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Etiqueta: frontera norte

Estudio del Cide confirma abandono social y educativo en frontera norte

Un ambicioso estudio de la División de Educación Rural de la Universidad Nacional (DER-UNA) busca comprender a fondo las dinámicas y desafíos que caracterizan los contextos transfronterizos, a través del proyecto Contexto transfronterizo del Triángulo Norte-Norte de Costa Rica: Percepción identitaria, realidad socioeducativa y cumplimiento de los Derechos Humanos. La investigación, que comenzó en enero de 2021 y se extiende hasta diciembre de 2023, se lleva a cabo en conjunto con la comunidad local.

El objetivo principal de esta indagación es analizar la percepción identitaria, la realidad socioeducativa y el cumplimiento de los derechos humanos en los contextos transfronterizos del Triángulo Norte-Norte de Costa Rica. Para ello se emplea una metodología cualitativa que permita profundizar sobre la realidad social y educativa de esta zona, involucrando a las poblaciones locales, estudiantes residentes y organizaciones locales.

“Es muy importante porque en diferentes espacios que hemos podido movernos nos hemos dado cuenta de que realmente hay un abandono de estas zonas fronterizas y que tienen una realidad migratoria importante, porque la mayoría de la investigación, soporte y atención a este tipo de poblaciones se da para quienes viven en el valle central o en cabeceras de cantón. Entonces, la realidad que se vivencia en zonas binacionales de ocho comunidades no aparece consideradas en ninguno de los espacios que hemos tenido la oportunidad de acceder, incluso foros donde están trabajando otras universidades y otras instituciones que atienden a la población en condición de refugio o población migrante. Para la DER significa una manera de coronar esfuerzos y conocimientos que se han construido a lo largo de los años y que se ven materializados en proyectos como este y otros que tiene la unidad en este momento”, mencionó Vivian Carvajal Jiménez, subdirectora de la DER

El Triángulo Norte-Norte de Costa Rica es una región en la que conviven poblaciones costarricenses y nicaragüenses, en donde comparten tierras sin derechos de propiedad formal. A pesar de ello, estas poblaciones enfrentan desafíos significativos, como la falta de reconocimiento en alguno de los dos países y la discriminación histórica hacia las poblaciones migrantes. La investigación se alinea con la misión de la UNA de educar para la convivencia, la no discriminación y el cumplimiento de los derechos humanos en contextos vulnerables como este.

Además de su impacto en la comunidad, esta iniciativa tiene como objetivo secundario fortalecer el talento humano en la División de Educación Rural, pues brinda oportunidades de participación a otros profesores de dicha unidad académica, lo cual enriquecerá tanto la investigación como el desarrollo de habilidades investigativas y pedagógicas de quienes conducen el estudio.

Proyecto pionero

La identidad en el Triángulo Norte-Norte de Costa Rica se forja en un contexto de convivencia interétnica, influenciada por conflictos históricos y la construcción de una subcultura que fomenta la tolerancia y la adaptación a las diferencias culturales. Este proyecto se enfoca en la autopercepción identitaria de los habitantes de las fronteras y busca comprender cómo las dinámicas transfronterizas influyen en la construcción de identidad.

Los contextos transfronterizos de esta investigación se encuentran en los cantones de Guatuso, Upala y Los Chiles, en el Triángulo Norte-Norte de Costa Rica. Estas áreas se caracterizan por conflictos históricos entre Costa Rica y Nicaragua, lo que ha dado lugar a desafíos únicos y una mayor vulnerabilidad de las poblaciones locales.

El acceso a los derechos humanos es esencial para garantizar la calidad de vida de las personas, y este programa se esfuerza por comprender y mejorar la situación de las poblaciones vulnerables en la región.

“El proyecto es pionero en lo que es la educación en contexto fronterizo; hay una realidad que no ha sido leída y que no se ha materializado al campo educativo, llámese escuela, colegio o universidad, por lo que nosotros consideramos que este proyecto puede dar hallazgos valiosos para que sean contemplados. Por ejemplo, la cultura que se vive en estos lugares es tan diferente: es una cultura binacional que se construye con las riquezas de dos pueblos hermanos, habrá una línea imaginaria entre fronteras, pero entre las familias y comunidades eso no existe. Esto debe de materializarse como producto de la investigación para que haya una lectura de esas realidades y esa lectura pueda impregnar todas las propuestas educativas que se promueven en estas comunidades, porque son completamente olvidados. Hay una ausencia estatal que a través de la investigación se puede develar”, acotó Marielos Vargas, académica de la DER.

La División de Educación Rural de la UNA trabaja para formar profesionales de la educación comprometidos con la mejora de la calidad de la educación en contextos rurales y vulnerables. A través de la investigación, la formación docente y la extensión, la División promueve el acceso a una educación de calidad y la protección de los derechos humanos en todas las comunidades.

Asimismo, la Universidad Nacional reafirma su compromiso con la excelencia académica, la inclusión social y la promoción de los derechos humanos. Como institución pública de educación superior, contribuye al desarrollo sostenible de Costa Rica y la región a través de la formación, la investigación y la extensión en diversas áreas del conocimiento.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

¿Y la soberanía nacional?

Arnoldo Mora.

 

De nuestra  Frontera Norte nos vienen buenas y malas noticias. La buena  es que La Corte Internacional  de La Haya ha dado razón a Costa Rica al obligar al gobierno vecino a salir de los territorios en disputa  y a subsanar los daños infligidos a la ecología. Esperemos que este fallo sea un anticipo de lo que ha de ser el definitivo, cual es el de devolver a Costa Rica los territorios usurpados. Gracias  a la firmeza y solidez  jurídica de las acciones emprendidas  por el Canciller Castillo, nuestro país ha hecho valer sus derechos soberanos. Pero eso es tan solo un primer paso. Nuestra soberanía viene siendo sistemáticamente pisoteada, no solo por el tandem Ortega-Pastora, sino también por bandas de facinerosos ligados al narcotráfico. En buena medida ha sido culpa nuestra.

Los gobiernos nacionales han descuidado la zona Norte, con lo que han dado espacio para que esas redes mafiosas se posesionen de parte de esos territorios constituyéndose en una especie de miniestado.  Envenenando con sus drogas a nuestra juventud y socavando con su dinero algunos miembros de nuestras instituciones democráticas, la expansión de los carteles del narcotráfico parece no detenerse.  Utilizaron a Costa Rica  como puente y vía de tránsito del Sur (productores) al Norte (consumidores), especialmente la región Caribe y los mares.  Acrecentaron el tráfico valiéndose de furgones y  expandieron  el mercado al interior del país pagando en especie. Ahora arrebatan, armas en mano, una parte de nuestro territorio en zonas montañosas donde disfrutan  de amplia libertad de movimientos  por aire y tierra.

Todo lo anterior es muy grave. Responsabilidad mayor incumbe al Estado que, por mandato constitucional, debe velar por la soberanía  en todo el territorio nacional. Pero mas grave aún es la complicidad, activa o pasiva, según se ha hecho público, de algunos miembros  de instituciones del Estado. No olvidemos que la corrupción es el principal aliado y la peor consecuencia que ese infame negocio produce. Ninguna de esas actividades delictivas sería posible si no hubiese  individuos inescrupulosos  incrustados en instituciones del  Estado, que están involucrados en esos ilícitos negocios  generosamente remunerados, aunque  férreamente controlados so pena de incurrir en castigos que incluyen la pena capital.

¿Hasta dónde han sido penetradas las instituciones del  Estado costarricense por esos oprobiosos delincuentes, como está sucediendo en naciones  vecinas que sucumben al terror y agonizan  en baños de sangre? Es deber prioritario de la seguridad nacional el detener a los delincuentes, lo mismo que de los ciudadanos y, en especial, de los medios  de comunicación el denunciarlos.  El ejercicio pleno y efectivo  de la soberanía nacional e, incluso, la sobrevivencia del sistema democrático, están en juego. De nuestra firme voluntad patriótica depende que no terminemos siendo un “estado fallido”.

 

Información enviada a SURCOS por el autor.