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Etiqueta: derechos de las mujeres

Bitácora de un sufragio

Alejandra Espinoza Arias

Comparto un trabajo hecho en honor a mi abuela, a todas las abuelas que defendieron el voto femenino y a todos los hombres y mujeres que han creído en utopías.

Hoy 8 de marzo solo deseo un día inclusivo donde hombres y mujeres caminemos juntos, de la mano, amando y respetando nuestras diferencias, siempre de cara al sol.

Le invitamos a ver y escuchar Bitácora de un sufragio.

No hay democracia sin las mujeres: Un Llamado a fortalecer la protección y la justicia para las Mujeres

Sábado 8 de marzo, 2025 Costa Rica.

Comunicado

Hoy 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, Costa Rica enfrenta una preocupante y creciente crisis de violencia contra las mujeres, evidenciada en un alarmante aumento de los femicidios. Solo en los dos primeros meses de este 2025, el país ha registrado un tercio de los femicidios ocurridos durante todo el año 2024.

Esta situación de emergencia nacional nos exige un compromiso colectivo de todas las instituciones, sociedad civil y actores clave para frenar esta violencia y proteger a las mujeres en todo el país, porque sin las mujeres no hay democracia y sin democracia no podemos fortalecer la justicia social en Costa Rica.

Es evidente el debilitamiento de las políticas públicas que ha dejado en desamparo a cientos de mujeres que hoy temen por su vida. Datos oficiales del INEC en su informe sobre femicidios (2024) muestran que la tasa pasó de 0.97 en 2022 a 1.00 en 2024, lo que significa un incremento del 69.49% de femicidios con una alarmante inacción estatal.

Según datos del Semanario Universidad (2023) las mujeres en el sector agroalimentario representan el 15.6% del sector, no obstante, el acceso a tierra para mujeres solo representa un 8.1%, si pensamos en el sector laboral, la reducción de derechos persiste, en el país la participación laboral de mujeres para el 2020 se redujo en un 46%. CEPAL (2020) y para el 2024 la brecha salarial en mujeres fue del 33% respecto los hombres.

Las cifras son claras hay un retroceso en materia de derechos humanos de las mujeres, el número de femicidios ha aumentado, y muchas mujeres aún viven bajo el temor constante de ser víctimas de violencia. La realidad nacional refleja la urgencia de fortalecer las políticas públicas existentes, garantizar que los recursos sean destinados de manera efectiva y crear nuevas estrategias de prevención que involucren a la sociedad en su totalidad.

Es esencial reforzar el trabajo de las instituciones encargadas de la protección de las mujeres, como el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU), así como fortalecer la colaboración entre el sector público y privado, garantizando que las políticas de prevención, protección y sanción  estén bien implementadas y sean accesibles a todas las mujeres, en especial a aquellas en situaciones de vulnerabilidad, como las mujeres con discapacidad, mujeres indígenas, mujeres negras, mujeres trabajadoras del sector público y privado, mujeres del campo, mujeres en el trabajo informal y las mujeres trabajadoras remuneradas del hogar.

Por lo anterior, desde las organizaciones sociales, productivas, académicas, grupos de la sociedad civil y comunidades, hacemos un llamado a una acción conjunta, centrada en soluciones reales y sostenibles. Un llamado urgente para que el gobierno de Costa Rica garantice protección y justicia para las mujeres.

Es fundamental que se continúe promoviendo la educación sobre igualdad de género y el respeto a los derechos de las mujeres desde una edad temprana, y que los sistemas de justicia respondan de manera ágil y efectiva a los casos de violencia, asegurando que las víctimas reciban la protección, reparación y justicia, porque la violencia de género no solo es un problema de seguridad, sino también de justicia social.

Debemos seguir trabajando por una cultura de igualdad, que no solo prevenga la violencia, sino que también elimine las estructuras que perpetúan la discriminación y la desigualdad en nuestra sociedad debemos seguir trabajando por una cultura de igualdad, que no solo prevenga la violencia, sino que también elimine las estructuras que perpetúan la discriminación y la desigualdad en nuestra sociedad.

En Costa Rica la democracia no existe sin las mujeres, no podemos permitir que se normalice la violencia y que se retrocedan derechos humanos conquistados para las mujeres en su diversidad. Exigimos acciones concretas en que puedan salvar vidas y justicia para todas las víctimas de femicidio, con reparación integral para sus familias.

Nos sumamos a las demandas de los diferentes movimientos de mujeres en Costa Rica, a marchar en todo el país este 8 de marzo, por los derechos humanos de las mujeres, porque la lucha contra la violencia género, es una tarea de todos y todas.

Solo mediante acciones concretas y presencia real del Estado, desde un enfoque integral, que involucre a la familia, las instituciones, las organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía, podremos garantizar un Estado de bienestar, un país realmente democrático.

¡Por una Costa Rica sin violencia y con justicia para todas las mujeres!

Los derechos de las mujeres son derechos humanos

La violencia sexual lesiona los derechos humanos de todas las personas que la viven. La dignidad, como principio fundamental para la garantía del respeto por los derechos de todas las personas, requiere la seguridad de una vida libre de cualquier tipo de violencia. Este debe ser el fin primordial de las instancias públicas encargadas de velar por la promoción, protección y garantía de derechos humanos.

En ese sentido, la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa es el órgano parlamentario encargado de llevar adelante las tareas de control político y legislación para erradicar los patrones culturales y sociales de violencia, acoso, hostigamiento y discriminación en contra de cualquier persona, independientemente de su condición social. Asimismo, la perpetración de la violencia no distingue de posiciones políticas ni clase social, siendo especialmente grave y tortuosa para las sobrevivientes cuando la comete una persona en posición de poder y notoriedad pública.

En días recientes se conoció que el Ministerio Público investiga al diputado del Partido Nueva República, Fabricio Alvarado Muñoz, miembro de la Comisión Permanente Especial de Derechos Humanos, por el delito de abuso sexual en contra de persona mayor de edad. Si bien se reconoce el derecho de defensa, presunción de inocencia y debido proceso que le asiste a cualquier persona en las instancias judiciales, no se puede omitir que los procedimientos penales por delitos de violencia sexual también acarrean una enorme carga de revictimización, estigmas, prejuicios y costos personales para las personas denunciantes.

Tener una vida libre de violencia es un derecho humano. Por ello, las personas y organizaciones que suscribimos este manifiesto solicitamos públicamente al diputado Alvarado Muñoz abandonar su puesto como miembro permanente de la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa hasta tanto no se esclarezcan los hechos alrededor del grave delito por el cual se le investiga.

Consideramos que la violencia sexual es sumamente grave, y es deber de la institucionalidad apoyar a las denunciantes y no someterlas a situaciones de revictimización frente a sus presuntos agresores. Aunado a lo anterior, Costa Rica atraviesa una dolorosa espiral de violencia machista que demanda a las personas en puestos de representación popular brindar un ejemplo respetuoso de la dignidad, integridad y seguridad de todas las personas.

La Comisión de Derechos Humanos es un espacio en el cual se debaten asuntos que inciden directamente en el derecho a vivir una vida libre de violencia, razón por la cual no resulta apropiado ni pertinente que una persona cuestionada por aparentes delitos sexuales sea parte de este órgano vital.

Finalmente, se hace un llamado para todas las personas víctimas y sobrevivientes de violencia sexual a alzar su voz y denunciar. Romper el silencio es el primer paso para acabar con el encubrimiento y la impunidad. Asimismo, se insta a la sociedad en general a respaldar a las personas denunciantes de cualquier caso de abuso y violencia, con el fin de que se sientan fortalecidas y acompañadas en sus procesos de denuncia y sanación.

Suscriben,

Elizabeth Odio Benito, cédula 4-0078-0585
María Amalia Matamoros Landázuri, cédula 4-0145-0213
Marco Zúñiga Badilla, cédula 1-1740-00858
Roxana Víquez Salazar, cédula 1-0418-1237
Karla Salguero Moya, cédula 1-0748-0133
Julia María Ardón Morera, cédula 2-0386-0415
Mari Paz Matamoros Matamoros, cédula 4-0189-0362
Amanda Arroyo Cabezas, cédula 1-1656-0001
Yamileth Astorga Espeleta, cédula 1-0540-0192
Mauro Fernández Acuña
Yalile Chan Jiménez, cédula 1-0567-0078
Gabriela Saborío de la Espriella, cédula 1-0572-0355
Guillermo Arroyo Muñoz, cédula 1-0444-0252
Nerina Carmona Castro, cédula 1-0616-0754
Ana Cecilia Castro Calzada, cédula 1-0561-0190
Yara Mourelo González, cédula 2-0382-0947
César Castro Azofefia, cédula 1-1542-0195
Irene Salazar Carvajal, cédula 1-0733-0462
Sergio Iván Alfaro Salas, cédula 2-0464-0844
Nidia Molina Sibaja, cédula 2-0393-0669
Gerardo Hernández Naranjo, cédula 1-0677-0083
Vivian Solís Espinoza, cédula 1-1032-0333
Xinia Herrera Durán, cédula 2-0344-0672
Laura Astorga Carrera, cédula 1-0914-0100
Ana Beatriz Fernández González, cédula 1-0625-0678
Ana Zulema Jiménez Soto, cédula 1-0488-0193
Marta Solano Arias, cédula 1-0453-0311
Ana Helena Chacón Echeverría, cédula 1-0567-0359
Leda Zamora Chaves, cédula 2-0433-0362
Ricardo León Gómez, cédula 3-0445-0638
Ana Leonor Ramírez Montes, cédula 1-0483-0426
María Cecilia Aguilar Lara, cédula 2-0252-0321
Wendy Vásquez Pessoa, cédula 3-0364-0290
Carla Ramírez Brunetti, cédula 1-0648-0825
Cristina Salas, cédula 2-0388-0960
Eugenia Solís Umaña, cédula 1-0442-0132
Marlene Mora Camacho, cédula 1-0402-1336
Ana Lorena Hidalgo Solís, cédula 1-0468-0075
Rocío Abarca Sánchez, cédula 7-0160-0677
Luz María Chacón León, 2-0336-0097
Margarita Bolaños Arquín, cédula 1-0407-0764
Yolanda Bertozzi Barrantes, cédula 1-0399-0589
Yolanda Rojas Rodríguez, cédula 9-0012-0762
María José De la Mata Mora, cédula 1-1131-0257
Norman José Solórzano Alfaro, cédula 2-0405-0106
Nelsy Saborío Rodríguez, cédula 1-0630-0624
Jenny Castro Acuña, cédula 1-0649-0965
Haydée Hernández Pérez, cédula 1-0559-0946
Claudia Vargas Medal, cédula 155827353415
Georgina Hidalgo Rojas, cédula 2-0325-0498
Sylvia Mesa Puluffo, cédula 8-0090-0464
Ariane Garnier, cédula 1-0624-0634
Syndell Bedoya Rivera, cédula 1-0584-0088
Gabriela Delgado Hidalgo, cédula 1-0963-0626
Eugenia Solís Umaña, cédula 1-0442-0132
Cristina Santamaría Navarro, cédula 6-0161-0193
Nuria Gamboa Mora, cédula 1-0533-0375
Thais Aguilar Zúñiga, cédula 1-0587-0972
Grettel Andrade Cambronero, cédula 1-0953-0838
Rubieth Jaén Angulo, cédula 5-0148-0959
Ericka María Álvarez Ramírez, cédula 2-0532-0025
Damaris Solano Murillo, cédula 5-0193-0665
Sandra Cartín Herrera, cédula 2-0343-0634
María Flor Abarca Alpízar, cédula 2-0285-0063
Nidia García Zamora, cédula 4-0171-0744
Rosa Alvarado, cédula 1-0403-1030
Ana María Botey Sobrado, cédula 1-0473-0692
Yamileth González García, cédula 2-0246-0555
Sonia Marta Mora Escalante, cédula 1-0412-1470
Elizabeth Briceño Jiménez, cédula 1-0721-0134
Jane Seglau Earle, cédula 8-0061-0877
Ana Leonor Saravia Vivas, cédula 1-0838-0916
Alma Aisemberg Saravia, cédula 1-1852-0879
Rebeca Eugenia Quesada Guell, cédula 1-0555-0138
Adriana Sequeira Gómez, cédula 1-1093-0980
Gloriela Brenes Murillo, cédula 1-0741-0195
Sary Montero Cabezas, cédula 2-0259-0860
Lorna Chacón Martínez, cédula 2-0481-0863
Silvia Monge Retana, cédula 1-0737-0490
Daniela Cordero Ardon, cédula 4-0183-0087
América Ardón Apuy, cédula 2-0632-0903
Catalina Obregón, cédula 1-0753-0231
Sara Schifter Sharatt, cédula 1-0313-0051
Dunia Espinoza Esquivel, cédula 1-0847-0569
Seidy Salas Víquez, cédula 1-0864-0094

MUSADE en sus 38 años transformando el dolor en empoderamiento para las mujeres

Enid Cruz Ramírez
Fundadora y coordinadora general de MUSADE
Fundación: 6 diciembre 1986

Este 6 de diciembre, MUSADE conmemoró 38 años de trabajo incansable en favor de los derechos de las mujeres. Fundada en 1986, en un contexto de profundas desigualdades y discriminación, la organización nació como una respuesta de base para combatir las opresiones que silenciaban y limitaban a las mujeres en Costa Rica.

Desde entonces, MUSADE ha sido mucho más que una organización: ha sido un refugio y un espacio de acogida para las mujeres que enfrentan violencia, desigualdad y exclusión. Aquí, el dolor ha encontrado consuelo, y las voces que alguna vez fueron silenciadas han florecido en mensajes de lucha y esperanza.

En un periodo en el que la violencia contra las mujeres era invisibilizada y la discriminación era parte del día a día, MUSADE rompió esquemas. Se posicionó como un referente, no solo para atender a las mujeres víctimas y sobrevivientes de violencia, sino también para empoderarlas, educarlas y acompañarlas en el proceso de reconstrucción de sus vidas. Ha sido un espacio de aprendizaje colectivo, donde cada mujer ha fortaleció su capacidad para desafiar las estructuras de opresión.

Retos a lo largo de 38 Años

A lo largo de estas décadas, MUSADE ha trabajado en múltiples áreas: prevención de la violencia de género, salud sexual y reproductiva, liderazgo comunitario y fortalecimiento de redes de apoyo. Ha contribuido a la creación de políticas locales que promuevan la igualdad de género y ha llevado adelante proyectos que benefician directamente a las mujeres en las diferentes regiones del país.

Entre sus mayores logros, destaca su capacidad para formar lideresas comunitarias, impulsar políticas públicas inclusivas y convertirse en un actor clave en la lucha por los derechos de las mujeres a nivel nacional. No obstante, MUSADE también enfrenta retos importantes:

  1. Sostenibilidad financiera: Como muchas organizaciones de base, asegurar recursos económicos constantes para continuar con su labor es un desafío permanente.
  2. Persistencia de la violencia de género: A pesar de los avances, la violencia sigue siendo una realidad para miles de mujeres, exigiendo que las estrategias de atención y prevención se adapten a contextos cada vez más complejos.
  3. Desafíos culturales y sociales: Romper con estereotipos de género y arraigos culturales sigue siendo una tarea urgente, especialmente en comunidades donde las desigualdades están profundamente enraizadas.
  4. Acceso a la tecnología y nuevos enfoques: En un mundo digital, MUSADE debe seguir integrando herramientas tecnológicas para amplificar su mensaje y llegar a nuevas generaciones de mujeres.

Una casa de empoderamiento

MUSADE ha sido y seguirá siendo un faro para aquellas mujeres que buscan transformar su realidad. Más allá de ser una organización, representa una red de sororidad, un hogar donde las historias se entrelazan, los miedos se superan y los sueños cobran vida. Su compromiso con la justicia social y la igualdad sigue siendo inquebrantable.

Celebrando el legado y mirando al futuro

En su 38 aniversario, MUSADE reafirma su misión de ser una voz para las mujeres, un espacio de aprendizaje y una plataforma para el cambio. Este aniversario no solo es un momento para celebrar lo que se ha logrado, sino también para recordar que la lucha por la equidad de género es un camino que sigue demandando esfuerzos colectivos.

MUSADE invita a la comunidad a ser parte de este legado, a unirse en la construcción de una sociedad más justa, igualitaria y libre de violencia para todas las mujeres.

¡Felicidades, MUSADE, por 38 años de transformar vidas y construir esperanza!

Por la vida de las mujeres noviembre culmina la jornada anual

Desde marzo del 2024, MUSADE ha emprendido una intensa labor para promover el derecho de las mujeres a vivir sin violencia. A través de la campaña «Cambie el rollo y póngase la camiseta por los derechos de las mujeres», en su séptima edición y declarada de interés cultural, la organización ha realizado un acercamiento directo a diversas comunidades mediante visitas casa por casa, quioscos informativos en escuelas y colegios, la atención profesional en psicología, derecho y trabajo social a decenas de mujeres y una diversidad de actividades educativas.

Esta campaña busca sentar bases sólidas de información y formación para erradicar los esquemas socioculturales que justifican y perpetúan la violencia, especialmente hacia las mujeres, en una sociedad patriarcal. Las cifras de 2024 son alarmantes: hasta el 9 de octubre, 60 mujeres han sido asesinadas, de las cuales 18 han sido feminicidios, y se han registrado 306,566 denuncias de violencia contra las mujeres, incluyendo abuso sexual y acoso callejero, según el Observatorio de las Mujeres del Poder Judicial.

La campaña culmina en noviembre con arte y movimiento, en actividades que incluyen:

  • Jueves 21 de noviembre: Marcha en Palmares. Salida del boulevard alas 9 am.
  • Viernes 22 de noviembre: Marcha en San Isidro de Peñas Blancas.Salida de la escuela Carmen Lidia Castro Rodríguez a las 8 
  • Domingo 24 de noviembre: Carrera recreativa «Cambie el rollo y pontela camiseta por los derechos de las mujeres». Salida en la plaza La Sabana de San Ramón a las 7 
  • Lunes 25 de noviembre: Marcha cantonal en San Ramón. Salida de laEscuela José Joaquín Salas Pérez a las 9 
  • Lunes 25de noviembre: Marcha nacional en San José a las 5 

¡Levantemos la voz y acompañemos en esta lucha por una sociedad donde las mujeres puedan vivir seguras, felices y libres!

Para más información, comuníquese al 2445-4885 o al 8543-3777, Inscríbase en la carrera en el siguiente enlace: https://forms.gle/TAGRkzLacgczksX57

O para participar en la Marcha: https://forms.gle/fKjAtMvVhPK5wB7E7

Defensoría: Reforma al Código Municipal afectó derechos de las mujeres

Defensoría presentó coadyuvancia a acción de inconstitucionalidad

La Defensoría de los Habitantes presentó una coadyuvancia a la acción de inconstitucionalidad interpuesta por el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) en contra del artículo 13 del Código Municipal, por considerar que la modificación de dicha norma disminuyó las garantías institucionales para la consolidación de oficinas municipales dirigidas al aseguramiento, protección y promoción de los derechos de las mujeres y, por ende, es regresivo de los derechos de esta población.

Esta Defensoría considera que todas las acciones estatales deben ajustarse al cumplimiento de las obligaciones en materia de derechos humanos derivadas de los instrumentos jurídicos ratificados, y debe procurar acciones para el cumplimiento de las observaciones finales y recomendaciones emitidas por los órganos de Tratado.

En materia de infraestructura y políticas institucionales para el avance de los derechos de las mujeres, las Oficinas Municipales de la Mujer se constituyen en un medio accesible y disponible para ellas en toda su diversidad y en todas las regiones del país, como una expresión de una democracia consolidada. Se trata de instancias que fortalecen los mecanismos nacionales para el adelanto de los derechos de las mujeres cuyas acciones contribuyen, en el ámbito local, a multiplicar las acciones y responsabilidades ejercidas por el INAMU a nivel nacional, con la coordinación interinstitucional.

La Defensoría estima que parte de las acciones generadas desde las Oficinas Municipales de la Mujer han coadyuvado a los esfuerzos que a nivel nacional debe implementar el INAMU y el resto de las instituciones que ostentan responsabilidades derivadas del ordenamiento jurídico, y de las acciones contenidas en la Política Nacional para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres 2018-2030 y Política Nacional para la atención y prevención de la violencia contra las mujeres de todas las edades.

Es por eso que, el fortalecimiento de estas oficinas propicia la generación de indicadores específicos respecto a la vigencia de los derechos de las mujeres en el ámbito local, así como la recopilación de datos, permite la coordinación interinstitucional para asegurar que todas las entidades involucradas trabajen de manera coherente hacia los objetivos de igualdad de género, desde el ámbito local.

También ayuda a la construcción de acciones para atender la resistencia cultural y los prejuicios de género existentes que pueden influir en la implementación y monitoreo de políticas públicas con perspectiva de género, brindan capacitación continua para el funcionariado público y las organizaciones de la sociedad civil a nivel local en temas de género y derechos de las mujeres, facilita la participación activa de la sociedad civil, especialmente de organizaciones de mujeres, para proporcionar un monitoreo independiente y constructivo de las políticas de género y de la gestión de los servicios institucionales en materia de derechos de las mujeres, especialmente en violencia de género, promueve la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión de los recursos asignados y permite facilitar el acceso a mecanismos efectivos de denuncia y respuesta a las necesidades de todas las mujeres.

Oficina de Comunicación Institucional
Defensoría de los Habitantes

Las mujeres del 8 de marzo. Historia de una lucha continua

Integrantes de la Asociación Nacional pro Sufragio de la Mujer encabezadas por Elizabeth Cady Stanton y Susan B. Anthony.

Vladimir de la Cruz de Lemos

El 8 de marzo se celebraba antes de 1975 como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Era un día de convocatoria política de las mujeres trabajadoras movilizadas en lucha por la defensa y ampliación de sus derechos laborales y también políticos. En esa tarea, los partidos revolucionarios de todo tipo, especialmente socialistas, comunistas y organizaciones anarquistas, eran los que abanderaban estas luchas y la movilización de esta celebración.

Desde 1975, bajo el amparo de la Organización de las Naciones Unidas, por la presencia entonces de los países socialistas donde se conmemoraba este día, se aprobó celebrar el 8 de marzo como una fecha internacional. Su celebración actual es para reivindicar, defender y ampliar los derechos de las mujeres en todas partes del mundo, al menos de los países integrantes de la ONU, que además irían firmando, en lo sucesivo las Declaraciones y Convenios internacionales relacionados con las mujeres en particular.

Este día, 8 de marzo, se asocia originalmente a las luchas, a partir del siglo XIX, de los trabajadores en general y de las mujeres trabajadoras en particular. Sin embargo, se reconoce que en la Historia anterior hubo importantes mujeres que de distintas maneras defendieron sus derechos y se hicieron presentes en los escenarios políticos, sociales e intelectuales de las sociedades anteriores.

Así, por ejemplo, según nos cuenta la literatura, en la antigua Grecia, Lisístrata, como lo narra Aristófanes, convocó a una huelga sexual contra los hombres para poner fin a la guerra civil que vivían los atenienses, destacándose a la vez como un símbolo a favor de la paz. Proponía un juramento de las mujeres frente a sus hombres:

Lisístrata: Lampitó, todas las mujeres toquen esta copa, y repitan después de mí: no tendré ninguna relación con mi esposo o mi amante.
Cleónica: No tendré ninguna relación con mi esposo o mi amante.
Lisístrata: Aunque venga a mí en condiciones lamentables.
Cleónica: Aunque venga a mí en condiciones lamentables (¡Oh, Lisístrata, esto me está matando!).
Lisístrata: Permaneceré intocable en mi casa.
Cleónica: Permaneceré intocable en mi casa.
Lisístrata: Con mi más sutil seda azafranada.
Cleónica: Con mi más sutil seda azafranada.
Lisístrata: Y haré que me desee.
Cleónica: Y haré que me desee.
Lisístrata: No me entregaré.
Cleónica: No me entregaré.
Lisístrata: Y si él me obliga.
Cleónica: Y si él me obliga.
Lisístrata: Seré tan fría como el hielo y no le moveré.
Cleónica: Seré tan fría como el hielo y no le moveré […]
Lisístrata: ¿Todas han jurado?
Mirrina: Todas.

Otro ejemplo, el sacrificio de Ifigenia, cuando el esposo decide quitarle la vida porque la mujer no acepta la vida que lleva, o las reinas Amazonas, que nos recuerdan a las mujeres guerreras, como lo relata Heródoto, o Aspasia, la mujer más famosa, inspiradora de la política de Atenas, en tiempos de Pericles; o Safo, de la Isla de Lesbos, como bien nos la recuerda el Dr. Juan Jaramillo, como la mujer bien admirada cuya conducta a nadie le importaba en su tiempo; o Sukaina, que desafió a Mahoma, su bisabuelo, demostrándole que en ninguna parte del Corán se le exigía a las mujeres cubrirse la cara con un velo; o Sherezade, la gran tejedora de la narrativa popular, la creadora del cuento oral.

Durante días de la Gran Revolución de 1789, de la Revolución francesa, las parisienses que pedían «libertad, igualdad y fraternidad» y marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio femenino.

En 1791 Olympe de Gouges, que era el nombre literario o el seudónimo de Marie de Gouze, escritora, dramaturga, filósofa y política francesa, redacta la «Declaración de los derechos de la Mujer y la Ciudadana», del 5 de septiembre de 1791, en idénticos términos que la «Declaración de los derechos del Hombre y el Ciudadano», del 26 de agosto de 1789, donde reclama para las mujeres los mismos derechos que allí se habían establecido para los hombres, documento que planteaba la emancipación política y la equidad de la mujer, la igualdad entre el hombre y la mujer en la vida privada y en la vida pública, el derecho al voto y al trabajo público, el derecho a hablar en público de temas políticos, a acceder a puestos políticos, a poseer propiedades y el derecho a la educación.

A ella le debemos la expresión: «Si la mujer puede subir al cadalso, también se le debería reconocer el derecho de poder subir a la tribuna», Cabe decir que cayó sobre su nuca la guillotina bajo el período del terror revolucionario.

En Inglaterra, en ese mismo período, Mary Wollstonecraft, en 1790 y en 1792 publica Vindicación de los derechos del hombre, en 1790, y Vindicación de los derechos de la mujer, en 1792, levantando banderas republicanas y de igualdad de la mujer.

En la historia costarricense recordamos a la indígena Biriteca, cuyo valor le dio la seguridad a los caciques y guerreros indígenas, Coyoche, para que, con Pabru Presberi, mantuvieran la resistencia más grande a la invasión española, a principios del siglo XVIII.

Lo mismo, durante el período colonial en América Latina, en la lucha por la Independencia que se asocian nombres de mujeres como Ana de Tarna, María Gregoria, Juana Moreno, Micaela Bastidas Puyuqawa, Tomasa Tito Condemayta, Bartolina Sisa, Cecilia Tupac Amaru.

A partir de la Independencia, la construcción del Estado nación fue lograda, en parte, también por la participación de las mujeres, como fueron, entre otras, Juana de Azurduy, en Alto Perú, a la cual la historia refiere como la máxima heroína de la Independencia de América. Pero, en este orden, destaca el compromiso de Manuela Sáenz, a la lucha bolivariana, o de Pancha Carrasco, en la gesta nacional contra los filibusteros en Costa Rica y en Centroamérica.

El siglo XIX fue, también, el siglo del impacto de la Independencia de las colonias inglesas y de la Revolución norteamericana, de la Revolución francesa, de sus ideales, su republicanismo, sus valores de libertad, igualdad y fraternidad, de la Ilustración, el Iluminismo y el Enciclopedismo, de las revoluciones de Independencia en la América española, de las revoluciones europeas de 1820, 1830 y 1848; del industrialismo en Europa y Estados Unidos, particularmente, haciendo surgir la clase obrera, y con ella las luchas sociales por mejorar las condiciones de trabajo y de seguridad e higiene ocupacional, así como los seguros sociales a finales de ese siglo. Del mismo modo, fue el origen de las organizaciones laborales y sus luchas, las sociedades de socorros mutuos, de mutuo auxilio, ayudas mutuas, las Fraternelles, el cooperativismo, las sociedades de trabajadores, de artesanos y de obreros, las primeras asociaciones sindicales, la I y la II Internacional obreras; las luchas cartistas, ludistas y las propiamente sindicales. Es el siglo del surgimiento de la clase obrera organizada con sus partidos obreros, socialistas, socialdemócratas, anarquistas, con referencia al Manifiesto Comunista, de 1848, los revolucionarios de distintos tipos o denominaciones, junto a los partidos liberales, y al final del siglo de los movimientos socialcristianos al calor de la Encíclica Rerum Novarum.

Un siglo de grandes luchas, entre ellas, las luchas por la rebaja de la jornada de trabajo a 8 horas, lo que se logra entre 1886 y 1890, de manera más generalizada, gracias a las grandes jornadas de lucha del movimiento obrero de los Estados Unidos, en Chicago, y de las luchas obreras en Europa.

Fue también el tiempo del inicio de las luchas políticas y electorales donde las mujeres se movilizan para que se les reconozcan sus derechos políticos, a la par de las reivindicaciones obreras y laborales.

Así, el origen del Día de la Mujer se remonta a los movimientos y luchas obreras del siglo XIX y principios del XX, principalmente en Estados Unidos y Europa.

En el contexto de industrialización temprana de las fábricas, de los trabajadores, que incluían mujeres y niños, sin grandes distinciones con el trabajo de los hombres, se celebraron sucesivas manifestaciones para exigir mejores condiciones de trabajo y salarios, jornadas laborales más cortas y la prohibición del trabajo infantil.

A las pocas semanas de la publicación del Manifiesto Comunista, en los días del 19 al 20 de julio, de 1848, nace el movimiento sufragista en la primera Convención Feminista sobre los Derechos de la Mujer, llamada Convención de Seneca Falls, que produjo el documento conocido como «Manifiesto de Seneca Falls», que se considera la primera convención por los derechos de la mujer, que se celebró en los Estados Unidos, donde participaron 300 activistas por los derechos de la mujer, cuya declaración final fue firmada por más de 100 mujeres. En 1848, las norteamericanas Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott protestaron contra el impedimento que tenían de hablar en público, y en una convención que trataba la abolición de la esclavitud, acto que se asocia al origen del movimiento feminista de los Estados Unidos.

En marzo de 1857, una ola de huelgas masivas recorrió el Estado de Nueva York, en Estados Unidos. La industria textil se nutría de la explotación esclavista de la población afrodescendiente en los campos algodoneros del Sur, y explotaba a les trabajadores del Norte con jornadas de más de 10 horas diarias.

El 8 de marzo, de 1857, las obreras de New York fueron brutalmente reprimidas, al luchar por mejores condiciones de trabajo, aumento de salarios y rebaja de la jornada de trabajo a 10 horas diarias.

Fue una lucha política para poder influir en la determinación y en la decisión del gobierno de fijar salarios, jornadas y condiciones de trabajo.

En esos mismos días, en 1858, Emmeline Pankhurst, activista política británica y líder del movimiento sufragista, levantó banderas de participación política. Manifestó. «No queremos quebrantar las leyes, queremos redactarlas y refrendarlas».

La situación de las mujeres trabajadoras se agravaba. Se agitaban sus condiciones de vida y de trabajo. A las luchas obreras y las grandes jornadas de las 8 horas de Chicago, de 1886 y 1890, siguieron las luchas obreras y las luchas políticas de las mujeres.

En 1893, en Nueva Zelanda, se autoriza el derecho al voto de las mujeres, y el 28 de noviembre de 1893, Elizabeth Yates se convierte en la primera alcaldesa en el mundo, electa popularmente.

En Inglaterra, igualmente, aparecen las suffragettes, que eran las activistas por los derechos civiles, lideradas por Emmeline Pankhurst, que van a llevar el feminismo, en Inglaterra y Estados Unidos, al terreno del activismo por la igualdad de derechos frente al Estado.

Las luchas del momento, la discusión que giraba en torno a la eliminación de la esclavitud, va a influir en el futuro del movimiento feminista, estableciéndose una correlación entre la lucha por la abolición y la lucha por los derechos de la mujer: muchas de las líderes de esta segunda corriente son esposas de líderes abolicionistas.

Lograda la abolición se producen contactos estrechos entre las feministas y las mujeres negras, en las que destaca Sojourner Truth. Con la abolición de la esclavitud no se igualó la raza, el género, por lo que las luchas feministas electorales siguieron su propio camino.

La lucha desarrollada por las mujeres trabajadoras, en Europa y Estados Unidos, por obtener mejores condiciones de trabajo, era impulsada bajo las banderas de los partidos socialistas y comunistas ya existentes.

En 1900, las mujeres alemanas hicieron una serie de peticiones al Reichstag para exigir el acceso a la universidad y a la posibilidad de presentarse a oposiciones.

En 1903, surgió la Liga Sindical Femenina, una organización de trabajadoras asalariadas estructurada por mujeres socialistas, sufragistas y profesionales liberales norteamericanas. El último domingo de febrero, de 1908, las mujeres de esta Liga Sindical celebraron una manifestación denominada «Día de la Mujer», reivindicando el derecho al voto y mejores condiciones laborales. El acto se repitió al año siguiente en Manhattan donde se reunieron 2000 personas.

En 1907, en Austria, los landstag deciden establecer el voto general y obligatorio.

El 8 de marzo de 1908, 146 mujeres trabajadoras de la fábrica Cotton, de Nueva York, protestaban por los bajos salarios y las malas condiciones laborales, manteniéndose en la fábrica hasta que se lograran sus peticiones. El dueño no aceptó estas protestas laborales, cerró las puertas de la fábrica y le prendió fuego a las instalaciones con las mujeres en su interior, quemándose todas ellas.

A finales de marzo, el 25 de marzo de 1911, en Estados Unidos se produjo incendio que asoló la fábrica Triangle Blouse Company, en Nueva York, en él murieron casi 150 mujeres, muchas de ellas inmigrantes, lo que tuvo una gran resonancia mundial en las legislaciones obreras, y en los propios Estados Unidos. El día del incendio, algunas puertas de la fábrica, que ocupaba los tres pisos superiores de un edificio de diez plantas, estaban cerradas para impedir que los trabajadores salieran a la huelga. Murieron 146 personas de las cuales 125 eran mujeres y 21, hombres. Se dijo que el humo que expedía el edificio en llamas era de color morado por los tejidos que se usaban en la fábrica textil, motivo por el cual el color morado se usa, en las marchas del 8 de marzo, como símbolo que recuerda a estas mujeres y su lucha.

Las líderes del Partido Socialista de los Estados Unidos, antecedente del Partido Comunista de ese país, que se funda en 1919, como Corinne Brown y Gertrude Breslau-Hunt, organizan actos de solidaridad y en conmemoración de las luchas de las trabajadoras textileras de Chicago, que en 1908 exigían la reducción de la jornada de trabajo, mejores salarios y mejores condiciones de trabajo, junto con la reivindicación del sufragio.

Entre noviembre de 1909 y febrero de 1910 se produjo la huelga de las camiseras conocida como el Levantamiento de las 20,000. La huelga fue dirigida por Clara Lemlich y apoyada por la Liga Nacional de Sindicatos de Mujeres Estados Unidos. Su lucha fue por reducir la jornada laboral, obtener mejores salarios y lograr derechos políticos, como el voto.

Una declaración del Partido Socialista de los Estados Unidos de América, del día 28 de febrero, originó el primer Día Nacional de la Mujer, tradición que se siguió celebrando el último domingo de febrero, hasta el año 1913. El Comité Nacional de la Mujer de EE. UU. fue el que recomendó establecer el último domingo de febrero a favor del sufragio femenino.

En 1910, en Copenhague, Dinamarca, se reunió la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, que era la organización que representaba a las mujeres de los partidos socialistas, de los partidos obreros socialistas, de los partidos obreros socialdemócratas y de los partidos laboristas, y de una variedad de organizaciones de mujeres, que pertenecían o estaban vinculadas a la II Internacional Socialista, originalmente fundada por Carlos Marx, en 1864, conocida como la I Internacional, que luego evolucionó a la II Internacional, en la década de 1870, que duró hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, que la desintegró por las divisiones causadas en torno al papel que debían tener los trabajadores frente a la Guerra Mundial.

Las luchas principales de esta organización internacional de mujeres giraban alrededor de la igualdad de género y de los derechos de las mujeres. La dirigente comunista Clara Zetkin dirigía esta asociación internacional, desde 1907, cuando se había constituido su Primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas.

En esta II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas se realiza la Proclamación del Día Internacional de la Mujer, en Copenhague. Con esta proclamación se reiteró la demanda del sufragio universal y se proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

En esta reunión, de Copenhague, Clara Zetkin y Kathy Duncker, dirigentes del Partido Socialista alemán, propusieron que se celebrara un Día Internacional de la Mujer Trabajadora, lo que se hizo en solidaridad con la lucha de las trabajadoras de Estados Unidos. En este Congreso se destacaron otras mujeres socialistas y comunistas, Rosa Luxemburgo, Aleksandra Kolontái, Nadezhda Krúpskaya, la esposa de Vladimir Lenin, e Inessa Armand.

La propuesta fue aprobada unánimemente por la conferencia con más de 100 mujeres procedentes de 17 países. Esta Conferencia Internacional de Mujeres, existe hoy como una Organización No Gubernamental, que reúne 150 asociaciones de mujeres de todo el mundo y forma parte del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas.

La propuesta recuperaba la lucha de las mujeres estadounidenses e iniciaba la lucha feminista y socialista, que tendría como bandera los derechos laborales y políticos de las mujeres.

Como Día Internacional se empezó a celebrar en 1911, un 19 de marzo ese año en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines a los que asistieron más de 1 millón de mujeres y hombres. Además del derecho de voto y de ocupar cargos públicos, exigieron el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

En 1913-1914, en el marco de los movimientos pro de la paz, que surgieron en vísperas de la Primera Guerra Mundial, las mujeres rusas celebraron su primer Día Internacional de la Mujer el último domingo de febrero de 1913, de conformidad a calendario juliano que todavía tenían. En el resto de Europa, las mujeres celebraron mítines en torno al 8 de marzo del año siguiente para protestar por la guerra o para solidarizarse con las demás mujeres.

En la Rusia pre revolucionaria lo empezaron a celebrar en 1913, el último domingo de febrero, y a partir de 1914, en Rusia, Alemania y Suecia se unificó la celebración al 8 de marzo, como Día Internacional de la Mujer Trabajadora, también para protestar contra la guerra, a la que estaban siendo arrastrados los países europeos.

En Rusia, en el año revolucionario de 1917, aprovechando las luchas obreras de inicio de año, y del proceso democrático revolucionario de febrero de 1917, se celebró el 8 de marzo.

Con el triunfo de la Revolución Socialista de octubre de 1917, Lenin le asignó un importante reconocimiento al papel de la mujer en la lucha política, y en la lucha por el socialismo.

En 1917, ante los 2 millones de soldados rusos muertos en la guerra, las mujeres rusas escogieron de nuevo el último domingo de febrero para declararse en huelga en demanda de «pan y paz», parte de las tres principales consignas revolucionarias que agitaba Lenin en esos días. La tercera consigna era «tierra», las cuales se llevaron a la ejecución con los tres primeros decretos de la Revolución Rusa de octubre, en 1917. Unas 90,000 trabajadoras se manifestaron contra las malas condiciones de trabajo, el hambre, la participación rusa en la Primera Guerra Mundial.

Los dirigentes políticos criticaron la oportunidad de la huelga, pero las mujeres la hicieron de todos modos. A los cuatro días de la huelga, el zar se vio obligado a abdicar y el gobierno provisional concedió a las mujeres el derecho de voto. Esta lucha de las mujeres rusas fue considerada como uno de los primeros momentos de la Revolución bolchevique.

Con la Revolución, las mujeres conquistaron en Rusia derechos que los estados capitalistas negaban a sus compañeras. El sufragio y el derecho para participar en política, el aborto legal libre y gratuito, el derecho al divorcio y al reconocimiento de los niños nacidos fuera del matrimonio, la despenalización de la homosexualidad.

El 23 de septiembre de 1919 Lenin hizo un importante discurso donde trazó «Las tareas del movimiento obrero femenino en la República Soviética». Allí señaló que «todavía la situación de la mujer sigue siendo penosa debido a sus tareas domésticas. Para lograr la total emancipación de la mujer y su igualdad real y efectiva con el hombre, es necesario que la economía nacional sea socializada y que la mujer participe en el trabajo general de producción. Entonces sí la mujer ocupará el mismo lugar que el hombre». Claro está, señalaba Lenin:

Aquí no hablamos de igualar a la mujer con el hombre en lo que se refiere a la productividad del trabajo, la cantidad de trabajo, la duración de la jornada, las condiciones de trabajo, etc.; sostenemos que la mujer no debe, a diferencia del hombre, ser oprimida a causa de su posición en el hogar. Todas ustedes saben que incluso cuando las mujeres gozan de plenos derechos, en la práctica siguen esclavizadas, porque todas las tareas domésticas pesan sobre ellas. En la mayoría de los casos las tareas domésticas son el trabajo más improductivo, más embrutecedor y arduo que pueda hacer una mujer. Es un trabajo extraordinariamente mezquino y no incluye nada que de algún modo pueda contribuir al desarrollo de la mujer.

En la búsqueda del ideal socialista, luchamos por la realización total del socialismo, y en este camino se abre un amplio campo de acción para la mujer. Nos disponemos ahora a emprender concretamente la tarea de desbrozar el terreno para la construcción del socialismo, y la edificación de la sociedad socialista solo comienza allí donde, después de haber logrado la igualdad completa de la mujer, abordamos las nuevas labores junto a ella, libre y de esas faenas mezquinas, embrutecedoras e improductivas. Y estas labores nos ocuparán durante muchos, muchísimos años.

Decimos que la emancipación de los obreros debe ser lograda por los obreros mismos, y ocurre otro tanto con la emancipación de las mujeres trabajadoras: debe ser fruto de su propio esfuerzo. Las trabajadoras deben preocuparse de desarrollar las instituciones a que nos referimos, y esta actividad de la mujer conducirá a hacer cambiar radicalmente la situación que ocupaba en la sociedad capitalista.

Para poder intervenir en política, en el viejo régimen, capitalista, se requería una preparación especial, de modo que el papel de las mujeres en la vida política era insignificante incluso en los países capitalistas más avanzados y libres. Nuestra tarea es lograr que la política sea accesible a toda mujer trabajadora.

En 1921, Lenin, de nuevo abordó el tema de las mujeres el 8 de marzo, en la celebración de esta fecha. Enfatizó en que «bajo el capitalismo, la mitad femenina del género humano esta doblemente oprimida. La obrera y la campesina son oprimidas por el capital y, además, incluso en las repúblicas burguesas más democráticas no tienen plenitud de derechos, ya que la ley les niega la igualdad con el hombre. Esto, en primer lugar, y, en segundo lugar —lo que es más importante—, permanecen en la «esclavitud casera», son «esclavas del hogar», viven agobiadas por la labor más mezquina, más ingrata, más dura y embrutecedora: la de la cocina y, en general, la de la economía doméstica familiar individual». A propósito de la jornada de trabajo 4-3 que se quiere imponer, estas reflexiones de Lenin siguen cobrando gran actualidad.

La Revolución rusa, como parte de su lucha por la liberación y la igualdad de la mujer, estableció, por iniciativa de Alexandra Kollontai, que había sido nombrada Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública, el voto de la mujer, el divorcio y el aborto legal, y que se estableciera en Rusia el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer. A partir de aquí se empezó a celebrar en distintos países, al impulso también de la III Internacional, organización que impulsó Lenin para desarrollar partidos comunistas y organizaciones sindicales.

En 1918, en Inglaterra, se regula el voto para mujeres mayores de 30 años y poseedoras de una casa. En 1928, la edad para votar se equipara a la de los hombres. Por su parte, en Estados Unidos, la Decimonovena Enmienda de 1920 otorga derecho al voto en todos los estados del país.

Junto al derecho al voto, la lucha feminista tuvo como objetivo los derechos educativos.

Desde 1922 hasta 1975 se institucionalizó el Día Internacional de la Mujer en el contexto de las luchas socialistas y comunistas en todo el mundo. A partir de 1975, con apoyo de la ONU se celebra en todo el mundo. En 1922 en China se celebra este día. En 1924, el 10 de mayo, Ecuador estableció el sufragio femenino.

En España, en 1936 impulsado bajo el período de la II República, por la dirigente comunista Pasionaria, Dolores Ibarruri, se empezó a celebrar el 8 de marzo. En Costa Rica el Partido Comunista, fundado en 1931, se inició la celebración de esta fecha.

Con la Constitución de las Naciones Unidas se abrió un escenario para atender a nivel internacional la situación de las mujeres. Desde el 24 de octubre de 1945 las Naciones Unidas han consagrado el desarrollo y promoción de «las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión»; de la igualdad de derechos de mujeres y hombres como aspecto fundamental de su razón de ser. En la sesión inaugural de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Londres, Reino Unido, Frieda Dalen de Noruega se convirtió en la primera mujer delegada en intervenir y Eleanor Roosevelt, de los Estados Unidos de América, pronunció su célebre «Carta abierta a las mujeres del mundo» en la que las llamó a participar más en los asuntos nacionales e internacionales.

Como parte de su atención la ONU creó una comisión funcional del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW), como el primer organismo intergubernamental mundial dedicado exclusivamente a la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, organismo que ha sido decisivo para supervisar la condición de los derechos de las mujeres en todo el mundo y definir los estándares internacionales sobre igualdad de género. La Comisión reúne a Estados Miembros, a organizaciones de la sociedad civil y diversas entidades.

En diciembre de 1947, la Asamblea General aprobó una resolución por la que se proclamaba el Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional, que los Estados Miembros deben observar todos los días del año, en conformidad con su tradiciones históricas y nacionales. Así se dio, el 10 de diciembre de 1948, la histórica Declaración Universal de Derechos Humanos como el primer reconocimiento mundial de que existen derechos inalienables y libertades fundamentales que se aplican a todos los seres humanos.

En 1952 la ONU aprobó la Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer, donde se estableció que las mujeres tienen derecho a votar en todas las elecciones, en igualdad de condiciones con los hombres, sin discriminación alguna, que las mujeres tienen derecho a ser elegidas para puestos públicos de elección, en igualdad de condiciones que los hombres y sin discriminación, y que tienen derecho a ejercer puestos públicos y toda función pública.

En 1972, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 3010, declaró a 1975 «Año Internacional de la Mujer».

En 1975, la ONU comenzó a celebrar el ocho de marzo, como el Día Internacional de la Mujer.

En México, en 1975, del 19 de junio al 2 de julio tuvo lugar la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, donde se formuló el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz a fin de implementarlo, 1976-1985, un plan de acción para la promoción de la mujer.

En 1977, la Asamblea General de la ONU proclamó el ocho de marzo como el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional, lo que oficializó, para los países, este día dentro de sus calendarios. Así, la ONU reconoció los orígenes de las luchas de las mujeres que, en Europa, y Estados Unidos, reclamaban a comienzos del a finales del siglo XIX y principios del siglo XX el derecho al voto, mejores condiciones de trabajo y la igualdad entre los sexos.

En 1979, la ONU aprobó la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, conocida como «Declaración de Derechos de la Mujer», que es el instrumento jurídico internacional más exhaustivo para proteger los derechos humanos de las mujeres. Aquí se define el significado de discriminación contra las mujeres y establecen obligaciones legales para los países que forman parte de ella con el objetivo de poner fin a esta discriminación; se exige que los Estados Miembros eliminen la discriminación contra las mujeres en la esfera pública y privada, incluido el ámbito familiar, y se propone alcanzar una igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, tanto en las leyes como en la vida real. Se indica también que la discriminación contra la mujer viola los principios de igualdad de derechos y el respeto de la dignidad humana. Con relación al matrimonio y las relaciones familiares, se faculta a las mujeres a elegir libremente el cónyuge y a contraer matrimonio con su pleno consentimiento; otorga igualdad de derechos y responsabilidades durante el matrimonio y como progenitoras, a decidir libre y responsablemente el número de hijos, a elegir su apellido, a la vez que garantiza los mismos derechos en materia de propiedad y administración de bienes.

En 1984 el Convenio Internacionales por la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, fue ratificado por Costa Rica.

En materia de derechos reproductivos, la ONU, junto con la Organización Mundial de la Salud, ha reconocido la salud reproductiva como «..un estado general de bienestar físico, mental y social», y reconoce que la salud reproductiva supone la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos, la capacidad de procrear y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia, y el derecho básico de cada pareja, e individuo, a decidir con libertad y responsabilidad el número, frecuencia y tiempo de sus hijos y a tener la información y medios para hacerlo, así como el derecho de todos de tomar decisiones acerca de la reproducción, sin discriminación, coerción ni violencia.

El reconocimiento de estos derechos es un logro importante de las organizaciones de mujeres de todo el mundo, a pesar de la fuerte oposición de los fundamentalistas religiosos, como los que existen en Costa Rica.

En 1994 se había constatado que por lo menos tres mujeres y niñas sufren violencia a lo largo de su vida, lo que constituye una de las violaciones de los derechos humanos más generalizadas que las Naciones Unidas deben priorizar.

En la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, en El Cairo, Egipto, en 1994, se reafirmó que el cumplimiento de los derechos de las mujeres y las niñas como un motor fundamental del desarrollo sostenible, y situó el empoderamiento de las mujeres en el centro del desarrollo, considerando el derecho de las mujeres y las parejas a controlar su propia fertilidad como el núcleo fundamental de las políticas y los programas sobre población. Este año, 1994, se reconoció el Día Internacional de la Mujer en los Estados Unidos.

Del 4 al 15 de septiembre de 1995 se realizó la Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer, en Beijing, China, donde acudieron 17,000 participantes y 30,000 activistas, la cifra más alta del mundo en reuniones de este tipo. Las tres conferencias anteriores se organizaron en Ciudad de México (1975), Copenhague (1980) y Nairobi (1985). En China 189 países aprobaron por unanimidad una referencia progresista a favor del empoderamiento de las mujeres.

En septiembre del 2000 se dio la Cumbre del Milenio donde se proclamó la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, con ocho objetivos diseñados para reducir la pobreza extrema con plazos y una fecha límite de 2015. Entre ellos el Objetivo 3 insta específicamente a fomentar la igualdad de género y el Objetivo 5 a mejorar la salud materna. En el 2015 la ONU había conseguido comprobar que la vida de las mujeres y las niñas en casi todas las regiones en desarrollo había alcanzado la paridad de género en la educación primaria, y los índices de mortalidad materna habían disminuido en un 45 por ciento.

En octubre del 2000 el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 1325 reconociendo que la guerra afecta a las mujeres de manera diferente e instaba a que las mujeres sean parte fundamental de la prevención, la gestión y la resolución de conflictos. Desde entonces, se han aprobado seis resoluciones más de apoyo —1820, 1888, 1889, 1960, 2106 y 2122—, atendiendo diversos matices, entre ellos, el reconocimiento de la violencia sexual como táctica de guerra hasta la disposición de un sistema de rendición de cuentas con el objetivo de implementar medidas más firmes que permitan a las mujeres participar en la resolución de conflictos y en la recuperación.

En julio del 2010 la ONU crea la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) para acelerar el progreso en la atención de las necesidades de las mujeres y las niñas de todo el mundo.

En el 2011 la ONU, considerando las violaciones de derechos humanos sufridas por la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales y personas transgénero, aprobó la primera resolución de las Naciones Unidas sobre orientación sexual e identidad de género, y en el 2014 sobre vulnerabilidad ante la exclusión social o la violencia, como, por ejemplo, las «violaciones correctivas», las agresiones y la negación de servicios básicos, entre ellas las prácticas nociva como la mutilación genital femenina, que afecta hoy a más de 230 millones de mujeres y niñas que sobreviven a la mutilación genital, solo en África más de 144 millones, en Asia 80 millones, y en Oriente Medio 6 millones, en una totalidad de 31 países que realizan esta práctica. En países como Somalia, Guinea y Yibuti más del 90% de mujeres sufren esta práctica.

En el 2013 la ONU aprobó el Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos (C189) en materia de derechos laborales entra en vigor, ofreciendo a las trabajadoras y los trabajadores domésticos —en su mayoría mujeres— los mismos derechos laborales básicos que al resto de trabajadoras y trabajadores. Desde la aprobación del Convenio 22 países han aprobado leyes que mejoran los derechos sociales y laborales de las trabajadoras y los trabajadores domésticos.

Este tratado de derechos humanos de las Naciones Unidas es el más ratificado después de la Convención sobre los Derechos del Niño.

Todavía queda mucho pendiente. Diariamente 800 mujeres mueren por causas relacionadas con el embarazo que podrían evitarse; una de cada tres mujeres sufre violencia física o sexual; las mujeres ocupan únicamente el 22 por ciento de escaños parlamentarios y actualmente representan más del 60 por ciento de la población analfabeta del mundo.

El 8 de marzo de 2017, se produjo el Primer Paro Internacional de Mujeres para visibilizar la violencia machista en todas sus formas y expresiones: sexual, social, cultural, política y económica.

En Costa Rica se desarrollaron distintos grupos de mujeres y luchadoras, en distintos frentes, incluido el político, como lo fueron las mujeres sufragistas durante las décadas de 1910 y 1920, las mujeres opositoras a los gobiernos de Rafael Ángel Calderón Guardia y Teodoro Picado, y las mujeres organizadas a favor de los presidentes de la Reforma Social, en los años de 1940-1948.

La sociedad costarricense antes de 1949 era muy excluyente. Durante todo el siglo XIX hasta 1913 el voto era público, indirecto y de segundo grado, sin participación de mujeres, lo que se logró hasta 1949. En 1890 el presidente José Joaquín rodríguez planteó la posibilidad de reconocer el voto de las mujeres, sin que se lograra, por la participación que habían tenido en los sucesos del 7 de noviembre de 1889, cuando se movilizaron, junto a los hombres para evitar un posible fraude electoral.

Durante el período de 1890 a 1910 se dieron luchas por la ciudadanía femenina y sobre los derechos políticos de las mujeres, ante el Congreso de la República. Entre 1890 y 1949 se presentan catorce proyectos a la Asamblea Legislativa para otorgarle o reconocerle a las mujeres el derecho al voto.

En 1923, siguiendo los movimientos internacionales se constituyó la Liga Feminista.

En 1925 se intenta aprobar, en el Congreso de la República, el reconocimiento del voto de la mujer, obteniéndose un resultado de 15 diputados a favor y 24 en contra.

El 20 de junio de 1949 en la Asamblea Nacional Constituyente se aprueba el reconocimiento del voto de la mujer. Se universaliza el voto. Se amplía y fortalece el proceso democrático. 33 diputados votaron a favor; 8 lo hicieron en contra.

Por primera ejercen el derecho al sufragio las mujeres en Costa Rica en un plebiscito distrital, de 1951, durante el gobierno de Ulate, para decidir en La Tigra y La Fortuna de San Carlos a cuál cantón pertenecían: si a San Ramón o San Carlos. Fue Bernarda Vázquez Méndez la primera mujer en ejercer y Amelia Alfaro Rojas, la segunda.

A partir de 1953 participan en procesos electorales nacionales. Las tres primeras diputadas fueron, ese año, María Teresa Obregón, Ana Rosa Chacón y Estela Quesada, todas del PLN. En 1998 fueron electas 11 mujeres. Hoy hay 26 de 57 diputadas.

Cada situación de estas, voto directo y secreto, significó mayor desarrollo de la democracia, más participación ciudadana y, menos control oligárquico del poder.

Sobre las mujeres se ejercía presión social y cultural para excluirlas de la vida política. Se les señalaba que su lugar era el corazón del hombre; el hogar y la maternidad; no la política.

En la primera década del siglo XX, se decía que la participación de la mujer en la coeducación conducía a la masculinización de las mujeres y a la feminización de los hombres.

Se afirmó que con la incorporación de la mujer a la política la familia se dividiría y debilitaría.

La universalización del voto en Costa Rica no fue solo una estrategia de los distintos partidos políticos por fortalecer su poder y ampliar el número de electores. Fue el resultado de una lucha democrática y de mayor participación ciudadana.

En la vida ciudadana y democrático las mujeres han tenido un papel destacado. Lucharon contra dictaduras y gobiernos que se consideraron antidemocráticos.

En la década de 1920 se discutió si las mujeres debían constituir un movimiento único de lucha política (las feministas) o, si debían participar más ampliamente, junto a los hombres en todas las luchas sociales, como lo proponía Carmen Lira.

En la década de 1940 en algunos acontecimientos especiales destacan las mujeres organizadas políticamente: en las Jornadas de mayo del 43, en contra de reformas electorales propuestas por Calderón que se consideraban facilitadoras de fraude electoral; el 2 de agosto de 1947 cuando las mujeres de la oposición culminan las luchas de la Huelga de Brazos Caídos con una marcha a la Casa Presidencial donde son reprimidas, con la organización que impulsa el partido comunista, Vanguardia Popular, la Unión de Mujeres del Pueblo en 1947, después llamada Alianza de Mujeres Costarricenses, y en la guerra civil de 1948 cuando las mujeres luchan en ambos bandos políticos, especialmente en la parte logística de la retaguardia de los combates.

En el escenario político electoral, y organizativo, los partidos políticos costarricenses han creado sus frentes femeninos, muy débiles, y que funcionan más para períodos electorales.

Para esos años el Partido Comunista había impulsado su frente femenino y en la década de 1950 hizo surgir la Alianza de Mujeres Costarricenses, donde destacaron, entre otras, Luisa González y Alicia Albertazzi, y bajo su conducción se celebró el 8 marzo como Día Internacional de la Mujer.

En las décadas de 1970 y 1980 en el país los gobiernos atendieron cada vez más políticas de mujeres, especialmente cuando la ONU acogió esta fecha como parte de sus celebraciones anuales e internacionales.

Bajo el primer Gobierno de Oscar Arias Sánchez, en 1986-1990, se desarrollan las leyes más importantes que dinamizan y aceleran la mayor participación e igualdad de la mujer en Costa Rica. Otras leyes son: la de Promoción de la Igualdad Real de la Mujer, de 1990; la Ley contra la Violencia Doméstica, de 1996; la creación del Instituto nacional de Mujeres, en 1998; la Ley de Penalización contra la Violencia de la Mujer, de 1977. En materia electoral se avanzado muchísimo hasta obligar a la paridad vertical y horizontal de candidaturas políticas.

Hoy hay en el país más de 200 organizaciones de mujeres, de diversa naturaleza, que expresan la riqueza de su presencia, aunque muchas de estas organizaciones son más de papel que de la realidad. No se sienten en esta fecha del 8 de marzo, ni se vinculan a las luchas históricas y políticas que originaron esta fecha, ni se ven ni se sienten cotidianamente, ni se movilizan, alrededor de las luchas políticas actuales de las mujeres.

El 8 de marzo debe servir para reflexionar sobre el papel de las mujeres en la vida política, social, económica, cultural, educativa, y especialmente en el papel familiar, y de las nuevas familias, que hoy existen.

La celebración del Día Internacional de la Mujer debe servirnos para impulsar las reformas legislativas que eliminen las trabas que puedan existir para la mejor realización de las mujeres costarricenses, con plenitud de todos sus Derechos y con garantía de los Derechos Humanos de las Mujeres.

El 8 de marzo es un día internacional y nacional de lucha. No es un día de fiesta. Es un día de lucha en tanto todavía haya restricciones, exclusiones, discriminaciones, violencias, opresiones de todo tipo, ejercidas contra las mujeres.

Es un día de lucha para procurar que las mujeres y las niñas tengan el derecho al disfrute pleno, y en las condiciones de igualdad de todos sus Derechos Humanos, para vivir libres de todas las formas de discriminación y violencia.

Los 8 de marzo nos obligan a repasar las jornadas heroicas de las mujeres obreras en sus luchas reivindicativas para exigir y arrancar mejores condiciones de vida y trabajo al voraz sistema opresor, machista, misógino, del capitalismo explotador, cuya lógica es absolutizar la ganancia por encima de cualquier otra condición.

Los convenios e instrumentos jurídicos internacionales, lamentablemente, en muchos países siguen siendo letra muerta y son ineficaces en sus alcances.

El impacto de esta lucha y significado del Día Internacional de la Mujer hace que hoy todos los problemas de nuestra vida diaria se traten desde la perspectiva de las mujeres y se valore de modo más fuerte su importante presencia en todos los ámbitos de la sociedad.

La legislación costarricense ha avanzado notablemente en este sentido, así como gran cantidad de instituciones y organizaciones, de diversa naturaleza, que se han desarrollado con relación a las mujeres, pasando desde las organizaciones precursoras, como la Unión de Mujeres Carmen Lira y la Alianza de Mujeres Costarricenses hasta la Agenda Política de Mujeres Costarricenses, la Defensoría de la Mujer y el Instituto Nacional de la Mujer.

Los Derechos Humanos de las mujeres a la Educación, a la Salud, al Desarrollo, al Trabajo, a la Participación Política, a una Vida Libre de Violencia, a sus Derechos Sexuales y Reproductivos, debe ser realidades y no letras en papel.

El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una jornada que, para muchos, significa simplemente rendir homenaje y hacer regalos a las mujeres, descontextualizada de las luchas que originaron este día. Es una fecha celebrada desde hace más de un siglo marcada por la lucha, los fuertes movimientos de reivindicación política y laboral, por huelgas, marchas y persecuciones y por muertes y represión de mujeres que se movilizaron por estos derechos.

Como fecha internacional declarada por las Naciones Unidas, en todos los países miembros, entre ellos Costa Rica, uno de los países fundadores de la ONU, se celebra oficialmente desde 1975. Antes de esta fecha era una celebración de las fuerzas comunistas, socialistas, anarquistas y revolucionarias, y de movimientos políticos que se sumaban a recordar cada 8 de marzo las luchas de las mujeres que en Europa originaron, con sus causas, esta fecha, y con la que esos partidos y movimientos se identificaban y defendían.

La fecha del 8 de marzo está asociada a las luchas revolucionarias de la clase obrera, de la mujer obrera y trabajadora, y en paralelo a ellas, las luchas sufragistas de las mujeres.

Para las fuerzas revolucionarias, comunistas y socialistas, la emancipación de la mujer se daba simultáneamente, con la emancipación de toda la clase obrera.

La lucha por la igualdad de la mujer en todos los órdenes, incluido el electoral, se debía lograr en la lucha total, en la lucha emancipadora que enarbolaban los comunistas como lucha social y política, lado a lado, hombres y mujeres, trabajadores y trabajadoras. Por eso el Partido Comunista de Costa Rica, al proclamar su Programa Político, recién fundado, en 1931, propuso la igualdad política de la mujer.

Costa Rica tiene más mujeres que hombres, 2,638,345 mujeres, el 17.6% menores de 12 años, el 34.9 % entre los 13 y 35 años, el 36.4% entre los 36 y 64 años y un 11.1% mayores de 65 años. En extrema pobreza viven 8.5%, en pobreza 17.1%, con escuela primaria completa o menos hay un 42.1%, con estudios secundarios incompletos hay 15.4% y fuera de la fuerza laboral 52.4%. La tasa de desempleo afecta más a las mujeres, 9%, que a los hombres, 7.5%; en el subempleo las mujeres son el 6.8% y los hombres el 4.2%; aseguradas pro-trabajo están un 70.8% mientras los hombres tienen una cobertura del 73.5%.

En Costa Rica todavía nos falta mucho que logar y qué ganar.

Fuente: https://www.meer.com/es/79595-las-mujeres-del-8-de-marzo

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Defensoría: Vacíos legales no permiten erradicar la violencia obstétrica

A pesar de avances en los derechos de las mujeres en estado de embarazo, el país tiene vacíos en materia de regulación, fiscalización y sanción en cuanto a violencia obstétrica. Así lo hizo ver la Defensoría de los Habitantes ante una solicitud de información requerida por el despacho de la diputada Paula Nájera Abarca.

La Defensoría llamó la atención sobre la ausencia de conceptualización de la violencia obstétrica en la Ley No.10.081 “Derechos de la mujer durante la atención calificada, digna y respetuosa del embarazo, parto, posparto y atención del recién nacido” que entró a regir el 27 de enero del año 2022.  “Ni en su título, ni en su contenido, esta importante Ley desarrolla el concepto de violencia obstétrica, a pesar de que se enumeran los derechos de las usuarias en el marco de la atención prenatal, durante y después del parto”, indica la Defensoría.

La Defensoría hizo observaciones en cuanto al cumplimiento de los transitorios contenidos en la Ley. Destacó que si bien se han conocido acciones tendientes a generar normativa regulatoria -por ejemplo, el Protocolo Clínico de Atención Integral al embarazo, parto y posparto en la Red de Servicios de Salud – no se ha informado sobre un protocolo generado para el cumplimiento de la norma en los términos del transitorio I. Aunado a ello, la Ley No. 10.081 no dispuso las responsabilidades de verificación de esta obligación, ni el mecanismo para evaluar su implementación.

En relación con el Transitorio II, se promulgó el Decreto Ejecutivo N°44093-S: “Reglamento para la Defensa y Garantía de los Derechos de las Mujeres Embarazadas y de la Persona Recién Nacida en el contexto de la atención de su salud”, sin embargo, la Ley N°10.081 no desarrolló otras responsabilidades en el marco de las competencias de ese Ministerio de Salud, tales como la vigilancia de la salud: fiscalización sobre la prestación de los servicios, verificación sobre la incidencia de los incumplimientos en relación con la incidencia en las tasas de mortalidad materna e infantil, entre otros aspectos.

La Defensoría estima que, para que Costa Rica garantice la generación de indicadores sobre este tipo de violencia, debe incluirse su conceptualización tanto a nivel legal, como en los lineamientos, guías y protocolos que se aprueben e implementen en los servicios de salud. Actualmente, este tipo de violencia no está incluida dentro de los datos del Sistema Unificado de Medición Estadística de la Violencia de Género (SUMEVIG), ni hay información disponible en el Observatorio de Violencia de Género contra las Mujeres y Acceso a la Justicia del Poder Judicial. Hace unos días, la CCSS anunció una estrategia para el abordaje de la violencia obstétrica en los diversos servicios institucionales.

Declaraciones de Kathya Rodríguez, directora de Mujer de la Defensoría de los Habitantes:

Oficina de Comunicación Institucional
Defensoría de los Habitantes