Se extiende la invitación a la actividad virtual conmemorativa del 77° aniversario de los lanzamientos de las bombas atómicas en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, a realizar por el grupo de activistas latinoamericanos Mundo sin Guerras y sin Violencia, por medio de la plataforma Zoom el próximo sábado 6 de agosto a las 4:00 p.m. (hora de Centroamérica).
Hiroshima luego de ser lanzada la bomba atómica (imagen tomada de www.cr.emb-japan.go.jp).
La Embajada del Japón y el Centro de Estudios Generales de la Universidad Nacional (UNA) realizaron el pasado viernes 25 de agosto la inauguración de la “Exposición de afiches sobre las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki”, en el Centro de Estudios Generales, Campus Omar Dengo, UNA
La exposición permanecerá abierta a todo público, del 25 de agosto al 30 de setiembre de 2017, donde se expondrán afiches enviados por las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.
También habrá conferencias, proyección de video con el tema de la bomba atómica y taller de origami, donde se aprenderá a confeccionar una grulla, símbolo de paz en Japón.
La exposición forma parte de la Semana del Nuevo Humanismo y pretende hacer un llamado de atención a favor del diálogo y la paz como medios para no repetir esa atroz página de la historia.
La exposición, que sin duda aporta importante material para el estudio y la reflexión, se complementa con el siguiente programa:
31 de agosto y 5 de setiembre a las 10 a.m.: Taller de origami
29 de agosto a las 10 a.m.: Conferencia Bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki
19 de setiembre a las 10 a.m.: Conferencia sobre Hiroshima Ahora. Proyección del video Hiroshima: La Oración de las Madres
*Los eventos son gratuitos.
Con esta exposición, la Embajada del Japón se ha unido, una vez más, a la Universidad Nacional, que ha designado este 2017 “Año por la vida, el diálogo y la paz”, por lo que estudiantes y profesores de esta Universidad han centrado sus estudios en la paz mundial.
***Para mayor información favor dirigirse a la Embajada del Japón, tel. 22321255, a la dirección electrónica www.cr.emb-japan.go.jp y al Facebook Embajada del Japón en Costa Rica o al Centro de Estudios Generales de la UNA tel. 2277-3628.
Sorprende sobremanera que haya aún gente en occidente que sea tan ignorante con respecto a los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. Ante una reciente afirmación sobre la visita del presidente usa-americano al Japón para poner cara de compungido frente al monumento de las víctimas de Hiroshima y Nagazaki, y decir «que hace 71 años la muerte cayó del cielo» sin que su país haya pedido perdón por la atrocidad cometida, no faltó quien respondiera que tampoco Japón había pedido perdón por el ataque a Pearl Harbor (¿?).
El ataque a Pearl Harbor en 1941 fue a una base militar comenzando la guerra y luego de una amenaza a Japón por parte de los Estados Unidos, interpretada como un acto de guerra. Murieron en el ataque 2.400 militares y 68 civiles. Jamás se lo puede comparar, ni por la naturaleza del hecho ni por el número de víctimas, con lo sucedido en Hiroshima y Nagazaki, en donde en un instante murieron (en cuenta mujeres, ancianos y niños) cerca de 200.000, personas, sin contar los miles que corrieron la misma suerte por las secuelas de la radiación. No eran bases militares sino dos ciudades indefensas.
Las bombas atómicas fueron arrojadas ya prácticamente finalizada la guerra en 1945 cuando el ejército alemán había sido derrotado por los aliados al igual que las fuerzas de Benito Mussolini y la capitulación de Japón era un hecho inminente. No se le puede calificar de otra manera que no sea de acto terrorista, realizado para probar un arma y demostrar al resto del mundo el enorme poderío militar del soberbio imperio. Jamás como una simple y desproporcionada respuesta a Pearl Harbor. La muerte que aniquiló a miles de vidas inocentes, no cayó simplemente del cielo, fue puesta en el cielo por su país, señor Obama, aunque usted no haya sido parte de eso. Llegó usted a Hiroshima no como un simple ciudadano sino como la actual máxima autoridad del país que cometió uno de los más horrendos crímenes de lesa humanidad y por tanto debió acompañarse de un pedido de Perdón.