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Etiqueta: Gustavo Petro

Gustavo Petro Urrego y los contadores de la verdad – video

En el video que compartimos, el presidente electo de Colombia, cuenta de personajes históricos de Colombia y los pinta como los contadores de la verdad, que sufrieron consecuencias negativas por sus acciones valientes por las cuales terminaron incluso muertos; por ejemplo, personajes como Jorge Eliecer Gaitán y Gabriel García Márquez.

En el video Gustavo Petro Urrego cierra con la siguiente frase “La parresia […] decir verdades, contar verdades, decían los griegos, trae un efecto, o el poder le hace caso a la verdad, o el contador de verdades cae o en el ostracismo o en la muerte”.

Colombia: fin a la larga noche de terror oligárquico y a la pesadilla neoliberal

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

En Colombia, después de 200 años de dominio oligárquico y de una esclavitud cuasi feudal para las grandes mayorías campesinas, indígenas y afrodescendientes, vamos a construir un capitalismo de verdad (ojalá democrático y no retrógrado y sanguinario), en una nación donde nunca terminó de llegar la modernidad, dijo anoche Gustavo Petro el victorioso candidato presidencial de los sectores populares, a la cabeza del Pacto Histórico y la izquierda democrática. Lo vamos a hacer, no porque amemos al capitalismo, sino porque es hora de dar ese paso hacia una democracia verdadera y salir de la estrecha visión colonialista de unas cuantas familias que ven a Colombia como algo de su exclusiva propiedad. Por ahí, las voces de una derecha totalitaria y fascistizante andan diciendo toda clase de mentiras para hacernos creer que, sin ellos, o si no nos sometemos a sus designios, el mundo se va a caer a pedazos, cuando son ellos los que se hundieron en el oprobio y la indignidad.

Los que nunca dijeron nada de las reiteradas masacres cometidas por la derecha uribista de Colombia en contra de los líderes sociales rurales y urbanos, campesinos, obreros, indígenas, estudiantes y afrodescendientes, a lo largo de las décadas más recientes, durante el pasado cambio de siglo, esos que actuaron como si Colombia no existiera, incluso algunos de ellos “autodenominándose” de izquierda o “progres”, vaya uno a saber, esos y otros de todo tamaño y pelaje vienen a poner el grito al cielo ante el indiscutible triunfo electoral del Pacto Electoral, con su fórmula que llevará a Gustavo Petro y Francia Márquez, a ocupar la presidencia de Colombia, en el Palacio de Nariño, a partir del próximo 7 de agosto. Lo más irónico de todo es que hablan de una democracia que jamás existió fuera de sus cabezas, pues no pasó de ser un negociado criminal en el que unas 10 o 15 familias se repartieron el poder, y se beneficiaron durante muchas décadas con el negocio de la guerra, el narcotráfico y la corrupción galopante en los negocios públicos y privados.

La malintencionada prensa, al servicio de los intereses más tenebrosos, de aquí y de allá, habla de Gustavo Petro como el exguerrillero que está a punto de llegar a la presidencia de Colombia, con una perversa intencionalidad que no logran ocultar, tal y como lo hace en su primera plana, de este lunes 20 de junio de 2022, el diario La Nación de San José de Costa Rica. Se cuidan muy bien de decir que eso ocurrió hace por lo menos treinta y cinco años, cuando el joven Gustavo Petro militó en las filas del M 19, una organización político-militar que se disolvió en 1990, después del asesinato de su candidato presidencial para las elecciones de aquel año, Carlos Pizarro, un ocurrido a finales de 1989.

Desde entonces los del M19, nacido para luchar contra el fraude electoral de 1970, unas elecciones en las que los del Frente Nacional (la oligarquía liberal y conservadora que se repartieron el gobierno durante treinta años, a partir de 1958) le robaron el triunfo al general Gustavo Rojas Pinilla, han sido baluartes de una precaria democracia que siempre ha estado bajo la amenaza del paramilitarismo de la ultraderecha, los falsos positivos del uribismo y de sus reiteradas masacres, un día sí y otro también, contra las mayorías populares en lucha. Además, los del M19, como partido político tuvieron una participación decisiva en la constituyente de 1991, en cuya Asamblea obtuvieron un tercio de los representantes, entre ellos Gustavo Petro, desde luego.

Lo más irónico de todo fue que, en 1953 frente al terror godo que sembraron los conservadores, Mariano Ospina y Laureano Gómez, dos sanguinarias fichas del fascismo colombiano, entre los años de 1946 y  1953, acarreando la pérdida de cientos de miles de vidas, otro sector de la oligarquía liberal y conservadora le pidió al general dar un golpe de estado para detener el baño de sangre, cuatro años después lo sacaron ellos mismos para repartirse el pastel y seguir jugando a una democracia que nunca fue. En resumen, según estos codiciosos oligarcas, el único dictador de Colombia, durante el siglo XX, fue el general Gustavo Rojas Pinilla y ellos fueron los impolutos demócratas, a otro perro con ese hueso dice un vejo dicho, la hipocresía y la maldad de estas gentes no conoce límites. Por favor abramos los ojos gentes de Colombia y de toda América Latina.

¡A la carga con Gaitan! Los valientes bogotanos gaitanistas lucharon en las calles junto con la policía liberal, y toda Colombia se alzó en armas aquel 9 de abril de 1948, cuando la vida de aquel hombre que fue Colombia y encarnó las esperanzas de todo un pueblo fue cegada por las balas de la oligarquía y el imperialismo. Mi recuerdo emocionado y sincero a las luchas de aquellas generaciones heroicas y a la memoria de los que dieron su vida enfrentando al terror oligárquico. Se necesitaron casi 75 años para enderezar el camino de la revolución colombiana, en un país que todavía no ha llegado a la modernidad ni ha alcanzado a ser capitalista siquiera, como dijo anoche Gustavo Petro en el discurso que mencionábamos al inicio de este texto… estamos en una nueva etapa de una lucha sin fin que apenas empieza, pero lo más importante es el respeto e implementación de los acuerdos de paz firmados, en el año 2015, entre las ahora disueltas FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos, que antecedió al de Iván Duque, el sanguinario presidente uribista que jamás respetó la letra de esos acuerdos, asesinando a más 200 exguerrilleros de las FARC que habían dejado las armas. Es la hora de la paz y de una democracia de verdad para todo el pueblo, el telón la mentira y la hipocresía ha caído. La comedia è finita.

Colombia: Respeto por la voluntad nacional y la soberanía

Edgar Chacón Morales

El candidato Gustavo Petro es el ganador de la segunda vuelta electoral del proceso colombiano, por tanto, es el presidente electo y el próximo presidente constitucional de Colombia.

En los conteos preliminares: Gustavo Petro11.281.002, 50,44%, Rodolfo Hernández 10.580.399, 47,31% para el período 2022-2026 cnn.

Felicitaciones al pueblo colombiano, por esta oportunidad de construir paz y soberanía. Felicitaciones a la democracia colombiana.

Nuestros mejores deseos para llevar adelante con éxito esta tarea patriótica y que se unan en el mejor proyecto, los intereses nacionales.

Salud colombianos y colombianas.

 

Imagen ilustrativa.

Petro, Francia y el inédito viable. Análisis electoral colombiano

Nicolás Armando Herrera Farfán*

En el día de ayer (29 de mayo) se celebró la primera vuelta (o ronda) electoral para las presidenciales colombianas. Los resultados no sorprenden. Gustavo Petro ganó como lo vaticinaron las encuestas en el último año. Obtuvo el 40,32% de los votos. El promedio de las cuatro encuestas presentadas diez días antes de las elecciones (Centro Nacional de Consultoría, Invamer, Guarumo–EcoAnalítica y Mosqueteros), le daban un 41,05% de favorabilidad. Ese porcentaje de votos corresponde a 8 millones y medio, que es el doble del obtenido en la consulta interpartidista de marzo de este año y más de medio millón si lo comparamos con los resultados de la segunda vuelta (o ballotage) de 2018. Es decir, que Petro superó a los demás candidatos y a sí mismo, lo cual, no es un dato menor.

Así pues, como no sorprende el triunfo de la fórmula Gustavo Petro–Francia Márquez, lo que estaba en juego eran dos cosas. Por un lado, que el triunfo fuera definitivo y, para ello, era necesario obtener el 50% de los votos + 1 voto, que, de acuerdo al total de votantes, equivalía a cerca de 10 millones y medio. Esto era un batacazo histórico y, a la vez, la imposibilidad que el fraude tuviera más semanas para seguirse cocinando.

Por el otro, si no ganaban en primera vuelta, había que definir la pareja contendiente. Esta era la batalla fundamental para la clase dominante y la comidilla para sus plafones mediáticos. En 2006, el discurso era “¿quién le gana a Uribe?” y desde entonces fue “¿quién le gana al que diga Uribe?”. Ahora en 2022 es “¿quién puede con Petro?”. Para ello, probaron todas las cartas y en el juego del ajedrez político, el espectro político de derecha–ultraderecha movió sus fichas y sacrificó sus alfiles uno a uno: primero en las internas de dos coaliciones “Equipo por Colombia” que ganó Federico Gutiérrez y “Centro Esperanza” que ganó Sergio Fajardo; y en la interna del Centro Democrático que dio el triunfo a Óscar Iván Zuluaga. Como Zuluaga nunca despegó en las encuestas, declinó su aspiración por Federico Gutiérrez, cuando éste ganó la consulta y como Fajardo les parecía descafeinado, vistieron a Gutiérrez de Fajardo para superponerle la imagen. Así, fabricaron un candidato.

Sin embargo, no podemos olvidar que en el uribismo se expresa la ultraderecha mafiosa, fascista y paramilitar, y a su sombra se han alienado y arropado las diversas expresiones de la clase dominante, pero que la derecha es mucho más amplia que el uribismo. Por ello, es necesario comprender que había otras candidaturas que expresaban el proyecto hegemónico más allá del uribismo y que revelan los matices de la propia derecha: además de Federico Gutiérrez y Sergio Fajardo, estaban Ingrid Betancourt, John Milton Rodríguez, Enrique Gómez y, por supuesto, Rodolfo Hernández. Todas estas aspiraciones competían contra Gustavo Petro y Francia Márquez.

Sin margen político, desaparecieron como opciones reales Betancourt, Rodríguez y Gómez, mientras que Fajardo se ahogó en una pileta de intención de voto que nunca alcanzó el 10%. Así pues, la disputa interna de la derecha estaba entre Gutiérrez y Hernández. Y, por más que intentaron levantar a Gutiérrez este nunca superó los 30 puntos porcentuales de intención de voto –en promedio de las últimas cuatro encuestas alcanzaba el 26,05%– y en todos los escenarios posibles, perdía con Petro, y en todos los debates televisivos quedó muy atrás. Así pues, sólo quedaba la carta de Rodolfo Hernández, y en las últimas seis semanas fueron haciendo una transición de candidaturas.

En el promedio de las cuatro encuestas mencionadas, Hernández obtuvo el 22,35%, “pisándole los talones” a Gutiérrez. De hecho, en sus últimas entrevistas radiales, afirmó que “hacía rato” que superaba a Gutiérrez en la intención de voto, pero que los medios de comunicación no querían evidenciarlo (¿estrategia política para mostrar una “sorpresa”?). Las cartas estaban echadas para Gutiérrez. El resultado electoral confirmó todo: Hernández alcanzó la segunda plaza con el 28,15% de los votos (casi 6 millones) y Gutiérrez quedó afuera en el tercer lugar con el 23,91% (un poco más de 5 millones).

La derecha construyó su candidato a imagen y semejanza de Uribe (o de Trump): lo presentaron como un “outsider” de la política, un candidato regional independiente y un empresario exitoso. Su bandera de lucha contra la corrupción fue elevada cada vez más alto por las redes sociales (sobre todo Tik Tok), su rol de buen administrador se exaltó en los medios y se enfatizó permanentemente en su figura disruptiva. Sin dudas, Hernández era el único que podría ganarle a Petro. Por eso, era fundamental que no participara en los debates presidenciales para no lesionar su imagen.

El triunfo de Hernández es el triunfo de la derecha. Pierde el uribismo, sí; pierden las apuestas de jefes políticos como el liberal César Gaviria, sí; pierde el partido conservador, sí; pero la derecha no se mueve por principios sino por intereses, y esta carta les queda para derrotar a Petro, y no van a despreciarla. Perdió el uribismo de carnet, pero no la derecha. Puede ser que el monstruo se les crezca, como pasó con Uribe, pero no por ello dejarán de acudir a él. En el fondo, se trata de la desprestigiada y fuera de moda “lucha de clases”. Lo tienen muy claro y saben que no van a arriesgar la hegemonía.

Ahora Gustavo y Francia tendrán que vérselas con Rodolfo y Marelén en las definitivas elecciones de junio. Es el escenario más complicado que podía quedar. Apodado el “Trump criollo”, Rodolfo Hernández reunirá en torno suyo a todos los perros. En números crudos puede agrupar cerca del 50% de los votos (sumando a Gutiérrez, Betancourt, Rodríguez y Gómez, y una parte de Fajardo). Por su parte, Petro y Francia podrían recibir un impulso de los liberales –aliados con Gutiérrez– y de los verdes –en torno a Fajardo–. En el medio del juego electoral y la búsqueda de alianzas, la dupla progresista tendrá que sobrevivir al péndulo del magnicidio, a los fraudes, las campañas mediáticas sucias, los artilugios jurídicos, la ofensiva narcoparamilitar y los envalentonamientos militares del comandante de las fuerzas. Es difícil, sí, pero es el desafío creativo del inédito viable, como lo llamaba Freire.

Gustavo Petro y Francia Márquez les ganaron a las expresiones políticas de ultraderecha mafiosa (Gutiérrez) o empresarial (Hernández) y a las derechas soterrada (Fajardo y Betancourt), cristiana (Rodríguez) y tradicional (Gómez). No es un dato menor. Su triunfo es histórico y sus resultados significativos, porque los votos que les contabilizaron les corresponden. Quizás obtuvieron más, pero no les inflaron ninguno. Es una victoria del campo popular que hay que celebrar.

Sin embargo, esta victoria tiene un aroma a riesgo de derrota, es decir, que “ganar es perder un poco”, parafraseando de manera invertida aquella máxima del entrenador de fútbol Francisco Maturana. El arco derechista colombiano no se va a rendir así de fácil y ahora nos toca ponernos las botas, arremangar las camisas y ponernos a laburar. Quedan tres semanas para que podamos cantar de verdad ese estribillo del himno nacional que dice: “Cesó la horrible noche…”.

 

*Fuente: https://contrahegemoniaweb.com.ar/2022/05/30/petro-francia-y-el-inedito-viable-analisis-electoral-colombiano/

Imagen tomada de la fuente original.

Compartido con SURCOS por Óscar Jara Holliday.

Elecciones en Colombia: entre el caos y el “realismo mágico” (Escenarios electorales)

Lic. José A. Amesty Rivera

27 mayo, 2022

El próximo domingo 29 de mayo de 2022, será la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Colombia, y en ella se escogerán al presidente y vicepresidente del país para el periodo 2022-2026.

Mucho se ha escrito al respecto y se ha abundado en torno a las elecciones y los antecedentes históricos que han traído a Colombia hasta este momento, que son, además, también abundantes, pero que se han movido y mueven en un caos político, social, económico, militar, entre otros.

No obstante, hacemos un resumen apretado del quehacer político-económico de los últimos años en Colombia:

-Desaceleración económica, encontrando su clímax a partir del 2020, con la llegada del Covid-19.

-La expresión militar, el conflicto social y armado, de más de cincuenta años.

-Los intentos de salidas pacíficas, como la del acuerdo de la Habana en 1917, y el de 2017, traicionados por las elites hegemónicas de Colombia.

-Ante estas traiciones, la reaparición de excombatientes insurgentes a retomar las armas.

-Los años de 2020, 2021, han sido de estallidos sociales en las calles de Colombia, muy fuertes que han sobrepasado la fuerza del Estado.

-A su vez, en este año 2022, se han incrementado las muertes de líderes y lideresas, firmantes de acuerdos de paz, y en el contexto de las elecciones.

Los estallidos, protestas y movilizaciones del pueblo, se han visto aplacadas y mermadas, por la aparición de una posible vía pacífica de escape, ante el horror y el caos, las elecciones venideras, el surgimiento del llamado Pacto Histórico y su candidato Gustavo Petro.

Habría que mencionar, que se añade a este contexto eleccionario, la presencia del Clan del Golfo, que son estructuras paramilitares herederas de las antiguas Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que se han mostrado, con secuelas de muertes y acciones armadas, a pocas semanas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales.

Las encuestas de las elecciones, dan como amplio favorito a ganar las mismas, a Gustavo Petro, candidato del Pacto Histórico, que adelantamos, independiente de su carácter “revolucionario” o reformista, representa una esperanza de transformación paulatina, para el pueblo colombiano y el visto caos de la Nación-Estado.

De igual modo, haciendo una revisión a las propuestas de cambio de Petro en su programa de gobierno, observamos que son moderadas, no comprometiendo los intereses del gran capital colombiano, no obstante, representan un pequeño paso y resultando atractivas, frente a la situación del caos colombiano.

Pero esta posibilidad histórica, a su vez, se debe enfrentar a una “tradición política mafiosa que ha mantenido la superioridad de las élites en las urnas, utilizando herramientas ilegales como el fraude electoral, la compra de votos, el clientelismo, la presión paramilitar y de bandas armadas mafiosas, entre otros métodos violentos. Esto es posible toda vez que la mafia tiene a sus representantes en partidos políticos y en las instituciones del Estado, o más bien, porque las mafias capturaron los partidos políticos y gran parte de la institucionalidad estatal”, según el escritor Enrique Acosta, en su artículo “Colombia: crisis socioeconómica y elecciones presidenciales”.

A su vez, señala Acosta, “otro elemento a tener en cuenta muy vinculado al narcotráfico y el paramilitarismo es la configuración de un orden mafioso en las ciudades, que mantiene el control social con base en la venta de la seguridad a cuestas del pago de extorsiones y del negocio del prestamista que da créditos generalmente al 20% diario y que cobra con el arma en el cinto, esto ha consolidado ejércitos urbanos descentralizados, pero con un alto poder de acción. A este panorama se suma el apoyo descarado de la administración de Iván Duque, que trasladará 6,5 billones de pesos, (1.600 millones de dólares) a contratistas electorales, más o menos unos 3.300 contratos suscritos, la mayoría en Antioquia, Córdoba, Nariño, Valle y Amazonas (El Colombiano, 2022), además de la entrega de la supervisión del reconteo y de otros procesos electorales al FBI, que es como poner al ratón a cuidar el queso”.

Habría que seguir añadiendo a esta trama política compleja, las negociaciones y quizás pactos-coaliciones del candidato Petro y su partido con, por ejemplo, “la izquierda representada en el Partido Comunista de Colombia (PCC) y el Partido Comunista de Colombia Marxista Leninista (PCML), pasando por lo que quedó del partido de las FARC actual Comunes, el Polo Democrático Alternativo y el Congreso de los Pueblos, liberales y verdes, entre otros, hasta personajes de liberalismo progresista como Armando Benedetti”. Acosta, “Colombia: crisis socioeconómica y elecciones presidenciales”. Así como con otros personajes, y sectores contrainsurgentes.

Finalmente, deseamos hacernos eco de los tres posibles escenarios de cara a las elecciones del próximo domingo 29, en su primera vuelta, planteados por Enrique Acosta.

Primer escenario, “cabe la posibilidad de que Colombia nos sorprenda positivamente y Petro logré un 51% de los votos que le garanticen un triunfo en primera vuelta, este escenario, que se ha convertido en una consigna para la campaña, lo consideramos como poco probable, ya que en las encuestas ningún candidato ha superado más del 40%. A su vez, el fraude electoral y el robo de las elecciones han marcado la historia política en Colombia y más que un escenario es una realidad con la que toca lidiar, ya el pasado 13 de marzo habían dejado de contar más de 1.5 millones de votos, las movidas del Estado en la registraduría, las contrataciones a dedo y el rol que cumplirá el FBI, parecen abonar el terreno para este escenario, donde el pueblo tendrá que defender su derecho acompañando el proceso hasta las últimas instancias ejerciendo la veeduría como testigos electorales, pero también con cualquier otra instancia de control y vigilancia popular”.

Segundo escenario: Ante una posible segunda vuelta, “a pocos días de las elecciones, otro escenario está ganando carrera y es que las apuestas del bloque hegemónico ya no estén por el candidato de la extrema derecha Federico Gutiérrez, y que los grupos de poder están cambiando su estrategia y redirigiendo su apoyo a Rodolfo Hernández. Los últimos datos dan cuenta de que la distancia entre Gutiérrez y Hernández cada vez es más corta, esto le permitiría mayor maniobrar a Hernández vendiéndose caro en una segunda vuelta, lo seguro es que los votos de Rodolfo Hernández irán contra Petro en la segunda vuelta, de no ser el mismo Hernández el que canalice los votos de la derecha en estos últimos días y pase a una segunda vuelta junto con Petro”.

Tercer escenario: “Quizá el más probable, por ahora, es que la segunda vuelta esté disputada por Petro y Gutiérrez, esto implica una segunda vuelta donde la derecha conservadora y mafiosa colombiana usará todas las herramientas de las que dispone para conservar el statu quo y no dejar que Petro gane la presidencia, los temores y denuncias fundadas de un posible atentado a Gustavo Petro o Francia Márquez no se han hecho esperar. En este orden de ideas, un magnicidio con el pueblo en resistencia en las calles es una salida radical de la extrema derecha, generaría un caos que le permitiría al gobierno de Duque decretar un estado de excepción que acabe con las pocas garantías constitucionales, en este posible escenario el rol de las Fuerzas Armadas es fundamental”.

En toda esta historia plagada de crímenes, guerras internas y un número de vericuetos de la política colombiana, y atendiendo al título de este breve artículo, al pueblo colombiano y su Nación, los asiste e impulsa una utopía por un verdadero cambio en la vida económica y social del país, donde los sueños y los artificios son posibles en la tierra del “realismo mágico”, y de las múltiples posibilidades, eso sí, el pueblo debe estar preparado para cualquier escenario.

Frente Amplio condena amenazas que atentan contra la vida de candidato presidencial de Colombiana Humana, Gustavo Petro

Preocupa la interrupción y entorpecimiento del ejercicio democrático en Colombia

El candidato colombiano a la presidencia, Gustavo Petro, ha sido sujeto de amenazas que atentan contra su vida y que han interrumpido actividades de la campaña democrática. Esto ocurre en medio de diversos actos delictivos en Colombia, el país más letal para activistas ambientales según la ONG Global Witness.

El Frente Amplio hace un llamado a condenar estos actos delictivos y a fortalecer el proceso democrático.

Para leer el comunicado completo visite https://www.facebook.com/100044433639467/posts/539550664202717/?d=n

 

Fuente de imagen: www.frenteamplio.org

El Partido Vanguardia Popular condena las acciones terroristas y las amenazas de muerte contra los candidatos del Pacto Histórico: Gustavo Petro y Francia Márquez

PARTIDO VANGUARDIA POPULAR – COSTA RICA

FUNDADO – 16 DE JUNIO DE 1931

A la opinión nacional e internacional

La Comisión Nacional Ejecutiva del PVP, condena las amenazas y acciones terroristas contra Gustavo Petro, actual miembro del Senado en nuestra hermana República de Colombia y candidato presidencial por el Pacto Histórico.

El Estado está en la obligación de garantizar a Gustavo Petro y a todos los candidatos(as), las condiciones de seguridad que requieren las personas. Las informaciones referidas al grupo paramilitar y criminal “La Cordillera”; no pueden verse con la displicencia de la complicidad. No en vano lo más honesto de este país apostó por firmar los procesos de paz y abrir un nuevo espacio al ejercicio democrático del sufragio.

Cuando los pueblos deciden por el camino de la democracia participativa, se anuncia entonces un mundo mejor para las grandes mayorías. Por eso, como testigos de excepción el PVP condena estos soeces y sucios hechos pues atentan contra los principios más sagrados de los derechos humanos del pueblo colombiano y en particular de los candidatos presidenciales, Gustavo Petro y Francia Márquez.

Contra estas amenazas de muerte, cuyo antecedente está unido al  “Bogotazo”, día en el que asesinaron a Jorge Eliécer Gaitán, los organismos internacionales debe pronunciarse, enviar veedores internacionales y garantizar la seguridad a todos y todas la personas que forman parte de este gran proyecto histórico conocido como PACTO HISTÓRICO. 

Nuevamente, Luis Almagro y otros representantes, ante este estado crispación política colombiana, vuelven a taparse los ojos y oídos, solo dejan sus fosas nasales para respirar la mugre que los gobiernos de turno les dan a oler.

Citamos en extenso: “Fuentes del círculo cercano del senador Petro revelaron a CAMBIO que desde hace días sabían de posibles ataques y amenazas, pero que al no tener certeza de su posible materialización aún no las habían hecho públicas. En las visitas previas de la campaña a ciudades como Cali y Cartagena, por ejemplo, se solicitó a las autoridades municipales que decreten la alarma naranja por riesgo de atentado. Es decir, que pongan a disposición una ambulancia que guarde sangre del tipo de Petro en caso de que algo ocurra…”

Compartimos el sentimiento de la senadora María José Pizarro, cuando llama la atención a nivel internacional que «la tragedia de las elecciones de 1990 no puede repetirse». 

Queremos crear una gran milpa multiétnica y multicolor de solidaridad con Colombia, porque creemos en la paz, la democracia participativa, en la urgencia de un nuevo horizonte, un mejor mañana en la Patria Grande que soñara Bolívar.

Solicitamos el concurso y el apoyo de todos los movimientos sociales, partidos políticos y organizaciones de Derechos Humanos a pronunciarse contra la industria de la muerte, el sicariato y el narcotráfico.

Desde Costa Rica, país que comparte múltiples historias de solidaridad con Colombia, dejamos planteada nuestra protesta contra la policía y el ejército, por su grado de silencio y complicidad en estas acciones. Asimismo, condenamos todo tipo de amenaza, la prepotencia paramilitar y las acciones de sicariato que tienen como objetivo empañar este bello proceso que apunta hacia una Nueva Colombia bajo la conducción del Pacto Histórico.

Colombia requiere de un ambiente electoral sano y seguro.

San José-Costa Rica, martes 3 de mayo 2022

ELECCIONES EN COLOMBIA: Marzo del año 2022

Gustavo Petro: Un triunfo a través del Pacto Histórico.

Por Alfonso Pardo Martínez, Trino Barrantes Araya

“La ignorancia, el olvido o el menosprecio de los
Derechos Humanos son las únicas causas de
las desgracias Pública y de la corrupción de los gobiernos”
Prólogo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos

No solo históricamente estamos unidos en los grandes acontecimientos de política electoral. En la literatura, la poesía, la música, el fútbol y la academia, lo colombiano, digámoslo prístinamente, también nos ha permeado.

ACNUR y otras organizaciones, sostienen que, sin lugar a dudas las y los colombianos forman desde 1980, una de las mayores comunidades extranjeras en el exterior, residentes en Costa Rica. Formadas por estudiantes, comerciantes, empresarios, refugiadas y refugiados políticos y deportistas, se calculan en más 13.638 personas, pertenecientes a la hermana República de Colombia. Sin embargo, hoy Migración y extranjería nos dice que la población colombiana en nuestro país supera los 45 ciudadanos(as)

No debe pues, lo anterior que al desarrollarse los procesos electorales en el exterior, muchos tico-colombos; Colomba-ticas, se hagan presentes apoyando a uno otro partido que está en la contienda electoral. Ayer, a la Unidad Patriótica, más tarde al POLO y hoy al Pacto Histórico. Tal vez lo anterior obedezca a que nuestros países: Colombia y Costa Rica mantienen, de larga data, una relación de mutuo entendimiento y cooperación al más alto nivel, cuyos orígenes se remontan desde el 8 de marzo de 1825. Costa Rica y Colombia formalizaron sus relaciones diplomáticas con la firma del tratado Calvo-Herrán del 11 de junio de 1856. (file:///C:/Users/Pc/Downloads/adminpujojs,+25-2.pdf)

Si a nivel de estados existe un gran interés por profundizar las relaciones bilaterales, con mucha más razón, nos une a los partidos hermanos acentuar y consolidar la relación bilateral. Un dato más, porque el interés de este artículo no es la histórica, sino el análisis coyuntural del proceso electoral, recientemente efectuado. En materia bilateral, tenemos entonces que, nuestro pueblo, ha mostrado su apoyo incondicional al Proceso de paz en Colombia, razón por la cual los lazos fraternales entre ambos países se profundizan.

Desde el 7 de marzo al 13 de marzo de este año 2022, 30 MILLONES DE COLOMBIASNOS Y COLOMBIANAS, se dispusieron a salir a votar, principalmente en el “día D”, de los comicios electorales de nuestra hermana República de Colombia; los que pudimos participar como observadores, colaboradores o militantes en su doble nacionalidad, en el proceso “elecciones 2022 de ese país, tuvimos una rica lección de “educación ciudadana”. Las y los electores, en número aproximado de 9421 electores(as), según se desprende de las tablas que exhibían el padrón de votantes. Se tenía, en ese proceso, la responsabilidad de elegir los representantes al Senado (Ordinaria o especial Indígena), la Cámara (Internacional o Afro-descendientes o Especial Indígena y la Consulta Interna (Pacto Histórico, Centro Esperanza y Equipo por Colombia). De una manera sucinta, se jugaba en dicho proceso una opción añeja del uribismo y su narcoestado fallido y una nueva propuesta de un amplio espectro político, pero urgidos de un cambio y un nuevo derrotero para esa hermana República.

Cuando escuchamos quiénes y cómo se conforma la lista para la Cámara, la sorpresa nuestra es con mayúscula: Afro-descendientes, LGTBIQ+, Pueblos Originarios, Reserva del Ejército y Policía, Evangélicos. Tal vez y de manera gráfica, nuestro amigo Alexander fue explícito cuando señaló que: “Vamos hacer un verdadero sancocho”, para que el uribismo sienta el sabor democrático y progresista que tiene el pueblo.

El Pacto Histórico, encabezado por el candidato a la presidencia Gustavo Petro, dejó en todo momento un aroma, no solo con olor a café, sino que de un triunfo electoral definitivo.

Inmigrantes de Nariño, Santander, Bucaramanga, Bogotá, Cali, Manizales, Caldas, Pereira, se acercaban en donde teníamos la vaya propagandística y pronto aquello resultó ser una página en vivo de ese Macondo de realismo mágico que nos legara G. García. A la par de ese lindo mosaico geográfico, los términos que en su diálogo transparente y cotidiano dejaban regar en sus múltiples acentos, obliga a tener un bolígrafo o un lapicero, para hacer el ejercicio de antropólogo de la calle: cuchos, la pelada o el pelado, los güipas, changuas, buñuelos, pepitorias. En fin, en un espacio de tiempo tan pequeño, se siembra en este suelo profundos lazos de amistad y militancia.

Es importante un capítulo aparte para conocer la esencia de lo que es hoy y significa políticamente el PACTO HISTÓRICO. Compuesto formalmente por 7 partidos políticos y cerca de 23 organizaciones, se impulsaba así el apoyo para 30 candidatos.

El orden, el entusiasmo, la forma en que se diseñó el espacio electoral, se debe en gran parte al esfuerzo del señor Angelino Garzón, Embajador de Colombia en Costa Rica y a su equipo de colaboradores(as). Pero principalmente al respeto que se mantuvo en la diferencia, por parte de la gran masa electoral que acudió a las urnas, principalmente el domingo 13 de marzo.

Compañeras y compañeros, una linda lección de civismo que nos pone a las puertas de tener al Pacto Histórico y a Gustavo Petro, como los nuevos actores de esa Colombia que todas y todos necesitamos. Hoy ganó también Latinoamérica.

Una consigna final:

¡¡¡¡ PETRO PRESIDENTE, LO DECIMOS SIN MIEDO Y DE FRENTE!!!

El llamado de Rafael Alban

Por Carlos Meneses Reyes

Con ese nombre se registra el envió de un escrito, en contribución a demarcar el estadio actual de la izquierda legal colombiana y la posición ante la aspiración presidencial de Gustavo Petro, en el escenario de un sistema electoral corrupto, clientelista, electorero, signado por el control del narco para-militarismo y la danza del dinero. Para algunos es: “Un análisis crítico sobre la izquierda marxista colombiana y su posición frente a la candidatura de Petro”. Razón suficiente para abordar el momento crucial que desborda expectativas en torno al debate electoral por la presidencia de la república, en Colombia.

El contenido del enfoque de Rafael Alban, seguramente un seudónimo y por ende no ajustado a reproducirlo o citarlo como fuente de consulta, permite adaptarlo a la realidad del momento político de la izquierda marxista-leninista.

No se trata de resaltar el baldón- a la usanza de la derecha militarista- de descalificar a Gustavo Petro, por su modo de ser, para una contradictoria presentación de su aceptación, al final. Al respecto, la ausencia de un caudillismo aplica en la aceptación que el candidato no sea “monedita de oro” que le caiga bien a “todo mundo”. Ello garantiza el no impulso de un “culto a la personalidad”, como dosis a aportar de los activistas de izquierda. Hay mucho más por enfocar en torno a los contenidos del Programa Político del Progresismo, Humanismo, Socialdemócratas (liberales y conservadores) por superar la etapa neoliberal. Sirva para desenmascarar a la secta militarista en el poder y su estrategia de sumir a la opinión del pueblo colombiano en la confusión y el atraso político, con el tal “castro-chavismo”, que no existe como modelo económico, ni político.

Se da una presentación de significado claro en la distinción que se es de izquierda o se es de derecha, ante la no existencia de un “centro” político en Colombia, como resultando de no repetirse la coyuntura pasada, que permitió la exploración de la búsqueda de la solución política al conflicto armado interno, o de existencia de esa tendencia en el grupo de poder de hegemonía oligárquico; fracasada la implementación de los Acuerdos de La Habana y el Teatro Colon y la traición estatal a lo pactado con peso en el Derecho Internacional. El montaje de un Plebiscito sin garantías electorales, dado el sistema corrupto que lo sustenta, y la aplicación de “hacer trizas” los Acuerdos; redundan en la no terminación del conflicto armado con las antiguas Farc-ep, sino en el resultado de la triplicación de sus frentes, en un caótico escenario de conflictivas incoherencias.

Por supuesto, que el debate electoral en ciernes, se da en medio de una agudización del conflicto 1. armado interno (militar) 2. económico 3. político 4. social 5. ecológico. Resulta simplista denominarlo “polarización”; siendo que obedece al análisis concreto de la situación concreta, de un estadio de la lucha de clases en Colombia, que no permite variantes en su abordaje y trato.

La existencia y vigencia de la lucha armada en Colombia, está indiscutiblemente ligada a la situación de causas y factores históricos internos, que dieron lugar a su surgimiento. Ello explica su permanencia. Pero el escenario de la izquierda legal no es de la confrontación armada.

A mediados del Siglo XX, asistimos en Colombia a un estado de guerra civil no declarada, producto de la violencia bipartidista liberal-conservadora. La izquierda en Colombia se vio sitiada en dos fuegos: en el del Estado formal y en del informal de la actividad política bipartidista.

UNA INTERPRETACION HISTORICA. Ello explica que en la interpretación de la historia de las ideas políticas en Colombia, se resuma en la Historia del Partido Comunista Colombiano (PCC), situado a la cola del liberalismo en Colombia. Luego de la capitulación de las guerrillas liberales en el campo, surgió la guerrilla de inspiración comunista. La escisión del campo socialista internacional en 1963, dio lugar al surgimiento de movimientos rebeldes e insurgentes guerrilleros, bajo las égidas de las doctrinas del campo socialista soviético, el chino (marxista-leninismo-maoísmo) y el guevarista cubano. La aplicación del sistema compartido del Frente Nacional, entre lo dos partidos de inspiración oligárquica en confrontación, con la exclusión de las corrientes opositoras socialista y comunista; con la ejecución de un reparto milimétrico de la función estatal, en forma excluyente; trajeron consigo la práctica del abstencionismo radical, el desconocimiento e ilegalidad de la izquierda colombiana y el surgimiento escalonado de las insurgencias rebeldes guerrilleras en el campo y su incidencia en las crecientes ciudades colombianas, debido al desplazamiento, precisamente ocasionado por la llamada Violencia.

Al darse el fin del Frente Nacional, que se prolongó por más de los 16 años inicialmente concebidos; permitir que la llame la izquierda abstencionista y no “el abstencionismo”, se replantearon lo de la participación electoral. Se superaba el contrasentido de partidos políticos “de masas”, siendo clandestinos. No operaba la disyuntiva que se era “clandestino” ante el Establecimiento y no ante las masas. El instrumento de la amplitud del trabajo político ante las masas implicaba la multiplicación del esfuerzo de dirigentes y de trabajo de organización popular y fue precisamente ese factor, el que ha venido acrecentando la cualificación del movimiento reivindicativo y el paso al contenido político de las luchas.

De manera que la ruptura de la izquierda con la practica abstencionista, se dio al surgir los Movimientos políticos Alternativos y de Masas, expresados en postulados de organización política; tales como la Unión Patriótica (UP), el Frente Popular (FP) el movimiento A Luchar, en los años de 1980. Ello evidenció el escenario de distinción de la izquierda legal. Cabe resaltar que como efecto de esas relaciones, las organizaciones rebeldes atinaron en su búsqueda de reconocimiento de status beligerante, en identificarse como organizaciones político-militares, diferentes a los colectivos políticos de la izquierda (legal). Esto es fundamental para diferenciar en la existencia de las diferentes formas de lucha, adoptadas en el movimiento popular colombiano y no en el avieso, torcido, y malintencionado estigma de la tal “combinación” de las formas de lucha, sacrificando el principio universal de la división del trabajo. No obstante, la respuesta contrainsurgente del Estado colombiano conllevó al desconocimiento, el destierro y la practica genocida de esa expresión política de la izquierda colombiana, hasta nuestros días.

LA IZQUIERDA HOY. En el escenario político y de confrontación social, asistimos al desempeño de la izquierda ilegal o insurgente armada y otra, la izquierda legal, como resultado del desempeño y ejercicio político en las organizaciones sociales, movimientos populares, cívicos, reivindicativos de las comunidades. La izquierda legal mantiene los postulados de vocación de poder popular y hace suyos los programas máximos y mínimos del movimiento popular, impregnándoles una filosofía de alcances revolucionarios. Se expresa en toda movilización popular, de protesta, mitines, plantones, paros, huelgas, mingas, etc. No obedece a un órgano representativo materializado, como en el derrotero de la actualización y dinamismo del cauce de protesta y de luchas vigentes expresadas en la llamada “democracia de la calle”. Se enmarca en lo legal de los instrumentos constitucionales de ejercicio y respeto de los Derechos Fundamentales, en esfuerzos de ocupación, dedicación y sacrificios de trabajo practico y aprendizaje de tareas y luchas adelantadas, de las distintas formas de participación democrática; adiestrando en el trabajo practico de esas disciplinas, en cuanto vehículos de protesta y de expresión de anhelos de cambios radicales a situaciones pétreas e injustificables, alentadas por el Establecimiento.

Para la izquierda legal, la determinante no es la participación en el debate electoral, aunque no la boicotea, ni impulsa el abstencionismo activo. Replantea la participación del voto universal ante un sistema electoral corrupto, clientelista y de casino y por ende propugna por una reforma radical y de fondo a ese sistema electorero, paralelo a implementar una vigencia de democracia directa en sustitución a la vigente de democracia indirecta o representativa delegada, causante de múltiples males, en contravía a un espíritu sano de la democracia en Colombia.

Al rompimiento del voto cautivo y comprado, se superpone el voto consciente. De manera que al identificarse la izquierda legal, con la presencia, llámese caudillo o no, de un candidato surgido de la vocación popular de poder, en la comprensión de las tareas de construcción histórica; ubica los caminos que conducen a participar en la definición de una competencia electoral, bajo el derrotero de Gustavo Petro a la presidencia. En modo alguno es un candidato de la izquierda legal ni el impulsor de un programa socialista de poder popular; pero ello no implica el avalar el gran timonazo de directriz de la conducción nacional, en la obtención de los anhelos frustrados del pueblo colombiano. Múltiples elementos condicionantes surgen en torno a la personalidad del candidato; pero ninguna opaca el talante de político honesto que permite por su don de dicción, comunicación y bagaje académico; sumado al conocimiento real que tiene del país, por su perfil de estadista. Si es dado afirmar que eso es lo producido por Nuestra Historia.

PD.19 de abril de 1970 a 2.021: otro aniversario del robo electoral, de practica repetida en Colombia.