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Etiqueta: desarrollo productivo

Sector agrícola envía cartas al presidente de la República y al arzobispo de San José

SURCOS comparte las cartas que José Oviedo, secretario general de la Unión Nacional de Productores Costarricenses le envió este 29 de marzo al presidente de la República, Rodrigo Chaves Robles, y al arzobispo de San José, José Rafael Quirós Quirós. En ellas se expone la urgencia de rescatar la soberanía alimentaria y de reconocer que el pueblo soberano no es un concepto solamente para elegir cada cuatro años.

San José, 29 de marzo de 2023

Dr. Rodrigo Chaves Robles,
Presidente,
República de Costa Rica.

Estimado Señor Presidente:

Esta mañana al salir de nuestras casas hemos abrazado a nuestros seres queridos, dejando atrás nuestros pueblos y los surcos en la tierra que esperan los primeros aguaceros para que la semilla generosa germine.

Hoy guardamos nuestros instrumentos de labranza e interrumpimos nuestras faenas, para unir nuestras voces de compatriotas, que se sienten amenazados ante la incertidumbre de un horizonte lleno de nubarrones y peligros inminentes.

Don Rodrigo hace muchos años como sociedad costarricense, después de la Guerra del 48, decidimos, para unirnos en un destino común de solidaridad y de justicia social, forjar de las armas que nos dividían, los arados.

Muchos gobernantes, amantes de la patria, pensaron en extender su mano amiga para el campesino pobre y la pequeña empresa familiar, con la finalidad que brotara de la tierra, para todos, los frijoles, el arroz y las milpas generosas para las tortillas de nuestros hijos e hijas.  Nació entonces el Consejo Nacional de Producción para defender del voraz comercializador, a los más pequeños y humildes productores agropecuarios, asegurando la compra de sus cosechas y para que no se permitiera que fueran presa de las leyes “ciegas” del mercado, de oferta y demanda.  Así, el modelo permitió dar seguridad alimentaria al consumidor, la comercialización de los productos y mantener las fuentes de empleo agropecuarias.

Contábamos con un proyecto país más solidario y con políticas públicas en favor de los grandes, medianos y pequeños productores nacionales. Muchos pobres campesinos vimos con orgullo graduarse en las Universidades Públicas a nuestros hijos e hijas.  Y en el quirófano de la Caja salvar la vida de un ser amado o estrenar casa del INVU, o ver correr a nuestros niños que se peleaban por contestar el teléfono recién puesto por el ICE, o poder leer de noche en nuestras casas porque llegó la electricidad a nuestros pueblos lejanos. La construcción de caminos vecinales permitió sacar de las montañas nuestros productos y se construyeron muchas escuelas y colegios.

 Bien lo dijo el historiador: “no sabemos para dónde vamos, si no sabemos de dónde venimos”.

Ahora se nos dice que esta globalizada la economía, que es más rentable comprar a países productores sus excedentes de cosechas, que producir en nuestros suelos.  Por políticas públicas, se ha reducido las áreas de siembra de frijol y de arroz. Se incrementó los monocultivos de la piña, el banano y otros productos de empresas nacionales y extranjeras para colocar las cosechas en mercados internacionales.

Nos han dicho que ese mercado global tiene sus leyes, que sobrevive el más fuerte, porque cambiaron la solidaridad y la cooperación por la competencia, donde hay ganadores y perdedores. Se acrecentó entonces la separación de pocos ricos muy ricos y muchos pobres muy pobres. La economía solidaria del cooperativismo se desestimuló y han ido desapareciendo muchos agricultores.

Don Rodrigo, ante esta realidad de política económica y economía de mercado, hoy estamos levantando nuestra voz desde el derecho constitucional, tutelado en el artículo 9 de nuestra Carta Magna, que nos permite manifestarnos como ciudadanos en una democracia no solo representativa, mediante la cual un grupo de votantes confió en usted el presente y el futuro para la gobernanza de nuestro país; sino, también, levantando nuestras voces en una democracia participativa para decirle que no estamos de acuerdo con las políticas públicas que amenazan a nuestro sector agropecuario, a muchos sectores que se han hecho presentes en estas calles josefinas hoy, y otros muchos más, que por su precariedad económica no han podido venir.

 Necesitamos gobernantes atentos al clamor del pueblo y que recuerden el pacto social costarricense antes de escuchar las voces de los intereses del capital mundial o las entidades financieras internacionales o los grupos nacionales de poder económico o todos los anteriores juntos.

Queremos hacer resonar en primera instancia nuestra petición de diálogo. Creemos en el diálogo y queremos dialogar, necesitamos ser escuchados para resolver nuestras diferencias como sociedad bajo el cielo blanco de la paz social.

Don Rodrigo, nos sentimos amenazados, no es justo que la ruta del arroz, enriquezca a unos pocos con billetes de papel, que no se comen, y que se pueden acumular para que las ratas hagan sus nidos.

 Estamos en un momento crítico de la humanidad donde no hay seguridad de un mundo mejor, por las amenazas de las guerras; el cambio climático; el futuro de los migrantes y refugiados; la caída de algunos bancos y la crisis del sistema financiero internacional, la escasez del recurso hídrico y otras condicionantes.

Por eso, don Rodrigo le preguntamos: ¿Usted nos puede dar certeza que nuestros hijos e hijas, contarán con el arroz y los frijoles, cuando eventualmente no lleguen los excedentes de los países productores y exportadores de esos granos?

Nuestra gran verdad es que urge seguir sembrando y cosechando lo que soberanamente nuestra población necesite para alimentarse.

Por eso, nuestros clamores se unen en una sola voz, queremos como costarricenses dialogar.

Hablemos respecto a las amenazas que sentimos ante un posible tratado comercial con la Alianza del Pacífico; la frecuente importación masiva de carne porcina y bovina; el desmantelamiento del estado democrático, social y de derecho, que ha permitido la convivencia pacífica de las últimas décadas.

Nos preocupa la estrategia de su Gobierno de debilitar instituciones como la Caja Costarricense del Seguro Social, el ICE, nuestras Universidades Públicas, el Consejo Nacional de Producción, FANAL, RECOPE, el Banco de Costa Rica, el INS, y otras muchas entidades estatales más.

Nos preocupa que los salarios de los trabajadores, se hayan estancado respecto al índice de inflación, reflejado en los precios de la canasta básica.

Nos preocupa que entidades financieras internacionales manden en nuestra casa. Que hayamos perdido soberanía, autodeterminación y libertad para construir nuestro propio presente y futuro.

Nos preocupa que muchas comunidades rurales se queden esperando la construcción del edificio de su EBAIS, para una atención primaria de salud de calidad, ante la interrupción del portafolio de inversión en infraestructura de la Caja.

Nos preocupa el casi abandono del Estado a programas sociales de vivienda, el desfinanciamiento a instituciones que velan por la niñez y nuestros adultos mayores y otros proyectos de bienestar social, en favor de sectores vulnerables y empobrecidos.

Don Rodrigo, no faltará quien diga, ¿por qué los productores agropecuarios se refieren a tantos aspectos de la agenda nacional?  Nuestra respuesta clara y respetuosa es, porque urge articular y construir el entramado del tejido social que se está perdiendo.  Consideramos que la parte afecta al todo y el todo afecta a la parte.

La vinculación integral dará solución efectiva a los problemas que afrontamos como sociedad, para el desarrollo económico, social, cultural, educativo, ambiental y otros.

Los sectores sociales hemos considerado que no se vale que nos dividan y hoy hemos querido manifestar que estamos presentes estudiantes universitarios, educadores, trabajadoras y trabajadores del campo y la ciudad, productores agrícolas, empleados públicos y costarricenses, para decirle: queremos dialogar.

En fe de lo anterior, le hemos pedido al Señor Arzobispo de San José, Monseñor José Rafael Quirós Quirós, traslade esta misiva hasta su despacho. Tenemos la mayor disposición al diálogo efectivo y fructífero, en bien de todo el país.

Queremos que nuestro amado país comprenda que nuestra vocación es cultivar la paz con nuestro trabajo digno.

Don Rodrigo, no dilate el tiempo, estamos cansados de algunos políticos de turno, con falsas promesas y vacíos discursos, con palabras bonitas que se las lleva el viento y golpean en la cara de la dignidad de los costarricenses honrados.

Aquí y ahora, seguimos creyendo que es posible un futuro mejor, bajo nuestra bandera tricolor, para que siga resonando: “vivan siempre el trabajo y la paz”, y así, en familia comer el pan de cada día con “Gallo Pinto”, natilla y el mejor café del mundo.

Don Rodrigo quedamos a la espera de su respuesta, señale día, lugar y horario. Construyamos juntos la agenda, hablemos de la metodología, los contenidos, y otros aspectos. Reiteramos, instale mesas de trabajo y busquemos soluciones conjuntas, empecemos con el sector agropecuario.  Si así actúa, quedaremos muy agradecidos todos los aquí presentes y los que firmamos esta petición.

Señor Presidente dese la oportunidad de gobernar con armonía y sabiduría, para el bienestar del noble pueblo costarricense.

José María Oviedo Chaves
Cédula 105060146
Secretario General, Unión Nacional de Productores Costarricenses

(UNAG), oviedochavesjose@gmail.com, tel.8721-4616

Cc:
Mons. José Rafael Quirós Quirós, Arzobispo Metropolitano de San José, Costa Rica.


San José, 29 de marzo de 2023

Mons. José Rafael Quirós Quirós,
Arzobispo Metropolitano de San José,
Iglesia Católica.

Estimado Señor Arzobispo:

Recién hemos leído la misiva dirigida al señor Presidente de la República, don Rodrigo Chaves Robles, aquí al costado Norte de la Catedral Metropolitana.

Esta mañana el pueblo soberano, tutelado en la Constitución Política de la República de Costa Rica en su artículo 9, ha salido a las calles para manifestar que quiere ser oído y necesita dialogar. No en un diálogo vacío, sino efectivo y eficaz.

No estamos de acuerdo que se nos considere el soberano sólo para elegir a nuestros gobernantes en las urnas electorales cada cuatro años, sino que venimos a pedir cuentas y fiscalizar lo que la administración Chaves Robles está ejecutando.

 Hemos salido de nuestros hogares para expresar que somos ciudadanos en una democracia participativa y que nuestras voces deben ser escuchadas. Recordemos que el significado de la palabra democracia es el poder del pueblo.

 Nuestro clamor es por una sociedad más justa y equitativa, tal como la soñaron nuestros antepasados que empuñaron las armas en el 48, para provocar un cambio en favor del bien común y el fortalecimiento de un Estado Social de Derecho, desde un pacto social.

Cuando invitamos al señor Presidente al diálogo, precisamente es en los términos del Papa Francisco: “Acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, todo eso se resume en el verbo ‘dialogar’” (Fratelli Tutti, 198).  En el mismo sentido sigue diciendo Francisco: “El auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro aceptando la posibilidad de que encierre algunas convicciones o intereses legítimos” (Fratelli Tutti, 203).

En ese espíritu para la construcción de una cultura de encuentro y diálogo, hemos dirigido hoy nuestra misiva a don Rodrigo Chaves Robles. Hemos pedido que, como compatriotas, hablemos, nos escuchemos, negociemos, instalemos mesas de trabajo, porque estamos convencidos que gobernar no es imponer, sino, buscar el mayor bien para la mayoría de este pueblo noble y trabajador.

La presencia de tantos sectores de nuestra sociedad, con agendas diversas, es el signo visible del gran malestar que la mayoría de costarricenses encontramos por políticas públicas en beneficio de unos pocos o por la ausencia de éstas políticas para el bienestar de todos los aquí representados.

Esta marcha que escribe una página en la historia democrática de nuestro país, es una oportunidad para construir la paz social. Y ha sido organizada por productores agropecuarios, que nos sentimos amenazados por la posible incorporación de Costa Rica al bloque de la Alianza del Pacífico; la falta de políticas públicas en la promoción de la soberanía alimentaria y la seguridad alimentaria que beneficie a productores, comercializadores y consumidores; la falta de atención del Estado para generar empleo y reactivar la economía de nuestro sector agropecuario; el desmantelamiento de instituciones insignes para nuestro desarrollo productivo como el MAG, CNP, y otros; la “ruta del arroz” que se convirtió en un “canto de sirena” en beneficio de un minúsculo grupo importador; la falta de financiamiento de la banca nacional, para nuestras campesinas y pequeños agricultores, que dejaron de ser sujetos de crédito y muchos de ellos han sido  despojados por sus deudas de sus terrenos para sembrar y su vivienda familiar.  En general nos encontramos con un sector agropecuario en crisis, con incertidumbre y empobrecido.

Monseñor José Rafael, otros grandes temas, tensiones y amenazas ciernen nuestros campos y nuestro mundo rural.

Usted tiene sus orígenes en Los Ángeles de Llano Grande de Cartago. Sabemos que ha sembrado la tierra fértil de las faldas del Volcán Irazú y como joven le correspondió trabajar la tierra y cosechar las papas del surco generoso familiar, muchas veces bajo la tensión de la producción y los precios de mercado. Por eso comprenderá nuestra situación apremiante.

Monseñor José Rafael, por su investidura como Arzobispo de San José, le solicitamos respetuosamente que sea el portador de la carta adjunta dirigida al Presidente de la República, dónde expresamos nuestro sentir y demandamos que nos escuche mediante un diálogo patriótico y constructivo.

Usted se preguntará, ¿por qué no entregan la carta directamente a don Rodrigo Chaves?

Porque necesitamos un garante y testigo de honor, que de fe de nuestra actitud patriótica para dialogar y resolver nuestras diferencias por la vía pacífica.

Esta página de los movimientos sociales no solo la escribe el sector agropecuario, sino que se unen las voces de los cooperativistas, las mujeres trabajadoras en sus casas, campesinas e indígenas, las y los universitarios, el sector sindical; los ciudadanos defensores de la Caja Costarricense del Seguro Social, de la Educación Pública, del ambiente, del recurso hídrico; empleados públicos y privados, y otros muchos que queremos decir no a la desigualdad social y pobreza, no al desmantelamiento del Estado Social, Democrático y de Derecho.

En espera de la respuesta formal del Señor Presidente a nuestra petitoria, agradecemos la atención a nuestra respetuosa solicitud y el ejercicio de sus buenos oficios para que la voz de costarricenses y patriotas amantes de la paz y la justicia social sea escuchada. Porque, “¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz!” (Isaías 52,7).

Muchas gracias.

José Oviedo Chaves
Cédula 105060146
Secretario General, Unión Nacional de Productores Costarricenses

(UNAG), oviedochavesjose@gmail.com, tel.8721-4616

Cc:
Dr. Rodrigo Alberto Chaves Robles, Presidente de la República de Costa Rica.
Archivo.

La Marcha en Apoyo al Sector Agropecuario, no debe ser una marcha más, sino un movimiento por la transformación de la actividad agropecuaria

German Masís Morales

Diversas organizaciones del Sector Agropecuario, como Upanacional, la UPIAV, la UNAG, la Corporación Hortícola, el Foro Nacional de Cooperativas y otras Asociaciones de productores y centros agrícolas, están convocando en representación de los productores agropecuarios del país a la marcha nacional en apoyo al Sector Agropecuario el 29 de marzo próximo, por una política de apoyo al sector agropecuario que asegure el desarrollo productivo y social y la soberanía alimentaria costarricenses.

En enero de este año durante la presentación de la política agrícola 2023-2032, miembros del sector agropecuario le exigieron al Poder Ejecutivo una mayor atención de sus necesidades para reactivar su actividad económica.  En esa ocasión cámaras productivas, cooperativas agrícolas y agricultores independientes solicitaron al Gobierno su apoyo para enfrentar las consecuencias del cambio climático, mayor acceso al financiamiento, apoyo para la investigación y desarrollo y asistencia técnica para mejorar su competitividad. (CRhoy 26-1-2023)

Y es que la actividad agropecuaria ha venido en una caída constante en los últimos años, que según el Indice de Actividad Agropecuaria(IMAGRO) a diciembre del 2022, presentó caída del  -2.1 interanual, atribuible en buena medida a la caída del -9.8% en la producción agrícola y en menor medida en la pecuaria con el 0.6% y en la exportación con un 1%.(CNAA,comunicados,2022)

Previamente la variación interanual había sido del -3,5% entre junio 2021 y junio del 2022, según datos del Índice Mensual de Actividad Económica.

En ese momento, el Presidente del Banco Central señaló que “la mayor afectación se presentó en productos exportables como banano y piña dadas las tensiones geopolíticas derivadas del conflicto entre Rusia y Ucrania. La producción de productos exportables se redujo 8%, la mayor caída desde julio de 2015”.

Por su parte el Presidente de la Unión Pequeños Productores Agropecuarios Costarricenses reconoció que “este ha sido un año muy difícil para el productor agrícola ya que los insumos están afectando nuestros costos de producción pero también, subieron los servicios públicos como electricidad, combustibles y el agua”.(LaRepublica.net,18-8-2022)

Hay que recordar que en el año 2019 la Alianza Nacional Agropecuaria(ANA) que incluía también a la Cámara de Agricultura y Agroindustria, (que ahora no va a participar), elaboró un planteamiento al Gobierno, que incluía entre otras solicitudes, la introducción de los pequeños y medianos productores en las cadenas de comercialización, la aplicación de los instrumentos legítimos de defensa comercial, la disminución del impuesto único de los combustibles, la reducción de las tarifas eléctricas y portuarias y el aseguramiento de los productores ante la CCSS, aduciendo poca voluntad política del Gobierno para atender las dificultades de la producción de alimentos.

Debido a lo anterior, la Marcha Nacional en apoyo al Sector Agropecuario, no debiera ser una marcha más, como las que han realizado las organizaciones del sector a lo largo de varias décadas, si no debiera convertirse en un movimiento permanente en demanda de políticas que reviertan el deterioro del sector y el desmantelamiento de la institucionalidad sectorial pública.

Porque la problemática del sector y en particular la del sector de la pequeña y mediana producción alimentaria para el mercado interno, no es coyuntural, ni provocada por la pandemia o por la crisis derivada de la guerra en Ucrania.

La problemática de este sector tiene un carácter estructural, responde como se ha mencionado en artículos anteriores, a que el sector dejó de ser un sector económico estratégico desde la década de los 80, con excepción de la agroexportación y a que la producción interna de alimentos ha sido considerada una actividad marginal para los sucesivos Gobiernos.

Desde entonces existe una transformación pendiente de la actividad, hacia una agricultura más sostenible e incluyente y menos dependiente de los insumos importados, que el Gobierno actual dominado por los importadores, con sus decretos para reformar el Ministerio de Agricultura, para promover la ruta del Arroz o la aprobación del proyecto para la importación de nuevas moléculas de insumos agropecuarios, no pretende apoyar o favorecer.

Es oportuno dimensionar que el sector agropecuario, genera el 15% del PIB ampliado, el 40% de las exportaciones, el 11% del empleo a nivel nacional y el 29% del empleo en las zonas rurales y que dedica más de 1,5 millones de hectáreas a actividades agropecuarias(480 mil a cultivos agrícolas y 1,1 mills. a pecuario),(cnaacr.com), no puede ser atendido con improvisación o con acciones parciales.

La actividad agropecuaria, agroindustrial y pesquera, es una actividad estratégica amenazada por el descenso en las áreas productivas, por el bajo nivel tecnológico, los bajos rendimientos, la escasa rentabilidad, los problemas de precios y de mercados, la inestabilidad en la producción de alimentos, al que ahora se suma la amenaza de la incorporación a la Alianza del Pacífico y la apertura al comercio con países que disponen de una mayor competitividad agrícola.

No es posible olvidar que los pequeños y medianos productores han sido golpeados por muchas situaciones en los últimos años, han sufrido caída de los mercados nacional e internacional, el aumento de los precios de los insumos y combustibles, la crisis económica generada por el covid-19 y los desastres naturales y aún así, los productores han continuado generando el alimento de toda la población.

Como lo mencionó en su momento el exministro Alvarado de Agricultura, la producción agrícola no es un negocio nada más, es una forma de vida en la cual la gente está incorporada, tiene historia, tradición y eso es lo que la gente hace”, (Alterdescr.octubre,2020)

A su vez la FAO ha reiterado que “para garantizar la oferta de alimentos básicos, es clave mantener el funcionamiento de las explotaciones agropecuarias, con especial atención a la agricultura familiar campesina, facilitar el transporte y acceso económico a insumos productivos (semillas, fertilizantes, piensos, etc.) y a maquinaria e infraestructura”. (FAO, Boletín, 27-4-2020).

El agro y el mercado interno en la estrategia de desarrollo costarricense

A pesar del énfasis dado a la producción de ensamblaje, la vocación agraria del país se mantuvo en la estructura productiva. La producción agrícola, la agroindustria y la ganadería atienden una parte importante de la demanda agregada que se produce en la economía. El 13% de la demanda es generada por el mercado interno y el mercado externo es producido por este segmento productivo. (Esquivel, F.,2021, p.115)

German Masís Morales

El libro recientemente publicado por el economista Francisco Esquivel, denominado “Análisis de la estrategia de desarrollo costarricense: macroeconomía de un modelo desequilibrado”, muestra con claridad el papel del sector agrícola y del mercado interno en las sucesivas etapas del crecimiento económico del país, conocidas como las etapas del proceso exportador.

El libro del investigador Esquivel, revela muy bien la participación o exclusión de la producción agrícola en particular la que era dirigida al mercado interno en las diferentes etapas, su aporte al desarrollo productivo, la relación con las importaciones del país, su importancia en la generación de encadenamientos productivos y su papel en una eventual IV etapa como parte del proceso de gestión de ventajas competitivas hacia un desarrollo más equilibrado.

La controversia y la falsa disyuntiva entre ambos sectores, como lo plantea el autor, inicia en la etapa II, en la que “asumiendo que en esta etapa había sido un período gobernado por la expansión del mercado interno, deprimiendo al sector exportador, se planteaba que debía olvidarse el papel del mercado interno y volver a la esencia de una economía pequeña que debía ser la exportación.

(Por el contrario, afirma), existió un funcionamiento articulado entre lo externo y lo interno, que permitió un mejor desarrollo nacional y una etapa de inclusión social. (Esta etapa dice) generó más desarrollo productivo, superando la obsoleta visión oligárquica de la ventaja exclusiva del proceso exportador.

Lo adecuado era plantearse cómo revitalizar el proceso exportador para mantener y ampliar lo alcanzado en la etapa II, mediante la reconstitución del mercado interno, sobre una base de eficiencia económica y una profundización de los mecanismos de inclusión. Pero se hizo lo contrario, la falacia del dogma liberal-conservador permitía desacreditar el papel del mercado interno, como el causante de la crisis, llamando a maximizar la exportación, (con lo que) se tendrían los ingresos para comprar “lo necesario”, que no debe producirse en el país porque resulta ineficiente”. (Esquivel, F.,2021, p.80)

Ante la crisis de inicios de la década de los 80, fue necesario empezar a definir una nueva estrategia de desarrollo que va a tomar la forma de un desarrollo orientado hacia el exterior; las exportaciones son el centro de la nueva estrategia de desarrollo.

A nivel del sector agropecuario, la transformación se materializa en la llamada “Agricultura de Cambio”, que consiste en la diversificación y complementación de la estructura productiva tradicional, con la incorporación de nuevos cultivos no tradicionales para exportación. (Cambronero y Monge, Universidad Nacional, 1992, p.201)

De esta manera, “se generó la etapa III del proceso exportador, en la que la estructura productiva de esta nueva etapa exportadora basó su dinamismo en una reorganización de la industria y en una nueva participación de la agricultura. El surgimiento de las nuevas áreas de producción se produjo de manera dispersa, atendiendo a las oportunidades de cada momento. (…), la industria y la agricultura se reorganizaron para atender nuevos nichos de mercados que ofrecía el mercado mundial.

Mientras, la parte del sector agrícola que producía para el mercado local fue atacada sistemáticamente, por lo que varios productos experimentaron reducciones significativas. Por esta razón, el sector agrícola continuó perdiendo importancia relativa en el total de la producción.

La estrategia que impulsó la etapa III no tenía interés en la producción para el mercado local. Lo que se buscaba era el crecimiento basado en la exportación, sin importar los efectos desestimulantes sobre amplios sectores productivos nacionales, en particular las pequeñas y medianas empresas. Desde el punto de vista microeconómico, el perdedor fue el empresario que producía para el mercado local, dado que no existió una estrategia de reconversión productiva”. (Esquivel, F.,2021, p.97)

Una de las medidas de política implementadas junto al impulso de la exportación agrícola no tradicional, fue el desestimulo a la producción de granos básicos, expresada en la reducción de los programas de investigación, transferencia y asistencia técnica y la disminución del crédito a esa actividad.

De manera deliberada, se realizó el desmantelamiento paulatino de la infraestructura institucional de los entes que habían apoyado al productor nacional, entre cuyas instituciones estaban el CNP, el MAG y el IDA. (Masís, G., revista Ambientico N°176, 2008).

Durante esta III etapa, la producción exportadora había crecido más rápido que la producción para el mercado local, sin embargo su crecimiento sólo llegó a alcanzar un máximo del 30% en las exportaciones en el período entre 1992 y el 2019, lo que se explica según el texto, “porque el sector agrícola, aunque exportó nunca fue una prioridad de la estrategia de crecimiento, que si lo fue la expansión industrial para exportación desarrollada como un nuevo proceso de ensamblaje, cuyos casos más representativos han sido la producción de componentes para la tecnología de la información, la producción de equipo médico, sectores que generan crecimiento y empleo, pero reducido al ámbito cercano a su producción; no generan encadenamientos relevantes hacia el conjunto de la estructura productiva.

Las actividades de ensamblaje, por la dificultad de lograr en el país un abastecimiento amplio de materias primas e insumos, han producido una dependencia de las materias primas, los insumos y los servicios importados hasta en un 38% (2017); como consecuencia de esta dependencia de las importaciones, las industrias de ensamblaje generan la menor cantidad de encadenamientos siendo uno de los factores más importantes de la aceleración de las importaciones en esta etapa.

En tanto, el segmento más dinámico de la agricultura y la agroindustria es el menos dependiente de las importaciones, ya que solo el 8% de su valor corresponde de insumos traídos del exterior; por eso se convierte en el área productiva que produce más encadenamientos. En este segmento se encuentran la producción de diversos tipos de carne, así como la producción de café y azúcar; se trata de procesos productivos que compran la mayor parte de sus materias primas e insumos adentro de la economía, por lo que necesitan un nivel bajo de importaciones (Esquivel, F., p.88).

De manera similar, el resto de la agricultura y la agroindustria, así como la ganadería, adquieren mucho de sus materias primas a lo interno de la economía, pero necesitan un nivel un tanto más elevado de importaciones, llegando a adquirir el 17% de su valor en importaciones”.

Por su parte, observando la capacidad de generación de encadenamientos de los principales sectores productivos y utilizando un multiplicador (cuantos colones adicionales se generan por cada 100 colones producidos), se confirma que “los mejores encadenamientos se producen en la agricultura y la agroindustria, generando 104 colones adicionales.

Mientras las nuevas actividades impulsadas por la etapa III muestran una capacidad limitada de generación de encadenamientos, con un multiplicador de 20, esto se debe a que se trata de un ensamblaje altamente dependiente de las importaciones de materia prima”. (Esquivel, F, p.120).

Frente a las limitaciones estructurales de la III etapa del proceso exportador, el documento propone una IV Etapa, fundamentada en los siguientes elementos:

  1. “Costa Rica debe superar los problemas de desarticulación de las cadenas productivas con el aparato productivo interno y que disminuyan las importaciones, impulsando una estrategia exportadora basada en áreas productivas con capacidad de generar encadenamientos relevantes.
  2. La optimización del crecimiento necesita combinar los estímulos a la exportación y a la expansión del mercado interno; con esto se producirá un proceso de expansión en donde el mercado externo crezca en armonía con el mercado interno. En ese sentido, la producción local debería ser generada con estándares de eficiencia y de calidad mundial.
  3. En un enfoque alternativo, la necesidad de participar activamente en el comercio internacional, mediante una estrategia de gestión de ventajas competitivas sustentada en el avance tecnológico y en la inclusión social. En esta estrategia se trata de un proceso gradual y selectivo, que posibilite un proceso de preparación de permita el cambio de las empresas y de su entorno sectorial y nacional. (Esquivel, F., p.194).
  4. “Es indispensable que la apertura de la economía se haga de tal modo que no involucre la destrucción de la capacidad instalada existente y que permita una efectiva reconversión de las actividades productivas. En un enfoque de reconversión productiva, la ventaja competitiva se construye mediante un proceso de preparación, con el que se busca resolver los rezagos de una estructura productiva heterogénea y aprovechando las condiciones naturales y la experiencia productiva del país.
  5. La estrategia impulsaría un modelo productivo que incremente la producción exportadora aprovechando el potencial que tiene el país para generar encadenamientos productivos, utilizando los recursos naturales, la biodiversidad, la mano de obra y la experiencia productiva de las diferentes regiones. En ese sentido la prioridad la tendrían sectores como la agroindustria, el turismo que genera encadenamientos y la producción de servicios de alto valor.” (Esquivel, F., p.199)

En la década de los 90, varios economistas centroamericanos prepararon propuestas para impulsar el desarrollo de la región con base en la agroindustria, la actividad pesquera y la producción forestal. La articulación sinérgica entre agricultura e industria se planteaba como el camino idóneo para lograr procesos acumulativos de valorización de la producción que sea crecientemente competitiva en el marco regional e internacional;

La estructura productiva polivalente se componía de cadenas productivas capaces de fabricar bienes diversos de manera simultánea y alterna; una capacidad agroindustrial de múltiples salidas en sus cadenas productivas que formarían una red integrada transversalmente, la abundancia de su fuerza de trabajo y una diversificación productiva de bienes finales e intermedios, fundamentalmente a partir de su estructura productiva agroindustrial. (Esquivel, F., p.204).

En el caso de Costa Rica, la propuesta de desarrollo agroindustrial elaborada tenía como prioridades los productos lácteos, la producción de dulce y otros derivados de la caña de azúcar, el beneficio del café y el cacao en pequeña escala, la elaboración de bocadillos y frutas deshidratadas, desarrollo de productos a base de yuca y el procesamiento de especias, dentro de un proceso de incorporación de tecnología e innovación, dirigido a elevar la calidad y competitividad de los productos agroindustriales en los mercados locales y regionales. (Masís,G.,1993,p.63).

En el planteamiento de Esquivel para la IV Etapa, el sector exportador crecería de manera armónica con la producción para el mercado local; (propone) “se logre una nueva articulación de lo externo con lo interno y pueda generarse un período de crecimiento donde la expansión del mercado externo esté en armonía con la expansión del mercado interno. (Esquivel, F., p.210).

La idea del desarrollo complementario de los sectores externo e interno y del impulso de los “dos motores” de la economía, ha sido mencionada por organizaciones de productores e investigadores de las Universidades, sin embargo, ha tenido poca acogida entre los grupos políticos del país, en su mayoría indiferentes al potencial del agro y la agroindustria, pero matriculados con la atracción de inversión extranjera directa hacia la industria de ensamblaje y de servicios tecnológicos.

Migraciones Ngöbe; recolección de café en Costa Rica, previo y durante el Covid-19

Comunicado:

La Asociación de Estudiantes de Antropología Social invita al Conversatorio «Migraciones Ngöbe; recolección de café en Costa Rica, previo y durante el Covid-19» el cual será transmitido por nuestro Facebook live:

https://www.facebook.com/asoantroucr (asoantroucr)

Fecha y hora: lunes 25 de enero a la 1 p.m.

Este tiene como objetivo visualizar las problemáticas de migración, acceso a salud y desarrollo productivo, tomando como punto de partida la responsabilidad gubernamental, traer a debate a su vez el incumplimiento de los derechos humanos y exponer las vivencias que sufren las personas indígenas transfronterizas de la población ngöbe dentro del país, en su condición de temporeros para la agroindustria cafetalera, especialmente en la zona sur (la región de Coto-Brus, Los Santos, entre otros).

Participan:

Luisa Bejarano Montezuma; líder indígena ngöbe.
Yorleny Bejarano Montezuma; líder indígena ngöbe.
Rocío Loría Bolaños; antropóloga en salud y trabajo.
Pablo Ortiz Rosés; médico pensionado luego de trabajar 33 años en la región de Coto Brus.

Modera:

Mauricio Álvarez, docente de Kioscos socioambientales e IDELA-UNA.