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Etiqueta: EUA

China e Irán en el nuevo orden multipolar: comercio estratégico sin hegemonía ni sanciones

Mauricio Ramírez Núñez

Mauricio Ramírez Núñez

En medio de una convulsa pero decisiva reconfiguración geopolítica, China e Irán emergen como aliados clave en la construcción de un nuevo orden multipolar basado en la cooperación estratégica, el respeto a la soberanía y la eliminación de sanciones unilaterales. Un claro ejemplo de esta alianza se materializó el 25 de mayo de 2025 con la llegada por primera vez de un tren de carga procedente de Xi’an, en el este de China, al puerto seco de Aprin, cerca de Teherán. Este tren, cargado de paneles solares, no solo representa un impulso para la transición energética iraní, sino también un gesto simbólico de independencia frente a las rutas comerciales clásicas dominadas por potencias occidentales.

A través de una infraestructura ferroviaria que evita zonas controladas por fuerzas militares estadounidenses, o sea, fuera del alcance de la hegemonía occidental, el eje China-Irán está consolidando rutas comerciales seguras y eficientes. En un contexto donde EE.UU. amenaza con reactivar su «máxima presión» sobre Irán y detener incluso buques petroleros, la vía terrestre se presenta como un salvavidas comercial. Mientras que el transporte marítimo sufre demoras y vulnerabilidades geoestratégicas, como las tensiones en el mar Rojo (a causa del conflicto en Yemen) y el estrecho de Malaca, la ruta ferroviaria reduce a la mitad los tiempos de entrega y fortalece la autosuficiencia comercial.

Desde la firma del acuerdo de cooperación económica de 25 años por un valor de 400.000 millones de dólares en 2021, China e Irán han profundizado sus vínculos económicos. El 90% de las exportaciones iraníes hacia China están compuestas por productos energéticos y minerales, que encuentran en esta nueva red logística una garantía de continuidad frente a bloqueos. Además, Irán se consolida como un nodo esencial dentro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) china, un megaproyecto que está redibujando el mapa comercial global sin imposiciones ni condicionalidades. Con toda certeza podemos llamar esto como una alianza contra la dominación económica occidental.

Este eje terrestre impulsado por China, que conecta con Irán, los Estados del Golfo, África y finalmente Europa, no solo compite con el Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa (IMEC), promovido por EE.UU. e Israel: encarna la fractura geopolítica del siglo XXI. La rivalidad trasciende lo económico; es una disputa entre paradigmas. Por un lado, Pekín vende un modelo de cooperación sin condiciones, basado en infraestructuras, no injerencia y retórica de ganancias compartidas.

Por otro, Washington y sus aliados imponen una arquitectura de bloques, sanciones selectivas y controles financieros que buscan perpetuar una hegemonía cada vez más débil. Esta guerra de corredores comerciales es parte también de la lucha por la consolidación de un orden multipolar. Hoy esta se libra no sólo en el campo de batalla, como lo hemos presenciado en Ucrania, sino también en lo cultural, económico y tecnológico; en puertos, ferrocarriles, acuerdos de divisas, innovación tecnológica y nuevas rutas comerciales. China está ganando terreno mientras Occidente insiste en un “libre mercado” que solo aplica para sus aliados.

La reciente reunión en Teherán de representantes ferroviarios de China, Irán, Kazajistán, Uzbekistán, Turkmenistán y Turquía evidencia una voluntad compartida de fortalecer la conectividad comercial a través de tarifas competitivas y estándares comunes en el marco del estricto respeto a la soberanía, así como del modelo de vida propio de cada pueblo. El corredor Este-Oeste y el plan del Corredor Norte-Sur posicionan a Irán como un actor clave en la logística euroasiática de ese nuevo orden que emerge.

El tren China-Irán no es simplemente un medio de transporte más como para que pase desapercibido por estudiosos, empresarios y políticos. Es un vehículo estratégico y una gran señal de hacia dónde se dirigen las cosas, es un símbolo de una alternativa viable al orden global unipolar impuesto por potencias occidentales. Es la prueba tangible de que es posible construir redes comerciales sustentadas en la cooperación, la igualdad y el desarrollo compartido, como lo afirma China. La guerra de corredores no se libra solo en los mapas, sino en la definición del futuro del comercio global: uno donde muchos participen, y ninguno imponga.

Los aranceles de Trump contra Costa Rica

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

Aunque los acuerdos del TLC y demás normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), son desdeñados por Donald Trump, ahora el gobierno estadounidense nos dice lo siguiente: «¡Para que les anulemos el arancel del 10%, a los productos que ustedes exportan hacia EE.UU. (que el Chaves pensó no se ejecutaría, a cambio del campo de concentración de migrantes en suelo costarricense), tienen que aceptar lo siguiente!». Pero eso sí, ¡sin chistar!

1°. Que tanto el ICE como el INS, no pueden gozar de ninguna ventaja, como instituciones estatales sin fines de lucro, cuando se trata de licitaciones en telecomunicaciones, tecnologías de la información y seguros, en que participen empresas gringas, que sí lucran, por lo que sus ofertas, necesariamente son más altas, aunque gocen de «trato nacional».

2° Que, pese a que los paperos ticos la están pasando muy mal, por los altos costos de producción, Washington exige que se le ponga una alfombra roja, al ingreso de papas estadounidenses, que, piensan, no pueden faltar acompañando sus hamburguesas.

3° Que, igualmente, los huevos, mariscos, y la leche y sus derivados, sean recibidos con música de fanfarria.

4° Que se establezcan, permisos fitosanitarios de importación, más ágiles (léase laxos), para sus productos vegetales.

5° Que, quizá, como hay muchos estadounidenses radicados en suelo tico, a los que les gusta, uno que otro whiskyto, que no se cobre impuesto a licores gringos con más del 30 % de alcohol.

6° Y, que Costa Rica, impida el uso de software sin licencia, y detenga la piratería en línea.

A propósito de las negociaciones que EE.UU. quiere concluir el mes entrante, los eventualmente afectados, le piden al Ministerio de Comercio Exterior, que, considere que Costa Rica, tiene particularidades relevantes, que les restan competitividad, tales como el alto costo de la electricidad, el alto valor artificial del colón con respecto al dólar, las fundamentales cargas sociales, la deficiente infraestructura vial y portuaria, y la ausencia de mecanismos modernos de contratación, que les ponen en una condición de desventaja, frente a productores subvencionados.

Habrá pues, que esperar para saber si fueron capaces de hacer una buena negociación, patriótica, digna, y cuáles serán las consecuencias de la misma.

¡Hay que detener el genocidio del Estado de Israel contra el pueblo palestino! – SERPAJ

A pesar de las protestas globales y los llamados a cesar la masacre contra el pueblo palestino, Israel continúa sus ataques con total impunidad, respaldado por la complicidad de Estados Unidos.

El silencio cómplice de la ONU y el Parlamento Europeo es alarmante. La violencia escaló hasta niveles catastróficos, arrastrando al mundo hacia lo que el Papa Francisco advirtió: «Una Tercera Guerra Mundial a cuentagotas». Millones de refugiados sufren los embates de la guerra, el hambre y la desesperación, mientras la comunidad internacional mira impasible. El hambre es otra forma de guerra: silenciosa, pero igualmente letal.

Incluso dentro de Israel, sectores del pueblo judío alzan su voz contra la barbarie, gritando: «¡NO EN NUESTRO NOMBRE!». Exigiendo que se ponga fin al genocidio.

La Corte Penal Internacional ya acusó al primer ministro Benjamín Netanyahu de crímenes de guerra y genocidio. Sin embargo, él sigue bombardeando Gaza, intentando exterminar y desplazar al pueblo palestino para apoderarse de su tierra.

La comunidad internacional debe actuar ya:

1.- Exigir el cese inmediato de la guerra.

2.- Promover el diálogo como único camino hacia una paz justa.

3.- Reconstruir Gaza y garantizar dos Estados libres y soberanos.

El genocida Netanyahu debe ser juzgado por la Corte Penal Internacional. Sus crímenes no pueden quedar sin castigo.

La ONU no puede seguir paralizada por el veto de EE.UU. Es urgente convocar a la Asamblea General para frenar la escalada bélica global y poner fin a la guerra. Su responsabilidad es buscar los caminos de la Paz y el derecho de los pueblos a su autodeterminación y soberanía.

Adolfo Pérez Esquivel
Buenos Aires

Defensoría interviene por derecho a la educación de niñez en el CATEM

La Defensoría de los Habitantes, en el marco de su labor de vigilancia y defensa de los derechos fundamentales de la población, solicitó al Ministerio de Educación Pública (MEP) un reporte sobre las acciones adoptadas para garantizar el derecho a la educación a las personas menores de edad ubicadas en el Centro de Atención Temporal para Migrantes (CATEM) Sur, quienes se encuentran en el grupo de personas deportadas desde Estados Unidos.

La petición se realiza luego que el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) informara a esta Defensoría que “ha mantenido acercamientos con el MEP a fin de trasladar el tema”.

La Defensoría planteó dicha gestión ante el MEP para que informe la articulación entre ambas instituciones en este caso y rendir cuentas de la colaboración o procesos de coordinación que se mantengan con las autoridades migratorias, las organizaciones de la sociedad civil y otras instituciones, con el fin de garantizar el derecho a la educación de la población menor de edad ubicada en el CATEM Sur. Para la Defensoría es importante dar seguimiento al tipo de intervención del MEP para abordar el tema educativo de los niños, niñas y adolescentes, tomando en cuenta sus particularidades, como son el idioma, costumbres, nivel de conocimientos y grado de escolaridad.

También, deberá detallar qué información ha facilitado a las familias sobre los servicios educativos disponibles y si están impartiendo lecciones, en qué consisten las mismas, quién las imparte; qué otras actividades se ofrecen a este grupo de niños/as en cuanto a programas de tutorías, refuerzos escolares, apoyos lingüísticos, programas que promuevan el respeto a la diversidad cultural, entre otros. Asimismo, deberá informar si el MEP cuenta con algún protocolo o programa específico al respecto.

Esta labor forma parte de todo un proceso de observación, inspección y seguimiento a la situación de deportación de estas personas, quienes ingresaron al país a partir del 20 de febrero anterior. En el último reporte entregado por la Defensoría la Comisión Permanente de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa, el pasado 09 de mayo 2025, se reporta que, de la última visita al CATEM, estaban presentes un total 26 personas menores de edad.

La Dirección Regional de Educación Coto, del Ministerio de Educación Pública (MEP), en Ciudad Neily, solicito a esta Defensoría ampliar el plazo para poder ofrecer la respuesta solicitada debido a que están en un proceso de visitas colegiadas a los centros educativos de la región y otras actividades relacionadas al Consejo de Participación Comunal.

Comuicación
Defensoría de los Habitantes

La negociación como táctica revolucionaria: China le da la razón a Manuel Mora

Mauricio Ramírez

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

En la década de los ochenta, en plena Guerra Fría y ante la sombra de una posible aniquilación nuclear, el benemérito de la patria costarricense, Manuel Mora Valverde, planteó en un simposio en Alemania una tesis audaz: la negociación debía entenderse como una fase superior de la lucha de clases. Su afirmación, lejos de ser una claudicación ideológica como algunos pensaron, era una lectura estratégica y profundamente dialéctica del momento histórico. Pero muchos no lo entendieron. Encerrados en los dogmatismos de la Guerra Fría, acusaron a Mora de traicionar principios, como si hablar con el enemigo fuera rendirse a él. Una lógica absurda. Tan absurda como suponer que la negociación de la crisis de los misiles de 1962 volvió comunista a Estados Unidos o capitalista a la Unión Soviética.

Hoy, en el siglo XXI, donde aquellos esquemas binarios han perdido toda utilidad política real, la experiencia china ha venido a reivindicar esa tesis de manera práctica y contundente, dando la razón al benemérito de la Patria. No desde la teoría, sino desde la acción concreta. Con una visión estratégica y sin renunciar a su proyecto de una civilización socialista con características propias, China ha hecho de la negociación una herramienta de afirmación nacional y de proyección global.

Las recientes conversaciones sostenidas en Suiza entre el viceprimer ministro chino He Lifeng, el secretario del Tesoro estadounidense Scott Bessent y el representante de Comercio Jamieson, para enfrentar la guerra de aranceles desatada unilateralmente por la administración Trump, son un ejemplo elocuente de cómo se negocia sin claudicar. China no se sentó a la mesa desde la sumisión, sino desde una posición de fuerza estratégica, consciente de su peso económico global y de su rol como actor central en la estabilidad mundial.

El resultado habla por sí solo: una tregua de 90 días en la guerra comercial y una significativa reducción mutua de aranceles; Washington bajará sus tarifas del 145% al 30%, y Pekín del 125% al 10%. No se trata de concesiones graciosas, sino de logros concretos producto de una diplomacia realista, que entiende que en la lucha de clases global la negociación no es traición, sino táctica revolucionaria cuando se hace desde la soberanía y con claridad estratégica.

Esta lección no nace de la ingenuidad, sino de una lectura lúcida de las correlaciones de fuerza, del sentido del momento histórico y del valor de preservar condiciones de desarrollo frente a la hostilidad imperial. China, como lo advirtió Manuel Mora en su momento, demuestra que, en ciertos contextos, negociar es también una forma superior de luchar.

En un mundo en crisis múltiple (económica, política, ecológica y espiritual), la vieja lucha de clases no ha desaparecido, simplemente ha mutado de formas y escenarios. Hoy no solo las minorías son vulnerables; también lo son las grandes mayorías. La clase trabajadora, las comunidades rurales, los sectores populares urbanos, clases medias, etc., todos enfrentan nuevas formas de exclusión, precarización y desarraigo. Y mientras los pueblos son empujados a pelear entre sí, mayorías contra minorías, pobres contra pobres, las élites económicas y culturales celebran su victoria: nos mantienen divididos, confundidos, y sin dirección. En esa fragmentación inducida se produce su mayor victoria: la neutralización política efectiva de cualquier oposición que amenace el orden establecido.

Por eso la tesis de Manuel Mora cobra renovada vigencia. Porque entender la negociación como fase superior de la lucha de clases no implica renunciar a los principios, sino releerlos en clave estratégica, adaptarlos a nuevas condiciones sin diluir su contenido emancipador. Los principios permanecen, lo que cambia es el terreno donde se libra la batalla. Solo un pensamiento político maduro puede entender esto. Solo una izquierda o social democracia libre de dogmas puede asumir esta tarea sin culpa.

China, sin hacer ruido ideológico, ha mostrado que es posible. No se ha rendido ante el capitalismo global, pero ha sabido utilizar sus grietas para avanzar usando sus mismas reglas. Ha negociado, sí, pero no para someterse, sino para fortalecer su soberanía, su economía y su modelo. El resultado: millones de personas sacadas de la pobreza, infraestructuras transformadas, y un proyecto de nación que combina tradición, modernidad y futuro.

Esa es la lección: negociar no es rendirse. Negociar con visión, con estrategia y con firmeza, es también luchar en una forma superior. Es prolongar la lucha de clases por otros medios cuando las condiciones lo exigen. Es evitar el sectarismo inútil que solo sirve al enemigo. Es resistir con inteligencia y construir con realismo. Es, como decía Mora, elevar la lucha a un plano más complejo y eficaz, sin perder el horizonte de justicia social, la paz y la dignidad humana.

Inmigrantes en EEUU

Mg. José A. Amesty Rivera

Es increíble que un país como Estados Unidos de Norteamérica esté persiguiendo y deportando a los inmigrantes, cuando la realidad es que en EEUU conviven una gran cantidad de ellos y ellas, además de que es un país que fue formado por migrantes.

Ante la cruzada de Donald Trump contra los migrantes, recordemos que en EEUU y reiterando, coexisten una gran cantidad de inmigrantes, los cuales son de múltiples naciones del orbe.

La variedad de nacionalidades está representada, al menos, por México (por ejemplo, con el 23% de los inmigrantes nacidos en México en 2022), India, China, Filipinas (estos países también tienen una presencia significativa, representando el 6%, 5% y 4% de los inmigrantes, respectivamente), El Salvador, Guatemala, Corea del Sur, Vietnam, Cuba y República Dominicana (también tienen una población inmigrante considerable en EE. UU.).

Países sudamericanos como Colombia, Venezuela, Brasil, Ecuador y Perú también aportan un número importante de inmigrantes a Estados Unidos. En general, la inmigración a EEUU proviene de diversos países alrededor del mundo, reflejando la diversidad cultural e histórica del país norteamericano.

Según el último estudio del Centro de Investigación Pew (el Pew Research Center), es un grupo de expertos estadounidenses no partidista con sede en Washington, DC, que proporciona información sobre temas sociales, opinión pública y tendencias demográficas que dan forma a los Estados Unidos y al mundo. Destaca que más de 46 millones de inmigrantes viven en Estados Unidos, una cifra récord, y además señala que, hasta 2022-2023, el 77% de los migrantes estaban en el país de manera legal.

El 49% eran ciudadanos estadounidenses naturalizados (tenían la nacionalidad), el 24% eran residentes permanentes legales (LPR) y el 4% eran residentes temporales legales. El resto, el 23%, residía irregularmente en el país. Son 11 millones de personas.

Los datos anteriores son hasta el 2022-2023, por lo que es posible que hayan aumentado, es decir, se desconoce cuánto, ya que algunos abandonan el país, otros mueren y otros se regularizan.

Ahora, según el Servicio de Inmigración y Ciudadanía de EEUU, USCIS, en 2024 se les otorgó la nacionalidad estadounidense a 815.500 personas, lo que supone un 7% menos que en 2023.

México es el país líder con el 31,1% de las nacionalizaciones, seguido de India con el 6,1%, Filipinas con el 5%, República Dominicana con el 4,9% y Vietnam con el 4,1%.

Estas personas nacionalizadas residen en los estados de California, Texas, Florida, Nueva York, Nueva Jersey, Illinois, Washington, Pensilvania, Massachusetts y Virginia.

Por ejemplo, las Estadísticas de Naturalización del Año Fiscal 2024 en EEUU: en Massachusetts 23,600, Washington 23,500, todos los demás 238,700; total, 818,500.

Ya es conocido, por otro lado, que, aunque Trump afirma querer deportar a hasta 11 millones de inmigrantes, los análisis publicados por The New York Times y The Washington Post indican que podría ser difícil expulsar a muchos de ellos bajo la legislación estadounidense vigente. El único grupo fácil de expulsar (son aquellos con antecedentes penales) es relativamente pequeño, con unas 650.000 personas.

En fin, la mayoría de los inmigrantes, ya sea que se encuentren legal o ilegalmente en EEUU, han vivido en el país durante muchos años. Casi la mitad de las personas nacidas en el extranjero han vivido en el país durante dos décadas o más, y más de dos tercios han vivido en el país durante al menos 10 años. Solo el 20% llegó en los últimos cinco años.

Esto significa que muchas de las personas que probablemente serán objeto de deportación en los próximos meses son miembros establecidos y de larga data de la sociedad estadounidense.

En resumen, en EEUU, la población inmigrante podría superar los 13 millones de personas en 2025, según estimaciones de organizaciones como Migration Policy Institute y Pew Research Center. Además, hay al menos 11 millones de personas inmigrantes indocumentadas en el país. Se espera que las deportaciones se mantengan en niveles similares a los de 2024, con la mayoría de los vuelos dirigidos a América Latina.

Población inmigrante: Se estima que la población inmigrante en Estados Unidos podría superar los 13 millones de personas para el año 2025.

Inmigrantes indocumentados: Hay al menos 11 millones de inmigrantes indocumentados en el país.

Deportaciones: Las deportaciones se mantienen similares a las de 2024, con el 90% de los vuelos dirigidos a América Latina.

Impacto de la política: El enfoque del gobierno en deportaciones y las nuevas leyes pueden afectar significativamente a la comunidad inmigrante.

Origen de los inmigrantes: La mayoría de los inmigrantes en Estados Unidos provienen de México, India y China.

Nuevas leyes y reglas: Se implementarán nuevas leyes y reglas migratorias, como la que requiere el registro de ciudadanos extranjeros que permanezcan en el país por más de 30 días.

Es decir, a partir del 11 de abril de 2025, todo ciudadano extranjero mayor de 14 años que permanezca en Estados Unidos por más de 30 días deberá registrarse ante el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS, por sus siglas en inglés).

Además, en 2025 ha traído importantes noticias en el ámbito migratorio, especialmente para quienes buscan trabajar temporalmente en EEUU. Según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), se ha aprobado un aumento temporal en la cantidad de visas H-2B para trabajadores no agrícolas.

En fin, de acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), se han implementado nuevas medidas destinadas a fortalecer los procesos migratorios y agilizar solicitudes pendientes hasta el 2025. A continuación, le presentamos algunos de los aspectos más destacados:

Extensión de programas temporales: El gobierno ha ampliado programas como el TPS (Estatus de Protección Temporal) para países como Honduras, El Salvador y Haití. Esta medida permite que miles de personas puedan vivir y trabajar legalmente en Estados Unidos mientras las condiciones en sus países de origen mejoran.

Nuevas prioridades en deportaciones: La administración actual ha decidido enfocar los esfuerzos de deportación en individuos con antecedentes penales graves. Por otro lado, se están reduciendo las deportaciones de personas que no representan un riesgo para la seguridad pública, marcando un cambio positivo para muchas familias en situación irregular.

Actualización del sistema de visas: El Departamento de Estado ha comenzado a digitalizar más procesos relacionados con visas de trabajo y reunificación familiar. Esta modernización tiene como objetivo reducir los tiempos de espera, facilitando el acceso a beneficios migratorios de manera más eficiente.

No obstante, estos datos pueden variar de acuerdo a las políticas migratorias de Donald Trump, ya que, como hemos visto, hoy dice una cosa y mañana otra.

EEUU, persecución por nacionalidad

Mg. José A. Amesty Rivera

Ya señalábamos en un artículo anterior, que los migrantes deportados por EEUU parecían ser objeto de una persecución por nacionalidad; en el caso de los venezolanos/as, persecución por su venezolanidad.

En el caso cubano, igualmente una persecución por su cubanía. Aunque Cuba lleva más de 60 años de persecución política. Hemos visto noticias al respecto, por ejemplo, en Change.org, ha salido una denuncia de un grupo de mujeres cubanas que han sido detenidas injustamente en EEUU por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas ICE, que es una agencia del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, cuya misión es fortalecer la seguridad fronteriza y prevenir el movimiento ilegal de personas, bienes y fondos hacia, dentro de y fuera de Estados Unidos.

En la denuncia de Chang.org, se expresa la exigencia de la liberación inmediata y el respeto a las garantías procesales de las mujeres cubanas que hoy están arrestadas y enfrentando un futuro incierto, mientras los congresistas que nos prometieron defendernos como comunidad cubanoamericana guardan silencio.

Los y las congresistas referidos son: María Elvira Salazar, Carlos Giménez, Mario Diaz-Balart, Marco Rubio. Estas mujeres cubanas exigen:

– Libertad inmediata y acceso a procesos migratorios justos y transparentes.

– Soluciones urgentes (no más pronunciamientos) de nuestros congresistas para presionar al gobierno federal ante esta situación.

– Investigación independiente y transparente sobre las condiciones de detención y trato del ICE.

Por otro lado, hemos sido informados de medidas contra la comunidad cubana por parte de Trump, quienes hicieron campaña electoral a favor de él. Específicamente, el mandatario norteamericano detiene la Ley de Ajuste Cubano hasta nuevo aviso para quienes entraron con Parole, CBP One y otros programas de Biden, lo cual significa que paraliza sus procesos de residencia y ayudas desde el gobierno. Hay cientos de miles de cubanos y familias afectadas con esta medida, sin saber cómo se resolverá su situación actual.

La comunidad cubana en Miami es la que más campaña hizo por Trump, y hoy algunos siguen aplaudiendo, aunque los afectados son sus amigos, familiares, vecinos o compañeros de trabajo.

A su vez, María Elvira Salazar y compañía, los «representantes» de la comunidad cubana, reintroducen la Ley de Ajuste Venezolana.

También, el 21 de marzo pasado, el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense confirmó que revocará el «parole humanitario», un permiso migratorio que permite residir y trabajar temporalmente en EEUU, a cerca de 530.000 personas migrantes provenientes de Cuba, Haití, Venezuela y Nicaragua. Washington advirtió que el beneficio expirará el 24 de abril.

Así mismo, los cubanos/as con el documento-formulario I-220A, que otorga libertad condicional bajo palabra a migrantes, permitiéndoles permanecer en EEUU mientras se decide su situación migratoria. Los abogados de inmigración recomiendan que los cubanos con I-220A soliciten ver a un juez para luchar contra una posible deportación. Además, es crucial que presenten un caso de asilo fuerte y se mantengan informados sobre sus derechos y las vías legales disponibles para regularizar su estatus migratorio en EEUU.

Pero esto es casi imposible en el contexto del endurecimiento de Trump ante las políticas migratorias, lo que ha aumentado el temor y la incertidumbre entre los migrantes cubanos.

Otra noticia del 31 de marzo pasado señala que Estados Unidos entierra por primera vez el sueño de una Green Card para 550.000 migrantes cubanos. Los cubanos, un grupo históricamente beneficiado por las leyes migratorias, podrían comenzar a verse en dificultades para encontrar trabajo, legalizarse o viajar, como el resto de la comunidad latina.

El medio Cubainformacion.tv nos reseña varios casos, veamos:

José Francisco García Rodríguez, un cubano de 73 años con más de cuatro décadas viviendo en Estados Unidos, fue arrestado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Lafayette, Luisiana, mientras se dirigía a su trabajo. García Rodríguez llegó a EEUU como «refugiado», enfrentando obstáculos como el idioma y la falta de educación formal. Durante años, trabajó honradamente, pagó impuestos y formó una familia. Sin embargo, antiguos problemas legales —comunes en cualquier proceso migratorio— le impidieron obtener la ciudadanía, pese a sus múltiples intentos durante una década.

Una familia destrozada por la política antiinmigrante.

Su hijastra, Christian Cooper Riggs, denunció el caso en redes sociales, revelando que su padrastro ya había expresado temor ante la creciente persecución del ICE. “Nos dijeron que lo mejor era mantener un perfil bajo y seguir trabajando”, declaró. Pero ni siquiera eso bastó para evitar su detención. Lo más grave es que su esposa padece demencia y depende completamente de él. “Entiendo la seguridad fronteriza, pero arrestar a un abuelo enfermo que ha contribuido por más de 40 años no resuelve nada”, afirmó Riggs.

Vecinos de Lafayette han reportado un incremento de redadas del ICE en barrios hispanos, generando terror en una comunidad que, pese a su integración social, sigue siendo tratada como criminal.

Otro caso indignante: deportación en Florida.

En paralelo, otro cubano, residente por cinco años en Florida, fue deportado abruptamente, dejando atrás a su esposa e hijos. El escritor Enrique Enrisco denunció el hecho, destacando que el afectado era un hombre trabajador y de conducta intachable. “Hoy me entero de que han deportado a un vecino. «Es de Placetas, un tipo serio y dedicado a su familia”, escribió.

EEUU persigue a migrantes mientras financia medios para justificar su bloqueo a Cuba.

Estos casos ocurren en un contexto donde más de 539.400 cubanos están bajo supervisión del ICE, y 258.000 tienen procesos migratorios abiertos. Cuba es el sexto país con más migrantes en esta situación, detrás de naciones como México y Venezuela. Mientras el gobierno estadounidense gasta millones en medios «de temática cubana» —que distorsionan la realidad de la Isla y apoyan el bloqueo—, persigue y deporta a cubanos y cubanas que llevan décadas contribuyendo a su sociedad. La hipocresía es evidente: ¿Dónde están los “derechos humanos” cuando se separa a familias y se deporta a ancianos? La comunidad cubana en EEUU exige justicia y humanidad, mientras Washington sigue aplicando una política migratoria cruel y selectiva, en línea con su histórica hostilidad contra Cuba.

Se agrega que el escritor y profesor universitario, José Luis Méndez Méndez, indica: «La llegada en segunda temporada del republicano Donald J. Trump, hijo de inmigrantes, a la Casa Blanca y su desmedida política antiinmigrante ha arrastrado también a los hasta ahora aliados y mimados cubanos, ha destapado y exacerbado el odio de cientos de arribados isleños, que claman con pasión visceral y odio endémico las peores medidas para sus hermanos, tanto en Estados Unidos como en Cuba«.

«Desfiles de odiadores seriales, que viven del rencor de manera habitual, vociferan “asfixia total”, “no remesas”, “ni visas”, “deportación ahora, ya”, “no sellos de alimentos”, “cierre de todos los vuelos a Cuba”, “retirar la residencia a quienes remesen o viajen a ver a sus familiares a Cuba” y hasta han pensado en cambiarse la sangre de nacimiento, para quedar arios de todo recuerdo pasado«.

En fin, hay múltiples denuncias de casos de persecución y deportaciones de cubanos/as, que se incrementarán a medida que se haga más recia la política migratoria estadounidense.

Por otro lado, el 3 de abril pasado quedamos perplejos al oír las declaraciones del psicópata Mauricio Claver Carone, enviado especial de EEUU para América Latina, cuando admitía el daño provocado a todos los cubanos aquí y allá y pide más apoyo para infligir aún más dolor. Se trata de un nuevo nivel de crueldad y cinismo, un acto de soberbia, cobardía y desprecio total por los cubanos/as. Esto incrementa la persecución a cubanos/as, aun si tienen sus documentos migratorios legales.

Hasta ahora, la persecución por nacionalidad es hacia la venezolanidad y la cubanía., quizás haya otras que no nos hemos percatado.

Estados Unidos y los canales interoceánicos en América – Historia y presente de una relación compleja

Vladimir de la Cruz de Lemos

La lucha por la Independencia de Panamá, de Colombia, que culminó en 1903, no era ajena a los intereses canaleros transístmicos de los Estados Unidos, lo que hizo que en 1902 el Senado de los Estados Unidos aprobara la propuesta de la construcción del Canal, cambiando su intención de construir el Canal por la vía del Río San Juan, limítrofe entre Costa Rica y Nicaragua, el Gran Lago de Nicaragua, el lago de Cocibolca, y el Estrecho de Rivas, en Nicaragua, que era otro proyecto de construcción canalera que no ha desaparecido del todo.

A inicios de la década de 1910 esta intención se mantenía, lo que se afirmó en el Tratado Bryan Chamorro, entre Estados Unidos y Nicaragua, el 5 de agosto de 1914, a inicios de la I Guerra Mundial, firmado por los presidentes Thomas Woodrow Wilson y Adolfo Díaz Recinos.

Este intento canalero provocó un conflicto diplomático entre Costa Rica, Nicaragua y El Salvador, que impidió su realización.

El Tratado Bryan Chamorro afectaba, por sus alcances a Costa Rica y El Salvador que lo cuestionaron ante la Corte de Justicia Centroamericana, existente en esa época, lo que hizo que la Corte desapareciera por este conflicto.

La Corte había sido creada por disposición de los Tratados de Paz y Amistad de Washington, mediante la Convención para el Establecimiento de una Corte de Justicia Centroamericana, que fue firmada el 20 de diciembre de 1907 en Washington, por Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, la que estuvo vigente entre 1908 y 1918 cuando caducó la Convención.

Estados Unidos intervino militar y políticamente en esa década en Nicaragua, creando de hecho un protectorado, que provocó movimientos insurreccionales, nacionalistas y antiimperialistas, dirigidos por Benjamín Zeledón en la década de 1910, y por Augusto César Sandino, en la década de 1920, hasta el retiro de las tropas estadounidenses en 1933.

En Panamá, el Tratado Hay-Bunau Varilla también dio origen a movimientos separatistas orientados que fracasados hicieron que el 3 de noviembre de 1903, culminaran con la Independencia de Panamá, como se celebra actualmente, dando origen a la llamada época republicana de Panamá, desde el siglo XX.

El Tratado Hay-Bunau Varilla, con todas sus modificaciones, fue derogado por los presidentes Omar Torrijos y Jimmy Carter, el 13 de setiembre de 1977.

Este Tratado también abrió el camino para la construcción del Canal, que se terminó en 1914, cuando fue inaugurado, al iniciarse la I Guerra Mundial, situación que hizo que Panamá se declarara “neutral”, frente al conflicto bélico, hasta 1917, cuando se sumó a los aliados que ganaron la guerra.

El Canal de Panamá desarrolló una “Zona del Canal”, bajo dominio de los Estados Unidos, una franja territorial dentro de Panamá, que era como un país dentro de otro país. De hecho se decía que Panamá tenía seis fronteras, la de Colombia, la de Costa Rica, la de los dos océanos y las dos que lindaban el territorio de la Zona del Canal.

Por el Tratado Arias Roosevelt, de 1936 firmado por los presidentes Armodio Arias y Franklin Delano Roosevelt se anuló el principio de intervención militar que tenía Estados Unidos en los asuntos internos de Panamá, para establecer el concepto de país protegido en el contexto de la II Guerra Mundial.

Entre 1941 y 1945 Panamá facilitó la ocupación de la Zona el Canal mediante el arriendo de terrenos a los Estados Unidos, los que se justificaron por los motivos de la defensa continental antinazi.

La Zona del Canal con este motivo y posterior a la Guerra se convirtió en un centro militar estratégico de los Estados Unidos para todo el continente.

Allí tuvo su base el Comando Sur de los Estados Unidos que desplegó un sistema de 16 bases militares, de distinto tipo y preparación, para soldados norteamericanos y para el entrenamiento de soldados y cuerpos militares de los ejércitos de todo el continente, especialmente en la llamada Escuela de las Américas, donde se fortalecieron los cursos de contrainsurgencia y contra guerrillas.

Además, allí se preparó a la mayor parte de los dictadores y tiranos, del continente en el período de la Guerra Fría, hasta el término de la dominación del Canal por los Estados Unidos, 1945-1977.

El Comando Sur afectaba 31 países del continente con planes de contingencia, de operaciones de diversa materia militar y de cooperación de seguridad militar para el Caribe, América Central y Sur América.

Entre 1945 y 1948 Panamá pidió a los Estados Unidos la devolución de los territorios de la Zona exigiendo la renegociación. Sin embargo, se impuso el Departamento de Guerra de los Estados Unidos de mantener de manera indefinida los terrenos, lo que estimuló corrientes nacionalistas panameñas.

En 1947 esto ocasionó grandes protestas (especialmente de los estudiantes universitarios) contra la Asamblea Nacional panameña, y se votó negativamente el Tratado que quería aprobarse extendiendo por 20 años los contratos de arrendamiento de trece instalaciones norteamericanas en la zona canalera.

En 1948 se impulsó la llamada Zona Libre de Colón, como un área, o institución autónoma del Estado de Panamá, con una zona franca.

En 1948 bajo las directrices del Presidente Truman se fortaleció la preparación militar de las tropas y ejércitos del continente, dentro de una visión de prevención y defensa ante el comunismo internacional, luego de que en Europa, al terminar la II Guerra Mundial surgieron varios países de tipo socialista.

Ello se materializó con la aprobación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) el 2 de setiembre de 1947, y con la creación de la Organización de Estados Americanos, OEA, el 30 de abril de 1948.

En 1955 con el Tratado Remón-Eisenhower se le otorgaron más ventajas económicas y se mejoró el pago de los arriendos por el uso del canal.

La Zona del Canal mantenía de hecho partido o dividido a Panamá, hasta que en 1962, el 12 de octubre, se inauguró el llamado Puente de las Américas, que permitió la unión terrestre de ambas partes del Canal de Panamá, fortaleciendo el viejo sueño de la Carretera Interamericana, que se considera la carretera más larga del mundo, la cual inició su construcción en la década de 1930. Esta está interrumpida en la región del Darién, en Panamá, donde no se ha construido todavía ningún trecho carretero, lo que separa a Sur América del resto continental por la vía terrestre.

En 1964, el 9 de enero, de nuevo hubo protestas estudiantiles y populares, que se provocaron por la izada de la bandera panameña a la par de la estadounidense en la Zona del Canal, por el acuerdo de los presidentes Roberto Chiari y John F. Kennedy, de 1962, que así lo establecía y no se cumplía, protestas que tuvieron un saldo de 21 muertos y más de 300 personas heridas. El 9 de enero de 1964 se convirtió hasta hoy en una fecha emblemática del pueblo panameño.

En 1965 se volvió a plantear el tema de la Administración del Canal con la llamada Declaración Robles-Johnson, entre los presidentes Marco Aurelio Robles y Lyndon Johnson.

En 1968, el 11 de octubre, se provocó un golpe de Estado contra el presidente Arnulfo Arias Madrid, que condujo a que en el año1969 el General de Brigada Omar Torrijos asumiera el mando de la República de Panamá, en 1972, iniciando en los años siguientes un proceso revolucionario de corte nacionalista y populista.

Así, en 1977, Torrijos y el Presidente Jimmy Carter, firmaron los Tratados Torrijos-Carter que entregaron la administración del Canal de Panamá al gobierno del Panamá, y obligaron al abandono de todas las infraestructuras militares y civiles que en la Zona del Canal tenía Estados Unidos, obligando también al cambio de sede del Comando Sur de los Estados Unidos a Puerto Rico.

Muerto Torrijos, en un “dudoso” accidente aéreo, el 31 de julio de 1981, asumió el gobierno el general de cuatro estrellas Manuel Antonio Noriega en 1983, que por contradicciones políticas y militares con Estados Unidos sufrió un bloqueo económico agudizando una crisis social en Panamá, hasta que el 20 de diciembre de 1989 el ejército de los Estados Unidos invadió Panamá, capturando al General Noriega, a quien sometió ante la justicia norteamericana. La invasión provocó más de 500 muertos.

Resultado de la invasión en 1990 el presidente de Panamá Guillermo Endara abolió las fuerzas militares de Panamá, lo que se reafirmó con un referéndum popular el 15 de noviembre de 1992.

En 1999, el 31 de diciembre, bajo el gobierno de Mireya Moscoso, la primera mujer en ejercer la presidencia en Panamá, se asume del control total del Canal de Panamá, hasta hoy, situación gravemente amenazada por el presidente Donald Trump.

En el 2016 culminaron las obras de ampliación del Canal de Panamá, idea que venía desde 1930 cuando se había pensado en ampliar la capacidad de tránsito del Canal de Panamá.

Estados Unidos lo había intentado en 1939, lo que se suspendió por el inicio y desarrollo de la II Guerra Mundial.

En la década de 1980-1990 Japón, Estados Unidos y Panamá replantearon el tema de la ampliación del Canal.

La ampliación del Canal de Panamá, con un tercer juego de esclusas, se hizo con la aprobación de un referéndum popular el 24 de abril del 2006, en el gobierno de Martín Torrijos, bajo la dirección de la empresa española SACYR, abriéndose desde el 2018 al paso de barcos Neopanamax, de gran capacidad de tonelaje.

En la actualidad, en el crecimiento del uso del Canal ha destacado el movimiento comercial desde China, lo que ha preocupado a los Estados Unidos, especialmente al actual gobierno de Donald Trump, señalando que ello les provoca un desequilibrio comercial, además de un problema geopolítico por la presencia China en la región.

Trump ha dicho que el Canal en su totalidad administrativa lo controla China, lo que no acepta, y que tampoco es cierto.

Esta situación ha planteado una seria amenaza a Panamá porque Trump con toda claridad ha dicho públicamente que va a recuperar el Canal de Panamá, para que esté en manos de la administración de los Estados Unidos, y si es necesario lo hará por ocupación o intervención militarmente.

El Canal de Panamá es una de las obras de ingeniería más importantes del mundo, con una extensión de 80 kilómetros, de océano a océano, que acorta las distancias comerciales mundiales de manera significativa, evitando rodear el continente por el Cabo de Hornos.

Los proyectos canaleros del Istmo de Tehuantepec, de la Depresión del Río Atrato y el de Nicaragua seguirán en posibilidad, nada inmediata, mientras el Canal de Panamá seguirá fortaleciéndose.

En el caso del Canal en Nicaragua el actual gobierno de Nicaragua, desde el 2013, ha tratado de impulsarlo cruzando su territorio con participación, principalmente, de capital privado de la República Popular China, lo que no se ha podido concretar del todo, sin afectar la región limítrofe con Costa Rica, aunque en el proyecto inicial no se toca el rio San Juan, limítrofe de ambos países.

El 8 de julio del 2014 se anunció, por la empresa China HKND Group, la posible ruta canalera, con la intención de aumentar tráfico y el tránsito interoceánico de barcos con mayor carga de los que pasan actualmente por el Canal de Panamá, y para estimular más el comercio de América Latina con China.

En el 2014 se anunció que Rusia colaboraría en este proyecto.

El peligro de la amenaza de Trump de ocupación militar para apropiarse nuevamente de la administración y de la zona del Canal de Panamá es inminente. Puede suceder en cualquier momento en que el presidente Trump así lo estime.

Sabe Trump que no hay condiciones hemisféricas, con la OEA y su Fuerza Interamericana de Paz, del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR, de impedir una agresión militar de este tipo.

El TIAR quedó inaplicable cuando Argentina lo invocó para enfrentar la ocupación inglesa de las Islas Malvinas, en 1982, en que los Estados Unidos se alió con Inglaterra, apoyando su ocupación, dándole la espalda a Latinoamérica y a la OEA.

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC no desvela a Trump. Existe en el papel como una buena intención de buscar la integración política, económica, social y cultural de la región. En una situación de agresión militar de Trump a cualquiera de los países latinoamericanos la CELAC no tiene ninguna capacidad militar de evitarla o enfrentarla.

Una agresión militar de este tipo le permitiría igualmente evaluar sus otros dos objetivos, de intervención militar, en el continente:

-Groenlandia, con el ánimo de incorporarla como parte de los territorios de los Estados Unidos, con la idea de fortalecer su seguridad nacional en esa región, aspecto que ya ha insinuado, motivado por una mayoría poblacional groenlandesa que se pronuncia por la separación de Dinamarca, pero con más del 80% de la población que no está de acuerdo con ser incorporados a los Estados Unidos;

-y Venezuela, donde también ha planteado la intervención militar para capturar al grupo gobernante de Venezuela, al que tiene acusado de narcoterrorista.

La geopolítica mundial que traza el presidente Trump sin duda alguna ha alterado el panorama de las relaciones internacionales, y mantiene amenazas de alterarlas más.

Esta geopolítica incluye la redefinición y renegociación o ruptura de los Tratados económicos y de Libre Comercio que Estados Unidos tiene, por ahora, con Canadá, México, la Unión Europea y la República Popular China.

El Canal de Panamá es más que un sueño de opio de Trump. Es una realidad casi tangible.

En su visión geopolítica internacional Trump traza un nuevo diseño de las fronteras de los Estados Unidos.

Proyecta la anexión de Canadá, en condición de Estado 51 de la Unión, de los Estados Unidos; proyecta la compra o anexión del territorio dinamarqués de Groenlandia y la “recuperación” del Canal de Panamá, su Zona del Canal, considerando que el Tratado Torrijos-Carter no debió haberse firmado, y que fue ilegal su anulación.

Trump ha señalado clara y reiteradamente sus intenciones de acudir a la intervención militar para lograr estos objetivos y territorios estratégicos para él.

Parte de esta visión cartográfica ya ha planteado que el histórico Golfo de México se llame, oficialmente para los Estados Unidos, como Golfo de América y así se establezca en su cartografía.

Panamá se encuentra en su propia encrucijada por la importancia estratégica, comercial y geopolítica que el canal interoceánico tiene hoy.

Con Panamá están en la encrucijada política, diplomática y militar los organismos internacionales de la OEA y la ONU, sujetos a un proceso de debilitamiento político.

Las políticas internacionales de Trump se orientan fortalecer su presencia dominante en los organismos internacionales, saliéndose de ellos si le ocasionan un alto gasto a los Estados Unidos, si los países que participan no colaboran proporcionalmente a los gastos de su mantenimiento, o si se vuelven críticos hacia las políticas estadounidenses.

No le importa si son organismos sociales, culturales, médicos, sanitarios o de salud, como es la Organización Mundial de la Salud, o si son militares como la OTAN, que la tiene cuestionada.

El actual gobierno de Nicaragua, desde el 2013, ha tratado de impulsar un canal interoceánico cruzando su territorio con participación, principalmente, de capital privado de la República Popular China, lo que no se ha podido concretar del todo, sin afectar la región limítrofe con Costa Rica, aunque en el proyecto inicial no se tocaba el rio San Juan, limítrofe de ambos países.

El 8 de julio del 2014 se anunció, por la empresa China HKND Group, la posible ruta canalera, con la intención de aumentar tráfico y el tránsito interoceánico de barcos con mayor carga de los que pasan actualmente por el Canal de Panamá, y para estimular más el comercio de América Latina con China. En el 2014 se anunció que Rusia colaboraría en este proyecto.

El posible Canal chino en Nicaragua no altera hasta hoy a Trump.

A Trump no le preocupa la presencia China en Nicaragua. Si le preocupa en Panamá, especialmente porque el 13 de junio del 2017 establecieron relaciones diplomáticas, donde China se ha convertido en un importante cliente comercial y económico de Panamá, siendo el segundo usuario después de Estados Unidos.

El Canal ampliado se inauguró con el paso de un buque Chino de la empresa COSCO.

China es, a la vez, el principal proveedor de la Zona Libre de Colón, la zona franca más importante del continente y la segunda del mundo.

En Colón se ha anunciado la construcción china de un puerto de contenedores y de recepción de gas licuado, en capacidad de atender los barcos Neopanamax.

También se anunció la construcción de un puente sobre el Canal y una terminal de cruceros, ampliando la infraestructura ferroviaria, hasta la Provincia de Chiriquí, en 400 kilómetros y la aerolínea Air China con dos vuelos semanales Panamá-Pekín.

En la economía la presencia china está en el Bank of China, el Banco Industrial y Comercial, el Exim Bank y China Development Bank, y la proyección de la Nueva Ruta Mundial de la Seda.

Esta es la preocupación de Trump en Panamá… la presencia que quiere desarticular.

La espada no de Damocles, sino la de Trump está sobre todos nosotros, sobre el mundo que ve Trump.

Artículo publicado en la Revista MEER.com.es y compartido con SURCOS por el autor.

Ni uno solo nunca más

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

En 1999 Javier Zamora tenía 9 años. Su vida transcurría entre sus conversaciones con la Tía Mali y su entorno absolutamente rural, ubicado en el El Salvador de entonces. Sus padres no estaban con él.

Por diferentes circunstancias habían migrado hacia Estados Unidos, como tantas personas de ese país que han salido buscado mejores oportunidades, acceso a un mejor empleo o una adecuada educación. También lo han hecho motivados por la violencia que, en los últimos años, ha sido factor expulsor predominante en la mayoría de los países centroamericanos.

La expectativa de Javier era encontrarse con sus padres en Estados Unidos. Por eso ellos y el resto de su entorno familiar prepararon lo que llamaron “el viaje”, que consistía en la contratación de un coyote o pollero, denominación endosada a quienes han conducido a miles de personas por décadas en sus entradas a México y Estados Unidos, por caminos no autorizados.

El de Javier sería un caso más de lo que la literatura especializada en el tema ha llamado “migración por motivos de reunificación”. Pero no fue un caso cualquiera.

No para esa persona llamada Javier Zamora, que pudo contar la historia ya siendo adulto y compartirla en un conmovedor relato en el que el niño que fue entonces, relata sus emociones, sus preguntas, sus dudas, sus fantasías, sus miedos, sus impactos corporales, sus enojos, sus frustraciones, sus ganas de un hogar, sus ganas de un refresco de la abuela en medio del desierto, su contacto visual con las botas de un oficial de la migración estadounidense, su olor a polvo, a días sin baño, su deseo irrefrenable de encontrarse con sus padres finalmente.

Veinte años después de un viaje de siete semanas, dos intentos de entrar a Estados Unidos, tres grupos diferentes de coyotes y cerca de 200 personas migrantes que formaron grupos en diferentes momentos de su tránsito, Javier pudo verbalizar desde la memoria, con ayuda de su compañera y el reiki, así como la que el mismo Zamora llamara su mejor editora: su terapeuta.

Recién termino de leer “Solito”, el producto de esas memorias. Constituye su novela autobiográfica y sentida que me ha devuelto al principio de mis conocimientos en materia migratoria. Existe algo más poderoso que el dinero y el sueño americano: el amor es el motor que mueve las ganas y el deseo más allá de su ausencia.

Ahí cuando el cuerpo flaquea, el cuerpo de un niño de nueve años apenas, enfrentado a las maquinarias de barbarie de la seguridad migratoria en México y Estados Unidos, el amor mueve sus hilos de una forma insospechada. Javier lo hizo. Y lo contó magistralmente en ese relato en primera persona.

Había leído anteriormente alguna literatura (cuentos, crónicas) sobre migración de niños y niñas hacia Estados Unidos: Yo tuve un sueño, de Juan Pablo Villalobos (2018), Los Niños perdidos, de Valeria Luiselli (2018) y La Bestia, de Sofía Nayeli Bazán (2020).

Pero esta narración pudo llevarme a la emoción más profunda tratándose de la voz de un niño que cuenta su historia. Es cierto. Hablamos de hace 25 años, cuando el contexto de violencia y exterminio contra las personas migrantes en tránsito por México no había cobrado la fuerza que tiene hoy. Hoy en 2025, el año de la instalación de esa otra barbarie racista y xenofóbica en La Casa Blanca.

En los días que termino de leer este libro que, recomiendo, se conoce que el Estado costarricense fue condenado por no garantizar los derechos humanos mínimos a los niños y niñas que se encuentran en una situación de práctica privación de libertad en el CATEM en zona sur. Son niños y niñas deportados desde Estados Unidos hace algunas semanas, para los cuales la situación continúa siendo incierta.

En esta hora de la humanidad, los sistemas de protección de los países deberían accionar la consigna de que un niño o niña no debiera quedar solo nunca más.

Eso pasa por recuperar la dignidad en las políticas sociales, flanquear la violencia con estrategias como el arte y la cultura y garantizar acceso a educación y salud en nuestros países. Es el último llamado que nos hacen estas generaciones. Acudamos a honrarlas.

Europa se prepara para la guerra: ¿Alguna alternativa mejor?

Gilberto Lopes

San José, 21 abril 2025

El ejército alemán debe estar listo para una guerra con Rusia antes del 2030, dijo su inspector general, Carsten Breuer, en una entrevista publicada el 13 de marzo pasado en el diario conservador Welt. En 2029 Rusia «sería capaz de un ataque convencional a gran escala, incluso en territorio de la OTAN», agregó.

Nadie le pidió a Breuer una mayor elaboración, pese a lo polémico de su afirmación. Ya en octubre del año pasado, el presidente del Servicio Federal de Inteligencia alemán (BND), Bruno Kahl, había insistido en la idea de que Rusia estaría lista para atacar los países de la OTAN a finales de esta década.

Desde 2022, la OTAN considera Rusia la mayor amenaza inmediata para la seguridad de Europa. Una victoria de Rusia en el conflicto de Ucrania “sería una tragedia”, en opinión del entonces Secretario General de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg.

Tampoco la prensa europea le pidió mayor elaboración sobre una afirmación de esta envergadura. Hace ya un tiempo que la mayor parte de la gran prensa europea repite un mismo relato y ha dejado de hacer este tipo de preguntas.

Una guerra en Europa ya no es impensable”, diría el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, cuando todavía el gobierno estaba en manos de los socialdemócratas, encabezados por Olaf Sholz. Pero Pistorius, un belicista, seguirá al frente de la cartera en el nuevo gobierno encabezado por los socialcristianos de Friedrich Merz, que ya ha propuesto suministrar a Ucrania los misiles Taurus para atacar el puente de Crimea.

En noviembre del 2023, Pistorius anunció el despliegue de dos batallones de tanques en Lituania, mientras Scholz aumentaba del gasto militar, para transformar Alemania en la columna vertebral de la defensa europea.

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha rechazado reiteradamente la idea de que su país pretenda atacar a los da la OTAN. Eso es un “disparate”, afirmó, considerando que una guerra contra la OTAN no sería otra cosa que una guerra nuclear.

Hacer lo impensable

Si en Europa se oyen pocas voces reflexionando sobre un discurso que ha ido ocupando los espacios oficiales, no ocurre lo mismo en todo el mundo. ¿Es Rusia realmente la principal amenaza para Europa?, se preguntó el diplomático y académico singapurense, Kishore Mahbubani, en un artículo publicado, en febrero pasado, en Foreign Policy.

Los europeos –dice Mahbubani– no ven la evidente contradicción entre destacar la incapacidad de Rusia para derrotar a Ucrania, un país de 38 millones de habitantes y un PIB que, el año pasado, fue de unos 189 mil millones de dólares, y declarar que Rusia es una verdadera amenaza para Europa, que tiene 744 millones de habitantes y un PIB de 27 billones de dólares.

Para Mahbubani, “es tiempo de que Europa haga lo impensable”. Bruselas “ha seguido servilmente a Washington durante demasiado tiempo y ha olvidado cómo promover sus propios intereses geopolíticos”.

En su opinión, la única manera de restaurar la posición geopolítica de Europa es considerar tres opciones, hasta ahora impensables. La primera es que Europa anuncie su voluntad de abandonar la OTAN. Obligada a gastar el 5% de su PIB en defensa, “Europa no necesita de Estados Unidos”. El 5% del PIB de la UE y del Reino Unido representó, en 2024, 1,1 billones de dólares, más que los 824 mil millones del gasto en defensa de Estados Unidos.

Su segunda propuesta es que Europa elabore “un nuevo gran acuerdo estratégico con Rusia, en el que cada parte se adapte a los intereses fundamentales de la otra”. Es una vieja opción, que pareció posible en algún momento después de la Guerra Fría. Se hablaba de una Europa unida, desde Lisboa a los Urales, un escenario muy distinto al de una Europa enfrentada a Rusia, considerada su amenaza fundamental.

Mahbubani hace referencia a tres destacados militares, diplomáticos y líderes políticos europeos para ilustrar su punto de vista. Si Metternich (el hábil canciller austríaco de la primera mitad del siglo XIX, que articuló la resistencia de su país a Napoleón), Talleyrand (su contemporáneo francés, destacado político que sobrevivió a diversas alternativas políticas en el período de la Revolución Francesa), o el general Charles de Gaulle (que encabezó la resistencia francesa a los nazis y después, cambiando de posición, abrió una vía para poner fin a la guerra colonial de Argelia) vivieran hoy, recomendarían ese acuerdo estratégico con Rusia, asegura.

Esto lo lleva a reflexionar sobre una tercera opción. “Los europeos creyeron tontamente que una lealtad servil a las prioridades geopolíticas estadounidenses les reportaría ricos dividendos. En lugar de ello, han recibido una patada en la cara”.

Es China la que –en su opinión– puede ayudar a la UE a hacer frente “a su verdadera pesadilla geopolítica a largo plazo: la explosión demográfica en África”. En 1950 –nos recuerda– la población de Europa era el doble que la de África. Hoy, la población africana duplica a la europea, que enfrenta el desafío de una migración que parece, a ratos, incontrolable.

Los acuerdos de Minsk, la geopolítica de la paz

Ninguna de estas sugerencias está en la agenda de hoy. En su Libro Blanco, publicado el ms pasado, Europa renunció a toda iniciativa política. Optó por la estrategia de una guerra inimaginable, a menos que se esté dispuesto a acabar con la vida humana en la Tierra.

Una Europa que parece, además, olvidar las consecuencias del rearme alemán en el siglo pasado, o los objetivos de la OTAN, definidos en 1949 por su primer Secretario General, el general británico Hastings Ismay, de origen hindú: “mantener a los rusos afuera, a los norteamericanos adentro y a los alemanes abajo”. Objetivos de los que la OTAN parece más alejada que nunca.

Una paz duradera requiere una comprensión adecuada del origen del problema. No es una tarea sencilla porque cualquier análisis tiene, en este caso, derivaciones políticas. En todo caso, nos parecen útiles los puntos de vista de dos destacados académicos norteamericanos: el economista Jeffrey D. Sachs, director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia, y John Mearsheimer, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Chicago y reconocido analista internacional.

Sachs cuenta una experiencia personal, después de las protestas en la plaza de Maidan, promovidas por Occidente en 2014 y que llevaron al derrocamiento de Víktor Yanukóvich. Elegido presidente de Ucrania en 2010, Yanukóvich estaba a favor de la neutralidad de Ucrania y se oponía a la ampliación de la OTAN.

El nuevo gobierno me pidió que fuera a Kiev. Me llevaron a Maidan y aprendí muchas cosas de primera mano”, dijo Sachs en un artículo –The geopolitics of peace– publicado en Consortiumnews en febrero pasado.

La ampliación de la OTAN había comenzado en 1999 con la incorporación de tres países: Polonia, Hungría y República Checa. En la siguiente ronda, en 2004, se sumaron siete países más: los tres bálticos, Rumanía, Bulgaria, Eslovenia y Eslovaquia. La idea de Washington era que Ucrania, Rumania, Bulgaria, Turquía y Georgia estuvieran todos en la OTAN. Neutralizarían así a Rusia, controlando su acceso al mar Negro, transformándola en poco más que una potencia local.

Sachs recuerda que no hubo demanda territorial alguna por parte de Rusia antes del golpe de 2014 en Ucrania. Derrocado Yanukóvich, Moscú respondió rápidamente, retomando Crimea y evitando que su base naval en Sebastopol cayera en manos de la OTAN, algo inaceptable para los rusos.

Para Putin, con el derrocamiento de Yanukóvich “había llegado el momento de actuar contra Ucrania y Occidente”. Se movió para disuadir el nuevo gobierno de Kiev de alinearse con Occidente contra Moscú, proporcionando asesores, armas y apoyo diplomático a los separatistas rusos del este de Ucrania. Se negociaba la autonomía política de Donetsk y Luhansk, en medio de una virtual guerra civil que, ya en mayo del 2015, había dejado unos siete mil muertos.

Siguieron las fracasadas negociaciones de Minsk, en 2014 y 2015, que buscaban establecer un estatus especial para esas Repúblicas. Más tarde se supo, por declaraciones de la excanciller alemana Angela Merkel (que, con el presidente francés, François Hollande, debía ser una de las garantes de los acuerdos), que nunca negociaron con intención de cumplirlos. El objetivo era ganar tiempo para fortalecer militarmente a Ucrania.

La tensión siguió agravándose. El 15 de diciembre de 2021, Putin presentó sus últimas propuestas, dice Sachs: un proyecto de acuerdo con Estados Unidos y Europa. El objetivo de Rusia –afirmó– era mantener a Estados Unidos lejos de su frontera. No tuvo respuesta.

Después de eso –agregó–, “tuve una llamada de una hora con el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, rogándole: –Jake, evita la guerra”. Sullivan le dijo a Sachs que estuviera tranquilo, que no habría guerra. Menos de dos meses después quedaba en evidencia que las garantías dadas a Sachs por Jack Sullivan, no tenían fundamento.

Un trágico error

El artículo de Mearsheimer al que hicimos referencia fue publicado en agosto del 2014. Seis meses después del derrocamiento de Yanukóvich y cinco después de la anexión de Crimea por Rusia.

Según la opinión predominante en Occidente –afirmó Mearsheimer– “la crisis ucraniana puede achacarse casi exclusivamente a una agresión rusa. El presidente ruso Vladimir Putin, según este argumento, se anexionó Crimea por su antiguo deseo de resucitar el imperio soviético”. “Pero esta versión es errónea”, aseguró. “Estados Unidos y sus aliados europeos comparten la mayor parte de la responsabilidad de la crisis. La raíz del problema es la ampliación de la OTAN”. Lo intentaron, pese a las advertencias rusas sobre lo peligroso de ese camino. Un punto de vista que comparte Sachs.

Mearsheimer acude a las declaraciones de un viejo y destacado diplomático norteamericano, George Kennan, sobre el tema. En una entrevista publicada en 1998, poco después de que el Senado de Estados Unidos aprobara la primera ronda de ampliación de la OTAN, Kennan afirmó: “Creo que los rusos reaccionarán gradualmente de forma bastante adversa y esto afectará sus políticas”. «Creo que es un trágico error. No había razón alguna para ello”.

Su voz es ahora un poco frágil, diría Thomas Friedman, en una columna en el NYT, en mayo del 98, refiriéndose a Kennan. “Pero su mente, incluso a los 94 años, sigue tan aguda como siempre. Así que cuando me puse en contacto telefónico para conocer su reacción ante la ratificación, por parte del Senado, de la ampliación de la OTAN, no me sorprendió que el hombre, que fue el arquitecto de la exitosa contención de la Unión Soviética y uno de los grandes estadistas norteamericanos del siglo XX, tuviera preparada una respuesta”.

Creo que es el comienzo de una nueva guerra fría», dijo Kennan desde su casa de Princeton.

Relaciones EEUU-Rusia, una larga historia

En abril de 1951, ya en plena Guerra Fría, Kennan escribía en Foreign Affairs sobre el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. Especulaba sobre el tipo de sociedad en que podía transformarse.

No se trataba solo de los cambios que debían ocurrir en Rusia, sino también del comportamiento de los Estados Unidos. Podemos pedir que se levante el grotesco sistema conocido como Telón de Acero, decía, “y que el pueblo ruso, que tiene tanto que dar y tanto que recibir como miembro maduro de la comunidad mundial, deje de ser insultado por una política que lo trata como a un niño, demasiado inmaduro para tener un contacto normal con el mundo adulto”.

Kennan no dejó nunca de analizar esas relaciones, ni el escenario internacional. Su obra me parece de particular relevancia para analizar, pensar en alternativas, buscar hoy soluciones políticas al conflicto de Occidente con Rusia.

No hay mucho riesgo en decir que ningún diplomático norteamericano (probablemente tampoco ningún académico o político), pensó tan profundamente las relaciones entre los dos países a lo largo de casi 60 años. Ninguno tenía tampoco el conocimiento y la pasión que ese tema despertaba en Kennan, un hombre que hablaba ruso, que vivió en Rusia y que admiraba el pueblo ruso con la misma pasión con la que condenaba el gobierno de Stalin.

El mismo que escribió uno de los artículos de mayor repercusión en la política internacional de su época. El artículo –«The Sources of Soviet Conduct»­– firmado de forma anónima por “X”, apareció en la edición de julio de 1947 de Foreign Affairs. Fue fundamento de la política de contención, uno de los pilares de la Guerra Fría.

40 años después, en 1987, en la edición de primavera de la misma revista, Kennan volvió a analizar la naturaleza de esas relaciones en un artículo titulado “Containment Then and Now”.

Then” (en 1947), la Unión Soviética, exhausta después de una guerra que le había costado cerca de 20 millones de muertos, no era una amenaza militar, sino una amenaza política. Esa era la visión de Kennan.

Now” (40 años después, en 1987), la situación, desde su punto de vista, era exactamente la contraria. Moscú ya no era una amenaza ideológica o política. En cambio, el aspecto militar era entonces de “primordial importancia”.

Pero aclaró: “Cuando digo que este factor militar es ahora de primordial importancia, no es porque vea a la Unión Soviética amenazando a Estados Unidos o a sus aliados con la fuerza armada. Para mí está totalmente claro que los dirigentes soviéticos no quieren una guerra con nosotros y no planean iniciarla. En particular, nunca he creído que les interese invadir militarmente Europa Occidental”.

De lo que se trata, lo “que hay que contener, en mi opinión, no es tanto la Unión Soviética como la propia carrera armamentista”.

Ya entonces exploraba las perspectivas de las relaciones de Rusia con sus vecinos étnicamente no rusos, con los que mantenía estrechas relaciones económicas. Entre ellos los países bálticos, hoy particularmente rusófobos.

Todos estamos de acuerdo en que los países bálticos no deben verse obligados, nunca más, en contra de los sentimientos más íntimos de sus pueblos, a establecer relación alguna con el Estado ruso. Pero ellos mismos serían insensatos si rechazaran acuerdos de cooperación con una Rusia tolerante y no imperialista, que deseara realmente superar los infaustos recuerdos del pasado”, decía Kennan.

El lugar por donde pasa la frontera

Ucrania merece “pleno reconocimiento, por el genio y las capacidades peculiares de su pueblo”. Pero Ucrania –agregaba, ya en 1951– “es económicamente tan parte de Rusia como Pennsylvania lo es de los Estados Unidos”. Y se preguntaba:”¿quién puede decir cuál debe ser el estatus final de Ucrania si no conoce el carácter de la Rusia a la que habrá que adaptarse?”

Hay cosas más importantes que el lugar por donde pasa la frontera –agregó– y la primera de ellas es que, a ambos lados, debe haber tolerancia y madurez, humildad ante los sufrimientos del pasado y los problemas del futuro”. “Ninguno de los problemas importantes del futuro, para ninguno de los pueblos de Europa, se va a resolver enteramente, ni siquiera principalmente, dentro de las fronteras nacionales del país”.

El odio hacia lo ruso

Kennan murió en marzo de 2005, a los 101 años. No vio, por lo tanto, el desenlace de un problema que ya percibía hace 75 años y que se desarrolla hoy ante nuestros ojos.

Para el canciller ruso, Sergei Lavrov, “es inaceptable hablar con Rusia en el lenguaje de la superioridad, como intenta hacer la Unión Europea, refiriéndose a la aspiración de varios países europeos a enviar sus tropas a Ucrania”. Ya antes, en otra entrevista, había señalado que “Rusia no está peleando por territorio. Estamos peleando por los derechos de la gente que vive en esos territorios”.

Rusia se anexó la península de Crimea en marzo del 2014, un mes después del derrocamiento del gobierno ucraniano y las protestas de Maidan. Y después de la invasión de Ucrania en 2022, lo hizo con las provincias de Khersón, Zaporiyia, Donetsk y Luhansk, fronterizas y mayoritariamente de población de origen ruso, escenarios, desde 2014, de un conflicto armado con las autoridades de Kiev.

Cuándo Zelensky reivindica las viejas fronteras de Ucrania, ¿eso implica que pretende echar de ahí a la población de origen ruso?, se preguntó Lavrov, en una entrevista publicada el 14 de abril en el diario ruso Kommersant. “¿Pretenden restaurar allí las viejas normas nazis, obligándolos a olvidar su idioma, su cultura e historia y todo lo que Rusia ha hecho en esos territorios?”.

Desde una perspectiva legal, de acuerdo con las leyes ucranianas de hoy, adoptadas antes de la operación militar rusa, “todo lo ruso está cancelado” en Ucrania, agregó.

Zelensky afirmó, en una reciente entrevista al diario francés Le Figaro, que, en su lucha, lo motiva el odio hacia los rusos. De modo que ningún acuerdo parece posible para resolver el conflicto antes de que se clarifique el escenario militar; que alguna de las fuerzas enfrentadas establezca una superioridad que obligue el enemigo a ceder en sus pretensiones.

No es el caso todavía y el fracaso de la iniciativa norteamericana para lograr un alto al fuego y un acuerdo negociado lo muestra. En cambio, lo que vemos es un renovado esfuerzo, tanto de la Unión Europea (hoy en manos de las más beligerantes fuerzas rusófobas), como de Francia e Inglaterra para coordinar un creciente apoyo económico y militar a Kiev.

Los líderes de Francia, Alemania y el Reino Unido, con sus consignas abiertamente belicosas y amenazas contra Rusia, quieren aferrarse al poder», dijo Lavrov. Si esta coalición de voluntarios está dirigida por algún líder sano, “deberían darse cuenta de que esta no es la manera de hablar con Rusia. De lo contrario, seguirán en pie de guerra sin ninguna ambigüedad. Esa es su elección».

Las miradas se orientan ahora hacia Alemania, donde el 6 de mayo debe asumir un nuevo gobierno, aún más a la derecha, encabezado por el demócrata cristiano Friedrich Merz.

Merz ha expresado su deseo de facilitar a Kiev los misiles Taurus, con un alcance de 500 km, capaces de alcanzar objetivos profundos en territorio ruso. Su antecesor, el socialdemócrata Olaf Scholz, nunca quiso entregar esos misiles, que deben ser operados por militares alemanes, conociendo las consecuencias que eso puede tener. “Asumo que no queremos una escalada del conflicto, ni ser parte de esa guerra”, dijo Matthias Miersch, líder socialdemócrata, que será ahora socio minoritario del gobierno.

Para Merz, sin embargo, Alemania debe asumir nuevamente “su responsabilidad en Europa y en el mundo.” ¿Nuevamente? ¿A cuál período histórico se refiere Merz?, preguntó la portavoz de la cancillería rusa, Maria Zakharova.

La idea de Merz es que Ucrania tome la iniciativa en el campo de batalla, en vez de permanecer a la defensiva. Un objetivo, que Kiev considera de la mayor importancia política, sería el puente de Kerch, que une la península de Crimea con el territorio ruso.

Como el disparo de esos misiles es imposible sin la asistencia directa del ejército alemán, un ataque a cualquier instalación rusa o infraestructura crítica de transporte será considerada como una participación directa en las operaciones militares”, dijo Zakharova.

Alemania es, nuevamente, un peligro para el mundo, advirtió.

FIN