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Etiqueta: dirigentes sindicales

ANEP graduó a 33 dirigentes de base en el curso de derechos humanos

La ANEP realizó la primera graduación de 33 personas de la dirigencia en el curso Derechos Humanos, esto gracias a la capacitación ofrecida en la Escuela Sindical Mario Alberto Blanco Vado. Hay personas tanto del sector público como del privado, también hay compañeros de bananeras y piñeras.

Para obtener mayor información, ingresar al siguiente enlace: https://www.facebook.com/watch/?v=1847718845745353&extid=CL-UNK-UNK-UNK-AN_GK0T-GK1C&ref=sharing&mibextid=Nif5oz

Dirigentes sindicales, al presidente Chaves: «ANEP se respeta»

ANEP califica de “irrespetuosas e intolerantes” las declaraciones del presidente de la República, Rodrigo Chaves Robles, quien en conferencia de prensa manifestó que, en el contexto del diálogo nacional que pretende convocar el Poder Ejecutivo para reformar la Ley Marco de Empleo Público, existen ciertos sindicatos “chiquiticos pero muy escandalosos” que quieren “meter goles”, los cuales, según el mandatario, “han convencido a municipalidades y a otros”.

Albino Vargas Barrantes, secretario general de ANEP, indicó que los calificativos hacían referencia directa a la organización que él representa y de la cual sus miembros sienten mucho orgullo, pues la ANEP cuenta con 65 años de lucha social y sindical. Walter Quesada Fernández, secretario adjunto de ANEP expresó que, en realidad, el presidente Rodrigo Chaves se dio cuenta de que esta ley “va a zozobrar, no tiene posibilidad” y que va a generar muchos problemas para el Gobierno.

Por otra parte, Rafael Mora Solado, asesor político de ANEP, no solamente reprochó el irrespeto del presidente Chaves, sino que, además, aseguró que al intentar desconocer a ANEP, demuestra su ignorancia ante la realidad de Costa Rica, al hecho de que la organización esté presente en todo el sector municipal del país y a que cuenta también con representación en el sector privado. Mora indicó, además, que la incomodidad de Chaves se debe a la reciente inconstitucionalidad presentada por esta organización en contra de la Ley Marco de Empleo Público y calificó de “imposición” y de “acallamiento de la lucha social” dicho llamado a una mesa de diálogo por parte del Ejecutivo.

Albino Vargas finalizó expresando que analizarán la propuesta de diálogo, pero, ante el “irrespeto e intolerancia” del presidente Chaves, muchos de sus representados estarán pensando si vale la pena “meterse en esa aventura”.

Si desea ver las declaraciones completas de los representantes de ANEP, puede visitar el siguiente enlace:

Una propuesta inofensiva

Óscar Madrigal

El sector patronal propuso un aumento de salarios del 1%.  Es ridículo e insensible dicen algunos dirigentes sindicales.

La patronal propone ese monto porque los sindicatos propusieron un 2,48%.

La propuesta patronal la justifican en que la economía ha crecido débilmente y no homogéneamente.

Hace algunos días el Gobierno y las cámaras patronales proclamaron jubilosas que el crecimiento económico (del PIB) había sido del 7% e incluso podría llegar al 9%.

Hay crecimiento cuando se trata de justificar el endeudamiento, pero no hay cuando se trata de aumentar salarios.

CRHoy informaba el 20 de junio pasado que “En mayo pasado se cumplieron 17 meses seguidos de que los salarios reales caen en picada, con lo cual alcanza ya el nivel MÁS BAJO DESDE 1991 y el QUINTO MÁS BAJO DESDE 1984. Los datos provienen de forma oficial del Banco Central.”

Ese mismo medio informaba en octubre de 2021: “El ingreso actual de la gente no solo está 2,82% (por debajo) de lo que estaba en 2017, sino que también a eso hay que sumarle la pérdida de valor del poder adquisitivo.

Desde 2017 a la fecha la inflación acumulada ha sido del 8.48%. O sea, los costarricenses no solo somos un 2,82% más pobres que en 2017 por la caída real de los ingresos, sino que también un 8,48% adicional por el efecto inflacionarios”.

Esta información es del año 2021 y la inflación ha sido mayor este año.

Además de esta pérdida en la capacidad adquisitiva de los salarios, hay que agregar el efecto de la devaluación de la moneda que es cercana a un 9%, con lo cual estamos hablando de un empobrecimiento mayor de los sectores populares.

Algunas organizaciones quieren aparecer seguramente como muy técnicas pero lo único que hacen es meterse en la camisa de fuerza del sistema y jugar el juego que le marquen.

El peligro no es que nos convirtamos en irresponsables, es que nos convirtamos en inofensivos.

Memoria Histórica: ANEP #10. PRIMERO DE MAYO

27 de abril 2022

Como se sabe, históricamente la conmemoración de esta fecha para los trabajadores -hombres y mujeres-, en el mundo occidental, ha sido memoria y recuerdo de los “Mártires de Chicago”, que dieron sus vidas en esa ciudad en la primera mitad del siglo XIX; una lucha transgresora en ese momento: 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso, 8 horas de educación. La ley y el orden en Norteamérica era de realizar 10 a 13 horas de trabajo por día; para el sector conservador:

“…había que salvar a Norteamérica del complot comunista de las 8 horas…”

El primero de mayo, bajo la consigna de las 8 horas, comenzó la huelga. Represión, muerte y violencia, nace la historia de los “Mártires de Chicago”.

En nuestro país desde el año 1913, se conmemora el Primero de Mayo como forma de recordar los hechos de Chicago, además, las organizaciones sindicales y el progresismo social expresan sus demandas; algunas políticas, otras socio- económicas. El Primero de Mayo es sin duda el reencuentro del pensamiento y la lucha reivindicativa de los trabajadores costarricenses, en sus diferentes ámbitos y realidades.

En este escrito traigo a la memoria de los que nos leen, un hecho oculto y traslapado en la historia social costarricense: el asesinato de Codo del Diablo (21 de diciembre de 1949), en el cual cuatro dirigentes sindicales fueron masacrados: FEDERICO PICADO, OCTAVIO SÁENZ, LUCIO IBARRA y TOBIAS VAGLIO. Arnoldo Ferreto en sus memorias expresó:

“…Federico y Octavio dirigentes del partido en la provincia de Limón; Federico había sido electo diputado, venciendo al candidato oficial y al candidato ulatista… Ibarra era dirigente campesino del cantón de Pococí, y Vaglio dirigente del partido en Siquirres, ambos habían estado conmigo dirigiendo la huelga bananera de 1934 en la región de Línea Vieja… el mismo día que se consumó ese crimen fuimos sacados de la Penitenciaria los compañeros Carlos Luis Fallas, Adolfo Braña, Luis Carballo, Jaime Cerdas… luego supimos que las personas que intervinieron para que no nos asesinaran habían sido Monseñor Sanabria y el presidente electo Otilio Ulate….”

El asesinato de Codo del Diablo, quedó impune, el país vivió una dura etapa de represión luego de la Guerra Civil del 48. El asesinato a mansalva de los dirigentes “desafectos” del sistema era la norma.

El recuerdo de este capítulo histórico, nos hace pensar en que también en Costa Rica tenemos nuestros mártires, que a lo mejor pueden ser decenas, pero que lastimosamente vamos olvidando; el sistema, la cultura y la educación van invisibilizando también a nuestros “mártires”.

Hoy al conmemorarse esta celebración del Primero de Mayo, tal vez nuestro pensamiento debe mutar y reivindicar a hombres y mujeres costarricenses que han entregado su vida por sus ideales…utopías …y sueños.

Adalberto Fonseca Esquivel
Historiador

El demonio del año

Oscar Núñez Olivas

Cada época tiene sus demonios. Para la Edad Media, las brujas. Para el siglo XVI los protestantes. Para la Alemania nazi, los judíos. Para el siglo XX, el comunismo (o el capitalismo, según quien lo viera). Para la Costa Rica de 2015, las convenciones colectivas.

De repente, pareciera que el enemigo público número uno son estos acuerdos laborales, a los que se señala inquisitoriamente como generadores de déficit fiscal y privilegios “desaforados” para los empleados públicos.

Usted pone la radio y alguien está expresando su indignación contra las convenciones colectivas; prende el televisor y un diputado libertario promete empeñar todo su poder de representación para abolir las convenciones colectivas; abre el periódico y un economista escribe sobre los efectos dramáticos de las convenciones colectivas para la economía.

En redes sociales, usted encontrará andanadas de insultos y comentarios insufribles contra los empleados públicos y sus dirigentes sindicales que “inventaron” las convenciones colectivas.

En fin, que el interés y la ignorancia se fueran a pasear un día…

Sé de muy buena fuente, aunque usted no lo crea, que las convenciones colectivas no son invención de don Albino Vargas, ni de ninguno de los dirigentes sindicales del sector público.

Existen desde hace muchos años en la inmensa mayoría de los países occidentales, y constituyen verdaderas instituciones de derecho en las democracias más avanzadas del mundo.

En Europa los convenios colectivos de trabajo están generalizados no solo en el sector público, sino también en el privado. En algunos países funcionan como acuerdos de validez nacional para todos los trabajadores de un mismo gremio; en otros –como en el nuestro- se negocian y suscriben entre los trabajadores y los patronos de cada empresa.

La negociación colectiva es, sin duda, un instrumento de gran importancia en la procuración de justicia social, porque frente al poder del patrono, el trabajador individual no tiene la fuerza suficiente para negociar mejoras en sus condiciones de trabajo, ni siquiera para hacer valer sus derechos mínimos, garantizados por la ley.

La convención colectiva regula las relaciones laborales en su sentido más amplio (salarios, jornadas, periodos de descanso, condiciones ambientales) entre muchas otras, así como los mecanismos de solución de conflictos.

En Costa Rica solo hay convenciones colectivas en el sector público, pues sabemos que en el sector privado la sindicalización está prohibida de hecho, aunque sea legal en el papel, y sin sindicatos difícilmente podría haber convenios colectivos de trabajo.

Posiblemente a esta diferencia se deba en parte la significativa brecha que existe entre los trabajadores del Estado y los de la empresa privada en casi todos los aspectos. Una brecha que algunos políticos y medios de comunicación aprovechan, con despliegue de cinismo, para alimentar la discordia entre ambos sectores laborales.

Las convenciones no solo son legítimas sino que son instrumentos necesarios de la democracia y es un deber del Estado garantizar a los trabajadores de todos los sectores el derecho de sindicalización y de negociación colectiva.

La trampa

De lo anterior no debería deducirse que todo esté bien en relación con las convenciones colectivas vigentes en el sector público. Ciertamente, hay abusos y desproporciones y eso es algo que hasta los propios dirigentes sindicales se ven obligados a reconocer en voz baja.

La política ha puesto la trampa. Y hablamos de la política en sentido amplio, la que desarrollan tanto los sindicatos como los partidos políticos.

Luego de firmarse las primeras convenciones colectivas en el sector público, algunas a finales de la década de 1960, pero la mayoría en las décadas de los años 70 y 80, se fue imponiendo una dinámica que a la postre se volvería insostenible. Dicha dinámica consiste en que cada vez que se renegocia una convención, generalmente al cabo de dos años de vigencia, se hace imperativo introducir nuevas mejoras en las condiciones de trabajo.

Con ello, los dirigentes sindicales exhiben triunfos que afirman su compromiso con los trabajadores que representan y garantizan su reelección, mientras que los políticos que dirigen las instituciones atraen votos para sus partidos y, eventualmente, para ellos mismos.

En algún momento, las reivindicaciones salariales empezaron a ponerse difíciles, ya sea por directrices del Poder Ejecutivo o porque generaban desequilibrios en los escalafones internos. En compensación, los jerarcas empezaron a ceder beneficios de otra naturaleza (permisos especiales, pagos por llegar temprano al trabajo, por trabajar en un segundo piso, etc.) sin detenerse a considerar su racionalidad y sus efectos presupuestarios.

Esa lógica se ha convertido en una bola de nieve, sobre todo en momentos en que existe una creciente preocupación por el déficit fiscal. Los sectores más favorecidos, tradicionalmente reacios a pagar impuestos, han encontrado el argumento ideal para seguir negándose: ¡que el gobierno elimine las convenciones colectivas, recorte el gasto y después hablamos!

Por supuesto, quienes manejan este discurso no mencionan las multimillonarias exenciones que han disfrutado durante décadas diversos sectores empresariales: exportadores, generadores turísticos, empresas de zona franca, para mencionar algunos. Ni se refieren a la masiva evasión fiscal que, según estudios del ministerio de Hacienda, representan una suma igual o ligeramente superior a la que el Estado recauda. Es decir, que sin evasión no existiría déficit fiscal, con convenciones colectivas y todo.

En suma: es demagógico satanizar las convenciones colectivas y hacerlas culpables de todos los males del país. Las convenciones deben seguir existiendo, aunque sería deseable establecer ciertas normas que eviten la reiteración de abusos.

Sin embargo, Costa Rica es un estado de derecho. La racionalización de estos acuerdos laborales es un proceso que debe conducirse de forma ordenada, respetando derechos adquiridos y procurando mantener los beneficios justificables que inciden positivamente en la calidad de vida de los trabajadores y sus familias.

 

*Imagen con fines ilustrativos.

Enviado a SURCOS Digital por Marcela Zamora Cruz.

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