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Etiqueta: Día Mundial de la Lucha Campesina

Iglesia y las Luchas del Campesino/a

Pródiga tierra maternal
qué frutos brinda sin cesar:
! ¡Alabadle! ¡Aleluya ¡
Rica cosecha, bella flor,
magnificad al creador:
¡Alabadle¡¡Alabadle ¡
¡Aleluya¡¡Aleluya¡¡Aleluya
¡!

Francisco de Asís

El 17 de abril se celebra el Día Mundial de la Lucha Campesina, la cual siempre se recuerda cariñosamente por el significado social tan importante que tiene en los diversos países del orbe.

La Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense, siempre preocupada y ocupada en los acontecimientos y celebraciones culturales relevantes, quiere expresar unas palabras al respecto.

El himnario metodista incorpora acertadamente, el “Himno a las criaturas del Señor”, muy bien logrado, por cierto, de Francisco de Asís, el cual fue traducido al español, por el pastor metodista José Miguez Bonino, de manera muy entusiasta. El texto inicial es un fragmento de dicho canto.

Le pareció a don José Miguez de suma importancia el tema de la integridad de la creación y así celebra alegremente a la pacha mama como nuestra madre tierra, de la cual nos nutrimos todos y todas.

Los campesinos y campesinas laboran en la tierra por sí mismos, ellos dependen del trabajo familiar y otras formas de organización en pequeña escala y cuidan su entorno agroecológico. La tarea consiste en cómo preparar la tierra y cultivarla, lo que implica hacerla producir, saber acondicionarla y cuidarla, para finalmente, cosecharla. Claro está, practicando los cuidados pertinentes y la existencia de la frontera agrícola. El trabajo de la tierra necesita de conocimientos: los procesos de descanso y el debido balance entre los elementos químicos que la componen. El jubileo bíblico antiguo testamentario, nos recuerda cuál es esa preparación que la tierra necesita.

Y mirando un poco más atrás, vemos cómo gracias a la fuerza campesina, la Revolución Mejicana tuvo varios logros: la promulgación de una nueva constitución en 1917, la nacionalidad del suelo, una reforma a la ley de educación pública, así como la repartición de los latifundios entre el campesinado, fortaleciendo con ello a todos los campesinos y campesinas mejicanos.

Por otra parte, en Colombia se celebra el Día Mundial de la Lucha Campesina, en la memoria de diecinueve trabajadores sin tierra, que fueron masacrados en Brasil, Dorado dos, en Carajás, esto con el fin de hacer un efusivo llamado al respeto e inclusión de todo el campesinado.

Veamos cuáles son algunas características del movimiento campesino.

Es una base pequeña de pequeños propietarios (en Costa Rica UPA Nacional), jornaleros y desempleados, con una dirección poco jerarquizada y campesina, ocupación de tierras baldías, autonomía de partidos políticos y del Estado, aunque sin renunciar a posibles alianzas estratégicas.

En el caso de Costa Rica, en 1893, se escribió una carta pastoral por parte del II obispo católico, Monseñor Augusto Thiel, titulada “Sobre el justo salario de los obreros “. Esta fue una carta que recogía muchas de las inquietudes del campesinado, de los obreros y del sector popular, los cuales vivían en una situación de gran pobreza y, por tanto, en una situación social desafortunada y no deseada. Ciertamente, esta carta se ubica dentro del contexto de la publicación de la encíclica Rerum Novarum, de parte del Vaticano; aunque, como dicen algunos investigadores, se estaba tratando de incorporar en la iglesia costarricense, la doctrina social de la misma, y así, de paso, se fortalecía el proceso eleccionario del partido Unión Católica, formado por dicha iglesia y surgido en virtud de la pugnas iglesia-Estado, así como también de la promulgación de las leyes liberales de los años 1880 y siguientes.

Esta carta, entre otros temas relevantes, destacaba la importancia del justo salario de los trabajadores, con una clara preocupación de la condición social de estos sectores empobrecidos de la Costa Rica de aquellos años. En ese momento histórico, la agricultura del café, la caña y las pequeñas parcelas, era la que sostenía la escuálida economía doméstica de unos agricultores que trabajaban para la oligarquía cafetalera de aquel entonces, la cual crecía y crecía.

Hace falta en nuestros días que las iglesias católicas y protestantes se pronuncien claramente sobre la situación del campesinado, de los obreros y de la clase trabajadora, sumidos en una condición de despojo e injusticia generalizada en la sociedad que nos ha tocado vivir hoy.

Los políticos de corte neoliberal, contrariamente más bien privilegian a los importadores de productos agrícolas del exterior (cebolla, papa, arroz, etc.), permitiendo cada vez menos al pequeño productor nacional, competir y concursar de igual a igual, con empresas transnacionales que acaparan el mercado en mejores condiciones de competencia y, por ende, se deteriora la producción nacional.

La Unión de Pequeños Agricultores (UPA Nacional) ha afirmado muchas veces que este país se aleja, cada vez más, de la sostenibilidad alimentaria nacional, lo que ha creado situaciones muy críticas en el tema de la crisis alimentaria. Como consecuencia, la producción de granos básicos como maíz, frijoles, arroz y café, en los que este país otrora fue autosuficiente, hoy día ha dejado de serlo.

Cabe indicar, que los altos costos de los insumos agrícolas (abonos, insecticidas, pesticidas, herbicidas y otros) hoy día se han vuelto incomparables, amén del mal uso que se hace de ellos y que pone en peligro de muerte la vida de los campesinos.

Como decía Pablo Freire en aquel famoso texto “Extensión o comunicación”, no solo se trata de realizar trabajo técnico agrícola, sino de comunicar apropiadamente al campesinado por qué se debe usar un producto más que otro, o bien, por qué utilizar un tipo de agricultura, como, por ejemplo, una que sea agroecológica y que respete a la naturaleza, a la tierra y que tenga condiciones de sostenibilidad.

Igualmente, el Dr. Roy May, Pastor metodista que tanto ha estudiado, en América Latina, la relación tripartita de pastoral-tierra-justicia, ha externado la idea de que la tierra es de Yahvé, a Él le pertenece. Este es un concepto muy antiguo y de origen sacerdotal. Además, este concepto significaba que no se podía disponer del planeta según les placiese a algunos, y este fue un principio que orientó durante siglos la legislación, en cuanto a la distribución y uso de la tierra.

El Salmo 24 indica que la tierra es del Señor y Levítico 25:23 afirma que la tierra es madre y que por eso Yahvé es quien la puede dar.

Por otra parte, el concepto de justicia distributiva y de repartición del fruto del planeta, sostenía que esto debía ser algo que beneficiara a toda la colectividad.

Levíticos 20: 24, Números 33:54 y siguientes, son textos que respaldan la utilización del suelo cultivable.

O como indicó el teólogo alemán Gerard Von Rad: “la promesa de la tierra es la promesa de la vida y vida fue un concepto teológico esencial para Israel”.   Y en Deuteronomio 30: 19 nos dicen “escoge pues la vida”.  Entonces, vida es lo que la tierra significa, porque ella es, sobre todo, sustento.

En Brasil en 1980, los obispos escribieron una carta titulada Carta pastoral sobre la tierra, en el fondo, en ella se realizaba un esfuerzo sistemático para tratar el viejo asunto de la tierra y de los campesinos sin tierra como un tema de justicia social irrenunciable.

Ya para cerrar y resumir el tema, hay que afirmar que en Costa Rica urge que todas las iglesias se planteen con seriedad y desde una perspectiva ecuménica, el conflicto del campesinado y su lucha, no solo por la tierra, sino fundamentalmente, por una mayor justicia en todo el proceso de la producción, como lo es: comercialización, distribución y un balance de precios justos para sus productos.

Así es que el trato de la integridad de la creación, la justicia distributiva y la lucha por mejores condiciones de vida para todos y todas, requieren de un acompañamiento pastoral a los campesinos y campesinas de este país.

16 abril, 2024