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Etiqueta: guerras

Declaración de la 7ª Asamblea Internacional del Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos

Asamblea realizada en la Casa de Cultura Las Jarillas, Ciudad de México los días 7 y 8 de diciembre de 2024.

Con un gran Tlamanalli en ofrenda a la madre tierra por la Paz en el mundo, como pueblos originarios ancestrales nos unimos contra este modelo imperialista, que nos impone guerras mediáticas, jurídicas, políticas, económicas, tecnológicas y con la seria amenaza de convertirla en una guerra nuclear, que destruiría nuestra forma de vida colectiva y podría suponer el fin de nuestra existencia como especie humana.

Nos reafirmamos como un espacio colectivo y de dialogo para seguir encontrándonos como pueblos hermanos que vivimos realidades similares; ante las cuales, constituimos como tarea de primer orden la necesidad de continuar uniendo nuestras voces por la defensa de la vida, de nuestros bienes naturales, de nuestros cuerpos y territorios contra la ocupación, genocidio, saqueo y destrucción que el sistema capitalista, colonialista, imperialista, patriarcal y racista nos impone.

Históricamente hemos aprendido a enfrentar la violencia estructural con una oposición firme expresada desde formas de vidas comunitarias, solidarias, de cuidados colectivos, de saberes arraigados a nuestros territorios y a nuestros pueblos. Lo cual ha permitido fortalecer los procesos de resistencia y lucha de manera creativa y permanente.

Basta de violaciones a nuestros derechos humanos colectivos como pueblos, no más impunidad, alto a las masacres y a los genocidios, fuera el militarismo y paramilitarismo de nuestros territorios.

La militarización es la imposición por la fuerza, es el medio que utilizan los Estados Unidos y la OTAN entre otros de sus aliados, para imponer su hegemonía, evitar el libre desarrollo de los pueblos y contener a los movimientos sociales que se resisten a estos fenómenos generados por la guerra. También y de manera brutal contribuyen a la destrucción ecológica en todo el planeta, siendo uno de los principales responsables del cambio climático.

Desde el Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos manifestamos una vez más nuestro firme compromiso de seguir avanzando en la defensa y respeto de los derechos humanos colectivos de los pueblos, como un instrumento vital para nutrir la solidaridad, la sororidad, la autonomía, la igualdad, la justicia y la paz.

Ante un mundo plagado de injusticias y exclusiones, continuamos uniéndonos para su transformación y lograr constituirnos en un mundo capaz de reconocer la diversidad humana y hacer prevalecer la vida sobre la muerte y la destrucción.

Queremos vivir en paz desde América Latina hasta Palestina y todos los territorios del mundo, esto significa avanzar en la construcción de sociedades justas, guiadas por la solidaridad, y plenas en sus capacidades para desarrollarse libres y soberanamente.

Nuestro continente, debe ser un territorio de Paz, libre de bases militares y de armas nucleares, desde el Observatorio siempre defenderemos las banderas de la Unidad y la integración del Abya Yala.

Nuestro modelo es por la vida, la colectividad, el dialogo, el respeto a nuestra Madre Tierra. Una paz con justicia social, dignidad y libertad.

Libertad a todas las prisioneras políticas y políticos del mundo. Todas las personas que habitamos este planeta tenemos derecho de vivir en PAZ. ¡Si a la Paz!, ¡No a la guerra!.

Alzamos nuestras voces y decimos que los pueblos queremos vivir en Paz, queremos que nuestros territorios sean espacios de paz y armonía con la naturaleza.

¡Alto al genocidio de Israel contra Palestina y Líbano!

¡Todas y todos somos Palestina!

¡Los pueblos queremos Paz YA!

¡Si a la Paz no a la guerra!

¡Desde el Río hasta el Mar Palestina Vencerá!

¡Libertad, Libertad Palestina Libertad!

Mi metro cuadrado

Sergio Gutiérrez

¡Qué carajo! Este metro cuadrado es mío, y no me importa nada más. Hoy, 12 de diciembre de 2024, a las 21:30, me pegué con pared.

¿Por qué hoy y a esta hora? La verdad, no sé.

Si tuviera las imágenes de un pequeño dron volando a tan solo un metro de altura, vería que el día es absolutamente hermoso. Comencé mi día con una esposa perfecta, una familia perfecta, salud, en una casa perfecta, en un barrio perfecto en Santa Ana, con un sol radiante, y con un negocio que marcha bien. En este momento, perfectamente podría irme a dormir y sentir que «debería» estar satisfecho. Mañana podría ser un día igual, y muchos de nosotros seguiríamos adelante sin ningún cambio.

Pero si subimos el dron a 10 metros de altura, ahora mi visibilidad abarca 11 kilómetros a la redonda. Desde esta nueva perspectiva, no veo muchas diferencias. Aún vería a personas enfermas, algunos que han perdido seres queridos, otros que no tienen qué comer, pero en general, la mayoría de las personas podría acostarse y levantarse mañana con un día muy similar al de hoy, encontrando satisfacción en sus vidas.

Si subimos a 100 metros de altura, la perspectiva comienza a cambiar. Vemos más realidades: indigentes, pobreza, personas sin oportunidades. Aún hay belleza y prosperidad, pero es evidente que no todos tendrían la certeza de que mañana seguirán un camino claro hacia la prosperidad.

Lleguemos a 500 metros. Ahora vemos algo completamente diferente. A esa altura, podríamos ver a personas que han sufrido recientemente en lugares como el Pacífico Central, pero que hoy pueden estar disfrutando de la vida. También podríamos ver grandes desarrollos urbanos en zonas como Barrio Escalante, Rohrmoser o el Valle Occidental, impulsados por quienes tienen la suerte de estar en el lugar correcto y disponer de los recursos necesarios. Sin embargo, en otro lado, vemos a familias en Sarapiquí, durmiendo en refugios y hasta en los techos de sus casas tras devastadoras inundaciones. Es esta la altura en la que las imágenes que hoy no me dejan dormir se vuelven abrumadoras.

Si subimos aún más, a 3,000 metros, la visión de Costa Rica cambia por completo. Desde aquí, vemos un país dividido en dos: uno lleno de gente educada y próspera, con un futuro prometedor, y otro que lamentablemente vive una realidad completamente diferente. Sí, los ticos somos privilegiados en comparación con nuestros vecinos, pero… ¿hacia dónde vamos? ¿Qué camino estamos tomando? ¿Tenemos un camino claro hacia la prosperidad? ¿Estamos dejando hombres/mujeres atrás?

Ahora bien, si la Tierra fuera plana, ¡algunos todavía lo creen!, según una visión simplificada de las leyes de la física, bastaría con estar a 100 km de altura para ver toda la superficie de la Tierra. Y al hacerlo, veríamos una realidad de riqueza obscena, pobreza extrema, guerras, paz, diferentes religiones, injusticias extremas, y mucho más. Me pregunto, ¡qué difícil debe ser para Dios tener esa visión!

Elegir la altura es un arte: encontrar el balance entre la sensibilidad hacia los demás y no volverse loco en el intento.

Hoy yo elijo quedarme a 500 metros de altura, perturbado por las imágenes de mis hermanos de Sarapiquí, sufriendo lo que para mí, en mi pequeño metro cuadrado, es inimaginable. Tal vez mañana suba a 3,000 metros para tratar de entender mejor la realidad de Costa Rica, pero lo que definitivamente no haré es quedarme aquí, encerrado en mi metro cuadrado. Simplemente no puedo. ¿Y usted, qué altura elige?

El mundo tal como es (II-III)

Gilberto Lopes

San José, 3 de diciembre del 2024

El genocidio como política

“El genocidio como supresión colonial” es el título del sobrecogedor informe de Francesca Albanese, relatora especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados. Fue presentado a la Asamblea General el pasado 28 de octubre.

Al día siguiente se volvía a hablar de genocidio en la Asamblea General, que inició su debate sobre el impacto del bloqueo que Estados Unidos mantiene desde hace más de seis décadas contra Cuba. Era la 32ª vez que se votaba sobre el tema.

Para el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, el bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos contra su país califica como otro genocidio.

Estados conoce perfectamente que viola la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional con esas medidas que, según el gobierno cubano, representó pérdidas por 5.056,8 millones de dólares, solo entre marzo de 2023 y febrero de 2024.

La destrucción del enemigo

George Kennan (1904-2005), notable diplomático norteamericano, fue un escritor prolífico. En “Around the Cragged Hill”, un libro sobre su visión personal de la filosofía y la política trata de diversos aspectos del mundo en que le tocó vivir. Entre ellos la relación entre la política exterior y los militares.

Ahí discute la idea de destrucción total del enemigo, objetivo de la guerra para los militares. La destrucción por sí misma, afirma Kennan, no está de acuerdo con esa idea. Piensa que el objetivo de la guerra debe ser otro. No se trata de provocar la máxima destrucción del enemigo, sino de cambiar sus políticas, su forma de pensar.

Si ese es el objetivo, no se trata de provocar el máximo daño, sino el mínimo. “Todos vivimos en el mismo mundo; y si el objetivo de la guerra no es el genocidio (¿y quién, el Occidente, puede concebir que ese sea el objetivo?, se pregunta), entonces el propósito de cualquier conflicto militar es no tanto destruir militarmente el enemigo, sino cambiar su actitud”.

Occidente después de Kennan (o la miseria humana como política)

Kennan fue el artífice de la política de contención de la Unión Soviética, en un famoso artículo –The Sources of Soviet Conducts– publicado en julio de 1947, con el seudónimo de “X”.

Fue ciertamente su mayor éxito como diplomático. Tuvo mucho menos suerte después, cuando empezó a revisar sus puntos de vista con respecto a la URSS, a la OTAN, a Ucrania o a la relación de los países bálticos con Rusia. Se lamenta, en su libro, del poco caso que le hicieron, pese a los muchos reconocimientos que recibió.

“Occidente” no está dispuesto a oír las recomendaciones de Kennan. Su visión sobre “Occidente” y el genocidio luce hoy ingenua.

“El genocidio debe considerarse un componente esencial y decisivo del objetivo de Israel de colonizar completamente la tierra palestina expulsando el mayor número posible de palestinos” … ”dentro de un proceso de expansión territorial y depuración étnica que ha durado décadas y cuyo objetivo ha sido aniquilar la presencia palestina en Palestina”, afirma Albanese en su informe sobre la situación en Gaza.

No se puede leer el informe (por lo menos yo no puedo) sin una mezcla de sensaciones que terminan por resumirse en una profunda indignación contra los niveles de miseria humana que ha alcanzado el gobierno de Israel y que el informe de Albanese expone con lucidez y coraje.

“…la conducta general de Israel tras el 7 de octubre ha provocado graves daños psicológicos a todos los palestinos, tanto a las víctimas directas como a los que son testigos desde el exilio.

“El objetivo general es humillar y degradar a los palestinos en su conjunto.

“Se desnuda a prisioneros y se los tortura cruelmente en masa; los cuerpos de adultos y niños se amontonan y descomponen en la calle; los supervivientes se ven obligados a comer alimentos para animales y hierba y a beber agua de mar, o incluso aguas residuales; se ha mutilado a miles de personas, incluidos niños pequeños que se quedaron sin extremidades incluso antes de aprender a gatear; se destruyen hogares y se viola la vida íntima; y no queda absolutamente nada a lo que regresar”.

No se trata de política reciente, sino de una sistemática. “La inquietante frecuencia y crueldad de las matanzas de personas, cuya condición de civiles es conocida, son representativas de la naturaleza sistemática de una intención de destruir. A Hind Rajab, de seis años, lo mataron de 355 disparos después de pasar horas pidiendo ayuda; Muhammed Bhar, que tenía síndrome de Down, murió como consecuencia de un ataque con perros; Atta Ibrahim Al-Muqaid, un anciano sordo, fue ejecutado en su casa, de lo que luego se jactaron en los medios sociales su asesino y otros soldados; varios bebés prematuros fueron abandonados deliberadamente en la unidad de cuidados intensivos del hospital Al -Nasr, donde sufrieron una muerte lenta y sus restos se descompusieron…”

Historias difíciles de imaginar. Estamos lejos del sueño de Kennan, o de una guerra de legítima defensa, de una lucha antiterrorista con la que el gobierno israelita pretende justificar el genocidio. “Está bien establecido que Israel no puede invocar la legítima defensa contra la población que está bajo su ocupación. La potencia ocupante debe proteger, no atacar, al pueblo ocupado”, dice el informe.

El ejército israelí ha transformado Gaza en un lugar inhabitable para el ser humano. “Cuando la polvareda se asiente en Gaza, se conocerá el verdadero alcance del horror vivido por los palestinos”, dice Albanese. Me parece justo que entonces algún otro general obligue a los ciudadanos de Israel a ver la destrucción causada por su ejército en Palestina. Como hace unos 60 años otro general obligó a una población alemana a ver la que su ejército había causado a los judíos.

Cada vez más a la derecha

Nadie puede decir que no sabía lo que está pasando. Y que ya se anunciaba después de los resultados de las elecciones del 1 de noviembre de 2022 y la conformación del nuevo gobierno israelí, el más extremista encabezado por Benjamin Netanyahu, acusado de genocidio por la Corte Penal Internacional.

Un informe de Naciones Unidas, publicado el 20 de septiembre pasado, denunciaba lo que calificó de un “éxodo sin paralelo en años recientes” en Cisjordania, donde los colonos israelíes expulsaban de sus tierras, con violencia, a los palestinos. En un editorial del 5 de octubre, el diario Haaretz denunciaba que en Cisjordania “el gobierno de Netanyahu estaba violando la ley”.

El objetivo de la ampliación de los asentamientos, considerados ilegales por la ley internacional y por la misma ley israelí, es parte de una política prioritaria para el actual gobierno, orientada a la ocupación permanente de Cisjordania, o a su anexión.

Aliado a los ultraortodoxos y al nacionalismo religioso, dos hombres representan con particular saña la orientación extremista del nuevo gobierno.

Residente en Givat Haavot, colonia enclavada en el corazón de Hebrón, Itamar Ben Gvir, ministro de Seguridad Nacional, “es un activista impenitente que multiplica las provocaciones pavoneándose por los barrios árabes de Jerusalén este y apareciendo junto a las milicias de autodefensa judías”, afirma Alain Dieckhoff, director de investigación del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), la institución de investigación científica más importante de Francia.

El otro es Bezalel Smotrich, líder del Partido Sionista Religioso. “Su vida está totalmente identificada con la colonización judía”, dice Dieckhoff. Nombrado ministro de Hacienda, con competencias específicas en la administración civil de Cisjordania, se ha encargado de promover la expansión de los asentamientos judíos en tierras palestina.

Estados parias

Conocidos los resultados de las últimas elecciones, el presidente norteamericano, Joe Biden, llamó a Netanyahu, para decirle que su compromiso con Israel era “incuestionable”. –¡Felicitaciones amigo!, le dijo.

Como ya lo señalamos, al día siguiente de la presentación del informe de Albanese sobre Palestina, la Asamblea General analizó las consecuencias del bloqueo norteamericano a Cuba.

Para la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) la política de sanciones de Estados Unidos obstaculiza el desarrollo cubano y perjudica el bienestar de su población. La CELAC rechazó la aplicación de leyes y medidas contrarias al derecho internacional adoptadas por Washington, como la ley Helms-Burton, incluidos sus efectos extraterritoriales, así como a la creciente persecución de las transacciones financieras internacionales de Cuba.

El representante permanente de la delegación mexicana ante la ONU, Héctor Vasconcelos y el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, se expresaron contra el embargo. Vieira pidió a Estados Unidos sacar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo y fomentar un diálogo constructivo, basado en el respeto mutuo y la no injerencia.

El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, calificó de genocidio ese bloqueo económico. Del 18 al 23 de octubre Cuba sufrió un apagón que afectó todo el país. Los hospitales funcionaron en condiciones de emergencia, las escuelas y universidades suspendieron sus clases, la economía se detuvo.

La causa primaria de la falla del sistema eléctrico nacional fue la carencia de combustible que afectó la generación, asociada al estado precario de las plantas. «Ambas consecuencias directas de las medidas extremas de guerra económica aplicadas por el Gobierno estadounidense desde 2019», específicamente diseñadas para impedir los suministros de combustibles y de partes y piezas para sus plantas”, agregó el canciller cubano.

La Corte Penal Internacional reconoció como genocidio la política de tierra arrasada que Israel ha impuesto en Gaza. Crimen que, de acuerdo con el canciller cubano, comete también Estados Unidos con su política de bloqueo a su país. El 30 de octubre la Asamblea General condenó esa violación de la Carta de Naciones Unidas por Estados Unidos, por 187 votos a dos. Nada de eso será acatado por el actual gobierno norteamericano, ni por el que lo sustituirá a partir de enero próximo. Tampoco cesará el genocidio en Gaza, ni la ocupación de Cisjordania, ni habrá respeto por la ley internacional.

No es extraño entonces que los dos países –Estados Unidos e Israel– hayan votado juntos –y solos– contra la condena al bloqueo norteamericano, con desprecio por la voluntad unánime del mundo.

FIN

El mundo tal como es (I-III)

Gilberto Lopes

San José, 1 de diciembre del 2024

Las guerras y las deudas

Con la deuda mundial acercándose a los cien billones (trillion en inglés) de dólares, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomienda a los gobiernos reducir el déficit y prever nuevas reservas para hacer frente a la crisis que seguramente vendrá, probablemente más pronto de lo que nos imaginamos, advirtió el mes pasado su directora, Kristalina Georgieva.

Las cifras dieron pie a diversas reflexiones. David Dodwell, director ejecutivo del Hong Kong-APEC Trade Policy Study Group, destacó que, en Washington, ven con preocupación como, por primera vez, el servicio de la deuda superará el presupuesto militar: 870 mil millones de dólares, frente a 822 mil millones. Con una deuda de más de 36 billones de dólares, solo en intereses Estados Unidos paga alrededor de 3.000 millones diarios.

Impresionantes también son los datos sobre las consecuencias económicas de la guerra israelí en Gaza: los daños en infraestructura son estimados por organismos financieros internacionales en 18,5 mil millones de dólares. Limpiar 37 millones de toneladas de escombros puede tomar 14 años (o más), mientras que restaurar la economía tomará siete décadas.

En medio de la tragedia humana, de los cerca más de 40 mil muertos, mujeres y niños la mayoría, la economía de Gaza se hundirá un 14% este año, comparado con el año pasado. En todo el territorio palestino ocupado la economía se desplomará un 35%.

La otra guerra, en Ucrania, ha hecho que los gastos militares del país aumenten hasta representar 37% del Producto Interno Bruto (PIB) y un 58% de los gastos del gobierno. En Rusia esos gastos representan casi 6% y 16% respectivamente.

Con las tensiones aumentando en prácticamente todo el mundo, los gastos de la OTAN alcanzaron, el año pasado, 1,34 billones de dólares, de los cuales más de dos tercios corresponden a Estados Unidos. Representaron 55% de los gastos militares mundiales, de acuerdo con el Instituto Internacional de Estocolmo de investigaciones sobre la Paz (SIPRI).

El desorden del mundo

Para ilustrar ese mundo quizás nos sirva la idea de Richard Haass, expresidente del Council on Foreign Relations –un prestigioso think thank norteamericano sobre política internacional–, expuesta en su libro “A World in Disarray”, publicado en 2017, que podemos traducir como “Un mundo desordenado”.

Haass –que, entre otros cargos, fue director del equipo de planificación política del Secretario de Estado Colin Powell, durante la primera administración de George W. Bush– analiza el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y la entonces Unión Soviética, al final de la Guerra Fría. Las cosas se complicaron desde el principio, afirma. Con los rusos derrotados en Afganistán –sus tropas abandonaron el país en febrero de 1989–, Estados Unidos contribuyó a “aumentar los problemas y a humillar” el país, dice Haass. Más importante todavía –agrega– fue la decisión de ampliar la OTAN en los años 90’s, bajo la administración Clinton. Una política que resultó ser “una de las más consistentes y controvertidas de la posguerra fría”.

Las consecuencias de esa decisión han sido analizadas desde los más diversos puntos de vista. Si la OTAN debe subsistir como un pacto militar y Estados Unidos seguir siendo un miembro activo –dijo el notable diplomático norteamericano George Kennan, fallecido en 2005– “yo esperaría que pudiéramos encontrar una manera de no darle el aspecto de una alianza orientada contra ningún país específico, sino más bien como expresión de un interés más duradero en la seguridad y la prosperidad de todos los países europeos de lo que es ahora”.

No ha ocurrido así. La OTAN se expandió hacia el este en diversas olas, de carácter cada vez más ofensivo, dirigidas contra Rusia, hasta que ese avance amenazó con llegar a sus fronteras con Ucrania.

Un mundo unipolar

El presidente ruso, Vladimir Putin, expresó reiteradamente su punto de vista sobre las consecuencias de esa decisión, que hoy son bien conocidas. Su discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich, en 2007, es citado con frecuencia. Entonces el presidente ruso era invitado a esa conferencia. Hoy ya no lo es. Pero volver a ese discurso debería ayudarnos a encontrar una salida al laberinto en que estamos metidos.

Lo que está ocurriendo hoy –dijo entonces Putin– es el intento de introducir el concepto de un mundo unipolar. ¿Con que resultados? Con el abuso de la fuerza militar en las relaciones internacionales, con el desprecio por los principios básicos de la ley internacional, con un Estado -Estados Unidos– saltándose las fronteras nacionales, tratando de imponer un modelo económico, político, cultural. Esto es extremadamente peligroso. El resultado es que nadie se siente seguro, advirtió Putin.

La expansión de la OTAN hacia el este no tomó en cuenta la sugerencia de Kennan, que fue embajador en Rusia en 1952 (donde fue declarado “non grato” por Stalin). Tampoco los líderes políticos de Occidente, en Washington o en Europa, han oído las advertencias rusas sobre los límites de esos avances, ni considerado sus preocupaciones de seguridad. Concluida la Guerra Fría, no fue Moscú quien avanzó hacia el oeste, sino Occidente quien llevó sus tropas hasta las fronteras rusas. ¿Con qué fin?

Olga Khvostunova, del Programa Eurasia del Foreign Policy Research Institute, por ejemplo, se refirió a esas “líneas rojas” establecidas por el Kremlin, cuya violación supondría represalias masivas, incluyendo un ataque nuclear. Las miraba en menos. Khvostunova estimó –en un artículo publicado en septiembre pasado en Foreign Policy– que, a medida en que avanzaba la guerra, diversas “líneas rojas” se cruzaron “sin repercusiones significativas”.

Desde su perspectiva, parece que ni la invasión de Ucrania, en febrero del 2022, ni el uso del nuevo misil balístico hipersónico contra un complejo industrial en la ciudad de Dnepropetrovsk, luego de la utilización por Ucrania de los misiles occidentales para atacar territorio ruso, deben ser vistos como una respuesta a los nuevos avances de Occidente en el escenario de la guerra.

Los analistas del Institute for the Study of War (ISW) -una institución alineada con los intereses de Occidente– estiman que Putin trata de inflar artificialmente las expectativas sobre sus capacidades militares, destacando las características de su nuevo misil. Estiman que esa arma no es más que una adaptación del misil Kedr, que Rusia ha venido desarrollando desde 2018-2019 y no representa un recurso militar novedoso.

La balcanización de Europa

No es la opinión de líderes como el primer ministro polaco, Donald Tusk, una de las voces más agresivas contra Rusia en Europa, para quien “la amenaza de un conflicto global es realmente seria y real”. O para el canciller alemán, que habla de una “terrible escalada”.

Un artículo del diario español El País, del 22 de noviembre pasado –“La OTAN convoca una reunión urgente con las autoridades de Kiev tras el lanzamiento de un misil ruso de nueva generación”–, explica los acontecimientos como una escalada rusa.

Los rusos tienen una visión distinta. Afirman que los misiles estadounidenses, ingleses y franceses, que Ucrania comenzó a utilizar para atacar su territorio, no pueden ser usados sin la participación de personal militar occidental. “Los propios ucranianos no pueden hacer esto”, dijo el portavoz oficial del Kremlin, Dimitri Peskov. El uso del novedoso misil de alcance intermedio “no es una escalada, sino una respuesta a la escalada provocada por Occidente”, afirmó.

El 1 de diciembre Europa giró un poco más a la derecha, en opinión de la periodista Ella Joyner, de la agencia alemana DW. Ese día asumió una nueva Comisión Europea, encabezada nuevamente por la demócrata cristiana alemana Ursula von der Leyen, con la exprimera ministra estoniana, Kaja Kallas, a cargo de la política exterior y el exprimer ministro lituano, Andrius Kubilius, a cargo de defensa, ambos particularmente agresivos contra Rusia.

En su presentación ante el parlamento europeo –que también giró aún más a la derecha en las últimas elecciones– Kallas reiteró la importancia de la victoria de Ucrania y pidió sanciones contra China –que ve como un “rival sistémico”–, por su apoyo a Rusia. “China debe pagar por sus relaciones con Rusia”, afirmó.

Con poco menos de 1,4 millones de habitantes, cerca de 20% de la población de Estonia está en riego de pobreza, según estadísticas oficiales. El Producto Interno Bruto (PIB) cayó un 3% el año pasado. El país se ha mantenido en recesión en 2004 y las previsiones son de un débil crecimiento en los próximos años, como resultado de diversos factores, incluyendo la pérdida permanente de insumos baratos procedentes de Rusia.

En otra cartera clave de la nueva Comisión Europea, la de Defensa, creada expresamente para esta ocasión, el lituano Andrius Kubilius se caracteriza también por su posición particularmente agresiva frente a Rusia, que califica como un Estado patrocinador del terrorismo. Es partidario de incautar los cientos de miles de millones de dólares rusos congelados en Europa, una medida polémica, que otros países europeos ven con más cautela.

En una muestra del clima antirruso que prevalece en los países bálticos, a mediados de noviembre la estatal Radio y Televisión de Lituania (LRT) despidió al periodista Aigis Ramanauskas. Ramanauskas había sugerido matar a quienes ven películas rusas o escuchan música rusa en el país. En su opinión, era indispensable alejar a los niños de esas personas. Ante las reacciones provocadas, se explicó: «Esto es lo que quiero decir a nuestros rusoparlantes: –No, queridos conciudadanos, no insté a que los mataran. No se trataba de ustedes, aunque está claro que odio sinceramente lo que conocemos como ‘mundo ruso'».

Con la política exterior europea en manos de representantes del este europeo; con Inglaterra en franca decadencia, fuera de la Unión Europea; con Francia y Alemania sumergidos en una crisis política y económica, una inevitable tercermundización de Europa, con una derecha extrema controlando el parlamento y la Comisión, con una visión cada vez más provinciana de la política exterior, Europa es, nuevamente, una renovada amenaza para el mundo.

FIN

La violencia en la historia humana

Alberto Salom Echeverría

Introducción

Hoy hay tanta violencia en las sociedades humanas, que nos mueve a preguntarnos si es este el destino del mundo, si las guerras y la destrucción constituyen impulsos connaturales a la esencia misma del ser humano. La perversidad de los malos -argüía Hobbes- pone incluso a los buenos en la obligación de recurrir si quieren protegerse, a las virtudes bélicas, la violencia y la astucia, o mejor dicho a la rapacidad bestial. Hay en el filósofo, en primer término, un reconocimiento implícito de la violencia como algo, innato al ser humano. Después Hobbes lo reconoce explícitamente al afirmar que la maldad del “hombre” le es innata. Pero aquí hay algo más, el filósofo razona que el uso de la violencia es incluso una “virtud bélica”, cuando el ser humano la emplea con el objeto de protegerse. Este es ya un juicio de carácter ético, que tiene por lo tanto que ver con el bien y el mal. Ya sabemos cuál es la teoría que se desprende de ese razonamiento: las sociedades requieren de gobiernos fuertes, de un poder absoluto sin descartar el autoritarismo para poder ejercer el mandato y controlar el impulso agresivo que deviene de “la motivación egoísta” que anida en todos los seres humanos. De ahí que los gobiernos “blandos” no son concebidos en la filosofía política de Thomas Hobbes.

Rousseau, opuestamente a Hobbes le atribuyó al ser humano una bondad connatural, es la sociedad la que lo incita a la maldad, consecuentemente es ella la que lo corrompe. Sin embargo, paradójicamente, en punto a la cuestión ética, expresa un pensamiento que es simétrico al de Hobbes, aunque solo cuando un hombre o un país es agredido por otro; en esta circunstancia, el pensador nacido en Ginebra, antigua confederación suiza, consideró que el “hombre” tiene derecho a ejercer la fuerza y contestar con la misma violencia que -eso sí- solo en tal caso, es legal y legítima. El hecho de que Rousseau conceptualizara el “derecho a ejercer la violencia para cualquier ser humano o país”, como una excepcionalidad, no invalida que, dentro de su juicio ético, haya quedado un espacio, un momento en el que la violencia puede ser considerada como un bien deseable. (Cfr. “La filosofía de la violencia en la modernidad.” http://www.bib.uia.mx> tesis. Pdf. Biblioteca Francisco Xavier Clavigero, México)

Dos corrientes filosófico-políticas, que se han ramificado hasta el presente, opuestas en la concepción de la naturaleza humana, presentan una convergencia relativa -como ha quedado expresado- desde el punto de vista ético, en cuanto a la permisividad en Rousseau, obligación en Hobbes, de que debe gozar el ser humano para echar mano de la violencia y, ejercer la fuerza para contestar con violencia la agresión de otro.

Estas dos corrientes, determinantes como han sido hasta el presente en el pensamiento filosófico y en el quehacer político de occidente, no son, sin embargo, las únicas. Existe entre ellas una gama de pensares y prácticas políticas que, más recientemente han comenzado a contar sin haberse convertido en dominantes todavía, pero que han adquirido relativa importancia. Digamos únicamente por ahora que, muchas de las más novedosas, ya no se debaten entre la naturaleza buena o mala de los seres humanos, sino que, consideran que estos, nacen sin valores y la orientación filosófico-política la obtienen en su relación con el entorno familiar, o con la sociedad en condiciones históricas particulares y, alguna de ellas, probablemente la que ha adquirido mayor influencia, considera que son las relaciones materiales de existencia, las relaciones de producción económico materiales, las que resultan determinantes en la conformación de la conciencia y en los valores de las clases y grupos sociales, sin que haya necesariamente unos valores innatos preponderantes. Claro que, sin descartar que la ciencia y su progreso entran a jugar un papel significativo para modificar la manera de pensar y hasta la conducta sociopolítica de aquellos individuos, hombres y mujeres, que logran sobresalir como académicos o intelectuales, especialmente cuando establecen una relación con las clases menesterosas y explotadas, o con los movimientos sociales que las representan. No profundizaré en esto, porque, por ahora, mi objeto de análisis pretende dilucidar otras cuestiones, ya habrá ocasión para profundizar en la inmensa complejidad de lo recientemente expresado.

Recuento de las guerras más sangrientas en la Historia humana.

El sociólogo estadounidense de origen ruso ya fallecido, Pitirim Sorokin hace un recuento de la cantidad de hombres que perdieron los romanos en los campos de batalla entre los años que transcurrieron entre el 400 antes de nuestra era (a.d.n.e) y el 500 d.n.e. y lo establece en 885.000 seres humanos. En tanto que en la polis griega, entre el año 500 a.d.n.e y el 146 a.d.n.e. afirma que la cantidad de muertes provocadas por las guerras fue de 305. 000 combatientes. En las Guerras Púnicas, que se extendieron entre los años 264 y el 146 a.d.n.e., solo en la primera de éstas, las bajas fueron de 400.000 muertos, 300.000 en la segunda de las Guerras Púnicas y 500.000 en la tercera.

Las Guerras Púnicas fueron en resumen tres conflictos que se produjeron a lo largo de 118 años, que enfrentaron a Roma (capital del Imperio Romano), frente a Cartago en el África, las cuales eran consideradas entonces las principales potencias del Mediterráneo. Sumado a lo anterior, hay que recordar que los sobrevivientes de una guerra perdida tenían como destino ineludible la esclavitud. Estas muertes durante el período de la esclavitud humana, acaecidas no solo en occidente, sino también en el oriente lejano y en el oriente medio, Sorokin contabiliza no solo los combatientes caídos, sino también las muertes que se produjeron en el seno de la sociedad civil, ya fuera en forma violenta por las mismas guerras, o producto de las enfermedades que brotaron a causa de ellas.

Extrayendo del estudio de Sorokin un estimado del número de muertes, civiles y militares solo en las guerras más sangrientas de toda la historia humana, tomando en cuenta las de la antigüedad, las de la edad media y las que hubo en la época moderna, hasta la segunda guerra mundial, el sociólogo contabiliza la suma de 341 millones de muertes. Estas guerras, se extendieron por los continentes más habitados del mundo, que son cinco excluyendo la Antártida, a saber: África, América, Asia, Europa y Oceanía.

A partir de lo expresado, es fácil deducir que el influjo de la violencia sobre la conducta humana ha sido prolongado, dejando una herencia profunda y por tanto difícil de erradicar de la memoria colectiva. Me refiero tanto a la crueldad practicada en las guerras, como la destrucción de ciudades enteras, la violación de la vida y devastación del ambiente. Durante todo el período que llamamos Historia humana y, quizás desde antes, la especie humana practica la violencia, empleando para ello armas cada vez más sofisticadas y destructivas. No parece importar cuánto dolor y desgracias se hayan ocasionado en todas partes ejerciendo la violencia; el ser humano no solo persiste en tratar los conflictos sociales e individuales por ese medio salvaje, sino que se ha ido perfeccionando en el ejercicio de la conducta violenta en contra de sus semejantes, sin parar mientes siquiera en respetar decisiones de los organismos internacionales modernos, como la ONU y los que se han creado para defender los derechos humanos, o proteger de la violencia a las mujeres, niños, personas con discapacidad o los ancianos.

La violencia humana se ha equiparado frecuentemente con una actitud depredadora, salvaje contra la naturaleza, el medio ambiente y conculcadora de los derechos de los demás, llegando inclusive en su desmedida ambición económica a poner en riesgo la vida misma de todas las especies. ¿Con qué vara vamos a medir hoy entonces a las sociedades contemporáneas supuestamente más desarrolladas y poseedoras de culturas ancestrales, pero que han intervenido en las guerras más recientes, como las acaecidas en Afganistán, Irak, Gaza, Ucrania-Rusia y las que tienen lugar en el África, con los armamentos más sofisticados y destructivos, y con frecuencia en clara violación de los más elementales derechos humanos e irrespetando a los organismos internacionales creados para garantizar la solución pacífica de los conflictos? Ni hablar de las guerras que se han escenificado en la supuestamente “culta y desarrollada” Europa, tanto en pleno siglo XX, como en el actual siglo XXI. Las guerras napoleónicas de los siglos XVIII y XIX, hasta llegar a las dos guerras mundiales han tenido como escenario principal, el viejo continente y, han sido, sobre todo las dos guerras mundiales, las más sangrientas y devastadoras de toda la Historia.

Una cultura de violencia campea por todo el orbe.

Ningún sistema social contemporáneo, por más que haya sobresalido en el ámbito de la edificación de instituciones democráticas o haya desarrollado, lo que es loable, la educación, la salud y la cultura en general, ninguno -insisto- escapa de haber ejercido la violencia a su interior en diferentes momentos y formas. Unos porque han permitido que en ellos se perpetre una constante conculcación de las más elementales libertades individuales; otros porque desde el ejercicio del poder han promovido con arbitrariedad flagrantes violaciones de derechos individuales y sociales garantizados en la Constitución. Los sistemas de gobierno más despóticos han promovido desapariciones, encarcelamientos sin juicio previo a personas, expatriaciones individuales y ahora hasta se ponen de moda expatriaciones colectivas sin sostén jurídico alguno. En otros casos, los poderes públicos han aprobado la abolición de derechos sociales que estaban consagrados en la Constitución, como es el caso de la abolición del derecho de huelga para la clase trabajadora, o, cuando menos han promovido una seria limitación al mismo. En otros contextos, se ha limitado palpablemente el derecho de organización de los trabajadores y las libertades de expresión y manifestación contra diferentes grupos sociales. Todo lo dicho forma parte de lo que podemos llamar “violencia institucionalizada” de gobernantes autoritarios y despóticos en contra de mayorías y aún de minorías populares.

La más significativa violencia institucionalizada, es la que en un vasto número de países especialmente en occidente han ejercido gobiernos neoliberales que, han accedido al poder, en un gran número de casos mediante “elecciones libres”. Estos gobiernos llevan adelante un conjunto de políticas públicas, con el apoyo de organismos financieros multilaterales, las cuales se han encaminado a desregular la economía, a empequeñecer o disminuir los regímenes de bienestar social (el Estado social de derecho), provocando, por un lado, una gran concentración de la riqueza, mientras por el otro, han desatado una enorme desigualdad social y en ocasiones un crecimiento de la pobreza y de la pobreza extrema. No hay peor caldo de cultivo para estimular la incubación de la violencia en las sociedades que desatar la polarización social y política desde gobiernos de corte autoritario o populistas. Someter a los pueblos a políticas hambreadoras, discriminatorias, de recortes de la educación y la salud públicas, o que los marginan de los beneficios de la cultura, generando desempleo y produciendo desesperanza, no hace más que inducir a la disconformidad social y a soliviantar el ánimo en los sectores populares afectados, en contra de gobernantes y los poderes públicos.

Hoy, la violencia está presente en la sociedad humana, ya que como nunca mueren mujeres por la conducta patriarcal y la arbitrariedad, mueren niños no solo en guerras, sino en la vida cotidiana a consecuencia del maltrato, ejercido en ocasiones por los propios padres o adultos encargados de su cuido y educación hasta el punto de ocasionarles la muerte. También está muy arraigada en la cotidianidad el trato cruel contra ancianos y personas con discapacidad. Aunque, paradójicamente, tampoco nunca ha habido tantos organismos en el ámbito internacional o nacional creados para defender el derecho a la vida, preservar la naturaleza y proteger los ecosistemas. Aún así, prolifera la violencia.

No he escrito para crear pesimismo ni sentimientos de culpa; lo hago con el afán de contribuir sé que, en una pequeña medida, a cimentar una consciencia sólida de humanismo, amor por la naturaleza y contra las guerras, la creación de armamento bélico, en especial el sofisticado armamento nuclear actual que, lejos de ayudar a la solución de los problemas, constituyen un aguijón para espolear la violencia. Escribo convencido que la acción política, hoy en ebullición, en Estados Unidos, en Europa y en países de América Latina de la extrema derecha es un suelo fértil a la violencia, pues como ha dicho el Papa Francisco en una entrevista reciente, sin citarlo textualmente, le preocupa el avance de la ultraderecha en el mundo, que tiene una gran capacidad para recomponerse y agregó que el antídoto contra ese tipo de movimientos políticos es la Justicia Social, en su caso su pensamiento está cimentado en Mateo 25 (ahora sí lo cito textual:)“…tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y mediste de beber, tuve hambre y me saciaste. Estaba desnudo y me vestiste, estaba preso y me viniste a visitar. Esa es la regla de conducta.”

Pan y Circo

Marlin Óscar Ávila
1 de junio, 2024
Honduras

Marlin Óscar Ávila.

Este sábado vimos en las pantallas al equipo Borussia Dormond jugando contra el Real Madrid.

90 mil personas llenaron el estadio. El Real Madrid ganó el «Champions League» por décimo quinta vez

Mientras tanto la industria de las armas para las guerras en medio Oriente y en Ucrania no se da abasto en satisfacer la demanda comercial, aun cuando es la juventud de varios países la convertida en carne de cañón por los políticos de Kiev, Washington, París, Londres, y Moscú, en actitud defensiva, con un occidente hartado de ruso/fobia.

Nosotros, gozamos del partido, comiendo pizza de la buena.

Es bueno saber que nuestra región, donde hubo guerras y mucha juventud muerta, en los ochenta, ahora podemos vivir en una relativa paz.

Nuestra población trabajadora, aun cuando obtiene raquíticos ingresos, pues no llegan al mínimo establecido para obtener los 30 productos de la canasta básica, la clase trabajadora tiene libertad de organizarse, sin embargo, no lo hace como debiera. Es evidente que está paralizada sin exigir que se cumpla con lo establecido en las leyes y convenios internacionales.

Un factor que puede ser neutralizante es la evidente alianza entre las sindicales y el partido político gobernante Libre. Lo cual parece positivo para lograr un buen gobierno. Sin embargo, puede ocurrir una desventaja para el pueblo trabajador, cuando y si este trabajador organizado da prioridad a su partido e ignora los intereses de clase social a la que representa.

Todo gobierno debe lograr el beneficio de los diversos sectores sociales y económicos. Así es casi imposible que Libre satisfaga a la patronal sin afectar al empleado y viceversa.

Por eso es por lo que, para lograr los balances exigidos, mucho está en la capacidad de diálogo y negociación.

Sobre la mesa, siempre debe considerarse que hay actores externos muy poderosos. Particularmente las corporaciones internacionales del empresariado. Lógicamente, están aliadas a grandes potencias mundiales donde el mercado es un actor de primer orden.

El sindicalismo actual tiene nuevas exigencias. Así que su actuar debe estar a la altura de las nuevas circunstancias.

Por ejemplo, ahora se debe insertar en el conocimiento y manejo de los medios electrónicos. Solamente referirse a las comunicaciones, esenciales para la información y análisis actualizado, debe manejar bastante de los medios electrónicos. Ahora le es imprescindible, el manejo de la inteligencia artificial y la robótica.

Si no lo hace, las organizaciones patronales van a jugar con los obreros y campesinos. No solamente se burlarán, pero agudizarán su explotación al trabajador. Esto se vuelve esencial ahora, aunque no lo fuera hace una década.

Desde luego, el descanso y la diversión, por ejemplo, viendo un partido de fútbol clásico, no solamente es un derecho humano, es una necesidad para su salud, pero sin dejar la movilización y la reivindicación socio económica.

Así es que abogamos por el desarrollo integral de la sociedad en un ambiente de paz y armonía, defendiendo y luchando por los derechos de cada sector.

¿PAZ EN LA TIERRA?

Freddy Pacheco León

«BELÉN ES UN LUGAR DE PESAR Y SILENCIO», ante el «estremecedor sacrificio de civiles inocentes» en el pequeño territorio de Gaza. Palabras del Papa Francisco, quien ha venido denunciando, constantemente, el criminal comercio de armas de destrucción, que hoy está provocando muerte y lesiones inimaginables, a miles de niños palestinos inocentes, masacrados sin misericordia.

Cuando digamos Feliz Año Nuevo, pensemos en la felicidad lejana y desconocida, por los víctimas de las guerras también en Ucrania, Siria, Yemen, y el resto del mundo.

Sitios de un planeta que es desgarrado, cada vez que uno de sus habitantes es destrozado por un arma que jamás debió de haberse fabricado, en manos de un joven soldado, que jamás debió de haber sido reclutado para matar y … morir.

Rogamos a Dios y la Virgen porque efectivamente, en el año que se inicia, reine la PAZ, la SALUD, la JUSTICIA, y las SONRISAS en las caritas por las que hoy corren lágrimas.

¿Vamos a Seguir Poniendo los Muertos?

Álvaro Vega

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

En tiempo de guerra y en tiempo de paz seguimos poniendo los muertos, mientras las potencias y países ricos recogen las ganancias, tanto del negocio de las armas como del narcotráfico. Lo que es una ganancia para esos países se revierte en pérdida en vidas humanas para los nuestros.

Urge cambiar radicalmente esta lógica neocolonial, propiciada por los poderes fácticos del capitalismo salvaje de un neoliberalismo que se vende como el ideal de prosperidad para los pueblos empobrecidos, mientras son sometidos a patrones financieros, sistemas productivos y estilos de consumo que profundizan la pobreza, la desigualdad y la violencia. Hay que erradicar este neocolonialismo, que se viste de buena vecindad, protector del libre comercio y hasta de los derechos humanos: un contrasentido a todas luces, que campea a fuerza de una propaganda mediática engañosa y desvergonzada.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, una vez más, ha levantado la voz en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para proponer que se eleve a la categoría de crimen internacional toda invasión militar de un país contra otro. Esta, entre otras acciones globales anticolonialistas contribuirían, sin duda, a una convivencia global más digna, afectiva y pacífica. Y permitiría contener los tambores que reiteradamente llaman a la guerra, para redefinir fronteras de influencia geopolítica entre las potencias y naciones más poderosas.

Hay que asumir el desafío de un nuevo pacto global con compromisos vinculantes que contribuyan a erradicar, de una vez por todas, el neocolonialismo guerrerista, antiecológico y homicida. No debemos permitir que se continúe profundizando el modelo de globalización dual: donde unos disfrutan los oasis de riqueza y otros perecen en la más escandalosa miseria, unos ponen los muertos y otros recogen el botín, unos conservan y cuidan la naturaleza y el ambiente y otros lo depredan y explotan para amasar capitales, unos son víctimas de enfermedades y pandemias y otros acumulan ganancias con el negocio de las medicinas y las vacunas…

Lamentablemente, un conjunto de nuevas fuerzas sociales, políticas y religiosas de corte populista y neoconservador están contribuyendo a desviar la atención sobre las causas estructurales de estos álgidos problemas. Por ejemplo, se utiliza el discurso de la anticorrupción, refiriéndolo de manera reduccionista a los comportamientos individuales o de grupos de interés que utilizan recursos públicos y privados para enriquecerse. De esta manera, se exime al modelo mismo, que genera y propicia esos comportamientos. Y las alternativas propuestas, van en la misma dirección, a saber, corregir esos comportamientos, como si se trata de simple voluntarismo personal o grupal. De esta manera, los correctivos son simples paliativos, porque se dejan intactas las estructuras socio-económicas, jurídico-políticas y culturales.

Construir los cimientos de un proyecto global alternativo postneoliberal sigue siendo la consigna necesaria para recoger y hacer viables esos esfuerzos e ideales que permitan heredar un mundo mejor a las nuevas generaciones. Acciones desde los ámbitos personales, locales y comunales son tan necesarios como las acciones globales. Y en esta tarea, son precisamente los países que hoy ponen la peor parte: los muertos, quienes deben aunar acciones y esfuerzos para decir ¡basta Ya! Y avanzar hacia un nuevo modelo descolonizador y humana, social y ecológicamente viable, para “vivir bien, juntos”.

El concepto de transición energética del Exministro de Ambiente y Energía Roberto Dobles

Alberto Salom Echeverría

El viernes 8 de los corrientes me permití comentar el primer artículo del ex ministro de Ambiente y Energía en el período 2006-2010, Roberto Dobles Arias. Lo hice a sabiendas que vendría otro artículo de su parte; no me esperé con el objeto de que el mío no se me hiciera inconmensurablemente largo; sin embargo, resultó largo siempre, dada la importante temática que se aborda. Ruego paciencia y sapiencia a mis lectores. En lo que sigue encontrarán un conjunto de observaciones al II artículo aparecido en la versión digital de la República.net el lunes 11 de setiembre del 2023, perteneciente a Roberto Dobles Arias.

La importancia de esta discusión.

Este tema de la Transición Energética reviste como se verá la mayor importancia y actualidad. Enuncio de inmediato el concepto de Transición Energética al que adhiero, a fin de evitar equívocos o ambigüedades. Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), la transición energética consiste en un cambio gradual y constante del uso de la energía a nivel mundial desde las fuentes fósiles a un sistema de cero emisiones de carbono para el año 2050.

Como ya muchas personas saben, si esta transición o cambio del uso de energías fósiles para pasar a energías “limpias”, no se produjera a nivel mundial, con la celeridad indicada, nuestra “Casa Común”, valga decir, la única que tenemos para vivir dignamente, sobrevendría con toda seguridad, un colapso o destrucción de la vida humana en ella, así como de las especies actualmente existentes. De ahí se deduce que, nos tenemos que tomar con seriedad las advertencias de la mayoría de los científicos ecologistas, geólogos y demás, y proceder a introducir las modificaciones que se nos han sugerido hacia la descarbonización de la atmósfera, con perentoriedad, es decir, con urgencia. Es el último plazo que tenemos. La temperatura no puede aumentar por encima de 1,5° centígrados, ósea, por encima del clima que imperaba en la tierra (como promedio) en la era preindustrial (estamos hablando, más o menos, de 1850). Pero, las noticias que se nos dan reiteradamente no son buenas. En otras palabras, el clima continúa calentándose más de lo aconsejable.

El umbral de 1,5°centígrados se estableció en la cumbre de París, a pesar de la resistencia de potencias como Estados Unidos y China. No obstante, después de una lucha tenaz, lograron firmar un compromiso para reducir globalmente el CO2 de la atmósfera. Posteriormente en las siguientes “Conferencias de las Partes” promovidas por Naciones Unidas (las COP), las naciones se fueron encontrando decepcionantes resultados en cuanto a las metas de cumplimiento que se fijaron. Una gran parte de los Estados de los países desarrollados defeccionaron, no fueron capaces de acometer con responsabilidad, las metas que habían asumido desde el 2015, en el marco de los compromisos internacionales. Ha habido excepciones, pero son las menos. La acción de los Estados orientada a garantizar el suministro de energía de manera sostenible medioambiental y económicamente, a través del abastecimiento exterior y la generación de fuentes autóctonas, fue sobrepasada por la emisión de CO2, derivada a su vez de la falta de voluntad política o la incapacidad para reducir las inversiones en gases contaminantes de efecto invernadero, a saber: el carbono, el petróleo, el gas natural y el metano.

Escenarios importantes que no favorecen la cooperación entre las naciones y que no están tomados en cuenta en el discurso de Dobles. (Al menos no lo ha dicho expresamente).

Lo anteriormente señalado pone al descubierto, que globalmente la humanidad se encuentra en una situación más calamitosa que aquella de la que se partió en el 2015, en la Conferencia de las Partes celebrada en París. Por lo tanto, el esfuerzo global que se debe hacer hoy es infinitamente mayor que hace ocho años. El panorama internacional, no es auspicioso de un nuevo y mayor impulso de cooperación entre las naciones, para bajar las emisiones de efecto invernadero.

La afirmación que acabo de hacer la sustento en varios hechos que paso a enumerar someramente:

1. La guerra ruso-ucraniana refleja una enorme desconfianza entre los países europeos de la OTAN, encabezados y acicateados por Los Estados Unidos e Inglaterra, que apoyan decididamente a Ucrania frente a Rusia; esta nación por su parte está respaldada por Corea del Norte, Bielorussia y otros países vecinos de Rusia, y parcialmente por China. La guerra ha venido en una escalada, que afecta tanto el clima político mundial, como el clima en sentido estricto, ya que el uso de armas de grueso calibre produce emisiones de CO2 que, en nada contribuyen a descarbonizar la atmósfera.

2. En el Pacífico nororiental, se agudizan las contradicciones entre Corea del Norte, apoyada políticamente por China y Rusia, frente a Japón y Corea del Sur principalmente, que cuentan por su parte con el inveterado e incondicional respaldo de los Estados Unidos.

3. Las rencillas entre La República Popular China y la isla de Taiwán se han vuelto a encender en el sureste de Asia. De nuevo ahí, Los Estados Unidos mantienen tanto en el terreno político como en el militar un importante soporte a Taiwán, si bien la guerra no ha sido declarada, pero está latente.

4. Otro punto caliente que no favorece la cooperación internacional para luchar contra el cambio climático, es la región del Medio Oriente, donde el conflicto palestino-israelí aflora a cada instante, en medio de la tensión entre las poblaciones árabes y de Israel, por aparte se desarrollan conflictos que enfrentan a diferentes facciones de las culturas radicadas en el oeste de Asia.

5. En el continente africano actualmente prevalece un hervidero político y militar, a causa de los enfrentamientos étnicos, favorecidos por las artificiales divisiones de fronteras que dejaron las potencias coloniales europeas. La intrincada situación económica fruto también de los resabios de la lucha anti neocolonial en el África, solo favorece el enfrentamiento de muchos gobiernos emergentes con países europeos que devastaron mediante el colonialismo el continente africano. A la vez, en la región latinoamericana aflora una corriente de gobiernos progresistas que no necesariamente se identifican con los de izquierda, pero todos en mayor o menor medida están crispados frente al gobierno de los Estados Unidos por su política belicista a nivel internacional, por su falta de apoyo a las apremiantes necesidades de los pueblos latinoamericanos y por su incongruente e inestable posición frente al cambio climático.

Dentro de este contexto, no se puede dejar de mencionar que en el panorama mundial tiende a fortalecerse una corriente de naciones denominada G-77 + China, que tiene como uno de sus propósitos centrales la lucha contra el unilateralismo y el hegemonismo que ejercen Los Estados Unidos, junto a las principales potencias de Europa occidental e Inglaterra. Es posible que, en el mediano o largo plazo, esta corriente sea auspiciosa de la lucha contra el cambio climático, en favor de la paz y la distención internacionales; pero en lo inmediato se presenta como otro elemento de tensión y discordia frente al viejo y obsoleto paradigma del unilateralismo y el hegemonismo encabezado por los Estados Unidos.

Las principales olas de calor en el mundo actual, que no aparecen en el discurso del exministro Roberto Dobles Arias sobre la Transición Energética.

En primer término, no es posible tampoco hablar de “Transición Energética”, como pretende el señor Dobles, sin identificar además de lo descrito en el apartado anterior, las olas de calor que van creciendo cada día en todo el orbe. En segundo término y muy vinculado con lo anterior, la “Transición Energética” solamente se da, si la cooperación mencionada entre naciones desarrolladas logra crear un polo de poder suficientemente sólido, más allá de discrepancias ideológicas, como para enfrentar los enormes negocios de empresas transnacionales, que no atinan a cambiar el destino de sus inversiones fincadas hoy en la energía de los combustibles fósiles. En tercer lugar, la “Transición Energética” no se puede propiciar mientras prevalezcan los países luchando por separado, insisto, cada uno por su lado, contra el uso de combustibles fósiles.

Esta ruta aislacionista (que parece ser la que está presente en el discurso del señor Dobles respecto a Costa Rica), fue la que siguió entre otros países de Europa, el Reino Unido, adoptando por cierto una actitud que los autores denominaron “auto flagelante”, merced a la responsabilidad que les compete por haber causado mucho daño ambiental al planeta, derivado de la “industrialización temprana”; así lo afirman Benedict Macon Cooney y Tone Langengen (ambos asesores del mandatario Tony Blair en su administración, y miembros del “Institute for Global Change” de Blair). Empero, de una manera muy apropiada, advirtieron: “No hay duda de que los gobiernos europeos deben cumplir sus objetivos de reducción de emisiones, pero el cambio climático es un problema global, y los países industrializados deberían lograr esas metas desplegando políticas prácticas y desarrollando soluciones tecnológicas que impulsen el crecimiento económico interno y, al mismo tiempo, sustenten la transición a las energías verdes en el extranjero.” (Cfr. Macon Cooney, Benedict y Langengen, Tone. “Cerremos la Brecha de las Tecnologías Limpias.” La Nación, 5.9.2023 pag. 21) Esta es una de las claves de la cuestión denominada la “Transición Energética”. Cualquier intento individual, desprendido de una estrategia de cooperación internacional, sobre todo cuando pretende ser acometida por países subdesarrollados, está condenada al más rotundo fracaso. Este es el quid de la cuestión.

Identifiquemos ahora en concreto, algunas de las principales “Olas de Calor”, que constituyen una advertencia en el sentido de que no podemos seguir “jugando con fuego”, como lo hacen todos los desatentos de cara a la situación del clima globalmente considerado, que quieren seguir promoviendo los negocios de los hidrocarburos, sin tener en cuenta todos estos fenómenos que describiremos enseguida, y que se suman a la falta de cooperación de parte principalmente de las naciones de mayor desarrollo industrial, que son también por lo general las de mayor producción de gases de efecto invernadero.

1. El investigador del CATIE, Lenin Corrales Chaves, (actualmente es el presidente del Consejo Científico de Cambio Climático de Costa Rica y Asesor Senior de la Unidad de Acción Climática (http://labmeh.catie.ac.cr/) del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE) -www.catie.ac.cr-).establece una hipótesis clave para todo lo que puede sobrevenir, si no somos capaces de atajar las fuentes de estas “Olas de Calor”. La hipótesis de Corrales señala que el Clima en el 2023 es un preludio del futuro. La situación -afirma Corrales- es más alarmante de lo que se pensaba. “Los registros de los meses de junio y julio (del 2023), destacan un aumento en las temperaturas medias mundiales y superan las cifras récord anteriores por 0,2°C y 0,3°C respectivamente… De seguir esta tendencia, es posible que el 2023 se corone como el año más cálido jamás registrado en la historia moderna, [como] lo reconocen algunos científicos.” (Cfr. Corrales Chaves, Lenin. (Investigador del CATIE) “El Clima en el 2023 como preludio del Futuro.” La Nación, sección del Foro, p.26 10.08.2023.)

2. De manera semejante, “Olas de calor extremo sofocan a EE. UU, Europa y Japón”, como se titula un artículo de julio del presente año, en el que se establece que “muchas zonas del planeta registran récords de temperatura”. Italia, por ejemplo, dice después: “declaró alerta roja para varias ciudades del centro”. En Roma la capital, se vaticinaron temperaturas hasta de 36°C y 37°C, que subieron hasta 42°C y 43°C. Esta información proviene del Centro Meteorológico Italiano (CNI). Otro tanto ocurrió en España, donde en regiones como Islas Canarias y Andalucía, se batieron récords de calentamiento, pues los registros marcaron más de 40°C, lo que provocó concomitantemente incendios como el de La Palma en Islas Canarias, donde se quemaron más de 2.000 hectáreas. El mismo fenómeno se presentó este verano en Francia, Alemania, Polonia y Grecia. En Los Estados Unidos se produjo una intensa canícula (período más caliente del año), que se extendió desde California hasta Texas, pero también en Arizona y otros estados. El Valle de la Muerte en California, registró un calor récord al traspasar los 56,7°C establecidos en 1913. Otro tanto se suscitó en Canadá, donde brotaron más de 500 focos de fuego sin control. En Asia, se reportaron olas intensas de calor inéditas en China, Japón, combinadas con fuertes lluvias. El mes de junio se presentó primero, como el más caliente jamás registrado, de acuerdo con datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). No se pueden dejar de mencionar las olas de calor marinas, que dan cuenta de la desaparición de decenas de especies. Frente a todo esto, dice el secretario general de la OMM: “En comparación con la era preindustrial, el mundo ya experimentó un calentamiento de unos 1,2°C debido a la actividad humana, especialmente el uso de combustibles fósiles…[enfatizó el secretario general] en la necesidad urgente de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero lo más rápido y en la mayor medida posible.” (Cfr. Taalas, Petteri. “Hemisferio norte sufre peligrosas y frecuentes olas de calor extremo”. En La Nación, 15.07.2023. P.24. La negrita es mía).

3. En otro reportaje por esos mismos días, se afirma: “El cambio climático derrite el sur de Los Estados Unidos.” Esto ocurre así desde la costa oeste que es bañada por las aguas del océano Pacífico, cruzando transversalmente hasta la costa este, colindante con el Atlántico. Toda esta región durante el verano es afectada por temperaturas que están por encima de los 50° Celsius, lo que afecta los tres estados con más habitantes, a saber: California, Texas y Florida. Se puntualiza que los calores extremos están matando más personas que los huracanes y tornados juntos. De acuerdo con afirmaciones del Washington Post, el calor excesivo afecta más a los ancianos y a las personas de bajos recursos. Quiere decir que, “…la desigualdad social -dice el Washington Post- es un factor de riesgo frente a los fenómenos climáticos.” Por eso, afirma finalmente: “Detener el cambio climático es literalmente una cuestión de vida o muerte. [-y luego remata afirmando-]… Tenemos que poner fin a las actividades humanas que ocasionan la crisis del clima, como la quema del petróleo …” (Cfr. “El cambio climático derrite el sur de Estados Unidos.” La Nación, Foro. 15.07.2023.P.26)

4. Igualmente la OMM afirma que: “el Cambio Climático empeora Latinoamérica. Está empeorando en América Latina y el Caribe, con un aumento de la temperatura y del nivel del mar, ciclones tropicales más destructivos y sequías prolongadas, según un informe de la OMM divulgado en la Habana…en el informe presentado durante una convención internacional sobre medio ambiente y desarrollo entre los impactos se describe un aumento de la temperatura, la subida del nivel del mar, los ciclones tropicales, las crecidas y los deslizamientos de tierra, así como las sequías prolongadas, las olas de calor y los incendios forestales.” También se señala que, las sequías prolongadas afectaron el suministro de agua potable, y en amplias zonas de América del Sur se redujo la producción hidroeléctrica, lo que conllevó a un aumento significativo de la demanda de combustibles fósiles. (Cfr. Ibidem. P.24).

5. En nuestro país, San José sufrió el calor más fuerte en 80 años, de acuerdo con registros del Instituto Meteorológico Nacional (IMN). Por su parte, en las regiones del Pacífico y el resto del Valle Central en general, las estaciones meteorológicas registraron un aumento de 1°C por encima del promedio durante el mes de mayo, 0,8°C en junio y 1°C en julio. Santa Cruz en Guanacaste, Buenos Aires de Puntarenas y La Garita en Alajuela son algunas de esas localidades que experimentaron aumentos significativos de temperatura con relación al promedio histórico. Se nos advierte que, son tendencias similares a las que se han presentado en Los Estados Unidos, México, Europa y Asia, según los informes de las principales agencias internacionales que monitorean las variaciones climáticas. Con base en esa información detallada, se pudo constatar finalmente que, el mes de julio de este año se convirtió en el más caliente jamás registrado en el Planeta. A ello han contribuido principalmente dos fenómenos: 1. la presencia del fenómeno del Niño, denominado científicamente “El Niño Oscilación del Sur” (ENOS) y 2. la actividad humana de producción de hidrocarburos. Además de estos dos fenómenos anteriores que son los principales, el mundo conoce la deforestación, la degradación de los ecosistemas, los incendios forestales y las emanaciones de gases de efecto invernadero; esto ocurre cuando la atmósfera atrapa la radiación térmica emitida por la Tierra, generando un aumento del calor. (Cfr. Ibid. P.11)

Conclusión.

No se puede afirmar como hace el señor Dobles Arias a rajatabla, es decir, cueste lo que cueste, que durante la transición debemos seguir invirtiendo tanto en el desarrollo de las nuevas fuentes de energías (renovables), como también en las tradicionales, o sea en el petróleo y el gas. Que quede claro, la inversión en las energías tradicionales no puede significar que continúen creciendo las actividades económicas basadas en estas energías tradicionales (combustibles fósiles, o sea carbón, petróleo e inclusive gas natural y metano), por encima de las energías limpias y renovables, como el hidrógeno verde, la energía eléctrica, la eólica, la geotérmica, la biomasa, en suma, todos aquellos que no contribuyan a introducir más carbón a la atmósfera.

Es menester un esfuerzo conjunto de las naciones más desarrolladas, para impulsar las energías renovables a su interior y en apoyo a los países subdesarrollados de la Tierra, en lugar de esfuerzos aislados. La Transición debe querer decir que se le está ganando la partida al cambio climático y no a la inversa que es lo que está ocurriendo, como dejamos probado supra.

En el caso costarricense, el mismo señor Dobles Arias afirma que en Costa Rica estamos en una “transición energética” hacia atrás, o sea, una frecuente “petrolización” de la economía. Significa un desplazamiento continuo de las fuentes nacionales renovables de energía por las crecientes importaciones petroleras. Además, habla de que debemos atenernos a un “Trilema Energético”; que implica: 1. Asequibilidad energética (costos bajos y competitivos internacionalmente), 2. Seguridad energética y 3. Sostenibilidad ambiental.

No se entiende como, a partir de lo anterior, el señor Dobles insiste en que el país debe ir a la explotación y exploración del gas natural y petróleo, cuando: 1. Importantes estudios científicos son concluyentes en que el cambio climático tiene como una de sus fuentes principales la quema de hidrocarburos por los seres humanos, carbón, petróleo e inclusive el gas natural. (Cfr. Id. P.11) 2. El país no se encuentra en condiciones de acometer por su cuenta y riesgo la exploración la explotación del petróleo ni del gas, ya que carecemos en conjunto de la experiencia y el conocimiento para ello. Por tanto, quienes piensan de esa manera, favorecen los negocios de empresas extranjeras, sin saber de cuántos años se trata. Algunos importantes estudiosos del tema afirman que, para estar en condiciones de explotar los yacimientos, en caso de existir en condiciones comercializables, no bajaría de 8 a 10 años; es decir, cuando la matriz energética mundial estará mucho más diversificada, mientras tanto Costa Rica estaría comenzando a impulsar apenas una peligrosa concentración basada en fuentes de hidrocarburos. 3. Finalmente, solo una parte, (no necesariamente la más abundante en la experiencia mundial) de las fuentes de gas se encuentra en el subsuelo cerca de la superficie, sin estar mezclada con el petróleo. Es en cambio muy frecuente, encontrar el gas natural a una profundidad que oscila entre los 500 metros y los 5.000 metros, detrás de las rocas de esquisto poco porosas, revuelto con el petróleo. Por ello, por tratarse de rocas poco porosas, con frecuencia se recurre a la técnica del “fracking” o fractura de la roca para su extracción, produciendo recurrentemente una alta contaminación en tierra o en el océano. Por esa razón, en muchas partes han prohibido el uso de la técnica del “fracking”. “Esta técnica consiste en realizar una perforación en el subsuelo para levantar un pozo que alcance entre los 1.600 y los 2.000 metros de profundidad, con el propósito de crear canales de elevada permeabilidad por medio de la inyección de agua a alta presión para vencer la resistencia de la roca, generalmente pizarra.” Las desventajas de esta técnica están a la vista: alta contaminación de los acuíferos; escapes incontrolados de gas, produciendo inclusive fugas de gas metano, o sea CO2 a la atmósfera; supone un uso intensivo del agua; riesgo sísmico, como lo han señalado los geólogos; junto a los escapes de gases; a la vez, se ha documentado el riesgo de explosiones que pueden liberar sustancias radiactivas y la generación abundante de residuos como lodo y otras sustancias contaminantes.

No olvidemos que, la transición energética es un proceso de cambio de una forma de producción de energía a otra, e incluye fuentes de energía renovables y no renovables. Entre los cambios se encuentra el reemplazo paulatino pero progresivo de combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas natural, por fuentes renovables, como la energía solar, la eólica, la geotérmica y la biomasa, principalmente.