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Etiqueta: EUA

Defensoría interviene por derecho a la educación de niñez en el CATEM

La Defensoría de los Habitantes, en el marco de su labor de vigilancia y defensa de los derechos fundamentales de la población, solicitó al Ministerio de Educación Pública (MEP) un reporte sobre las acciones adoptadas para garantizar el derecho a la educación a las personas menores de edad ubicadas en el Centro de Atención Temporal para Migrantes (CATEM) Sur, quienes se encuentran en el grupo de personas deportadas desde Estados Unidos.

La petición se realiza luego que el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) informara a esta Defensoría que “ha mantenido acercamientos con el MEP a fin de trasladar el tema”.

La Defensoría planteó dicha gestión ante el MEP para que informe la articulación entre ambas instituciones en este caso y rendir cuentas de la colaboración o procesos de coordinación que se mantengan con las autoridades migratorias, las organizaciones de la sociedad civil y otras instituciones, con el fin de garantizar el derecho a la educación de la población menor de edad ubicada en el CATEM Sur. Para la Defensoría es importante dar seguimiento al tipo de intervención del MEP para abordar el tema educativo de los niños, niñas y adolescentes, tomando en cuenta sus particularidades, como son el idioma, costumbres, nivel de conocimientos y grado de escolaridad.

También, deberá detallar qué información ha facilitado a las familias sobre los servicios educativos disponibles y si están impartiendo lecciones, en qué consisten las mismas, quién las imparte; qué otras actividades se ofrecen a este grupo de niños/as en cuanto a programas de tutorías, refuerzos escolares, apoyos lingüísticos, programas que promuevan el respeto a la diversidad cultural, entre otros. Asimismo, deberá informar si el MEP cuenta con algún protocolo o programa específico al respecto.

Esta labor forma parte de todo un proceso de observación, inspección y seguimiento a la situación de deportación de estas personas, quienes ingresaron al país a partir del 20 de febrero anterior. En el último reporte entregado por la Defensoría la Comisión Permanente de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa, el pasado 09 de mayo 2025, se reporta que, de la última visita al CATEM, estaban presentes un total 26 personas menores de edad.

La Dirección Regional de Educación Coto, del Ministerio de Educación Pública (MEP), en Ciudad Neily, solicito a esta Defensoría ampliar el plazo para poder ofrecer la respuesta solicitada debido a que están en un proceso de visitas colegiadas a los centros educativos de la región y otras actividades relacionadas al Consejo de Participación Comunal.

Comuicación
Defensoría de los Habitantes

La negociación como táctica revolucionaria: China le da la razón a Manuel Mora

Mauricio Ramírez

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

En la década de los ochenta, en plena Guerra Fría y ante la sombra de una posible aniquilación nuclear, el benemérito de la patria costarricense, Manuel Mora Valverde, planteó en un simposio en Alemania una tesis audaz: la negociación debía entenderse como una fase superior de la lucha de clases. Su afirmación, lejos de ser una claudicación ideológica como algunos pensaron, era una lectura estratégica y profundamente dialéctica del momento histórico. Pero muchos no lo entendieron. Encerrados en los dogmatismos de la Guerra Fría, acusaron a Mora de traicionar principios, como si hablar con el enemigo fuera rendirse a él. Una lógica absurda. Tan absurda como suponer que la negociación de la crisis de los misiles de 1962 volvió comunista a Estados Unidos o capitalista a la Unión Soviética.

Hoy, en el siglo XXI, donde aquellos esquemas binarios han perdido toda utilidad política real, la experiencia china ha venido a reivindicar esa tesis de manera práctica y contundente, dando la razón al benemérito de la Patria. No desde la teoría, sino desde la acción concreta. Con una visión estratégica y sin renunciar a su proyecto de una civilización socialista con características propias, China ha hecho de la negociación una herramienta de afirmación nacional y de proyección global.

Las recientes conversaciones sostenidas en Suiza entre el viceprimer ministro chino He Lifeng, el secretario del Tesoro estadounidense Scott Bessent y el representante de Comercio Jamieson, para enfrentar la guerra de aranceles desatada unilateralmente por la administración Trump, son un ejemplo elocuente de cómo se negocia sin claudicar. China no se sentó a la mesa desde la sumisión, sino desde una posición de fuerza estratégica, consciente de su peso económico global y de su rol como actor central en la estabilidad mundial.

El resultado habla por sí solo: una tregua de 90 días en la guerra comercial y una significativa reducción mutua de aranceles; Washington bajará sus tarifas del 145% al 30%, y Pekín del 125% al 10%. No se trata de concesiones graciosas, sino de logros concretos producto de una diplomacia realista, que entiende que en la lucha de clases global la negociación no es traición, sino táctica revolucionaria cuando se hace desde la soberanía y con claridad estratégica.

Esta lección no nace de la ingenuidad, sino de una lectura lúcida de las correlaciones de fuerza, del sentido del momento histórico y del valor de preservar condiciones de desarrollo frente a la hostilidad imperial. China, como lo advirtió Manuel Mora en su momento, demuestra que, en ciertos contextos, negociar es también una forma superior de luchar.

En un mundo en crisis múltiple (económica, política, ecológica y espiritual), la vieja lucha de clases no ha desaparecido, simplemente ha mutado de formas y escenarios. Hoy no solo las minorías son vulnerables; también lo son las grandes mayorías. La clase trabajadora, las comunidades rurales, los sectores populares urbanos, clases medias, etc., todos enfrentan nuevas formas de exclusión, precarización y desarraigo. Y mientras los pueblos son empujados a pelear entre sí, mayorías contra minorías, pobres contra pobres, las élites económicas y culturales celebran su victoria: nos mantienen divididos, confundidos, y sin dirección. En esa fragmentación inducida se produce su mayor victoria: la neutralización política efectiva de cualquier oposición que amenace el orden establecido.

Por eso la tesis de Manuel Mora cobra renovada vigencia. Porque entender la negociación como fase superior de la lucha de clases no implica renunciar a los principios, sino releerlos en clave estratégica, adaptarlos a nuevas condiciones sin diluir su contenido emancipador. Los principios permanecen, lo que cambia es el terreno donde se libra la batalla. Solo un pensamiento político maduro puede entender esto. Solo una izquierda o social democracia libre de dogmas puede asumir esta tarea sin culpa.

China, sin hacer ruido ideológico, ha mostrado que es posible. No se ha rendido ante el capitalismo global, pero ha sabido utilizar sus grietas para avanzar usando sus mismas reglas. Ha negociado, sí, pero no para someterse, sino para fortalecer su soberanía, su economía y su modelo. El resultado: millones de personas sacadas de la pobreza, infraestructuras transformadas, y un proyecto de nación que combina tradición, modernidad y futuro.

Esa es la lección: negociar no es rendirse. Negociar con visión, con estrategia y con firmeza, es también luchar en una forma superior. Es prolongar la lucha de clases por otros medios cuando las condiciones lo exigen. Es evitar el sectarismo inútil que solo sirve al enemigo. Es resistir con inteligencia y construir con realismo. Es, como decía Mora, elevar la lucha a un plano más complejo y eficaz, sin perder el horizonte de justicia social, la paz y la dignidad humana.

Inmigrantes en EEUU

Mg. José A. Amesty Rivera

Es increíble que un país como Estados Unidos de Norteamérica esté persiguiendo y deportando a los inmigrantes, cuando la realidad es que en EEUU conviven una gran cantidad de ellos y ellas, además de que es un país que fue formado por migrantes.

Ante la cruzada de Donald Trump contra los migrantes, recordemos que en EEUU y reiterando, coexisten una gran cantidad de inmigrantes, los cuales son de múltiples naciones del orbe.

La variedad de nacionalidades está representada, al menos, por México (por ejemplo, con el 23% de los inmigrantes nacidos en México en 2022), India, China, Filipinas (estos países también tienen una presencia significativa, representando el 6%, 5% y 4% de los inmigrantes, respectivamente), El Salvador, Guatemala, Corea del Sur, Vietnam, Cuba y República Dominicana (también tienen una población inmigrante considerable en EE. UU.).

Países sudamericanos como Colombia, Venezuela, Brasil, Ecuador y Perú también aportan un número importante de inmigrantes a Estados Unidos. En general, la inmigración a EEUU proviene de diversos países alrededor del mundo, reflejando la diversidad cultural e histórica del país norteamericano.

Según el último estudio del Centro de Investigación Pew (el Pew Research Center), es un grupo de expertos estadounidenses no partidista con sede en Washington, DC, que proporciona información sobre temas sociales, opinión pública y tendencias demográficas que dan forma a los Estados Unidos y al mundo. Destaca que más de 46 millones de inmigrantes viven en Estados Unidos, una cifra récord, y además señala que, hasta 2022-2023, el 77% de los migrantes estaban en el país de manera legal.

El 49% eran ciudadanos estadounidenses naturalizados (tenían la nacionalidad), el 24% eran residentes permanentes legales (LPR) y el 4% eran residentes temporales legales. El resto, el 23%, residía irregularmente en el país. Son 11 millones de personas.

Los datos anteriores son hasta el 2022-2023, por lo que es posible que hayan aumentado, es decir, se desconoce cuánto, ya que algunos abandonan el país, otros mueren y otros se regularizan.

Ahora, según el Servicio de Inmigración y Ciudadanía de EEUU, USCIS, en 2024 se les otorgó la nacionalidad estadounidense a 815.500 personas, lo que supone un 7% menos que en 2023.

México es el país líder con el 31,1% de las nacionalizaciones, seguido de India con el 6,1%, Filipinas con el 5%, República Dominicana con el 4,9% y Vietnam con el 4,1%.

Estas personas nacionalizadas residen en los estados de California, Texas, Florida, Nueva York, Nueva Jersey, Illinois, Washington, Pensilvania, Massachusetts y Virginia.

Por ejemplo, las Estadísticas de Naturalización del Año Fiscal 2024 en EEUU: en Massachusetts 23,600, Washington 23,500, todos los demás 238,700; total, 818,500.

Ya es conocido, por otro lado, que, aunque Trump afirma querer deportar a hasta 11 millones de inmigrantes, los análisis publicados por The New York Times y The Washington Post indican que podría ser difícil expulsar a muchos de ellos bajo la legislación estadounidense vigente. El único grupo fácil de expulsar (son aquellos con antecedentes penales) es relativamente pequeño, con unas 650.000 personas.

En fin, la mayoría de los inmigrantes, ya sea que se encuentren legal o ilegalmente en EEUU, han vivido en el país durante muchos años. Casi la mitad de las personas nacidas en el extranjero han vivido en el país durante dos décadas o más, y más de dos tercios han vivido en el país durante al menos 10 años. Solo el 20% llegó en los últimos cinco años.

Esto significa que muchas de las personas que probablemente serán objeto de deportación en los próximos meses son miembros establecidos y de larga data de la sociedad estadounidense.

En resumen, en EEUU, la población inmigrante podría superar los 13 millones de personas en 2025, según estimaciones de organizaciones como Migration Policy Institute y Pew Research Center. Además, hay al menos 11 millones de personas inmigrantes indocumentadas en el país. Se espera que las deportaciones se mantengan en niveles similares a los de 2024, con la mayoría de los vuelos dirigidos a América Latina.

Población inmigrante: Se estima que la población inmigrante en Estados Unidos podría superar los 13 millones de personas para el año 2025.

Inmigrantes indocumentados: Hay al menos 11 millones de inmigrantes indocumentados en el país.

Deportaciones: Las deportaciones se mantienen similares a las de 2024, con el 90% de los vuelos dirigidos a América Latina.

Impacto de la política: El enfoque del gobierno en deportaciones y las nuevas leyes pueden afectar significativamente a la comunidad inmigrante.

Origen de los inmigrantes: La mayoría de los inmigrantes en Estados Unidos provienen de México, India y China.

Nuevas leyes y reglas: Se implementarán nuevas leyes y reglas migratorias, como la que requiere el registro de ciudadanos extranjeros que permanezcan en el país por más de 30 días.

Es decir, a partir del 11 de abril de 2025, todo ciudadano extranjero mayor de 14 años que permanezca en Estados Unidos por más de 30 días deberá registrarse ante el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS, por sus siglas en inglés).

Además, en 2025 ha traído importantes noticias en el ámbito migratorio, especialmente para quienes buscan trabajar temporalmente en EEUU. Según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), se ha aprobado un aumento temporal en la cantidad de visas H-2B para trabajadores no agrícolas.

En fin, de acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), se han implementado nuevas medidas destinadas a fortalecer los procesos migratorios y agilizar solicitudes pendientes hasta el 2025. A continuación, le presentamos algunos de los aspectos más destacados:

Extensión de programas temporales: El gobierno ha ampliado programas como el TPS (Estatus de Protección Temporal) para países como Honduras, El Salvador y Haití. Esta medida permite que miles de personas puedan vivir y trabajar legalmente en Estados Unidos mientras las condiciones en sus países de origen mejoran.

Nuevas prioridades en deportaciones: La administración actual ha decidido enfocar los esfuerzos de deportación en individuos con antecedentes penales graves. Por otro lado, se están reduciendo las deportaciones de personas que no representan un riesgo para la seguridad pública, marcando un cambio positivo para muchas familias en situación irregular.

Actualización del sistema de visas: El Departamento de Estado ha comenzado a digitalizar más procesos relacionados con visas de trabajo y reunificación familiar. Esta modernización tiene como objetivo reducir los tiempos de espera, facilitando el acceso a beneficios migratorios de manera más eficiente.

No obstante, estos datos pueden variar de acuerdo a las políticas migratorias de Donald Trump, ya que, como hemos visto, hoy dice una cosa y mañana otra.

EEUU, persecución por nacionalidad

Mg. José A. Amesty Rivera

Ya señalábamos en un artículo anterior, que los migrantes deportados por EEUU parecían ser objeto de una persecución por nacionalidad; en el caso de los venezolanos/as, persecución por su venezolanidad.

En el caso cubano, igualmente una persecución por su cubanía. Aunque Cuba lleva más de 60 años de persecución política. Hemos visto noticias al respecto, por ejemplo, en Change.org, ha salido una denuncia de un grupo de mujeres cubanas que han sido detenidas injustamente en EEUU por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas ICE, que es una agencia del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, cuya misión es fortalecer la seguridad fronteriza y prevenir el movimiento ilegal de personas, bienes y fondos hacia, dentro de y fuera de Estados Unidos.

En la denuncia de Chang.org, se expresa la exigencia de la liberación inmediata y el respeto a las garantías procesales de las mujeres cubanas que hoy están arrestadas y enfrentando un futuro incierto, mientras los congresistas que nos prometieron defendernos como comunidad cubanoamericana guardan silencio.

Los y las congresistas referidos son: María Elvira Salazar, Carlos Giménez, Mario Diaz-Balart, Marco Rubio. Estas mujeres cubanas exigen:

– Libertad inmediata y acceso a procesos migratorios justos y transparentes.

– Soluciones urgentes (no más pronunciamientos) de nuestros congresistas para presionar al gobierno federal ante esta situación.

– Investigación independiente y transparente sobre las condiciones de detención y trato del ICE.

Por otro lado, hemos sido informados de medidas contra la comunidad cubana por parte de Trump, quienes hicieron campaña electoral a favor de él. Específicamente, el mandatario norteamericano detiene la Ley de Ajuste Cubano hasta nuevo aviso para quienes entraron con Parole, CBP One y otros programas de Biden, lo cual significa que paraliza sus procesos de residencia y ayudas desde el gobierno. Hay cientos de miles de cubanos y familias afectadas con esta medida, sin saber cómo se resolverá su situación actual.

La comunidad cubana en Miami es la que más campaña hizo por Trump, y hoy algunos siguen aplaudiendo, aunque los afectados son sus amigos, familiares, vecinos o compañeros de trabajo.

A su vez, María Elvira Salazar y compañía, los «representantes» de la comunidad cubana, reintroducen la Ley de Ajuste Venezolana.

También, el 21 de marzo pasado, el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense confirmó que revocará el «parole humanitario», un permiso migratorio que permite residir y trabajar temporalmente en EEUU, a cerca de 530.000 personas migrantes provenientes de Cuba, Haití, Venezuela y Nicaragua. Washington advirtió que el beneficio expirará el 24 de abril.

Así mismo, los cubanos/as con el documento-formulario I-220A, que otorga libertad condicional bajo palabra a migrantes, permitiéndoles permanecer en EEUU mientras se decide su situación migratoria. Los abogados de inmigración recomiendan que los cubanos con I-220A soliciten ver a un juez para luchar contra una posible deportación. Además, es crucial que presenten un caso de asilo fuerte y se mantengan informados sobre sus derechos y las vías legales disponibles para regularizar su estatus migratorio en EEUU.

Pero esto es casi imposible en el contexto del endurecimiento de Trump ante las políticas migratorias, lo que ha aumentado el temor y la incertidumbre entre los migrantes cubanos.

Otra noticia del 31 de marzo pasado señala que Estados Unidos entierra por primera vez el sueño de una Green Card para 550.000 migrantes cubanos. Los cubanos, un grupo históricamente beneficiado por las leyes migratorias, podrían comenzar a verse en dificultades para encontrar trabajo, legalizarse o viajar, como el resto de la comunidad latina.

El medio Cubainformacion.tv nos reseña varios casos, veamos:

José Francisco García Rodríguez, un cubano de 73 años con más de cuatro décadas viviendo en Estados Unidos, fue arrestado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Lafayette, Luisiana, mientras se dirigía a su trabajo. García Rodríguez llegó a EEUU como «refugiado», enfrentando obstáculos como el idioma y la falta de educación formal. Durante años, trabajó honradamente, pagó impuestos y formó una familia. Sin embargo, antiguos problemas legales —comunes en cualquier proceso migratorio— le impidieron obtener la ciudadanía, pese a sus múltiples intentos durante una década.

Una familia destrozada por la política antiinmigrante.

Su hijastra, Christian Cooper Riggs, denunció el caso en redes sociales, revelando que su padrastro ya había expresado temor ante la creciente persecución del ICE. “Nos dijeron que lo mejor era mantener un perfil bajo y seguir trabajando”, declaró. Pero ni siquiera eso bastó para evitar su detención. Lo más grave es que su esposa padece demencia y depende completamente de él. “Entiendo la seguridad fronteriza, pero arrestar a un abuelo enfermo que ha contribuido por más de 40 años no resuelve nada”, afirmó Riggs.

Vecinos de Lafayette han reportado un incremento de redadas del ICE en barrios hispanos, generando terror en una comunidad que, pese a su integración social, sigue siendo tratada como criminal.

Otro caso indignante: deportación en Florida.

En paralelo, otro cubano, residente por cinco años en Florida, fue deportado abruptamente, dejando atrás a su esposa e hijos. El escritor Enrique Enrisco denunció el hecho, destacando que el afectado era un hombre trabajador y de conducta intachable. “Hoy me entero de que han deportado a un vecino. «Es de Placetas, un tipo serio y dedicado a su familia”, escribió.

EEUU persigue a migrantes mientras financia medios para justificar su bloqueo a Cuba.

Estos casos ocurren en un contexto donde más de 539.400 cubanos están bajo supervisión del ICE, y 258.000 tienen procesos migratorios abiertos. Cuba es el sexto país con más migrantes en esta situación, detrás de naciones como México y Venezuela. Mientras el gobierno estadounidense gasta millones en medios «de temática cubana» —que distorsionan la realidad de la Isla y apoyan el bloqueo—, persigue y deporta a cubanos y cubanas que llevan décadas contribuyendo a su sociedad. La hipocresía es evidente: ¿Dónde están los “derechos humanos” cuando se separa a familias y se deporta a ancianos? La comunidad cubana en EEUU exige justicia y humanidad, mientras Washington sigue aplicando una política migratoria cruel y selectiva, en línea con su histórica hostilidad contra Cuba.

Se agrega que el escritor y profesor universitario, José Luis Méndez Méndez, indica: «La llegada en segunda temporada del republicano Donald J. Trump, hijo de inmigrantes, a la Casa Blanca y su desmedida política antiinmigrante ha arrastrado también a los hasta ahora aliados y mimados cubanos, ha destapado y exacerbado el odio de cientos de arribados isleños, que claman con pasión visceral y odio endémico las peores medidas para sus hermanos, tanto en Estados Unidos como en Cuba«.

«Desfiles de odiadores seriales, que viven del rencor de manera habitual, vociferan “asfixia total”, “no remesas”, “ni visas”, “deportación ahora, ya”, “no sellos de alimentos”, “cierre de todos los vuelos a Cuba”, “retirar la residencia a quienes remesen o viajen a ver a sus familiares a Cuba” y hasta han pensado en cambiarse la sangre de nacimiento, para quedar arios de todo recuerdo pasado«.

En fin, hay múltiples denuncias de casos de persecución y deportaciones de cubanos/as, que se incrementarán a medida que se haga más recia la política migratoria estadounidense.

Por otro lado, el 3 de abril pasado quedamos perplejos al oír las declaraciones del psicópata Mauricio Claver Carone, enviado especial de EEUU para América Latina, cuando admitía el daño provocado a todos los cubanos aquí y allá y pide más apoyo para infligir aún más dolor. Se trata de un nuevo nivel de crueldad y cinismo, un acto de soberbia, cobardía y desprecio total por los cubanos/as. Esto incrementa la persecución a cubanos/as, aun si tienen sus documentos migratorios legales.

Hasta ahora, la persecución por nacionalidad es hacia la venezolanidad y la cubanía., quizás haya otras que no nos hemos percatado.

Estados Unidos y los canales interoceánicos en América – Historia y presente de una relación compleja

Vladimir de la Cruz de Lemos

La lucha por la Independencia de Panamá, de Colombia, que culminó en 1903, no era ajena a los intereses canaleros transístmicos de los Estados Unidos, lo que hizo que en 1902 el Senado de los Estados Unidos aprobara la propuesta de la construcción del Canal, cambiando su intención de construir el Canal por la vía del Río San Juan, limítrofe entre Costa Rica y Nicaragua, el Gran Lago de Nicaragua, el lago de Cocibolca, y el Estrecho de Rivas, en Nicaragua, que era otro proyecto de construcción canalera que no ha desaparecido del todo.

A inicios de la década de 1910 esta intención se mantenía, lo que se afirmó en el Tratado Bryan Chamorro, entre Estados Unidos y Nicaragua, el 5 de agosto de 1914, a inicios de la I Guerra Mundial, firmado por los presidentes Thomas Woodrow Wilson y Adolfo Díaz Recinos.

Este intento canalero provocó un conflicto diplomático entre Costa Rica, Nicaragua y El Salvador, que impidió su realización.

El Tratado Bryan Chamorro afectaba, por sus alcances a Costa Rica y El Salvador que lo cuestionaron ante la Corte de Justicia Centroamericana, existente en esa época, lo que hizo que la Corte desapareciera por este conflicto.

La Corte había sido creada por disposición de los Tratados de Paz y Amistad de Washington, mediante la Convención para el Establecimiento de una Corte de Justicia Centroamericana, que fue firmada el 20 de diciembre de 1907 en Washington, por Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, la que estuvo vigente entre 1908 y 1918 cuando caducó la Convención.

Estados Unidos intervino militar y políticamente en esa década en Nicaragua, creando de hecho un protectorado, que provocó movimientos insurreccionales, nacionalistas y antiimperialistas, dirigidos por Benjamín Zeledón en la década de 1910, y por Augusto César Sandino, en la década de 1920, hasta el retiro de las tropas estadounidenses en 1933.

En Panamá, el Tratado Hay-Bunau Varilla también dio origen a movimientos separatistas orientados que fracasados hicieron que el 3 de noviembre de 1903, culminaran con la Independencia de Panamá, como se celebra actualmente, dando origen a la llamada época republicana de Panamá, desde el siglo XX.

El Tratado Hay-Bunau Varilla, con todas sus modificaciones, fue derogado por los presidentes Omar Torrijos y Jimmy Carter, el 13 de setiembre de 1977.

Este Tratado también abrió el camino para la construcción del Canal, que se terminó en 1914, cuando fue inaugurado, al iniciarse la I Guerra Mundial, situación que hizo que Panamá se declarara “neutral”, frente al conflicto bélico, hasta 1917, cuando se sumó a los aliados que ganaron la guerra.

El Canal de Panamá desarrolló una “Zona del Canal”, bajo dominio de los Estados Unidos, una franja territorial dentro de Panamá, que era como un país dentro de otro país. De hecho se decía que Panamá tenía seis fronteras, la de Colombia, la de Costa Rica, la de los dos océanos y las dos que lindaban el territorio de la Zona del Canal.

Por el Tratado Arias Roosevelt, de 1936 firmado por los presidentes Armodio Arias y Franklin Delano Roosevelt se anuló el principio de intervención militar que tenía Estados Unidos en los asuntos internos de Panamá, para establecer el concepto de país protegido en el contexto de la II Guerra Mundial.

Entre 1941 y 1945 Panamá facilitó la ocupación de la Zona el Canal mediante el arriendo de terrenos a los Estados Unidos, los que se justificaron por los motivos de la defensa continental antinazi.

La Zona del Canal con este motivo y posterior a la Guerra se convirtió en un centro militar estratégico de los Estados Unidos para todo el continente.

Allí tuvo su base el Comando Sur de los Estados Unidos que desplegó un sistema de 16 bases militares, de distinto tipo y preparación, para soldados norteamericanos y para el entrenamiento de soldados y cuerpos militares de los ejércitos de todo el continente, especialmente en la llamada Escuela de las Américas, donde se fortalecieron los cursos de contrainsurgencia y contra guerrillas.

Además, allí se preparó a la mayor parte de los dictadores y tiranos, del continente en el período de la Guerra Fría, hasta el término de la dominación del Canal por los Estados Unidos, 1945-1977.

El Comando Sur afectaba 31 países del continente con planes de contingencia, de operaciones de diversa materia militar y de cooperación de seguridad militar para el Caribe, América Central y Sur América.

Entre 1945 y 1948 Panamá pidió a los Estados Unidos la devolución de los territorios de la Zona exigiendo la renegociación. Sin embargo, se impuso el Departamento de Guerra de los Estados Unidos de mantener de manera indefinida los terrenos, lo que estimuló corrientes nacionalistas panameñas.

En 1947 esto ocasionó grandes protestas (especialmente de los estudiantes universitarios) contra la Asamblea Nacional panameña, y se votó negativamente el Tratado que quería aprobarse extendiendo por 20 años los contratos de arrendamiento de trece instalaciones norteamericanas en la zona canalera.

En 1948 se impulsó la llamada Zona Libre de Colón, como un área, o institución autónoma del Estado de Panamá, con una zona franca.

En 1948 bajo las directrices del Presidente Truman se fortaleció la preparación militar de las tropas y ejércitos del continente, dentro de una visión de prevención y defensa ante el comunismo internacional, luego de que en Europa, al terminar la II Guerra Mundial surgieron varios países de tipo socialista.

Ello se materializó con la aprobación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) el 2 de setiembre de 1947, y con la creación de la Organización de Estados Americanos, OEA, el 30 de abril de 1948.

En 1955 con el Tratado Remón-Eisenhower se le otorgaron más ventajas económicas y se mejoró el pago de los arriendos por el uso del canal.

La Zona del Canal mantenía de hecho partido o dividido a Panamá, hasta que en 1962, el 12 de octubre, se inauguró el llamado Puente de las Américas, que permitió la unión terrestre de ambas partes del Canal de Panamá, fortaleciendo el viejo sueño de la Carretera Interamericana, que se considera la carretera más larga del mundo, la cual inició su construcción en la década de 1930. Esta está interrumpida en la región del Darién, en Panamá, donde no se ha construido todavía ningún trecho carretero, lo que separa a Sur América del resto continental por la vía terrestre.

En 1964, el 9 de enero, de nuevo hubo protestas estudiantiles y populares, que se provocaron por la izada de la bandera panameña a la par de la estadounidense en la Zona del Canal, por el acuerdo de los presidentes Roberto Chiari y John F. Kennedy, de 1962, que así lo establecía y no se cumplía, protestas que tuvieron un saldo de 21 muertos y más de 300 personas heridas. El 9 de enero de 1964 se convirtió hasta hoy en una fecha emblemática del pueblo panameño.

En 1965 se volvió a plantear el tema de la Administración del Canal con la llamada Declaración Robles-Johnson, entre los presidentes Marco Aurelio Robles y Lyndon Johnson.

En 1968, el 11 de octubre, se provocó un golpe de Estado contra el presidente Arnulfo Arias Madrid, que condujo a que en el año1969 el General de Brigada Omar Torrijos asumiera el mando de la República de Panamá, en 1972, iniciando en los años siguientes un proceso revolucionario de corte nacionalista y populista.

Así, en 1977, Torrijos y el Presidente Jimmy Carter, firmaron los Tratados Torrijos-Carter que entregaron la administración del Canal de Panamá al gobierno del Panamá, y obligaron al abandono de todas las infraestructuras militares y civiles que en la Zona del Canal tenía Estados Unidos, obligando también al cambio de sede del Comando Sur de los Estados Unidos a Puerto Rico.

Muerto Torrijos, en un “dudoso” accidente aéreo, el 31 de julio de 1981, asumió el gobierno el general de cuatro estrellas Manuel Antonio Noriega en 1983, que por contradicciones políticas y militares con Estados Unidos sufrió un bloqueo económico agudizando una crisis social en Panamá, hasta que el 20 de diciembre de 1989 el ejército de los Estados Unidos invadió Panamá, capturando al General Noriega, a quien sometió ante la justicia norteamericana. La invasión provocó más de 500 muertos.

Resultado de la invasión en 1990 el presidente de Panamá Guillermo Endara abolió las fuerzas militares de Panamá, lo que se reafirmó con un referéndum popular el 15 de noviembre de 1992.

En 1999, el 31 de diciembre, bajo el gobierno de Mireya Moscoso, la primera mujer en ejercer la presidencia en Panamá, se asume del control total del Canal de Panamá, hasta hoy, situación gravemente amenazada por el presidente Donald Trump.

En el 2016 culminaron las obras de ampliación del Canal de Panamá, idea que venía desde 1930 cuando se había pensado en ampliar la capacidad de tránsito del Canal de Panamá.

Estados Unidos lo había intentado en 1939, lo que se suspendió por el inicio y desarrollo de la II Guerra Mundial.

En la década de 1980-1990 Japón, Estados Unidos y Panamá replantearon el tema de la ampliación del Canal.

La ampliación del Canal de Panamá, con un tercer juego de esclusas, se hizo con la aprobación de un referéndum popular el 24 de abril del 2006, en el gobierno de Martín Torrijos, bajo la dirección de la empresa española SACYR, abriéndose desde el 2018 al paso de barcos Neopanamax, de gran capacidad de tonelaje.

En la actualidad, en el crecimiento del uso del Canal ha destacado el movimiento comercial desde China, lo que ha preocupado a los Estados Unidos, especialmente al actual gobierno de Donald Trump, señalando que ello les provoca un desequilibrio comercial, además de un problema geopolítico por la presencia China en la región.

Trump ha dicho que el Canal en su totalidad administrativa lo controla China, lo que no acepta, y que tampoco es cierto.

Esta situación ha planteado una seria amenaza a Panamá porque Trump con toda claridad ha dicho públicamente que va a recuperar el Canal de Panamá, para que esté en manos de la administración de los Estados Unidos, y si es necesario lo hará por ocupación o intervención militarmente.

El Canal de Panamá es una de las obras de ingeniería más importantes del mundo, con una extensión de 80 kilómetros, de océano a océano, que acorta las distancias comerciales mundiales de manera significativa, evitando rodear el continente por el Cabo de Hornos.

Los proyectos canaleros del Istmo de Tehuantepec, de la Depresión del Río Atrato y el de Nicaragua seguirán en posibilidad, nada inmediata, mientras el Canal de Panamá seguirá fortaleciéndose.

En el caso del Canal en Nicaragua el actual gobierno de Nicaragua, desde el 2013, ha tratado de impulsarlo cruzando su territorio con participación, principalmente, de capital privado de la República Popular China, lo que no se ha podido concretar del todo, sin afectar la región limítrofe con Costa Rica, aunque en el proyecto inicial no se toca el rio San Juan, limítrofe de ambos países.

El 8 de julio del 2014 se anunció, por la empresa China HKND Group, la posible ruta canalera, con la intención de aumentar tráfico y el tránsito interoceánico de barcos con mayor carga de los que pasan actualmente por el Canal de Panamá, y para estimular más el comercio de América Latina con China.

En el 2014 se anunció que Rusia colaboraría en este proyecto.

El peligro de la amenaza de Trump de ocupación militar para apropiarse nuevamente de la administración y de la zona del Canal de Panamá es inminente. Puede suceder en cualquier momento en que el presidente Trump así lo estime.

Sabe Trump que no hay condiciones hemisféricas, con la OEA y su Fuerza Interamericana de Paz, del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR, de impedir una agresión militar de este tipo.

El TIAR quedó inaplicable cuando Argentina lo invocó para enfrentar la ocupación inglesa de las Islas Malvinas, en 1982, en que los Estados Unidos se alió con Inglaterra, apoyando su ocupación, dándole la espalda a Latinoamérica y a la OEA.

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC no desvela a Trump. Existe en el papel como una buena intención de buscar la integración política, económica, social y cultural de la región. En una situación de agresión militar de Trump a cualquiera de los países latinoamericanos la CELAC no tiene ninguna capacidad militar de evitarla o enfrentarla.

Una agresión militar de este tipo le permitiría igualmente evaluar sus otros dos objetivos, de intervención militar, en el continente:

-Groenlandia, con el ánimo de incorporarla como parte de los territorios de los Estados Unidos, con la idea de fortalecer su seguridad nacional en esa región, aspecto que ya ha insinuado, motivado por una mayoría poblacional groenlandesa que se pronuncia por la separación de Dinamarca, pero con más del 80% de la población que no está de acuerdo con ser incorporados a los Estados Unidos;

-y Venezuela, donde también ha planteado la intervención militar para capturar al grupo gobernante de Venezuela, al que tiene acusado de narcoterrorista.

La geopolítica mundial que traza el presidente Trump sin duda alguna ha alterado el panorama de las relaciones internacionales, y mantiene amenazas de alterarlas más.

Esta geopolítica incluye la redefinición y renegociación o ruptura de los Tratados económicos y de Libre Comercio que Estados Unidos tiene, por ahora, con Canadá, México, la Unión Europea y la República Popular China.

El Canal de Panamá es más que un sueño de opio de Trump. Es una realidad casi tangible.

En su visión geopolítica internacional Trump traza un nuevo diseño de las fronteras de los Estados Unidos.

Proyecta la anexión de Canadá, en condición de Estado 51 de la Unión, de los Estados Unidos; proyecta la compra o anexión del territorio dinamarqués de Groenlandia y la “recuperación” del Canal de Panamá, su Zona del Canal, considerando que el Tratado Torrijos-Carter no debió haberse firmado, y que fue ilegal su anulación.

Trump ha señalado clara y reiteradamente sus intenciones de acudir a la intervención militar para lograr estos objetivos y territorios estratégicos para él.

Parte de esta visión cartográfica ya ha planteado que el histórico Golfo de México se llame, oficialmente para los Estados Unidos, como Golfo de América y así se establezca en su cartografía.

Panamá se encuentra en su propia encrucijada por la importancia estratégica, comercial y geopolítica que el canal interoceánico tiene hoy.

Con Panamá están en la encrucijada política, diplomática y militar los organismos internacionales de la OEA y la ONU, sujetos a un proceso de debilitamiento político.

Las políticas internacionales de Trump se orientan fortalecer su presencia dominante en los organismos internacionales, saliéndose de ellos si le ocasionan un alto gasto a los Estados Unidos, si los países que participan no colaboran proporcionalmente a los gastos de su mantenimiento, o si se vuelven críticos hacia las políticas estadounidenses.

No le importa si son organismos sociales, culturales, médicos, sanitarios o de salud, como es la Organización Mundial de la Salud, o si son militares como la OTAN, que la tiene cuestionada.

El actual gobierno de Nicaragua, desde el 2013, ha tratado de impulsar un canal interoceánico cruzando su territorio con participación, principalmente, de capital privado de la República Popular China, lo que no se ha podido concretar del todo, sin afectar la región limítrofe con Costa Rica, aunque en el proyecto inicial no se tocaba el rio San Juan, limítrofe de ambos países.

El 8 de julio del 2014 se anunció, por la empresa China HKND Group, la posible ruta canalera, con la intención de aumentar tráfico y el tránsito interoceánico de barcos con mayor carga de los que pasan actualmente por el Canal de Panamá, y para estimular más el comercio de América Latina con China. En el 2014 se anunció que Rusia colaboraría en este proyecto.

El posible Canal chino en Nicaragua no altera hasta hoy a Trump.

A Trump no le preocupa la presencia China en Nicaragua. Si le preocupa en Panamá, especialmente porque el 13 de junio del 2017 establecieron relaciones diplomáticas, donde China se ha convertido en un importante cliente comercial y económico de Panamá, siendo el segundo usuario después de Estados Unidos.

El Canal ampliado se inauguró con el paso de un buque Chino de la empresa COSCO.

China es, a la vez, el principal proveedor de la Zona Libre de Colón, la zona franca más importante del continente y la segunda del mundo.

En Colón se ha anunciado la construcción china de un puerto de contenedores y de recepción de gas licuado, en capacidad de atender los barcos Neopanamax.

También se anunció la construcción de un puente sobre el Canal y una terminal de cruceros, ampliando la infraestructura ferroviaria, hasta la Provincia de Chiriquí, en 400 kilómetros y la aerolínea Air China con dos vuelos semanales Panamá-Pekín.

En la economía la presencia china está en el Bank of China, el Banco Industrial y Comercial, el Exim Bank y China Development Bank, y la proyección de la Nueva Ruta Mundial de la Seda.

Esta es la preocupación de Trump en Panamá… la presencia que quiere desarticular.

La espada no de Damocles, sino la de Trump está sobre todos nosotros, sobre el mundo que ve Trump.

Artículo publicado en la Revista MEER.com.es y compartido con SURCOS por el autor.

Ni uno solo nunca más

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

En 1999 Javier Zamora tenía 9 años. Su vida transcurría entre sus conversaciones con la Tía Mali y su entorno absolutamente rural, ubicado en el El Salvador de entonces. Sus padres no estaban con él.

Por diferentes circunstancias habían migrado hacia Estados Unidos, como tantas personas de ese país que han salido buscado mejores oportunidades, acceso a un mejor empleo o una adecuada educación. También lo han hecho motivados por la violencia que, en los últimos años, ha sido factor expulsor predominante en la mayoría de los países centroamericanos.

La expectativa de Javier era encontrarse con sus padres en Estados Unidos. Por eso ellos y el resto de su entorno familiar prepararon lo que llamaron “el viaje”, que consistía en la contratación de un coyote o pollero, denominación endosada a quienes han conducido a miles de personas por décadas en sus entradas a México y Estados Unidos, por caminos no autorizados.

El de Javier sería un caso más de lo que la literatura especializada en el tema ha llamado “migración por motivos de reunificación”. Pero no fue un caso cualquiera.

No para esa persona llamada Javier Zamora, que pudo contar la historia ya siendo adulto y compartirla en un conmovedor relato en el que el niño que fue entonces, relata sus emociones, sus preguntas, sus dudas, sus fantasías, sus miedos, sus impactos corporales, sus enojos, sus frustraciones, sus ganas de un hogar, sus ganas de un refresco de la abuela en medio del desierto, su contacto visual con las botas de un oficial de la migración estadounidense, su olor a polvo, a días sin baño, su deseo irrefrenable de encontrarse con sus padres finalmente.

Veinte años después de un viaje de siete semanas, dos intentos de entrar a Estados Unidos, tres grupos diferentes de coyotes y cerca de 200 personas migrantes que formaron grupos en diferentes momentos de su tránsito, Javier pudo verbalizar desde la memoria, con ayuda de su compañera y el reiki, así como la que el mismo Zamora llamara su mejor editora: su terapeuta.

Recién termino de leer “Solito”, el producto de esas memorias. Constituye su novela autobiográfica y sentida que me ha devuelto al principio de mis conocimientos en materia migratoria. Existe algo más poderoso que el dinero y el sueño americano: el amor es el motor que mueve las ganas y el deseo más allá de su ausencia.

Ahí cuando el cuerpo flaquea, el cuerpo de un niño de nueve años apenas, enfrentado a las maquinarias de barbarie de la seguridad migratoria en México y Estados Unidos, el amor mueve sus hilos de una forma insospechada. Javier lo hizo. Y lo contó magistralmente en ese relato en primera persona.

Había leído anteriormente alguna literatura (cuentos, crónicas) sobre migración de niños y niñas hacia Estados Unidos: Yo tuve un sueño, de Juan Pablo Villalobos (2018), Los Niños perdidos, de Valeria Luiselli (2018) y La Bestia, de Sofía Nayeli Bazán (2020).

Pero esta narración pudo llevarme a la emoción más profunda tratándose de la voz de un niño que cuenta su historia. Es cierto. Hablamos de hace 25 años, cuando el contexto de violencia y exterminio contra las personas migrantes en tránsito por México no había cobrado la fuerza que tiene hoy. Hoy en 2025, el año de la instalación de esa otra barbarie racista y xenofóbica en La Casa Blanca.

En los días que termino de leer este libro que, recomiendo, se conoce que el Estado costarricense fue condenado por no garantizar los derechos humanos mínimos a los niños y niñas que se encuentran en una situación de práctica privación de libertad en el CATEM en zona sur. Son niños y niñas deportados desde Estados Unidos hace algunas semanas, para los cuales la situación continúa siendo incierta.

En esta hora de la humanidad, los sistemas de protección de los países deberían accionar la consigna de que un niño o niña no debiera quedar solo nunca más.

Eso pasa por recuperar la dignidad en las políticas sociales, flanquear la violencia con estrategias como el arte y la cultura y garantizar acceso a educación y salud en nuestros países. Es el último llamado que nos hacen estas generaciones. Acudamos a honrarlas.

Europa se prepara para la guerra: ¿Alguna alternativa mejor?

Gilberto Lopes

San José, 21 abril 2025

El ejército alemán debe estar listo para una guerra con Rusia antes del 2030, dijo su inspector general, Carsten Breuer, en una entrevista publicada el 13 de marzo pasado en el diario conservador Welt. En 2029 Rusia «sería capaz de un ataque convencional a gran escala, incluso en territorio de la OTAN», agregó.

Nadie le pidió a Breuer una mayor elaboración, pese a lo polémico de su afirmación. Ya en octubre del año pasado, el presidente del Servicio Federal de Inteligencia alemán (BND), Bruno Kahl, había insistido en la idea de que Rusia estaría lista para atacar los países de la OTAN a finales de esta década.

Desde 2022, la OTAN considera Rusia la mayor amenaza inmediata para la seguridad de Europa. Una victoria de Rusia en el conflicto de Ucrania “sería una tragedia”, en opinión del entonces Secretario General de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg.

Tampoco la prensa europea le pidió mayor elaboración sobre una afirmación de esta envergadura. Hace ya un tiempo que la mayor parte de la gran prensa europea repite un mismo relato y ha dejado de hacer este tipo de preguntas.

Una guerra en Europa ya no es impensable”, diría el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, cuando todavía el gobierno estaba en manos de los socialdemócratas, encabezados por Olaf Sholz. Pero Pistorius, un belicista, seguirá al frente de la cartera en el nuevo gobierno encabezado por los socialcristianos de Friedrich Merz, que ya ha propuesto suministrar a Ucrania los misiles Taurus para atacar el puente de Crimea.

En noviembre del 2023, Pistorius anunció el despliegue de dos batallones de tanques en Lituania, mientras Scholz aumentaba del gasto militar, para transformar Alemania en la columna vertebral de la defensa europea.

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha rechazado reiteradamente la idea de que su país pretenda atacar a los da la OTAN. Eso es un “disparate”, afirmó, considerando que una guerra contra la OTAN no sería otra cosa que una guerra nuclear.

Hacer lo impensable

Si en Europa se oyen pocas voces reflexionando sobre un discurso que ha ido ocupando los espacios oficiales, no ocurre lo mismo en todo el mundo. ¿Es Rusia realmente la principal amenaza para Europa?, se preguntó el diplomático y académico singapurense, Kishore Mahbubani, en un artículo publicado, en febrero pasado, en Foreign Policy.

Los europeos –dice Mahbubani– no ven la evidente contradicción entre destacar la incapacidad de Rusia para derrotar a Ucrania, un país de 38 millones de habitantes y un PIB que, el año pasado, fue de unos 189 mil millones de dólares, y declarar que Rusia es una verdadera amenaza para Europa, que tiene 744 millones de habitantes y un PIB de 27 billones de dólares.

Para Mahbubani, “es tiempo de que Europa haga lo impensable”. Bruselas “ha seguido servilmente a Washington durante demasiado tiempo y ha olvidado cómo promover sus propios intereses geopolíticos”.

En su opinión, la única manera de restaurar la posición geopolítica de Europa es considerar tres opciones, hasta ahora impensables. La primera es que Europa anuncie su voluntad de abandonar la OTAN. Obligada a gastar el 5% de su PIB en defensa, “Europa no necesita de Estados Unidos”. El 5% del PIB de la UE y del Reino Unido representó, en 2024, 1,1 billones de dólares, más que los 824 mil millones del gasto en defensa de Estados Unidos.

Su segunda propuesta es que Europa elabore “un nuevo gran acuerdo estratégico con Rusia, en el que cada parte se adapte a los intereses fundamentales de la otra”. Es una vieja opción, que pareció posible en algún momento después de la Guerra Fría. Se hablaba de una Europa unida, desde Lisboa a los Urales, un escenario muy distinto al de una Europa enfrentada a Rusia, considerada su amenaza fundamental.

Mahbubani hace referencia a tres destacados militares, diplomáticos y líderes políticos europeos para ilustrar su punto de vista. Si Metternich (el hábil canciller austríaco de la primera mitad del siglo XIX, que articuló la resistencia de su país a Napoleón), Talleyrand (su contemporáneo francés, destacado político que sobrevivió a diversas alternativas políticas en el período de la Revolución Francesa), o el general Charles de Gaulle (que encabezó la resistencia francesa a los nazis y después, cambiando de posición, abrió una vía para poner fin a la guerra colonial de Argelia) vivieran hoy, recomendarían ese acuerdo estratégico con Rusia, asegura.

Esto lo lleva a reflexionar sobre una tercera opción. “Los europeos creyeron tontamente que una lealtad servil a las prioridades geopolíticas estadounidenses les reportaría ricos dividendos. En lugar de ello, han recibido una patada en la cara”.

Es China la que –en su opinión– puede ayudar a la UE a hacer frente “a su verdadera pesadilla geopolítica a largo plazo: la explosión demográfica en África”. En 1950 –nos recuerda– la población de Europa era el doble que la de África. Hoy, la población africana duplica a la europea, que enfrenta el desafío de una migración que parece, a ratos, incontrolable.

Los acuerdos de Minsk, la geopolítica de la paz

Ninguna de estas sugerencias está en la agenda de hoy. En su Libro Blanco, publicado el ms pasado, Europa renunció a toda iniciativa política. Optó por la estrategia de una guerra inimaginable, a menos que se esté dispuesto a acabar con la vida humana en la Tierra.

Una Europa que parece, además, olvidar las consecuencias del rearme alemán en el siglo pasado, o los objetivos de la OTAN, definidos en 1949 por su primer Secretario General, el general británico Hastings Ismay, de origen hindú: “mantener a los rusos afuera, a los norteamericanos adentro y a los alemanes abajo”. Objetivos de los que la OTAN parece más alejada que nunca.

Una paz duradera requiere una comprensión adecuada del origen del problema. No es una tarea sencilla porque cualquier análisis tiene, en este caso, derivaciones políticas. En todo caso, nos parecen útiles los puntos de vista de dos destacados académicos norteamericanos: el economista Jeffrey D. Sachs, director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia, y John Mearsheimer, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Chicago y reconocido analista internacional.

Sachs cuenta una experiencia personal, después de las protestas en la plaza de Maidan, promovidas por Occidente en 2014 y que llevaron al derrocamiento de Víktor Yanukóvich. Elegido presidente de Ucrania en 2010, Yanukóvich estaba a favor de la neutralidad de Ucrania y se oponía a la ampliación de la OTAN.

El nuevo gobierno me pidió que fuera a Kiev. Me llevaron a Maidan y aprendí muchas cosas de primera mano”, dijo Sachs en un artículo –The geopolitics of peace– publicado en Consortiumnews en febrero pasado.

La ampliación de la OTAN había comenzado en 1999 con la incorporación de tres países: Polonia, Hungría y República Checa. En la siguiente ronda, en 2004, se sumaron siete países más: los tres bálticos, Rumanía, Bulgaria, Eslovenia y Eslovaquia. La idea de Washington era que Ucrania, Rumania, Bulgaria, Turquía y Georgia estuvieran todos en la OTAN. Neutralizarían así a Rusia, controlando su acceso al mar Negro, transformándola en poco más que una potencia local.

Sachs recuerda que no hubo demanda territorial alguna por parte de Rusia antes del golpe de 2014 en Ucrania. Derrocado Yanukóvich, Moscú respondió rápidamente, retomando Crimea y evitando que su base naval en Sebastopol cayera en manos de la OTAN, algo inaceptable para los rusos.

Para Putin, con el derrocamiento de Yanukóvich “había llegado el momento de actuar contra Ucrania y Occidente”. Se movió para disuadir el nuevo gobierno de Kiev de alinearse con Occidente contra Moscú, proporcionando asesores, armas y apoyo diplomático a los separatistas rusos del este de Ucrania. Se negociaba la autonomía política de Donetsk y Luhansk, en medio de una virtual guerra civil que, ya en mayo del 2015, había dejado unos siete mil muertos.

Siguieron las fracasadas negociaciones de Minsk, en 2014 y 2015, que buscaban establecer un estatus especial para esas Repúblicas. Más tarde se supo, por declaraciones de la excanciller alemana Angela Merkel (que, con el presidente francés, François Hollande, debía ser una de las garantes de los acuerdos), que nunca negociaron con intención de cumplirlos. El objetivo era ganar tiempo para fortalecer militarmente a Ucrania.

La tensión siguió agravándose. El 15 de diciembre de 2021, Putin presentó sus últimas propuestas, dice Sachs: un proyecto de acuerdo con Estados Unidos y Europa. El objetivo de Rusia –afirmó– era mantener a Estados Unidos lejos de su frontera. No tuvo respuesta.

Después de eso –agregó–, “tuve una llamada de una hora con el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, rogándole: –Jake, evita la guerra”. Sullivan le dijo a Sachs que estuviera tranquilo, que no habría guerra. Menos de dos meses después quedaba en evidencia que las garantías dadas a Sachs por Jack Sullivan, no tenían fundamento.

Un trágico error

El artículo de Mearsheimer al que hicimos referencia fue publicado en agosto del 2014. Seis meses después del derrocamiento de Yanukóvich y cinco después de la anexión de Crimea por Rusia.

Según la opinión predominante en Occidente –afirmó Mearsheimer– “la crisis ucraniana puede achacarse casi exclusivamente a una agresión rusa. El presidente ruso Vladimir Putin, según este argumento, se anexionó Crimea por su antiguo deseo de resucitar el imperio soviético”. “Pero esta versión es errónea”, aseguró. “Estados Unidos y sus aliados europeos comparten la mayor parte de la responsabilidad de la crisis. La raíz del problema es la ampliación de la OTAN”. Lo intentaron, pese a las advertencias rusas sobre lo peligroso de ese camino. Un punto de vista que comparte Sachs.

Mearsheimer acude a las declaraciones de un viejo y destacado diplomático norteamericano, George Kennan, sobre el tema. En una entrevista publicada en 1998, poco después de que el Senado de Estados Unidos aprobara la primera ronda de ampliación de la OTAN, Kennan afirmó: “Creo que los rusos reaccionarán gradualmente de forma bastante adversa y esto afectará sus políticas”. «Creo que es un trágico error. No había razón alguna para ello”.

Su voz es ahora un poco frágil, diría Thomas Friedman, en una columna en el NYT, en mayo del 98, refiriéndose a Kennan. “Pero su mente, incluso a los 94 años, sigue tan aguda como siempre. Así que cuando me puse en contacto telefónico para conocer su reacción ante la ratificación, por parte del Senado, de la ampliación de la OTAN, no me sorprendió que el hombre, que fue el arquitecto de la exitosa contención de la Unión Soviética y uno de los grandes estadistas norteamericanos del siglo XX, tuviera preparada una respuesta”.

Creo que es el comienzo de una nueva guerra fría», dijo Kennan desde su casa de Princeton.

Relaciones EEUU-Rusia, una larga historia

En abril de 1951, ya en plena Guerra Fría, Kennan escribía en Foreign Affairs sobre el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. Especulaba sobre el tipo de sociedad en que podía transformarse.

No se trataba solo de los cambios que debían ocurrir en Rusia, sino también del comportamiento de los Estados Unidos. Podemos pedir que se levante el grotesco sistema conocido como Telón de Acero, decía, “y que el pueblo ruso, que tiene tanto que dar y tanto que recibir como miembro maduro de la comunidad mundial, deje de ser insultado por una política que lo trata como a un niño, demasiado inmaduro para tener un contacto normal con el mundo adulto”.

Kennan no dejó nunca de analizar esas relaciones, ni el escenario internacional. Su obra me parece de particular relevancia para analizar, pensar en alternativas, buscar hoy soluciones políticas al conflicto de Occidente con Rusia.

No hay mucho riesgo en decir que ningún diplomático norteamericano (probablemente tampoco ningún académico o político), pensó tan profundamente las relaciones entre los dos países a lo largo de casi 60 años. Ninguno tenía tampoco el conocimiento y la pasión que ese tema despertaba en Kennan, un hombre que hablaba ruso, que vivió en Rusia y que admiraba el pueblo ruso con la misma pasión con la que condenaba el gobierno de Stalin.

El mismo que escribió uno de los artículos de mayor repercusión en la política internacional de su época. El artículo –«The Sources of Soviet Conduct»­– firmado de forma anónima por “X”, apareció en la edición de julio de 1947 de Foreign Affairs. Fue fundamento de la política de contención, uno de los pilares de la Guerra Fría.

40 años después, en 1987, en la edición de primavera de la misma revista, Kennan volvió a analizar la naturaleza de esas relaciones en un artículo titulado “Containment Then and Now”.

Then” (en 1947), la Unión Soviética, exhausta después de una guerra que le había costado cerca de 20 millones de muertos, no era una amenaza militar, sino una amenaza política. Esa era la visión de Kennan.

Now” (40 años después, en 1987), la situación, desde su punto de vista, era exactamente la contraria. Moscú ya no era una amenaza ideológica o política. En cambio, el aspecto militar era entonces de “primordial importancia”.

Pero aclaró: “Cuando digo que este factor militar es ahora de primordial importancia, no es porque vea a la Unión Soviética amenazando a Estados Unidos o a sus aliados con la fuerza armada. Para mí está totalmente claro que los dirigentes soviéticos no quieren una guerra con nosotros y no planean iniciarla. En particular, nunca he creído que les interese invadir militarmente Europa Occidental”.

De lo que se trata, lo “que hay que contener, en mi opinión, no es tanto la Unión Soviética como la propia carrera armamentista”.

Ya entonces exploraba las perspectivas de las relaciones de Rusia con sus vecinos étnicamente no rusos, con los que mantenía estrechas relaciones económicas. Entre ellos los países bálticos, hoy particularmente rusófobos.

Todos estamos de acuerdo en que los países bálticos no deben verse obligados, nunca más, en contra de los sentimientos más íntimos de sus pueblos, a establecer relación alguna con el Estado ruso. Pero ellos mismos serían insensatos si rechazaran acuerdos de cooperación con una Rusia tolerante y no imperialista, que deseara realmente superar los infaustos recuerdos del pasado”, decía Kennan.

El lugar por donde pasa la frontera

Ucrania merece “pleno reconocimiento, por el genio y las capacidades peculiares de su pueblo”. Pero Ucrania –agregaba, ya en 1951– “es económicamente tan parte de Rusia como Pennsylvania lo es de los Estados Unidos”. Y se preguntaba:”¿quién puede decir cuál debe ser el estatus final de Ucrania si no conoce el carácter de la Rusia a la que habrá que adaptarse?”

Hay cosas más importantes que el lugar por donde pasa la frontera –agregó– y la primera de ellas es que, a ambos lados, debe haber tolerancia y madurez, humildad ante los sufrimientos del pasado y los problemas del futuro”. “Ninguno de los problemas importantes del futuro, para ninguno de los pueblos de Europa, se va a resolver enteramente, ni siquiera principalmente, dentro de las fronteras nacionales del país”.

El odio hacia lo ruso

Kennan murió en marzo de 2005, a los 101 años. No vio, por lo tanto, el desenlace de un problema que ya percibía hace 75 años y que se desarrolla hoy ante nuestros ojos.

Para el canciller ruso, Sergei Lavrov, “es inaceptable hablar con Rusia en el lenguaje de la superioridad, como intenta hacer la Unión Europea, refiriéndose a la aspiración de varios países europeos a enviar sus tropas a Ucrania”. Ya antes, en otra entrevista, había señalado que “Rusia no está peleando por territorio. Estamos peleando por los derechos de la gente que vive en esos territorios”.

Rusia se anexó la península de Crimea en marzo del 2014, un mes después del derrocamiento del gobierno ucraniano y las protestas de Maidan. Y después de la invasión de Ucrania en 2022, lo hizo con las provincias de Khersón, Zaporiyia, Donetsk y Luhansk, fronterizas y mayoritariamente de población de origen ruso, escenarios, desde 2014, de un conflicto armado con las autoridades de Kiev.

Cuándo Zelensky reivindica las viejas fronteras de Ucrania, ¿eso implica que pretende echar de ahí a la población de origen ruso?, se preguntó Lavrov, en una entrevista publicada el 14 de abril en el diario ruso Kommersant. “¿Pretenden restaurar allí las viejas normas nazis, obligándolos a olvidar su idioma, su cultura e historia y todo lo que Rusia ha hecho en esos territorios?”.

Desde una perspectiva legal, de acuerdo con las leyes ucranianas de hoy, adoptadas antes de la operación militar rusa, “todo lo ruso está cancelado” en Ucrania, agregó.

Zelensky afirmó, en una reciente entrevista al diario francés Le Figaro, que, en su lucha, lo motiva el odio hacia los rusos. De modo que ningún acuerdo parece posible para resolver el conflicto antes de que se clarifique el escenario militar; que alguna de las fuerzas enfrentadas establezca una superioridad que obligue el enemigo a ceder en sus pretensiones.

No es el caso todavía y el fracaso de la iniciativa norteamericana para lograr un alto al fuego y un acuerdo negociado lo muestra. En cambio, lo que vemos es un renovado esfuerzo, tanto de la Unión Europea (hoy en manos de las más beligerantes fuerzas rusófobas), como de Francia e Inglaterra para coordinar un creciente apoyo económico y militar a Kiev.

Los líderes de Francia, Alemania y el Reino Unido, con sus consignas abiertamente belicosas y amenazas contra Rusia, quieren aferrarse al poder», dijo Lavrov. Si esta coalición de voluntarios está dirigida por algún líder sano, “deberían darse cuenta de que esta no es la manera de hablar con Rusia. De lo contrario, seguirán en pie de guerra sin ninguna ambigüedad. Esa es su elección».

Las miradas se orientan ahora hacia Alemania, donde el 6 de mayo debe asumir un nuevo gobierno, aún más a la derecha, encabezado por el demócrata cristiano Friedrich Merz.

Merz ha expresado su deseo de facilitar a Kiev los misiles Taurus, con un alcance de 500 km, capaces de alcanzar objetivos profundos en territorio ruso. Su antecesor, el socialdemócrata Olaf Scholz, nunca quiso entregar esos misiles, que deben ser operados por militares alemanes, conociendo las consecuencias que eso puede tener. “Asumo que no queremos una escalada del conflicto, ni ser parte de esa guerra”, dijo Matthias Miersch, líder socialdemócrata, que será ahora socio minoritario del gobierno.

Para Merz, sin embargo, Alemania debe asumir nuevamente “su responsabilidad en Europa y en el mundo.” ¿Nuevamente? ¿A cuál período histórico se refiere Merz?, preguntó la portavoz de la cancillería rusa, Maria Zakharova.

La idea de Merz es que Ucrania tome la iniciativa en el campo de batalla, en vez de permanecer a la defensiva. Un objetivo, que Kiev considera de la mayor importancia política, sería el puente de Kerch, que une la península de Crimea con el territorio ruso.

Como el disparo de esos misiles es imposible sin la asistencia directa del ejército alemán, un ataque a cualquier instalación rusa o infraestructura crítica de transporte será considerada como una participación directa en las operaciones militares”, dijo Zakharova.

Alemania es, nuevamente, un peligro para el mundo, advirtió.

FIN

Ucrania-Rusia: Las “tierras raras” y el fin del conflicto

Félix Madariaga Leiva
Periodista

Desde hace meses se comenta, a través de la prensa, columnistas y comentaristas internacionales, el posible fin del conflicto entre Ucrania y Rusia, el que vería a Estados Unidos como garante. De hecho, se han realizado varias reuniones en busca de acuerdos, incluso en la Casa Blanca, donde el otrora incondicional aliado Donald Trump recibió no muy amablemente a Volodímir Zelenski, acusándolo de hacer “un trabajo horrible” y “permitir” el inicio de la guerra.

Las preguntas surgen rápidamente, ¿qué está buscando Estados Unidos con este cambio de posición? En medio de deportaciones extrajudiciales, cierre de oficinas públicas de ayuda internacional, congelación de fondos a universidades estatales, es difícil creer que el país del norte busque simplemente la paz entre las dos naciones, sin peros ni condiciones. No somos ilusos, detrás de sus acciones se va dibujando un escenario favorable para Estados Unidos.

Así lo confirman, por ejemplo, las declaraciones del Canciller de Ucrania Andrii Sybiha, quien señala que Ucrania está decidida a firmar un acuerdo «que satisfaga mutuamente los intereses nacionales tanto de EE.UU. como de América«. Nos queda claro que Estados Unidos de América es el actor principal.

A estas declaraciones, le sumamos las que recientemente hizo la primer viceministra y ministra de Economía de Ucrania, Yulia Svyrydenko, cuando anunció que “Nos complace anunciar la firma, con nuestros socios estadounidenses, de un Memorándum de Intenciones, que allana el camino para un Acuerdo de Asociación Económica y el establecimiento del Fondo de Inversiones para la Reconstrucción de Ucrania”. Y agregó “Es muy importante que el documento recoja el deseo del pueblo estadounidense de invertir junto con el pueblo ucraniano en una Ucrania libre, soberana y segura”.

¿Cuánto le costará a Ucrania el fin de la guerra?

Para poner más presión a la firma del acuerdo que permitirá a Estados Unidos acceder a los minerales raros de Ucrania*, el secretario de Estado norteamericano Marco Rubio afirmó que “Si no es posible poner fin a la guerra en Ucrania, debemos avanzar”, añadiendo que “Tenemos que determinar rápidamente ahora, y estoy hablando de una cuestión de días, si esto es factible o no en las próximas semanas”.

Desde una perspectiva geopolítica, el acuerdo es una jugada maestra de Washington. Ofrece a Ucrania ayuda para su reconstrucción a cambio de acceso a minerales estratégicos, permitiéndole reducir su dependencia de China y fortalecer su industria local de baterías y tecnología avanzada.

Se estima que Ucrania posee alrededor de 2,5 millones de toneladas de carbonato de litio equivalente, con una ley superior al 1% de óxido de litio, lo que lo convierte en un recurso altamente atractivo. Estados Unidos sabe que el futuro de su industria depende de estos minerales y que no puede depender de China con quien ha iniciado una guerra arancelaria.

Algo que debería preocupar a Chile, ya que, si estos depósitos comienzan a explotarse con el respaldo de Norteamérica, afectará claramente a nuestra economía futura. Un nuevo actor, con el respaldo financiero y tecnológico de Estados Unidos logrará consolidar una cadena de suministro de minerales provenientes desde Ucrania y reducirá sustancialmente la competencia.

¿Qué podría pasar entonces? Si Estados Unidos consolida estos acuerdos, primero, podría mantener y fortalecer una hegemonía financiera mundial desplazando a China, lo que ha sido un objetivo para ellos desde hace muchos años. Controlar la economía mundial a través de sus aranceles.

Desde el punto de vista de la guerra podría instalar bases militares propias en Ucrania, con el objetivo de mantener sus intereses económicos protegidos de cualquier enemigo externo.

El pueblo ucraniano seguirá pagando los costos y podría convertirse en un satélite más dentro de la órbita mundial de influencia de Estados Unidos y ahí sí, comenzará la verdadera guerra, una que no tendrá fin, una guerra guiada por los intereses de la potencia que se disfraza de protector.

Si el acuerdo con Estados Unidos se firma, será muy tarde para Ucrania dar marcha atrás, como ejemplo, basta recordar el caso de Chile, cuando en los años ‘70 Salvador Allende nacionalizó el cobre, la respuesta fue clara y contundente, financiar el golpe de Estado de 1973, asesinando, torturando y desapareciendo chilenos y chilenas. Han pasado 52 años y aún no han pedido perdón, aún vivimos con las heridas abiertas, los abrazos robados y el silencio cómplice que no nos ha dado justicia y verdad.

*Término colectivo para 17 elementos químicamente similares que se utilizan en tecnología y la industria modernas. Son cruciales para la fabricación de teléfonos inteligentes, computadoras y equipos médicos, entre otros. Se trata del escandio (Sc), el itrio (Y), el lantano (La), el cerio (Ce), el praseodimio (Pr), el neodimio (Nd), el prometio (Pm), el samario (Sm), el europio (Eu), el gadolinio (Gd), el terbio (Tb), el disprosio (Dy), el holmio (Ho), el erbio (Er), el tulio (Tm), el iterbio (Yb) y el lutecio (Lu).

Fuentes:

https://www.eltiempo.com/mundo/europa/acuerdo-de-minerales-entre-ucrania-y-ee-uu-kiev-se-retracta-y-anuncia-dialogos-para-un-nuevo-documento-3440343

https://x.com/Svyrydenko_Y/status/1912969519326241043?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1912969519326241043%7Ctwgr%5E78b161217a0d53661f5788b0faa13cbc0b11d61e%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.france24.com%2Fes%2Feuropa%2F20250417-ee-uu-y-ucrania-firman-un-memorando-que-allana-la-vC3ADa-para-un-acuerdo-sobre-minerales

https://www.france24.com/es/programas/invitad-del-d%C3%ADa/20250227-acuerdo-de-tierras-raras-el-%C3%BAltimo-recurso-de-zelenski-para-atraer-el-apoyo-de-trump

https://www.bbc.com/mundo/articles/ce8vj79e238o

https://www.eltiempo.com/mundo/europa/acuerdo-de-minerales-entre-ucrania-y-ee-uu-kiev-se-retracta-y-anuncia-dialogos-para-un-nuevo-documento-3440343

Aranceles: rebote hacia EEUU

Mg. José A. Amesty Rivera

Ante la guerra comercial y arancelaria desatada por la administración Trump hacia Occidente, y principalmente hacia China, deseamos, aunque no somos economistas, plantear la premisa que esta guerra de impuestos, violatoria de las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y afectando gravemente la estabilidad del orden económico internacional, pueda estar perjudicando a la misma EEUU. En este sentido, nos ayudarán las ideas del economista argentino Claudio Katz, en su artículo: «Un desmadre programado que desborda a Trump«.

Veamos algunos elementos que nos puedan ayudar a entender que es esto de los aranceles. Un arancel no es más que un impuesto, que se le aplica a cualquier bien o servicio que sea importado por un país, a su vez, la importación es la compra de bienes o servicios, que se producen en otro país para utilizarlos en el propio. También podríamos acotar que, los derechos de aduana, aplicados a las importaciones de mercancías, se denominan aranceles.

Existen, en general, tres tipos de aranceles:

  1.  Los derechos ad valorem: son los que aplican un porcentaje sobre el valor del producto. Es la forma impositiva más común. Ejemplo: un 10% sobre el valor de la mercancía.
  2.  Los derechos específicos: son los que aplican una cantidad sobre la unidad independientemente de su valor. Ejemplo: 200 dólares, por cada tonelada de trigo.
  3. Los derechos mixtos: se trata de un arancel, que combina ambas modalidades, es la suma de ambos derechos.

Ahora, en general, ¿cuáles son los efectos inmediatos de los aranceles? En el caso específico de EEUU, en el peor de los casos, los aranceles podrían avivar la inflación y socavar las perspectivas de crecimiento en los países en la mira de Trump, así como en Estados Unidos, causando un impacto económico.

Pero también, en algunos casos afectaría a las industrias ligadas a la alimentación, los bienes de equipo como: maquinarias, equipos de fábrica, robots industriales, máquinas herramienta; herramientas y equipos, herramientas de construcción; vehículos utilizados para fines comerciales: camiones, barcos, aviones; edificios y fábricas; Infraestructura, como: carreteras, puentes, centrales eléctricas; equipos de oficina; equipos médicos.

y las manufacturas de consumo, como: electrodomésticos, ropa, electrónica, coches, teléfonos móviles, ordenadores, televisores, entre otros.

Según, Gregor Hirt experto economista, director Global de Inversiones (CIO) de Multiactivos y director general de Allianz Global Investors, «los aranceles son, en efecto, impuestos a las importaciones que aumentan el costo que las empresas y los consumidores pagan por los bienes y servicios. Los aranceles incrementan el monto que las empresas pueden tener que pagar por las importaciones utilizadas para producir bienes finales. Dependiendo de la elasticidad de la demanda del consumidor, las empresas generalmente trasladan los costos más altos a los consumidores a través de precios más altos, lo que aviva las presiones inflacionarias. Dado que los aranceles encarecen y complican el comercio transfronterizo entre EEUU y los países afectados, el comercio podría caer, lo que podría socavar el crecimiento económico». Aunque según el experto, hay también consecuencias de impacto para las inversiones, e impacto geopolítico, entre otras.

Ahora, los aranceles pueden afectar a EEUU y convertirse en un efecto búmeran. Primero, veamos que en la actual guerra económica de Trump, se plantean tres objetivos en el plano económico: restaurar la hegemonía del dólar, reducir el déficit comercial, e incentivar la repatriación de las grandes empresas. Aunque hay un objetivo mayor y es el retroceso frente a China en términos económicos, al cual nos referiremos en su momento.

Dentro de esta dinámica, los aranceles es una estrategia para reducir el déficit externo del país norteamericano. Así, hemos visto como Trump introduce y modifica cotidianamente los aranceles, tratando con cada país y penalizando a cada uno de ellos.

La estrategia arancelaria de EEUU radicaliza la tendencia proteccionista, que fue inaugurada desde el 2008, ante la crisis financiera en el país norteamericano, y se aplicaron 59.000 medidas arancelarias.

Estas medidas, según la mayoría de los economistas y especialistas, las posibilidades de éxito son muy reducidas, ya que las importaciones y exportaciones de EEUU, ya no actúan con fuerza en el comercio mundial, como era antes. Es decir, «Trump reintroduce el proteccionismo a destiempo histórico. Los aranceles eran un instrumento efectivo para Estados Unidos en el pasado, pero no cumplen esa misma función en la actualidad».

Además, la guerra comercial arancelaria, no tiene un poder disuasivo en sí misma. Estas exportaciones e importaciones, «cayeron desde el 14% en 1990 al 10,35% actual, y en ese período, por ejemplo, tan solo los BRICS, saltaron del 1,8% al 17,5%».

Por otro lado, el mayor problema de la guerra comercial de aranceles es el riesgo de una escalada incontrolable.

Un elemento importante en esta ecuación de guerra comercial arancelaria es que, la motivación, el epicentro, quizás principal, de Trump es, el retroceso económico, financiero, entre otros, que ha tenido EEUU en relación con China.

Recordemos que, según el economista Katz, «toda la política de Trump es un desesperado intento por frenar el avance chino. Esa expansión tan solo despuntaba a comienzo del milenio, cuando la primera potencia dejó de receptar transferencias de ingresos a su favor del socio asiático. Allí comenzó un intercambio desfavorable, que actualmente alcanzó un pico difícil de revertir». «Fue el principal destino de los aranceles que desataron la vertiginosa escalada mutua. El 34% inicial de Washington fue retrucado con el mismo porcentual por Beijing y la pulseada saltó rápidamente al 84%-104% y al 145%-125%. A esos niveles el comercio entre los dos países tiende a quedar anulado. «La centralidad de China en la ofensiva de Trump fue adicionalmente corroborada por su decisión de mantener las penalidades para ese país, luego de ser pausadas para el resto del mundo. Los elevadísimos aranceles a Vietnam, Camboya y Laos forman parte de la misma confrontación, porque China comanda las cadenas de suministro de esos vecinos y reexporta desde allí sus mercancías».

Ahora, veamos otros elementos rebote hacia el interior de EEUU. El ataque comercial arancelario, entraña un efecto inflacionario (ya indicado) como la amenaza más inmediata, ya que se encarecerán las mercancías (alimentos) porque se introduce un costo adicional a los productos importados.

Todos los analistas concuerdan en señalar, el efecto recesivo del giro proteccionista arancelario, que podría provocar una contracción de 1,5 o 2 puntos porcentuales del PBI.

En fin, los incontables conflictos que afronta Trump superan ampliamente el número de los que puede resolver, y aquí solamente estamos hablando de aprietos económico-financieros.

Para concluir, presentamos un ejemplo concreto, simple, de cómo funcionan los aranceles al interior de EEUU y como los aranceles afectan a empresas y consumidores norteamericanos.

Imaginemos un escenario con un fabricante extranjero ficticio de zapatos llamados X.

  1. El fabricante extranjero produce bienes para vender en EEUU. X, produce variedad de zapatos, de vestir, deportivos, sandalias, entre otros, fuera de EEUU.
  2. Los zapatos se envían a EEUU, donde enfrentan un arancel del 20%.
  3. Las empresas con sede en EEUU, pagan el arancel al Tesoro de EEUU.
  4. Z, otra empresa estadounidense que compra a X, paga el costo total de los zapatos importados más el arancel. Entonces, un par de zapatos que costaba 100 dólares, ahora le cuesta a Z, 120 dólares.
  5. Ahora, la empresa estadounidense tiene varias opciones para compensar este aumento de costo: a) La empresa Z, absorbe el costo del arancel. Es decir, Z decide mantener el mismo precio que cobra por sus zapatos. Así, la empresa obtiene menos ganancias y tiene menos dinero para pagar a sus trabajadores o invertir en su expansión. b) La empresa transfiere parte del costo del arancel al comprador. Por lo que Z, aumenta el precio de los zapatos en 10 dólares, cubriendo la mitad del costo del arancel de 20 dólares. c) La empresa Z, transfiere todo el costo del arancel al comprador, En este caso, Z aumenta el precio de los zapatos en 20 dólares, para compensar lo que pago por el arancel.

En fin, en las dos últimas opciones o casos, el comprador estadounidense paga un precio más alto. En las tiendas, los zapatos cuestan hasta 20 dólares más que antes de que se implementara el arancel.

También, a mayor el costo del arancel, menos posibilidades tienen las empresas de maniobrarlo, menos opciones posibles de ganancia.

Y es que, durante años, Trump ha afirmado erróneamente que los países extranjeros pagan los aranceles, pero en realidad, el arancel lo paga la empresa con sede en Estados Unidos que importa el producto. Así, según un estudio de la bipartidista Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos del gobierno federal, ha concluido que los estadounidenses han soportado casi todo el costo de los aranceles de Trump a los productos chinos.

En conclusión, Trump no es un desorbitado, ¿o si lo es?, «provoca adrede una crisis para intentar la restauración hegemónica del dólar. Su proteccionismo arancelario es tan ineficaz, como su pretensión de relocalizar empresas que solo son rentables en el exterior. Y la confrontación directa con China llega tarde y con visibles desventajas».

Nota de última hora: Los consumidores americanos han empezado a sentir el golpe de la guerra de aranceles. Los precios de los alimentos se han disparado. Los mariscos han sufrido un aumento del 40%, mientras que algunas verduras ya han duplicado su valor. Los tomates enfrentan un incremento del 20%. El arroz importado del 30%. Un sólo aguacate está llegando a costar 4 dólares. El departamento de agricultura emitió una lista de alimentos para abastecerse antes de que aumenten los precios. Hablamos por ejemplo de mantequilla de Irlanda, así como cordero de Nueva Zelanda, salmón canadiense y vino de Francia. Aquí también se encuentran las frutas enlatadas provenientes de Perú, granos de Brasil, así como el café traído desde Colombia.

¿Reordenamiento o repartición?

Por Arnoldo Mora

Comenzaré por explicar los términos del título que encabezan estas líneas. Es ya un lugar común afirmar que el mundo va hacia un nuevo orden político. Dichas así las cosas, me parecen inaceptables. Lo que yo cuestiono es el término “orden”, como si hubiese habido alguna vez en la historia de la humanidad un verdadero y auténtico “orden”, cuando en la realidad siempre ha imperado el desorden de una u otra manera, provocado por un sector para beneficio propio, sea este un grupo de individuos, sea una región geográfica entera. Por eso el término más adecuado es el de “reordenamiento”, pues ordenar equivale a poner orden ciertamente, pero obedeciendo a un mandato las más de las veces de carácter despótico y a costa de un doloroso derramamiento de sangre. Po desgracia, así se ha escrito la historia real. Por eso lo que ahora corresponde es reconocer que se está implantando un nuevo reacomodo de las fuerzas imperiales, pues buscan establecer una nueva partición del mundo, desde el punto de vista geográfico en vista a la apropiación de las riquezas. Ambas expresiones, “reordenamiento” y “repartición”, tienen como prefijo la sílaba “re”, que puede significar tanto repetición como énfasis. Estructuralmente no denotan nada nuevo, por desgracia, al menos en las intenciones de algunos de los dirigentes sobre todo provenientes del mundo político-cultural de Occidente.

Aclarado lo anterior, debemos ahora ahondar en el tema. Lo que hoy se da en el mundo es el reconocimiento por parte de los Estados Unidos, potencia dominante en el mundo occidental, de que su poder hegemónico universal ha terminado; quien primero tomó conciencia de esa realidad fue el presidente Obama; sus sucesores intentaron con inhumano furor mantener el status quo. Pero ha sido en vano todo intento por mantener una hegemonía que no se da ni en el ámbito comercial, donde China impera, ni en el campo militar, donde Putin ha demostrado estar ganando la guerra. Los Estados Unidos están endeudados como ningún país en la historia de la humanidad lo ha estado; 36 billones de dólares no se pueden pagar nunca; es imposible sostener 800 bases militares dispersas en todos los rincones del planeta. Por eso Trump ha encargado a su superministro Elon Musk aplicar recortes draconianos en el aparato burocrático federal en todos los ámbitos, incluidos el Pentágono y los servicios de inteligencia y espionaje como la CIA, ambos hasta ahora intocables, pero especialmente en el ámbito social, obligando al resto del mundo, especialmente a sus vecinos México y Canadá y a sus aliados de la Unión Europea y, por supuesto, a sus rivales comerciales como China, mediante la imposición de aranceles, a pagar su deuda incluso a costa de un precio muy elevado políticamente. Pero lo más grave es que lo hace pisoteando la legalidad por la que se regía el comercio mundial y las relaciones diplomáticas, políticas y militares, con lo que la confianza de las naciones amigas se ha hecho añicos en estos pocos meses del retorno de Trump a la Casa Blanca. Por su parte, Putin ha demostrado no estar dispuesto a doblegarse ante las exigencias imperiales de Trump; tampoco China cederá en su política de acrecentar cualitativa y cuantitativamente sus relaciones comerciales con el mundo, basado en una política respetuosa del derecho internacional y del crecimiento exponencial de las tecnologías de punta; los gobiernos musulmanes, inclinándose ante la voluntad ampliamente mayoritaria de su población, dan muestras cada vez más contundentes de tomar distancia de la política prosionista de Washington; los países periféricos marchan hacia una consolidación del BRICS, lo cual y de consonancia con la naturaleza de estas alianzas, se abren posibilidades de alianzas políticas que no excluyen alianzas militares . Resultado: el Tío Sam está más aislado que nunca.

Dado todo lo anterior, resulta claro que hay indicios de que se están creando las condiciones para forjar un nuevo reordenamiento del mundo multipolar, compuesto por regiones que rebasan la jurisdiccionalidad de las naciones-Estado; en otras palabras, la concepción misma de democracia surgida de las revoluciones norteamericana y francesa de la segunda mitad del siglo XVIII ha periclitado, lo mismo que la hegemonía plena de una nación-imperio proveniente de Occidente. Pero esto, no se dará mecánicamente sino dialécticamente, como todo en la historia, en donde la dinámica de los grandes procesos se rige por la ley de la física newtoniana, según el cual a toda acción se da una reacción en sentido contrario directamente proporcional. El imperio norteamericano no parece estar dispuesto a ceder en sus intenciones de apropiarse del mundo entero. Pero ha cambiado de estrategia; ya sus círculos más lúcidos no pretenden hacerlo mediante una guerra total, que significaría la desaparición de la humanidad, incluso de ellos mismos, sino mediante la conquista de regiones hasta ahora inexplotadas, como son los dos polos: El Ártico y la Atlántida; de ahí su decisión de anexionarse Canadá y Groenlandia, para luego disputarle a Rusia la posesión total del Ártico y todas sus inexplotadas riquezas. Otro tanto se da con las Islas Malvinas en el Atlántico Sur, que la OTÁN está convirtiendo en una base nuclear con el fin de dominar militarmente la Atlántida. La pérdida del control de muchas regiones de África y el Medio Oriente, especialmente de la estratégica Península Arábiga, hace aún más apremiante para las potencias occidentales lograr la apropiación de los dos polos. Específicamente, para los Estados Unidos el dominio total del Continente, inspirados en la doctrina Monroe es vital. Los Estados Unidos no pueden reconocer la independencia de Nuestra América porque la consideran su patio trasero, no sólo por razones geopolíticas sino también por razones económicas; los datos son contundentes: Wall Street controla el 80% de las “commodities”, 31% de las cuales provienen de América Latina; en consecuencia, la pérdida de Nuestra América significaría, ni más ni menos, que el derrumbe total del imperio yanqui.

Esa es la razón por la cual todo Occidente lucha, ya que carecen de las materias primas indispensables para su desarrollo científico-tecnológico, base de su crecimiento económico, su poder político y su irradiación y prestigio culturales. Los datos hablan por sí mismos. Esas materias primas están en Rusia (gas natural y petróleo, riquezas inexplotadas en Siberia y el Polo Norte), en el Medio Oriente (petróleo), en África y en Nuestra América, por no hablar de China que posee la casi totalidad de las tierras raras, y Bolivia que posee el 67% del litio. Eso es lo que está en juego detrás de todas las bravatas e intrigas del escenario político mundial. Una “repartición” de esas riquezas sería el primer paso para un nuevo “reordenamiento” mundial; su control mediante su apropiación por parte de las grandes trasnacionales, es el objetivo final de ese supuesto “nuevo orden mundial”. Pero eso no será posible mientras Rusia se imponga militarmente, China comercialmente y los países del BRICS crezcan en número y solidez política y económica. Esa es la encrucijada a que se enfrenta una humanidad angustiada ante la amenaza de un fin apocalíptico inminente si las potencias dotadas de armas nucleares desataran una guerra mundial, o la destrucción ecológica sigue sin que la detengamos a tiempo.