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Etiqueta: elecciones nacionales

Proyecto de ley implica un retroceso en el fortalecimiento de la democracia

José Luis Pacheco Murillo

Existe un proyecto de ley que pretende unificar, nuevamente, las elecciones nacionales para presidente y diputados con las municipales para alcaldías y regidores.

De aprobarse tal proyecto, sería un retroceso en cuanto al fortalecimiento de la democracia y sería una estocada para los partidos políticos provinciales y cantonales.

Lo que genera democracia y lo que fortalece la democracia es, fundamentalmente, la participación y se ha demostrado que los partidos provinciales y aún más los cantonales han generado la mayor participación en las campañas políticas.

Además, son elecciones muy diferentes y precisamente por ello es que se habían dividido, para que cada una tuviera su espacio. Si alguna reforma debiera de darse es precisamente que en las municipales haya un fortalecimiento para la participación de los partidos políticos como deuda política adelantada o bonos y con ello que haya más equidad.

A lo que sí debería de avocarse el Tribunal Supremo de Elecciones es a investigar y atacar el fenómeno del abstencionismo ya que es un virus que carcome los cimientos de la democracia. Debe haber mayor participación ciudadana y debe haber mayor motivación para esa participación.

Dios quiera que ese proyecto que pretende unificar las elecciones no pase y sea descartado de la corriente legislativa y se fortalezca la participación ciudadana y de partidos en ambas elecciones.

¿Qué sigue hacia las elecciones nacionales del 2026? Una mejor distribución de elección de los diputados

Vladimir de la Cruz

En el proceso de las elecciones municipales se ha avanzado mucho. Queda poco, tal vez, por perfeccionar y avanzar en este campo.

Las llamadas elecciones nacionales comprenden la elección del Presidente y sus vicepresidentes y la elección provincial de los diputados, que son llamados diputados nacionales. Es decir, son electos por cada provincia pero tienen carácter nacional. Esto hace que un ciudadano de una provincia pueda ser candidato por otra provincia. No existiendo gobiernos provinciales, gobernaciones provinciales, y la figura del Gobernador, como hasta 1998 existieron, ese carácter nacional está acentuado y consolidado.

En las elecciones nacionales SI falta, en la perspectiva de la mayor igualdad posible de elegibilidad de diputados, hacer una mejor distribución de las plazas, de los puestos a elegir por provincia.

En el caso de las elecciones de diputados, en mi opinión, falta hacer dos reformas importantes y urgentes, que mejorarían la gobernabilidad y gobernanza nacional. Una requiere reforma constitucional, lo cual es más difícil de realizar con miras al próximo proceso electoral del 2026. Es la de separar la elección de diputados de la presidencial. Primero la Presidencial, el primer domingo de febrero y luego, un mes después, la de diputados. De esto hablaré en otra oportunidad. Queda siempre el primer domingo de abril para definir el resultado electoral en el caso de una segunda ronda.

La otra propuesta no requiere reforma constitucional de ningún tipo. El Tribunal Supremo de Elecciones, con las facultades constitucionales y legales que le rigen, puede acordarla, declararla, implementarla y hacerla, incluso en atención a un concepto esencial de mayor representatividad ciudadana, y bajo los mismos estándares de mayor igualdad posible de género.

Lo que propongo, en adelante, es para partidos nacionales y provinciales. Los nacionales son los que participan en todas o varias provincias a la vez. Los provinciales son los que participan exclusivamente en una sola provincia.

El número de diputados a elegir por provincia lo determina el Tribunal Supremo de Elecciones, así está establecido por la Constitución y la ley, de conformidad al número de ciudadanos que hay en una provincia, de manera que haya una proporcionalidad numérica de ciudadanos por provincia. Esto se hace con resultado de los censos nacionales cada diez años. Por eso hay provincias que ganan un diputado y otras que lo pierden, como ha sucedido en los últimos años.

Si hay 57 diputados en la Asamblea Legislativa ellos responden, por ejemplo, a los 5 millones de habitantes que tiene Costa Rica, que habitan en el territorio nacional, en sus diversas provincias.

Así, con este mismo ejemplo, un diputado representa a 88.000 habitantes, en número redondo. Ese registro y contabilidad lo realiza minuciosamente el Registro Civil que es una dependencia del Tribunal Supremo de Elecciones.

De ese registro se separa el de Ciudadanos, que son los mayores de edad que configuran e integran el Padrón Electoral, que se elabora, igualmente, por ubicación de los ciudadanos en los distritos, cantones y provincias.

El Tribunal Supremo de Elecciones informa constantemente, como prueba de idoneidad y transparencia política y electoral, a los partidos políticos, del movimiento poblacional: de los nacidos, de los fallecidos y de los nuevos ciudadanos.

Precisado el dato se sabe cuántos habitantes hay por provincia y con relación a ellos se fija el número de diputados que corresponde elegir por provincia.

Definida esa situación los partidos políticos saben cuántos candidatos pueden postular a diputados por provincia.

Con el mismo ejemplo, en el supuesto que una provincia tenga 450.000 habitantes elige cinco diputados, si tiene 880.000 elige diez, y así sucesivamente. Por ello la Asamblea Legislativa hoy tiene 19 diputados de la Provincia de San José, 11 de Alajuela, 7 de Cartago, 6 de Heredia, 4 de Guanacaste, 5 de Puntarenas y 5 de Limón.

Los partidos se enfrentan en cada proceso electoral a ver cómo distribuyen sus posibles candidatos. Toman en cuenta los cantones de mayor número de votantes, la calidad, méritos, reconocimientos y liderazgos de los candidatos. Esto coloca a cantones, dentro de cada provincia, con ventajas sobre otros, de manera discriminada y con casi nulas posibilidades de que un candidato que viva en esos cantones tenga posibilidad de salir electo.

Así, se configuran las listas de diputados que se presentan a los electores, a los ciudadanos. Actualmente, los partidos políticos, nacionales y provinciales, presentan una sola lista de candidatos a diputados por cada provincia, alternando género en forma vertical y horizontal, si el partido participa en varias provincias.

Con los mismos datos registrales de población que tiene el Tribunal Supremo de Elecciones, se puede hacer una labor quirúrgica de análisis de cómo la población de una provincia se distribuye en sus respectivos cantones.

De esa forma, el Tribunal podría hacer una distribución regional por cantones del número de diputados, que le corresponde elegir a una provincia, con base a la distribución poblacional, precisando, al interior de las provincias, cuántos diputados podrían ser electos por grupos o regiones de cantones, que el mismo Tribunal Supremo de Elecciones puede determinar. No se altera en nada el número de habitantes y ciudadanos por provincia ni cambia el número de diputados. Pero, al interior de las provincias se coloca con mayor fuerza y participación real a los habitantes y a los ciudadanos electores, para que puedan elegir mejor a sus propios representantes populares, que en la lista oficial que se presenta a los electores no importa donde vayan ubicados, porque eso no va a producir el resultado de su elección. La elección se determinará por los votos recibidos en cada región.

Los partidos políticos tendrían mayor obligación de escoger mejor sus candidatos, poque estarían más cerca de sus votantes. Los votantes estarían más cerca de sus diputados electos. Las regiones tendrían mejor representación legislativa o parlamentaria. Los grupos regionales se activarían más en los procesos electorales. Sin duda alguna se provocaría una baja sustantiva del abstencionismo. Se fortalecería la representación política, la participación ciudadana y la democracia nacional.

Al elegir de esta manera a los diputados también se fortalece la elección por género, porque a los niveles de las microrregiones que se harían de la población, en cada provincia, por grupos de cantones o regiones de habitantes, las listas que se propongan de diputados tienen que armarse de la misma manera, considerando los criterios de paridad vertical y horizontal según correspondan, lo cual haría más eficaz la elección posible de más mujeres en la Asamblea Legislativa.

Si el Tribunal Supremo de Elecciones exitosamente ha organizado procesos electorales simultáneos en 84 cantones, de diversa cantidad de población, no le sería nada difícil hacer una elección nacional de diputados, en siete provincias, donde al interior de ellas se harían unas cuantas microrregiones que difícilmente llegue a constituir un rompecabezas de unas doce regiones electorales en todo el país, en el conjunto de las siete provincias.

Estamos a tiempo para que esta propuesta se conozca, se discuta, en todos los ámbitos políticos interesados, con todos los sectores sociales nacionales también interesados, y se pueda aprobar. El próximo 1 de enero del 2025, dentro de 11 meses, el Tribunal Supremo de Elecciones, deberá estar anunciado el cronograma electoral de las elecciones del primer domingo de febrero del 2026.

El Tribunal Supremo de Elecciones tiene toda la capacidad técnica, profesional y de personal para evaluar esta propuesta, desde ahora, e irla puliendo con colaboración de las fuerzas vivas de la nación costarricense.

No perdamos esta oportunidad de mejorar la representación popular legislativa. Sobre todo, no perdamos tiempo en mejorar la democracia nacional.

Reflexiones de fin y principio de año: Gobierno sin logros, partidos sin brújula, Costa Rica sin norte

Por Guido Mora

Este 2024 se inicia el proceso de renovación de la dirigencia política con miras, no sólo a la elección de las autoridades locales, sino también de las nacionales en el proceso electoral de febrero de 2026.

Como muchos amigos y contertulios, me veo en la obligación de externar una profunda preocupación por el rumbo que ha tomado la política costarricense y, por consiguiente, el país en general.

Por una parte, tenemos un gobierno débil, incapaz de negociar, promover metas y fraguar soluciones. La prepotencia; la presencia impositiva y predominante del presidente y la falta de liderazgo de quienes lo acompañan impide la construcción de los consensos imprescindibles para enfrentar los desafíos impuestos por la actual situación económica, política y social.

Las acciones destinadas a ocultar esta incapacidad condujeron a algunos funcionarios del Poder Ejecutivo, a promover una narrativa orientada a profundizar la polarización social, utilizando un discurso incendiario -este ha sido el instrumento favorito del presidente y su jefa de fracción legislativa Pilar Cisneros-; atentando incluso contra la institucionalidad costarricense. La estrategia procura hacer creer a grupos de ciudadanos, que la ausencia de logros es el resultado de un “complot político” o de una “conspiración, articulada por sus enemigos”: señalando, entre otros, a los mandos medios, los políticos tradicionales y los jerarcas de la institucionalidad costarricense.

Resulta imperativo, frente a esta estrategia, denunciar ante los costarricenses, que la ausencia de logros a nivel gubernamental; la imposibilidad de inscribir las precandidaturas de sus partidos o los múltiples fracasos que caracterizan el quehacer de los jerarcas gubernamentales, son el resultado de la más profunda incapacidad de negociación con los diversos grupos que conforman el espectro sociopolítico costarricense; de su incompetencia en el manejo de los asuntos públicos y políticos, y del desconocimiento del marco institucional costarricense, construido a través de años de ejercicio democrático. Son ellos, los actores políticos vinculados a Rodrigo Chaves, los únicos responsables de sus fracasos.

Esta situación irrefutable, ha conducido a amigos y conocidos -militantes de algunos partidos políticos tradicionales-, a lanzar campanas al vuelo, señalando que esta situación abrirá una oportunidad para que sus partidos vuelvan a triunfar en los próximos procesos electorales, sobre todo los programados para el año 2026, en que se eligen los diputados y el presidente de la República.

El optimismo expresado, me ha conducido a consultarles: ¿en que sustentan sus expectativas? Responden: en la incapacidad de la propuesta chavista de hacer realidad las transformaciones que prometieron a sus votantes.

Considero que estos amigos y sus partidos – representantes de la política tradicional-, lucen como antiguos faros, con vetustas estructuras carentes de luces, ya que, en mi perspectiva, no ofrecen a los costarricenses alternativas y propuestas, orientadas a atraer el interés político de los electores.

La desafección a lo político y la política; la desazón y la desesperanza que priva en los miles de ciudadanos de nuestro país y la ausencia de credibilidad frente a las manifestaciones y promesas de los políticos tradicionales, son el resultado de la incapacidad de un modelo económico y político de satisfacer las necesidades de amplios sectores sociales. Lamentablemente, en los meses transcurridos de la administración Chaves Robles, esta situación no sólo se ha mantenido, sino que se ha profundizado.

El -hasta ahora- penoso resultado obtenido por el presidente Chaves y sus jerarcas, podría convertirse en un detonante para que se fortalezca y entronice el discurso populista dentro de otros grupos sociales, políticos y económicos, llegando al extremo de hacer realidad otra pesadilla: que en el 2026 se elija un “nuevo mesías” que, recurriendo al uso de mentiras y medias verdades, satisfaga las expectativas políticas cortoplacistas de indignados e insatisfechos; pero que en el mediano y largo plazo, sólo provoque la agudización de la problemática prevaleciente y profundice las brechas económicas y políticas que caracterizan a la Costa Rica de hoy.

Hace unos días, conversando con un amigo economista, me indicaba que desdichadamente a la gente adinerada no le importaba fortalecer el sistema democrático y que, la misma realidad, era válida para los más pobres. Apuntaba que esto se debía a dos factores: para los más afortunados lo que realmente interesa es incrementar su riqueza, independientemente del sistema político de que se trate. Y a los más pobres, lo que preocupa es vivir bien, así sea en un sistema populista o autoritario.

Agregaba que, para fortalecer el sistema democrático, era imprescindible revitalizar la clase media, porque es este sector social –cuya presencia caracterizó el tejido social costarricense y que está en vías de extinción-, la que se beneficia con un sistema democrático, que posibilite la movilidad social, política y económica.

Personalmente considero que los partidos políticos tradicionales siguen sin ofrecer un mensaje innovador, destinado a fortalecer a esos sectores medios y a cautivar otros sectores sociales, de manera que no sólo posibilite el triunfo electoral, sino que también sea el motor que potencie la impostergable renovación de la política y el Estado costarricense.

Adicionalmente, en el juego de “lo político”, el objetivo no es sólo que un partido gane un proceso electoral, sustituyendo a quienes ostentan puestos de poder. En el fondo, de lo que se trata es de que ese partido o ese grupo de actores políticos puedan concebir, planificar y ejecutar las decisiones y las acciones, orientadas a transformar el orden de las cosas existentes, de manera tal que frenen los procesos de generación de pobreza y desigualdad, consumados en los últimos lustros del Siglo 20 y principios del 21.

Por eso es qué, cuando converso con personas vinculadas a partidos políticos y me dicen que están organizándose para ganar las elecciones, de inmediato consulto: ¿y para qué quieren ganar las elecciones?

Paso seguido cuestiono su posición política y les interrogo: en caso de ganar las elecciones ¿podrían explicarme cuál es el modelo de democracia que quieren impulsar?

Y continúo: ¿tienen claro cuál es la concepción del Estado que puede conducirles a alcanzar ese modelo de democracia? Y en ese marco, en relación directamente con el aparato de Estado: ¿cuál va a ser el papel de las instituciones públicas, de manera que puedan concretar ese “modelo de estado”?

¿Cuál es el modelo educativo que debe caracterizar a la sociedad del Siglo 21 o el modelo de las instituciones que promuevan y se preocupen por la salud pública o de la infraestructura para lo que resta de este Siglo?

¿Cuáles las políticas para los niños, los jóvenes o los adultos mayores, en el inicio y el final de su vida?

¿Para qué queremos el poder?, porque ante los peligros del populismo, manifiesto en el espectro político actual, el objetivo debería de ir más allá que obtener un pírrico triunfo electoral: deberíamos de planificar las acciones que permitan profundizar la democracia económica, política y electoral, que exige y requiere la sociedad costarricense.

Mi impresión es que las élites políticas han acometido esta reflexión con poca disciplina y seriedad, sigue siendo una tarea inconclusa y requiere de un esfuerzo intelectual mayor, al que deberíamos dedicar horas de discusión y análisis, para conferir un sentido más profundo a las luchas y los triunfos electorales.

No se trata sólo de ganar una elección y que prevalezca la vacuidad en la propuesta. Es imprescindible e impostergable proporcionar sentido a ese triunfo, un sentido social, político y económico, que abone a la transformación del “modelo de Estado” y a la construcción de una sociedad de oportunidades, tal y como en su momento lo dimensionaron los actores que integraron la Generación de 1948.

Concluye este año 2023 y lamentablemente tengo que externar mi pesimismo: considero que pocos actores políticos están reflexionando seriamente sobre el futuro de Costa Rica y que, lamentablemente, su interés se centra únicamente en el resultado de las elecciones, con el único propósito de ocupar un cargo político, desprovisto de la concepción que nos oriente sobre el camino que tenemos que emprender para fortalecer y profundizar la democracia costarricense.

Compartido con SURCOS por el autor.

Es tiempo de oxigenar la democracia con la participación ciudadana

José Luis Pacheco Murillo

Los procesos democráticos en cualquier país del mundo deberían de fortalecerse mediante una mayor participación ciudadana y además, con un reordenamiento de aquellas actividades en las que esa ciudadanía debe participar para escoger a quienes les representarán en los puestos de elección popular.

Por ejemplo, sería más democrático que los ciudadanos escojan a quienes llevarán a la Asamblea Legislativa y no como sucede actualmente, en donde se vota por una papeleta propuesta por los partidos políticos y que obliga al ciudadano a votar por quienes no les representarán, por múltiples razones. La elección debería ser escogiendo por nombre y no por papeleta. Eso fortalecería la democracia participativa. Otro avance importante sería que, para las elecciones municipales, si fuese factible, que quienes participan lo puedan hacer sin necesidad de tener que ser postulados por partidos políticos, sino que simplemente se postulen y que los munícipes decidan. Y que esas postulaciones puedan ser para un solo puesto ya sea Alcaldías, regidurías o sindicaturas. O bien, como un paso a ese fortalecimiento democrático, que en las elecciones municipales los que participen sean partidos cantonales solamente ya que, al fin y al cabo, la circunscripción en que se disputa la elección es cantonal.

El que sean partidos nacionales puede llevar a que en dichos partidos las decisiones que afectan a un cantón sean tomadas por mayorías que no pertenecen a ese cantón, y por ende, no conocen sobre las problemáticas que se viven en el cantón, incluso pueden llegar a imponer candidatos que no necesariamente sean los elegidos por las estructuras cantonales de dichos partidos, con lo que, antes de fortalecer la democracia se vivirían procesos anti democráticos.

Es tiempo de oxigenar la democracia. Es tiempo de hacer que la participación ciudadana sea real y efectiva y no una simple simulación en la que al final son unos pocos los que deciden por la mayoría y obligan a los demás a elegir a quién no desean, o bien, abstenerse de votar con el daño que eso representa para la democracia.

Dios quiera que se puedan generar los cambios para fortalecer la democracia y que haya más participación real y efectiva en los procesos electorales y con ello, que haya más responsabilidad ciudadana en esa participación y una mayor confianza en el sistema y en la toma de decisiones.

El reto es fortalecer la participación en las elecciones nacionales 

José Luis Pacheco Murillo

En los procesos electorales la pretensión es que la participación sea la mayor posible. Precisamente por ello hay una gran preocupación por el aumento exponencial del abstencionismo en los diversos procesos electorales que se han desarrollado.

La falta de participación de los ciudadanos tiene serias implicaciones, en primer lugar, con relación a la legitimación del proceso pues entre menos participación haya menos legítimo es el proceso. Además, a quienes se elige de igual manera gozan de poca legitimación.

Nos encaminamos a un nuevo proceso electoral. El próximo 5 de febrero se elegirán las autoridades municipales y la pretensión es que haya una excelente participación y se disminuya la cifra de abstencionismo que ha habido en los procesos anteriores.

Hay un elemento importante que se debe tomar en cuenta y es el traslado de personas a lugares diferentes a los que vivieron anteriormente y ante eso las leyes han previsto la posibilidad de realizar traslados electorales, es decir, que se proceda a registrar el nuevo domicilio y así poder participar en el proceso electoral venidero.

Si se vive en un lugar determinado se asume la responsabilidad de buscar lo mejor para ese lugar y una de las primeras responsabilidades es elegir a los mejores para dirigir los destinos del cantón.

Hasta el próximo tres de octubre los ciudadanos tienen la posibilidad de cambiar su domicilio electoral y poder participar en las elecciones municipales eligiendo a las personas propuestas en el cantón en el que habitan. Eso debería ser prioridad y eso ayudaría a disminuir la estadística del abstencionismo.

Dios quiera que se tome conciencia de lo importante de la participación ciudadana en el proceso electoral y que aquellos que deben hacer traslado electoral procedan a realizarlo.

Feliz martes- feliz día de San Francisco de Asís – felicidades a los Franciscos y Franciscas

José Luis Pacheco Murillo

Las elecciones en Brasil y sus resultados han sido sorpresivos en el tanto que lo que se esperaba fuera una victoria contundente de Lula resultó en una cerrada disputa que obliga a una segunda ronda el próximo 30 de octubre. Bolsonaro tuvo un apoyo superior al que manifestaban las encuestas, es decir, los votantes prefieren no identificarse con el candidato, pero apoyarlo al final. Lo mismo sucedió con el apoyo a Trump en Estados Unidos.

Fue una campaña encarnizada y la que ya se está dando lo será mucho más. Y cualquiera que sea el resultado lo que ya sabemos es que, al igual que otros países latinoamericanos, la polarización es un hecho.

Las estrategias para sumar votos ya se han empezado a dar y eso obligará a alianzas y a acuerdos que alentarán a algunos y molestarán a otros. Lula y Bolsonaro deberán de ceder espacios incluso a nivel de gobierno para quienes deseen apoyarlos y eso posiblemente moleste a quienes creían tener puestos seguros.

Nuevamente el abstencionismo, superior al 20% es el que ha hecho que no haya un ganador y que por ende tengan que ir a una segunda ronda. Esos que no votaron también adquieren relevancia en la segunda ronda o balotaje y efectivamente pueden decidir la elección.

Estas elecciones en Brasil son de suma importancia para Latinoamérica, pues con su liderazgo en el sur pueden venir cosas diferentes en el panorama geopolítico.

Dios quiera que logren concluirse estas elecciones en Brasil sin que haya violencia y que los brasileños puedan escoger lo mejor para su país y para latinoamericana.

¿Quiénes financiaron a Rodrigo Chaves – Campaña electoral 2022

SURCOS comparte el siguiente documento que llegó a nuestra redacción con esta nota informativa:

¿Quiénes financiaron a Chaves?

Nota: Este informe tiene carácter inicial en la medida en que no se ha divulgado la liquidación final de gastos de la campaña electoral 2022 del PPSD y el TSE ha dicho que su investigación sobre las estructuras paralelas es preliminar. Las fuentes de información son los informes presentados al TSE por el PPSD sobre estados financieros, donaciones voluntarias y tenedores de certificados de cesión de la eventual contribución estatal, que se encuentran en la página web www.tse.go.cr, el Informe No. IDI-DFPP-001-2022 del Departamento de Financiamiento de Partidos Políticos del TSE, la información disponible en el Registro Civil del TSE, así como información pública recolectada en la red Internet a través del buscador de Google.

Coyotes de la Misma Loma – Libro de Oscar Aguilar Bulgarelli

Ya se encuentra a la venta el libro “Coyotes de la Misma Loma: Elecciones 2022”, del Dr. Oscar Aguilar Bulgarelli. En éste se analiza el contexto actual de manera profunda para una mejor comprensión de las elecciones presidenciales recién finalizadas.

Puede adquirirlo en las librerías Lehmman, UCR, en la Calle de la Amargura, librería Andante, en San Pedro o comprar de manera directa al teléfono 8772 1616, a un costo de ₡15.000.

 

Compartido con SURCOS por Óscar Aguilar Bulgarelli.

Costa Rica en la encrucijada

Por Arnoldo Mora

Las elecciones presidenciales y del Congreso constituyen uno de los acontecimientos mayores, si no el mayor, de la vida política en nuestro régimen republicano. No hace mucho ese acontecimiento sobrevenía cada cuatro años; ahora, en la práctica, se ha fragmentado en dos eventos, ambos de gran importancia para el normal funcionamiento de la institucionalidad democrática del país, pues bajo este procedimiento se eligen a quienes han de regir los poderes sujetos a la elección directa del Soberano. En el primer domingo de febrero se elige a quienes van a conforma el primer poder de la nación; los ciudadanos escogen entre listas confeccionadas por los partidos políticos; es un ejercicio de democracia representativa; el pueblo no elige directamente a quienes nos representarán en el parlamento sino a quienes proponen los partidos; ni siquiera el pueblo sabe a quién está eligiendo, pues vota no por un individuo sino por una lista escogida dentro de la estructura del partido. Esta vez nuestro pueblo será representado por 6 partidos; llama la atención la desaparición del partido que ha gobernado el país en los dos últimos cuatrienios; la causa de ese insólito cataclismo debe verse como un castigo al gobierno saliente, cuyo presidente es el peor calificado por la opinión pública desde los lejanos días de la dictadura de Tinoco. Dos meses después –¿demasiado tiempo?- de nuevo la ciudadanía es llamada a elegir a quien será la cabeza del Poder Ejecutivo. Como ya se dio en las dos últimas elecciones, el presidente no cuenta con mayoría en la Asamblea Legislativa, aunque esta vez los cinco partidos de derecha se unieron para presidir el Congreso, por lo que excluyeron al Frente Amplio, llamado por ello mismo a convertirse en la única y auténtica oposición; para lograrlo, el Frente Amplio dependerá en mucho de su capacidad para ligarse a un movimiento popular que, sin duda, será muy dinámico, dadas las condiciones de empobrecimiento que la administración saliente ha dejado a la entrante como hipoteca social. Pero Zapote no debe hacerse muchas ilusiones, la situación se le puede complicar porque en Cuestas de Moras nadie quiere aparecer ante la opinión pública, a riesgo de despilfarrar su capital político, como un furgón de cola de un gobierno que, más temprano que tarde, dará signos de un evidente desgaste en el ejercicio del poder.

Capítulo aparte merece el nuevo presidente, Rodrigo Chaves, doctor en economía y, por muchos años, alto funcionario del Banco Mundial en la isla de Indonesia, una potencia emergente situada geográfica y culturalmente en las antípodas de la diminuta Tiquicia; allí se forjó la personalidad del nuevo inquilino de Zapote. Pero no resulta difícil intuir lo que será su estilo de gobierno. Acostumbrado a los hábitos burocráticos y autoritarios de un organismo que acostumbra situarse por encima y más allá de las normas democráticas, Rodrigo Chaves, a pesar de adolecer de una casi total carencia de experiencia personal en el teje y maneje de la política criolla, muy pronto ha mostrado sin ambages en la escogencia de los jerarcas que lo han de acompañar en el complejo ejercicio del poder, lo que pretende hacer; el presidente Chaves no delegará su autoridad, quiere funcionarios-ejecutivos, leales hasta la sumisión, el típico ”mandarín”, que el imperio chino creó desde hace milenios como figura ideal de ser humano, al decir de Max Weber. Es de notar que en la segunda elección o balotaje, en que se elige al presidente de la República, no se trata de optar por un partido, su ideología y su programa, sino de escoger entre dos personalidades. En la campaña recién pasada ambos candidatos hicieron gala de un obsceno abuso de una retórica malsonante, en que la ausencia de una propuesta seria, como se espera que haga alguien que aspira a gobernar un país, fue sustituida por una plétora de insultos mutuos en que procazmente se aludía, incluso, a la vida privada del uno contra el otro; en este abyecto juego incurrieron por igual los dos candidatos; pésimo ejemplo de carencia de civismo, forma corrupta de despilfarrar los millones que, con los impuestos del pueblo, se contribuye a pagar una campaña electoral; cualquier ciudadano que ame su patria podría cuestionarse si valía la pena escoger, para regir los destinos de la Patria, entre dos individuos de tan bajo perfil cívico; esto constituye una de las causas de por qué el abstencionismo creció. Menos de un tercio del electorado eligió a un advenedizo; para explicar esta insólita decisión, hay que verla como un repudio frontal a la clase política, lo cual representa el mayor desafío para el nuevo gobernante; el pueblo espera que con Rodrigo Chaves se respiren nuevos aires en Zapote y que no sea más de lo mismo. De mi parte, mucho me temo que en no mucho tiempo, nuestro sufrido pueblo sea víctima de una nueva decepción.

Esto explica también el inusitado interés mostrado por la opinión pública en la designación de los nuevos jerarcas de los ministerios, instituciones autónomas y demás organismos que por ley, debe nombrar el jefe de Estado. Llama la atención la heterogeneidad de las personas escogidas, que pone de manifiesto que, quienes llevaron al poder al nuevo presidente, no configuran un partido organizado sino un conglomerado heteróclito sin una propuesta clara de país. Algunos de los elegidos poseen poca experiencia en el ejercicio del poder, al menos a un alto nivel, si bien parecen ser profesionalmente competentes; por eso considero que, en cuanto pase “la luna de miel” que el pueblo suele otorgar a todo nuevo gobierno, aunque sospecho que ésta será breve dada la magnitud de desafíos y problemas que debe afrontar, se empiece a desgranar la mazorca. Los mayores desafíos los tiene la Ministra de Educación, pues carece del más elemental conocimiento de ese elefante burocrático que debe jinetear; los responsables de la seguridad deben afrontar el serio desafío de la alarmante presencia del narcotráfico, que amenaza con controlar vastas regiones del país, como los escándalos en la zona Sur lo han demostrado; el equipo económico no debe limitarse a lo fiscal, debe tener muy en cuenta las implicaciones sociales de las medidas que implemente; la desigualdad, el desempleo y la pauperización de amplios sectores de la población, incluida la clase media, son causantes de un descontento generalizado, que podría convertirse en cólera incontrolable. El pacto social y político forjado después de la sangrienta guerra civil de 1948, se ha roto. Hoy vivimos en una Costa Rica fragmentada. La casi mitad del electorado lo ha demostrado mediante la abstención; ese sector que podría convertirse en mayoría, mira con desconfianza pero no con indiferencia este cambio de gobierno, pues sospecha que son arreglos de cúpula. Para solucionar este desafío sólo hay un camino: que esos sectores se organicen en un frente patriótico que rescate el Estado social de derecho. La democracia directa, participativa y popular debe perfeccionar a la democracia formal y representativa actual…Tal es la encrucijada en que hoy se encuentra nuestra querida Costa Rica.

Observatorio de la Política Nacional presenta primer análisis de coyuntura del 2022: Elecciones Nacionales

El Observatorio de la Política Nacional (OPNA), presenta el primer análisis de coyuntura del 2022:  Elecciones Nacionales 2022. Con este análisis se propone la valoración de la coyuntura electoral entre enero y febrero de 2022, tras los resultados del pasado 6 de febrero en Costa Rica. 

El presente AdC aborda tres temáticas de relevancia tras los comicios: 1) Segunda ronda electoral: ¿qué podemos esperar? 2) Escenario legislativo: Asamblea Legislativa 2022 – 2026 y 3) Financiamiento de campañas políticas: la gran deuda. El análisis se puede revisar en el siguiente enlace: https://opna.ucr.ac.cr/index.php/es/catalogo-5/analisis-de-coyuntura/250-analisis-de-coyuntura-elecciones-nacionales-2022 

 

Compartido con SURCOS por Observatorio de la Política Nacional.