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Etiqueta: democracia participativa

Planteamiento público al Presidente Carlos Alvarado Quesada

COORDINADORA PATRIOTICA ALAJUELENSE
JUAN SANTAMARIA

23 de julio del 2020

Carta Pública

Sr. Carlos Alvarado Quesada
Presidente de la República de Costa Rica

Miles de costarricenses integrantes de organizaciones sociales, cívicas, sindicales y ambientales coincidimos en que llegó la hora de hacer ejercicio de nuestros derechos y deberes ciudadanos, ante la crítica situación fiscal, económica y social, y nos vemos en la obligación de hacerle públicamente el siguiente planteamiento.

Para nosotros y para miles de costarricenses es evidente que en esta situación de pandemia, las libertades que tanto apreciamos están bajo la amenaza de grupos privilegiados que utilizan la crisis para mantener, reforzar y ampliar su control del poder político y así obtener mayores beneficios económicos, consolidando una preocupante e inaceptable plutocracia.

Además, somos conscientes de que nuestros antepasados instauraron la democracia como sistema para proteger los derechos de todos los ciudadanos, especialmente los de minorías y grupos vulnerables.

También tenemos claro, que quienes ahora intentan reforzar su control del poder, son los que en las últimas décadas han minado y debilitado sistemáticamente esos derechos logrados durante décadas de trabajo colectivo para lograr la democratización. Ese ha sido también un trabajo de búsqueda de igualdad y de oportunidades.

Sabemos que en este momento la democracia es más importante que nunca y estamos dispuestos a defenderla en cualquier momento y en cualquier terreno, incluyendo la calle.

La democracia real, no la del papel, permite a la sociedad civil movilizarse, enfrentar las desigualdades, debatir abiertamente los asuntos políticos, distribuir información confiable y pedir la rendición de cuentas. En estos momentos de crisis necesitamos y vamos a defender esa democracia, en los medios y en las calles.

Aún más, nuestra democracia y nuestra Constitución Política establecen que el gobierno de la república ha de ser popular, representativo, PARTICIPATIVO, alternativo y responsable, Lo ejercen el PUEBLO y tres Poderes distintos e independientes entre sí.

El respaldo constitucional de los artículos 9 y 11 nos convoca como PUEBLO hoy y aquí a hacer los siguientes planteamientos que usted por deber constitucional no puede obviar.

Los políticos en los últimos 25 años han saqueado las arcas del Estado a través de actos de corrupción (INS reaseguro 1.220.100.000 de colones (PUSC), Pacto La Nación- Hacienda 2.100.000.000 de colones, Canal 7 obligado a pagar 3.724.419.539 de colones, platina (PLN) 7.000.000.000 de colones, cemento chino (PAC) 18.592.000.000 de colones, Caja Fischel (PUSC) 18.600.000.000 de colones, Yamber (PAC) 21.500.000.000 de colones, Préstamo Español (PLN) 23.240.000.000 de colones, trocha (PLN) 50.000.000.000 de colones, pensiones de lujo (PAC-PLN-PUSC) 663.002.340.000 de colones ) que sumados alcanzan la muy importante suma de 804.039.285519 millones de colones, cerca del 2.7% del PIB.

Además el Estado, por maniobras cuestionables de esos mismos políticos han llevado la deuda del Estado con la CCSS a la inimaginable suma de al menos 1.8 billones de colones al 2020.

Esto lo han hecho los negligentes e irresponsables del PLUSC_PAC, coludidos con empresarios que han actuado directamente en contra de esa institución a través de tácticas dilatorias y hasta evasión y elusión crónicas, que han hecho sucumbir la seguridad social, pero también al margen de sagrados principios, valores y deberes constitucionales.

Más recientemente como parte del proyecto de Plan Fiscal (PAC, PUSC, PLN, RN, NR, PIN) se otorgó una amnistía tributaria al sector privado de 194.000.000.000 de colones (0.7% del PIB). Por otro lado el Gobierno de Costa Rica informó este miércoles 1 de Julio que el déficit fiscal del 2019 cerró en el 6,96 % del Producto Interno Bruto (PIB), la cifra más alta de los últimos años y que superó en un punto porcentual a la del 2018. Los efectos de la pandemia podrían estar llevando el déficit fiscal alrededor del 10% del PIB. La deuda externa de nuestro país alcanzaría para fin de año los 43 mil millones de dólares.

Apenas la última semana de Junio, como acciones para cargar una vez más el déficit fiscal y los efectos de la corrupción de los políticos de las últimas décadas sobre las espaldas del pueblo, se anuncia la posible venta, probablemente a precios de remate para negocio de políticos nacionales, de parte importante del patrimonio común de los costarricenses. Vale decir el BICSA, el BCR, FANAL, RECOPE y KOLBI de ICE), en unos 532.000.000.000 de colones, cerca del 1.4% del PIB. Todo eso como parte de las negociaciones, por cierto muy opacas, entre uno de los poderes de la república (sin participación del pueblo y en violación del artículo 9 de la Constitución) con el FMI, a quien su administración le ha solicitado financiamiento para que el pueblo pague las sumas considerables de dinero que los políticos y empresarios corruptos se han robado en los últimas dos décadas.

Ciertamente como pueblo consciente de este saqueo, no vamos a permitir que nos vendan las joyas de la abuela. Esa es una acción más de los poderosos que nos quieren robar la democracia endeudándonos y empobreciéndonos aún más, comprometiendo injusta e irresponsablemente a las futuras generaciones.

También tuvimos la oportunidad de escuchar una entrevista a su exministro de Hacienda en el medio digital EL Faro el 28 de Junio de 2020, en la que se mencionan datos escandalosos pero muy clarificadores de los asuntos internos de la hacienda pública.

Estos datos dejan claro que la solución de los problemas fiscales no está en las cosas que hasta ahora se han hecho o se proponen, sino casualmente en lo que no se ha hecho, como es el control de la evasión y la elusión, entre otras cosas, y en lo que los políticos de turno y los burócratas tecnócratas no están dispuestos a trabajar como es su obligación ética y legal en cumplimiento de la ley 8292 (Ley general de control interno).

Los datos que se dan a conocer por parte del exministro Chaves no pueden ser ignorados, ni puede el Poder Ejecutivo decir que no son reales porque vienen casualmente de su exministro de Hacienda.

De acuerdo con el exministro la evasión fiscal en Costa Rica está entre los $3.800 millones y los $5000 millones (entre 2,2 y 2.9 millones de millones de colones), entre el 6% y el 8% del PIB. Una suma a todas luces escandalosa que hace palidecer lo recaudado por el mismo plan fiscal impulsado por su gobierno y la Asamblea Legislativa, además de que nos deja muy claro que en Costa Rica no existe un déficit fiscal, lo que existe es una enorme evasión fiscal.

La recaudación de los montos de dinero que son del gobierno de la república, y que algunos no pagaron y se dejaron esas exorbitantes sumas de dinero terminaría con el problema fiscal de manera eficaz, eficiente y expedita mediante un decreto suyo.

Con voluntad política y con manejo efectivo de la autoridad que les otorga el puesto, al presidente, al ministro de hacienda y a los burócratas de mandos medios y ejecutivos, en cuestión de 3 o 4 años se recaudaría esa suma que se roban los evasores. Esos montos no solo pagarían el déficit fiscal en casi su totalidad, sino que serían montos mucho más altos que los montos que el mismo FMI nos podría prestar. Tampoco tendríamos que vender ninguno de los preciados e invaluables bienes patrimoniales de los costarricenses.

Evidentemente no tiene explicación alguna el querer endeudarnos cuando no necesitamos hacerlo, excepto que existan intermediarios percibiendo jugosos ingresos por asesorar en el trámite de préstamos y/o el de “venta de activos” del Estado. Lo que necesitamos es recuperar el dinero que algunos se vienen robando de la hacienda pública y esto es lo que exige el Soberano a usted (y a su gobierno), electo en el marco de una elección popular y de la Constitución Política, la cual usted juró cumplir y la cual nosotros tenemos el derecho y el deber de vigilar y garantizar que se haga valer y prevalecer, por encima de presiones, privilegios e intereses corporativos o individuales, nacionales o extranjeros.

Según lo dicho en esa entrevista solo se requiere de una inversión de entre $150 y $250 millones en la compra y puesta en práctica de los instrumentos tecnológicos requeridos para iniciar la recuperación de esos dineros. Por supuesto, además sería imprescindible la voluntad política para hacer lo que a todas luces hay que hacer y que es precisamente lo que el pueblo exige hacer.

No es posible que tengamos a mano la solución a mediano plazo de la situación fiscal y no se tenga la voluntad política de un gobierno que se llama democrático para ejecutarla. No podemos permitir que se esté comprometiendo el futuro de varias generaciones por la inacción, colusión o complicidad del gobierno en una situación como la que tenemos entre manos y que ya no se puede seguir ocultando.

Este saqueo sistemático y paulatino de la hacienda pública, que ya es sistémico y se ha consolidado a lo largo de los años, está acompañado de un proceso de empobrecimiento de la población, de un incremento de la desigualdad, la discriminación y la exclusión, las cuales vienen a traernos como resultado un país más pobre y de muy pocas oportunidades para las mayorías. Costa Rica se encuentra entre los más desiguales de América Latina, y para no solo combatir esa desigualdad, sino también para poder desarrollarnos como sociedad con base en planes operacionales y a 25 años plazo, es necesario cerrarles los portillos a los defraudadores del fisco.

Este país ocupa el tercer lugar en desigualdad en América Latina. Sabemos que la desigualdad es el resultado de las políticas de un país. En nuestro caso ese grado de desigualdad se da como resultado de las acciones y presiones que sobre el Estado han ejercido tradicionalmente los grupos poderosos, para su propio beneficio. De esta manera, la distribución de la riqueza simplemente dejó de darse y pasó a unas pocas manos. Son las mismas manos que ahora nos tienen en esta encrucijada fiscal.

Ante todo esto, el pueblo, representado en las más diversas organizaciones sociales exige que:

1-su gabinete le explique al país porqué insiste en tomar medidas económicas en contra del pueblo y en buscar endeudamientos muy negativos para nuestro futuro, mientras existen opciones viables para solventar los problemas, siempre y cuando se tenga el coraje, la entereza moral y la voluntad política para hacerlo. Es imperante en esta hora de la historia que usted dé soluciones de cara al pueblo de Costa Rica, es decir ante el cuarto poder que también debe constitucionalmente ejercer el poder en este país a la par del Poder Ejecutivo, el Judicial y el Legislativo.

2- escuche al pueblo que por derecho y mandato constitucional también ejerce el poder

3- no se vendan empresas del estado (banca estatal, ICE, FANAl, RECOPE y otras)

4-no se vendan activos importantes del país

5-el gobierno se abstenga de aprobar más deuda externa e interna

6-se inicie de inmediato el proceso de instrumentalización de la Hacienda Pública para el cobro urgente a los evasores.

7- rinda cuentas al pueblo explicando las razones que le impiden, como presidente, tomar este camino constitucional de solución expedita, contundente, eficaz, eficiente , legal y ética a los problemas financieros del Estado y que es, además, un camino mucho más beneficioso y menos agobiante para la mayoría de la población, sabiendo que en materia de control de la evasión y la elusión fiscal, tendría usted garantizado el respaldo total del 99% de los costarricenses .

8-rebaje los salarios a los más altos funcionarios de Hacienda por su ineficiencia y por haber permitido esa escandalosa evasión.

9-aplique la equidad en la carga que debemos pagar todos los costarricenses ante esta crisis fiscal, económica, social y de salud asociada con el Covid-19, de manera que se cumpla con el artículo 33 de la Constitución Política que dice:

Artículo 33.- Toda persona es igual ante la ley y no podrá practicarse discriminación alguna contraria a la dignidad humana. Reforma dada por ley No.7880 y Publicada en la Gaceta 118 del 18 de junio de 1999.

10-aplique justicia tributaria, de manera que paguen más los que más tienen.

11-proceda a eliminar las odiosas e inconstitucionales exoneraciones tributarias que por su naturaleza discriminatoria maltratan otros sectores del país.

12-cesen de amnistías para sectores económicamente poderosos

13- se detenga la desigualdad por medio de la aplicación de un sistema tributario que en efecto controle la evasión y la elusión.

14- explore otras fuentes limpias de ingreso económico para el Estado (complementarias a los Impuestos).

15- realice un inventario de gastos innecesarios, para eliminarlos o reducirlos: pago de asesorías superfluas, pago a organismos internacionales como OCDE y otros.

16- efectúe un inventario de gastos en pensiones de lujo y pensiones a difunto, con miras a reducir o eliminar, según corresponda.

17-Lidere un verdadero, nuevo e histórico Pacto Social de cara al bicentenario en el que participen todos los sectores que democráticamente deben de participar.

Para todo esto tenemos los instrumentos y las condiciones. Lo único que nos falta en este proceso es la voluntad política para hacerlo y esa es nuestra mayor exigencia en este momento.

Los ciudadanos que dieron su voto para elegirle presidente, igualmente le exigen en este momento esa acción determinante para un futuro menos doloroso, de mayor esperanza y más digno para Costa Rica.

COORDINADORA PATRIOTICA ALAJUELENSE JUAN SANTAMARIA
Por la consolidación de instancias regionales de unidad en la diversidad de los movimientos sociales
POR LA ARTICULACION PROPOSITIVA Y UNITARIA DEL PUEBLO COSTARRICENSE

Camino a la democracia participativa

Hernán Alvarado

Por fin una buena noticia: el pasado viernes 17 de julio, el Movimiento territorios seguros resolvió el gran desafío de organizar de manera virtual, en un contexto de pandemia y con el meritorio apoyo de la UNED, la magna actividad llamada «Segunda actividad nacional de rendición de cuentas y evaluación de resultados». Esta actividad innovadora permitió sopesar el avance de la participación ciudadana en diferentes instituciones, reuniendo trabajadores públicos y población civil.

Palabras auspiciadoras

En esta segunda actividad nacional, se escucharon palabras certeras por parte de Román Solís y Fernando Cruz del Poder judicial; Emilia Navas de la Fiscalía general; Julio Jurado de la Procuraduría; Max Esquivel del Tribunal de elecciones; Tatiana Mora de la Defensora de los Habitantes, entre otras. Se escuchó clara la importancia de defender el Estado de derecho y, en primer lugar, la Constitución. Eso pasa por fortalecer la institucionalidad y la participación ciudadana dentro de ella, así que se avizora una nueva veta para el desarrollo de la institucionalidad pública.

Carlos Campos, coordinador del movimiento, subrayó que el poder de la República radica en el Pueblo, que hemos comenzado a poner con mayúscula, aunque no aparece así en la carta magna; porque el Pueblo constituye el primer poder de la República; no es la Asamblea Legislativa, que sería el segundo; el Ejecutivo sería entonces el tercero y el Poder judicial el cuarto. Esos cuatro poderes deben garantizar que la sociedad disfrute de su bien social supremo que es la paz. Eso es respetar el orden constitucional. Y es que antes que funcionarios y autoridades, antes que trabajadores o empresarios, somos ciudadanos. Todos somos parte del Pueblo, que es la fuente de todo poder y en Costa Rica tiene el mandato de cogobernar como soberano, junto a tres poderes independientes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial).

Entonces, nace la pregunta: ¿quién es ese Pueblo? En primera instancia, Pueblo somos todos los ciudadanos, ellas y ellos, niños, jóvenes y adultos mayores; no solo los que votan. Se constituye, por tanto, con todas las personas sujetas de derecho, cuyos derechos el Estado reconoce y cautela. Aunque sea una definición pasiva, incluso vaga o poco operativa, que corresponde más al criterio de inclusión que al de participación. La inclusión es ciertamente una condición indispensable, como la información, pero no agota ni las posibilidades ni las necesidades de la participación ciudadana.

¿Y quién es entonces el soberano?

La Constitución reclama un Pueblo que actúe como soberano, es decir, como Pueblo con disposición y capacidad de sujeto político. Para esto es necesario ser y sentirse parte del Pueblo, pero no es suficiente. El Pueblo resulta ser una entelequia si no hay voces que asuman el interés general que él representa. De manera que soberano no es quien se siente depositario de derechos, pero no portador de deberes cívicos. El soberano tiene tareas por cumplir, entre ellas las de vigilancia y control del aparato de Estado; para garantizar que los representantes, autoridades y funcionarios públicos cumplan con sus deberes de representación, dirección y ejecución; al servicio de la convivencia pacífica. En ese sentido, la posición soberana implica un proceso de auto empoderamiento y de auto capacitación, para ejercer plenamente la ciudadanía activa. Eso requiere aprender e incorporar una serie de atributos que forman parte de un proceso de emancipación, con respecto a fantasmas o miedos propios, tanto como a poderes fácticos y formales; lo que supone compromiso personal. Ser parte del soberano implica que cada individuo, cada yo, se forme como una persona ciudadana, lo cual se realiza a través de un proceso educativo organizado.

Además se trata de construir un sujeto social con una inteligencia colectiva que supone voces particulares que se transforman constantemente, mediante diálogo, en una voz cada vez más abarcadora y comprometida con el bien común. El soberano deviene así un constructo social y dialógico que no se puede dar por supuesto, sino que implica una acción consciente e intencional.

Sin embargo, como toda educación política, ese proceso no acaba en un aula, ni basta con un libro, porque al final solo se logra en la práctica, que es donde se adquiere la conciencia social. El ciudadano aprende a serlo ejerciendo sus derechos y confrontando a quienes pretenden restringirlos, conculcarlos o burlarlos. Lo que supone superar la posición de víctima pasiva de los poderes constituidos y fácticos para asumir una actitud digna y responsable, de cara a la construcción histórica y social del gobierno del Pueblo, para el Pueblo y con el Pueblo.

Así resulta que todos pertenecemos al Pueblo, pero no todos deciden ser parte del soberano. A nadie se le puede obligar a ello. El soberano implica auto incluirse, capacitarse y asumir una posición permanentemente activa, crítica y propositiva. Así, todos nacemos con derechos protegidos por el Estado, pero no todos los defendemos y derecho que no se ejerce es como si no existiera. Pero no todos los pobladores deciden ser soberanos y a ninguno se le puede obligar. En esa voluntariedad del soberano radica su legitimidad y autoridad moral. Todo esto forma parte del ideario de este movimiento.

Un índice de participación ciudadana

La metodología y la tecnología no fueron toda la novedad que nos trajo este evento. La sorpresa, cual cereza en el pastel, fue la presentación del «Índice de participación ciudadana». Entre otros componentes, el índice incluye el tema presupuestario; en la medida en que esto contribuye o no a la formación de personas ciudadanas. El presupuesto es la frontera próxima de una participación cuyo fin último es el empoderamiento ciudadano.

Se pretende medirlo cada año para ser presentado en el mes de julio, en conmemoración de la reforma del artículo 9, impulsada en el 2003 por esa persona extraordinaria que ha sido doña Jocelyn Sawyers. Hay que ver lo pequeños que se ven los actuales diputados a la par de esta gran maestra pensionada, el verdadero lujo es tenerla aún con nosotros. Significativamente, fue un viento fresco que también, como este movimiento, vino del Caribe. Otra cosa que habrá que agradecer siempre al espíritu, que hoy parece extraviado, del PLN.

Aunque se comprende finalmente que la rendición de cuentas no es un tema para un evento extraordinario anual, sino un proceso de mejora continua y cotidiana; un proceso constructivo, permanente, que seguirá encontrando obstáculo en la inercia de la cultura institucional tradicional y en la falta de voluntad política de los gobernantes que ven en la ciudadanía activa no el gran recurso y aliado que puede ser, sino la amenaza constante que también es para el ejercicio vertical, autoritario y arbitrario del poder delegado.

Una construcción democrática

Queda claro que la democracia participativa que manda la Constitución no caerá del cielo. Requiere un proceso histórico y social que depende de la participación misma. La democracia devendrá participativa en la medida en que se vuelva participante. Eso implica abrir las puertas de las instituciones a una ciudadanía decidida a ocupar su silla responsablemente, para el pleno ejercicio de su derecho a incidir en las decisiones.

La participación debe conducir a ese proceso de empoderamiento sin el cual la palabra soberano no pasará de ser una magnífica ficción jurídica, como decir Estado o comunidad. El soberano demanda organización y método, así como un movimiento consciente, con voluntad política, que se levanta sobre los hombros de una ciudadanía comprometida, consciente de sus obligaciones civiles y responsable con sus deberes patrios. Eso es una revolución democrática que avanza en silencio, pero firme, como toca a quien tiene un rumbo cierto.

Al juzgar los informes presentados por las distintas instituciones parece que estamos en una primera fase que es la lucha por la transferencia y la rendición de cuentas. Es una etapa en que la ciudadanía se concibe como audiencia, como destinataria de información; aún no como decisiva y auditora. Por ejemplo, se mencionó como algo relevante que la información debe ser accesible, no solo por los canales que se usen, sino por el lenguaje mismo y los formatos que la vehiculizan.

Como lo reconociera con honestidad Francisco Flores, de la Asamblea Legislativa, en última instancia la ciudadanía aspira a participar en la elaboración de leyes, pero aún no se cuenta con los mecanismos y recursos que lo hagan posible. Eso es particularmente crítico en relación con algunos grupos, como las personas con discapacidad, o las que sobreviven en condiciones socioeconómicas o de género adversas, por lo demás inaceptables. Sin embargo, poco a poco se irá avanzando más allá de los esfuerzos de transparencia o de consulta hacia la participación efectiva del soberano en la toma de decisiones. La Constitución convoca al Pueblo a ejercer el gobierno de la República como soberano, no solo a orientarlo, controlarlo y evaluarlo. A la luz de ese gran propósito, estamos en pañales, pero el camino se ha ido abriendo de manera perseverante e inteligente.

Un feliz aniversario

A lo largo de diez años, el Movimiento territorios seguros ha venido abriendo un camino que solo se hace ascendiendo desde la base social, desde las comunidades, desde el corazón del Pueblo y con fuerza de mujer. Así se ha ido hallando la metodología para formar ciudadanía consciente y activa (metodología de los triángulos) y para convocar a instituciones que vienen avanzando en el tema de participación. Habría que reconocer por lo menos la inclusión desde el principio del Poder judicial y de las universidades públicas, dicho a modo de ejemplo.

Así se ha venido abriendo un espacio de diálogo entre ciudadanía y funcionarios que hoy es un referente a escala internacional. Queda sin duda mucho por andar, pero la dirección ya está trazada. El movimiento construye territorios de paz gracias al concurso de ciudadanos activos y funcionarios que comprenden que son ante todo servidores públicos. Por eso, constituye hoy, por méritos propios, la vanguardia de la democracia participativa, exigida por el artículo 9, según se reformara en el 2003, y el artículo 11, que establece que los funcionarios son «simples depositarios de la autoridad» obligados a informar, rendir cuentas y ser evaluados.[1] ¡Larga vida a este heraldo de paz social!

[1] Constitución de la República de Costa Rica.

Foto de cabecera: Mayo del 2019. Segundo congreso del Movimiento de Ciudadanía que construye Territorios Seguros.

Un futuro optimista: nuestro compromiso profesional en la construcción y desarrollo de la sociedad costarricense*

Mario Devandas Brenes 1

Universidad Estatal a Distancia, Tutor jubilado, Costa Rica

Buenas tardes.

Agradezco a las autoridades universitarias y de manera particular a la profesora Julia Li la invitación para dirigirles unas palabras en este importante acto de graduación.

Culminar un programa de posgrado es un motivo de júbilo y de fiesta, por lo cual, en primer lugar, debo felicitarles, tanto a cada graduando como a sus familias. Es un paso que nos permite ver con optimismo el futuro y nos obliga a meditar sobre él. Permítanme entonces unas reflexiones al respecto. Suele decirse que el conocimiento comienza por la pregunta y también la rebeldía. Hagámonos pues algunas preguntas.

Se dice en el Génesis que Adán y Eva tomaron una fruta del árbol prohibido, del árbol del conocimiento, del árbol del bien y del mal. Ese pasaje se inició con la pregunta de la serpiente, esa pregunta según la tradición judío-cristiana nos tiene aquí.

En el corazón del hombre habita el bien y el mal, considera Erick Fromm2. Ni este criterio ni la relación bíblica, debemos tomarlas como una condena, menos como3 una excusa para justificar nuestros actos.

La capacidad de discernir es una condición de los seres humanos, eso llamado libre albedrío nos obliga calificar nuestras conductas y esta capacidad humana implica, para quienes hemos alcanzado niveles superiores de formación académica, una muy alta responsabilidad, indisociable de la comprensión de que el éxito alcanzado no es solo producto del esfuerzo individual y familiar, sin duda fundamental, sino, además, del esfuerzo social. En su conjunto la sociedad aporta al desarrollo de la educación y configura el contexto en que nos desarrollamos. Por eso emerge la pregunta: ¿cuál debe ser nuestro compromiso en la construcción y desarrollo de esa sociedad tan prolija con nosotros?

Ante esa pregunta vuelve a surgir el dilema del bien y del mal, desde luego todos nos inclinamos a escoger el bien, sin embargo, las cosas no son tan sencillas. Escuché recientemente a un experto en derechos humanos de Naciones Unidas explicando que había entrevistado a varias personas con altos cargos en el régimen nazi y ninguno de ellos consideró haber actuado mal.

Estoy seguro de que la misma respuesta se hubiese obtenido en una entrevista a Stalin, a Pol Pot, a Pinochet, a George Bush, o a Trump.

La lección derivada de esa experiencia es la siguiente: todos actuamos conforme a nuestras ideas, ellas nos conducen a decidir lo mejor para nosotros, para nuestros hijos y para toda la sociedad.

Llegamos de esta manera al centro de nuestro esfuerzo académico. Durante los diversos programas de estudio recibimos ideas, maneras de entender e interpretar el mundo y con esas ideas y otras impresas en la cultura, forjamos nuestra cosmovisión, una visión integral acerca de nuestras relaciones personales y también de las consideraciones políticas, económicas, religiosas y artísticas.

La característica medular de los humanos es que tenemos ideas y con esas ideas construimos el mundo.

En 1936, Keynes escribió: “Las ideas de los economistas y de los filósofos de la política, tanto cuando son correctas como cuando son erróneas, son más poderosas de lo que comúnmente se entiende. De hecho, el mundo está dominado por ellas. Los hombres prácticos, que se creen exentos de cualquier influencia intelectual, son usualmente esclavos de algún economista difunto”4. También podemos estar sujetos a ideas en el campo de la ciencia y sentirnos seguros con ellas. Pero recordemos, la teoría de la generación espontánea se mantuvo durante más de 20 siglos y no fue superada hasta 1860, la idea del geocentrismo estuvo vigente durante catorce siglos y con esas ideas se construyó la cosmovisión bajo la cual se vivió durante todos esos siglos.

Pero el conocimiento no se detiene y ante sus avances empieza a resquebrajarse, a tambalearse, toda la estructura de las ideas sobre las que nos sentimos seguros.

Víctor Hugo, en su obra sobre Shakespeare, afirma sobre la ciencia: “Todo en ella muda y cambia, todo se niega, todo se destruye, se crea y se reemplaza. Lo que se aceptaba ayer, se rechaza hoy. La máquina colosal de la ciencia no descansa nunca, jamás se da por satisfecha y busca siempre lo mejor, porque no conoce lo absoluto”.

Hoy a la luz de la ciencia podemos afirmar que la única ley absoluta es la ley del cambio.

Cualquier programa de estudio solo puede considerarse exitoso si desarrolla en el estudiante un pensamiento crítico. Desde luego debemos poner atención a las lecturas establecidas en los programas y a los profesores, pero no podemos ser pasivos. No existen ideas neutras, todas están sujetas a una determinada visión del mundo. El reino de la libertad nos exige ser iconoclastas.

En la actualidad vivimos una época difícil, complicada, por todas partes observamos gran efervescencia social en protesta por la creciente desigualdad, enfrentamos también la grave amenaza del calentamiento global.

¿Qué pasa?, ¿hacia dónde vamos? Son las preguntas de muchos intelectuales prominentes alrededor del mundo y entre los grupos que emergen de las protestas sociales.

Hay quienes ven la situación desde una óptica pesimista y hasta niegan la noción del progreso. Yo me sumo a una visión optimista y frente a los problemas planteados percibo la oportunidad de dar un gran salto hacia el progreso.

Observo una relación esencial entre la evolución biológica y la trayectoria histórica de la humanidad.

Darwin enunció que en la evolución sobrevivía el más fuerte, pero de manera reciente Margulis, en su hermoso libro Qué es la Vida, demostró como en el camino de la evolución las alianzas bacterianas eran fundamentales. Interpreto que esas alianzas modificaron las estructuras del poder. Una bacteria podría ser muy poderosa, pero sí las más débiles se aliaban, modificaban la correlación de fuerzas e iban construyendo organismos más complejos. ¡Somos una construcción de las bacterias!

La pregunta es: ¿qué motiva la evolución biológica? a mi juicio, la evolución es la manera como la vida se defiende, se promueve y se desarrolla. La evolución es el camino de la solución permanente de problemas. Es una hermosa manifestación de la ley del cambio. Cuando pensamos en el surgimiento y desarrollo de lo humano no podemos dejar de vincularlo con la evolución biológica. Podemos considerar que la vida nos construyó para pensar en sí misma. Si nos detenemos a considerar el pensamiento de los filósofos, de los místicos, de los científicos y la obra de los artistas, encontramos un factor común: su preocupación es tratar de explicar la vida y defenderla.

Al discutir el tema del progreso podemos afirmar que la historia de la construcción de la humanidad es una historia del progreso. Cuando converso con amigos sobre estos temas, amigos con los cuales comparto una visión crítica de las situación económica y política, me gusta mortificarles preguntándoles: ¿si pudieran viajar en el tiempo, les gustaría trasladarse a vivir a la antigüedad o a la edad media? De manera invariable la respuesta es: “no, preferimos vivir en nuestra época”.

El capitalismo ha significado una extraordinaria revolución en todos los órdenes, no hace falta detenerse en ello, sin embargo, hemos llegado a un punto de cuestionamiento.

La revolución francesa se realizó bajo la consigna “libertad, igualdad, fraternidad”. Nació la democracia moderna, los derechos civiles, sociales y políticos empezaron a abrirse campo a través de las permanentes luchas sociales. De Europa heredamos el concepto del estado social de derecho. Se trataba de destruir el poder de los reyes y de la nobleza, permisiva solo con el desarrollo individual de esa clase social, para empezar a abrir campo al desarrollo de la libertad individual de todas las personas, pero ese proceso ha estado lleno de contradicciones y desde luego está inacabado. Europa desde entonces ha sido una zona muy conflictiva, dos guerras mundiales, poder colonial. Aliada con gobiernos de los EE. UU., ha sido un factor importante, aunque no el único, en la inestable situación del medio oriente.

Debemos defender la libertad individual, pero no debemos llevar el individualismo a un dogma capaz de negar y renegar de lo social, por una sencilla razón, no podemos ser sin los otros. Tampoco podemos olvidar que la vida, toda la vida, es un complejo entramado del cual dependemos todas las especies. En la actualidad, la libertad individual ha sido deformada y convertida en individualismo patológico cuya principal manifestación es el consumismo, una de las causas principales de la contaminación.

Veamos algunos datos significativos de los problemas sociales actuales según datos de organismos especializados:

  • El hambre en el mundo afecta a 821 millones de personas.
  • Unicef denuncia que 19.000 niños mueren al día por causas evitables.
  • La desnutrición es una de las principales causas de mortalidad infantil, más de 6.400 niños fallecen por día debido a este motivo.
  • “La carencia de alimentos es causa directa o indirecta de una de cada tres muertes infantiles”, dice el informe publicado por Unicef. Esto significa que a escala global 180 millones de niños son víctimas de desnutrición crónica y la padecen con severidad otros 20 millones.
  • Después de varios años de marcadas reducciones en la pobreza, el número de personas pobres aumentó de 166 millones a 175 millones entre 2013 y 2015, aumentando de 28,1% a 29,2% de la población, nos advierte la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe.
  • Según esos organismos especializados más de cuarenta millones de latinoamericanos padecen de hambre crónica.
  • En nuestro país, la pobreza casi ronda a la cuarta parte de la población.

Mientras esos datos se nos agolpan inmisericordes, la riqueza se acumula de manera acelerada en pocas manos. Estudios pormenorizados de Stiglitz y de Piketty demuestran como la mayoría de la riqueza mundial es controlada por el uno por ciento de la población.

A la luz de las consideraciones anteriores cabe la pregunta: ¿serán las ideas imperantes en economía y en política las más adecuadas para construir más humanidad?

Formulemos otra pregunta medular: ¿qué entregamos en nuestro trabajo todos los días? Si nos percatamos cómo en el trabajo de todos los días entregamos la vida, vale preguntarse: ¿por qué lo hacemos? Podríamos dar respuestas superficiales pensando en la retribución recibida por esa entrega, pero la respuesta esencial es otra: entregamos la vida para hacer posible la vida, somos parte de la evolución.

Si la forma en que está organizado el trabajo en la actualidad no está promoviendo la vida, y además no está garantizando la vida con dignidad a las personas, a todas las personas, deberíamos aceptar que las cosas no se están haciendo bien y deben cambiar.

La creciente falta de legitimidad de los partidos políticos y de muchas instituciones, la lucha por la defensa del ambiente, la lucha por los derechos de las mujeres, las luchas por el respeto a las diferencias sexuales, la lucha por los derechos de las personas con discapacidad y el cuestionamiento a las ideas dominantes en el campo de la economía anuncian el nacimiento de una nueva cosmovisión. En otras palabras, la cosmovisión imperante continúa resquebrajándose.

Sin duda serán cambios difíciles, todavía no tienen un rumbo claro, la nueva utopía apenas empieza a dibujarse.

La pregunta que surge aquí es: frente a la magnitud de esos problemas ¿qué podemos hacer nosotros?

La respuesta a mi criterio es: debemos trascender. Si nos quedamos presos en nuestra vida cotidiana, seremos simples víctimas espectadores, si procuramos la trascendencia, nos convertiremos en actores.

En nuestro país podemos hacer y debemos hacerlo para reducir la inequidad y para lograrlo primero debemos conocerla. Me gustan mucho las palabras del papa Francisco cuando nos advirtió: “hablamos mucho de los pobres, pero no hablamos con los pobres”.

La última reforma de la Constitución Política es muy importante. La llamo el nuevo nueve.

El artículo nueve decía en su primer párrafo: El gobierno de la República es representativo y lo constituye el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial, etc. Es decir, se trataba de una democracia episódica, nos presentábamos cada periodo a las urnas, elegíamos a nuestros representantes y punto. Ahora dice: el Gobierno de la República es participativo, representativo y lo constituye… etcétera.

Se trata entonces de construir una democracia permanente, no episódica. Es un reto muy importante y nos marca una ruta mediante la cual podemos contribuir a la solución de los graves problemas actuales. Para lograr esa democracia participativa, es fundamental elevar el nivel de comprensión, por parte de los sectores populares, de las causas de los problemas que les afectan, y es aquí donde se abre un importante espacio a quienes tenemos el privilegio de haber logrado estudios superiores, es el camino mediante el cual podemos trascender.

Las universidades públicas y de manera muy particular la UNED puede y debe jugar un papel central en el desarrollo de la democracia participativa, entendiendo de que en la medida que se logre, impulsaremos al tiempo un cambio cualitativo en la democracia representativa, para desarrollar esos programas sería muy provechoso impulsar un vigoroso proceso de voluntariado.

Estoy seguro de que nuestro pueblo sabrá construir esa nueva democracia y darle ejemplo al mundo y de manera especial a nuestros hermanos pueblos latinoamericanos, de cómo se puede hacer avanzar la humanidad hacia una nueva época, preservando lo mejor del pasado y construyendo soluciones a los nuevos problemas.

Ojalá y todos lo comprendamos así, asumamos nuestros compromisos y demos paso al impresionante camino de la evolución en defensa de la vida.

Muchas gracias

* Palabras pronunciadas con ocasión del Solemne Acto de Graduación del Posgrado, realizado el viernes 8 de noviembre de 2019 en la Sala Magna del Paraninfo Daniel Oduber Quirós, sede principal de la UNED.

1 Mario Devandas Brenes es representante de los trabajadores en la Junta Directiva de la Caja Costarricense de Seguro Social. Es economista en la Universidad de Costa Rica, con maestría en Política Económica con énfasis en empleo y recursos humanos y doctor en Educación. Se ha desempeñado como docente de la UNED y fue encargado de la Cátedra de Economía y profesor de Finanzas Internacionales en la Escuela de Ciencias de la Administración; también fue director de Extensión, y en su período se concedió a esa dirección el premio nacional por sus aportes a la calidad de vida. Se ha desempeñado como asesor político y sindical, destacándose en el logro de la concreción de una nueva política salarial para el sector privado. En la actualidad se encuentra jubilado, pero mantiene plena actividad al servicio de las luchas populares, viajando por diversas zonas del país informando sobre la situación de la Caja y la necesidad de organizarse en los barrios para defenderla.

2 Fromm, E. (1977). El Corazón del Hombre. Fondo de Cultura Económica.

3 Nietzsche, F. (2010). Más allá del Bien y del Mal. Editorial Gradifco. S.R.L.

4 Keynes, J. M. (2003) La Teoría general del empleo, el interés y el dinero. 4ª edición en español. México: Fondo de Cultura Económica.

Revista Posgrado y Sociedad
ISSN: 2215-2172
Sistema de Estudios de Posgrado
Volumen 17, Número 2, 2019, 61-65
Universidad Estatal a Distancia
RevistaSEP-PyS@uned.ac.cr
Fuente: https://revistas.uned.ac.cr/index.php/posgrado/article/view/2812/3539

Lecciones de un microbio

Hernán Alvarado

            La tragedia COVID-19 suma más de 182.000 fallecidos y contando. El 17 de marzo, el senador colombiano Gustavo Petro afirmó que solo hay dos medidas efectivas contra esta pandemia:

            «a) Confinar drásticamente a la población en sus casas y

    b) Aumentar sustancialmente la capacidad hospitalaria».

            La primera es más importante dada la debilidad de los sistemas de salud, mas no cabe descuidar la segunda. Tal la enseñanza de otras virosis, así que obviarla configura un «genocidio por omisión». Tómese en cuenta para evaluar las diferentes respuestas gubernamentales. Este microbio sacude nuestras certezas y sin decir nada cambia los términos del debate ideológico, al desnudar las aberrantes desigualdades que la globalización neoliberal ha auspiciado. Asimismo, facilita una expansión de conciencia que presagia aprendizajes significativos.

  1. El mercado es de cristal opaco

            En el mercado, la mercancía preñada de ganancia representa el valor en su máximo esplendor, aunque la inversión pasa por su momento más crítico. Ahí el valor parece sólido, pero su dueño lo necesita líquido. Por lo demás, el dinero es un invento fabuloso, como medio de cálculo e intercambio facilita la distribución del producto social; pero cuando se convierte en un fin, como en la usura, resulta tan peligroso que debiera vigilarse como una central atómica.

            En cuanto todo transcurre normalmente el mercado luce tan útil como una columna, pero se hace añicos en las crisis. Además, su falsa transparencia oculta la desigual distribución de riqueza, es decir, el mecanismo mediante el cual pocos se enriquecen cada vez más, mientras la gran mayoría se empobrece. Pese a que Jeffrey Sachs mostró, en 2005, cómo se puede conseguir El fin de la pobreza, Costa Rica es ahora uno de los diez países más desiguales del mundo.

  1. La crisis como modus operandi

            El Subcomandante Marcos denunció, desde el año 2000, que la crisis es el modus operandi del neoliberalismo.[1] En rigor, así opera el capitalismo para concentrar la riqueza. En la crisis, el pez grande se come al chico, mientras la clase trabajadora se encarga de los desempleados vía solidaridad familiar. En realidad, la crisis es una fase necesaria y cíclica de la acumulación capitalista mediante la cual se aumenta la productividad promedio, o sea, la innovación del capital es tan destructiva como su desarrollo.

            La crisis no se origina en el sistema financiero, pero se incuba ahí, por eso resulta su principal protagonista. Mediante maniobras monetarias y crediticias genera las condiciones para ese sorprendente fenómeno que es la desaparición del dinero. Entonces, ramas enteras de la producción colapsan y reestructuran. De carambola, los negocios mejoran su rentabilidad empeorando las condiciones laborales. De hecho, esta crisis ya había sido anunciada, el Covid-19 la desencadenó y hará más dura la reactivación.

  1. Una economía para la vida

            Entre otros efectos, este microorganismo contrasta esa economía para la concentración de riqueza con la alternativa que sería para la vida. Además de condenar a millones de personas a la pobreza, esa economía letal ha eliminado a millones de especies vivas, cuyos beneficios potenciales, ecológicos y económicos, ni siquiera fueron explorados.

            Pero ahora ha quedado claro que el motor de la economía son las personas que trabajan, producen y consumen. Sin personas las empresas son meras ficciones jurídicas; la producción de riqueza se detiene cuando ellas no trabajan, la ganancia se congela si no compran. En una cuarentena, el capital se muere de sed, como un vampiro en su cueva.

            Paradójicamente, una economía para la vida debe superar primero el antropocentrismo, puesto que el ser humano no sobrevive sin el ecosistema. Edgar Morin ha mostrado el camino en La vida de la vida, donde el sujeto no es el ser humano sino la vida misma. Al destruir su ecología el Homo Sapiens cava su propia tumba o, como dice Franz Hinkelammert, corta la rama en la que está sentado. Sin embargo, la economía para la muerte contamina el aire, recalienta la Tierra, contamina los ríos y ensucia los océanos; pareciéndole solo un daño colateral del desarrollo.

  1. Huelga general de compras

            Según Zygmund Bauman (1925-2017), en la post modernidad el trabajador ha sido licuado como consumidor, en rigor como comprador; del mismo modo el productor ha sido licuado como inversionista. La mayoría son consumidores, la minoría inversionistas. Si las huelgas de trabajadores públicos se restringen y el sector privado no admite más sindicato que el de los empresarios (UCAEP), al pueblo todavía le queda la huelga de compras.

            Ahora los compradores finales saben que la producción responde a su demanda y que muchas cosas son más publicitarias que necesarias. Podrían abandonar entonces lo que arruina su salud o daña a la Madre Tierra. Ese poder de compra puede usarse, por ejemplo, para reducir la ingesta de animales y el uso de plásticos. Solo los compradores detendrán el consumismo voraz que conduce al colapso planetario. Eso viene sucediendo espontáneamente, verbigracia el caso del petróleo. No comprar es más potente que cualquier acción; de hecho no puede reprimirse, no infringe la ley y detiene la codicia más irresponsable. Como esta crisis revela, el capitalismo es una máquina ciega que debe ser conducida mediante una coordinación facilitada por la tecnología colaborativa. Según Manuel Castells, la política es hoy fundamentalmente comunicación.

  1. El Estado no basta

            Existe un impulso irrefrenable hacia la comunidad y la solidaridad, cual instinto de especie o de «manada» que se manifiesta en el cuerpo médico, los empleados públicos y las miles de personas que se quedan voluntariamente en casa. Además, como escribiera Alan Woods, nada puede reprimir el «deseo inconsciente» de transformar el mundo preservado en la clase trabajadora. A la vez, hay una resistencia tenaz al trato indiferenciado que la política pública impone como parte de la reacción inmunitaria revelada por Roberto Esposito (Véase: Communitas e Inmunitas). Esto significa que el éxito de una política pública depende sobre todo de la colaboración de sus destinatarios.

            El poder real radica en los ciudadanos que mueven las ruedas del mundo cotidianamente y no, como pareciera, en sus delegados. Quienes gobiernan ostentan el poder formal, como ilusión de élite sostenida por la creencia mayoritaria en ficciones del tipo Estado y empresa; fenómeno destacado por Harari en Homo Deus. Por eso, al final depende del monopolio de la violencia legítima. Pero separado del representado, el poder del representante deviene fetiche que oculta en vano su ejercicio ilegítimo; según lo ha revelado Enrique Dussel en sus 10 tesis de política. Ese poder «legal» pero ilegítimo es una bomba de tiempo. Poder formal cada vez más difícil de alcanzar, ejercer y sostener, según lo descrito por Moisés Naím en el Fin del poder. En realidad, el poder formal parece sólido solo mientras el Soberano está silente.

            Además, el Estado costarricense existe en el Gran Área Metropolitana, pero conforme se aleja del centro se va desdibujando, hasta que en lugares remotos, como fronteras y costas, se reduce a la policía. Hay comunidades que ni cuentan con eso, como se sufre particularmente en el sur, donde se asesinan dirigentes sociales en territorio indígena.

            En el mar patrimonial el Estado prácticamente no existe; ahí yace buena parte de la riqueza de la nación, pero es coto de caza de atuneros y narcotraficantes. Una gestión de desarrollo de espaldas al mar significa que se ha abandonado el 92% del territorio nacional (574.725 km²) mientras las comunidades pesqueras se convierten en las más vulneradas. Alguna vez la burguesía costarricense fue patriótica, pero ha dejado de serlo, salvo honrosas excepciones. Tal vez comenzó a desnacionalizarse desde que fusilaron a Juanito Mora (1814-1860), cuyo cadáver quisieron arrojar al estero de Puntarenas.

  1. La democracia representativa no es suficiente

            La democracia representativa pasa por su peor crisis, a despecho del Fin de la historia y el último hombre, anunciado por Francis Fukuyama. Los ciudadanos creen cada vez menos en la «clase» política, en sus partidos de pacotilla y en las instituciones que dirige. Hasta las judiciales se están desprestigiando porque su independencia es una aspiración más que una realidad. En América Latina, según Manuel Castell, alrededor del 80% de la población no se siente representada por sus gobernantes.[2]

            Aunque sea claro que las elecciones limpias y transparentes son necesarias, también lo es que no son suficientes. De hecho, los representantes ganan con «mayorías» reglamentarias, no de verdad, y rápido su legitimidad se erosiona. Los ciudadanos tampoco creen en los medios de comunicación, por su servilismo a mezquinos intereses económicos. Esa crisis crónica de gobernabilidad es en términos de Antonio Grasmci (1891-1937) una crisis de hegemonía moral y cultural.

            En suma, sin una renovación radical la democracia representativa se seguirá desplomando como los glaciares por el cambio climático. La oligarquía, menos del 1% de la población, se ha vuelto su peor enemiga porque boicotea sistemáticamente el Estado de derecho y la institucionalidad pública, dejando de pagar sus impuestos y sus contribuciones a la seguridad social, exportando sus ganancias a los paraísos fiscales, cabildeando para obtener cuantiosas exenciones y amnistías, incidiendo en el poder judicial, haciendo campañas truculentas para disimular su evasión tributaria y cargando sobre los hombros del pueblo los costos hundidos de todas sus crisis. A la vez que usufructúa de la deuda, la inversión y los servicios públicos. Su liberalismo in extremis conduce al caos o al fascismo y desemboca, en el mejor de los casos, en la indignación y la movilización general.

  1. La renovación democrática impostergable

            En 2003, la Asamblea Legislativa aprobó la reforma constitucional más importante después de la abolición del ejército. Consistió en una modificación aparentemente inocua que a algunos les pareció redundante y muchos ni se dieron por enterados. El artículo 9 describe nada menos que las características del gobierno: popular, representativo, responsable y alternativo. La reforma agregó «participativo» significando que el gobierno es ejercido por el pueblo junto a tres Poderes independientes. A la letra dice:

El Gobierno de la República es popular, representativo, participativo, alternativo y responsable. Lo ejercen el pueblo y tres Poderes distintos e independientes entre sí. El Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial (…).[3]

            O sea, renovar la democracia es un imperativo constitucional desde hace 17 años, pero se ha avanzado poco o nada. Al respecto, la Asamblea Legislativa ha pecado por omisión, incumpliéndole al Soberano que ya debería haber sido apoderado. Eso hubiera sido más digno de su investidura que dedicarse a confiscar pensiones a personas adultas mayores, cohonestando la violencia simbólica del estigma difamatorio que se ha usado contra ellas cual caballo de Troya.

            Tal reforma política es urgente e indispensable porque ninguna democracia puede llamarse realmente representativa si no es participativa y ningún gobierno puede decirse popular y responsable sin una ciudadanía activa. Ella implica formas de participación, directas e indirectas, en todas las instituciones de los tres Poderes. Asimismo, se trata de garantizar que los reguladores de servicios públicos no sean capturados por los proveedores. Toda la institucionalidad pública debe hacer efectivo ese gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo, simplemente por ser un mandato superior. En cuyo caso ¿cuántos desfalcos, confiscaciones, evasiones y extorsiones dejarían de ser viables? Además supone la aprobación de mecanismos como el plebiscito revocatorio de mandato de todos los representantes, incluyendo diputados. Así como prácticas regulares de rendición de cuentas, como la patrocinada, ejemplarmente, por el «Movimiento Territorios Seguros».

            Por su parte, los tres Poderes deben ser independientes entre sí para que el diseño de Estado funcione, si no se pierde el contrapeso. A la Asamblea Legislativa le toca una oposición visionaria ante el Ejecutivo y al Judicial parar los abusos de ambos. Sin embargo, esos Poderes lucen hoy confundidos, configurando un tipo de gobierno antidemocrático. En consecuencia, ya no debieran valerse esas leyes que un grupito de iluminados aprueba a espaldas de la ciudadanía, aplaudidos únicamente por la prensa desprestigiada, como fue el «plan fiscal» y la ley 9796 contra el derecho a una pensión digna. En contraste, pese a ser inmoral e ilegal, los diputados no se han atrevido a poner fin a la usura, lo cual no se limita a poner un tope de verdad a la tasa de interés. Alguien debiera recordarles que un gobierno de los ricos y para los ricos no solo es ilegitimo, además es anticonstitucional.

  1. Refundar la República del bicentenario

            Por eso, la responsabilidad debe asumirla ahora, directamente, el pueblo de Costa Rica. Cuando existan las condiciones este debe impulsar una reforma integral de la Constitución de 1949, que sería la forma más seria de honrar el bicentenario de la independencia. Dicha reforma debería girar alrededor de tres ejes temáticos preliminares:

A. Transformación de la democracia representativa en democracia participativa, según el artículo 9 ya reformado. Eso implica revisar críticamente el sistema electoral y garantizar la independencia absoluta de los tres Poderes respecto a cualquier presión externa política o económica. De igual manera, consolidar y ampliar las autonomías institucionales y territoriales. Asimismo, supone la gestión soberana, participativa, integral, descentralizada, sustentable e inclusiva de la totalidad del territorio nacional, incluyendo el mar en toda su extensión.

B. Garantías jurídicas para un avance progresivo de los derechos humanos de todos los habitantes: personas, poblaciones, culturas, etnias, naciones, comunidades, géneros, edades y condiciones, incluso más allá de las convenciones internacionales ratificadas.

C. Principios de una economía para la vida que implica, por ejemplo, un ingreso digno y universal para cada habitante, de acuerdo con el artículo 50 sobre el «bienestar de todos» y el «reparto de la riqueza»; dignidad y libertad del trabajo que no puede ser degradado, según artículo 50, «a simple mercancía»; reforma tributaria justa y progresiva (que los ricos paguen como ricos y los pobres como pobres); y, de acuerdo con los derechos de la Naturaleza, incentivar la generación de negocios realmente sustentables, socialmente responsables y solidarios.

            La meta mínima debe ser que la Constitución se cumpla sin interpretaciones antojadizas o acomodaticias. El programa mínimo implica avanzar sobre el eje A, que no es negociable. Sin una determinación férrea y unitaria de quienes constituyen la polifonía del Soberano, el futuro de la patria seguirá en manos de cuatro gatos cuya astucia ideológica les permite caer siempre parados al ser fieles a los intereses foráneos.

[1] Hoy Subcomandante Galeano del EZLN de México.

[2] Ruptura fue publicado en 2017 con el subtítulo: La crisis de la democracia liberal, como el libro de Rodolfo Cerdas de 1972 sobre el caso de Costa Rica.

[3] Constitución de la República de Costa Rica, artículo 9. Así reformado en 2003.

Pssst passt Milennials !!!…soy yo! El viejo encuarentenado!

Dr. Oscar Aguilar Bulgarelli

Aaahhh, hola, me alegra que me atendiera y no pasara indiferente a mi llamado, como se ha hecho costumbre. Estoy aquí, como todo costarricense responsable, pasando la cuarentena en mi oficinita de profesor pensionado, acompañado de mis libros y este chunche con el que le escribo, espero tenga un chancecito de leerlo en estos días de poco hacer.

Acabo de escuchar una canción muy linda que interpretó Juan Manuel Serrat, desde su casa en Barcelona, para todos los que como él respetamos la cuarentena; entonces recordé que él y yo por lo menos tenemos una cosa en común, somos modelo 1943, el de diciembre y yo de julio; pero ambos éramos igualmente dos güilas cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, por eso pasamos nuestra niñez y juventud en  el mundo de la post guerra; él soportaba la dictadura de Franco y yo, a pesar de ser de familia mariachi, era posible sobrevivir el 48 con alguno que otro sobresalto, pero mi padre trabajaba en lo suyo y ya era bastante,

¿Pero por qué te traigo a cuento todo esto? Sencillamente porque nos tocó vivir una generación impresionante que, aquí en Costa Rica, jugamos trompo, bolitas de vidrio, fuimos a pozas, cafetales y mejengueamos en plazas de pueblo y La Sabana, que hasta finales de los 70 trató de seguir los pasos de la generación de nuestros padres, para  hacer una sociedad más justa y más libre y que aquí, desde 1940 se había creado Estado Social de Derecho, o el Estado Benefactor, como lo han llamado sus detractores liberales.

 Si, mis compañeros de escuela y colegio vimos cómo se desarrolló la Universidad de Costa Rica que luego con su “Lucem Aspicio” nos abrió el mundo del conocimiento a la que después se unieron el TEC, la UNA, la UNED; también crecimos con la Caja, el ICE, el INS, Código de Trabajo, INVU, obras de una generación que  creó una sociedad distinta, sino totalmente equitativa y sin pobreza, si más justa, menos egoísta, en la que la riqueza estaba menos desigualmente repartida, menos ególatra y más humana.

Nos gloriábamos que el hijo del pobre y del rico se encontraban en las aulas del colegio público y sino, en las de la Universidad; los enfermos sin importar su condición social recuperaban su salud en los hospitales de la Caja cuando antes era solo por caridad y de la Junta de Protección Social, pues el que tenía unos chuminos de más, alquilaba una habitación en la Pensión Echandi del San Juan; el ICE iluminaba y comunicaba el país para todos y en sus lomos condujo el progreso de Costa Rica; el CNP y sus estancos equilibraban la producción agrícola con el suministro nacional, y en las épocas de crisis ahí estaba para sostener al campesino y al obrero, y tantas y tantas cosas más, que nos trajeron paz y progreso; sentíamos orgullo de lo que éramos, conocíamos nuestro pasado con sus grandezas y pequeñeces, al punto que para sostener la incipiente industria allá por los años 60, acuñamos una frase: compre y use lo que Costa Rica produce!, eso era signo de calidad, trabajo duro pero honrado… y orgullo nacional.

Pero a finales de los años 70 algunos vivillos,  miembros fundamentalistas de una logia neoliberal que tenía como Gran Maestro a Milton Friedman y su templo en la Facultad de Economía de la Universidad de Chicago y sus “ Chicago Boys”, que adoraban a un nuevo dios: el mercado y a sus becerros de oro; en Costa Rica conquistaron los bolsillos, la ambición y un poco las limitadas entendederas de algunos de mi generación, que hicieron creer a la de tus padres y la de mis hijos, que todo  aquello era malo porque el Estado, es casi el moderno Leviatán.

Siguiendo las reglas que dictaba otro de sus santos de palo en aquel templo, Mr. Ronald Reagan, aceptaron como frase profética aquella que dijo en el discurso a La Nación de 1981: “…el gobierno no es la solución a nuestros problemas…el problema es el gobierno…”, por lo tanto, siguiendo esas nuevas reglas del juego diseñadas en el Consenso de Washington impusieron sus normas que, en síntesis, son: privatizar, desregular, disminuir el tamaño del Estado, cerrar instituciones y dar mano libre al sector privado, que crearía toda la riqueza para que después, una mano invisible, la haría correr por todos los estratos sociales llevando riqueza y felicidad…ah pecadito!.

Especialmente a partir de 1986 empezó el jolgorio, los bancos del Estado fueron dejados a la competencia de capitales extranjeros, quitaron poder a las instituciones, seguimos las reglas del FMI y el Banco Mundial que nos vigilaban y exigían no invertir pues una represa del ICE o una carretera era un gasto no una inversión!, urgían en reducir el gasto público y lo mejor era privatizar para pagar la deuda externa; les aprobamos tratados de “libre comercio” y muchas otras cosas.

Políticos como Oscar Arias nos prometieron que en veinte años seríamos un país del primer mundo. Pero faltaba la fresa con la copa del helado: el TLC o tratado de libre comercio de Centro América con Estados Unidos, que si no lo aprobábamos nos iríamos al averno, pues papá USA  nos iba a dar una fajeada y nos volvería la espalda…por el contrario, si le abríamos la puerta, hasta nos ofrecían cambiar la bicicleta por una moto y el viejo Hyundai por un reluciente Mercedes Benz; además, en el 2021 celebraríamos la Costa Rica del Bicentenario entre los países ricos del primer mundo, y eso lo cumplieron ya vamos para la OCDE, a la que vamos a pagar 1500 millones de colones al año para sentarnos a la par de Mr. Trump, aunque ocultemos los tugurios de Lomas y vayamos en vestido de etiqueta alquilado y calzoncillos de manta.

Muchos nos opusimos, no creíamos aquellos cantos de sirena, veíamos los resultados de los anteriores 20 años que habían sido un engaño y nos preguntábamos…ah carachos, ¿comoesques?

Aquellas advertencias nunca fueron escuchadas, entre el miedo infundido por un memorandum salido de las entrañas de la Presidencia de la República; el deseo incontenible de latrocinio del país por un pequeño, pero poderoso, grupo empresarial refugiado en los sindicatos patronales y La Nazi-On; la corrupción galopante patrocinada e impulsada por ellos mismos, la ambición, el egoísmo, la indiferencia del “qué me importa a mi” que nos metieron hasta el tuétano de los huesos gracias a medios de comunicación corruptos, y otras razones más, era imposible frenar aquel tsunami de ambición que terminaría ganando el plebiscito del 7 de  octubre del 2007 y  destruyendo nuestro país.

A eso debemos sumar que, a cambio de un estadio “regalado” para un pueblo incauto o domesticado, como dijo don Pepe, y regalos evidentes para la clase político-empresarial del país, le abrimos las puertas a la China de ese régimen tan extraño de ideología capitalista/comunista, que ya embobaba al mundo de la mediocridad intelectual y la mendicidad moral.  

Desde hace algún tiempo voces aquí y acullá lo venían diciendo: las ideas neoliberales y la globalización eran un fracaso o iban por ese camino, pero los oídos de los intereses de siempre no escucharon las advertencias de la sensatez. Cuando la desigualdad creada por  el sistema de libertad comercial y eliminación de controles hizo aguas en el 2008, salvo unos pocos privilegiados como los grandes banqueros, nadie quedó totalmente sin daño; algunos para lograrlo incrementaron los niveles y sistemas de corrupción. Echaron mano a cuanto truco tuvieron a disposición para evadir impuestos a granel, se valieron de los paraísos fiscales para ocultar sus dineros corruptos y culparon de las desgracias financieras del Estado a otros, para evitar que los culparan por el robo que a diario hacían al fisco.

El asunto empezó a ponerse más complejo cuando hace pocos meses, organismos internacionales denunciaron que el mundo había llegado a tal grado de desigualdad que el 1% de la población era el dueño del 99% de la riqueza en el mundo y como, mucho de eso, se debía a la creación de un polo mundial de producción en la China Comunista donde, aunque parezca mentira, se podía contar con millones de trabajadores que con bajos salarios y casi esclavos, sin sistemas básicos de protección, etc. lograban producir a costos inmensamente inferiores a los existentes en el mundo occidental capitalista. Por lo tanto, las ambiciosas  grandes corporaciones en casi todos los campos, instalaron sus huestes de producción en aquel país, desde sencillos elementos como las pieles de conejo para abrigos de invierno hasta lo más sofisticados de la industria de alta tecnología. Dicho en otras palabras: ¡pusieron los huevos en la misma canasta!

Pero el coronavirus, nos hizo caer de la cama y despertar no en un bello amanecer, sino en una terrible pesadilla. En dos semanas, todo el montaje hecho a base de  la creación egoísta de riqueza, cayó como un castillo de naipes. Ese virus desconocido y todavía de origen incierto, del que muchos dicen ya se conocía en China desde Octubre del año pasado, de pronto salió desde Wuhan para infestar el mundo en muy pocos días y paralizarlo por entero, al extremo que aparte de las dolorosas cifras de infectados y fallecidos que vemos aumentar todos los días, nos dejó a todos en casa y las más portentosas industrias y cadenas comerciales a nivel mundial cerradas, y las calles de Roma, París, Madrid, Washington, Nueva York, Buenos Aires o San José desiertas como símbolo real de un mundo clausurado, cosa que jamás lo hubiéramos imaginado hace pocas semanas

Con ello quedó demostrado algo muy viejo…los huevos no se pueden poner todos en la misma canasta, y ahora se considera que si no va a desaparecer la globalización, si se va resquebrajar y reaparecerán aspectos sobre la importancia y conveniencia de lo local.

Por otro lado, de pronto, parar nuestra diaria carrera en pos de la rutina ha permitido, aunque parezca mentira, que tengamos un reencuentro con la dignidad humana, en varios sentidos: la familia en primer término, la lectura, música, juegos, cocina y talvez lo más importante y no nos damos cuenta: el ocio!; si ese ocio creador que ya en la antigua Grecia se dedicaba a pensar en la ciencia, la política, el arte y su filosofía, que nos pone ante la realidad pura y simple del ser humano: vida o muerte, cómo vale la pena vivir la vida? Vivíamos sí, pero los lujos y bienes materiales nos dieron calidad de seres humanos, ¿o simplemente fuimos objetos de consumo para el enriquecimiento de unos pocos, muy pocos?; en esa situación empezamos a preguntarnos: ¿qué va a pasar después?

Esa pregunta tiene dos respuestas. Una para los conformistas y cobardes que no se atreven a ver para otro lado, será frustrante y degradante ver que las cosas nunca volverán a ser igual; que aquel 1% de ricos del mundo y el porcentaje que corresponda a cada país que concentró la riqueza, saldrá mucho menos rico, pero como siempre tendrá más que los que lo perdieron todo; pero si no entienden que deben empezar a repartir o redistribuir buena parte de lo que les queda y se quedarán todavía con mucho, terminarán por perderlo todo y de eso no se trata, tampoco. El verdadero empresario debe tomar el camino de producir, es lo que sabe hacer, pero ahora sin el egoísmo de antes, sabiendo compartir, pues esta cruda experiencia hace saltar a primer plano una palabra casi olvidada: ¡solidaridad!

La segunda pregunta se responde con optimismo; claro que se va a cambiar y muchas cosas van a pasar; pero para ello el primer cambio va en el pensamiento de cada uno de nosotros. La Historia de las Mentalidades nos enseña que las grandes trasformaciones se logran, cuando cambiamos nuestra visión del mundo y de las cosas, lo demás vendrá casi por añadidura.

Luego debemos revisar profundamente la estructura política de Costa Rica, en donde la democracia deber convertirse en realidad en una democracia participativa renovada, pero esto tiene un requisito fundamental y radical: la mediocracia existente debemos erradicarla ya del poder en todos los campos en dónde existe: político, económico, mediático, empresarial, sindical, etc.; combinar correcta y equilibradamente la relación entre el Estado, lo privado y la equidad, sobre todo sobre la base de la honradez generalizada y sin la manipulación mediática como se ha hecho hasta ahora.

 Se impone la necesidad de renovar, para ello debemos desarrollar de la investigación en todos los campos que permita, entre muchas cosas, desarrollar el conocimiento que nos interesa, no el que nos importan los sectores interesados. Así debemos cambiar muchos de los intereses directos para lograr la efectiva y real defensa del ambiente, cambios en la educación no para hacer una sociedad de borregos sino de seres humanos pensantes que sepan valorar nuestra herencia y el patrimonio nacional; la distribución efectiva de la riqueza en que el sistema tributario no tenga fugas como si se trata de una vieja cañería; la recuperación de la producción nacional en todos los campos y la lista sería extensa; pero déjeme terminar con un aspecto más: la ética y la moral, que con la autoridad necesaria, elimine la corrupción que ha carcomido la sociedad costarricense hasta sus cimientos, pues ha caído en manos del cinismo de los poderosos, como acertadamente lo calificó el pensador español Javier Benegas.

Ya me extendí demasiado, va a perdonar joven Milennials, sé que ustedes en la época del twitter o como se llame, solo permiten frases de reglón y medio pero, ydiai, cómo le hago? Mi deseo es que tomen conciencia que será usted y su generación, los que tomarán las riendas de ese cambio; la mía ya tiene muy arrugado el pellejo para estos trotes; la de sus padres, salvo honrosas excepciones, tienen el cerebro lavado por los neoliberales y como dice Naomy Kleim esta transformación EXIGE romper con todas las reglas ideológicas.  Para terminar, le quiero  recordar la frase de Milton Friedman en 1982, que utilizó como  caballo de batalla para imponer sus ideas y ahora se les devuelve como boomerang, sobre todo por si se encuentra un neoliberal recalcitrante que no quiera entender y que vea como el gran gurú se los había advertido:

  •  “Solo una crisis-real o percibida como tal- produce un verdadero cambio. Cuando ocurre una crisis, las acciones que se emprenden dependen de las ideas existentes en aquel momento…”

Estamos en la posibilidad de seguir montados en ideas obsoletas o mirar el futuro en forma diferente, puesto que vivimos una crisis real, muy real y dura, por lo que nuestra mente y espíritu deben estar abiertos a aceptar e iniciar ese cambio.

Enfrentar el impacto

Por:
Dr. Jorge Loaiza Cárdenas-
Msc Efraín Cavallini Acuña-
Académicos
Escuela de Planificación y Promoción Social
EPPS-UNA

Imagen: Rodrigo Valverde Naranjo

Como lo planteara E. Morín en la última página de su libro: La Vía para el futuro de la humanidad: “Quizás encuentren, en alguna parte de las ruinas de una biblioteca, este mensaje que les devuelva la esperanza y el coraje”; queremos compartir con ustedes unas palabras de esperanza y decisión, que nos permita enfrentar estos momentos de desesperanza e incertidumbre, al que hemos sido llevados ante la emergencia nacional que enfrenta el país a causa de la pandemia provocada por la enfermedad coronavirus COVID-19 en Costa Rica.

Hoy más que nunca estamos en crisis, no solo provocada por la pandemia del COVID 19, sino por las crisis de un modelo de desarrollo que nos ha llevado a un subdesarrollo intelectual, psíquico, tecnológico y moral.

Intelectual, porque la formación disciplinar que recibimos los occidentales, al enseñarnos a disociar todo, nos ha hecho perder la capacidad de relacionar las cosas y, por lo tanto, de pensar los problemas fundamentales y globales y abordarlos desde la complejidad en que están insertos, es decir vincular lo global con lo local y lo general con lo particular.

Psíquico, porque estamos dominados por una lógica puramente económica, que no ve más perspectiva política que el crecimiento y el desarrollo, y estamos abocados a considerarlo todo en términos cuantitativos y materiales.

Tecnológico, porque no debemos considerar a las tecnologías, como la herramienta que nos resuelve todos los problemas de la comunicación humana. Las tecnologías de la información y comunicación pueden hacernos bien o mal. No todas las tecnologías y cualquier uso que hagamos de ellas es lo más apropiado. No todas nos harán bien. Al contrario, utilizadas inapropiadamente pueden provocarnos torceduras, golpes en nuestra vida diaria, y pueden, sencillamente, embrutecernos. Pero aprovechadas de manera inteligente serán saludables y nos permitirán avanzar sanamente. Se debe elegir con lupa el menú tecnológico, conectarlo a nuestras necesidades reales y proyectos de mejora de la condición social. Es un imperativo utilizar la tecnología con sabiduría e inteligencia. Con ellas tenemos que hacer esfuerzos para tratar de recuperar el contacto humano, y, por consiguiente, la solidaridad. Como ciudadanía tenemos que apropiarnos de las tecnologías de la comunicación e información y reconocer su valor antes de que ellas desbocadas profieran el bazucazo a la humanidad y sigan colonizando nuestra mente y nuestra sociabilidad. Evitemos caer en la red de sus intereses comerciales y/o políticos. Recordemos, como se ha dicho en varios foros, que no está hecha la persona para la tecnología. Sino la tecnología para el ser humano.

Moral, porque el egocentrismo domina sobre la solidaridad. Además, la hiperespecialidad, el hiperindividualismo y la falta de solidaridad desemboca en el malestar, incluso en el seno del confort material. Como mal social, la corrupción es capaz de permear por completo un sistema político, afectándolo desde la cúpula hasta las actividades más cotidianas de la convivencia social sin importar las circunstancias en que nos encontremos. La permanencia de la corrupción en la política permite y atrae a personas impropias e inadecuadas para ejercer cargos públicos y desmotiva y repele a personas honestas que tienen una legítima vocación de servicio público. Los economistas, los sociólogos y los políticos tienen que tener cuidado con pronósticos imprudentes. En el desarrollo de esta crisis del COVID 19, se han visto algunos políticos que vacilan en asentar su estrategia en el principio de que el esfuerzo del Estado debe orientarse a salvar la vida de todos sus ciudadanos, que son los sectores sociales los que deben tener prioridad frente al cálculo utilitarista y mercantilista de las consecuencias económicas, que puede tener esa estrategia que beneficien a ciertos sectores privilegiados a contrapelo de la clase trabajadora y de quienes no gozan de garantías para acceder a una vida justa. La inseguridad no sólo se refiere a la lucha contra la pandemia, también a las consecuencias económicas y sociales que son impredecibles. Por ello, como sociedad, debemos incidir para lograr liderazgos políticos honestos para las siguientes décadas, que cultiven y promuevan la verdadera democracia y no contaminarla.

La crisis de la humanidad son crisis interdependientes, interrelacionadas, tenemos crisis en la salud, cognitiva, de pensamiento, política, económica, social, ambiental, cultural, ética; tenemos una crisis en la relación fundamental entre el individuo y la sociedad, el individuo y la familia, el individuo y él mismo; es decir, estamos abocados al abismo.

Sufrimos un malestar interior que parasita nuestro bienestar exterior. Aquellos que gozan de un aumento de su nivel de vida, ven reducida la calidad de la misma. Pero este es un malestar difuso, que se vive de maneras distintas; por ejemplo, el malestar que afronta la juventud, la desintegración de la familia, el significado de la vejez para la sociedad mundial actual ante la pandemia del COVID 19, entre muchos otros.

Pero toda crisis comporta riesgos y oportunidades; sin embargo, esta crisis humana que hoy enfrentamos con la pandemia del COVID 19 es solo una de ellas; que nos ha llevado a evidenciar los riesgos, pero nos obliga, a buscar las oportunidades de cómo superarlas.  La oportunidad es ver la crisis como una vía hacia un cambio, Así surge la gran capacidad creadora del ser humano que permita regenerar nuestra vida, la vida de nuestras culturas, del legado del pensamiento y conocimiento al cual hoy en pleno siglo XXI hemos logrado alcanzar; este será nuestro máximo instrumental de lucha que nos permitirá definir la ruta que nos llevará hacia ese gran cambio. Como dice Morin “cambiar de vía”.

Pero cambiar de vía no significa frenar el desarrollo científico-técnico-económico, por el contrario, significa repensar y hacer un alto y un acto de contrición, para valorar lo bueno y malo que tenemos en nuestras vidas, de tal forma, que abramos una pluralidad de caminos, reformadores a nuestra vida. Serán muchos los caminos, pero como dice Machado “. el camino se hace al andar”.

El cálculo monetario no puede evaluar el bienestar y el malestar. La tristeza, el abandono y la soledad buscan consuelo en la compra y el consumo. La lógica del cálculo, de la máquina determinista, del rendimiento y de la productividad se extiende por toda la sociedad y se apoderó de todos nosotros. Por esto, necesitamos una reforma de vida, que pueda reducir el poder del dinero y del afán de lucro y de todos aquellos que siempre nos presentan las mismas recetas economicistas.

Necesitamos de una política de solidaridad real no de una de anonimato de solidaridad del estado de bienestar, es decir pasar de promulgar la solidaridad a liberar la fuerza de las buenas voluntades y favorecer las acciones solidarias, por ejemplo, impulsar la economía solidaria en donde se fortalezca el cooperativismo y las asociaciones sin afán de lucro que presten servicios de proximidad, o en el campo educativo, en donde profesores y docentes ofrezcan espacios de formación y acompañamiento técnico y profesional a aquellos que más lo necesiten; o en el campo de la seguridad ciudadana, en donde las comunidades se organicen para controlar la delincuencia y el robo.

Necesitamos un reencuentro con el trabajo en el que se dignifique el aporte de todo ser humano; volverle a cada ser su capacidad de crear, de innovar, de producir de sentirse útil en la vida, produciendo para sí mismo, para otro o para un mercado. Hoy más que nunca hemos aprendido que la salud y la alimentación son las principales fuentes de vida que todo ser humano necesita de manera indispensable, es nuestra responsabilidad velar porque nuestro país siga conservando y consolidando el sistema de salud que poseemos, pero en cuestiones alimentarias debemos reconocer el abandono y desconocimiento al que hemos llevado a nuestro sistema agroalimentario nacional, haber pasado de un sistema autosuficiente que garantizaba su seguridad alimentaria, de tan solo hace 30 años, con un liderazgo y reconocimiento a nivel ciudadano de nuestros agricultores, a un nivel de dependencia absoluta por lo que consumimos a nivel básico y sobre todo por el desconocimiento e invisibilización del pequeño y mediano agricultor de nuestro país, a punto de desaparecerlo. Es innegable e indispensable reactivar el sistema agropecuario de nuestro país, tarea que solo grupos multidisciplinarios y en dialogo abierto y permanente podrán buscar la forma de lograrlo.

Esta reforma de vida necesita de una reforma del pensamiento, que nos muestre la importancia de los prejuicios y los paradigmas que inconscientemente dirigen nuestras formas de conocimiento y comportamiento y nos hacen incapaces de comprender que los demás obedecen a otros preconceptos y otros paradigmas.

Tres pilares fundamentales para cimentar una sociedad próspera, solidaria, cohesionada, un Estado fuerte, representativo y garante de los intereses de los diversos sectores y que convoque a una ciudadanía participativa y proactiva, son la Ética Pública, la idoneidad- y la probidad, estas cualidades garantizan, a su vez la transparencia, la rendición de cuentas y son el filtro para detener los abusos del poder, la corrupción y el favorecimiento económico de una minoría. De manera tal, que se pueda cumplir con los requisitos de una democracia representativa y de una economía solidaria, eficiente y distributiva de la riqueza social. El modelo de desarrollo del Estado costarricense, desde la Segunda República, es una fuente para repensar el Estado y el rumbo de la Costa Rica, de los próximos 30 años.

Necesitamos afrontar la relación con los demás a través de la comprensión del prójimo, la humanización de las emociones y el respeto democrático.

Todos debemos buscar aquello que es importante y necesario para nosotros, todos debemos encontrar el camino de nuestra regeneración, una vuelta a las fuentes generadoras-creadoras.

Trabajemos para diagnosticar y transformar, trabajemos para relacionar y unir. Las reformas son solidarias; no son solo institucionales, económicas, políticas o sociales, son también mentales, y requieren una aptitud para concebir y abarcar los problemas globales y fundamentales, una aptitud que, a su vez, precisa de una reforma de la mente y la forma de pensar nuestras vidas. Pero la reforma de la mente depende de la reforma educativa y de la reforma del pensamiento, ambas son complementarias e indispensables.

En materia educativa es momento para reorientar el modelo, hacerlo más inclusivo, más participativo, las TICS nos han ofrecido herramientas tecnológicas que van a revolucionar la enseñanza y el aprendizaje, y es precisamente donde la juventud nos ha dado una clase de destreza y habilidad para acoplarse a estas nuevas herramientas, el reto es porqué no incluirlos en el diseño de las nuevas formas de implementar el proceso de enseñanza aprendizaje valiéndonos de las TICS.

Ante esta época de crisis provocada por la pandemia del COVID 19 es momento para replantearnos, hacer un alto en nuestras vidas, valorar lo que tenemos, mirarnos como humanos, preguntarnos qué queremos de nuestras vidas, en qué estamos dispuestos a cambiar, y lo más importante creo yo, que puedo hacer por el prójimo, sobre todo aquel que ha perdido las esperanzas de vivir la vida con dignidad humana, aquel necesitado de espiritualidad, de oportunidad, de valoración por lo que es, y no por lo que tiene o puede producir,  aquel que anda en la calle sin norte, aquella que enfrenta sobrevivir con una familia sin  oportunidades de trabajo o empleo, pero no solamente él o aquella que parece estar alejada de mí, muchas veces, ella o él están muy cerca o son parte de mi núcleo familiar.

Insto a que olvidemos nuestro ego disciplinar que no nos deja ver la realidad compleja que afrontamos, debemos pasar de las recetas que todo lo solucionan desde una disciplina; receta, donde mi disciplina es la más favorecida, y los o las otras, son las que deben implementar las sabias soluciones propuestas; debemos buscar el encuentro con el otro, a reconocernos en el otro u otra, a dialogar, a buscar puntos de convergencia que nos permita avanzar en la convivencia fundamentada en el amor por nuestro semejante, porque solo de esta manera podremos avanzar en una sana convivencia en donde lo que planifiquemos sea producto del aporte de cada uno de nosotros.

Finalmente, consideramos que el gobierno y quienes lo presiden realizan las acciones y medidas que humanitariamente, con meditación o alevosía, consideran más oportunas, más que criticar dichas propuestas, debemos realizar aportes o propuestas que mejoren dichas acciones, hay que pasar de la reacción a la acción propositiva. Ya no basta con denunciar, ahora es preciso enunciar, no es suficiente reconocer la crisis, la urgencia, también hay que saber por dónde empezar, el reto es ahora o nunca.

Aún tenemos tiempo para reconstruir y fortalecer aquellas prácticas ciudadanas, que soportan la institucionalidad y la praxis democrática, y que se fundamentan en la moral y la ética pública.

Dos rutas políticas muy diferentes de mitigar la situación de las personas trabajadoras (V)

“Yo siempre seré partidario de los que no tienen nada. Y hasta la tranquilidad de la nada se les niega.” (F. García Lorca)

Manuel Hernández

A instancia de las exigencias formuladas por los sindicatos de trabajadores, el 27/03/2020, el Gobierno del Estado Español emitió un Real Decreto-Ley, que complementa las medidas de emergencia, en el ámbito de las relaciones laborales, para mitigar las consecuencias de la pandemia.

Uno de los aspectos más relevantes del nuevo y recientísimo decreto de gobierno, consiste en la prohibición de los despidos y extinciones de contratos de trabajo, por fuerza mayor, causas económicas, tecnológicas, organizativas o productivas, que se relacionen con la emergencia sanitaria que lamentablemente tanto está golpeando ese país.

Esta medida comprende la prohibición de la extinción de los contratos temporales, que constituye una característica estructural del mercado de trabajo español, que principalmente concentra la contratación de jóvenes y mujeres.

Todo despido o extinción contractual que violente estas disposiciones normativas es absolutamente nulo.

Mientras estas medidas progresistas se toman en ese país europeo, por contrario, en esta suiza centroamericana, se han dictado medidas legislativas y de gobierno unilaterales y autoritaristas.

En realidad, corresponde acotar estas expresiones, y en su lugar, resulta más acertado afirmar que esas medidas han sido parcialmente unilaterales y autoritarias, porque han sido consensuadas únicamente con los sindicatos o cámaras empresariales, excluyendo la participación de los sindicatos que representan los legítimos intereses de las y los trabajadores.

Además, las medidas laborales promulgadas por la Asamblea Legislativa y el Gobierno son salvajes, porque licencian los despidos, la suspensión de los contratos de trabajo y la reducción de los salarios, esquilmando a la clase trabajadora más explotada; que vive en una situación de emergencia social y económica desde hace tiempo, mucho antes que apareciera esta grave pandemia.

Entonces, existen dos caminos políticos muy diferentes de resolver las emergentes e imperiosas necesidades de las y los trabajadores: concertar exclusivamente con los sindicatos patronales, descargando todo el peso social y económico de la crisis en la gente más empobrecida, o por contrario, atender las demandas de los sindicatos de trabajadores, procurando medidas de redistribución democráticas que mitiguen las consecuencias de la crisis en este pauperizado sector de la población.

En “nuestro” país, queda absolutamente claro el camino que pactó y escogió la clase política gobernante.

¡Los sacrificios no los tienen que seguir soportando las mismas de siempre!

Ilustración: https://blog2iessantalucia.com/2019/03/16/charla-sobre-participacion-ciudadana-3o-eso/

Promueven cierre preventivo del Caribe Sur

Una solicitud para el cierre preventivo del Caribe Sur dentro de las próximas 24 horas, impidiendo el ingreso a su jurisdicción, con un puesto de Salud y Seguridad en la Subdelegación Tuba Creek, permitiendo sólo el acceso de residentes y de proveedores, regulando el paso o imponiendo cuarentena, de acuerdo con los lineamientos de las autoridades de salud.

Esa es una propuesta ciudadana que ha surgido en el Caribe Sur.

Con esa motivación, un colectivo de Talamanca sustentaría la petición en el Artículo 9 de la Constitución Política que define el gobierno como participativo.

La organización muestra «gran preocupación ante la inminente situación sanitaria que enfrentamos, por la velocidad en la que se está manifestando este coronavirus en el país». Por ello promueve una consulta en la comunidad con estas preocupaciones:

1- El cantón posee una población vulnerable, con escasísimos recursos en Salud y una tremenda escasez de agua,

2- Aún no se ha presentado ningún caso positivo,

3- El país se encuentra en estado de Emergencia y en Alerta Amarilla,

4- El artículo 9º de la Constitución Política de Costa Rica confiere la potestad de participar directamente en la toma de decisiones,

5- En acción de cogobierno, debemos acompañar y reforzar las medidas tomadas por los tres Poderes de la República.

6- Mantener a la comunidad libre del virus por más tiempo no solamente es la estrategia de salud más recomendada por médicos y científicos alrededor del mundo (aplanar la curva para no saturar los servicios de salud y poder brindar atención médica a todos los que lo necesiten) sino que además nos permitirá enfrentar la crisis y reactivar la economía sin tantas pérdidas humanas y materiales.

Las personas promotoras de la iniciativa expresan además su compromiso por acompañar todos los esfuerzos de las autoridades en el combate al COVID-19.

Organizaciones sociales pueden integrar Comisión Nacional de Datos Abiertos

El próximo 25 de febrero vence el plazo para que las organizaciones de sociedad civil se postulen para ocupar un puesto en la Comisión Nacional de Datos Abiertos. En esa condición, los grupos comunitarios y sociales podrán acompañar el proceso de apertura de datos públicos.

Para ampliar detalles puede hacer clic en este enlace: http://gobiernoabierto.go.cr/convocatorias

Privatizar las riquezas, socializar las pérdidas

El proyecto de ley que pretende cambios en el empleo público y la aplicación de la regla fiscal no son la solución a la denominada crisis fiscal, reconoce la OCDE

Eduardo Muñoz, periodista Vicerrectoría de Acción Social UCR

Si de riqueza y poder político global se trata, el conocimiento científico y la educación son de los activos más apetecidos por los grupos económicos internacionales. La historia de los nexos entre la ciencia y la educación, y la política, demuestra que siempre ha existido un pulso por el control de estos activos, cuyos costos y pérdidas son socializados pero sus ganancias privatizadas a favor de conglomerados empresariales.

En el caso costarricense, los logros sociales alcanzados desde la Segunda República son múltiplemente reconocidos. Incluso, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), actual sustento ideológico de la clase política y empresarial costarricenses que impulsan cambios en materia fiscal, de inversión social, educación y empleo público asegura, contradictoriamente, en su informe titulado Estudios Económicos de la OCDE: Costa Rica 2018, que “el acceso a la educación para todas las personas ha sido una piedra angular del modelo social exitoso de Costa Rica y, por esta razón, las reformas constitucionales aumentaron el gasto obligatorio al 8% del PIB”. Pero, pese a los indicadores internacionales en dicha materia, la OCDE también afirma que “no existe una razón subyacente para este objetivo específico, mientras que la evidencia sugiere que actúa como un obstáculo importante para la restricción del gasto sin mejorar la eficiencia ni la eficacia en cuanto a los resultados educativos”.

Sobrepasar ese “obstáculo” es el principal desafío de las autoridades políticas costarricenses, ya que los proyectos impulsados desde el Estado costarricense para la aprobada reforma tributaria, el empleo público y la privatización solapada de la Caja Costarricense del Seguro Social, son insuficientes para ingresar al exclusivo club de naciones integrantes de esa organización.

En contraste con los criterios de que la masa salarial pública es corresponsable del déficit fiscal, la realidad es que solamente representa el 14% de la fuerza laboral nacional, integrada mayoritariamente por los sectores educativo, salud y seguridad. Y, en opinión de la OCDE y sus acólitos costarricenses, las remuneraciones en este sector son excesivas y distantes de lo devengado por el sector privado. No se menciona que, de manera sostenida y según encuestas del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, una cuarta parte de la fuerza laboral nacional no percibe el salario mínimo; y existen claras disparidades entre lo percibido entre hombres y mujeres.

La Rectoría de la Universidad de Costa Rica, en un documento a disposición de acceso público a la ciudadanía, ha sido contundente al afirmar que el Estado costarricense, en procura de “resolver” el problema del empleo público, “convierte a los salarios en una variable de ajuste macroeconómico (por ejemplo, para controlar la inflación o el déficit fiscal) y no en un elemento central para procurar el mayor bienestar a todos los habitantes del país”. En suma, el proyecto de ley apuesta a la pauperización generalizada como mecanismo de control tributario, mientras por otro lado no se resuelve con acciones firmes la evasión y elusión fiscales, que superan el 13% del PIB.

Por otra parte, sin considerar las particularidades de las instituciones del Estado costarricense, la OCDE aplica criterios de “productividad” a servicios tan diversos como la educación básica y universitaria, la seguridad social y las transferencias que se realizan a los sectores menos favorecidos. Para ello, y traspasando sus competencias, esa organización le sugiere al Estado, a manera de receta única, que impulse un «conjunto claro de mecanismos de dirección, coordinación y control a nivel del Gobierno Central», ignorando deliberadamente nuestra Constitución Política de Costa Rica, un escollo para la OCDE.

El citado estudio de la OCDE es claro, nuestra Constitución y la institucionalidad costarricense se contraponen a su ideario político. “El uso excesivo de la asignación obligatoria de fondos con destinos específicos en Costa Rica también está en contradicción con la Recomendación del Consejo sobre Gobernanza Presupuestaria, que establece que «Los fondos para fines específicos y la asignación de ingresos para fines concretos deben mantenerse al mínimo» (Recomendación del Consejo sobre Gobernanza Presupuestaria, Principio 7, OCDE 2015b)».

En suma, la ruta definida por la OCDE y el gobierno costarricense atenta contra la institucionalidad y la historia costarricenses, pisotea la Constitución Política e hipoteca el bienestar de las futuras generaciones.

Para descargar el documento de la Rectoría de la Universidad de Costa Rica Sobre el Proyecto de Ley Marco de Empleo Público puede buscarlo con este enlace: http://ucr.cr/r/GU8F