A pesar de su fama de terrorífico y belicoso, Trump ha sido el único presidente en varias décadas que no ha iniciado una guerra.
Biden tiene una larga carrera política, de apoyo a las guerras de los Estados Unidos, desde la invasión de Irak en 2003, a la prolongada ocupación de Afganistán.
Trump, vociferó la creación de un muro en la frontera mexicana, para erradicar la migración.
Biden, durante su campaña política, no hizo ninguna propuesta política concreta, para poner fin a las guerras interminables.
Donald, cree que se pueden deportar a 11 millones de inmigrantes. “Están trayendo sus drogas, están trayendo su crimen. Son violadores y algunos, asumo, son buenas personas”.
Biden, apoyó la guerra en Yemen, durante la administración de Obama.
Trump, cree que el cambio climático es una mentira.
Biden cuando fue Senador, votó para autorizar la invasión a Irak y propuso dividir Irak en tres regiones separadas, basadas en la identidad étnica y sectaria.
Trump, se burla de los inmigrantes y las personas gordas. “Un muro en la frontera con México, nos ahorraría muchísimo dinero”.
Biden está recurriendo a los halcones favorables a las guerras, de la era de Obama para conformar su gabinete actual.
Donald, cree que nunca se equivoca.
Joe, actualmente más de un tercio, de su equipo de transición en el Pentágono, tiene como el empleo más reciente, a compañías que son financiadas por la industria armamentística o son directamente parte de esa industria bélica.
Trump, cree que le ganaría a China, “¿Cuándo fue la última vez que alguien vio ganarle, digamos, a China, en un acuerdo comercial? Nos matan. Yo le gano a China todo el tiempo. Todo el tiempo”.
Biden, las compañías de las que se nutre, tienen antecedentes comprobados de haber impulsado guerras y nuevos sistemas de armas, como los drones asesinos.
Trump, “¿Si Hillary Clinton no puede satisfacer a su esposo, qué la hace pensar que satisfará a EEUU?”.
Biden, con Obama a su lado, intervino en Libia, impulsó la criminal guerra del Yemen, continuó la ocupación de Afganistán, apoyó al golpe de Estado en Honduras.
Donald, “Mis dedos son largos y bellos, como se ha documentado muy bien sobre otras partes de mi cuerpo”.
Joe, ahora, se está rodeando del mismo equipo de asesores y consultores, que ayudaron a embarcar a Estados Unidos en guerras sin destino.
Trump, “Lo bello de mí es que soy muy rico”.
Biden, fue uno de los cerebros de las políticas que se impusieron en Colombia, como fue el Plan Colombia, y toda la visión contrainsurgente ligada en ese plan.
Donald, “Nueva York está congelada y llena de nieve, necesitamos calentamiento global”. “El concepto de calentamiento global, fue creado por y para los chinos, para volver a la industria manufacturera estadounidense no competitiva”.
Joe, durante su gobierno con Obama, proclamó la paz y la democracia, pero detrás de ese mensaje de paz, detrás de ese mensaje de democracia, se impulsaron confrontaciones militares abiertas; a pesar de su mensaje de paz, de su premio de paz, desarrolló confrontaciones militares en todo el mundo.
En resumen, ex funcionarios militares y operativos políticos, señalan que las palabras de Trump, no coinciden con sus acciones, como una de las principales razones por las que los militares acudieron en masa al candidato demócrata; y en sus palabras hay en muchas ocasiones: desconocimiento, racismo, xenofobia, burla, ingenuidad, orgullo, prepotencia, entre otras.
Y en relación a Joe Biden, quien todavía no asume la presidencia, pero sabe de los entretelones (y las cloacas) del imperio, declaró recientemente que, con él al frente, Estados Unidos está “listo para liderar al mundo y no retirarse, para volver a sentarse a la cabeza de la mesa, listo para desafiar a nuestros adversarios…”.
Biden, quizás quiera enmendar su impronta guerrera, anunciando recientemente colocar el combate contra el cambio climático en su agenda de prioridades.
Por esto, quisimos hacer mucho énfasis en el carácter guerrerista de Joe Biden y sin querer justificar a Trump. En lenguaje popular, Trump: bocón, jetón, Biden: de armas tomar.
Usualmente, los opositores a los gobiernos de izquierda, catalogan a sus líderes y gobiernos, como de populistas. Las palabras se ponen de moda, antes los populistas les llamaban demagogos o electoreros, como sinónimo.
Así, por ejemplo, Juan Domingo Perón de Argentina, Getulio Vargas de Brasil, según Jean François Prud’homme, investigador de El Colegio de México, fueron considerados populistas. Más adelante, Lázaro Cárdenas de México, Jorge Eliécer Gaitán (Colombia), Victor Paz Estenssoro (Bolivia), Víctor Raúl Haya de la Torre (Perú), Rómulo Betancourt (Venezuela), Carlos Ibáñez (Chile), Juan José Arévalo, Jacobo Arbenz (Guatemala), e incluso José María Velasco Ibarra, en Ecuador, entre otros.
A su vez, se comenzó a hablar de populismo con ciertos movimientos de campesinos en Rusia, al igual que de un partido populista en Estados Unidos: “era un partido que defendía los intereses de los pequeños granjeros en contra del capital bancario y financiero”.
También, Prud’homme explica que algunos califican al Cardenismo como populista, porque “el tipo peculiar de corporativismo que se instauró en México, donde la creación del Partido de la Revolución Mexicana, para algunos era un tipo específico de régimen populista de incluir a las masas a la vida política nacional: la CNC, la CTM”. La CNC era la Confederación Nacional Campesina y la CTM era la Confederación de Trabajadores de México.
El Cardenismo se usa como nombre de la corriente ideológica inaugurada por Lázaro Cárdenas; también se le llama así a la etapa en la que gobernó México de 1934 a 1940.
Cárdenas impulsó una organización mexicana de ejidatarios, comuneros, solicitantes de tierras, asalariados y productores agrícolas fundada en agosto de 1938 en Guadalajara, e igualmente promovió, una reforma agraria que pretendía a la vez, promover un mercado interno de bienes y servicios, asegurar la paz social y facilitar la industrialización. El sector urbano tenía que beneficiarse de la productividad barata de la numerosa mano de obra en el campo.
Ahora, en todas las democracias, de este siglo, sean de izquierda o de derecha, siempre hay una cierta dosis de populismo. Por ejemplo, el populista de derecha, Donald Trump, quien tuvo un discurso anti inmigrante, trató de reducir el campo de intervención del Estado, así como limitó los derechos a la libertad de expresión.
Otros líderes populistas de derecha son: Viktor Orbán, primer ministro de Hungría; Jair Bolsonaro, mandatario de Brasil, Nayib Bukele, presidente de El Salvador, entre otros. Aunque hay una discusión en relación a esto.
El populismo de izquierda, que busca tener políticas económicas más distributivas, trata de incluir a sectores de la población en la esfera pública, trata de otorgar ciertos derechos a esos grupos.
Como ejemplo, de líderes de izquierda populista, podemos mencionar a Hugo Chávez y Nicolás Maduro, de Venezuela, Evo Morales, de Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Ernesto y Cristina Kirchner en Argentina, Daniel Ortega de Nicaragua, en su momento Salvador Sánchez Cerén, de El Salvador, Lula da Silva en Brasil, entre otros. Aunque hay una discusión en relación a esto.
El presidente Andrés Manuel Lopez Obrador de México, responde a esta categoría-terminó así: si “ayudar a los pobres, apoyar a los adultos mayores, apoyar a los jóvenes, es ser populista que me apunten en la lista”.
Antes de definir qué es el populismo, veamos su posible origen: se cree que el origen del término populismo, surgió en Rusia en el siglo XIX, aproximadamente en la década de 1870, cuando se alzó un movimiento político bajo el nombre de Naródnichestvo, de cuya traducción derivó la palabra ‘populismo’. Dicho movimiento político ruso, se apoyó en la creencia de que, quienes se consideraban socialistas, debían aprender del pueblo antes de tomar el poder. Además, estaban en contra de los intelectuales.
Ahora, precisemos qué es el populismo, la definición clásica es: la tendencia política que dice defender los intereses y aspiraciones del pueblo. Entendiendo que el término, es mucho más amplio y difícil de definir.
Otros lo entienden como la postura política que busca, a través de diversas estrategias, el apoyo y consentimiento de las clases populares.
Otros lo denominan, como aquellos fenómenos que atentan en contra de la democracia liberal.
Prud’homme, a quien ya mencionamos, la define como una manera de hacer política, donde se plantea una relación directa entre el líder y el pueblo, en la que frecuentemente el tipo de movilización, significa la inclusión en la vida política de sectores de la población, que habían sido marginados, y frecuentemente esa relación entre el líder y bases, el líder define quién es el pueblo y en un discurso antagónico define quiénes son los enemigos de ese pueblo.
Hoy en América Latina, como intuimos al inicio, no es más que un concepto de ataque a todo proyecto político, con raigambre social, con intenciones de reivindicación popular y cambio social, y se le llama así, como una forma de combatirlo, es usado específicamente contra los gobiernos democráticos, progresistas o de nueva izquierda en la región.
En resumen, el populismo es un término para descalificar a toda política o líder, que pretenda dar respuestas a los intereses de la sociedad, y particularmente a pobladores/as, trabajadores/as, indígenas, clases medias, contrariando los intereses particulares de élites empresariales o políticas.
Pero también, es una palabra engañadora, que trata de apartar a las “masas” de los liderazgos, que sí responden por ellas; que busca desvalorizar las políticas sociales de los gobiernos progresistas; que trata de acanallar el ciclo histórico que abrió la nueva izquierda en América Latina.
Como ejemplo de lo mencionado, deseamos mostrar cómo reflexiona el Papa Francisco en su tercera encíclica “Fratelli Tutti” (Hermanos Todos), el término populismo, habiendo dicho que es muy difícil definir y es muy amplio su abanico de comprensión.
El líder de la iglesia católica, se distancia de los populismos (y liberalismos), acusándolos ya que el “desprecio de los débiles, puede esconderse en formas populistas, que los utiliza demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos”.
Igualmente, desde su perspectiva, ambas ideologías dificultan la posibilidad de pensar un mundo abierto en donde todos tengan cabida. Asimismo, considera que el uso indiscriminado de términos como ‘populista’ ha servido para dividir a las sociedades modernas, donde ya no es posible emitir opinión alguna sin ser considerado como populista o no populista.
Para el papa, el sustantivo pueblo y el adjetivo popular, hacen referencia a fenómenos sociales que pretenden articular a las mayorías. No obstante, atribuyó que en muchos casos esa capacidad ha servido a ciertos líderes populares, “para cautivar en orden a instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder”.
Como síntoma de la degradación de los liderazgos populares, Francisco destaca la aparición del inmediatismo, donde se “responde a exigencias populares en orden a garantizar votos o aprobación, pero sin avanzar en una tarea ardua y constante que genere a las personas los recursos para su propio desarrollo”.
Para finalizar, deseamos contraponer la visión populista del escritor Luis Antonio Espino, consultor en comunicación en México, quien señala que el triunfo de Joe Biden en EEUU, puede leerse como un dique de contención, para frenar el avance de los populismos en América Latina, proponiendo “lecciones” para enfrentarlo. Solo las mencionaremos brevemente, para propiciar el estudio y la lectura en torno al tema:
El populismo, no tiene el Monopolio de la Emoción, en la política.
Con frecuencia se piensa que los populistas poseen un don único, para activar las emociones de sus seguidores a través de narrativas efectivas. Esa claridad de propósito le ayudó al candidato a estructurar un mensaje central de alto poder emocional: la “batalla por el alma de Estados Unidos”.
La polarización no se derrota, con más polarización.
Durante las elecciones primarias, muchas voces decían que la única forma de ganarle a Trump era con un candidato que encendiera las pasiones de las bases duras del partido, tal como el presidente hace con los suyos. Su triunfo en estados tradicionalmente republicanos, como Georgia y Arizona, su desempeño competitivo en Texas y Florida, así como su capacidad para recuperar Pensilvania, Wisconsin y Michigan sugieren que, si los demócratas hubieran postulado a un candidato polarizador, se hubiera puesto en riesgo el voto moderado. Apostaron al centro y ganaron.
El carisma, no lo es todo.
El populismo es una forma personalista de hacer política que necesita de un líder carismático que encabece la lucha del “pueblo” contra las élites y que, al antagonizar con el establishment, genera sólidos vínculos afectivos con sus seguidores. Biden no es precisamente una explosión de carisma. Pero aún así logró imponerse al hechizo que Trump todavía mantiene sobre millones de estadounidenses. El carisma siempre ayuda, sin duda, pero no es sustituto para un mensaje claro, una organización eficaz para movilizar el voto y una buena compañera de fórmula, como lo es la hoy vicepresidenta electa, Kamala Harris.
Es la hora de las mujeres.
El contraste no podía ser más evidente: hombre viejo, blanco, enojado, primario, rudo y abusivo contra mujer joven, de ascendencia negra e india, inteligente y preparada, con carácter firme y que no se deja intimidar. El mensaje que se envió a millones de mujeres en Estados Unidos es que su hora de romper el techo de cristal ha llegado de la mano de una mujer fuerte que representa a las minorías.
Nunca es buen negocio pelearse con la prensa.
Día a día, documentaron la realidad del gobierno: abuso de poder, conflictos de interés, incompetencia, falsedades. gracias al trabajo diario de los medios, los votantes de Biden y los indecisos sí tuvieron toda la información y la evidencia que necesitaban para activarse y salir a votar. El costo de enemistarse tan profundamente con la prensa quedó claro cuando, el día que más las necesitó, las principales cadenas televisivas suspendieron la transmisión del mensaje del presidente denunciando un inexistente fraude electoral.
Las redes sociales ya son simplemente redes sociales.
En 2020, hubo menos drama en torno a las redes sociales, que poco a poco se van normalizando y convirtiendo en un medio más para transmitir el mensaje de las campañas a audiencias segmentadas. Hay una creciente y saludable toma de conciencia respecto a las redes que debe acelerarse con más educación digital.
El discurso de la decencia es poderoso.
Biden centró su discurso de campaña en una idea: no podemos permitir que nuestras pasiones políticas nos hagan abandonar nuestros valores básicos. No podemos permitir que, por “tener la razón”, no nos duelan los miles de muertos de la pandemia o las familias que han perdido sus ingresos. Hizo lo correcto, porque el populismo anestesia la empatía, apela a los peores impulsos tribales y nos hace ciegos al dolor ajeno, porque necesita que veamos a nuestros conciudadanos como enemigos para imponer su narrativa demagógica de “ellos” contra “nosotros”.
Sin duda alguna, parafraseando a Correa: Cuando los sectores poderosos, no entienden lo que está pasando, (en lenguaje venezolano: cuando lo maravilloso se hace cotidiano), lo llamamos populismo.
El sistema electoral en los EEUU y el poderío de Trump en el Partido Republicano.
Vladimir de la Cruz
El resultado de las elecciones en Estados Unidos no ha acabado formalmente, no se ha terminado de cerrar el proceso en toda su dimensión. Aún no ha terminado el conteo de votos y su verificación correspondiente en algunos Estados, de los 50 que forman la Unión Americana, junto al Distrito Capital. Todavía en enero se eligen dos senadores, que puede ser la diferencia para tener la mayoría de ese órgano político.
Aunque se conozcan los resultados generales, de la votación del pasado 3 de noviembre, no ha habido aún una declaratoria definitiva del ganador. Por ello es que los medios de comunicación, la prensa en general es la que termina señalando, y dando por ganador, a aquel candidato que se sabe por los resultados provisionales que ganó la mayoría de los miembros del Colegio Electoral, que es el grupo de ciudadano, 538 en total, encargado y designado para emitir finalmente los votos, en nombre del resto de los ciudadanos, para proclamar al Presidente y al Vicepresidente de los Estados Unidos.
Los votantes o miembros del Colegio Electoral resultan electos del mismo proceso de votación general y de carácter popular de cada Estado. Así se da el voto popular general y el voto de los miembros del Colegio Electoral.
No necesariamente la mayoría de los votos populares asegura la mayoría de los votos del Colegio Electoral porque ello depende de cada Estado, en el número de sus votantes. Así puede darse, a favor de un candidato, una mayoría de votos populares y una minoría de votos en el Colegio Electoral, como le resultó a Hillary Clinton en el 2016 contra Donald Trump. Del mismo modo, en las actuales elecciones Joe Biden ha ganado abrumadoramente el voto popular y, de igual manera, el voto mayoritario de los miembros del Colegio Electoral, situación que no acepta, en este caso, Donald Trump, quien ha perdido las elecciones.
48 de los 50 Estados tienen un sistema eliminatorio de voto, por el cual el candidato que obtiene la mayoría de los votos populares se lleva todos los Votos Electorales, los del Colegio Electoral, a su favor.
Los miembros del Colegio Electoral, una vez que se certifiquen los resultados de votación por cada Estado, se reúnen en la capital de cada uno de los Estados, para emitir sus votos, en la primera quincena de diciembre. Realizada esta votación, estos votos se envían a Washington, para que, en sesión conjunta del Congreso y el Senado, se cuenten y se haga la proclamación oficial del ganador a la Presidencia de los Estados Unidos, en los primeros días de enero, quien asume unos días más tarde ya oficialmente. Así, es el Colegio Electoral y no los votos populares los que eligen al Presidente y Vicepresidente de los Estados Unidos.
En las elecciones que acaban de pasar Joe Biden y Kamala Harris han ganado ambos procesos, votos populares y votos electorales. Queda en los próximos días por confirmar estos resultados de acuerdo con los procedimientos de cada Estado, lo que debe hacerse antes del 14 de diciembre.
De todos los procesos electorales que ha habido en Estados Unidos para elegir Presidente y Vicepresidente, en 18 ocasiones, incluida la de Trump, el ganador no ha obtenido la mayoría de los votos populares. La primera vez que ocurrió fue en 1824 con John Quincy Adams y en las dos últimas fue con George W. Bush en el 2000 y Donald Trump en el 2016.
Como en todo proceso electoral se pueden impugnar sus resultados. En el caso de los Estados Unidos eso procede hacerlo en cada Estado, y al interior de cada Estado. Por esta razón es que se aprecia a Donald Trump impugnando casi 50 procesos electorales en los distintos Estados, con ánimo de recortar o eliminar votos del candidato ganador, para cambiar, de serle posible, los votos electorales a su favor, situación que ya no es posible hacer. Los resultados son contundentes a favor de Joe Biden y Kamala Harris.
El sistema electoral de los Estados Unidos es propio de ese gran país, del mismo modo como hay sistemas electorales en otros países de manera particular.
De acuerdo con la Constitución de los Estados Unidos los Estados son los que tienen ciertas facultades de manera propia y exclusiva, entre ellas aspectos de educación, de salud y de carácter electoral, mientras que el Gobierno Nacional o Federal, atiende la política exterior y los asuntos de defensa y seguridad nacional, por ejemplo. Por ello se han producido, junto con el Distrito Capital, 51 elecciones estatales para elegir al Presidente y Vicepresidente, con el doble de resultados de votos populares y votos electorales.
El sufragio en los Estados Unidos, como Derecho, se desarrolló históricamente, como en la mayoría de los países, para alcanzar a la totalidad de la población mayor de 18 años. La primera vez que hubo una elección, en 1789, de la que resultó electo George Washington, solo participó el 6% de la población mayor de 21 años, de 13 Estados, en esa época, que podían votar. Hoy pueden hacerlo todos los mayores de 18 años.
Otras instancias de votación son el Congreso, de 435 miembros, y el Senado con 100 miembros.
Las elecciones para cargos federales se deben realizar en años pares, las de los diputados cada dos años, para períodos de 4 años. Los senadores duran en sus puestos seis años, cambiándose por tercios, 33 senadores, cada dos años.
Al Presidente solo se le permite, por reforma constitucional realizada en 1951, solo una reelección consecutiva o alterna. Los demás puestos de elección popular pueden reelegirse. Joe Biden tiene 47 años de ser Senador.
El Senado se compone de 100 miembros a razón de dos por cada Estado, mientras que en el Congreso se elige un miembro por cada Estado y el resto por resultado proporcional de votos según la población votante.
Desde 1852 todos los Presidentes de Estados Unidos han pertenecido a los partidos Republicano o Demócrata. Del mismo modo ejercen un control similar de las Gobernaciones estatales.
El sistema electoral de los Estados Unidos está hecho para que los partidos pequeños tengan muy poca capacidad de elegir representantes populares al Congreso o al Senado, por la forma del sistema mayoritario uninominal, por distrito, que existe de candidaturas.
Junto a esto, el sistema del Colegio Electoral afirma y consolida y refuerza, el poder bipartidista de los Estados Unidos.
Las encuestas electorales en Estados Unidos juegan un papel muy importante. En esta campaña electoral y en la anterior del 2016, respecto a los votos populares fueron muy acertadas, no así en los votos electorales. Del 2016 al 2020 se hicieron correcciones para la medición de los datos de encuestas, que aún no satisficieron en sus resultados, lo que llevará a nuevos procesos de ajuste y de formulación regional de las encuestas, en todas las dimensiones que lo hacen en Estados Unidos, para lograr mayor precisión y certeza en sus resultados, para futuras evaluaciones.
Las elecciones en Estados Unidos, las nacionales o federales, se realizan desde las bases de las comunidades. No existen normas generales para todos los Estados, que pueden tener sus particularidades de organización y conteo de votos. Hoy se obliga a que haya papeletas de votación de varios idiomas para asegurar los votantes que no tienen el inglés como primer idioma, por lo que puede haber distintos tipos de papeletas y de votación.
En la mayoría de los países hay un órgano institucional, director, organizador con capacidad de declarar el resultado electoral de manera definitiva. No es así en Estados Unidos.
El resultado de la reciente elección ha desnudado a la sociedad norteamericana, exhibiéndola altamente dividida en el campo político, entre las dos fuerzas que se expresan en los partidos Republicano y Demócrata, representando cada uno de ellos tendencias conservadoras y liberales, donde los conservadores son extremistas, y a los liberales, que calzan más con postulados socialdemócratas, los acusan de socialistas y casi comunistas.
Las elecciones han hecho surgir caudillismos políticos que no eran evidentes en la sociedad norteamericana, de tipo populista, siendo Trump su mejor representante, que se ha impuesto como líder de masas, con su propia fuerza, de carácter conservador, derechista, populista, de cierto estilo fascista. No casualmente le apoyan los movimientos nacionalistas, anticomunistas y antisocialistas en general, profascistas, religiosos conservadores, supremacistas, armamentistas, antimigracionistas.
Trump perdió las elecciones ganando en lo personal. También se impuso como líder, hasta hoy, en el poderoso Partido Republicano. Ha generado un terror y un miedo a los propios dirigentes nacionales de este Partido, que no lo han podido frenar, ni imponérsele como Partido para que reconozca el resultado de las elecciones, ni el Partido como tal lo ha hecho. Logró aumentar el número de congresistas sin haber obtenido la mayoría, mantiene la mayoría del Senado, salvo que la elección de los últimos dos senadores el 5 de enero, los pierda. Si los mantiene ejercerá un control poderoso sobre el próximo Gobierno de Biden y Harris. Ha anunciado que seguirá en política, en caso de aceptar su derrota, para volverse a postular en el 2024, con lo cual está desplazando a cualquier candidato que quiera hacerlo dentro del Partido Republicano. Ha fortalecido su presencia en dos medios televisivos con ese propósito. Desarrolló un estilo de comunicación por Twitter que no va a dejar de lado con sus fanáticos seguidores. Ha enseñado a sus seguidores a movilizarse como milicias ciudadanas, incluso armadas. Ha sostenido, discurso que mantendrá, que las elecciones le fueron robadas, que el triunfo de Biden es resultado de un fraude, lo que tiene que reivindicarse. Ha fomentado un discurso divisor de contenido antisocialista, casi al nivel del macartismo de los años cincuenta.
Trump está forzando el sistema institucional, peligrosamente, a no reconocer el triunfo de Biden, y a forzar que sea el Senado y la Corte Suprema de Justicia, con mayoría de jueces conservadores, nombrados por el Partido Republicano y por el mismo Trump, para que se desconozca ese resultado electoral y se afirme su continuidad en el Poder del Gobierno Federal, lo que parece ser una fórmula jurídica en posibilidad de llegarse a aplicar, sin considerar el peligro que eso entraña para la propia democracia norteamericana, su sistema político y para el escenario de una guerra civil de incalculables consecuencias, con un gobierno autoritario, que surgido de esa manera, no sería más que una dictadura y una tiranía.
La salida de Trump y la llegada de Biden es también otro reto para el Partido Demócrata, de desarrollarse más como un partido de masas, con clara y fuerte presencia nacional del Presidente Biden y su Vicepresidenta, Harris, de desarrollar una acción de gobierno fuerte, vigorosa, trascendente a toda la sociedad norteamericana, con posibilidad real de unir a la nación y de derrotar las tendencias populistas de Trump.
Al menos hasta ahora la llegada de Biden a la Presidencia de los Estados Unidos se ha visto a escala universal como un nuevo amanecer, como un fortalecimiento de las relaciones internacionales que se habían alcanzado alrededor de metas comunes en muchos campos, a la no desglobalización y debilitamiento de los organismos internacionales que hoy de muchas maneras influyen, con sus limitaciones, en la paz mundial, en el comercio internacional y en el desarrollo y fortalecimiento de los Derechos Humanos en todas sus expresiones.
Artículo publicado en Wall Street International Magazyne el lunes 23 de noviembre del 2020 y enviado a SURCOS por el autor.
Sin duda alguna, los evangélicos/as de EEUU y de muchos países del mundo occidental cristiano, deseaban (todavía lo desean) que Trump hubiese ganado las elecciones presidenciales.
Recordemos que el 44 por ciento de los votantes registrados en EEUU, son cristianos evangélicos blancos, por lo que tienen importante peso en las elecciones.
Según expresiones de los evangélicos/as, la victoria de Joe Biden fue adelantada por algunos medios de comunicación, inicialmente de EEUU, y replicada por medios del mundo, tras conocer los resultados electorales en Estados Claves norteamericanos, pero que esta supuesta victoria será revisada por los tribunales.
Luego que Trump haya calificado los comicios de fraude, comenzará a procesar su caso en los tribunales para asegurar que las leyes electorales se respeten, y que se establezca al ganador legítimo. Algo que, probablemente, obligue el recuento de los votos escrutados en más de un Estado.
Ahora, ¿Por qué los evangélicos/as protestantes de EEUU (y no evangélicos/as en general), estaban seguros del Triunfo de Trump y de allí su apoyo?
Los siguientes elementos, explicaciones y afirmaciones, dan respuesta a la pregunta anterior:
Más que en ningún otro país occidental, las posiciones de los políticos en Estados Unidos sobre la legalización del aborto, alinean los apoyos electorales. Uno de los principios fundamentales del movimiento evangélico estadounidense, es el compromiso con la vida. Es la idea de que cada ser humano dentro del vientre, y fuera de él también, lleva la imagen de Dios.
Los evangélicos/as, están convencidos que Donald Trump es un dique contra la debacle moral del país, a pesar de que el político/empresario éticamente, está, muy alejado de lo que consideran modelo de vida.
El evangelicalismo blanco considera a Trump el único capaz de restaurar el paraíso perdido en la Unión Americana.
Trump se presenta como el Salvador, que luego de una edad oscura, ahora debe brillar la irradiante luz de otras épocas. La retórica de Trump coincide con el imaginario evangélico blanco, sobre el pasado del país y los nubarrones del futuro, al dejar atrás la herencia de haber sido fundada como nación cristiana.
Igualmente, Donald Trump continúa presentándose como el único que puede salvar a los Estados Unidos de las amenazas políticas, económicas y culturales que se ciernen sobre la nación.
El profesor de Historia en la Universidad Messiah de Pennsylvania, autor del libro “Créeme: el camino evangélico a Donald Trump”, John Fea, afirma: “Por mucho tiempo los cristianos evangélicos blancos, se han comprometido en la vida pública, mediante una estrategia definida por la política del miedo; la búsqueda de poder político (al que llama wordly power, poder mundano), y anhelo nostálgico por un pasado nacional que, en primer lugar, tal vez nunca ha existido”.
Según los evangélicos/as, a Trump lo salva, consideran, que es defensor de la vida y hombre de fe.
Así mismo, los evangélicos/as afirman que la victoria electoral es de quien obtenga más votos electorales, y no necesariamente a quien coseche la mayor cantidad de votos populares. Así sucedió en 2016, cuando Hillary Clinton, obtuvo casi tres millones de votos más que Trump, pero la peculiar forma de dirimir la elección presidencial en Estados Unidos hizo posible que ganara Trump. En este sentido, lo cierto es que el ex vicepresidente aún no ha ganado nada. Al menos, de manera legal.
Explicándolo, de la siguiente manera: En primera instancia, tal y como está constituido el sistema electoral estadounidense (sufragio indirecto), el ganador de los comicios no es ratificado, sino hasta el mes de diciembre. En realidad, a quienes eligen los votantes, el día de las elecciones, es a un grupo de 538 ciudadanos llamados “los electores” del denominado Colegio Electoral. Esos 538 constituyen lo que se conoce como los “votos electorales”.
El presidente de los Estados Unidos, se elige de manera oficial en el mes de diciembre, en una asamblea formada por estos 538 electores. El día de las elecciones, en las papeletas, cada candidato a Presidente lleva adjunto el nombre de su vicepresidente y el partido político al que pertenece. Pero estos votos no eligen de momento al Presidente, sino que eligen en bloque a esos compromisarios que irán después al Colegio Electoral en diciembre.
Como hay 538 electores en total, un candidato necesita al menos 270, para ser elegido. Lo que se traduce en la mitad de esos 538, o sea 269 + 1 = 270 electores para ser elegido Presidente de los Estados Unidos.
Finalmente, es el día 6 de enero, cuando el Congreso se reúne para contar los votos electorales, y certificar al ganador de la elección. Oficialmente, es ese el momento de la verdad.
Serán, en última instancia, la Corte Suprema de Justicia y el Congreso los que determinarán si realmente el Señor Biden, ha sido electo el 46 presidente de los Estados Unidos o no.
Según opiniones de altas personalidades del mundo evangélico: “Trump ha hecho más por el movimiento evangélico que cualquier otro presidente, desde la época de Ronald Reagan”.
Pese a tantas polémicas en torno al Presidente Trump (incluidas acusaciones de infidelidades matrimoniales y conductas sexuales inapropiadas, que él niega), cerca de tres de cada cuatro evangélicos blancos en EE.UU. aprueban su gestión, según un sondeo del Centro de Investigación Pew.
A su vez, en el año 2018 Trump, firmó una orden ejecutiva, para facilitar la participación de grupos religiosos, en campañas políticas, sin perder sus beneficios impositivos y hace unos días emitió otra, para aumentar la influencia de estos grupos dentro del gobierno.
Los evangélicos/as afirman que un compromiso de Donald Trump con ellos, es ayudarnos a ponerle un fin a la persecución mundial contra los cristianos, y proteger la libre expresión religiosa.
Por otro lado, el evangélico es uno de los movimientos más pro reforma migratoria. Tenemos que buscar una forma para legalizar, a aquellos que están aquí que no están involucrados en actividades negativas, y según ellos Trump, los ayudará en esto.
Hay un dato interesante, es conocida la cercanía de los evangélicos en general, con el gobierno de Israel, en este sentido, se entiende que, legisladores israelíes de derecha, llegados a la ciudad, en 2017,se dirigieron a reunirse con prominentes evangélicos estadounidenses en la Gran Iglesia Bautista Nueva Esperanza en el centro de Washington, DC, y dieron una conferencia sobre la importancia de trasladar la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, y se mostraron esperanzados de que, el presidente electo Donald Trump cumpliría su promesa de hacer el traslado.
Hasta aquí, respondemos un poco a la pregunta planteada: ¿Por qué los evangélicos/as protestantes de EEUU (y no evangélicos/as en general), estaban seguros del Triunfo de Trump y de allí su apoyo?
Ahora, hay un elemento poco conocido, que raya en lo económico, que responde a esta pregunta, y es el Reseteo Económico y el Nuevo Orden Mundial, veamos:
Qué es el Reseteo Económico Mundial?
El Foro Económico Mundial, define el “Gran Reinicio” como: “un compromiso para crear de manera conjunta y urgente, las bases de nuestro sistema económico y social para un futuro más justo, más sostenible y resilente”. Se invitará a líderes mundiales de gobiernos, las empresas y la sociedad civil.
En otras palabras, no es más que las grandes élites económicas consideran que es el momento, para la gran reingeniería social, resetear la economía mundial post-COVID, y darle sentido la expresión “la nueva Normalidad”, que nos lleva a un Nuevo Orden Mundial (N.O.M) con nuevo dinero digital, eliminando el actual sistema monetario, y anunciando el fin de dinero en efectivo que utilizamos en la actualidad.
Es un tiempo, donde se van a perdonar las deudas de los ciudadanos, se van a implementar nuevos planes, y otros.
¿Qué es Resetear la Economía?
Bautizada The Great Reset (el Gran Reseteo), esta iniciativa intentará “reconstruir” el sistema económico y social global, para hacerlo más sostenible. Este cambio total es presentado como necesario a causa del derrumbe de la economía mundial, consecuencia a su vez del confinamiento general.
¿Qué es el Reseteo del Dólar?
El “Reseteo” del dólar de Trump, sería el décimo mayor reajuste de los últimos 100 años. Una y otra vez a lo largo de la historia estadounidense, un orden económico se estanca y necesita ser reseteado.
Hasta ahora entonces, Trump está detrás de este Reseteo y los evangélicos/as lo ven, como el anunciado “nuevos cielos y nueva tierra”. Claro, para los hermanos/as evangélicos/as, esto tiene su carga bíblica y profética. En cierta forma son ingenuos, algunos, y/o hay una gran cantidad de ellos, que buscan beneficiarse de este nuevo sistema, entendido como un Nuevo Orden Mundial.
Estamos en ese punto ahora, el Fondo Económico Mundial (WEF) ha previsto una cumbre para enero de 2021 en Davos, Suiza, con el tema el gran reinicio, donde debía (debe) estar Donald Trump.
Ahora, ¿de dónde provendrá el dinero para iniciar este Nuevo Orden Mundial y poder Resetear la Economía/Dólar ? ¿y Cuál es su base jurídica?
Hay un acuerdo llamado el Acuerdo de Nesara/Gesara:
El acuerdo mundial de Gesara (Ley de Seguridad Económica Global) fue firmado por 209 de 253 países del planeta. Los fondos de prosperidad de Nesara/Gesara tienen su origen durante los gobiernos del mítico presidente Kennedy en EE. UU. y Sukarno, presidente de Indonesia, años 60.
Nesara, es consecuencia de largos procesos judiciales, contra la banca, promovidos por militares jubilados y granjeros estadounidenses, por embargos fraudulentos, la Corte Suprema de EEUU (1993) falló a su favor reconociendo que había evidencia de fraudes y dictaminó que se requerían reformas sustanciales.
De ahí surge, la Ley Nacional de Reforma y Seguridad Económica (Nesara), que fue aprobada en el año 2000, en sesión secreta del Congreso de EEUU, y firmada por Bill Clinton antes de dejar su cargo; contendría medidas como: eliminación de la Reserva Federal de EEUU, abolición del Impuesto sobre la Renta, perdón de deudas, liberación de más de 6.000 patentes ocultas, entre otras.
Por su impacto mundial, se optó por globalizar Nesara, así que en 2014, coincidiendo con el Acuerdo Climático de París, 209 naciones firmaron el acuerdo Ley de Reforma y Seguridad Económica Global (Gesara), que debía implantarse en tres años. El acuerdo contempla: erradicar la fijación de precios, por las élites financieras de los valores de respaldo, que las monedas se basen en el verdadero valor del oro, más otros 40 minerales económicos críticos, así como el petróleo y reservas de gas natural licuado.
Cuando señalamos que Donald Trump está detrás del inicio de esta trama económica mundial, lo hacemos con estos señalamientos:
El pasado miércoles 22 de enero 2019, el presidente Trump y el Tesoro estadounidense firmaron el reinicio financiero mundial, y los bancos suizos recibieron autorización para introducir los códigos necesarios para la liberación de fondos. Además, un contacto en Europa, afirma haber intercambiado con total liquidez, y tenían plena liquidez con acceso a los fondos.
El presidente Trump regresó de Davos el miércoles 22 de enero, y se comunicó por teléfono con cinco países diferentes. El nuevo Tesoro de los Estados Unidos firmó el reseteo a las 4:30 de la tarde del miércoles 22 de enero y el presidente Trump firmó el reinicio financiero mundial a las 7 de la tarde del miércoles 22 de enero. Los Ancianos Chinos querían que esto pasara el viernes 24 de enero, porque querían volar de regreso el sábado para sus fiestas de año nuevo.
Igualmente trascendió que en esa misma fecha:
El presidente Trump celebró una cumbre monetaria internacional en su Casa Blanca de Invierno en Florida, situada en el histórico centro turístico de Mar-a-Lago.
Utilizando su poder, reunió a los líderes financieros más importantes del planeta.
Esto incluiría representantes de Estados Unidos, China, Japón, Alemania, Italia, Francia, Reino Unido y del Fondo Monetario Internacional.
Todos están de acuerdo en revalorizar de forma conjunta, todas sus monedas contra el oro, hasta que el precio de esta materia prima alcance los US$ 10.000 la onza. El Consejo de la Reserva Federal convocará entonces una reunión especial de su junta y votará una nueva política y anunciará al mundo que el precio de la onza oro será de US$ 10.000.
El Sistema de Reserva Federal, hará que la onza de oro valga US$ 10.000, utilizando las reservas que el Tesoro tiene de este material en Fort Knox, y los principales comerciantes de esta materia prima realizarán operaciones de mercado abierto en oro.
En resumen, ya sabemos los intereses tanto “espirituales” como materiales, porque los hermanos/as evangélicos/as, y no evangélicos/as, deseaban (desean) tanto que Trump ganara las elecciones, de allí su apoyo incondicional, que olvida, no importa quién sea ni que represente, lo importante son los resultados. “El fin justifica los medios”, premisa nada cristiana ni mucho menos evangélica.
En artículo reciente del 19 de septiembre pasado, titulado “Las Visitas no Gratas, no Deseadas”, señalamos la visita del Secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo a algunos países de América Latina, durante los días 17 al 20 de septiembre del año en curso, y específicamente a Bogotá, Colombia, como una visita injerencista, y como un país aliado de Washington en la región suramericana.
En este sentido, conocimos que durante una reunión de Iván Duque con Mike Pompeo, éste le habría solicitado en privado, su apoyo para articular, aún más, a la comunidad colombiana, radicadas en Texas, New Jersey y el sur de la Florida, a favor del voto republicano.
A pocos días de esta reunión, amigos/as colombianos nos comentan que cumpliendo estas indicaciones, desde la cancillería en Bogotá, se emitieron instrucciones al embajador de Colombia en EEUU Francisco Santos, para que éste viajara lo más pronto posible a los Estados norteamericanos mencionados, y se reuniera con la comunidad colombiana, para hacer campaña y recaudación de fondos, a favor del presidente Donald Trump.
Para esto, debería entrar en contacto con el equipo de campaña de Trump, para informarle de estas acciones, y proponerle expresar su interés sobre esta comunidad.
Además, se le instruyó que evaluara el posible apoyo de algún funcionario del Gobierno colombiano, para su rápida tramitación.
Según, fuentes con acceso a la cancillería colombiana, esta semana se recibió una queja formal del Departamento de Estado estadounidense, indicando una supuesta intromisión en los asuntos internos de EEUU, en la que se cuestiona el papel desarrollado por el embajador colombiano.
Otras fuentes consultadas en USA, vinculadas al Departamento de Estado, ratifican esta información e indican que esto ha causado un revuelo político en Washington, teniendo en cuenta la proximidad de las elecciones y el temor que existe, en las estructuras del partido republicano, que sea usado por los demócratas en su contra.
En este sentido, en suelo neogranadino, el senador colombiano por el partido Polo Democrático, Iván Cepeda, cita a la canciller de Colombia, Ministra de Relaciones Exteriores Claudia Blum, a la Comisión Segunda, por vínculos de Iván Duque en la campaña de Donald Trump y responder por presuntos lazos del Ejecutivo.
Cepeda, desde su cuenta oficial de Twitter señalo: “he citado a debate de control político, para examinar si funcionarios del Gobierno Nacional, han estado promoviendo la intervención en la campaña para la elección del presidente de los Estados Unidos”.
“Hay informaciones de medios de comunicación, que indican que personas habrían estado tramitando, apoyar la candidatura del hoy presidente Trump”, indicó el senador colombiano.
Cepeda, cuestiona a la canciller Blum, si es cierto que embajador de Colombia en Washington Francisco santos, sostuvo varios encuentros con organizadores de la campaña electoral de Donald Trump.
El senador Cepeda, inquirió a la alta funcionaria, si es cierto que el presidente Iván Duque, ha planeado viajar a USA, días antes de realizarse los comicios generales estadounidenses, los cuales tendrán lugar el próximo 3 de noviembre 2020.
Iván Cepeda, se pregunta: “¿Cómo es posible que el gobierno colombiano esté comprometiéndose a intervenir en un asunto, que tiene que ver con la política (interna) de USA?”.
Una posible respuesta es la gran cantidad de colombianos/as que reside, legal e ilegalmente, en EEUU, que pudieran eventualmente (¿los pondrían a “votar”?) o ejercer influencia en las elecciones estadounidenses.
Es ya conocido, que si un funcionario es nombrado para desempeñar sus funciones fuera del país, es considerado “miembro activo del Servicio Exterior” y, por ende, no puede participar en actividades de los partidos políticos, asistir a clubes ni reuniones de carácter político, utilizar la autoridad o influencia de sus cargos en beneficio de los partidos políticos, colocar divisas en sus viviendas o vehículos, ni hacer ostentación partidista de cualquier otro género; esto es en política interna de cualquier país, imagínense si se tratara de un país en el exterior.
Ahora, lo más escandaloso de esta situación es la injerencia atrevida y delictiva del Ejecutivo colombiano, más la actitud permisiva y cómplice del Estado norteamericano. Además, del precedente que se marca en términos diplomáticos y las consecuencias a futuro tras una actitud como esta.
¡Acontecimientos en pleno desarrollo! Veremos qué consecuencias conlleva esta actitud intrusiva.
Imagen ilustrativa tomada de https://www.dinero.com/
La guerra comercial iniciada por Donald Trump ha producido alteraciones mundiales, sin precedentes en las últimas tres décadas. Los países de las periferias, con pequeños mercados, se encuentran en situación de mayor debilidad y algunos en riesgo de mayor precariedad. La política nacionalista de Trump, en búsqueda de recuperar económicamente a Estados Unidos de Norte América, salvándole de una segunda recesión luego de la del 2008, y cumplir con sus promesas de respecto al empleo y a elevar el PIB, sin conocerse una estrategia definida, excepto la de sus propias y espontáneas iniciativas, le ha llevado a sustituir a otros “villanos mundiales” como Vladimir Putin, creados por los medios internacionales dominados por las grandes corporaciones occidentales.
Como se sabe, el desempleo de EUA ha venido decayendo porcentual-mente desde el 2010, para llegar a cuatro por ciento actualmente. Su crecimiento (GDP) anual es del 2.8%, viniendo de un crecimiento reciente de 2.60, y el mayor obtenido desde el 2008, ha sido de 13.4%. De 14,964.37 billones de dólares en 2010, pasó a 19,390.6 billones de dólares en el 2017, casi un 1.3% de crecimiento. Si D. Trump logra superar esas cifras macro-económicas en el próximo semestre y, si mejora los déficit comercial internacional, Trump habrá salvado buena parte de su camino hacia la re elección extendiendo su contrato como inquilino de la Casa Blanca hasta el 2024. Desde luego, el mes de noviembre próximo debe lograr que su partido Republicano se mantenga en control de la Cámara de Representantes y mantener el dominio del Senado, el cual elige un tercio de sus senadores. Esto está manteniendo al país en campaña política desde ahora, aun cuando, desde afuera, pareciera que desde el 2016 se ha mantenido en un fervor político, más que todo por las élites, hasta llegar a la ridiculez.
En donde se teme que EUA vaya a tener una decaída económica es en las repercusiones que tendrían sus políticas agresivas contra la UE, China, Rusia y sus inmediatos vecinos, Canadá y México. Los centroamericanos aún esperamos las grandes olas de una marea comercial dañina. La reacción de China no se ha limitado a medidas arancelarias recíprocas (exporta a EUA más de lo que importa), pero a expandir de forma agresiva sus mercados, abriendo y ampliando relaciones políticas y comerciales con países del Este de Europa, Asia y África. Allá donde EUA está castigando con sanciones constantes, ingresa China a sustituir y mejorar las relaciones, incluso con países como Arabia Saudita, donde se supone hay grandes diferencias culturales y políticas. Como sabemos, China ha crecido exponencial mente desde los noventas. El GDP del 2017 fue de 6.9%, pero desde que en 1991 obtuvo un 9.3%, no ha bajado de 6 grados, pasando en el 2010 con 10.6%.
Si hay algo que pareciera surgir como positivo, al menos para Centroamérica, es el intercambio de notas entre el virtual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el presidente de EUA, Donald Trump. Se han puesto de acuerdo en los cuatro temas esenciales para sus buenas relaciones. Previniendo un mal twit de Trump, AMLO tomó la iniciativa de dirigirle una carta invitando a su virtual homologo estadounidense a coordinar sus futuras relaciones entre ambos países. Trump se expresó así:
“Estoy de acuerdo en las cuatro faces que ha identificado: comercio, migración, desarrollo y seguridad. Mi equipo ha trabajado duro en los últimos 18 meses para incrementar la relación con México en estas áreas. Les he instruido a redoblar esfuerzos con su próximo equipo de gobierno”, dice parte de la respuesta de Trump a López Obrador.
En la reunión del miércoles 25, con la Canciller Canadiense Chrystia Freeland, el Secretario de Relaciones Exteriores mejicano, Marcelo Ebrard, y sus respectivos asesores principales, en lo que respecta a finanzas, comercio y economía, en presencia de AMLO, se lograron avanzar primeros acuerdos. Tanto la Canciller Freeland como Ebrard, coinciden en que las relaciones comerciales y demás deben ser producto de un acuerdo de las tres naciones, incluyendo a EUA. Es decir, no apuestan por arreglos bilaterales, como ha venido planteando Donald Trump. Según Marcelo Ebrard, “pensamos que el tratado debe permanecer como un tratado trilateral y que, desde luego, debe, puede, ser modernizado, pero no pensamos en que tenga una naturaleza distinta a la que hoy tiene”.
Además de establecer lineas de trabajo conjunto en asuntos de mercado, acordaron “homologar para el caso de México y Canadá las exigencias que tienen que ver con libertades y derechos humanos, medio ambiente y derechos laborales”. El gobierno virtual de México afirmó que una política que se seguirá en la próxima administración es la de buscar que empresas de otras naciones cumplan en México con las mismas normas laborales y ambientales que el nuevo gobierno va a establecer en ese país.
Pero AMLO incluye el área centroamericana para sus negociaciones con los países del norte, en una lógica interesante, dado que los cuatro ejes expresados a Trump, incumben definitivamente a Centroamérica y Panamá. Los países que integran el DR-CAFTA no pueden quedarse como espectadores ante estos acontecimientos que ocurren en el norte del hemisferio. Pese a manejarse un mercado con México de alrededor de 20 mil millones de dólares, pareciera que estos gobiernos estuvieran paralizados ante los hechos imprevistos, tanto en lo político como en lo económico, en relación a esas tres grandes naciones que conforman América del Norte, órbita sobre la cual han venido girando por casi dos siglos.
Por ejemplo, la relación de Costa Rica con México ha sido muy positiva, no solamente en el comercio, pero en otros rublos esenciales. México ha estado invirtiendo un promedio de cien millones de dólares anuales en Costa Rica. En el 2016 México facturó dos mil millones de dólares. La balanza comercial generalmente ha sido positiva para Costa Rica. Ahora que en Costa Rica se ha incrementado el crimen organizado, el tráfico de estupefacientes, la migración, no hay duda alguna, que la nueva forma de relación que México está iniciando con EUA y con Canadá, le es conveniente fortalecer esta relación a Costa Rica. Pero se puede decir algo parecido con el gobierno salvadoreño, puesto que su intercambio comercial con México, superan los 750 millones de dólares y el partido gobernante es más cercano a MORENA de lo que puede ser el PN de Honduras y el PCN de Guatemala, quienes además, tienen grandes dificultades de gobernabilidad por sus altos niveles de corrupción y enjuiciamientos de altas figuras del gobierno. Así mismo, el gobierno de Nicaragua, quien tiene unos conflictos políticos y económicos sin precedentes en los últimos dos años, de lo cual hay mucha incertidumbre sobre su futuro, sumado al rechazo internacional que va en crecimiento. Esto nos lleva a sugerir que Costa Rica y El Salvador lideren esta relación para Centroamérica.
El marco político que se está proyectando desde el virtual presidente de MORENA en México, sin duda es más coincidente con el actual gobernante costarricense PAC de lo que ha sido el PRI de Enrique Peña Nieto. Así que Carlos Alvarado y Epsy Campbell Barr , Presidente y Vice Presidenta de Costa Rica, respectivamente, creemos que deben desde ahora concertar una cita (si no es que ya lo hicieron) con el virtual presidente mexicano, López Obrador, para iniciar una actualización y mejora en sus relaciones en muchos sentidos. Mejor sí se les une Salvador Sánchez Cerén y Hugo Martínez, por El Salvador. Esperar a que otras naciones lo hagan sería ignorar la necesidad de establecer una relación pronta, adecuada a los principios democráticos y de respeto a nuestra soberanía con Estados Unidos de América.. AMLO dio el primer paso al expresar su interés para establecer una relación sobre los cuatro ejes esenciales para México y Centroamérica, Trump los ha aceptado y prepara los detalles. Con los problemas que tienen los países del triángulo norte y Nicaragua, no pareciera factible que se animen a tomar esta iniciativa ahora. Así que es en Costa Rica adonde están las condiciones para avanzar una nueva relación con los grandes países de Norte América.
El riesgo es que el gobierno de Trump cambie sus criterios de repente y tire a la borda cualquier acuerdo bilateral o multilateral. Pero eso siempre estará sobre la mesa o en su “manga mágica”. Para protegerse de éste posible hecho, se debe presentar acuerdos más sólidos, con mayor fuerza, interés y de mayor impacto. Si se estableciera un nuevo acuerdo comercial y económico uniéndose a México y luego a Canadá, para lograr la fuerza necesaria ante Washington, el futuro de esta relación no estaría en precariedad.
A EUA le interesa que sus empresas no salgan a invertir afuera, por lo que trata de terminar con el atractivo de los bajos salarios en nuestros países. Nuestros gobiernos han estado manteniendo bajos los salarios para hacer lo contrario, satisfaciendo las exigencias de las empresas del norte. Esto parece que con Trump no va y espera equilibrar e igualar los derechos de la clase trabajadora. Esto, seguramente beneficiaría a la clase trabajadora de América Latina. No será fácil, pero hay que iniciar ya las conversaciones con los países del Norte de América. No hacerlo, puede calificarse de negligencia administrativa y diplomática.
Así título el diario mexicano La Jornada la nota en la cual da cuenta del pronunciamiento de las rectoras y los rectores de América Latina y del Caribe, en relación con las políticas del presidente de Estados Unidos de América. Otros medios que dieron resonancia a la voz de quienes lideran las casas de enseñanza superior son Pulso, diario de San Luis; y Primera Hora, de Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Así informó La Jornada: Los rectores y rectoras de las universidades latinoamericanas y del Caribe se pronunciaron este viernes en contra de la xenofobia y la segregación que impulsa el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con la construcción de un muro en la frontera con México.
Reunidos en la VII Asamblea General de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL), los representantes de las universidades más importantes de la región rechazaron en un manifiesto «la política de segregación del gobierno norteamericano» y se solidarizaron con el pueblo de México.
Demandaron una acción enérgica de los gobiernos y sociedades latinoamericanas y del Caribe a defender la libertad de tránsito en un mundo sin barreras y sin discriminación.
«Los muros como la militarización de las fronteras van en contra de la convivencia civilizada de los pueblos americanos«, sostuvieron en un mensaje difundido al concluir los trabajos de la UDUAL que se celebraron desde el jueves en la Antigua Escuela de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
«Nuestra región forma parte de la comunidad y la cultura de toda América incluidos los Estados Unidos: los flujos de migración han creado históricamente la diversidad cultural de aquella sociedad, fortaleciendo su crecimiento económico y generando una ciudadanía multicultural. Negar esta historia, con muros y militares, no la suprime«, dice el texto firmado por el presidente de la UDUAL y rector de la Universidad de Costa Rica, Henning Jensen Pennington, y el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers.
La UDUAL agrupa a 200 universidades en 22 países de América Latina, entre las que están instituciones como la Universidad de Buenos Aires, Argentina, Universidad de La Habana, Cuba, Universidad Nacional de Colombia, Universidad de los Andes, Venezuela.
«Nuestras universidades, como casas de cultura y conocimiento, se hacen solidarias con el pueblo de México que ha hecho de la vecindad un valor de integración cultural«.
En estos días de celebración cristiana de la Navidad se ha dado a conocer la decisión del Gobierno norteamericano de Donald Trump de trasladar la Embajada de ese país en Israel, que está en la ciudad de Tel Aviv, a la ciudad de Jerusalén y de esa manera, aceptar esa ciudad también como capital de Israel. Esta decisión arbitraria viola el carácter neutral de Jerusalén, que la ONU ha mantenido desde hace casi 70 años, por ser una ciudad compartida entre judíos, musulmanes, cristianos y armenios, y tener para todos ellos una especial relevancia histórica religiosa.
Jerusalén es una ciudad con cuatro barrios: El más grande de ellos palestino musulmán, seguido por el palestino cristiano y luego por el palestino judío y armenio. En cada uno de esos barrios se ubican los templos más importantes de cada una de las tres comunidades religiosas.
En la parte judía, está el conocido Muro de los lamentos y el templo del Sancto sanctórum, que es el recinto más sagrado del judaísmo en el mundo. En la parte cristiana, compartida por los armenios, está la Iglesia del Santo Sepulcro que es el más importante sitio de los cristianos del mundo. En la parte musulmana está la Iglesia del santuario de la Cúpula de la Roca, donde los musulmanes veneran el ascenso a los cielos de su principal figura, y la Mezquita de Al-Aqsa, igualmente sitio de importancia mundial del islamismo.
El jefe del Gobierno israelí ha saludado la decisión de Trump e invitado a la comunidad de naciones del mundo a seguirlo y convertir a Jerusalén en una ciudad judía unilateral y violatoriamente sobre las otras dos religiones presentes en esa ciudad. Por casi 70 años ha prevalecido la neutralidad de la ciudad de Jerusalén y el impedimento de que ni Palestina ni Israel pueden tomarla como capital y por eso hasta ahora todas las embajadas del mundo estaban en Tel Aviv.
Al no existir ningún pronunciamiento oficial por parte del Gobierno de Costa Rica, se está caucionando esta insensatez condenada por la Unión Europea, Naciones Unidas y el resto de la comunidad internacional de manera casi unánime.
Por tanto,
La Red de Solidaridad con Palestina de Costa Rica, formada por personas y organizaciones sindicales, sociales y políticas diversas, condena esa irrespetuosa y violatoria decisión del Gobierno norteamericano de aceptar convertir a Jerusalén en una ciudad de una sola religión, judía, y de una capital de un Estado judío. Jerusalén debe ser la expresión de la convivencia que Palestina tuvo en el pasado de albergar a judíos, cristianos y musulmanes y no ser apropiada por una de esas religiones contra el simbolismo y creencias de las otras que la comparten.
Demandamos del Gobierno de Costa Rica se pronuncie condenando esa decisión del Gobierno del señor Trump y haga un vehemente llamado a que se respete la neutralidad de esta ciudad santa para las Tres comunidades mundiales religiosas. Costa Rica debe unirse al resto del mundo en contra de la decisión de EU de declarar a Jerusalén la capital de Israel.
Demandamos la afirmación del Gobierno de Costa Rica de no seguir el mal ejemplo de trasladar nuestra Embajada en Tel Aviv a Jerusalén.
Invitamos a un mitin pacífico de protesta frente a la sede de la Embajada norteamericana este jueves 21 de diciembre a las 3:00 p.m. para protestar por la decisión del Gobierno de Donald Trump de trasladar a Jerusalén su representación diplomática y legitimar las pretensiones del Gobierno israelí de adueñarse de esta ciudad convirtiéndola en su capital.
Dada en San José, Costa Rica, el 17 de diciembre de 2017
Red de Solidaridad con Palestina C.R/Pablo Hernández Arias, Coordinador Provisional/phdezarias@gmail.com
*Imagen con fines ilustrativos tomada de la nota de SURCOS Catástrofe ambiental inminente en Gaza.
Estados Unidos comunicó oficialmente al Secretario General de Naciones Unidas el pasado 4 de agosto su intención de denunciar el Acuerdo de Paris sobre Cambio Climático. Como bien se sabe, el Secretario General es el depositario de este tratado multilateral, adoptado en la capital gala en diciembre del 2015, firmado por 195 Estados y ratificado por 159: véase estado oficial de firmas y ratificaciones (con, al final las declaraciones hechas por 18 de los Estados Partes, incluyendo la Unión Europea). De conformidad con el Artículo 21(1) de este tratado, la fecha de su entrada en vigor es la del 4 de noviembre del 2016:
«This Agreement shall enter into force on the thirtieth day after the date on which at least 55 Parties to the Convention accounting in total for at least an estimated 55 per cent of the total global greenhouse gas emissions have deposited their instruments of ratification, acceptance, approval or accession» / «1. El presente Acuerdo entrará en vigor al trigésimo día contado desde la fecha en que no menos de 55 Partes en la Convención, cuyas emisiones estimadas representen globalmente por lo menos un 55% del total de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, hayan depositado sus instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión».
La figura de la denuncia en el derecho internacional público
Como es sabido, la denuncia es una figura jurídica validada por la práctica internacional y consagrada por la misma Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados de 1969 (véase texto, artículo 56). En América Latina, en años recientes se registra, por ejemplo, el caso de Venezuela, que denunció en setiembre del 2012 la Convención Americana sobre Derechos Humanos (véase nota nuestra al respecto), un acto al que también procedió Trinidad y Tobago en 1998; o el de Colombia, que optó por denunciar el Pacto que lleva el nombre de su capital en noviembre del 2012 (véase nota nuestra al respecto publicada en La Nación), acto que El Salvador también realizó en 1973. Tuvimos también la oportunidad de analizar las denuncias a la Convención de Washington de 1965 que crea el CIADI (más conocido por sus siglas en inglés ICSID) por parte de varios Estados de América Latina ante la deriva del CIADI tendiente a favorecer en sus laudos arbitrales al inversionista extranjero en el caso de demandas claramente abusivas (véase nuestra nota al respecto publicada en el sitio de Bretton Woods Project) (Nota 1). En este artículo sobre una iniciativa de la UNASUR para reemplazar el CIADI por un mecanismo regional en materia de arbitraje de inversión, se lee en las conclusiones que:
«ICSID arbitration has lacked the guarantee of due process because of its impartial and not transparent proceedings, failure to address the broader needs of society as well as generally inconsistent decisions and awards, the lack of hierarchy of investment tribunals and no system of precedent or appeals».
Estos, y otros casos de denuncias de tratados internacionales que ofrece la práctica internacional, indican que un Estado Parte a un instrumento conserva siempre la posibilidad de retirarse del mismo cuando, por alguna razón, sus autoridades lo consideran dañino para sus intereses. Al optar por denunciar o retirarse de un tratado internacional, un Estado no violenta ninguna norma internacional: ejerce sus atribuciones soberanas, las mismas que fundamentan su decisión de suscribir y ratificar un tratado. Lo hace recurriendo a las mismas cláusulas contenidas en el texto relativas a la denuncia o retiro del tratado.
La denuncia de tratados multilaterales ambientales: casos recientes
Una de las últimas denuncias de un tratado multilateral en materia ambiental fue la denuncia de Canadá a la Convención de Naciones Unidas contra la Desertificación, registrada en el 2013. Se puede leer en el estado oficial de firmas y ratificaciones de ese tratado que:
«Canada had signed the Convention on 14 October 1994 and had ratified it subsequently on 1 December 1995. Thereafter, on 28 March 2013, in accordance with its article 38 (2), the Government of Canada had notified the Secretary-General of its decision to withdraw from the Convention. The withdrawal took effect on 28 March 2014. On 21 December 2016, Canada deposited with the Secretary-General an instrument of accession to the Convention» (véase Nota 4).
Dos años antes, en el 2011, el mismo Canadá había procedido a denunciar el Protocolo de Kyoto, adoptado en 1997: en el estado oficial de este importante instrumento, se lee (véase Nota 2) que: «In accordance with article 27 (2) of the Kyoto Protocol to the United Nations Framework Convention on Climate Change, the Government of Canada notified the Secretary-General that it had decided to withdraw from the Kyoto Protocol as from the date indicated hereinafter: Date of notification:15 Dec 2011 Date of effect:15 Dec 2012».
Cabe precisar que de estas dos denuncias realizadas por parte de Canadá, la primera dejó de surtir efecto con la llegada de las nuevas autoridades en el 2015.
La cláusula sobre la denuncia del Acuerdo de París del 2015
El Acuerdo de Paris del 2015 contiene una cláusula relativa a su denuncia, la cual establece los plazos para su entrada en vigencia, así como el plazo antes del cual ninguna denuncia es posible. Desde el punto de vista jurídico, y de conformidad con el texto (versión inglesa) del Acuerdo de Paris del 2015 (véase de igual forma la versión en español), no puede haber notificación formal de denuncia antes de noviembre del 2019. Adicionalmente, ninguna denuncia puede surtir efectos sino después de noviembre del 2020. Sobre este preciso punto, las reglas contenidas en el Artículo 28 son de una meridiana claridad y las distintas versiones oficiales no permiten duda alguna:
Article 281. At any time after three years from the date on which this Agreement has entered into force for a Party, that Party may withdraw from this Agreement by giving written notification to the Depositary.
Any such withdrawal shall take effect upon expiry of one year from the date of receipt by the Depositary of the notification of withdrawal, or on such later date as may be specified in the notification of withdrawal.
Any Party that withdraws from the Convention shall be considered as also having withdrawn from this Agreement.
Artículo 28 1. Cualquiera de las Partes podrá denunciar el presente Acuerdo mediante notificación por escrito al Depositario en cualquier momento después de que hayan transcurrido tres años a partir de la fecha de entrada en vigor del Acuerdo para esa Parte.
La denuncia surtirá efecto al cabo de un año contado desde la fecha en que el Depositario haya recibido la notificación correspondiente o, posteriormente, en la fecha que se indique en la notificación.
Se considerará que la Parte que denuncia la Convención denuncia asimismo el presente Acuerdo.
Por lo tanto, la comunicación hecha por Estados Unidos el pasado 4 de agosto no puede ser validada como «notificación«. La prohibición de hacerla durante tres años impide admitirla como tal. Si la idea consistió en informar que Estados Unidos tiene la firme intención de denunciar el Acuerdo de Paris, las declaraciones oficiales hechas por su actual Presidente hace varios meses son suficientes. El mundo entero, así como las mismas Naciones Unidas, tomaron nota de la visión tan peculiar del Presidente Trump cuando en mayo pasado afirmó que su decisión sobre el Acuerdo de Paris «will make America great again«.
Referimos al lector al artículo publicado en EJIL-Talk del 5 de junio del 2017 de la profesora Lavanya Rajamani (India), titulado «Reflections on the US withdrawal from the Paris Climate Change Agreement».
Tuvimos la oportunidad de analizar las reacciones oficiales en América Latina a este anuncio presidencial (Nota 2). Es de recordar que Perú (julio del 2016) fue el primer Estado en ratificar en la región este instrumento, seguido por Argentina, Brasil, Honduras, México y Panamá (setiembre del 2016), Bolivia, Costa Rica, Paraguay y Uruguay (octubre del 2016), Cuba (diciembre del 2016), Guatemala (enero del 2017), Chile (febrero del 2017) y El Salvador (marzo del 2017), cerrando la lista Haití y Venezuela (julio del 2017). En la conclusión de este artículo, nos permitimos señalar que:
«Más allá del estilo tan peculiar de anunciar cosas (y luego reflexionar sobre el impacto que causan) que exhibe desde su llegada a la Casa Blanca el Presidente Donald Trump, desde el punto de visto estríctamente jurídico, la prohibición expresa de hacer reservas a este tratado como tal (véase artículo 27 del Acuerdo de París) conlleva la imposibilidad de limitar o de modular el alcance de algunas de sus disposiciones. Técnicamente, Estados Unidos deberá en este caso proceder a denunciar el tratado, o bien proceder a una inédita solicitud que esperan (ansiosos) tanto el depositario del convenio de París como sus Estados Partes, así como también los especialistas en derecho internacional».
La carta del 4 de agosto o el arte de cómo notificar algo omitiendo la prohibición del plazo de tres años
El texto de la carta del 4 de agosto suscrita por la Embajadora de Estados Unidos en Naciones Unidas, Nikki Haley, reproducida en este artículo, se lee como sigue:
«The Representative of the Unites States of America to the United Nations presents her compliments to the Secretary-General of the United Nations.
This is to inform the Secretary-General, in connection with the Paris Agreement, adopted at Paris on December 12, 2015 (“the Agreement”), that the United States intends to exercise its right to withdraw from the Agreement. Unless the United States identifies suitable terms for reengagement, the United States will submit to the Secretary-General, in accordance with Article 28, paragraph 1 of the Agreement, formal written notification of its withdrawal as soon as it is eligible to do so. Pending the submission of that notification, in the interest of transparency for parties to the Agreement, the United States requests that the Secretary-General inform the parties to the Agreement and the States entitled to become parties to the Agreement of this communication relating to the Agreement.
The Representative of the Unites States of America to the United Nations avails herself of the opportunity to renew to the Secretary-General the assurances of her highest consideration».
Es muy probable que colegas especialistas en derecho internacional comenten el contenido de esta extraña carta. La cual, en nuestra opinión, corresponde más a un anuncio de una futura notificación y no a una notificación en sí, al existir una prohibición de notificar durante un plazo de tres años. Posiblemente, desde el punto de vista político, esta inusual misiva responda a algún compromiso del Presidente Trump con algunos sectores. No obstante, desde el punto de vista jurídico, plantea algunas interrogantes al no adecuarse a lo estipulado en el Acuerdo de París, ni a la práctica seguida por Estados denunciantes ante el depositario de un tratado, ni añadir nada nuevo a lo escuchado por parte del Presidente Trump. Como se observará, la omisión del plazo de tres años que exige el Acuerdo de París traduce bien lo incómodo que resulta la situación para el Presidente Trump (un hombre algo urgido).
A modo de conclusión
Al parecer, es la primera vez que un Estado mediante una carta formal al depositario de un tratado multilateral le comunica su intención (y no su decisión) de denunciar un tratado. Salvo error de nuestra parte, no existe precedente alguno en la práctica internacional y agradecemos desde ya el concurso de nuestros estimables lectores para saber si estamos (o no) presenciando una verdadera «première» de la Oficina Jurídica del Departamento de Estado. En abril del 2002, esta misma entidad decidió proceder a una verdadera innovación en materia de derecho de los tratados, al «retirar» la firma al Estatuto de Roma adoptado en 1998 que establece la Corte Penal Interancional (CPI), acto que Israel y Sudán replicarían (véase notas 4, 10 y 12 en estado oficial de firmas y ratificaciones) así como Rusia en noviembre del 2016 (véase nota 9). Uno de los riesgos de estas innovaciones del Departamento de Estado, es que algunos Estados puedan sentirse inclinados por acompañar a Estados Unidos en su desafiante soledad.
Por otro lado, el comunicar su intención de denunciar un tratado y al mismo tiempo anunciar que se procederá a «reengage» (término inexistente en el léxico del derecho internacional) constituye toda una novedad en derecho internacional: en particular cuando el tratado concerñido contiene una cláusula que expresamente prohibe reservas al mismo (Artículo 27).
Ante ello, no cabe duda que la buena fe y la transparencia a la que alude esta insólita misiva norteamericana obligan a aclarar al depositario (y a los Estados Partes) lo que se entiende por «suitable terms for reengagement».
Nota 1: Un ejemplo de demanda de este tipo es la interpuesta en el 2014 contra Costa Rica por la minera canadiense Infinito Gold por 94 millones de US$ por su proyecto minero declarado ilegal por la justicia costarricense en el 2010 y 2011. La demanda se encuentra pendiente de resolución. En el 2015, Costa Rica solicitó dar por terminado el procedimiento en su contra, sin éxito alguno (véase nuestra nota titulada «La solicitud de Costa Rica de poner término a la demanda de Infinito Gold ante el CIADI: breves reflexiones» y publicada en el OPALC). En abril del 2017, la empresa minera canadiense aumentó sus pretensiones de 94 a 321 millones de dólares (véase nota de CRHoy).
Nota 2: Véase nuestra nota publicada en DebateGlobal el 4 de junio del 2017 titulada: «Reacciones en América Latina a anuncio de retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre Cambio Climático».
Para lectores de hablainglesa: Una versión en inglés de este mismo texto, titulada «The so called United States´s «notification» on its decision to withdraw from Paris Agreement on Climate Change» se encuentra disponible aquí.
(*)Profesor de Derecho Internacional Público, Facultad de Derecho, Universidad de Costa Rica (UCR).
Ante el anuncio hecho por el Presidente Donald Trump de proceder a «retirar» a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre Cambio Climático adoptado en diciembre del 2015 (véase texto del acuerdo, versión en español), varios Estados de América Latina han reaccionado mediante comunicados de prensa. Se trata de documentos oficiales en los cuales los Estados de la región latinoamericana externan, cada uno a su manera, su preocupación al respecto.
Cabe recordar que el Convenio suscrito en París en diciembre del 2015 fue ratificado en el siguiente orden en la región latinoamericana, iniciado por Perú (véase comunicado oficial de sus autoridades ambientales) y concluido por El Salvador hace pocos meses:
– Perú (julio del 2016);
– Argentina, Brasil, Honduras, México y Panamá (setiembre del 2016);
– Bolivia, Costa Rica, Paraguay y Uruguay (octubre del 2016);
– Cuba (diciembre del 2016);
– Guatemala (enero del 2017), cerrándose la lista con Chile (febrero del 2017) y El Salvador (marzo del 2017).
La ratificación de Perú (25 de julio del 2016) se contabilizó a nivel global como la número 21, mientras que la de Costa Rica (14 de octubre del 2016) se registró como la ratificación número 79 (véase breve nota nuestra al respecto). Para completar el panorama regional, en el hemisferio americano, los primeros Estados en ratificar este instrumento fueron Belice, Granada, Saint Kitts y Nevis y Santa Lucia (22 de abril del 2016), un dato usualmente pasado por alto.
Los Estados que se manifiestan y los demás Estados de América Latina
La discusión entre los colaboradores del Presidente Donald Trump se dio a conocer hace varias semanas (véase por ejemplo nota de El Pais). La decisión del Presidente de Estados Unidos fue objeto de una amplia cobertura mediática desde su anuncio. No obstante, no todos los Estados se han manifestado, al menos a la hora de redactar estas breves líneas (2 de junio del 2017): en América Latina, entre los Estados omisos, se contabilizan a Bolivia, Cuba, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Uruguay. Se trata de Estados Partes a este convenio multirateral. Dicha omisión es confirmada al consultar los sitios oficiales de sus respectivos aparatos diplomáticos. En el caso de Panamá, la omisión es una, sin serla del todo: veremos que el texto circulado constituye, sin lugar a dudas, un interesante caso en el que el arte de expresarse sin manifestarse sale a relucir.
En el caso de Colombia, Ecuador, Haití, República Dominicana y Venezuela, al haber firmado pero no ser Estados Partes (ausencia de ratificación), resulta entendible que ninguno de ellos se haya manifestado. No obstante, como lo veremos a continuación, Ecuador sí ha procedido a hacerle ver a Estados Unidos su parecer.
Con respecto a Nicaragua, que ni tan siquiera ha firmado el convenio de París (único caso en América Latina), la ausencia de manifestación es de igual manera entendible.
Cabe recordar que en la actualidad, este instrumento ha sido firmado por 195 Estados, y ratificado por 148 (véase estado oficial de firmas y ratificaciones). La última ratificación registrada es la de Rumanía (1ero de junio del 2017).
Foto extraída de nota de prensa de DW.
Las diversas formas de expresión de pesar de los Estados
Los Estados, al igual que los individuos, expresan su malestar de muy diversas maneras: mientras que unos lamentan la decisión y externan su profunda decepción en sus comunicados oficiales (Argentina, Brasil, Ecuador y Chile), otros optan por formas y expresiones más neutras (Costa Rica), al tiempo que algunos evitan valorar o emitir juicio alguno sobre la decisión anunciada por el Presidente de Estados Unidos: es el caso de México.
Mientras que algunos Estados dan por un hecho que se trata de una denuncia del acuerdo de París, otros, como Brasil, sugieren más bien que se trata de un retiro provisional para reintegrarse a dicho tratado. Al constituirse el cambio climático en una «amenaza existencial» para los Estados isleños del CARICOM, era previsible una reacción conjunta (y solidaria) de los Estados anglófonos situados en esa precisa parte del hemisferio americano.
Recientes denuncias de tratados multilaterales en materia ambiental
De proceder a una denuncia (prevista en el artículo 28 del mismo Acuerdo de París), Estados Unidos se convertiría en el primer Estado Parte a dicha convención en acudir a esta figura, que prevé el derecho de los tratados y consagrada como tal en la Convención de Viena de 1969 sobre Derecho de los Tratados. En cambio, no sería la primera vez que un tratado en materia ambiental es objeto de una denuncia. Para citar un ejemplo reciente, el 15 diciembre del 2011, Canadá procedió a denunciar el Protocolo de Kioto adoptado en 1997: la solicitud fue inmediatamente notificada (véase carta oficial) a los demás Estados Partes por el depositario (véase nota al respecto). La peculiar visión (un tanto estrecha) de los problemas globales del Primer Ministro canadiense Stephen Harper (2006-2015) explica que en la casilla correspondiente al mismo Canadá, se lea, con relación esta vez a la Convención para la lucha contra la Desertificación de Naciones Unidas de 1995 que:
«the Government of Canada had notified the Secretary-General of its decision to withdraw from the Convention. The withdrawal took effect on 28 March 2014. On 21 December 2016, Canada deposited with the Secretary-General an instrument of accession to the Convention» (véase cuadro oficial nota 4).
Ante la ausencia de notificación formal a Naciones Unidas dada a conocer al momento de redactar estas líneas, resulta prudente esperar a conocer el detalle exacto de lo que se solicitará al depositario de dicho instrumento por parte del Departamento de Estado de Estados Unidos. En el pasado, los funcionarios de esta entidad se han mostrado particularmente creativos con, por ejemplo, el «retiro de la firma» («unsignature») acaecido en el 2002 del Estatuto de Roma adoptado en 1998 estableciendo la Corte Penal Internacional (CPI): véase al respecto nuestra nota publicada por la SLADI con relación a esta inédita actitud de los Estados Unidos.
Nótese que el artículo 28 del Acuerdo de París precisa que hay un plazo de tres años antes del cual no hay manera de proceder a denunciar el acuerdo por parte de un Estado. El texto se lee así:
«1. Cualquiera de las Partes podrá denunciar el presente Acuerdo mediante notificación por escrito al Depositario en cualquier momento después de que hayan transcurrido tres años a partir de la fecha de entrada en vigor del Acuerdo para esa Parte».
Ello significa que antes del 5 de noviembre del 2019, no hay denuncia posible. Aunado a este primer plazo, hay otro de un año adicional que estipula el inciso 2 del mismo artículo: «2. La denuncia surtirá efecto al cabo de un año contado desde la fecha en que el Depositario haya recibido la notificación correspondiente o, posteriormente, en la fecha que se indique en la notificación».
Estamos por lo tanto ante una denuncia que surtiría efectos el 5 de noviembre del 2020. Este plazo de cuatro años explica que es muy posible que el Departamento de Estado de Estados Unidos esté en estos momentos ideando otra opción jurídica, distinta a la denuncia: su Presidente es un hombre apurado.
El contenido de las reacciones de los Estados de América Latina
Como se detallará muy brevemente en las líneas que siguen (en cada nota de pie de página se reproduce el texto integral del comunicado de prensa de cada Estado), cada Estado escoge la extensión y el contenido de su texto, así como el tono a usar. Algunos textos son largos, otros mucho más cortos. Nos limitaremos a reproducir únicamente la parte en la que se externa la preocupación o malestar causados.
Para Argentina (Nota 1), se lee que:
«El Gobierno argentino lamenta profundamente la decisión de los Estados Unidos de retirarse del Acuerdo de Paris. Dicha decisión tiene impacto no solamente en la efectividad de dicho Acuerdo como instrumento de respuesta a la amenaza global del cambio climático sino también en el espíritu de solidaridad y cooperación demostrado por las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático».
Por otro lado, para Perú, primer Estado en haber procedido a ratificar este instrumento multilateral en América Latina, se lee (Nota 2) que:
«El Gobierno del Perú recibe con preocupación y decepción el anuncio efectuado en la fecha por el Gobierno de los Estados Unidos de América de denunciar el Acuerdo de París sobre cambio climático.
El histórico Acuerdo de París, adoptado en el marco de la COP21 en diciembre de 2015 y ratificado hasta la fecha por 147 países, siendo el Perú el primer país de Latinoamérica en ratificarlo, se obtuvo luego de una intensa y compleja negociación multilateral, proceso en el cual el Perú ejerció un liderazgo al presidir la COP 20 de Lima, donde se sentaron las bases del acuerdo con la aprobación del “Llamado de Lima para la Acción Climática”.
Para Costa Rica (Nota 3), Estado que procedió a depositar el instrumento de ratificación el 14 de octubre del 2016, después de Perú, Honduras, Argentina, Brasil, Panamá, México y Bolivia (véase breve nota nuestra al respecto), leemos que:
«El Gobierno de Costa Rica lamenta que la decisión del Presidente Donald Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París pueda significar un retroceso en materia climática al desconocer sus responsabilidades como uno de los principales emisores del globo».
En el caso de Brasil (Nota 4), un comunicado conjunto de los Ministros de Relaciones Exteriores y de Ambiente señala que:
«O governo brasileiro recebeu com profunda preocupação e decepção o anúncio no dia de hoje, 1° de junho, de que o governo norte-americano pretende retirar-se do Acordo de Paris sob a Convenção-Quadro das Nações Unidas sobre Mudança do Clima e «renegociar» sua reentrada. Preocupa-nos o impacto negativo de tal decisão no diálogo e cooperação multilaterais para o enfrentamento de desafios globais».
La misma modalidad dual se lee en el caso de México (Nota 5), cuyo comunicado circulado por la Secretaría de Relaciones Exteriores omite lamentar o expresar decepción alguna con Estados Unidos, reafirmando los compromisos asumidos por México en este instrumento multilateral adoptado en París en el 2015.
En el caso de Chile (Nota 6), se lee que:
«El gobierno de Chile manifiesta su profunda decepción por la decisión del gobierno de Estados Unidos de retirarse del Acuerdo de París sobre cambio climático. El Acuerdo de París es uno de los más importantes logros de la comunidad internacional. Es un marco de acción para hacer frente al cambio climático en el siglo XXI. En este sentido su implementación es fundamental para el bienestar de las presentes y futuras generaciones».
Al caer la tarde de este viernes 2 de junio en San Salvador, leemos por parte de El Salvador (Nota 7) que:
«El Gobierno de El Salvador, a través de su Ministerio de Relaciones Exteriores, expresa su preocupación frente al retiro de los Estados Unidos del Acuerdo de París.
Las investigaciones científicas en materia de medio ambiente evidencian que nuestro país, junto al resto de Centro América, están entre las naciones más vulnerables a los efectos del cambio climático, situación que se ha ido manifestando con más fuerza en los recientes años».
En el caso de Ecuador (Nota 8), quién no es Estado Parte, se leyó, también al bajar el sol de un laborioso viernes 2 de junio, que:
«El Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, a nombre del pueblo y gobierno del Ecuador, lamenta el anuncio realizado por los Estados Unidos de América de retirarse del Acuerdo de París acordado en 2015 bajo la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 1992» /…/ «La decisión de retiro de los EEUU y una posible renegociación unilateral, representa una clara amenaza para el multilateralismo, los derechos de la naturaleza y la capacidad del Ecuador y de los países en desarrollo de contribuir de manera efectiva a la lucha contra esta amenaza global».
Como se puede apreciar en el caso de Ecuador, el no ser Estado Parte al acuerdo no inhibe en lo más mínimo a sus autoridades a lamentar el anuncio de retirarse del mismo por parte de Estados Unidos. Savo error de nuestra parte, es el único Estado no Parte en haberse manifestado oficialmente mediante un comunicado de su diplomacia.
En el caso de Panamá, se cuenta con un texto de interés un tanto peculiar, al no mencionar ni en su título, ni en su contenido ninguna alusión a Estados Unidos. El escueto texto de dos párrafos permite no obstante ejemplificar las técnicas originales a las que a veces los Estados pueden recurrir para expresarse sin tomar posición alguna. Dejamos al lector descubrir él mismo si estamos ante una huella sin rastro o ante un rastro sin huella… El texto del comunicado de Panamá se lee (texto integral) de la siguiente manera:
«Panamá reitera su compromiso para mitigar efectos del Cambio Climático Creado: 02 Junio 2017 comunicado
El Gobierno de la República de Panamá recalca la importancia del acuerdo de París, producto de un arduo trabajo de 196 países, que luego de más de 23 años, logró un consenso en cuanto a la mitigación del cambio climático. Este esfuerzo multilateral debe continuar con firmeza para asegurar los resultados.
Panamá más que nunca reafirma su compromiso de fortalecer las acciones en esta dirección y continuar liderando iniciativas locales y regionales como el Centro Internacional de Implementación de la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación del Bosque REDD+ (ICIREDD)».
Tal y como se puede apreciar, el tono y contenido del comunicado de cada Estado varía en función de diversos parámetros, y la comparación de cada uno de los textos exhibe diferencias sustanciales que dejamos descubrir a cada uno de nuestros estimables lectores.
Breve balance de la región
Para algunos observadores, la posición del Presidente de Estados Unidos es poco seria: «Thus the reasons offered by President Trump for withdrawing the US from the Paris Agreement are truly baffling. One can only assume that yet again the international climate regime is being held hostage to the vicissitudes of domestic politics in the US» (véase artículo de la profesora Lavanya Rajamani (India) titulado «Reflections on the US withdrawal from the Paris Climate Change Agreement» publicado en EJIL-Talk).
No obstante, al haberse demostrado en meses recientes que la poca seriedad no constituye limitante alguna al accionar del Presidente de Estados Unidos, las reacciones se han multiplicado. En el caso de América Latina, ocho reacciones oficiales a este insólito anuncio del Presidente Donald Trump de catorce posibles es un primer buen inicio. Al contarse entre estas a las de Argentina, Brasil y México, así como las de Perú, Chile y Ecuador en la región andina y las voces de Costa Rica y de El Salvador en Centroamérica, el balance es positivo. Ojalá no obstante que el movimiento se expanda con mucha mayor determinación: cabe recordar que una de las regiones más vulnerables del mundo al cambio climático es Centroamérica y que el impacto en el Caribe y en las costas de América Latina será innegable (véase informe del 2008 del PNUMA sobre impacto en los Estados del CARICOM así como reciente estudio de la CEPAL).
Nótese que los Estados del CARICOM, cuya coordinación suele ser ejemplar en muchos casos, reaccionaron de manera inmediata con un comunicado conjunto de sus quince Estados miembros (Nota 9) precisando que: «The Caribbean Community (CARICOM) is therefore deeply dismayed and disappointed by the decision of the United States to withdraw from the Agreement. For us Climate Change is an existential threat. As members of a Community of Small-Island and Low-Lying Coastal Developing States (SIDS), the reality of climate change is making itself manifest to us, especially given that our Region is the most prone to natural disasters globally».
Como indicado, al momento de redactar esta breve nota, no se ha tenido conocimiento de algún documento formal de Estados Unidos para saber con exactitud si se trata de denunciar este tratado, como lo asumen algunos Estados, o bien de pedir un retiro provisional en aras de reintegrarse al convenio.
El anunciar esta decisión en aras de medir el tipo de reacción que provoca fuera (y también dentro) de Estados Unidos podría también formar parte de la estrategia del nuevo (y ocurrente) ocupante de la Casa Blanca: el escoger el inicio del mes del ambiente (junio) para ello podría confirmar esta estrategia.
A modo de conclusión
Más allá del estilo tan peculiar de anunciar o hacer cosas (y luego reflexionar sobre el impacto que causan) que exhibe desde su llegada a la Casa Blanca el Presidente Donald Trump, desde el punto de visto estrictamente jurídico, la prohibición expresa de hacer reservas a este tratado como tal (véase artículo 27 del Acuerdo de París) conlleva la imposibilidad de limitar o de modular el alcance de algunas de sus disposiciones. Técnicamente, en caso de persistir el Presidente Donald Trump, Estados Unidos deberá proceder a denunciar el tratado, o bien presentar una inédita solicitud que esperan (ansiosos) tanto el depositario del convenio de París como sus Estados Partes, así como también los especialistas en derecho internacional.
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Nota 1: El texto del comunicado de Argentina se lee así: «01 Junio 2017 Información para la Prensa N°: 216/17
«El Gobierno argentino lamenta profundamente la decisión de los Estados Unidos de retirarse del Acuerdo de Paris. Dicha decisión tiene impacto no solamente en la efectividad de dicho Acuerdo como instrumento de respuesta a la amenaza global del cambio climático sino también en el espíritu de solidaridad y cooperación demostrado por las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático durante las negociaciones que llevaron a la adopción y posterior ratificación casi universal del Acuerdo de Paris.
Argentina mantiene firme su compromiso con el Acuerdo de Paris y continuará participando activamente junto a los demás Estados Parte en el proceso preparatorio para la 23° Conferencia de las Partes (COP 23) de la Convención con miras a obtener allí avances concretos en la aplicación del Acuerdo de Paris.
El cambio climático es un problema gravísimo y transversal con impactos económicos y sociales, y que demanda la acción urgente y unificada de la sociedad civil y de la administración nacional. Por ello el gobierno argentino reafirma la voluntad de continuar trabajando en la implementación de la contribución nacionalmente determinada para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar la capacidad de adaptación al cambio climático de la Argentina en el ámbito del Gabinete Nacional de Cambio Climático».
Nota 2: El texto del comunicado de Perú se lee como sigue: «El Gobierno del Perú recibe con preocupación y decepción el anuncio efectuado en la fecha por el Gobierno de los Estados Unidos de América de denunciar el Acuerdo de París sobre cambio climático.
El histórico Acuerdo de París, adoptado en el marco de la COP21 en diciembre de 2015 y ratificado hasta la fecha por 147 países, siendo el Perú el primer país de Latinoamérica en ratificarlo, se obtuvo luego de una intensa y compleja negociación multilateral, proceso en el cual el Perú ejerció un liderazgo al presidir la COP 20 de Lima, donde se sentaron las bases del acuerdo con la aprobación del “Llamado de Lima para la Acción Climática”.
El Gobierno del Perú reitera su firme compromiso con los objetivos del Acuerdo de París y su implementación, orientados hacia la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y hacia la integración de la adaptación climática a las políticas de desarrollo sostenible, en un marco de provisión de financiamiento, tecnología y capacitación en favor de los países en desarrollo y los que tienen vulnerabilidades especiales frente a los efectos del cambio climático.
Para un país como el Perú, afectado por la intensidad y variabilidad de los patrones climáticos asociados al Fenómeno de El Niño, la adopción de medidas eficaces para la adaptación al cambio climático, en línea con la ejecución de nuestros compromisos de reducción de gases de efecto invernadero, refuerza la convicción de desplegar los mayores esfuerzos a nivel nacional para cumplir con las obligaciones de este importante instrumento internacional, a fin de generar un desarrollo sostenible, en favor de las futuras generaciones».
Nota 3: El comunicado de prensa de Costa Rica se lee como sigue:
«Costa Rica aboga por incrementar y acelerar los compromisos climáticos frente a decisión de EE.UU de salirse del Acuerdo de París PUBLICADO EL 01/06/2017 06:36 PM
El Gobierno de Costa Rica lamenta que la decisión del Presidente Donald Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París pueda significar un retroceso en materia climática al desconocer sus responsabilidades como uno de los principales emisores del globo.
Para nuestro país, este hecho, lejos de impedir un avance en la materia, deberá ayudar a profundizar y acelerar el trabajo que están realizando el resto de los Estados en vías al alcance de objetivos y compromisos nacionales más ambiciosos, permitiendo alcanzar la meta que evite que la elevación de la temperatura del planeta sobrepase los 1,5°C.
La realidad del cambio climático está basada en una evidencia científica contundente y sus efectos son visibles y hasta catastróficos, particularmente en los países más vulnerables e, incluso, dentro del mismo territorio de los Estados Unidos de América. Esto significa que todos los países debemos elevar el nivel de ambición en plazos más cortos que lo acordado en París. Para esto, debemos seguir trabajando con la sociedad civil, el sector privado y los gobiernos subnacionales, incluyendo a aquellos Estados de los Estados Unidos de América que están anuentes a aumentar los niveles de ambición en materia climática.
A su vez, será necesario redoblar los esfuerzos en temas como el del financiamiento climático, que apoye a los países más vulnerables y con menos recursos para atender sus necesidades y compromisos de reducción de emisiones y adaptación.
Por su parte, Costa Rica seguirá trabajando fuerte con otros países aliados, como lo ha venido haciendo en foros globales y regionales y aquellas instancias de la que forma parte, como es el caso de la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe (AILAC) y el Foro de Vulnerabilidad Climática (CVF, por sus siglas en inglés); además de seguir avanzando en la iniciativa de convertirse en un laboratorio de descarbonización con el apoyo de gobiernos amigos.
“Costa Rica exige el cumplimiento integral de los Acuerdos de París como compromiso con el futuro de nuestra especie. Ratifico nuestra voluntad inquebrantable en la acción mundial contra el cambio climático”, afirmó el Presidente de la República, Luis Guillermo Solís. El país reafirma igualmente su aspiración de orientar su economía hacia la Carbono Neutralidad para el año 2021, como parte de sus acciones voluntarias pre-2020, y su compromiso de 1.73 toneladas C02e per cápita al 2030, como parte de su Contribución Nacional Determinada (NDC, por sus siglas en inglés), que busca lograr la descarbonización profunda y convertirnos en un país con emisiones netas cero.
Esto es consistente con la meta del Acuerdo de París de mantener el aumento de la temperatura muy por debajo de los 2°C y proseguir los esfuerzo para limitar ese aumento a 1.5°C, la cual seguiremos defendiendo en las negociaciones climáticas e impulsando a lo interno con nuestras políticas y acciones.
Costa Rica, fiel a su fuerte compromiso y alta ambición en el proceso de implementación del Acuerdo de París, reitera la necesidad de que todas las partes del Acuerdo permanezcan firmes en sus compromisos y que juntos trabajemos por alcanzar los objetivos que acordamos en la COP 21 y que sumaron tantos esfuerzos y una decidida voluntad política por parte de los principales emisores y los países más vulnerables al cambio climático».
Nota 4: El comunicado de Brasil se lee de la siguiente forma:
Nota conjunta do Ministério das Relações Exteriores e do Ministério do Meio Ambiente
Mudança do Clima
O governo brasileiro recebeu com profunda preocupação e decepção o anúncio no dia de hoje, 1° de junho, de que o governo norte-americano pretende retirar-se do Acordo de Paris sob a Convenção-Quadro das Nações Unidas sobre Mudança do Clima e «renegociar» sua reentrada. Preocupa-nos o impacto negativo de tal decisão no diálogo e cooperação multilaterais para o enfrentamento de desafios globais.
O Brasil continua comprometido com o esforço global de combate à mudança do clima e com a implementação do Acordo de Paris. O combate à mudança do clima é processo irreversível, inadiável e compatível com o crescimento econômico, em que se vislumbram oportunidades para promover o desenvolvimento sustentável e para novos ganhos em setores de vanguarda tecnológica. O governo brasileiro continua disposto a trabalhar com todos os Países Partes do Acordo e outros atores na promoção do desenvolvimento sustentável, com baixas emissões de gases de efeito estufa e resiliente aos efeitos adversos da mudança do clima.
O Acordo de Paris estabelece o arcabouço para que as Partes apresentem esforços nacionais refletindo as responsabilidades e capacidades de cada um. O Acordo dá margem para que cada país defina medidas e políticas para regular a emissão de gases de efeito estufa, da forma que melhor atenda a suas circunstâncias domésticas, conciliando o crescimento econômico com a defesa do meio ambiente.
Nota 5: En el caso de México, se lee que:
México reafirma su apoyo y compromiso con el Acuerdo de París para detener los efectos del Cambio Climático Global
Comunicado conjunto SRE-SEMARNAT.- Frente al anuncio del día de hoy del Gobierno de los Estados Unidos de denunciar el Acuerdo de París, el Gobierno de México expresa lo siguiente:
COMUNICADO
México reafirma su apoyo y compromiso con el Acuerdo de París para detener los efectos del Cambio Climático Global Autor Secretaría de Relaciones Exteriores Fecha de publicación 01 de junio de 2017
México reitera su apoyo irrestricto al Acuerdo de París, y continuará implementando las metas establecidas en su Contribución Prevista y Determinada a Nivel Nacional (NDC), e implementando su Estrategia Nacional de Cambio Climático.
El cambio climático global es un hecho incontrovertible, basado en evidencia científica. Contrarrestarlo exige la cooperación de todos los países, bajo el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas.
El Acuerdo de París contiene los compromisos concretos de todos los países para hacer frente al cambio climático y el calentamiento global. Es un acuerdo que fue negociado a lo largo de cinco años. Es uno de los grandes éxitos de la cooperación multilateral de este siglo. La ratificación de este tratado internacional por parte de la mayoría de los Estados, incluyendo a los grandes emisores, en tiempo récord, reflejó la voluntad compartida de actuar con urgencia, y lograr la meta fijada, que es evitar un calentamiento global superior a 1.5 grados centígrados.
El Acuerdo de París es uno de los pilares más importantes para lograr un mundo más estable, próspero, justo y sustentable. La acción global concertada, a través de este Acuerdo, es la única vía para responder al reto que representa el calentamiento global. Es imperativo mantener la unidad de toda la comunidad internacional frente al problema.
México se distinguió como uno de los principales líderes en la negociación del Acuerdo de París. Continuaremos fomentando la cooperación internacional, sin restricciones, para que el Acuerdo se aplique en su totalidad.
Mantener nuestro compromiso con el Acuerdo no sólo es una demanda de nuestra sociedad, sino que es indispensable para avanzar hacia una economía más sustentable, competitiva y resiliente.
Las acciones para frenar el cambio climático son un imperativo moral, porque se las debemos a las futuras generaciones. Son acciones socialmente necesarias, porque responden al interés inmediato de nuestras sociedades, y son económicamente viables, porque fomentan nuevas tecnologías que generan desarrollo y bienestar en nuestros países.
Nota 6: El comunicado de Chile tiene el siguiente contenido:
«Declaración sobre el retiro de Estados Unidos del acuerdo de París:
El gobierno de Chile manifiesta su profunda decepción por la decisión del gobierno de Estados Unidos de retirarse del Acuerdo de París sobre cambio climático.
El Acuerdo de París es uno de los más importantes logros de la comunidad internacional. Es un marco de acción para hacer frente al cambio climático en el siglo XXI. En este sentido su implementación es fundamental para el bienestar de las presentes y futuras generaciones.
Chile es un país altamente vulnerable al cambio climático. En los últimos años, hemos sido afectados por inundaciones e incendios devastadores, asociados con las variaciones climáticas. A ello se suman procesos de larga duración, pero no por ello menos graves, como el largo ciclo de sequía y acidificación del océano.
El Acuerdo de París fue promulgado por la Presidenta Bachelet el 24 de abril y es ley de la República desde el 23 de mayo pasado cuando fue publicado en el Diario Oficial.
En virtud de ello, Chile ha presentado compromisos concretos de reducción de emisiones y de aumento de la capacidad adaptativa de nuestros territorios. En materia de mitigación, la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC) de Chile consiste en la reducción de un 30% por unidad de PIB al 2030 con esfuerzos propios, y hasta un 45% con ayuda internacional.
El gobierno de Chile seguirá trabajando en la consolidación de alianzas internacionales para la construcción de un mundo más sostenible, incluyendo a través de una eficaz implementación del Acuerdo de París».
Nota 7: El texto circulado al finalizar la tarde el viernes 2 de junio por El Salvador se lee de la siguiente manera:
Viernes, 02 Junio 2017 17:16 Pronunciamiento de El Salvador ante recientes hechos relacionados con el Acuerdo de París
«El Gobierno de El Salvador, a través de su Ministerio de Relaciones Exteriores, expresa su preocupación frente al retiro de los Estados Unidos del Acuerdo de París.
Las investigaciones científicas en materia de medio ambiente evidencian que nuestro país, junto al resto de Centro América, están entre las naciones más vulnerables a los efectos del cambio climático, situación que se ha ido manifestando con más fuerza en los recientes años.
El Salvador considera que existe una oportunidad histórica para consolidar las alianzas en la región y con otras regiones del mundo en cuanto al impulso de los compromisos asumidos bajo el Acuerdo de París.
Actualmente, como Presidencia Pro Témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), nuestro país lleva a cabo los preparativos para la próxima cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de este organismo y la Unión Europea.
Este encuentro, al más alto nivel, se desarrollará en San Salvador a finales de octubre y tendrá entre uno de sus ejes temáticos centrales el cambio climático, por lo que consideramos que este espacio podrá contribuir a fortalecer la alianza birregional y avanzar así en nuevos caminos que nos permitan concretar medidas conjuntas para enfrentar este fenómeno».
Nota 8: El comunicado de Ecuador emitido al finalizar la tarde del 2 de junio reza que:
Ecuador lamenta anuncio de retiro de EEUU de Acuerdo de París sobre Cambio Climático, 2 de Junio, 2017, 4:47 pm
«El Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, a nombre del pueblo y gobierno del Ecuador, lamenta el anuncio realizado por los Estados Unidos de América de retirarse del Acuerdo de París acordado en 2015 bajo la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 1992.
El Acuerdo de París es la principal respuesta de la comunidad internacional ante la amenaza del cambio climático. El documento incluye los compromisos de cada país para lograr su implementación en materia de mitigación, adaptación, financiamiento, transferencia y desarrollo de tecnologías y construcción de capacidades, de conformidad con los principios de la Convención, en particular la equidad y las responsabilidades comunes pero diferenciadas de los países.
El Ecuador, como Presidente del Grupo de los 77 más China reitera su firme compromiso con el objetivo, principios y propósito de la Convención, el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París.
“Ecuador será un puntal en la defensa de los derechos de la naturaleza, en aportar con soluciones a la crisis ambiental global y en particular al Cambio Climático que es para nosotros una prioridad como país de alta vulnerabilidad”, declaró la Canciller María Fernanda Espinosa, acorde al fomento de la diplomacia verde que caracteriza al Gobierno del Ecuador.
La decisión de retiro de los EEUU y una posible renegociación unilateral, representa una clara amenaza para el multilateralismo, los derechos de la naturaleza y la capacidad del Ecuador y de los países en desarrollo de contribuir de manera efectiva a la lucha contra esta amenaza global».
Nota 9: El texto del comunicado conjunto del CARICOM se lee de la siguiente manera:
«- CARICOM dismayed and disappointed by US withdrawal from Paris Agreement
The Paris Agreement on Climate Change was more than just another international agreement on another complex international issue. It reflects the acknowledgment and acceptance that climate change is a global issue requiring global solutions.
The Caribbean Community (CARICOM) is therefore deeply dismayed and disappointed by the decision of the United States to withdraw from the Agreement.
For us Climate Change is an existential threat. As members of a Community of Small-Island and Low-Lying Coastal Developing States (SIDS), the reality of climate change is making itself manifest to us, especially given that our Region is the most prone to natural disasters globally.
The need for global action to combat this phenomenon is past urgent. As one of the prime contributors to the emissions which continue to push global temperature rise to an untenable level, the leadership of the United States in efforts to curb the warming of the planet is an important factor.
Abdication of that responsibility sends a negative signal particularly to those of us most vulnerable to the effects of climate change despite the fact that we do little or nothing to contribute to its causes.
However, CARICOM is encouraged by the fact that the overwhelming majority of Nations remains firmly committed to the Paris Agreement. Our own commitment will never waiver. Our existence is at stake».
(*)Profesor de Derecho Internacional Público, Facultad de Derecho, Universidad de Costa Rica (UCR).