población, digamos 200 mil personas o quizás 250 mil, mayoritariamente nicaragüenses y venezolanos. ¿Quién asegura que no puedan enfermarse? ¿Contagiar a otras personas? ¿Quitar espacio en los servicios de salud pública? ¿Morirse por indolencia?

Ya lo dijo el gobierno, los extranjeros sin residencia permanente o temporal, que no estén al día en la Caja Costarricense de Seguro Social y no tengan el Dimex, no serán vacunados. De acuerdo, lo entiendo, pero el gobierno también debe emitir una ordenanza donde prohíba que un nacional contagie, voluntaria o involuntariamente, de Covid19 a un extranjero que no pueda vacunarse.

Recuerdo una declaración emitida por el secretario de la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología, publicada en la prensa del país, donde explicaba que, tras valorar que los inmigrantes irregulares, al no tener un estatus regular en el país “no poseen un historial médico clínico” y, por lo tanto, “los doctores no pueden aplicar un medicamento sin esa información”.

¡Vaya explicación! Pareciera que cuando una persona se inscribe en la CCSS le realizan previamente un examen clínico completo para evaluar su condición de salud y crear su historial médico que permitiría saber si tendrá efectos secundarios si le aplicasen la vacuna. ¡Majaderías!

Hay una declaración del Ministerio de Salud que es para morirse de la risa, en realidad, más bien es para morirse del coronavirus. Dice que “también serán vacunadas aquellas personas que se encuentren en vías de obtener su permiso de residencia permanente o temporal… siempre que estén al día con sus contribuciones a la CCSS”. ¿En cuál punto de la vía?, ¿al comienzo, al medio, al final?, ¿cómo va a inscribirse en la CCSS si todavía no tiene la residencia ni el Dimex?

En enero este año el Director General de la Organización Internacional de las Migraciones, António Vitorino, en una entrevista señalaba: “Los países tienen que prever la vacunación de todos los que están presentes en su territorio incluyendo a los migrantes, independientemente de su estatuto legal. No se trata de crear una prioridad para los migrantes. Al revés, se trata de aplicar a los migrantes los mismos criterios que se aplican a los ciudadanos nacionales. Es decir, aquellos que son más vulnerables por la edad o por razones de salud”.

Más aún, en las directrices de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se enfatiza que “el acceso asequible y no discriminatorio a las vacunas es un derecho humano”. A tal fin, los gobiernos deben garantizar, primeramente, la vacunación dentro de sus territorios de todas las personas de alto riesgo, incluidos los migrantes en situación de vulnerabilidad. Es más, los criterios de vacunación, así como la prioridad, deben fundamentarse en consideraciones de salud pública, sin discriminación alguna (Declaración sobre el acceso universal y equitativo a las vacunas contra la enfermedad por coronavirus (COVID-19), E/C.12/2020/2, 15 de diciembre de 2020).

Costa Rica es un modelo de referencia para América Latina en materia de democracia y derechos humanos, pues todos sus gobiernos se han destacado en la promoción de los derechos civiles y políticos. A lo largo de su historia moderna ha realizado esfuerzos permanentes en la defensa de los derechos humanos, tanto en su política interna como en la de sus relaciones exteriores. No es una casualidad, en este sentido, que Costa Rica sea la sede de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, lo cual la compromete más aún a ser ejemplo de naciones.

Por tal motivo, hay que resaltarlo a las autoridades del país, la vacuna es un derecho humano, esto es un asunto de ética, de humanidad, en consecuencia, habrá que incluir a todos los migrantes, independientemente de su condición migratoria, sin temor ni riesgo de detención, deportación u otra sanción derivada de su circunstancia migratoria. Dejar intencionalmente a una persona sin la vacuna es una violación al derecho a la vida.

Costa Rica ha sido un referente para América Latina, incluso el mundo, en materia de derechos humanos. A lo largo de su historia moderna, Costa Rica se ha esforzado permanente y decididamente por ampliar hacia todos sus ciudadanos y ciudadanas tanto las condiciones materiales como las libertades civiles y políticas esenciales para una vida satisfactoria.

Costa Rica, la sede de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, es generalmente dada como ejemplo de democracia y compromiso a los derechos humanos. En general, lo es; la promoción de los derechos civiles y políticos, como los económicos y sociales han sido preocupaciones fundamentales de sus distintos gobiernos. Sin embargo, es un país que tiene problemas graves, incluyendo un sistema judicial muy lento y largos términos de detención sin juicio, trabajo infantil, desigualdad, y violencia contra las mujeres y los niños.

 

Imagen ilustrativa.