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Etiqueta: estabilización macroeconómica

Las instituciones importan…

Caryl Alonso Jiménez

El estudio de la antropología del desarrollo es el dispositivo teórico para el estudio de la cadena de procesos económicos, sociales y políticos de la realidad…

Caryl Alonso Jiménez

Pensar en el desarrollo en términos de su mejor alternativa no es simplemente lo que se cree, piensa o se imagina; sino la evidencia de cómo debiera emprenderse las siguientes etapas. Y sin dejar de lado las fallas y lecciones para aprender del pasado, (Santayana, 1863-1952).

Por eso vale repasar todos los ángulos. Los mejores hombres y los más inteligentes incluyendo los estrategas (hasta los embusteros), ven el pasado como la medida del tiempo, y quien mejor lo explicó fue Robert Kaplan, en “El retorno a la Antigüedad” (2022). Kaplan es redactor del Atlantic Monthly y columnista colaborador del Washington Post, New York Times, entre otros.

Por cierto, libro que los políticos y algunos académicos entusiasmados por el posmodernismo despreciaron… ¡Vaya insensatos y soberbios, allí está la lección…! El mismo Steve Job (1952-2011), se los dijo en aquella famosa alocución sobre los genios… esa grabación que algunos miran y oyen en la intimidad, pero no escuchan el ruido…

Vale recordar que Kaplan fue lectura para los mariscales de campo en la guerra del Golfo a principios de este siglo. El libro está en digital para quienes quieran leerlo.

Un buen ejercicio entonces en esa línea, para ver más lejos (Newton, 1643-1727), desde la antropología del desarrollo, en un curso del mismo nombre que por invitación de uno de los científicos sociales más importantes de Guatemala, Doctor Nelson Amaro, que impartiré en la maestría, Estrategias Público-Privadas de Desarrollo Sostenible.

Al repasar entonces desde esa perspectiva, los procesos de reforma Estatal en la década de los 80 en el siglo pasado, cuando se reconfiguró, (eufemismo, que realmente consolidó lo que ya venía de decenas de años en Latinoamérica), la compleja institucionalidad pública y facilitó vías para liberar la economía que contó con el apoyo de las corrientes internacionales y nacionales para el supuesto nuevo Estado actual.

Que, entre otras premisas inconclusas, buscaba gestar mayores competencias a los gobiernos subnacionales para abrir nuevo camino hacia la reactivación territorial (Burky, 1989; Dillinger, 1992), que nunca fueron el objetivo en esta región.

Fue una especie de silogismo: dos premisas verdaderas (liderazgo local y libertad de elegir autoridades municipales -Art. 253, CPRG 1985-), pero de conclusión falsa: no se podía lograr por la incapacidad de gestión y autonomía municipal que persiste hasta ahora. ¿Por qué insistir en engañarnos en ese enfoque que nunca dio resultado?

Al parecer lo quieran o no aceptar, tienen responsabilidades históricas sobre esa verdad (academia, elites, políticos, dirigentes sociales) al respaldar decisiones políticas que marcarían al Estado y las instituciones de hoy. Daniel García lo repitió en su libro, “Y para cuándo los bienes publicos? (2018).

Fue tan grave que no se tiene claridad de las consecuencias excepto por las debilidades institucionales del Estado para intervenir en las fragilidades cotidianas: seguridad ciudadana, opacidad, violencia, salud, educación, infraestructura, vivienda y empleo.

Al analizar las reformas fue evidente que el proceso con matices económicos fortaleció la estabilización macroeconómica que favoreció al sistema crediticio, monetario y cambiario. Estimuló el crecimiento sin alcanzar índices de crecimiento de antes de 1980. El sector económico se fortaleció y creció, pero las instituciones públicas se debilitaron.

La modernización en Guatemala tuvo su epítome a partir de la Consulta Popular de 1994 que se constituyó en el centro del debate de los sectores sociales, económicos y gobierno. Ese torbellino se centró en la reforma fiscal y tributaria, pero no alcanzó acuerdos, excepto para reformas del sistema financiero (Art. 133, CPRG, 1985).

Al analizar el contexto histórico en profundidad, hace evidente que el problema era político, debió alcanzarse acuerdos y consensos. No se definió la ruta para 30 y 40 años en términos de bienestar. Pero en esos mismos años Singapur si lo logró, entonces, ¿Dónde estuvo la diferencia o cómo la explicamos…?

Los grandes estadistas se ausentaron de la representatividad, lo que confirmó que las reformas nunca fueron en línea hacia la vigorización democrática (Alonso, 2024), lo que impactó hasta hoy en la construcción de canales de ascenso social.

Fue notable la ausencia de inversiones territoriales, las oportunidades se limitaron. Y curiosamente hoy la oferta académica superior territorial no va en línea al formato a la demanda de la economía real, ¿Cómo explicar la migración con títulos universitarios y algunos con PhD?

Es imperativo un test de estrés del Estado, que pueda gestar lineas que reconstruyan el nuevo papel institucional. Sin embargo, tal como afirma Jeambar y Roucaute (2008), “En cada momento se apela a la inteligencia para que encuentre una solución eficaz que garantice las libertades en un Estado de derecho y permita el avance de la sociedad hacia la autonomía”. Pero realmente, ¿Es lo que se quiere hacer…?