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Etiqueta: evasión fiscal

Acuerdo “stand-by” entre el Gobierno y el FMI traerá más miseria, sufrimiento, exclusión y desestabilización social

  • Gobierno debe abrirse a la ciudadanía y dejar del secretismo en esas “negociaciones”

  • Ni venta de activos, ni más impuestos a los que menos tienen, ni más recortes al gasto social, ni despidos

Tenemos que ser contundentes y dejar muy bien definida la posición de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), con relación al inminente acuerdo-préstamo conocido en la jerga de los mercados financieros internacionales como “stand-by”, que pretende firmar el actual Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyas políticas nada bueno traen para los pueblos que son obligados a asumirlas.

La pandemia del coronavirus covid-19 vino a aportar más dolor y más estrés social a la gran mayoría del pueblo costarricense, el cual ya sufría de alto desempleo e informalidad, alta carestía de la vida, alta evasión-elusión fiscales, alta concentración de la riqueza y alta exclusión socioeconómica, incluida alta depreciación del poder adquisitivo de los salarios.

Es inamisible y lo rechazamos tajantemente que el acuerdo “stand-by”, por un monto de 2 mil 250 millones de dólares, facilitados en tres tercios a lo largo de los próximos tres años, de 750 millones de dólares c/u, suponga un aumento de impuestos de carácter indirecto, como una eventual subida del Impuesto al Valor Agregado (IVA), al 15 % y hasta en una cifra superior.

Igualmente resulta inaceptable el planteamiento fondomonetarista de “venta de activos”, considerando que la práctica totalidad de las empresas públicas que todavía siguen siendo propiedad costarricense, son vitales para atenuar el acelerado deterioro de la inclusión social; y, por el contrario, revitalizadas y excluidas de ellas la politiquería, son pilares de la promoción del bien común de las generaciones presente y futura.

Es sumamente peligroso que el planteamiento sobre mayores recortes de gasto pueda incluir fondos destinados, precisamente, a evitar mayores niveles de exclusión social y económica; e, incluso, decisiones que puedan pulverizar la propia Seguridad Social del país y, particularmente, el servicio de Salud; ambos hoy en grave riesgo institucional y de estabilidad financiera.

Por otra parte, no se puede someter al país al flagelo del despido de cientos y cientos, hasta de miles, de personas trabajadoras asalariadas del sector Público, como ha sido la tónica en otros países que se someten a los dictados del FMI, como los de los acuerdos “stand-by”. En este apartado y al igual que en los anteriores, debemos formular una alerta roja a todas las agrupaciones civiles, profesionales y sindicales honestas que tienen mucha responsabilidad en el desarrollo de los acontecimientos por venir.

Sólo es comprensible que se pretenda imponerle al país un convenio tan perjudicial como el “stand by”, a partir de bases ideológicas formadas en el fundamentalismo fiscalista macroeconómico-neoliberal si, por ejemplo, las reservas internacionales en dólares que guarda el Banco Central de Costa Rica (BCCR), están llegando a los 9 mil millones de dólares, cantidad más que suficiente para sustituir esos 2.250 millones $ que vienen a ser como un humillante precio por la venta del país. Al BCCR le quedaría un 75 % de sus reservas. Y éste es tan solo un ejemplo de un abanico de alternativas para el manejo del déficit y de la deuda.

Mucho queda por decir, por plantear, por cuestionar y por demandar. En lo inmediato, el Gobierno de la República, habida cuenta del deterioro de su credibilidad y la pérdida de su propia legitimidad, debe impulsar un real diálogo social, sin exclusiones, para tratar este delicado asunto. Deben tener presente que el buen manejo de la pandemia no les da la autoridad política, suficiente y necesaria, como para comprometer el futuro del país en aras de un marco ideológico excluyente y voraz en cuanto al manejo del déficit fiscal y del endeudamiento público.

San José, lunes 15 de junio de 2020.
Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP
Wálter Quesada Fernández, Secretario General Adjunto ANEP
ASOCIACIÓN NACIONAL DE EMPLEADOS PÚBLICOS Y PRIVADOS (ANEP)

Sindicato de Hacienda llama atención al ministro sobre lenguaje y conocimientos

SURCOS recibió copia de este mensaje enviado por el Sindicato de Trabajadores del Ministerio de Hacienda y del Sistema Aduanero Nacional al ministro Elián Villegas Valverde:

Señor Ministro de Hacienda:

En SITRAHSAN comprendemos su posible temor, en virtud de la eventual caída por indicadores otorgados por las calificadoras, originado quizás por la actuación de su persona en tan importante MEGA Ministerio.

Es claro que; la escaza formación para asumir la rectoría de un Ministerio cuya actuación tiene implicación directa en la política económica, fiscal, y tributaria de esta gran Nación, además de la “pandemia”, generen los indicadores negativos.

Consideramos: que por ello le queda como “anillo al dedo”, hacer eco y atacar con el mismo lenguaje de los grandes consorcios empresariales de este país a los funcionarios públicos. Pero ignora; como jerarca de alto nivel, el conocimiento fáctico de las actuaciones que este Ministerio desarrolla y que es muy distinto a los años en los que disfrutó del confort en el INS.

Rezaba un estribillo de un gran jurista y litigante privado, para contender consideraciones de tipo legal, con la realidad y evolución del Derecho mismo: “mucho abogado de larga data, deja de estudiar y se convierte en un funcionario técnico” para justificar la diferencia entre el estudio cotidiano, en el ejercicio del Derecho, en el campo privado, versus la tranquilidad o confort que brinda a mucho profesional en Derecho desempeñarse en el Servicio Público; no obstante, esta premisa no es de aplicación generalizada, en virtud de que dichosamente tenemos muchos profesionales que día a día se están actualizando en diversidad de áreas y materias, y con ello poder ejercitar su profesión con la diligencia , probidad y decoro que el tiempo requiere.

Lamentamos, ese bache profesional que su persona soporta, ya que la interpretación de los números y el desconocimiento del manejo cotidiano de la Hacienda Pública, lo exponen como muy vulnerable y sujeto de riesgo, arrastrando a todo ciudadano costarricense. Esperaríamos equivocarnos, pero el nivel de riesgo que nos imponen las calificadoras internacionales, en mucho; está vinculado con la cabeza de este Ministerio.

Tener el conocimiento y la capacidad técnica y profesional nos hace fuertes, lo contrario nos debilita, y debemos tener esa madurez para aceptar nuestras debilidades.

El ataque a los funcionarios públicos no se vale, satanizar nuestra función, no se vale, eso es simple; porque no superamos un riesgo del 2,5% en materia de control fiscal, debido a la complacencia de los políticos de turno, que no nos blindan con normas fiscales fuertes, claras, precisas o concretas, que puedan brindarle una señal al contrabandista, evasor o elusor, o quién jinetea o roba los impuestos, de que lo meteremos a la cárcel si lesiona con su actuar el Estado que los abriga y que los hace acreedores de mucha riqueza, y muchos de los que “lloran” es porque tienen tanto dinero, que contribuir con el ESTADO no es de su interés.

Sr. Ministro, en finanzas hay razones financieras, que podrían construirse o bien vincularse, de tal manera que si observa el componente del impuesto de renta sobre el salario, observará que un empleado público, puede contribuir más en una quincena, que lo que grandes empresas contribuyeron en un año. Le invitamos a repasar las cifras.

Señor Ministro, debemos hacerle ver, que su desconocimiento integral de la materia en Ciencias Económicas lo debilita, y hace quizás, dependiente del buen consejo de nuestros compañeros de carrera, por lo que deberá seguirlos al “pie de la letra” de lo contrario va a quebrar al ESTADO mismo, y usted esperamos, vino a fortalecerlo no a debilitarlo.

Sr. Ministro, obsérvese la cuantía en mora tributaria, sólo en Aduanas alcanzó la nada despreciable suma de más de 76 mil millones, es decir, lo que pagó el INS a Hacienda, curioso pero cierto, medido, dejamos de cobrarle al importador, y se lo sacamos al INS, al fin y al cabo, hay recursos, protegemos la empresa privada, y que sea el ESTADO el que asuma el costo.

Sr Ministro, el costo social de un pequeño incremento salarial de 7,500 colones por funcionario, en nada socaban las finanzas del ESTADO, si hemos observado la cantidad de millones en “la trocha”, o en la deuda política, porque de este componente, no se toca un cinco, será que quieren tener con bien a los “Diputados”.

Sr. Ministro, esperaríamos que el bache fiscal, que se llevó consigo con daño colateral, dos excelentes funcionarios de carrera, no se repita. En nuestro caso, estaremos vigilantes y accionaremos ante el Ministerio Público de ser necesario, señalando a quién realmente pueda sufrir la persecución penal.

Sr. Ministro, tiene sobre sus espaldas una grandísima tarea, por no decir “camisa”, la que esperaríamos, desarrolle de manera adecuada, sin requerir el consejo sólo el sector que ha resultado privilegiado y blindado en esta pandemia, nos referimos al sector empresarial.

Sr. Ministro, busque los errores legales, que mantienen la división del Estado mismo y todas, aquel capital que está disperso, faltando al principio constitucional de “caja única”.

Sr. Ministro, desearíamos señalarle tanto, y lamentamos, que venga a “hacer escuela” con el manejo de la Hacienda Pública, como muchos otros actores antes lo hicieron, y que de manera irresponsable simplemente visualizan incremento tarifario o recorte del gasto social, donde la historia nos ha demostrado que “el frío no está en las cobijas” y nos endosan el error de su actuar, son muy diestros y complacientes, en materia de amnistías y casi “cero” control fiscal, para que la fiesta siga.

Sr. Ministro, le invitamos a considerar empoderar al consumidor final, para reactivar la economía en un corto plazo, recomiende se libere los “cinquillos del ROP”, que pertenecen a los trabajadores, el FCL también, porque la pandemia muchas veces, no es sólo en materia de salud, la pandemia también en materia de finanzas a las que nos han expuesto desde muchos años, y la peor pandemia, consideración subjetiva, es la pandemia en conocimiento.

Los Empleados Públicos, no tenemos la culpa de la impericia y desconocimiento de nuestros jerarcas, pero sufrimos las consecuencias, porque somos los primeros en poner nuestro sacrificio.

Mujeres en Acción propone justicia fiscal para enfrentar la crisis

MUJERES EN ACCIÓN PROPONE:
CONTRIBUCIÓN SOLIDARIA ÚNICA A GRANDES CONTRIBUYENTES NACIONALES Y GRANDES EMPRESAS TERRITORIALES: JUSTICIA FISCAL PARA ENFRENTAR LA CRISIS

¿Quiénes somos?

MUJERES EN ACCIÓN (MeA) es una articulación feminista que surge a la vida pública en el año 2018 para defender los derechos conquistados hasta entonces por las mujeres costarricenses en su búsqueda de la igualdad real frente a las amenazas conservadoras que emergieron en la campaña electoral presidencial de ese año. Desde entonces MeA ha continuado activa no solo en la defensa y promoción continua de los derechos humanos de las mujeres, sino también en el debate sobre las políticas públicas y el devenir de la sociedad costarricense en su conjunto que apreciamos en disputa permanente frente a la agenda neoliberal.

La tendencia decreciente de la economía -profundizada por la suspensión obligada de muchas actividades económicas – y la condición de desigualdad social preexistente en el país antes de la crisis sanitaria – amenazan con profundizar la pobreza de las mujeres y de la población en general y el desfinanciamiento del Estado, incluyendo los programas sociales.

Frente a ello es urgente una gobernanza fiscal que ejerza derechos y obligaciones bajo un contexto de justicia fiscal. Hasta ahora las respuestas brindadas tienden a recargar el costo de la crisis económica en la población contribuyente, principalmente trabajadora, y en el redireccionamiento de los presupuestos de las instituciones públicas. Estos recursos no solo son insuficientes sino que se agotan rápidamente frente a una crisis que se avizora larga, además de que también ponen en números rojos la continuidad de programas de desarrollo nacional de corto y mediano plazo. El ejemplo más concreto es la pretensión de utilizar los fondos de FONATEL, destinados a la reducción de la brecha tecnológica y de comunicación, para fines diferentes sin que a la vez se identifiquen recursos de recapitalización.

Como se ha dicho, la atención urgente de la crisis sanitaria ha implicado, a la fecha, un peso adicional sobre los presupuestos institucionales – principalmente los que brindan servicios de atención directa a la población. El caso más emblemático es el de la CCSS obligada a redireccionar recursos originalmente destinado a otros fines de desarrollo institucional y de la salud pública para responder a los requerimientos específicos de la pandemia. A esto se agrega la reducción de los ingresos de la CCSS en materia de cobro de las cuotas obreros patronales debido al aumento del desempleo y la reducción temporal de la contribución de patronos y trabajadorxs. Al igual que ésta, muchas de las medidas de atención de la crisis económica generada por la pandemia han volcado la balanza a favor de uno solo de los sectores sociales, la empresa privada, descuidando a la gran mayoría de los y las ciudadanos para los cuales solo hay respuestas asistencialistas e insuficientes.

En igual situación se encuentran otras instituciones, principalmente del sector social, cuyos presupuestos han sido drenados para tratar de atender y paliar parcialmente el impacto social y económico de la crisis sanitaria. En esta situación se encuentran programas tales como comedores escolares, CEN-CINAI, IMAS, INAMU, FODESAF, entre otros, con el agravante de que la fuente tradicional de ingresos de muchos de estos programas de asistencia social se ha visto afectada asimismo por el debilitamiento de la actividad económica nacional.

Esta visión cortoplacista le puede pasar al país una factura mucho más alta que la generada por el gasto específico de la atención sanitaria, compromete el desarrollo del país y nos puede hacer retroceder varias décadas de conquistas sociales. No podemos permitir que la crisis sanitaria se convierta en una crisis social y económica de grandes dimensiones.

El comportamiento de la pandemia en otros países indica que hay que prever varios meses más de mayor y menor confinamiento en el cual la actividad económica será probablemente fluctuante y la recuperación del empleo será lenta e incierta para muchos sectores como, por ejemplo, el turismo cuya recuperación es altamente dependiente de la afluencia de personas con capacidad de consumo. Por consiguiente, es de esperar que continúe y se profundice el impacto ya existente en importantes segmentos de la población en materia de ingresos y consecuente empobrecimiento, necesidades alimentarias y de habitación no satisfechas, además de privación de servicios como el cuido o la educación.

En este contexto la asistencia directa del Estado a través de sus programas sociales será más urgente que nunca para impedir que estos impactos se tornen permanentes e irreversibles. No obstante, como señalamos arriba, estos programas se encuentran seriamente desfinanciados y no existe alternativa planteada que busque su recapitalización, incluyendo las finanzas de la CCSS a pesar de la inyección vía préstamos de algunos recursos que son, sin embargo, insuficientes.

Al igual que nosotras, otras agrupaciones sociales y académicas han estado planteando y urgiendo al Gobierno y a la Asamblea Legislativa identificar fuentes de recursos que no recarguen la crisis sobre la ciudadanía. La conclusión unánime es que hay que buscar el dinero donde éste exista y volcar la mirada hacia aquellas personas y empresas cuyo patrimonio ha mantenido un ritmo de crecimiento constante permitiéndoles en los últimos años acumular riqueza. Algunas incluso han reportado rentas brutas y activos con un valor económico muy alto, sin reportar impuestos o pérdidas. Lo anterior según la radiografía del impuesto a las utilidades del 2018 del Ministerio de Hacienda y el informe de fiscalización de la Contraloría General de la República sobre las Grandes Empresas Territoriales del 2018.

Son muchos los países donde se están discutiendo y en algunos casos aprobado medidas para gravar la riqueza y avanzar hacia mayor justicia fiscal. La misma OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) – a la cual el país ha ingresado recientemente – ha adoptado fuertes medidas en materia fiscal y anticorrupción como la Convención multilateral para prevenir la erosión de las bases imponibles y traslado de beneficios y, en particular, el Instrumento Multilateral (MLI) que contiene disposiciones de carácter obligatorio (estándares mínimos) y otras de carácter opcional para evitar la evasión fiscal.

Costa Rica ya es parte de la OCDE y debería asumir estos estándares con pleno compromiso.

Recuperamos aquí la acción desarrollada por el expresidente José Figueres Ferrer en el año 1948 cuando, ante un país devastado por una guerra, urge y exige que todas las personas

habitantes del territorio nacional aportaran de su propio peculio para poder sacar adelante al país.

En Costa Rica están identificados los sectores que tienen mayor riqueza, los que históricamente han reflejado una generación de grandes rentas y que no están aportando en forma proporcional al fisco.

Según la radiografía de las utilidades del 2018 del Ministerio de Hacienda, del total de actividades lucrativas de personas físicas y personerías jurídicas (451 783 inscritas) un 55% solo declara, es decir, no contribuye en impuestos.

Entre las personas físicas (322 837), el 65,5% solo declara. De este grupo, un total de 117 641 reportan actividad lucrativa activa y “… 821 declarantes reflejaron una renta neta igual a cero que significa un 9,3% de ese total, cuyos ingresos brutos fueron superiores a los ¢10.000.000”. (Ministerio de Hacienda (2019, pág. 40)

La situación es aún más grave cuando se analiza la contribución de las personerías jurídicas. Un total de 128 946 personerías jurídicas están inscritas y el 40,6% del total de personerías solo declaran y no aportan al fisco. De este grupo, (52 262), un 3,3% (lo que representa 873 personerías jurídicas) declaran cero utilidades netas.

El Ministerio de Hacienda, obligado por un recurso de amparo, publicó en el año 2019 la lista de las empresas que declararon cero utilidades. La lista es de 194 personerías jurídicas, de ellas hay 115 empresas que son Grandes Contribuyentes Nacionales (según clasificación de la Dirección General de Tributación)..

En la Gaceta N.º 63 del jueves 12 de abril del 2018 la Dirección General de Tributación informa sobre las características de las empresas que son Grandes Contribuyentes y las Grandes Empresas Territoriales (GETES). Ambas tienen montos elevados de activos así como de renta bruta en colones, tal como se aprecia a continuación (en colones):

La Contraloría General de la República señala en un informe de fiscalización del 2018 (DFOE-SAF-IF-00002-2018) que el 27% de las Grandes Empresas Territoriales declararon pérdidas o cero impuestos de utilidades en el periodo 2010-2016. Del total de declaraciones presentadas (3.949) por los contribuyentes denominados GETES, un 21% (824) presentaban pérdidas y un 6% (238) cero impuestos. Es decir, un 27% de las Grandes Empresas Territoriales declararon pérdidas o cero impuestos de utilidades en el periodo 2010-2016, según este reporte. En estos dos últimos casos los ingresos brutos percibidos en el periodo de estudio, alcanzaron los 8.149.998 millones de colones y los activos totales alcanzaron los 15.580.099 millones de colones.

Estas pérdidas o cero utilidades se producen en la forma como se presentan los gastos. Según el informe supracitado, “Los contribuyentes pueden declarar gastos que no están siendo realmente en los que incurren y así disminuir su base imponible. Además, dificulta el análisis de inteligencia o riesgo fiscal e incide en los procesos de fiscalización, porque no hay certeza de la calidad de la información que contienen los formularios de declaración que se almacenan en las bases de datos tributarias”.

Las Grandes Empresas Territoriales (GETES) aportan un 4,6% del total recaudado por el Gobierno. En el 2016 eran 519 empresas cuyos activos totales eran de 5,2 billones de colones con una renta bruta de 4 billones de colones, según el informe señalado. Es decir: todas estas empresas han logrado alcanzar una capacidad de activos y generación de renta bruta significativa que ha sido posible por las condiciones económicas, políticas y sociales que este país les ha facilitado. Por tanto, la renta BRUTA debería aportar a la recaudación fiscal y no solo por solidaridad en esta coyuntura sino como aporte a la inversión pública que este país por medio del Estado realiza en infraestructura y servicios.

En este sentido, una política fiscal justa, equitativa y solidaria por parte de las Grandes Contribuyentes Nacionales y Grandes Empresas Territoriales sería contribuir solidariamente para atender la actual situación de crisis.

NUESTRA PROPUESTA A LA CIUDADANÍA, AL SEÑOR PRESIDENTE Y A LAS SEÑORAS Y SEÑORES DIPUTADOS

  1. Adoptar una contribución solidaria obligatoria – por una sola vez – equivalente a un 1% sobre los activos registrados y acumulados en los últimos tres años por parte de aquellas personerías jurídicas que clasifican como Grandes Contribuyentes Nacionales (excluyendo “Holdings”) y de las Grandes Empresas Territoriales.
  2. Adoptar una contribución solidaria obligatoria – por una sola vez – equivalente a un 1% sobre las utilidades netas registrados en los últimos tres años de las personas físicas de la última categoría de recaudación de la Dirección de Tributación Directa, esto es: aquellas que reportan una utilidad o renta neta mayor a 20 millones de colones.
  3. Suspender durante el período de pandemia la aplicación de la Regla Fiscal con el fin de que las instituciones públicas se aboquen a la atención de ésta.
  4. Apoyar la propuesta del Expresidente José María Figueres para trasladar fondos del Banco Central colocados en el exterior e invertirlos en Bonos del Estado para financiar programas de atención de emergencia a la población afectada por las consecuencias de la pandemia.
  5. Crear una tasa equivalente de 3 colones por cada mil colones sobre todas las transacciones del sistema bancario nacional para capitalizar los programas sociales destinados a transferencias directas y servicios a la población, exceptuando los depósitos de planillas y pensiones hasta cierto límite de salario, pagos de tarjetas de crédito y retiros de cajeros automáticos. Todos las anteriores exclusiones señaladas por el señor Figueres a los cuales agregaríamos las transferencias sociales y depósitos de pensiones alimentarias.
  6. Acatar las disposiciones de la OCDE en materia tributaria – incluyendo lo señalado en el Instrumento Multilateral MLI, entre otros – específicamente las relacionadas con aumentar las tasas de tributos a quienes más riqueza, patrimonio e ingresos poseen. Construir una ruta para el cumplimiento de estas obligaciones en un plazo de 6 meses.

Los recursos obtenidos en las propuestas 1 y 3 se destinarán EXCLUSIVAMENTE para capitalizar programas de asistencia social, incluyendo los servicios de la CCSS, garantizando la inclusión de la perspectiva de género y derechos humanos.

Walter Quesada, ANEP: “Ocultan evasión promoviendo conflicto entre sectores laborales”

El secretario general adjunto de la ANEP, Walter Quesada, expone la forma como algunas fuerzas del país quieren “poner a pelear a los sectores laborales público y privado”. Asimismo, da los datos acerca de la afectación de los ingresos estatales que se produciría si se aplica el rebajo de los salarios del sector público que impulsa el empresariado. El dirigente llama la atención acerca de que “quienes impulsan esa medida contra el sector laboral representan a otro sector, en el cual, hay empresas que evaden o eluden los impuestos o no cancelan las cuotas de la CCSS”.

Le invitamos ver el video enviado a SURCOS por esta organización sindical:

Crisis de la pandemia no debe descansar en hombros de los trabajadores

Vladimir de la Cruz

La crisis de la pandemia del coronavirus no debe descansar en los hombros de los trabajadores, ni en sus salarios ni en sus pensiones. Algunas reflexiones.

La crisis ocasionada por la pandemia del coronavirus, que ha desembocado en una paralización parcial de muchas actividades y procesos productivos, a nivel mundial, regional y nacional es evidente. Nadie sensato puede negarla ni ocultarla.

El sistema mundial de la economía globalizada, y super encadenada a nivel internacional, ha entrado en un laberinto de relaciones comerciales y productivas internacionales y globales, donde incluso se aprecia la prepotencia de algunos países, superpotencias que lo son, que compran al contado instrumentos médicos, que se necesitan en estos momentos, evitando que se vendan a crédito a otros países, que anticipadamente los habían contratado, en una nueva forma de piratería comercial internacional, como está haciendo Estados Unidos, que fragmentaliza y debilita más a los países pequeños y a los que dependen de las tradicionales compras internacionales contra facturas de pago, contra pagos diferidos, y no por compras al contado, de pago inmediato.

Esta pandemia incluso ha provocado teorías y discusiones sobre la crisis actual del capitalismo mundial, en esta fase económica en que se desenvuelve desde 1990, y hasta discusiones sobre su crisis, su falla y su posible muerte, sin que alternativamente se ofrezca un sistema diferente y mejor. Hay quienes quisieran ver al coronavirus como una enfermedad típica del capitalismo.

Antes de 1990 al menos había el escenario de Socialismo versus Capitalismo. Hoy ese escenario no existe en planteamientos políticos, ni político electorales.

También se discute sobre un nuevo escenario de relaciones geopolíticas internacionales, donde siguen destacando como cabezas hegemónicas la República Popular China, Rusia y Estados Unidos. La Unión Europea está relegada a un segundo lugar.

En las sociedades y países capitalistas que vivimos, por su estructura social, por sus graves y bien marcadas diferencias sociales, por la exclusión social, por la marginación social de grandes conglomerados, por las malas condiciones de vivienda, de mala infraestructura, de malas condiciones higiénicas en general, falta de agua, electricidad, letrinas y manejos de aguas negras, por los malos accesos a la salud pública, por la carencia de seguridad social, parecida a la de Costa Rica, el impacto de la pandemia puede ser catastrófico para algunos países más que para otros.

De esta situación no escapan grandes países y modelos capitalistas como el de Estados Unidos, hoy el epicentro de expansión de la pandemia. Y no deja de afectar a ricos y a altos funcionarios políticos, como es el caso del Primer Ministro Inglés, que tendría más posibilidades de vivir si estuviera en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital San Juan de Dios, que del hospital inglés en que se encuentra, con todos los cuidados del caso por su investidura política.

Muchos sectores, especialmente, los sociales, sindicales y de ubicación en la izquierda política, se quedan en su ataque en la estructura capitalista económica y política, sin ofrecer alternativas ante la misma crisis, cuando son decisiones que se deben tomar desde las estructuras de Gobierno, Poder Ejecutivo y Asamblea Legislativa principalmente. Esto es obvio porque no están allí, en esas estructuras políticas, de toma de decisiones, y porque tienen pocos márgenes de acción política directa. Su posición en ese sentido es débil, lo que envalentona a quienes sí tienen capacidad de decidir, y lo están haciendo a expensas de los sectores asalariados y pensionados.

En esta crisis pandémica no es suficiente el ataque al capitalismo como sistema. Este es el sistema dominante en casi todo el mundo. Pocos países tienen sistemas económicos y políticos diferentes, la República Popular China, Vietnam, la República Popular Democrática de Corea y Cuba. En América Latina solo Cuba destaca con un sistema diferente, especialmente en salud, en este momento, sin superar a Costa Rica. Venezuela, Nicaragua y Argentina no tienen un sistema económico y político socialista, tan solo gobiernos que se dicen de izquierda. Esa discusión se abrirá, y quizá será muy necesaria, después de superada la pandemia, y faltan muchos meses.

Países suramericanos que estuvieron hasta hace poco tiempo gobernados por sectores progresistas y de izquierda están pésimos en su infraestructura hospitalaria y sanitaria, frente a la pandemia. El caso más dramático es Ecuador, con Rafael Correa que gobernó desde el 2007 hasta el 2017, que con su Revolución Ciudadana no logró desarrollar una base sanitaria y de seguridad social importante, que ha estallado en este momento. En Venezuela, lo que se tiene en salud es lo logrado hasta el 2009, todavía bajo Hugo Chávez y el apoyo de los médicos cubanos, en la Misión Barrio Adentro. En Brasil, desde el 2003 hasta el 2016 con Lula da Silva y con Dilma Rousseff, y con el socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso, desde 1995 hasta el 2002, poco se hizo en infraestructura de salud y sanitaria, exhibiendo hoy a Brasil con graves problemas de atención a esta pandemia. En Argentina, bajo el gobierno de los Kirchner, de Néstor y de Cristina, desde el 2003 hasta el 2015 tampoco se hizo mucho. En Bolivia, con Evo Morales, y su Revolución Multiétnica y Pluricultural, desde el 2006 hasta el 2019, tampoco se hizo mucho en lo hospitalario y sanitario. Bolivia y Ecuador nacionalizaron recursos minerales y naturales cuyos beneficios no se proyectaron en esos campos. El carácter de la pandemia ha afectado a todos los países. Nadie está exento del coronavirus, ni ninguna clase social tampoco.

La pandemia ha obligado a desarrollar soluciones médicas, sanitarias y epidemiológicas para enfrentarla, tanto a nivel mundial, internacional, como locales o nacionales. En esto Costa Rica está, en términos generales, muy bien. Las medidas que se han venido tomando, en este sentido, impulsando y obligando a acatar, por el Gobierno, el Ministerio de Salud, la Caja Costarricense del Seguro Social y el Ministerio de Seguridad están provocando los resultados esperados, con aceptación general de la población en gran medida.

En lo que está mal, me parece, es en hacer descansar el peso de la crisis, y de la situación económica que ella provoca, en los sectores trabajadores de asalariados, y de los pensionados, tanto del sector público como privado.

En esta crisis, hasta hoy, en ningún país del mundo, se ha hecho cargar, con medidas contra los salarios y las pensiones, el peso de la crisis sobre los hombros de los trabajadores.

Solo en Costa Rica se han aprovechado los zopilotes que rondan, permanentemente, sobre las condiciones de vida y del bienestar laboral, y de los derechos sociales, para atacar con virulencia, más fuerte que la del coronavirus, contra los salarios y pensiones de los trabajadores, y debilitar por carambola los derechos sociales y laborales. Algunos de estos zopilotes desearían el marco de las relaciones laborales, y de trabajo, del siglo XIX, o las del feudalismo o el esclavismo.

Históricamente, desde el siglo XIX, ha habido una lucha permanente, válida moralmente, por subir salarios y rebajar jornadas de trabajo. Hasta la Iglesia Católica, con la Encíclica Rerum Novarum se sumó en esta lucha y defensa de los trabajadores.

La historia social y de la seguridad social, en general, está asociada al impulso de los trabajadores por impedir que les aumenten sus jornadas de trabajo y por impedir que les rebajen sus salarios. La lucha ha sido por rebajar jornadas de trabajo, que se ha establecido a escala internacional en ocho horas de trabajo diario, algunos países tienen menos, y por aumentar el salario. Por su parte los patronos o empleadores tratan de luchar por rebajar los salarios y aumentar las jornadas de trabajo, e intensificar de esa manera la extracción de la plusvalía. La vida bajo los sistemas capitalistas ha hecho que esta relación se establezca bajo la modalidad de que los salarios suben en escalera mientras los precios de los productos suben en ascensor, agobiando las condiciones de vida, de trabajo y empobreciendo las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo.

Los patronos y empleadores actuales, ayunos de la filosofía de las políticas públicas sociales y de la seguridad social, y del Estado Social y Benefactor, que ha marcado el desarrollo del país, en los últimos 100 años, y especialmente a partir de 1943 y 1949, se han tirado bravamente, y de manera perversa, aprovechando esta situación de la pandemia, contra todo el engranaje de estas políticas públicas, de salud y seguridad social, del Estado Social de Derecho, y contra los Derechos Sociales y Laborales desarrollados y consolidados en el país, con el ánimo de acabar con ellos o con lo que se puedan reducir.

Como el Can Cerbero del Hades, con sus tres cabezas y su cola de serpiente, procuran, los representantes del capital, en el Gobierno, en la Asamblea Legislativa y fuera del gobierno, que los trabajadores se mantengan en el infierno, que como muertos no salgan de su infierno, y no puedan entrar al mundo de los vivos, de las mejores condiciones de vida y de trabajo. Igual que en el ser mitológico de sus colmillos, de su lenguaje, se desprende un veneno negro y mortal, un mensaje de que la culpa de la situación económica es la de los salarios y las pensiones de los trabajadores.

El Can Cerbero es fiero y agresivo, sobre todo al momento de cuidar su puerta encomendada, la de la culpa de los trabajadores con sus salarios y pensiones. Como en la leyenda mitológica a todo Can Cerbero le llega su Orfeo y su Hércules. Ellos lo hicieron con la música de su lira y su fuerza. Ya habrá tiempo para la reorganización social.

Falta el mensaje alternativo, realista y posible, de parte de los sectores sociales que contribuya a desarrollar salidas posibles a la crisis de empleo, de desempleo y de pobreza que está provocando el coronavirus. La fuerza de Hércules, del movimiento social organizado, quedará para el momento en que se supere la crisis epidemiológica y pandémica que nos afecta.

Por ahora insisto. No hay país en el mundo, un solo país, excepto Costa Rica, que haya hecho descansar, en el discurso y en la realidad, el enfrentamiento de la pandemia congelando aumento de salarios, rebajando salarios y pensiones.

Los salarios y las pensiones no debieron, ni deben tocarse, en este período de crisis. Los salarios de los trabajadores y las pensiones de los trabajadores jubilados son sagrados, son sus medios de vida. Las pensiones, salvo un pequeño grupo de ellas, son reducidas respecto al salario que las provocó.

Los salarios y las pensiones de los trabajadores, en su inmensa mayoría, están comprometidos con las deducciones de ley, con préstamos, con rebaja de pensiones alimenticias, con hipotecas, con embargos. En el caso de las pensiones del magisterio, de la JUPEMA, independientemente de si son altas o no, se les rebaja casi el 60% de su asignación nominal para establecerlas entre un 40% y 55% de recibo efectivo. Y con las leyes que se aprobaron tributariamente se amenaza de reducirlas casi en un 75%.

Los trabajadores, y las personas que, de buena fe, hablan contra las pensiones altas, las “pensiones de lujo”, como las han estigmatizado, no entienden que son resultado de los salarios que devengaban esas personas. Tampoco entienden que luchando contra las altas pensiones, luchan contra las bajas pensiones, para ponerles techo a las bajas pensiones, para reducirles su techo. Cuando se rebajan las altas pensiones se les ponen techos más bajos a las bajas pensiones. Cuando luchan contra los altos salarios, luchan en el fondo por mantener bajos los salarios. Esta es la lógica del engatusamiento en que meten, con cantos de sirena, a quienes levantan estas banderas.

Ciertamente hay empresas que deben reducir su caudal productivo, paralizar ciertas funciones, suspender ciertas tareas. Ello supone que los trabajadores de esos trabajos no teniendo nada que hacer pueden ser despedidos, suspendidos de sus trabajos, con los respectivos ceses de salarios y rebajos salariales, si bajan sus jornadas. Esta es la realidad. Para ello no se necesitaba modificar leyes, ni establecer leyes especiales que no les garantizan nada a los trabajadores víctimas de esta situación.

La paralización que se ha impuesto, en todo el país, es resultado de una situación que sobrepasa los intereses nacionales del Estado y del sector empresarial. La paralización institucional y empresarial impuesta por la pandemia, es ajena a la responsabilidad de los trabajadores. La incapacidad de trabajo de los trabajadores no es voluntaria. Es involuntaria, impuesta a los trabajadores como si les sucediera un accidente, por la fuerza de la naturaleza que les incapacita para trabajar, no porque no quieran trabajar, sino porque tienen un riesgo profesional del que deben cuidarse para mantenerse luego en el trabajo, con las mejores condiciones de salud posibles.

A todos los “suspendidos” de sus trabajos, en este momento de la pandemia, a todos “los despedidos”, mientras dure su condición en tanto esos trabajos no vuelvan a ser activados, se les debe considerar discapacitados, incapacitados, como si hubieran sufrido un accidente laboral que les imposibilita trabajar, y recibir el seguro de incapacitado, que cubre el Estado, la Seguridad Social, o el Instituto Nacional de Seguros, que les permita recibir mientras dure la pandemia, y su “incapacidad” para trabajar, un ingreso mínimo, que está garantizado por ley. Que no se obligue a pagar al patrono lo que le corresponde en casos de estas incapacidades laborales puede ser una medida de emergencia a favor de ellos, pero debe garantizárseles a los trabajadores ese mínimo de ingreso que resulta de su incapacidad laboral a cargo de los sistemas estatales que los cubren. Hay que cambiar la idea de los despidos por la de incapacidades laborales. Así sí contribuimos mejor a atender las necesidades básicas de los trabajadores afectados con las suspensiones de sus trabajos.

En otro escenario están los más de $4000 MILLONES de dólares que han ingresado al país, al Ministerio de Hacienda principalmente, que forman parte de la Deuda Externa, resultado de préstamos de varios organismos internacionales, que en este momento no está claro dónde se están destinando, y se podría estar dando o festinando una danza de millones…

Esos $4000 millones de dólares deben vigilarse muy bien, por los organismos del Estado, por las Defensorías Públicas, para que se destinen a quienes realmente deban ir, si se orientan a ayudar sectores laborales y económicos en este período de crisis, para mantener sus actividades productivas, o para estimular PYMES y MICROPIMES en este período de emergencia nacional, y a productores nacionales, especialmente de alimentos vinculados a la canasta básica.

Ni un cinco de estos $4000 millones debe destinarse a apoyar empresarios que ante la Tributación Directa y el Ministerio de Hacienda no son agentes tributarios, no contribuyen anualmente pagando impuestos, son evasores, de la lista que el Ministerio conoce, y que públicamente se ha denunciado desde hace meses, igualmente con los que son elusores de pagos y de cargas tributarias.

Tampoco pueden destinarse fondos a patronos o empresas que son deudoras de la Seguridad Social, que no pagan lo que deben a la CCSS. Los que no pagan a la Caja son además ladrones de las cuotas de sus trabajadores, que rebajándolas no las entregan a la CCSS, con el doble perjuicio que ocasionan a los trabajadores, de dejarlos fuera de la seguridad social y de perjudicarles hacia el futuro con su pensión, y de cometer el delito de retención continua de salarios, que es como un robo continuado.

También se han hecho denuncias muy importantes, de grandes empresarios, y líderes empresariales, que tienen deudas millonarias con la CCSS, de decenas y centenas de millones de colones, perdiendo ellos, como personas o como representares de cámaras empresariales, toda su capacidad moral de exigir sacrificios, de salarios y pensiones a los trabajadores, cuando ellos retienen, se dejan, o se roban, las obligaciones que tienen con el Estado y la Seguridad Social.

En un momento como el que vive el país, es importante que haya un control de movimiento de divisas internacionales.

Que se estudie y verifique que cualquier “ayuda” que se le dé a empresarios no se desvíe en transacciones internacionales para sacar divisas del país, especialmente de las que están destinadas a ayudar para salir de la crisis, que no deben usarse para incrementar capitales, sobre todo capitales especulativos.

Debe estudiarse el movimiento de divisas hacia los bancos off shore, hacia los bancos en las islas del Caribe y de aquellos destinos que se sabe son para ocultar y amasar capitales.

Que una crisis como esta no produzca otro Panamá Papers, caso que no se ha querido investigar a fondo en el país.

Hay que decir que en una situación como ésta hay quienes, con los fondos públicos que se manejan, por la situación de emergencia que los cobija, con la facilidad que se podrían manejar ciertos fondos y dineros, quieran hacer clavos de oro. Las contrataciones del Estado, de la CCSS, de la Comisión Nacional de Emergencias, por citar estas instancias, no deben hacerse con empresas ni empresarios que hayan quedado mal en el pasado en negocios con el Estado, que hayan estafado al Estado, que hayan hecho malos trabajos o hayan incumplido sus obras. Tampoco contratar con empresarios que han cambiado sus empresas deudoras, o estafadoras, por otras nuevas y limpias, ante el Estado, para seguir chupando de los fondos y préstamos públicos.

El movimiento económico para enfrentar la crisis de la pandemia no debe servir para hacer surgir nuevos ricos de la pandemia.

Si se quieren sacrificios que sean parejos. Los ricos y los asalariados, pero en forma proporcional.

Los salarios y los ingresos de los ricos, de dirigentes empresariales, son una discusión. Muchos de ellos no tienen ingresos en el país, no son agentes tributarios como personas, ni pagan la CCSS. Muchos de ellos reciben salarios parciales en colones y otra parte en dólares depositados en el extranjero o con bonificaciones, que no se declaran en el país. Pero son personas que por sus movimientos bancarios puede saberse muy bien cómo viven y cómo gastan. Por esta razón es que se han opuesto, y con bastante éxito, a las medidas de control que el Ministro de Hacienda ha querido impulsar en ese sentido.

Las empresas de zonas francas no pagan impuestos en Costa Rica. Su régimen de establecimiento les permite pagar sus impuestos en los países de origen. Sin embargo, el mismo régimen de impuestos de esas empresas les permite pagar impuestos en Costa Rica, que ellas pueden deducir de sus impuestos en el extranjero. Este es un buen momento para negociar este pago de impuestos de esas empresas en Costa Rica, en la que todos ganamos. Ellos pagan sus impuestos aquí, cumplen con el pago de impuestos y nosotros nos beneficiamos de ellos. Se puede llegar incluso a un acuerdo que mientras dure esta situación ese pago de impuestos se realiza aquí.

Una medida urgente es eliminar todo pago de usura en intereses bancarios y comerciales, que resulte de pago de tarjetas de crédito y similares, o de ventas a plazo, donde los intereses llegan hasta el 55% o más. Las medidas que se han venido impulsando en este sentido son un plato de babas. En una situación como la que se vive en el país, con desempleo forzado creciente, con jornadas de trabajo disminuidas y con ingresos salariales y de pensiones disminuidos, el ordeño organizado sobre casi toda la población, especialmente sobre los trabajadores y asalariados y pensionados, que se hace por medio de los intereses usureros en este momento es criminal.

En esta crisis las tasas de interés no deberían estar más altas de un 5% en todos los órdenes. Cuando los bancos, públicos y privados, dijeron que bajarían sus intereses de los préstamos, nunca dijeron que bajarían los de sus tarjetas. La tasa de intereses de sus tarjetas, de manera especulativa, es la que les produce sus enormes y multimillonarias ganancias. Pueden bajar otros intereses, pero esos no son lo que hay que bajar. Los que urge eliminar en este período de crisis son los de las tarjetas de crédito o débito, cualquiera que ellas sean.

Hay que congelar los incrementos de alquileres que por ley se permiten anualmente. Y, hay que procurar que, en vivienda social, si a un trabajador se le ha reducido su salario, se le reduzca el pago de alquiler o de abono al banco en la misma proporción.

Hay que congelar los incrementos mensuales, que automáticamente se realizan, por el ICE, la Compañía Nacional de Fuerza y Luz, y por el Servicio de Acueductos y Alcantarillados.

Hay que asegurar que en las Zonas de Tugurios y de viviendas sociales, el agua llegue gratuitamente si es del caso.

Lo que no debe ocurrir y hay que rectificar es que la crisis no debe descansar en los hombros de la clase trabajadora y de los pensionados.

Alfredo González Flores, en su gobierno, intentó impulsar medidas tributarias, frente a los efectos de la crisis económica de la I Guerra Mundial, de manera que los ricos pagaran o sostuvieran la crisis, y no los sectores pobres o asalariados de aquellos años, 1914-1917.

A José Figueres Ferrer, no le tembló la mano, en 1948, para establecer un impuesto del 10% al capital, para contribuir a pagar los gastos ocasionados por la Guerra Civil.

Tampoco le tembló la mano para nacionalizar la Banca privada, e impulsar la Banca nacionalizada, que mucho éxito tuvo para el desarrollo del país, del sector empresarial y de desarrollo de los sectores medios productores y de la clase media costarricense. Si la banca se mantiene especulativa y usurera es un buen momento para replantear la nacionalización bancaria.

Enviado a SURCOS por el autor.

Imagen: http://josehdezcabrera.blogspot.com/2017/04/la-crisis-y-la-reduccion-del-salario.html

¿A patadas es el juego?

Dr. Oscar Aguilar Bulgarelli

Es increíble el egoísmo, cuando la solidaridad se mira de un solo lado. Hoy la jefa editorial de La Nazi On, a la primera orden de sus “malas compañías” tocó a rebato y se alinearon en primera fila los coyotes en la loma, para decir: si hay patadas, ¡hay pa´todos!

Pobre de mí, empecé a leer el artículo creyendo que el Corona Virus había calado en el alma de estos insensatos, ocultos en la decadente cueva del neoliberalismo; pero no!, me equivoque, por el contrario Mora, Feinzag, Meléndez, Mesalles y Thelmo (para variar), lanzaban los aullidos de coyotes al cielo ( o más elegante…campanas al vuelo) en favor de la sacrosanta empresa privada y contra el sector público, hacia el cual han logrado orientar el odio de la opinión pública, producto de la opinión publicada en sus banales medios de comunicación.

Aclaro que no tengo nada en contra de la ayuda, pronta y cumplida, a la empresa privada en estos aciagos días; pero no por ello convertir la tragedia en el trampolín para obtener beneficios más allá de la lógica y el tiempo requerido para enfrentar el problema. Igualmente, creo que los funcionarios públicos deben poner de su parte, para ser solidarios, y dejar de lado algunas situaciones de su beneficio: algunos pluses, horas extras, exclusividades, pero de eso a pedir cierre de instituciones y paralización de la acción de Gobierno, es otra cosa.

Para ello, por ejemplo, alegan que en los Estados Unidos, la Meca de su dios el dinero, 19 veces el Gobierno Federal ha quedado solo con los servicios esenciales. Y el país no colapsó. Esa falaz comparación es típica de estos vendedores de falsedades, pues son situaciones absolutamente incomparables, solo dos cosas: los Estados seguían funcionando y el tiempo fue corto, no varios meses y por algo todos corrieron a buscar un arreglo en pocos días, siempre.

Para ellos los trabajadores públicos que están LABORANDO A DISTANCIA, entre ellos los profesores y universitarios, especialmente, podrían renunciar a medio salario pues no están haciendo nada. Pero primero reconocer que LABORAN A DISTANCIA, luego les dicen vagos…y los profesores que tienen que enviar tareas y dar lecciones por internet, ¿no trabajan? ¡Y los hay…y miles!

Solo un tercer caso más. Dice que hay 450 GRANDES CONTRIBUYENTES, cuyos negocios saldrán perjudicados porque las familias DEJARÁN DE CONSUMIR sus productos. Entonces, para que los cientos de miles de funcionarios consuman, ¡deben tener salario! Y se los quieren quitar. Pero además, cientos de esos 450 GRANDES CONTRIBUYENTES, son GRANDES DEFRAUDADORES que, de acuerdo a las listas que el Ministerio de Hacienda se vio obligado a publicar, deben miles de millones en impuestos, entre ellos el Grupo Nación, la Florida Ice and Farm Co, la Cervecería Costa Rica, el Hotel Four Season, todas empresas ligadas familiar y empresarialmente a LA NAZI-ON.

Casi termino de leer el libro de Alain Deneault MEDIOCRACIA, CUANDO LOS MEDIOCRES TOMAN EL PODER, y en dos subcapítulos “ Escribir Hacia el Desastre y Los Pequeños Intelectuales” hay dos frases fantásticas que define a los alineados en la loma: “ …son responsables como colectivo de la producción de una parte de la prosa más obtusa e impenetrable… Les asegura que nadie pueda saber de verdad si sus ideas son brillantes, malas o simplemente mediocres – además, porque- quienes se someten los vincularán más eficazmente a un gran mecanismo económico y burocrático, dedicando sus mejores años y facultades a esclavizarse. Están aprovechando todas las oportunidades que se les presentan para obtener los medios económicos que les permitan ser EXACTAMENTE IGUALES A TODOS LOS DEMAS…”

Esa mediocridad llega al extremo que ni siquiera pudieron parafrasear bien al célebre tico GW Villalobos, pues la frase correcta es: SI NO HAY PA´TODOS…HAY PATADAS…” y si anuncian patadas, con gusto y a pesar de la prohibición, yo les llevo las mías a domicilio, prometo embetunar el zapato en cada caso, para que sea individualizado.

LA UPAD: ¿CAJITA BLANCA?

Héctor Solano, politólogo

Advertimos la vez pasada sobre no caer en la finta. Pero desgraciadamente, la deriva que terminó tomando el «debate» sobre la UPAD es cualquier cosa, excepto favorable para los intereses populares.

Por lo pronto, pareciera, que en pro de la gran cruzada nacional que impulsamos en contra del «espionaje» gubernamental, quedó enterrada la tentativa de levantar el secreto bancario a través de una ley.

Ese debate, por lo pronto, quedó cerrado. El ambiente político no es el propicio para avanzar ni esa, ni ninguna otra ley que ayude a optimizar las herramientas a disposición del Estado frente flagelos como la evasión fiscal, el lavado de capitales y el narcotráfico.

Tremendo favor hicimos a esos espurios intereses. Así de funcionales son los principismos.

Pero lo más grave, más allá de lo inmediato -que no es cosa menor-, es que terminó fortaleciéndose una matriz que estigmatiza, como tal, el uso de datos a la hora de gobernar y de hacer política.

Sí, el uso de datos. ¡En plena «era de la información!

Demonizar en plena «era de la información» el uso de datos en la toma de decisiones sobre política, ni más ni menos, es algo así como hacer un llamado a volver a la Edad Media.

El camino a Roma está lleno de buenas intenciones: para el poder real que contribuye a demonizar el uso de datos a la hora de hacer política, lo que está mal es que los datos estén a disposición del Estado. Pero si los datos están a mano del sector privado, como efectivamente lo están en nuestro tiempo, por el contrario, está todo bien.

En conclusión, así de ingenuos hemos sido: Facebook, Google y demás conglomerados económico-informacionales, saben más de nosotros que nosotros mismos. Y, por ende, la CIA. Eso simplemente es así, ni siquiera está en discusión.

Pero eso no escandaliza a nadie. Lo que sí escandaliza que un tal Madrigal, que no lo conoce nadie, que no existe políticamente, que es irrelevante políticamente hablando, trabaje en una oficina cruzando variables con un software en una computadora.

A ese nivel de absurdo terminamos haciendo la discusión. Cajita blanca.

Compartido con SURCOS por Juan Carlos Cruz Barrientos.

¿DON IGNACIO, POR QUÉ NO SE MIRAN EN SU PROPIO ESPEJO?

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

La frase de don Ignacio Santos: Cuando uno se ve en el espejo y no le gusta lo que ve, no es culpa del espejo; la prensa ha hecho su trabajo” (La Nación, 25 enero del 2020, p.13) resulta “célebre” en tiempos donde se ha desplegado una de las más odiosas y mal intencionadas campañas de desprestigio y difamación de los empleados y pensionados del sector público, por parte de la “dictadura mediática”.

Sí, don Ignacio, la prensa que usted representa y defiende ha realizado un triste trabajo creando una imagen de los empleados y pensionados del sector público como enemigos del pueblo para llevarlos a la hoguera, considerándose juez impecable. ¡Vaya fariseísmo barato por parte de La Nación y Canal 7 que negociaron entre bambalinas el pago de deudas que suman más de 5.000 millones de colones por evasión al fisco! Si miraran la viga de su propio ojo no se atreverían a levantar ni un terrón para lanzarlo a los empleados y pensionados del sector público. Claro, que el rostro que les pintaría el espejo no sería otro que el de una prensa cuyas armas son las propias del terrorismo lingüístico al estilo de Goebbels, el nefasto propagandista del régimen nazi.

No pudieron recurrir a una mejor fuente que a un abogado fraudulento hoy condenado penalmente a la cárcel, que creo el término “pensionados de lujo”. ¡Vaya falta de creatividad de la oligarquía periodística! Han cumplido así a cabalidad el papel de manipuladores de la información, utilizando esta campaña delirante para tirar una cortina de humo sobre la evasión y elusión de impuestos de DOS BILLONES de colones de las grandes empresas, muchas de ellas, además, premiadas con la amnistía tributaria, y pretenden ahora adjudicarse el mérito de ser medios que “investigan” y develan el mundo real de los privilegios en este país.

¿Dónde están los reportajes de los salarios de lujo de gerentes y directores de las grandes empresas y bancos privados que no pagan impuestos ni las cuotas de CCSS? Y si se considera un contrapeso incisivo e imparcial, que no es cómplice de intereses de grupos de poder y del mismo gobierno, por qué no denuncia los salarios de más de 9 millones del Superintendente de Pensiones y del Gerente del Banco Central, quienes no aportan contribución solidaria ni les aplican rebajas que ascienden a un 55 %, en el caso de algunos de los catedráticos pensionados. Más aún, por qué no consideran salarios de lujo los de los diputados, de más de 4 millones de colones, cuando superan en mucho el promedio de lo que devengan los catedráticos pensionados del Magisterio, que SÍ han pagado religiosamente sus cuotas por décadas y los gobiernos NUNCA crearon el fondo obligado por ley que hoy ascendería a más de CUATRO BILLONES DE COLONES, eso se lo han robado a los docentes de este país, y ni usted ni la prensa que representa han dicho ni media palabra, porque aunque sea la verdad, no les conviene a sus jefes..

Don Ignacio ha realizado la declaración más elocuente de un periodista aparentemente informado de lo que pasa en este país, donde la mentira se transforma en verdad sin sonrojo alguno por parte de sus publicitas. Una prensa que se ha convertido en el principal aliado de un gobierno que deja que los sectores económicos poderosos le impongan su agenda. Ahora, pretenden también imponerla al Poder Judicial; sin embargo, en este Poder de la República todavía quedan jueces, como el mismo presidente de la Corte don Fernando Cruz, que no se prestan a las triquiñuelas de los poderes fácticos y defienden los derechos humanos y la institucionalidad democrática, aunque eso lo lleve por el camino de la amargura y el escarnio público.

 ¡Que lamentable que en este país sin ejército tengamos una prensa emulando a esa barbarie periodística que apela a las más innobles armas del terrorismo de la mentira! Por algo dijo don Pepe que su gran error histórico-político había sido entregarle el periódico La Nación a la oligarquía de este país, suavizando sus términos.

 

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Tres preguntas que deben ser respondidas

Luis Alberto Salas Sarkís

Los medios de comunicación han envenenado a muchas personas en contra de los funcionarios públicos. Ese veneno lo han vertido por órdenes de la oligarquía, los políticos y empresarios corruptos con un solo propósito: desviar la atención del Pueblo sobre temas como la evasión, beneficios fiscales, amnistías tributarias y muchos otros métodos con los que se están robando los fondos públicos.

Existen tres preguntas que deben ser respondidas para poder contrarrestar esta campaña en contra de los servidores públicos. Estas son: 1.- ¿por qué existen pluses o beneficios salariales en el sector público? 2.- ¿por qué hay funcionarios públicos que disfrutan de treinta días de vacaciones por año? 3.- ¿Por qué hay funcionarios públicos que ganan mucho dinero en puestos sencillos o iniciales?

Respuestas: los pluses salariales, beneficios, reconocimientos e incentivos que se otorgan a los funcionarios públicos obedecen a una simple y sencilla razón: ¡LOS SALARIOS EN EL SECTOR PÚBLICO SON RIDÍCULOS Y MISERABLES! Ejemplos: un misceláneo en el Estado gana un salario base de 274.500 colones por mes. ¿Saben cuánto gana un misceláneo en la empresa privada? 309,143 colones mensuales. Un trabajador calificado en el Estado gana 292,250 colones por mes, ese mismo puesto en el sector privado gana 349,623 colones.

Analicemos el caso de la computación: un técnico en informática gana mensualmente en el Estado 326,250 colones. Un programador 396,350 colones y un profesional en informática gana 522,300 colones mensuales? ¡SE CONSIGUEN MEJORES SALARIOS EN UN CALL CENTER! ¿ENTIENDEN EL POR QUÉ DE LOS PLUSES?

Saben cuánto gana un profesional en el Estado? 522,300 colones mensuales. Piensen: un joven que se ha matado estudiando durante décadas, con suerte se endeudó hasta el cuello y tiene que pagar millones de colones, ¿ustedes creen que va a ingresar a trabajar al Estado con esos salarios tan bajos, ridículos y miserables? Piensen en los Educadores ganando salarios como esos ¿con qué ganas van a trabajar lidiando con 30 o 35 niños por grupo?

En Salud la situación es peor: una enfermera recibe 427,800 colones, un médico 901,358 y un médico especialista 1, 011, 291 colones todos por mes. CUALQUIERA DE ELLOS SE GANARÍA ESA CIFRA EN MENOS DE MEDIA HORA EN UNA OPERACIÓN EN UNA CLÍNICA PRIVADA. Sin embargo, trabajando en el Estado deben hacer 20 y hasta 25 operaciones por mes. Entonces ¿por qué trabajan en el Estado? Porque los pluses, sobresueldos, dedicaciones y otros beneficios mejoran su salario un poco, pero jamás en lo que ganarían en el sector privado.

Aquí entra a jugar la respuesta a la pregunta 2: como parte de esos incentivos para que los buenos profesionales y trabajadores laboren para el Estado, aparte de los 15 días de vacaciones establecidos en el Código de Trabajo, cuando un funcionario público labora 10 años para el estado (o sea tiene 10 años de antigüedad) adquiere el derecho a tener 15 días de vacaciones extras, en total serían 30 días, PERO ESO SÓLO SE LO DAN A LOS FUNCIONARIOS PÚBLICOS QUE HAN LABORADO 10 AÑOS EN EL ESTADO.

Finalmente la respuesta a la pregunta 3 tiene que ver con un incentivo que todo funcionario público tiene: al cumplir un año de servicio, el trabajador del Estado se le reconoce un “paso” o porcentaje por antigüedad de un 1.5% por sobre su salario base. Esto significa que cada año de servicio de un trabajador que gana 100 mil colones recibe 1,500 colones por paso por antigüedad. Entonces ¿por qué los medios corruptos de comunicación dicen que hay choferes o misceláneos que ganan un millón de colones? Esa es una verdad a medias porque esos funcionarios públicos tienen más de 35 o 40 años laborando en el Estado y los aumentos anuales más los pasos por antigüedad, los hacen tener salarios superiores ¿por qué no dicen la cantidad de años que tienen esos choferes o misceláneos de laborar en el Estado? Porque quieren engañar a la gente y desviar la atención.

Pero dejemos todo esto de lado y entendamos un principio fundamental de nuestra sociedad: si usted quiere ser atendido por un buen profesional, si quiere que sus hijos tengan una buena educación, si quiere recibir buenos servicios públicos… ¡HAY QUE PAGARLOS! Usted tiene que definir si pone el futuro de sus hijos en manos de un charlatán, que entra a trabajar en el Estado que por un salario miserable sin pluses. Usted decide cuando está enfermo si quiere que lo opere un excelente doctor o cualquier “carnicero” que sacó un título en una universidad de garaje. Porque si se eliminan los pluses, incentivos y otros beneficios, los buenos profesionales no trabajarán en el Estado y caerá en manos de inútiles e irresponsables que por cualquier dinero harán un trabajo mediocre.

 

Imagen con fines ilustrativos.

Enviado por el autor.

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Entrevista: Análisis informe de la Contraloría sobre evasión. Parte I y II

Compartimos la primera y segunda parte del debate enviado por Luis Paulino Vargas Solís, sobre la evasión del impuesto de ventas y otras facetas del fraude fiscal en Costa Rica, en el cual Vargas participó a la par de un economista y dos diputados (primera parte). Transmitido por Costa Rica Noticias, canal 13, el pasado miércoles 19 de diciembre.

Una buena oportunidad para evidenciar las falacias que las élites políticas manejan sobre este tema.

 

Enviado por Luis Paulino Vargas Solís.

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